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Los desafíos del pensamiento crítico. Conciencia y eurocentrismo

Por: Abdiel Rodríguez Reyes.

 

Pensamiento crítico. Los desafíos del pensamiento crítico en el siglo XXI son innumerables. Queremos abordar algunos temas bajo esa denominación, de por sí amplia. El pensamiento crítico corre el riesgo de convertirse en cliché. Puede decir mucho y nada al mismo tiempo. Para salir del paso decimos, desde espacios privados y públicos: ¡necesitamos pensamiento crítico! La empresa privada necesita trabajadores capaces de abstracción y resolver problemas, la sociedad necesita ciudadanos capaces de pensar. Pero, realmente ¿qué hacemos? Vale la pena partir de la idea de la potencia del pensamiento crítico. El pensamiento crítico no se trasplanta, no es una técnica. Para formarse en pensamiento crítico es necesario el trabajo concienzudo del concepto hasta interiorizarlo y hacerlo parte del ethos. Estos primeros puntos son motivo de nuestra preocupación, aunado a otro más abstruso, el de la descolonización del pensamiento crítico; Raúl Zibechi escribió todo un libro al respecto, analizando los movimientos sociales —rescatando sus prácticas y saberes— y criticando los progresismos contrarios a la emancipación de los pueblos.

Hoy es habitual escuchar pensamiento crítico por doquier. Desde los espacios academicistas hasta los empresariales. Cierta pseudo erudición en la academia es una camisa de fuerza para la necesaria heurística, la invención de algo nuevo e interpelador. Por lo tanto, el solo enunciar pensamiento crítico no tiene utilidad práctica más allá de una retórica burda. En muchas universidades se habla de pensamiento crítico, pero, como cliché. No materializarlo es una muestra más de nuestra precariedad cultural. Las sociedades liquidas, — descomprometidas y expertas en huir de ‘cualquier trama densa de nexos sociales…’ — del siglo XXI, con sus nuevas formas de expresarse cada vez más desvanecientes hacen difícil el análisis concreto. Tenemos que recuperar esa carga histórica tradicional de pensamiento crítico, de un Marx o un Horkheimer, sin renunciar a su radicalidad. De la misma forma también hay ciertos anacrónicos, es decir: usar categorías y esquemas que no corresponden a nuestras realidades. En ese sentido, amerita hacer el esfuerzo de aclaración conceptual, hasta filológica y contextualizar las ideas.

EL TRABAJO DE LA CONCIENCIA Y LA TRANSFORMACIÓN SOCIAL

Ante la liquidez en la cual se maneja el pensamiento crítico, es necesario un giro de 180 grados, para darle solidez. ¿En qué consiste esa solidez? En dar el paso de cliché a una propuesta concreta de trabajo de la conciencia y transformación social. Una cosa no se logra sin la otra. En el plano institucional de educación pública, de formación ciudadana e incluso la formación de cuadros políticos, la máxima kantiana se vuelve imperativa: atrévete a pensar; es esculpir el espíritu. Ese pensar como esfuerzo reflexivo, científico y ético. Sin esto último nos enseña Enrique Dussel nada de lo anterior es posible. El egoísmo trillado de nuestro tiempo dificulta cualquier esfuerzo teórico y práctico de una conciencia afín a la convivencia con los otros y nuestro entorno o, como diría Axel Honneth, de la responsabilidad. No tenemos que hacer cambios aparentes superficialmente, sino, aquellos profundos para el desarrollo pleno de la vida en metabolismo con la naturaleza.

De esa realidad surge la necesidad del pensamiento crítico, desprendiéndose, por supuesto, de las taras de la mediocridad y el cliché. El estado de confort en que muchos nos encontramos a veces adormecidos (para no decir todos y todo el tiempo) o, como diría Marcos Roitman somos operadores sistémicos funcionales al sistema capitalista, el cual es como una hidra como nos evidenciaron los zapatistas en su seminario El pensamiento crítico frente a la hidra capitalista de 2015. Hay que cortarle todas las cabezas y pensar, crear, proponer algo distinto, más humano, más acorde a nuestras necesidades; lo demás es fetiche. Las ideologías dominantes del siglo XX e incluso en el contexto de la Guerra Fría no dieron respuestas definitivas en el tiempo a las necesidades. Es una actitud ética no abandonar el pensamiento crítico como la han defendido muchas y muchos que han soñado otro mundo distinto. En Panamá recordar a Clara González y Ricaurte Soler (por citar algunos) es motivo de emulación en un nuevo momento que mantiene el viejo anhelo de transformar el mundo.

Estamos en un estadio de reposo, algunos críticos mordaces de la sociedad alienada hablan incluso de una lobotomía, de la extracción de las capacidades racionales para tener criterio propio. Las distintas tragedias que a lo largo de los últimos años se han acumulado como ruinas tras ruinas (como el ángel de la historia de Paul Klee, interpretado por Walter Benjamin), la ruina de la desigualdad y el ecocidio son los principales. La potencia está allí, esperando el trabajo de la conciencia ética para la transformación social, para un mundo justo con los otros y la naturaleza.

EL EUROCENTRISMO

MISIÓN Y VISIÓN DE FLACSO

La Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) es un organismo regional, instituido por la UNESCO para impulsar y satisfacer necesidades en el conocimiento de las Ciencias Sociales.

El Programa FLACSO-Panamá busca dotar a la población de análisis sobre los principales problemas que la aquejan, y contribuir con las estrategias de programas de solución.

El tema del eurocentrismo es abstruso. ¿Tiene alguna ‘utilidad’ la crítica al eurocentrismo? La respuesta es fácil: sí. El eurocentrismo como lo explicó Samir Amin es una ideología. La universidad, la academia, es un foco de reproducción, está relacionado con la asimetría y la univocidad discursiva intrínseca. Usamos esquemas occidentales sin tomar en cuenta las realidades y la carga histórica de Abya Yala, no hay una correspondencia exacta; hay interconexión mundial, pero heterogénea.

Un pensamiento crítico si realmente lo es, tiene que encarar las asimetrías y la univocidad de la ideología eurocéntrica. Hay mucha reflexión encubada, de otro tiempo y topos, lo cual no es el resultado de un puente entre la teoría y la praxis, en la línea del sentipensar de Fals Borda. El supremacismo eurocéntrico se manifiesta en las asimetrías y la univocidad discursiva, consiste en la reproducción total o parcial del pensamiento producido en los países del norte, occidental, industrializado, en el mejor de los casos con adaptaciones y modificaciones para meter la realidad en la teoría. Objetivamente no negamos el carácter mundial de las contradicciones del capitalismo, pero no descartamos la necesidad de pensarnos desde nuestras realidades con marcos teóricos y metodológicos descolonizados. Sin dejar de actuar y soñar con otro mundo posible.

Fuente del artículo: http://laestrella.com.pa/panama/nacional/desafios-pensamiento-critico-conciencia-eurocentrismo/24093109

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El eurocentrismo de Slavoj Zizek

Atawallpa Oviedo Freire

“La sociedad humana misma advierte a la periferia como el centro de acción, porque ahí existe la conectividad de las cosas, que han sido aisladas de manera sublimada por las culturas predominantes”. Jaime Vargas Condori.  

El intelectual marxista de origen sloveno Slavoj Zizek, en su artículo “PIENSA LOCAL, ¡ACTÚA GLOBAL!” señala lo siguiente, y que es lo medular en la fundamentación de su discurso, como asimismo para darle título a su artículo: “En los años 60, el eslogan del incipiente movimiento ecologista era ¡Piensa global, actúa local!. Trump promete hacer exactamente lo contrario: Piensa local, actúa global.” [1]

Cuando surgió este axioma: “piensa global, actúa local” por un grupo de ecologistas de origen europeo, fue cuestionado y rechazado por otros ecologistas e intelectuales, principalmente de Sudamérica, que veían el carácter eurocéntrico y hegemónico de aquel principio, pues el “piensa global” significaba que había un solo pensamiento en el mundo o de que todos debían llegar a pensar de una sola manera. Evidentemente, el pensamiento global o “pensamiento único” que debía ser incorporado y asimilado por resto de la humanidad, era el de los autodenominados: primer mundo, desarrollados, civilizados, europeos, occidentales; ya que todos los demás eran tercermundistas, subdesarrollados, atrasados, primitivos, inferiores. En definitiva, dicha frase representaba una clara expresión homogeneizadora, monocultural, antropocéntrica, totalitaria.

Este cuestionamiento llevó a pensar por cierta intelectualidad que más bien podría ser al revés: “piensa local, actúa globalmente”. El “piensa local” significaba que en el mundo habían varias formas de concebir la vida y de vivirla, de que había que partir de la realidad cultural de cada pueblo, de que los procesos eran milenarios y diferentes en cada región del planeta. El “piensa local” no podía quedarse en un individualismo o un encerramiento para “actuar localmente”, sino que tenía que haber un “actuar globalmente”. Ese era, acompañar o apoyar otros procesos en otros lugares de fuera de lo local. Pensar desde su cultura o proceso histórico, pero estableciendo relaciones con todos los pueblos en el mundo, en la conciencia de que estamos en un solo mundo.

Pero, para las racionalidades de las “naciones primeras” además no se trataba de un “pensar individual” en cualquiera de las formas descritas anteriormente, sino de un “pensar colectivo” pues nadie piensa ni existe por sí mismo sino a partir del otro, en la conciencia de que en la interrelación o en el compartir se descubre a sí mismo y descubre a los demás. Pero este “pensar colectivo” no se circunscribe al “ser humanidad” sino al “ser natural” integral, el cual no solo es la materialidad sino la espiritualidad que extraña. Por tanto, no solo es un pensar sino un sentir, los cuales no están separados sino que están conectados en un “senti-pensar” o un “pensi-siento”.

