Page 2 of 6
1 2 3 4 6

España: Una recogida de firmas por una escuela no segregadora

Europa/España/11 Julio 2019/Fuente: El diario la educación

La Plataforma por una escuela extraordinaria comienza una recogida de firmas para pedir a la ministra de Educación, Isabel Celaá, una apuesta decidida por la escuela inclusiva.

La Plataforma por una escuela extraordinaria comienza una recogida de firmas para pedir a la ministra de Educación, Isabel Celáa, una apuesta decidida por la escuela inclusiva.

La petición, en change.org, que espera recoger 5.000 firmas y ya se encuentra en las 3.400, tiene por objetivo que el Ministerio de Educación se comprometa a que ningún alumno sea escolarizado en centros especiales o aulas específicas dentro de los centros ordinarios y a que inste a que las comunidades autónomas hagan lo propio.

Segúnn la petición, las administraciones fomentan la segregación del alumnado por vía directa, es decir, mediante dictámenes que justifican esta segregación al hablar de los déficits o discapacidades que tienen. Pero no solo, también lo hacen de forma indirecta al no proporcionar los apoyos necesarios en las aulas ordinarias y defendiendo la necesidad de que se matriculen en centros especiales o aulas específicas para que estén bien atendidos.

La plataforma impulsora de la petición defiende que se trata de evitar el sufrimiento de las familias que no pueden elegir el centro educativo para sus hijos «porque presentan una diversidad funcional»; para que no tengan que acudir a la justicia para que haga valer su derecho a la educación iclusiva, como hemos ido viendo en los últimos meses y para enriquecer y beneficiar a todo el alumnado aumentando la diversidad en las aulas. Una situación, según dicen, que fomenta las «capacidades y actitudes cooperativas, de ayuda mutua y tolerancia».

La Plataforma justifica esta petición en el hecho de que el derecho a la educación inclusiva es un derecho fundamental recogido en la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, ratificada por España en 2008, así como en el informe del Comité de la ONU para los Derechos de las Personas con Discapacidad que instaba hace dos años al Estado a acabar con la segregación de este alumnado.

Fuente: https://eldiariodelaeducacion.com/blog/2019/07/08/una-recogida-de-firmas-por-una-escuela-no-segregadora/

Comparte este contenido:

España: El Ministerio invertirá un millón de euros en la ampliación de la escuela inclusiva

Europa/España/31 Enero 2019/Fuente: El diario la Educación

Vamos viendo qué beneficios traería la Coeducación, entendida como una pedagogía crítica y constructiva aplicada para cambiar las vidas de la mayoría.

Comienza 2019 y, aunque los cursos académicos no coincidan con estas fechas, sí que nos sirven para proponer a lo largo del nuevo año acciones positivas, interesantes y urgentes que nos puedan asegurar que para la década de los 20 toda niña y niño, toda la población escolarizada, va a tener enseñanzas y aprendizajes menos sesgados, menos androcéntricos, más completos, más útiles y más acordes con los tiempos que vivimos.

La Coeducación “no es una moda”, como se dice de las políticas públicas de Igualdad emanadas de las propuestas feministas. Es una asignatura pendiente del sistema educativo que, hasta la fecha, nadie se ha atrevido a implantar de forma obligatoria, decidida e inspeccionada.

Todos los recursos que son necesarios para que se generalice, como la formación específica inicial y continua del profesorado, la innovación del lenguaje, la detección del sexismo, del androcentrismo y del machismo, la corrección consecuente del currículo, etc., todos estos recursos están guardados en el trastero de las buenas intenciones, a la espera de que se movilicen y lleguen a cualquier rincón, a cualquier aula de cualquier colegio o Instituto de todo el Estado español.

Movilizar recursos quiere decir considerar la Coeducación como urgente, prioritaria y necesaria, como imprescindible para una formación integral de las personas y personitas escolarizadas durante tantos años y de forma obligatoria y universal y aplicarse a fondo.

Pero, para ello, no basta con algunos programas esporádicos, talleres, conmemoraciones, cursos externos, proyectos de innovación, seminarios o grupos de trabajo, que siempre son minoritarios en cuanto a la implicación y asistencia del profesorado. Así está siendo ahora. Y, gracias a todas estas acciones, ya podemos contar con un buen número de buenas prácticas que pueden hacer camino en otras direcciones, que son el germen de lo que debería ser la Coeducación: obligatoria y universal para todas las chicas y chicos, vivieran donde vivieran y fueran al colegio o istituto que fueran, como un bien común irrenunciable y exigible, por tanto.

La Coeducación es un proceso de intervención intencionado, producto de la detección del sexismo como muestra de desigualdad y con el propósito de eliminarlo, llevando a cabo acciones compensatorias en todos los campos: en el currículo formal, eliminando el androcentrismo, en el currículo oculto, neutralizando la misoginia y oponiéndose de frente al machismo y en el currículo omitido introduciendo desde el principio hasta el final, en todos los cursos y niveles, algunos conocimientos, habilidades y destrezas hoy ausentes, como por ejemplo: la educación sexual, la comunicación igualitaria, las habilidades domésticas, cívicas y de cuidado, las relaciones horizontales entre chicas y chicos, los modelos no estereotipados, la orientación académica no sesgada por componentes y características de dos géneros , que continuan siendo dicotómicos (excluyentes el uno del otro) y jerárquicos (con un valor añadido para lo masculino y los hombres en su conjunto).

La Coeducación haría variar las relaciones de poder entre los sexos, cambiaría la fisonomía de patios, aulas y laboratorios, vestimentas, configuración de los proyectos de vida de las niñas y los niños. Y lo que es más importante: favorecería en extremo las actividades escolares y extraescolares mixtas, donde ellas y ellos se pudieran reconocer como personas singulares, libres e iguales.

¿No lograríamos con ello evitar que chicos y chicas se atiborren de pornografía como sustitución de la educación sexual, que sienten como necesaria? ¿No lograríamos que las chicas y los chicos se reconocieran en referentes mujeres no relacionadas con el cuerpo sexualizado y reproductivo? ¿No conseguiríamos que los intereses y deseos de chicas y chicos fueran más convergentes? ¿No se lograría tener muchos más talentos cultivados procedentes de inteligencias múltiples y creativas para compensar las dosis masivas de misoginia, sexismo y androcentrismo con que la gente pequeña y joven se alimenta a diario? ¿No se rompería en gran parte el imaginario colectivo de ser hechas para agradar y gustar o ser hechos para dominar, vencer y controlar? ¿No vacunaríamos contra la violencia de género en todas sus manifestaciones? ¿No se salvarían vidas de chicas y de chicos para el bienestar personal y la solidaridad de género? ¿No dejarían las chicas de estar tan expuestas al abuso y asalto sexual con resultado de violación? ¿No tendríamos muchos más chicos empáticos?

