Consejos para proteger la vista de los niños en época de exámenes

Superar con éxito el curso escolar es un asunto que preocupa tanto a niños como a padres, pero no a costa de empeorar la salud ocular

El final de curso está a la vuelta de la esquina, y con éste, el último empujón del curso lectivo con los últimos exámenes, las últimas notas y también las recuperaciones. Un acontecimiento que genera cierta tensión en niños y, consecuentemente, en sus familias. Y no es para menos, ya que, durante un mes, millones de niños españoles deben demostrar que han alcanzado con éxito los objetivos marcados para este curso escolar.

Pero cuidado. El periodo de los exámenes puede dejar huella en el estado de salud de los niños, no solo en su bienestar mental, sino también visual. Por esta razón, el Instituto Nacional de la Visión ofrece unos sencillos consejos de salud visual para ayudar a los más pequeños a enfrentar los exámenes finales y demás pruebas evaluativas sin dañar sus ojos, y así prevenir posibles problemas futuros.

En la actualidad, son muchos los niños que han sustituido el papel por dispositivos digitales –ordenadores, eBooks, tablets o dispositivos móviles–, como soporte y plataforma de estudio. Esto deriva en el incremento del tiempo que esta población pasa frente a las pantallas, elevando así el riesgo de padecer enfermedades visuales tales como la miopía.

Por esta razón, el doctor Javier Hurtado, oftalmólogo-pediátrico en el Instituto Nacional de la Visión, señala que «no se ha demostrado que el uso de las pantallas perjudique a la salud ocular más que un libro, pero los niños pasan más tiempo con ellas y por tanto tienen más problemas visuales derivados de una actividad cercana sostenida». En este sentido, el doctor Hurtado asegura que las anomalías más comunes que produce el uso de pantallas son «sequedad ocular, fatiga visual, dolor de cabeza y miopía infantil» por lo que recomienda a los más pequeños no pasar más de dos horas al día frente a dispositivos electrónicos.

El doctor Hurtado alerta de que la miopía infantil es uno de los problemas directamente asociados a los malos hábitos en la lectura y anima a seguir estos cinco sencillos hábitos.

1. Mantener la distancia adecuada: Para evitar enfermedades de la superficie ocular debe haber al menos 50 centímetros entre los ojos y el ordenador. Sin embargo, si se trata del móvil o del libro en papel o electrónico, debe haber como mínimo unos 30 centímetros de distancia. Seguir estas recomendaciones reduce el esfuerzo para enfocar y el riesgo de tener miopía en el futuro.

2. Buena iluminación: Lo más apropiado es leer con una luz de techo que no esté justo encima del niño, y otra accesoria, desde el lateral. En el caso de que la lectura sea en pantallas retroiluminadas, se deberá leer con una buena iluminación y nunca a oscuras. La fatiga visual se produce sobre todo por la diferencia entre la luz del monitor y la de la habitación por lo que se puede bajar una o subir la otra para que sean más parecidas.

3. La regla 20-20-20: Cada 20 minutos en una actividad de cerca, los ojos deben descansar 20 segundos mirando a 20 metros. Con esto, se consigue relajar el ojo, aumentar el parpadeo y reducir los síntomas del esfuerzo ocular.

4. La importancia de parpadear: El parpadeo de los niños se reduce mucho cuando están frente a una pantalla. Esto puede provocar síntomas de ojo seco. Si la pantalla está un poco más baja que la posición de los ojos, el ojo está más cerrado y menos expuesto al aire, así que es menos probable que los niños tengan estas molestias.

5. No usar pantallas 3 horas antes de ir a dormir: El aumento de luz y la exposición a las pantallas dificulta la conciliación del sueño.

Los exámenes como oportunidad

Además, desde el Instituto Nacional de la Visión, el doctor Hurtado mantiene que la mejor prevención es la detección del problema a tiempo. Recuerda la necesidad de hacer revisiones a los niños de entre 3-5 años, llevándolos a un especialista para descartar posibles problemas como hipermetropía, astigmatismo o la ya mencionada miopía infantil, sobre todo si existen antecedentes familiares. Ésta última anomalía puede detectarse en la familia o el colegio al observar que el niño se acerca mucho a los libros o se queja de no ver bien la pizarra.

