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Niños indígenas mexicanos cuentan sus leyendas con cine de animación

La iniciativa Ciclocinema se dedica a capacitar en producción de cine a niños y adolescentes de comunidades marginadas

América del Norte/México/ www.mexico.com/ Por MARCELA VARGAS 

“En una selva muy especial viven muchos animales y unas criaturas llamadas aluxes”, explica la voz de un niño fuera de cámara. En pantalla se aprecia el dibujo de una selva y se mira correr por sus pastos a distintos animalesdibujados y recortados por manos infantiles. Es el cortometraje La lucha de nuestro pueblo, creado por niños indígenas del ejido Cuauhtémoc Cárdenas en Palenque, Chiapas y producido por Ciclocinema, una iniciativa de la asociación civil Cine bajo el cielo.

Tanto Cine bajo el cielo como Ciclocinema se dedican a la promoción, difusión, creación y capacitación en el ámbito audiovisual de comunidades poco representadas o con poco acceso a contenidos de este tipo. “Iniciamos en el 2014 haciendo proyecciones de cine en diversas comunidades con la intención precisamente de acercar al público contenidos con enfoque de medio ambiente, social, que de repente no se conocen”, explica en entrevista Claudia G. Covarrubias, directora de la asociación civil.

Cada año desde 2016 realizan una gira de talleres de animación cuadro por cuadro para inspirar a niños de comunidades marginadas a contar sus propias historias de manera creativa y mediante la producción cinematográfica. Carolina Gómez, productora general de Ciclocinema, cuenta sobre este proyecto: “Es bien bonito porque para muchos de los participantes en el taller nunca habían visto una película en pantalla grande. Y de repente ver una película que ellos hicieron y mostrársela a la comunidad es algo bien bonito”.

En el ciclo 2016-2017 les tocó recorrer comunidades oaxaqueñas y en 2018 viajaron por distintos municipios chiapanecos. Ahí crearon una serie de cortometrajes acerca de las leyendas folklóricas de la región. La lucha de nuestro pueblo es uno de los cortometrajes resultantes que pueden verse en línea a través de YouTube o de la página web de la asociación.

Rescate y creación

Una de las motivaciones que impulsa al equipo de Ciclocinema es la posibilidad de utilizar el cine como herramienta para el rescate cultural y para tender un puente entre generaciones. “La idea surgió por estas ganas de rescatar, en el aspecto de los pueblos originarios, el sentido de pertenencia, la identidad, la relación de la gente con su entorno, con sus raíces culturales y con su lengua”, cuenta Covarrubias.

Los cortometrajes más recientes, por ejemplo, ayudaron a fomentar en los niños un interés más profundo en la cultura e historias de sus antepasados. “Fueron con sus abuelos y abuelas para que supieran un poquito más del origen de las historias que los rodean”, agrega la directora de Cine bajo el cielo.

La demografía local también permitió el registro de algunas de estas historias en lenguas indígenas. “En este caso hay cortometrajes en tzotzil, en tzeltal y otro que está en chol y eso le da mucha riqueza”, dice Claudia G. Covarrubias, quien cuenta cómo incluso utilizaron materiales artesanales de la misma comunidad para crear algunos de los cortos: flores, tejidos en telar, bordados y más. “Son elementos con los que tienen una relación actualmente y así la conectamos con sus mitos y leyendas”.

Foto: Cortesía de Cine Bajo el cielo AC
Foto: Cortesía de Cine Bajo el cielo ACc

Representación en pantalla

En los últimos años ha aumentado la representación de pueblos originarios mexicanos en el cine mexicano, tanto en pantalla grande como detrás de cámaras. Distintas iniciativas y programas independientes han sumado esfuerzos para que cada vez más comunidades indígenas tengan acceso al consumo y producción de historias que hablen sobre ellos, sobre lo que les interesa y les preocupa.

“La verdad es que la experiencia para ellos y para la gente de la comunidad es padre porque se sienten ‘parte de’”, dice Claudia. “Para nosotros después de estas dos emisiones de los talleres ha sido algo que creemos indispensable, urgente y fundamental de hacer, de continuar”.

