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España: Finalizan las obras en la escuela infantil El Nial

Europa/España/06-01-2021/Autor(a) y Fuente: www.elcomercio.es

M. V. Las obras de ampliación de la escuela infantil El Nial, en Pola de Lena, han finalizado. La actuación ha permitido crear un espacio interior de juegos en este centro. Las nuevas instalaciones, que se ganaron del colegio público Vital Aza y que no estaban ocupadas, supusieron una inversión de algo más de 8.000 euros.

Fuente: https://www.elcomercio.es/asturias/cuencas/finalizan-obras-escuela-20201231001054-ntvo.html

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Cómo elegir escuela infantil en tiempos de coronavirus

Por: ABC

Características como la existencia de espacios amplios y abiertos, máximas exigencias de higiene o cocina propia han ganado peso frente a factores como el precio o la cercanía.

El escenario actual tiene en vilo a muchos padres, que se enfrentan a la apertura del periodo de matriculación de sus hijos sin las herramientas de las que disponían antes. Elegir escuela infantil no es fácil, pero si además añadimos la incertidumbre provocada por la irrupción del coronavirus, la decisión se vuelve aún más compleja.

No hay que olvidar que esta primera etapa es fundamental en el proceso evolutivo del niño, y marcará su crecimiento afectivo, comunicativo e intelectual. De hecho, según los expertos, es en estos años donde se forjan aspectos vitales como la autonomía, la socialización, la creatividad, o el concepto de familia.

María Díaz Sánchez, directora pedagógica del Centro Educativo Infantil Cabás que cuenta con 30 años de experiencia en el sector, asegura que «estamos trabajando en un protocolo muy estricto para asegurar la continuidad de la educación con las máximas garantías de higiene. La distancia social no siempre será posible, especialmente en niños de 0 a 3 años, que necesitan no sólo cuidados sino vínculos afectivos».

Y entonces, ¿cuáles son las claves?

María enfatiza que «lo primero es velar por la seguridad, verificar que es un centro autorizado y que las instalaciones cumplen con la normativa. Además, será imprescindible, cuando las autoridades lo permitan, conocer el centro o al menos a su equipo directivo. La confianza es vital en este proceso».

Protocolos de actuación y medidas de seguridad. Son imprescindibles ahora y se quedarán con nosotros durante muchísimo tiempo. Independientemente de la normativa del gobierno, la existencia de un protocolo propio será una señal inequívoca de la implicación y responsabilidad del centro.

Ratio educador-niño. Hay que evitar espacios masificados. Un amplio equipo educativo garantiza que su seguridad emocional y sus necesidades afectivas son atendidas de manera individual.

Espacios abiertos y segmentados. Los niños necesitan cambiar de ambiente para recibir estímulos. Es importante que puedan salir todos los días al jardín, incluso, los días de lluvia, a un patio cubierto. El centro funciona como su segundo agente de socialización, y en él deben encontrar espacios que favorezcan los encuentros, el trabajo en grupo, y también la concentración y momentos para relajarse.

Cocina propia. En las primeras etapas de la vida, la nutrición cobra un papel esencial ya que será responsable de asegurar un crecimiento, físico y cognitivo saludable. Cocinar a diario en la cocina de la escuela, con materias primas de calidad y garantías de higiene es un factor diferencial, que además permite adaptar ingredientes y personalizar menús completos siguiendo las directrices de los pediatras y las necesidades de niños alérgicos.

Individualización. Cada niño es un ser único con intereses y motivaciones diferentes, que además vive en un hogar con un ambiente familiar concreto y ha ido construyendo un estilo cognitivo propio con vivencias diferentes. Un trato individualizado y una planificación ajustada supone ofrecer respuestas variadas y adecuadas a las diferentes motivaciones, necesidades, intereses, estilo cognitivo y ritmos de cada niño.

El ambiente, clima de seguridad y confianza. Para que los niños puedan disfrutar plenamente de la vida escolar, deben tener confianza, sentir que se les escucha, acepta y comprende. El clima emocional del centro es el resultado de la unidad de factores humanos y ambientales (la escuela, las familias, los educadores, etc.), por lo que es necesario fomentar su unidad.

El juego. Es imprescindible romper la oposición entre juego y trabajo. En ocasiones, las experiencias de enseñanza-aprendizaje poseen un claro carácter lúdico y otras exigen un esfuerzo mayor, pero, en ambos casos, deben ser gratificantes y estimulantes. Sólo así se construye el aprendizaje.

Las rutinas. El sistema nervioso en la primera infancia es muy frágil. Su actividad es muy inestable y los procesos excitatorios predominan sobre los inhibitorios. Es muy importante confeccionar un horario marcado por los ritmos biológicos teniendo en cuenta los criterios didáctico-pedagógicos y psicológicos. Esto ayuda a que tengan un punto de referencia.

