Entrevista a Victoria Carrió: “Es necesario que el alumnado entienda que la historia está viva en su presente”

14 diciembre 2017/Fuente: El Diario de la Educación

La profesora del instituto Marta Estrada de Granollers explica si el contexto político ha acondicionado sus clases y profundiza en cómo se aprende la historia en pleno siglo XXI.

“A los alumnos les interesa mucho la cuestión política”, explica Victoria Carrió. En sus clases de Ciencias Sociales se habla, de política, pero no porque ella tenga más o menos ganas, sino porque suele plantear la clase a partir de  preguntas. Y los chicos y chicas preguntan, más aún cuando los temas de historia que tratan tienen una conexión a menudo evidente con la actualidad en Cataluña o en todo el mundo. A lo largo de la entrevista, esta profesora del instituto Marta Estrada de Granollers explica si el contexto político ha acondicionado sus clases y profundiza también en cómo se aprende la historia en pleno siglo XXI.

¿En qué parte del temario se encuentra estos días en el instituto?

Ahora en tercero estamos estudiando una parte pequeña de Historia Moderna. Hoy hemos trabajado la Inquisición, aunque la forma de hacerlo tal vez es diferente de la que estamos acostumbrados tradicionalmente. En nuestro centro no utilizamos libros de texto en la materia de Ciencias Sociales. La propuesta para tercero es crear un cómic histórico como trabajo final de una labor de investigación histórica y los alumnos se documentarán en grupos cooperativos. Yo les propongo temas generales, como por ejemplo la Monarquía Hispánica, y ellos hacen una búsqueda que después deben verificar en clase como base para el cómic.

¿Es complicado hablar de historia en el curso que estamos viviendo?

Quizás es un poco más difícil. El proceso independentista hace años que existe, y los alumnos igualmente hace años que preguntan, ya sea en la asignatura de Historia o en la de Valores éticos y ciudadanía. Ha sido constante y ahora aún más, claro.

Lo preguntaba porque algunos maestros nos decían que tienen miedo de hablar de según qué temas en clase vistas las acusaciones y querellas.

¿Se puede contar la historia de una forma neutral?

No se puede. Si en clase incluyo la conquista de América y me dedico a hablar de la vida de los indígenas, estoy posicionándome. Si no lo hago, también. Si cuando explicas la historia hablas sólo de los reyes y las dinastías, de nuevo te estás posicionando. Si hablas del papel de las mujeres, de la caza de brujas durante la Inquisición, también. Pasa en todo. Desde el punto de vista feminista es clarísimo, es evidente quiénes aparecen y quién no en los relatos históricos. Y eso siempre se lo digo a los alumnos, que se fijen. Esta es la potencia de las ciencias sociales, que permiten entrar en diferentes puntos de vista.

¿También ocurre con las otras religiones y culturas que tienes en clase?

Al igual que la visión de género está la visión de los lugares de origen de los alumnos, y esto es más una cuestión de la cultura del centro que de una asignatura sola.

Me ha pasado más de una vez que maestros me cuentan que se dan cuenta del eurocentrismo de sus clases cuando tratan en clase el descubrimiento de América… Y sus alumnos son de origen latinoamericano.

Además, este es un tema que les interesa mucho en general. Este año cuando lo planteamos era alrededor del 12 de octubre, el Día de la Hispanidad, y estuvimos buscando sobre su significado y vieron que había gente que reivindiva que no hay nada que celebrar, que fue un genocidio… Es un planteamiento necesario. No se puede explicar la historia de América sin hablar de la gente que vivía allí, porque no fue un descubrimiento, fue un grupo de europeos que llegó allí. Hay que desembarazarse de la visión de superioridad cultural: este es también un objetivo de las ciencias sociales.

¿Cuando los propones que hagan investigación percibes que les faltan conocimientos a la hora de encontrar fuentes fiables? Pienso en el problema de las fake news.

Lo más habitual es que de entrada vayan en la Wikipedia [risas]. Y sí, a menudo sucede que la información que recogen es poco rigurosa, pero para eso es precisamente interesante que la trabajen en grupo cooperativo, porque entonces son varias personas haciendo investigación y contraste, construyendo discurso conjuntamente. Tengo que decir que al cabo de unos meses de trabajar así tienen mucha más facilidad para distinguir la solvencia de las fuentes.

Victòria Carrió, profesora de Historia en el instituto Marta Estrada de Granollers / © Sandra Lázaro

El currículo de historia es de los más extensos que en cuanto a contenido. Y a menudo, además, se reproduce la historia de forma lineal. ¿Tiene sentido esta organización? ¿Se puede llegar a todo?

Si analizas el currículo desde una perspectiva competencial, todo cambia. La materia de Ciencias Sociales está dividida en cuatro áreas: historia, geografía, historia del arte y ciudadanía. Si hacemos un planteamiento globalizador, podemos relacionar estas cuatro dimensiones y trabajar los contenidos de una manera más ágil y menos repetitiva. Por ejemplo, si analizo el urbanismo de un territorio lo puedo hacer ligando el contenido de la geografía, así como de la historia política, social, económica, del arte y desde el punto de vista de los derechos y deberes de la ciudadanía. Además, la relación con otras ciencias sociales, como la antropología, la filosofía, las ciencias políticas o la sociología nos ayuda a tener diversas miradas sobre unos mismos hechos, ampliando la visión del alumnado de forma clara. Y si unimos, como en un engranaje, las ciencias sociales con otras materias como ciencias naturales, matemáticas, tecnología, lenguas… Aunque puedes pulir más los contenidos, y muchas veces reducirlos. Como ejemplos este curso en primero de ESO hemos estudiado los diferentes tipos de proyección cartográfica, y el alumnado ha diseñado un viaje por el mundo para conocer los diversos paisajes, climas y problemas medioambientales. Pues bien, a matemáticas han aprovechado para diseñar a escala un mapa del mundo gigante para poder crear un mapa temático con sus búsquedas. De esta manera trabajamos los contenidos de una forma más ligera pero a la vez profunda. En ciencias sociales es más importante darles herramientas e instrumentos para enfrentarse al pasado, presente y futuro, más que los conocimientos generales, que tampoco querría desmerecer. No es importante que memoricen cosas que podrán encontrar en internet, sino que les garantizamos que puedan acceder al conocimiento.

