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Niños y niñas con iguales resultados educativos en Cuba

Centroamérica/Cuba/Septiembre de 2016/Autora: Alina M. Lotti/Fuente: Radio Habana Cuba

En nuestro país la equidad, el acceso y las oportunidades son similares para todos, independientemente de factores económicos, procedencia social y lugares de residencia

Las niñas cubanas obtienen iguales o mejores resultados que sus condiscípulos varones, según comentó el vocero del Ministerio de Educación (MINED), Paul Torres Fernández, durante un encuentro con la prensa.

El también subdirector del Instituto Central de Ciencias Pedagógicas señaló que lo anterior está avalado por  investigaciones, cuyos resultados son más evidentes en la enseñanza primaria, sobre todo en tercero y sexto grados.

Cuando se contrastan los rendimientos cognitivos con el nivel económico y cultural de las familias, así como los lugares de procedencia —ya sea de zonas urbanas o rurales—, los infantes cubanos presentan resultados similares.

Esta situación, considerada como excepcional en la región, constituye una aspiración para otros países, y demuestra que en Cuba la equidad, el acceso y las oportunidades son similares para todos, independientemente de factores económicos, procedencia social y lugares de residencia.

Estar en capacidad de contrarrestar esas diferencias en materia de servicios educacionales constituye una meta alcanzada por nuestras escuelas; lo cual reafirma la tesis planteada por la Unesco y otros organismos de Naciones Unidas respecto a que Cuba es un ejemplo en educación, subrayó.

Todos los niños y las niñas tienen derecho a recibir una educación, pues este es un servicio que les proporciona el conocimiento y las aptitudes que necesitan para alcanzar su potencial y protegerse contra el peligro.

Sin embargo, a las niñas se les excluye con mucha frecuencia de este proceso. De ahí que ese sea un reclamo permanente de Unicef a fin de que los Estados promuevan políticas públicas que las favorezcan.

Fuente: http://www.radiohc.cu/noticias/nacionales/106366-ninos-y-ninas-con-iguales-resultados-educativos-en-cuba

 

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Violencia Cultural

Por: Soed Rossell de Ramirez

¿Cuánto hemos avanzado en realidad hoy en día con los derechos de evitar la violencia hacia la mujer? ¿De verdad las mujeres se respetan unas a otras? Sobre todo en estos momentos donde las redes sociales están llenas de violencia simbólica y subjetiva de mil formas, ¿cuantas niñas adolescentes exponen sus cuerpos y su ser por estas redes sociales y la sociedad lo acepta como algo normal? ¿Que es lo “normal”?

Dentro de esta sociedad de mercado, donde los estereotipos abundan para vender cualquier cosa basada en la mujer como objeto sexual. Y como estas formas de comunicación e información contribuyen dentro de la sociedad venezolana a denigrar el género femenino, aprenden a relacionarse con un lenguaje soez sin valores de respeto y cautela de ser violentadas de diferentes formas.

 Cuando se habla de violencia simbólica es un concepto instituido por el sociólogo francés Pierre Bourdieu en la década de los 70, que en ciencias sociales se utiliza para describir una relación social donde el «dominador» ejerce un modo de violencia indirecta y no físicamente directa contra los «dominados», los cuales no la evidencian o no son conscientes de dichas prácticas contra ellos, por lo cual son «cómplices de la dominación a la que están sometidos» (Bourdieu, 1994). Las prácticas de la violencia simbólica son parte de estrategias construidas socialmente en el contexto de esquemas asimétricos de poder, caracterizados por la reproducción de los roles sociales, estatus, género, posición social, categorías cognitivas, representación evidente de poder y/o estructuras mentales, puestas en juego de una en una o todas simultáneamente en su conjunto, como parte de una reproducción encubierta y sistemática.

La violencia subjetiva implica, en cambio, esas posiciones de poder más confusas ( sibilinas, subrepticias) en las que el patriarcado nos ha ubicado con frecuencia. Por su parte conviene distinguir la violencia directa como personal, tanto física como psicológica, de la violencia subjetiva que es más cultural e institucional (Marinas, 2012).

