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Entrevista a Enrique Javier Díez Gutiérrez, autor de «La asignatura pendiente»: «Los estudiantes saben más del nazismo que del franquismo»

Por: Olga Rodríguez

El profesor en la facultad de Educación de la Universidad de León revela que casi la mitad de los libros de texto en España no reflejan la represión franquista y señala tergiversación y equidistancia en varios manuales. También desvela la ausencia de referencias a las mujeres republicanas y a la persecución que sufrieron.

Generaciones enteras en España siguen sin conocer bien en qué consistió la represión franquista y cómo fue la lucha contra la dictadura tras la Guerra Civil. ¿Por qué? Esa es la pregunta que se hizo el profesor de la Facultad de Educación de la Universidad de León Enrique Javier Díez y, para hallar respuestas, decidió impulsar con otros profesores universitarios un estudio pormenorizado sobre los libros de texto de secundaria y bachillerato que abordan esa época histórica. Además, él y sus colegas elaboraron una encuesta, entrevistando a 610 profesores y profesoras de Historia de institutos de todo el país sobre su percepción de los contenidos en los manuales.

La conclusión fue clara: «El sistema educativo sigue blanqueando el franquismo demasiado a menudo», señala Díez, autor del libro La asignatura pendiente, en el que recopila los hallazgos del estudio, contando los fallos y carencias de muchos libros de texto a la hora de abordar el franquismo. El profesor considera que no basta con analizar, así que elaboró con sus compañeros una propuesta: una serie de unidades didácticas con un enfoque en derechos humanos para ponerlas al servicio de todos los docentes interesados en ofrecer una visión más ajustada y detallada de aquella época.

«Se agotaron las publicadas en papel, nos las han pedido de todas partes, muchas personas dedicadas a la enseñanza las están usando», relata en conversación con elDiario.es.

Foto: El ensayista y profesor universitario Enrique Javier Díez Gutiérrez, autor de La asignatura pendiente

Recientemente Díez y la editorial con la que publica, Plaza y Valdés, han mantenido contacto con la Secretaría de Estado de Memoria, a la que han hecho llegar estas unidades –disponibles en Internet–, proponiendo que sean usadas como herramienta educativa en todo el país, ya que desde el Gobierno se había manifestado interés por transmitir el aprendizaje de la memoria democrática en las escuelas.

«No puede tratarse de algo que dependa de la voluntad del profesorado de turno, como ocurre ahora. Debería estar integrado en el currículum, y eso es lo que se ha propuesto a la Secretaría de Estado, que lo tengan todos los departamentos de Historia de todos los institutos de este país. No hemos obtenido respuesta aún. Estamos a la espera», explica el autor de La asignatura pendiente.

El origen del proyecto

Hace unos años Díez y otros profesores universitarios que colaboraban en la realización del documental Los campos del silencio, de Eloína Terrón, acudieron al pueblo berciano de Fabero (León) para preguntar a los chicos y chicas del instituto qué sabían del pasado de sus propias familias.

«Fabero fue un pueblo con esclavos del franquismo, represaliados a los que pusieron a trabajar en un campo de concentración en la mina. Nos llamó la atención que, cuando preguntamos, de los 21 estudiantes que había en la clase solo una sabía algo de aquello, y no porque se lo hubieran contado en la escuela o instituto. Lo llamativo es que casi todos habían tenido abuelos o bisabuelos represaliados, era la historia de su propia familia lo que desconocían», cuenta.

Los profesores organizaron entonces una visita al lugar donde familiares de esos alumnos habían sido forzados a trabajar como esclavos. «Fue una experiencia única, un aprendizaje no solo intelectual, sino también emocional. Lo emocional es fundamental para ponerse en la piel del otro y empatizar. Por eso países como Alemania o Argentina organizan habitualmente visitas a lugares de memoria: son experiencias a través de las cuales se puede comprender mucho mejor lo que supuso la represión de las dictaduras», explica.

Poco tiempo después de aquello Enrique Javier Díaz proyectó en una de sus clases el documental El silencio de otros, en el que se aborda la represión franquista y la búsqueda de personas desaparecidas. «Resultó una especie de epifanía para ellos, muchos reaccionaron diciendo: ‘Nos han robado parte de nuestra historia’, porque hasta ese momento desconocían este pasado que explica tanto nuestro presente», señala.

Fue entonces cuando la idea de escribir las unidades didácticas y el libro La asignatura pendiente tomó forma. «La falta de conocimiento provoca generaciones de desmemoriados, que desconocen no solo la represión franquista, sino la lucha por la democracia o la presencia de los maquis. La mayoría de la población solo tiene contacto con la historia académica en la escuela. Si esto no se aborda en los colegios e institutos, se perpetúa la ignorancia. Los estudiantes saben mucho más del nazismo que del franquismo», reflexiona.

La represión contra las mujeres, ausente

Foto: mujeres rapadas y humilladas por la represión franquista en Oropesa, Toledo. Fondos de la Biblioteca Nacional Española.

Uno de los fallos que ha detectado el estudio detallado en La asignatura pendiente es que «la represión franquista contra las mujeres está completamente ausente de los libros de texto», explica durante la entrevista con elDiario.es:

¿En qué consistió esa represión contra las mujeres?

Se les rapaba el pelo: para el franquismo el pelo largo era el símbolo de la cultura de la feminidad, quitárselo equivalía a robarles la identidad, la feminidad. Eran obligadas a ingerir aceite de ricino, que provocaba diarreas constantes, y las paseaban por las calles en esa situación. Se les aplicaba violencia sexual, se las violaba. Eran castigos destinados específicamente a ellas. Pretendían volverlas a poner en lo que consideraban que era su lugar. Ellas habían logrado derechos, reivindicado libertades, y querían ponerlas «en su sitio», atarlas a la pata de la cama. Muchas, además, recibieron castigos por ser esposas, hermanas, familia o amigas de los republicanos.

Se usaban además otros castigos específicos que trataban de atentar contra su rol reproductivo, castigos vinculados a la maternidad. Separaban a las madres de sus hijos en las cárceles y se inició el robo de bebés para darlos en adopción a familias cercanas al régimen, para que fueran educados con familias de bien, porque sino, serían infectados con el ‘gen rojo’.

En definitiva, se las castigaba por ser rojas, por ser mujeres y por haber roto moldes y estereotipos. El objetivo era volverlas a colocar en un papel subordinado. El cuerpo de las mujeres fue usado como campo de batalla, para la humillación constante, muchas veces con el objetivo de vencer a los parientes masculinos ausentes. Y todo eso no aparece en ningún libro de texto, está absolutamente invisibilizado.

Además de la represión franquista contra las mujeres, han identificado ustedes otros temas tabú que no suelen ser abordados en los libros de texto.

Eso es permanente. Por ejemplo, el papel de la Iglesia católica. El texto de la editorial Vicens Vives de cuarto de la ESO, que quizá es el que más se implica y detalla, dice literalmente que «esa represión fue llevada a cabo con el consentimiento de los grupos sociales que respaldaban el alzamiento y en ocasiones con el apoyo de la propia Iglesia». ¿Cómo que «en ocasiones»? Todos los obispos, excepto el de Pamplona, firmaron una carta en la que respaldaban el franquismo y además iban denunciando a la gente, eran ellos los que recibían la denuncia para que luego se aplicara castigo y se torturara a los señalados.

El papel legitimador de la Iglesia en el proceso de represión sistemática fue bendecido por la jerarquía católica. Sin embargo, esto solo se menciona en la mitad de los libros de 4º de la ESO y de 2º de Bachillerato. Anaya, por ejemplo, señala en su libro de 2º de Bachillerato: «La jerarquía eclesiástica estuvo al tanto de la represión oficiada por los ganadores, eligió muchas veces el silencio o la justificación de los excesos pretextando un bien mayor». Es como una especie de blanqueamiento. Sin embargo, no es que estuviera al tanto, es que fue una de las de las protagonistas fundamentales de la represión.

La editorial Laberinto va más allá y dice que la Iglesia «apenas tuvo otra opción». ¿Cómo que «apenas tuvo otra opción»?. Lo justifica diciendo que «en la zona republicana se desencadenó una persecución indiscriminada e incontrolada contra el clero católico». Es como volver a retomar toda la historiografía del fascismo y plasmarla en los libros de texto. Ha habido una Transición y cuarenta años de democracia, no se puede seguir manteniendo la ideología franquista en los libros de texto que están estudiando chicos y chicas del siglo XXI.

En el libro también menciona otros asuntos que no aparecen en los manuales.

La lucha antifranquista es otro tabú. O el enriquecimiento de familias franquistas a costa de las republicanas expoliadas, o la implicación activa de una parte de la sociedad civil que se sentía vencedora, o la triple represión dirigida contra las mujeres, una represión que estuvo organizada de forma sistemática.

