La producción abierta y comunal basada en el conocimiento libre como forma de creación de valor social.

Santiago José Roca P.

Resumen. Este trabajo se propone fundamentar un esquema de producción para organizaciones de base tecnológica sustentado en la gestión del conocimiento como bien común. Para ello se revisan propuestas organizacionales como las redes de producción basada en el procomún y se plantea cómo pueden aportar a experiencias de gestión de proyectos sociotécnicos. Como resultado se presentan elementos para la fundamentación de un modo de producción distribuido y de gestión colectiva, que puede introducir formas novedosas de creación de valor y proporciona oportunidades para democratizar el acceso a los factores de producción y la generación de ingresos (1).
Palabras clave: procomún, producción abierta, conocimiento libre.

Introducción.
El surgimiento de economías informacionales como forma separada de las economías de manufactura ha traído varios retos para el pensamiento socioeconómico de las últimas décadas. En una economía global de mercados, la presión de los agentes dominantes ha estado dirigida al traslado de la lógica de producción industrial al campo informacional, por lo que, a pesar de que existen condiciones para democratizar el acceso a la información, el escenario está marcado por la utilización de esquemas privativos de control de la producción, lo que se ha dado en llamar “capitalismo cognitivo”. La reacción global a este tipo de medidas ha abierto un campo de reflexión preocupado por el libre acceso a los recursos y procesos de la economía informacional considerados como bien común.
El objetivo de este trabajo es presentar algunos elementos de un modo de producción de bienes y servicios apoyado en esquemas organizacionales y tecnológicos basados en el conocimiento como bien común, orientado a la creación de redes sociotécnicas gestionadas de forma comunal y dirigidas a la creación de valor social. El interés en el desarrollo endógeno no dependiente de la renta petrolera proporciona una plataforma para fundamentar la creación de redes socioproductivas que, a través de la gestión participativa de infraestructura, servicios informáticos y contenidos, ejecuten actividades relacionadas con la producción de bienes y servicios en el campo de las tecnologías de información, para obtener participación en la generación de ingresos y facilitar la creación de formas novedosas de valor para la sociedad. La metodología utilizada es documental y está basada en la revisión de bibliografía en torno al tema, la elaboración de un caso de análisis y la extrapolación de algunos elementos del marco teórico al caso revisado para el diseño de un esquema de interacción entre actores basado en la producción abierta y comunal.

1. La producción abierta y comunal basada en el conocimiento como bien común.
Desde la perspectiva del procomún (“commons”) el conocimiento es tanto un recurso compartido como también un bien común. Benkler (2003, 6) define el procomún de la siguiente manera:
“El procomún es un tipo particular de ordenación institucional para gobernar el uso y la disposición de los recursos. Su característica prominente, que la define en contraposición a la propiedad, es que ninguna persona individual tiene un control exclusivo sobre el uso y la disposición de cualquier recurso particular. En cambio, los recursos gobernados por procomún pueden ser usados por, o estar a disposición de, cualquiera que forme parte de un cierto número de personas (más o menos bien definido), bajo unas reglas que pueden abarcar desde “todo vale” a reglas formales finamente articuladas y cuyo respeto se impone con efectividad”.
Esta definición introduce los elementos sustanciales del procomún en tanto que hace referencia a una comunidad que se rige por un conjunto de normas para organizar el manejo compartido de recursos. Desde esta perspectiva el procomún es más que un inventario de recursos que son utilizados por varios agentes. Se trata más bien de que el manejo colaborativo de recursos compartidos por parte de una comunidad es lo que convierte a los recursos en bienes comunes. Lo mismo señalan Hess y Ostrom (2016, 88-93) acerca de los bienes comunes cognitivos cuando afirman que pueden identificarse en el conjunto de los recursos, las normas de uso y las características de una comunidad.
Ahora bien, es necesario describir un tipo de organización basada en la producción de bienes comunes cognitivos. Benkler (2006, 60-62) utiliza el término de “producción de pares basada en el procomún” (“commons based peer production”) para referirse a una forma de organizar los derechos de acceso, uso y control de recursos de manera no exclusiva en contraste con el régimen privativo. El término “producción de pares” (“peer production”) hace referencia a un sistema de producción integrado por unidades autónomas y descentralizadas, mientras que “basada en el procomún” (“common-based”) quiere decir que los insumos y resultados del proceso de producción se encuentran disponibles para todos a través de mecanismos institucionales.
Bauwens (2006) utiliza el término de “producción de pares” (“peer to peer production” o P2P) para referirse a un modo de producción donde se genera valor de uso a través de la libre cooperación entre productores, quienes cuentan con acceso a capital distribuido, formas de propiedad colectiva y condiciones de gobernanza colaborativa. De esta manera la producción de pares se distingue porque se proporciona acceso a recursos que son procesados de forma participativa y cuyos resultados se orientan a fomentar la institucionalidad del procomún.
Resulta importante describir cómo se caracteriza este esquema en cuanto que sistema sociotécnico (Thomas y Fressoli, 2009) de manera de poder entender qué es lo que se comparte y de qué forma. Al referirse a una “economía política del procomún”, Benkler (2003, 4-5) aboga por una infraestructura básica común que coexista con la infraestructura propietaria, acompañada por reformas institucionales para facilitar la adopción de políticas de conocimiento abierto en la investigación y la producción. Esta infraestructura estaría integrada por una capa física de redes inalámbricas abiertas, una capa lógica de protocolos abiertos y de aplicaciones de software libre, y una capa de contenidos abiertos.
Hess y Ostrom (2016, 72) clasifican los recursos en tres categorías: ideas (contenidos intangibles, como una fórmula matemática), artefactos (soporte físico de la expresión de una idea, como un libro) e instalaciones (infraestructura que facilita la disponibilidad de los artefactos, como una biblioteca). De esta manera, los recursos que son susceptibles de entrar en el procomún son todos aquellos que intervienen en la generación y circulación de conocimientos. Quienes participan en el sistema sociotécnico conforman ciertos patrones de interacción que son reforzados por resultados y determinados mecanismos de evaluación (2016, 88-93). En este sentido, en un sistema sociotécnico abierto, la gestión colectiva se convierte en requisito para garantizar la participación de los diferentes actores y el control equitativo de los recursos.
Este tipo de modelo se apuntala con la integración de procesos organizacionales e instrumentos basados en conocimientos y tecnologías libres. Una aproximación convencional al concepto de “tecnologías libres” es que son aplicaciones del conocimiento que pueden ser estudiadas, copiadas, modificadas y redistribuidas con anuencia de los creadores originales, de acuerdo con ciertas condiciones relacionadas con el derecho de propiedad intelectual. Un ejemplo es el software libre, identificado con la General Public License de la Free Software Foundation; o la documentación abierta identificada con la licencia Creative Commons. Esta aproximación al conocimiento y la tecnología libre destaca las condiciones jurídicas que permiten participar en la transformación de un recurso cognitivo.
Desde una perspectiva sociotécnica preocupada por la ingeniería de procesos, podemos describir la tecnología libre a partir de dos categorías: (a) Bienes cognitivos: Existe información disponible sobre las fuentes de un documento, el diseño del hardware o el código del software, que puede ser utilizada como insumo para nuevos productos, por lo que, a diferencia del esquema privativo, el ciclo de vida de un bien es continuo y permite la participación de sujetos independientes; (b) Procesos organizacionales: Se propician formas de producción horizontales y distribuidas, con acceso a la información de todos los procesos; relaciones participativas y resultados que se destinan a un banco común de recursos. Suele haber presencia de una comunidad que ejecuta acuerdos tácitos o explícitos sobre los recursos de información.