Hoy en día la mujer después de varias luchas para obtener sus derechos como género desempeña labores en muchas áreas que pueden ser desde lo económico hasta lo político. En cada uno de esos espacios existe de manera directa e indirecta este tipo de violencia. Y solo se conforma con la forma de “adaptación”, es decir que dejar pasar los chistes sexistas, por las mujeres en un entorno es algo aceptado porque es un derecho a expresarse, entonces dónde encontramos los derechos de las mujeres a ser respetadas y no violentadas a través de esa violencia simbólica y subjetiva. La violencia física contra las mujeres provoca un rechazo general, no así la violencia simbólica y subjetiva de la cual la física es su expresión. Se debe entender que este proceso de violencia esta sumergido dentro del sistema del patriarcado y llevado por la sociedad de consumo, las mujeres son expuestas y catalogadas como objetos sexuales a través de estas redes sociales y compitiendo entre ellas sin ningún tipo de respeto hacia su mismo género y hacia su entorno social viciado por estos antivalores. Más aún, el hombre las desea y percibe como presa fácil de esclavitud sexual.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=216628&titular=vejaciones-en-tiempos-de-redes-sociales-hacia-la-mujer-

Fuente de la imagen: http://www.minmujer.gob.ve/?q=articulos/mujer-y-derechos&page=1

 

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FMI: La mujer en el trabajo. Gran logro en América Latina y el Caribe

Septiembre de 2016/Autores: Natalija Novta, Alejandro Werner y Joyce Wong /Fuente: FMI

En la mayoría de los países, el número de hombres con trabajo remunerado es mayor que el de mujeres. La participación en la fuerza laboral es de alrededor de 80% para los hombres pero de apenas 50% para las mujeres. Dicho de otro modo, casi la mitad del potencial productivo de la mujer permanece desaprovechado, en comparación con un quinto en el caso de los hombres.

Al igual que en el resto del mundo, la mujer sigue siendo un recurso laboral infrautilizado en América Latina y el Caribe. Pero en los últimos 20 años, la mujer latinoamericana ha venido desempeñando un papel laboral cada vez más activo, y ha reducido a un ritmo asombroso la brecha frente a los hombres y frente a sus contrapartes en las economías avanzadas. En una región que necesita encontrar nuevas fuentes de crecimiento, alentar a la mujer a participar en el mercado laboral ayudaría a elevar los niveles de ingreso y empleo en los distintos países.

Grandes avances de la participación femenina…

En 1990, tan solo un 44% de las mujeres en América Latina participaban en la fuerza laboral. Para 2014 la cifra había aumentado a 54%, es decir, casi a los niveles de Estados Unidos y los mercados emergentes de Asia. Pero esta mejora oculta variaciones significativas dentro de la región. Históricamente, los países caribeños han tenido altas tasas de participación femenina, y desde 2005 han superado a las de Estados Unidos. En el resto de la región, Centroamérica y las cinco mayores economías de América del Sur estaban casi a la par a comienzos de los años noventa, es decir, algo por debajo del 40%, pero desde entonces los países de América del Sur han dado pasos agigantados, en tanto que Centroamérica ha estado igualándose a un ritmo más moderado (véase el gráfico 1).

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Estos avances de América Latina en materia de participación femenina son los mayores de cualquier región desde 1990. Y la participación femenina en América Latina es ahora más alta de lo que habría cabido predecir en función del ingreso per cápita (véase el documento de trabajo del FMI de próxima publicación preparado por Novta y Wong).

…pero persisten importantes brechas de género

Pese a estos avances, la brecha de género en América Latina —la diferencia de las tasas de participación en la fuerza laboral entre hombres y mujeres— sigue siendo considerable. Al rondar el 25%, es el doble de la brecha de género en Estados Unidos. Es interesante señalar que esto se debe principalmente a una importante participación masculina, lo cual a su vez es atribuible a una población relativamente joven. Casi cuatro quintos de los hombres en la región participan en la fuerza laboral, frente a aproximadamente dos tercios en las economías avanzadas. Por ejemplo, si América Latina tuviera el mismo perfil demográfico que Estados Unidos (un 86% de la población menor de 65 años, frente a 93% en América Latina), la brecha de género implícita en América Latina disminuiría a 14%, es decir, similar a la brecha observada en Estados Unidos (véase el gráfico 2).

