La simiente de Tiripetío

Por: Luis Hernández Navarro

El maestro Marcos José García se acaba de jubilar tras 45 años de servicio. Durante el último tramo de su vida profesional fue director de la secundaria Moisés Sáenz. Es hijo de una familia campesina mixteca de seis hermanos, de Santa Cruz Itundujia, Sierra Sur de Oaxaca, comunidad marginada, a la que aún, ahora es muy difícil llegar. Estudió en la normal rural de Tiripetío. Poder asistir a esa escuela y vivir en su internado fue la única posibilidad de cambiar su vida sustancialmente.

Su padre habló mixteco. La lengua estaba viva aún en el pueblo hasta hace unos años. Pero ni Marcos ni sus hermanos la aprendieron. En la escuela no se enseñaba y su familia estaba convencida de que era mejor que hablara castilla para salir adelante.

Marcos cursó la primaria en la escuela Progreso, en su comunidad, mientras pastoreaba a los animales. Le encantaba la lectura. Desde su pueblo, se necesitaba caminar dos días para ir a recoger los libros. Cuando llegaban era una fiesta. Terminó en 1969, con 13 años de edad y el reconocimiento de niño aplicado. Fue premiado con un viaje a la Ciudad de México para conocer al presidente, un tal Gustavo Díaz Ordaz. Pero el mandatario estaba muy ocupado y no pudo recibirlos. Los saludó Agustín Yáñez, secretario de Educación.

Su profesor, Delfino Robles, era egresado de la normal rural de Reyes Mantecón. A los alumnos de la Progreso les leía en voz alta, los motivaba a indagar a su alrededor y, cuando no sabía algo, consultaba un diccionario que tenía siempre a su lado. Fue él quien motivó a Marcos a seguir su preparación en la normal. Vete a presentar el examen a Reyes. Tienes que estudiar. No te quedes aquí porque el campo es muy rudo. Tienes la capacidad para darle más, le aconsejó.

Cuando Marcos llegó a la Normal Rural Moisés Sáenz a empezar la secundaria, no había clases. Como venganza de lo que consideraba eran nidos de guerrilleros, Díaz Ordaz cerró, con el pretexto de una reforma educativa, 14 de las 29 normales rurales en el país, algunas con el Ejército y la policía. Reyes Mantecón fue una de ellas. Los estudiantes no se dejaron. Suspendieron cursos y salieron a sus pueblos a buscar solidaridad. La resistencia duró meses, pero la decisión estaba tomada. De manera que –cuenta Marcos– pudimos ingresar hasta principios de noviembre, mediante un examen que nos aplicaron en el tecnológico. Nos inscribieron muy avanzado el ciclo escolar. A quienes ya cursaban la carrera y no fueron expulsados, los trasladaron a Mactumactzá.

Su ingreso fue traumático. Las novatadas le resultaron humillantes. No fue bien recibido. No estaba acostumbrado a la comida que se servía. Aunque los maestros y los contenidos educativos eran muy tradicionales, varias materias le gustaron. Daban mucha importancia al agro.

Las carencias de su infancia y la presencia de un cacicazgo opresivo y un clero conservador le habían hecho nacer la conciencia. Pero Eva Meléndez, maestra de civismo, le dio un empujón. “Nos mostró un periódico con la noticia de la visita de Fidel Castro a Salvador Allende en Chile –narra Marcos– y nos dijo: ‘fíjense cómo siguieron a Fidel. Aquí se ve la gente gritando: ¡Fidel, Allende, el pueblo los defiende!, ¡Fidel, que tiene Fidel, que los imperialistas no pueden con él!’”

En esos años, había un control autoritario en las normales rurales. Las autoridades querían desterrar cualquier muestra de insumisión estudiantil. Pero esa profesora, como no queriendo, les explicó lo que sucedía en América Latina.

Terminando la secundaria en Reyes Mantecón, surgió la disyuntiva: ir a México con unos parientes a trabajar o seguir sus estudios en la Normal Rural Vasco de Quiroga, de Tiripetío, Michoacán.