No solo el ser humano “piensisiente” sino que en la vida todo es conciencia, habiendo tipos y dimensiones de la conciencia de acuerdo a la posición geográfica y a la altitud de cada región. Esta condición determina los procesos de cada sistema de vida en su relación con ese espacio o ambiente particular, pero no solo con el mundo de abajo-tierra sino con las fuerzas de arriba-estrellas. En lenguaje académico: al humano integral no le interesa solo el texto sino el contexto y el subtexto. Por lo que no hay separación o exclusión entre el pensar-actuar y lo local-global, sino un conjunto integrado y armónico.

Siendo justamente éste el conflicto de Zizek y del occidente en general, de que dichos conceptos o principios siguen guardando una separación entre el pensar y el actuar, entre lo local y lo global, entre lo individual y colectivo, entre el pensar y el sentir, etc. Terminan siendo expresiones dualistas, por ende, eurocéntricas, ya que siguen la misma lógica cartesiana del “pienso luego existo” o “existo luego pienso”. Es decir, son parte y prolongación de la misma visión dicotómica de lo que representa occidente o de cómo surgió la civilización, ya que antes de ello no existía esta concepción de exclusión en ninguna parte del mundo. Lo que nos da cuenta, que además hay un “pensar de inclusión” y un “pensar de exclusión”.

En la historia mundial, solo lo que dio en llamarse “civilización occidental” procedió a dividir y especializar a la vida, a la naturaleza, a lo sagrado, a la “realidad”; pues antes de ello todos los pueblos del planeta la veían complementariamente. Concebían la existencia de la diferencia y de la oposición, pero no de la fragmentación ni de la separación, en la medida de que entendían que todo estaba interrelacionado y de que todos dependían uno del otro. Siendo esta la divergencia fundamental, que marca la distancia y la ruptura entre el “pensamiento occidental” y el “pensisiento no-occidental”. Y a partir de ello dos sistema-mundos totalmente diferentes y excluyentes uno del otro.

El “pensamiento de exclusión” es el generador y el responsable de la actual situación de caos ambiental y global. El desajuste a los ecosistemas y su desequilibrio, la ha originado una manera de ser y de existir. La manera de concebir a la naturaleza y su relación con ella, es la que ha provocado el cambio climático y todas sus secuelas. La cosificación y mercantilización de la naturaleza, es el mayor acto de destrucción ambiental -por ende humana- llevado a cabo por el occidentocentrismo. Caos que en nuestros días ha llegado al clímax, con la posibilidad progresiva de que seamos la generación que vea la desaparición de la especie humana o una buena parte de ella, si es que no se cambia a tiempo con este pensamiento “contranatura” y se retoma el sentido de vivir en el “continuo de la natura” o “continatura”. Ese el dilema de la humanidad actual.

En este sentido, cuando Zizek utiliza estas analogías como fuente argumentativa de su discurso y de cómo las relaciona con Trump, deja ver otra parte de su euro-occidentocentrismo. Así, en dicho artículo habla de América, pero América es solo EEUU. No existimos los latinoamericanos y los indoamericanos. Los EEUU se apropiaron de todo, hasta del nombre América y hay quienes la validan y la reconocen como tal. En la práctica, para cierto “pensar globalmente” los centro y sudamericanos seguimos siendo el “patio trasero” de EEUU. Referirse a los estadounidenses como americanos, es una manera muy eurocéntrica de expresarse, con todo lo que ello implica o envuelve. Pero además significa que él acepta y reconoce al pensamiento europeo como el centro de todo y que las demás racionalidades o “pensisientos” son periféricos, es decir, menores. Zizek es crítico de la dicotomía centro/periferia, pero como su mentalidad es eurocéntrica no se interesa por conocer a cabalidad el pensamiento de la alteridad y peor de experimentarla en un ser. Sigue en la lógica de externalidad del fenómeno de estudio o de objeto de conocimiento. No sabe lo que es la relación sujeto-sujeto (inclusión) y solo conoce la de sujeto/objeto (exclusión).

En el fondo, él y toda la intelectualidad siguen “pensando” y “actuando” centradamente, es decir, eurocéntricamente. La periferia es básicamente un discurso para cuestionar la centralidad de los países ricos y de la derecha occidental sobre los países pobres y la izquierda, pero no para cuestionar verdaderamente el centrismo de todo occidente sobre el resto del mundo. Y esto se debe, a que no se cuestiona al dualismo centro/periferia desde el “pensisiento” o conciencia de “afuera” o de los “otros”, sino desde el mismo pensamiento de “adentro”. Y eso también es eurocentrismo. Algo muy típico en la izquierda y en los marxistas. Dicen que luchan por los olvidados, los ninguneados, los indios, los colonizados, pero lo hacen desde un pensamiento externo a ellos. Los “otros” son objeto de conocimiento analizados desde la externalidad y desde la lógica del pensamiento de exclusión o dialéctico.

El objetivo de las izquierdas es construir el socialismo y luego el comunismo en todo el mundo. Teorías éstas, provenientes o construidas en Europa. No les interesa que los “otros” continúen o profundicen en sus procesos milenarios y autónomos. Por el contrario, deben olvidarlos y lanzarse a hacer realidad las teorías y los experimentos de la “clase más avanzada” y del “pensamiento más adelantado”. O, como quizás diría Zizek: “seguid nuestro sueño de izquierda”.

Por ello, todo se desenvuelve en la dialéctica eurocéntrica: derecha / izquierda, capitalismo / socialismo, liberalismo / marxismo, idealismo / materialismo, episteme / doxa, etc. Debiendo todos inscribirse en esas categorías, y si alguien se sale de ellas -las izquierdas apuntan con el dedo y dicen-: “en el fondo es un derechista” o alguien que le “hace juego a la derecha”. Y luego gritan como machos alfa: “patria o muerte”, mientras en la alteridad se respira “matria y vida”. El eurocentrismo se dedica a orar a su “Cristo muerto en la cruz”, a su “Dios ha muerto”, a la “filosofía a muerto”, al “fin de la historia”, etc.; mientras en otros lares se dedican a la fiesta, el ritual, la ensoñación, el homenaje a la vida. Lo cual nos da dos mundos: uno vital y otro necrológico, uno animista y otro escatológico. Una cultura de la vida y una civilización para la muerte.

No pueden ver más allá, de ahí su miopía y anorexia. Y quién no responde a esta lógica eurocéntrica es simplemente: atrasado, extremista, fundamentalista, o un retro-revolucionario que quiere regresar al pasado, que no quiere desarrollarse y evolucionar. Típica forma para desvalorizar y minimizar a quienes piensan diferente al “pensamiento único” o “global”, de izquierda o de derecha. El dualismo, la dicotomía, la diastasis, la bifurcación, la dialéctica, etc., son para el eurocentrismo las únicas teorías sociales válidas de análisis y de síntesis. La “ley de la competencia” y de los “antagonismos sociales”, son las únicas fuerzas y motores que permiten el progreso y el crecimiento de la humanidad, o del “mundo civilizado” en palabras de Zizek. En suma, solo “la lucha de contrarios” hace posible la vida y su evolución permanente. Y todo lo que salga de ese molde, no es: académico, científico, serio, objetivo, verdadero.

En general, no conocen o entienden qué es la “armonía de contrarios”. No pueden ver que la civilización u occidente surge como substitución o reemplazo de este milenario y mundial principio, por el de “lucha de contrarios”. Siendo esta la base ontológica del sistema-mundo civilizatorio que en su cúspide de la modernidad gobierna a todos y hace que todo funcione en esa proyección: guerras, conflictos, sufrimientos, enfermedades, sequías, etc.

El objetivo de la derecha es someter o superponerse al “otro” o “menor” o “inferior”, y de la izquierda el de liberarlos o emanciparlos a partir de someter o dominar a los de arriba o explotadores. En la lucha capitalista los de abajo deben sostener a los de arriba, unos son los que dirigen y otros son los trabajadores. En la lucha socialista, los de abajo deben pasar arriba y éstos deben ser desplazados hacia abajo. Es lo que llaman la “democracia liberal” y la “dictadura del proletariado” –respectivamente-, pero que a la final son dos maneras de sometimiento o exclusión. Es decir, el sometimiento de unos contra otros, como práctica indefinida de vida. Aunque Marx soñaba que un día los sometedores proletarios convencerían a los sometidos burgueses de terminar con el Estado, el partido único, y la democracia. Es decir, cuando todos se volverían comunistas y con ello se terminaría para siempre la “lucha de clases”. Amén.

Por tanto, nos parece equivocado el señalamiento de Zizek de que Trump “piensa local y actúa globalmente”. Trump es super occidentocéntrico, piensa globalmente y actúa globalmente. Piensa que EEUU debe dirigir el mundo, que debe seguir mandado a todos, y de que no debe permitirse que sea desplazado como primera potencia mundial por la China u otro.

Un antiinmigrante y racista como Trump, quiere que en el mundo solo hayan “blancos”. Desprecia profundamente a los negros, hispanos, árabes, indios, chinos, y todo cuanto represente lo “no-blanco”. Trump piensa desde su ego y actúa en la búsqueda de un mundo a su medida. En este sentido, utilizar una frase nacida y cuestionada en un contexto para reproducirla en otro, es más de lo mismo y no una ruptura con la dicotomía cartesiana. Mucho más, al no tomar en cuenta la racionalidad de la alteridad o conciencia de la otredad. A los eurocéntricos, les interesa muy poco “descubrir” y “aprender” de los “otros” de los “diferentes”, pues están convencidos que la alteridad es la izquierda. Por eso Zizek llega a decir en el referido artículo: “La gran ironía es que los izquierdistas que durante tanto tiempo criticaron a Rusia Unida por sus pretensiones de convertirse en el policía global podrían acabar añorando los viejos tiempos en los que, con toda la hipocresía que conllevaba, Estados Unidos imponía valores democráticos al resto del mundo.”

