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Amaia Pérez Orozco: «El sindicalismo es clave para atacar desde dentro al capitalismo»

Gessamí Forner entrevista a Amaia Pérez Orozco, doctora en economía.

La doctora en economía Amaia Pérez Orozco cree que en el sindicalismo no debe haber condescendencia con el capitalismo y que los flancos de lucha contra este han de ser amplios: desde las instituciones al hogar, pasando por la comunidad.

 

Hace tiempo que Amaia Pérez Orozco vive en Bilbao, donde milita en el movimiento feminista de Euskal Herria, participa en la cooperativa XXK y, a veces, es ponente en actos a los que se la convoca para escucharla hablar sobre su especialidad: la economía desde una mirada feminista. Tan tímida como académica, acelera las palabras cuando expone su discurso. Este mes arrancó aplausos en las jornadas organizadas por el sindicato mayoritario en Euskal Herria, ELA, para realizar una lectura crítica de los PERTE, los instrumentos del Estado español que vehiculan las ayudas a fondo perdido de la Unión Europea, los Next Generation, creados en la pandemia sanitaria. Para Pérez Orozco, en el sindicalismo no debe haber condescendencia con el capitalismo y los flancos de lucha anticapitalista han de ser amplios —desde las instituciones al hogar, pasando por la comunidad—.

 

Me parece significativo que ELA invite a activistas anticapitalistas, ecologistas y feministas de Omal, Sustrai, Laura Aznal y tú para formar a su cuadros. ¿Qué papel juega el sindicalismo en la disputa al capital?

 

Al capital necesitamos atacarlo desde dentro y desde fuera. En el mundo del trabajo asalariado, donde para el capital somos mano de obra esclava y alienada, el sindicalismo es clave. Pero no debe caer en sus lógicas: no tenemos que conformarnos con seguir siendo mano de obra esclava ni debemos asumir que, para poder vivir, el capital tiene que sobrevivir.

 

Estamos viendo en Euskal Herria que, desde la huelga general feminista del 30 de noviembre, los sujetos tradicionales en la interlocución trabajo/capital están cambiando o deberían cambiar: del sindicalismo al movimiento feminista y de la patronal al Gobierno vasco. Además de resignificar la huelga, ¿se debe resignificar la negociación? ¿E introducir la vida?

 

Diría que estos cambios están en marcha desde antes del 30 de noviembre. El problema que subyace en esta cuestión es haber asumido que los agentes del diálogo social son los sindicatos, la patronal y el Gobierno. Ahí hay que hacer muchas rupturas. Una es salirse del marco del diálogo social, como hace ELA. La otra es no reconocer a la patronal como sujeto de diálogo, sino como sujeto de conflicto. No se trata de llegar a acuerdos, sino de arrancarlos. Los sindicatos que se quedan en un papel subordinado de mano de obra deben romper esa lógica y, por otro lado, hay que asumir que el conflicto con el capitalismo lo tenemos que dar desde todos los ámbitos vitales.

 

No debemos asumir que, para poder vivir el capitalismo tiene que sobrevivir

 

¿Cuáles?

 

Desde una mirada feminista, el combate anticapitalista prioritario está en el mundo del “más acá del mercado”. En los espacios socioeconómicos que están más cercanos a nuestro día a día, en los que somos vida entera, y no mano de obra. En lo que hemos llamado las esferas invisibilizadas del espacio socioeconómico, en los “afuera” de los mercados. Esos deben ser lugares prioritarios porque es donde se esconde, con más virulencia, el conflicto capital/vida. Como feminista, los hogares y la comunidad son el lugar fundamental para una lucha anticapitalista.

 

Y en el terreno del capital, ¿cómo debe darse esa lucha?

 

Donde somos mano de obra es necesario cambiar los contenidos de lucha. En vez de limitarnos a reivindicar mejoras de más empleo o mejor pagado —que, por supuesto, todo empleo debe ser remunerado con un salario digno—, necesitamos reivindicar otros empleos y otras condiciones. Luchar que somos vida, y no mano de obra. Personas, y no fuerza de trabajo. Y luego luchar, sobre todo, por la reconstrucción de un tejido socioeconómico contrario a la acumulación del capital, en el que el ánimo de lucro no sea el eje vertebrador. Desprivatizar la vida, al fin y al cabo.

 

Sin embargo, en este punto vamos al revés. Durante tu intervención, hablaste de los PERTE del Gobierno para gestionar los fondos Next Generation: “No hay planeta ni trabajo humano en los PERTE, sino una doble negación del ecosistema y una idea de reducción de emisión de gases de efecto invernadero con ingeniería contable”. ¿La fantasía capitalista es esto?

 

Como dijimos en las jornadas, los PERTE no son tan relevantes por los recursos que movilizan, sino porque son elocuentes del modelo que imponen: la doble negación del territorio-tierra y del territorio-cuerpo, como lo llamarían las compañeras de Abya Yala. Todo proceso socioeconómico tiene una base ecosistémica detrás. Es decir, se sostiene por un planeta del cual extrae recursos y energía, y al cual le envía residuos. Los PERTE se sostienen con la negación del planeta y la negación del colapso ecológico. Reduce el cambio climático a una reducción de emisiones y abre el espacio para un juego de ingeniería contable —cómo mides las emisiones y qué parte te llevas fuera—, que te permite creer el cuento de que estás poniendo en marcha procesos de acumulación del capital sin destrucción del planeta. Simplemente porque construyes un mecanismo para no ver la destrucción.

 

¿Y el cuerpo?

 

Por otro lado, encontramos la negación del cuerpo, que es el territorio sobre el que se sostienen los procesos socioeconómicos. Lo vemos claramente cuando en el PERTE de salud hablan de mejorarla mediante investigación genómica, en vez de contratando a más personal sanitario. O planteando que un hogar digitalizado cuidará mejor de la gente mayor. Los PERTE ponen el énfasis en la innovación tecnológica y digital para cubrir necesidades básicas que requieren interrelación humana. Los trabajos desaparecen. Todo se convierte en innovaciones tecnológicas y digitales para mejorar procesos socioecónomicos para conseguir supuestamente una economía más verde, más limpia y en la que todo el mundo vamos a vivir mejor. Sin hablar ni de la tierra que está detrás ni de las personas que sostienen esos procesos. Y sin hablar tampoco del desigual reparto de trabajos.

 

Necesitamos construir conflictos en todos los espacios que habitamos, no únicamente en las instituciones

 

En el PERTE de cuidados mencionaste que ni siquiera se habla de desigualdades ni de personas racializadas.

 

En ningún PERTE se mencionan las desigualdades y ello llega a ser tan sangrante que en el de cuidados no se menciona siquiera las desigualdades de género que hoy sostienen la organización injusta de los cuidados ni las desigualdades por racialización y clase.

 

El de agricultura no menciona ni tierra ni personas jornaleras.

 

Como decía Mirene Berigistain, que analizó ese PERTE, hay agricultura digitalizada pero no hay ni personas agricultoras ni tierras cultivadas. Todo en la tierra es sustituible por tecnología, también el trabajo humano.

 

“Ya no necesitan ni retórica”. ¿Qué somos? ¿La burocracia es el método más eficiente para arrasar con cualquier rastro de vida?

 

No sé si diría la burocracia. Muchas veces hemos denunciado el lavado verde o morado. En la configuración inicial de los PERTE se preveía la firma de una declaración responsable de que no ibas a hacer un daño significativo al medio ambiente con la puesta en marcha de un determinado proyecto. Esto era tener en cuenta el medio ambiente de una manera totalmente débil, por eso hablamos de lavado de cara. Pero llegó la guerra de Ucrania y la situación se puso peor y, de cara a no poder esperar generar energías renovables, ya ni siquiera tienes que firmar una declaración de responsabilidad. Las prioridades socioeconómicas han cambiado y se ha vuelto a apostar por el uso de la energía fósil. Algo similar nos ha sucedido con el lavado morado. A veces hemos denunciado que hasta el PP nos roba conceptos de igualdad entre hombres y mujeres, y lo denunciamos como un robo retórico, como un lavado morado para poner en marcha políticas que reconstruyen o profundizan la desigualdad. Pero ¿qué significa cuando ya ni usan la retórica? ¿Te facilita el terreno para denunciarlo? ¿O significa que se ven tan fuertes que ni nos reconocen como antagonistas de lucha? Dudábamos de cómo interpretar el vaciamiento de conceptos y planteamientos políticos y ahora parece que ya ni siquiera es preciso aparentar “buenas intenciones”. De alguna manera, es una mala noticia porque ya ni engañan, pero también es buena porque es más fácil articularse para desmontar esas políticas. ¿O es que la cosa ya se ha puesto tan fea que ni te validan como sujeto de conflicto?

 

Los PERTE ponen el énfasis en la innovación tecnológica y digital para cubrir necesidades básicas que requieren interrelación humana

 

Es lo que acaba de pasar con la presentación del PNV y PSE del Pacto Vasco de Cuidados, que decían que nos les entendíamos, que defienden unos cuidados público-comunitarios.

 

Ese es un ejemplo clarísimo de robo del planteamiento para lavado morado. El tema en este caso es ¿qué se está entendiendo por público-comunitario? Porque cuando se habla de público-comunitario desde los feminismos se habla, en primer lugar, de que lo público debe asumir una responsabilidad muy fuerte, lo público no puede estar privatizado y las empresas con ánimo de lucro no pueden jugar un papel en la garantía de derechos sociales. Además, desde los feminismos se entiende que hay que reconstruir todo el tejido socioeconómico en clave más sociocomunitaria, donde la vida importe, donde podamos construir otras relaciones y donde nos hagamos corresponsables de la vida colectiva. Pero esa reconstrucción nunca es para que lo público se desentienda de su responsabilidad.

 

En segundo lugar, hablamos de que lo público y lo comunitario deben desplazar a lo privado con ánimo de lucro. En ningún caso podemos entender las empresas privadas como parte de lo comunitario. El gran elefante en la habitación con el Gobierno vasco es ese: el papel de las empresas privadas. Y ojo, que aquí otra confusión son las cooperativas. A las entidades que forman parte de la economía solidaria social transformadora podríamos incluirlas en nuestra idea de comunitario. Pero aquellas que lo único que tienen de social es la figura jurídica, pero no el funcionamiento real, formarían parte de ese ámbito privado que queremos dejar fuera de lo público.

 

En tercer lugar, cuando hablamos desde el feminismo sobre la disputa de lo comunitario no lo entendemos como grandes ONG asistencialistas. Un tercer sector asistencialista que, en el fondo, funciona como una empresa más con ánimo de lucro. Hablamos de un comunitario que de verdad construya tejido cotidiano de relaciones de solidaridad, simetría, reciprocidad, de protección de la vida. Ese comunitarismo existe en las periferias, pero no en las empresas y ni en el tercer sector asistencialista.

 

¿Los PERTE son una nueva rearticulación del capitalismo?