Hay que tener especial atención cuando los dos progenitores son miopes porque 1 de cada 2 hijos podría ser miope, relación que desciende hasta 1 de cada 3 cuando solo el padre o la madre lo es y 1 de cada 4 cuando ninguno de los padres es miope. Además, el estilo de vida actual puede influir en el desarrollo: tareas prolongadas de cerca como leer, jugar a videojuegos o permanecer muchos minutos seguidos con la vista enfocada en las pantallas aumenta el riesgo de aparición o progresión de la miopía. Sin embargo, salir al aire libre a realizar actividades previene la aparición de la miopía, aumenta la síntesis de la Vitamina D y ayuda en el proceso de desarrollo normal del ojo.

¿Cómo se trata la Miopía Infantil generada por incorrectos hábitos de lectura?

Actualmente, existen opciones de tratamiento que frenan el aumento de la miopía. Puede hacerse con soluciones ópticas que, además de compensar la miopía para que el niño vea bien, tienen un efecto de ralentización del aumento de las dioptrías. Para este fin, se utilizan gafas especiales, diferentes tipos de lentes de contacto específicas o mediante colirios con atropina.

Actualmente, por ejemplo, existen unas lentillas blandas desechable diarias que han demostrado en un estudio clínico de 7 años de duración que frenan de media un 59% la progresión de la miopía en niños de 8 a 12 años. Hasta no hace mucho, el tratamiento era la prescripción de gafas o lentillas estándar para corregir la visión a medida que las dioptrías crecían. Sin embargo, la investigación científica y la evolución tecnológica han permitido crear estos lentes de contacto que permiten limitar la progresión de la miopía.

Al ser lentillas diarias, el menor solo se las coloca y quita una vez al día con lo que toca menos el ojo y es menos probable que la pierda o la rompa comparado con las mensuales. Igualmente, las lentes de contacto facilitan la vida normal del niño, dado que le permite hacer deporte al aire libre, mejoran la percepción de sí mismo, su autoestima y su capacidad para establecer relaciones sociales.

Aunque no existen estudios concluyentes, también cabe la opción de combinar diferentes tratamientos ópticos y farmacológicos, de modo que el niño puede usar lentes de contacto o gafas de control de la miopía y, además, instilarse cada noche una gota de atropina.

Fuente de la información e imagen:  https://www.abc.es

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Ojo con los dispositivos navideños si quieres evitar problemas visuales en menores

Por: ABC

En unas fechas en las que abundan las ofertas y la tendencia a regalar ordenadores, portátiles, móviles, tabletas y videoconsolas, el Colegio Nacional de Ópticos-Optometristas de España (CNOO)recomienda a padres y madres supervisar el uso de estos dispositivos digitales con objeto de evitar una sobreexposición a las pantallas por parte de los menores que pueda provocar fatiga visual.

Para ello, aconseja mantener una distancia mínima de 30 cm en el caso de móviles y tabletas, y 50 cm para ordenadores o videoconsolas; contar con una correcta iluminación en las habitaciones, evitando los reflejos en la pantalla; y aplicar la regla 20-20-20, esto es, descansar 20 segundos cada 20 minutos mirando a 20 pies de distancia (seis metros) o relajar la vista observando objetos lejanos a través de la ventana.

Asimismo, ubicar el dispositivo ligeramente por debajo de la altura de los ojos, mantener una postura correcta mientras se utiliza y ajustar el brillo y el contraste son otras de las medidas que se pueden tomar para reducir el riesgo de sufrir alguna deficiencia refractiva.

La fatiga ocular se manifiesta cuando los ojos realizan un esfuerzo excesivo como consecuencia de actividades que implican ver de cerca durante un largo periodo. Esto se explica porque «la musculatura del ojo se encuentra relajada cuando utilizamos la visión lejana, pero cuando miramos algo de cerca durante mucho tiempo el ojo tiene que realizar un trabajo mayor y la musculatura puede llegar a bloquearse, lo que se conoce como exceso o incluso espasmo de la acomodación», matiza el decano del CNOO, Juan Carlos Martínez Moral.

