¿Por qué enseñar justicia retributiva y restaurativa en el aula?

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En las clases de civismo y ética es crucial la educación en distintas vertientes de justicia y sus aplicaciones en el mundo moderno.

Desde el 2017 hemos visto el surgimiento y repunte de diversos movimientos sociales que han hecho de estos tres años un periodo sumamente activo en términos de la búsqueda de la equidad y la justicia social. Instancias de activismo como #MeToo y #BlackLivesMatter han sido la punta de lanza para una tendencia de crítica y reevaluación sobre las estructuras sociales que generan violencia sexista, racial, xenofóbica, homofóbica y transfóbica.

Pero este despertar epistemológico tuvo un precio que nos ha llevado a reflexionar sobre la validez de los métodos y proceder de estos movimientos. Si bien su necesidad es indiscutible, existe una razón por la cual los movimientos de justicia social están siendo cuestionados. El motivo de este desafío no es propiamente una negación de que la equidad que pretende traer consigo es necesaria, es más bien que la idea de justicia que tenemos, aún antes de entrar a su dimensión social, es un concepto que entendemos superficialmente.

Si no fuera así, sabríamos que estamos usando justicia de retribución como base de los movimientos sociales más importantes hoy en día, y que este tipo particular de justicia no es suficiente para conseguir los objetivos que persiguen los grupos activistas, para esto habría que tener un mayor dominio de la justicia restaurativa. ¿Pero qué significa esto? ¿Hay más de un tipo de justicia? ¿En qué consiste cada uno?¿Por qué necesitamos los dos?

Estos serían cuestionamientos de gran utilidad que deberían enseñarse  en las escuelas y universidades. Si eres maestro de ética, civismo, ciencias sociales o solo buscas una forma de proporcionar a tus alumnos un mejor entendimiento de cómo funciona el activismo, la justicia y cómo ha resultado esta última ola de movimiento social, los conceptos de justicia de retribución y justicia restaurativa te resultarán útiles.

Justicia de retribución: un sistema de relevancia histórica

La justicia de retribución se define como una respuesta directa hacia una conducta criminal que se enfoca el castigo sobre los infractores y la compensación para las víctimas. En teoría, la mayoría de los casos considera la severidad de castigo en proporción a la seriedad del crimen. Este es el tipo de justicia con el que estamos más familiarizados, y en el que se basan el grueso de los códigos penales desde sus inicios históricos.

Si bien se pueden encontrar instancias de justicia restaurativa en los códigos antiguos penales y modernos, las bases que tenemos para entender la justicia hoy en día, que serían documentos como el Código de Hamurabi o La Ley de las 12 tablas, fueron estructuradas de acuerdo a un entendimiento punitivo de la justicia.

El principio filosófico sobre el cual se escribieron estos códigos penales designaba un crimen como una violación a los derechos de otra persona. Bajo este contexto, las víctimas tendrían que ser compensadas por el daño sufrido, intencional o no, y los infractores tendrían que ser castigados en consecuencia de sus acciones incorrectas.

Estas primeras instancias de justicia impartida por el Estado y sus consecuentes evoluciones, fueron eficaces en desplazar las disputas generacionales entre familias o clanes como la forma más aceptada administración de justicia. Gracias a esto, en distintas civilizaciones se pudieron instaurar códigos basados mayoritariamente en justicia retributiva bajo la tutela de un poder judicial. Esto ayudó a que se estableciera un sistema de leyes que partiera de la intención de un orden social y no de un deseo directo de venganza o ajuste de cuentas. Sin este cambio en el mundo antiguo no habría sido posible concebir ni perseguir la idea de equidad social que tenemos hoy en día.

Pero los principios y evoluciones de la justicia de retribución vienen de las necesidades de un mundo que se cobraba justicia “ojo por ojo”. Por eso, en el ambiente social que marca el siglo XXI comienza a presentar limitaciones que se traducen en trabas y hasta tropezones en los esfuerzos de los movimientos sociales de actualidad.