Como básicamente conoce Europa y “América” (EEUU), y solo tiene ciertas referencias de los demás pueblos no-occidentales, Zizek también “piensa globalmente y actúa globalmente”. De ahí, su “obligado” apoyo que ofreció a Hillary, ya que para él “América” es el timón del mundo y lo que pase entre republicanos y demócratas es lo que marca el destino de la humanidad. Los occidentales son el centro y ellos marcan el destino de todos, hasta del planeta mismo y muy pronto del cosmos. Los demás países de fuera de occidente son la periferia de la periferia, los cuales tienen como misión el seguir a la derecha o izquierda si quieren salir de esa condición. Deben dejar de ser la alteridad para pasar a ser izquierdas liberales o marxistas. Puro eurocentrismo.

Aunque esto para él es una crítica absurda: “El eurocentrismo se ha acabado, estoy harto de que ante cualquier cosa que pase, Europa tenga la culpa”. [2] Zizek no entiende que la inmigración de ahora y de ayer, de que los ataques que sufren por parte de los fundamentalistas…, son el bumerán de lo que ellos hicieron cuando colonizaron el mundo. Los pobres y los extremistas de fuera de occidente, han llegado a ello o son consecuencia del proyecto occidentalocentrista o la globalización. Si ellos no hubieran colonizado el mundo, habría alguien que quiera salir de esa situación? Si ahora los chinos están colonizando el mundo, los occidentales no están temerosos de perder su majestad de potencias? Si los chinos someten a los occidentales, no se despertarán las ansias de descolonización y les regresará el bumerán a los chinos?

Es cierto, el capitalismo se ha vuelto global, pero el nacionalismo, el culturalismo y el centrismo también. Pero el problema no solo es del capital y/o del nacionalismo-culturalismo-centrismo, sino principalmente de una manera de concebir la “realidad”, entre los que han roto con las leyes naturales a través de su pensar global, totalitario, absolutista; y los que guardan respeto y comunión a través de la armonía y el equilibrio complementario. Resolviéndose esto, se resuelve todo lo demás. Y no al revés como cree el eurocentrismo y/o antropocentrismo de derecha e izquierda.


[1] https://lalineadefuego.info/2017/02/09/piensa-local-actua-global-por-slavoj-zizek/
[2] Slavoj Zizek critica la “falsa empatía” por los refugiados

Fuente del articulo: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=223356

Fuente de la imagen: http://www.6yka.com/img/s/724×420/upload/images/0000000000000 avgust 2015/slavoj-zizek-livros.jgp

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La batalla cultural

América del Sur/Venezuela/12 de Agosto de 2016/Autor: Fernando Bossi/Fuente: Aporrea

La lucha contra el imperialismo, en pos de la liberación nacional y social de los países oprimidos, es una tarea que sólo se puede llevar con éxito si se cuenta, entre otras cosas, con la mayor unidad posible de todos los perjudicados con el modelo de dependencia, vale decir, con la unidad del pueblo en lucha por la liberación nacional y social.

Esto significa intentar aislar al máximo al bloque de clases beneficiarias de la condición de país oprimido. Ese bloque explotador, por intereses materiales concretos, no llega –tanto en Venezuela y como en el resto de los países de Nuestra América– a más del 2 ó 3 % de la población. Ahora, por intereses de carácter no material, ya sea por penetración cultural, enajenación, falsa conciencia, colonización ideológica o despolitización, el porcentaje se puede elevar a cifras mayores, hasta llegar –en momentos determinados y bajo circunstancias puntuales– a superar la mayoría. Por ello, la batalla cultural, ideológica, de conciencia, reviste carácter estratégico.

Por un lado la Patria, por otro lado el imperialismo –la «No Patria», la dependencia, el coloniaje–. Esa es la contradicción principal en los países sometidos a la expoliación imperialista. Por eso Chávez, en su oportunidad, señaló claramente: «Los que quieran Patria, vengan conmigo». Polarizaba así la sociedad sobre los dos extremos de la contradicción principal. Sobre estos parámetros es que también se da la batalla cultural.

En estos últimos tiempos, estamos observando, con profunda preocupación, cómo el enemigo principal nos ha venido ganando en este terreno de combate. El triunfo del cipayo Mauricio Macri en Argentina, la derrota electoral del chavismo el 6 de diciembre pasado en Venezuela y el resultado adverso para Evo Morales en el referendo de febrero, son testimonios irrefutables de tal situación. A esto, se suma ahora lo que está aconteciendo en Brasil con la presidenta Dilma Rousseff.

Lo concreto es que vemos, cada vez más, a los pobres en general –trabajadores, pequeña burguesía, campesinos, pueblo liso y llano– adhiriendo activa o pasivamente a quienes, a la hora de la verdad, son sus verdugos. El aparato ideológico y cultural en manos de la oligarquía y el imperialismo sigue haciendo estragos en la conciencia del pueblo.

Para abordar el tema, en una primera aproximación, debemos necesariamente señalar que ese aparato ideológico-cultural trasciende a los medios masivos de comunicación. Esta aclaración es pertinente teniendo en cuenta que, al analizar el tema, muchos investigadores e intelectuales reducen sus apreciaciones estrictamente a la acción perturbadora que irradian los medios de comunicación sobre la conciencia del pueblo.

Compartimos en general el análisis de aquellos investigadores e intelectuales, pero creemos que hay otros elementos que actúan como primer bombardeo destructivo, en una tarea de ablandamiento que facilita que el mensaje enajenante de los medios de comunicación penetre, sin mayores dificultades, en la mente y alma del pueblo, logrando que éste actúe contra sus propios intereses.

La reproducción del sistema de explotación, nacional y social, sólo es posible si un sector amplio de la población –perjudicado por ese mismo sistema–, ignora las verdaderas causas de sus males.

La reproducción de los mecanismos de opresión necesita de dos elementos para poder garantizar su dinámica: 1) Un fuerte aparato represivo y judicial, y 2) Un inteligente y dúctil aparato de irradiación ideológico-cultural capaz de impregnar al conjunto de la sociedad con mensajes alienantes y narcotizantes.

No son únicamente los medios de comunicación masivos quienes colonizan el alma y la mente de los pueblos. Ellos son sólo un eslabón de un proceso más complejo y abarcador, que merece ser estudiado para así tomar real dimensión del problema.

Los medios masivos de comunicación, en la tarea de colonización y enajenación de la conciencia del pueblo, cumplen la tarea de la infantería en una guerra, actúan como fuerza de ocupación. Pero para que esa fuerza de ocupación pueda concretar sus objetivos, previamente se ha tenido que llevar a cabo un trabajo de destrucción de defensas, suministros, logística y focos de resistencia. Ese proceso de destrucción se realiza a través de un bombardeo sistemático, a fin de allanar el camino para que la infantería penetre y conquiste el territorio.

¿Cuál es ese bombardeo sistemático que allana el camino para que el mensaje de los medios masivos de comunicación penetre con facilidad en la conciencia del pueblo? El que se realiza a través del aparato ideológico-cultural que controla la oligarquía y el imperialismo, que comprende y supera ampliamente, a los medios de comunicación.

Hay un sinfín de instrumentos incorporados al aparato ideológico-cultural que son utilizados para realizar la tarea de enajenar y narcotizar a vastos sectores de la población. Se trata de un trabajo previo y permanente, que antecede y permanece durante la acción conquistadora de los medios de comunicación masivos. Entre los más tradicionales, seguramente los más estudiados, se ubican las escuelas, universidades, centros de enseñanza de diversas disciplinas, templos e iglesias, academias, museos, centros culturales, ONGs, salas de exposiciones, editoriales, conservatorios, etcétera. A esto se suma, hoy con más fuerza que nunca, la industria del entretenimiento y la recreación (showbusiness): video-juegos, películas, juguetes, parques temáticos, espectáculos musicales, deportivos, seudo-deportivos, discotecas, etcétera. Dentro de esta artillería pesada, ubicamos a la moda y a la publicidad; como también a la seudo-ciencia, expresada en cultos, sectas, supersticiones, falsas religiones, etcétera. No escapan a esto los juegos de azar, casinos, loterías, tragamonedas, bingos, carreras y tantos otros. Todo esto, complementado con la estimulación de adicciones que alteran conductas como el alcoholismo y la drogadicción.

Pero seguramente uno de los instrumentos más eficaces en esta etapa del proceso de enajenación, sean las costumbres y tradiciones arraigadas durante generaciones enteras, de transmisión familiar, y vinculadas al machismo, el autoritarismo y el conservadurismo.

De allí, de estos lugares, es de donde se dispara, segundo a segundo de la vida, mensajes alienantes y narcotizantes, dirigidos a que el pueblo, o parte del pueblo, actúe de acuerdo a los intereses de los sectores dominantes y contra los suyos propios. Así, el individualismo más recalcitrante, el egoísmo, la frivolidad, el hedonismo, el descompromiso con el prójimo, lo vacuo, la mera apariencia, el machismo, el consumismo, el racismo, la intolerancia, el oportunismo y la sumisión, pasan a ocupar lugares predominantes en la mente y alma del pueblo, llevándolo al camino de la autodestrucción.