Precauciones con las pantallas

Algunos síntomas derivados de un uso prolongado de los dispositivos electrónicos sin mantener la distancia mínima y las medidas adecuadas son visión borrosa transitoria, dificultad de enfoque de distancias, sensibilidad al brillo de la luz, incomodidad ocular, dolor de cabeza y ojos irritados, secos o cansados.

En este sentido, los ópticos-optometristas aconsejan tener en cuenta las propiedades de las pantallas, apostando por aquellas que presentan características menos nocivas para la salud visual. De esta forma se evitará el riesgo de padecer alteraciones como el enrojecimiento o la fotofobia, es decir, la sensibilidad a la luz. Además, existen monitores que ofrecen gráficos con cortes o incorrecciones, por lo que en muchas ocasiones es conveniente cambiar la configuración de la pantalla para adaptar la luz de forma correcta.

Por último, acudir a un establecimiento sanitario de óptica al menos una vez al año ayuda a prevenir problemas visuales. Y es que el profesional óptico-optometrista puede prescribir unas gafas personalizadas según el tipo de dispositivo digital que se utilice y en función de los síntomas que se presenten para evitar que la situación se agrave.

Fuente e Imagen: https://www.abc.es/familia/educacion/abci-dispositivos-navidenos-si-quieres-evitar-problemas-visuales-menores-202112200028_noticia.html

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España: Ojo con los dispositivos navideños si quieres evitar problemas visuales en menores

Ante la proliferación de ordenadores o tabletas en unas fechas en las que abundan las ofertas y la tendencia a regalar este tipo de dispositivos electrónicos, los ópticos y optometristas recomiendan su uso moderado y una correcta iluminación, entre otras medidas

En unas fechas en las que abundan las ofertas y la tendencia a regalar ordenadores, portátiles, móviles, tabletas y videoconsolas, el Colegio Nacional de Ópticos-Optometristas de España (CNOO)recomienda a padres y madres supervisar el uso de estos dispositivos digitales con objeto de evitar una sobreexposición a las pantallas por parte de los menores que pueda provocar fatiga visual.

Para ello, aconseja mantener una distancia mínima de 30 cm en el caso de móviles y tabletas, y 50 cm para ordenadores o videoconsolas; contar con una correcta iluminación en las habitaciones, evitando los reflejos en la pantalla; y aplicar la regla 20-20-20, esto es, descansar 20 segundos cada 20 minutos mirando a 20 pies de distancia (seis metros) o relajar la vista observando objetos lejanos a través de la ventana.

Asimismo, ubicar el dispositivo ligeramente por debajo de la altura de los ojos, mantener una postura correcta mientras se utiliza y ajustar el brillo y el contraste son otras de las medidas que se pueden tomar para reducir el riesgo de sufrir alguna deficiencia refractiva.

La fatiga ocular se manifiesta cuando los ojos realizan un esfuerzo excesivo como consecuencia de actividades que implican ver de cerca durante un largo periodo. Esto se explica porque «la musculatura del ojo se encuentra relajada cuando utilizamos la visión lejana, pero cuando miramos algo de cerca durante mucho tiempo el ojo tiene que realizar un trabajo mayor y la musculatura puede llegar a bloquearse, lo que se conoce como exceso o incluso espasmo de la acomodación», matiza el decano del CNOO, Juan Carlos Martínez Moral.

Precauciones con las pantallas

Algunos síntomas derivados de un uso prolongado de los dispositivos electrónicos sin mantener la distancia mínima y las medidas adecuadas son visión borrosa transitoria, dificultad de enfoque de distancias, sensibilidad al brillo de la luz, incomodidad ocular, dolor de cabeza y ojos irritados, secos o cansados.

En este sentido, los ópticos-optometristas aconsejan tener en cuenta las propiedades de las pantallas, apostando por aquellas que presentan características menos nocivas para la salud visual. De esta forma se evitará el riesgo de padecer alteraciones como el enrojecimiento o la fotofobia, es decir, la sensibilidad a la luz. Además, existen monitores que ofrecen gráficos con cortes o incorrecciones, por lo que en muchas ocasiones es conveniente cambiar la configuración de la pantalla para adaptar la luz de forma correcta.