Para un contexto tan complejo como el de aquí y ahora, la justicia de retribución no logra abarcar todas las ramificaciones necesarias para cubrir la agenda de movimientos sociales  de actualidad. Si lo que se busca dentro del ejercicio del activismo en 2020 son mecanismos para rendición de cuentas, instancias de aprendizaje, diálogo, entendimiento, trabajo en conjunto y superación de situaciones sistémicas sin la invalidación o deshumanización de afectados o infractores; un marco teórico que sólo considera delito, pena y compensación se queda corto.

Sin duda, el trabajo planteado por los activistas actuales es en extremo retador, sin embargo, para completar su conjunto de herramientas, es necesario traer al centro otro tipo de aproximación a la justicia que no se limite a considerar solo crimen y castigo.

Justicia restaurativa: una nueva aproximación al equilibrio social

Una justicia basada en el castigo para los infractores y la compensación para las víctimas es buena para establecer un orden social, pero no presenta utilidad si lo que se busca es el progreso a una sociedad más equilibrada, empática y con conciencia propia. La justicia restaurativa, también llamada justicia reparadora o justicia compasiva, se compone de elementos que expanden el alcance de la justicia de retribución.

Este tipo de justicia se conforma de un sistema en el que las partes involucradas o que poseen un interés sobre cierto delito o acción incorrecta, deciden cómo lidiar con las consecuencias inmediatas de este y sus repercusiones para el futuro.

La justicia restaurativa ve un crimen como algo más que el rompimiento de la ley, también dimensiona el daño que esta acción causa a las personas involucradas, las relaciones interpersonales entre infractores y afectados, así como el impacto en la comunidad a la que pertenecen. El proceso restaurativo se entiende como un medio de gestión para la resolución de conflictos. Más que castigar y compensar, se enfoca en comprender, conciliar y solucionar. El diálogo es su base y su objetivo principal es restablecer la paz social fracturada por un conflicto o acto criminal.

Gordon Bazemore, profesor, catedrático y director del Instituto de Justicia en Comunidad para la Universidad Atlántica de Florida, así como Lode Walgrave, catedrático de la Red Internacional de Investigación de Justicia Restaurativa para jóvenes, puntualizan certeramente el resultado final ideal de la justicia restaurativa: hacer justicia a través de la restauración o reparación del daño causado por el delito.

La justicia restaurativa permite a los involucrados acordar en conjunto una manera de actuar a posteriori, que tome en cuenta los impactos y las necesidades de todas las partes. Tanto infractor como afectado. Esta es la parte más difícil de entender, de cómo funciona este tipo de justicia o porqué podría ser útil para la resolución de conflictos modernos. Estamos históricamente condicionados a pensar en el crimen como la violación de los derechos de otra persona, y como consecuencia, los derechos de quien comete el crimen deben ser reducidos o anulados en cierta capacidad para encontrar un balance.

Esto no nos permite ver la raíz de las acciones incorrectas o los crímenes y si bien sirve como medida de control, no nos ayuda a prevenir que determinado crimen o acción incorrecta vuelva a repetirse, castigo y corrección no son lo mismo que aprendizaje. 

En algunos casos, el disparador de crímenes, como el robo, puede ser la pobreza sistemática. La razón para crímenes como destrucción de propiedad pública o manifestaciones no pacíficas puede ser un hartazgo hacia un sistema de seguridad pública y síntomas sociales tan marcados que imposibilitan al Estado de brindar una vida digna y libre de violencia a todos sus ciudadanos. Estos actos traen consigo un desorden social, y sí pueden ser tipificados como crímenes, pero al aplicar un enfoque mayoritariamente retributivo, ¿estamos resolviendo el problema que generó el crimen en primer lugar?, ¿estamos evitando su reincidencia?, ¿estamos aprendiendo algo?