 

Muestran la nueva forma que está cogiendo el capitalismo en clave verde-digital. Para los PERTE, la economía no es el tejido que sostiene la vida, sino que son cadenas de acumulación monetaria. En ese sentido, los PERTE reconstruyen el capitalismo que ya teníamos en una nueva versión siglo XXI, que es más consciente de la base material reducida sobre la que se asienta, que necesita idear modos para enfrentar el decrecimiento metabólico obligado, tanto reducir la dependencia de las energías fósiles como reducir los recursos que vienen del exterior —“si va a haber menos, me los quedo yo”—. Y digital en el sentido de que pretenden poner en marcha una onda larga de acumulación a través de la digitalización de los procesos y, cada vez, en clave más militarizada. Y para ese capitalismo, el capital necesita para los estados y lo público un rol diferente al que ha jugado en las últimas décadas: un rol claramente más presente para la asunción de los riesgos y costes de los megaproyectos, en los que las empresas quieren beneficios y quieren quedárselo ellas. Para ello necesitan un papel más activo de los Estados; que asuman los costes y el poder corporativo concentrado se quede los beneficios, mientras lo público se encarga también de sostener condiciones de vida mínimas en un contexto de un fuerte precarización de la vida.

 

Los PERTE asientan esa idea de lo público-privado, en vez de lo público contra lo privado. Ante la idea neoliberal de menos estado, siempre hemos dicho que los estados están presentes, aunque sea por dejación, están garantizando que no haya protesta social y aprobando nuevas legislaciones para que el mercado se regule a su propio favor. Nunca ha habido libre mercado, sino mercados ultra autorregulados: con fuertes legislaciones al servicio de las empresas. Hoy eso quizá está cambiando y el rol delo público se vuelve más visible. Pero no podemos confundirlo con un estado al servicio de la gente.

 

El PSOE ha elegido muy bien al ministro de Industria, un entusiasta de la colaboración público-privada. Cuando todas estas políticas las ejecuta un partido que de nombre tiene socialista, ¿qué nos queda?

 

Es un problema poner toda la carga en los partidos que ocupan las instituciones. Obviamente, tienen una responsabilidad enorme, pero también es cierto que tienen las manos relativamente atadas en función del empuje que haya detrás. Así que nos quedan muchas cosas. Sobre todo, construir conflictos en todos los espacios que habitamos, no únicamente en las instituciones, para que quienes ocupan las instituciones se vean en la obligación de tener posiciones más confrontativas con las empresas y el heteropatriarcado. Para ello debemos construir tejido comunitario. También necesitamos construir otros modos cotidianos de vida. No hay que hacer dejación de nuestra responsabilidad. No puedes pedir solo cambiar la PAC, debes cambiar en la medida que puedas tu modo alimentario. No puedes pedir más protección a la violencia machista, sino pelear la violencia cotidianamente.

 

Entrelazar luchas choca con la izquierda machirula que tiene súper claro el eje que debe vertebrar todas las luchas, y se impone arrasando otras prioridades políticas

 

En 1998 leí Ecofeminismo, teoría, crítica y perspectivas. Viniendo de espacios mixtos que oscilaban entre lo libertario y el soberanismo, consideré que nos faltaba más feminismo, más tierra y más vida. Han pasado 26 años desde entonces y me sigo preguntando si algún día el ecofeminismo se pondrá de moda y si los hombres de izquierdas lo asumirán.

 

Simplificando mucho, la defensa de la vida humana que hace el feminismo y la defensa de la vida del planeta que plantea el ecologismo tienen que ir de la mano. Ahí se encuentran con otras tradiciones políticas, como el marxismo, que también lucha por el valor de la vida de la clase trabajadora. Lo que el ecofeminismo tiene para mí de interesante es que combina diversas miradas críticas. La clave está en si somos capaces de entrelazar distintas luchas políticas en la comprensión de que nos enfrentamos a un sistema muy complejo sobre el que nadie tenemos la verdad absoluta de cómo funciona ni, mucho menos, cuál es la solución para cambiarlo. Ello choca cuando, desde determinadas posiciones, como la izquierda machirula, por decirlo de alguna manera, se tiene súper claro el eje que debe vertebrar todas las luchas y se impone arrasando otras prioridades políticas. ¿Cómo logramos entrelazar los distintos ejes que para quien son prioritarios, o más atacables, sin pretender que haya un único eje supremo ? Si estamos en distintos lugares, significa que atacamos desde diferentes sitios, en función de las desigualdades que nos atraviesan. Entrelazarnos desde la asunción de responsabilidades, no desde el buenismo hueco, es muy potente. Pero el entrelazamiento también genera incomodidades. La minusvaloraciación de la lucha antirracista permite que no te cuestiones tu blanquitud. La minusvaloración de la lucha feminista, que dejes sin tocar tus privilegios masculinos. El desprecio a la lucha obrera pone de relieve tu papel burgués. Generar alianzas abordando las desigualdades que nos atraviesan es el único camino, pero no es fácil ni automático.

 

Gessamí Forner. @GessamiForner

Fuente: https://www.elsaltodiario.com/ecofeminismo/entrevista-amaia-perez-orozco-sindicalismo-es-clave-atacar-dentro-al-capitalismo

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Rocío Santos Gil: «Con la menopausia empezamos a darnos la libertad para ser la mujer que queremos ser»

Entrevista a Anna Freixas autora feminista del libro «Nuestra menopausia. Una versión no oficial»

Por Rocío Santos Gil

La escritora ha reeditado ‘Nuestra menopausia. Una versión no oficial’ (Capitán Swing, 2023). Su obra reivindica las bondades de esta etapa que los mitos interesados, según explica, se han encargado de oscurecer.

 

Afirma Anna Freixas (Barcelona, 1946) que allá donde va para ofrecer una charla o conferencia consigue llenar el espacio: “Porque todos mis temas son terribles: viejas y menopausia”.

 

Lo declara con una contundencia acumulada, según dice, por los años de experiencia. No existen los paños calientes para esta escritora y profesora de la Universidad de Córdoba ya jubilada, que ha cimentado una carrera de investigación sobre la psicología con perspectiva de género, el envejecimiento de las mujeres o la coeducación, y que guarda en su haber títulos ya claves como Tan frescas. Las nuevas mujeres mayores del siglo XXI (Paidós, 2013); Abuelas, madres, hijas. La transmisión sociocultural del arte de envejecer (Icaria, 2015); Sin reglas. Erótica y libertad femenina en la madurez (Capitán Swing, 2018) o Yo vieja. Apuntes de supervivencia para seres libres (Capitán Swing, 2021).

 

Llega al MaF (Málaga de Festival) con la reedición de Nuestra menopausia. Una versión no oficial (Capitán Swing, 2023) y consigue, de nuevo, llenar un salón de actos donde, convencidas a la vez que entusiasmadas, las asistentes disfrutan y asienten con las intervenciones de Freixas, que reivindica la menopausia como una etapa llena de bondades que los mitos interesados se han encargado de oscurecer.

 

Desde esa primera edición del libro Nuestra menopausia. Una versión no oficial: ¿ha habido algún encuentro entre el relato no oficial y el relato oficial? ¿En qué has visto la evolución, en caso de haberla?

 

Creo que en el relato oficial ha habido un poquito de cambio. Es decir, en la comercialización del cuerpo de las mujeres, en su medicalización. Desde la publicación del informe de 2002 (se refiere al realizado por The Women’s Health Initiative) en el que se habló de los problemas que producía la terapia hormonal, hay mayor cuidadito, menos tendencia a la administración de hormonas. Ya no se dice que todas las mujeres que quieran pasar bien la menopausia tienen que tomarlas, sino que se específica que solo será en algunos casos. Ellos saben que las mujeres ya no van tan confiadas a la consulta. Así que ahora son más sutiles, inventan otras cosas y van con más cuidado porque también saben las consecuencias. Y, desde luego, lo que más ha cambiado en todo este tiempo son las mujeres.

 

¿Cómo ha sido la evolución de las mujeres desde que sacaste la primera edición del libro?

 

Cada vez tenemos más información y cada vez estamos más convencidas de que las cosas pueden ser de otra manera. Hablamos más entre nosotras. El tabú de la menopausia se disipa y ya las mujeres comienzan si ningún pudor a coger el abanico y a decir “oh, tengo un calor que me muero” y ya está. En este sentido las mujeres, globalmente, incluyendo a las mujeres jóvenes que hablan abiertamente de que tienen la regla o les duele la barriga, están más informadas. Dialogan más entre ellas y no confían tanto en que el otro le va a resolver algo. Empezamos a darnos cuenta de que la menopausia no es tan fiera como nos la pintan.

 

Te refieres a ti misma y usas la palabra vieja con una contundencia que sorprende. Habitualmente solemos suavizar según qué expresiones. ¿Cómo se consigue ese aplomo?

 

La edad te da una mayor seguridad. También ocurre esto porque me he dedicado a tratar de normalizar las canas, las arrugas, la vejez, la edad. A dignificarnos. Que los hombres hagan lo que quieran, pero que las mujeres podamos ir por el mundo sin pedir perdón porque eres vieja, porque estás sorda, porque tienes canas, porque estás gorda, porque eres pequeñita o porque tienes barriga o… ¡o yo qué sé! ¿Por qué tenemos que pedir perdón por tantas cosas? A veces también tengo mucho genio y lo suelto todo así, pero lo que sí he aprendido es a usar el sentido del humor, diciendo todo lo que quiero, pero suavemente.

 

¿En clase eras igual?

 

Cuando daba clases los chicos venían diciendo “¡te ha tocado la Freixas!” o “la Freixas es feminista”. Y yo lo primero que hacía era tratar de congraciarme con ellos. Les decía: aquí vamos a divertirnos, a pasarlo bien, a aprender y nos vamos a reír de todo; de nosotros, de nosotras y vamos ir abriendo los ojos. Así que se trata de relajarse. Con los chicos, en el noventa y pico por ciento, siempre he tenido muy buen rollo. Incluso me paraban para hablar por la calle en Córdoba. El aplomo es una cuestión de edad, pero también viene de aprender unas de otras.

 

De hecho por hablar entre nosotras, entre otras cosas, las que han sufrido reglas dolorosas, han acudido precisamente alarmadas por haber tenido normalizado el dolor y detectar que podía ser algo mucho más serio. Ya no nos fiamos tanto.

 

Es otro asunto que me parece muy importante, el que está relacionado con los tratamientos hormonales. Nuestro cuerpo se tiene que acostumbrar a vivir con estas hormonas. Durante la etapa de la menopausia hay un descenso en la intensidad y en la cantidad de hormonas. En la juventud teníamos pocas hormonas, después aumentaron para poder ser fértiles y luego menos. Nuestro cuerpo se tiene que acostumbrar de la misma manera que se acostumbró a vivir con muchas hormonas y teníamos dificultades: nos dolían las tetas, la cabeza y teníamos determinados problemas vinculados al ciclo. Si tú evitas las dificultades que está demostrando tu cuerpo para adaptarse a esta carencia de hormonas, estás posponiendo un tema. De aquí a cinco años tendrás el mismo problema.

 

Hay gente que dice “no puedo dejarlo [el tratamiento] porque me vuelven los sofocos”. Pues claro. Porque no has dejado que tu cuerpo se adapte a esta etapa vital. Me parece muy importante. No es que estemos enfermas por falta de hormonas, que es lo que vendieron: es que el cuerpo tiene que adaptarse a estar con unas hormonas determinadas que son las necesarias para vivir.

 

¿En qué momento decidiste que este tema era interesante para ti y que querías hablar con mujeres, poniéndolas en el centro de tus estudios?