Segundo idioma. Educarles en más de un idioma tiene innumerables beneficios: favorece el desarrollo de la percepción auditiva, aumenta la capacidad para resolver problemas, fomenta el desarrollo de mentes más flexibles y analíticas, aumenta la capacidad de ejecución mental, e incluso protege contra la neurodegeneración.

Valores. Los valores humanos como centro y eje de la educación. María Díaz Sánchez recuerda que «hay que dar mucha importancia a la transmisión de valores de forma transversal; todas las situaciones cotidianas son momentos educativos. En Cabás, por ejemplo, trabajamos a través del teatro para preparar a los niños ante el «bullying” y que no sean agresores ni agredidos ni observadores pasivos».

Fuente e Imagen: https://www.abc.es/familia/educacion/abci-como-elegir-escuela-infantil-tiempos-coronavirus-202006090114_noticia.html

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Ocho cosas que debes saber para elegir la escuela infantil de tu hijo

Reseñas/elpais.com

Muchos padres y madres optan por esta opción cuando acaban sus permisos de paternidad y maternidad. Esto es lo que debes saber

En España hay más de dos millones de niños entre cero y cuatro años, según datos del INE. Y muchos de ellos irán a la escuela infantil después de que se acaben los permisos de paternidad, de 12 semanas, y de maternidad, de 16. Susana Ambrosy, pedagoga y directora de la E.I. El Girasol [su centro es concertado, cuenta con 12 plazas públicas de los 66 niños y niñas que están matriculados] opina que “las escuelas infantiles son una medida de conciliación, pero se necesitan más iniciativas para que los padres y madres puedan trabajar y a la vez estar con sus hijos”. Ambrosy resalta que hay que entender que las escuelas infantiles son algo más que un sitio donde dejar a tu hijo: “La etapa vital de cero a 3 es fundamental para el desarrollo de los más pequeños. La ventaja entre acudir a una guardería o dejarlo con un cuidador de confianza es que en la primera se facilita, entre otros, que el pequeño se desarrolle cognitiva y socialmente. Obviamente, todo el mundo es libre para decidir, pero escuela infantil aporta un aprendizaje extra”.

Si eres uno de los padres o madres que quieren que su pequeño acuda a la escuela infantil el próximo curso 2020-2021, estas son las cosas que tienes que tener en cuenta:

1. Lo primero es localizar el centro según las necesidades: si queremos que esté cerca de casa; cerca del trabajo, o de la casa de los abuelos, entre otros. Para esto existen buscadores de la administración en los que se puede indagar, tanto por código postal o distrito. Existen buscadores en las comunidades. Por ejemplo, aquí puedes encontrar los de Madrid. Muchos padres se debaten entre coincidir con amigos del barrio y evitar tiempo en desplazamientos, los expertos aconsejan no perder de vista otras cuestiones, como el método pedagógico.

2. Otro punto importante a la hora de decidir es acudir a las jornadas abiertas y solucionar las dudas que podamos tener, además de ver las instalaciones y conocer el claustro. Según los expertos es una oportunidad de “tomar contacto con el profesorado, sobre todo con el que será el tutor del niño/a y el director/a, que pueden explicar la filosofía con respecto a la formación de su alumnado, así como el tipo de instalaciones que hay en el colegio, o cuantos alumnos hay por aula, o si la comida es ecológica, entre otros”. Ambrosy que está inmersa en plena época de jornadas abiertas este mes en su centro incide en que lo que suelen preguntar los padres es: “En primer lugar, suelen preguntar sobre las tarifas; los horarios, si seguimos el calendario laboral o escolar; si ofrecemos idiomas o cómo gestionamos las comidas”.

3. Es importante estar atento a cuando comienza la apertura de solicitudes. Muchas comunidades lo hacen a finales de febrero, principios de marzo. Aunque comunidades como Madrid lo hacen en abril. También es cierto que algunos centros, menos los públicos, permiten matricular al niño durante todo el curso.

4. Proceso de admisión: la plaza en una guardería pública o privada se adjudica en función de un sistema de puntos. Estos se consiguen según ciertos criterios que, aunque dependen de cada comunidad autónoma, suelen ser, entre otros: situación laboral de los padres; situación económica; situación familiar o proximidad al domicilio o lugar de trabajo.

5. El horario de guardería habitualmente es de 9.00 horas a 16.00 horas, con posibilidad de ampliación. El horario de entrada puede empezar a las 7.30 h. y acabar a las 17.30 o 18.00 por la tarde. Además, hay que tener en cuenta que en la guardería pública no se puede elegir llevar menos tiempo al niño, sino que hay que aprovechar la totalidad de la jornada. Esto puede resultar determinante para unos padres cuyo empleo no se corresponda con un horario fijo y trabajen por turnos y, por tanto, necesitan mayor flexibilidad y deban optar por un centro privado. Algunos centros privados están hasta las 19.00 horas e, incluso, algunos abren por la noche.