Por otro lado, existe mérito y utilidad en remover de una posición de poder a personas que han causado daño sistémico, que han contribuido consciente y voluntariamente para crear estructuras que favorecen el ejercicio de la violencia. Idealmente, esto es lo que grupos de activistas en movimientos como #MeToo y #BlackLivesMatter pretenden hacer, pero no puede lograrse sólo con el uso de la justicia de retribución que se ha estado usando desde hace milenios y que no dimensiona completamente las aristas de las necesidades sociales actuales.

Si no hay en el centro de la conversación instancias tanto de retribución como de restauración, caemos en el riesgo de no ser efectivos en la obtención de una rendición de cuentas para los infractores o de no lograr un aprendizaje que prevenga las infracciones que se quieren erradicar en primer lugar.

La necesidad de aproximaciones nuevas a la justicia que incluyan un uso proporcionado y utilitario de ambos rubros es crucial para evitar un estancamiento y desacreditación de los movimientos sociales, así como para asegurar la continuidad de un avance hacia la sociedad más justa y equitativa que pretenden lograr a través de su activismo. En las clases de civismo y ética, ¿has aprendido o enseñado sobre diversos tipos de justicia?, ¿crees que saber más sobre esto es necesario para tener un mejor entendimiento de cómo avanzar hacia una sociedad mejor? Cuéntanos en los comentarios.

Fuente e Imagen: https://observatorio.tec.mx/edu-news/teoria-justicia

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Del pensamiento crítico al equilibrio social

Por: Julio Raudales

Está claro que en Honduras es cada vez más difícil debatir. Es una lástima porque nada es tan saludable para una sociedad abierta y encaminada al desarrollo como la batalla de las ideas, la confrontación de posiciones y los acuerdos consensuados. Ello nos lleva al equilibrio social, tan necesario para caminar con éxito en este siglo plagado de retos.

Pero el equilibrio hay que construirlo. Para hacerlo es menester abandonar el pensamiento absoluto, que supone la existencia de un “determinismo indeterminado”, llámese Economía, Estado, Ciencia, Dinero, Mercado, etc. el cual, opera como la instancia que define todas las demás.

Si nos dejamos regir por el pensamiento absoluto no hay nada que equilibrar, porque esa instancia absoluta será la única “genuina”. Esto nos conduce a una forma de pensar y concebir la realidad de forma autista, distanciada de cualquier otro tipo de pensamiento a la cual por defecto se considera un anatema.

 El pensamiento absoluto apuesta todo a una sola herramienta. Piensa que el Estado lo hará todo, o que la Ciencia es la única vía al desarrollo, o que el Mercado es la panacea de la convivencia, etc. El pensamiento absoluto juega una mala pasada a sus apologistas, porque al adoptarlo se asume que los problemas son mono-causales.

Tomemos por ejemplo la Pobreza. Si nos dejamos llevar por el pensamiento absoluto, asumiremos que sus causas son exclusivamente económicas y, por tanto, su única salida pasa por los medios materiales. De ese modo le restamos importancia a otros aspectos y dimensiones que influyen, tanto o más que lo económico en la pobreza.

Cuando se adopta este paradigma, es común acusar de cínico o ingenuo a quién diga que la fragmentación social contribuye a reproducir el ciclo de la pobreza o que la ausencia de democracia, o de educación, causan tanta o más pobreza que la economía. El pensamiento absoluto no acepta una propuesta distinta a aquella instancia que todo lo explica.

Este paradigma hace inconcebible el equilibrio social, pues como reza el dicho: “Si tu única herramienta es un martillo, tratarás todas las cosas como si fueran clavos”. Entender que la realidad es compleja permite abandonar el pensamiento absoluto y recuperar el pensamiento crítico. Éste permite a su vez liberar las fuerzas que yacen dormidas en el resto de las instancias y que el absolutismo ha decidido anular.

El punto de vista absoluto es un exceso, un vicio del pensamiento. No se trata de Smith, Marx, Comte, Keynes, Hayek, Friedman y tantos otros. Los problemas no aparecen con sus teorías sino cuando se les otorga a éstas un carácter inmutable.

Debemos abandonar este paradigma, rescatar lo más valioso de cada escuela y dejar lo que no funciona.