Por último, acudir a un establecimiento sanitario de óptica al menos una vez al año ayuda a prevenir problemas visuales. Y es que el profesional óptico-optometrista puede prescribir unas gafas personalizadas según el tipo de dispositivo digital que se utilice y en función de los síntomas que se presenten para evitar que la situación se agrave.

Fuente de la información e imagen:  https://www.abc.es

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La conexión online: más fatiga visual y emocional y menos vínculo

Por:  Educación 3.0

Fatiga visual y emocional, menor vínculo con el grupo y una relación diferente entre estudiante y docente han sido algunas de las cuestiones que tres expertas de la Universitat Oberta de Catalunya, Alba Pérez, Eulàlia Hernández y Cristina Mumbardó, han analizado sobre el uso de las pantallas y la conexión online en el ámbito educativo durante la crisis sanitaria.

La crisis sanitaria y las limitaciones derivadas del estado de alarma aceleraron el uso de las nuevas tecnologías haciendo que nos abracemos a la pantalla como solución para poder continuar con nuestras funciones laborales, educativas e incluso sociales. Sin embargo, este cambio en nuestra forma de funcionar requiere, como todo, una adaptación por nuestra parte haciendo frente a nuevas exigencias para evitar la fatiga visual y emocional.

No hay que olvidar que las condiciones en las que se ha dado este incremento en el uso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) no ha sido en condiciones normales ni en las más deseadas, sino que se ha dado en un momento de mayor estrés e incertidumbre en todos nosotros (cuarentena, distancia física, todos los miembros de la familia en casa trabajando a la vez, nuevas rutinas y necesidades).

‘Pegados a una pantalla’

A todo esto hay que añadir que no hemos podido planificar con antelación cómo gestionar este aumento en la exposición a las pantallas, haciendo imposible la prevención y anticipación de las posibles consecuencias.

Estos factores han conllevado la sensación de una mayor sobrecarga tanto cuantitativa (percepción de mayor trabajo o necesidad de dedicar más horas) como cualitativa (dificultades sobre cómo hacerlo, percepción de falta de competencias y falta de apoyo por parte del entorno, tanto laboral como social). De hecho, opciones como el teletrabajo, diversos trámites digitales o la educación online que en algunos contextos se planteaban todavía como lejanas, no del todo viables, e incluso se enfrentaban a una actitud negativa hacia ellas, se han adoptado muy rápidamente, a contrarreloj y de forma poco planificada.

A las pocas semanas de teletrabajo, algunos profesionales empezaron a manifestar que en su desempeño laboral se encontraban más cansados, especialmente después de cada videollamada o videoconferencia. A este efecto se le ha empezado a llamar ‘fatiga zoom’ o ‘fatiga visual’, causada por la falta de habituación y mayor carga atencional que nos exige, puesto que a menudo, durante estas videollamadas dividimos la atención hacia otros estímulos que en los contextos habituales de trabajo (incluso en una situación normal de teletrabajo) no se darían: una hija pasando por delante o llamando la atención, el cartero llamando al interfono…

Fatiga visual y emocional

Muchos nos sorprendemos de la habilidad que hemos desarrollado en el conocimiento y uso de diferentes plataformas de comunicación (Hangout, Zoom, Facetime, Whatsapp, Jitsi, Teams, Skype…), algunas de ellas nuevas para nosotros hasta este momento. Hemos sido capaces de participar en reuniones con un gran volumen de participantes, desarrollando estrategias para no interrumpirnos en nuestros turnos de palabra y poder entendernos, y aunque las plataformas de comunicación nos han facilitado la tarea, no están libres de limitaciones.

