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España: Gamificación del aprendizaje, una tendencia al alza

España / 8 de abril de 2018 / Autor: Noelia García / Fuente: El Economista

  • EEUU y Canadá suponen un 56 por ciento del mercado de gamificación.

La gamificación es el proceso de tomar elementos de los videojuegos para usarlos en entornos educativos con el objetivo de motivar a los estudiantes y remodelar el proceso de aprendizaje.

EEUU y Canadá suponen un 56 por ciento del mercado de gamificación educativa y Europa, un 33 por ciento. Europa representó (en 2014) la segunda mayor cuota en el mercado mundial de la gamificación educativa. Por otro lado, se espera que Asia-Pacífico sea el mercado de gamificación educativa de más rápido crecimiento.

Hay 11 empresas enfocadas en la educación que cotizan en el mercado bursátil de EEUU. Con una capitalización de mercado de más de 1.000 millones de dólares. Por su parte, GSV Capital estima que la educación crecerá del 9 por ciento al 12 por ciento del PIB de EEUU durante la próxima década. Esto equivale a una oportunidad de 1 billón de dólares.

La reconocida educadora María Montessori hace tiempo que entendía que era crucial conocer dónde están las mentes jóvenes y proporcionarles los recursos para dirigir su propio aprendizaje, como ocurre con la gamificación.

La tesis doctoral de José María Escribano Serrano, publicada en 2014 de la Universidad Complutense de Madrid, señala que existen habilidades o conocimientos que se adquieren en función del tipo de videojuego. Para el aprendizaje de literatura se asocian los videojuegos de aventuras gráficas; para el aprendizaje de matemáticas, los management games o los squadron based games; para la adquisición de lenguas extranjeras, las aventuras gráficas en lenguas extranjeras; para el aprendizaje de ciencia, los simulation games; o para el aprendizaje de historia, los juegos de real time strategy.

Algunos de los competidores en el mercado global de gamificación educativa son Badgeville Inc., Lithium Technologies Inc., Gigya Inc., Bunchball Inc. y Kuato Studio.

Oriol Niebla, game designer, productor y desarrollador de más de 200 videojuegos y codirector de proyectos de I+D+i de temáticas multimedia, señala que «un curso de gamificación se debe enseñar, como mínimo: un marco conceptual para desglosar elementos de juego, a ser capaz de aplicarlos en diferentes conceptos y contextos, aspectos sobre los motivadores intrínsecos y extrínsecos, claves para generar dinámicas o comportamientos en las personas a través de las mecánicas o reglas que se estén aplicando, a ser capaz de reconocer los conceptos que pueden motivar mejor a cada perfil psicológico de cada persona y conjugarlos de manera que la dinámica funcione y a crear un recorrido o camino en el tiempo para que la diversión se mantenga en toda la actividad, se cumpla con el objetivo del concepto gamificado, y se invite a la rejugabilidad».

Por otro lado, José Martí Parreño, del Grupo de Investigación en Gamificación de la Universidad Europea de Valencia, destaca que «los elementos de los juegos como los puntos obtenidos, los niveles superados o los propios rankings de resultados presentes en muchas actividades gamificadas también motivan al jugador a mejorar sus resultados o a intentar superar los resultados de otros jugadores». Por su parte, María Teresa Villalba, directora del mismo grupo de la Europea de Madrid, afirma que «cualquier profesor puede gamificar, sólo hay que animarse a probarlo y avanzar con pequeñas experiencias que puedan ir creciendo poco a poco. Existen cursos de formación para apoyar el proceso y software disponible que puede ayudarnos a que la experiencia sea motivadora».

Asimismo, la aplicación en las aulas es lenta. La renuncia de los profesionales del aprendizaje hacia el uso de la tecnología en las aulas y el mayor coste de la gamificación está obstaculizando su adopción, particularmente en los países en desarrollo de Asia-Pacífico.

Por su parte, María Dolores Vivas, responsable de Educación y Aprendizaje Digital en la Unidad de Innovación Educativa y Desarrollo Docente del Vicerrectorado de Apoyo a la Docencia y a la Investigación de la Universidad Europea, indica que «la gamificación aplicada a la educación no implica necesariamente el uso de una tecnología concreta, sino que citando a Buckley y Doyle, (2014) ‘trata de la integrar elementos de diseño o patrones de actividad tradicionalmente encontrados en los juegos en contextos educativos’. De hecho, algunos de estos elementos siempre han estado presentes en la enseñanza tradicional: los estudiantes obtienen puntos por completar tareas de forma correcta, se les recompensa cuando desarrollan ciertos comportamientos deseables (por ejemplo: un punto positivo) y, si realizan un buen curso académico, se les sube de nivel el siguiente (Hammer y Lee, 2011)».

Fuente de la Noticia:

http://www.eleconomista.es/ecoaula/noticias/9050138/04/18/Gamificacion-del-aprendizaje-una-tendencia-al-alza.html

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EEUU: Education: A Last Chance

EEUU/ Author: Andrew Sunghyun Yoon / Source: Carnegie Council

Andrew Sunghyun Yoon, Third Prize High School Category, Essay Contest 2017

«I am a 15-year-old sophomore attending Seoul International School in South Korea. Born in the United States and raised in Asia, I feel my diverse experiences around the world have shaped and concretized my beliefs. I am extremely passionate about public speaking, international relations, and the humanities as a whole. I hope to use my voice and the power of the pen to advocate social causes particularly pertaining to the disenfranchised.»–Andrew Yoon

ESSAY TOPIC: In your opinion, what is the greatest ethical challenge facing the world today?

There is a girl in the rural areas of Western China, wiping crystal beads of sweat off her forehead as she cooks whatever’s left in the house for her siblings. She is cradled within the silence created by her parent’s absence, counting how many days remain until they return from their minimum-wage jobs in Beijing. Amidst the endless financial troubles and the fragmentation of her family, school simply was not an option. If destiny really did exist, hers didn’t include an education. There are hundreds of thousands more like her. A few hundred miles away in the sun-scorched outskirts of Kabul, a girl is reprimanded for resisting when she is told that she cannot go to school like her brother. There are hundreds of thousands more like her. Halfway across the globe in Baltimore, a city entangled in poverty and violence, there is a boy whose family’s survival hinges on food stamps and is forced to relinquish his dream of being the first in his family to attend college. There are, once again, hundreds of thousands more like him. These are all characters within the same story: a story about individuals who are stripped of the chance at a bigger and better future through education.

