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III Congreso Latinoamericano de Medición y Evaluación Educacional (COLMEE 2018)

La tercera edición del COLMEE será una instancia de encuentro para presentar e intercambiar conocimientos sobre la teoría y la práctica de la medición y la evaluación en educación, y reflexionar acerca de las experiencias en torno al eje central «NUEVOS DOMINIOS Y NUEVAS METODOLOGÍAS DE EVALUACIÓN» en los distintos países de nuestra región.
El congreso convoca a debatir sobre diversos aspectos y desafíos conceptuales, técnicos y de política pública vinculados con el desarrollo de las prácticas y los sistemas de evaluación, así como sobre sus usos y consecuencias. Se priorizarán las siguientes temáticas:
NUEVOS DOMINIOS Y NUEVAS METODOLOGÍAS DE EVALUACIÓN
  • La evaluación a gran escala, los debates públicos y la construcción de políticas educativas
  • La medición a gran escala y las prácticas de evaluación en el aula: usos, efectos, problemas
  • La evaluación de docentes y directivos
  • El desarrollo y la cultura de la evaluación educativa en América Latina
Al igual que en sus dos primeras ediciones, realizadas en Santiago de Chile (2012) y México (2015), el COLMEE 2018 estará dirigido a académicos, especialistas en investigadores en los campos de la medición y evaluación educativa, a quienes toman decisiones sobre política educativa y a educadores interesados en mejorar la práctica de la evaluación.
La inscripción para asistir al III Congreso Latinoamericano de Medición y Evaluación Educacional (COLMEE 2018) está abierta. El evento se desarrollará en Montevideo, Uruguay, los días 10, 11 y 12 de mayo de 2018. El comité organizador está formado por el Instituto Nacional de Evaluación Educativa de Uruguay, el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación de México y el Centro de Medición de la Pontificia Universidad Católica de Chile.
Fuente: http://colmee.uy/es/Pages/signupform
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Honduras: Educación evalúa a más de 320,000 estudiantes en matemáticas y español

Centro América/Honduras/11 Noviembre 2017/Fuente: La tribuna

La Secretaría de Educación realizó este martes la aplicación de pruebas de fin de grado a nivel nacional, a los alumnos de primero a noveno grado, en las áreas de matemáticas y español para conocer cuánto conocimiento adquirieron durante el año lectivo.

El ejercicio se llevó a cabo 2,500 centros educativos seleccionados al azar o de manera probabilística, y con una población estudiantil de aproximadamente 300 mil niños.

Las pruebas fueron aplicadas por la Dirección General de Currículo y Evaluación de la Secretaría de Educación (DGCE) y con el apoyo técnico de USAID, a través del Proyecto Mejorando el Impacto al Desempeño Estudiantil en Honduras (MIDEH).

En el 2017, la muestra, al igual que en el 2015, tiene una representatividad a nivel municipal, evaluando los nueve grados de educación básica en los 298 municipios del país, lo que permitirá conocer la situación del sistema educativo para posteriormente buscar la mejora del funcionamiento de la calidad educativa en cada centro y municipio evaluado.

La evaluación de los estudiantes permitirá la rendición de cuentas de los directores de centros y principalmente de las Direcciones Distritales y Municipales de Educación, quienes son co-responsables de la situación educativa municipal y en donde los resultados orientan planes de mejora de manera específica a las debilidades encontradas.

En su participación la viceministra de Educación, Elia del Cid, expresó que “es de mucha satisfacción esta actividad que prepara la Secretaría de Educación anualmente y que corresponde a la aplicación de las pruebas de fin de grado, que corresponden de primero a noveno grado en el área de español y matemáticas”.

“Este año hay un mayor compromiso por parte de la Secretaría de Educación para poder utilizar en primer lugar estos resultados y poder llegar de mejor manera a la definición de los programas que realmente corresponden a las necesidades de los docentes, en primer lugar para que puedan desarrollar un mejor trabajo con los estudiantes pero también por todo el tema de materiales educativos y por las mejoras de los centros educativos”, concluyó la funcionaria.

Por su parte la directora de la escuela de Aplicación República de Paraguay, Carmen Sierra, manifestó que “agradecemos a las autoridades de la Secretaría de Educación por haber escogido nuestra escuela para que fuera sede para poder realizar las pruebas de fin de grado, quiero decirles que nuestros docentes han cumplido al 100 por ciento con sus asignaciones en el aula de clase y hoy vemos el reflejo del esfuerzo que han hecho tanto maestros como alumnos”.

“Sé que los niños tienen la capacidad y conocimiento para poder resolver cada uno de los ejercicios en las diferentes pruebas que hoy se realizan, en las áreas de matemáticas y español”.

