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Libro(PDF): «El mundo al revés: imágenes de la Mujer Indígena»

Reseña: CLACSO

¿Qué tienen que decir sobre la mujer indígena en el Perú las feministas y los operadores de proyectos rurales de desarrollo? Este libro pretende hilvanar una curiosidad y una preocupación. Por la primera, se indagan las causas de las omisiones de las feministas de la década de 1970 respecto a las mujeres de zonas rurales andinas; por la segunda, las resistencias de los funcionarios de Organizaciones No Gubernamentales de Desarrollo para aceptar que las campesinas andinas están discriminadas, en su familia y comunidad. En estos dos casos estamos frente a representaciones sociales diametralmente opuestas sobre un mismo sujeto, las indígenas, y también ante un mismo temor, la contaminación. Ese es el puente entre ambos discursos, el miedo a reconocernos en los indios o el pavor a la invasión del «Occidente».

Autor (a):  Maruja Barrig. [Autora]

Editorial/Editor: CLACSO.

Año de publicación: 2001

País (es): Argentina.

Idioma: Español.

ISBN: 950-9231-67-3

Descarga: El mundo al revés: imágenes de la Mujer Indígena

Fuente e Imagen: https://www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana/libro_detalle.php?orden=&id_libro=259&pageNum_rs_libros=124&totalRows_rs_libros=1396&orden=

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Libro(PDF): «Feminismos y sindicatos en Iberoamérica»

Reseña: CLACSO

A través de esta publicación se pretende contribuir al estudio de los diálogos que se establecen entre retóricas y praxis feministas y el universo sindical en sentido amplio, en el contexto actual de ascenso de las movilizaciones de mujeres, lesbianas, travestis, trans y no binaries. En los artículos que siguen se abren preguntas sobre el lugar que encuentra la participación de las mujeres y disidencias en los espacios sindicales y cómo ella se vincula con las reivindicaciones feministas que denuncian las discriminaciones y exclusiones que experimentan en los ámbitos públicos/políticos. Se recorren algunas de las problemáticas centrales que hacen a las desigualdades laborales de género y se revisitan categorías caras al análisis feminista de la economía, dando lugar a reconceptualiza-ciones enriquecedoras que potencian una praxis de transforma-ción. Se interrogan las demandas generadas en torno a la democratización de las dinámicas y estructuras organizativas, las prácticas y los discursos de los sindicatos como producto de la masi cación del movimiento feminista en la región.

De la Introducción de Nora Goren y Vanesa Lorena Prieto

Autores (as):

Nora Goren. Vanesa Lorena Prieto. [Editoras]

Karina Batthyány. Darío Kusinsky. [Presentación]

Nora Goren. Vanesa Lorena Prieto. Didice Godinho Delgado. Pilar Carrasquer Oto. Estela Díaz. Yamile Socolovsky. Victoria Estermann. Jazmin Jareth Goicochea Medina. Alejandra del Carmen Rivera Alvarado. Humberto Merritt. Kelly Taiz Coleman Quiñonez. María Belén Villegas Plá. Marcelo Daniel Castillo Fernández. Louisa Acciari. Tatiane de Oliveira Pinto. Juan David Almeyda Sarmiento. Blanca María Díaz Villa. José Rubio Martínez. Martina Paillacar Mutizábal. [Autores y Autoras de Capítulo]

Editorial/Editor: CLACSO. UNPAZ.

Año de publicación: 2020

País (es): Argentina.

Idioma: Español.

ISBN: 978-987-722-594-5

Descarga: Feminismos y sindicatos en Iberoamérica

Fuente e Imagen: https://www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana/libro_detalle.php?orden=&id_libro=2058&pageNum_rs_libros=0&totalRows_rs_libros=1395

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Filósofa Marcela Rivera: «El feminismo provoca un temblor en las fronteras de la institución y su afuera»

Por: Javier Bruna.

En un escenario de agitación e incertidumbre social y ante la arremetida del movimiento feminista en la escala nacional, la doctora en filosofía y académica de la UMCE, Marcela Rivera, conversó con El Mostrador sobre educación, feminismo, la designación de Macarena Santelices como ministra de la Mujer y el temblor de la institucionalidad.