Vamos viendo qué beneficios traería la Coeducación, entendida como una pedagogía crítica y constructiva aplicada para cambiar las vidas de la mayoría, para bien, por supuesto, porque el sexismo trae consigo muchas injusticias inexplicables e intolerables y muchos sufrimientos y pérdidas de energía, tanto a ellos como a ellas.

Fuente e imagen: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2019/01/30/la-coeducacion-descuidada/

Comparte este contenido:

Donde la inclusiva y la especial van de la mano

Por: Pablo Gutiérrez del Álamo

El colegio Ponce de León nació como un colegio «para sordos» en los 70. Hace 20 años comenzó el proceso de incluir alumnado «ordinario». Hoy están tirando paredes entre las aulas para hacer la inclusión más efectiva.

No es fácil. Es caro y complejo. La formación es fundamental, en muchos sentidos. Centros más bien pequeños, con un gran volumen de profesionales. Pero con los ingredientes adecuados y una buena dosis de tiempo, lo que parece increíble, se convierte en posible.

El centro educativo Ponce de León es concertado, en un barrio complicado de clase trabajadora del sur de Madrid. Pegado al Hospital Doce de Octubre. En el barrio de San Fermín.

Nació en los años 70 como un “colegio para sordos”. Hace 20 años se encontraron con una disyuntiva. Las familias querían que sus hijos siguieran en la secundaria en el mismo centro y, secundaria como tal, en la educación especial, no existe. De forma que el Ponce de León solicitó a la Comunidad de Madrid la posibilidad de abrir grupos de secundaria, pero serían grupos ordinarios. De repente el colegio de educación especial se empezó a transformar en un centro de inclusión, aunque los nuevos, en este caso, eran los alumnos “ordinarios”.

“Nosotros éramos, hace 20 años, solo de sordos. Y éramos una burbuja y los niños no aprendían con sus iguales, emocionalmente no había un desarrollo normalizado… había una serie de carencias muy fuertes”.

Hoy, el colegio se divide en dos. Por una parte está el ordinario, con enseñanzas desde infantil hasta ESO y algunos ciclos formativos de grado medio y superior. El bachillerato quedó en el aire con la llegada de la crisis y la dificultad económica para abrir esta etapa. Por otra, el centro de educación especial, con educación básica obligatoria, cursos de transición a la vida adulta y otros profesionales. Aunque “nuestra filosofía es la de la inclusión”, asegura Montse Pérez, su directora.

Y la inclusión, aunque está en proceso, se respira en los pasillos y las aulas. Niñas y niños, maestras, parte del personal de administración y servicios son bilingues en lengua oral y lengua de signos española. Desde los tres años, el alumnado, tanto oyente como sordo, aprende la lengua de signos, que utilizan indistintamente unos con otros. Todo el profesorado, además de ser PT o AL, habla lengua de signos para poder comunicarse con todo el alumnado. Y las familias, tanto sordas como oyentes (aquellas en mayor medida, lógicamente), lo tienen “fácil”, dado que la escuela de padres del centro ofrece cursos para aprender lengua de signos.

Cuando las paredes se caen

Montse Pérez nos recibe en el hall de entrada del edificio principal pocos minutos después de que niñas y niños hayan entrado en las aulas. Nos va a enseñar el proceso en el que el centro se encuentra metido (uno de tantos pero que puede ser capital en unos años). Al inicio de este curso, tras algunas obras de remodelación, han conseguido juntar el aula de primaria de la parte ordinaria, con el primer curso de educación básica del especial. Una pared panelada en el medio de ambas aulas hace las veces de separación (o no) de ambos espacios.

El aula tiene dos formas claras. En un lado hay una que recuerda mucho a una clase de educación infantil de cualquier centro educativo. Sobre la alfombra que domina el espacio, 27 niñas y niños están sentados, reunidos en asamblea. Con ellos se encuentran, hoy, cuatro maestras. Por una parte, una maestra que se expresa en lengua española y otra en lengua de signos. Además, de forma singular, está la profesora de apoyo que hoy acompaña a un alumno con rasgos de trastorno del espectro autista y, excepcionalmente, la especialista en lengua de signos. En otros grupos serían tres, en realidad.

La organización habitual es que en el aula de primaria haya siempre dos docentes, la que habla y la que signa. Cuando abren el aula a la clase de educación especial, se suma la profesora de apoyo. “Nuestra filosofía es la inclusión: que puedan estar, participar y aprender con sus iguales. Pero también necesitan sus momentos específicos”, asfirma Montse

De los 27 niños y niñas que hay, dos pertenecen al aula de educación especial. El resto, a la ordinaria. Y de estos, cinco son sordos y el resto, oyentes. Hay niños con implantes, otros no, hay niñas hiperactivas, con rasgos de autismo, del barrio y de lejos (una familia, incluso, llegó a mudarse desde fuera de la Comunidad de Madrid, nos cuenta Montse, para llevar a su hijo al centro). “Hay niños con problemas del lenguaje pero asociados a discapacidades diferentes. Porque la sordera no viene sola; puede ir con trastornos de la atención, con problemas de desarrollo, con rasgos autistas…”, explica la directora.

Aunque todo tiene su truco. El centro es de línea uno, concertado y con el apoyo de la Fundación Montemadrid, nacida de la extinta Caja Madrid y su Obra Social. Estas características, efectivamente ayudan. En lo organizativo, ya que tienen más o menos 400 alumnos y hay unas 80 personas a su cargo. La Fundación, además, apoya económicamente una parte de los recursos humanos que tienen. Nos cuenta Montse que existe una cuota voluntaria de 25 euros que el 40% de las familias no pueden pagar y no pagan, de hecho.

El proyecto de las aulas que pueden comunicarse y, de vez en cuando, se cierran para que el alumnado de especial pueda trabajar algunos temas, ha comenzado este año con el primero de los cursos pero el objetivo es que vaya ascendiendo hacia el resto de cursos que componen el centro. Llevará tiempo y es posible, dice Montse, que ella misma no pueda verlo antes de jubilarse. Pero ese es el camino que han escogido.

Otro de los trucos está en un equipo de orientación que podría envidiar cualquiera. Logopedas, fisioterapeutas, trabajadoras sociales… Son ocho personas en total.

La Comunidad de Madrid no es estricta con algunas de las cosas que se hacen en el centro, como el hecho de que se haga trabajo por proyectos de investigación en todos los cursos, de manera que la organización de los horarios lectivos no siempre responde a lo que está ocurriendo en las aulas al minuto. Pero no pone pegas. Es un modelo que está funcionando y que, además, a la Consejería no le está costando dinero. No hacen ningún esfuerzo por poner recursos en el Ponce de León.

El aula que recuerda más a la de primaria, con sus sillas y sus mesas, se organiza en diferentes rincones en donde niñas y niños trabajan diferentes aspectos del proyecto que investigan. Un cuadrante en el aula recuerda al alumnado las diferentes zonas y cada uno decide en qué rincón pasará cada día. La única obligación, explica la directora, es que cada niño pase por todas las zonas una vez a la semana.