6. Los centros privados suelen cerrar en festivos nacionales y locales o autonómicos, pero hay otros que abren y ofrecen a los padres la posibilidad de que envíen a sus hijos a clase. En el caso de las guarderías públicas, además de estos días no laborables, no trabajan durante los períodos de vacaciones escolares como Navidad y Semana Santa. Esto puede suponer un quebradero de cabeza para las familias, ya que en la mayor parte de los casos no resulta posible compatibilizar los días de vacaciones con los más pequeños de la casa.

7. En España el precio medio de las guarderías privadas ronda los 540 euros, según la Federación de Usuarios y Consumidores Independientes. En el caso de las públicas no existe una cantidad fija, ya que depende de cada comunidad autónoma. Por ejemplo, en Madrid son gratuitas, salvo que se solicite el servicio comedor o la ampliación de horario, y en Galicia no tienen coste para los segundos hijos y sucesivos.

8. Ayudas y becas: Una de las ayudas más conocidas es el cheque o ticket guardería que consiste en que es la empresa la que paga directamente la guardería del trabajador a través de una compañía tercera, cuyo importe se descuenta de su nómina. Opera de una forma parecida a los tickets o tarjetas de comida. Algunas de las compañías que operan en este sector son Sodexo o Edenred. La ventaja consiste en que la cuota de la guardería se descuenta del salario bruto y, por lo tanto, se reduce la base imponible del IRPF. La ayuda solo es accesible para los contribuyentes que trabajan en empresas que ofrecen la oportunidad de incluir los gastos de esta etapa escolar en un plan de retribución flexible.

«Facilitar la conciliación no solo depende de las escuelas infantiles que ofrecen horarios flexibles o aperturas en días festivos, sino que las empresas deben aportar también su granito de arena. Ofrecer al empleado la opción de tener un horario flexible o teletrabajar facilita la vida a muchos empleados, tanto los que ya sean padres como los que se estén planteando tener hijos”, añaden desde Sodexo Beneficios e incentivos, líder global en servicios que mejoran la Calidad de vida.

Por ellos, en algunas comunidades, el Gobierno autonómico ofrece ayudas a los padres para hacer frente al coste de un centro privado o concertado. En el caso de la Comunidad Madrid, por ejemplo, existen unas becas para aquellos padres que hayan solicitado y no han obtenido plaza en guarderías públicas o privadas sostenidas con fondos municipales el curso 2019/2020, cuya cantidad puede ser de 200 o 100 euros, dependiendo de la renta per cápita de las familias. Ambrosy explica que, efectivamente, el Ayuntamiento de Madrid ha resuelto esta medida a mitad de curso y “todavía no se sabe cómo lo van a gestionar todavía”. “Todas estas medidas lo que pretenden, aunque estaría muy bien que se aglutinasen en un mismo sitio, es que los progenitores no inviertan un riñón en la escuela infantil de sus hijos. Muchas son ayudas que se centran en la desgravación, que quiere decir que aunque lo pagues hoy, te lo devuelven mañana. Esto demuestra que esta etapa educativa tiende a la gratuidad, lo que no se percibe todavía es la obligatoriedad”.

Fuente: https://elpais.com/elpais/2020/02/18/mamas_papas/1582035578_069285.html

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Islandia: La escuela infantil de niñas fuertes y niños cuidadores

Europa/Islandia/11 Abril 2019/Fuente: El país

Una red de colegios de Islandia empodera a los pequeños con habilidades sin estereotipos de género

Las niñas están sentadas en el suelo, junto a la pared. Una de ellas corre hacia la profesora, salta a una silla y de ahí se cuelga de una viga, como un monito. “¡Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez!”, gritan. La cría, radiante, se deja bajar, entre aplausos. Salvo una, que se acurruca en el rincón, todas las chiquitinas suben. Algunas como flechas, otras tímidas o no muy convencidas. Pero, en medio de la aclamación, bajan transfiguradas por su hazaña.

La escena ilustra el modelo educativo del jardín de infancia Laufásborg, en el centro de Reikiavik. Niñas de cuatro años eufóricas, animándose entre ellas, hacen gala de su resistencia física sin ningún niño a la vista. Margrét Pála Ólafsdóttir, convencida feminista y creadora de esta y otras 16 escuelas infantiles y de primaria en Islandia, dirá después frente a un té: “Ellas son más rápidas y capaces aprendiendo, pero no creen en sí mismas, en que sean fuertes y puedan alzar sus voces. Nosotros las empoderamos”.