 

Te puedo decir exactamente la fecha: alrededor de 1980, con unos 33 años. Había empezado dos tesis doctorales que no me interesaron nada y entonces Miguel Siguán, el catedrático de Psicología en la Universidad de Barcelona, un hombre muy sabio, me dijo: “¿Por qué no te interesas por el tema de las mujeres haciéndose mayores?”. De hecho, mi tesis se llamó Autopercepción del proceso de envejecimiento en la mujer entre 50 y 60 años. Allí empecé a trabajar sobre esta cuestión, que ha sido el tema de mi vida con el que he envejecido. Empecé joven y ya llevo 40 años. A medida que me he ido haciendo mayor he seguido estudiándolo junto a otras cuestiones que han ido apareciendo.

 

¿Y qué ha sido, después de estudiar en profundidad cuestiones relacionadas con el envejecimiento y la menopausia y de haber tenido tantas conversaciones con mujeres, lo que más te ha llamado la atención?

 

Piensa que cuando empecé a trabajar sobre la menopausia ya llevaba unos quince o veinte años investigando sobre estos temas en general. Cuando me paré a estudiarla, tenía ya hechas muchas conversaciones. Quizás una de las cosas que me ha impactado más, ahora que me dices esto, era el poco interés que tenían las mujeres posmenopáusicas en hablar de la menopausia. “La menopausia, sí, aquello», “Ah, bueno, eso pasó”, decían.

 

Así como las que no la teníamos o que nos encontrábamos justo en esta etapa estábamos más interesadas en saber, nos encontrábamos con el desinterés total de las mujeres posmenopáusicas. Y, en cambio, la afirmación que estoy obteniendo en los últimos tiempos cuando ahora les pregunto en mis conferencias “¿es lo mejor que nos pasa?” y todas afirman así [hace el gesto de afirmación con la cabeza]. Ayer mismo ocurrió en la charla que di. Porque, claro, es verdad que hay mujeres que lo pasan mal, pero es un porcentaje bajo. También hay niñas que pasan muy mal la regla. Entonces, ¿por qué tanto interés en una cosa y tan poco en la otra? Es sospechoso.

 

Ayer decías que el cuerpo de las mujeres es un negocio. ¿A quién beneficia?

 

Beneficia a todos. Date cuenta de que las mujeres somos las pobres del planeta. La población pobre somos nosotras. Y resulta que somos las que damos de comer a mogollón de gente: la moda, los centros de estética, las uñas, el fitness y los gimnasios, la farmacia, la industria cosmética, la médica. Porque queremos adelgazar, porque queremos engordar, porque queremos crecer. Somos un enorme negocio.

 

Desde el momento que tienes la primera regla estamos constantemente llenas de expectativas que nos tienen soliviantadas y sometidas a una presión social enorme: embarazo, estudios, creación de familias… cuando parece que llega la plenitud de tu vida y puedes estar tranquila, llega la perimenopausia, después la menopausia y se nos presenta, dentro de las referencias que tenemos, como algo terrible. ¿Cómo construimos otra imagen y derribamos los mitos?

 

Es que con la menopausia no pasa nada. La menopausia solo es un momento del ciclo vital en el que la regla desaparece. Implica que durante una serie de años antes tus hormonas descienden y tus ciclos se alargan, se acortan, tienes pérdida de sangre… hay una serie de indicadores donde vemos que las hormonas están ya despidiéndose. Y eso también ocurrió cuando tú eras niña. A los nueve años, aún sin regla, empezamos a ver señales que nos van anunciando que estamos desarrollando nuestro cuerpo de mujer, con la aparición de vello o el desarrollo del pecho. Pues esto es lo mismo.

 

Se va anunciando que las hormonas están disminuyendo. La mayoría de la gente pasa la menopausia sin enterarse. Yo misma no he tenido absolutamente ni un sofoco. Se fue después de 12 meses. Pensé “hace doce meses que no tengo la regla y esto se acabó”. O llevas seis meses y ¡pam! Tienes tres meses más de regla y después se vuelve a ir otro año. Pero lo que sirve bastante es el hablar con otras mujeres, con otras chicas que están en el mismo momento que tú: con tu madre, con tus hermanas, con tus cuñadas, con tus amigas. En absoluto quiero negar que haya personas que lo hayan pasado mal. Por supuesto que sí, personas que han tenido muchas dificultades porque su cuerpo no se adaptaba. ¿Pero decir que es la norma? Esto se da en un porcentaje que es la excepción.

 

El porcentaje de mujeres que tienen sofocos no es el cien por cien ni el cincuenta por ciento. Y dentro de este cincuenta por ciento hay de todo: hay quien tiene muchos sofocos y viven con ellos durante muchos años y a veces se alargan porque tienes otros problemas como puede ser la tiroides. Pero yo creo que hay que hablarlo y conversarlo con otras, ver cómo lo han vivido las mujeres de alrededor. Ayer me decían unas chicas, que habían sido ya menopáusicas, que no sabían cómo lo habían pasado sus madres y abuelas. No se enteraron porque estas mujeres vivieron lo que les tocó vivir. El interés por aplazar los síntomas se vende con tratamientos para continuar siendo joven y eso no es cierto. Puedes retrasar algo en algún momento pero el programa biológico está allí y las arrugas te están esperando.

 

Hablabas de la menopausia como una etapa vital de libertad, a pesar de que es un momento al que muchas mujeres temen. ¿Por qué la vinculas con la liberación?

 

No soy yo sola, lo digo yo y lo dicen otras pensadoras. Primero: no te puedes quedar embarazada. Segundo: hablamos de la caída de las hormonas. En este momento empiezas a pasar de ese modelo de feminidad, de la sumisión femenina patriarcal que consiste en gustar a los demás y empiezas a pisar más fuerte. Profesionalmente, también estás en otro momento y vas adquiriendo un mayor dominio de tu vida. A partir de aquí hay muchas libertades y muchas de ellas provienen del feminismo, porque tu situación y tu relación con otras mujeres te va dando alas. Es como si se cayera el velo y pudieras darte la libertad de empezar a ser tú. No ser tanto para otros, para tus hijtos, tu parejita, para tu mamá, para los del trabajo… empezamos a darnos la libertad y darnos permiso para ser nosotras. Para ser la mujer que queremos ser.

 

Hablas en el libro de las referentes, que tanta falta nos hacen, aunque cada vez hay más. ¿Qué referentes has tenido tú?

 

Vosotras lo tenéis mejor, tenéis más referentes. La gente de mi generación o de las siguientes a las mías no hemos tenido muchas, pero nos hemos ido fijando, por ejemplo, en actrices coetáneas como Susan Sarandon o Meryl Streep. Ese tipo de mujeres en las que hemos visto que querían ser ellas, sobre todo en lo estético. Y, aunque es más joven que yo, tenemos a Ángela Molina, por ejemplo. Pero en esto se ha mejorado.

 

Me fijo, por ejemplo, en los pies y los zapatos. Una de las cuestiones más graves de la vida de las mujeres ha sido el tema de los taconazos. Si miras ahora por la calle prácticamente no hay mujeres que vayan con ellos. Antes no. Ahora en una celebración la gente se los pone si quiere sufrir, pero es que, a veces, no se llegan a usar ni para esas ocasiones. La moda también ha cambiado y es menos restrictiva para nosotras. Es muy importante el que nos atrevamos a ser diferentes, a mostrar nuestra diferencia y nuestro ser, porque la perversión del mito de la belleza es que es inalcanzable. Y al ser así, nunca vas a estar suficientemente cerca. Es desmoralizante. Inviertes dinero y siempre estamos en el punto cero.

 

Hablas también de la importancia de los ritos. Es muy complejo porque vivimos de forma tan acelerada que hace que se pierdan ritos, otros que no dejamos que se asienten ni que se consoliden pero hay otros que se mantienen porque se capitalizan. ¿Qué ritos crees que las mujeres deberíamos asentar respecto al envejecimiento?

 

Sobre los ritos en los que más he pensado últimamente han sido los que tienen que ver con la muerte. Está muy institucionalizado y quizás necesitamos hacerlo y practicarlo a nuestra conveniencia. A raíz de una amiga mía que durante la crisis de 2008 montó un tanatorio (y me pareció una cosa increíble y divertida), pensé: las mujeres deberíamos montar un tanatorio feminista, laico y ecologista. Porque el rito de la muerte es hipercomercial y tóxico. Pesar en cómo queremos despedirnos de esta vida. No tenemos una palabra para la orfandad de una amiga. Se te va tu amiga del alma y no tienes palabra para nombrar ese estado. Sobre la menopausia, por ejemplo, hablé con mis amigas para hacer una fiesta y así dar la bienvenida a esa etapa, donde cada una llevase una cosa alusiva a la regla. Pero finalmente no se hizo. Creo que hay que pensar el divertimento y celebrarlo. Alcanzamos una edad en la que lo que más celebramos es la jubilación.

 

Libro «Nuestra menopausia Una versión no oficial» de Anna Freixas

Fuente: https://www.lamarea.com/2024/03/20/anna-freixas-con-la-menopausia-empezamos-a-darnos-la-libertad-para-ser-la-mujer-que-queremos-ser/

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En todos los espacios y en todas las luchas: activistas reflexionan sobre la situación del movimiento feminista en Uruguay

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Movilización en el Día Internacional de la Mujer, Montevideo, Uruguay (archivo, marzo de 2020). · Foto: Agustina Saubaber
Movilización en el Día Internacional de la Mujer, Montevideo, Uruguay (archivo, marzo de 2020).

Foto: Agustina Saubaber

En todos los espacios y en todas las luchas: activistas reflexionan sobre la situación del movimiento feminista en Uruguay

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Desde sus distintas experiencias de militancia, coinciden en que hay dificultades en el encuentro y el diálogo, aunque eso no significa que estén “desmovilizadas”.

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Leído por Andrés Alba.
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El calendario vuelve a marcar 8 de marzo, día emblemático donde los feminismos se manifiestan en todo el mundo para visibilizar las desigualdades estructurales, denunciar las violencias machistas que impactan en las vidas de las mujeres todos los días y defender los derechos conquistados.

En Uruguay, es un 8M que transcurre en pleno año electoral, todavía entre los coletazos pospandémicos, que no pierde de vista los escenarios brutales que se desarrollan en otras latitudes del planeta y que también medirá, una vez más, la potencia del movimiento feminista en las calles.

La fecha se presta así para frenar un poco y analizar cuál es la situación actual de los feminismos en nuestro país. Con esa misión en el horizonte, y en lo que pretende ser apenas un primer intento de acercamiento a la realidad, activistas feministas compartieron sus reflexiones y miradas con la diaria.

Entre la precarización y el desencuentro

“¿Dónde están las feministas?” es una pregunta que los personajes antigénero usan con frecuencia y con cinismo cada vez que algún acontecimiento sirve de excusa para atacar al movimiento. Pero también es una pregunta que surge últimamente en conversaciones cotidianas entre las propias feministas, en este caso para problematizar la realidad, generar intercambios constructivos y buscar soluciones colectivas ante posibles problemas. Si bien las respuestas son variadas, suele quedar en el aire una sensación de desestímulo o cansancio. ¿Surfeamos la cresta de la ola entre 2015 y 2018, y ahora estamos llegando a una especie de valle? ¿Nos ganó la impotencia frente a tanta violencia? ¿La precarización de la vida hizo que la militancia se enfocara en la supervivencia? ¿Cuánto tuvo que ver la pandemia?

Para Lilián Celiberti, coordinadora de Cotidiano Mujer, no hay “desmovilización”, sino, más bien, “dificultades de encuentro y de diálogo”. La referente feminista dijo que esas dificultades tienen que ver con “condiciones precarias de la vida, de tener que afrontar de mil maneras la sobrevivencia, que es la realidad de muchas mujeres y que quitan mucha energía”. En ese paquete, incluyó también la gestión de los cuidados, que sigue recayendo en las mujeres y que es un tema que “no está resuelto”.