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Nuevos tiempos

Una buena noticia es que las mujeres más jóvenes en América Latina están trabajando cada vez más, y en especial las que tienen niveles más altos de instrucción. A menor edad, la brecha de género es más reducida en todos los niveles de educación, y en los grupos con algún nivel de estudios universitarios, la brecha es prácticamente inexistente (véase el gráfico 3). Esto probablemente se debe a una combinación de una tendencia en el tiempo (las generaciones de mujeres más jóvenes trabajan más) y un componente relacionado con el ciclo de vida (muchas de estas mujeres aún no son madres). A medida que este grupo de mujeres más jóvenes llegue a la edad de concebir, las políticas que fomenten la continuidad de la participación en la fuerza laboral serán críticas. Esto es particularmente importante en la medida en que las mujeres superen a los hombres en grado de instrucción, como se ha observado en varios países de América Latina (véase el gráfico 4).

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Se ha visto que los programas de cuidados de niños gratuitos o subsidiados, como Hogares Comunitarios de Bienestar Familiar en Colombia y Estancias Infantiles en México, aumentan las probabilidades de empleo de las madres o sus horas de trabajo. Se observaron resultados similares con el programa Jornada Escolar Completa en Chile, que al incrementar el número de horas que los niños pasan en el colegio permite que las madres dispongan de más tiempo para trabajar. Estos programas han estado focalizados en las madres pobres, pero los programas de cuidados de niños en países avanzados, como Canadá, España y los Países Bajos, por ejemplo, también han logrado aumentar la participación femenina en la fuerza laboral y el número de horas de trabajo. Además, las políticas que amplían la educación de la mujer o que garantizan la igualdad de derechos legales para la mujer también incrementarían la participación femenina en la fuerza laboral.

Estimular el crecimiento

Los beneficios potenciales de una mayor participación femenina podrían ser considerables, aunque resulta difícil calcular su magnitud exacta. Según cálculos ilustrativos, suponiendo que los demás factores no varían, si los países de América Latina elevaran la participación femenina en la fuerza laboral al nivel medio de los países nórdicos (que es 61%), su PIB per cápita podría aumentar a 10% o más, dependiendo del país y de los niveles vigentes de participación femenina. Estudios recientes del FMI sobre Canadá han demostrado que las mejoras en el crecimiento de la productividad debidas a una mayor integración de la mujer en la fuerza de trabajo podrían ser importantes. Otras estimaciones apuntan a posibles aumentos del PIB per cápita de entre aproximadamente 7% a escala mundial y alrededor de 17% en América Latina.

El efecto directo positivo de la incorporación de la mujer en la fuerza laboral es tan solo un comienzo. Al adoptar políticas a favor de las mujeres trabajadoras, como las que se han mencionado o, por ejemplo, políticas que garanticen igual salario por trabajo igual, el poder de decisión de la mujer en el hogar se consolida. Dado que las mujeres destinan más recursos a la educación y la salud de los niños, los beneficios redundarían para toda la familia, y además incrementarían la productividad de la mano de obra y proporcionarían un estímulo a la economía.

Fuente: http://blog-dialogoafondo.org/?p=6784

Imagen: http://www.alhucemas.info/index.php/El-salario-de-una-mujer-trabajadora-en-Marruecos-es-de-180-euros-20Dh-al-dia.html

 

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Y ahora… el burkini

Por: Lidia Falcón

El debate sobre el burkini ha consumido los tiempos muertos de este interminable agosto y ha permitido que nuevamente los temas que afectan a la mujer sean portada y objeto de editoriales y comentarios de los importantes y sesudos intelectuales que no sabían de qué hablar. Lo peor es que también ha encendido nuevamente la discusión entre las tendencias del feminismo. Las partidarias de la libertad de elección, como dicen, y las que pretendemos liberar a las mujeres de su esclavitud corporal.