El evento se realizó en la capitalina escuela República de Paraguay, que cuenta con una matrícula de 1,200 alumnos; participaron autoridades del nivel central, docentes, padres de familia e invitados especiales.

Fuente: http://www.latribuna.hn/2017/11/07/educacion-evalua-mas-320000-estudiantes-matematicas-espanol/

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Argentina: En Córdoba se presentó proyecto contra el Plan Aprender

Argentina/07 de Noviembre de 2017/Fuente:Izquierda Diario

Desde la banca del Frente de Izquierda, la legisladora Laura Vilches presentó en la unicameral cordobesa, una solicitud para que diputados nacionales y el ejecutivo provincial se expidan contra la aplicación de las pruebas estandarizadas, moldeadas para profundizar la precarización laboral docente.

El “Operativo Aprender” se pretende aplicar el próximo 7 de Noviembre en todo el país, con el argumento de la calidad educativa y está dirigido a estudiantes de sexto grado y a estudiantes del último año del secundario en todas las escuelas públicas y privadas. Además, se evaluará a una muestra de estudiantes de cuarto grado. La prueba costará $380 millones.

Desde las bancas del Frente de Izquierda, que siempre están a disposición de las luchas de las trabajadoras y los trabajadores, Laura Vilches, docente y legisladora por el PTS-FIT, presentó el día de hoy en la legislatura provincial, un pedido para que los diputados nacionales y el ejecutivo provincial, por la facultad que tiene rechacen la aplicación de los operativos de evaluación.

El operativo que se encuentra a medida de las demandas del mercado, el año pasado fracasó por un rechazo rotundo de la comunidad educativa y hoy mientras crece el rechazo, ya que anticipan una reforma educativa flexibilizadora, la UEPC (gremio de los docentes de Córdoba) avala los operativos y llama a los docentes a presentarse a las aulas y lograr los mejores resultados.

 La legisladora destacó que se presenta este proyecto de rechazo porque considera que “Es parte de lo que desde la docencia venimos cuestionando, que son pruebas estandarizadas que no responden a las realidades y a las necesidades de cada institución escolar en cada lugar del país, en cada rincón de las provincias y que tienen el único objetivo de evaluar a los docentes y poner en ellos el mal llamado fracaso o éxito educativo y que en función de eso habrá premios o castigos que incluyen el salario docente”.

Los trabajadores de la educación dejaron sobradas muestras de que el operativo es un verdadero ataque a la educación pública ya que dispone un sistema de evaluaciones estandarizadas, externas al proceso de enseñanza-aprendizaje, en las escuelas de nivel primario y secundario de todo el país.

“En el fondo lo que el Gobierno quiere es avanzar en una contrarreforma profunda en la educación que ataca directamente la educación pública. Y serán los trabajadores de la educación, los estudiantes y las familias quienes, como interesados en defender la educación pública, la defiendan. El gobierno debe saber que sus medidas no van a avanzar sin una resistencia”.

A su vez son las trabajadoras y los trabajadores de la educación y las familias son las que padecen y conocen las condiciones sociales en las que viven millones de estudiantes, millones de niños con carencias de necesidades básicas y cientos de miles de jóvenes que en muchas ocasiones dejan sus estudios para ir a trabajar y ayudar a sus familias y que eso afecta el desarrollo pedagógico e integral de niños y jóvenes.

El proyecto de declaración presentado por la banca del PTS en el Frente de Izquierda remarca que “En las últimas décadas como consecuencia de los lineamientos determinados por el BID y el BM, en Argentina la educación pública ha sido atacada por los distintos gobiernos. En 1992 con la Ley de transferencia de servicios educativos a las provincias y la posterior Ley Federal de Educación, comenzó un proceso de descentralización financiera y centralización pedagógica que tuvo continuidad en la Ley Nacional de Educación en 2006 y se profundiza con el Plan Maestro que propone el gobierno actual. Esta descentralización financiera genera una profunda diferencia entre escuelas de provincias con más recursos y provincias o distritos con menos recursos, fragmentando el sistema educativo nacional y promoviendo la privatización de la educación por distintas vías, ya sea favoreciendo la educación privada por el vaciamiento de la escuela pública o con modalidades que, a causa del desfinanciamiento estatal, empuja a las instituciones educativas a introducir el financiamiento privado de empresas, ONG, etc. para poder sostenerse materialmente. En Argentina la primera necesidad que se impone es la renacionalización del sistema educativo».