El sistema Hjalli incluye un currículo de género en el que la mayoría del día niños y niñas están separados y que trabaja en enfrentar las debilidades de cada sexo, compensándolas. “A los chicos les enseñamos a comunicarse, a que hablen sobre sus sentimientos y a que se hagan cargo los unos de los otros”. Los niños de Hjalli se lavan los pies o se peinan entre si. Cuando abandonen la escuela serán feministas en el país más igualitario del mundo, coronado por el Foro Económico Mundial durante nueve años.

También se entrena la colaboración frente a la competencia y las habilidades sociales. “Mi frase favorita es que uno más uno no es igual a dos”, ha dicho la fundadora. Quizá por ello, aquí no existe el acoso escolar. “Ni chicos ni chicas son bullies”, dice la fundadora, “una investigación en Reikiavik con niños de nueve años encontró bullying en todas las escuelas salvo en la nuestra”.

Un grupo de niños decide con su maestra las actividades que realizarán después.
Un grupo de niños decide con su maestra las actividades que realizarán después. HJALLI

Hólmfrídur Vilhjálmsdóttir sube las escaleras que conducen al primer piso y señala un gran grabado con todos los pájaros de Islandia colgado a pocos palmos del suelo. “Todo está hecho a la medida de los niños”, dice. Ha sido maestra durante cinco años. “Primero supliqué que admitieran a mi hijo, que no quería ir a su guardería. El niño cambió como de la noche al día. Luego me quedé a trabajar”. En un cartel se ve el horario. Cuando los críos llegan, desayunan y deciden lo que van a hacer. Se ejercita la toma de decisiones y la democracia a lo largo del día. Y también la diversión.

Siempre hay un puñado de críos con pinta de pasárselo en grande al abrir cualquier puerta del caserón de dos plantas. Unos niños surfean a grito pelado en unas colchonetas amarillas en equilibrio inestable sobre piezas más pequeñas; las niñas, menos ruidosas, dan volteretas sin descanso.

Thomas y Christian guardan silencio. Vencen la cabeza frente a un tablero de ajedrez. Irán al campeonato de Europa, en Rumania. El año pasado dos niñas acudieron a la competición mundial. Un maestro ajedrecista les entrena desde los tres años: “Es muy bueno para la toma de decisiones y la autoestima”. En un rincón, una profesora en cuclillas enseña inglés a base de gesticular con los chicos. Abajo, los que apenas cumplen dos años, la cara manchada de tierra, entierran las manos en el jardín.

Una maestra hace sonar una campanilla. Los niños abandonan cajones de madera, aparcan dibujos y se bajan de las colchonetas. “No hay juguetes convencionales sino piezas polivalentes que pueden usarse de muchas maneras, para estimular su imaginación y creatividad”, dice la exmaestra. En Hjalli tampoco hay libros. Todo se fabrica, incluidas prendas con máquinas de coser adaptadas, para recalcar que no hay que comprarlo todo.

Los pequeños, en uniforme rojo o azul, colocan el material y, a saltos, se ponen en fila. Como es habitual en las escuelas e institutos islandeses, van en calcetines. “¿Ves? No hace falta decirles nada. Ya saben lo que tienen que hacer”, avisa con una sonrisa la guía. En la moqueta, hay cuadraditos con números. Es donde se sientan los niños con los maestros. “Nuestros tres pilares son rutina, orden y respeto”, entona. “Las palabras son muy importantes. Miramos a los ojos de los niños y les decimos, ‘querida amiga’, ‘querido amigo’, y les enseñamos a comunicarse así. En cuanto a nosotros, has de venir aquí y dejar todas tus preocupaciones fuera, mostrarte feliz”.

¿SEPARADOS? PARA SER AMIGOS Y FEMINISTAS

Educar separados a niños y niñas no muestra ventajas, según una extensa revisión de 2014 que analizó 184 estudios con más de un millón y medio de escolares en 21 países. Pero las guarderías Hjalli se distinguen por su currículo de género. Sus exalumnos mostraron una visión superior en igualdad en una investigación de la Universidad de Reikiavik encargada por la fundadora, Margrét Pála. Y también mejores resultados en islandés, matemáticas, inglés y danés en el instituto, según la organización. Mostraban mayor capacidad manual y los varones más confianza en sus habilidades. “Nuestras chicas suelen hacer grupos de amigos mixtos, en otros centros solo tienen amigas”, asegura la fundadora. Y tienen más fe en sí mismas: “Se me acercó una periodista joven que iba a entrevistar a la primera ministra, ante el asombro de sus amigos. ‘Lo he conseguido gracias a usted’, me dijo”.

Pála había sido maestra en un sistema en que las niñas, más aventajadas, obtenían menos atención que los niños “porque ellos iban por detrás”, dice. Tomó el mando de una guardería y se decidió a probarlo todo, incluida la segregación por sexos. Al principio, su modelo fue muy controvertido, pero 30 años después, ha obtenido la mayor distinción del país por su innovación educativa. El 8% de los niños islandeses de entre 18 meses y nueve años (alrededor de 1.000) acuden a alguno de los centros, la mayoría concertados con los ayuntamientos.