2. Economía de la producción abierta y comunal.
En este punto se exploran las implicaciones económicas de este tipo de producción con referencia particular a la producción de bienes de información. Ante todo es necesario aclarar que la perspectiva va más allá de la generación de ingresos y apunta a la creación de valor social.
Se comenzará por revisar un esquema económico asociado con la producción de pares. De acuerdo con Bauwens (2012), el término de “economía colaborativa” (“collaborative economy”) hace referencia a un conjunto de prácticas de colaboración en el ámbito de la producción, tales como el diseño colaborativo, la manufactura distribuida y el financiamiento colectivo. En este esquema se reúnen la lógica de la interactividad entre productores y usuarios, la comunicación horizontal sin intermediarios y la posibilidad de crear valor con sentido ético (2012, 21).
Algunas de las prácticas relacionadas con este enfoque pueden organizarse de la siguiente manera (Bauwens 2012, 51-54): (a) Economía colaborativa con enfoque inmaterial: Producción de pares orientada al procomún en conocimiento y software, Plataformas para compartir conocimientos; (b) Economía colaborativa con un enfoque mixto: Infraestructuras compartidas, Diseño y producción de masas (“crowdsourced”), Diseño compartido y manufactura distribuida, Innovación abierta; (c) Economía colaborativa con enfoque material: Consumo colaborativo de infraestructuras materiales, Mercados digitales.
Bauwens y Niaros (2016, 39-42) abogan por un modo de creación de valor distintivo, basado en el conocimiento abierto y en la mutualización de infraestructura física, que cuide la equidad distributiva y el respeto hacia la organización del ecosistema de productores. En este sentido, proponen maneras de trasladar el valor creado en los mercados hacia entornos basados en el procomún, a través de medidas dirigidas a proteger el régimen de valor interno y a contrarrestar las iniciativas que buscan privatizar el valor colectivo. Entre las medidas que mencionan se encuentran las siguientes: (a) Mutualización de los recursos digitales (software) y físicos (infraestructura) para la creación de bancos de recursos comunes; (b) Fomento de formas de registro y contabilidad del valor creado a través de los aportes parciales; (c) Impulso de formas organizacionales orientadas a la generación de bancos de conocimiento y la mutualización de infraestructuras físicas, tales como cooperativas que integren estos objetivos entre sus estatutos; (d) Licenciamiento basado en la reciprocidad entre productores a través de fórmulas de copyfair como la licencia de producción de pares; (e) Creación de ecosistemas globales de cooperación para la mutualización de recursos. Además, los autores presentan un conjunto de propuestas políticas orientadas a darle forma institucional a la dinámica, tales como la creación de organizaciones de representación política (cámaras) y de órganos de integración (asambleas) de productores del procomún, así como de asociaciones empresariales globales y alianzas internacionales con partidos y movimientos políticos.
En resumen, las actividades económicas de los productores en un sistema orientado al procomún se encuentran dirigidas a la generación de recursos tangibles e intangibles (como códigos informáticos y diseños abiertos) con énfasis en actividades colaborativas, como la manufactura de bienes materiales de forma distribuida. La finalidad sería fomentar una economía de conocimientos y tecnologías apropiadas cuya circulación apuntale formas de producción y consumo colaborativo, mientras que aporta a la creación de valor social en áreas como la satisfacción de necesidades básicas. Este esquema requiere una capa organizacional que facilite la gestión colectiva de procesos productivos abiertos y que apunte a la generación de valor social.
La lógica de compartir recursos y actividades en dinámicas de interacción colaborativa puede nutrirse con aportes de los modelos de negocios convencionales, como por ejemplo el modelo del software libre, con la salvedad de que en este esquema las actividades orientadas al mercado son revisadas dentro de la lógica de la colaboración. Así mismo, en el contexto de la economía informacional, se pueden adaptar algunos aportes de la economía social (Scholz, 2016). En cuanto a las formas de protección del conocimiento, las licencias utilizadas se basan en el modelado de las relaciones socioproductivas que se desea fomentar, por lo que tienen mayor importancia las licencias basadas en la reciprocidad y en la propiedad comunal que aquellas que favorecen la propiedad privada o la propiedad estatal de los bienes cognitivos. Por tanto se debe tomar en cuenta que una economía basada en el procomún se caracteriza por el impulso de bancos de conocimientos y recursos físicos, gestión participativa de los bienes comunes y creación de formas de valor que permitan la apropiación comunal.

3. Aplicaciones para la gestión de proyectos sociotécnicos.
A continuación se describe de manera muy sucinta un escenario de análisis. El Estado venezolano realiza una inversión en el desarrollo de sistemas de información para la ejecución de políticas públicas. La implementación de un sistema de apoyo para la administración pública involucra actividades de diseño, investigación, desarrollo, pruebas, instalación en servidores y soporte continuo. Estas actividades son realizadas por entes especializados encargados de la ejecución de políticas públicas de investigación y desarrollo sociotécnico. Los operadores de los sistemas son los responsables de procesos en la administración pública nacional, aunque los beneficiarios son los ciudadanos que participan en tales procesos.
Este escenario se corresponde con un ciclo cerrado de inversión, investigación, desarrollo e implementación de tecnologías libres que tiene por impulsor y destinatario a la administración pública. En cuanto que ciclo cerrado, los límites del sistema sociotécnico se encuentran determinados por elementos como la dirección de la política pública y el alcance de los recursos. Así mismo, la red sociotécnica, es decir, el conjunto de actores que se relacionan gracias a la mediación del sistema sociotécnico, se encuentra restringida a los espacios de los entes públicos.
Desde la perspectiva de un sistema de producción abierta, la red sociotécnica se amplía a un conjunto de actores que realizan diferentes aportes con apoyo de recursos distribuidos utilizados de forma colaborativa. La ampliación de la red sociotécnica generaría actividades que agregarían valor al sistema sociotécnico, como por ejemplo en diseño y desarrollo colaborativo, formación al usuario y soporte técnico, en tanto que los nodos especializados pueden enfocarse en la investigación y desarrollo base, formación técnica y asesoría jurídica. Así mismo, la ampliación de la red y del sistema sociotécnico puede facilitar que aparezcan mejoras en las aplicaciones de acuerdo con el plan del proyecto. No está de más afirmar que desde esta perspectiva la red sociotécnica tiene alcance global, por lo que debe pensarse en políticas de cooperación y reciprocidad. En suma, el mismo proyecto sociotécnico planteado originalmente puede llevarse a un esquema de producción abierta con la implementación de medidas para nutrir la organización comunal y pluralizar el impacto de la inversión pública.

4. Resultados de la investigación.
4.1. Esquema de Producción del Procomún.
A partir del marco conceptual revisado y tomando como referencia el escenario descrito anteriormente, se presenta una propuesta de esquematización para un sistema de producción abierta y comunal. El conjunto ilustrado en el Diagrama 1 puede comprenderse como un sistema sociotécnico de producción basado en el procomún. El mismo se encuentra integrado por agentes de la administración pública y entidades socioproductivas, quienes realizan actividades de forma colaborativa y comparten recursos en una dinámica de gestión de los bienes comunes. En consonancia con la definición planteada, el conocimiento y las tecnologías libres, en tanto que tecnologías apropiadas, representan a la vez un insumo y un resultado de la producción. El intercambio colaborativo permitiría la generación de actividades de producción de bienes y servicios (mercantiles y no mercantiles) que apuntarían a la creación de valor social. En la base del sistema se encuentran las entidades de gestión comunitaria que le proporcionan el carácter institucional. La pertinencia de este esquema radica en que podría proyectarse sobre los casos de análisis de ejecución de proyectos sociotécnicos en un escenario de formulación y evaluación de políticas públicas.

