Saltar al contenido principal
Page 2 of 5
1 2 3 4 5

La identidad y narrativa de la mujer contemporánea

Por:  Lorena García Caballero

Pongamos atención a los discursos e ideas que expresamos. Muchas veces, nosotras mismas perpetuamos prácticas que violentan, invalidan o minimizan al otro.

La representación de la mujer en el cine, en la literatura y en su papel como lectora, es una cuestión que atañe directamente a la vida de todas y cada una de nosotras. Dependiendo de las historias que nos contamos, cómo lo hacemos y hacia quién las dirigimos, es como creamos, reafirmamos y reinventamos nuestras identidades.

En la misma universidad he notado algunas veces que a mujeres estudiantes se les dificulta hablar en primera persona femenino cuando se refieren a la actividad “del arquitecto”, “del ingeniero”, “del mercadólogo”, etc., cuando en realidad, deberían de presentarse al mundo seguras y –sin dudarlo– hablando desde el “yo” y desde lo que estudian en una acepción femenina. El lenguaje configura la realidad, la moldea y nos hace partícipes de la misma.

En la medida en que nos apropiamos de la palabra hablada, escrita y narrada en distintos medios, también nos hacemos visibles con todo y nuestras problemáticas, la manera en la que enfrentamos el día a día y los retos internos y externos que nos imponemos de manera real, imaginada y proyectada por nosotras mismas y por el colectivo sociocultural.

“El empoderamiento de las mujeres y nuestro papel en la narrativa escrita, hablada y visual, están íntimamente relacionados”.

Una actividad aparentemente sencilla, pero con gran impacto, es la narrativa personal autodirigida. Llevar una bitácora que registre lo que siento, lo que pienso y narrarlo desde la primera persona en femenino, me hace ver mi vida y mi situación en perspectiva. Por ejemplo: “Soy narradora”, “soy creadora”, “soy protagonista”, “soy productora”, “soy lectora”, etc. Todas estas posibilidades me incentivan a sentirme más cómoda en mi piel, en mi realidad. Ayudan a que me reconcilie conmigo misma y que las luchas que han librado otras mujeres para que se escuche mi voz, hagan eco y encuentren cobijo en la reconciliación y la coherencia que le doy a mi narrativa personal.

En el ámbito académico, así como también en la industria literaria, cinematográfica y publicitaria, las mujeres y los hombres hemos alzado la voz para generar un cambio. Hemos propuesto campañas, slogans, historias y el uso del lenguaje inclusivo con el fin de minimizar el impacto negativo de los estereotipos creados y perpetuados en las industrias creativas. Tanto el uso del lenguaje inclusivo y lo que llamaría “gramática del empoderamiento” son dos herramientas que, en conjunto, hacen referencia a una narrativa personal que devuelve el poder y la confianza en sí mismo(a), al tiempo que abre la puerta a nuevas posibilidades de repensar la identidad propia.

Como casos de éxito en el campo de la narrativa, me gustaría mencionar las aportaciones de David Epston y Michael White (1992), quienes se basaron en la teoría constructivista, adaptándola al uso de medios narrativos para emplear terapéuticamente la palabra hablada y escrita. Estos autores han sido críticos en cuanto a cómo algunas personas nos sentimos con cierta desventaja respecto de otras en nuestro entorno, por ejemplo, padres, profesoras, jefes(as), personas que parecen estar por encima de nosotras y a cuyas palabras y narrativa sobre nuestra persona les damos mucho peso. Lo que hace que estas historias se vuelvan en dominantes –que no quiere decir verdaderas– pero a las que damos por hecho cuando no tomamos en cuenta historias alternativas, incluidas las de nuestra propia voz, las de nuestra sensación, memoria y narración, durante el suceso a narrar y después visto en retrospectiva.

El trabajo de Epston y White se ha centrado en otorgar un nuevo modelo de pensamiento y verbal para contrarrestar lo que ellos denominan el “problema–etiqueta”. Básicamente consiste en tomar distancia de lo que pensamos sobre nosotras mismas o de nuestra vida como un problema o estereotipo. En otras palabras, cuando los miembros de una familia, los amigos, los vecinos, los compañeros de trabajo o los profesionales piensan que una persona ‘tiene’ una cierta característica o un problema determinado, están ejerciendo un poder sobre ella al “representar” este conocimiento sobre la persona (Castillo, Ledo & Pino, 2012).

El uso de la metáfora y otras figuras literarias en cómo nos hablamos y describimos a nosotras mismas y nuestra situación existencial, también ayuda a empoderarnos y repensarnos desde espectros identitarios más amplios. Cómo comunicamos esto a los demás puede reforzar esta postura o hacerla tambalear.

Algo que adapté de las aportaciones de los autores mencionados arriba al caso concreto del empoderamiento femenino, fue trasladar el recurso teórico del “problema-etiqueta” que proponen a estereotipo o “narrativa tóxica” –como les llamo–. Lo que estos autores vieron en el plano de la terapia, lo he llevado al aula con el empleo de bitácoras personales, en donde indico que es importante escribir una historia personal y poner las versiones de “cómo lo dirían mis padres o tutores”, “cómo la narraría un amigo o amiga cercano(a)”, y “cómo lo narro yo”. Después de esto, realizo un trabajo de análisis, igual que los terapeutas que cito –y en cuyo trabajo me inspiro– para adaptarlos al ámbito educativo. Una de las cosas que he notado es que mis estudiantes –tanto hombres como mujeres– tienden a sentirse más aliviados(as) al releer lo que escribieron al cabo de dos días que es cuando tenemos la siguiente sesión.