E incorpora el rechazo a las declaraciones del Ministro de Educación Alejandro Finocchiaro y la secretaria de Evaluación Educativa Elena Duro, que “A través de los medios masivos de comunicación, atacan a los gremios docentes que se oponen a la evaluación externa, buscando demonizar la lucha de los docentes en defensa de la escuela pública y avanzar en lo que durante años ningún gobierno logró en la Argentina, que es dividir la pelea mancomunada de los docentes junto al pueblo de conjunto en defensa de la educación pública”. 

Fuente de la Noticia: 

http://www.laizquierdadiario.com/Cordoba-Se-presento-proyecto-contra-el-Plan-Aprender

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¿Calificar o evaluar? A propósito del reciente debate en redes

Por: Julián de Zubiría

Los profesores dedicamos un tiempo inmenso a calificar, lo que no nos permite asumir responsablemente la tarea esencial de evaluar. El profesor Julián de Zubiría analiza esta tensión a partir del debate en redes que se dio a raíz de la respuesta de un niño mexicano a la pregunta de su docente de matemáticas.

La semana pasada, un trino de un padre de familia mexicano se viralizó en las redes, algo muy poco común en temas educativos. El problema se originó porque el profesor había señalado en un ejercicio colocado a niños pequeños que deberían indicar con cifras los “siguientes” números. De manera muy original, un niño de 7 años respondió una cifra siguiente a la que se señalaba en números, pero el profesor calificó como equivocada dicha respuesta. El padre, en cambio, sostenía que la respuesta de su hijo era correcta. El problema dividió a los tuiteros, ya que muchos estuvieron de acuerdo con el padre. En el debate terció la Real Academia de la Lengua en defensa del docente. Sin embargo, se puede plantear que, pedagógicamente, el debate está mal planteado.

Con frecuencia, los docentes dedicamos enorme tiempo a calificar trabajos y exámenes de nuestros estudiantes. El problema es que por estar tan obsesionados con la calificación, hemos terminado por descuidar lo esencial: la evaluación. Nos hemos dedicado a certificar los procesos de aprendizaje, cuando esa es la función menos importante de la evaluación a nivel escolar. Debido a ello, la relación que establecemos con estudiantes, y por lo tanto, con padres de familia, gira en torno a si “aprobaron” o “reprobaron” los exámenes, las asignaturas y los cursos. Este es un claro indicador del predominio que sigue teniendo el sistema educativo tradicional en Colombia y América Latina.

Desde el punto de vista pedagógico, la pregunta central es: ¿Para qué debemos evaluar en la escuela? La evaluación nos sirve fundamentalmente para dos grandes cosas: Para establecer cómo están los niños al iniciar un proceso educativo, en lo que se conoce como la evaluación diagnóstica; y para determinar en qué nivel del desarrollo se encuentra en un momento dado el estudiante, para saber cómo impulsarlo, en lo que se conoce como evaluación formativa. El fin de la escuela debería ser favorecer el desarrollo integral de los niños. Por tanto, la finalidad esencial de la evaluación debiera ser ayudar a determinar el nivel de desarrollo alcanzado por el estudiante, para jalonar su proceso educativo a partir de allí. Ninguna de estas dos funciones tiene que ver con el debate que se dio en las redes, ya que la escuela sigue obsesionada con la calificación y certificación de los aprendizajes, cuando hace mucho tiempo deberíamos haber relegado esa finalidad. Aun así, el peso de la tradición sigue siendo tan abrumador que seguimos debatiendo en torno a una pregunta equivocada: ¿Quién tenía la razón? ¿El profesor o el estudiante? ¿A quién, en últimas, había que certificar?

No usar pruebas diagnósticas sería análogo a que los arquitectos e ingenieros no realizaran estudios de suelos antes de levantar sus casas y puentes. Cualquier arquitecto que incumpliera este principio, sería despedido por irresponsable. Sin embargo, en la escuela tradicional, que sigue siendo bastante hegemónica en los colegios de América Latina, es poco frecuente que los maestros realicen evaluaciones diagnósticas al iniciar cada año y es todavía más raro que la realicen los docentes en las universidades. Allí la evaluación diagnóstica es casi inexistente, ya que, contrario a lo que se cree, en muchos aspectos sigue siendo el nivel del sistema educativo más tradicional de todos.

Las evaluaciones diagnósticas deberían realizarse no solo para conocer el nivel alcanzado de los estudiantes en los conceptos, procesos y competencias que se supone que ya deberían dominar, sino que, adicionalmente, deberían ayudarnos a determinar si los nuevos contenidos están muy por encima o muy por debajo de lo que podrían llegar a dominar los estudiantes, si contaran con la mediación adecuada. Pero si no se hacen las evaluaciones diagnósticas sobre las competencias previas, mucho menos sobre los contenidos por ser abordados, en lo que se conoce en educación como la determinación de la zona de desarrollo potencial.