La vulneración de los derechos de la mujer durante la pandemia y la reciente designación de una ministra de la mujer que no representa las demandas de las organizaciones feministas, sociales, culturales y políticas, ha puesto en tensión el amplio camino de avanzada de este movimiento a nivel nacional. Ante una clara incongruencia de posturas, la pregunta sobre la relación entre feminismo y educación en Chile se hace necesaria.

¿Existe un sentimiento de pertenencia discursivo en esta materia?, ¿cuál es el rol de las secretarías de género y sexualidad en los espacios universitarios?, ¿el movimiento feminista ha logrado deslegitimar las prácticas machistas en el presente? Estas son algunas de las cuestiones que El Mostrador Braga conversó con la Doctora en filosofía Marcela Rivera, académica UMCE (Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación), quien compartió su experiencia en la construcción de espacios que problematizan el feminismo al interior de recintos educativos.

“Creo que tu pregunta toca algo que es medular, que es esa necesidad de pensar el feminismo como una fuerza disruptiva al interior de los espacios educacionales y que obliga por lo tanto a la pregunta por el vínculo muy sustantivo entre feminismo y educación, porque el feminismo no sería un asunto o un tema, entre otros, si no que sería esa fuerza que obliga a transformar, no sólo repensar los espacios educacionales mismos, en cuanto han sido instituciones que de manera muy perseverante y sutil han reproducido las violencias a la que han estado expuestos esos cuerpos más vulnerables”,declara Rivera para iniciar conversación.

Feminismo universitario y el temblor de la institucionalidad

Para la filósofa, el feminismo irrumpe como acontecimiento en todos aquellos espacios que tengan como asunto la educación, sobretodo en Chile donde este movimiento surge como una provocación respecto de las fronteras entre las instituciones y el exterior, “pensando en la desvinculación que muchas veces la universidad tiene respecto de problemas que son muy acuciantes en el ámbito de lo social y que a veces se tematizan, pero no se problematizan, es decir no se genera transformación”. Reflexiona y continúa… “uno se hace esa pregunta respecto de cómo nuestras prácticas de enseñanza podrían entramarse más significativamente con esos problemas que nos reclaman, entonces el feminismo provoca un temblor entre las fronteras de su institución y su afuera”.

Es así que para la académica, el movimiento feminista sería una práctica que interpela, transporta problemáticas de la calle a la universidad y conmueve los espacios establecidos, obligándolos a reflexionar intensivamente sobre su complicidad, esto particularmente para los espacios educacionales donde se da lugar a una serie de prácticas a las que los sujetos de la educación  probablemente se vean expuestos y que por tanto merecen ser revisadas.

Es tal vez ese el punto más delicado para Rivera, ya que pone en cuestión “cómo la universidad, que se enarbola con un principio emancipatorio por definición, puede ser el lugar de la reproducción irreflexiva de violencias o microviolencias muy sutiles que permanecen ahí instaladas, más allá de los discursos que se profieran más o menos progresistas al interior de un espacio educativo, donde puede haber ceguera al interior de esas prácticas”, cuestiona. “Lo pienso sobre todo por la interpelación que hacen las estudiantes feministas respecto del silenciamiento y de la invisibilización de una serie de violencias a las que los cuerpos vulnerables o feminizados habían estado expuestos y que no se habían puesto sobre la escena” explica.

Feminismo filosófico, político y sus puentes con la sociedad

Para explicar el feminismo desde la educación, la filósofa reflexiona sobre la pregunta elemental, que es la pregunta por la violencia, “¿cuánta violencia estamos dispuestos a soportar?, ¿hasta cuándo nuestros cuerpos pueden simplemente aceptar las violencias a las que han sido una y otra vez expuestos?, ¿cómo no responder ante la exigencia de esas voces que han sido silenciadas producto de una cultura que valida, naturaliza, invisibiliza la violencia contra las mujeres? Ya en este punto despliega un análisis político y filosófico que nos permite problematizar el fenómeno de ausente representatividad respecto de este movimiento a nivel central.