Por ejemplo, la expresión no verbal no se identifica igual de bien a través de la pantalla como de forma presencial y ello requiere mayor atención por nuestra parte, la posibilidad de ver los gestos de las manos u otro tipo de lenguaje corporal se suprime directamente y en nosotros mismos identificamos una mayor externalización de nuestras emociones para hacerlas perceptibles para los demás. Tampoco ayuda que frecuentemente, el vídeo o el audio ‘se congelen’ y se pierda el hilo de la explicación que nuestro interlocutor estaba desarrollando, derivando en una sucesión de repeticiones y preguntas para volver a seguir de forma eficiente el hilo de la argumentación. En definitiva, más allá de la fatiga visual evidente que provoca la pantalla vs ‘el cara a cara’, estamos más fatigados porque realmente las exigencias a nivel atencional son mayores.

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fatiga visual y emocional pantallas pandemia

Por el contrario, el cambio a la interacción a través de videollamada ha sido una ayuda para las personas con dificultades en las relaciones sociales, que por cuestiones de timidez, ansiedad o sobreestimulación tienen dificultades en mantener un encuentro social presencial. Para estas personas, las videollamadas son interacciones menos exigentes, en las que hablan menos personas, hay menos conversaciones paralelas y se pueden ver menos expuestos a los demás. Sin embargo, es evidente que han sido los estudiantes y docentes con un rasgo de personalidad extrovertida y que previamente tenían una red social más densa los que mejor se han adaptado al uso intensivo de la tecnología para las distintas actividades de la vida.

Relación del docente con el grupo más allá de la pantalla

Uno de los aspectos que más preocupa tanto a profesorado como a alumnado es poder orientar la acción educativa a la clase como grupo. La mayoría de las iniciativas online que se han puesto en marcha, más allá de la convocatoria mínima de intercambio de todo el aula, han sido estrategias para trabajar a nivel individual de profesor a alumno, en la detección de necesidades individuales y en la acomodación a las cuestiones que se plantean.

docente y estudiante conexión online uso pantallas crisis sanitaria

Sin embargo, se detectan limitaciones en la gestión del grupo como tal, se hace menos seguimiento de los estudiantes menos participativos, o que trabajan mejor ‘off-line’, o que tienen menos oportunidades de acceso a estos entornos digitales. De este modo, se pierde la percepción grupal y los indicadores que proporcionaban ‘feedback’ al docente ya que no están presentes. Todo ello conlleva, en algunos casos, insatisfacción y poca percepción de autoeficacia en el profesorado y, asimismo, puede afectar al nivel de inclusión y participación de los estudiantes y su sentido de pertenencia al grupo.

¿Y con la familia?

A nivel familiar, el aumento del uso de la tecnología también ha conllevado múltiples cambios. Si bien tanto niños y niñas como adolescentes pueden estar más acostumbrados a hacer uso de según qué plataformas de comunicación, el uso intensivo de las pantallas que se ha estado dando a lo largo de estos dos últimos meses ha difuminado cualquier límite que se hubiera establecido en un contexto familiar en relación con el uso de las mismas.

En muchos casos, su uso se limitaba a un espacio de ocio con una frecuencia y duración muy concreta, que ha perdido todo su sentido tras decretarse la alerta sanitaria. La utilización de la tableta, el smartphone o el ordenador ya no se limita mayoritariamente a espacios de ocio o a actividades educativas concretas, sino que ha pasado a constituir el único vínculo con el entorno escolar y social de niños, niñas y adolescentes. Cabe también tener en cuenta que, una vez acabada la conexión con el profesorado o con los compañeros y compañeras, las pantallas han seguido constituyendo un espacio de ocio (juegos, aplicaciones…), difuminando, como decíamos anteriormente, los límites de uso, tanto cuantitativo como cualitativo, pactados con la familia antes del confinamiento.

pantallas familia uso pantallas Fatiga visual

La negociación en relación con el uso de las pantallas entre familias y niños, niñas y adolescentes debe así volver a definirse teniendo en cuenta las peculiaridades del momento que hemos vivido y estamos viviendo, aunque todo hace pensar que no será tan fácil establecer y justificar nuevos límites, al menos de cara a los adolescentes.