Without a doubt, countless other stories deserve to be heard as well: the one about devastated refugees fleeing decimated homes, the one about the unspeakable horrors of religious and ethnic persecution, the one about families subsisting on one meal a day as they cope with the dire truth of poverty, and just about a million more. Yet the issue of education resonates especially clearly as the most pressing ethical challenge of today’s generation because time and time again, governments and citizens alike are failing to address education systems that leave millions in the dark. Although education is perhaps the most substantial step toward addressing and eventually tackling the aforementioned global issues, it is perhaps one of the most overshadowed challenges of the century, burrowed beneath more immediate concerns stemming from political turmoil or economic advancements.

Today, governments have become complacent with flawed education systems, and citizens have subconsciously learned to coexist with a reality in which millions of children and young adults across the globe are forced to give up the chance to go to school. We continue to fail to recognize that education is not a privilege. It is a right. And it is an unforgettable ethical failure on our part for allowing this issue to be perpetuated.

The cause, details, and experiences of individuals barred from equal education may all be vastly different, but there exists a common thread intertwined among all who are a part of this narrative of injustice: education is and has always been the key to escaping a vicious cycle of inequality or poverty. On the racial and socioeconomic front, conspicuous gaps in access to education exist among the urban and rural, rich and poor, and along the spectrum of race or ethnicity. In the United States, despite institutional initiatives such as Affirmative Action, which aims to promote college admission among underprivileged minorities, many of these underprivileged individuals do not end up escaping the chains of racial and wealth inequality. Due to the intertwined nature of race and poverty in the United States, poverty is often concentrated in areas with higher percentages of racial minorities, which inevitably leads directly to a dead end. As part of a public education system dependent on local funding and support, such communities will consistently lack the teachers or resources that can sufficiently piece together a high-quality education for its children. Countries with a vast urban-rural divide, including China and India, experience this issue to an even greater extent because rural regions themselves are not equipped with the necessary human capital, technology, facilities, or apparatus.

On the gender front, the chasm is just as substantial. A single glance at relevant statistics is enough to illustrate the disproportionate number of women whose window to higher education is perpetually closed. According to the United Nations, 16 million girls—significantly higher than the number of boys—will never attend school in their lifetime, and girls comprise two-thirds of the 750 million adults who lack basic literacy skills. The root cause of gender discrimination in an educational context varies from country to country. In some, it has emerged out of deeply-rooted religious or cultural ideology, whereby it may be deemed unorthodox or unfitting for women to pursue high levels of education. In others, it is the inevitable result of issues such as early pregnancy or other social pressures that put girls at a disadvantage. In either scenario, however, the numerous barriers obstructing women’s access to education have created a stigmatized perception of women that feeds into gender inequality as a whole. Women’s rights movements that have emerged in developed nations indicate an increasingly progressive social atmosphere, but many of such movements have been unable to translate into direct and practical results in terms of access to education.

The reality of this pressing issue is ubiquitous; it’s plastered across news headlines, emphasized and re-emphasized by international organizations. Yet, the question at the crux of this issue is: Who should be accountable?

The first response should be the government. In 2006, in response to the alarming number of children without access to schools, the Chinese government revised its education law to especially accommodate the needs of children from rural areas. This reform included abolished tuition and other fees—e.g. textbooks or room and board—that rural students usually cannot afford. This legislation reform was an evident attempt to increase access to educational resources, especially in poor or rural regions, where such resources are often nonexistent to begin with. China’s leadership actively addressed the nation’s vast wealth and gender gaps, and took accountability for the situation of its citizens. But not all governments have made similar efforts, even in the presence of abundant resources. In order to address this ethical challenge, the most influential source of change stems from the government, who should work—through new legislation or reforms to the old—to ensure that children are bolstered by an educational system that is open and fair.

The other answer as to who should be accountable for ensuring education is a little less clear. There is no doubt that in the status quo, there are a number of countries whose first priority cannot be equal education. But if the government is too unstable at the present moment to secure an effective and fair education system due to more immediate concerns, who is accountable? It could be the United Nations, similar international organizations, smaller nongovernmental organizations, citizens, or a combination of all of the above. In any case, those outside of the government are also ethically responsible to respond to the government’s inability to install reforms or work among themselves through grassroots projects on local or national levels in order to initiate a change.

When individuals are barred from attending school due to social and economic pressure, they are closing perhaps the one and only door out of their current situation; they are being forced to let go of a fundamental right. Education is not a privilege. It is a right, and for many more individuals, it is a last chance at change and progress.

Source of the News:

https://www.carnegiecouncil.org/publications/articles_papers_reports/education-a-last-chance

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OSCE, UE y EEUU piden a las autoridades de Bosnia que impulsen una educación de «calidad» e «integradora»

Bosnia / 17 de diciembre de 2017 / Autor: Redacción / Fuente: Europa Press

Advierten de que el sistema actual no impulsa la «reconciliación» y mantiene las «innecesarias divisiones» por grupos étnicos

Representantes de Estados Unidos, la Unión Europea y de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) han hecho un llamamiento a las autoridades locales, regionales y estatales de Bosnia y Herzegovina para que impulsen un sistema educativo de «calidad» e «integrador», en el que no haya diferencias entre estudiantes bosniacos (musulmanes), bosniocroatas y serbobosnios.

El llamamiento a favor de un sistema educativo integrador ha llegado en el marco de la conferencia de ministros de Educación de Bosnia que se ha celebrado este martes en Sarajevo, un foro en el que han comparecido por primera vez juntos el jefe de la misión de la OSCE en este país, Bruce G. Berton, el embajador de Estados Unidos Maureen Cormack, y el jefe de la delegación y representante especial de la UE, Lars-Gunnar Wigemark.

Los representantes de EEUU, la UE y la OSCE han subrayado su «preocupación» por la situación del sistema educativo en Bosnia y han recalcado que es «prioritario» que sea sometido a una reforma «en todos los niveles del Gobierno». Bosnia y Herzegovina cuenta con un Gobierno central con pocas competencias y está compuesta por dos entidades regionales distintas, la Federación, integrada mayoritariamente por población bosniaca y bosniocrata, y la República Srpska, la entidad de mayoría serbobosnia.