¿Y cuáles son estas herramientas?

De entrada, la autonomía. Parece un poco abstracto, pero esto quiere decir que una persona sepa qué instrumentos necesita en cada momento. Además, para ser competentes en historia deben saber investigar en fuentes, sobre todo a través de internet. Y la otra herramienta importante es despertar la curiosidad y el placer por el descubrimiento. Es esto lo que da sentido a nuestro trabajo.

¿Y cómo se puede despertar la curiosidad de los alumnos por la historia?

Si la profesora ama lo que hace, transmite esa emoción al alumnado. Creo que esta es la base. Luego, además, hay recursos como partir del conocimiento del alumnado y de sus intereses para establecer preguntas, diálogos y conclusiones donde el estudiante es un sujeto activo de su proceso de aprendizaje. El diseño de la materia a partir de aprendizaje basado en proyectos permite que el interés por conseguir el objetivo, o realizar el proyecto, sea un aliciente que despierta esta curiosidad. También es necesario que el alumnado entienda que la historia está viva en su presente, hay que llevar la historia a lo cotidiano. Por ejemplo, tengo en mente proponer un proyecto para crear una gran constelación familiar del grupo de alumnos y que, a partir de una recopilación de memoria oral con sus padres, puedan reconstruir a partir de estos recuerdos cercanos una parte de la historia del siglo XX.

Otro recurso es empoderar al alumnado en lo que saben, por ejemplo, a partir de propuestas donde puedan compartir lo aprendido con otros grupos o niveles. El uso de las tecnologías también es una buena herramienta para hacer más atractiva la materia, ya que el alumnado está bastante acostumbrado a hacer uso y generalmente no les asusta utilizar las herramientas digitales.

Y por último destacaría el papel, muchas veces olvidado, de la importancia del arte. El arte no sólo entendido como una parte del contenido, sino también como un instrumento, como un hilo creativo que sirve para unir los conocimientos de los contenidos de las ciencias sociales, que a veces pueden ser demasiado abstractos y complejos para el alumnado. Cuando crean un objeto o una acción artística estamos trabajando profundamente muchos saberes: la creatividad, la estética, la expresión, la comunicación, la educación visual, el pensamiento crítico, las creencias del alumno… Todo ello activa la curiosidad de el alumno.

¿Hay algún episodio de la Historia que estimule por sí solo sus ganas de saber?

Hombre, ¡la Segunda Guerra Mundial! Se han hecho muchas pelis, están los nazis… Les suena mucho, tienen mucho interés. Y esto choca con el hecho de que la Guerra Civil no despierta tanto, sólo engancha a algunos. Aparte de que todo es bastante imprevisible. Este año tengo dos grupos que han seguido intereses muy diferentes. Uno de ellos se ha interesado por la caza de brujas, y han tirado del hilo para saber de dónde viene, para hablar del asesinato de mujeres (80.000 mujeres aproximadamente). ¿Quiénes eran? ¿Había en el Vallès? ¿Por qué pasaba? Antes del siglo XV tenían de media cuatro hijos y después ocho o diez. ¿Qué significaba eso para ellas? ¿Y para su cuerpo? En cambio, el otro grupo se ha entusiasmado con la expulsión de los judíos y los musulmanes. Lo que une los dos casos es que los alumnos les interesa sobre todo la historia social, más que la política. Se sienten más identificados, les gusta profundizar en las condiciones de vida de la época.

¿Es sencillo transformar la Historia en una propuesta educativa activa?

La historia tiene muchísimo potencial, porque hablas de la sociedad. Todas las asignaturas se podrían tratar como una sola… ¿Dónde empieza la ciencia y dónde termina la historia de la ciencia? Se puede analizar la sociedad desde muchos aspectos. Para mí el principal problema que tienen las ciencias sociales es que viven una contradicción: se explican conceptos como la democracia o el diálogo y luego los centros educativos no cumplen con estos preceptos, sino que repiten las estructuras de control y poder absoluto. Y eso los alumnos nos lo dicen y nos expone como profes.

¿Crees que hay un déficit democrático en las escuelas?

Claramente. La escuela es una reproductora de un sistema social desigual, y si no mira quiénes son los alumnos que abandonan los estudios. El sistema educativo no siempre sirve como ascensor social, ya que el factor socioeconómico sigue siendo determinante y la escuela no ha podido superar este acondicionado. Para mí, innovar en educación es sacudir la institución educativa, incluidas las contracciones que vivimos los profesores, para que también formamos parte de las paredes de lo que a veces es una prisión. Podemos ser castradores de la imaginación y la autoestima de los alumnos.

¿Como sería tu planteamiento ideal para dar clase de historia?