A partir de este ejercicio de narrativas, incentivo a mis estudiantes varones y mujeres– que cuenten cómo han sido partícipes en la desigualdad de género, describiendo lo que han hecho o dicho que pudiera desplazarlas (en el caso de ellas) a un papel secundario en su propia historia. En el caso de ellos: qué partes de sus narrativas han omitido, minimizado o violentado el rol de alguna mujer en su vida y cómo podrían relatarlo de manera diferente.

Otro aspecto que me parece importante trabajar para mejorar es lo concerniente al lenguaje inclusivo. Tanto expertos como mis propios alumnos en clase opinan que no basta con decir “l@s”, o “todes”. Creen que debemos de trabajar en la base, es decir, lo que subyace a nuestra manera de hablar de las cosas. Esta base tiene tanto que ver con cuestiones culturales como sociohistóricas. Partiendo de esta observación, mi propuesta de trabajo se orienta más a indagar en el nivel discursivo. Esto quiere decir que me parece más importante poner la atención en el contenido de lo que se dice que en el cómo se dice. Si bien es cierto que el “todes” o “todas/ todos” pretenden hacer un trabajo de inclusión, si no lo logran, al menos ponen de relieve que algo en la palabra que se escribe con un cierto énfasis apunta a una cosa más, en este caso podría ser el señalamiento a la sensación de malestar o injusticia porque históricamente se ha hablado de todos en plural masculino, o en “él” también tomando como parámetro al hombre. No quiero decir que dejemos de hacer estas prácticas en el lenguaje, pero propongo que vayamos más allá y empecemos a observar, reflexionar y cuidar el contenido de lo que decimos. ¿Qué hay de trasfondo en nuestras palabras? ¿Las ideas que expresamos o proponemos tienen cierta carga de exclusión, sexismo o machismo? De ser así, parte de nuestra narrativa personal también tendría como labor importante la de responsabilizarnos de lo que decimos.

Para ahondar más en este tema, les sugiero la revisión de los elementos teóricos propuestos por la filósofa Julia Kristeva en su obra Extranjeros para nosotros mismos (1991), en donde lleva al plano de lo simbólico lo que nos identifica de algunos elementos heterogéneos que pueden irrumpir en esa identidad o, por el contrario, complementar. Como ejemplo, algunas cuestiones que podemos considerar como parte o abono a la identidad serían: el lenguaje expresado desde el “yo”, la aceptación del propio cuerpo y la importancia y respeto al mismo en tanto que nuestra apertura al mundo y a los otros, el amor propio y la empatía pensada desde una comprensión integral de mí misma y, desde allí, al acercamiento respetuoso con el otro. Algunos ejemplos de elementos heterogéneos: el autorechazo, la autocrítica, la sensación y/o sentimiento de que nuestro cuerpo es ajeno o tiene menos valor que el “yo” en su totalidad, prácticas de discriminación que parten de ver en el otro cosas que nos desagradan de nosotras mismas, darle más poder a lo que otros opinan o dicen de nosotras mismas, más que nuestra propia opinión.

También las invito a compartir sus experiencias educativas en este tema con el fin de aprender juntos cómo empoderarnos a nosotros/as mismos/as y ayudar a nuestras y nuestros estudiantes también a que lo lleven a cabo en su vida. Los invito a prestar más atención a las creencias, discursos e ideas que expresan, comparten o piensan para que seamos cada vez más conscientes de cómo nosotras mismas perpetuamos, muchas veces, prácticas verbales que violentan, invalidan, humillan o minimizan al otro. Les invito a ser observadores/as meticulosos/as y que incentivemos a nuestros y nuestras estudiantes a que lo sean también.

Fuente: https://observatorio.tec.mx/edu-bits-blog/identidad-y-narrativa-de-la-mujer-contemporanea

Comparte este contenido:

El deporte como herramienta de empoderamiento y resiliencia para mujeres en situación de violencia

Por:  Stephanie Demirdjian.

Con la karateca francesa Laurence Fischer, fundadora de la organización Fight For Dignity.

“Educar por el deporte” es la consigna que guió el trabajo de la francesa tricampeona mundial de karate Laurence Fischer durante sus 15 años de carrera en que, además de competir, ayudó a que mujeres en contextos vulnerables transformaran sus realidades a través de la práctica deportiva. Lo hizo primero mediante iniciativas de organizaciones civiles –la convocaron para que, justamente, bajara a tierra su premisa en distintos países de Centroamérica, África y Medio Oriente– y después con la creación de Fight For Dignity, que tiene como objetivo ayudar a mujeres en situación de violencia de género a empoderarse, reapropiarse de sus cuerpos y recuperar la autoestima a través del karate. El programa que plantea la organización francesa apunta a que las sobrevivientes puedan “reconectar cabeza, corazón y cuerpo”, según se puede leer en la página web. Las sesiones se adaptan al estado físico, psíquico, emocional y social de cada mujer.

Fight For Dignity trabaja en Francia y en la República Democrática del Congo. En el país africano funciona en la Casa Dorcas, un lugar de refugio y reposo para mujeres que atravesaron violencia sexual y sufrieron mutilación genital. En Francia, el programa forma parte de los talleres que promueve La Casa de las Mujeres de París, el único centro del país que tiene unidades especializadas en salud sexual y reproductiva, violencia de género y –también– mutilación genital. En los dos casos, el programa se enmarca en el trabajo de un equipo multidisciplinario que incluye psicólogos, médicos y abogados, entre otros especialistas. Este acompañamiento integral es “lo realmente innovador y necesariamente replicable” para ayudar a las mujeres que atraviesan violencias a salir de la situación y seguir con sus vidas, asegura Fischer en diálogo con la diaria y otros medios latinoamericanos.

