Entrevista a Don Ercilio Veloz Burgos: “Me siento ser un civilista”

Entrevista a Don Ercilio Veloz Burgos: “Me siento ser un civilista”

Por: Mercedes Castillo

Don Ercilio Veloz Burgos, gloria de la locución y del periodismo dominicano, quien celebró recientemente 47 años en la producción y conducción ininterrumpida de su histórico y famoso programa televisivo EL PUEBLO CUESTIONA, y con 57 años en la radio nacional, siendo uno de los pioneros de programas de entrevistas en televisión; participante en varios actos cívicos del país, entre ellos, el levantamiento popular de LA CALLE ESPAILLAT en  1961 ocurrido en la Zona Colonial, considerado como el primer acto cívico, después del ajusticiamiento del tirano Rafael Leónidas Trujillo, realizado por jóvenes dominicanos con conciencia democrática con el propósito de destrujillizar el país, en el cual jugó un papel importante; así como en LA GUERRA DE ABRIL DE 1965, quien fue una de las voces autorizadas de la revolución se, queja amargamente que hayan retirado la asignatura moral y cívica  de la escuela, y  considera que más temprano que tarde, apunta, tendrán que  volver a ella, pues el país lo requiere más nunca.

Mercedes Castillo: Muchas gracias Don Ercilio Veloz Burgos por aceptar nuestra solicitud de entrevista para la revista digital civismomagazine.com que lanzamos al ciberespacio, realmente, es un honor y privilegio tenerlo como primer entrevistado. ¿Don Ercilio, cómo define usted el Civismo?

Ercilio Veloz Burgos: El honor es nuestro, a la vez de felicitarle por  ser responsable de un medio tan importante y necesario en la sociedad. El civismo es una de las cualidades más importantes de un país, y, concomitantemente el ciudadano que haga uso de él, es una persona civilista en la que la honradez, la sencillez y la humildad le caracterizan.

Me siento ser un civilista, partiendo de que yo respeto a todo el mundo, y  respetar a los demás es hacer civismo”

M.C: ¿Con cuáles hechos históricos podemos relacionar y/o ubicar el Civismo?

E.V.B.: Vivir es saber convivir con los demás, un poder para convivir con los demás ciudadanos. Dos hechos fundamentales en donde se le garantizaron los derechos humanos a los ciudadanos que le habían sido conculcados son la Revolución Francesa y la Guerra de Independencia de Los Estados Unidos. Nuestra historia está llena de actos cívicos, pues civismo fue la forma de actuar del padre Fray Antón de Montesinos, quien actúo cívicamente defendiendo los derechos humanos de nuestros indígenas con su famoso SERMÓN DE ADVIENTO. Los dominicanos/as tenemos que volver a leer a Salomé Ureña de Henríquez y a Patín Maceo, dominicanos ejemplos.

M.C: ¿Puede usted señalar algunos actos cívicos en la sociedad dominicana?


E.V.B.: Actos puramente civilistas  los vemos en la fundación de la Sociedad Secreta la Trinitaria el 16 de  julio de 1838, cuando el joven capitaleño Juan Pablo Duarte la formó, y tenía la misión de lograr la Independencia Nacional y creación de una República independiente, concretada el 27 de febrero del 1844 con el trabucazo de Matías Ramón Mella en la Puerta de La Misericordia. No se puede escribir la historia sin tomar en cuenta el Acto de Rebeldía del 2 de mayo de 1861 con Gregorio Luperón a la cabeza, contra la Anexión a España; La llegada de los Expedicionarios de Constanza, Maimón y Hestero Hondo quienes  sembraron la semilla de la libertad; El mismo 30 de mayo, fue un acto patriótico; el Golpe de Estado contra El Profesor Juan Bosch; “Para mí fue un acto de civismo, de lealtad consigo mismo, con la patria, que Manolo Tavárez Justo se fuera a la escarpada montaña de Quisqueya, constituyendo una enseñanza para los militares; La Guerra de Abril de 1965, convertida en una  guerra patria, fue un acto cívico. Asimismo, fue un acto cívico llevado a cabo por José Núñez de Cáceres, llamado la Independencia Efímera. “Yo me quejo mucho de que en la historia no se  habla  de la participación de El Negro Lemba, todos actuaron cívicamente.

Es un acto cívico cuando la prensa actúa como el sol, con sus luces y sus sombras”.


M.C.: A su juicio, Don Ercilio, ¿Cuáles  ciudadanos extranjeros y dominicanos califican para ser personalidades cívicas?.

E.V.B: Podemos calificar de  personajes cívicos dominicanos  con mucha seguridad al intelectual Roberto Cassa. Es una institución de la credibilidad pública. También,  Rafael Molina Morillo, tiene su nombre escrito, Doña Mery Marranzini, Melba Segura de Grullón, por su entrega a la causa noble del Sur, la socióloga Magaly Pineda (fallecida), por su lucha en defensa de los derechos de la mujer, la guerrillera Carmen Josefina Lora (Piky Lora), la primera mujer  embajadora Minerva Bernardino ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU), luchó por los derechos políticos y civiles de la mujer, logrando instituir en la Carta Universal de los Derechos Humanos, los derechos de la mujer. El doctor Antonio Cruz Jiminián es un filántropo,  le sirve a los más necesitados, entre otros buenos dominicanos que en estos momentos asumen una postura cívica. Igualmente, a nivel internacional destacamos las figuras de Mahatma Gandhi, Nelson Mandela, Martin Luther King, La Madre Teresa de Calcuta, entre otros.