En 1971, los estudiantes de Tiri se fueron a la huelga, tras de dos años de control y represión. Las autoridades no permitían reuniones ni sociedad de alumnos. La chispa que incendió la pradera fue la decisión de los jóvenes de conmemorar, el aniversario luctuoso del general Lázaro Cárdenas. Los muchachos lograron doblegar a la SEP tras 20 días de huelga. Allí actuaba un núcleo del Movimiento de Acción Revolucionaria.

A Marcos le gustó Tiri. Tuvo maestros muy buenos, que promovían la lectura de literatura mexicana. Llegaron también docentes de la Universidad Nicolaita a enseñar a Kant, Hegel y Marx. Aunque disminuida, la FECSM se empeñaba en influir en la formación de los alumnos.

Teníamos –rememora Marcos– dirigentes muy avanzados, muy leídos, como Elpidio Domínguez Castro, que antes de ser asesinado fue un dirigente campesino muy reconocido. Ellos nos hablaban de que había que apoyar a comunidades de la Meseta Purépecha que estaban luchando por sus tierras. Nos proponíamos ir y estar con ellos.

El maestro y sus compañeros (1972 a 1976) fueron profundamente influidos por la experiencia de la Unidad Popular de Chile. Nos marcó a muchos. Lo sentíamos como propio. La generación que salió de 1969-1973 llevó de padrino al embajador Hugo Vigorena. Los graduados se vistieron con camisa roja y pantalón negro. En junio de 1973, su representante José Roca dio una conferencia en el patio del edificio central de la escuela. Estuvo muy nutrida la participación. El 11 de septiembre Augusto Pinochet dio el golpe de Estado. La rabia se apoderó de los jóvenes.

Al terminar, regresó a Oaxaca a dar clases en comunidades remotas y cursó la carrera de historia en la Normal Superior de México. Durante 45 años de servicio, Marcos José García fue, sin exagerar, un maestro y un sindicalista democrático ejemplar. Promovió activamente la educación alternativa y fue un incorruptible representante gremial del magisterio oaxaqueño, que promovió un sindicalismo autogestivo, vinculado a las comunidades. Es un digno egresado de Tiripetío, la primera normal rural fundada en mayo de 1922 en Tacámbaro. A 100 años del nacimiento del normalismo rural, es necesario no olvidar que profesores como él, son la simiente de un proyecto pedagógico excepcional desde el México profundo.

Twitter: @lhan55

Fuente: https://www.jornada.com.mx/2022/04/05/opinion/015a1pol

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México: En defensa de las Normales rurales

América del Norte/México/13-08-2021/Autor(a) y Fuente: www.change.org

Pedro Hernández Morales lanzó esta petición dirigida para LIC. ANDRES MANUEL LOPEZ OBRADOR (Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos).

Las normales rurales, cunas de conciencia social

Quisieron enterrarnos, pero no sabían que éramos semilla.

Volveré y seré millones.

Murales de la Escuela Normal rural

“Raúl Isidro Burgos” de Ayotzinapa

¿Por qué es fundamental luchar por la supervivencia y el fortalecimiento de las normales rurales con su sistema de internado?

En un mundo globalizado, movido por la lógica del capital, bajo un esquema de homogeneidad, en un freno permanente de todas las colectividades y diversidades, las normales rurales son vistas como una amenaza por su capacidad de conciencia crítica de la realidad.

Hay que recordarle a ese emporio capitalista y neoliberal, que se encarna en una lógica autoritaria, que este México sigue siendo un país de iniquidades y diversidades extremas. Que hay regiones donde para tener agua hay que caminar una hora y para llegar al hospital el recorrido puede durar medio día. Hay que recordarle a la miopía del poder que, en muchos espacios de este México tan dolido, es necesario trasladarse atravesando ríos y barrancos para encontrar la señal de internet o el teléfono para comunicarse.

En estos caminos de la iniquidad nacional, las comunidades rurales requieren que el proceso educativo comprenda su realidad, haya sentido su hambre, cavado la tierra para poder enterrar las semillas, quemarse bajo el sol para recoger la cosecha, acarrear el agua para beber y asearse y, sobre todo, sentir la comunidad en un concierto de intenciones colectivas que se generan en la asamblea ejidal para la toma de decisiones.