«Emplazamos a los líderes y a las comunidades a hacer los cambios necesarios para garantizar una educación de calidad y garantizar los derechos de todos los estudiantes», han afirmados los representantes de la OSCE, EEUU y la UE.

En 2018, el Programa de Evaluación Internacional de Estudiantes (PISA) llegará a Bosnia y Herzegovina y un año después volverá el Estudio Internacional de Tendencias en Matemáticas y Ciencias (TIMSS), que en 2007 ya puso de manifiesto claras deficiencias en la educación en las materias de ciencias y matemáticas en todo el país balcánico.

En un comunicado, la OSCE, Estados Unidos y la UE han subrayado que una «administración fragmentada», la «segregación de las instituciones» y un currículo «orientado por grupos étnicos» impiden que el sistema educativo de Bosnia impulse la «reconciliación» y fomentan la continuidad de las «divisiones innecesarias en todo el país», «en algunos casos violando las convenciones internacionales de Derechos Humanos».

«La debilidad del sistema educativo actual, desde los materiales desfasados hasta la formación de los profesores, limitan el desarrollo económico y ponen en riesgo la estabilidad a largo plazo y la seguridad de Bosnia y Herzegovina», han afirmados los representantes de Estados Unidos, la UE y la OSCE.

Tras dejar claro que «todo esto puede cambiar», los tres representantes han dicho que la «diversidad» es «esencial» en el mercado global y representa «un pilar central e histórico de la sociedad de Bosnia». «La diversidad religiosa, lingüística y cultura en Bosnia y Herzegovina es un bien increíble y debería ser promovida», han recalcado.

En este sentido, han afirmado que la «discriminación» no tiene cabida en Bosnia en el siglo XXI y han emplazado a los ministros de Educación de las dos entidades bosnias a «trabajarjuntos» para impulsar un sistema educativo «moderno de calidad» para «todos los estudiantes», con mayor estabilidad y prosperidad económica.

La Misión de la OSCE, la Embajada de Estados Unidos y la Delegación de la UE han dejado claro que van a seguir apoyando el desarrollo de la educación en Bosnia pero han recalcado que debe cumplir los estándares internacionales.

En concreto, la UE ha dicho que seguirá aportando fondos para la educación en el país balcánico, al que ya ha destinado más de 50 millones de euros en los últimos 20 años, pero «solo» si avance con «reformas concretas» en el campo educativo.

«Estas reformas solo pueden llegar mediante una alianza y una coordinación entre los líderes de los diez cantones, el distrito de Brcko, la Federación, la República Srpska y el Gobierno estatal. No se trata de un proyecto político, es un imperativo moral y un requerimiento económico», han subrayado.

Fuente de la Noticia:

http://www.europapress.es/internacional/noticia-osce-ue-eeuu-piden-autoridades-bosnia-impulsen-educacion-calidad-integradora-20171212162055.html

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La Metáfora Pascua

Por: Ignacio Ramonet
La Conferencia de las Partes en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP23) se llevó a cabo en Bonn (Alemania), del 6 al 17 de noviembre pasado. Recibió a más de 25.000 participantes, incluidas delegaciones nacionales, a representantes de unas quinientas ONG y a más de mil periodistas.

Dos temas influyeron de modo determinante en el desarrollo de la COP23: la salida de Estados Unidos del Acuerdo de París (COP21) y una mayor incidencia de fenómenos potencialmente asociados al cambio climático en muchos lugares del planeta. Que Fiyi –Estado archipiélago amenazado de desaparición por la subida del nivel del mar– haya presidido la COP23, siendo un conjunto de islas supervulnerable que acaba de enfrentarse, hace solo unos meses, al ciclón más potente registrado y con un programa muy ambicioso de despliegue de energías renovables, pone en el centro del debate los impactos, la adaptación y la mitigación desde el mundo en desarrollo, dejando en evidencia la Administración de Trump, que ha convertido a su país en el único miembro que no formará parte del Acuerdo de París a partir de 2020.

Un sentido de urgencia y la equidad como aspectos centrales del debate marcaron el entorno en que se movió esta COP23.

La cumbre concluyó con un balance paupérrimo, sin apenas progresos, y con el único consuelo de que la comunidad internacional sigue unida en la lucha contra el calentamiento global pese a la deserción de la Administración estadounidense por decisión del presidente Donald Trump. Además, en agosto pasado, Washington anunció que retiraría todos los fondos del Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés), el órgano de la Organización de las Naciones Unidas encargado de investigar el cambio climático.

Las casi doscientas delegaciones presentes en la antigua capital de la República Federal Alemana no lograron ni siquiera ponerse de acuerdo sobre los mecanismos técnicos que permitirán poner en marcha el acuerdo suscrito hace dos años en París en la COP21. Fue una cumbre decepcionante. Ahora, el peso recae sobre la próxima cumbre, que se celebrará, en diciembre de 2018, en la ciudad polaca de Katowice, situada en el epicentro de una gran cuenca carbonífera…

La cumbre de Bonn fue decepcionante también porque la mayoría de los asuntos han sido, sencillamente, aplazados. A pesar de que un número creciente de sucesos catastróficos nos recuerda cada día la gravedad del problema que, en el último año, se ha agravado al haber crecido un 2% las emisiones de CO2 a la atmósfera, tras dos años de esperanzador estancamiento. Las inundaciones en la India y Nigeria, las sequías en amplios territorios del planeta, los ciclones del Caribe y los incendios que se desataron en Estados Unidos y Europa en este 2017, sirvieron de telón de fondo. “El mar se traga aldeas, devora la costa y arruina los cultivos –declaró Timoci Naulusala, de 12 años, procedente de las islas Fiyi, en un apasionado discurso–. Las muertes por hambre y sed, el realojamiento de personas, los llantos por los seres queridos perdidos… Quizá crean que eso solo afectará a los países pequeños. Se equivocan”.

El gran objetivo de esta cumbre fallida era empezar a redactar el reglamento del Acuerdo de París (2015), pero los actores reconocieron que será preciso un empuje mucho mayor para que el documento esté concluido antes de finales de 2018. La ausencia de Washington en los debates decisivos de la cumbre, suplida en parte por numerosos representantes de la sociedad civil estadounidense, no se dejó sentir demasiado, pero muchos participantes acusaron el golpe, conscientes de que esa deserción hiere gravemente el acuerdo.