Cada sesión de karate dura una hora y media y se basa en la respiración, la relajación y el trabajo de las caderas. “Se trabaja mucho en las caderas y en nombrar las partes del cuerpo, lo cual es muy importante porque a menudo las mujeres no saben dónde se sitúa cada parte”, explica la responsable de la iniciativa. “Trabajamos mucho, tanto en Francia como en el Congo, en el aparato genital y en particular en los músculos del periné, tratando de darle valor a esa zona, algo que sirve mucho de base para practicar el karate”, agrega.

El karate, en realidad, abarca sólo 20 minutos de la clase, “aunque es transversal a los ejercicios de yoga y sofrología” que se realizan antes, aclara Fischer. Todas las etapas de la sesión se realizan sistemáticamente en el mismo orden –así es más fácil para las mujeres, que suelen tener problemas de concentración debido a los traumas psicológicos con que conviven–, aunque en realidad el equipo adapta la metodología a lo que ellas quieran o pidan. La ex atleta resalta la importancia de que la práctica se realice entre mujeres, porque intercambian entre ellas y generan una complicidad en que ni siquiera es necesario hablar. “El deporte tiene esa capacidad de que no requiere la necesidad de hablar: se hace y listo. De hecho hay muchas mujeres en Francia que no hablan francés y no es un problema porque es el cuerpo en movimiento el que habla, especialmente en el momento en que la mujer toma conciencia de la fuerza que tiene y siente cómo pasa a través de su cuerpo”.

Reconectar para reconstruir

Según Fischer, la forma en como cambia el vínculo de las mujeres con sus cuerpos a través del deporte es “impresionante”. “Cuando las mujeres llegan, tienen la mirada vacía. Ni siquiera hay tristeza: no hay nada. Es algo muy fuerte que se llama disociación, que es básicamente que la mujer no está ahí presente”, relata la fundadora de Fight For Dignity. “En esa primera sesión hay algunas que no hacen nada y se quedan quietas, tienen miedo y aprensión. Pero cuando vuelven a la semana siguiente, y en el medio han hecho otro trabajo con un psicólogo, por ejemplo, la evolución se ve en la apertura. Llegan sonrientes y se ponen el kimono. Se ve hasta en la postura, porque al principio llegan encorvadas, con la mirada hacia el piso, y después empiezan a pararse mejor y a levantar la cabeza”.

Las sesiones tienen otro cometido que es ayudar a las mujeres a descargar la ira que muchas veces pueden tener contra la persona que las violentó. “Muchas de ellas llegan para aprender a defenderse pero terminan encerradas en un círculo vicioso en que piensan que todo lo hacen para golpear al agresor. Lo que tratamos a través de nuestro método es que tomen conciencia dando un golpe o pegando un grito, para que descarguen la ira y se llenen de energías positivas y de fuerza, no pensando en el agresor sino pensando en ellas mismas. Las mujeres entonces se llenan de confianza y energía y, eventualmente, se desprenden del depredador”, asegura Fischer, y aclara que este proceso no está ligado sólo al deporte sino “al contexto multidisciplinario” en general.

“En la mayoría de los casos, estas mujeres nunca habían hecho deporte antes y generalmente creen que no valen nada, porque es lo que les hicieron creer”, comenta la ex karateca. “Es extraordinario cuando muestran lo que aprendieron y sonríen al descubrir que lograron hacer cosas que nunca hubieran imaginado”. El objetivo último de la organización es que, eventualmente, las mujeres se animen a practicar karate en algún club deportivo, incluso si es mixto.

Fischer considera que lo que hace Fight For Dignity “es una gota de agua”, pero que puede convertirse en océano si otras atletas se comprometen con la promoción de la educación por el deporte y se convierten en modelos a seguir para mujeres en situaciones de vulnerabilidad. “Pienso que un tercio de las mujeres en el mundo son víctimas de violencia y que hace falta que haya un cambio en la manera en que nos relacionamos con el cuerpo; es necesario que podamos reconectar la cabeza con el cuerpo, que ha sido la fuente del sufrimiento”, asegura. “El deporte, tal como existe hoy, tiene un lugar en el acompañamiento de estas mujeres víctimas. Hay que dejar de estigmatizarlas y demostrarles que, de hecho, son fuertes”.

Todos los caminos que llevaron al Congo

Fight For Dignity fue fundada hace casi tres años pero empezó a gestarse en el imaginario de Laurence Fischer varios años antes. Quizás el primer antecedente tuvo lugar en 2006 en Kabul, Afganistán, en uno de los tantos viajes que la ex atleta realizó para promover la educación por el deporte, en esa oportunidad de la mano de la organización Plan Internacional.

Allí conoció a un grupo de adolescentes de entre 12 y 16 años que integraban por primera vez el equipo nacional de karate. El rol de Fischer era no sólo transmitirles conocimientos específicos sobre la disciplina sino también alentarlas para que practiquen el deporte pese a las circunstancias, que en muchos casos eran adversas. Después de pasar un mes en la capital afgana volvió a Francia con gusto a poco y decidió invitar a las jóvenes a su país para continuar el acompañamiento y convertirse en una especie de mentora. “Pude ver su evolución, sus condiciones, e incluso cuando para algunas de ellas la situación personal era muy complicada, era evidente el efecto que tenía el hecho de que practicaran deporte”, comparte Fischer. “Las mujeres que vinieron estaban muy comprometidas con hacer escuchar sus voces, compartir sus experiencias y mostrar la voluntad de continuar practicando y competir, porque, como atletas, era importante para ellas también poder identificarse como aptas para participar de una competencia”, agrega.