A esto, en nuestros países dependientes, se agrega el mensaje vendepatria, antinacional, despreciativo de todo lo nacional o autóctono, que manifiesta abierto desinterés por los hechos heroicos protagonizados por el pueblo en la historia patria, despectivo de sus tradiciones y el folclor, admirador de sólo aquello emanado de los centros de poder, etcétera.

¿Cómo desmontar toda esa perversa maquinaria? ¿Cómo enfrentar ese imponente aparato ideológico-cultural que nos bombardea cotidianamente?

Como hemos visto, ese aparato ideológico-cultural tiene mil bocas de fuego, unas enraizadas desde nuestros orígenes y otras nuevas, renovadas y en constante innovación y superación.

No es simplemente cambiando el contenido, el mensaje, de los medios masivos de comunicación que se destruirá el aparato ideológico-cultural de los sectores explotadores; sino que esto se producirá con una ofensiva integral de las masas explotadas. Con un proceso revolucionario que cuestione desde la raíz todo, y que nada quede sin pasar por la más severa crítica y análisis.

Es al percatarse de esto que el Che planteó la necesidad de construir el hombre nuevo, la mujer nueva. Una nueva cultura basada en el trabajo, la creación y la solidaridad.

Creemos que sin avanzar en ese terreno, el de la construcción de esa nueva cultura, será muy difícil derrotar el orden de la explotación. Y creemos también que es el partido revolucionario el responsable fundamental en la tarea de construcción de esa nueva cultura, ya que su praxis revolucionaria es –o debería ser–, la antítesis de lo que pregona el aparato ideológico-cultural del imperialismo y sus aliados.

El Che y Chávez lo predicaron con el discurso y con el ejemplo. Ahí está una de las claves para salir del laberinto en que nos encontramos.

Fuente: http://www.aporrea.org/actualidad/a227078.html

Fuente de la imagen: http://culturasur.gob.mx/

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Después de la carta de una madre que aconseja a sus hijos no ir a la Universidad: la otra carta

América del Sur/Argentina/07 de Agosto de 2016/Autora: Julia Peñalba/Fuente: Diario La Izquierda

Los últimos días se viralizó la carta de una madre estadounidense, en la cual les recomienda a sus hijos no ir a la universidad. La misma expresa que no deben realizar dichos estudios solo para cumplir con ciertas expectativas. Destaca como valores la espontaneidad, la pasión y la autoconfianza. He aquí la otra carta.

QUERIDOS HIJOS:

Hoy estuve leyendo una carta que se reprodujo en muchos medios, es de una madre hablando a los hijos. En ella, se hace referencia a la auto exigencia que la misma vivió a la hora de decidir culminar sus estudios universitarios. Los incentiva a ponerse otros desafíos y les explica el porqué.

Al leer esas líneas mis pensamientos volaron a ustedes. Sentí que mi carta, esa otra carta, sería diferente. Pensé profundamente qué les diría, y me volqué a escribirla, sin más.
Quiero contarles algo. Algo que van a conocer en el transcurso de sus vidas, que van a palpar. Lo vivirán en lo cotidiano. Si no es en carne propia, les pasará por sus narices, y tendrán que enfrentarlo, o darle la espalda, no hay más opción.

Vivimos en un mundo avasallado por intereses mezquinos. Hay muchos que viven a costillas de otros. La gran mayoría de las personas nos encontramos sobre explotadas, nuestro planeta mismo lo está. Y todo ello sucede para que unos pocos expandan sus riquezas y llenen sus bolsillos.

Millones de niños del mundo mueren de hambre o de enfermedades que podrían prevenirse si fuese ello una decisión política. Las mujeres somos lastimadas, relegadas, hiper consumidas. Distintas etnias son aniquiladas, expropiadas de las tierras que habitan, castigadas, por la necesidad de expansión y consumo del sistema que se impone mundialmente: el sistema capitalista.

La historia de la humanidad da cuenta de cómo ello fue creciendo hasta convertirse en una espiral peligrosa y repudiable, que avanza a pasos agigantados. Pero también nos cuenta como los pueblos, organizados, han combatido tan atroces y repudiables crímenes, logrando conquistas que dejan huellas y aprendizajes inquebrantables en esta clase explotada, para seguir avanzando en la liberación de la humanidad.

Hijos: en el marco de la lógica individualista que nos impregna van a intentar hacerles creer que son libres en función de acceder a ciertas elecciones.

Depende el lugar que ocupen en el escenario social, quizás hasta lleguen a hacer un viaje, cambiar de auto o comprar una casa, contar con diversas comodidades, acceder al disfrute del más bello paisaje y el mayor confort. Sin embargo, esa libertad no es tal. Las supuestas decisiones encubren muchas veces imposiciones (como la orientación sexual, el modo de formar una familia, etc.), y esconden tras de sí la razón capitalista fundamental: mientras todo esto sucede, tantos están destinados a trabajar solo para reproducirse, o simplemente morir en condiciones de miseria y pauperización. Aunque no las vean, las cadenas están, y son las del sistema, que nos hace esclavos.

Desconozco queridos hijos, cuál será su opción de vida. No podría ser imparcial a la hora de aconsejarlos al respecto, pues la elección militante es la opción que me embandera, por todo lo que les describo hasta aquí. Por ello, sea cual fuere su decisión, mi gran deseo radica en que no sean esquivos a esta realidad, que tengan la sensibilidad necesaria para acceder a ella, tomarla en sus manos, y desde la perspectiva que consideren luchen para transformarla, ya que entiendo que desconocerla y reproducirse en su cotidianeidad sin más los hará presos de esta opresión, y obligará al resto a seguir estándolo.

Ojalá en el camino generen relaciones profundas que los potencie. Que cada chispa de felicidad les de fuerzas para continuar, pese a las contingencias, buscando la alegría en el futuro.

Si eligen ir a la universidad, deben tener presente que no es una isla. En muchas ocasiones reproduce saberes que limitan la lucha de los explotados y la inhibe. Por eso, les será necesario tener una visión crítica, mediar los conceptos y saberes que incorporen con la vivencia cotidiana. Será un gran desafío que deberán atravesar para lograr un proceso de conocimiento que logre poner su especificidad profesional al servicio de una sociedad sin opresión y explotación.

Hijos queridos, ustedes no son de mi propiedad y pertenencia, son sujetos que están formando su moral y su perspectiva de vida, y yo me siento con el deber de acompañarlos en ello. No es mi preocupación si asistirán a la universidad, o si elegirán constituirse de otro modo. Son libres de apropiarse de la experiencia y salir al ruedo, sin que mi verdad les resulte acabada. En el rumbo hay piedras que harán que les cueste avanzar, y que es necesario sortear, pero estoy convencida, con todas mis contradicciones, de que si realmente toman conciencia de las miserias de este mundo y desean con pasión revolucionarlo, encontrarán en ello una meta para caminar a paso firme, con cabeza erguida.

Para finalizar, les deseo de corazón que amen la vida y la sostengan con pasión. Me apropio por ello de las palabras de un gran sujeto de quien tomar lecciones y se las entrego para que las abracen: “…Amar la vida con el afecto superficial del diletante, no es mucho mérito. Amar la vida con los ojos abiertos, con un sentido crítico cabal, sin ilusiones, sin adornos, tal como se nos aparece con lo que ofrece, esa es la proeza…” (Ver un gran sueño).

Fuente: http://www.laizquierdadiario.com/Despues-de-la-carta-de-una-madre-que-aconseja-a-sus-hijos-no-ir-a-la-Universidad-la-otra-carta

 

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Instuirnos, conmovernos, organizarnos

 Luis Martínez Andrade

 Pertenezco a la generación de latinoamericanos y latinoamericanas que no creció bajo los regímenes burocráticos del socialismo real, ni mucho menos conoció los beneficios del Estado de bienestar europeo. No, nuestro contexto socio-histórico y cultural fue –y sigue siendo– configurado por la “ colonialidad del poder ” y por una forma de capitalismo dependiente. En este sentido, nuestra historia – tanto individual como colectiva – es distinta [1]. La caída del Muro de Berlín no representó para mi generación un trauma histórico, ni una utopía frustrada. La desintegración de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) no despertó en nosotros un sentimiento de orfandad o de extravío ideológico. Al contrario, mi generación fue testigo de la manera cómo nuestros mentores y profesores abjuraban de sus posiciones leninistas, estalinistas o maoístas para levantar diligentemente la bandera de la social-democracia. Por supuesto, no se puede generalizar y debemos mencionar que hubo dignas excepciones.

La guerra en El Salvador (1980-1992) y el fracaso de la Revolución Sandinista en Nicaragua (1990) fue el contexto en el que nació mi generación, de allí que muchos de nosotros al final de la década de los noventa escuchamos hasta el cansancio las tesis del fin de la historia y de la inviabilidad de la lucha armada. Sin embargo, durante los años noventa ocurrieron tres eventos que nos marcaron profundamente y nos hicieron tomar consciencia de nuestro lugar de enunciación. El primero de ellos fue el sismo étnico provocado por las grandes movilizaciones indígenas de Bolivia y de Ecuador. El segundo fue la celebración del quinto centenario del llamado “ descubrimiento ” de América Latina y El Caribe: fecha simbólica para el calendario del poder. En 1994 tuvo lugar el tercero: el levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).