Niños y niñas se juntan en una sala con grandes ventanales donde han surgido otros mundos. Una cría camina por una especie de puente que ha construido con grandes cajones de madera. Un niño y una niña están en su casa, hecha con dos sillas.

Imagen tomada de: https://ep01.epimg.net/sociedad/imagenes/2019/03/29/actualidad/1553875053_920901_1553875687_noticia_normal.jpg

 Fuente: https://elpais.com/sociedad/2019/03/29/actualidad/1553875053_920901.html

 

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Katia Hueso: “La sobreprotección de los padres arrincona el juego al aire libre y lo convierte en un bien escaso”

Por: Adrián Cordellat.

 

Katia Hueso, fundadora de la primera escuela infantil al aire libre de España, aprendió desde su infancia que “jugar era una cosa muy seria”. El juego aire libre del que tanto disfrutamos los niños de generaciones anteriores está hoy en peligro de extinción. La sobreprotección, los miedos, la falta de tiempo, la presencia creciente de la tecnología, la alta exigencia académica y los cambios acontecidos en nuestra sociedad lo han arrinconado hasta convertirlo, para desgracia de los niños, en un bien escaso y preciado. “Crecer es un oficio muy duro y los niños consiguen superarlo mediante el juego. Si les privamos de jugar, ¿qué sociedad estamos construyendo?”, se pregunta la bióloga madrileña, que presenta estos días su segundo libro, Jugar al aire libre (Plataforma Editorial), una reivindicación del juego libre como una “poderosa” herramienta para el desarrollo de la personalidad y para el bienestar físico y mental de los niños.

Pregunta. Leyendo la introducción de Jugar al aire libre me he acordado de un poema de Karmelo C. Iribarren. Se titula Que la vida iba en serio… Y arranca: “Fue lo único que me enseñó mi padre”. Tú, en tu infancia, dices que aprendiste que “jugar era una cosa muy seria”.

Respuesta. De alguna manera intuí que el juego era una herramienta muy poderosa para el desarrollo de mi personalidad. No me dedicaba a analizar lo que hacía, claro, está, pero sí era consciente de que el momento de juego era algo sagrado, íntimo, trascendente. El tiempo y el espacio dejaban de existir y me encapsulaba en aquello que estuviera haciendo, ya fuera sola o acompañada. Tenía la sensación de pasar mucho tiempo jugando, de tener océanos de tiempo a mi disposición. Había momentos de actividad frenética, de inspiración… y también los había de transición, de vacío. Y sin embargo no me aburría. Aunque era una niña más bien callada y tranquila, creo que fui esencialmente feliz. Y tal vez ahí radicaba mi percepción de esa trascendencia.

P. Con ese aprendizaje temprano intuyo que era en parte normal que cuando te hicieses mayor, vieras el juego como objeto de estudio. ¿Qué has aprendido estudiándolo?

R. La verdad es que no reparé en el juego como objeto de estudio hasta que fui madre y me dediqué a observar a mis hijas y a otros niños jugando. Me lo sigo tomando casi como una actividad de investigación antropológica. Intento averiguar qué hay detrás de cada gesto, de cada palabra, de cada movimiento. Veo, por ejemplo, cómo lo usan para procesar eventos que, de una u otra manera, les han causado impresión, como una visita al médico. Observo cómo son capaces de repetir una acción una y otra vez, adquiriendo por el camino una nueva destreza. Interpreto las relaciones sociales, incluso de poder, que se disfrazan en el juego. En fin, percibo el juego como un velo de magia detrás del cual se esconde el secreto y fascinante mundo de la infancia, que solo nos dejan vislumbrar en contadas ocasiones, como lo haría un prestidigitador con sus trucos.

P. Fruto de ese estudio y de esa observación que dedicas al juego dices que aparece tu preocupación “por el devenir de tan importante actividad”. ¿Está el juego libre en peligro de extinción?

R. Es un asunto que me preocupa, en efecto. Muchos niños tienen una agenda tan apretada que apenas les queda tiempo para jugar, salvo algunos huecos entre una actividad y otra. Además, supervisamos el juego de los niños de tal manera que pierden la capacidad de decidir por sí mismos qué hacer, cuando por fin pueden disponer de tiempo para ello. Nos pasamos el día proponiendo cosas que hacer, planes de fin de semana, campamentos de verano, extraescolares…

P. Y cuando no hay nada que hacer aparece la tecnología.

R. Ofrecerles medios electrónicos tampoco ayuda, pues cercenamos con ellos su autonomía y creatividad. El otro día alguien me comentaba que dónde quedaron esos niños que tanto molestan al correr entre las mesas de un restaurante. Ahora tienen todos la nariz pegada a un móvil. Al final, nos encontramos con un segmento amplio de la población infantil que ya no sabe jugar en libertad.