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Diagrama 1. Sistema de Producción del Procomún. Fuente: elaboración propia.

4.2. En torno a un espacio de gestión pública y comunal.
En este contexto pueden adoptarse un conjunto de acciones para canalizar la integración de redes de productores asociados en un régimen de procomún. Instrumentos jurídicos como la Ley de Infogobierno y la Ley del Sistema Económico Comunal, entre otros, establecen políticas que pueden tomarse como referencia. Por ejemplo, la Ley de Infogobierno propone en el artículo 70 la promoción de la industria nacional de tecnologías de información libres para garantizar el ejercicio de la soberanía tecnológica y el desarrollo integral de la Nación. Allí se plantean formas de integración como los polos de innovación regional, medidas de financiamiento y formación sociotécnica, creación de empresas de propiedad social en tecnologías libres, redes de soporte técnico y despliegue de infraestructura de servicios en tecnologías libres. En el Diagrama 2 se presentan algunas dimensiones que puede ser necesario observar a partir de un enfoque sistémico de la producción abierta y comunal.

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Diagrama 2. Estrategias de fortalecimiento del Procomún. Fuente: elaboración propia.

Conclusiones.
La producción basada en el procomún se sustenta en el manejo participativo de procesos caracterizados por la forma distribuida de elementos como conocimiento, trabajo, recursos financieros y activos productivos, los cuales se articulan dentro de regímenes normativos ordenados por comunidades de gestión. De forma ideal, este modelo favorece el acceso compartido a los factores de producción a través de esquemas de gobernanza colaborativa. Así mismo, la implementación de un sistema de producción basado en el procomún se encuentra orientada hacia la ampliación de la red de agentes sociotécnicos asociada con un sistema tecnológico, y por tanto, tiende a la diversificación y desarrollo del mismo.
El énfasis en el valor social de la producción basada en el procomún no se encuentra reñida con la preocupación por la generación de ingresos de forma independiente de la renta petrolera. Precisamente este enfoque es anterior a la definición de cadenas de valor económico y la formulación de modelos de servicio basados en la tecnología de información libres, en el sentido de que establece una diferenciación entre un sistema de intercambio fundado en esquemas propietarios de gestión del conocimiento y otro basado en el fortalecimiento de redes colaborativas.
En el plano socioeconómico, este esquema está dirigido a mejorar la participación de los trabajadores en la generación total de ingresos de la economía a través de actividades de producción de bienes y servicios del mercado de capitales (maquinarias y comunicaciones), pero de una forma que fomenta la gestión colectiva de procesos productivos y la distribución equitativa de los resultados de la actividad económica. Propuestas como la creación de bancos de saberes como práctica de economía colaborativa pueden ayudar a democratizar el acceso a los factores de producción, mientras que favorecen el tejido de un conjunto de relaciones basada en formas novedosas de creación de valor más allá de la producción mercantil.

Bibliografía.
Bauwens, M. (2006). “The political economy of peer production”. CTheory: 12 (1).
Bauwens, M. (2012). Synthetic overview of the collaborative economy. Orange Labs – P2P Foundation.
Bauwens, M. y Niaros, V. (2016). Value in the Commons Economy: Developments in Open and Contributory Value Accounting. Heinrich Böll Stiftung.
Benkler, Y. (2003). “La economía política del procomún”. Novática, 163.
Benkler, Y. (2006). The Wealth of Networks. How Social Production Transforms Markets and Freedom. Londres, Reino Unido: University Press.
Hess, Ch. y Ostrom, E. (Ed.) (2016). Los bienes comunes del conocimiento. Madrid, España: Traficantes de Sueños.
Scholz, T. (2016). Cooperativismo de plataforma. Desafiando la economía colaborativa corporativa. Barcelona, España: Dimmons.net. Internet Interdisciplinary Institute – Universitat Oberta de Catalunya.
Thomas H. y Fressoli, M. (2009). “En búsqueda de una metodología para investigar Tecnologías Sociales”. Dagnino, D. (Ed.) Tecnologia social: ferramenta para construir outra sociedade. Brasil, IG/UNICAMP.

(1) Trabajo presentado en el “II Congreso Internacional: Ciencia, Tecnología e Innovación desde la perspectiva del Desarrollo Económico y Social de Latinoamérica y el Caribe”. 26-27 de mayo de 2017. Universidad Nacional Experimental Rafael María Baralt, República Bolivariana de Venezuela.

Fuente: http://conocimientolibre.cenditel.gob.ve/2017/06/21/la-produccion-abierta-y-comunal-basada-en-el-conocimiento-libre-como-forma-de-creacion-de-valor-social/

Imagen tomada de: https://conocimiento-libre.com/wp-content/uploads/2017/10/inteligencia-artificial.jpg

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Análisis Crítico sobre la Creatividad y la Economía Política

América del Sur/Venezuela/29 de Julio de 2016/Autor: Gerson Gómez

En este artículo que realice para apoyar a una amiga de la Universidad de Carabobo, cuyo tema llama mucho la atención, la conjugación de economía y creatividad,  suena sumamente interesante; en torno a la creatividad, el hombre desde la antigüedad ha usado su ingenio para adecuar su entorno, a las necesidades desde las formas más primitivas,  pasando por cada uno de los periodos de la historia, hasta llegar al mundo contemporáneo, con una ciencia  y un nivel cultural, producto de La Acumulación Dialéctica de Saberes (LADS) entre lo Individual  y lo  Colectivo, tanto en la Economía como en la Política, han surgido un sin número de teorías y tendencias, donde tanto  el ingenio como la creatividad, han jugado un papel determinante. En tal sentido, el presente artículo busca resaltar el abordaje transformador de la Economía  Política, viendo al Hombre como un actor consciente de su aprendizaje, y La participación en Políticas Económicas, en pro de la creación de un mejor sistema de vida.

Aportar ideas sobre el tema, puede ser algo complejo, la diversidad de elementos que convergen, se fusionan ente si,  para tratar de dar coherencia a un tema, sumamente abstracto que debiera estar enmarcado desde la perspectiva meta cognitiva, la creatividad pudiera estar supeditada a múltiples factores conceptuales, genéticos o individuales, y contextuales que pudieran influenciar en materia de conocimiento humano o por lo menos darle su rango cultural.En lo que se refiere al tema político, esto pudiera asociarse; al rango Artístico que se le ha dado El Ser Creativo en la Historia, durante La Inquisición, por ejemplo. Hubo fuertes enfrentamientos entre la Burguesía Científica naciente, versus La Monarquía Absoluta y El Clero (Dogmatismo versus  Ciencia); cuyo reacomodo y resurgimiento de la Republica a partir de la Revolución Francesa y  de La Razón Kantiana. Surge en la ilustración Adams Smith, y el Liberalismo Económico, cuya economía política revive hoy con las más variadas tendencias del mundo  contemporáneo. Y décadas posteriores Carlos Marx y el Socialismo científico que reconvirtieran en las dos teorías un Ordenamiento Geopolítico del Mundo Actual (OGMA).