Aun así, el papel fundamental de la evaluación debería ser formativo. Deberíamos determinar el nivel alcanzado por el estudiante en su desarrollo y estimar qué le falta para seguir avanzando. Deberíamos ayudar a precisar las dificultades del proceso hasta el momento desarrollado. La evaluación debería brindar la información necesaria para saber qué ajustes se deberían hacer al proceso por parte de los docentes, los padres y los estudiantes. En este sentido, todos deberíamos aprehender de ella.

Con seguridad, desde décadas atrás muchas innovaciones pedagógicas han explorado con evaluaciones centradas en el desarrollo, tal como se está haciendo actualmente en todos los colegios de Francia y Cataluña. Algo análogo está haciendo con rigor y responsabilidad el Icfes al evaluar competencias transversales para diversos grados y que no corresponden a asignaturas particulares, sino a procesos de carácter más general y estructural; por ello mismo, sus pruebas son más confiables para saber cómo van los procesos cognitivos y valorativos de los estudiantes colombianos en los diferentes momentos del proceso educativo. Pero, pese a estos avances, por lo general, las evaluaciones en los colegios y en las universidades siguen centradas en asignaturas y en conocimientos particulares y rutinarios, como vestigio de una escuela tradicional que se resiste a morir y de un paradigma que tiempo atrás deberíamos haber superado: El paradigma de la transmisión de la información.

Un docente preocupado por determinar el nivel de desarrollo alcanzado por su estudiante, no hubiera tachado la respuesta del alumno mexicano, sino que indagaría por qué la dio. Con seguridad, intentaría evaluar las estructuras profundas a nivel cognitivo, valorativo y comunicativo que subyacen a las respuestas de sus estudiantes. Necesariamente, elaboraría evaluaciones teniendo en cuenta el uso pedagógico que daría a sus resultados, involucrando diversas dimensiones y con adecuada retroalimentación para orientar el proceso de sus estudiantes.

En la universidad, el problema es aún más grave, ya que suele ser común que el docente entregue los resultados de exámenes y trabajos días antes de culminar el curso. Esas pruebas y esos trabajos carecen de cualquier valor, ya que, si el papel de la evaluación es estimar el nivel alcanzado –para determinar qué ajustes realizar–, cuando se entregan sus resultados, culminado el curso, dichas pruebas perdieron cualquier pertinencia pedagógica.

Esto es así, ya que, si hiciéramos una evaluación a un grupo de estudiantes y no brindamos ninguna retroalimentación de los aciertos y debilidades, y si, hipotéticamente, meses después volviéramos a hacer la misma prueba, los resultados serían exactamente iguales; es decir, que los estudiantes y el docente, no habrían aprehendido de la evaluación previamente realizada. En este caso, se perdió el tiempo, como suele pasar hoy en tantos procesos educativos desaprovechados para el desarrollo, por la inexplicable obsesión del sistema educativo en el aprendizaje.

Para terminar, si un docente no permite que sus estudiantes saquen calculadora, libros, cuadernos e internet es porque en sus evaluaciones los estudiantes no tienen que pensar. Y si la pregunta que hace en un examen se puede resolver directa y exactamente en Google, es porque tampoco fue diseñada para pensar, ya que Google no piensa.

Como puede verse, las evaluaciones rutinarias y tradicionales, que siguen dominando la educación colombiana, son una prueba más del peso que sigue manteniendo la educación tradicional en el país. Lo peor es que tenemos uno de los decretos más progresistas en materia de evaluación en el mundo (el decreto 1290 del año 2009), hasta tal punto que a los docentes europeos los asombra el saber que en Colombia podemos diseñar en cada institución libremente nuestro propio sistema de evaluación, pero que, por el peso abrumador de los enfoques tradicionales, la gran mayoría de evaluaciones en el aula sigue siendo informativa y fragmentada.

Tristemente, los profes, en pleno siglo XXI, seguimos dedicando excesivo tiempo a la calificación y muy poco a la evaluación. Por lo tanto, el debate en redes no lo perdió ni el niño ni el docente, sino la inaplazable revolución pedagógica que necesitamos en el país para centrar el trabajo de las escuelas en el desarrollo y no en el aprendizaje, como desafortunadamente ha sido la costumbre desde tiempos inmemoriales.  Algún día –y ojalá no esté muy lejano–, el énfasis de la educación será el de impulsar el desarrollo de los niños y jóvenes vinculados a dicho proceso. Uno de los requisitos para lograrlo es que comencemos a dedicar más tiempo a la evaluación y menos a la calificación.