P. Hablas incluso en el libro del “síndrome de déficit de juego”. ¿En qué se manifiesta? ¿Caminamos hacia su generalización?

R. La falta de libertad en el juego trae como consecuencia una falta de autonomía y de autoconocimiento en el niño, no le damos herramientas para ser capaz de solucionar sus conflictos, sus problemas. Podrá adquirir destrezas, conocimientos y habilidades, pero ¿son las que él o ella desea alcanzar, o somos los padres los que proyectamos nuestras expectativas en ellos? Si a esto añadimos la falta de juego como tal–por la falta de tiempo a la que me refería–, el asunto se agrava, porque no hemos permitido al niño procesar esos eventos impactantes, adquirir competencias físicas y sociales a su ritmo, o simplemente disfrutar de la vida. Crecer es un oficio muy duro y los niños consiguen superarlo mediante el juego. Si les privamos de él, ¿qué sociedad estamos construyendo?

P. En ese sentido me he quedado muy impactado con dos conceptos: “profesionalización del juego” y “adultización” de la infancia. Suenan tan mal que lo explican todo.

R. Los niños de hoy realizan muchas más actividades programadas que antes. Nos dicen que “aprenden jugando”, pero en realidad lo que estamos haciendo es profesionalizar su juego, convertirlo en algo tan dirigido y rígido que deja de ser juego como tal para ser, como mucho, una actividad lúdica. Si nos venden que nuestro hijo va a aprender arte jugando, no le podemos obligar a pintar una flor azul (¡y sin salirse de los márgenes!). Eso es una clase en toda regla, no un juego. Paralelamente, la exposición a los medios y a la publicidad hace que tengan acceso a contenidos poco adecuados para su edad. En fin, que estamos acelerando a los niños para que se conviertan en pequeños adultos cuanto antes.

P. ¿Y qué culpa tenemos en ello los padres? ¿Estamos sobreprotegiendo demasiado a nuestros hijos por miedo al hombre del saco, a que se hagan daño, a que se ensucien…?

R. Sin duda pecamos de sobreprotección. Los padres tenemos, evidentemente, mucha culpa. La sobrexposición a malas noticias hace que nuestra percepción del peligro sea mayor de lo que realmente es con los datos en la mano. No hay más que recordar hasta qué nivel fuimos expuestos al caso de Julen, algo impensable hace algunos años. La presión de nuestros pares (el resto de los padres), hace también mucho daño. Si nadie deja salir a sus hijos a jugar solos a la calle, ¿cómo lo vamos a hacer nosotros? Nos justificamos con las noticias en la mano, o compramos algún gadget de vigilancia remota para saber qué hacen y dónde están los niños. Estamos entrando en una espiral del temor que no beneficia a nadie, ni a los niños ni a sus familias. Pero a ver quién es el guapo que rompe esa tendencia sin ser tachado de temerario.

P. Mi infancia me suena mucho a la que cuentas en la introducción. Mucha calle, mucha libertad, mucho juego natural. Hoy la veo imposible incluso en el pueblo donde yo crecí. Hay coches por todas partes, han desaparecido los descampados y han sido sustituidos por parques vallados, no hay sensación de comunidad, de barrio, en la que todos protegen a todos… No toda la culpa la tienen los padres, ¿no?

R. En efecto, la sociedad ha cambiado mucho. Ya no quedan solares o descampados abandonados. Los pocos que hay están vallados o colonizados por personas que no serían, tal vez, compañeros muy recomendables para nuestros hijos. El tráfico rodado es más abundante, ubicuo y agresivo, por lo que se limita mucho la movilidad autónoma de los niños. Y si a eso le añadimos un estilo de vida suburbano, en el que los lugares de encuentro como plazas o parques están alejados de las viviendas y necesitamos un vehículo para acudir a ellos, pues los chavales lo tienen complicado. No es de extrañar que los centros comerciales se hayan convertido en los nuevos lugares de juego, pero de una forma mucho más perversa.

P. Contra todo este panorama tú propones la recuperación del juego libre y al aire libre. ¿Qué beneficios tiene para los niños?

R. El juego libre al aire libre es una forma de recuperar la esencia de la infancia. Salir al campo, a la plaza, al monte y confiar en el niño, son elementos imprescindibles para dejarles crecer como personas. No digo que haya que soltarles con una patada en el trasero y la consabida frase “¡y no te quiero ver hasta la hora de cenar!”. Eso forma parte de otros tiempos. Se trata de buscar tiempos y espacios para salir, relajarse, dejar que jueguen con un mínimo de supervisión, la justa y necesaria para su edad, pero sin agobios. Estar al aire libre les ayudará en su bienestar y en su salud física y mental.