En La asignatura pendiente expone equidistancias presentes en muchos libros de texto aún. En algunos hay incluso falsedades…

Sí. Hay muchos libros que buscan equiparar, hacer un paralelismo entre golpistas y defensores de la democracia, y para ello hablan de los «desmanes de ambos bandos». Algunos afirman que «uno y otro lado provocaron las mismas víctimas», mintiendo, porque para empezar los golpistas ejercieron durante cuarenta años una represión sistemática, legal y además con carácter retroactivo.

Hay un libro, de la editorial Bruño, que señala que «en el territorio republicano se desarrolló el terror rojo, muy turbulento contra la Iglesia y contra los partidarios de los sublevados, y en la zona nacional se impuso más sistematizado el terror blanco, que represalió y fusiló a numerosas personas fieles a la República». Es decir, presenta el modelo de los dos terrores. Esto es el relato del franquismo trasladado a libros de texto. Se sigue blanqueando de alguna forma la dictadura. Otro de los aspectos preocupantes es la invisibilidad y la minimización que se hace de la represión franquista. Solo la mitad de los manuales hacen referencia a la represión franquista a pesar de que duró cuarenta años.

Algunos textos hacen referencia a los paseos, pero si preguntas a los alumnos muchos no saben de las cunetas, ni de las fosas, ni de la represión sistemática. Tampoco se habla de la persecución que se ejerció contra familiares o amigos de republicanos. Varios libros de texto que sí mencionan la represión lo hacen definiéndola como una persecución política o una limitación de libertades y, por tanto, minimizándola. Bruño, la más escandalosa, se limita a decir que «las autoridades regularon la vida pública y privada». ¿Esa fue toda la represión?

Algunas editoriales, como Vicens Vives, han empezado a incorporar más referencias, afortunadamente. Pero en muchos casos siguen siendo aún pequeños apuntes, no abundan en ello. Dicen que la represión se institucionalizó y que fue sistemática, pero no la describen, lo dejan ahí, es insuficiente, se limitan a términos muy abstractos.

¿Qué han encontrado en las encuestas realizadas al profesorado?

Que los obstáculos son numerosos. Cuento una anécdota muy gráfica. Un profesor de Filosofía comparó en una clase de segundo de Bachillerato la Biblia con un libro de Harry Potter, con la voluntad de indicar que no era científico, sino una creación literaria. Pues bien, dos alumnos le denunciaron a la dirección. La dirección exigió al profesor que pidiera perdón. Lo interesante es el argumento que ofreció la jefa de estudios, que era profesora de Historia, y quien dijo: «Esto es como cuando yo llego a la época de la Guerra Civil, paso de puntillas por el tema y no entro mucho porque hay alumnos de los dos bandos, hay que ser equilibrado en la docencia».

Ese argumento de esa profesora es como comparar a las víctimas con el victimario, al violador con la violada, es una equidistancia que está muy presente en muchos libros de texto. Hay muchos profesores que no llegan a explicar la época del franquismo porque el temario comienza por la Prehistoria. Otros llegan pero optan por pasar de puntillas, excepto los más comprometidos. Hay muchos que aún conciben que sigue habiendo una guerra fratricida, que hay que mirar hacia delante sin abordar el asunto porque culpan por igual a los golpistas y a los defensores de la democracia. Es una cultura educativa preocupante.

¿Qué consecuencias tiene esta falta de conocimiento en materia de memoria histórica en nuestra sociedad?

Muchas. Empezamos a analizar los libros porque los textos escolares siguen dominando el currículum, los libros ayudan a construir el imaginario colectivo de las futuras generaciones, la percepción del pasado, presente y futuro. Hemos visto que esto ha generado una desmemoria brutal. Esto me choca, porque en países como Reino Unido, Alemania, Francia, Italia, Argentina o la propia Polonia se abordan estos temas, se visitan lugares de memoria.

Las dictaduras siempre usan el olvido para imponer su visión de la historia y por eso la democracia es la garante y la responsable del recuerdo y la memoria que se lega a las futuras generaciones. Si un solo alumno o alumna acaba sus estudios obligatorios sin conocer lo que fue la represión franquista para varias generaciones, entre las que estuvieron en muchos casos sus propias familias, estamos ante una tragedia en pleno siglo XXI.

Y si además han cursado Bachillerato y no saben que actualmente hay una generación de nietos y de nietas que luchan para recuperar la memoria y la dignidad de estas generaciones de represaliados y que reclaman verdad, justicia, reparación, es que algo estamos haciendo muy mal en el sistema educativo. Porque el derecho a saber creo que es algo que debe ser desarrollado por todos los centros educativos y en todos los libros de texto escolares, al margen de la editorial que sea, al margen de que sea un centro educativo público, privado o concertado. Es un deber, el deber de la verdad.

¿Qué aprendizaje se puede extraer de todo esto?

Hay quienes dicen que no hay que remover el pasado ni reabrir heridas. Están equivocados: el deber de memoria está plasmado en el derecho internacional y en los derechos humanos. Reyes Mate, a quien entrevistamos mucho para nuestros documentales, lo dice muy bien: las heridas no están cerradas y su único tratamiento es la verdad, la justicia y la reparación. Juan Gelman, el poeta argentino, decía que no pocos de quienes preconizan el olvido del pasado en realidad persiguen el olvido de su pasado particular. Herederos del franquismo, cuando dicen eso, en el fondo lo que quieren es que se olvide su pasado particular.

¿Qué reflexión final hace sobre esta equidistancia y esta falta de conocimiento que hay aún sobre la II República, el golpe de Estado del 36, la guerra y la dictadura?

Los historiadores advierten de que la incomprensión nace fatalmente de la ignorancia del pasado. No se puede construir un futuro con un pasado basado en la impunidad. Por eso para ser demócrata hay que ser antifascista. No se puede seguir blanqueando el fascismo, como se hace demasiado a menudo en el sistema educativo. No hay neutralidad ni equidistancia posible entre el fascismo y la democracia.

Fuente: https://rebelion.org/los-estudiantes-saben-mas-del-nazismo-que-del-franquismo/

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Monarquía deslegitimada

Por: Víctor Arrogante

 

La Monarquía no pasa por sus mejores tiempos. El que fuera rey de España, Juan Carlos de Borbón está contra las cuerdas y será investigado por sus negocios y su patrimonio muy relevante y poco edificante. Habrá que conocer cuánto conoce y cuánto calla su hijo Felipe sobre las actividades de su padre. La Monarquía española es heredera del franquismo y su popularidad está por los suelos. Quieren aparentar ser una familia normal y no lo consiguen porque no lo son. Viven en las alturas a costa de los españoles, cuya mayoría difícilmente puede sobrevivir.

En el artículo Perdiendo el trono, incluido en mi libro Reflexiones republicanas, contaba el intento fallido de la Casa Real de blanquear la imagen del rey, que entonces cumplía los 75 años. Siete años después, me permito retomar la idea principal, incorporando nuevos datos y algún que otro nuevo comentario.

Juan Carlos de Borbón, heredó del franquismo el trono; poco había hecho hasta entonces para conseguirlo. Juró ante los «santos evangelios» fidelidad a los principios del movimiento nacional, que inspiraban al régimen de Franco. Para unos fue un traidor, para la mayoría, quien facilitaba el tránsito a la democracia. Se terminó la dictadura, se aprobó la Constitución, pero no se resolvieron los problemas históricos de España, que son fuente permanente de conflictos: el territorio, las señas de identidad y la monarquía; que requiere de un referéndum para legitimarse democráticamente; o no.

La dictadura agonizaba y el nuevo modelo no llegó hasta la aprobación de la Constitución en 1978. Comenzaba la Transición desde la dictadura a la democracia, controlada desde dentro del Régimen intacto. Adolfo Suárez, no sometió a referéndum la monarquía, porque las encuestas le dijeron que perdería. Franco había dejado todo atado y bien atado en la figura de Juan Carlos de Borbón. El régimen del 78 legitimó al régimen franquista modernizándolo. Desde entonces la monarquía ha jugado un papel fundamental como institución conservadora, destinada a mantener el statu quo social y político, en defensa de los intereses empresariales y las élites sociales, por lo que sobran motivos para cambiar de modelo de Estado.

La monarquía, que es un símbolo, está muy alejada de los principios constitucionales de igualdad ante la ley y de igualdad de oportunidades. El acceso a la Jefatura del Estado, como a cualquier otro órgano de representación, no puede tener carácter hereditario, sino sometido a la libre y democrática elección. Se puede reconocer que la monarquía cumplió su papel durante la Transición, pero transcurridos cuarenta y dos años no tiene razón de ser. No se puede vivir siempre ni de herencias recibidas ni de rentas políticas del pasado. En un sistema democrático no caben privilegios de, familias o castas. La transparencia debe ser un principio de actuación; y la monarquía no es transparente.

