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Michelle J. Bellino : “No podemos enseñar la paz sin abordar la injusticia histórica”: experta en educación y civismo

Michelle J. Bellino participará en el seminario web de UNESCO Educar sobre el Holocausto y los genocidios en América Latina y el Caribe. En esta entrevista reflexiona sobre la contribución de la educación a los procesos de reconciliación. 

Santiago, 1 de octubre de 2021 (UNESCO) — El siglo XX y el comienzo del siglo XXI han estado marcados por atrocidades masivas como el Holocausto, y otros crímenes sucedidos en América Latina y el Caribe, que dejan de manifiesto la urgencia de abordar la temática con un enfoque integral desde los niveles global, regional y nacional.

En este contexto, la UNESCO ha organizado el seminario web Educar sobre el Holocausto y los genocidios en América Latina y el Caribe para promover la Educación para la Ciudadanía Mundial (ECM) como una prioridad de la Agenda Educación 2030.

Tiene el fin de ayudar a los docentes a desarrollar las habilidades necesarias de sus estudiantes para convertirse en pensadores críticos, ciudadanos globales activos, responsables, que valoren la dignidad humana y el respeto por todos, rechacen el antisemitismo, el racismo y otras formas de prejuicio que pueden conducir a la violencia y al genocidio.

El seminario web busca contribuir a la formación de pensadores críticos, ciudadanos globales que valoren la dignidad humana y el respeto por todos.

Una de las invitadas a las sesiones de este seminario es Michelle J. Bellino, profesora asociada en la Facultad de Educación de la Universidad de Michigan, quien ha centrado su investigación en la educación y el desarrollo cívico de los jóvenes, y que ha puesto especial atención a los contextos afectados por conflictos armados y desplazamientos forzados.

En su trabajo, ella explora cómo las experiencias con la violencia, el asilo y los procesos de paz y justicia influyen en la participación de los jóvenes en las escuelas y en la sociedad, en sus aspiraciones futuras, así como en el acceso a la educación y la inclusión.

¿Cómo puede lograr la educación sobre los pasados violentos contribuir al desarrollo de los procesos de reconciliación?

Primero, pienso en la oportunidad de clarificar la historia, establecer una verdad complicada reconociendo que gran parte de lo que sucede durante los períodos de violaciones de derechos humanos ocurre en las sombras, por lo que es necesario reconocer las acciones, las motivaciones y el impacto del daño.

En mis investigaciones en sociedades postconflicto encuentro que es muy común silenciar la historia del pasado violento en el aula, en favor de enfocarse en el futuro, para pensar en crear la paz. Hay muchas razones por las que esto pasa, incluso con maestros que tienen toda la intención de cubrir temas difíciles, pero que no cuentan con recursos apropiados o apoyo profesional.

Michelle J. Bellino, profesora de la Universidad de Michigan, investiga el desarrollo cívico de los jóvenes, en especial los contextos afectados por conflictos armados y desplazamientos forzados. 

No podemos lograr la enseñanza de la paz sin abordar la injusticia histórica y el sector educativo tiene que tomar en cuenta su papel en esa historia, por ejemplo, preguntándonos cómo contribuyó a la violencia y a la división a través del acceso desigual, un currículo sesgado u otras formas.

Típicamente se piensa en otras entidades de justicia transicional para establecer la verdad y hacer el trabajo de reconciliación. Tendemos a ser muy buenos para pensar en la educación al final de los procesos de justicia transicional, pensando cómo las escuelas son lugares importantes donde los niños aprenden acerca de la ciudadanía y la democracia. Nos resulta más difícil pensar en la educación como parte de los procesos de justicia transicional, incluso de reconciliación, lugares donde a través del diálogo se hace la justicia transicional y se apoya el fortalecimiento del camino a la paz.

¿Cómo contribuye la educación sobre el Holocausto a comprender otros sucesos históricos ocurridos en América Latina y el Caribe marcados por atrocidades masivas y graves violaciones a los derechos humanos?

Aunque el Holocausto es un caso muy particular, creo que un estudio profundo de cómo las condiciones permitieron una violencia tan extrema y un nivel de participación tan amplia en la sociedad pueden iluminar condiciones y formas de comportamiento humano que aparecen en muchos contextos de conflicto. El objetivo pedagógico es doble: por un lado, estudiar el caso del Holocausto en su propio contexto histórico y político; y por otro, pensarlo como una entrada para hacer conexiones e iluminar otros casos.

Debemos preguntarnos cómo la educación contribuyó a la violencia y a la división a través del acceso desigual o un currículo sesgado.