“Esa autonomía nos permite a los adultos sentarnos con quien lo necesita para que pueda estar trabajando. La batería de actividades de cada mesa se decide en función de qué niños están en cada rincón”, de manera que el proceso de enseñanza-aprendizaje es mucho más individualizado.

Por supuesto, las resistencias están. O estaban. En los primeros años sobre todo, cuando el centro abrió las puertas al alumnado ordinario de secundaria, las familias a las que la administración les daba plaza en el colegio se asustaban porque es de educación especial. A base de trabajo y perseverancia, esas primeras resistencias se fueron diluyendo. Ahora hay lista de espera cuando llega la matriculación.

Cuando vieron que era factible la inclusión de alumno oyente en secundaria, el centro apostó por aumentar a las etapas de infantil y primaria. Le han dado la vuelta al concepto de inclusión. No es el alumnado sordo el que es “empotrado” en un centro ordinario, sino al revés.

Una política que, además, han ido extendiendo a otras organizaciones con las que trabajan. Comenta Montse cómo, cuando comenzó este proceso, colaboraban con la asociación de deporte para sordos. Les hicieron trabajar, a partir de ese momento, con niñas y niños oyentes. De nuevo, la inclusión “al revés”.

Ahora, tras todos estos años, siguen dando pasos. Las reuniones de equipos, con el personal docente y demás, se realizan en lengua de signos. Dado que todo el mundo tiene esta lengua en común, parece lo más sencillo hacerlas así. Y, en el caso de que alguien no tenga el más alto de los niveles (hasta cuatro según el marco europeo de las lenguas), habrá una persona que hará las veces de intérprete. Para las persona oyente.

Además, tienen proyectos Erasmus+. Envían alumnado con necesidades educativas también. El año pasado fueron cuatro alumnos quienes viajaron fuera de España. Viajaron docentes con ellos, para hacer de intérpretes si fuera necesario el caso.

Y, por supuesto, otra de las claves está, claro, en la escasa o nula movilidad del profesorado. Al ser un centro concertado, no tiene el problema habitual con las interinidades. Y al tener un proyecto tan específico, quienes acuden a él para enseñar lo hacen sabiendo perfectamente dónde entran. Han de ser PT o AL, además de tener competencia en lengua de signos suficiente para dar las clases. Los problemas aquí aparecen en secundaria, “con el profesor de Biología”, pone como ejemplo Montse. Es más complicado que un licenciado en un grado que decide hacer el master de secundaria, también tenga inquietudes por la lengua de signos (en el caso de que sea oyente) y tenga ganas de participar en el proyecto del Ponce de León.

Le preguntamos a Montse sobre la polémica de los últimos años que enfrente a quienes defienden la inclusión y a quienes hacen lo propio con la educación especial. “ Yo no defiendo la especial por la especial”. “Entiendo, afirma, que este colegio es único, que en un mismo centro existan los dos modelos es complicado porque la normativa no ha ido por ahí. Pero a mí es el modelo que me gusta: en el que estén integrados los dos, que los grandes profesionales que hay en especial sirvan como recurso en la inclusión y que los niños de la especial y la ordinaria tengan las mismas oportunidades de aprender, estar y de estar con sus iguales”.

Retos

El bilingüismo, al que tan acostumbrados estamos en los últimos años, español e inglés, supone uno de los problemas importantes. El colegio no es bilingüe en estos dos idiomas. Sí lo es en otros. Entre otras cosas, porque el inglés, con el alumnado que tienen, supone la multiplicación exponencial de las dificultades, además de que acabaría suponiendo una segregación interna en el colegio. Todo el mundo tendría que manejar cuatro lenguas: lenguas de signos española e inglesa, además de español e inglés.

Su apuesta está en otro lado, una inclusión sin diferenciación, al menos en la mayor cantidad posible. Pero no renuncian a la enseñanza del inglés, de manera que, además de las horas legalmente establecidas para un centro no bilingüe, el Ponce ofrece horas adicionales para el inglés, tanto para oyentes como para sordos.

Por supuesto, el reto de los recursos y la financiación siempre están presentes. Por su idiosincrasia y por el barrio en el que se encuentran, con mayor motivo.

La burocracia y la oganización es otro reto cotidiano con el que lidian la directora y la secretaria, además de que cada cuatro años como mínimo tienen que “convencer” a la inspección del proyecto que llevan a cabo.
Durante la conversación con Montse aparece también el asunto de las evaluaciones externas. Las enfrentan todas (“Hay que hacerlas”), pero la ddecisión de qué alumno las pasa es individual. “Si yo tengo que exentar a 5, pues no me cruje ningún hueso”.

“Si entendemos que un niño se va a sentir mal si no la hace, pues que la haga. Si me baja la nota me da igual. Si entendemos que lo va a pasar mal porque ni aunque me siente yo con él la va a entender porque tiene su adaptación, su ritmo y su manera, vemos lo que el equipo de orientación dice y tomamos la decisión en función del niño, no de la nota que nos dé. Aunque sabemos que luego las familias miran”.

“¿Quién se ha visto beneficiado? (se pregunta Montse Pérez) Fundamentalmente los sordos. Y por quien montamos toda esta historia, la forma e trabajar, el bilingüismo, es por los sordos. ¿Quién se ve beneficiado en segundo término pero igual al 100%? El ordinario. Se está beneficiando. A parte del aporte de valor que tiene que yo convivo y vivo y me desarrollo con cualquier tipo de capacidad”.

Imagen: http://eldiariodelaeducacion.com/wp-content/uploads/2019/01/DSC_1226-768×513.jpg

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2019/01/28/donde-la-inclusiva-y-la-especial-van-de-la-mano/

Comparte este contenido:

Programación del Portal Otras Voces en Educación del Domingo 20 de enero de 2019: hora tras hora (24×24)

20 de enero de 2019 / Autor: Editores OVE

Recomendamos la lectura del portal Otras Voces en Educación en su edición del día domingo 20 de enero de 2019. Esta selección y programación la realizan investigador@s del GT CLACSO «Reformas y Contrarreformas Educativas», la Red Global/Glocal por la Calidad Educativa, organización miembro de la CLADE y el Observatorio Internacional de Reformas Educativas y Políticas Docentes (OIREPOD) registrado en el IESALC UNESCO.