Para nosotros estos acontecimientos – para usar el término de Alain Badiou – tuvieron una importancia capital ya que nos mostraron la tradición de lucha y de resistencia que se encuentra en nuestros pueblos y comunidades, es decir: nos enseñaron la manera cómo, a través de prácticas contra-hegemónicas, sectores de nuestros pueblos – especialmente las comunidades indígenas – han enfrentado a los distintos Imperios en turno y, al mismo tiempo, han ensayado y elaborado propuestas para la puesta en marcha de proyectos socio-políticos alternativos. Por consiguiente, el Ángel de la historiadel que nos hablaba Walter Benjamin nos ayudó a percibir la tradición de los oprimidos y la débil fuerza mesiánica que cada generación porta en sí.Por mi parte, desde el año 2004 estudio los procesos culturales de los movimientos de resistencia en América Latina; sin embargo, la propuesta del Programa de Investigación Modernidad/Colonialidad me permitió tomar conciencia de la particularidad latinoamericana [2]. Me puso sobre la pista del origen de la triada: modernidad-colonialidad-capitalismo. De ahí que estemos convencidos que para comprender la dinámica socio-cultural y económico-política de América Latina tenemos que remontarnos hasta el siglo XVI: momento donde se configuró el patrón de dominación y explotación de este continente.

Hoy es un lugar común decir que el movimiento neo-zapatista fue un punto de inflexión no sólo en la historia de los movimientos de resistencia a la globalización neoliberal sino que también fue una fuente de inspiración para la producción de imágenes de deseo de los sueños que sueña despierta la Humanidad. De hecho, este movimiento, protagonizado principalmente por indígenas mayas del estado de Chiapas en México, muestra el entrecruzamiento fecundo de tres procesos socio-históricos del espacio latinoamericano: a) la fuerza del imaginario indígena (utopías, mitos, cosmogonías, entre otros) como memoria en resistencia, b) la presencia del Cristianismo de liberación y su expresión teórica: la Teología de la liberación y c) la herencia de una teoría y una práctica revolucionaria identificadas con un marxismo heterodoxo [3]. La larga noche de los quinientos años evocada en los comunicados del EZLN no sólo se refiere a los patrones de explotación material (estructura socio-económica) sino también a los mecanismos de dominación simbólica (estructuras gnoseológicas) que han marcado la dinámica de las sociedades latinoamericanas.Aunque el movimiento zapatista despertó la simpatía de los “intelectuales de la izquierda planetaria” también es cierto que la medidas tomadas por el EZLN han dividido a antiguos simpatizantes. Sea como fuere, el desafío – tanto teórico como práctico – que plantea el movimiento insurgente neo-zapatista no puede tratarse de soslayo.

Por su parte, la incansable lucha de los campesinos organizados en torno al Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin-Tierra (MST) de Brasil por una reforma agraria y por una sociedad sin clases es la expresión de una inquebrantable voluntad y de una apasionada determinación por defender las condiciones de producción y reproducción de la vida humana. En efecto, ante la situación catastrófica en la que se encuentra la humanidad (deterioro ambiental y el crecimiento de las desigualdades socio-económicas [4]), se impone la necesidad de pensar otras formas de convivialidad y, en ese sentido, la experiencia del MST es de gran valor. Heredero de las luchas de las Ligas campesinas, formado por el trabajo de las Comunidades Eclesiales de Base (Cristianismo de liberación) y apoyado por las pastorales sociales de la Iglesia de los pobres, el Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) es la expresión de un ecologismo de los pobres(Martínez Alier) radicalmente crítico de la civilización moderna, capitalista y neo-colonial.

En América Latina, la espiritualidad del Cristianismo de liberación y la de los pueblos indígenas ha contribuido significativamente en los movimientos ecologistas. Sin duda, dentro de la diversidad de las luchas ecológicas en nuestro continente destaca la protagonizada por Chico Mendes ya que ilustra tres aspectos cardinales del imaginario socio-político de la región: a) la lucha ecológica de los pobres donde la defensa de la naturaleza se convierte en una cuestión de vida o muerte, b) el Cristianismo de liberación representado en el trabajo de las Comunidades Eclesiales de Base (CEBs) y c) la herencia de una tradición marxista “heterodoxa” pues no se debe soslayar la influencia que tuvo Euclides Fernandes Távora (antiguo lugarteniente de Luis Carlos Prestes) sobre Chico Mendes [5].

La lucha de Chico Mendes representó un momento central en las luchas eco-socialistas de América Latina puesto que la preocupación ecológica no estuvo desligada de la justicia social. Por consiguiente, se puede sostener que la “sensibilidad ecológica” no es patrimonio de las sociedades desarrolladas o “postmaterialistas” – para usar el término acuñado por Ronald Inglehart – sino una cuestión vital en las sociedades periféricas, expoliadas desde hace más de quinientos años por la dinámica de muerte de la “modernidad realmente existente”. De hecho, en 1975, el mismo año en que Chico Mendes y Wilson Pinheiro crean el sindicato de trabajadores rurales de Brasilia, es fundada la Comisión Pastoral de la Tierra brasileña (CPT). El papel de la CPT fue fundamental en el desarrollo tanto de las luchas ecológicas en contra de los grande proyectos agropecuarios en la región Norte y Centro-Oeste de Brasil como en el apoyo a movimientos campesinos como el Movimento dos Atingidos por Barragens, el Movimento dos Seringueiros (recolectores de caucho) y el Movimento dos Trabalhadores Rurais Sem Terra (MST), entre otros. A través de las CEBs, la CPT desplegó un brillante trabajo de concientización en las zonas rurales dando como resultado la emergencia de un nuevo sindicalismo.Según Leonilde Servolo de Medeiros, la Comisión Pastoral de la Tierra potenció el vínculo entre las concepciones de la izquierda tradicional y la Teología de la liberación puesto que, por medio de las reuniones periódicas, del trabajo de reflexión, de la sistematización y del apoyo a las demandas de los agricultores, las poblaciones rurales experimentaron un proceso de constitución de nuevas formas de auto-identificación: a partir de una lectura de la Biblia –en clave de liberación– la temática de la tierra adquirió otro significado y, por consiguiente, la lucha por el acceso a la tierra encontró una justificación religiosa [6]. No es extraño que la labor de la Comisión Pastoral de la Tierra haya tenido un fuerte impacto en la formación del MST (1984) ya que contribuyó al fortalecimiento de su caudal socio-religioso: la importancia de la “mística” no puede ser ignorada.

En palabras de João Pedro Stedile (uno de los fundadores y representante nacional), la “mística” dentro del MST no es concebida como distracción metafísica o idealista sino como un factor de unidad o de vivencia de ideales donde no existe contradicción entre la fe y la lucha. Una lucha que es anti-estatal, anti-imperialista y anti-capitalista [7]. Observamos, entonces, que la “mística”, expresada en el uso de símbolos (bandera, consignas, himno, canciones, entre otros), nutre y permite afirmar la identidad del movimiento. La dimensión simbólica-religiosa se convierte en una fuente de inspiración (de luchas, de utopías, de rebeldías) donde, lejos de alienar al movimiento, la memoria, la identidad, los mitos del MST, le otorgan un sentido radical a su horizonte socio-político.En otro orden de ideas, es una verdad conocida mencionar que el proceso de ocupación intensiva de la Amazonía fue fomentado por los gobiernos militares de Brasil (1964-1985), pues en el marco de la doctrina de la Seguridad Nacional, la consigna: integrar para n ã o entregar se convirtió en la moneda de uso corriente. Incluso, con la llegada al poder de Lula da Silva, del Partido de los Trabajadores (PT), se continuó con la deforestación de las selvas del Amazonas, por ejemplo, entre un período de un año (2003-2004), se registró el segundo mayor índice anual de deforestación del bosque amazónico de toda la historia de Brasil: 26.130 km2. De hecho, Jo ã o Alfredo Telles Melo sostiene que durante los dos mandatos de Lula se continuó con la deforestación de la Amazonía y se agudizó el modelo extractivista [8].

Por supuesto, que la lucha contra los proyectos neoliberales: agro-negocio, monocultivo, construcción de nuevas represas, no claudicó.En efecto, América Latina es el escaparate de una variedad de movimientos sociales que enfrentan no sólo al modelo neoliberal impuesto por los organismos del gran capital (Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial y Organización Mundial de Comercio) sino que también se oponen al modelo extractivista fomentado tanto por los gobiernos conservadores como por los progresistas; en este sentido, la indómita Abya Yala sigue oponiendo férrea resistencia a la modernidad/colonialidad realmente existente. Además, dentro de los aportes teóricos que América Latina ha ofrecido se encuentran: la Teoría de la dependencia, la Investigación acción participativa, la Pedagogía de la liberación, la Teología de la liberación, la Filosofía de la liberación, la Psicología social de la liberación, el pensamiento decolonial y la propuesta del Buen Vivir.

En 2007, comencé en París una investigación sobre los aspectos ecológicos en la Teología de liberación, principalmente, sobre el pensamiento del teólogo brasileño Leonardo Boff. Por ello, decidí viajar a Brasil para poder entrevistar a los principales teólogos de la liberación. Aunque recorrí las ciudades de S ã o Paulo, de Rio de Janeiro, de Petrópolis, de Campo Grande, de Belo Horizonte y de Ouro Preto por la limitación de recursos (falta de tiempo, agendas completas o distancias geográficas) no pude entrevistar a todos los personajes que tenía en mente, sin embargo, logré conversar con los principales exponentes de dicha corriente teológica.