“La acción a nivel nacional está muy lejos de lo que se necesita –sintetizó Manuel Pulgar-Vidal, de la asociación WWF–. El abismo entre lo que estamos haciendo y lo que debemos hacer es gigantesco”. En el mismo sentido se pronunció Wolfgang Jamann, de Care International: “Los acuerdos políticos no han abordado suficientemente la dura realidad climática a la que ya se enfrentan millones de personas”. “Nunca había visto una COP con una tasa de adrenalina tan baja”, expresó un diplomático europeo en declaraciones a la agencia France Presse. Y también muy sintomático fue el comunicado emitido por la delegación española: “En Bonn, se ha continuado trabajando para construir el Acuerdo de París y no habido retroceso en ninguno de los temas tratados…”.

Los principales escollos en las negociaciones, que se prolongarán el año que viene en Katowice (Polonia), atañían a dos asuntos clave. El primero, conocido como “Diálogo de Talanoa” (1), es la revisión de los compromisos de reducción de emisiones de CO2 que se anunciaron en París, es decir: qué criterios se aplicarán para que los países ofrezcan propuestas más ambiciosas con vistas al 2020, cuando se pondrá en marcha el nuevo tratado, puesto que las que se encuentran ahora sobre la mesa no garantizan la estabilización de las temperaturas globales, sino que las impulsan más de tres grados por encima de los valores preindustriales. En Katowice, con nuevos datos del IPCC (el grupo de expertos en clima de la ONU), se realizará una nueva evaluación colectiva de cómo están evolucionando el calentamiento global y las emisiones de CO2 y otros gases de efecto invernadero.

El segundo escollo fue nuevamente la financiación que los países industrializados destinarán para que los países en desarrollo puedan adaptarse al calentamiento global, ahora con el agravante de la ausencia de Estados Unidos, lo que podría obligar a las restantes potencias a aumentar su contribución (la Administración de Trump ya ha anunciado que no abonará su participación al llamado Fondo Verde de la ONU). En la COP15 de Copenhague (2009), se acordó que los países industrializados aportarían 100.000 millones de dólares anuales a partir del año 2020, pero los detalles de la implementación no se han precisado.

Y la urgencia es enorme: “Este año, tres ciclones excepcionalmente violentos devastaron el Caribe, las inundaciones destruyeron miles de hogares y escuelas en el sur de Asia y la sequía trajo devastación a millones de personas en el este de África –declaró Tracy Carty, jefa de la delegación de Oxfam–. Ya no estamos hablando del futuro. Los países y comunidades más pobres del mundo ya están luchando por sus vidas contra los desastres intensificados por el cambio climático”. Por su parte, Jens Mattias Clausen, jefe de la delegación de Greenpeace, añadió: “Hablar no es suficiente. Nos falta la acción. Llamamos a Francia, Alemania, China y otras grandes potencias a intensificar y mostrar el liderazgo que dicen tener. Aferrarse al carbón o a la energía nuclear y desfilar como campeones del clima mientras no se puede acelerar la transición hacia la energía limpia no es más que mala fe”.

Según la Agencia Internacional de la Energía (AIE), las centrales de carbón siguen produciendo casi el 40% de la electricidad mundial, y son uno de los principales factores causantes del cambio climático. Además, la contaminación del aire por la quema de carbón causa enfermedades respiratorias severas y otros muchos efectos nocivos para la salud.

La canciller de Ecuador, María Fernanda Espinosa, destacó en su intervención, en nombre del Grupo negociador G77+China (que agrupa 134 países), que se necesita avanzar prioritariamente en el financiamiento del Fondo Verde para el Clima (FVC), que permite captar recursos financieros de los países desarrollados para que las naciones en desarrollo más vulnerables puedan afrontar las consecuencias del cambio climático. El FVC espera contar con unos 100.000 millones de dólares anuales a partir de 2020. Sin duda, uno de los grandes retos de los próximos años será avanzar en ese tema.

María Fernanda Espinosa recordó también que el planeta ya afronta las consecuencias desastrosas del cambio del clima, a través de graves inundaciones, derretimiento de glaciares, sequías, que además son amenazas para la seguridad alimentaria. Asimismo hizo un llamamiento para proteger a las mujeres, niños, niñas, migrantes y refugiados, quienes son los más afectados por el cambio climático, que calificó de “mayor amenaza global de este siglo”.

Aunque Donald Trump lo niegue, el calentamiento del sistema climático es una realidad inequívoca. Unos 2.500 científicos internacionales, miembros del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre la Evolución del Clima (GIEEC), lo han confirmado de modo indiscutible. Su causa principal es la actividad humana que produce un aumento descontrolado de emisiones de gases, sobre todo dióxido de carbono (CO2), producto del consumo de combustibles fósiles: carbón, petróleo, gas natural. La deforestación acrecienta el problema. Porque los árboles, las plantas y las algas de los océanos absorben y neutralizan el CO2, y producen oxígeno; de ese modo ayudan a combatir el efecto invernadero.

Desde la Convención del Clima y la Cumbre de Río de Janeiro en 1992, y la firma del Protocolo de Kioto en 1997, las emisiones de CO2 han progresado más que durante los decenios precedentes. Si no se toman medidas urgentes, la temperatura media del planeta aumentará por lo menos en cuatro grados. Lo cual transformará la faz de la Tierra. Los polos y los glaciares se derretirán, el nivel de los océanos se elevará, las aguas inundarán los deltas y las ciudades costeras, archipiélagos enteros serán borrados del mapa, las sequías se intensificarán, la desertificación se extenderá, los huracanes, los ciclones y los tifones se multiplicarán, centenares de especies animales desaparecerán…

Las principales víctimas de esa tragedia climática serán las poblaciones ya vulnerables del África Subsahariana, de Asia del Sur y del Sureste, de América Latina y de los países insulares ecuatoriales. En algunas regiones, las cosechas podrían reducirse en más de la mitad y el déficit de agua potable agravarse, lo que empujará a cientos de millones de “refugiados climáticos” a buscar a toda costa asilo en las zonas menos afectadas… Las “guerras climáticas” proliferarán.

Para evitar esa nefasta cascada de calamidades, la comunidad científica internacional recomienda una reducción urgente del 50% de las emisiones de gases de efecto invernadero. Único modo de evitar que la situación se vuelva incontrolable.