 

00:00:00 – Cuatro Premios Nobel discuten el futuro de la educación

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/298624

01:00:00 – Programa Pedagogía al Día: Tendencias contemporáneas de la educación, nuevos enfoques y metodologías para el aprendizaje (Audio)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/285273

02:00:00 – Estados Unidos: Una huelga indefinida de maestros en Los Ángeles deja sin clase a más de medio millón de alumnos

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/298642

03:00:00 – 50 citas de Paulo Freire imprescindibles en el mundo educativo (Artículo de Miguel Ángel Ruíz Domínguez)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/281587

04:00:00 – 1184 herramientas web para docentes sin necesidad de registrarnos

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/298659

05:00:00 – Entrevista a Ignacio Calderón. Profesor titular de la Universidad de Málaga.: “Pensar que la mera presencia de todo el alumnado convierte a la escuela en inclusiva es una falacia»

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/298646

06:00:00 – Libro: Didáctica de la Historia en el Siglo XXI (PDF)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/298669

07:00:00 – Fracaso escolar, una deuda que se acumula (Artículo de Daniela Leiva Seisdedos)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/298654

08:00:00 – Libro: El planteo socialista en educación: contra las reformas educativas capitalistas (PDF)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/298673

09:00:00 – Xavier Aragay: “Uruguay empieza a tener las condiciones para cambiar el ADN de su educación”

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/287838

10:00:00 – Libro: El planteo socialista en educación. Segunda Parte (PDF)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/298676

11:00:00 – La Educación, la Evaluación y las inconsistencias de Backhoff (Artículo de Juan Carlos Miranda Arroyo)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/298679

12:00:00 – Chile: Piñera y la educación con signo peso

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/298628

13:00:00 – José Carlos Mariátegui- Serie Maestros de América Latina (Audio)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/289562

14:00:00 – México: OCDE creará con el gobierno de AMLO nuevo proyecto educativo

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/298663

15:00:00 – El bárbaro modelo educativo neoliberal (Artículo de Rafael Silva)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/298500

16:00:00 – Cómo puedes saber si tu hijo sufre ‘bullying’ (Audio)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/288808

17:00:00 – Reflexiones sobre pedagogía crítica: contexto teórico de la transversalidad (Video)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/285245

18:00:00 – Inger Enkvist: Un profesor que no se preocupa de su bienestar tiende a descuidar el de sus alumnos

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/288280

19:00:00 – La OCDE y la educación (Artículo de Enrique del Val Blanco)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/285245

20:00:00 – Educación Inclusiva Latinoamericana (Audio)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/285885

21:00:00 – ¿Cómo será la universidad del futuro? Estas son las iniciativas más innovadoras

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/285281

22:00:00 – “Los artesanos de la enseñanza”. Reseña bibliográfica

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/286653

23:00:00 – Radio Asamblea Nacional de Ecuador: Embarazo adolescente…hablemos de educación sexual (Audio)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/284684

En nuestro portal Otras Voces en Educación (OVE) encontrará noticias, artículos, libros, videos, entrevistas y más sobre el acontecer educativo mundial cada hora.

ove/mahv

Comparte este contenido:

“Pensar que la mera presencia de todo el alumnado convierte a la escuela en inclusiva es una falacia”. Entrevista a Ignacio Calderón

Entrevista/17 enero 2018/Autor:  Daniel Sánchez Caballero/Fuente: El diario la educación

La inclusión educativa obliga a hacer un cambio de mirada con el que pensar qué escuela queremos tener. Los recursos son importantes después, pero no suficientes. Para Calderón la cllave está en que haya escolarización pero, sobre todo, participación.

Ignacio Calderón, profesor titular de la Universidad de Málaga en el departamento de Teoría e Historia de la Educación y MIDE, cree que en España se practica la inclusividad de boquilla. Está en la ley, se dice que se ejerce, pero no se hace. “Me dedico a investigar la experiencia escolar y educativa y me interesan sobre todo lo procesos de inclusión educativa”, responde cuando se le pregunta quién es. El año pasado publicó Reconocer la diversidad. Textos breves e imágenes para transformar miradas (Editorial Octaedro), el último de una serie de libros sobre inclusividad y escuela que recoge ya desde el título una expresión que utilizará a menudo durante la entrevista: “Cambiar la mirada”, un ejercicio imprescindible, en su opinión, para cambiar el modo en el que concebimos la escuela y pensar los cambios que esta necesita para lograr la inclusividad total.

Para fijar el marco: ¿se practica la inclusión educativa en España?

Se practica de la misma manera que también está muy extendido que la institución escolar es muy excluyente. Se practica en determinados casos y no se practica en buena parte de las instituciones escolares. Estructuralmente, la escuela española no es inclusiva todavía a pesar de que nos llenemos la boca de decirlo.

Y de que debería serlo por ley.

Debería serlo por ley, pero por ley también se impide que lo sea. Como está organizada la escuela es la que impide que sea inclusiva pese a que por ley se dice que deba serlo.

¿Puede elaborar esto?

Me refiero a muchas cosas. Que la escuela sea inclusiva está reñido con que existan modalidades de escolarización excluyentes. ¿La escuela debe ser inclusiva? ¿El Estado español ha firmado la Convención de la ONU sobre los Derechos de Personas con Discapacidad? Sí, pero existen modalidades de escolarización excluyentes que ni siquiera se eligen. La escuela inclusiva es una escuela en la que todas las personas están juntas y se educan juntas. En el momento en el que se hacen escolarizaciones que no lo hacen, la escuela deja de ser inclusiva. Y esto no es anecdótico, está en el ADN de nuestro sistema escolar.

La orientación escolar está organizada en torno a esto, las evaluaciones psicopedagógicas están orientadas en torno a esto, no a otra cosa. ¿La escuela es un espacio en el que construir justicia social? Todo el mundo diría que sí, pero a la vez no. Una cosa es lo que decimos que es la escuela y otra es lo que de hecho es. Y eso tiene que ver con cómo está constituida y construida la escuela. ¿Cómo puede ser la escuela un lugar donde se construye democracia y a la vez se clasifica la infancia? Eso es hablar del sistema escolar en sí. Cada vez que calificamos, clasificamos la infancia. Son funciones que se le están encomendando a la escuela y que los profesionales estamos asumiendo cuando formamos parte de esa escuela, aunque no todas las escuelas ni profesionales lo abordan igual. Yo le puedo preguntar a mis alumnos para qué sirve la escuela y uno me dirá que para formar ciudadanos, otro que para formar trabajadores, otro que para clasificar a la infancia. Y todas las cosas son reales y están en la escuela, aunque no de igual manera en todas.

Mala solución tiene esto, si el ‘enemigo’ es el propio sistema.

El gran enemigo realmente es una forma de organización, es una idea. ¿Qué proyecto estamos haciendo? En parte, la escuela es una gran clasificadora social, pero también podríamos pensar por qué la escuela tiene que asumir ese rol. Cuando pongo un sobresaliente estoy diciendo que ese niño o niña sobresale del resto. El sobresaliente solo tiene sentido cuando tiene alguien debajo. Hemos asumido que la escuela es así, pero, ¿debe ser así siempre? No necesariamente. Estas reflexiones hay que hacerlas si creemos que la escuela debe ser inclusiva.

¿Y usted es partidario de que sea 100% inclusiva?