En este país donde las diferencias se han polarizado, la población de las comunidades rurales necesita docentes que comprendan su esencia, sus penas, sus necesidades, sus aspiraciones, su lengua, su cosmovisión. Sólo así pueden tender un puente para construir nuevas culturas comunes. Si no se ha vivido en esos espacios de la tierra, la montaña, los ríos y barrancos, no se comprende por qué hay que defenderlos de los depredadores, por qué hay que oponerse a la contaminación de los ríos y la tierra por parte de minas y fábricas, poner un freno a los proyectos de muerte que afectan a los pueblos originarios; si no se tienen raíces que permitan sentir la savia que se filtra desde la tierra, no se puede construir una escuela que coincida con las culturas diversas que ahí habitan.

Las normales rurales, producto de la revolución mexicana, para los hijos e hijas de campesinos, protegidas y fortalecidas por el cardenismo buscaron generar espacios de justicia e igualdad social defendiendo una escuela pertinente para los más desfavorecidos del país.

Habrá que recordarle a esta sociedad del capital que hoy en día, los únicos que pueden comprender esa realidad social y trabajar con los habitantes de esos rincones olvidados del país son los maestros y maestras egresados de las normales rurales. Pero también, que las normales rurales han sido una de las pocas opciones de vida de los hijos e hijas de campesinos y la única vía de ascenso social, y como consecuencia de su naturaleza comunitaria y su esencia cooperativa, el internado como emulación de la estructura de la familia, ha sido y sigue siendo, más que un recurso de apoyo, el dispositivo pedagógico más importante para la formación profesional de los maestros rurales

Habrá que recordarle a esta sociedad autoritaria y represiva, encarnada en muchas de sus autoridades que lo colectivo no es un concepto, que la comunidad no es una definición, que la cooperación no es un valor abstracto. Son acciones cotidianas que se viven día con día, que se caminan, se trabajan, se sudan, se discuten y se acuerdan. Es por ello que el internado de las normales rurales es esencial porque no hay otra manera de aprender a educar en comunidad que formando parte de ella: organizándose, discutiendo y acordando, haciendo reglas en conjunto, argumentando, haciéndose responsables de su vida cotidiana, trabajando la tierra, así como el pensamiento, trabajando con las manos, así como con los sentimientos; luchando por una educación que ayude a pensar y no a repetir, a construir y no a acumular; una educación emancipadora y radical que legitime a las comunidades rurales.

No hay mejor forma de preparar a las maestras y maestros de esos rincones apartados del país que viviendo en conjunto para aprender lo que es la esencia de lo comunitario, de lo colectivo, de la visión común. Es ahí donde el yo sólo existe en un nosotros que lucha codo a codo por la mejoría de todos; es ahí donde se aprende que nadie puede tener lo superfluo mientras haya uno que no tenga lo necesario.

Las escuelas normales rurales consolidan esa visión colectiva, esa perspectiva comunitaria, ese compromiso con todos los otros y las otras de los espacios comunes.

Pero, además, las escuelas normales rurales con sus internados son una de las pocas respuestas de justicia social que este mundo globalizado puede ofrecer a las hijas y los hijos de las campesinas y campesinos que nos alimentan, cuidan nuestros campos y nuestras plantas, protegen nuestra fauna, nuestros bosques y montañas.

Un gobierno para la equidad y la justicia social no puede cerrar sus ojos ante las grandes diferencias nacionales; está obligado a ver por todas y todos, a garantizar educación superior hasta los rincones más apartados del país. La única opción que tienen los hijos de las mujeres y hombres de la tierra, son esas escuelas Normales rurales con su internado que el capitalismo neoliberal y gerencial considera hoy en día, improcedentes, herencia anquilosada del pasado.

En realidad, su supervivencia, su lucha, su mística, sus consignas, defendidas por la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México (FECSM) durante 86 años de resistencia, muestra que la sangre que las nutre surge directamente de las comunidades que ven en ellas la única posibilidad de transformación. Que las Normales rurales surgidas hace casi 100 años (Normal Rural de Tacámbaro, antecedente de Tiripetío) han realizado una labor fundamental en las comunidades más desfavorecidas del país, transformando la vida de las y los estudiantes y las familias campesinas.