En esta línea, la académica describe ambas dimensiones y propone una alternativa para comprender y aproximarse al problema. Para Rivera, ni la política, ni la filosofía son dimensiones de la existencia a la que alguien pueda restarse, “suena impositivo” comenta, pero explica que se refiere más bien una declaración del modo en que estamos expuestos a la vida en común.

“La filosofía no es una doctrina”, inicia, “La filosofía es una disposición, es la experiencia de la pregunta, del asombro, la necesidad de desplazarnos de los lugares habituales a los que estamos acostumbrados”, expone y continúa, “la política también; la política no es algo que hagan unos y otros vean desde la cama haciendo zapping en el televisor”, dice. Para ella la democracia representacional ha puesto a la sociedad en un lugar de exclusión del espacio de lo político, generando la sensación de ser receptores de decisiones que otros toman.

En esta lógica, “Entonces, si la filosofía es una disposición que nos convoca a todas y todos y la política es algo de lo que no podemos sustraernos, probablemente el feminismo lo que hace es recordarnos eso. Pone una pregunta muy neurálgica, en el corazón del espacio de lo político y del pensamiento que es la pregunta por la violencia y la vulnerabilidad a la que muchas y muchos de nosotros estamos expuestos y entre ese sufrimiento -porque hay una memoria de ese sufrimiento- se activa la necesidad de repensarnos y de reconfigurar nuestras prácticas nuestros vínculos”, establece la doctora Rivera.

“No creo que nadie que disponga su sensibilidad a pensar radicalmente el problema de la violencia y la vulnerabilidad, no pueda conectarse mínimamente con las apuestas del feminismo. Yo creo que el malestar que produce la última designación de la ministra, tiene que ver con una incompatibilidad elemental, nadie que pueda permanecer ciego a lo injustificable de la vulneración de los derechos de otros cuerpos, del respeto de esa singularidad, de esa memoria, puede tomar liderazgo consistente frente a una disposición como el feminismo, como una fuerza como el feminismo, que exige de una manera muy elemental una pregunta y una transformación respecto de esas prácticas de subordinación y en su extremo el aniquilamiento”, ese sería para Marcela Rivera, el sitio sensible que no permite dar un lugar claro a las demandas feministas en este momento en el país.

Del espacio privado al espacio público, el rol de las secretarías de género y sexualidad

Rivera comenta su experiencia en la UMCE (Universidad Metropolitana de ciencias de la educación), a dos años de la denominada “revuelta no sexista” que dio lugar a una extensa toma universitaria en 2018, que implicó denuncias a estudiantes y profesores y que activó la necesidad desarrollar espacios que acogieran estas denuncias.

Responder por la pregunta de violencia, generar protocolos de acción y activar también necesidades formativas dentro del cuerpo académico, fueron los principales objetivos que tuvieron inicialmente estas oficinas en el espacio universitario de acuerdo a lo señalado por la académica, “me parece que la creación de ese espacio es invaluable, osea efectivamente hay mucho que hacer, queda todo por hacer, pero con la creación, en el caso de la UMCE de una oficina de género y sexualidad, lo que se conquista es un espacio de sensibilidad de pensamiento, de escucha, donde se puede atender, acoger, reconocer que hay vulneración y buscar las vías para responder a esas situaciones” explica.

Sin embargo, la académica reconoce que estas oficinas no representan el pensamiento de todo el movimiento al interior de la universidad, “probablemente, como todo movimiento es plural, hay zonas de posiciones dentro del movimiento feminista que son resistentes a la institucionalidad, que ven limitaciones en esa estructura, pero reconociendo que hay mucho que hacer, digamos que se gana en ejercicio de coconstrucción de un espacio universitario que pueda pensar sus propias prácticas”, reflexiona.

Finalmente y respecto del rol de estas oficinas Rivera concluye que la creación de estas unidades de trabajo cumplen el rol de poner la violencia de género que tiene lugar en el ámbito de lo privado, en el silenciamiento en que se mantuvieron muchas de estas prácticas, en un espacio universitario y público que haga visible diversas formas de violencia que no siempre tienen correlato jurídico “y que sin embargo afectan cotidianamente la vida de muchas mujeres en sus espacios relacionales”, dice.