Felipe de Borbón renunció a la herencia de su padre, hecho insólito, ya que no puedes renunciar a algo que todavía no se tiene y le retiró su asignación de los presupuestos de la Casa Real, después de que se publicara que la Fiscalía investiga una supuesta donación de 100 millones de dólares, que Juan Carlos habría recibido de Arabia Saudí. El gobierno español que continúa blanqueando al jefe del Estado valoró positivamente la renuncia a la herencia y calificó la decisión de respetable.

La Justicia se encuentra ante una situación decisiva: sentar a Juan Carlos en el banquillo o cerrar la causa en falso. Será difícil demostrar que el emérito cobró comisiones por su intermediación en las obras del AVE a la Meca. Cuando se trata de proyectos de grandes infraestructuras, las mordidas, comisiones y sobrecostes suelen estar a la orden del día. Ahí están los ingentes sumarios de corrupción que se instruyeron en España tras el estallido de la burbuja inmobiliaria. El asunto que persigue al rey emérito es un ejemplo de manual: empresas en Panamá o Liechtenstein, países habitualmente empleados para ocultar patrimonios de dudoso origen y procedencia.

Técnicos de Hacienda ven justificado investigar a Juan Carlos y esperan que la Agencia Tributaria colabore de manera eficiente en la investigación para dilucidar su papel en las supuestas comisiones pagadas por la adjudicación a empresas españolas de las obras del AVE a La Meca. A su juicio, hay «indicios racionales» que justifican esa investigación. De hecho, Gestha ya apuntó que el emérito podía haber cometido delitos contra la Hacienda Pública y pidió la apertura de una investigación por presuntos delitos de fraude fiscal y blanqueo de capitales.

Hace unos años, en una entrevista para la emisora KPKF.org de Los Ángeles, USA, me preguntaron: ¿Controló la CIA la transición en España? y contesté: «Ustedes saben más de la CIA que nosotros, pero todo parece indicar que participó en el asesinato de Carrero Blanco y luego puso como rey a Juan Carlos». En aquellas fechas la monarquía no se ponía en discusión y de la República ni se hablaba. No solo todo estaba atado y bien atado, sino que todo estaba pactado y controlado. Alemania y EEUU venían a decir: Hay que establecer un régimen democrático, afín a nuestros intereses, sin algaradas callejeras, sin revoluciones, y Juan Carlos nos sirve.

El cerco judicial a Juan Carlos se está cerrando. Hay abiertas diferentes investigaciones para determinar el origen de su enorme fortuna que, según Forbes estima en dos mil millones de euros; un patrimonio de los mayores secretos de Estado. Ante el cerco judicial, fuentes dominicanas confirman que en el país caribeño, se está preparando la nueva residencia Juan Carlos, que podrá compartir charlas, sol y copas con grandes amigos como Felipe González, o la familia Clinton. Un ambiente donde el emérito, disfrutará de su fortuna sin que nadie le moleste.

El grupo parlamentario de Unidas Podemos-En Comú Podem-Galicia en Común en el Congreso, aspira a poder sentar en comisión a Juan Carlos, con el objeto de analizar «las relaciones diplomáticas y comerciales entre España y Arabia Saudí, su vínculo con instituciones y empresas españolas y sus efectos sobre el erario público». No se trata de una investigación sobre un particular, «sino sobre unos hechos que son de interés general y van más allá de las presuntas actividades corruptas de Juan Carlos». Unidas Podemos recalca al PSOE,  que ya no vale hablar de la inviolabilidad de Juan Carlos, al estar ya investigado. Lo cierto es que el rey Juan Carlos sigue blindado gracias a la alianza entre los partidos de la Transición y Vox.

La Fiscalía ve indicios delictivos de blanqueo de capitales y fraude fiscal en la Hacienda Pública en el emérito por su participación en la construcción del AVE a la Meca. El ministerio público se ha fijado en la compraventa de propiedades, con la sospecha de que pudieron servir de pantalla para un lavado de fondos de origen irregular en Marruecos y casas en Suiza. La investigación, iniciada por la Fiscalía de Suiza, ha examinado movimientos y cambios de manos en estas propiedades, en las que hay una serie de viviendas en Suiza que se habrían adquirido con parte de los 100 millones de dólares regalados al emérito por Arabia Saudí.

El CIS no pregunta a los españoles su opinión sobre la monarquía desde abril de 2015. A partir de 1994 había pedido en quince ocasiones a los encuestados que calificaran del 1 al 10 la confianza que tenían en la Corona, que fue descendiendo desde el notable hasta el suspenso, con un mínimo del 3,68 en 2013. El CIS se niega a preguntar sobre la valoración de la monarquía, porque «no es un tema que interese». Se conoce por otras fuentes que los españoles prefieren república a monarquía por una mayoría absoluta. Según Sináptica el rechazo de la población hacia la monarquía se ha acentuado durante la pandemia. Casi el 52% de los ciudadanos dicen preferir que España sea una república. Aún son más (58,2%) los que creen necesaria la celebración de un referéndum para decidir la forma de Estado; opinión que se acentúa entre los jóvenes.

Los privilegios que los miembros de la familia real ostentan, son un agravio comparativo. Es una flagrante injusticia. Una casta familiar que no rinde cuentas, ni económicas ni fiscales ni políticas ni penales. El solo hecho de ostentar el apellido Borbón les hace poseedores de los mayores privilegios. Todo tiene que cambiar.

La Monarquía ostentaba la legalidad fáctica heredada de Franco y la legitimidad dinástica de Juan de Borbón, pero le faltaba la legitimidad democrática, y no fue hasta el 23F (1981), cuando pasó de ser el rey de Franco, a «salvador de la patria». Fue una operación bien montada. Se trataba de consolidar al rey, ya fuese con el triunfo del golpe de Estado o con su fracaso. Y lo consiguieron.

Le Monde publica un reportaje sobre la situación que vive en la actualidad Juan Carlos y todos los problemas legales que le rodean. El artículo titulado Maleta de billetes en Suiza, sociedad opaca en Panamá: Juan Carlos, desorden de España, analiza la figura del exmonarca y el legado que ha dejado. Se define la atmósfera que rodea al emérito como «Un viejo rey devorado por la pasión a las mujeres y el dinero. Mientras, Felipe de Borbón se aprovecha del virus para intentar lavar su imagen y la de la Monarquía.

La Fiscalía ha tenido que asumir la investigación judicial del caso Juan Carlos, listo para huir al Caribe, empujada por la fiscalía suiza. El Tribunal Supremo español pasará una nueva vergüenza internacional cuando un juez suizo sea el primero en citar a declarar al rey emérito, que no disfruta de inmunidad pero está aforado en el Supremo. Hay que ir a la prensa extranjera para saber cómo va la investigación de la corrupción real. En la radio pública francesa RadioInter «El ex rey de España está desnudo. Juan Carlos está bajo investigación por fraude fiscal y blanqueo de comisiones ilegales. «Juan Carlos paseaba por Ginebra como un vulgar gángster de serie B» con dos millones en efectivo: un pequeño regalo de Bahréin que tenía que ingresar discretamente.

Soy republicano por convicción, principios y por la fuerza de la razón, aunque no creo que se terminen los males de España por instaurar una república; pero quiero decidir sobre su restauración. En un modelo decente de Estado no cabe la monarquía, que es antidemocrática por naturaleza, opaca por convicción, alejada de las necesidades de la gente y de los intereses reales del pueblo llano.

Fuente e imagen: https://nuevarevolucion.es/monarquia-deslegitimada/


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Mientras dure la guerra

Por: Jaume Carbonell

Una secuencia del film de Alejandro Amenábar, “Mientras dure la guerra”, sirve para mostrar la larga sombra del franquismo y para explicar lo que está ocurriendo en Catalunya

No es mi intención comentar este excelente film de Alejandro Amenábar que se inicia con el golpe de estado franquista del 18 de julio de 1936 y que se centra, sobre todo, en cómo lo vivió Miguel de Unamuno, un intelectual instalado en su propio mundo, con sus contradicciones, peripecias y cambios de posicionamiento. Me interesa únicamente destacar un comentario del general Franco, el golpista que tomó el mando de la insurrección, sobre la necesidad de prolongar la Guerra Civil: “Porque si la ganamos pronto, ¿luego qué hacemos, de qué nos sirve?”. Lo tenía muy claro: se necesitaba tiempo para provocar más destrucción, escarmiento y muertes en el frente republicano, organizar una represión selectiva -con los pertinentes encarcelamientos, fusilamientos, depuraciones y exilios forzosos-, para destruir por completo las instituciones y la obra republicanas; para crear un nuevo orden político, basado en el patriotismo más reaccionario y excluyente y en el catolicismo ultraconservador; para crear los instrumentos de prohibición y represión sobre el ejercicio de los derechos y libertades democráticas, y para organizar los aparatos ideológicos de control sobre la educación y otros espacios de socialización.