De entrada, para mí sería fantástico que los alumnos quisieran estar en clase, y eso no pasa. Los hay que están obligados, y eso tiene una carga importante, porque el sistema no está dando respuesta a sus necesidades. Como estamos allí lo tenemos que sostener: una de las funciones del profesorado es hacer de acompañante de todos estos procesos emocionales y eso es toda una tarea pedagógica importantísima. Pero creo que debería ser todo un poco más flexible para que libremente pudieran estar en clase. A partir de aquí, me encantaría poder enseñarles el currículum entero y preguntarles: ¿qué queréis hacer? ¿Estudiar el estado de las autonomías en España? Pues vamos a hacer una investigación, hipótesis, desgranarlas… Pero eso quizás sería ya con alumnos mayores, de cuarto.

Victòria Carrió, profesora de Historia en el instituto Marta Estrada de Granollers / © Sandra Lázaro

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2017/12/12/es-necesario-que-el-alumnado-entienda-que-la-historia-esta-viva-en-su-presente/

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Rosa Luxemburgo, el águila de la izquierda que callaron con una bala

Por: Mónica Zas Marcos

«Socialismo o barbarie». Aunque los considerase antagónicos, en la vida de Rosa Luxemburgo (1871-1919) ambos conceptos fueron de la mano. Ella soñó con la revolución hasta que los freikorps le volaron la cabeza y lanzaron su cuerpo por el Canal Landwehr de Berlín. Luxemburgo nació en la Polonia rusa cuando aún se escuchaban los ecos de la Comuna de París y fue asesinada 48 años más tarde por proclamar la lucha obrera, el sufragio universal y una alternativa al «parásito» sistema capitalista.

Su figura ha estado unida cien años al imaginario de la revolución, pero aún hay mucha gente que desconoce la audacia de esta mujer excepcional. El libro La rosa roja se ha propuesto recuperar a la Rosa teórica, socialista y anticapitalista, pero también a la que amó a escondidas, la que sufrió violencia machista y la que, con sus contradicciones, quería libres a las mujeres de cualquier clase social.

Portada Rosa Luxemburgo

La ilustradora y activista británica Kate Evans publicó su novela gráfica en 2015 con Verso Books y dos años más tarde llega en castellano gracias a la editorial argentina Ediciones IPS-Pan y Rosas. También lanzaron un crowdfunding para publicarlo en España y superaron el objetivo inicial en menos de una semana.

Sus viñetas conjugan el humor con un análisis exhaustivo de la obra de Rosa Luxemburgo, sus artículos en prensa o la correspondencia personal que no se había traducido a nuestro idioma hasta ahora.

Tanto en unos textos como en otros, la protagonista muestra una inteligencia crítica que puso en jaque a los dirigentes del partido socialdemócrata alemán e incluso ciertas teorías de Marx, que desmontó en su libro La acumulación del capital (1913).

A pesar del estilo caricaturesco de los dibujos, el espíritu de Rosa Luxemburgo se conserva intacto gracias a las citas textuales. Ese es el gran acierto de la novela de Kate Evans: acercar una figura compleja y controvertida sin perder el peso didáctico de sus intervenciones públicas y de sus inspiradoras clases de economía marxista.

«Aunque es recordada como una mártir, ella es mucho más que eso, porque cada momento que vivió, lo hizo al máximo», recuerda su última biógrafa. Que este nuevo homenaje sirva para recuperar las lecciones de uno de los personajes más combativos y brillantes de nuestra historia.

La socialista más joven

En casa de los Luxemburgo, a las mujeres se les reservaba la tarea de apretarse los corsés para reducir la cintura y de cuidar su hermosa melena larga para atraer a un hombre rico. Rosa, la hija más pequeña, pronto defendió que el valor de una mujer estaba en su intelecto, no en los centímetros de su cadera. Aunque se crió en un hogar profundamente judío, se deshizo también de la fe religiosa en cuanto descubrió al filósofo que le cambiaría la vida.

«Marx dijo que los dioses son producto de las regiones nebulosas del cerebro humano«, decía ella. «Tu abuelo es un rabino y te lavarás la boca con jabón, jovencita», le recriminaba su familia. Para no calentar el ambiente en su casa, Luxemburgo escondía el Manifiesto comunista o Trabajo asalariado y capital de la vista de sus padres, pero disertaba abiertamente de capitalismo con sus hermanos.

Viñeta Rosa Luxemburgo

Con su preparación e inteligencia, a nadie le extrañó que una chica de 15 años se afiliase al movimiento socialista polaco, aunque viviese con la amenaza constante de ser atrapada y condenada en Siberia por el zar ruso. Al final, en 1889 se exilió a Zúrich para estudiar en la única universidad que admitía a mujeres. Allí cambió la botánica y la zoología por la ciencia del cambio social y las relaciones económicas. También aprendió once idiomas y trabajó como periodista mientras acababa un doctorado sobre la industrialización en Polonia. Su mantra: «Cuestionar todo».

El azote de los conformistas

Las conferencias de Rosa Luxemburgo en la Internacional Socialista promovían la solidaridad entre países y la revolución mundial, mucho antes que el derecho a la autodeterminación que reclamaba Polonia. Defendía que la lucha obrera debía centrarse en el capitalismo, aunque el Manifiesto comunista de Marx llamase a la emancipación de los polacos. Esa filosofía, que compartía con su primer amor Leo Jogiches, la trasladó a Berlín en 1898, cuando se afilió al SPD alemán.

Rosa también se opuso a grandes figuras del partido socialdemócrata como Eduard Bernstein, rebatiéndole que «la lucha por la reforma es el medio, la revolución es el fin». Pensaba que si las reformas se lograban a través de la lucha obrera, fortalecían al partido, pero si se obtenían por métodos parlamentarios o acuerdos entre partidos burgueses, esto sólo favorecía al capitalismo.