Dentro de las ausencias que adolece este trabajo se advierte tanto la falta de voces y miradas feministas como la de voces y miradas afro-indígenas. Antes de que el lector o la lectora dictaminen la sentencia de que esta obra es “ ¡Otro libro patriarcal y colonial!” permítaseme presentar algunas atenuantes sobre el particular. Primero, estas entrevistas se realizaron en el marco de una investigación que tenía como eje el pensamiento de Leonardo Boff y, por ello, se otorgó prioridad a los compañeros de ruta de este teólogo. Segundo, para poder realizar una entrevista se precisa de la voluntad del entrevistado, en otras palabras, las circunstancias (tiempo o compromiso) o simplemente el libre albedrío de cada individuo pueden impedir la realización de la misma [9]. Tercero, el arte de la entrevista también depende de los caprichos de fortuna, es decir, que tanto entrevistador como entrevistado coincidan en tiempo y en espacio [10]. Cuarto, Aunque siempre existe la posibilidad del uso de las herramientas tecnológicas (teléfono o internet), pensamos que la entrevista cara-a-cara cuenta con un aura particular.

No cabe duda que el trabajo que realizan Ana Esther Ceceña, Ivone Gebara, Maria Lugones, Silvia Rivera Cusicanqui, Sylvia Marcos, Elsa Támez o Sylvia Winter, por mencionar algunas pensadoras latinoamericanas y, por supuesto, la línea de investigación propuesta por el feminismo decolonial (Karina Bideseca, Yuderkys Espinosa, entre otras) no sólo está deconstruyendo el proyecto hegemónico moderno-capitalista-colonial-patriarcal sino que además está construyendo herramientas teórico-practicas para un proyecto radical de liberación. Por otra parte, el diálogo con pensadoras y pensadores de otras tradiciones culturales y religiosas (Aminata Dramane Traoré, Fatima Mernissi, Jeanine Mukaminega, Hanane al-Laham, Salman Sayyid, Zahra Ali, por mencionar algunos nombres) es una asignatura pendiente.

Finalmente, quiero mencionar que aunque provengo de una tradición católica, como la mayoría de los mexicanos, no soy creyente; en ese sentido, mi interés por la Teología de la liberación y por los movimientos sociales del Cristianismo de liberación fue por motivos científicos y políticos. El eurocentrismo de algunos círculos de intelectuales de izquierda que conciben lo religioso simplemente como opio me parece políticamente estéril y epistémicamente colonial. De ahí que espero que esta compilación de entrevistas sirva tanto para los académicos interesados en la dinámica socio-cultural de América Latina como para los militantes que siguen luchando por que otro (s) mundo (s) sea (n) posible (s), ya que los desafíos que nos depara este nuevo siglo (desastre ecológico, crisis alimentaria, niveles de pobreza, conflictos bélicos impulsados por el capital) son de gran envergadura. Parafraseando a Antonio Gramsci, pienso que dichos desafíos nos obligan a instruirnos, conmovernos y organizarnos porque necesitaremos de toda nuestra inteligencia, de todo nuestro entusiasmo y, sobre todo, ¡de toda nuestra fuerza! 

Las dudas de dios: Entrevista con el autor: http://www.analectica.org/videos/dudasvideo/
Enlace del libro: http://editorialotramerica.com/las-dudas-de-dios-luis-martinez-andrade/

Notas
[1] El filósofo Enrique Dussel plantea la distinción entre diferente (aquello que se encuentra dentro de la Totalidad) y lo distinto (lo que está fuera de dicha Totalidad) para construir un marco categorial que parta del radicalmente Otro, esto es, de las culturas y pueblos negados por la modernidad realmente existente. Cfr. DUSSEL, Enrique. Filosofía de la liberación, México, Primero editores, 2001.

[2] Para Héctor Alimonda, “el trauma catastrófico de la conquista y la integración en posición subordinada, colonial, en el sistema internacional, como reverso necesario y oculto de la modernidad, es la marca de origen de lo latinoamericano. No estoy diciendo, atención, que esa marca de origen determine absolutamente toda nuestra historia de forma fatal”. Cfr. ALIMONDA, Héctor (dir.). La Naturaleza colonizada. Ecología política y minería en América Latina, Buenos Aires, CLACSO, 2011, p. 21

3] LÖWY, Michael. El marxismo en América Latina: una Antología, desde 1909 hasta nuestros días, Chile, Lom, 2007, pp. 10-64.

[4] El pasado 19 de enero de 2015, en su informe temático titulado “Riqueza: tenerlo todo y querer más” de Oxfam International dio a conocer que para el año 2016, el 1% más rico del planeta concentrará más de la mitad de la riqueza de la población mundial. Cfr. http://www.oxfam.org/es/informes/riqueza-tenerlo-todo-y-querer-mas

[5] LÖWY, Michael. Ecosocialisme: l’alternative radicale à la catastrophe écologique capitaliste, Paris, Mille et une nuits, 2011, p. 180.

[6] MEDEIROS, Leonilde Servolo. “O movimento dos Trabalhadores Rurais sem Terra – notas sobre a produção de um movimento social” en J. FERREIRA y D. A. REIS (eds.), Revolução e democracia (1964-…), Rio de Janeiro, Civilização Brasileira, 2007, pp. 565-593

.[7] STEDILE J oão Pedro y MANÇANO FERNANDES, Bernardo. Brava gente: A trajetoria do MST e a luta pela terra no Brasil, S ã o Paulo, 2005, Perseu Abramo, p. 130

.[8] TELLES MELO, Jo ã o Alfredo. Direito Ambiental, Luta Social e Ecossocialismo, Fortaleza, Democrito Rocha, 2010.

[9] En 2012 en la ciudad de Bruselas intentamos concertar una entrevista con un representante del islam progresista – quien además ha participado en el Foro Social Europeo – pero no fue posible. La respuesta de este personaje fue: “ haga una cita con mi despacho ” . Nunca se obtuvo respuesta.

[10] En 2009, teníamos una entrevista programada con el teólogo Eleazar López quien desde una perspectiva indígena viene elaborando una Teología de la Liberación. La entrevista se llevaría a cabo en el marco del III Simposio Internacional de Teologia e Ciências da Religião en la ciudad de Belo Horizonte. Sin embargo, por causa de fuerza mayor el teólogo no pudo participar en dicho Simposio.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=211643&titular=instruirnos-conmovernos-organizarnos%85-

Fuente de la foto: http://www.alsurdetodo.com/wp-content/uploads/2014/03/dibujo1_Mapuche.jpg

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Silvia Rivera Cusicanqui: “El colonialismo es una cadena de opresiones que nos hemos metido dentro”

La activista y socióloga Silvia Rivera Cusicanqui visitó comunidades indígenas de Talamanca, acompañada del programa Kioscos Socioambientales UCR

Aunque Silvia Rivera Cusicanqui se reconoce como una cultivadora del silencio, su visita a Costa Rica dejó germinando muchas palabras nuevas. Sus ideas contagiaron desde las montañas de Talamanca hasta los pasillos universitarios de Estudios Generales de la UCR, con un aire de compromiso y rebeldía.

Pese a que su agenda estuvo más que cargada, UNIVERSIDAD encontró el momento justo para conversar con esta socióloga y activista boliviana. Dentro de un taxi rumbo a Heredia –para dar otra conferencia–, tejimos un diálogo ameno de diversos temas de la teoría cultural, los pueblos indígenas y las ciencias sociales.

Me llamó la atención que usted habla castimillano: algo así como una mezcla entre castellano y aimara, una expresión de su mestizaje. ¿Cómo ha sido para usted esa experiencia de juntar esos dos mundos, de reconocerse mestiza?

−Es una experiencia que sale de que en una familia de clase media hay una “nana” aimara, y te identificas con ella. Piensas que es tu mamá, y de pronto viene el trauma de que no es tu mamá. Y todo ese amor se ve cuestionado por una sociedad que te quiere meter a un camino de olvido y de negación. Todo eso se tradujo de algún modo en una toma de posición más o menos temprana de cuestionamiento de una serie de esquemas; primero de la izquierda y, posteriormente, de todo el conjunto de elementos dominantes de la sociedad.

Hay un momento en los años 70 en que decides irte al campo. ¿Por qué?

−A mí me aburrió mucho el discurso de la Alianza Obrero Campesina, porque había unos señores que andaban con el Libro Rojo de Mao, hablando de la alianza entre obreros y campesinos. Yo decía: ¿habrán hablado alguna vez con una persona campesina más allá del modo imperativo?

Me aburrí, de verdad me harté de la universidad, de la exuberancia de los discursos izquierdistas, y me fui a buscar trabajo en el Ministerio de Educación como profesora rural. Me tocó ir a un lugar donde nadie quería ir. Me encontré que había una opresión basada en la cultura, en el color de la piel, una discriminación brutal. Caminaba con los alcaldes indígenas y cuando llegaba a un restorán a servirme un té les ponían a ellos un cuero de oveja en el piso y a mí una silla; a ellos les daban una taza de lata y mí una de loza. Entonces ahí vi la brutalidad.

Esto que decías de cuando llegaban los alcaldes es muy interesante, porque nos recuerda que más que colonialidad como solo un discurso, una teoría o una moda, son prácticas de la vida diaria.

−Por eso digo que es un colonialismo internalizado, porque la señora que hacía eso, que era la dueña de la pensión, vestía polleras, un traje de chola, pero por tener un estatus de pueblerina se sentía muy superior a los indígenas. Por ser comerciante y no cultivar la tierra, ya se sentía muy por encima. Es eso lo que me llevó a pensar que el colonialismo es una cadena de opresiones que nos las hemos metido adentro. No es una bisagra entre blancos e indios, sino una cosa que afecta nuestra subjetividad.

Has hablado de modernidad de lo indígena. A mí lo que se me viene a la cabeza son los grupos de rock y rap que hay en idioma maya.

−Claro. A la persona que está dentro de una mentalidad eurocéntrica le gustaría ver indios puros, y le molesta el mezclado. El manchado no entra en el repertorio de los atractivos turísticos; entonces rompe con esa visión del espectáculo étnico, de la autenticidad. Eso es lo que me gusta de los hiphoperos aimaras, que les vale que para el europeo, para el curioso de afuera, ellos no sean puros. Ellos expresan su realidad, y esta es mezclada, es urbana y está sometida a diversos influjos.