Sí, por muchos motivos. Porque es de justicia, pero también porque hay evidencia de que una escuela inclusiva es mucho más valiosa que una homogénea.

¿Más valiosa en qué términos?

Educativos, de aprendizaje. Está contrastado que aprendemos de la diferencia. Solo aprendemos de la diferencia. Pensar que la escuela es homogénea, que es lo que nos ha organizado el pensamiento cuando pensamos en la escuela, desde el punto de vista educativo no tiene tanta lógica como creemos. Otra cosa es la complejidad que tenga pensar en cómo deben ser las escuelas de otra manera. Pero esa lógica de la homogeneidad es contraria al proceso de aprender. Se aprende de lo diferente.

En las últimas décadas, el cambio social se ha acelerado mucho. El cambio social afecta a las escuelas. Hemos dicho hace muy poco (en términos históricos) que la escuela es un espacio para todo el alumnado. Con la ley general de 1970 comienza a pensarse que la escuela debe ser para toda la ciudadanía. Y hemos metido a todo el alumnado. Pero, ¿qué ha cambiado dentro de la estructura de la escuela? Un profesor de mi departamento ya fallecido, José Manuel Esteve, explicaba que al profesor le han cambiado el escenario a mitad de función. Eso ha pasado. Ahora hay que pensar qué hacemos dentro de las escuelas. Si ha cambiado al alumnado, eso obliga a que cambiemos lo que hacemos dentro. Mi madre y mi padre no pudieron estar en las escuelas. Esa población de la que formaban parte estaba fuera de las escuelas. Cuando entran, ¿hay algo que cambiar en ella? No tenía sitio el pobre, el inmigrante, la mujer. Cuando decimos que tienen que estar, porque es su derecho, ¿qué cambiamos dentro para que se ejerza ese derecho? Porque una cosa es estar, que es importante, pero ahora la gente debe poder participar, progresar. Ahí está el debate: cómo hacemos para que ese alumnado esté, que no todo está, y que también pueda aprender y progresar dentro de las escuelas. Habrá que preguntarse, por ejemplo, si una persona va en silla de ruedas y ahora tiene derecho a estar en la escuela, ¿está condenada a suspender Educación Física porque no puede correr? Habrá que repensarlo. ¿Y si ese mismo ejemplo ahora lo llevamos al aprendizaje de matemáticas o al lenguaje? Para hacer efectivo ese derecho que tiene toda persona necesitamos que algo o buena parte de lo que ocurre dentro se transforme para que esa persona pueda ver su derecho a estar, pero también a aprender, participar y progresar allí y que se reconozca todo ello.

No es que sean muy habituales, pero se han dado casos de familias que han rechazado que sus hijos compartan clase con niños con autismo o similares. ¿Cree que está la sociedad preparada para la inclusión total?

¿Cómo se prepara eso? ¿Cómo se prepara uno para la interculturalidad si no es a través de la interculturalidad? ¿Cómo se puede respetar a una persona si no creo que es una persona (y esto ocurre)? Esto solo se puede transformar a través del conocimiento. Yo creo que no es una persona a través de un prejuicio. Y el prejuicio solo se combate con conocimiento. Es a través de la formación que podemos aprender a ver las personas (y a nosotros mismos). Me habla de casos en los que a pesar de que se produce el encuentro, no está habiendo realmente contacto con la otra persona. La tarea de los educadores aquí debe ser favorecer ese encuentro. Pero seguimos dando más valor a otras cosas y las ponemos por delante de estas. Por ejemplo, el bilingüismo es un proyecto que está impulsándose con mucha fuerza y que se está poniendo por encima de un derecho humano fundamental, que es el derecho a la educación. Me refiero al proyecto bilingüe como se está entendiendo ahora, que no necesariamente debería ser así. ¿A qué estamos dando prioridades en la escuela? ¿Cuál debe ser el proyecto? En los casos mencionados tenemos un proyecto genuinamente educativo, que es contribuir a que esto trascienda. Pero si como profesionales nosotros nos vemos obligados a volcar nuestros esfuerzos en otras cuestiones, probablemente los proyectos genuinamente educativos no se puedan llevar a cabo.

¿La inclusión se arregla solo con recursos?

No todo son recursos, pero necesitamos recursos. Vengo de una reunión en la que hemos analizado discursos pro inclusión. Y vienen a decir que se trata, sobre todo, de un cambio de voluntad. Y este tiene que ver con un cambio conceptual, un cambio de mirada. Y ese cambio de mirada no es cuestión de recursos. Ahora, los recursos pueden favorecer que se produzcan cambios de miradas. Por ejemplo, hacer formación y acompañamiento del profesorado.

Usted es profesor en la Universidad. ¿Los futuros maestros reciben la suficiente formación sobre inclusión como para practicarla adecuadamente?

Mejor que hace unos años, pero insuficiente. Desde hace un par de años estoy dando clase en el máster de Secundaria. Yo percibo cada día un gran avance en Málaga, y el profesorado lo hace ver. Pero nunca es suficiente. En los planes de estudio de la formación de maestros existen grandes problemas. El primero es que los propios profesores universitarios hemos construido nuestros discursos según el modelo médico de la discapacidad. En Málaga la inclusiva es una mención, no es para todo el alumnado. Si estamos pensando que la escuela tiene que ser inclusiva, necesariamente todo el alumnado debe ser formado desde esta perspectiva inclusiva. Tenemos que llegar a pensar cada materia desde el punto de vista de la educación inclusiva. Ahora son varias asignaturas que se pueden elegir. No quiere decir que no haya formación para todos, pero la propia idea de pensar en una mención en educación inclusiva es problemática. Se trata de formar a todo el profesorado para que ningún profesor pueda pensar: “Este alumnado no es mi alumnado”. Esto ocurre ahora. Ocurre en el profesorado en formación inicial, pero también en las escuelas cuando se derivan a otras modalidades de escolarización. Esto no debería poder ocurrir. Es como hacerse bombero, pero solo de incendios pequeños. O eres médico de dolores leves. No se elige. Como profesor no eliges qué alumnado quieres.

Hay familias que eligen la no inclusión para sus hijos, que prefieren un centro especializado. ¿Cómo se aborda esto? ¿Deben ser obligadas contra su voluntad a escolarizar a su hijo en un centro ordinario?

Esas familias hacen eso después de una experiencia. Y esta experiencia es de exclusión porque han vivido que sus hijos no son suficiente o mínimamente atendidos en los centros ordinarios. Es un problema innegable y, si eso ocurre, cómo no van a pensar así. El problema es que hay que hacer la escuela ordinaria para todo el alumnado. Ahora mismo la escuela ordinaria no es inclusiva, y pensar que la mera presencia de todo el alumnado convierte a la escuela en inclusiva es una falacia. La escuela debe ser un sitio en el que la gente pueda aprender, progresar y participar. Si no, no es inclusiva, aunque esté todo el alumnado. Por ejemplo, las cifras de fracaso del alumnado gitano. El alumnado está, pero la escuela no está siendo inclusiva, es racista. Y diremos que es culpa del niño o de la niña, que no atiende. Eso es la punta del iceberg. ¿Qué ocurre para que se acumule el fracaso escolar en una determinada población? Algo está ocurriendo. No es responsabilidad única de la escuela, claro, pero en el fracaso escolar algo tendrá que ver la escuela.