Conviene recordar que la represión se cebó especialmente con la enseñanza: el cuerpo de funcionariado del Magisterio fue el más depurado, y miles de docentes tuvieron que tomar el camino del exilio (Salomó Marquès, en el reciente libro 1939: l’exili del magisteri de Catalunya, contabiliza casi 600). Ni que decir tiene que la “nueva España” se convierte en un desierto cultural y educativo, sin renovación pedagógica alguna, con muchos niños y niñas sin escolarizar y un alto índice de analfabetismo. A Marta Mata, la fundadora de Rosa Sensat, le oí decir en más de una ocasión que la escuela pública republicana de Barcelona -a la que ella asistió- jamás había ido tan lejos en sus logros renovadores -convirtiéndose en un referente europeo-, y que tampoco nunca la escuela había retrocedido tanto como durante el franquismo.

Es evidente que el régimen franquista tuvo sus fisuras y aperturas pero su arquitectura política e ideológica mostró una sólida musculatura que cuajó en el inconsciente colectivo. Por eso, la dictadura termina con la muerte de Franco pero no el franquismo, con una sombra muy alargada que dejó poso. La transición democrática no fue modélica debido a una serie de condicionantes objetivos y subjetivos de extraordinaria complejidad y que ahora no vienen al caso. Se alumbró la Constitución de 1978, un texto que se presta a muchas lecturas, a veces diametralmente opuestas, y se recuperaron las libertades.

Justo es reconocer que, en el transcurso de las últimas décadas, se han experimentado importantes avances en la conquista de derechos democráticas -entre ellos el derecho a la educación de cierta calidad con una amplia cobertura en todos los tramos-, merced a la aprobación de distintas leyes parlamentarias y a las reivindicaciones y luchas de los movimientos sociales. Pero la transición y las políticas de los gobiernos de turno han cerrado los ojos o no han tenido el valor suficiente de pasar factura a la dictadura como sí han hecho otros países: continúa hasta hoy la impunidad de los crímenes cometidos durante el franquismo e, incluso, algunos de sus ejecutores intelectuales o materiales han ocupado cargos públicos y han sido condecorados; se han recortado los escasos fondos destinados a la apertura de fosas comunes para la localización de cadáveres para que su familiares puedan enterrarlos dignamente; hasta después de casi medio siglo, no se ha planteado sacar los restos de la momia de Franco del Valle de los Caídos, un monumento que el propio dictador se dedicó a sí mismo y a su triunfo en la Guerra Civil; los cuerpos de seguridad no se han democratizado suficientemente y aún perviven resabios del pasado, y la judicatura, a pesar de que no es monolítica, es uno de los poderes que más reacio ha sido a la transición. Y, sin duda, existe una restricción a la libertad de expresión con la actual “Ley Mordaza”.

Otra herencia franquista que subsiste es el acuerdo firmado entre el Gobierno y el Vaticano, por el cual el Estado destina millones de euros a la oferta obligatoria de la religión en los centros educativos, y las subvenciones a la Iglesia Católica no han cesado de subir en los sucesivos gobiernos democráticos. Podríamos poner más ejemplos, aunque son suficientes para explicar que todo ello tiene sus consecuencias en la situación actual, en los acontecimientos que se viven en Catalunya.

El grueso de la comunidad educativa catalana, tan pronto se conoce la sentencia que condena a los nueve presos y presas independentistas del “procés” -políticos y activistas sociales-, a penas de entre nueve y trece años de prisión, emite comunicados de protesta por considerarla injusta y desproporcionada, y porque entiende que no se respetan derechos básicos, y muestra su apoyo a todas las movilizaciones pacíficas. Todo ha sido desmesurado: la injustificada prisión provisional durante un par de años, con el consiguiente dolor para presos y familiares; la instrucción inicial y la acusación de rebelión por parte de la fiscalía y de VOX, el partido de extrema derecha que no se sabe a cuenta de qué actuaba de acusación particular (otra anomalía de la justicia española); la negación del pase, en el juicio, de las imágenes de las cargas policiales del día del referéndum -ilegal pero con una nutrida participación-, para contrastar los testimonios -¿no se dice que una imagen vale más que mil palabras?-, y la elevada pena de prisión por un delito tan ambiguo o complejo como el de sedición, en el que no hay prueba alguna del uso de la violencia. Esta condena abre la puerta a que, a partir de ahora, otras protestas, basadas en la legítima resistencia pasiva, puedan ser igualmente criminalizadas con unos cuantos años de cárcel.

Sucede lo que sucede por la falta de diálogo entre los gobiernos catalán y español, y entre los distintos partidos políticos. Y cuando no hay diálogo desaparece la política y todo se judicializa: el peor escenario para la resolución de un conflicto.

Catalunya ha vivido estos días dos escenarios absolutamente antagónicos: marchas y concentraciones multitudinarias sin un solo incidente y episodios minoritarios de violencia, ejercida por jóvenes y por la policía, con excesos impropios de una policía moderna y democrática. La lista de heridos y detenciones sube día tras día. El lunes 20, según la cadena pública catalana TV3, la cifra de heridos asciende a 600, entre manifestantes y policías, y algunos siguen ingresados en estado grave; y la de detenidos a 194, 28 de los cuales han ingresado en prisión provisional y sin fianza, acusados de desórdenes públicos y atentado a la autoridad, delito castigado con entre uno y seis años de reclusión. Todos los actos de violencia son igualmente condenables

Es importante averiguar qué hay detrás de la ira de estos jóvenes. Puede tratarse de un fenómeno específico pero con similitudes con otras rebeliones juveniles. Conviene un análisis profundo, más allá de las simplificaciones, al que también deben contribuir los medios de comunicación, con frecuencia solo atentos al morbo de la espectacularidad de las imágenes.

Lo decíamos antes: no hay más solución que el diálogo amplio, sostenido y sin apriorismos. Quizás lo mejor para Catalunya sea convocar elecciones: para clarificar un panorama confuso e incierto; para generar nuevos consensos; para reactivar la acción de gobierno y para aprobar los presupuestos, algo imprescindible para revertir los recortes de hace una década.

Hace apenas un mes el consejero de Educación de la Generalitat decía que sin presupuesto poco podía hacerse para eliminar el millar de barracones o módulos que aún existen; para afrontar la inclusión educativa con suficientes recursos; para atender la extensión de la educación infantil o para cubrir otro tipo de necesidades.

En España ya están convocadas las elecciones generales para el 10-N. Tras la incapacidad de tejer pactos para gobernar y la convocatoria de una nueva cita electoral –y van cuatro en cuatro años– existe un alto y justificado grado de indignación, hastío y desafección hacia la clase política, que fácilmente podría traducirse en una alta abstención.

Pero conviene tener presente que el voto también tiene incidencia en las decisiones, en la medida que pueden fortalecer una democracia que pasa por horas bajas o, por el contrario, afectar a la restricción de derechos y libertades, sometidas a las presiones y derivas autoritarias y franquistas, por aquello de la sombra alargada de un proyecto ideológico que nunca acaba de desaparecer del todo y que se reinventa, adaptándose al nuevo contexto social, como ocurre en otros países europeos y latinoamericanos.

Las políticas pueden favorecer la inclusión o afianzar la segregación; apostar por la educación pública o abrir nuevas vías a la privatización; extender la igualdad de oportunidades en la oferta de las actividades extraescolares y culturales o blindarlas únicamente para las clases medias; recuperar la memoria histórica desde una perspectiva antifranquista o instalarse en el olvido y la desmemoria; enriquecer la participación democrática o restringirla a los argos unipersonales; ejercer el pensamiento crítico o limitarse a la transmisión del conocimiento; pensar el aula como un lugar donde se pueda hablar de todo, evitando la incitación al odio y respectando a los Derechos Humanos y de la Infancia o como un espacio donde la libertad de expresión que se encuentra amenazada a la hora de plantear temas social o políticamente controvertidos. Además, están en juego cuestiones tan cruciales como la educación por la paz o por un consumo responsable, contra el racismo, la violencia de género o el cambio climático.

Votar, por tanto, es una opción política en mayúscula. Pero abstenerse también lo es. Porque la política la haces o te la hacen. La neutralidad es una falacia. Es lo que siempre te decía el franquismo: no te metas en política, claro, porque ya la hacen ellos. (De la neutralidad y del necesario compromiso político hablo extensamente en mi último libro La educación es política).