Viñeta Rosa Luxemburgo

Más tarde, se distanció de otros pesos pesados del SPD que la consideraban una «víbora bribona», como su otrora gran colega Karl Kautsky. Una brecha que se abriría para siempre con la aprobación de los presupuestos de la Primera Guerra Mundial, a la que ella se oponía tajantemente, y con el retraso en las negociaciones del sufragio universal, y femenino.

La «no militancia» feminista

Otro importante contacto que hizo Rosa en Berlín fue Clara Zetkin, la activista que estaba al frente de la organización de mujeres socialistas y del periódico feministaDie Gleichheit ( La Igualdad). Juntas defendían el voto universal, aunque Luxemburgo nunca quiso encabezar el ala femenina para no perder los beneficios que tenía en el partido junto a los varones. Pensaba que era una estrategia de sus compañeros para desterrarla de la primera línea del debate teórico, donde reinaba el machismo.

«El voto femenino aterra al actual Estado capitalista porque, tras él, están los millones de mujeres que reforzarían al enemigo interior, es decir, a la socialdemocracia», escribió. No compartía con Zetkin, sin embargo, la defensa solo del voto de las mujeres propietarias que pagaban impuestos. «Son derechos de las damas, no de las mujeres. No puedo hacer causa común con las señoras de la clase capitalista», le espetaba Luxemburgo.

Viñeta Rosa Luxemburgo

Ambas participaron en 1907 en la Primera Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas, celebrada en la ciudad alemana de Stuttgart, que aprobó que los partidos socialistas del mundo luchasen obligatoriamente por el sufragio femenino. También en la Segunda Conferencia, llamada Guerra a la guerra, donde más de cien activistas de 17 países establecieron el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer. En aquella época, Rosa empezó a sentirse cómoda con la etiqueta feminista y sus discursos tomaron un cariz más comprometido, como este que pronunció en 1912:

«El actual enérgico movimiento de millones de mujeres proletarias que consideran su falta de derechos políticos como una flagrante injusticia es señal infalible, señal de que las bases sociales del sistema imperante están podridas y que sus días están contados. Luchando por el sufragio femenino, también apresuraremos la hora en que la actual sociedad caiga en ruinas bajo los martillazos del proletariado revolucionario»

Una de las cosas que más lamentó Luxemburgo al final de sus días fue no haber defendido con ahínco el voto y la emancipación de la mujer. Por eso, a su salida de la cárcel en 1918 y cuando reorganizó la Liga Espartaquista, estableció como nueva consigna «la plena igualdad social y jurídica entre los sexos».

La utopía antibelicista

Si bien el equidistante feminismo de Rosa Luxemburgo ha sido motivo de debates académicos, con su perfil pacifista no queda resquicio para la duda. La política enarboló un discurso antimilitarista durante toda su carrera, pero sobre todo a las puertas de la Primera Guerra Mundial, cuando su partido votó por primera vez a favor de unos presupuestos capitalistas que daban luz verde a la masacre.

Los razonamientos de Luxemburgo se podrían aplicar perfectamente hoy en día, cien años después de la Gran Guerra. Para ella, el conflicto «es indispensable para el desarrollo del capitalismo», puesto que la industria armamentística mueve decenas de miles de millones y está controlada por señores de la guerra que deben justificar el gasto militar y el tráfico incontrolado de armas. Así, Rosa interpeló a sus propios camaradas en Utopías pacifistas (1911):

¿Cuál es nuestra tarea en la cuestión de la paz? (…) Si las naciones existentes realmente quisieran poner coto, seria y honestamente, a la carrera armamentista, tendrían que comenzar con el desarme en el terreno político comercial, abandonar sus rapaces campañas colonialistas y su política internacional de conquista de esferas de influencia en todas partes del mundo” .

Este hincapié en hacer «un llamamiento a la justicia y al fin de la violencia» durante los cuatro años de la guerra fue el que acabó con su vida. No caben medias tintas cuando se está en contra de precarizar vidas en el trabajo y en el campo de batalla. Al menos, no para Rosa Luxemburgo. Esta líder solo consideraba la vía del socialismo para acabar con la barbarie, y terminó sufriendo la barbarie en propias carnes por parte de los freikorps.

Pero la Rosa Roja vio que la dignidad humana estaba por encima de los partidos y de la economía militar. Y así se recordará siempre a la mujer que no huyó del barco naufragado y luchó hasta la muerte «por un mundo donde seamos socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres».

Rosa Luxemburgo en un mítin en Berlín

Rosa Luxemburgo en un mítin en Berlín, 1910

Fuente: http://www.eldiario.es/cultura/libros/Rosa-Luxemburgo-aguila-izquierda-callaron_0_658634256.html
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China modificará lenguaje en libro de texto sobre guerra antijaponesa

Asia/China/15 Enero 2017/Fuente y Autor:Spanish.xinhuanet.com 

A partir del semestre de primavera de 2017, los libros de texto de China adoptarán la frase «Guerra de Resistencia de 14 años del Pueblo Chino contra la Agresión Japonesa», una modificación a la redacción actual, anunció hoy el Ministerio de Educación.

China se volvió en el primer país en combatir las fuerzas fascistas cuando las tropas japonesas comenzaron la invasión del noreste de China el 18 de septiembre de 1931.

Los libros de texto usan en la actualidad la frase «Guerra de Resistencia de Ocho Años del Pueblo Chino contra la Agresión Japonesa», que refleja la fecha del inicio de la invasión de escala total de Japón contra China el 7 de julio de 1937.