Para cuando terminó esa experiencia, que coincidió también con el fin de su carrera como deportista profesional, el trabajo de Fischer estaba cada vez más orientado hacia las cuestiones vinculadas a las mujeres. No sólo en una búsqueda por ayudarlas en situaciones difíciles, sino también comprometida con la visibilización de las desigualdades de género en el ámbito del deporte en Francia. “Entonces decidí de alguna manera alentar a las mujeres a que se sientan legítimas y a que se comprometan en la educación, en la formación y en los puestos de responsabilidad en materia de deporte”, recuerda.

A eso se dedicó en los años siguientes, hasta que en 2013 conoció en el Foro Mundial de Mujeres Francófonas al ginecólogo congoleño Denis Mukwege, quien marcó un antes y un después en el enfoque de su trabajo con mujeres vulneradas. “El doctor había contado su recorrido como ginecólogo en su país, el Congo, donde se convirtió en un especialista en cirugía reconstructiva de genitales de mujeres que durante la Guerra de Kivu (2004-2009) y otros conflictos armados eran y siguen siendo violadas, en un escenario en que la violación es utilizada como un arma de guerra”, cuenta Fischer. Desde 1998 a la fecha, Mukwege operó a unas 2.000 mujeres por año y se convirtió en un referente mundial en materia de operaciones reconstructivas. Su trabajo le valió el apodo doctor Milagro, y en 2018 recibió el Premio Nobel de la Paz junto a la activista yazidí Nadia Murad “por sus esfuerzos para erradicar la violencia sexual como arma en guerras y conflictos armados”.

“A estas mujeres víctimas de violencia sexual las llaman ‘sobrevivientes’ porque llegan muchas veces con fístulas, es decir que están perforadas por dentro, y con traumatismos psicológicos graves y muy específicos que van desde los pensamientos suicidas a la depresión, pasando por referencias a la hipersexualidad o a la frigidez, sin que conserven ningún vínculo con el cuerpo, porque ha sido una fuente de sufrimiento”, explica Fischer. Su recuperación, entonces, va mucho más allá de la cirugía reconstructiva. Por eso el doctor Mukwege creó en 2014 un lugar de convalecencia posoperatorio en donde las mujeres son atendidas por un equipo multidisciplinario que incluye médicos pero también especialistas en salud mental o talleristas: la Casa Dorcas, que anualmente atiende a cerca de 100 adolescentes de 12 a 18 años.

Fischer cuenta que el testimonio del doctor –que fue objeto de intentos de asesinato por comprometerse a acompañar a estas mujeres y denunciar, de cierta manera, que el Estado no asumía su responsabilidad frente a este flagelo– la “conmovió profundamente”. Entonces le propuso trabajar en la casa con un programa de deporte que estuviera centrado en transformar la relación de esas mujeres con sus cuerpos, más allá de lo que lograra la operación quirúrgica. El programa, que incluye tanto karate como fútbol, está a cargo de un profesor que fue especialmente entrenado por Fischer.

Fight For Dignity, en realidad, nació tres años después, cuando tres sobrevivientes le dijeron a la ex karateca que una vez que salieran de la Casa Dorcas querían volver a la ciudad donde vivían para transmitir lo que habían aprendido a las vecinas, amigas, madres y abuelas, porque no querían que las mujeres de su entorno sufrieran lo mismo que ellas. “Ahí fue cuando me dije: esto es más grande, no puedo abandonar”, recuerda Fischer. Y decidió crear la organización, que además de llevar adelante las sesiones deportivas trabaja en la formación de futuras entrenadoras. En 2018 la tricampeona quiso llevar el modelo a Francia y encontró el espacio ideal en La Casa de las Mujeres de París. “Estamos presentes en dos modos diferentes porque son dos contextos diferentes: en Francia, las mujeres van a La Casa de las Mujeres por las operaciones posmutilación genital, pero también encuentran allí un refugio a la violencia de pareja o al abuso sexual intrafamiliar”, aclara Fischer. “Son entonces dos estrategias diferentes, pero a pesar de todo el enfoque es el mismo en los dos países: recuperar la autoestima y reapropiarse del cuerpo que fue blanco de violencias”.

Desde Francia | Esta nota fue realizada en el marco de un programa para periodistas latinoamericanas sobre igualdad de género, organizado por el Ministerio de Europa y Asuntos Extranjeros de Francia.

Fuente de la reseña: https://feminismos.ladiaria.com.uy/articulo/2020/1/el-deporte-como-herramienta-de-empoderamiento-y-resiliencia-para-mujeres-en-situacion-de-violencia/

Comparte este contenido:

El impacto de la retroalimentación docente en el florecimiento humano

Por: Samira Susana Suro Barbosa.

¿Qué creencias te han llevado a ser la persona que eres ahora? ¿Cómo te relacionas lingüísticamente con las personas que dependen de ti? ¿Cómo ha sido tu lenguaje? ¿En qué han apoyado tus palabras? ¿Estás consciente que tus palabras pueden construir, o en su defecto, destruir?