Fuente: http://www.semana.com/educacion/articulo/respuesta-viral-de-nino-mexicano-en-examen-de-matematicas/545593

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Crítica al INEE: Evaluar a los Evaluadores

México / 29 de octubre de 2017 / Autor: Juan Carlos Miranda Arroyo / Fuente: SDP Noticias

El Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), recientemente ha organizado un seminario sobre «La Reforma Educativa: Avances y Desafíos». En una de las sesiones de análisis y reflexión, celebrada el pasado 18 de octubre, se abordó el tema: «El INEE dentro de la Reforma Educativa»; sin duda un título interesante toda vez que se trata de la institución responsable, por ley, de la evaluación en el sector.

En esta ocasión describiré y comentaré, en términos generales, lo que sucedió en esa reunión de análisis y discusión en la cual participaron, por la parte oficial, Eduardo Backhoff, consejero presidente de la Junta de Gobierno del INEE; y como comentaristas invitados: Pedro Flores-Crespo, profesor de la Universidad Autónoma de Querétaro, y David Calderón, de la asociación civil «Mexicanos Primero». El moderador de esta mesa fue el periodista Javier Solórzano. (Ver enlace del video en la nota anexa)

En su oportunidad, el presidente del INEE, Eduardo Backhoff, se refirió a los avances que ha logrado el Instituto en los distintos ámbitos y responsabilidades de la evaluación educativa durante los últimos 4 años, desde que éste alcanzó legalmente su autonomía, en 2013, con respecto al Gobierno Federal. Cabe recordar que antes de 2013, el INEE era un organismo que dependía jurídica, estructural y presupuestalmente de la Secretaría de Educación Pública (SEP).

Backhoff también abordó algunos de los retos, desafíos y perspectivas del INEE en el marco de la fase actual de la Reforma Educativa en México.  Entre los retos del INEE habló de las nuevas atribuciones y grandes responsabilidades del Instituto no sólo dentro de las tareas de evaluación e información sobre la educación en México, sino también en el trazo de las políticas nacionales en materia de evaluación de la educación, es decir, en los diversos procesos de toma de decisiones y en el seguimiento de las intervenciones u operaciones que en materia educativa deben ponerse en marcha tanto en el conjunto del SEN como de los subsistemas educativos estatales o regionales.

También Backhoff mencionó algunos de los grandes problemas que enfrenta el Sistema Educativo Nacional (SEN), como son los temas de la falta de cobertura en educación preescolar y media superior; y la baja participación de adultos en la educación superior; y señaló otros asuntos importantes como los bajos niveles de logro en aprendizajes de los jóvenes, en Lenguaje y Matemáticas; y la inequidad educativa e intercultural que prevalece en el país, entre otros.

Pedro Flores-Crespo, quien también es miembro del Consejo Técnico del INEE, señalo que, en términos generales, coincide con lo expresado por Backhoff, en torno a los avances logrados por el Instituto a su corta edad, y que, en sí mismo, está de acuerdo en defender al INEE como organismo autónomo en su papel de actor del diseño y promotor del cambio de las políticas educativas nacionales; sin embargo, afirmó que hay que desentrañar la relación entre «evaluación» (como acción técnica) y la «calidad» (como acción y resultados de las políticas públicas educativas); y sugirió algunas rutas a desarrollar o sobre las que habría que reflexionar, como lo es el tema de la emisión de directrices educativas como nueva atribución del INEE y cómo traducirlas en términos de políticas educativas. El gran problema que existe, dijo Flores-Crespo, es la falta de reconocimiento del «poder compartido», expresado en la autonomía, por parte de las autoridades federales, que no admiten la injerencia del INEE en diversas decisiones de política educativa (puso como ejemplo el asunto de las recomendaciones sobre el cambio en el subsistema de educación inicial de docentes). Y propuso algunos mecanismos para elevar el costo (político y jurídico) a las autoridades educativas que no cumplan con las directrices marcadas por el Instituto, en el marco de las atribuciones y facultades legales que éste tiene (en efecto, no todo en el mundo del poder político se resuelve mediante colaboración y cordialidad, o a través de mecanismos o recomendaciones tecnocráticos).

Pero el mensaje más importante de Flores-Crespo, fue la crítica hacia el clima interno de trabajo en el INEE: Ir más allá de las coyunturas políticas y mirarse a sí mismo, como institución, para trabajar en congruencia con sus tareas sustantivas y sin perder de vista las perspectivas del cambio educativo ni las bases sociales que lo sustentan.