Un documento sobre la revisión ordena que los libros de texto reflejen plenamente los delitos cometidos por las tropas japonesas en la guerra, lo que subraya la continuidad de los 14 años de guerra contra la agresión japonesa en 1931.

La revisión se aplica a universidades y escuelas de toda la nación, todas las disciplinas correspondientes, y los libros de texto del currículum nacional y local, indica el documento.

El documento, emitido por el ministerio, pide que «el papel pilar que tuvo el Partido Comunista de China en la guerra antijaponesa debe ser proclamado plenamente»

El texto señala que la revisión debe enfatizar que «China fue el principal campo de batalla de Asia oriental en la Guerra Mundial Antifascista», además de subrayar «el espíritu de la nación china para desafiar la brutalidad y combatir la agresión».

La revisión fue un esfuerzo para implementar las directrices de las autoridades centrales sobre la conmemoración del 70° aniversario de la victoria en la guerra antijaponesa y la Guerra Mundial Antifascista, y para «fortalecer la educación patriótica» de acuerdo con el ministerio.

El ministerio ha involucrado expertos en historia para estudiar cuidadosamente y hacer arreglos integrales en la revisión de los libros de texto.

Fuente de la noticia: http://spanish.xinhuanet.com/2017-01/11/c_135971246.htm

Fuente de la imagen:https://gaoantropologia.files.wordpress.com/2011/05/p5100039.jpg

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La enseñanza de la Filosofía Marxista en Cuba Pensar, hablar y obrar bien

Considero que de la mano del debate sobre los problemas de la enseñanza de la Historia, va la problemática de la Filosofía, la que impartimos y también la que no entregamos en nuestras escuelas, institutos y universidades. En la prensa y los medios cubanos no emerge este tema, y solo aparece tangencialmente en algunas publicaciones académicas. El esfuerzo de reflexión y de propuestas, que han realizado varios colectivos de profesores en las universidades de Las Villas y La Habana, en Ciencias Médicas y en otros centros e instituciones académicas, no ha contado con la promoción que la importancia del asunto reclama. Me interesa proponer este debate para acompañar, tanto los cambios positivos que en la enseñanza se han realizado desde el Ministerio de Educación, como las transformaciones en curso en la Educación Superior, y en particular las que atañen a las carreras de Marxismo e Historia. Es muy difícil y se corren innecesarios riesgos, cuando los cambios y las transformaciones se comienzan a hacer sin tener en cuenta el balance histórico de lo que nos antecede.

Un maridaje fallido

La relación problémica entre la Enseñanzas de la Historia y la de la Filosofía, tienen como punto de partida decisiones tomadas a principios de los años setenta del pasado siglo. Entonces la Filosofía que recién nacía como disciplina marxista en la universidad cubana, fue sustituida en nomenclatura y alcance, por el contenido manualesco en el que nos formamos buena parte de quienes hoy ejercemos la enseñanza y la labor de investigación social. Con la entelequia de apellido Marxista-leninista, no solo sufrió por reduccionismo la propia filosofía revolucionaria fundada por Carlos Marx y Federico Engels, sino que de hecho se fracturó la historia de la Filosofía y del pensamiento cubano, en negación del aporte trascendental de José Martí, y de las corrientes de pensamiento nacional revolucionario y socialistas, que con la impronta de Julio César Gandarilla, Alfredo López, Carlos Baliño, Julio Antonio Mella, Rubén Martínez Villena y Antonio Guiteras, se mantuvieron beligerantes durante el siglo XX, y que en buena medida articularon con el marxismo y el leninismo desde la tercera década del siglo, para fundar con el liderazgo de Fidel Castro Ruz, las bases ideoteóricas que hoy reivindican los documentos y acuerdos aprobados por el Partido Comunista de Cuba en sus dos últimos congresos del 2011 y el 2015, y en la Primera Conferencia Nacional del Partido del 20121. Precisamente el pensamiento de Fidel fue y es continuidad, y a la vez ruptura dialéctica de esa fértil tradición.

En el reinado de la Filosofía Marxista-leninista, se construyó un orden jerárquico que subordinó a la Historia y a las demás ciencias sociales. De ahí los énfasis crípticos en las aulas para enseñar y evaluar regularidades, causas y consecuencias de los procesos históricos, a costa de desdibujar y hasta perder la objetividad de los hechos y sus protagonistas. Tales decisiones en el orden historiográfico dieron la prioridad –casi la exclusividad- de concentrar los recursos, para atender solo a la historia que sustentaba la tradición del primer Partido Comunista de Cuba, historia robusta y heroica, sobredimensionada –y en tanto afectada en su incuestionable aporte-, por el errático propósito de silenciar y sustituir el hacer de la totalidad del movimiento histórico, de los partidos, organizaciones, instituciones, personalidades y circunstancias, confluentes o paralelas en la Cuba real. Tal situación tuvo como colofón el reducir la enseñanza, a la historia del movimiento obrero y comunista nacional e internacional.

Durante más de treinta años los fórceps dogmáticos gravitaron en el hacer pedagógico de la Historia y la Filosofía en la escuela y la universidad cubanas. La rectificación de tendencias y errores negativos a partir de 1985-1986 en tanto revolución profunda en el pensar y el hacer de la Revolución Cubana, criticó los fenómenos más visibles que afloraban en la educación cubana, pero no tuvo tiempo para más, en medio de la abrupta crisis económica que se precipitó en el país en 1990-1991, tras el derrumbe de la URSS, la implosión y la regresión capitalista en el otrora país de los soviets y en la totalidad de los países del socialismo europeo.