La influencia del discurso docente a través de la retroalimentación tiene un papel crucial en el desarrollo del talento humano. La forma en la que nos expresamos, el lenguaje que utilizamos, nuestras emociones y pensamientos influyen inconscientemente en el mensaje que enviamos. De ahí la importancia de cuidar nuestra comunicación con los alumnos, pues las palabras que utilizamos trascienden y son determinantes para enfrentar acontecimientos futuros que ocurran en sus vidas; así como en nuestra interacción cotidiana docente-alumno.

“Desde mi experiencia personal y profesional he sido testigo de la retroalimentación que damos a los alumnos, muchas veces carente de un reforzamiento positivo, real y constructivo; y por el contrario, focalizada en la crítica del castigo, del juicio y de la opinión desde una percepción individual”.

El docente es un modelo de actuación que impacta directamente la vida del alumno. Por ello, es recomendable que su discurso fomente en los estudiantes empoderamiento, bienestar y su florecimiento humano. Este último entendido como reconocer al ser humano como una persona con esplendor, dotada de dones y talentos que se descubren en espacios inspiradores como las aulas de clase.

Desde mi experiencia personal y profesional he sido testigo de la retroalimentación que damos a los alumnos, muchas veces carente de un reforzamiento positivo, real y constructivo; y por el contrario, focalizada en la crítica del castigo, del juicio y de la opinión desde una percepción individual. Con lo anterior no quiero decir que la crítica sea mala, sino la manera en la que se proporciona la crítica. Sucede en varios escenarios laborales, familiares, estudiantiles, etc., pero específicamente en el ámbito académico es delicado que esto ocurra, pues lo que buscamos es que el alumno crezca, que pueda tener el ánimo de hablar sobre lo que aprendió, descubrió, que exponga su cognición y desarrolle su pensamiento crítico, además de aprender de sus errores vistos desde el ojo positivo y no del negativo.

“Busquemos que los alumnos crezcan y que tengan el ánimo de hablar sobre lo que aprendieron, descubrieron, que exponga su cognición y desarrollen su pensamiento crítico, además de aprender de sus errores vistos desde el ojo positivo y no del negativo”.

Utilizar reforzadores positivos lingüísticos en nuestra comunicación es de lo más sencillo y a la vez de lo más significativo, pues aumentan la probabilidad de que ocurra una respuesta positiva como sugiere Skinner. La capacidad de influir por medio del lenguaje es una técnica psicológica capaz de producir efectos en nuestro prójimo.

La Programación Neurolingüística (PNL), considerada una pseudociencia, creada por Richard Bandler y John Grinder en California en los años setenta, sostiene que existe una conexión entre los procesos neurológicos, el lenguaje y los patrones de comportamiento aprendidos a través de la experiencia, afirmando que estos se pueden cambiar para lograr objetivos específicos en la vida (Rodríguez, Rodríguez y Vico, 2018).

La mayoría de los seres humanos ocupamos “el” reforzador positivo lingüístico ante las situaciones que enfrentamos en el día a día. En el ámbito académico, por ejemplo, si tiene un alumno que no muestra interés en la academia, que su aprendizaje no es favorable, lo conveniente es motivar con el lenguaje, indagar, mostrar empatía, llevarlos a la reflexión y a la superación de sus hábitos o conductas que en estos momentos no les está favoreciendo, en lugar de volcarnos en el juicio sin sentido que solo traería más distancia.

Como adultos y profesionales, es oportuno llenar de sanidad estos “espacios mentales” que pudieran estar afectados por eventos anteriores y ajenos a nosotros. El docente puede ser parte fundamental en esa recuperación emocional académica en rescate de algo que le sucedió al alumno y que lo dejó lastimado. Lo importante aquí es que puede existir un tercero y ese tercero pudiera ser el docente.

Mi propuesta es adentrarse en el conocimiento y uso de la Programación Neurolingüística (PNL). Es una herramienta que podemos utilizar en el ámbito educativo para apoyar a los alumnos a lograr más cosas de las que ellos mismos podrían dudar eliminando creencias limitantes plasmadas en la mente de una persona desde la niñez.

Con herramientas de PNL se generan buenos hábitos de comunicación y de procesamiento mental que sirven para “ver” situaciones desde el área de la oportunidad.

“Los seres humanos se crean a sí mismos en el lenguaje y a través de él”.

– Rafael Echeverría (2003) –

A continuación, comparto brevemente dos modelos sugeridos para proporcionar retroalimentación GROW y BEFORE:

  1. Modelo GROW difundido por el prestigioso coach Sir John Whitmore, aunque desarrollado por Graham Alexander, propone lo siguiente:

(G) Goal. Objetivos que se pretenden alcanzar. Algunas sugerencias de preguntas: cuéntame ¿Qué reto quieres trabajar? ¿Qué objetivo quieres alcanzar? ¿De qué se trata? ¿En qué consiste?

(R) Reality. Realidad de la que se parte. Tomando en cuenta fortalezas y recursos observando amenazas y oportunidades. Algunas sugerencias de preguntas: ¿En qué situación te encuentras ahora? ¿Cómo te sientes? ¿Cuál es tu mayor preocupación? ¿Con qué recursos cuentas para alcanzar el objetivo? ¿Qué te falta?

(O) Options/obstacles. Opciones/Obstáculos. Son las alternativas para conseguir el objetivo, las opciones de estrategia que podemos plantearnos como posibles, así como las acciones a implementar para alcanzar el objetivo desde la realidad. Se incluye el análisis de los posibles obstáculos, los cuales sirven para diseñar estrategias y planes alternativos. Algunas sugerencias de preguntas: ¿Qué obstáculos te puedes encontrar? ¿Qué alternativas de actuación tienes? ¿Qué haría tu mejor amigo en esta situación? ¿Cuáles son las ventajas y desventajas de cada una de las opciones?