Por otra parte, debemos cambiar nuestro modelo económico despilfarrador que agota los recursos del planeta. Actualmente, la Tierra ya es incapaz de regenerar un 30% de lo que cada año consumen sus habitantes. Y, demográficamente, estos no cesan de crecer. Somos ya 7.500 millones, y en 2050 seremos más de 9.000 millones… Lo cual complica el problema. Porque no hay recursos para todos. Si cada habitante consumiese como un estadounidense se necesitarían los recursos de tres planetas. Si consumiese como un europeo, los de dos planetas… Y no disponemos más que de una única Tierra. Una diminuta isla en la inmensidad de las galaxias.

A este respecto se recordó en Bonn, en reiteradas ocasiones, la “metáfora Pascua”, en alusión al desastre que conoció la isla de Pascua o Rapa Nui (Chile). A esa tierra, una de las más aisladas del planeta, llegó entre los años 800 y 1200 una expedición polinesia que quedó cortada del resto del mundo. Pequeña (unos 160km2), la isla estaba recubierta con una suntuosa vegetación, rodeada de aguas muy ricas en peces, con costas llenas de moluscos y millones de aves migratorias que allí anidaban. En unos cuantos decenios, los rapanuis se multiplicaron y desarrollaron una brillante civilización (la de los moai), que aún hoy asombra al mundo. Pero lo hicieron a base de explotar con exceso y sin precaución las riquezas de la isla. Resultado: en poco tiempo, no quedaba un árbol en la isla, ni un pez en sus mares, ni un molusco en sus costas, ni un ave en sus nidos… Cuando el escritor francés Pierre Loti visitó la isla en 1872, solo quedaban unos cientos de habitantes, “un pueblo de fantasmas, desnudos, esqueléticos y hambrientos; últimos escombros de una raza misteriosa” (2).

Con la excepción de Donald Trump, cada día quedan menos escépticos frente a las evidencias del cambio climático. Cada habitante de nuestro planeta puede constatar, en particular, estas siete realidades: 1) la temperatura global sigue aumentando (2017 ha sido uno de los tres años más cálidos de la historia desde que existen estadísticas); 2) la frecuencia de fenómenos meteorológicos extremos sigue en aumento; 3) la concentración de CO2 sigue acumulándose; 4) sigue subiendo el nivel de los mares; 5) la acidificación de los océanos no disminuye; 6) las capas de hielo de la Antártida siguen reduciéndose; 7) sigue disminuyendo el hielo marino en el Ártico.

En Bonn, los países más desfavorecidos exigían a los más industrializados que indicasen, con dos años de antelación, cuánto dinero iban a aportar y en qué plazos. Con el objetivo de que pudieran saber con qué fondos podrían contar. Fuentes de la delegación de la Unión Europea (UE) aseguraron que con los márgenes presupuestarios que manejan los países europeos no es factible decir, aquí y ahora –como les estaban exigiendo–, cuánto dinero van a aportar en un horizonte de diez años, si bien no ha sido la UE quien se ha opuesto a avanzar en este exhaustivo reporte, sino Estados Unidos, Australia y Japón. Por su parte, Angela Merkel se comprometió a duplicar los fondos para el clima y ayudar a los países en desarrollo para 2020, y explicitó su compromiso de ayudar a las naciones en desarrollo en iniciativas como sistemas de información climática y gestión de riesgo de desastre.

Pero los participantes se decepcionaron cuando Merkel anunció su plan para reducir la dependencia del carbón de Alemania. Alrededor del 40% del sector energético de ese país depende del carbón y, de seguir así, Alemania no cumplirá sus objetivos en materia de reducción de emisiones contaminantes para 2020. De hecho, la Unión Europea no podrá lograr su objetivo de reducir los gases de efecto invernadero en por lo menos un 40% para 2030, respecto de los niveles de 1990, a menos que cambien las políticas y redoblen sus compromisos. España, por su parte, es uno de los países de Europa Occidental –junto con Polonia y Alemania– que no ha firmado el compromiso gradual para poner fin a la producción de carbón con el año 2030 como horizonte…

En este sentido, desde el inicio, la cruzada de las negociaciones ha tenido como punto central definir cómo pueden los países más ricos ayudar a los menos desarrollados en la adaptación y en la compensación. Bajo el primer concepto entran las distintas formas de cambiar las economías para depender menos del petróleo, gas y carbón.

La tarea, ya de por sí titánica, se complicó este año cuando Donald Trump anunció que sacaba a su país del Acuerdo climático. Desde su campaña electoral en 2016, el republicano prometió esta medida. Y es que, entre otras razones, el presidente Trump considera que el cambio climático es una “mentira” fabricada por los chinos para minar la economía estadounidense…

Sin embargo, el proceso de renuncia lleva tres años, lo que convierte a Estados Unidos en un signatario hasta entonces. Por eso vino a Bonn una pequeña delegación oficial, con el secretario de Estado, Rex Tillerson, al frente. Y es que un grupo rival de gobernadores, alcaldes y líderes empresarios también estuvo presente en Bonn: la desafiante coalición norteamericana “We Are Still In”, liderada por el exalcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, en nombre del Centro de Acción Climática de Estados Unidos. Así pues, hubo dos delegaciones estadounidenses en la cumbre, lo que llevó a los expertos a preguntarse cuál era la que realmente hablaba en nombre del país y a los asistentes a preguntarse con cuál hablar…

En este contexto, los expertos coinciden en que Estados Unidos dejó un vacío en el liderazgo climático. Más allá del compromiso que muestra la Unión Europea, la lupa se puso en los dos mayores responsables junto a EEUU de las emisiones: la India y China. El primero ya asumió el desafío al hacer de la energía solar un proyecto a gran escala. Por su parte, Pekín también da indicios de no querer echarse para atrás. Con su plan para un nuevo mercado nacional de carbono, China propone poner un precio a las emisiones corporativas.

Visto el fracaso de la COP23 y la inacción gubernamental, y visto que no podemos “bajarnos del mundo” como decía Mafalda, nuestras principales esperanzas residen actualmente en las 7.500 ciudades y entidades de todo tipo, en particular centenares de asociaciones de ciudadanos, que se han propuesto avanzar por su cuenta hacia una sociedad baja o nula en carbono. Está en juego el destino de la humanidad.

NOTAS:

(1) El “Diálogo de Talanoa” es importante para suplir el vacío entre el Protocolo de Kioto (vigente hasta el 31 de diciembre de 2012 y extendido por ocho años más hasta el 31 de diciembre de 2020) y el Acuerdo de París, que entrará en vigor en 2020.