La libertad, como el nombre de Dios, no debería ser utilizada en vano. El patriarcado que está tan afianzado, que tiene voceros tan preparados y tan listos, sabe manipular desde hace tiempo la categoría de libertad para convencernos de que diversas esclavitudes, opresiones y humillaciones que sufren las mujeres son deseadas por ellas mismas. La prostitución está siendo el tema sacramental, del que ya me he ocupado pero que desdichadamente tendremos que seguir debatiendo. Ha seguido el de los vientres de alquiler y ahora el burkini, que es en realidad el burka y todos los atuendos que el patriarcado musulmán obliga a las mujeres a vestir para demostrar su poderío.

A este debate circular e inacabable se ha unido la brutalidad de los gendarmes franceses –tan propia de ellos- obligando a desnudarse en público a una mujer. ¡Para qué queríamos más! Sobre todo porque el perverso debate se centra ahora no en si el burkini ofende y aherroja a las mujeres, por orden patriarcal, sino si las feministas queremos perseguir y penalizar a las que lo adoptan por propia voluntad. Y aquí no tiene nada que ver la seguridad de los racistas ciudadanos franceses ni los símbolos religiosos. Estamos hablando de la dignidad de las mujeres. Pero aparecen las abanderadas del multiculturalismo, que se han convertido a todas las tolerancias a partir de su sentimiento de arrepentimiento por ser blancas, europeas y ricas. De tal modo nosotras, las privilegiadas, tenemos que aceptar el burka, el velo, el burkini y todas las formas de taparlas como si fueran asquerosas, que los hombres musulmanes imponen a sus mujeres, que se excitan y desmandan con solo verle el pelo a una mujer.

Y ahora tendré que hacer una declaración expresa de que ni yo ni ninguna de las feministas que queremos liberar a las mujeres de las prohibiciones de vestuario pretendemos que los policías desnuden mujeres, ni en público ni en privado. Ya sabemos que los fascismos siguen en activo y encuentran siempre ocasión de actuar. La prohibición del burkini debe cumplirse explicándose, educando y protegiendo a las víctimas, de ninguna manera victimizándolas más. Pero, señoras multiculturalistas, no utilicen esa manifestación de brutalidad y estupidez para defender las vestimentas que marcan y reprimen a las mujeres.

Recuerdo, ¡que rabia tener tan buena memoria! mi batalla de varios decenios contra la cliteridectomía, en lucha contra los machistas que estaban tan contentos en medio planeta de castrar a sus niñas, impidiéndoles el placer sexual, ocasionándoles dolores inacabables y produciéndoles lesiones que las llevaban a la invalidez y a la muerte en el caso de embarazos y partos. Pero ni en España ni en Nairobi fuimos más que unas cuantas del Partido Feminista las que nos manifestamos frontalmente contra tal práctica, mientras Carlota Bustelo, que era la directora del Instituto de la Mujer, se negaba a sumarse a la crítica para no molestar a las africanas y musulmanas, que habían hecho contra las europeas un casus belli del tema. Hizo falta que Nawal al Sadaawui se pronunciara contra la mutilación genital, con el valor de confesar que también a ella se la habían practicado a los 6 años, para que comenzaran a variar su criterio las multiculturalistas españolas. Han transcurrido treinta años y empieza a prohibirse en la mayoría de países africanos.

Me argüirán enseguida que la mutilación genital causa lesiones físicas incurables y atenta contra la salud de las mujeres, pero, ¿es que acaso el burka y el velo y el burkini no atenta contra la salud psíquica? ¿Es que acaso saberte perteneciente a un sexo tan pecador, poseer un cuerpo objeto de toda clase de lascivias masculinas, tener que taparlo completamente porque no puedes exhibirlo inocente y normalmente, no causa trastornos mentales permanentes? ¿Qué clase de conciencia de sí mismas tendrán las niñas que aprenden desde antes de la menarquia que están condenadas a taparse, a ocultarse de todas las miradas porque han sido fabricadas para ocasionar la perdición de los hombres? ¿Qué clase de enfermedad mental es la que ha inventado que todas las pertenecientes al sexo femenino deben ocultarse de las miradas de los demás, so pena de ser consideradas perversas, putas, deshonradas?

El cuerpo de las mujeres es territorio de presa masculino. Al fin y al cabo dominarlo significa disponer de él para el goce sexual exclusivo: se buscan, se compran y se raptan vírgenes, se persigue a la que no lo sea, se mata a las adúlteras. Porque así se garantiza la seguridad de la reproducción propia, porque así se domina totalmente la sexualidad femenina.