En esa línea, consideró que “no logramos tener espacios que articulen esta precariedad de la vida con la participación”, y que esto constituye “un nudo grande para resolver”. “Los espacios en sí requieren de muchos esfuerzos para realizar algo concreto y entonces eso desmotiva, porque todas necesitamos saber que lo que ponemos en tiempo y energía reditúa rápidamente”, agregó. Al mismo tiempo, reconoció que la pandemia “tuvo muchos efectos en las pequeñas organizaciones”, que atravesaron “dificultades de participación”.

De todas formas, destacó que existen “otras transformaciones que difícilmente vuelvan atrás”, por lo que “hay que balancear lo que es el aspecto organizativo concreto con lo que tiene que ver con otros cambios subjetivos”.

“También creo que hay momentos y momentos”, matizó Celiberti, que acumula casi 40 años de militancia feminista. “Muchas veces, a lo largo de estos años, nos preguntamos ‘qué está pasando que no nos encontramos, no nos movilizamos, no estamos presentes’, y, mientras tanto, vemos el crecimiento de los cambios en las vidas de las mujeres, las conquistas de las disidencias. […] Es decir, la subversión, no en las reuniones sino en la vida cotidiana, es impresionante”, reflexionó.

De todas formas, opinó que una de las características distintivas del momento actual es presenciar “cómo la frustración y la impotencia puede generar figuras como [Jair] Bolsonaro o [Javier] Milei”. “Por supuesto que siempre hubo sectores conservadores, pero no con esta ferocidad y odio frente a la diversidad y al feminismo. Ahora destruir el feminismo es el centro de un retroceso conservador, y eso hace a un escenario nuevo”, advirtió.

En todos lados y en todas las luchas

La militante feminista y sindicalista Tamara García está segura de que, si bien actualmente “no tenemos la gran explosión de colectivas que hubo en años anteriores”, las feministas hoy están activas en todos los espacios. “Este gobierno no nos ha dado tregua y estamos en todos los espacios, porque, por lo general, las que militamos no lo hacemos exclusivamente en una colectiva; ya sea en el movimiento estudiantil, en un sindicato, en un sector político partidario o a nivel territorial, nos termina llevando a esta lógica de tener que estar en todos lados”, señaló a la diaria.

A su entender, eso es “lo interesante de esta cuarta ola de los feminismos”: “que la perspectiva feminista se está intentando transversalizar en nuestros espacios de militancia; no es exclusivamente militar feminismo, sino cómo logramos que la perspectiva feminista esté en todas las luchas y todas las reivindicaciones”.

Por otro lado, planteó como desafío la construcción de “espacios más unitarios”, que vayan más allá de la organización de una marcha específica, porque “en esto de que estamos todas en todos los espacios, no logramos encontrarnos siempre”. A su vez, dijo que es necesario desarrollar una “estrategia de acción política feminista” que, además de ser “más unitaria”, sea “más abrazadora”, para que “ninguna compañera se sienta sola cuando sufre violencia en su hogar, en su lugar de trabajo o en un espacio de representación”. García también abogó por “no perdernos en fundamentalismos” y, en esa línea, advirtió con preocupación sobre la “avanzada” de un “feminismo transexcluyente” que, “si bien sigue siendo minoritario, existe”.

“Desapasionado” e “institucionalizado”

Ivana Silvera, integrante de la Coordinadora de Feminismos, usó la palabra “desapasionado” para referirse a la situación, sobre todo después de la pandemia. En una reflexión que hizo a título personal, dijo que hubo un momento “de expansión, efervescencia y pasión sobre las cuestiones que tenían que ver con cómo organizarnos y pensarnos juntas y de, más allá de nuestras profundas diferencias, tejer entre nosotras vínculos y acciones”, pero que, “junto con la pandemia, se desinfló y muchos colectivos se desarmaron”.

La activista aseguró que, cuando terminó la pandemia y se pudo salir de nuevo al espacio público, “algunos colectivos se recompusieron, volvimos a hacer algunas cosas juntas, pero ya con un movimiento bastante desapasionado”, sobre todo respecto de “lo que fue en 2015, 2016, 2017 y aún en 2018”. En su opinión, esto no se ve sólo en los espacios feministas, sino también “en otras organizaciones sociales”, donde existe “un apagamiento, que no tiene que ver sólo con la pandemia”.

Por otra parte, opinó que el movimiento feminista “también se fue institucionalizando” y que “por eso desde hace unos años también se habla de feminismos”, en plural; “porque existen feminismos de derecha, de izquierda, anarquistas, autónomos, y a veces se puede coordinar y hacer acciones juntas, y otras veces no”.

Un contexto que “desestimula”

Para la activista transfeminista Josefina González hubo una “desestimulación” que en gran parte tiene que ver “con el impacto del contexto sociopolítico”. “Estamos bajo un gobierno que ha arremetido contra un montón de derechos, hemos dado pasos hacia atrás en conquistas y eso ha desestimulado”, puntualizó.

Además, según consideró, “las cosas surgieron de una manera tan veloz, que no dio mucho tiempo para un análisis, un detenimiento y una reacción compartida”. Como ejemplo, dijo que cuando se debatía la ley de tenencia compartida “el movimiento no salió a la calle masivamente como tendría que haber sucedido”. “Hay organizaciones que han activado y denunciado, por supuesto, pero no en conjunto, no desde una plataforma plural, interseccional y diversa”, puntualizó González.

En la misma línea que Celiberti y García, también consideró que hay un “desencuentro” que se da porque las militantes están “en un montón de cosas a la vez”.

Acerca de la participación de las mujeres trans en el movimiento, en particular, dijo que “son muy pocas” las que “activan desde los feminismos” y que, si bien “siempre está el anhelo de que cada vez seamos más”, es complicado porque tienen “otras urgencias”. En ese sentido, señaló que “si no acceden a la Justicia, al mercado laboral, al sistema educativo, está difícil que puedan saber sobre sus derechos y sobre todo tener una cercanía con cuestiones que tienen que ver con los feminismos”.

Por su parte, la activista afrofeminista Ada González, integrante de Mizangas y de la Coordinadora Nacional de Asentamientos, aseguró que, antes, “las feministas populares, de barrio, de a pie” siempre estaban “muy solas” y “no eran incluidas”, pero que el panorama se empezó a revertir “en este último tiempo”, por lo que el desafío es “seguir en ese camino”.

Las potencias

Frente a los distintos desafíos, y más allá de las amenazas externas, se impone la necesidad de poner el foco en las fortalezas y en eso que hace que hoy el movimiento feminista constituya uno de los movimientos sociales más convocantes y masivos del país.

Para Celiberti, su principal potencia es indudablemente “la transformación de las expectativas y de las vidas” de las personas. También la “potencia discursiva”, dijo, “porque nuestras formas de mirar la realidad son más amplias y articulan distintas vertientes, como el ecologismo, los problemas actuales, pero también en una lógica íntima y personal, y ahí vuelve a ser vigente que lo personal es político”.

Silvera, por su lado, consideró que la potencia fundamental es la de “seguir saliendo a la calle”, para “manifestarnos y ver desde qué lugar poder crear cosas nuevas entre nosotras y para nosotras”.

Por el mismo lado reflexionó Josefina González, que dijo que “el hecho de que hayamos logrado estos últimos años tomar las calles” es “muy poderoso, muy gráfico, pero también muy emotivo, porque no podemos quitarle a la lucha política la emoción de encontrarnos”.

Fuente: https://ladiaria.com.uy/feminismos/articulo/2024/3/en-todos-los-espacios-y-en-todas-las-luchas-activistas-reflexionan-sobre-la-situacion-del-movimiento-feminista-en-uruguay/

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Seminario: Hacia políticas públicas feministas. México

CONSEJO MEXICANO DE CIENCIAS SOCIALES

Hacia políticas públicas feministas

EVENTOS

Hacia políticas públicas feministas

Hacia políticas públicas feministas

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La Universidad Nacional Autónoma de México, el Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades en el marco de su Programa Derecho y Sociedad invitan al

Seminario

Hacia políticas públicas feministas. Diálogos e intervenciones para erradicar la violencia contra las mujeres

Programa de Investigación

Derecho y sociedad

 

Participan

 

Dra. Leticia Sánchez García, CEIICH-UNAM

Dra. Aleida Hernández Cervantes, CEIICH-UNAMDra. Sayuri Herrera Román, Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México

Mtra. Marcela Figueroa, Secretaría de Seguridad Ciudadana

Mtra. Suhayla Barbaz Kuri, Cohesión Comunitaria e Innovación Social AC.

 

Inscripción: https://forms.gle/apiygR4ZhYddopAQ8

 

Cinco sesiones, jueves, 7, 14, 21 de marzo; 4 y 11 de abril.

 

Presencial y por zoom.

 

7, 14 y 21 de marzo en la Sala del Anexo del CEIICH

4 y 11 de abril en la Sala 2 del 5° piso, Torre II de Humanidades

Informes: Departamento de Difusión /difusion@ceiich.unam.mx

Fuente: https://www.comecso.com/eventos/hacia-politicas-publicas-feministas

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Marta Curran: “Las chicas que abandonan están invisibilizadas y están sobrerrepresentadas en la clase trabajadora”

Los últimos datos de la EPA señalaban la bajada, ya muy discreta, del AET en la última oleada. Pero también daban fe de como en algunas comunidades, las chicas empeoraban sus datos en varios puntos en los dos últimos cursos. Marta Curran asegura que estas jóvenes Siempre han estado ahí pero no les hemos prestado atención porque eran pocas “siempre han estado ahí pero no les hemos prestado atención porque eran pocas”. Intentamos conocer cuáles son las razones por las que ellas deciden abandonar los estudios: salud mental asociada a lo ocurrido en la pandemia, desafección con los estudios o una oferta de postobligatoria demasiado enfocada hacia los hombres podrían estar entre las causas.

Revisando los datos de los últimos 20 años, la curva descendente del abandono temprano (AET), la distancia entre chicas y chicos cada vez se estrecha más. No sé si es porque ellos vienen desde más arriba y su caída es mayor o si hay algo de ralentización en los datos de ellas.

Creo que es más que los chicos tenían unas cifras muy altas. Por ejemplo, si observas la media de la Unión Europea y la distancia entre chicos y chicas, era muy pequeña y, en cambio, en España despuntaban mucho los chicos.

Creo que cuestiones como la crisis económica, el mercado laboral, los programas educativos, han hecho que se haya reducido el abandono de los chicos. El coste de oportunidad de irse al mercado laboral que hacía que los chicos hace unas décadas  se fueran al sector de la construcción sin necesitar la ESO, ahora ya no ocurre pasa. Han visto que ahora necesitan algo más. Pero aún la diferencia sigue siendo, comparado con la media europea.

En Castilla-La Mancha hay una diferencia de 10 puntos entre ambos. Me hablaban en su momento de la mayor facilidad de ellos para entrar en el mercado laboral. Me gustaría conocer tu punto de vista sobre los posibles motivos para estas diferencias, a veces, tan grandes.

Sí, siempre se pone mucho foco en el mercado laboral y ese efecto pull, es decir, que el mercado laboral los atrae, los saca del instituto. Yo, sin embargo, he trabajado mucho más qué pasa en la escuela, qué pasa en la familia y creo que ahí, sin duda, hay una intersección de temas de clase social.