Si partimos de la meta cognición como premisa como lo más ilustrativo y didáctico sería  fundamental el tema desde la ejemplificación, aunque en el contexto de la creatividad, que indudablemente tiene que ver con capacidades y desarrollo actividad cerebral y la adaptación consciente, con perspectiva de transformación de cada individuo, sin dejar a un lado, el desarrollo biopsicosocial, que da pie, a determinar rasgos de inteligencia superior y  diversidad en cuento al desarrollo de la inteligencias múltiples que Mirian Héller trata en su libro El Arte  de Enseñar con todo el Cerebro, donde trata de ilustrar una diversidad de situaciones de aprendizaje, donde quien aprende pudiera estar en la capacidad de identificarse, con lo que aprende y aprovechar actitudes y aptitudes de acuerdo con los tipos de inteligencia que de una u otra manera desarrolla  con más facilidad y el docente crear situaciones de acuerdo a habilidades y destrezas del aprendiz.

Dado el hecho de que la toma de decisiones, en cuanto a las políticas económicas las norma el Derecho Internacional, tal vez solo pudiéramos tomar la libertad de realizar de manera Heterodoxa, visibilizando la oportunidad que en Economía Política, Se nos brinda a los Venezolanos conLa Ley del Plan Patria y sus 5 Objetivos Estratégicos. Que en esencia rescata el proyecto Bolivariano y Mirandiono  , con una percepción de un Socialismo  del Siglo XXI, y la integración  Latinoamericana, como Estrategia de Desarrollo Única, con el Sistema Cambiario, que reorientara el sistema financiero por lo menos en El ALBA y cuyo nombre es El Sucre. Es de hacer notar, que la esencia del proyecto tubo estratégicamente la visión, del rescate PDVSA de las Garras de la privatización, y La lucha por defender los intereses de los países productores, como lo plantea Juan Pablo Pérez Alfonzo, en su tesis de Economía Política. No dudo de la Capacidad Creadora Hugo Chaves Frías al plantearse “Desde La Agenda Alternativa Bolivariana hasta  La ley del  Plan Patria, como legado para Venezuela y el mundo.

De esta  manera, un Político  con formación  al igual que el músico, con cualidades innatas, valga la comparación  puede ser autodidacta y actor consiente de su propio aprendizaje y  crear, melodías, letras, arreglos de armonía, y lenguaje musical, aprovechando las experiencias previas, para perfeccionar los productos futuros.  El profesor creativo, pudiera, de los intereses e inquietudes de sus discípulos o alumnos, para desarrollar  una clase más dinámica, que le permita compenetrarse con intereses actividades y actitudes, para sacar provecho, de procesos de aprendizaje. De acuerdo con lo antes expuesto, pudiera señalar que la creatividad está relacionada con la capacidad extraordinaria de adaptarse y convertir su entorno, en algo de provecho y de propio objeto de acción para perfeccionar los eventos, de la vida cotidiana.

De acuerdo con lo antes expuesto, se hace necesario, tocar los aspectos de la meta cognición, como los señalan Carlos Gibaba y Ysabel López (2012) en su blog “Flores  Raíces del Talento Humano” ….. Meta cognición y creatividad…. “Se refiere al conocimiento y al control de la cognición. Versa sobre el conocimiento de los procesos creativos en general y en particular en el conocimiento que el sujeto tiene de su propio sistema mental capacidades y limitaciones y por otra parte implica los efectos reguladores de estos conocimientos, pueden ejercer en su actividad” Por ejemplo desde el punto de vista comercial un buen negociante o comerciante, pudiera hacer una evaluación de costos y de acuerdo con lo más rentable bajo experiencias previas, que posee en su memoria mejorar las ventas en su negocio , eso implica un reacomodo de los procesos mentales para darle provecho en lo cotidiano.

De la misma manera,….”Distingamos en la Meta cognición a una dimensión del conocimiento y otra de control”…. Señala con una visión didáctica que “La caracterizamos como planificación, supervisión y evaluación. La capacidad para reflexionar sobre sus propios procesos mentales tiene importantes implicaciones educativas”.

En este sentido, se hace necesario resaltar lo que estos autores señalan más adelante,…»La dimensión de control la caracterizamos como: planificación, supervisión y evaluación. La capacidad de reflexionar sobre sus propios procesos mentales tienen importantes implicaciones educativas en este sentido se hace necesario resaltar, si una persona conoce sus capacidades y lo que se necesita para una ejecución, eficiente en determinada  situación, entonces suele dar pasos para, satisfacer de modo adecuado esas exigencias. Sin embargo, si no es consciente de sus propias limitaciones, o de la complejidad de la tarea, o de las características o exigencias, del contexto en particular, difícilmente podemos esperar que se adopten acciones a fin de anticipar en problemas y resolverlos adecuadamente»

En otras palabras  establecer líneas de acción de  acuerdo al conocimiento pleno de privilegios y limitantes permite abordar los problemas con más eficiencia y si tenemos conciencia de ello es más fácil resolverlos. Por otro lado, la Meta Cognición entendida como control,» se refiere a los procesos de autorregulación utilizados por una persona en  una situación de aprendizaje”. Por último la evaluación, se determina por la medición de los procesos y el producto final, que permite determinar los resultados concretos del proceso en general. En cuanto a la creatividad, es un fenómeno más complejo, que pudiera salirse de los estándares establecidos por lar reglas científicas de la Psicología Educativa y Evolutiva respectivamente, pero tener conciencia de este atributo especial, es clave para sácarle provecho al máximo.

                                                                          Referencias.

Gibaja C. y Lopez Ysabel (2012)Raices y Flores del Talento Humano Blogs pot/2012/Meta cognición-y-creatividad htlm

Hellen Mirian( 1994) EL Arte de Enseñar con todo El Cerebro.

Correo :gersonjosegomezescobar@gmail.com

SACVEN12926

Fuente de la imagen: http://psicologia.laguia2000.com/la-personalidad/caracteristicas-de-las-personas-creativas

 

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La Educación y el Conocimiento: ¿un bien común? (Parte I).

Por Marianicer Figueroa Agreda

El aire, la biodiversidad, el genoma, el lenguaje, las calles, Internet…
Los comunes no nos rodean: nos atraviesan y constituyen, nos hacen y deshacen.
De todos y de nadie, sostienen el mundo, son el mundo.
En el cuidado y enriquecimiento de los comunes nos jugamos la vida misma.
Es un asunto demasiado importante como para dejarlo en manos del Estado o del mercado. Nuestro desafío es hacernos cargo en común de un mundo común. David Bollier

Respondiendo al llamado que nos hiciera la Red Global Glocal por la Educación para analizar el texto publicado por la UNESCO denominado Replantear la educación: ¿Hacia un bien común mundial?, comparto a continuación algunas consideraciones sobre el texto en aras de aportar al debate mundial que sobre el mismo se está desarrollando, y en específico sobre el apartado en el que se insta a asumir a la Educación como Bien Común Mundial.

De antemano, debo identificar que lo que leerán aquí son palabras y reflexiones encarnadas que les comparto como activista por la Difusión Libre y el Acceso Abierto del Conocimiento, de allí que el hecho que la UNESCO esté llamando a que se reconozca al Conocimiento y a la Educación como un Bien Común Mundial, me interpela causando de antemano satisfacción y complacencia en tanto que los posiciona como un patrimonio colectivo al que todos y todas en el mundo tenemos el derecho de acceder sin restricciones.