El IV Congreso del Partido Comunista de Cuba, celebrado en octubre de 1991, retomó el curso de prioridad a la tradición nacional, pero el hacer y el pensar dogmático enquistado en el cuerpo de la institucionalidad revolucionaria, posesionado en un sector burocratizado de sus directivos y funcionarios, y en cientos de cuadros medios y de base formados bajo su influencia, aún daría y da sus batallas retardarias, incluso a pesar de los lineamientos, objetivos y la plataforma teórico política, aprobados en los ya citados y recientes cónclaves partidistas.

Las tres capacidades de Demócrito

La formación del maestro y la maestra para el ejercicio de la enseñanza de la Filosofía requiere de un significativo número de requisitos pedagógicos y didácticos, y de dotar al futuro profesional de un grupo de herramientas teóricas que le permitan realizar con éxito su labor, entendida esta como un ejercicio de constante autoestudio y reflexión, orientado a los fines de una educación para la emancipación y transformación revolucionaria del hombre, la mujer y sus circunstancias. Para el perfeccionamiento de la formación del maestro y la maestra de Filosofía, debemos enfrentar al menos, tres problemáticas centrales, que por demás son de vieja data.

Se deben tener en cuenta las tres capacidades que en opinión de Demócrito (460-370 a. C), aporta la Filosofía: la capacidad de pensar, hablar y obrar bien2. La Filosofía es una forma peculiar y específica de conocer el mundo, pero es también una forma de ser y estar en, ante y para el mundo. Por tanto, la enseñanza de la Filosofía debe considerar esos aspectos característicos, que van más allá del ámbito epistemológico y se ubican en el nivel ontológico, y en lo axiológico, puesto que en la clase de Filosofía se ponen en juego concepciones de ser y formas del ser, así como los valores y las posibles valoraciones que el estudiante debe efectuar acerca de la naturaleza, la sociedad y de sí mismo. Esta necesidad pedagógica se manifiesta en:

  • El proceso pedagógico de la construcción del conocimiento científico.
  • La naturaleza del enfoque metodológico.
  • El protagonismo histórico-concreto, del profesor y el estudiante.

Pensar con el corazón

Una primera problemática de partida, está en que no se ha entendido suficientemente, que si bien el proceso de la construcción científico-filosófico, da prioridad al factor racional, a la lógica y el discurso de la ciencia filosófica; el proceso pedagógico de la construcción del conocimiento científico: la enseñanza y el aprendizaje de esa teoría, discurren por otro camino. Ya Vladimir Ilich Lenin en: «Acerca de algunas particularidades del desarrollo histórico del marxismo» (1910) sistematiza el valor de la teoría revolucionaria dividiéndola en dos partes necesariamente complementarias y conexas. Lo que el genial conductor refiere como la parte del materialismo histórico (la ciencia) y la parte que compete al arte político de intervenir en la lucha de clases y fundir el socialismo (la enseñanza y divulgación) en el seno del movimiento obrero.

Para Lenin: “La dialéctica del desarrollo histórico (del marxismo) ha sido tal, que en el primer período estaba a la orden del día la realización de transformaciones inmediatas en todos los aspectos de la vida del país, y, en el segundo, el estudio de la experiencia adquirida, su asimilación por capas más amplias, su penetración, si se puede expresar así, en el subsuelo… de las clases sociales” 3.

Se trata de un proceso eminentemente educativo, y en tanto a la par y primero que lo “racional”, la enseñanza como ciencia pedagógica, parte de lo ideológico, de lo ético, de lo praxiológico valorativo, lo que permite incentivar, mover y desarrollar el conocimiento científico y la inteligencia racional. “En la actualidad –definía Martha Martínez Llantada, nuestra más reconocida especialista en Filosofía de la Educación-, es imprescindible propiciar cambios conceptuales, procedimentales y actitudinales en el trabajo docente educativo, la importancia del clima del aula y los aspectos motivacionales son de vital importancia y la necesidad de un enfoque científico en su tratamiento se vuelve tarea de primer orden, si de verdad se quiere propiciar el desarrollo y enfrentar la educación a la altura de las exigencias del tercer milenio”4.

Se hace necesario partir desde la inteligencia emocional, la psicología colectiva, las circunstancias histórico-culturales, y las características personológicas de los sujetos del proceso, de los estudiantes y del maestro y la maestra, que en tanto educan, son educados. No son pocos los autores que de una forma u otra analizan, desde diversos puntos de vista esta problemática. Quizás el más conocido internacionalmente sea Paulo Freire (1921-1997), y en Cuba tenemos un maravilloso libro que se titula Pedagogía de la ternura, de la autoría de una pedagoga mayor Lidia Turner Martí, y la profesora Balbina Pita Céspedes5.

Pensar desde los principios

La  neutralidad no es posible en el oficio y en el acto educativo. El punto de vista del marxismo es el de la dignificación del ser de los explotados, excluidos y discriminados, el de los pueblos y los individuos en emancipación.

El marxismo primero que ciencia, es una ideología política de profundo contenido ético, al colocar en el centro de su pensar y hacer, los principios de la justicia, la honradez, la igualdad y la solidaridad, como condiciones de existencia de la dignificación, lo que se expresa de manera radical en la crítica a la depredación de la naturaleza y el medioambiente, a la explotación y dominación de unos hombres sobre otros, a la inmoralidad de los hombres que se convierten en lobos de otros hombres, a la indignidad de la explotación de la mujer en la pareja, la familia y la sociedad, a la maldad del racismo y de todas las discriminaciones, a la manipulación de sentimientos, en particular del sentimiento religioso de los pueblos.