Por ejemplo, me llama la atención en el análisis comparativo la frecuencia con la que vemos condiciones similares que permiten que la violencia se arraigue: deshumanización, inequidad sistémica y exclusión.

Y una vez más, aunque las escuelas no siempre juegan un papel tan explícito en la configuración de la dinámica del conflicto, como vemos en el caso de la Alemania nazi, aparece una cuestión tan importante acerca de cómo se educó y socializó a los jóvenes en la jerarquía racial.

Había lecciones obligatorias sobre “conciencia racial” donde se enseñaron a los jóvenes sobre sus obligaciones raciales con la nación, vinculando a la ciencia de la raza defectuosa con un sentido de nacionalismo.

Al respecto me surge una pregunta: ¿Cómo podemos mirar desde este papel adoctrinador muy claro hacia formas más sutiles e implícitas en las que el currículo educativo, la pedagogía y las estructuras trabajan para dividir y excluir, tanto en tiempos de conflicto como de paz?

¿Cómo cree usted que la educación sobre el Holocausto y el genocidio puede ayudar a los jóvenes a convertirse en pensadores críticos, ciudadanos globales activos y responsables que valoren la dignidad humana y el respeto por todos?

Cuando estudiamos episodios de genocidio no podemos verlos como eventos aislados ni contenidos dentro de fronteras nacionales, más aún ahora porque las dinámicas del conflicto armado han cambiado a causa de la migración transnacional y movimientos (pacíficos y violentos) que cruzan fronteras.

Podemos arriesgarnos a enseñar sobre violaciones de derechos humanos y períodos de violencia masiva como si fueran aberraciones, como si surgieran de nada, pero en muchos casos hay años o siglos de opresión y sistemas opresivos que marginaron y contribuyeron a un sentido de identidad excluyente y opositora. Estas fuerzas se originan desde adentro del Estado y afuera en el contexto mundial.

Para mí, la ciudadanía global implica el reconocimiento de que todos estamos comprometidos cuando examinamos la injusticia en un contexto particular, preguntándonos al mirar el pasado: ¿Cuáles fueron las condiciones que permitieron eso? ¿Cuándo y en qué forma lo pudimos interrumpir?.

La ciudadanía global implica el reconocimiento de que todos estamos comprometidos cuando examinamos la injusticia en un contexto particular.

Y mirando al presente y hacia al futuro ¿Cuáles son las condiciones institucionales que necesitamos para crear justicia y así prevenir más violencia? Me importa mucho esta pregunta y creo que es importante hacerla en nuestras clases, para que los estudiantes puedan decidir por sí mismos qué tipo de ciudadanos necesitamos para apoyar la democracia, los derechos humanos y la paz.

¿Cómo sueña la educación del futuro?

Lo sueño como un espacio donde las diversas identidades y estatus (ciudadano y no ciudadano, desplazado, refugiado) son inherentemente reconocidos por sus derechos (su derecho a la educación, su derecho a aprender en su lengua materna, su derecho a la participación política, etcétera) y también por tener contribuciones y perspectivas valiosas.

También como un espacio para preguntar abiertamente, un espacio donde podamos hacer preguntas que no tienen respuestas definitivas, un espacio para dialogar y navegar la diversidad con respeto, así podamos apoyar el desarrollo de ciudadanos democráticos que respeten la pluralidad y reconozcan la injusticia en todas sus formas, y que reconozcan la necesidad de incluir a quienes han sido y siguen siendo marginados sistemáticamente.

Fuente: https://www.onu.org.mx/no-podemos-ensenar-la-paz-sin-abordar-la-injusticia-historica-experta-en-educacion-y-civismo/

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‘Canadá puede ser acusado de genocidio’, sobreviviente de escuelas residenciales

Gerónimo Henry, de 84 años, afirma que una vez se detecten todas las tumbas clandestinas y se realizan los respectivos funerales, Canadá puede ser acusado de genocidio, ya que alguien tiene que pagar por la tragedia por la que pasaron esos niños.

Gerónimo Henry, sobreviviente de una de las controvertidas escuelas residenciales en Canadá ,donde se encontraron cientos de tumbas clandestinas de niños, pide justicia para todos los menores y señala que pueden considerarse parte de un genocidio.

En entrevista con la Agencia Anadolu, Henry, de 84 años, recordó sus años en la escuela residencial Instituto Mohawk en la ciudad de Brantford, Ontario. «Pasé 11 años aquí en la escuela residencial, desde 1942 hasta 1953», asegura.

El miembro de la comunidad indígena Seis Naciones dice que tenía seis años cuando lo llevaron a la escuela y 17 años cuando salió. Agrega que sus hermanos, un hombre y dos mujeres también fueron llevados a la escuela mientras él se encontraba ahí.