Incremento de la ansiedad entre los adolescentes

Si bien se habla mucho del aumento de la cantidad de horas de uso de una pantalla en niños y adolescentes, no se ha hecho hincapié en la calidad de este uso. En algunos casos no se disponía de estrategias, pero en contrapartida ha habido una gran conciencia parental al respecto en relación con los más pequeños. En lo relativo a los adolescentes, y especialmente relacionado con la búsqueda de información sobre aspectos de salud y sus efectos a nivel físico y mental, se observa un aumento de casos de ansiedad en los jóvenes.

Y esto se ha visto acrecentado porque ni las familias ni los docentes (que en la mayoría de los casos no tuvieron contacto con los adolescentes hasta pasadas unas semanas después del confinamiento) tampoco disponían de la información y certezas necesarias para acompañarlos en búsquedas seguras y efectivas de información. En este contexto, la incertidumbre ha sido un aspecto clave que ha abocado, en muchos casos, al mal uso de la tecnología.

Fatiga visual

Otro aspecto que preocupa en el caso de niños, niñas y adolescentes es la poca exposición a otros estímulos a lo largo de estos meses, así como la falta de práctica en todas las habilidades de adaptación al entorno. Son los más pequeños los que deberán hacer un sobreesfuerzo para retomar todas las habilidades que estaban en proceso de desarrollo, para afrontar de nuevo las exigencias que formaban parte de su día a día y para establecer rutinas completamente nuevas.

¿Dependencia de las pantallas?

Finalmente, podemos preguntarnos si durante los últimos meses no habremos establecido una dependencia de las pantallas. Es cierto que la tecnología ha permitido mantener la comunicación y el intercambio necesarios para desarrollar la actividad educativa. Y ha permitido también mantener ciertas rutinas escolares, suponiendo un elemento estabilizador.

Sin embargo, también es cierto que algunos lo han vivido de forma estresante, e incluso algunos adolescentes lo han considerado como una nueva forma de control por parte de los docentes, una invasión de su espacio privado (porque hasta ahora su actividad online así lo era). Respecto a la relación educativa, el aumento del uso de pantallas se ha considerado una medida provisional (al menos de momento), con lo que es posible que incluso se produzca cierto rechazo a los procesos educativos a distancia e incluso se aumente la presencialidad si ello es posible.

Cuando se generalizó el uso del smartphone en los adolescentes (y en general en la población) se habló mucho de la ‘nomofobia’ (el miedo irracional a estar sin conexión), sin embargo en un contexto post confinamiento y de vuelta a la normalidad no está claro que vaya a aparecer esta dependencia. En cualquier caso, se plantea también la posibilidad de vivir un escenario diferente a largo plazo, en el que se planteen los modelos educativos que compatibilicen la presencialidad con el online como una modalidad educativa que ha llegado (de forma quizá forzada en algunos casos) para quedarse.

No tenemos ninguna duda de que uno de los parámetros más importantes de cambio derivado de la actual crisis sanitaria habrá sido el entorno educativo. Es por ello por lo que debemos hacernos las siguientes preguntas: ¿qué hemos aprendido sobre el uso intensivo de la tecnología en la relación alumnado-profesorado durante la emergencia sanitaria? y ¿cómo debe ser el futuro educativo a partir de ahora?

Fuente e imagen: https://www.educaciontrespuntocero.com/opinion/conexion-online-fatiga-visual/

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Mundo: ¿Cómo cuidar la salud visual durante la cuarentena?

Mundo/05-07-2020/Autor(a) y Fuente: www.publimetro.co

Pasar horas frente a diferentes dispositivos sin los ejercicios y cuidados adecuados para los ojos puede generar molestias, fatiga visual, dolores de cabeza y problemas a futuro. Consultamos con un experto.

Con la llegada del coronavirus aumentaron las largas jornadas frente a computadores o celulares por el teletrabajo o el estudio en casa, mientras que los televisores y tabletas se convirtieron en dispositivos para entretenerse durante el tiempo libre. Sin embargo, el uso prolongado puede llegar a ser perjudicial para la vista si no se siguen las recomendaciones de los expertos.

Según el primer Informe mundial sobre la visión, presentado por la OMS a finales de 2019, al menos 2.200 millones de personas tienen deficiencia visual o ceguera y de estos, más de 1.000 millones pudieron evitarse o aún no han sido tratados.