(2) Pierre Loti, L’île de Pâques. Journal d’un aspirant de “La Flore”, Éditions La Simarre, Joué-les-Tours, 2016.

Ignacio Ramonet, director de Le Monde diplomatique en español

Fuente: http://blogs.publico.es/dominiopublico/24589/la-metafora-pascua/

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Amnistía en plena llaga

Con la amnistía al narco, AMLO sabrá de todas las alianzas políticas/empresariales de PRI y PAN
Por: Pedro Echeverría V.
1. Se enloquecieron políticos y empresarios con las magníficas declaraciones de López Obrador sobre la probable “amnistía” a los narcos se asume el gobierno. Debe seguir AMLO apretando esa llaga hasta sacarle pus. ¿Por qué dolió mucho a la clase política que se dijera que “hay que pensar en llegar a acuerdos con el narco” si en esa batalla han sido asesinados más de 300 mil seres humanos en una guerra sin fin? Yo no creo mucho en la propaganda que se ha hecho contra ellos; pienso que el gobierno ha asesinado a muchos más para “quitarlos del camino y acabar con la oposición”. ¿Cuántos secretos muy bien guardados hay en la relación narcos-gobierno-empresarios? Por lo menos desde hace 40 años han sido denunciados arreglos entre narcos-militares-gobierno-EEUU. AMLO va bien con esas posiciones, pero, ¿hasta dónde aguantarán los medios de información –la TV en particular- para difundir los hechos?
2. Las declaraciones de López Obrador acerca de la probable amnistía a los narcotraficantes le soltó el estómago a políticos y empresarios. Ahora sí me empiezo a convencer –de hecho antes que se inicien formalmente las campañas- que AMLO ya se los jodió a todos con ésta y otras declaraciones que los saque de quicio. Por ejemplo: a) profundizar con académicos de la UNAM, las investigaciones de la empresa Odebrech donde no sólo está implicado el “hijo de papi” Lozoya, sino también Calderón y Peña por recibir miles de millones de pesos; b) Investigar a las fuerzas armadas si buscan sustituir al gobierno civil; c) apoyar a las manifestaciones de masas para anular leyes que buscan evitarlas; d) apoyar sólo las ganancias empresariales que sean justas; e) reducir –por decreto- todos los salarios o ingresos que sobrepasen los 100 mil pesos al mes y aumentar el salario mínimo o ingreso a 10 mil al mes.3. Veo que la policía busca en colonias pobres o proletarias a los que llama “pájaros de cuenta”, es decir, a los jóvenes desempleados que se roban un bolso de mano para conseguir algo para comer; pero no se investiga a los 50 multimillonarios mexicanos para conocer los métodos y los apoyos de que se valieron para obtener esas gigantescas riquezas que hoy los hacen aparecer en la lista de los hombres más ricos del mundo. ¿Cuántas fábricas y trabajadores explotan, que clase de negocios tienen, con qué políticos están aliados y en qué país o países depositan sus capitales? ¿Por qué no pagan impuestos y de qué estrategias se valen para que se los condonen? Hay cientos de temas como éstos – que están directamente ligados a la explotación, la miseria, en enriquecimiento, la dominación, que deben investigarse para saber cuáles son las bases de la desigualdad económica y social.

4. Cuando el periódico  La Jornada o la revista Proceso, raramente otra publicación, han destapado un asunto importante en México, nos enteramos de cosas que ni siquiera imaginábamos. No sabíamos que tras la carita bondadosa del candidato Meade del PRI/PAN, estaba la figura de un padre gran político del PRI que estuvo en FOBAPROA, creó el IPAB, que metió en esas dos empresas saqueadoras de México, a sus dos hijos como jefes, proyectando a uno de ellos en la gran política. Por ello es muy importante la historia y las biografías en política. Por ello también he escrito varias veces que el pasado puede “borrarse” después de siete u ocho años de ser destacado en la defensa abierta de los trabajadores. Pienso que Cárdenas, Muñoz Ledo, López Obrador, Monreal, aunque no hayan llegado al izquierdismo y se hayan anclado en la centro/izquierda, ya no podrán regresar al neoliberalismo de donde salieron.

5. Obviamente los saltinbanquis, chapulines o trepadores, dado que no defienden más que el derecho de acomodarse según la orientación del viento, esos son los más peligrosos porque careciendo de ideología, vergüenza o moral, se venden por cualquier cosa que logren. ¿Cuál es la ideología de los Mancera, Barrales, Anaya, Dante, que los diferencie del neoliberalismo o capitalismo empresarial? ¿Por qué coinciden con el gobierno yanqui al combatir a los gobiernos de Corea del Norte, de Venezuela y la lucha autonomista de los catalanes, sino porque también son subordinados? En Yucatán, un viejo marxista muy íntimo amigo, que nunca ha creído en los procesos electorales, me preguntaba: ¿Por qué López Obrador -siendo de izquierda- no condena a los líderes charros, les explica a los obreros y los llama a derrocarlos? Claro me aclaraba: “él no es marxista, sino sólo de centro-izquierda que busca reformar el sistema”.

6. Sí, la realidad es que López Obrador no se ha planteado, ni puede, una transformación profunda de la política y la economía del país; sólo busca una reforma que sea suficiente para crear las bases de la transformación que ayude a erradicar un poco la corrupción, convencer a los empresarios para que limiten la explotación y sus ganancias, convencer a los trabajadores para que participen más en la defensa de sus derechos, tratar de acabar con los privilegios de los políticos y encontrar la fórmula para elevar la producción. Aunque es muy limitado lo que se puede lograr, si llega al gobierno López Obrador sufrirá una fuerte oposición porque los empresarios y políticos nunca han contado con una oposición en el gobierno. Nosotros en la izquierda ya conocimos muchas experiencias, desde Allende en Chile, hasta Chávez, Maduro, Morales u Ortega en Nicaragua. La experiencia de un gobierno de López Obrador en México sería muy importante.

Blog del autor: http://pedroecheverriav.wordpress.com

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Este viernes 24 es el Black Friday, es el día más consumista del año

Por: El Salmón Contracorriente/24-11-2017
El Black Friday o Viernes Negro es una jornada de descuentos en las cadenas y grandes establecimientos con gran tradición en EEUU. Desde hace unos está siendo importado a otros países como España, a pesar de representar como ningún otro día, el modelo de consumo que nos llevó a la crisis: despilfarro acrítico y enormes impactos sociales y medioambientales.