Fuente: https://eldiariodelaeducacion.com/pedagogiasxxi/2019/10/23/mientras-dure-la-guerra/

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La memoria histórica, la gran olvidada en la escuela

España / 21 de abril de 2019 / Autor: Enrique Javier Díez Gutiérrez / Fuente: The Conversation

Los textos escolares dominan el curriculum: la mayor parte del tiempo escolar se centra en torno a ellos. Ayudan a construir el imaginario colectivo de las futuras generaciones, la comprensión que se hace y la perspectiva que se adopta sobre el pasado, el presente y el futuro.

Tras una investigación a lo largo de tres años, en la que analizamos los contenidos de los manuales escolares de Historia de España de Educación Secundaria y Bachillerato, y en la que realizamos 610 entrevistas a profesorado y 376 a alumnado sobre lo que están aprendiendo en sus libros de texto sobre la represión en la dictadura y la lucha antifranquista, hemos constatado que la memoria histórica de aquel período permanece invisibilizada, ocultada e incluso tergiversada en buena parte del material curricular que utiliza el alumnado en ESO y Bachillerato.

Todo empezó con un documental

El origen de esta investigación surgió a raíz de la producción y realización del documental “Los campos del silencio”, sobre los presos republicanos en campos de concentración franquistas. Cuando preguntamos en una clase de Historia de un instituto en Fabero del Bierzo (León), constatamos que el alumnado desconocía que en su localidad hubo un campo de concentración y que algunos de sus abuelos habían estado presos en él, trabajando como “esclavos de Franco” para una empresa privada (Minas Moro) en la extracción de carbón. A raíz de ello, investigamos.

Conclusiones impactantes

Las conclusiones del estudio fueron significativas:

Extensión: los contenidos se centran excesivamente sobre la Guerra Civil, mientras que la represión de la posguerra y la lucha antifranquista siguen en la sombra.

Distancia: se da una visión supuestamente “distante y aséptica”, con formas genéricas que apenas dicen nada o que ocultan, más que aclarar, lo que parece no quererse abordar de forma clara y decidida.

Invisibilidad y minimización: menos de la mitad de los manuales de 4º de la ESO hace referencia a la represión de la dictadura franquista, que fue sistemática durante casi 40 años. La represión se queda muchas veces en un cuadro de detalle, sin explicar quién, cómo, ni por qué se fusilaba o se incautaban los bienes.

Tergiversación: a veces se falsean las causas de la Guerra Civil. Según un texto de una de las editoriales más vendidas, la Guerra Civil fue “originada por el caos que produjo la Segunda República”.

Lenguaje: se utilizan términos que disminuyen la gravedad: “alzamiento” en vez de golpe de estado, “generalísimo” en vez de dictador (refiriéndose a Franco), se aclara el término dictadura como simplemente “gobierno no democrático” y donde parece que el único problema es que “no hubo libertad” durante su transcurso.

Teoría de la equidistancia: se insiste reiteradamente en afirmar que hubo un “enfrentamiento fratricida” o un “conflicto entre hermanos”, como si dos bandos igualados se hubieran enfrentado en las mismas condiciones o legitimidad.

Equiparación: se busca en muchas ocasiones hacer un paralelismo entre golpistas y defensores de la democracia, afirmando en algunos manuales que “uno y otro lado provocaron las mismas víctimas”, cuando los golpistas ejercieron durante 40 años una represión sistemática.

Temas “tabú”: prácticamente en ningún manual escolar se aborda la incautación de bienes o el papel legitimador de la Iglesia católica. Al igual que la lucha antifranquista.

Alguna editorial ya habla de “represión”

No obstante, es justo reconocer que recientemente alguna editorial ha empezado a mencionar la represión, incluso alguna referencia a la lucha antifranquista y a las víctimas españolas de los campos de concentración nazis.

Los estudiantes, en las entrevistas, reiteran que “no se suele llegar en clase a este tema”. Aunque algunos profesores y profesoras de historia matizan alegando que “en algunos casos” no se quiere llegar, puesto que se considera un “tema espinoso” que sigue levantando ampollas y que pueden encontrar problemas.

Saben más de nazismo que de franquismo

Lo cierto es que el alumnado muy a menudo manifestaba un profundo desconocimiento de la represión franquista, considerando que solo había habido represión contra las libertades. Y, en general, parecían tener una visión de que todo esto era algo del pasado, que no les afectaba, como si fuera otra “anécdota” más de la historia. De hecho, se constató que sabían más del nazismo que del franquismo.

El hecho chocante es que en otros países, de Alemania a Inglaterra, de Italia a Francia, de Argentina a Polonia, esta temática se aborda de forma sistemática en las clases de Historia y se visitan regularmente los lugares de la memoria, de tal forma que en investigaciones similares lo que muestra el alumnado es, justamente al contrario de lo que pasa en España, que tienen una sensación de “saturación” por la constancia con la que aparece en los contenidos escolares en sus países.

Campo de Concentración del Seminario de Monte Corbán, Santander, agosto de 1938. Biblioteca Digital Hispánica – BNECC BY-NC-SA

El uso del olvido

No olvidemos que las dictaduras utilizan el olvido para imponer su visión de la historia. Es la democracia la garante y responsable del recuerdo y la memoria que se lega a las futuras generaciones.

Por eso hemos realizado unas Unidades para la Recuperación de la Memoria Histórica que tratan de recuperar esa parte de nuestra historia que ha quedado relativamente olvidada o silenciada en el curriculum escolar.

Fuente del Artículo:

https://theconversation.com/la-memoria-historica-la-gran-olvidada-en-la-escuela-115205?utm_source=facebook&utm_medium=facebookbutton

ove/mahv

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Programación del Portal Otras Voces en Educación del Domingo 21 de abril de 2019: hora tras hora (24×24)

21 de abril de 2019 / Autor: Editores OVE

Recomendamos la lectura del portal Otras Voces en Educación en su edición del día domingo 21 de abril de 2019. Esta selección y programación la realizan investigador@s del GT CLACSO «Reformas y Contrarreformas Educativas», la Red Global/Glocal por la Calidad Educativa, organización miembro de la CLADE y el Observatorio Internacional de Reformas Educativas y Políticas Docentes (OIREPOD) registrado en el IESALC UNESCO.

00:00:00 – España: La lucha de una minoría que beneficia a todos (Educación Inclusiva)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/306511

01:00:00 – La contienda por la educación en México | Diálogos desde la frontera #192 (Video)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/306672

02:00:00 – Nueve millones de iraníes continúan sufriendo de analfabetismo absoluto

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/306683

03:00:00 – La memoria histórica, la gran olvidada en la escuela

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/306757

04:00:00 – FMI: Los niños sacan peores notas en los países más corruptos

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/306694

05:00:00 – 259. Alerta Educativa – La crisis de la gratuidad y el escenario político en educación (2019) -Audio-

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/306686

06:00:00 – Las TIC en la Formación Docente – Guía de Planificación UNESCO | eBook (PDF)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/306507

07:00:00 – Inconsistencias y problemas del Proyecto de Reforma Educativa

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/306675

08:00:00 – ¿Qué hacer ante situaciones del síndrome de Burnout en los docentes?

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/306901

09:00:00 – ¿Qué abarca la tarea docente? | Caminos de Tiza (Videos)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/306761

10:00:00 – Documento: Memorándum del Presidente de México para cancelar la Reforma Educativa (PDF)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/306827

11:00:00 – La reforma educativa ante su propio espejo (parte 2)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/306772

12:00:00 – Cuba: Nueva escuela para los que saben querer

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/306764

13:00:00 – Aplicación Internacional de la Educación América Latina (Video)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/306768

14:00:00 – Destruida con explosivos otra escuela femenina en el oeste de Afganistán, la segunda en dos días

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/306776

15:00:00 – Guía completa [2019] sobre el acoso o bullying escolar

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/306517

16:00:00 – Aplicación promueve aprendizaje de cinco idiomas nativos de Bolivia

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/306779

17:00:00 – Cazarabet conversa con… Javier Encina, Ainhoa Ezeiza y Emiliano Urteaga, coordinadores del libro “Educación sin propiedad” (Volapük)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/306783

18:00:00 – UNESCO: Campaña #DerechoalaEducación

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/306833

19:00:00 – INEE: Responsabilidades Legales y Legítimas

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/306678

20:00:00 – Colombia: Neurociencia para saber si estudiantes están poniendo atención

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/306691

21:00:00 – Rector de la Universidad de Chile, Ennio Vivaldi: “En el debate sobre educación superior hay un tironeo de intereses individuales”

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/306881

22:00:00 – Panamá: Defensoría del Pueblo presenta informe sobre estado de escuelas en todo el país

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/306688

23:00:00 – ‘ExtremArte’ o cómo enseñar Matemáticas (y más) a través del arte

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En nuestro portal Otras Voces en Educación (OVE) encontrará noticias, artículos, libros, videos, entrevistas y más sobre el acontecer educativo mundial cada hora.

ove/mahv

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Las mujeres que pararon dos meses a Franco

Por: pikaramagazine.com/06-02-2019

En 1962, una huelga minera que se inició por un conflicto laboral en Asturias terminó convirtiéndose en el mayor desafío político al que tuvo que enfrentarse el franquismo desde la finalización de la Guerra Civil: 300.000 trabajadores de todo el Estado español terminaron sumándose a un paro que se extendió durante dos meses. Fueron las mujeres de las Cuencas Mineras las que garantizaron las condiciones que lo hicieron posible.