David Calderón se refirió de manera analógica a la situación que hoy atraviesa el INEE, en términos de su condición como entidad autónoma: «¿Qué pasa cuando a los ingenieros de la NASA los pones de astronautas?». Y se pronunció a favor de crear una serie de programas que, sin lesionar el marco jurídico y normativo, se requerirían para que los evaluadores cumplan cabalmente con sus funciones (por ejemplo, en materia de difusión, comunicación y de mayor conexión con los beneficiarios del trabajo realizado por el Instituto: los niños y los padres de familia. Crítica que aceptó Backhoff en su oportunidad).

«Hay que decir y hay que saber que la autonomía (del INEE) se ganó a alto precio… y se ganó o se arrancó porque el (Poder) Ejecutivo no es confiable hoy, antes y en el futuro…».  «Que el INEE explique y se arriesgue a exponer qué es lo que está entendiendo por «calidad» educativa»; y que «el INEE se comprometa aún más con un enfoque de derechos (a la educación) a favor de los niños, las niñas y los jóvenes», fueron las afirmaciones sobresalientes de las intervenciones hechas por Calderón.

 Las preguntas del moderador, Javier Solórzano, giraron en torno a las facultades y estrategias generales del organismo público encargado de la evaluación de la educación, así como sobre los mecanismos para lograr que la evaluación se convierta en una herramienta para la mejora educativa.

También se abordaron rápidamente algunas preguntas enviadas por el público asistente al evento sobre las limitaciones y posibilidades del INEE en torno a la transformación efectiva del sistema educativo.

A reserva de comentar en otro momento algunos detalles finos del encuentro, considero que este tipo de reuniones permiten, en efecto, abrir un espacio para «evaluar a los evaluadores»; es decir, para realizar un balance sereno, crítico y analítico sobre el estado que guarda el INEE y su vínculo orgánico con la actual etapa de la Reforma Educativa, así como con su tarea social principal, que es contribuir al «mejoramiento de la calidad educativa, con equidad», en México.

Tarea central que sin duda implica, de manera específica, entre otras finalidades y propósitos, establecer los criterios, indicadores, parámetros, instrumentos, técnicas y estrategias adecuados para realizar los programas y proyectos de evaluación de la educación en todos los niveles y modalidades; además de coordinar los trabajos del Sistema Nacional de Evaluación de la Educación (como «Ecosistema», según Backhoff), mediante el cual se generan las bases para reorientar los programas y acciones de gobierno en materia de políticas educativas.

Un papel importante del INEE es también generar las condiciones para el desarrollo de una cultura sobre la evaluación de la educación en la sociedad. Pero quizá el reto o desafío más importante para el INEE, en el futuro inmediato, será convertirse en un verdadero motor del cambio educativo. ¿Hasta dónde será eso factible? ¿Qué tan autocríticos en ese sentido ha sido el INEE, es decir, su junta de gobierno y funcionarios técnicos?

No hay que olvidar que el INEE, como organismo autónomo, no sólo evalúa al sistema educativo en su conjunto, a través de diversos indicadores e instrumentos, como lo es, por ejemplo, evaluar los aprendizajes de los estudiantes, sino también toma el pulso del país en términos de la evaluación de programas, métodos y materiales educativos, así como sobre las condiciones sociales, económicas y culturales que inciden en la educación de las personas y los grupos. Esto sin dejar de lado el tema más sensible y conflictivo de las funciones del INEE: la evaluación de docentes, directivos, supervisores y asesores técnicos que trabajan en la escuela pública obligatoria.

Mención especial merece la relación del poder político y las facultades atribuidas al INEE en materia de evaluación de la educación. Sobre este punto el consejero presidente del INEE, Eduardo Backhoff, señaló que es un gran reto para el Instituto lograr que las autoridades educativas de los distintos niveles de gobierno, apliquen correcta y oportunamente las recomendaciones y/o directrices que en materia de políticas educativas emite el Instituto; y que hasta la fecha no ha podido producir, en los hechos, los cambios que requiere la educación en México.

Estoy de acuerdo con algunas de las ideas expresadas por los participantes en esta mesa, en particular, al aseverar que aún falta emprender diversas acciones importantes en favor del desarrollo educativo y los aprendizajes escolares, en las instituciones a cargo del Estado mexicano; así como diseñar nuevos programas para evaluar sistemática, adecuada y oportunamente el trabajo de Directivos, Supervisores y Asesores Técnicos. A esto hay que agregar una idea que he sugerido en varias ocasiones en este mismo espacio: Ser congruentes con el espíritu de la cultura «meritocrática», y ello significa que los funcionarios de todos los niveles institucionales, responsables de la educación pública, tanto del gobierno federal como de los gobiernos estatales y organismos desconcentrados, sean sujetos activos de la evaluación con el mismo rigor y en las mismas condiciones con que se evalúa a las demás figuras educativas.