Es necesario enfatizar que desde su origen, el precario presupuesto a las normales rurales se ha traducido en las deplorables condiciones de vivienda, alimentación y recursos académicos, lo que ha propiciado la movilización y demandas de los estudiantes; lejos de satisfacer dichas demandas los gobiernos federal y estatales han recurrido sistemáticamente a la denostación, campañas de desprestigio, intimidación, expulsión, criminalización, corte de luz y agua, y hasta la represión violenta contra estudiantes, que ha dejado saldos trágicos de heridos, desaparecidos, vejadas sexualmente, asesinados y encarcelados.  Quienes han vivido los problemas surgidos del manejo del presupuesto afirman que la verdadera solución radica en una vigilancia eficiente sobre el manejo presupuestal, muchas veces escamoteado por autoridades y «ecónomos», y no en la desaparición del sistema de internado y la emulación neoliberal de «váuchers”.

Hoy en día, la solución que propone AMLO de dar el dinero para que los estudiantes se alberguen en casas aledañas resulta, en esencia una medida muy semejante a las que puso en operación el gobierno neoliberal chileno para privatizar la educación, lo que resulta una contradicción fundamental en un gobierno que se ha autodenominado «anti neoliberal» y que proclama la política de «primero los pobres».

Por todo ello, nos pronunciamos por la defensa de las Normales rurales, por sus internados, por sus comedores, por sus presupuestos colectivos, por su vida en común, por la formación de docentes críticos, conscientes y comprometidos por el mejoramiento de la vida de las comunidades, sus poblaciones infantiles y juveniles y sus familias.

Porque es una cuestión de justicia, de coherencia, de dignidad, de equidad…

¡Que vivan las Normales rurales!

¡Por la reapertura de la Normal Rural del Mexe con internado!

¡Libertad incondicional para los 95 detenidos de Mactumactzá!

¡Porque nos faltan 43!

Teresita Garduño, Tatiana Coll, Antonia Candela, Martha de Jesús López, Hugo Aboites, Juan Manuel Rendón, César Navarro, Juan Leove Ortega, Jorge Cazares, Pedro Hernández.

Firmar Petición: En defensa de las Normales rurales

Fuente e Imagen: https://www.change.org/p/lopezobrador-delfinagomeza-sep-mx-en-defensa-de-las-normales-rurales?recruiter=533238644&utm_source=share_petition&utm_medium=facebook&utm_campaign=psf_combo_share_initial&utm_term=psf_combo_share_initial&recruited_by_id=3fc75060-0c2c-11e6-ad89-33c0d10fcd91&utm_content=fht-30250784-es-419%3A3
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¡El Mexe vive, la lucha sigue!

 Abelardo Carro Nava

Después del movimiento revolucionario de 1910, la educación en nuestro país tomó un rumbo diferente del que se conocía hasta ese entonces. Desde mi perspectiva, la creación de la Secretaría de Educación Pública (SEP) en 1921, propició un viraje importante puesto que, a través de su titular, José Vasconcelos, se impulsó la educación popular, la creación de escuelas rurales, las bibliotecas populares, entre otras.

Pasados algunos años y con la llegada de Plutarco Elías Calles a la Presidencia, en febrero de 1926 se decretó la creación de la *Escuela Normal Rural “Luis Villarreal” en El Mexe con un objetivo muy claro: instruir maestros, brindar asesoría a las escuelas rurales, además de realizar un trabajo social importante para las comunidades.

Con la llegada de la educación socialista a nuestro país, esta escuela normal rural, reafirmó esos objetivos a través de una formación de profesores rurales quienes, tenían como misión, concientizar y organizar a la población que vivía en el campo puesto que, por un lado, se pensó que resolver el problema agrario propiciaría la construcción de un país más justo y equitativo, pero también, que los alumnos que asistirían a las escuelas serían educados con base en los dictados de las ciencias ligadas a la naturaleza y a la sociedad; para ello, se reformaron planes y programas de estudio con la finalidad de plasmar en ellos una concepción basada en la lucha de clases, hecho que permitió modificar los libros de texto, tal vez con el mismo propósito, pero con un sentido muy específico: el establecimiento de una diferencia entre los desposeídos y la iglesia. En fin. El cúmulo de estas cuestiones le dieron sentido, identidad y pertinencia a la formación de maestros rurales en El Mexe.