(W) Will/Way forward. Voluntad/Acción. Por último, será necesario definir un plan de acción para alcanzar el objetivo, así como la voluntad y compromiso para realizarlo. Algunas sugerencias de preguntas: ¿Qué vas a hacer? ¿Qué acciones en concreto vas a emprender? ¿Cuándo vas a hacerlo? ¿Cuál será el primer paso? ¿Qué apoyo necesitarás? ¿Qué tan comprometido estás con ese plan? ¿Cómo lo celebrarás cuando hayas conseguido lo anterior?

2. Modelo BEFORE conocido también como Los seis pasos del feedback, fue desarrollado por Jane Rodríguez del Tronco, Rosa Rodríguez del Tronco y Noemí Vico García: Behavior (B), Enquiry (E), Feelings (F), Outcome (O), Request (R), Engagement (E).

(B) Behavior. Comportamiento. Dejando fuera juicios y opiniones, objetividad frente a subjetividades, nos centramos en la conducta, enfocando la retroalimentación al reconocimiento.

(E) Enquiry. Consulta. Después se recomienda preguntar al otro su punto de vista, que él mismo evalúe la situación. Esto permite contrastar la propia percepción con la del otro. Ser objetivo, centrado en hechos y dejando fuera inferencias u opiniones.

(F) Feelings. Sentimientos. En algunas ocasiones es conveniente mostrar al otro cómo nos sentimos con lo ocurrido, sin juzgar. Además, es necesario gestionar la emoción del interlocutor quien recibe la retroalimentación. Insistir en que se da la percepción sobre el hecho en sí y no sobre la persona.

(O) Outcome. Resultados. identificar las consecuencias de lo ocurrido para medir en cierta manera la repercusión de la conducta del otro es también clave.

(R) Request. Solicitud. Preguntarle al otro por alternativas de actuación para la próxima vez, llevarlo a reflexionar e identificar qué puede hacer, esto ayudará a empoderar. También puede pedirle de manera explícita, qué quiere que ocurra en el futuro.

(E) Engagement. Compromiso. Por último, es esencial que la persona acepte e integre el feedback o retroalimentación recibida y que se comprometa a modificar sus conductas. De lo contrario, difícilmente cambiará y mejorará en su desempeño.

Les invito a que seamos conscientes de los discursos que realizamos a nuestros alumnos. Aunque en ocasiones pareciera que están distraídos o que atienden otros asuntos además de estar en clases (multitask mode); están atentos a nuestras palabras y a nuestras expresiones no verbales. Las palabras están llenas de poder y nuestras expresiones no verbales también. Seamos conscientes en cómo las utilizamos.

Acerca de la autora

Samira Susana Suro Barbosa (sami.suro@tec.mx) es Licenciada en Psicología, con especialidad en Terapia Breve Sistémica. Es Maestra en Educación Superior y Administración de Instituciones Educativas. Tiene un Diplomado en Programación Neurolingüistica. Es practicante de mindfulness. Actualmente es consejera en PrepaTec Cumbres.

Referencias

De la Mora, L. (2003) Psicología del Aprendizaje. Teorías I. México: Editorial Progreso.

Echeverría, R. (2007). Actos de lenguaje. Volumen I La escucha. Buenos Aires: Garnica.

Echeverría, R. (2003). Ontología del Lenguaje. Buenos Aires: Garnica.

Rodríguez, J. Rodríguez, R. Vico, N. (2018). Smart Feedback. Conversaciones para el desarrollo del talento. Madrid: LID Editorial Empresarial.

Fuente del artículo: https://observatorio.tec.mx/edu-bits-blog/el-impacto-de-la-retroalimentacion-docente-en-el-florecimiento-humano

Comparte este contenido:

Nepal: Defender al más débil a través de la educación y la cultura en la búsqueda de un mundo más igualitario

Redacción: El Faro

La Asociación Tierra, Agua y Sol defiende los derechos de los más débiles ayudándoles a conseguir una mejor calidad de vida, que exista la Libertad, la Paz y la Igualdad para todos y así conseguir un mundo mejor.

Tierra, Agua y Sol es una asociación sin ánimo de lucro, formada por personas de diferentes edades, sexos, culturas, conocimientos y experiencias, que nace de la comprensión de que se ha de fomentar una nueva actitud en la sociedad, más íntima, que tenga como fin y origen la interrelación entre los pueblos, entre las mujeres, los hombres y los niños y niñas de todas las culturas y rincones del mundo.

«Desde que empezamos nuestra andadura hace nueve años, nuestro propósito siempre ha sido defender los derechos de los más débiles, para así poder conseguir un mundo donde realmente exista la Libertad, la Paz y la Igualdad. Sabemos que no podemos cambiar el mundo entero, pero estamos convencidos de que podemos cambiar la vida de muchas personas, y eso nos hace felices. Así lo hemos hecho ya a lo largo de este tiempo, y creemos que podemos llegar a más», señalan desde la asociación.

TRABAJO DE EMPODERAMIENTO CON MUJERES Y NIÑAS (Foto: Asociación Tierra…)

Desde un principio, decidieron centrarse en labores educativas. Creen que a través de una buena educación se puede ampliar las oportunidades de muchas personas y conseguir mayores posibilidades para las nuevas generaciones. Por ello, sus acciones van principalmente destinadas a la educación de niños y niñas.

También se enfocan en el empoderamiento de las mujeres, persiguiendo un papel cada vez más activo en los diferentes ámbitos sociales.