A lo largo de la historia, ha habido –y hay– quienes saben que sí o sí aparecerán en los libros; quienes intuyen que sus aportaciones, para bien o para mal, podrán merecer la atención de los que la escriben; y quienes ni por asomo lo han contemplado. A este último sector pertenece la mayoría de la población y, en especial, de las mujeres, pero es ahí donde se ha hecho historia con mayúsculas, aquella que ha perpetuado la vida frente a la destrucción, que ha sembrado justicia frente a los privilegios y que se ha constituido en resistencia frente a quienes sostenían que conformarse era el mandato divino o legal.

En 1962, cuando el régimen franquista presumía de un supuesto milagro económico como estrategia para legitimarse y lavar su imagen internacionalmente, un grupo de mujeres y hombres pobres de un aislado valle asturiano conseguían lo impensable hasta el momento: abrir la brecha de la oposición política a partir de lo que empezó siendo, ni más ni menos, que una protesta laboral.

La esquiva primavera asturiana seguía haciéndose de rogar en la Cuencas Mineras en aquellos días de abril de 1962 en los que miles de hombres tenían aún que recorrer hasta dos horas a pie para llegar, aún de noche, a los pozos en los que iban dejándose los pulmones y la vida, para salir por un mísero sueldo, también de noche, a unas condiciones de vida que no diferían mucho de las que habían vivido sus antepasados un siglo atrás.

Con una diferencia abismal: las Cuencas habían sufrido la Guerra Civil y la posguerra con una virulencia especial, aquella que los golpistas consideraban que merecía una zona destacadamente roja y a la que tanto les había costado aplacar –que ya se había convertido en un símbolo de los movimientos obreros con su Revolución de 1934– y que durante años albergó en sus montañas a guerrilleros que se negaban a dar por vencida a la democracia.

Guerrilleros que no habrían podido subsistir sin el apoyo de la población civil que les protegía, nutría y esperaba, mayoritariamente conformada por mujeres. Una de ellas era Anita Sirgo, hija del guerrillero Avelino Sirgo, y enlace de la guerrilla desde los nueve años. Ser miembro de una familia republicana no sólo le costó no conocer a su padre –sólo lo vio una vez sin saber quién era–  y no saber aún ni en qué cuneta está enterrado, sino que sus abuelos y su madre fueran encarcelados y su tío ejecutado. Por todo ello, es una de las firmantes de la causa contra los crímenes del franquismo que se investiga en Argentina.

Pero Anita Sirgo es también una de las cientos de mujeres que hicieron posible la emblemática huelga minera de 1962, que tuvo su origen en unas sanciones de suspensión de empleo y sueldo a siete mineros que se atrevieron a pedir una subida del jornal que cobraban en el Pozo Nicolasa, en Mieres. Esto, que había ocurrido infinidad de veces anteriormente, desató un extraordinario movimiento de solidaridad que empezó entre sus propios compañeros , que se negaron a trabajar al día siguiente iniciando así una huelga de dos meses que se fue extendiendo, primero por las minas asturianas y siderúrgicas -60.000 obreros sólo en esta región-, y posteriormente por 23 provincias españolas. Según distintas fuentes historiográficas, llegaron a participar hasta 300.000 personas de todo el Estado español. Y todo ello, sin convocantes ni consignas, sin apenas hablar-se conoce también como ‘la huelga del silencio’– para evitar filtraciones y represión, y echando mano de una cultura muy interiorizada de la solidaridad de clase que “cuenta con unos mecanismos de identificación de quiénes son los nuestros y quiénes el enemigo que suelen funcionar de una manera muy espontánea ya que no requieren una militancia explícita”, explica Rubén Vega, historiador y autor del libro Las huelgas de 1962.

Concentración en Bruselas en solidaridad con las huelgas de 1962. (Archivo Fundación 1º de Mayo)

Tal fue la repercusión nacional e internacional –se celebraron actos de solidaridad en otros países europeos, y medios como The New York Times o Le Monde se hicieron eco de la rebelión–, que la huelga consiguió algo extraordinario, como lo define Vega: “Algo que no había ocurrido antes y que no volvió a ocurrir: que un ministro de Franco viniese no sólo a negociar con los huelguistas, sino que además cediese. Es peculiar, además, porque las minas eran privadas aún y el que negocia es un ministro, no la patronal ni los empresarios. Y porque las cesiones se decidieron en un Consejo de Ministros presidido por el dictador y se publicaron en el Boletín Oficial del Estado. Se conceden 75 pesetas por cada tonelada producida de carbón destinadas a la subida de los salarios”.

Como subraya Vega, en aquel momento los mineros llevaban ya más de un mes en huelga, un delito equiparable a la rebelión militar según la legislación vigente, lo que convirtió inmediatamente a la huelga en un desafío político y, sin embargo, el régimen negoció con quienes, bajo sus normas, eran delincuentes.

La última vez que los mineros habían visto incrementarse sus sueldos había sido en 1956, pero en 1962 el precio de alimentos básicos como el pan o las patatas se había encarecido entre un 50 y un 200 por ciento. “La huelga fue posible por una combinación de factores. Había descontento porque el régimen presumía de que la economía empezaba a tirar, pero la gente no veía mejorar su situación. La minería es un sector muy especial porque había una tradición muy fuerte de solidaridad que hizo que el conflicto estallase. Pero también por un relevo generacional. La mayoría de los detenidos y deportados por la huelga tenían una media de edad muy joven, gente que no había vivido la guerra y que, por tanto, tenían menos miedo”, resume Vega. De hecho, pese a que había actividades clandestinas de organizaciones como el Partido Comunista y de cristianos de base, no pudieron ver venir la huelga “y ni en sus mejores sueños hubiesen podido imaginar lo que iba a ocurrir”, añade. Aunque sí la apoyarían una vez desatada.

Hasta aquí el resumen del relato habitual de uno de los capítulos más heroicos del antifranquismo, con el que Asturias se labró parte de su merecida reputación obrera y rebelde. Pero, ¿quiénes aseguraron en gran medida las condiciones necesarias para mantener una huelga de dos meses?

“Yo he conocido a mujeres que han trabajado en todos los ámbitos de la mina”, explica Montserrat Garnacho Escayo, antropóloga de género natural de Mieres, y autora de numerosos libros y artículos sobre las mujeres en las minas asturianas.“Conocí a una mujer que fue picadora durante ocho años porque su marido no podía seguir por la silicosis. Como la paga que le correspondía no le daba para vivir a ellos y a sus hijos, le pidió al jefe que le dejara desempeñar su puesto. Rompió aguas picando, porque tuvo dos hijos más siendo minera. Pero, claro, la paga la cobraba a nombre del marido, porque en aquel momento era ilegal que las mujeres fueran mineras. Las mujeres están ocultas de la foto, pero estaban ahí”.

Niño trabajando en una mina asturiana (Fundación Montepío)

Las mujeres han trabajado en las minas -dentro y fuera- desde sus inicios, como los niños y las niñas, por ser un trabajo precario y denostado. También en Asturias, donde encontramos cómo fueron empleadas desde el siglo XIX también como picadoras cuando había aumentos de la demanda, como en la paralización de la siderurgia vasca por la Tercera Guerra Carlista o durante la I Guerra Mundial.Siempre cobrando la mitad que los hombres, 1,05 pesetas a finales del siglo XIX según un estudio de Fernando García Arenal, citado por Garnacho, y menos que los menores, que recibían entre 1,25 y 1,5 pesetas. Según esta estudiosa, en esta época se estima que unas 600 mujeres trabajaban en las minas asturianas de hulla.

Eso sí, cuando escaseaba la demanda, las mujeres volvían a ser relegadas a las labores que tradicionalmente desempeñaban como carboneras: cargar los vagones con el carbón extraído de los pozos, lavarlo –a menudo, con sus bebés al lado tragando el mismo polvo que también a ellas les provocaba silicosis, aunque no se le reconociese como enfermedad laboral–; e, incluso, recuperando el carbón que terminaba en las riberas de los ríos, cargándolo en cestos chorreantes de agua sobre sus cabezas durante kilómetros, para venderlo o tener así algo con lo que alimentar sus propias cocina de carbón. Eso sí, estos trabajos sólo eran aceptados socialmente si los desarrollaban antes de casarse. Si no, era cosa de las viudas de los ‘rojos’, de las madres solteras o que tenían a sus esposos en los campos de concentración, o “mujeres de mineros muertos en accidente a quienes se les ofrecía el medio jornal a cambio de la paga de viudedad, más miserable aún”, escribe Garnacho.