Y me dirán que el burkini no tiene nada que ver con esas atrocidades, pero lo cierto es que la ropa es el signo distintivo del lugar en el mundo que te ha designado el poder. Durante toda la historia de la humanidad, la ropa ha señalado la distinción de las clases, de los sexos y de las edades. Ropa para las clases pudientes, para los pobres, para las mujeres respetables, para las prostitutas, para las jóvenes, para las viejas. Nosotras luchamos por poder vestir pantalones -¡las jóvenes no lo creerán!-, por quitarnos las medias de cristal con costura, un invento de tortura de los años 50, por llevar minifalda, por vestirnos como nos diera la gana, por bañarnos con bikini, por tener playas nudistas. Y ahora, las afortunadas que nos han sucedido, que disfrutan de tales auténticas libertades, defienden que otras deban taparse hasta las cejas por mandato de los ayatolás. Si hasta las musulmanas feministas aseguran que no es un mandato de la religión sino un invento de los talibanes modernos.

Recuerdo también como en Marruecos, en Irán, en Irak, en Afganistán, en Egipto, en los años setenta las mujeres vestían con falda corta, pocas llevaban velo y en consecuencia –porque todo está relacionado- estudiaban y trabajaban en una serie de tareas, en público, sin que fueran objeto de agresiones masculinas. Esta regresión en el papel de las mujeres y en consecuencia en su vestimenta se produce a partir de la derrota de las tropas soviéticas en Afganistán y en el desencadenamiento del monstruo fundamentalista, organizado y financiado por occidente para destruir esa área del mundo. Un tema que ha desarrollado magistralmente Nazanin Amidian en las páginas de este mismo diario. Y con esa catástrofe las que más han perdido han sido las mujeres. Degradadas a la condición de esclavas sexuales de los hombres, desde los 10 años y antes -en Irak se ha aprobado el matrimonio de hombres con niñas- despreciadas, humilladas, vendidas y secuestradas, y siempre tapadas como seres detestables. Ver las fotos que exhibe Boro Haram de las desgraciadas secuestradas y convertidas en concubinas de sus militantes, debería ser suficiente para que nadie defendiera ni el burka ni el burkini ni el velo ni las variantes de trapos múltiples que obligan a vestirse.

El discurso de la libertad no puede utilizarse perversamente para justificar y tolerar las humillaciones de los demás, porque ninguna de las que arguyen que esas mujeres pueden vestir de tal manera, lo harían ellas mismas. Ninguna persona de las que disfrutamos de los avances de varios siglos de luchas, en Europa y en América, desearíamos ir enfundadas en esos trajes para tomar el sol en la playa y bañarnos en el mar. Porque no solo le priva al cuerpo de la bendición del contacto con sol, arena y agua, y que debe producir un calor insoportable, sino sobre todo porque acepta la indignidad de ser una persona que debe taparse de las miradas de los demás ya que es diferente. Es tan diferente que no es un hombre, el único que puede lucirse en tanga y vestir tejanos y camiseta mientras obliga a taparse a su mujer con un sudario.

Cuando dentro de un milenio esta polémica se estudie en las cátedras de arqueología espero que nos vean como restos de una civilización destinada a la extinción como los dinosaurios.

Fuente: http://blogs.publico.es/lidia-falcon/2016/09/01/y-ahora-el-burkini/

Fuente de la imagen: http://trib.com/lifestyles/french-uproar-creates-opportunity-for-israeli-burkini-makers/article_9db1aa28-b822-567c-9c80-2dbc77c6e74a.html

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Libro: Resistencias Mundiales

América del Sur/Argentina/19 de Agosto de 2016/Fuente: CLACSO

José Seoane. Emilio Taddei. [Compiladores]

Samir Amin. Atilio A. Boron. François Houtart. Ellen Meiksins Wood. Emir Sader. José Seoane. Emilio Taddei. Ana Esther Ceceña. Alexander Cockburn. Jeffrey St. Clair. Walden Bello. Diane Matte. Lorraine Guay. Manuel Monereo. [Autores de Capítulo]