Después de un tiempo en el que, como es natural, bajo un clima político “enrarecido” y en el que predominaba esa idea “modernizadora” de México, muchas escuelas normales rurales sufrieron los primeros embates de una élite en el poder empobrecida y cegada por sus propios intereses. Varias de éstas perdieron sus tierras, talleres, escuelas anexas (Civera, 2015) y, desde luego, el presupuesto que la SEP venía otorgándoles, de ahí que se entienda que varias de las normales rurales que mantuvieron algunas de sus tierras y talleres, a través de sus alumnos y maestros, los trabajaron con la intención de hacerse llegar de recursos económicos y, por supuesto, de alimentos.

A esto le siguió el cierre de varias normales rurales durante la década de los 60’s pues, de ser 29 en los 50’s, de un plumazo quedaron 15. El movimiento estudiantil del 68, la supuesta formación de cuadros de resistencia a las políticas impuestas por gobiernos eminentemente autoritarios, el surgimiento de líderes estudiantiles cuyos ideales eran permeados por los pensamientos de José Santos Váldes, Othón Salazar, Género Vázquez o Lucio Cabañas, entre otras cuestiones, propiciaron los siguientes embates de la federación, y luego, con el decreto de 1984 mediante el cual los estudios realizados en dichas instituciones tendrían el grado académico de licenciatura, aunado a la descentralización de la educación básica y normal propuesta en el Acuerdo Nacional para la Modernización de la Educación Básica (ANMEB), la situación se complicó aún más para estas normales. A los estados se les transfirió un poder enorme para implementar “políticas educativas” que, con el paso del tiempo, afectaron el desarrollo ya de por sí precario de éstas.

Expuesto lo anterior, puede entenderse por qué durante el gobierno de Jesús Murillo Karam (1993-1998) se redujo considerablemente la matrícula, becas y recursos para los estudiantes normalistas de El Mexe. También puede comprenderse la serie de acciones intolerantes, arbitrarias, autoritarias y violentas que se emprendieron en contra de los normalistas y pobladores por parte del gobierno en manos de Manuel Ángel Núñez Soto (1999-2005). Y bueno, como es sabido, durante el periodo de gobierno de Miguel Ángel Osorio Chong (2005-2011), en julio de 2008, el priismo en el estado de Hidalgo cumplió su objetivo: cerrar definitivamente la Escuela Normal Rural “Luis Villareal” de El Mexe, transformándola en una Universidad Politécnica.

Ahora bien, con la llegada del peñanietismo a la Presidencia de la República las cosas no cambiaron mucho, la denostación y desprecio hacía las normales rurales fue más que evidente. Curioso es que Murillo Karam, ex priista y ex gobernador de Hidalgo, haya “enfrentado” desde la Procuraduría General de la República los trágicos sucesos relacionados con los ataques y desaparición forzada de los 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural “Raúl Isidro Burgos” de Ayotzinapa, Gro. ¿El resultado? Lo conocemos: ineptitud, ineficiencia, ineficacia y escasa credibilidad en las investigaciones realizadas.

Culminado este periodo y con la llegada del lopezobradorismo a Palacio Nacional, se pensó que las cosas podrían ser diferentes puesto que, en plena campaña electoral, el candidato por la coalición “Juntos haremos historia” expresó en mayo de 2018: “tan luego triunfe el movimiento, se cancelará la mal llamada reforma educativa, (se va) a fortalecer la educación pública, no se van a cerrar las escuelas normales, al contrario se abrirá la normal rural El Mexe” (Monroy, 2018); sin embargo, hasta el momento en que cierro estas líneas la reapertura de esta normal rural, tal y como operan las pocas escuelas normales rurales existentes en nuestro país, no se ha concretado. ¿Las razones? Solamente las élites del poder las comprenden; sin embargo, resulta curioso que esas mismas élites “desoigan” los llamados del actual Presidente de México o las “promesas” que éste realizó durante su campaña política. En cualesquiera de los casos algo es cierto: esa promesa no se ha cumplido.

Quiero pensar que lo dicho hace unos días por este mismo presidente, cuando un reportero lo inquirió con relación a este asunto, fue claro: “La maestra Delfina va a escuchar que tenemos ese compromiso pendiente y los compromisos se cumplen y lo más pronto posible tiene que abrirse el Mexe” (Martínez y Garduño, 2021). ¿Ahora si se va a escuchar en la SEP y en otras áreas de gobierno este llamado presidencial?