El trabajo de iniciativas como Ciclocinema se convierte en una primera plataforma para el desarrollo creativo de niños, niñas y adolescentes de comunidades que no siempre tienen acceso a este tipo de contenidos. “Lo importante es sembrar estas semillitas y que ellos mismos aprovechen el avance tecnológico que nos representa un smartphone que ahora es un poco más accesible y puedan usarlo como una herramienta”, dice Covarrubias.

Esperemos que esa semilla dé frutos y esas comunidades realmente estén mejor representadas con productos audiovisuales en un futuro

– Claudia G. Covarrubias, directora de Cine bajo el cielo

Los cortometrajes de Ciclocinema realizados por niños indígenas chiapanecos pueden verse en YouTube

Fuente; https://www.mexico.com/hecho-en-mexico/ninos-indigenas-chiapanecos-cuentan-sus-leyendas-con-cine-de-animacion/?fbclid=IwAR0kYsUUFKXz6f5mVd1N23Mg3Ti-8JSWCDjriElCUHUT_o8q4wRQuyEXZPw

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A propósito de un Festival

Por: Graziella Pogolotti

Pronto cumplirá los cuarenta. A lo largo de esa etapa ha dado color, animación y vida a nuestro ambiente cultural en ese diciembre anhelado, cuando el año está llegando a su término. Junto a la invasión de una filmografía rica y variada, surge la expectativa en torno a la entrega de los corales. Pero el significado del Festival del Nuevo Cine sobrepasa en mucho la importancia de su indiscutible repercusión local. Se inscribe en un complejo proceso de alcance latinoamericano.

Imbrica los sueños de los artistas que emergían a mediados del siglo pasado, la necesidad de conquistar un espacio de visibilidad para la voz y la imagen de nuestra América con el propósito de impulsar el desarrollo de auténticas cinematografías nacionales. Desde la Cuba revolucionaria, podía articularse un proyecto alternativo, renovador y antihegemónico.

Tiempo atrás, México y la Argentina habían logrado estabilizar una producción cinematográfica que llegaba a nuestras salas a través de circuitos  secundarios. Los de primer nivel respondían al monopolio de las empresas distribuidoras norteamericanas. Existía, sin embargo, un espectador potencial de raigambre popular que reclamaba un cine hablado en español.

Para satisfacer esos gustos, México y la Argentina ofrecían una producción comercial que eludía el abordaje de los conflictos esenciales de nuestra realidad, proporcionaba un rato de entretenimiento y popularizó intérpretes de indudable arraigo. Recuerdo todavía el revuelo provocado por la visita a La Habana del actor Jorge Negrete. Por aquel entonces, nada sabíamos de Brasil, ese gigante, tan cercano por vía de la música y el cine, introducido ahora también en nuestros hogares mediante la telenovela, su expresión más consumista.

Marginados de los grandes circuitos de distribución, privados, por consiguiente, del poderoso influjo de la propaganda transnacionalizada, los cineastas latinoamericanos atravesaron las duras consecuencias de las dictaduras impuestas  en el subcontinente. Conocieron, en muchos casos, el exilio y la persecución. En la medida de sus posibilidades, Cuba ofreció apoyo para que sus voces e imágenes no desaparecieran del todo. El Festival proporcionó un ámbito propicio para el encuentro, la difusión y el reconocimiento de los espectadores. La reciente convocatoria habanera ofreció un panorama que recorre todos los países de América Latina.

El diseño de un proyecto alternativo y renovador exigía situarse en una perspectiva de desarrollo. Movidos por el talento y la vocación, muchos cineastas se habían formado a trompicones en el ejercicio de una práctica concreta. En Cuba, Tomás Gutiérrez Alea y Julio García Espinosa pasaron por la ciudad romana del cine. Allí incorporaron las enseñanzas de la cinematografía italiana de la posguerra, prestigiada por el aliento transformador del neorrealismo.