Esta invitación al debate que nos hace UNESCO, tiene grandes consideraciones políticas, ideológicas y económicas que son necesarias revisar y adaptar al ámbito propio de la educación, sin embargo de manera inmediata podemos decir que implica atribuirle tanto al conocimiento como a la educación tres características claves para determinarlos como un bien común:

  • Son de uso colectivo y por ende pueden ser utilizados por todos y todas.
  • Son transgeneracionales1 lo que implica que no pueden ser gestionados en términos de racionalidad individual ni tener como objetivos las “ganancias”.
  • No pueden ser ni propiedad privada ni pública, lo que conlleva a que debe buscarse una forma de “propiedad comunitaria”, decisión también colectiva y mundial cuya administración se realiza de manera conjunta, desde una perspectiva de responsabilidad colectiva

Con el reconocimiento de estas tres características como atributos del conocimiento y de los procesos para su creación, gestión y apropiación, se hace esperanzador el horizonte para quienes defendemos a la Educación como Derecho Humano al comprender que la condición como bien común implica un freno de la tendencia a la privatización de los bienes públicos asociados a la educación, así como también un freno a la exclusión de las y los ciudadanos en la toma de decisiones sobre el destino y uso de los mismos. De igual manera posibilita la renovación y recuperación de una lógica solidaria para desarrollar nuevas formas de colaboración, gobierno y acción colectiva que en palabras de David Bollier (2008) trae consigo otro paradigma para la acción política con el cual puede proporcionarse un modelo alternativo con el cual propiciar un mayor equilibrio entre preocupaciones económicas, sociales y éticas, modelo que en el marco de las realidades actuales que nos cercan, no puede más que entusiasmar.

Conviviendo con este entusiasmo, aparecen de manera inevitable preguntas más que respuestas, así como preocupaciones ante la complejidad que trae consigo tratar de hacer nacer un nuevo modelo de gestión de la educación, en un contexto en donde el mercado avanza cada día más como instancia que decide y rige los destinos de todos los derechos humanos que tenemos. Para aliviar la tensión que ello causa, a continuación la mirada inicial, siempre precaria, que al respecto he logrado construir a pesar de mi formación humanística y la poca experticia en el ámbito económico desde donde se analiza los bienes comunes.

El concepto de «bienes comunes» viene posicionándose como tema de investigación desde que en el 2009 fue objeto de reconocimiento por parte de la comunidad científica internacional a través de la concesión del Premio Nobel de Economía a la politóloga norteamericana Elinor Ostrom (1933-2012) por su trabajo sobre el El Gobierno de los Bienes Comunes cuya tesis fundamental se sintetiza en la idea que no existe nadie mejor para gestionar sosteniblemente un «recurso de uso común» que los propios implicados (1995: 40). La labor investigativa de la profesora de la Universidad de Indiana recoge múltiples experiencias, muchas de ellas registradas de experiencias en iberoamericana, que demostraban que la existencia de espacios y bienes comunales, sin atribución de propiedad específica a un(os) usuario(s), no conllevaba inevitablemente la sobreexplotación de los recursos y la pérdida y erosión de ese patrimonio, debido a que los individuos que acceden a un bien colectivo (motivados por su propio interés) contribuyen y se comprometen con su mantenimiento y desarrollo. Con su planteamiento Ostorm daba respuesta con su planteamiento a la influyente obra de Garrett Hardin (1968) quien situó a la gestión de los bienes comunes como un proceso asociado a un sobreconsumo incontrolable que inevitablemente termina acabando en tragedia.2

El término “bienes comunes” del inglés commons, en la cultura anglosajona se trata de una categoría histórica que para muchos autores no tiene equivalente estricto en el idioma español. Por su parte Ariel Vercelli señala que históricamente, lo “común” ha estado referido a aquello que surge de la comunidad y, por tanto, estos bienes pertenecen y responden al interés de todos y cada uno de sus miembros, comuneros o ciudadanos (Rubinstein, 2005). Como tales, redundan en beneficio o perjuicio colectivo y se encuentran en permanente tensión frente a las posibles apropiaciones o cercamientos que puedan tener por otros individuos, corporaciones comerciales o Estados (Hardin, 1968; Ostrom, 2005, Boyle,2008).

A fines de este texto, utilizaremos la definición de la Asociación Internacional para el Estudio de los Bienes Comunes (IASC por sus siglas en inglés), que concibe provisionalmente a los commons como aquellos bienes compartidos cuya uso sostenido y gobernanza (palabra con la cual no me siento muy cómoda), requieren acción colectiva. Estamos refiriéndonos a bienes, recursos, que más allá de la propiedad o de la pertenencia, asumen, por su propia vocación natural y económica, funciones de interés social, sirviendo directamente los intereses, no de las administraciones públicas, sino de colectividades y de las personas que la componen.

Si bien el análisis de Hardin, identificando “commons” con “tragedia” ha tenido efectos persistentes, en el sentido de considerar como utópico, irrealizable y poco eficiente cualquier alternativa que busque una forma de organización social distinta al binomio mercado-estado, el modelo de bienes comunes ya funciona en diferentes ámbitos. En el caso de los educativos buenas e inspiradoras noticias de su buen funcionamiento la vemos en los sistemas sociales de comunicación académica, en los repositorios de programas realizados con software libre, en el trabajo de las bibliotecas de investigación de acceso abierto, y en el modo en que las comunidades científicas producen y difunden sus investigaciones sin restricciones, bajo modelos de investigación abierta.

Los bienes comunes de la ciencia y las comunicaciones académicas antes mencionados, suelen consistir en bienes no rivales (a nadie se le puede privar de él) y no excluibles (no hace falta entrar en competencia con los demás para tener acceso a él) que pueden ser utilizados y compartidos por mucha gente sin agotar el recurso, característica que algunos comentaristas han denominado como la cornucopia de los bienes comunes, según la cual a las mismas tienen más valor en la medida que mucha más gente utilice el recurso y se una a una comunidad social. “El principio operativo es «cuantos más, mejor». En realidad, el valor de una red telefónica, de una bibliografía científica, de un programa de software de código abierto aumenta cuanta más gente participe en la empresa, un fenómeno que los economistas denominan «efectos de red”. (Hess y Ostrom, 2016, p. 59)

Desde esta perspectiva atribuirle como acuerdo global mundial la noción de bien común al conocimiento, implicaría enfrentar las lógicas desarrolladas por el “Capitalismo Cognitivo”3, desde donde se le ha otorgado al conocimiento cultural, humanístico, artístico, científico y tecnológico trato como mercancía, fortaleciendo y potencializando para ello marcos regulatorios sobre la propiedad intelectual e industrial, en conjunción con una “demanda” de conocimiento formulada desde los grandes centros de poder que procuran modos de privatizarlo en función de los beneficios que su escasez trae consigo. Las consecuencias de este secuestro han sido nefastas para el desarrollo de los pueblos, más aún cuando los ámbitos en los que aparece con mayor fuerza, como la salud, la alimentación y la educación, son de interés prioritario para superar la condición vulnerable de la humanidad.