Hay razones y argumentos suficientes para que esta la Escuela Normal Rural “Luis Villareal” vuelva a operar porque, más allá de una promesa lanzada a los cuatro vientos, es menester del Estado cumplir con el derecho que tienen los niños y jóvenes que viven en zonas rurales o urbanas marginadas, de recibir una educación que les permita contar con un proyecto de vida.

Esperemos pues, que la actual Secretaria de Educación, Delfina Gómez, atienda este llamamiento. De no hacerlo, la ya de por sí afectada credibilidad que tiene este gobierno en cuanto al “fortalecimiento y transformación de las normales públicas” será nula. ¿Acaso se piensa que ya se olvidó el brutal recorte presupuestal que tuvieron las normales para este 2021? No, no se olvida.

Con negritas:

Y a todo esto: ¿cuál es el papel que ha jugado la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México (FECSM) para que, de manera conjunta con pobladores y colectivos de Hidalgo, se luche por la apertura de esta escuela normal rural? Las divisiones internas al interior de dicha Federación puedo comprenderlas, pero no puedo entender que tales divisiones no logren la unidad hacia un mismo propósito: el normalismo rural mexicano.

¡El Mexe vive, la lucha sigue!

Nota: * La Escuela Normal Rural “Luis Villareal” fue fundada como Central Agrícola; en 1932 cambió a Escuela Regional campesina con internado mixto; y años más tarde (1946), se estableció como Escuela Normal Rural para varones con internado.


Referencias:

Camacho, C. (2008). Adiós a la normal rural de El Mexe. La Jornada. Recuperado de: https://www.jornada.com.mx/2008/07/07/index.php?section=estados&article=034n1est

Civera, A. (2015). Normales rurales. Historia mínima del olvido. Nexos. Recuperado de: https://www.nexos.com.mx/?p=24304

Martínez. F. y Garduño, R. (2021). Ordena AMLO reabrir normal de El Mexe lo más pronto posible. La Jornada. Recuperado de: https://www.jornada.com.mx/notas/2021/02/17/politica/ordena-amlo-reabrir-normal-de-el-mexe-lo-mas-pronto-posible/

Monroy, J. (2018). Promete abrir normal “El Mexe”. El Economista. Recuperado de: https://www.eleconomista.com.mx/politica/Promete-abrir-normal-El-Mexe-20180514-0151.html

Montoya, R. (2021) Parte caravana de normalistas de El Mexe hacia la CDMX. La Jornada. Recuperado de: https://www.jornada.com.mx/notas/2021/02/16/estados/parte-caravana-de-normalistas-de-el-mexe-hacia-la-cdmx/

Notimex. (2008). Cierra definitivamente Normal de El Mexe. Dossier político. Recuperado de: https://www.dossierpolitico.com/vernoticiasanteriores.php?artid=39270&relacion=dossierpolitico

Padilla, T. (2019). El Mexe: historia, agravios y resistencia. La Jornada. Recuperado de: https://www.jornada.com.mx/2019/05/25/opinion/015a2pol

Proceso. (2018). Anuncias la reapertura de la normal rural de El Mexe, sin internado. Proceso. Recuperado de: https://www.proceso.com.mx/nacional/2018/12/14/anuncian-la-reapertura-de-la-normal-rural-de-el-mexe-sin-internado-217136.html

Fuente: https://profelandia.com/el-mexe-vive-la-lucha-sigue/

Imagen: https://www.facebook.com/Escuela-Normal-Rural-Luis-Villarreal-de-El-Mexe-1683020385286107/

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Entrevista | “La vigencia de las normales rurales y la persecución que sufren” con Luis Hernández Navarro

México / 2 de diciembre de 2018 / Autor: Redacción / Fuente: Tlachinollan

Ponencia completa: https://bit.ly/2pxPIKB

¿Qué problemas está enfrentando el normalismo rural actualmente, más allá de la situación general que vive desde hace muchos años?