M.C: ¿Cuál es su visión sobre la urbanidad en  los espacios públicos de nuestro país?

E.V.B.: Entiendo que ha faltado mucha autoridad y educación para aplicar las leyes. Es el país de mayor desorden. “Nuestras avenidas están repletas de tarantines… eso no se veía en el régimen de Trujillo. “Aspiro a que se instaure el imperio de la ley”. Es importante la aplicación de la dictadura de la ley en el tránsito. No estoy de acuerdo en permitirle a la gente tirar basura en las calles como vasos, botellas, platos, cucharas, fundas plásticas, entre otros.

M.C.: ¿Que opinión tiene sobre la Marcha Verde?

E.V.B.: Felicito  a los organizadores de la Marcha Cívica por la organización y a las autoridades por el papel que jugaron.

Fuente: http://civismomagazine.com/ercilio-veloz-burgos/2998

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La educación que necesitamos en tiempos de crisis

Por Isabel Diez Uriarte*

La educación es el punto en el que decidimos amar al mundo lo suficiente como para tomar responsabilidad por él. Bajo esta premisa, ¿qué podemos hacer por el mundo?

Si algo podemos aprender de los resultados de las recientes elecciones en Estados Unidos es que la educación que recibimos juega un papel fundamental en nuestra toma de decisiones y en nuestra actuación como ciudadanos comprometidos con el país y con el resto de nuestros conciudadanos. Si existe un momento clave para decir que tenemos que apostar por la educación es precisamente ahora, en estos tiempos de crisis e incertidumbre. Pero estoy hablando de una educación muy distinta a la tradicional, en donde pedimos que nuestros alumnos memoricen y repitan contenido que en pocSelecciona Archivosas horas—o si somos afortunados, días— olvidarán. No, estoy hablando de una verdadera formación del carácter, de una formación cívica y en valores, de una formación integral.

Y es que la educación no es sinónimo de escolarización. Aunque la escuela juega un papel fundamental en nuestra educación y es claro que todavía nos queda mucho por hacer en este respecto, la educación es un proceso que lleva toda la vida—desde que nacemos, hasta que morimos. Se trata de ese proceso en el que vamos aprendiendo y mejorando como personas para poder autorrealizarnos, y en el que influyen la familia, la escuela, los grupos sociales a los que pertenecemos, nuestras experiencias cotidianas, los estímulos a los que nos exponemos, las puertas que abrimos y por las que elegimos pasar.

La filósofa Hannah Arendt escribió una vez que “la educación es el punto en el que decidimos amar al mundo lo suficiente como para tomar responsabilidad por él”. Me encanta esta definición y me parece que éste es el tipo de educación que necesitamos cultivar hoy más que nunca: desde la casa, desde la escuela, desde la comunidad, y desde el país. Este es el trabajo no sólo de los educadores, sino de todo ciudadano: inspirar a nuestros niños y jóvenes a “amar lo suficiente al mundo para tomar responsabilidad por él”, por lo que tenemos las siguientes tareas:

  • Inspiremos a los demás a amar tanto al mundo que cuidarlo no sea una entre varias opciones, sino que se convierta en una obligación.
  • Inspirémoslos a amar tanto al mundo que puedan encontrar la belleza que esconde incluso en los lugares más inesperados.
  • Inspirémoslos a amar tanto al mundo que buscar la verdad se convierta en su pasión. Cultivemos su curiosidad, su asombro, su empatía, su amor por aprender.
  • Inspirémoslos a amar tanto al mundo que se conviertan en unos completos enamorados de la humanidad para que la simple presencia de una persona sea una oportunidad para ser amables, y la sola idea de permanecer pasivo frente a una injusticia sea impensable.
  • Inspirémoslos a ver el mundo como podría llegar a ser y a tener el valor de hacerlo un mejor lugar.

La educación implica acción y cambio, y desde luego, no es una tarea sencilla. Pero es trabajo de todos inspirar y facilitar ese cambio. Necesitamos modelos y personas comprometidas para cuidarnos entre nosotros, luchar en contra de cualquier injusticia, y sobreponernos a cualquier adversidad. Ante discursos que infunden el miedo, inspiran odio y promueven la exclusión, es más importante que nunca tener la capacidad de tomar distintos puntos de vista y no caer, como la escritora Chimamanda Adichie nos dice, en “los peligros de una historia única”. Nuestro país y el mundo lo necesitan. Ignorar la situación que estamos viviendo y no apostar por la educación simplemente ya no es una opción.

Fuente: http://www.altonivel.com.mx/la-educacion-que-necesitamos-en-tiempos-de-crisis-58467.html

Imagen: www.lasillaroja.org/wp-content/uploads/2015/10/Nepal_cabecera-727×235.jpg

 

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