Hasta deslegitimar el machismo interiorizado

Es una realidad, el movimiento feminista en Chile, en su multiplicidad de posturas, ha logrado avanzar significativamente en las cuestiones políticas más íntimas de la sociedad, haciendo un llamado a visibilizar y modificar un sinfín de conductas machistas naturalizadas. ¿El movimiento feminista ha deslegitimado el machismo en chile?, ¿los hombres se han visto obligados a modificar sus actitudes?

A este respecto la filósofa tiene una potente opinión,ella cree que no,si bien reconoce que el ánimo del momento es de reconfiguración, proceso a la vez irreversible; la desactivación del machismo fuertemente enraizado en las prácticas relacionales, en la forma de vincularnos, será un proceso muy largo.

“Me parece que es un punto importante porque creo que hay un desafío del feminismo respecto de la interpelación a lo masculino que requiere agudeza, pero también generosidad, porque la invitación es muy potente, entonces podemos caer en una inclinación muy reactiva,  hay que condenar muy fuertemente las prácticas del patriarcado, pero fuimos educados en ciertos patrones que no son tan sencillos de desactivar y yo creo que ahí de nuevo, volviendo a la primera pregunta, no hay feminismo sin una pregunta por la educación y las políticas de interrogación respecto de esas lógicas que han ido como predescribiendo el modo en que nos vinculamos”, asegura.

Es por esto que la doctora Rivera considera que es importante que la educación incorpore en su propia práctica “una apertura a la diferencia, a la alteridad, que permita conmover todos los marcos categoriales, perceptivos, que en realidad están súper asociados a paradigmas identitarios, esencialistas que dividen el mundo entre una cosa y la otra y que son difíciles de hacer temblar”, sentencia, temblor que a su parecer está instalado y activado a partir de una serie de heridas y sufrimientos que ya no permiten más condescendencia.  «Aprendimos a visibilizar, el colmo de esas violencias y hay que ir entonces reconociendo dónde están incrustadas esas violencias que el patriarcado despliega de infinitas maneras” expone.

Por tanto, este tema sería más profundo que una contención social, se trataría de una disposición vital, cuya deslegitimación no podría ser solamente policíaca,“en este sentido creo que sería insuficiente entender que hemos ganado algo porque los hombres se comportan mejor en el espacio público, si bien entiendo el punto, no quiero ser injusta con eso, creo que hay un desafío mayor y es que las maneras de pensar nuestros vínculos, las prácticas que estamos estableciendo para relacionarnos se modifiquen muy sustantivamente”, ilustra y ejemplifica “es decir los hombres no dicen lo que efectivamente piensan, no  dicen la broma que se les pasa por la cabeza porque es mal visto, mal escuchado y se cuidan, creo que el feminismo pide más, no pide solo que los hombres se comporten con el mínimo respeto que las mujeres o las identidades diversas requieren, por ejemplo la desactivación de la homofobia o la persecución a identidades diversas a las que el feminismo está enlazado”, puntualiza.

Para concluir esta conversación, la Marcela precisa que “cuando se habla de una cultura de la violación, tiene que ver con esta legitimización de cierta objetualización de lo femenino que aunque la deslegitimemos en lo público, mientras en lo privado se sigan refiriendo a sus compañeras o a las mujeres que tienen cerca de manera devaluada o cosificada, todavía hay todo por hacer, no me sirve que un hombre se prive de lanzar un chiste en el espacio público porque entiende que va a ser considerado machista pero lo sigue haciendo con sus amigos en un chat y de nuevo en ese sentido la educación ahí cumple un rol fundamental”.

Fuente de la entrevista: https://www.elmostrador.cl/braga/2020/05/19/filosofa-marcela-rivera-el-feminismo-provoca-un-temblor-en-las-fronteras-de-la-institucion-y-su-afuera/

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Chile: #EnRedNosCuidamos: Organizaciones feministas lanzan campaña de apoyo y protección colectiva en cuarentena

Redacción: El Desconcierto

La campaña es impulsada por siete organizaciones feministas que buscan promover la construcción de redes y la difusión de información, para que los casos de violencia de género que se generen en este contexto de cuarentena y pandemia, reciban el apoyo necesario tanto de parte del Estado, como de las organizaciones de la sociedad civil, como de sus propias redes personales.