Su labor se centra principalmente en Nepal, aunque «colaboramos en proyectos locales orientados a la educación en Perú, Cuba y Tanzania. Los proyectos son llevados a cabo con la colaboración de las personas que viven en la región, instituciones internacionales y/o locales, así como voluntarios/as», subrayan.

La asociación está centrada en luchar por mejorar la educación y la calidad de vida de las personas, pero respetando ante todo su cultura y costumbres. «No somos una organización rígida que exporte ideas preconcebidas, nuestra intención es crear vínculos, con el fin de poder enseñar y aprender los unos de los otros».

UNA DE LAS VOLUNTARIAS JUNTO CON MUJERES EN UNA DE LAS AULAS (Foto: Asociación Tierra…)

Objetivos principales:

1.- Sensibilizar y promover de manera integral a zonas en vías de desarrollo, con especial atención a las mujeres y la infancia.

2.- Promover el voluntariado social entre la juventud y demás miembros de la comunidad, tanto a nivel local como internacional, con el fin de contribuir a un mundo más solidario y justo y a la formación de personas comprometidas.

3.- Favorecer la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres, a través de la promoción, de la participación y la presencia de la mujer en la vida política, económica, cultural y social.

4.- Promover el bienestar social en los colectivos más desfavorecidos de la sociedad, destacando el ámbito de la mujer.

5.-Concienciar y promover en desarrollo sostenible en las distintas comunidades sociales, educando sobre la conservación de los ecosistemas locales.

«Hace ya algo más de nueve años, en Nepal, unimos nuestras fuerzas. Desde entonces, gracias a gente como tú, que se interesa por hacer un mundo más justo, hemos conseguido llevar a cabo el proyecto más importante de nuestra vida como asociación: La casa de acogida para niñas Smriti House, en el barrio tibetano de Kathmandú», indican desde la asociación Tierra, Agua y Sol, ubicada en la avenida Divina Pastora 7, portal 6-3ºC de Granada capital.

Fuente: https://www.elfaromotril.es/2019/11/20/defender-al-mas-debil-a-traves-de-la-educacion-y-la-cultura-en-la-busqueda-de-un-mundo-mas-igualitario/

Comparte este contenido:

Todos somos responsables de educar en valores

Por: Camilo Camargo.

 

En un país como Colombia, la educación en valores debe permear todas las esferas de la sociedad. No es responsabilidad únicamente de las familias, ni de los colegios, sino de todos los miembros de la sociedad. La sociedad debe buscar la manera de asegurar que los ciudadanos del presente y del futuro estén sólidamente formados en valores, para que ellos a su vez transmitan esto a las generaciones futuras.

Hace un par de semanas, uno de los expertos a nivel mundial en educación en valores y formación del carácter, el Dr. Marvin Berkowitz, profesor de la Universidad de Missouri, lideró en Colombia un taller con cuatro colegios que trabajan este tema de manera explícita, siguiendo un marco al que llama PRIMED.

El significado de la sigla no solo aplica a instituciones educativas, sino que también constituye una guía para padres de familia, adultos que trabajan con jóvenes o cualquier miembro de la sociedad que quiera aportar para construir un país donde los valores cobren mayor importancia.

La letra P hace referencia a que la educación en valores tiene que ser una Prioridad. Nuestra responsabilidad en dar esa formación ética y en valores debe ser lo más importante que hacemos, el centro de la formación de los niños y jóvenes. Debemos aprovechar todas las oportunidades que tenemos para reforzar los valores y poner en contexto situaciones de nuestra cotidianeidad que los ejemplifican. Desde la familia y las instituciones educativas, el tema de valores debe ser visible y vivencial.

La letra R habla de Relaciones. ¿Cómo establecemos relaciones en nuestra vida diaria? ¿Qué tipo de relaciones estamos generando? El estudio longitudinal más largo de la historia —que siguió a varios hombres por más de 50 años y que midió la felicidad— concluyó que las personas más felices tienen una red muy sólida de amistades. Este componente de relaciones se refiere a esa conformación de amistades, a qué tipo de relaciones promovemos en los jóvenes y a cuáles son las bases de esas relaciones.

La letra I se refiere a la motivación Intrínseca y a cómo motivamos a los jóvenes a querer aprender y a participar en su comunidad. Las investigaciones indican que las personas desarrollan su motivación de manera sostenida cuando los incentivos no son simplemente externos. Incentivos como el postre, si se comen toda la comida, o el premio, si sacan buenas calificaciones, no contribuyen en el desarrollo de valores en el largo plazo. En lugar de esto, la motivación se promueve con retos interesantes y brindando diversas oportunidades de aportar soluciones a problemas reales.

La M está relacionada con el Modelaje, es decir, con la manera como podemos exponer a los jóvenes a modelos de valores, tanto en adultos con los que interactúan como en líderes y personalidades que muestran esas fortalezas. Acá las familias son clave para que las bases en valores estén respaldadas en el ejemplo que ven todos los días, pues como adultos debemos ser coherentes con los valores que predicamos y las acciones que hacemos. Por lo general el ejemplo tiene mucha más fuerza que el discurso.

La E habla de Empoderamiento y de dar oportunidades a los miembros de la comunidad para construir los esquemas de educación en valores ¿Cómo participan los jóvenes en su familia, en su colegio? Allí debemos buscar estrategias para que cada joven descubra que tiene posibilidades e injerencia en su entorno cercano. Por medio de estas oportunidades estamos fomentando los agentes de cambio que queremos tener en el futuro.