Ante esta realidad, se asoma como un muy buen síntoma para el mundo que la UNESCO se sume y ponga en la palestra mundial la denuncia de la tendencia actual a la privatización de la producción, reproducción y difusión del conocimiento, cuando señala que: (la cita textual larga interlineado sencillo a continuación)

“El conocimiento está siendo gradualmente privatizado por ley, y más concretamente por el régimen de Derechos de la Propiedad Intelectual, que domina la producción del conocimiento. La privatización progresiva de la producción y reproducción del conocimiento es evidente en la labor de las universidades, centros de investigación, empresas consultoras y editoriales. Debido a ello, se está privatizando en la actualidad buena parte del conocimiento que consideramos un bien público, y que nosotros estimamos que forma parte de los bienes comunes” (UNESCO, 2015, p.84)

Mejor síntoma aún es que proponga como línea estratégica para garantizar el derecho a educarse, que se devuelva a la humanidad lo que le corresponde, de manera que se le garantice el acceso universal y equitativo para todos y todas a una información puntual, correcta y acreditada, incluyendo muy especialmente en ese todos al Sur global.

Al respecto es muy importante resaltar que lo que puede parecer teoría e inclusive utópico, ya es acción concreta y vida en centenares de instituciones académicas y científicas a nivel mundial, e inclusive países, que de forma explícita han generado mandatos y políticas4 que obligan a que toda la creación intelectual financiada por fondos públicos sea de difusión libre y por ende publicada en repositorios digitales, para que sea de consulta y uso de todas y todos.

Ahora bien, al igual que el conocimiento la invitación de la UNESCO es también sumar como bien común la gestión de los procesos y las instituciones que aseguran la creación, acceso y apropiación del conocimiento, proceso que implica una gran complejidad en tanto que al incluir en la gobernanza de la educación recursos tangibles cuya utilización por unas personas puede limitar su uso por parte de otras, requiere de claras reglas y del compromiso de todas y todos los involucrados.

La característica de este tipo de bien común, denominado también “Recursos de uso común” es que pueden ser agotables, rivales y escaseables5, así como también pueden llevar consigo altos costos de exclusión, si estos no están sujetos a reglas que contienen un manejo responsable de ellos para evitar su agotamiento y/o depredación, y de reglas justas para su acceso. Al respecto señala Ostrom:

“Los recursos comunes pueden ser considerado como cualquier tipo de recurso (natural o de otro tipo) sujeto a formas de uso colectivo, para el que la relación entre el recurso y las instituciones humanas que media la apropiación son un componente esencial del régimen de manejo” (2005, p.132)

Desde esta perspectiva pensar en la educación como bien común amerita de un modo otro de los procesos de definición, gestión y evaluación de las políticas y el desarrollo del proceso educativo, incluyendo aquellas referidas a su financiamiento, en donde todas las partes involucradas, requieren articularse en una empresa social colectiva, como lo propone la UNESCO, para poder garantizar por una parte el derecho a la educación de todas y todos y por otra el alcance de las metas que a ésta le han atribuido en los marcos jurídicos de cada país.

Ante este planteamiento, la primera pregunta que surge es ¿Quiénes conformarían esa empresa social colectiva?, ¿Qué rol tendría en ella el estado, las y los educadores, padres, madres, los organismos internacionales, la empresa privada, el mercado y las comunidades en las que se ubican estas instituciones educativas? ¿Si la gestión de la Educación será desde una empresa social común, a quién le corresponderá financiar la educación en un escenario en donde la responsabilidad primera de los estados en la administración de la educación pública tropieza con una oposición cada vez mayor, con demandas de reducción del gasto público y una mayor participación de agentes no estatales ? ¿Que la educación deje de ser un bien público para pasar a ser un bien común debilitaría el rol del estado como garante de la educación? ¿Podría considerarse esto como una forma de privatización?

Lamentablemente para las posibles expectativas de quienes leen estas líneas, éstas y muchas otras preguntas que al respecto surgen, no tienen aquí ni en el documento de la UNESCO respuestas precisas y detalladas, sin embargo alrededor de las mismas comparto comentarios-preocupaciones al respecto.

Pensar en la gestión de la Educación como recurso de uso común, trae al tapete diversas alertas. Algunas son propias del ámbito de los bienes comunes, alertas que ya han sido estudiados y advertidos por diversos autores, al hacer referencia a los dilemas6 propios del uso sostenido de un recurso cuya apropiación colectiva podría afectar las capacidades productivas de los sistemas, si se imponen la competición por el uso, el aprovechamiento abusivo de aquellos que utilizan el bien común sin contribuir a su mantenimiento y/o la sobreexplotación excesiva del mismo.

Para evitar que ello suceda Mario Fagiolo (2012)7, citando los aportes de autores como Ostrom y Hess, sostiene que bajo las condiciones adecuadas8, los “bienes comunes” pueden ser “bienes sostenibles”, siempre y cuando los actores, impulsados por el espíritu de cooperación, cambien voluntariamente el enfoque del juego: de “suma cero” a “suma positiva” (ganar – ganar) de manera que en lugar de actuar con base en la búsqueda del máximo beneficio, elijan conseguir el beneficio óptimo, donde no hay perdedores y todos pueden salir beneficiados.

Esto se canaliza y cristaliza con la definición colectiva y consensuada de normas apropiadas de funcionamiento y monitoreo, de mecanismos eficientes y eficaces para la resolución de conflictos lo que en otras palabras implica la construcción de instituciones humanas, informales o formales, que garanticen su reproducción natural o social de los recursos comunes, con un modelo de gestión congruente con las características propias del bien del que se trata: si el bien es común también la planificación y la gestión deben serlo.

Sumado a esas preocupaciones propias de la gestión de los bienes comunes, aparecen también interrogantes y preocupaciones propias de la educación en cinco grandes temas a saber: su financiamiento, la definición de su fin y forma de gestión, su evaluación, la formación de la ciudadanía para asumir acciones de co-gestión y la participación que el estado, el mercado y los organismos internacionales tendrán en el desarrollo de las macropoliticas para el bien común en tiempos en donde cada día son más las presiones que existen para dejar en manos de los privados, la educación pública, ya sea por la vía de la privatización explicita o por la vía de la “privatización por defecto”9?

Al respecto, para muchos es conocida la explícita y poderosa influencia que hoy día tienen influyentes “edu-empresas” y “edu-emprendedores” en todo el mundo, que disponen de un enorme poder y recursos dedicados a socavar y eludir fondos del sector público. Las empresas y fundaciones privadas promueven y “venden” a los gobiernos cada vez más ideas en materia de políticas, tales como la elección de la escuela, la competencia, la rendición de cuentas, la estandarización de pruebas y planes de estudios, la evaluación de la pedagogía y de los docentes, tal como está reseñado en diversos artículos, entrevistas y textos diversos publicados en OVE, del que resaltamos el excelente artículo de Carol Anne denominado “Vender el derecho a la Educación Pública de calidad para todos

De igual manera son diversos los autores y movimientos sociales que denuncian que las instituciones diseñadas en 1945 en torno a las Naciones Unidas, también han mostrado sus límites, principalmente porque giran alrededor del estado y más concretamente de unos pocos estados que controlan el sistema entero. “Hoy a pesar de algunos logros la ONU sufre de una escandalosa carencia de fondos y está bajo presión, no tiene ningún medio de aplicación de sus resoluciones y en definitiva depende de la buena voluntad de los cinco miembros del Consejo de Seguridad que no tienen intención alguna de renunciar a su poder”10 (Blin, A y Blin G Marin, Abril 2012, p 19) Esta realidad también fue evidenciada en la denuncia realizada por mas de un centenar de académicos y pedagogos del mundo, por el giro economicista que en el 2015 tuvo el Foro mundial de Educación realizado por la UNESCO en Incheon, Korea; motivo por el cual emprendieron una campaña contra el Apagón Pedagógico Global, campaña reseñada en OVE.