¿Qué es lo más valioso del Liberalismo económico de Smith? La Libertad, el respeto al ser humano como individuo y la igualdad ante la ley. ¿Qué es lo que ya no funciona de ese Liberalismo? La mano invisible; la idea de que lo económico y lo social se auto-regulan y nos conducen por sí mismos al equilibrio y por tanto que la política está de más.

¿Qué es lo más valioso del Marxismo? La lucha contra las inequidades, el fetichismo, los peligros de la alienación ¿Qué es lo que ya no funciona del Marxismo? El mito historicista y la idea de que el modo de producción determina el comportamiento social y todas las manifestaciones del espíritu humano.

¿Qué es lo valioso del Positivismo de Comte? La Ciencia. ¿Qué es lo que ya no funciona de ese Positivismo? El Cientismo; la idea de que la Ciencia es la única capaz de liquidar y resolver para siempre nuestros problemas y por lo tanto que la cultura sobra.

¿Qué es lo valioso de Keynes? El Estado, la importancia de las políticas públicas ¿Qué es lo que ya no funciona del Keynesianismo? El Estatismo. Y no solo porque conduce al déficit y a la inflación sino porque desconsidera el Mercado y el papel valioso que juega la iniciativa privada.

Einstein nos demostró, decía Ortega y Gasset, que lo que los antiguos llamaban “sensorium dei” (el ojo de Dios), no existe. Nadie puede pretender observarlo todo desde ningún lugar. El que mira, lo hace siempre desde un lugar y por lo tanto tiene necesariamente una perspectiva de las cosas.

La teoría de la relatividad demuestra que los puntos de vista se multiplican y se legitiman, pero, sobre todo, y esto es lo que importa, ya nadie debería imponerlos a otros. Einstein no nos deja otra alternativa que dialogar y confrontar democráticamente nuestras miradas. Hacerlo significa abandonar el pensamiento absoluto y abrir por fin la posibilidad de un Equilibrio, ese que tanto estamos necesitando en Honduras.

Fuente: https://criterio.hn/2019/08/01/del-pensamiento-critico-al-equilibrio-social/

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Entrevista a Luis López: “La práctica del mindfulness mejora la inteligencia emocional de nuestros hijos”

10 Julio 2016/Fuente y Autor:Educaciontrespuntocero

Aprovechando el lanzamiento de la última obra del doctor en Psicopedagogía Luis López González, Meditación para niños: en paz me levanto, en paz me acuesto, Educación 3.0 ha charlado con él acerca de la meditación y el mindfulness con los más pequeños. Estas dos prácticas les ayudan a concentrarse, a relajarse, a que duerman más tranquilos…

En los últimos tiempos se está hablando mucho de las ventajas de practicar la meditación y el mindfulness en el ámbito educativo, ¿a qué cree que se debe esta tendencia?

Se trata de un fenómeno multifactorial, pero destacaré cuatro aspectos. En primer lugar, por necesidad. Desde la última década del siglo pasado se habla e investiga sobre el malestar y burnout docente, y de la agitación general que hay en las aulas. Asimismo, el exceso del uso tecnológico y de información genera una mente zapping o multitarea que no permite desarrollar la atención (habilidad cognitiva básica por excelencia), lo cual va en contra de la construcción del pensamiento y de la personalidad. El segundo motivo es la evidencia científica: son múltiples los beneficios de salud (físicos y psicológicos), así como emocionales, de aprendizaje y también sociales. El tercer motivo es que siempre ha existido -de alguna manera- el desarrollo del mundo interior, aunque casi en exclusiva desde las religiones. El cuarto, y último motivo, es que se puede entrenar y medir y, al haber pasado del plano espiritual al psicológico-científico, es posible formar a otros para que lo aprendan.

¿Qué es lo que deben tener en cuenta tanto profesores como padres a la hora de ponerlo en práctica? 