Primero: Una nueva ofensiva a partir de las tragedias que ha habido tanto en Chiapas, (Esc. Normal Rural “Mactumatzá”), como en la Esc. Normal Rural de J. Guadalupe Aguilera (Durango) en donde en el marco de las novatadas dos muchachos de nuevo ingreso murieron. Esto ha servido a los enemigos del normalismo rural para desatar una campaña de estigmatización, presentándolos nuevamente como vándalos y salvajes, y queriendo asociar ese tipo de ceremonias de iniciación a, ya sea preparación para incorporarse al crimen organizado o para hacerlo con movimientos armados. Esto plantea un reto para el movimiento normalista como tal, pues estas ceremonias de iniciación deben conservarse y cambiar. Aquí, la perspectiva de las comunidades indígenas puede servir en el sentido de que éstas han conservado la tradición, pero transformándola. Por ejemplo, donde antes no había participación de las mujeres en puestos de representación, ya que muchas comunidades han cambiado y las mujeres ocupan hoy cargos, mientras sigue la tradición de manera renovada.

Segundo: La materia de trabajo específico del normalismo rural en un país que es crecientemente más urbano es la capacitación para enseñar en escuelas multigrado. Estas son escuelas en las que un mismo maestro debe enseñar de manera simultánea a grupos de primero, segundo, tercer año; de distintas edades; con distintos niveles de información. El 40% de las escuelas de educación básica en nuestro país son escuelas multigrado, lo cual es enorme y no hay suficientes maestros para atender estas escuelas. La enseñanza en ellas es mucho más difícil que enseñar en una escuela de un solo grado con todos los recursos, de tal manera que los maestros rurales deberían tener una preparación especializada, recuperando lo mejor de la pedagogía internacional y un conjunto de facilidades y estímulos para hacerlo. Éste es el nicho específico de las normales rurales y reivindicar que ellos salen a enseñar en esas escuelas. Esto daría más posibilidades a las escuelas de tener más presupuesto, pero eso implica entrar en un proceso de renovación.

Tercero: Durante todo el año pasado hubo conflictos en las normales rurales, pero sobre todo en tres de ellas: en Panotla (Tlaxcala), Cañada Honda (Durango) y en Tiripetío (Michoacán), además de los conflictos permanentes que hay en el Estado de México o en Ayotzinapa. Sin entrar en conflictos internos, el movimiento normalista tiene que unificarse, pues enfrentan nuevamente un enorme odio y un acoso, sobre todo, en contra de las normales de mujeres. De las 16 normales rurales que hay en la FECSM, 10 son de hombres, 4 de mujeres y 2 mixtas; y de esas 4, 2 tuvieron agresiones el año pasado. Algo está pasando con las normales de mujeres, cuando en realidad la gran mayoría de maestros en este país son maestras. Esta problemática de género y esta defensa de las escuelas de mujeres tiene que ser retomada porque en nombre de la modernidad se quiere acabar con el carácter exclusivo de educación femenina, por ejemplo, en Cañada Honda. Lo que significa que el número de oportunidades para las mujeres en espacios rurales para estudiar disminuye, cuando lo que hay que hacer es ampliar el número de escuelas, características y plazas disponibles para ellas.

Otro reto que hay es el de los compañeros de El Mexe (Hidalgo), que quieren reabrir la escuela en el mismo lugar y en condiciones de internado después de que en 2010 finalmente se cerró. Hay muchas posibilidades de que lo puedan lograr. El actual gobernador del Estado de Hidalgo fue secretario de educación en el estado en el pasado y ha tenido problemas con El Mexe, como todos los anteriores. Pero hoy hay un compromiso del nuevo gobierno de abrirlas.

Eso nos lleva a que ahora el este nuevo gobierno anunció la formación de 100 nuevas universidades. ¿No habría la necesidad de plantear nuevas normales rurales en el marco del proyecto de las universidades? La respuesta es sí, pero esto significa entonces argumentar el porqué de la importancia de las normales rurales.