En este contexto cada día más naturalizado e instituido, ¿Como dar el salto para la acción colectiva real en la asunción de la gestión de la Educación como Recurso de uso común a sabiendas que los políticos y expertos no pueden diseñar o construir comunes desde arriba en formas de procomún fabricado? ¿Quiénes están formando ciudadanía para ello, en un mundo en el que claramente prevalece el individualismo, la competencia y la meritocracia? ¿Puede instituirse la educación como bien común, cuando esta debe surgir de la convicción y el compromiso de los actores de una comunidad? ¿Quién está en este momento sembrando ciudadanía dispuesta a asumir la gestión de los bienes comunes?

Al respecto copio la reflexión de Boiler (2016) regalada en una entrevista, también reseñada en OVE:

“Cuando los comunes están patrocinados por las instituciones, no pueden disfrutar de ese mismo espíritu de dedicación, propiedad y creación mutua que surge desde abajo. En tal sentido, siempre serán objetos dentro de una obra ajena con directores externos, en vez de ser la expresión de un brote creativo surgido de las propias personas para satisfacer sus intereses, necesidades y vida interior” (s/p)

En ese sentido, tomar en cuenta que la acción colectiva no es una constante dada por principio en las interacciones sociales, implica necesariamente crear, más bien retomar, una cultura para la gestión exitosa de los bienes comunes, lo que conlleva invertir tiempo para el desarrollo a escala global y en todos los niveles, de las habilidades necesarias que nos permitan participar en empresas sociales colectivas. Construir visiones comunes sobre los bienes recursos colectivos, lograr acuerdos sobre reglas claves de cooperación, confiar en el compromiso y la voluntad de los otros, tener certeza de que todas y todos los involucrados asumirán las restricciones y los esfuerzos que implica el cumplimiento y el monitoreo de los acuerdos, y constatar que los bienes comunes y su “productividad” se mantienen, son habilidades primordiales para este gran paso, habilidades que por cierto no forman parte de aquellas cuya medición en pruebas estandarizadas califican si un sistema educativo es de buena calidad o no.

Saltar a la gestión de la educación como bien común, sin prepararnos y tener conciencia crítica para ello, es ir desnudos a un dialogo con instancias que seguirán apostando al fracaso de la educación pública y sin duda al fracaso de la educación como bien común. En ello el lugar del Estado, inevitablemente no puede ni debe verse disminuido. Sobre esa premisa la apuesta a la asunción de la cultura del bien común en el ámbito educativo, es necesario posicionarla como una apuesta a considerar a la Educación como un bien común de interés público del estado, lo que implica que por su naturaleza es res communis ómnium, y res extra comercium, una cosa o bien común de todos y todas no susceptible de apropiación individual, reconocimientos que contaría con el interés deliberado y público del Estado y su compromiso, como instancia prioritaria, para garantizar los compromisos que requieren la asunción de la Educación como bien común, su acceso y la creación y cumplimiento consensuado de su regulación.

Desde algunos caminos transitados 11 para ello, y asumiendo también como mías las palabras de Silke Helfrich y Jörg Haas referidas a que la capacidad de desarrollo de la sociedad, depende de manera decisiva de su aptitud para resolver el desafío de hacer justicia respecto a los criterios de equidad de acceso y uso de nuestra herencia común. Por ello, pensar en la educación como bien común es pensar en la capacidad de nuestras sociedades a escala global para el dialogo concertado y la aceptación y validez de la paridad de voces de maestros y padres con los creadores de las políticas educativas a la hora de asumir posicionamiento ante la ola privatizadora de la educación pública nivel mundial y de incidir para decidir de qué se quiere hablar al referirnos a la calidad educativa.

También es pensar en cómo otorgar la cualidad de bien común a la Educación, ayuda a enfrentar lo que Otras Voces en Educación ha reseñando en múltiples noticias y artículos pubicados en apenas cuatro meses de trabajo, sobre las resistencias de educadores del mundo ante el apagón pedagógico global y la instrumentalización del conocimiento a favor del mercado12, los posicionamientos críticos de Maestros ante el modelo de evaluación de desempeño docentes instituido en México13, la negativa de miles de padres en España, Reino Unido y en EEUU a la aplicación de pruebas estandarizadas a sus hijos y el trato meritocrático y discriminizador de sus escuelas14, en el movimiento ciudadano en torno al avance de la privatización de la educación pública en África a través de las escuelas Bridges, o en Perú e India ante la escalada de las escuelas de bajo costo que cada día son más en esos países15.

Para ello, sumo a mi convicción las palabras de Helfrich y Haas (2009):

“Partimos del supuesto de que la capacidad de desarrollo de la sociedad, de toda sociedad, depende de manera decisiva de su capacidad de resolver el desafío de hacer justicia a los criterios de equidad de acceso, participación activa en los commons y sustentabilidad ecológica y social. El debate en torno a la responsabilidad por nuestros recursos colectivos, por lo tanto, es también un debate sobre cómo está constituida nuestra sociedad” (p.143)

…A lo que yo le añadiría que también es un debate sobre el estado de salud de la misma, hoy día y en las mañanas por venir.

Bibliografía:

Ariel Hernán Vercelli (2009). ‘Repensando los bienes intelectuales comunes: análisis socio técnico sobre el proceso de co-construcción entre las regulaciones de derecho de autor y derecho de copia y las tecnologías digitales para su gestión’.

Bollier, David et al. 2009. “The Future of the Commons.” [Notes from a retreat at Crottorf Castle near Cologne, Germany, on June 25-27, 2009].

Blin, A. y Marin, G. (2012). Los comunes y la gobernanza Mundial. Hacia un contrato social mundial, consultable en [www.gober nanza-mundial.org].

Bollier, David. (2008) “The Commons as a New Sector of Value Creation.” Kosmos Journal Fall/Winter 2008, Vol. VIII, No. 1.

Boyle, J. (2008).The Public Domain: Enclosing the Commons of the Mind. Estados Unidos de Norteamérica: Caraban Books.

Fagiolo, Mario (2012) “El conocimiento como bien común” Revista Venezolana de Economía Social Año 12, Nº 23, Enero-Junio 2012. ISSN 1317-5734.ISSN Elect. 2244-8446Universidad de los Andes (ULA) NURR – Trujillo. CIRIEC – Venezuela

Hardin, G. (1968). The Tragedy of the Commons. Disponible en http://www.sciencemag.org/cgi/ content/full/162/3859/1243. Publicado originariamente enScience 13 December 1968:Vol. 162. no. 3859, pp. 1243 – 1248 DOI: 10.1126/science.162.3859.1243.

Hess, Charlotte. (2008). “Mapping the New Commons.” 12th Biennial Conference of the International Association for the Study of the Commons

Helfrich, Silke and Haas, Jörg. (2009). “The Commons: A New Narrative for Our Times.” Heinrich Boell Foundation.

Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura. Unesco (2015). Replantear la educación: ¿Hacia un bien común mundial?París (Francia): Unesco. ISBN 978-92-3-300018-6

Ostrom, Elinor (2005). Understanding Institutional Diversity. Princeton University Press.