¿Cuál es la diferencia entre el mestizaje que vos hablas, que es el ch´ixi, y conceptos más comunes como hibridación o sincretismo?

−La hibridez apela a que al cruzarse un caballo con una burra sale una mula. Y la mula es estéril. Eso siempre dicen en las comunidades: “Nosotros no somos híbridos, porque eso es ser mula”. Pero la idea de fusión, hibridez, sincretismo, supone un tercero, que es lo nuevo. De dos opuestos sale un tercero del cual quedan borradas las diferencias entre los dos polos originales. El mestizaje oficial es el hombre nuevo, en el cual ya no hay huellas del sufrimiento y la opresión; lo blanco y lo indio se han unido en una ciudadanía universal mestiza. Esa es la ideología oficial del Estado y el sentido común dominante. El ch´ixi reconoce la contradicción, pero de esos dos opuestos se saca la energía descolonizadora. El choque entre esos opuestos energiza.

¿La historia oral puede considerarse una práctica descolonizante?

Sí. Se puede pensar eso siempre que superes los discursos de lamento, que son funcionales al miserabilismo y a los discursos de la pobreza. La historia oral puede tener un filo miserablista: te acercas al subalterno para que te cuente su sufrimiento y te haga sentir culpable. La otra distorsión de la historia oral es creer que esa voz es “la” voz del subalterno y que no está mediada. Si tú te das cuenta cuánto está mediado el proceso de emisión de esa voz, por el hecho de que eres universitario, tratas de hacer un diálogo; esa persona ya tiene un cierto condicionamiento de pensar que tiene que decir lo que a ti te parece interesante. Y eso va a crear una falsa objetividad.

Fuente: http://semanariouniversidad.ucr.cr/cultura/el-colonialismo-es-una-cadena-de-opresiones-que-nos-hemos-metido-dentro/

(Créditos: Foto: Adriana Araya Chaves)

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Rossi: la ceguera eurocéntrica

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Viernes, 08 de Abril de 2016 / Aimdigital

El historiador Juan José Rossi reflexionó sobre las consecuencias del eurocentrismo en nuestro continente, a propósito del escándalo que suscitó en Europa una carta de Adolfo Hitler, hasta hace poco oculta, en que incitó abiertamente a exterminar judíos; explicó las razones por la que esa misiva escandalizó a Europa, pero advirtió a AIM que no hubo, en cambio, ninguna reacción equivalente con el genocidio mucho mayor cometido por los europeos en América durante 300 años.

Rossi reflexionó sobre las consecuencias del eurocentrismo en nuestro continente, a propósito del escándalo que suscitó en Europa una carta de Adolfo Hitler. En diálogo con esta Agencia, el historiador afirmó que “cuando uno lee una carta como la del europeo-cristiano Hitler, y con quien el catolicismo cumbre estuvo de acuerdo (algo parecido a lo que sucedió con la jerarquía católica en la Argentina durante la dictadura militar y, antes, con el genocidio de nativos en el Sur) dan ganas de colgar los guantes o las zapatillas y dedicarse a vegetar hasta que llegue el final de una humanidad metida en el corsé de la globalización (es decir en un globo…, el globo de los designios del seudoprimer mundo con relación a nuestro continente desde que entraron, entre otras bondades de la cristiana Europa, el dinero y la corrupción a partir de 1492).

Uno, desde Abya yala, está tentado de bajar los brazos y acomodarse en alguna matriz que nos resuelva todo (hecho que jamás sucederá). Pero se trata de crear una matriz que nos convoque a aceptar la realidad, lo que nos pasó a nosotros en el transcurso de la milenaria historia local y lo que nos pasó ayer”.

Sin embargo aclaró que “optamos por refugiarnos en el globo que nos fabricó Europa para someternos en nombre de su civilización, pacificación y cristianización, sin darnos opción, como si no hubiera otra salida, como si no existiera otro pensamiento, filosofía o capacidad de reflexionar; otro estilo de vida y respuestas propias que no sean precisamente las occidentales (por más cosas interesantes que tengan, o que digan tener, para mí las tienen tanto o menos que los demás continentes, incluido, obviamente, el nuestro, sobre todo para los habitantes de cada uno de ellos)”. “También yo leí en la portada de una página Web su curiosa pastilla titulada: La carta de Hitler que cambió la historia (cada uno interpretará si para bien o para mal o para cualquier cosa, porque a mí me parece que el mundo, sobre todo el llamado primer mundo, sigue igual o peor, aunque con variantes, como es el caso de la esclavitud: hoy la gente se cree más libre que los africanos esclavizados por la invasión del siglo XVI porque todos o casi todos tienen un televisor, celular y un empleo que te hacen marcar el paso; o un salario fijo que te encierra definitivamente en lo que los poderosos de hoy te marcan para que puedas seguir trabajando y consumiendo (como en la mina de Potosí en la que daban de comer a los quechuas y aymaras de entonces como para que no se derrumbaran.

Para mantenerlos débiles de modo que no pudieran rebelarse), para que no seas libre, aunque algunos se creen más libres porque ganan un poquito más que otros o hacen lo que les gusta para un patrón. ¿No te hace pensar en algo este atrevimiento del título, como muchos otros de los multimedia y propaganda última generación, tanto de Medios propiamente dichos como de los gobiernos democráticos (democráticos para los poderosos)?”.

En el artículo sobre la carta de Hitler ─en la que sostiene abiertamente que los judíos son inferiores a los no-judíos y que se debe pensar en hacerlos desaparecer─ se afirma sin atenuantes que a partir de ella el mundo cambió. “Si bien continúan omitiendo que Hitler, los nazis y los fascistas son emergentes de Europa (no caídos del cielo ni extraterrestres), es decir, ellos mismos…, es bueno que lo reconozcan y empiecen a mirarse hacia adentro y no como acostumbran desde tiempo inmemorial: estudiar a los de afuera, a los primitivos, salvajes, incivilizados, exóticos y finalmente invadirlos previa matanzas, y si es posible conversión a su cristianismo para dejar libre el camino del despojo. Es bueno que reconozcan el genocidio perpetrado por ellos mismos en sus propias narices que, por supuesto, no fue el primero. Es decir, sería bueno. Pero todavía se ocultan, o se hacen los distraídos porque les conviene, que ya antes, a partir del siglo XVI, el mundo cambió sobre todo para ellos (en un sentido de abundancia sin límites) y para nosotros en el peor de los sentidos, despojo y sometimiento casi total, cuando determinaron arbitrariamente (más bien por conveniencia) que los africanos y nativos de nuestro continente para lo único que servíamos y servimos era y es ser esclavizados (empleados, obreros, trabajadores en general). Recordemos aquel emblemático párrafo del emblemático teólogo y obispo de Darién, Tomás Ortiz, miembro del emblemático catolicismo europeo implantado por la fuerza en nuestro continente, o sea, excusa y vanguardia estratégica de la sociedad europea como tal, porque todos se decían cristianos, desde el papa (que se arrogó el derecho de ‘regalar nuestro continente: no dejen de releer Bula Inter Caetera rerum: ‘Entre otras cosas’ (fácil de encontrar en la Web) y los reyes (chorros de alta alcurnia ellos, como el Vaticano, con vuestro perdón si son creyentes) hasta el último chanchero como los Pizarro (insaciables ellos)”.

El texto

“(Los nativos) son siervos a natura (es decir, por naturaleza) teniendo en cuenta su incapacidad, tantos vicios y torpezas se les hace beneficio en quererlos domar, tomar y tener por esclavos. Exactamente igual pensaba el ‘teólogo’ de la corte de aquellos tiempos, Juan de Sepúlveda. O aquel otro de los fundamentos y considerandos de la ley nacional 947 del 5 de octubre 1878: “Someter cuanto antes, por la razón o por la fuerza, a ese puñado de salvajes (se refiere a los del Sur mientras Roca los aniquilaba) que destruyen nuestra principal riqueza y nos impide ocupar definitivamente en nombre de la ley y del progreso y de nuestra seguridad, los territorios más ricos y fértiles de la República”

O el testimonio de Juan Bosco desde Italia: “solo a la iglesia católica le está reservado el honor de amansar la ferocidad de esos salvajes. Para alcanzar tan noble fin, se ha convenido con el inmortal (aunque se pudrió bajo tierra, aclaro yo) Pío IX y con el eximio metropolitano argentino el plan siguiente: fundar colegios y hospicios en las principales ciudades de los confines y rodear, por así decirlo, con estas fortalezas la Patagonia; recoger a los jovencitos indígenas en esos asilos de paz y caridad, atraer principalmente a los hijos de los bárbaros e instruirlos, educarlos cristianamente; y luego por su medio y con ellos, penetrar en aquellas regiones inhóspitas (…) y abrir así la fuente de la verdadera civilización y del verdadero progreso”.

Hitler no era africano

Rossi recordó que Hitler y los alemanes “no eran africanos ni de Abya Yala (¡lejos de ellos, por favor!, eran europeos del siglo XX, eran cristianos aristotélicos-tomistas como lo fueron todos los invasores de nuestro continente antes, desde el siglo XV, hasta ahora. Aunque a veces lo nieguen con su palabrerío, en los hechos, tanto los auto-llamados cristianos como los ateos, siguen pensando y actuando como aristotélicos-tomistas que suponen tener derecho a apropiarse de todo para sobrevivir en un subcontinente que se agota. O viven a costa de los demás o perecen hundidos en el Atlántico y los mares de sus alrededores”.