Pero ¿cómo ayudamos a los jóvenes a tener experiencias significativas de vida, tanto en el colegio como fuera de este, en las que puedan poner en práctica habilidades de liderazgo, empatía, servicio y acción? ¿Cómo se concreta este trabajo? La D en PRIMED hace alusión a los programas que de manera explícita e intencional están dirigidos al Desarrollo de valores y habilidades, es decir, al desarrollo del carácter.

En conclusión, el modelo PRIMED nos invita a reflexionar sobre la responsabilidad que tenemos como adultos en la educación de los niños y jóvenes. Si logramos priorizar el tema, fomentar relaciones saludables, motivar a los jóvenes para que sean agentes de cambio y brindarles oportunidades para que lo sean, vamos a lograr consolidar una nueva generación de líderes, con una base ética y moral sólida que ayudará a formar el país que todos queremos.

Fuente del artículo: https://www.elespectador.com/opinion/todos-somos-responsables-de-educar-en-valores-columna-883474

Comparte este contenido:

Empoderar a los jóvenes de regiones rurales gracias a la formación profesional en Madagascar

África/Madagascar/25 Julio 2019/Fuente: El país

El programa de Desarrollo de Capacidades para la Educación (CapED) se esfuerza por combatir el desempleo y trabaja en favor del reforzamiento del sector de la educación y formación técnica y profesional (EFTP) en Madagascar desde 2010. También tiene por efecto la reducción de las migraciones urbanas y de la cantidad de trabajadores insuficientemente cualificados, en la medida en que empodera a las personas y les proporciona las competencias correspondientes a las necesidades del mercado local, algo que les permite conseguir un empleo in situ en vez de tener que migrar hacia las grandes ciudades para buscar trabajo.

Por ejemplo, a través del apoyo de los asociados locales tales como el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) y el PNUD, que contribuyen con el Programa con 1,75 millones de dólares estadounidenses, CapED ha reforzado 17 centros de formación profesional y proporcionado formaciones profesionales a los jóvenes no escolarizados del ámbito rural en cuatro regiones experimentales, en los ámbitos correspondientes a las necesidades del mercado laboral. De este modo, 2.918 jóvenes han sido formados desde 2014.

Asimismo, otros programas tienen por objeto mejorar la solvencia financiera de 750 locales, en particular de las mujeres que viven en la región de la reserva natural de Tsingy. El primero de estos, permite que las mujeres adquieran las competencias profesionales en agricultura, elaboración de productos artesanales, espíritu empresarial, contabilidad y alfabetización centrada en el empleo para vender los productos a los hoteles asociados de los alrededores. El segundo programa, forma y acredita lo mismo a mujeres que a hombres en los oficios vinculados con el turismo local sostenible, como por ejemplo, para convertirse en guías turísticos.

Además de contribuir al empoderamiento de las personas, CapED ayuda a que el país mejore de forma sistemática el suministro de EFTP en el plano nacional. Tras el éxito del programa CapED en Madagascar, el Presidente hizo un llamamiento para que se aplicara la primera Política Nacional para el empleo y la formación profesional con el objetivo de aumentar las oportunidades mediante el reforzamiento de la EFTP centrada en la demanda. En 2015, esta política, que fue elaborada gracias al apoyo del CapED, fue adoptada oficialmente, y se inició un Plan de Acción Operacional Quinquenal (2016-2021).

Basándose en estos logros, el CapED apoyó en 2018 la elaboración de un Marco Nacional de Cualificaciones (CNQ) en el país. El Programa ayudó también a establecer y dirigir un proceso de reconocimiento de las competencias anteriores en todo el país, algo que ayuda a que las personas documenten oficialmente sus capacidades y conocimientos adquiridos a lo largo de toda su vida con miras a facilitar el acceso a un empleo formal. En 2018, el proceso fue oficialmente legalizado en Madagascar y el CapED ha llevado a cabo una prueba experimental tras la cual 78% de los candidatos lograron obtener sus certificados.

En el futuro, el CNQ será perfeccionado y podrá facilitar la certificación de las capacidades adquiridas con anterioridad. El Programa también pretende seguir apoyando a los centros de formación profesional para llegar a una mayor cantidad de jóvenes no escolarizados de las regiones rurales y garantizar su formación.

Fuente: https://es.unesco.org/news/empoderar-jovenes-regiones-rurales-gracias-formacion-profesional-madagascar

Comparte este contenido:

Libro: Descolonizar la subjetividad (pdf)

Reseña: Isabel Rauber en diálogo con Lidia Fagale

Descolonizar la subjetividad. Hacia una nueva razón utópica indo-afrolatinoamericana, resume en formato libro,  una extensa, profunda y coloquial conversación con la filósofa e investigadora Isabel Rauber. Se considera importante en este tiempo hacer un recorrido por gran parte de su ideario, rescatando los esfuerzos que -a lo largo de más de tres décadas-, la pensadora ha dedicado a la
búsqueda de alternativas que permitan construir una nueva civilización, superadora de los males  producidos por el capitalismo, anclando sus análisis en los procesos sociales y sus protagonistas.
Este diálogo, pensado a manera de glosario del pensamiento de Isabel Rauber, contempla, a su vez, una suerte de antología, ideas fuerza, frente al principal reto que afronta la humanidad en el
presente siglo ante una crisis de carácter multidimensional del capitalismo: La construcción de una nueva civilización a partir de un protagonismo de las grandes masas populares.

Link de descarga: http://www.rebelion.org/docs/254320.pdf

Comparte este contenido:
Page 2 of 5
1 2 3 4 5
OtrasVocesenEducacion.org