Supongo además que esto creará una experiencia que se va trasladando de padres a hijos. “Si la escuela maltrata a mi hijo, no lo llevo”. Y así sucesivamente.

Si tienes la experiencia de que tu hijo lo ha pasado fatal en la escuela ordinaria porque ha estado desatendido, ¿cómo vas a querer que vaya a ella? Cuando hablamos de escuela ordinaria hablamos de eso, de una transformación profunda de la escuela.

Está en contra de las adaptaciones curriculares. ¿Puede explicar por qué?

De alguna manera no dejan de ser un legitimador de que todo siga igual. Lo que hacen es que no cambie el currículum, la organización, las metodologías. Solo cambia lo que se le ofrece a este niño concreto. Cuando hablamos de escuela inclusiva hablamos de la transformación de esas formas de organización, de esas metodologías, de lo que es común. Convertirlo en algo individual, que es como se entienden mayoritariamente las adaptaciones, de alguna manera devuelve el problema al terreno personal: el problema es del niño. Pero aquí hablamos de un proceso social, de democratizar la escuela, que hasta hace nada era de unos pocos. Tenemos la obligación legal, pero también moral, de transformar lo que es común, que es lo que queda ignorado cuando hacemos las adaptaciones, porque queda de nuevo ese curriculum homogéneo de eso que hemos llamado “normalidad” y queda como no normal o incorrecto lo de otros chicos que históricamente no han estado en las escuelas.

¿Por dónde comenzaría esta transformación de la escuela de la que habla? Parece difícil cuando, según algunos estudios, un porcentaje importante de los profesores considera que la escuela no debe ser inclusiva y que ciertos niños están mejor en centros especializados. ¿Hay que cambiar esta mentalidad en primer lugar?

Respecto al cambio de mentalidad: hicimos hace no mucho una investigación con un grupo de cien personas para pensar en la escuela inclusiva. Había muchos familiares de personas con discapacidad. Una de las cosas más impresionantes es que para entenderse entre ellas no tuvieron que hablar de las discapacidades de sus hijos. En las escuelas estamos justo en lo contrario. ¿Qué diferencia hay? Estos familiares han asumido algo que es muy necesario y valioso: no cuestionar el derecho de la persona a estar en la escuela. Si esto se hace, habrá que repensar el resto de cosas.

Respecto a transformar la escuela, es sistémico. Da igual por dónde comienzas. Puede ser el proyecto educativo del centro, de la orientación, la metodología, las actividades, los materiales. Cualquiera de las patas vale para volver a pensar el sistema. No se puede pensar en una única cosa que haya que cambiar. Hace falta sobre todo cambiar los procesos, no tanto de formación vertical del profesorado, sino más bien hablar de tiempos para que el profesorado pueda volver a mirar su centro, a pensarlo y ver cómo hacerlo más participativo y democrático. Al final, el proyecto de hacer escuelas inclusivas es hacer de la escuela una herramienta de participación democrática. Los profesionales necesitan espacios en los que puedan aprender de las familias, que unos aprendamos de otros y que entre todos podamos llevar a buen puerto estos procesos ambiciosos. Esto no ocurre porque lo muevan las familias o los profesionales de un centro. Se hace porque entre todos comenzamos a construir algo nuevo, a escucharnos y a escuchar al alumnado. Al alumnado, a las familias, sobre todo a esas que decimos que están totalmente desorientadas. Esas familias tienen cosas que decirnos sobre la escuela que deseamos y necesitamos también.

Interesante. ¿Escuchamos demasiado a la gente que le ha ido todo muy bien y por tanto quizá no tenga una opinión tan informada respecto a qué falla en la escuela?

Yo aprendí un montón cuando vi que el mismo profesorado que había sido estupendo para mí no lo fue para mi hermano.

Imagen y fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2019/01/10/pensar-que-la-mera-presencia-de-todo-el-alumnado-convierte-a-la-escuela-en-inclusiva-es-una-falacia/

Comparte este contenido:

España: La Comunidad de Madrid prepara desde el verano de 2017 un decreto sobre escuela inclusiva

Europa/España/13 Diciembre 2018/Fuente: El  diario la Educación

Más de un año y medio de trabajo entre Educación y CERMI Madrid para preparar un decreto que se ha convertido en un secreto a voces.

“El texto no está guardado en un cajón, solo está pasando los trámites habituales” de cualquier normativa legal. Así los explican fuentes de la Consejería de Educación de Madrid. Hace días, Beatriz Galiana, portavoz de Educación de Podemos en la Asamblea, aseguraba durante la celebración de una Comisión a la que asistía una representante de la plataforma Inclusiva sí, especial también, que hacía más de un año que Educación tenía un texto guardado. Un texto que había hecho en colaboración con CERMI Madrid.

Fuentes conocedoras de estos trabajos aseguran a este periódico que efectivamente se realizaron y que el texto estaba preparado y en manos de Educación desde “comienzos del verano de 2017”. El trámite que un decreto como este (y como cualquier normativa) ha de pasar no tiene un plazo fijado para hacerse. La Administración no se pilla los dedos, aunque hace un año que pasó ya por la consulta pública.

Estas mismas fuentes, eso sí, insisten en la buena disposición de la Comunidad de Madrid, así como que la redacción del decreto corrió a cargo en todo momento de personal técnico, “sin injerencia política” alguna desde Educación. Son varias las personas que aseguran que desde el año pasado se han realizado numerosos e importantes cambios en el texto. “Nos hemos dejado la vida para que el decreto fuera bueno”, asguran personas cercanas a su elaboración, que insisten en que es un “documento vivo que se sigue trabajando”.

Aún así, los pasos que debe seguir la normativa son: primero pasar por el departamento de asesoría jurídica de la Comunidad de Madrid. Tras él pasaría por las diferentes direcciones generales así como por las viceconsejerías, por si alguno de estos departamentos quisiera hacer alguna aportación. Una vez hecho esto, el texto llegaría a la Secretaría General de la Consejería en donde se estudiarían los factores económicos que los cambios normativos pudieran suponer.

Al final de este proceso se llegaría al Consejo Escolar de la Comunidad de Madrid. También podría enviarse el texto en un momento anterior dado que su dictamen no es vinculante, aunque sí necesario. Una vez con el dictamen en la mano, Educación podría aprobar la publicación del texto. Y de ahí al Boletín Oficial de la Comunidad de Madrid.

Otras fuentes de la Consejería aseguran que el texto del decreto, que ha tenido varios borradores hasta ahora, ha pasado todos los trámites, a excepción del paso por el Consejo Escolar de la Comunidad de Madrid.