Carboneras en La Hueria ( Colección Asociación Amigos del Valle de La Hueria, San Martín del Rey Aurelio)

Pese a que sus condiciones eran mucho peores incluso que las de los mineros, no aparecen en el relato heroico de las condiciones que provocaron las huelgas de 1962, como tampoco lo hicieron sus vecinas y esposas, hijas y madres de los mineros que pagaron con cárcel, torturas y hambre la osadía de organizarse para que éstos cobraran algo más que una miseria.

Hombres que, por aquel tiempo, no tenían derecho siquiera a “una muda de ropa –porque llegaban por la noche con el uniforme empapado por el agua que caía en los túneles y no nos daba tiempo a secarlos, así lo pusiéramos en cuanto llegaban encima de la cocina de carbón–; o ducharse en un sitio cerrado y con agua caliente”, nos dice Anita Sirgo, que ya trabajaba en la clandestinidad para el Partido Comunista cuando se desató la huelga del 62. Su marido, Alfonso Braña, también implicado en la lucha antifranquista comunista, había sido despedido de la mina anteriormente, donde había trabajado como picador y vigilante, pero tanto ellos como sus hijas seguían viviendo en el edificio que se había construido en Lada (Langreo) para alquilárselo a los trabajadores de la mina. Desde allí, junto a otras mujeres como Constantina Pérez (Tina) y Celestina Marrón,gestaron y coordinaron la resistencia que haría posible una huelga de dos meses para unas familias que ya malvivían cuando tenían un salario y que “se convirtió en el primer gran desafío para el franquismo en términos de movilización obrera que, además, consiguió conectar este movimiento de trabajadores con el estudiantil, el intelectual –un centenar de ellos firmaron una carta de protesta dirigida al régimen- y el de mujeres -más de 200 se manifestaron en solidaridad con la huelga en la madrileña Puerta del Sol–”, analiza Vega.

Como no podíamos juntarnos más de siete mujeres porque no había derecho a la reunión, y ya estábamos fichadas, pues nos encontrábamos de a poquitas. Poníamos una cafetera y unas tazas en la mesa por si venía la Guardia Civil a ver qué estábamos haciendo, y nos poníamos de acuerdo sin poder tomar notas ni nada, todo era de memoria”, rememora Anita en la misma cocina en la que organizó gran parte del reparto de la propaganda, así como muchos de los piquetes que garantizaron el mantenimiento de la huelga. “Antes no había móvil, tenía que ser todo caminando y con la lengüina. Había veces que salíamos a hablar con las otras mujeres por la mañana y no volvíamos hasta por la noche”, explica esta mujer que a sus ochenta y ocho años no aparenta más de setenta, y que transmite tanta energía como calidez.

Anita Sirgo durante la entrevista en su cocina (Celia Cervero)

Anita Sirgo durante la entrevista en su cocina (Celia Cervero)

“La participación de las mujeres en la huelga fue decisiva desde el inicio, por ejemplo, con el reparto de propaganda que permitió que se extendiera por las Cuencas”, explica Vega. Fue así como las mujeres consiguieron romper con el cerco informativo de la censura franquista y con el aislamiento que sufrían las Cuencas, desde donde las noticias llegaban con días de retraso a ciudades como Gijón u Oviedo.

Para ello, las mujeres escondían bajo sus ropas las cuartillas, a sabiendas de que un delito así se pagaba con prisión. Y para asegurarse de que las mujeres que habían dado su palabra de que participarían en los piquetes no se echaban atrás, Sirgo y sus compañeras se levantaban a las cinco de la mañana para ir a buscar una a una a sus compañeras. Sabían, porque arrastraban el mismo dolor, que no debían temer sólo a los palos con los que la Guardia Civil las intentaba dispersar, ni a las represalias contra sus maridos, sino que eran perfectamente conscientes de que el franquismo no perdonaba la disidencia porque ellas mismas habían crecido rodeadas de familiares asesinados en las cunetas, encarcelados en campos de concentración o asediadas por el hostigamiento con el que en las Cuencas se perseguía a las ‘rojas’. “De aquella sabías que salías de casa, pero no si volvías. Recuerdo que el primer día de huelga que fuimos a buscarlas, estaban todas levantadas y no falló ninguna”.

Armadas con palos y maíz, cortaban los accesos a los pozos y regaban los caminos con los granos. El mensaje era claro, estaban llamando ‘gallinas’ a los que intentaban volver al tajo, sabiendo que pocas cosas peores se les podía llamar a un paisano asturiano. Una sencilla medida que realmente contrariaba a los llamados ‘esquiroles’. Y cuando los guardias civiles intentaban detener a alguna, se entrelazaban con sus brazos al grito de “o todes o nenguna” (“o todas o ninguna”). Los porrazos llovían y los brazos se fundían.

Fotograma del corto “A golpe de Tacón”  (Amanda Castro)

“Había esquiroles que querían entrar al pozu porque ya no se aguantaba más, porque claro, se pasó mucha hambre y eso que teníamos una muy buena solidaridad con las tiendas, que nos daban fiado”, apostilla Sirgo mientras mira a su alrededor y recuerda cómo las mujeres de edificios tan austeros como éste –cuyas dos plantas parecen achatarse aún más bajo el peso de un niebla materializada en orbayu– se organizaban para recaudar dinero y comida de los comercios y de los chigres (sidrerías) –”todos daban”– que ponían en común para todo el vecindario. Pero también, para enviarlo a los más de 120 huelguistas que fueron deportados a regiones españolas aún más míseras y en las que no tenían a nadie, a las familias de los 198 que fueron despedidos y a las prisiones en las que se amontonaron hasta 356 huelguistas encarcelados.

Mineros prisioneros a la salida del trabajo en el campo de concentración de la mina de El Fondón.

Hay que recordar que hasta los años 50, en Asturias había más de medio millar de presos republicanos trabajando forzosamente en las minas, donde se instalaron algunas de las Colonias Penitenciarias Militarizadas que el régimen repartió por todo el país para explotar a unos 400.000 presos políticos, según José Luis Gutiérrez Molina, director científico del banco de datos Todos los nombres. Por cada dos días trabajados les restaban, supuestamente, uno de condena. Y como todo pago recibían un jornal de 50 céntimos, cuando la media por el mismo trabajo estaba entre 7 y 9 pesetas, según el exminero y líder sindical Antón Saavedra. Muchos mineros asturianos apresados durante la guerra y la posguerra, terminaron siendo explotados en yacimientos de otras regiones. Por tanto, la prisión no era un escenario ajeno a la minería.

Reunión de mujeres de los despedidos. [Foto cedida por Francisco González a la Fundación Juan Muñiz Zapico]

“Era una solidaridad que no veo por ninguna parte hoy, cuando hay tantas o más razones que entonces. Una de las mujeres que venía a los piquetes, con un palo que quitó a una banqueta, tenía más de 70 años. Tenía a sus dos fíos (hijos) en la mina. No logro entender lo que pasa hoy”, dice Sirgo, ahora volcada en las manifestaciones por las pensiones, sin perder la sonrisa,“porque si no mantenemos el ánimo, vidina del alma mía, esto no hay quien lo soporte, porque sufrimos mucho, mucho, mucho”.

Tanto como que un año después, en 1963, llega destinado un nuevo capitán de la Guardia Civil a las Cuencas Mineras, Antonio Cairo Leiva, para poner orden ante la sucesión de nuevas huelgas. “Supongo que en su cabeza esta zona es un foco de rojos, de enemigos a conquistar. Decide hacer méritos y encontrar al más buscado, Horacio Fernández Iguanzo”. Iguanzo, conocido comoEl Paisano, fue un destacado dirigente comunista que pasó más de una vez por casa de Sirgo y su marido, Braña.

Retrato de Anita Sirgo tras ser rapada.

Retrato de Anita Sirgo tras ser rapada.