El historiador advirtió que,” con su clásico imperialismo (‘colonialismo’ o ‘neocolonialismo’ se dice eufemísticamente: no se entiende por qué los intelectuales, docentes y políticos no traducen el eufemismo por lo que es: “invasión”), desde Alejandro, Julio César, y antes también (realidad digna de estudiarse: ¿por qué lo son tan empedernidamente hasta hoy? ¿Será porque de lo contrario desaparecerían en esa pequeña especie de península, que es Europa, pegada en la cola occidental del continente euroasiático y de la maravillosa África? ¿o por otros motivos?”.

De todos modos, son invasores congénitos y además euro-céntricos y creídos en que “ellos” son los que filosofan; ellos los artistas, políticos, creyentes verdaderos, etcétera. Pero se cuidan de no decir: “somos como los demás”, pero también auténticos esclavistas y empedernidos invasores…, por supuesto, cambiando de método con el paso del tiempo. “Llenan las bibliotecas del mundo (donde se lo permiten) con libros de su clásico feudalismo, principados cristianos; con su monarquismo esclavizante; con su chauvinismo y, en general, con las peripecias de su tendencia innata a invadir al resto de la humanidad (sea África, Medio Oriente, Asia Menor, Lejano Oriente, Abya Yala), al menos desde la época de sus primeros imperios tan valorados y meticulosamente tenidos en cuenta y estudiados por ellos mismos en su sistema educativo ¡y también para el nuestro! y el político, al mismo tiempo que relajan y menosprecian a los nuestros (si es que los hubo: en realidad no hubo imperios en Abya yala sino confederaciones con ciertas exigencias éticas inviolables) y los vituperan para, de ese modo, justificar su desinhibición invasora. Tal como hizo el hijo dilecto de Inglaterra (el EE.UU. de los pastores religiosos, con el apoyo de Europa) con Vietnam, Irak y demás víctimas”.

“Dicen que una carta del recontra europeo austríaco-alemán Hitler cambió la historia… mientras todos ellos siguen en lo mismo. Intentan decir que habría cambiado la historia porque una masa alemana, austríaca, suiza y etc. conscientemente todos (no Hitler, sino la mayoría, aunque ahora traten de disimularlo) perpetraron el increíble genocidio de millones de judíos viviendo en Europa, según ellos no como europeos, sino como judíos en la diáspora (en general, desde su perspectiva, una diáspora voluntaria)”.

Reflexionar viene bien

Rossi llamó a pensar: “¿qué pasó en el siglo XV-XVI y ahora con la humanidad de nuestro continente, es decir, con nosotros?: los europeos mancomunada y solidariamente, aunque haya algunas voces que disientan o pretendan sacar las castañas del fuego, arrasaron y desarticularon alegremente lo más preciado de la humanidad de Abya yala (cosmovisiones, organización política y social, filosofía de vida, arte) y lo vaciaron hasta donde les fue posible mientras su tramposa ley cristiana (no es tal sino ‘europea’) se los permitía y permite (o sea siempre, hasta hoy, cuando el vaticano recoge descaradamente prebendas, limosnas –en la argentina también sueldos y subsidios permanentes del estado, es decir, de la gente, se diga o no cristiana), esclavizaron, ‘genocidaron’ (voz aceptada por la real academia guaraní y quechua), destruyeron o fundieron maravillas y se robaron todo con absoluta conciencia de lo que hacían, a pesar de oírse siempre la clásica e ‘ingenua’ excusa: es cierto, pero… ¡hay que contextuar los hechos!”.

Europa se permitió, incluido en primer lugar el poderoso catolicismo, hasta hace muy poquito, poner en práctica el pensamiento occidental del progreso y civilización (como decía Bosco) en la Patagonia y en el Gran Chaco de la Argentina (¡hasta 1920!) arrasando todo, desertizando un espacio palpitante de culturas milenarias. “¡Pero aquí no pasó nada! Aquí no hubo genocidio premeditado y meticuloso de millones y millones de personas, de gente como nosotros, pero de cultura diferente, durante 300 años que duró la pesadilla infernal de la presencia europea y todavía! Es cierto, genocidio de pueblos y etnocidio de cultura diferentes, pero, en todo caso, sobre la misma base: especie Homo sapiens, creadores de estrategias admirables, con lenguaje, música, escritura, matemáticas, astronomía, agricultura, arquitectura, hijos bien educados y libres ─no a merced del dogmatismos religiosos y filosóficos─; gente bien alimentada, que vivían, sentían, comían, defecaban, hacían el amor y morían sin tanto dramatismo como en occidente. Pero los europeos invasores eran cristianos impolutos y tenían filósofos que les explicaban la vida y se iban al cielo confesados después de robar, matar, violar e imponer, es decir, justificados para hacer lo que se les antojara cuantas veces quisieran con la excusa de la confesión. Sus filósofos eran la madre del borrego: soberbios, eurocéntricos al mango, despreciativos –todavía hoy– de lo que no sea de ellos. Pensaban sí, pero aquí y en los demás continentes, también”.

Ante esa realidad compleja y aplastante, Rossi aconsejó no ocultar que hoy somos responsables de nuestro propio problema, es decir, por causa de su acción invasora de largo alcance, casi no pensamos por nosotros mismos y para nosotros. “Seguimos sometidos epistémicamente, en el pensamiento que genera e impulsa la acción, la cultura en general, de la humanidad. Permanentemente nos sacamos el sombrero y bajamos la cabeza ante la menor mención del ‘genocidio judío’ o ‘armenio’, por nombrar dos de sus genocidios internos. Está bien, fueron genocidios perpetrados por europeos contra europeos (o con judíos y armenios viviendo en Europa: para mí no queda claro ese aspecto, quizá digan judíos y no europeos porque en el fondo son todos antisemitas y diciendo ‘judíos’ no se sienten fratricidas) y hay que repudiarlo y hacer memoria de esa masacre que se consumó a más de 10.000 km de nuestra tierra.

Pero ¿con nosotros y entre nosotros no pasó nada…? Todavía la mayoría de los políticos, de filósofos o pensadores y educadores, de la gente en general… sigue diciendo descubrimiento o conquista de América, del desierto, de las almas, etcétera, como si se tratara de hazañas que debemos celebrar. No hay conciencia de que el genocidio ―muchísimo mayor que el de los judíos― perduró por 300 años como algo que sucedió con ‘otros’ y no con nosotros mismos. Quizá debamos reflexionar y tratar de tener claro que en nuestro continente, como en Europa, nunca hubo ni habrá “indios” sino hombres, personas, humanidad, gente como la de Eurasia, África, Oceanía… tanto hoy, siglo XXI, como ayer, desde hace no menos de 40.000 años (y si fuera menos ¿qué importa?)”.

El historiador consideró que “quizá sea éste, sobre todo, un tema simbólico o un trampolín (por supuesto, hay trampolines de distintas medidas y alturas) a través del cual podamos quizá vislumbrar o captar la enorme dicotomía y distorsión que el occidente asiático ha logrado meternos en nuestra médula ―o ‘en el alma’ diría el ferviente catolicismo, proa de la invasión política, cultural, económica y, sobre todo, epistémica, esto último lo más difícil de percibir, porque es, precisamente, lo que hace sentir a nuestra gente más de Europa que de Abya Yala”.

Además, se preguntó: “¿cuándo la comunidad argentina y continental sentirá y hará memoria solidariamente del genocidio perpetrado infamemente por europeos y criollos europeizados contra nuestros antepasados (no indios: que no lo eran) de esta tierra? ¿Cuándo los presidentes y ministros, en las canchas y en las escuelas harán minutos de silencio y actos para memorar la desaparición de cientos de culturas, de millones de mujeres y varones como nosotros durante los siglos XV, XVI, XVII, XVIII, XIX y XX? ¿Cuándo…?”.

Un granito de arena

Su intención , dijo, “no es dar una clase sino aportar un granito de arena para pensar juntos, si vale la pena, y sacar conclusiones propias como contenido, proyecto y método de nuestro trabajo hoy y en el futuro para superar un sistema político-religioso que nos tiene atados como burros de carga al carro del primer mundo, del dinero (decía mi amigo músico, lutier y decidor Kolla Anastasio Quirogaen sus andanzas por el mundo como embajador de nuestra cultura: ‘cuando ingresó el dinero a nuestro continente Abya yala… ingresó la corrupción… y se quedó’ (hoy esto esta realidad es patente). Cuando observamos la realidad y el sistema en que vivimos, imaginamos que es una utopía el intento de un cambio profundo, más humano e igualitario. Nos sentimos impotentes. Pero no nos atrevemos a pensar un sistema distinto al que introdujo Europa; a pensarlo desde estrategias y paradigmas filosóficos surgidos y cristalizados a través de miles de años en organizaciones sociales, políticas y simbólicas de Abya yala. Nos han puesto un seguro inviolable para que no pensemos por nosotros mismos. ¿Cómo lo logran todavía…? Nos hacen creer, sobre todo por el sistema educativo, que nuestra historia empieza con el arribo casual de Europa (y si no, analicen con lupa los textos escolares y ensayos de historia). Más aún se piensa que somos europeos porque, precisamente, ‘pensamos como europeos’ (lo cual es cierto, todavía) y que ‘nuestros antepasados son europeos’… ya que antes del comienzo de la invasión 1492 (que llamaron ‘conquista amorosa’) según ellos aquí no había ‘ni gente ni historia’”.

Fuente de la noticia y de la foto: 

http://www.aimdigital.com.ar/2016/04/08/rossi-la-ceguera-eurocentrica/

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