Recuerda que su hermano encontró una manera de escapar de la escuela y nunca regresó, y que no pudo ver a sus dos hermanas a pesar de estar en la misma escuela.

En Canadá, más de 150.000 niños indígenas fueron separados por la fuerza de sus familias para ser llevados a 139 escuelas residenciales que fueron abiertas por la Iglesia Católica en el siglo XIX, en nombre del Gobierno canadiense.

La escuela residencial Instituto Mohawk, que fue inaugurada en 1831 por la Iglesia Católica, es una de las más grandes del país. Fue cerrada en 1970.

La escuela, cuyo edificio principal permanece cerrada por reformas, ha estado sirviendo como centro cultural desde 1972 con tres galerías de arte, un museo de historia y una biblioteca en el edificio que se construyó más tarde.

«Escuelas inauguradas para recolectar niños nativos»

Henry señala que esas 139 escuelas en todo el país se abrieron para agrupar a los niños indígenas, para «cambiar su idioma, cultura y creencia».

«Mi familia no cree en la iglesia», como nativos, afirma, tienen sus propias creencias.

Henry dice que no vio ninguna tumba durante su estadía en la escuela, pero asegura que siempre se hablaba sobre las tumbas clandestinas ubicadas en una granja detrás del centro educativo.

“Todavía estamos exigiendo que esta área sea registrada con radar. Todos los terrenos aquí y todas las escuelas de Canadá ”, dice. Para Henry los cuerpos de todos esos niños deben registrarse y sus ceremonias fúnebres deben realizarse de acuerdo con sus creencias.

Henry afirma que debe haber justicia para todos los niños, «esas escuelas eran como cárceles para niños».

“No cometimos ningún delito. Solo ser nativos. Supongo que ese es nuestro crimen», subraya.

Para Geronimo Henry una vez se detecten todas las tumbas clandestinas y se realizan los respectivos funerales, Canadá puede ser acusado de genocidio, ya que alguien tiene que pagar por las tragedias por las que pasaron esos niños en las escuelas residenciales.

Hace hincapié en que una disculpa no es suficiente.

«Canadá masacró a nuestros niños en las escuelas residenciales»

Otra persona de la comunidad indígena de las Seis Naciones, Jacquline House, dice que visitó una de las escuelas para ofrecer oraciones.

House asegura que su padre también estuvo retenido allí y está profundamente conmovida por las noticias recientes de tumbas clandestinas encontradas en Columbia Británica y Saskatchewan.

Agrega que después de permanecer en esa escuela durante años, su padre puede hablar su propio lengua. También afirma que a los niños les lavaron el cerebro en esas instituciones.

De igual forma House califica los hechos como un genocidio, dice que las escuelas residenciales en Canadá masacraron a niños e insta a los perpetradores a rendir cuentas por sus crímenes.

Las escuelas residenciales indígenas fueron establecidas por el Gobierno canadiense a partir de la década de 1820. Los niños de las Primeras Naciones fueron separados de sus padres, a veces por la fuerza, para ser enviados a estos institutos, cuyo objetivo era acabar con la cultura nativa e inculcar una cultura blanca en los niños.

Las Primeras Naciones se refieren a las 600 tribus indígenas que habitaban Canadá antes de que llegaran los colonos europeos.

Los niños que asistieron a las escuelas residenciales fueron sometidos a menudo a abusos físicos, psicológicos y sexuales.

Los canadienses reaccionaron con horror cuando se descubrieron en junio casi 1.000 tumbas clandestinas en antiguas escuelas residenciales en Columbia Británica y Saskatchewan.

Aproximadamente 4.000 niños murieron y fueron enterrados, a veces clandestinamente, sin informarle a sus familias lo que les sucedió.

*Sena Guler y Aicha Sandoval Alaguna contribuyeron con la redacción de esta nota.

Fuente: https://www.aa.com.tr/es/mundo/canad%C3%A1-puede-ser-acusado-de-genocidio-sobreviviente-de-escuelas-residenciales/2288182#

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Palestina un genocidio, una pandemia y un pueblo abandonado.