Es imprescindible formase y tener cierta práctica con uno mismo para después aprender qué y cómo pueden hacerlo los pequeños. Habrá que aceptar que a algunos niños les cueste entrar en ello y otros no deberían hacerlo sin supervisión de experto y/o psicólogos. Lo primero es conocer las habilidades básicas de relajación, meditación y mindfulness (a las que llamamos REMIND) y desarrollarlas, pues las vamos a usar constantemente en este ámbito. Igual que los niños que aprenden a escribir usan la ortografía, la caligrafía, la sintaxis, el léxico, la comprensión lectora… los humanos para meditar gozamos de nueve capacidades que son: atención, respiración, visualización, relajación, voz-habla, conciencia sensorial, postura, energía y movimiento. Aconsejo practicar con los pequeños en un lugar tranquilo y sin ruidos, pero sobre todo sabiendo qué estamos haciendo en todo momento. También puede ponerse en práctica haciendo pequeñas pausas en el trabajo, en clase o en casa, buscando maneras de estar en silencio, o disminuyendo el ruido y la televisión, entre otros.

¿Qué beneficios proporciona a los estudiantes?

Mejora la atención y -por ende- la memoria, el cálculo, la abstracción… además de favorecer el clima del aula, y la convivencia y la resolución de conflictos. Lo específico de estas prácticas es que mejora la inteligencia emocional (y espiritual) de nuestros hijos, dotándoles de una mejor autoestima, autoconocimiento, control emocional, empatía y asertividad. Les hace más compasivos consigo mismos y con el resto. Les ayuda (y nos ayuda) a vivir desde el afectividad y no tanto desde la efectividad.

¿Qué ejercicios pueden poner en práctica los docentes con sus alumnos?

Como he dicho, es necesario formarse, leer y practicar, pero para que el lector sepa concretar, diría que padres y docentes debemos silenciarnos y aprender a estar presentes. Para los pequeños, podemos enseñarles la maravilla que supone aprender a cerrar los ojos y ‘pilotar esa nave interior’. Se toman tres o cuatro respiraciones profundas (nariz-boca), después se deja la respiración natural (nariz-nariz), se relaja la lengua y se escanea con atención cómo está el cuerpo de sensaciones y cómo se encuentra nuestra cabecita y corazón; todo ello con una actitud de aceptar lo que haya. En segundo lugar, trabajaría la respiración consciente: estar atentos a la propia respiración aunque fuese un minuto al principio. Lo haríamos contando cada nueva inspiración o recitando interiormente alguna frase bonita. También se puede estar atentos al frescor y al calor del aire cuando entra y sale de la nariz. Un tercer trabajo, además de relajarnos, sería ser conscientes de las propias emociones y dibujarlas, tratarlas con amabilidad como huéspedes de nuestra casa sin moralizarlas ni querer reprimirlas. En mi libro ‘Meditación para niños’ hay más de 120 minutos de audio con ejercicios para realizar.

Su ‘Programa TREVA’ (Técnicas de Relajación Vivencial Aplicadas al Aula) ha llegado ya a muchas aulas de nuestro país. ¿Cómo trabajan con los estudiantes y que feedback han recibido?

La respuesta ha sido excelente. Se trata de un programa del Instituto de Ciencias de la Educación de la Universidad de Barcelona que empezamos a validarlo científicamente en 2002, haciéndolo pionero en nuestro país y en el resto del mundo. El Programa TREVA, a diferencia de otros, no enseña directamente al alumnado. Primero se forma a los docentes durante 20 horas para que lo integren en su vida personal y laboral, y luego se invierten otras 20 horas para enseñarles qué, cómo, cuándo y de qué manera se aplica con los estudiantes. La tercera parte, y más determinante, es que se forma una comisión TREVA y se realiza un plan de acción para todo el centro y  curricularmente se concreta quién enseña las competencias TREVA en cada curso. A partir de aquí los timbres se cambian por música, se preparan rincones para la calma, se implantan rutinas, se aprende cómo empezar la mañana en silencio, se dedican cinco minutos de meditación antes de los controles…. Se proponen cambios metodológicos que pasan por una mayor presencia del cuerpo y la sensorialidad en el aprendizaje.