La cuestión familiar es innegable, la situación de desventaja de la que parten muchos jóvenes cuyos progenitores tienen niveles educativos más bajos. En Sociología hablamos de capital cultural y nivel de renta. Entre ambas cuestiones, importa más el nivel educativo que la renta. Pero, sin duda, estos jóvenes tienen una situación de partida de desventaja: por los centros a los que acceden, el tipo de apoyo que reciben, el tiempo que tienen para que las familias puedan conciliar y darles soporte, el acceso a actividades extraescolares que enriquecen y no solo las de apoyo o refuerzo… Todo esto está muy claro y está muy comprobado.

Por ejemplo, en la pandemia se vio muchísimo el gap entre quienes tenían más apoyo en la familia, porque ahí era esta la que tenía que responsabilizarse principalmente de las actividades extraescolares. El impacto de la clase social está muy claro

Pero hay una parte que se relación con cómo están los chavales en la escuela, lo que llamamos actitudes escolares. Y los chicos, por su socialización en términos de género, presentan más esa actitud de resistencia, más antiescolar. O podemos decirlo en positivo: las chicas hacen más los deberes, asisten más, participan más, están más atentas, cuando hay actividades voluntarias están ahí. Son mejores estudiantes, cumplen más con la norma escolar.

El AET es multifactorial y toda esta acumulación de circunstancias y factores nos han explicado tradicionalmente que los chicos hayan dejado los estudios. Siempre ha habido un porcentaje de chicas que lo han hecho, que están sobrerepresentadas en chicas de clase trabajadora.

Por esto te quería preguntar, por la correlación entre clase social y género, relacionado con las chicas. Yo no manejo esta información…

Ni tú ni nadie, porque ha sido completamente invisibilizada. Siempre han estado ahí pero no les hemos prestado atención porque eran pocas.

Hay un gran sector de chicas que están en riesgo de dejar los estudios, que son invisibles, que les cuesta mucho, se sienten muy inseguras

Me interesa su situación en el largo plazo porque, tal vez los últimos datos sean algo más bien anecdótico…

En mi tesis establecía una tipología de estudiantes, en relación a cómo están en la escuela, cómo se manejan, cómo están con los compañeros, cómo se relacionan con los docentes… Todo lo que tiene que ver con la familiar y con el mercado laboral creo que está muy estudiado.

Yo establecía esta tipología con un gran sector de chicas que están en riesgo de dejar los estudios, que son invisibles, que están bien en la escuela, que tienen algún colega, alguna colega, que con los profesores tampoco se rebotan mucho, pero que les cuesta, se sienten muy inseguras, algo más común en las mujeres: el desconfiar en tu potencial. Pasan desapercibidas, no nos fijamos en ellas.

Otro sector de chavalas a las que les pasaban muchas historias familiares, trastornos alimenticios,… bastantes cosas que las hacían desvincularse de la escuela, del instituto, pero tampoco la liaban: “No estoy en esto, no tengo la cabeza en esto porque tengo la cabeza en otros sitios”.

Y había un tercer tipo que eran las resistentes, las que la lían. Y ahí hay un tema de clase total. Además, estas chicas generan mucho rechazo entre el profesorado, porque tú toleras más que un chico cause problemas, porque está más normalizado. Pero que una chica lo haga, que se enfade, que tenga una cierta estética, sin meterme mucho en esto… Estas chicas están y siempre han estado.

Las chicas que la lían generan rechazo en el profesorado porque tú toleras más que un chico cause problemas, está más normalizado

 

¿La escuela tiene margen de maniobra, más allá de las políticas educativas para sacar a la luz a estas chavalas y garantizar de alguna manera su éxito escolar?

Te comento un último factor antes de hablar de lo que puede hacerse. En el corto plazo, aunque creo que necesitamos un poco más de tiempo para ver si el AET entre las chicas realmente aumenta, están influyendo temas de salud mental.

Creo que en ellas ha influido el confinamiento y su impacto emocional. Ellas manifiestan más estas cuestiones de salud mental. Creo que este periodo que han vivido puede estar jugando un papel importante en la su situación.

Sobre aquello que se puede hacer, lo relaciono con la salud mental porque creo que en los centros tiene que haber psicólogos, integradores sociales, todo un perfil de profesionales más allá del maestro y el profesor, que son necesarios. Y no como ese recurso que viene de una fundación u ONG en un momento concreto, sino en plantilla, que tengan todas esas funciones, además de los orientadores. Y que estos no tengan solo sesiones aisladas en tercero o cuarto de ESO, para pensar “tú tienes talento para hacer no sé qué”, sino una orientación de acompañamiento. La orientación no es solo “a qué te quieres dedicar”, la orientación es: “¿Cuál es tu proyecto de vida?”. Y esto es muy complicado, nos cuesta mucho a todo el mundo, más a las y los adolescentes. No debe focalizarse solo en lo laboral, sino en una orientación integral de su vida, para acompañarles en todos estos aspectos.

Y, además, pueden hacerse acciones en relación a la FP. Y no solo sobre las becas, que está muy demostrado que en las clases trabajadoras hay sectores importantes que dejan los estudios por cuestiones económicas. Esto ya no debería ser de discusión, hay que asegurar que chicas y chicos tengan las condiciones económicas para no plantearse dejar los estudios si han encontrado un trabajo, o sea, que esto no sea un debate.

La orientación no es solo “a qué te quieres dedicar”, la orientación es: “¿Cuál es tu proyecto de vida?”. Y esto es muy complicado

En la FP tiene mucho que ver con chicos y chicas. Tanto los programas que se crean para rescatar a quienes dejan los estudios, los conocidos como de segunda oportunidad o la FP básica. Más allá, existe un sesgo de género muy importante en la oferta.

¿En la oferta?

Si tú ves las familias profesionales, todo es electromecánica, mantenimiento de vehículos, electricidad… no solo en los grados medios, sino también en los programas entre la ESO y la FP para aquellos chavales que dejan los estudios. Estas formaciones han estado pensadas siempre para chicos, y hay muchos más chicos. Y no les estamos prestando atención a esas chicas.

Es verdad que esta cuestión también me genera dilemas, ¿Quiere decir que tenemos que hacer más oferta de imagen personal? No. Pero tiene que ampliarse más, con formaciones menos sesgadas, en las que tengan más opciones las chicas. Cuando van a una formación tan masculinizada no se sienten cómodas.

Existe un sesgo de género muy importante en la oferta de formación profesional

Claro, esto lo tenía claro, como lo del sesgo de género pero en la demanda, no en la oferta.

¿Has visto los datos? En algunas familias hay un 97% de chicos.

Sí, que era mayoritario el acceso de los chicos a según qué ramas y de las chicas a según qué otras parece evidente, pero no tan claro que esto ocurriera en la propia oferta.

Claro, porque ha estado pensada para ellos. Tendríamos que replantearnos muchas cosas si queremos darles a ellas más opciones. Es prioritario que vuelvan todos los que lo han dejado.

Hace unos días hablé con José Saturnino Martínez, sobre el crecimiento del AET entre las chicas en Canarias. Él me hablaba de la posibilidad de que muchas jóvenes hubieran dejado los estudios para hacer trabajos domésticos porque sus madres habían encontrado trabajo pero no muy bien pagado. Era una hipótesis con la que él trabajaba, además de posible errores muestrales.

Yo me decantaría más por el tema de salud mental como explicación de estos últimos años. Me resuena como más plausible. Es verdad que hay una  una crisis brutal y ves los datos de umbral de pobreza y exclusión y es alucinante, o sea, que sí, puede ser esto que comenta, pero creo que quizá deben ser ambas.

El hecho de que también pasara en lugares como Baleares y Canarias, que son dos territorios que siempre han despuntado en temas de abandono, y en las que hay un factor muy vinculado con el sector productivo y el turismo, me hace pensar en que sea una combinación de todo esto que estamos hablando. Pero creo que tenemos que esperar.

En estos años se han producido repuntes en ciertas ocasiones, muy vinculados, parece, a la economía. No sé si la bajada relacionada con el confinamiento se esté frenando por una vuelta a la normalidad en los suspensos y la repetición… Desde tu punto de vista ¿cómo puede estar influyendo esto?

Insisto en que creo que hay que ser prudente con estos datos. Y no me atrevo a sacar muchas conclusiones de los últimos.

Además, la tasa de abandono escolar hay muchas cosas que no capta. Por ejemplo, si tú te cambias de modalidad de bachillerato o si interrumpes un año pero luego vuelves… esto no es abandono. Hay muchas cosas que ese indicador no lo capta. Además tenemos muy poca información en la FP, está muy infradiagnosticado lo que está pasando en ella y es una parte de lo que se incluye en el abandono. Tenemos muchas limitaciones en cómo recogemos estos datos.

Y sobre lo que decías, del cambio entre ser más rígidos con la expedición de títulos o con últimas regulaciones sobre repetición. Esto lo analiza quien fuera director del Instituto Vasco de Evaluación del País Vasco, Francisco Luna. Él siempre muestra un gráfico que relaciona el nivel de los rezagados que mide PISA, los que no llegan al nivel de competencia, con el abandono. Y dice que es mayor el número de estos que el de los rezagados. Ahí sí puede haber un elemento de rigidez de la política y de los institutos.

Pero también hay una parte de abandono porque tienes problemas a nivel personal, o con la familia. No hay esa relación entre que te vayan mal los estudios e incluso suspendas o repitas, con el hecho de que abandones. Hay muchos otros factores que están influyendo más allá del rendimiento académico.

Es algo en lo que quiero insistir porque todo el rato hablamos de rendimiento académico y de PISA como si lo único importante es ser bueno académicamente y no es lo único para un chaval para seguir estudiando. Le pasan muchas otras cosas en su vida. Eso sí, si suspendes y repites tienes más probabilidades de abandonar.

Has hablado de la FP. Creo que la de grado medio es clave. Diría que la matríacula aquí no termina de crecer…

Sí crece…

¿Sí? Cuéntame en qué punto está el grado medio y en qué medida puede ser un salvavidas para quienes están dispuestos a abandonar.

Sí que ha aumentado bastante, al menos, en Cataluña. La FP se presenta como la solución pero también la causa; como una de las etapas más problemáticas en relación al AET.

Se plantea como la solución del alumnado al que le va mal y que no les gusta estudiar. Y esto es perjudicial para la propia oferta porque le quita dignidad y prestigio, pero es lo que se dice. Mejor hacer FP que no un bachillerato que estás harto de estudiar.

Creo que tiene que haber muchas más vías, muchas más pasarelas para ir pasando de un itinerario a otro; facilitar que si estás en una FP y estás muy motivado puedas continuar… Se ha ido haciendo, pero creo que aún hay que fomentarlo mucho más, para quienes quieren continuar.

Para quienes van muy apurados en la FP también hay buscar mecanismos: que sea más flexibles, horarios para quien quiere combinar con trabajar, hacerlo modular (ahora saco unos módulos y el año que viene, otros). Que no tenga que ser de uno o dos años, que pueda ser de tres si el estudiante lo necesita porque le cuesta o lo necesita porque tiene un trabajo.

Lo de dignificarla es muy complicado porque todos somos muy hipócritas y decimos que es genial y hablamos de la inserción laboral mucho mayor, pero los padres quieren que los hijos vayan a bachillerato y los profesores mandan a la FP a quienes creen que son malos. Estas dinámicas son más complicadas de romper.