Al triunfar la Revolución, el recién creado Icaic tenía que responder a las demandas de la inmediatez. Hubo que acudir a distintas formas de entrenamiento. Algunos demoraron años en hacerse cargo de la dirección de un filme. Para abrir paso a las nuevas generaciones de un Tercer Mundo que luchaba por liberarse de una herencia neocolonial, nació la escuela de San Antonio de los Baños. Sus egresados ya van dejando obras.

En el brevísimo lapso de cuarenta años, el mundo ha atravesado por cambios de enorme alcance. Uno de ellos responde a la presencia acrecentada del audiovisual mediante la introducción de las nuevas tecnologías de las comunicaciones. Las imágenes entran en nuestros hogares y nos entregan un placer solitario, acomodado a la ley del menor esfuerzo, abierta al consumo de la banalidad que nos adormece en el no pensar. Nuestro modo de vivir se modifica. En todas partes, las salas de cine se van achicando. En sentido contrario, la magia de la sala oscura hace del espectador partícipe activo de un disfrute compartido, tanto en los silencios de la máxima concentración, como en los rumores del desacuerdo y en el murmullo de la aprobación. Rompe rutinas e incita al despertar del espíritu crítico. A pesar de las limitaciones impuestas por los avatares económicos y el bregar de la cotidianidad, para los cubanos, el diciembre festivalero, a veces invernal y luminoso, sigue ofreciendo la oportunidad de crecer en la densidad de nuestra vida espiritual, de abrirnos hacia horizontes más anchos, de contribuir desde el sentir  y el pensar crítico al tejido de una cultura que nutre y alienta.

Ante la arremetida de un poder hegemónico, dueño de sofisticados recursos para manipular conciencias, hay que aprender a nadar a contracorriente, como las truchas. Rompiendo esquemas, en Cuba un puñado de guerrilleros venció a un ejército profesional respaldado por el imperio. Entonces, parecía inconcebible. La victoria abrió cauce a la esperanza, esa fuerza poderosa que remueve montañas. Dar cuerpo y visibilidad a un cine latinoamericano fue sueño de unos pocos. Sin embargo, ahí está, múltiple y visible, inmerso desde distintas ópticas en los conflictos de la época. En ese contexto, la mujer, tan marginada en ese medio, ha conquistado voz y presencia. La clave del éxito está en la capacidad de diseñar, teniendo en cuenta el latir de la historia, las estrategias más adecuadas.

Fuente: http://www.cubadebate.cu/opinion/2017/12/17/a-proposito-de-un-festival/#.WjhFitLia00

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Nicaragua: CNEAC imparte seminarios de educación audiovisual.

Los talleres se realizan en alianza con el Ministerio de Educación y el Canal 6.

Centroamérica/Nicaragua/07.11.2017/Autor y Fuente:http://www.lavozdelsandinismo.com

La Cinemateca Nacional, a través del Centro Nicaragüense de Enseñanza Audiovisual y Cinematográfica (CNEAC), inició una serie de seminarios para consolidar la educación audiovisual de los nicaragüenses.

Los talleres se realizan en alianza con el Ministerio de Educación (Mined) y el Canal 6.

Los cursos se imparten en el Instituto Rigoberto López Pérez. Comenzaron con el Seminario Básico de Fotografía a cargo del Máster Gil Gonzales Pallais, en el que participan 30 estudiantes de este centro de estudios.

También se impartirán los talleres de “Elaboración de Cápsulas Audiovisuales” y “Elaboración de Videos Informativos”, en el que también participarán los docentes.

La iniciativa forma parte de los programas de apoyo de la Cinemateca Nacional y el CNEAC a la educación técnica audiovisual y cinematográfica de la población de nuestro país.

Fuente: http://www.lavozdelsandinismo.com/nicaragua/2017-11-03/cneac-imparte-seminarios-de-educacion-audiovisual/

Imagen: http://www.lavozdelsandinismo.com/wp-estaticos/2016/03/cneac.jpg

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OtrasVocesenEducacion.org