Finalmente, se cuenta con los padres a los que también se les forma si el centro o las AMPAS lo desean.

Fuente de la entrevista: http://www.educaciontrespuntocero.com/entrevistas/luis-lopez-la-practica-del-mindfulness-mejora-la-inteligencia-emocional-de-nuestros-hijos/32414.html

Fuente de la imagen: http://www.educaciontrespuntocero.com/wp-content/uploads/2016/02/Dr-Luis-Lopez-Meditaci%C3%B3n-para-ni%C3%B1os-300×200.jpg

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La medida de la desigualdad en América Latina

Autor: Pablo Gentili/Fuente: El País
Oxfam acaba de presentar una herramienta de enorme utilidad para entender la dimensión de la injusticia social en Latinoamérica: la calculadora la calculadora de la desigualdad.
La iniciativa constituye uno de los aportes de la campaña Iguales, promovida por esta gran organización internacional para concientizar y articular acciones de combate a los altísimos niveles de desigualdad que existen en los países latinoamericanos. La calculadora permite observar los niveles de ingreso de la población de 15 países de la región, comparándolos con los obtenidos por los sectores más ricos, los multimillonarios que concentran gran parte de la riqueza nacional. Así, el aplicativo desarrollado por Oxfam, en alianza con el portal de periodismo independiente peruano Ojo Público, contribuye a dimensionar la enorme brecha que separa a los más ricos de los más pobres y, al mismo tiempo, a exponer las inmensas asimetrías en los rendimientos monetarios de los sectores que ocupan los niveles más altos en la escala de ingreso de las sociedades latinoamericanas. Este último aspecto permite observar de manera elocuente (y muchas veces sorprendente) la distinción entre desigualdad y pobreza, una cuestión especialmente relevante no sólo en América Latina, sino también en los países más desarrollados.

La calculadora de la desigualdad ayuda a entender de forma clara y accesible una de las principales consecuencias de un modelo de desarrollo que, como afirma Oxfam, al multiplicar privilegios, niega derechos.

¿Cuáles son los ingresos mensuales de un latinoamericano con relación al 1% más rico de su país? Fíjate aquí (si quieres comparar los ingresos en diferentes países, consulta la tabla que hemos incluido al final de esta entrada con la equivalencia entre las monedas nacionales y el dólar):

Fuente: http://blogs.elpais.com/contrapuntos/2016/06/medida-desigualdad-america-latina.html

Fuente imagen: http://www.datos-bo.com/images/img_sis/normal/desigualdad_3.jpg

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Entrevista a Sami Nair: La alfabetización de las familias, sobre todo de las madres, es esencial

Francia/01 junio 2016/Autor:Pau Rodríguez /Fuente: El Diario

¿Cuál es el impacto de la globalización en el sistema educativo?.Esta es la pregunta que debía responder Sami Naïr en una charla en la Universidad de Girona la semana pasada. Lo mismo estaba previsto para esta entrevista. Pero los recientes atentados de París lo han sacudido todo: también, como no podía ser de otra manera, las preguntas a este catedrático de ciencia política, filósofo, sociólogo y experto en movimientos migratorios. Sin buscar las causas concretas que han empujado a algunos jóvenes a cometer estas atrocidades, con Naïr intentamos averiguar el por qué de la exclusión social profunda que sufren las periferias francesas, el papel que juega el laicismo en las escuelas de un país que se cuestiona continuamente su identidad –»el Dios de la escuela es la razón», proclama Naïr– o como la globalización está minando lo común –donde se encuentra el sistema escolar– en beneficio del interés privado.

Se cumplen 10 años del estallido de violencia en las banlieues de París. Pero el problema viene de lejos. La haine, rodada en 1995, ya dejaba constancia de la exclusión profunda en la que viven miles de jóvenes. ¿Qué ha pasado durante tanto tiempo en las periferias francesas?