Varios expertos con los que he hablado me aseguran que la EPA no ofrece unos buenos resultados para hablar de abandono temprano… No sé si las administraciones educativas tienen su propia forma de medir o cómo debería ser esta para tener una foto más real del abandono temprano

No estos segura de cómo es la situación ahora mismo, pero en Cataluña hay un identificador, un DNI de estudiante, con eso se soluciona el problema. Puedes ver el itinerario, la trayectoria y qué ha ido haciendo cada estudiante, si ha cambiado de curso, seguirle la pista. Esto es lo que hay que hacer. Esto se está empezando a hacer. Diría que en Cataluña se está haciendo desde hace algunos años. Y ya hay bastantes investigadores que lo están usando, aunque al principio eran muy opacos cediendo los datos. Ahora los tienen que dar.

En España, estuve hablando con Xavier Celorrio cuando estuvo de asesor que insistió para que se implementase. Creo que no se ha hecho. Pero esto solucionaría bastante muchas cuestiones de este tipo.

Qué opinas de la existencia del título de la ESO como elementos causante de las cifras de AET. En alguna ocasión ha habido investigadores que han hablado de la posibilidad de eliminarlo o de que no sea necesario para seguir los estudios.

No tengo una posición clara, me decanto más por la flexibilidad, por facilitar la cosas, no presionar con los tiempos y dejar más margen. Hay una cuestión de esos cursos prelaborales, para quienes dejan los estudios, que están en manos de las consejerías de Empleo. Entre estas y Educación no se comunican, con dos lógicas diferentes que no se conectan. Y estos chavales quedan en un limbo burocrático muchas veces. Si se hablase, intercambiasen información y se traspasasen los trámites entre ambos, facilitaría muchísimo todo. Regalar más o menos la ESO no lo tengo claro.

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Entrevista a Carla Gaudensi: “Milei lo explicó bien, las feministas somos enemigas del capitalismo”

Por: Fundación Rosa Luxemburgo – Argentina

 

Conversamos con Carla Gaudensi, Secretaria General de la Federación Argentina de Trabajadores de Prensa (FATPREN) y trabajadora en la Agencia pública de Noticias Télam, acerca del paro convocado por las principales sindicales del país para este 24 de enero en rechazo a las decisiones neoliberales del presidente “libertario”.

En sus primeros días de gobierno el presidente argentino Javier Milei ha propuesto medidas disruptivas que han generado el rechazo entre sus detractores e incertidumbre entre sus votantes. Sus políticas económicas se centran en la reducción del gasto público, la simplificación del sistema impositivo y la promoción de la libre competencia. Todas medidas en detrimento de las clases medias y populares de la Argentina. Algunos, como en su reciente alocución en el Foro Económico Mundial en Davos, lo ven como un defensor apasionado del liberalismo económico, mientras que otros y otras cuestionan la viabilidad y los impactos regresivos de sus propuestas.

En medio de este escenario económico y político críticos, conversamos con Carla Gaudensi, Secretaria General de la Federación Argentina de Trabajadores de Prensa (FATPREN) y trabajadora en la Agencia pública de Noticias Télam, acerca del paro convocado por las principales sindicales del país para este 24 de enero en rechazo a las decisiones neoliberales del presidente “libertario”.

FRL: ¿Por qué realizar un paro general de trabajadores a poco más de un mes del gobierno de Javier Milei?      

CG: Creemos que se da con tanta rapidez porque ya desde el primer día que asume este gobierno provoca una devaluación brutal de más del 120 por ciento, que deteriora mucho más el poder adquisitivo de los asalariados y asalariadas y ni hablar de los trabajadores que están en la informalidad o que están en la economía popular. Esa devaluación se traduce directamente a los precios, afectando a los sectores más humildes de nuestro país, un país donde la riqueza está muy concentrada en pocas manos. No pasaron ni diez días de esa primera devaluación y tuvimos la presentación de un Decreto de Necesidad de Urgencia (DNU), donde no había ninguna necesidad ni ninguna urgencia.

FRL: ¿Cuáles serían los reclamos principales contra este DNU?

Entre otros puntos, pretende una reforma laboral incluyendo cambios sustanciales en la organización sindical. Buscan debilitar la estructura laboral y las regulaciones en materia económica. También ataca a los inquilinos, la mayoría de quienes son trabajadores y trabajadoras en nuestro país tienen el acceso a la vivienda muy limitado. Hoy la clase trabajadora en general no puede acceder a una vivienda. La desregulación en materia de alquileres también es una transferencia de riqueza a sectores económicamente más poderosos en nuestro país o para las inmobiliarias. Otra norma que contiene este decreto que nos involucra a quienes somos trabajadores y trabajadoras de prensa es el que atenta contra las empresas del Estado, pretendiendo transformarlas en sociedades anónimas. Nosotros tenemos los medios de comunicación públicos nacionales como Radio Nacional, la Televisión Pública y la agencia de noticias Télam, que es el lugar donde yo trabajo. Son tres medios públicos nacionales. En su conformación los medios públicos nacionales tienen un rol social y buscan cambiar esa identidad para transformarla en una sociedad con fines de lucro. Se altera el sentido de cumplir con ese carácter social que garantiza acceso a toda la ciudadanía.

En la Cámara de Diputados el gobierno presentó una “Ley Ómnibus”, que no sólo contenía el DNU, sino que contenía un montón de leyes más que apuntaban a cada sector de la economía, a cada sector de la actividad económica y productiva de nuestro país y que apuntaba a destruir, no solo la organización en la sociedad como la concebíamos, sino que seguía apuntando los cañones cada vez más a los sectores populares, beneficiando a las élites concentradas. Lo han dicho en las exposiciones en la Cámara de Diputados, cada artículo parece que tiene nombre y apellido de alguna empresa.

FRL: ¿Qué tipo de actores sociales son los que convocan al paro?

CG: Históricamente la Confederación General del Trabajo (CGT) es la central más aglutinante y de mayor cantidad de gremios, pero en los años noventa, en un momento histórico neoliberal muy parecido a este, tuvieron variadas visiones de cómo enfrentar esa etapa histórica, así surge la Central de Trabajadores y Trabajadoras de la Argentina (CTA), que actualmente tiene una división. Lo que podemos inferir de estas últimas décadas es que cuando hay gobiernos que vienen a atacar a los intereses de la clase trabajadora, la unidad se vuelve urgente y se teje por arriba y por abajo; se cristaliza en el objetivo central que es defender a la clase. Creo que esos momentos, los más regresivos en materia de derechos sociales, laborales y económicos, nos han llevado a poder generar esa gran articulación y que hoy se está dando también con quienes están en los movimientos sociales o en la economía popular, que son trabajadores no registrados en la formalidad pero que generan aportes a la producción nacional, sea de bienes y servicios generando riqueza económica y social. De hecho, a partir de la victoria de Milei pareciera que hay una ausencia de liderazgos políticos y ante eso hoy la CGT y la CTA junto a los movimientos sociales, son los que están encabezando esta reacción en la sociedad para demostrar que hay una resistencia a estas medidas empobrecedoras. Incluso se están sumando al paro sectores de la sociedad que en otras etapas históricas han tenido bastante reticencia a la organización sindical porque los medios de comunicación, entre otros sectores, estigmatizan muchísimo a quienes están en los sindicatos.

Es casi impensado que haya un paro a un mes y medio de gobierno cuando en general siempre se pide que haya seis meses de contemplación o de “luna de miel”. Pero no existió porque es muy brutal la intención de destruir todo el tejido social. Esta política de “shock”, como ellos la llama, realmente no perjudica a ningún sector concentrado. En ninguna norma se plantea discutir las grandes riquezas. Todo lo que propone es transferencia de los que menos ingresos tienen a los que más ingresos tienen, entonces ahí hay un ataque claro a las grandes mayorías. Tal vez es mejor que en este momento los protagonistas sean las organizaciones de los trabajadores y trabajadoras que son los que ven afectado el corazón de su organización. Si el DNU se aprueba, en nuestro país desaparece la organización de los trabajadores como la tenemos concebida a la fecha.

FRL: ¿Cómo crees que se recompone, en ese sentido, el campo popular y de izquierdas en general, en este momento de avance de la ultraderecha en lo social, económico, político? 

CG: Está faltando que emerja de todo este proceso una conducción política natural. Apenas salió el DNU hubo una protesta espontánea, los famosos cacerolazos que son parte de un emergente que surge en el 2001, en la crisis más importante que tuvimos en nuestro país. Esa fue la muestra de contrarrestar el discurso que ellos habían implantado: “ganamos por el 56%, podemos hacer lo que queramos”. Entonces no fue un cheque en blanco para que nos sigan empobreciendo. Se empieza a ver en los sectores que lo votaron incomodidad, pero todavía no un enojo contundente. Otros dicen que hay que darle tiempo. Y ¿qué se está haciendo? Me parece que quienes de alguna manera estamos en distintas organizaciones estamos ampliando nuestro alcance a través de multisectoriales, que es algo que, de alguna manera, surge en la provincia de Buenos Aires y las impulsa el gobernador opositor al gobierno, el peronista Axel Kicillof. Él mismo dice que estas iniciativas no tienen un sello partidario, que es amplio a toda la sociedad civil afectada por estas políticas neoliberales y pide que abran en lo posible la participación.

Nuestra idea es armar algo más transversal, más sectorial, para empezar a caminar los barrios y ver cómo va decantando ese malestar social hablando con los vecinos. Eso se está haciendo en varios puntos de la provincia de Buenos Aires y en las provincias del país. Ya no son solamente las centrales sindicales, sino que empiezan a participar vecinos, vecinas en asambleas.

FRL: ¿Qué rol cumplen los feminismos en esta recomposición del antagonismo social y teniendo como antecedente el discurso de Milei en Davos donde apuntaba al movimiento como uno de los responsables de la crisis actual en Argentina y “Occidente”?

CG: No sorprende que Milei ataque a los feminismos porque sabemos cuál es su idea política, conocemos su rechazo desde siempre. Creo que en líneas generales no se puede reproducir lo que dijo en Davos, realmente es una brutalidad, no tengo palabras para describirlo. Aunque quizás lo explicó muy bien. Él define al capitalismo como enemigo del feminismo y sí, entendió todo, las feministas somos enemigas del capitalismo. El patriarcado y el capitalismo son uno solo y ahí está la lucha de los feminismos para combatirlos. El feminismo es una absoluta lucha contra la opresión. Y es una lucha de clases y de géneros contra esa opresión que sostiene el capitalismo en sí mismo. Así que me parece que él lo entiende bien. En las últimas horas nos preguntaban en algunos medios de comunicación si nos indignaba el discurso, pareciera que querían que nos indignáramos. Y a nosotras nos pareció tan natural lo que sucedió. En todo caso es un discurso que rechazamos completamente. No hay dónde enfocarse ahí. No nos vamos a indignar por esa parte, me indigno desde que arrancó. Dijo que Occidente estaba en peligro. Es como el DNU que promulga, no se pueden analizar seriamente, lo rechazamos en su conjunto. Lo mismo con el discurso en Davos. Me parece que es todo reprobable. Y lo del feminismo ni hablar, pero creo que lo entendió bien.