En segundo lugar, por ser una ética del humanismo, posee un contenido estético, en tanto lo mejor del ser humano resulta una y otra vez, en explosión de sensibilidades que se afirman desde lo bueno en lo bello.

En tercer lugar, por ser una hermosa propuesta de significación, organización y realización de la vida social que se propone adelantar un reino de armonía y comunión con la naturaleza, de felicidad para todos y todas, resulta una propuesta que por más utópica que parezca, merece luchar por ella, merece dedicarle la vida.

En cuarto lugar, esta teoría justa, hermosa, que reclama todo nuestro entusiasmo y dedicación: es realizable. Resulta una posibilidad de presente y futuro posible, porque se sustenta en un sólido basamento científico, con demostrada capacidad para interpretar el mundo, intervenirlo y pronosticarlo.

Y lo más trascendental de esta teoría es, que a diferencia de todas las propuestas existentes, lo científico en el marxismo, no solo se valoriza “en la ciencia”, sino que existe para realizarse y preciarse en la práctica revolucionaria, lo que nos coloca en el punto de partida de lo ideológico y ético, y en consecuencia confirma la validez del camino del conocimiento pedagógico que proponemos. La comunicación desde la moralidad, la ética y la necesidad y belleza de la lucha revolucionaria, resulta mucho más rápida y convincente, por estar más cerca de las praxis de vida.

La expresión del enfoque didáctico que refiero está una y otra vez, en la lógica pedagógica de Fidel: Felicito a todos los que luchan, a los que no desisten jamás ante las dificultades; a los que creen en las capacidades humanas para crear, sembrar y cultivar valores e ideas; a los que apuestan por la humanidad; ¡a todos los que comparten la hermosa convicción de que un mundo mejor es posible!”6

Pensar con modestia

Se busca hoy una filosofía clara, que concilie todas las fuerzas, que no tenga la soberbia de la infalibilidad”7, recomendaba José Martí. Lenin siempre criticó como uno de los principales males, el engreimiento de los comunistas, y es que querámoslo o no, siempre habrá una cuota de vanidad y petulancia, cuando nos comunicamos con quien no sabe, quien duda, o tiene otro punto de vista, desde la afirmación de la pretendida cientificidad y la superioridad del marxismo. Esa postura nos crea barreras a veces infranqueables.

Proclamarse “marxista” no otorga por generación espontánea sabiduría. Hay que estudiar muchísimo y obrar bien, porque de muy poco vale el estudio si no se le emplea en acciones concretas.

Es imprescindible la modestia. Siempre vamos a estar lejos del dominio que realmente necesitaríamos para solucionar con conocimiento y profesionalidad pedagógica, cada uno de los muchos retos que se abren en un debate filosófico, más en la medida que nos acerquemos a la búsqueda de soluciones prácticas a problemas concretos. No conocemos toda la teoría creada por los fundadores y sus más brillantes continuadores, somos hombres normales y ellos fueron genios. De ahí el valor del trabajo colectivo. No se equivocó el General de Ejército Raúl Castro Ruz, cuando afirmó que el más genuino sustituto de Fidel es el Partido. Comunista de Cuba.

Formar en la cultura de la inteligencia de masas, resulta un objetivo decisivo, en el que el debate filosófico tiene un lugar no despreciable. Y es que la labor colectiva es tan importante por el resultado que promueve las fortalezas, como en la trascendencia ejemplarizante del hecho colaborativo en sí mismo.

Además de modestia, para romper con las resistencias y el no saber de los sujetos de nuestra práctica docente, se necesita de paciencia y tolerancia. Si además pretendemos enseñar Filosofía, y ganar para el marxismo a esos interlocutores, el hacer pedagógico y didáctico precisa de una alta y eficaz suma de delicadezas y calidades inteligentes, del logro de la máxima atención por la vía del compromiso y la autodisciplina, necesita tiempo y condiciones para el aprendizaje personalizado. Si preparamos y realizamos en la clase de Filosofía las acciones instructivas y educativas que refiero, estaremos también abriendo el proceso a las diversidades, las inteligencias, los talentos y los muchos saberes presentes. La clase de Filosofía puede aspirar a ser el ágora pedagógica donde se comparte y aprende, donde se estimule la especulación y la duda, y el error no abochorne ni “preocupe”, pues unos y otro acompañan la construcción de las certezas.

Pensar en el compañero

La clase de Filosofía Marxista es para los que saben que no saben, y quieren aprender en ejercicio de sus conocimientos y reto a sus valores humanistas. Incluso la clase puede ser también para los que estén ganados por los postmodernos-viejos prejuicios antimarxistas, y los nihilismos y eclecticismos en boga. Con la sencillez de la sabiduría, Isabel Monal, la figura más importante de la Filosofía marxista cubana contemporánea, explica: Hoy vemos todavía a muchos compañeros negar el marxismo o ignorarlo. Creo que es un grave error. Y muestra, entre otras cosas, una incomprensión de lo que realmente ha ocurrido en el mundo. Hoy no se puede ser revolucionario si no se es antiimperialista, y el marxismo y el leninismo es la única concepción que ofrece una interpretación y comprensión del fenómeno imperialista contemporáneo: un arma tremenda de lucha”8. Insisto en fijar el concepto y el método que refiere la profesora Monal: Concepto, de compañeros que todavía no han entendido… Y compañero es un concepto muy distinto al término demoburgués de “ciudadano”, con sus esencias ya prostituidas por la dictadura implacable del capital. El término compañero es una conquista epistemológica del movimiento socialista y comunista: Hablamos de nuestro camarada, hermanado en derechos y deberes democráticos, en tareas, aspiraciones y retos comunes dentro de la Revolución.