#EnRedNosCuidamos“, es el nombre de la campaña que diversas organizaciones feministas lanzaron este miércoles y que pretende entregar una serie de herramientas a quienes sufran de violencia durante las cuarentenas instauradas por la crisis del COVID-19.

La campaña en sí contiene informaciones y mapeos de organizaciones territoriales que otorgan apoyo psicólogico y/o jurídico, orientación en caso de violencia contra mujeres, disidencias e infancia, así como también difusión de números de emergencia para enfrentar la violencia patriarcal y racista que se ha agudizado durante la crisis sanitaria.

La iniciativa levantada por la Red Chilena contra la Violencia hacia las Mujeres, la Red Feminista de Estudiantes y Trabajadoras de la Piscología (Psifem), y la Coordinadora Feminista 8M, junto a La Morada, Negrocentricxs y la Secretaría de Mujeres Inmigrantes, busca ser un aporte frente a la problemática de aumento de casos de violencia de género al interior de los hogares que se ha visto en las últimas semanas.

Romina Ardiles, integrante de Psifem, señaló que el objetivo de esta alianza es “fortalecer la organización y el apoyo feminista a través de diferentes acciones. Actualmente hemos contactado a organizaciones de ocho regiones y esperamos seguir sumando y difundiendo para el acceso de todas y todes en todos los territorios”.

En la misma línea, las organizadoras enfatizaron en la importancia de las redes de apoyo para hacer frente a las distintas manifestaciones de violencia.

Yoselin Fernández, vocera de la Red Chilena contra la Violencia hacia las Mujeres señaló que “en este contexto de crisis, donde la negligencia estatal se agudiza, se vuelve más fundamental que nunca el trabajo común con el fin de ir generando herramientas que nos permitan protegernos y dar respuesta a las necesidades más inmediatas que vemos hoy como, por ejemplo, la violencia patriarcal y la violencia racista que nos afecta particularmente a las mujeres en este contexto”.

Durante las últimas semanas el Ministerio de la Mujer y Equidad de Género, Carabineros y organizaciones feministas han alertado el aumento de violencia machista en el contexto del hogar producto de la crisis sanitaria. Sin embargo, desde las organizadoras de esta iniciativa denuncian que el Estado no ha tomado las medidas necesarias para responder ante la crisis.

Javiera Manzi, vocera de la Coordinadora Feminista 8M indicó que “el gobierno no responde con programas y presupuestos de emergencia indispensables para enfrentar una coyuntura que pone en riesgo la vida de tantas, más bien la ocupa como excusa hipócrita en su negativa a asumir una política de cuarentena con condiciones de dignidad”.

La campaña #EnRedNosCuidamos está disponible en las plataformas virtuales de las organizaciones que impulsan la iniciativa y busca sumar cada vez más redes de apoyo que prestan algún tipo de ayuda a niñas, mujeres y disidencias sexuales que enfrentan violencia.

A continuación te dejamos la bajada gráfica de la iniciativa:

        

Fuente: https://www.eldesconcierto.cl/2020/04/22/enrednoscuidamos-organizciones-feministas-lanzan-campana-de-proteccion-colectiva-en-cuarentena/

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«Relatos en femenino» en tiempos de confinamiento

Hay libros que son perfectos para leer en tiempos de confinamiento. Y el que acaba de publicar Maria Carme Alerm es uno de ellos: A sota veu. Relats en femení (En voz baja. Relatos en femenino), en Stonberg editorial. En nuestro confinamiento hemos tenido tiempo de reflexionar sobre cómo era la vida antes del encierro y en cómo será a partir de ahora. Y eso ha dado para mucho. Como también se han puesto a prueba nuestras relaciones familiares y con los amigos. O con nosotros mismos, desde nuestra soledad. Muchos de los textos de este libro tratan cuestiones semejantes.