Desde los feminismos hay que repensar una agenda más arraigada en la clase que, desde mi punto de vista, un poco se fue perdiendo. Se perdió mucho la calle también. Perdimos el protagonismo y la agenda en la calle. Costó entender cuál era la agenda. Después del logro con la legalización del aborto pareciera que se diluyó la agenda feminista. Y ahí nos costó repensar. Nosotras tenemos que estar al frente de la pelea. Es así lisa y llanamente. De hecho, en las asambleas feminisas últimamente hay compañeras que nos dicen que esperan realmente que se deje de hablar de determinadas cosas y discutamos más bien cómo vamos a poner el cuerpo en las movilizaciones y en los paros. Cómo vamos a poner el cuerpo a los distintos lugares, en vez de seguir teorizando sobre lo mismo.

Fuente de la información e imagen:  Fundación Rosa Luxemburgo – Argentina

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Entrevista a Bárbara Tardón: «Ninguna feminista está preparada para enfrentar la violencia que ha enfrentado el ministerio»

 

Entrevista a Barbara Tardón feminista, asesora y experta en violencias sexuales hacia las mujeres.

 

Asesora de la ministra de Igualdad del Gobierno de España, Irene Montero —de Podemos— en la legislatura que toca a su fin con el acuerdo de Gobierno entre PSOE y Sumar, Bárbara Tardón (Madrid, 1976) agota sus días en la calle Alcalá, donde tiene su sede esta institución, tras casi cuatro años de trabajo. Tardón fue antes asesora de la Secretaria de Estado de Igualdad, Soledad Murillo de la Vega —socialista—, y sabe de las críticas a las políticas de igualdad y al anterior Ministerio de Igualdad, el que lideró Bibiana Aído entre 2008 y 2010. Pero cree que lo que se ha vivido en el ministerio de Irene Montero, que la ministra ha señalado como “violencia política”, no tiene precedentes.

 

Cuando en España se empezó a hablar de violencias sexuales al hilo de las movilizaciones feministas que pusieron en el centro el “no es abuso, es violación”, que acabaría impulsando la Ley de garantía integral de la libertad sexual, ella ya estaba ahí: desde 2006 Tardón trabajaba con supervivientes de violencias sexuales y de esa experiencia dio el paso a los estudios académicos.

 

Ha investigado sobre violencia sexual para diferentes organizaciones e instituciones de Europa Occidental, Europa Oriental y Latinoamérica, entre ellas, Médicos del Mundo o Amnistía Internacional, organización donde dirigió la investigación Ya es hora de que me creas, publicado a finales de 2018, uno de los informes de referencia en España sobre la atención de las instituciones a la violencia sexual.

 

Cuando salga definitivamente del Ministerio de Igualdad, dice, piensa convertirse en activista de la ley del sí es sí, que defiende como una ley integral sin precedentes. Y descansar de varios años de vértigo. “No ha habido un día en donde el ministerio y el equipo ministerial y la ministra no fueran noticia en este país, lo cual es sintomático de lo que supone para el patriarcado y para toda esa estructura patriarcal el ministerio”.

 

En enero 2020 se crea el Ministerio de Igualdad de esta legislatura, que ha acompañado y promovido un amplio debate en torno a otras violencias machistas más allá de la violencia de género en pareja, y especialmente sobre violencias sexuales. Tu trayectoria en la investigación de las violencias machistas empieza antes. ¿De qué violencias se hablaba cuando empezaste a especializarte en violencia sexual?

Yo tengo 46 años y empecé a trabajar con 28 acompañando a las víctimas de violencia en pareja o expareja. Trabajaba en entidades del tercer sector y ONG. No entré directamente en la academia, sino que a raíz de toda mi experiencia laboral acompañando a mujeres, empecé a adentrarme en la investigación de la violencia sexual. En 2006 me contrató una entidad que trabajaba con las supervivientes de violencias sexuales y empecé a meterme. ¿Qué es lo que descubrí a raíz de eso? Pues que no solamente de manera teórica, sino en la realidad del día a día, nos encontrábamos con una desatención institucional hacia las supervivientes de violencias sexuales radical y absoluta. Pero, desgraciadamente, tengo que decir también que, al menos en el contexto español, y me atrevo a decir que en Occidente —no tanto en América Latina y quizás en Estados Unidos un poquito menos— las violencias sexuales contra las mujeres tampoco estaban dentro de la agenda, tanto política como social. Las violencias sexuales no eran centrales en ningún caso y el sujeto político por excelencia de las políticas públicas en materia de violencia contra las mujeres eran las víctimas supervivientes de violencia en pareja o expareja. Todo lo que tenía que ver con el deber del Estado y de las instituciones en la atención, en la reparación integral, se centraba solo en la violencia en pareja o expareja.

 

Poquito a poco, por distintas circunstancias, el movimiento feminista fue adentrándose en la visibilización de las violencias sexuales, fue incorporándolo en su agenda. Entiendo que también venía arrastrado por América Latina y por un MeToo norteamericano que no quiero dejar de recordar que viene de mucho antes de lo que podemos llegar a imaginar, y que fueron las mujeres racializadas norteamericanas las primeras que quisieron denunciar esas violencias sexuales estructurales.

 

Con ese bagaje profesional, decidí dar el paso y empecé en 2013 a investigar para mi tesis doctoral, que defendí en el año 2017, que es precisamente sobre la historia de las violencias sexuales y la desatención del Estado español a las violencias sexuales. A partir de 2016 esto coincide con el caso de la chica agredida sexualmente en Sanfermines y con todo el poder del movimiento feminista. Y creo que ahí juegan un rol fundamental muchas periodistas feministas que, por primera vez, empiezan a incluir en sus agendas, también comunicativas, las violencias sexuales. Porque si rastreamos en cómo se representaban los medios, las violencias sexuales estaban totalmente desatendidas también.

 

O estereotipadas…

Totalmente. Por eso, el trabajo de Nerea Barjola [Microfísica sexista del poder] para mí es la obra maestra de las violencias sexuales en el contexto de nuestro país, porque en nuestro país no teníamos una referente teórica que nos cambiara el paradigma. Y Nerea es eso. Y precisamente de lo que habla es de esa representación del terror sexual. Como decía, en 2016 diferentes vectores se aúnan para por fin situar en la agenda las violencias sexuales. Luego Amnistía Internacional me contrata para elaborar la investigación de Ya es hora de que me creas.

 

Cuando yo realicé mi investigación de violencias sexuales, no había ni informes teóricos del movimiento feminista. Acsur Las Segovias hizo uno estupendo, no quiero dejar de nombrarlo, pero el informe de Amnistía Ya es hora de que me creas cambia también en términos de incidencia política y de dar el toque a las instituciones. Poco a poco empieza esa fuente de obras que empiezan a hablar de la violencia sexual. Y el recorrido biográfico termina con una oportunidad en mi vida que es que primero me llama la secretaria de Estado, Soledad Murillo, en el Gobierno en funciones de Pedro Sánchez, y luego me llama la ministra para formar parte de su equipo, junto con otras compañeras, para tomar las riendas y por fin empezar a elaborar políticas públicas y relatos políticos que estén dirigidos a visibilizar las violencias sexuales y a acompañar a las supervivientes.

 

En el año 2018 el movimiento feminista toma las calles para decir “no es abuso, es violación”. ¿Qué pensabas entonces de ese lema?

El “nombrar para politizar” famoso de Celia Amorós era un paso fundamental que teníamos que dar como activistas, como feministas y como teóricas. Y la realidad es que “abuso” era una palabra insignificante para lo que son las violencias sexuales en las vidas de todas, en nuestra biografía. Cuando el movimiento feminista empieza a señalar que no es abuso y que es violación, creo que más allá de lo que implica nombrar, se produce un giro radical que en la representación cultural que marca un antes y un después también. Ya no nos conformamos con palabras nimias, estamos hablando de una agresión sexual, estamos hablando de violencias sexuales, estamos hablando de un continuo que nos atraviesa a todas las mujeres en nuestras biografías, en todo el planeta. Creo que esa conceptualización es clave también.

 

Estamos en 2023, ha pasado poco tiempo pero “no es abuso, es violación” ya no solo es un lema feminista sino el principio de una ley. ¿Qué impacto tiene eso?

El impacto que tiene es doble. En primer lugar porque podemos, desde la integralidad de una norma de estas características, no solamente trabajar para prevenir las violencias, las agresiones sexuales, las violaciones, sino que por primera vez vamos a penalizar también esas agresiones sexuales que se ejercen de manera constante y continua contra las mujeres. Eso implica reclamar una deuda histórica que es la justicia feminista para todas. Para mí eso es clave, que esté en una norma, que se visibilice, pero que hablemos también de ese derecho a la justicia feminista al que yo por lo menos no quiero renunciar.

 

Y que se penalice de una forma distinta no significa que las feministas estemos abogando como única salida por las medidas punitivas, ni mucho menos. Porque las penas tienen que ser proporcionales a un delito. Lo que estamos abogando es por un derecho del que nos han despojado a lo largo de los siglos, que es el derecho a la justicia y por el que vamos a seguir peleando muchas, a pesar de que la derecha, la ultraderecha o el negacionismo intenten robárnoslo.

 

Hay un debate interno dentro del feminismo, sobre si la ley es punitivista o si hay que rendirse al Código Penal para hacer justicia con las mujeres. ¿Qué piensas?

Creo que eso es de una gran ignorancia. Para empezar, porque es una ley integral y creo que quien centraliza el debate de la ley solo en el Código Penal es quien lo mantiene en el marco punitivista. Es una ley integral que tiene más de 60 artículos y habla de la prevención, de la sensibilización, del derecho histórico a la reparación integral de las víctimas, de la educación. Lo que viene es a paliar todo ese gran vacío histórico que existe para intentar enfrentar y para intentar erradicar las violencias sexuales. Cuando me hablan de que es punitivista y se centra en el Código Penal… pues me indigno un poco, tengo que reconocerlo, porque al final me temo que lo que estamos haciendo cuando catalogamos a esta ley como punitivista es agarrarnos precisamente al discurso más punitivista, que es focalizar en el cambio del Código Penal, que ni mucho menos es el espíritu de esta norma. Sabemos es que cada víctima es única y cada víctima tiene unos derechos, unas necesidades vitales y biográficas. Pero la mayoría de las supervivientes y de las víctimas lo que desean es el reconocimiento de la verdad y, por supuesto, reparar todos los derechos vulnerados de la mejor forma posible. Unas lo desean a través del Código Penal, otras a través de unos recursos de atención integrales como los centros de crisis 24 horas, y otras en sus espacios.

 

Si echamos un vistazo a cómo nuestro sistema judicial ha operado en ese derecho de las víctimas, nos damos cuenta también de que es es una indecencia lo que se encuentran las víctimas. En el informe de Amnistía Internacional, lo que nos dijeron la mayoría de las víctimas es que si llegan a saber lo que pasaría tras denunciar, no lo hubieran hecho. Eso es un mensaje evidente de cómo nuestro sistema judicial sigue operando desde unos marcos patriarcales y con enormes prejuicios, ejerciendo una violencia institucional que es inadmisible. Y ahora que estoy en el Gobierno como parte del equipo de este Ministerio de Igualdad, nuestro deber es impulsar políticas que intenten precisamente atenuar todo ese dolor. Es nuestra obligación atenuar el dolor de las víctimas que sí quieren esa justicia.

 

Existe el precedente del Ministerio de Igualdad del Gobierno de Zapatero, donde la cartera de Igualdad fue objeto de muchas críticas. Sabiendo lo que ocurrió entonces, ¿estabais preparadas para todo lo que ha pasado? ¿La reacción contra el Ministerio de Igualdad estaba en vuestros planes comunicativos y personales?