 Ante todo, hay que dejar claro que los atentados no tienen nada que ver con las banlieues. En Francia hay muchas  banlieues, sobre todo en ciudades industriales . Son barrios de exclusión y marginación, donde viven cinco o seis millones de personas. Es una catástrofe a nivel de vivienda, sanidad e integración laboral. Y es una situación económica y social que depende del fracaso de las políticas económicas del Estado. Además, en las banlieues  hay poblaciones determinadas, sobre todo provenientes de países excolonizados, como Argelia, Marruecos, Túnez u otros subsaharianos.

¿Qué entiende por exclusión?

Además de lo que le decía, las familias ya no juegan el papel tradicional de vector de la transmisión de valores. Se encuentran en situación de estallido. Son problemáticas, los vínculos están desapareciendo… Esto es lo que hace que una parte muy pequeña de los jóvenes, viéndose sin futuro, se conviertan en presas de la estrategia de movimientos integristas a escala regional, sobre todo de Oriente Medio. Se trata de un problema social global.

¿Por qué se ha llegado a este extremo de marginación en Francia?

Al igual que en España, Italia, Grecia: 25 años de políticas económicas dictadas por la comisión de Bruselas han reducido drásticamente los gastos de los estados, porque lo que interesa es el Pacto de Estabilidad. Han tansformado la función de los estados de creación de equilibrio social con políticas públicas.

Ante una problemática tan global, con unas familias descapacitades por su función, ¿qué papel juega el sistema educativo?

Depende de las políticas del Estado. Un sistema educativo sin recursos está condenado al fracaso.  Es así de sencillo. Basta sacar recursos a escuelas y universidades para que todo vaya mal. La respuesta de los que quieren recortar es: ‘Lo hacemos porque la gente no trabaja y hay privatizar’. Un sistema educativo privado significa que los que tienen dinero pueden acceder a la educación y los que no, son carne de banlieu. El sistema francés, sin embargo, sigue siendo muy competitivo en general, para la vieja tradición republicana y por el esfuerzo de los maestros. Pero cuando se ahoga el sistema no se le puede pedir tener éxito.

De hecho, le pedimos mucho al sistema educativo como compensador de unas desigualdades que provienen de la pobreza de las familias y de un urbanismo que las arrincona.

Todo junto. Las familias no transmiten la cultura como antes. Por razones sociológicas, son círculos familiares de sectores muy poco cultos. La televisión, las redes sociales… todo ello hace que la capacidad de transmitir unilineal de las familias haya estallado.

En esta Europa mestiza sobre la que usted escribe, y que ya es una realidad, ¿qué valores de convivencia puede transmitir una maestra que tiene un 90% de alumnos de orígenes en una docena de países diferentes? ¿Cuál es la identidad común que hay que reforzar?

Primero: no se debe hacer hincapié en las diferencias. En la escuela no hay diferencias de origen, se quedan en la puerta. El color de piel, la religión… No existen. En la escuela lo importante es el saber: los alumnos pasarán, pero el saber se queda. La ideología de la diferencia no debe entrar en la escuela, que es territorio de lo común. El bien común. Segundo: se ha de transmitir la cultura del país de acogida, en su caso la catalana. Conocer la historia, transmitir el pasado… Yo en Francia me identifiqué con los filósofos del siglo XVIII. Y tercero: hemos de inculcar los valores que nos permiten vivir conjuntamente. El valor de la razón, el de la crítica, el de la igualdad, la libertad y la solidaridad. Este es un núcleo de valores comunes, que integran en su interior todos lo demás, y los tenemos que transmitir de manera sistemática. Y en la escuela, con el valor de la razón por encima de todos.  El Dios de la escuela es la razón.

¿Qué papel juega en todo esto, precisamente en Francia, el laicismo? Una parte de la derecha ha hecho campaña por la retirada de los menús ‘halal’ en los centros amparándose en el laicismo . ¿ Le parece correcto?