Las historias conectan con el lector por la actualidad de sus temas, de forma que las inquietudes y aspiraciones de sus protagonistas nos son muy cercanas: los problemas de la gente mayor, los amores deseados y los rechazados, las enfermedades que invalidan, los trabajos  alienantes, los recuerdos… Las protagonistas de los relatos son mujeres de diferentes edades que se enfrentan a situaciones difíciles de superar. Situaciones que todos –de una manera u otra- hemos vivido en primera persona o a través de amigos o familiares. A partir de los conflictos de estas mujeres, de sus sentimientos y de sus emociones, los lectores podemos reflexionar sobre la manera que el ser humano se  enfrenta a la vida.

Maria Carme Alerm es catedrática de Lengua y Literatura de instituto, y doctora por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) . Fue cofundadora de la revista digital El Pasajero. Revista de estudios sobre Ramón del Valle Inclán, con la que mantiene una estrecha colaboración. Su principal ocupación es la docencia y conoce la importancia de enseñar. Y de hacerlo de diferentes maneras. La literatura es una de las que ha escogido. Estos once relatos que nos ofrece son testimonio de ello.

Carme, tu libro está circulando en un periodo de confinamiento. Es una más de   las actividades afectadas por el COVID-19. ¿Cómo crees que influirá en el futuro a la comunicación literaria?

El mundo de la cultura y el de los libros en particular se ha visto afectado de lleno por el confinamiento, sobre todo porque ha impedido la celebración de la fiesta de Sant Jordi, que se ha visto sustituida por vídeos grabados o por encuentros virtuales en el mejor de los casos. Las editoriales han hecho esfuerzos para adaptarse, aun cuando una pantalla nunca podrá reemplazar el contacto directo entre autores y lectores entre decenas de puestos de libros y de rosas.

Parece que ante la imposibilidad de acceder al libro en papel, se han potenciado los ebooks. Tal vez esto contribuya a difundir más la lectura en este formato. Si así fuera, la comunicación literaria estaría asegurada, porque de lo que se trata, al fin y al cabo, es de promover la lectura, sea cual sea el soporte que utilicemos.

EnA l’altra banda del balcó” (Al otro lado del balcón) –como si fuera una premonición- la protagonista padece ‘sensibilidad química múltiple’, una enfermedad que le impide salir a la calle -entre otras cosas- y, cuando lo hace, utiliza una mascarilla. Esta situación cambia su relación con su marido. Es un caso similar a lo que estamos viviendo estos días. Desde tu punto de vista,  ¿este confinamiento puede cambiar nuestras relaciones familiares y nuestras relaciones con los demás?

Me temo que mientras no se logre la vacuna y se pueda extender a toda la población, inevitablemente sí van a cambiar nuestras relaciones con los demás. A corto plazo podremos tener un contacto presencial, pero no físico. Y nos va a costar porque besos y abrazos están presentes por doquier en nuestra cultura, tan mediterránea.

Confiemos, sin embargo, en que no dure demasiado tiempo… En este sentido, la situación de los afectados por la Sensibilidad Química Múltiple es mucho más dura, porque el virus tal vez pueda desaparecer de nuestras vidas, pero los productos químicos, no. Y para ellos, por desgracia, el confinamiento y las mascarillas seguirán formando parte de su día a día, pues hasta la fecha no se ha encontrado ningún tratamiento efectivo contra esa enfermedad tan cruel.

El cuento “Ja no tornarem a Ribes” (Ya no volveremos a Ribes)   trata el tema de la gente mayor y de las residencias de ancianos. Después de la que está cayendo con los ancianos en las residencias, ¿cómo ves la condición de los mayores en la sociedad actual?

Este relato se sitúa en una residencia, aunque el centro de atención no es el mundo de los geriátricos en sí, sino las vivencias de un personaje en concreto que está bien atendido, pero que no se siente a gusto con el trato a veces demasiado “infantilizado” que recibe. Se trata de una perspectiva muy personal: la protagonista mantiene su lucidez, pero tiene limitaciones físicas que le impiden llevar una vida independiente; por eso no es feliz.

Sin embargo, ello no significa que en los geriátricos no haya grandes profesionales que lleven a cabo una labor encomiable. En los medios de comunicación están apareciendo noticias escalofriantes sobre determinados centros en los que no se ha atendido debidamente a los residentes y han proliferado los decesos; pero me consta que, por fortuna, no en todos es así. Y en este sentido, tienen toda mi admiración, respeto y agradecimiento.