Rubinstein, J., C. (2005).¡Viva el Común! La construcción de la protosociedad civil y la estructura política castellana en el bajo medioevo. Buenos Aires: Prometeo Libros.

S.A (2008). Genes, bytes y emisiones: bienes comunes y ciudadanía. Compiladora Solke Helfrich. Ediciones Böll, México. Disponible en: http://www.boell-latinoamerica.org/downloads/Bienes_Comunes_total_EdiBoell.pdf [Consulta: 2013, Abril 18]

Vercelli, Ariel (2009) Repensando los bienes intelectuales comunes –análisis socio-técnico sobre el proceso de co-construcción entre las regulaciones de derecho de autor y derecho de copia y las tecnologías digitales para su gestión. Tesis de Doctorado con mención en Ciencias Sociales y Humanas. Universidad Nacional de Quilmes. ISBN: 978-987-05-6304-4. Descargada del sitio: www.arielvercelli.org/rlbic.pdf

Notas para entreleer

1 La visión transgeneracional implica que se debe tener a) la responsabilidad de aprovechar los recursos y el ambiente si que se afecten las capacidades y posibilidades de uso por parte de las generaciones futuras, b) el compromiso de no generar impactos que constituyan pasivos transgeneracionales y afecten la capacidad productiva y de sobrevivencia de las generaciones futuras, c) la responsabilidad de capacitar, sensibilizar y empoderar a las generaciones más próximas (los hijos básicamente) respecto a las responsabilidades que les tocara asumir consigo mismos y con las generaciones posteriores a ellos
2 La versión de Hardin sobre los commons ingleses aborda la destrucción de los bienes, pasando por alto la tragedia de las comunidades. Hardin sostiene su propuesta utilizando la metáfora de un hipotético pasto utilizado colectivamente por varios pastores y, por ello, deteriorado, suponiendo que el interés particular de todos ellos no es otro que el de incrementar de manera constante el número de ovejas que cada uno lleva al prado, para maximizar así las ganancias que el uso del recurso común genera a cada uno de ellos. Sin embargo, este comportamiento y las ganancias obtenidas se enfrentan con límites ineludibles, ya que el aumento del uso y de la presión sobre el recurso conduce inevitablemente a su destrucción. refutar la parábola de Garrett Hardin sobre la «tragedia de los comunes». Para combatir la gestión pública de los recursos públicos, los conservadores, partidarios del mantenimiento de los derechos de propiedad, han esgrimido el análisis y la poderosa metáfora de Hardin, según la cual es probable que los bienes comunes que no se rigen por derechos de propiedad individuales acaben en la sobreexplotación y ruina del recurso.
3 Para conocer sobre este tema recomendamos la lectura de dos textos reseñados en Otras Voces en Educación (OVE): El conocimiento: dimensión estratégica para el capitalismo cognitivo de Marx Gómez y Capitalismo Cognitivo, otro argumento para reinventarse o morir de Laura Rosillo Cascante
4 La estadística que sustenta esta afirmación es tomada de los datos publicados al respecto por ROARMAP que es el directorio internacional sobre políticas institucionales de Acceso Abierto (AA) que son adoptadas por las universidades, instituciones de investigación y financiación, e inclusive países. En la actualidad este observatorio creado en el 2003 por la Universidad de Southampton alberga para el segundo trimestre del 2014, quinientos tres mandatos a nivel mundial, a diferencia del 2013 en el que reportó doscientos (200) mandatos menos. Estos datos pueden verse en http://roarmap.eprints.org/
5 En el lenguaje de Ostrom: «recursos de uso comun» (RUC) son «un sistema de recursos naturales o hechos por el hombre, que es bastante grande como para hacer costoso (pero no imposible) excluir a potenciales usuarios de su uso», Ostrom, op. cit., p. 66. Sus atributos definitorios son la substracción o rivalidad y la no exclusividad o exclusión costosa. Entre ellos estudió las pesquerías, pastizales, sistemas de irrigación, bosques comunales, lagos y cuencas subterráneas a nivel local, véase Ostrom, The Logic…, cit., p. 58.
6 Para conocer sobre los dilemas estudiados alrededor de la gestión de los Bienes Comunes, recomiendo leer el texto «Dilemas de lo colectivo Instituciones, pobreza y cooperación en el manejo local de los recursos de uso común»  de Juan Camilo Cárdenas, quien no solo los explica sino que los  ejemplifica los mismos con experiencias reales sobre gestión de recursos naturales.
7 Mario FAGIOLO (2012) “El conocimiento como bien común” Revista Venezolana de Economía Social Año 12, Nº 23, Enero-Junio 2012. ISSN 1317-5734.ISSN Elect. 2244-8446Universidad de los Andes (ULA) NURR – Trujillo. CIRIEC – Venezuela
8 Elinor Ostrom y Charlotte Hess (2009) nos proporcionan un listado de condiciones adecuadas o principios constitutivos de las “instituciones de bienes comunes”que – en el curso de los numerosos estudios empíricos que se realizaron – resultaron ser: sólidas y sostenibles, veamos. • Una clara definición de las posibilidades y de los límites. • Las normas utilizadas deben ser adecuadas a las exigencias y a las condiciones locales.• Todas las personas, que deben respetar esas normas, pueden participar en la definición y redefinición de las mismas.• El derecho de la comunidad, para establecer sus propias reglas, es respetado por las autoridades externas: principio de autonomía.• La existencia de sistemas de autocontrol de la organización para monitorear el comportamiento de los integrantes.• Los sistemas de sanciones, están diseñados para su aplicación progresiva.• Los miembros de la comunidad cuentan con el apoyo de mecanismos, para solucionar conflictos, a bajo costo.• La estructura de las organizaciones co-evoluciona desde los modelos mecánicos de ayer hacia los modelos orgánicos de hoy; promoviendo arquitecturas anidadas
9 La privatización por defecto no es otra cosa que una forma de privatización que no es producida directamente por políticas explícitas de privatización, sino que es una privatización que surge por demanda y por un proceso más de abajo hacia arriba, impulsado por una percepción negativa muy extendida respecto a la calidad de la educación pública. Ver un caso de privatización por defecto en: http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/87147
10 Los Comunes y la Gobernanza Mundial . Hacia un contrato social Mundial. Arnaud Blin Gustavo Marin Abril 2012.
11 El planteamiento del conocimiento como bien común de interés público lo  propusimos en Venezuela en el proyecto de Ley de difusión libre y acceso abierto al conocimiento elaborado por activistas entre el 2014 y 2015, como instrumento legal en el que se reconociera en el conocimiento la cualidad de res extra comercium, lo que lo hace susceptible de tener protagonismo en el mundo de los negocios y/o del comercio, y la de res communis ómnium, que le atribuye connotaciones de propiedad común. Si bien, no alcanzamos a la promulgación del proyecto de ley antes mencionado, la idea de los bienes comunes de interés público logramos posicionarla en la Ley de Semillas aprobada en Diciembre de 2016, en la cual se distingue a la semilla como bien común de interés público cultural y natural, material e inmaterial de los pueblos.
12 Ver artículos sobre el tema : http://otrasvoceseneducacion.org/?s=apag%C3%B3n+pedagogico+global&submit=Buscar
13 Ver artículos y noticias sobre el tema en: http://otrasvoceseneducacion.org/?s=resistencia+magisterial&submit=Buscar
15 Ver textos sobre el tema en: http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/87147, http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/2178 , http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/94912
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