Secretaría Ejecutiva. Colección OSAL.
ISBN 950-9231-60-6
CLACSO.
Buenos Aires.
Marzo de 2001

La literatura política contemporánea ha recurrido con frecuencia, sobre todo a partir de la segunda mitad del siglo XX, al empleo del término « primavera » para referirse a hechos político-sociales contestatarios del orden existente, portadores de nuevas ilusiones e ideales societales. Estas « primaveras » suelen caracterizarse por un alto grado de espontaneidad y solidaridad social, por su originalidad política y por una radical práctica democrática. El uso metafórico del término refiere, en el campo político-social, a la voluntad de cambio y transformación, de gestación de un nuevo orden solidario que emerge para sobreponerse a un presente aciago y cargado de injusticias para las mayorías populares. Sin duda estos ideales y voluntades de cambio fueron los que posiblitaron que más de 15.000 personas de diferentes países del mundo se movilizaran para participar durante cinco días en el primer Foro Social Mundial (FSM) realizado en la ciudad de Porto Alegre, Brasil, entre el 25 y el 30 de enero de 2001. La «primavera» de Porto Alegre se inscribe en un largo, y no tan largo, proceso de experiencias de convergencia internacional que tuvo quizás su jornada más difundida en Seattle en noviembre de 1999, pero que reconoce también una rica historia anterior. Este libro reúne un conjunto de artículos que presentan y analizan las evoluciones y manifestaciones más recientes del movimiento anti-mundialización neoliberal, así como las etapas y características más importantes de la mundialización capitalista. En este sentido los autores abordan la validez analítica de la categoría de imperialismo, la estructura de poder mundial y el papel desempeñado por los organismos financieros internacionales, la características de la relación capital-trabajo en el mundo contemporáneo y el rol de los Estados Nacionales en el proceso de mundialización, entre otras cuestiones. La experiencia del zapatismo, la protesta de Seattle, los sucesos de Praga y el conjunto de manifestaciones ocurridas durante el año 2000, la Marcha Mundial de las Mujeres y el primer Foro Social Mundial de Porto Alegre son también analizados desde ópticas que reflejan la diversidad de puntos de vista que confluyen en esta experiencia.

Fuente: http://www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana/libro_detalle.php?orden=&id_libro=261&pageNum_rs_libros=96&totalRows_rs_libros=1099

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Perú: #NiUnaMenos así inició marcha contra la violencia a la mujer

América del Sur/Perú/14 de Agosto de 2016/Fuente: El Comercio

Minutos después de las 3:00 p.m. una enorme cantidad de personas comenzó a marchar por las calles de Lima en el marco de la campaña #NiUnaMenos, un movimiento que nació a raíz de las sentencia benévolas dictadas por la justicia contra hombres que atacaron brutalmente a sus parejas.

Desde el mediodía de este sábado, miles de personas llegaron a la concentración del Campo de Marte desde donde partió la movilización encabezada por mujeres víctimas de violencia. Marchas similares se realizan en distintas partes del país en solidaridad con las mujeres que padecen de todo tipo de violencia.

Imágenes aéreas captadas por un dron de El Comercio muestran la enorme cantidad de personas que llegó a la Avenida de la Peruanidad para formar parte de la marcha que continuará por Guzmán Blanco, Wilson, Nicolás de Piérola, Abancay y Miguel Grau para culminar en la avenida Paseo de los Héroes Navales, frente al Palacio de Justicia, sede del Poder Judicial.

En la movilización, transmitida en directo por radio, televisión e Internet, participan Arlette Contreras y Lady Guillén, símbolos de la lucha contra el maltrato a la mujer. Sus casos, en los que los jueces dieron sentencias benignas a los agresores, fueron clave para iniciar un movimiento contra la violencia de género en el país.

Los casos de Alette y Guillén provocaron la reacción de los ciudadanos que se organizaron y convocaron a la marcha #NiUnaMenos, para exigir una adecuada actuación del Poder Judicial frente a las denuncias de mujeres maltratadas.