Otro tema que está presente en “La fressa del riu” (El ruido del río) es la dificultad de algunas personas para hacer frente al pago de los alquileres y el consiguiente desahucio. ¿Con la crisis  que se nos viene encima,  qué crees que hemos aprendido sobre ello?

La protagonista del relato es vicedirectora de una entidad bancaria que vendió productos tóxicos -pensemos en las preferentes- a sus clientes. Al estallar la crisis del 2008 esos clientes sufrieron grandes pérdidas y la protagonista sufre hostigamiento y amenazas, lo que le provoca una severa depresión. Trata de romper con todo ello cambiando de oficina y mudándose a un pueblo; pero la vivienda que acaba de comprar, a buen precio, procede de un desahucio…

Esperemos que algo hayamos aprendido de esas malas prácticas, aunque, sinceramente, no soy demasiado optimista.

Sabemos que te dedicas a la enseñanza de la literatura en un instituto. Ahora estarás experimentando la enseñanza a distancia con el cierre de los centros educativos. ¿Cómo lo valoras?

Es una situación insólita para la que no estábamos preparados. Los primeros días fueron de mucho desconcierto. Después nos hemos ido organizando, pero, aun así, es duro tanto para los profesores como para los alumnos. Estamos preparando y enviando un montón de materiales, y además impartimos una clase virtual a la semana por asignatura; pero los alumnos se sienten sobrecargados y nosotros, también. Tengo la suerte de que todos mis alumnos cuentan con ordenador y wifi, pero echan mucho de menos la enseñanza presencial porque el contacto directo en el aula, el calor humano al fin, es crucial para el aprendizaje.

¿Cómo crees que será el futuro de la educación tras la pandemia? ¿Piensas que será posible mantener la distancia de seguridad en los centros educativos?

El futuro es muy incierto en todos los ámbitos y, por supuesto, en la educación de un modo especial. En mi instituto, un edificio ya antiguo, convivimos unos ochocientos alumnos y más de sesenta profesores. Siendo así, mantener la distancia de seguridad en las actuales condiciones lo veo prácticamente imposible. Tal vez deba recurrirse a la construcción apresurada de barracones, no lo sé. Desde luego, nosotros haremos cuanto podamos para adaptarnos, pero serán las autoridades quienes deban ofrecernos alternativas.

Con el confinamiento muchos de nosotros hemos ocupado nuestro tiempo en escribir diarios, cuentos, historias…. En tu libro también mencionas que la literatura tiene un valor terapéutico, ¿cómo ves este valor justo en estos momentos?

El confinamiento ha abierto una brecha en nuestras vidas y nos ha inducido a reflexionar. Eso es lo positivo. Cada día recibo por whatsapp las reflexiones de un amigo mío, exprofesor de instituto y autor y director teatral. Lo titula “Diario de un confinamiento” y ahí va enhebrando ideas, impresiones, sensaciones, recuerdos… Entiendo que es como una terapia para él. Ahora bien, yo creo que ese torrencial no debe ser un fin en sí mismo, sino la materia prima para una reelaboración posterior en clave literaria. Precisamente, hay un relato de mi libro donde la protagonista también vierte sus zozobras en un diario, pero más adelante decide depurarlo. Ello le permite tomar distancia y a la vez el esfuerzo que exige esa obligada destilación literaria se convierte también para ella en una especie de terapia interna.

El libro consta de 11 relatos bastante diversos, pero hay  tres que se desarrollan durante la guerra civil o la posguerra. ¿Parece que el tema de la guerra civil es uno de tus preferidos?. ¿Por qué la guerra civil sigue siendo un tema tan recurrente? ¿Qué experiencia indirecta tuviste tú de ella?