Está la necesidad de los jóvenes de prepararse para las nuevas problemáticas que hay en el entorno rural. En el pasado, en el cardenismo los maestros estaban ligados a la reforma agraria y la formación de cooperativas; después, muchos de los egresados de las normales rurales fueron gestores de proyectos productivos o de crédito. La problemática en el mundo rural ahora abarca la devastación ambiental; la migración; la recuperación de la agricultura y la ganadería; y el narcotráfico y la violencia, el cual hay que enfrentarlo y debatirlo. Una de las acusaciones recientes contra el normalismo rural es que el crimen organizado se está infiltrando en ellas, por lo que el movimiento normalista tiene que dar una respuesta muy clara a ello.

¿Cuál ha sido el impacto del caso Ayotzinapa para abordar el tema de las normales rurales?

Ha sido fundamental. En el año de 2010, Elba Esther Gordillo iba a cerrar las normales rurales; a convertirlas en escuelas de guías y promotores de turismo. Claudio X. González de Mexicanos Primero insistía en que era nidos comunistas y guerrilleros, y que había que tomar medidas drásticas contra ellos. Toda la escalada que hay de violencia, como el asesinato de Alexis y Gabriel el 12 de diciembre de 2011, y las golpizas que ha habido están enmarcadas en esa ofensiva. La tragedia de Ayotzinapa sirvió para poner nuevamente en el centro del debate la situación de las normales rurales y presentar públicamente sus bondades; finalmente, un lugar de encuentro entre las dos grandes demandas de la Revolución Mexicana: la lucha por la tierra y la lucha por la educación laica, gratuita y obligatoria para toda la población. Permitió idear como nunca se había hecho la situación de hacinamiento y de conflicto que hay contra ellas. Sin embargo, no se ha hecho completamente; una y otra vez aparece la imagen del normalista como vándalo o como privilegiado, que se roba los Gansitos y Twinky Wonder de los camiones. Ese reto aparece todo el tiempo pero hoy hay mucha más gente y medios de comunicación que hablan de las normales rurales con mayor consciencia de lo que significan. Asimismo, Ayotzinapa construyó vínculos enormes con el movimiento estudiantil universitario y las normales rurales.

¿Cuáles deberían ser los primeros pasos del nuevo gobierno de López Obrador para abordar el tema de las normales rurales y mejorar las condiciones en las que se encuentran?

Hay que dar más presupuesto. El promedio de lo que se le destina a cada alumno por normal es alrededor de 71 pesos diarios; absolutamente insuficiente. Y esto es el promedio, porque en el caso de Ayotzinapa, que es de los más bajos, está en alrededor de 50 pesos, y en el caso de la Esc. Normal Rural “Plutarco Elías Calles” El Quinto (Sonora) está en aproximadamente 90 pesos. Hay que ampliar el número de plazas para los egresados de las normales rurales. Hay que trabajar en la capacitación especializada en atender la problemática de las escuelas multigrado. El gobierno saliente anunció que quería disminuir las escuelas multigrado concentrándolas, creando una especie de internados, lo cual es un absurdo porque las escuelas multigrado podían permitir mantener vivas las lenguas indígenas y su cultura. Además, en el marco de las 100 universidades se pudieran reabrir las escuelas que han cerrado.

Considerando que en un inicio las normales rurales tuvieron que situarse en la construcción del Estado-nación, ¿qué tanto se tiene que debatir en los espacios rurales el concepto de los espacios autonómicos?

Sería fundamental que se recuperaran las experiencias de una pedagogía alternativa pero también de la construcción de organizaciones autónomas, como las radios comunitarias, en el marco mismo de las normales rurales. Los maestros rurales no solamente fueron misioneros y luchaban en contra del fanatismo religioso, sino también de la insalubridad, difundiendo conocimientos básicos de higiene y de primeros auxilios. Esto habría que recuperarlo poniéndolo en sintonía con las nuevas necesidades y las experiencias de autonomía que han existido. Los caracoles zapatistas, las experiencias del PTEO en Oaxaca, las escuelas altamiranistas en Guerrero, toda la experiencia que se ha construido en Michoacán. Ojalá que el normalismo rural pudiera recuperar todo eso, así como a los héroes del normalismo rural, como el profesor José Santos Valdés que escribió los primeros estatutos de la FECSM y que tiene varios libros de pedagogía; toda la idea del autogobierno él la desarrolló.

Fuente de la Entrevista:

Entrevista | “La vigencia de las normales rurales y la persecución que sufren” con Luis Hernández Navarro 

ove/mahv

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