El problema es de fondo. Los musulmanes y los judíos dicen que comen ‘halal’ y ‘kosher’, respectivamente. Pero es que en algunas cantinas el viernes no se come carne, sino pescado. ¿Por qué unos sí y otros no? Detrás de esto está el debate sobre el laicismo. Los franceses hicieron una guerra social para conseguirlo. La religión es un asunto privado, no público. Pero en ningún caso se trata de una guerra contra las religiones: la laicidad es una ideología de la emancipación, no de la dominación. Es la Ilustración. Pero las iglesias, mezquitas y sinagogas nunca han renunciado a ganar espacio público. Su sueño es volver a ser el centro de la educación.

Habrá quien le dirá que, si hacemos del sistema educativo un espacio únicamente de lo común, estamos negando las diferencias. ¿ La escuela no debería poder celebrar también la diversidad?

Las diferencias no se deben negar, pero son un asunto privado. Poner énfasis en la diferencia desemboca en la petición de diferencias de derechos. Y si tienes derechos diferentes, me puedes pedir no venir a clase el sábado, por ejemplo. No. En Canadá llegaron a aceptar que musulmanes tuvieran dos o tres mujeres en nombre del derecho a la diferencia. Podemos discutir filosóficamente al respecto, pero los cinco valores de los que hablábamos antes deben ser el núcleo duro de la educación, porque representan lo mejor de la civilización hoy.

¿Qué más puede hacer la escuela para revertir las bolsas de exclusión?

Muchísimo. Puede poner en marcha una política de recuperación escolar. La gente excluida del sistema debe ser recuperada. Es absolutamente necesario. Se debe abrir la escuela a los que la han dejado. Y la escuela –sé que es difícil, pero hay buenas experiencias– tiene que hacer un trabajo hacia las familias. Sensibilizar a los padres y las madres. La alfabetización de familias, sobre todo de las madres, es esencial.

Aquí hay escuelas que hacen venir las familias a hacer los deberes con sus  hijos Son experiencias cruciales. Y la mayoría de quienes participan son mujeres.

Las mujeres son el vector más importante de la modernización cultural. Se debe hacer un trabajo de recuperación y de ayuda a las madres en los espacios en los que viven los inmigrantes. Que los maestros tengan un espacio horario consagrado a los espacios de vida de la gente, en las casas de cultura. Es la reconstrucción del tejido social. Pero para ello se necesitan dos cosas: recursos y confianza en los maestros.

¿Cómo afecta a todo esto la globalización? Estos espacios que comenta, el tiempo para el debate, para el intercambio, para hablar de valores, quedan relegados ante un sistema que se rige cada vez más por los resultados.

Es curioso que lo que se globaliza es la competencia mercantil y no el saber.

¿Por qué?

Porque se privatiza el vínculo social, todos los espacios de la vida común. E sta es la lógica de la globalización: destrozar el bien común por el interés privado. Ante esto debemos defender los espacios de producción de los bienes comunes, como el saber. En la transmisión del saber no tiene que entrar la competencia. La UE introduce competencia en nombre de la construcción del gran mercado. Miremos el Plan Bononya: ¡ha sido un fracaso! Ha destrozado la capacidad de creación cultural de casi todos los países que tenían un buen sistema. Si no separamos la educación del mercado, esta desaparecerá y tendremos un sistema como el de EEUU. Anti bien común. No lo podemos aceptar. Se están creando desigualdades como nunca habían existido aquí en Europa.  Tenemos que luchar contra ello.

Usted dirá cómo.

De entrada, no podemos decir que no a Europa. Es un proceso histórico. Pero se necesitan reglas.  En primer lugar, hay que arreglar la situación del sistema monetario internacional, que es causa de competencia desleal a escala planetaria. Y en segundo lugar, hay que estabilizar la situación geopolítica mundial, y el gran foco a escala planetaria es ahora mismo el Mediterráneo. Allí están todas las contradicciones: identitarias, migratorias, ecológicas, económicas, militares. La comunidad internacional debe proponer a esta región un Plan Marshall para que se pueda desarrollar económicamente.

Fuente:

http://www.eldiario.es/catalunya/alfabetizacion-familias-madres-esencial_0_456705307.html

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