El capitán Leiva manda buscar al matrimonio, como a tantos otros destacados participantes en las huelgas, para que vayan a comisaría. Primero va Braña, después Sirgo con su amiga Tina Pérez. Cuando las encierran en el calabozo, Sirgo sospecha que su marido está en la celda de al lado y golpea la pared con sus tacones, que no se quitaba desde que consiguió tener un primer par el día de su boda. Al otro lado, Braña responde con los mismos golpes. A partir de ahí los gritos, llantos y puñetazos se suceden. Los mismos que poco después recibirían Anita y Tina para que den nombres, localizaciones, implicaciones políticas. No abren la boca. Leiva sigue golpeando. Otros torturadores bien conocidos en las Cuencas, como el cabo Pérez, también. Ante su silencio, Leiva ordena que las rapen. Ocho días después de su detención, les exige que para ser puestas en libertad, cubran su cabeza con un pañuelo. Ellas se niegan. Salen con la cabeza bien alta, para que todo el mundo las vea. Anita ha perdido la audición de uno de sus oídos. Tina saldrá tan debilitada, que muere dos años después como resultado de las enfermedades que se le sucederán a partir de ahora. Es 1965 y Anita Sirgo no podrá ir a su entierro porque está en París, exiliada después de que le tirará uno de sus tacones a un Guardia Civil que la perseguía tras una protesta. El Partido Comunista la ha sacado de España esa misma noche para evitarle la prisión. Allí, en casa de unos camaradas franceses, aprende a leer y escribir “lo poco que sé, pero, por lo menos, a mí ya no me engaña nadie”. Tras dos años de exilio, pide volver bajo su responsabilidad. “Allí estaba presa, lejos de mis fías y el mi home. En la cárcel, por lo menos, van menguando los días de pena”.

Tina Pérez.

Tina Pérez.

A su vuelta, en 1966, la condenaron a tres meses de prisión y 100.000 pesetas de multa. Se negó a pagarlas “porque no las tenía, porque no iba a consentir que nadie las pagara y porque no quería que se riesen de nosotros”. Tuvo que cumplir un mes más, antes de volver a su casa yseguir protagonizando algunos de las protestas más significativas del antifranquismo en Asturias. Pero esas son ya otras historias, también invisibilizadas hasta recientemente por los libros de historia y por los discursos de la izquierda porque “hubo dos partes en esta lucha, la de arriba, la de los hombres, y la otra pequeñina, la de las mujeres, la diaria. El de los mineros es un relato épico y una foto de una mujer con una cestina en la cabeza estropea esa épica porque eso es la lírica“, sintetiza Montserrat Garnacho. Una lírica que, en muchos casos, se convertía en sus hogares en vidas atormentadas por la violencia machista.

En este sentido, el historiador Rubén Vega, que lleva años investigando desde el paradigma de la historia social, –“el de la de la inmensa mayoría, la gente común que no tiene estatuas ni recibe homenajes”–, entiende que “la agenda de los historiadores no la cambió una reflexión intelectual que nos llevase a tomar conciencia de nuestras carencias, sino el movimiento feminista que empieza a hacer historia con perspectiva de género y que nos plantea el desafío de ver cómo nosotros la estábamos haciendo tapándonos un ojo, viendo sólo la mitad”.

Un acercamiento al estudio de la historia – “que no es pasado, pasado es el tema que trata, pero la historia es siempre presente porque es la mirada desde la que nos dirigimos al pasado”, sostiene– que cambiaría no sólo los relatos oficiales, sino la esencia misma de los valores predominantes de nuestras sociedades.

“HUBO DOS PARTES EN ESTA LUCHA, LA DE ARRIBA, LA DE LOS HOMBRES, Y LA OTRA PEQUEÑINA, LA DE LAS MUJERES, LA DIARIA”

Hay una cosa que hacen las mujeres en el 62 que no se había hecho en las huelgas anteriores, que son los piquetes. Las mujeres se atreven a hacer algo que los hombres no son capaces de hacer, y con ello juegan con algo que me parece fascinante:se hacen fuertes precisamente en su rol de género tradicional como esposas, madres y amas de casa para transgredirlo. Y esto a los represores, a la policía, a la Guardia Civil, les crea una contradicción: no pueden entrar a saco a reprimir a las mujeres como lo harían con los hombres. De hecho, las torturas a Anita Sirgo y a Tina Pérez y su rapado es más escandaloso porque son mujeres, porque a los hombres los torturaban diariamente, y porque el rapado era cosa de otra época. Ellas son capaces de aprovechar ese rol de género para subvertirlo porque no se espera que las mujeres hagan piquetes, que desafíen a los mineros, que extiendan la huelga o que se enfrenten a la policía. Y lo hacen en la esfera pública, desafiando al poder y las leyes, y desde la militancia política”, analiza Vega. “Y no es que previamente fuesen feministas y entonces hagan estas cosas, sino que, quizás, el hacer estas cosas les haga adquirir cierta conciencia feminista”, añade.

“No podíamos consentir que los hombres volvieran a trabajar con las orejinas bajas y sin conseguir nada”, resume Sirgo. Y no lo consintieron. Así tuvieran que pagarlo con torturas, cárcel y hambre. Así se lo pagaran, durante décadas, con silencio en los homenajes y con el blanco de los márgenes de los libros de Historia.

*Informacion de la imagen de portadas: Carboneras de la mina La Encarná, rodeadas de carbón y cargando un vagón con sus palas (Colección Asociación Amigos del Valle de La Hueria / Asturias.es)

*Fuente: https://www.pikaramagazine.com/2018/03/las-mujeres-que-pararon-dos-meses-a-franco/?fbclid=IwAR3HCu4aw7T9mNC3v3f69ZIrKfvmsiz-cD_db0dPXQWHMavIQKff_vzvtuA

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101 docentes asturianos se suman a la querella contra el franquismo en Argentina

Redacción: La Voz de Austria

SUATEA entrega un listado de nombres, maestros en su inmensa mayoría, ejecutados de manera extrajudicial o que sufrieron Consejos de Guerra

Un listado compuesto por 101 nombres y apellidos, maestros en su inmensa mayoría, que fueron víctimas de ejecuciones extrajudiciales y paseos o que sufriero las consecuencias de Consejos de Guerra. Esa es la documentación entregada por el sindicato SUATEA a la Comuna de Asturias para sumarse a la Querella Argentina, la causa que la jueza María Servini de Cubría sigue contra el franquismo al otro lado del Atlántico. Esos papeles ya han sido oficialmente incorporados a la causa a través de los abogados de Ceaqua, el colectivo que está coordinando todo este movimiento a nivel nacional. El objetivo del sindicato es doble «acabar con la impunidad de la dictadura y limpiar los libros de historia, al tiempo que dignificar el ejemplo que supone la trayectoria de aquellos profesionales de la enseñanza que acabaron padeciendo diversas formas de opresión, incluso entregando sus vidas».

SUATEA recuerda que la represión franquista se cebó con algunos colectivos a los que consideraba especialmente afines al régimen republicano, uno de ellos fue el colectivo docente. «El resultado fue un descenso notable en el número de maestros y maestras: por ejemplo en Asturies entre asesinados, presos, exiliados e inhabilitados para volver a ejercer el magisterio más de un 33% de los docentes dejaron de serlo».

Los abogados Gerardo Alfredo Caviglia,Julieta Bandirali, Eduardo Fachal y Luis Calcagno presentan en los juzgados de Buenos Aires la querella por los maestros asturianos.Los abogados Gerardo Alfredo Caviglia,Julieta Bandirali, Eduardo Fachal y Luis Calcagno presentan en los juzgados de Buenos Aires la querella por los maestros asturianos
Los abogados Gerardo Alfredo Caviglia,Julieta Bandirali, Eduardo Fachal y Luis Calcagno presentan en los juzgados de Buenos Aires la querella por los maestros asturianos

Este sindicato se siente especialmente cercano a esta causa por varios motivos, entre ellos su propio origen. SUATEA se fundó oficialmente en 1978 después de varios años trabajando en la clandestinidad. En aquella época estuvieron en contacto con personas que les contaron de la existencia de una Asociación de Trabajadores de Enseñanza en Asturias (ATEA) formada por docentes comprometidos con una educación en los valores republicanos que fueron represaliados nada más finalizar la guerra civil.

La Querella Argentina lleva en marcha ya más de ocho años. El 14 de abril de 2010 se interpuso una querella ante los tribunales de la República Argentina reclamando la apertura de una investigación sobre los crímenes cometidos por la dictadura franquista, que se identifique a sus responsables y que se los sancione penalmente. El movimiento se ampara en la legislación internacional de la ONU sobre Justicia Universal. Víctimas del franquismo presentaron en el Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional Federal Número 1 de Buenos Aires, República Argentina, a cargo de la jueza María Servini de Cubría, la querella 4591/2010, nominada N.N. por genocidio y/o crímenes de lesa humanidad cometidos en España por la dictadura franquista entre el 17 de julio de 1936, comienzo del golpe cívico militar, y el 15 de junio de 1977, fecha de celebración de las primeras elecciones democráticas.

Decenas de Asturias, amparados y asesorados por la Comuna de Asturias, se han sumado a la causa y siguen peleando porque se abra una causa también en España.

Fuente: https://www.lavozdeasturias.es/noticia/asturias/2018/07/03/101-docentes-asturianos-suman-querella-contra-franquismo-argentina/00031530602522824412616.htm

 

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