P. Hace unos meses entrevistaba a Richard Louv y me insistía en que los padres “debemos convertir el tiempo al aire libre con nuestros hijos en una prioridad”. ¿Por qué nos cuesta tanto salir de casa, sacarlos a jugar al aire libre, a la naturaleza?

R. Supongo que estamos más a gusto en casa, con todas las comodidades a mano. Tenemos también horarios más apretados, como decía antes, y eso tiene como efecto secundario que estamos más cansados. En el poco tiempo de ocio que nos queda, nos falta la energía que se necesita para salir a patear por el monte o a aguantar un día de lluvia al aire libre. Creo que debemos ser valientes y liberar espacios y tiempos de tanta obligación autoimpuesta. Tiempo tendrán los chavales de aprender chino o ajedrez cuando lo deseen. Ahorremos dinero y salgamos ahí afuera. No requiere de equipamiento alguno, solo de unas ganas de jugar que los niños ya llevan de serie.

Fuente de la entrevista: https://elpais.com/elpais/2019/03/28/mamas_papas/1553785714_462774.html

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Camerún: Una escuela que también es hogar

África/Camerún/07 Marzo 2019/Fuente: El país

Un internado para niñas y niños pigmeos en Camerún aumenta sus posibilidades de que acaben los estudios de primaria y secundaria