El 28 de noviembre de 2008 fue un viernes negro teñido de rojo. Ese día, pasada la festividad de Acción de Gracias, representa en EEUU el inicio del consumo navideño con una jornada de descuentos y grandes ventas (números negros) en los grandes establecimientos. Sin embargo, al poco de abrir las puertas de un Wal-Mart de Arkansas, moría pisoteado un trabajador de la compañía ante la avalancha de los que se agolpaban en las puertas. Esta noticia viene a resumir el enorme impacto que el black friday supone para el consumo estadounidense.

En los últimos años, las grandes cadenas intentan extender el fenómeno a otros países, y en España algunos sectores ya se frotan las manos. Por ejemplo, la distribución comercial por internet espera esos días un crecimiento de ventas de entre el 20% y el 25%. El Corte Inglés y Media Markt extienden el viernes varios días más, en algo así como un «weekend friday». Y el lunes de resaca, 1 de diciembre, todavía más con el «Cybermonday», otra jornada de descuentos online que en EEUU movió el año pasado 1.500 millones de dolares. Y esto nada más empezar la campaña de consumo navideño.

Pero este modelo de ofertas, a pesar del explosivo crecimiento, beneficia básicamente a las grandes compañías, oligopolios del descuento, los horarios ininterrumpidos y los sueldos precarios. Antes bien, es un modelo de incentivos de compra a impulsos que desajusta los ciclos del pequeño comercio y zarandea sus posibilidades de subsistencia.

Pero además, es un modelo que se aleja del consumo consciente e informado, y del objetivo esencial de conocer la trazabilidad del producto, porque las ofertas esconden todavía más si cabe, ante la idea de oportunidad única irresistible, sus impactos sociales y medioambientales. Tras los grandes descuentos se escuentra la encarnizada lucha por los precios y las promociones, guía que señala el camino de un modelo productivo globalizado donde la necesidad de reducir costes presiona hasta límites vergonzosos la mano de obra barata.

Algo más de un cuarto de la población mundial, según el PNUD en 2013, forma parte de una sociedad de consumo para clases medias que pone a prueba cada día, en millones de supermercados, tiendas y centros comerciales, el mayor sistema productivo jamás conocido. Aunque se presenta como eficaz, es un sistema incapaz de resolver necesidades básicas como la alimentación mundial, con uno de cada ocho habitantes del planeta sufriendo hambre crónica, mientras un tercio de los alimentos que se producen cada año terminan en la basura, dice la FAO.

El modelo de producción y consumo low cost y la estructura oligopolística de las grandes multinacionales no sólo ha traído una crisis que castiga la pobreza, sino que ha puesto en jaque la viabilidad de su propia materia prima: el planeta Tierra.

Un Día Sin Compras como respuesta Sin embargo, colectivos sociales de todo el mundo se unen el viernes negro para celebrar una jornada de propuestas alternativas que alumbren un nuevo modelo de consumo. El Día Sin Comprasreivindica desde hace años que la solución no es consumir a base de ofertones y descuentos sorprendentes, sino construir día a día otro modelo de consumo más equitativo y menos despilfarrador.La iniciativa, que surge del publicista canadiense Ted Dave, ha terminado de extenderse a otros países gracias a la campaña Buy Nothing Day del colectivo Adbusters, cuartel general del movimiento contrapublicista o culture jammer.

Así, los objetivos de un día sin compras comienzan por evidenciar los límites de un modelo de consumo capaz de arrastrarnos hasta esta crisis, pero contínuan, además, dando a conocer un gran abanico de alternativas que piden paso: las cooperativas de trabajo, los grupos de consumo autogestionado, el comercio justo, la banca ética, los bancos de tiempo, los proyectos de consumo colaborativo horizontal, las monedas sociales, los huertos comunales, los proyectos de soberanía alimentaria rural… Son alternativas que ponen el acento en lo local, la cercanía y las personas, pero también son alternativas que hacen economía. Y hasta números negros.

Eventos en MadridJueves 23 de nov. a las 20h: Proyección del documental «Decrecimiento» en los cines Golem.

Como parte del Día Sin Compras, Economistas sin Fronteras en colaboración con Ecologistas en Acción proyectan la película DECRECIMIENTO en los cines Golem de Madrid. Entrada gratuita.

Viernes 24 de nov. a las 18,30h en el Centro Cultural Puerta de Toledo de Madrid Mesa de debate sobre «Felicidad y Consumo», con actuación de Jose Mª Alfaya y la participación de Javier Garcés y Charo Morán.

Fuente: http://www.elsalmoncontracorriente.es/?Un-Dia-Sin-Compras-frente-al-Black

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Declaración de Irina Bokova, Directora General de la UNESCO, relativa a la decisión de los Estados Unidos de retirarse de la UNESCO

12 octubre 2017/Prensa UNESCO

Como Directora General, lamento profundamente la decisión de los Estados Unidos de América de retirarse de la UNESCO, que me ha sido notificada de manera oficial por el Secretario de Estado estadounidense, Sr. Rex Tillerson.

La universalidad es esencial para la misión de la UNESCO de construir la paz y la seguridad internacionales frente al odio y la violencia a través de la defensa de los Derechos Humanos y la dignidad humana.

En 2011, cuando se anunció la suspensión de la contribución financiera estadounidense en la 36ª reunión de la Conferencia General de la UNESCO, ya expresé mi convicción de que nunca la UNESCO había sido tan importante para los Estados Unidos, ni los Estados Unidos para la UNESCO.

Esta verdad se hace hoy todavía más manifiesta, en momentos en que el aumento del extremismo violento y del terrorismo mueve a forjar nuevas respuestas de largo aliento para garantizar la paz y la seguridad en el mundo, luchando contra el racismo y el antisemitismo y combatiendo la ignorancia y la discriminación.

Estoy convencida de que el trabajo de la UNESCO para promover la alfabetización y la educación de calidad responde a las preocupaciones del pueblo estadounidense.

Estoy convencida de que la acción de la UNESCO encaminada a movilizar nuevas tecnologías para mejorar el aprendizaje responde a las preocupaciones del pueblo estadounidense.

Estoy convencida de que la acción de la UNESCO para reforzar la cooperación científica y fomentar la sostenibilidad de los océanos responde a las preocupaciones del pueblo estadounidense.