Sí, ese tema aparece en varios relatos y también en otros que no se recogen en el libro. Pertenezco a una generación en la que la guerra civil y la primera postguerra era algo ya muy lejano, pero nuestros padres y nuestros abuelos nos hablaban a menudo de ello: el hambre, la represión, el miedo… Siempre me habían llamado particularmente la atención los comentarios que oía sobre los campos de concentración franquistas. Recuerdo que en mi infancia un familiar mío me contaba horrores de su paso por varios de ellos, pero en aquel momento no se hablaba del tema. Estaba relegado a la memoria oral, por así decirlo. Hace unos años empezaron a publicarse estudios y pude comprobar la veracidad de lo que me contaba y sentí la necesidad de reflejarlo en mis relatos. Paralelamente, fui incorporando otros aspectos no siempre relacionados con las vivencias de mi familia, pero que me impresionaron mucho, como el papel de las mujeres en la guerra civil, por ejemplo. He procurado que mis personajes sean gentes sencillas, con sus debilidades y sus contradicciones, y cómo no, con ciertas trazas de un heroísmo anónimo que sin duda los dignifica.

Tu libro tiene un subtítulo, Relats en femení (Relatos en femenino), ¿por qué? ¿Qué tiene que ver con el título, A sota veu (En voz baja)?

Los relatos son heterogéneos porque tratan varios temas, pero tienen en común el protagonismo de la mujer en diferentes etapas de su vida. Con todo, no están destinados a un público exclusivamente femenino. En estos textos se reflejan sentimientos, conflictos o ideas que también afectan a los hombres, aunque muchas veces hombres y mujeres solo se atrevan a expresarlos en voz baja, a modo de soliloquio.

En tus relatos las palabras adquieren un valor simbólico acercándonos a otras realidades. O se convierten en un rito para dar paso a mundos poco visibles. ¿crees que esta es la función de la literatura?

Sí, porque la literatura, ante todo, es un arte, el arte de la palabra. Indagar en sus valores simbólicos, en la carga connotativa que las impregna, permite contemplar la realidad desde otros ángulos y ahondar en ella. Aquí radica, en mi opinión, la verdadera magia de la literatura.

Fuente: http://www.aikaeducacion.com/entrevistas/relatos-en-femenino-en-tiempos-de-confinamiento/

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Libro Feminismo y buen vivir: utopías decoloniales

Main Authors: Varea, Soledad, Zaragocin, Sofía
Format: Libros
Published: Universidad de Cuenca2017
Subjects:
Online Access: http://dspace.ucuenca.edu.ec/handle/123456789/27831

Reseña: En el Ecuador, la institucionalización del feminismo en relación al discurso gubernamental del Buen Vivir ha sostenido que no es posible el Buen Vivir sin la igualdad de género. El énfasis en el discurso y la práctica del feminismo gubernamental ha estado en la igualdad de género, sin embargo, como ya lo han señalado algunas feministas, la igualdad de género frente al Buen Vivir no ha significado una redefinición o adaptación del mismo (Vega, 2014). Al decir que el Buen Vivir no es posible sin la igualdad de género, no reflejamos las relaciones de género desde el Buen Vivir sino que lo sustituimos con la democracia numérica y lo metamorfoseamos con el discurso feminista occidental. Por lo tanto, ya que mediante el Buen Vivir nos estamos replanteando la relación con la naturaleza, la alteridad, la interculturalidad, y la plurinacionalidad, -entre otros grandes temas-, es importante construir y develar los distintos enfoques de género que han venido acompañando a los procesos de Buen Vivir en el Ecuador. Luego, tal como el Buen Vivir ha cuestionado paradigmas coloniales de índole económico y político, los enfoques feministas decoloniales, autónomos, indígenas, y comunitarios también lo vienen haciendo desde antes. Si preguntamos sobre ¿dónde se encuentran los enfoques feministas y de Buen Vivir en el Ecuador?, las respuestas serían ambiguas. Aún más preocupante, si los espacios ocupados y propuestos por el Buen Vivir excluyen, como lo han hecho anteriores utopías, a los y las sujetos de distintas propuestas feministas. La conceptualización del Buen Vivir ha recibido atención local e internacional en espacios académicos y políticos pero sin un profundo análisis del feminismo o cuestiones de género. Su relación con el feminismo activista, político o académico no ha sido un pilar para la construcción conceptual del Buen Vivir como sí lo han sido otros temas tales como la naturaleza, el desarrollo y la interculturalidad.

Descarga aquí: feminismo y buen vivir pdf

Fuente: https://www.bibliotecasdelecuador.com/Record/oai:localhost:123456789-27831/Description#tabnav

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