    • Niños bakas en la escuela infantil de Ndjibot. Los pigmeos baka constituyen la minoría más numerosa de las que existen en el centro de África, con unos 40.000 miembros que viven en una superficie de unos 75.000 kilómetros cuadrados en el sureste de Camerún.
      Niños bakas en la escuela infantil de Ndjibot. Los pigmeos baka constituyen la minoría más numerosa de las que existen en el centro de África, con unos 40.000 miembros que viven en una superficie de unos 75.000 kilómetros cuadrados en el sureste de Camerún.
    • Jacques Ekomane Ekomane, profesor de la escuela infantil de Ndjibot parte de la realidad del pueblo baka para enseñar a sus alumnos.
      Jacques Ekomane Ekomane, profesor de la escuela infantil de Ndjibot parte de la realidad del pueblo baka para enseñar a sus alumnos.
    • Niños baka en la escuela infantil de Bemba II. La escuela infantil de Ndjibot es una de las 21 que la ONG Zerca y Lejos tiene en diferentes pueblos pigmeos del sur de Camerún para promover la escolarización de las niñas y los niños de entre cero y seis años.
      Niños baka en la escuela infantil de Bemba II. La escuela infantil de Ndjibot es una de las 21 que la ONG Zerca y Lejos tiene en diferentes pueblos pigmeos del sur de Camerún para promover la escolarización de las niñas y los niños de entre cero y seis años.
    • Alumnos baka de primaria. En estas escuelas, los menores estudian y crecen en su propio entorno. Se parte de su propia cultura para ascender a conceptos más generales.
      Alumnos baka de primaria. En estas escuelas, los menores estudian y crecen en su propio entorno. Se parte de su propia cultura para ascender a conceptos más generales.
    • Entrada al Hogar Infantil de Bengbis, donde 180 niños y niñas bakas residen para facilitar su asistencia a la escuela primaria. Es un internado para niñas y niños pigmeos que está no muy lejos de las aldeas en las que habitan sus familias, adonde se trasladan los alumnos cuando comienzan la escuela.
      Entrada al Hogar Infantil de Bengbis, donde 180 niños y niñas bakas residen para facilitar su asistencia a la escuela primaria. Es un internado para niñas y niños pigmeos que está no muy lejos de las aldeas en las que habitan sus familias, adonde se trasladan los alumnos cuando comienzan la escuela.
    • Una de las primeras actividades del día de los niños del Hogar Infantil consiste en ir hasta la fuente a buscar agua para lavarse y para la cocina.
      Una de las primeras actividades del día de los niños del Hogar Infantil consiste en ir hasta la fuente a buscar agua para lavarse y para la cocina.
    • Niños con cubos llenos de agua regresan de la fuente antes de lavarse por la mañana temprano. Muchos vecinos bantúes, con los que conviven los bakas, no los consideran personas y, por tanto, creen que no tienen derecho a la educación. Pero también es verdad que muchos padres pigmeos se llevaban a sus hijos a la selva a cazar, pescar o recolectar, por lo que los pequeños se ausentaban de las aulas durante semanas. Para combatir estos dos males se optó por abrir el Hogar Infantil con una zona para chicas y otra para chicos.
      Niños con cubos llenos de agua regresan de la fuente antes de lavarse por la mañana temprano. Muchos vecinos bantúes, con los que conviven los bakas, no los consideran personas y, por tanto, creen que no tienen derecho a la educación. Pero también es verdad que muchos padres pigmeos se llevaban a sus hijos a la selva a cazar, pescar o recolectar, por lo que los pequeños se ausentaban de las aulas durante semanas. Para combatir estos dos males se optó por abrir el Hogar Infantil con una zona para chicas y otra para chicos.
    • Niños del Hogar Infantil ayudan a lavar los platos y ollas de la cocina. Aquí es donde se mezclan con compañeros bantúes y los dos grupos étnicos aprenden a convivir. A pesar de las dificultades iniciales que supuso esto, se ha conseguido que crezcan juntos y aprendan a respetarse.
      Niños del Hogar Infantil ayudan a lavar los platos y ollas de la cocina. Aquí es donde se mezclan con compañeros bantúes y los dos grupos étnicos aprenden a convivir. A pesar de las dificultades iniciales que supuso esto, se ha conseguido que crezcan juntos y aprendan a respetarse.
    • Por la mañana temprano los encargados del Hogar Infantil acuden al almacén a recoger la comida para los pequeños.
      Por la mañana temprano los encargados del Hogar Infantil acuden al almacén a recoger la comida para los pequeños.
    • Una de las cocineras del Hogar Infantil en plena faena. Este proyecto se inició en 2003 con el objetivo de garantizar el acceso a una escuela de calidad a todas las niñas y niños de la zona sur de Camerún, con especial hincapié en el pueblo baka y en las familias más desfavorecidas.
      10 Una de las cocineras del Hogar Infantil en plena faena. Este proyecto se inició en 2003 con el objetivo de garantizar el acceso a una escuela de calidad a todas las niñas y niños de la zona sur de Camerún, con especial hincapié en el pueblo baka y en las familias más desfavorecidas.
    • Los más rezagados terminan el desayuno antes de partir hacia la escuela.
      11 Los más rezagados terminan el desayuno antes de partir hacia la escuela.
    • Tras el desayuno todos los menores baka acogidos emprenden el camino hacia la escuela primaria.
      12 Tras el desayuno todos los menores baka acogidos emprenden el camino hacia la escuela primaria.
    • Yves Eyenga ha regresado, tras concluir los estudios secundarios, al Hogar Infantil de Bengbis para ayudar mientras espera los resultados del examen de acceso a la universidad. Aquí, en su habitación.
      13 Yves Eyenga ha regresado, tras concluir los estudios secundarios, al Hogar Infantil de Bengbis para ayudar mientras espera los resultados del examen de acceso a la universidad. Aquí, en su habitación.
    • Yves Eyenga se señala a sí mismo en la foto que preside el comedor del Hogar infantil, entonces era mucho más pequeño, cursaba primaria y está casi irreconocible.
      14 Yves Eyenga se señala a sí mismo en la foto que preside el comedor del Hogar infantil, entonces era mucho más pequeño, cursaba primaria y está casi irreconocible.
    • Grupo de niñas bakas que estudian secundaria. En el país, la tasa de escolarización en la educación primaria ronda el 99%, mientras que en la secundaria baja al 47%.
      15 Grupo de niñas bakas que estudian secundaria. En el país, la tasa de escolarización en la educación primaria ronda el 99%, mientras que en la secundaria baja al 47%.
  • También se fomenta en estas escuelas el respeto por las tradiciones que han permitido a este pueblo vivir en completa armonía con la selva durante generaciones.
    16 También se fomenta en estas escuelas el respeto por las tradiciones que han permitido a este pueblo vivir en completa armonía con la selva durante generaciones.
  • En los últimos años, los pigmeos han sido expulsados de sus tierras ancestrales y obligados a adaptarse a una nueva sociedad que les resulta extraña y hostil, de ahí que muchos se dejen ganar por la desidia y el consumo de alcohol. El contrapunto lo ofrecen los jóvenes que optan por la educación.
    17 En los últimos años, los pigmeos han sido expulsados de sus tierras ancestrales y obligados a adaptarse a una nueva sociedad que les resulta extraña y hostil, de ahí que muchos se dejen ganar por la desidia y el consumo de alcohol. El contrapunto lo ofrecen los jóvenes que optan por la educación.
  • Los jóvenes ven la educación como una herramienta que les permite enfrentarse a la complejidad de los nuevos tiempos y reclamar su lugar en la sociedad en igualdad de condiciones con el resto de los ciudadanos de Camerún.
    18 Los jóvenes ven la educación como una herramienta que les permite enfrentarse a la complejidad de los nuevos tiempos y reclamar su lugar en la sociedad en igualdad de condiciones con el resto de los ciudadanos de Camerún.

Veronique Nga Messi, directora de la escuela primaria de Abjoli donde acoge a gran número de alumnos baka.

19 Veronique Nga Messi, directora de la escuela primaria de Abjoli donde acoge a gran número de alumnos baka.

Imagen: https://ep00.epimg.net/elpais/imagenes/2019/03/01/album/1551453032_337317_1551453475_album_normal.jpg

Fuente: https://elpais.com/elpais/2019/03/01/album/1551453032_337317.html#foto_gal_19

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