Fuente: http://elcomercio.pe/sociedad/lima/niunamenos-asi-inicio-marcha-contra-violencia-mujer-noticia-1924048

Fuente de la imagen: http://www.abc.com.py/internacionales/cientos-de-miles-marcharon-contra-la-violencia-hacia-la-mujer-1508424.html

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Vietnam’s universities try new techniques

Asia/Vietnan/12 de Agosto de 2016/Fuente: Vietnan.net

RESUMEN: Profesor Jamie Cassels declaró a los participantes que la educación superior en todo el mundo se centra ahora en las habilidades en lugar de sólo la información, y en la creación de conocimiento y gestión, así como el aprendizaje permanente – o saber «cómo» en lugar de sólo saber «qué».La conferencia de dos días fue organizado la semana pasada por los Ministros del sudeste asiático, con sede en Vietnam Centro Regional de Capacitación de la Organización de Educación (OMEASO RETRAC) de, en cooperación con el Consejo de la Columbia Británica para la Educación Internacional.La conferencia anual, con el tema de la excelencia en Liderazgo y Gestión de la Educación Superior, está ofreciendo presentaciones sobre la internacionalización de la educación superior, una prioridad para los gobiernos de todo el mundo, incluyendo Vietnam. Este enfoque crea planes de estudios que cumplen con estándares de clase mundial, que es parte de la estrategia de Vietnam para el Desarrollo Educativo 2011-2020 plano.
Mary Beth Marklein de la Universidad George Mason en los EE.UU. y Nguyen Lan Huong de la Asociación de Vietnam de la Universidad y Colegios hablaron sobre el nuevo enfoque durante sus conversaciones.Nada menos que 30 programas en nueve universidades en Vietnam han invitado a los profesores de las universidades asociadas en el extranjero a participar en intercambios para mejorar e internacionalizar el plan de estudios, de acuerdo con Huong y Marklein. En virtud de la Ley de Educación Superior, el país ha visto un aumento en los programas conjuntos entre universidades locales e instituciones extranjeras, de 27 en 2001 a 174 en 2015, según un informe del Departamento de Educación Internacional de Vietnam emitió a finales del año pasado. Por otra parte, el gobierno ha buscado la internacionalización de su sistema de educación superior a través de una variedad de estrategias, incluyendo el envío de estudiantes a estudiar en el extranjero y los préstamos a más de 1 mil millones de dólares en préstamos para establecer universidades de clase mundial.Tres universidades de clase mundial se han desarrollado en asociación con otros gobiernos a través de los préstamos, y más de 110.000 estudiantes vietnamitas están estudiando en 47 países.La conferencia contó con la participación de 100 educadores extranjeros y locales, investigadores y rectores, así como gerentes.

Professor Jamie Cassels told conference attendees that higher education worldwide is now focusing on skills instead of only information, and on knowledge creation and management as well as lifelong learning – or knowing ‘how’ instead of just knowing ‘what’.

The two-day conference was organised last week by the Vietnam-based Southeast Asian Ministers of Education Organisation’s Regional Training Centre (SEAMEO RETRAC) in cooperation with the British Columbia Council for International Education.

The annual conference, with the theme of Towards Excellence in Leadership and Management in Higher Education, is featuring presentations on the internationalisation of higher education, a top priority for governments around the world, including Vietnam.

This approach creates curricula that meet world-class standards, which is part of Vietnam’s Strategy for Education Development 2011-2020 plan.

Mary Beth Marklein of George Mason University in the US and Nguyen Lan Huong of the Vietnam Association of University and Colleges spoke about the new approach during their talks.

As many as 30 programmes in nine universities in Vietnam have invited faculty from overseas partner universities to participate in exchanges to improve and internationalise the curriculum, according to Huong and Marklein.

Under the Law on Higher Education, the country has seen an increase in joint programmes between local universities and foreign institutions, from 27 in 2001 to 174 in 2015, according to a report from the Vietnam International Education Department issued late last year.

Moreover, the government has sought to internationalise its higher education system through a variety of strategies, including sending students to study overseas and borrowing more than 1 billion USD in loans to establish world-class universities.

Three world-class universities have been developed in partnership with other governments via the loans, and more than 110,000 Vietnamese students are studying in 47 countries.

The conference was attended by 100 foreign and local educators, researchers and rectors as well as managers.

Fuente: http://english.vietnamnet.vn/fms/education/161635/vietnam-s-universities-try-new-techniques.html

 

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