El día en que se logre cumplir con este precepto democrático, estaremos entonces en el terreno no sólo de la equidad y los equilibrios educativos, sino también en el campo de la congruencia y la confianza, que tanto les hacen falta a las autoridades, al sistema educativo y a la nación.

Fuente del Artículo:

https://www.sdpnoticias.com/nacional/2017/10/25/critica-al-inee-evaluar-a-los-evaluadores?utm_source=feedburner&utm_medium=feed&utm_campaign=Feed%3A+portal%2Fall+%28SDPNoticias.com%29

 

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Revisarán situación de educación en México

22 octubre 2017/Fuente:  EL UNIVERSAL/Autor: ASTRID RIVERA

El Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación alista un nuevo programa para revisar el estado del sistema de enseñanza de cada entidad, a fin de ser una referencia para el inicio y el final de las gestiones estatales, indicó Eduardo Backhoff Escudero, consejero presidente.

En entrevista al término de una reunión privada con la Comisión de Educación Pública y Servicios Educativos de la Cámara de Diputados, detalló que el proyecto se implementará en lo que resta de este año en algunas entidades a modo de piloto, la primera entidad en la que se aplicará es en Morelos.

«Lo estamos diseñando, empezaremos con unos cuantos lugares para tener un proyecto piloto y se encuentra en la fase de diseño; sin embargo, la idea es que en dos o tres años tengamos un resultado del momento en el que se encuentra la situación del sistema educativo para cada estado.

«No se han definido por el momento las entidades que se revisarán, estamos empezando con Morelos que va a iniciar el diseño del programa con la información que ellos y nosotros tenemos, con lo que haremos un primer informe modesto y de ahí se va a ir robusteciendo», detalló el funcionario del instituto.

Afirmó que para el ejercicio de 2018 no pedirán un incremento al presupuesto del instituto, debido a que están «conscientes» de la situación del país por los daños que dejaron los sismos del 7 y 19 de septiembre, ante lo que se requieren recursos para la reconstrucción.
Recordó que en 2017 al organismo se le asignaron mil 153 millones 895 mil pesos.

Para el programa piloto que busca implementar el instituto no solicitará mayores recursos.
«Eso fue lo que les explicamos, con el mismo presupuesto que tenemos estamos haciendo cosas que no se habían hecho», declaró.

Backhoff Escudero comentó que la propuesta presentada a los diputados plantea que la realización de este informe se realice cada tres años, de tal manera que cuando un gobernador inicie su mandato tenga una referencia sobre el estado que guarda el sistema educativo de su entidad.

El del siguiente trienio será como una evaluación y el del término de su gubernatura será una evaluación total de ese sector.

Aspectos que evaluarán. Detalló que los aspectos que evaluarán son los relacionados con el aprendizaje, las condiciones de las escuelas, así como indicadores educativos para que junto con la información que tiene el organismo, datos internacionales y estatales, se genere un informe que sea entregado al Congreso local y a la sociedad.

«Esperamos que en las direcciones generales de cada estado, compuestas por grupos de cinco personas, se generen informes sobre la situación en la que se encuentra el sistema educativo estatal. Lo que queremos es que cada tres años los nuevos gobernadores o secretarios de educación al inicio de su gestión tengan el resultado del estado en el que se encuentra el sistema», subrayó.

Sobre la evaluación educativa, resaltó que ha ido avanzando, especialmente en los estados donde se había presentado «resistencia» magisterial, por ejemplo, Michoacán, Oaxaca y Chiapas, en especial la prueba del desempeño, puesto que se han evaluado entre 3 mil 500 y 4 mil profesores en cada estado del país.

Señaló que tras los sismos de septiembre se les ha planteado a los docentes de los 10 estados con mayores afectaciones presentar la evaluación para el próximo año; pese a esta opción, estimó que 50% de los maestros se ha pronunciado por presentar la prueba este año.

«El examen ha ido avanzando poco a poco en esos estados. Estudiantes de las normales concursan para ingresar y los maestros participan para promocionarse a supervisores o directores; la evaluación de desempeño es la que más resistencia ha tenido, pero se han examinado entre 3 mil 500 o 4 mil profesores en cada lugar.

«Con el sismo, en los estados afectados, se les dio la oportunidad de ser evaluados para el siguiente, porque era imposible. En los 10 estados impactados tenemos una estimación de que 50% de los profesores quiere ser evaluado este año, hasta ahora es la información que tenemos», indicó.