Estoy convencida de que la acción de la UNESCO para promover la libertad de expresión y defender la seguridad de los periodistas responde a las preocupaciones del pueblo estadounidense.

Estoy convencida de que la acción de la UNESCO en pro de la emancipación de las niñas y las mujeres como agentes de cambio y creadoras de paz responde a las preocupaciones del pueblo estadounidense.

Estoy convencida de que la acción de la UNESCO para apoyar a las sociedades en situación de emergencia frente a las catástrofes y los conflictos responde a las preocupaciones del pueblo estadounidense.

A pesar de que en 2001 suspendieron su contribución financiera, hemos profundizado la colaboración entre los Estados Unidos y la UNESCO, que nunca ha sido tan intensa como ahora.

Juntos, trabajamos para proteger el patrimonio cultural de la humanidad de los ataques terroristas y prevenir el extremismo violento por medio de la educación y los medios informativos,

Juntos, trabajamos con el fallecido Samuel Pisar, Embajador Honorífico y Enviado Especial para la Enseñanza del Holocausto, para difundir la historia de la Shoah y prevenir nuevos genocidios, con la Cátedra UNESCO para la educación sobre el genocidio en la Universidad del Sur de California y la dedicada a la alfabetización de la Universidad de Pensilvania.

Juntos, trabajamos con la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa en el diseño de material didáctico nuevo para educar contra todas las formas de antisemitismo y para combatir el racismo antimusulmán en las escuelas.

Juntos, iniciamos en 2011 la Alianza Mundial para la educación de las niñas y las mujeres.

Juntos, con la comunidad universitaria estadounidense y las 17 cátedras UNESCO existentes en Estados Unidos, trabajamos por el progreso de la alfabetización para promover las ciencias y la sostenibilidad y enseñar el respeto de todos en todas las escuelas.

Nuestra alianza se encarna en nuestra colaboración con el Servicio Geológico de los Estados Unidos, con el Cuerpo de Ingenieros del Ejército y con varias sociedades profesionales del país para intensificar la investigación relativa a la gestión duradera de recursos hídricos en la agricultura.

Se tradujo también en la celebración del Día Mundial para de la Libertad de Prensa en Washington en 2011 con la Fundación Nacional para la Democracia.

Se encarna en nuestra cooperación con grandes empresas privadas, como Microsoft, Cisco, Procter and Gamble, Intel, para alargar el tiempo de escolarización de las niñas y desarrollar tecnologías de aprendizaje de calidad.

Se encarna en la promoción del Día Internacional del Jazz, en particular la edición de 2016 que tuvo lugar en la Casa Blanca, para celebrar los Derechos Humanos y la diversidad cultural a partir de la tolerancia y el respeto.

Se encarna en cada uno de los 23 sitios del patrimonio mundial que reflejan el valor universal del patrimonio de los Estados Unidos, en las 30 reservas de biosfera del país y en las seis Ciudades Creativas de la UNESCO sitas en los Estados Unidos, que son también viveros de empleo.

La alianza de la UNESCO y los Estados Unidos ha sido profunda, porque se apoya y fundamenta en valores compartidos.

El poeta, diplomático y bibliotecario del Congreso estadounidense Archibald MacLeish escribió en 1945 el preámbulo de la Constitución de la UNESCO:

“Puesto que las guerras nacen en las mentes de los hombres, es en las mentes de los hombres donde deben erigirse los baluartes de la paz”. 

Esta visión nunca ha sido más pertinente.

Los Estados Unidos inspiraron la Convención de 1972 sobre la protección del patrimonio mundial.

En 2002, un año después de los atentados terroristas del 11 de septiembre, Russell Train, ex responsable de la Agencia Estadounidense para la Protección del Medioambiente y del Fondo Mundial para la Naturaleza, que tanto hizo por la adopción de la Convención del Patrimonio Mundial, declaraba: «En este momento de la historia, en el momento en que los lazos de nuestra humanidad común parecen cada vez más atacados por fuerzas que niegan la existencia misma de un patrimonio compartido, por fuerzas que atacan el corazón mismo de nuestro sentido de la comunidad, estoy convencido de que el patrimonio mundial presenta una visión contraria y positiva de la sociedad humana y de nuestro porvenir.»

La labor de la UNESCO es esencial para reforzar los lazos de nuestra humanidad común frente a las fuerzas del odio y la división.

La estatua de la Libertad es un sitio del patrimonio mundial, símbolo constitutivo de los Estados Unidos y también porque encarna las aspiraciones de los pueblos del mundo.

El Independence Hall de Filadelfia, el edificio en el que se firmaron la Declaración de la Independencia y la Constitución de los Estados Unidos, es un sitio del patrimonio mundial de la UNESCO porque su mensaje se dirige a los decisores políticos y a los activistas del mundo entero.

Yosemite, Yellowstone y el Gran Cañón son sitios del patrimonio mundial de la UNESCO porque su belleza es fuente admiración para todos los países del mundo.

Todo ello representa mucho más que un patrimonio mundial.

La UNESCO encarna esta visión positiva de la sociedad humana.

En momentos en que la lucha contra el extremismo violento exige renovados esfuerzos en pro de la educación y el diálogo entre culturas, es de lamentar que los Estados Unidos se retiren del organismo de las Naciones Unidas encargado de librar ese combate.

En momentos en que los conflictos continúan desgarrando a las sociedades a través del mundo, es de lamentar que los Estados Unidos se retiren de la Organización de las Naciones Unidas encargada de promover la educación para la paz y la protección de la cultura.

Por eso lamento la decisión de Estados Unidos de retirarse.

Es una pérdida para la UNESCO.

Es una pérdida para la familia de las Naciones Unidas.

Es una pérdida para el multilateralismo.

La tarea de la UNESCO no ha terminado. Continuaremos avanzando para construir un siglo XXI más justo, más pacífico y más equitativo, y, para ello, la UNESCO necesita el compromiso de todos los Estados.

La UNESCO continuará trabajando por la universalidad de esta Organización, por los valores que compartimos, por los objetivos que tenemos en común, para reforzar un orden multilateral más eficaz y un mundo más pacífico y más justo.

 Fuente: https://es.unesco.org/news/declaracion-irina-bokova-directora-general-unesco-relativa-decision-estados-unidos-retirarse
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