Mientras la docencia esté organizada para “vencer” contenidos, y el dictado del discurso sabio y profesoral sea lo prevaleciente, no avanzaremos en la aspiración de lograr una enseñanza eficiente de la Filosofía Marxista. Podemos desplegar toda una batería de “métodos activos”, mejorar la calidad de la clase, la comunicación y el rendimiento, pero no alcanzaremos trascender la disciplina escolar, en el objetivo de convertir la Filosofía revolucionaria en convicción profunda y el ejercicio de filosofar en recurso, en arma de lucha para la actuación y vitalidad social de cada alumno y alumna, de los estudiantes.

La clase no se piensa y realiza por el profesor solo para cumplir un programa, ni para aprender a prender Filosofía. Tengo la opinión y al menos mi práctica como maestro me lo ha confirmado, que lo primero a lograr está en trabajar con el criterio de que nuestros interlocutores antes, durante y después de la clase, son NUESTROS COMPAÑEROS. Y no les vamos a dar y evaluar en clase “contenidos”, los vamos a dotar de herramientas teóricas para pensar, hacer y defender la emancipación en la Revolución martiana y socialista.

Pensar, hablar y obrar bien

No me siento responsable de los errores pasados. También pienso que yo no lo hubiera hecho mejor. Como hombre agradecido estoy muy comprometido con el esfuerzo de todos los que con desaciertos incluidos, hicieron posible que llegáramos hasta aquí. Pero ya en el hoy, nada puede justificar que no pongamos en acción lo aprendido, tanto en política como en ciencia. Y asumo por cada hora de no obrar bien, crece nuestra responsabilidad.

Desafortunadamente en el caso que nos ocupa, no todos los que se adentran en la crítica, para buscar soluciones, reparan en la infertilidad y trascendencia negativa que tuvo y aún tiene, el maridaje que se produjo entre el filosofismo dogmático y el historicismo sectario. Me refiero a los que buscan soluciones, porque abundan bastante los eternos adoradores de la mujer de Lot, los patriotas oficiales, y los que intentan militar a la izquierda de la izquierda revolucionaria, a unos los caracteriza el escudo de la desconfianza, a otros el creerse que ellos son la historia misma, y todo lo pasado fue un “imperdonable” error. Coinciden en el inmovilismo de buscar culpables, en repetirse y auto flagelarse continuamente. Les es crónica la falta de confianza en las potencialidades humanistas, en los valores y la inteligencia creada por la Revolución. En estos compañeros abunda el no implicarse personalmente en acciones concretas en la profundidad y cotidianidad del movimiento social cubano. Con unos y otros no van a avanzar en lo inmediato y mediato las tareas del perfeccionamiento de la enseñanza de la Filosofía y de la Historia

De urgencias importantes vivimos, y si queremos avanzar las soluciones, hay que tomar no uno –la enseñanza de la Historia en este caso-, sino todos los toros por sus cuernos, aún a riesgo de las cornadas que provocará nuestra impericia, y en su accidente o defecto, la probable ingratitud de los hombres que -como lo predijo Martí-, siempre asecha cuan miseria perversa en la vorágine del acontecer humano. Quienes somos maestros, por demás, no podemos dejar pasar un solo día sin hacer pedagogía, historia y filosofía para el cambio, pedagogía de y para la Revolución: martiana, marxista, leninista, fidelista. Enseñar y estudiar. Educar y educarnos.

Notas:

1 El Sexto Congreso del Partido Comunista de Cuba se celebró en la Ciudad de La Habana, entre los días 16 y 19 de abril de 2011. El séptimo también se realizó en La Habana entre el 16 al 18 de abril de 2016. La Primera Conferencia Nacional del Partido se realizó en La Habana los días 28 y 29 de enero del 2012.

2 Según Sexto Empírico (IX, 24), Demócrito creía, como otros pensadores, en tres principios: pensar bien , bien hablar y obrar bien. Ver: José García López: La religión griega, Ediciones AKAL, 1975, p 2373 Ver: V. I. Lenin: “Acerca de algunas particularidades del desarrollo histórico del marxismo». Ver: V. I. Lenin: “Acerca de algunas particularidades del desarrollo histórico del marxismo«. En: V. I. Lenin, Marx Engels. Marxismo Ediciones en Lenguas Extranjeras, Pekín, 1980, p 321-27.

4 Martha Martínez Llantada: “Vigencia de la Filosofía martiana de la educación ante las demandas del siglo XXI», Universidad de Ciencias Pedagógicas “Enrique José Varona”, La Habana, 2009 (Centro de Documentación Pedagógica. Documento inédito), p 11-12

5 Ver: Lidia Turner Martí, y Balbina Pita Céspedes: Pedagogía de la Ternura. Editorial Pueblo y Educación, La Habana, 2002.

6 Ver: Fidel Castro Ruz: “Discurso pronunciado por el Presidente de la República de Cuba Fidel Castro Ruz, en ocasión del aniversario 45 del triunfo de la Revolución Cubana, en el teatro «Carlos Marx», el 3 de enero de 2004”, http://www.cuba.cu/gobierno/discursos/2004/esp/f030104e.html

7 José Martí: Escenas mexicanas, México. 21 de septiembre de 1875. En: Obras Completas. Editorial Nacional de Cuba. La Habana, 1963, Tomo 6, p. 332

8Ver: Paquita Armas Fonseca: Isabel Monal: una autoridad política, La Jiribilla, La Habana, Año V, 28 de octubre-4 de noviembre del 2006, http://www.lajiribilla.co.cu/rss/dossier.xml

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Fuente: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=219501

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