Fuente de la noticia:https://www.am.com.mx/2017/10/20/mexico/revisaran-situacion-de-educacion-en-mexico–385748

Fuente de la imagen:https://www.am.com.mx/archivos/fotos/notas/uploaded/2017/10/20/ic5rl0wg103p36k10dp2o4yh.jp

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Panamá: El sistema educativo nacional sigue con planes del siglo pasado

Panamá/17 de Octubre de 2017/La Estrella de Panamá

La inversión en el presupuesto de educación pública en el último año registra un incremento del 7.5% al 9.0%, sin embargo, los resultados no son satisfactorios.

Los estudios recientes sobre inversión en la educación versus rendimiento apuntan a que el Estado panameño no ve reflejadas mejoras en el producto final.

Organizaciones como la Asociación Panameña de Ejecutivos de Empresa (Apede) reclaman que la falta de profesionales con las competencias que requiere el mercado le restan competitividad al país en tiempos de una economía globalizada.

‘El sistema educativo es poco eficiente y el incremento del gasto no conlleva, necesariamente, una mejoría en la calidad de la educación’, destaca la segunda edición del Observatorio Visión País 2025, publicado la semana pasada por Apede.

A pesar del incremento del presupuesto del sector educativo, el gremio empresarial resalta que Panamá es el segundo país de América Latina y el Caribe con el porcentaje más bajo, en comparación con el producto interno bruto, solo superado por Guatemala.

EVALUACIÓN NACIONAL

Julio Escobar, que en los dos últimos años ha convocado el Premio a la Excelencia Educativa a través de la Fundación para la Promoción de la Excelencia Educativa —que también evalúa el sistema educativo—, asegura que las escuelas con mayores puntajes en las dos versiones del concurso, en el que solo participan escuelas oficiales (2016 y 2017), ‘solo lograron la mitad de los puntos posibles’.

‘La calidad de nuestra educación es muy baja’, concluye Escobar.

A pesar de este panorama, Escobar señala que hay muchas personas dispuestas a ayudar para mejorar el sistema, aunque ‘a veces no saben cómo hacerlo’, indicó.

Las falencias del sistema educativo, a su juicio, obedecen a que se han descuidado las facultades de Educación y al Ministerio de Educación (Meduca) ‘le cuesta mantener una política de Estado sostenida y a largo plazo’.

Escobar propone que el Meduca sea un ente autónomo, porque eso implicaría estabilidad ante los cambios de gobierno.

Por último, considera que no hay incentivos para favorecer la educación en las zonas con desventajas, lo que perpetúa o amplifica la desigualdad social.

Para Marvin Castillo, director de la Fundesteam, una organización dedicada a promover la inclusión de la robótica en la educación, parte del problema se centra en que en Panamá ‘seguimos educando con planes de un sistema desfasado’, creado en el siglo pasado.

Castillo dijo a La Estrella de Panamá que no se puede seguir educando jóvenes para esta época con programas anacrónicos.

Las palabras de Castillo toman relevancia en la semana en que se conmemoraron los 38 años del rechazo de la reforma educativa que en su momento intentó poner en práctica el gobierno militar.

Desde entonces no se ha registrado un cambio integral en el sistema educativo.

EVALUACIÓN DEL MEDUCA

El último diagnóstico del Meduca, revelado en septiembre, sobre las habilidades lectoras de alumnos de tercer grado de escuelas particulares y oficiales en todo el país, también refleja estas carencias.

La evaluación alcanzó a 62,193 alumnos de 3,077 centros educativos. Solo el 15.1% logró una calificación satisfactoria y el 2%, excelente y nada más un 17% estuvo por encima de ‘satisfactorio’.

Cuando los resultados son observados entre estudiantes de escuelas oficiales y particulares, las diferencias entre ambos sistemas son evidentes.

La medición determinó que el 35.2% y el 7% de los estudiantes de centros particulares obtuvieron una calificación satisfactoria y excelente, respectivamente, mientras que en los oficiales solo el 12% y el 1% logró una calificación satisfactoria y excelente, en el mismo orden.

Las cifras globales señalan que el 34% de los encuestados logró una calificación funcional, el 32.7%, ‘básica’ y el 16% , ‘inicial’, lo que significa que el estudiante ha desarrollado habilidades mínimas relacionadas con la apropiación del sistema alfabético.

Los resultados de la evaluación también arrojan que los estudiantes de los centros educativos oficiales quedaron por debajo de la media nacional, que era de 700 puntos, al sacar 684, mientras que los alumnos de escuelas particulares sacaron 773 puntos.

Fuente: http://laestrella.com.pa/panama/nacional/sistema-educativo-nacional-sigue-planes-siglo-pasado/24027877

 

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