La Asociación Americana de Optometría detectó que quienes utilizan los dispositivos electrónicos durante un tiempo prolongado y presentan un conjunto de signos oculares padecen un Síndrome Visual Informático, cuyos síntomas están relacionados con la fatiga visual, resequedad, picor o escozor ocular, enrojecimiento, visión borrosa, mareos, dolores de cabeza y fotofobia.

¿Pero cómo evitar que la vista se afecte si se debe pasar un tiempo prolongado frente al computador debido a la coyuntura? Hernando José Hernández, optómetra y docente de la Universidad El Bosque, contó en diálogo con PUBLIMETRO cuáles son esos pasos a seguir para que la salud visual no sea afectada durante las jornadas de teletrabajo o estudio en casa.

La primera recomendación es adecuar el puesto de trabajo para evitar esforzar la vista debido a la oscuridad, para esto es necesario buscar un lugar cómodo, ventilado y donde se pueda combinar la luz ambiente con la luz artificial. Lo ideal es evitar que en el lugar donde pasamos la mayor parte del día existan acumulaciones de sombra, que además de traer problemas visuales, generan cansancio y afectan el rendimiento de dichas actividades que requieren una demanda visual.

El siguiente paso a seguir es no olvidar hacer pausas activas y una serie de ejercicios que ayudarán a que aumenten la frecuencia de parpadeos y lubriquemos correctamente los ojos.

“Cerrar los ojos durante unos 15 o 20 segundos nos ayuda a relajarnos y tener un descanso visual. Una de las rutinas más recomendadas se llama 20-20-20 y consiste en que cada 20 minutos cambiemos la posición de la mirada y enfoquemos a unos seis metros durante 20 segundos, de esta manera logramos que los ojos no estén enfocando cortas distancias durante tanto tiempo”, aseguró Hernández.

Aunque los síntomas como cansancio y la resequedad están ligados a las largas jornadas frente a los dispositivos, no hay que dejar de lado los síntomas que alarman sobre un daño más grave, el cual debe ser atendido por un optómetra u oftalmólogo, bien sea en un centro médico o por telemedicina, todo dependiendo del manejo que le esté dando la IPS.

Si durante el día se evidencia una agudeza visual repentina, es decir, que se pierde la vista de un momento a otro; si hay visión doble, algún traumatismo, ojos rojos o un dolor ocular debido a un golpe, es necesario ser valorado por un profesional. En caso de asistir a un centro asistencial, hay que seguir todas las medidas de higiene y salud recomendadas por el Gobierno Nacional y el Ministerio de Salud y evitar tocarse los ojos por más molestia que generen. Según la OMS, las manos tienen contacto con muchas superficies y pueden coger el virus, una vez contaminadas, pueden transferirlo a los ojos, nariz o boca y desde allí, entrar al cuerpo y transmitir la Covid -19.

Pasar el tiempo en casa también permite que cambiemos algunos hábitos y dejemos descansar los ojos. En el caso de quienes usan lentes de contacto, aunque estos vengan adaptados a los ojos y sean confortables, es recomendable alternarlos de vez en cuando con las gafas. Bajo ningún motivo los lentes de contacto deben ser utilizados para dormir, al contrario, hay que retirarlos, lavarlos bien con los elementos adecuados y dejarlos listos para utilizar al día siguiente.

Evitar la fatiga visual y prevenir las enfermedades depende en gran parte del cuidado que tengamos y más en esta época donde aumenta el uso de aparatos tecnológicos. Aunque algunas veces no podamos medir cuánto tiempo pasamos frente a ellos, sí es posible realizar los ejercicios, pausas activas e incluso lograr conciliar el sueño más rápido.

“Es recomendable dejar a un lado dos horas antes de dormir televisores, computadores y celulares, porque esto te puede provocar insomnio y disminución del sueño, lo que nos va a afectar al siguiente día nuestra jornada”, concluyó Hernández.

Fuente e Imagen: https://www.publimetro.co/co/noticias/2020/07/03/juan-carlos-tainy-la-pareja-venezolanos-se-ha-dedicado-limpiar-rio-colombia.html

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