Imagen de la web de Participación de la Comunidad de Madrid.

Difícilmente podría explicarse que un texto de estas características lleve casi un año y medio a la espera de la aprobación. Precisamente cuando en ese mismo tiempo se aprobaba en 43 ayuntamientos una moción para elevar la Iniciativa Legislativa de los Ayuntamientos sobre escolarización inclusiva.

Desde este diario hemos contactado con CERMI Madrid, entidad encargada en buena medida de la redacción del decreto, para confirmar los trabajos realizados desde la organización, así como la posibilidad de contrastar los textos que han sido utilizados en este tiempo. Desde la entidad confirman los trabajos realizados sobre dicho decreto, pero rehúsan hacer ningún otro comentario.

Se trata de un documento que poca gente maneja y del que, al menos en CERMI Madrid, nadie quiere hablar, como si fuera una patata caliente que nadie necesita tener demasiado tiempo en las manos.

Legislación paralizada

En este momento, el PP y Ciudadanos mantienen en la Mesa de la Asamblea de Madrid paralizadas tanto la iniciativa legislativa de los ayuntamientos, nacida alderedor de “una mesa camilla” en Fuenlabrada como comentan miembros del grupo motor, como la iniciativa legislativa que hace unos meses presentó Podemos en una línea parecida.

La excusa es que han de escucharse diferentes ponencias para comprender la realidad de la inclusión en la Comunidad de Madrid. Una excusa compleja si se tiene en cuenta que la Comunidad lleva año y medio trabajando mano a mano con una de las organizaciones más representativas de los colectivos de personas con discapacidad en la redacción de su propia legislación. También, en el caso de Ciudadanos, es complicado de justificar. En muchos de los 43 ayuntamientos que elevaron la iniciativa popular a la Asamblea, el partido naranja apoyó decididamente este texto, así como la necesidad de que se convirtiera en Ley.

Lo cierto es que la campaña comenzada por patronal, sindicatos y familias de la educación especial en defensa de su modelo educativo parece haber surtido el efecto esperado: frenar ambas iniciativas y asegurar la pervivencia de los centros de este tipo. Ha funcionado tanto como para que se elevase el asunto al Congreso de los Diputados, que aprobaba hace unas semanas la petición al Ejecutivo de que garantice la libertad de elección de las familias de estos centros.

Y todo esto al calor de la pelea entre la escuela de educación especial (principalmente concertada) y quienes reclaman una apuesta por la inclusción educativa (principalmente en centros ordinarios públicos).

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2018/12/10/la-comunidad-de-madrid-prepara-desde-el-verano-de-2017-un-decreto-sobre-escuela-inclusiva/

Comparte este contenido:

Escuela inclusiva vs. educación especial, ¿una pelea inexistente?

Por: Pablo Gutiérrez del Álamo

La falta de diálogo real entre quienes defienden la educación especial y la inclusiva mantiene en espera dos iniciativas legislativas sobre inclusión.

“No, no se cerrarán centros de educación especial”. Este es el mensaje tajante que da Beatriz Galiana, diputada de Podemos en la Asamblea de Madrid, portavoz de Educación. Su formación política presentó una proposición de ley para la mejora de la educación inclusiva. En ella se hace referencia a una única fórmula de escolarización (la inclusiva) y se comenta que los centros de educación especial serán, principalmente, centros de recursos.

Esto, además de la iniciativa legislativa de los ayuntamientos presentada también en la Asamblea la primavera pasada, han puesto en pie de guerra a la comunidad educativa de los centros de educación especial. Al punto de que se constituyó una plataforma, Inclusiva sí, especial también, con la que hacer valer el trabajo que están realizando.

“La propuesta de Podemos supondría el cierre de todos los colegios de educación especial, con lo que ello comporta, ya que están configurados como lo que son. No se pueden reconvertir de la noche a la mañana en otra cosa”. Así se expresa Luis Centeno, secretario general Adjunto de Escuelas Católicas, principal patronal de la concertada. Así de encontradas son las posturas.

Todo ello sobre la base de que estas iniciativas pretenden cerrar todos estos colegios. A pesar incluso de que la tramitación de ambos textos está paralizada en la Mesa de la Asamblea tanto por Partido Popular como por Ciudadanos. El motivo, explica Galiana, es que quieren conocer la opinión de diferentes organizaciones relacionadas con la discapacidad antes de hacer nada. Al parecer solo se ha registrado la comparecencia, por manos del PP, de la plataforma creada por los centros especiales.

Una tramitación en la que podrían asumirse cambios legislativos, entre otras cosas para conseguir la formación de mayorías parlamentarias suficientes para que salieran adelante los textos.

Falta de todo

Madrid es una de las comunidades que menos invierte en educación (pública y concertada) de todo el país, con una de las rentas per capita más altas al mismo tiempo. Además, servicios como los de orientación (aunque no solo) están congelados desde el año 2007. Más de una década sin recibir inversión necesaria para hacer frente a las dificultades del día a día en los centros. “Madrid invierte menos que en 2008, en términos absolutos. Se ha producido una pérdida de 5.000 docentes”, asegura Beatriz Galiana.

La sospecha de que hay alumnos que deberían y podrían estar en centros ordinarios pero están en la escuela especial la tienen tanto en una como en otra. Una sospecha nada descabellada si se ve el aumento de matriculación en centros de educación especial en los últimos años, en donde los recortes se han notado más.

Es en este tipo de asuntos en donde ambas propuestas legislativas quieren incidir. Por una parte, en un más equilibrado reparto del alumnado con necesidades educativas especiales entre las dos redes, pública y concertada, así como en una mayor dotación tanto de personal como económica para aquellos centros que tengan mayores dificultades por la composición de su población.

La idea es que poco a poco fuera habiendo un trasvase de alumnado de los centros de educación especial hacia la escuela ordinaria. Trasvase de aquellos perfiles que pudieran seguir el ritmo de sus compañeros a base de apoyos dentro del aula, véase PT o AL.

Y todo esto que falta lleva a la pregunta siguiente. ¿Puede la escuela ordinaria hacer frente a lo que se pide de ella por parte de la educación inclusiva? Da la sensación de que no. No solo porque en los años de crisis económica más profunda, en la Comunidad de Madrid, los apoyos a la diversidad han prácticamente desaparecido y, con ello, se ha visto un importante aumento de la matriculación en centros de educación especial. A pesar, en muchos casos, de que la justicia ha devuelto a varios alumnos a las aulas ordinarias.

Las familias, al menos una cuantas, de la educación especial, tienen miedo a que sus centros puedan correr peligro. El hecho de que no haya intención expresa de cerrarlos no parece haber calado. Se está manteniendo una discusión sin siquiera hablar con el otro.