Voy a hablar por mí: ninguna feminista está preparada, ninguna, para enfrentar la violencia que el equipo del Ministerio ha enfrentado. El sufrimiento de estos cuatro años no lo voy a olvidar nunca, lo tengo clarísimo. Y la violencia extrema que han sufrido la ministra de Igualdad, la secretaria de Estado, la delegada del Gobierno y el resto del equipo es de una violencia indescriptible, inaudita en la historia de nuestra democracia.

 

Y lo más doloroso para mí de todo este proceso es que una parte del movimiento feminista se ha subido al carro de la violencia. Vengo del movimiento feminista, de una militancia de base. Ha sido dolorosísimo. La crítica no es dolorosa. La crítica unas veces nos gusta en lo personal, otras veces nos indigna, otras nos abre los ojos. No. Lo que es inaudito es que haya una parte, creo que pequeña, del movimiento feminista, que deliberadamente haya ejercido esa violencia. Creo que todavía tenemos mucho dolor. Voy a ser sincera: acarreo rabia encima y necesito que la rabia se me pase porque, si no, no puedo seguir siendo militante feminista.

 

De la misma forma, no voy a olvidar a las compañeras que nos han acompañado en el proceso y al feminismo que incluso siendo crítico con el Ministerio, porque no pasa nada (yo soy crítica con su propio equipo dentro del ministerio, no pensamos igual todas), han decidido no mirar a otro lado y sobre todo han decidido acompañarnos. Esas son las compañeras que ya están tatuadas en mi biografía y a algunas no las conozco, pero no se nos van a olvidar nunca.

 

Irene Montero nombró lo que ocurría como violencia política de forma más o menos reciente y llegó a haber cierto apoyo de otras políticas y políticos. Creo que fue importante, porque ha habido una parte de la legislatura donde se ha entendido como crítica legítima, como mucho se ha leído como troleo. Una vez que se ha nombrado como violencia política la reacción contra el ministerio, ¿ha cambiado algo?

La ministra y el equipo del ministerio han conseguido por primera vez hablar en nuestro país de violencia política contra las mujeres. No hay que olvidar que este tipo de violencia ya está reconocida en numerosas legislaciones de América Latina porque tiene una gran experiencia con sus defensores de derechos humanos y sus políticas como víctimas y supervivientes. Y también hay que recordar que en Europa hay países donde han asesinado también a políticas más bien de tiempo.

 

Entiendo que el reto futuro, porque la reacción patriarcal es cada vez más cruenta, va a ser incluir en nuestros marcos normativos y de políticas públicas la violencia política contra las mujeres. Porque creo que el avance que estamos dando es tan grande que el patriarcado no lo va a tolerar. Por lo tanto, desgraciadamente, también vamos a tener que ampliar nuestros marcos en materia de protección y garantía de derechos.

 

¿Qué hace un ministerio en funciones?

Un ministerio en funciones hace exactamente lo mismo que cuando no está en funciones, pero con la diferencia de que hay algunos proyectos o iniciativas que no puedes desarrollar y que tampoco puedes comunicar. Pero nosotras vamos todos los días en nuestro horario, que es súper importante decirlo porque esta es otra de las cosas que nos dicen cuando nos maltratan, que no trabajamos. Seguimos cada día junto con todo el equipo funcionarial del ministerio trabajando mano a mano e implementando las políticas públicas que ya hemos aprobado en esta legislatura. Y luego, es fundamental, con la presidencia europea. Tenemos mucho trabajo.

 

Luego hay un asunto muy importante, que son los fondos europeos de recuperación y resiliencia que caducan el 31 de diciembre, y hemos aprobado desde el Ministerio de Igualdad medidas importantísimas para la garantía de los derechos de las mujeres, como son los centros de crisis, como es el sistema Atenpro, como son los dispositivos… Un montón de medidas.

 

Si tuvieras que hacer balance, ¿de qué te sientes más orgullosa y qué cambiarías?

De lo que más orgullosa me siento es de haber sido parte del equipo de Irene Montero y de un ministerio que ha apostado por políticas feministas transformadoras para la vida de las mujeres.

 

¿Qué habéis hecho mal? ¿En qué os habéis equivocado?

Cambiaría muchas cosas, evidentemente, y estoy convencida de que nos hemos equivocado cada día. Quizás lo que cambiaría sería el ritmo frenético al que hemos estado sometidas para, ante la angustia de que esto terminara, sacar adelante toda esa batería de políticas públicas y de leyes que hemos hecho. Porque creo que quizás las políticas públicas se tienen que hacer de una forma un poquito más tranquila. Pero es verdad que los tiempos y el momento político no nos lo permitían.

 

Desde los medios también ha habido esa sensación de vértigo. El ministerio ha acaparado muchísima atención mediática, diría que desproporcionada si se tiene en cuenta su tamaño, ya que es uno de los ministerios más pequeños.

 

Ha sido una locura. No ha habido un día en donde el ministerio y el equipo ministerial y la ministra no fueran noticia en este país, lo cual creo que es sintomático de lo que supone para el patriarcado y para toda esa estructura patriarcal el ministerio.

 

Igualdad ha sido blanco de críticas, de ataques y de fake news de forma constante, eso es indudable. Sin embargo, las rebajas de condenas a presos condenados por violencia sexual a raíz de la ley del solo sí es sí supusieron un punto de inflexión, porque ya no hablamos de fake news o de críticas reaccionarias de medios conservadores, sino de hechos. ¿Ha sido esa la mayor crisis del ministerio?

Yo creo que sí, la verdad. Porque hay un relato objetivo y demoledor que es el relato de “violadores a la calle”. Y frente a ese relato es muy complicado defenderse porque objetivamente hay una serie de juezas y jueces que están aplicando una serie de criterios que no se corresponden con el espíritu de la ley ni con la circular de la propia Fiscalía, ni con los criterios de otros jueces y juezas que no han traducido penas ni han revisado las condenas. Yo lo tengo claro: es un relato funcional y es un relato también disciplinario, pero es muy complicado de desmontar como relato. Porque yo no puedo objetar nada a una mujer que ha sido agredida sexualmente y que considera que la condena es proporcional cuando ve que el agresor ha sido puesto en libertad o ha visto reducida la condena… Es que no tengo nada más que decir, lo que hago es solidarizarme con esa víctima. Para mí ha sido lo más complicado de toda esta legislatura.

 

La ley es una gran ley, pero ese relato es demoledor. Sobre todo cuando hay toda una maquinaria que opera al servicio de destruir al Ministerio de Igualdad. Y, desgraciadamente, en la Ley de Libertad Sexual y en el Código Penal ha encontrado la horma perfecta.

 

Se han pedido dimisiones de responsables del ministerio casi desde que se creó, sin muchas repercusión. Pero, ¿se llegó a plantear alguna dimisión cuando se conocieron las rebajas?

Internamente no, porque defendemos la ley. Me temo que es complicado de trasladar pero la ley, tal y como se redactó, es conforme a los estándares internacionales de derechos humanos, y a lo que establecen todos los informes preceptivos. Era una ley que se planteaba que no iba a producir estos efectos.

 

En un contexto tan débil y tan debilitado como fue el de que se estaba poniendo en la calle a los agresores, lo facilón habrían sido las dimisiones, los ceses inmediatos. Lo fácil no ha sido señalar qué es lo que está fallando dentro de este patriarcado judicial. Porque los agresores han sido puestos en libertad en la mayoría de los casos a lo largo de los últimos veinte años. O sea, si echamos un vistazo a la jurisprudencia o entramos en los buscadores de jurisprudencia, observamos una inmensa impunidad contra las agresiones sexuales, observamos que en la mayoría de los casos nunca llegan al sistema judicial y que los que llegan muchas veces terminan en absoluciones, precisamente por cómo está construido el propio sistema judicial, por los estereotipos de género, por los prejuicios, por el machismo judicial.

 

También fue llamativo que medios, tertulianos y partidos solicitaran dimisiones en Igualdad, cuando sabemos que es una norma en la que se han visto implicados otros ministerios y principalmente el Ministerio de Justicia. Mientras tanto, es un escándalo que comunidades autónomas como las del Partido Popular, que tienen millones de euros para crear los centros de atención a víctimas de violencia sexual, hayan pedido que se posponga al año que viene, después de dos años, al tiempo que están cada día en todas las instituciones atacando a la Ley de Libertad Sexual. Para mí, todo esto ha superado con creces lo que yo me podía llegar a imaginar que era trabajar en un ministerio de estas características.

 

¿Era más fácil dimitir que tratar de explicar lo que estaba pasando?

Nosotras hemos intentado en numerosas ocasiones explicar lo que estaba sucediendo y lo vamos a seguir explicando. Y yo personalmente voy a seguir explicando durante los próximos años de mi vida en qué consiste esta ley, que no es del ministerio, sino que es de todas. Es tan poderoso el relato que se ha impuesto que complica en términos comunicativos el entender la trascendencia de esta norma. Pero yo espero que a lo largo de los próximos años y en los próximos meses podamos ir poco a poco explicando y, sobre todo, que todas se puedan apropiar de esta norma.

 

Entonces, ¿crees que tus próximos años van a estar ligados a la ley del sí aunque ya estés fuera del ministerio?

Mis próximos años van a ser de un activismo absoluto y extremo. Voy a hacer que la ley sea mi activismo y específicamente algunos elementos de la ley que creo que son trascendentales para la vida de todas. Uno es la atención especializada, que todavía no existe. Cambiar una ley es fácil, cambiar una cultura es muy difícil. Con la ley del sí es sí tenemos que llegar a todo el mundo y mi activismo va a estar centrado en todo lo que tiene que ver con las medidas de prevención y sensibilización y rendición de cuentas. Porque no puede ser que todavía las víctimas, las supervivientes, los familiares, el entorno íntimo, se acerquen a las instituciones y las instituciones sigan sin responder como se merecen las víctimas como ocurría antes cuando no había ley.

 

Vienes del movimiento feminista de base. Estás hablando de volver a ese movimiento feminista de base. Como feminista de base, cuando entras a la institución, ¿a qué tienes que renunciar?

Vengo del movimiento feminista de base, pero yo soy una de las feministas que cree que en las instituciones se pueden cambiar muchas cosas. Es evidente que yo he tenido que renunciar a algo, para empezar a hacer un activismo de base. Muchas compañeras critican que las feministas que estamos en las instituciones tenemos que renunciar a algunas demandas que se hacen desde el movimiento feminista. Y, en ese sentido, yo tengo que ponerme de perfil, no puedo formar parte de entornos de militancia donde se deciden acciones legítimas y que apoyo por completo contra las políticas institucionales que no están funcionando.

 

Pero luego hay otras cosas muy bonitas que hemos podido hacer gracias al movimiento de base del que vengo. Hemos podido hacer cosas que nunca la institución tan patriarcal en la que estamos, incluso el Ministerio de Igualdad, podría plantearse que podrían modificarse. Por ejemplo, yo he descubierto un mundo que es el derecho administrativo. Y yo digo que necesitamos más juristas que sepan de derecho administrativo, porque el patriarcado se cuela por la burocracia por todos lados.

 

Fuente: https://www.elsaltodiario.com/violencia-sexual/barbara-tardon-ninguna-feminista-preparada-enfrentar-violencia-ha-enfrentado-ministerio

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