Azucena Duque es madre de una joven de 18 años con una discapacidad. Ha pasado la práctica totalidad de su escolarización en centros ordinarios. Tiene la “suerte” de haber pasado por la pública, la concertada y la privada.

Ninguna consiguió lo que sí hizo la especial, y es la integración de su hija en un grupo de iguales, que pueda tener amistades y que se encuentre en un sistema que le da herramientas no solo para acceder a un trabajo en el futuro, sino para que pueda llevar una vida autónoma e independiente. Algo que anhela cualquier familia.

“Estoy muy feliz de que esté donde tiene que estar, es su lugar. No es fácil”, asegura Azucena en referencia a la dificultad a la hora de aceptar que tu hijo tiene una discapacidad.

“Se crea mucho discurso de todos juntos, pero ¿para qué? ¿Para que quede muy bonito?”, se pregunta Ignacio Martín, representante de la Plataforma Inclusión sí, especial también y director del colegio de educación especial Cambrils. “Nuestros chavales están incluidos en el mundo, porque ahí están sus familias para incluirles. Y al colegio vienen a formarse al máximo”.

Hablamos con Azucena sobre las dificultades para acceder a la educación especial. Del primero de los centros en el que estuvo matriculada su hija, Mercedes, el centro privado, la invitaron a irse estando en infantil. La niña “no daba el perfil”, comenta su madre.

De ahí pasó a uno público. Una docente le habló de la posibilidad de que su hija tuviera una discapacidad y de que tal vez matricularla en un centro concertado cercano era buena idea, pues tenían PT y AL y podrían ofrecerle una mejor cobertura. En este tiempo, en el público, además, la niña sufrió acoso por parte de algunos alumnos. Según cuenta Azucena, no recibió una buena respuesta por parte del centro, desde la dirección intentaron quitarle hierro al asunto.

Y de ahí, finalmente, al concertado, en el que estuvo ocho años. “Allí encontré a Evangelina Álvarez, una docente que me hizo ver cosas que no apreciaba”, relata Duque. Durante infantil y primaria, la situación de Mercedes pasaba relativamente desapercibida. Según un dictamen, que le habían hecho años atrás, tenía TDA y una discapacidad intelectual no apreciable. Pero ya en 3º de ESO “tanta adaptación curricular se nota. Se notaba el descolgamiento curricular”. En el colegio informaron a Azucena de que Mercedes no pasaría de curso. Le ofrecían matricularla en los antiguos PCPI. Fue entonces cuando le hablaron de educación especial. Evangelina Álvarez, “un ángel” comenta Azucena, fue quien le abrió esa posibilidad. “Para mí aquello fue un horror, ‘Mi hija no es imbécil’”, explica.

Pero fue en ese tiempo, con 15 años ya la niña, cuando dan con la asociación ADISLI y le hacen un dictamen sobre la discapacidad de la niña. “Fue doloroso, traumático”. “Pones a tu hija en un camino: la matriculas y esperas que gradúe. Da igual lo que pase la niña, ha de titular”.

Con el dictamen ya se planteó la escolarización en especial. “Me costó encontrar el centro de mi hija. Las plazas son muy limitadas. En realidad acabas llevando a tu hijo a donde puedes no a donde quieres”.

Aún así, “mi hija cambió radicalmente. Antes no cogía el transporte público, ahora va desde Alameda de Osuna (barrio cercano a Barajas) hasta Montecarmelo (donde está su centro)”. Es un viaje en el que coge dos transportes y que puede durar algo más de una hora.

“¿Tú te imaginas a un maestro salir de un aula ordinaria, y que se va a llevar a los chavales a la calle, a coger un billete de autobús, va a hacer el recorrido hasta su casa, yendo pendiente de un móvil para ver si se pierden? Es una utopía muy bonita, pero a nivel real…”, argumenta Ignacio Martín. “Nuestros padres son super conscientes de que no quieren que sus hijos estén con gente ordinaria”, asegura este director, quien defiende que en la educación especial encuentran un lugar seguro, pueden socializar con iguales y aprender a manejarse en situaciones cotidianas.

Elección de centro

Azucena relata un caso, en el madrileño distrito de Tetuán. Se trata del cierre de un centro de educación especial. El alumnado ha sido transferido a centros ordinarios. “La adaptación que se ha hecho con ellos es tenerlos aislados del resto del centro y solo ven a sus ‘compañeros’ en las clases de Plástica o Educación Física. ¿Eso es integración? Es ridículo”.

Esta es una de las prácticas que el Comité de Derechos de las Personas con Discapacidad de la ONU denunció que ocurría en España en su dictamen de este verano (así como la doble red ordinaria y especial). Algo que critican también desde el grupo motor de la ILA de escolarización inclusiva.

José Miguel Martín, docente y uno de los impulsores de la iniciativa, asegura que “primero hay que garantizar las condiciones necesarias para que la escuela ordinaria sea verdaderamente inclusiva ya que actualmente no lo es. Solo entonces cabría entrar en el debate de la ‘libertad de elección’”.

“La cruda realidad, continúa este maestro, es que cuanto más excluyente es la escuela ordinaria, más derivaciones se realizan a educación especial, por lo que no son las familias las que eligen, sino que es el sistema ordinario el que excluye y segrega”. “¿Cómo podemos exigir el derecho de los padres a elegir centro cuando no somos capaces de garantizar el ejercicio del derecho a la educación inclusiva de los hijos?”.

El caso es que la preocupación ha llegado a varios niveles por encima y hace unos días se aprobaba una proposición no de ley del grupo popular en el Congreso de los Diputados para garantizar la libertad de elección de centro por parte de las familias con hijos con discapacidad. Una propuesta aprobada con los votos del PP, de Ciudadanos (que ha apoyado la ILA en muchos ayuntamientos e, incluso, dentro de la Comisión de Discapacidad de la Asamblea de Madrid, no así en la de Educación) y la abstención de ERC. El PNV no estuvo presente en la votación.

Desde la patronal de la concertada, el secretario general Adjunto de Escuelas Católicas, Luis Centeno, asegura sin embargo, que el texto de Podemos supondría la eliminación de derecho a elegir de las familias con hijos con discapacidad puesto que la única posibilidad sería la educación inclusiva. “Con lo cual, serían ‘padres de segunda’, porque el resto podrá elegir el centro de sus hijos”.

Entre las pocas cosas claras y en las que están de acuerdo las partes, al menos aquellas con las que hemos hablado, es que la escuela ordinaria necesita más recursos, materiales y humanos, así como una sólida formación docente, para hacer frente a la diversidad de las aulas. No solo la relacionada con la discapacidad, pero sobre todo esta. Entre otras cosas, para evitar que, en la medida de lo posible, personas que podrían seguir un itinerario formativo de inclusión, lo hicieran y no estuvieran al albur de la financiación de la Administración.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2018/11/05/escuela-inclusiva-vs-educacion-especial-una-pelea-inexistente/

Comparte este contenido:
Page 2 of 6
1 2 3 4 6