Por: André Abeledo Fernández


Hoy en Palestina sobrevivir sigue siendo resistir

Continua el silencio complice ante la barbarie, los gobiernos callan y otorgan, el pueblo palestino necesita a los pueblos del mundo para denunciar el genocidio.
La agresión contra el pueblo palestino es constante y cada agresión constituye una nueva traición, otro abuso por parte del imperio yanqui y su perro de presa el sionismo.
Israel continúa haciendo oídos sordos a todas las resoluciones internacionales.
Y Donald Trump ya se encargó antes de abandonar a rastras la Casa Blanca de reconocer unilateralmente a Jerusalén como capital y territorio de Israel.
Vemos claramente hasta qué punto el sionismo controla las decisiones políticas de Washington en cuanto a sus políticas en Palestina y Oriente Medio.
Una vez más se riegan las calles de Palestina con sangre inocente y nuevas humillaciones al pueblo torturado de Palestina.
 ¿Donde están los organismos internacionales encargados de defender los derechos humanos?, como siempre solo están cuanto a los que mandan les interesa.
Ya ni siquiera piensan hacer el paripé de respetar ciertos límites, o disimular el abandono de sus funciones.
¿Quién responderá por toda la sangre que se va a derramar?. Nadie responde por la sangre de los nadie, de los olvidados.
Nadie dirá nada por los niños que van a ser asesinados, por todos los detenidos y torturados, por la familias destrozadas, por las casas demolidas, por las detenciones arbitrarias.
¿La comunidad internacional volverá a dar la espalda al horror?
¿Otra vez la comunidad internacional permitirá el genocidio de un pueblo?
Pues sí, una vez más miraran para otro lado, tal vez en esta ocasión la disculpa sea la pandemia.
No podemos guardar silencio ante la barbarie, si los gobiernos callan y otorgan, los pueblos debemos gritar y apoyar la resistencia del pueblo palestino.
Hoy en Palestina sobrevivir sigue siendo resistir.
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Brasil: Profesionales de la salud mental alertan que “hay un genocidio en curso” y la OMS dice que el colapso “era evitable”

Por: Nodal

“En Brasil hay un genocidio en curso”

“En Brasil hay un genocidio en curso”, alertaron más de cien profesionales de la salud mental de Brasil, en su gran mayoría psicólogos que integran la Sociedad de Psicología Analítica, en un documento dirigido a la comunidad internacional.

En el pronunciamiento, con críticas muy fuertes contra el gobierno de Jair Bolsonaro, los psicólogos advirtieron que Brasil atraviesa “una calamidad” que “no encuentra referencias en la historia brasileña” y que se caracteriza por un “colapso hospitalario y funerario”.

“Faltan vacunas, medicinas, profesionales de la salud, espacios para enterrar a los muertos”, señalaron.

La Sociedad de Psicología Analítica es una asociación internacional con sede en Gran Bretaña que está ligada a la terapia fundada por el médico psiquiatra suizo Carl Jung, discípulo de Sigmund Freud.

“Los ciudadanos brasileños ven, atónitos, un genocidio, testimoniado con frialdad, desdén e incluso con sarcasmo por Jair Bolsonaro y su gobierno”, denunciaron los firmantes del texto, profesionales de la psicología que durante tres días, desde el viernes 9 de abril y hasta este domingo 11, participaron de la Conferencia Latinoamericana de la Sociedad de Psicología Analítica que tuvo lugar en Brasil.

Esa actividad estaba convocada para 2020 en San Pablo pero la pandemia y su impacto en Brasil obligaron a postergarla para abril de 2021, y al final se realizó con la intervención a distancia, por videoconferencia, de expositores e inscriptos.

“Los ciudadanos brasileños ven, atónitos, un genocidio, testimoniado con frialdad, desdén e incluso con sarcasmo por Jair Bolsonaro y su gobierno”

La mayoría de los psicólogos que participaron forman parte de la Sociedad Brasileña de Psicología Analítica (SBrPA), de la Asociación Junguiana de Brasil (AJB) y de la Comisión Latinoamericana de Psicología Analítica (CLAPA), tres entidades que agrupan a psicólogos y psiquiatras en el país más grande y poblado de Sudamérica.

“Durante el año pasado, mientras quedarse en casa y mantener el distanciamiento pasaron a tener en Brasil un significado político de oposición al gobierno, fuimos incitados a oír, impotentes, las declaraciones absurdas y perversas del capitán-genocida (por Bolsonaro), invariablemente ladeado por militares de alto rango”, cuestionaron los firmantes del documento.

Y también señalaron que, como consecuencia de la pandemia, “el miedo extremado al paroxismo, la ansiedad y la depresión se generalizan y aparecen diariamente” en las consultas de los pacientes, un cuadro generalizado que, advirtieron, se superpone con “la crisis económica que se intensificó”, la multiplicación del desempleo y la miseria, más “un escenario desolador” conformado por “las calles de Brasil colmadas por personas viviendo en situación precaria”.

En otro párrafo, los profesionales de la salud puntualizaron que “la acción más abyecta del gobierno Bolsonaro consistió en su insistente negación a comprar vacunas contra el Covid-19, mientras importaba y autorizaba la adquisición de armas para ser usadas por sus simpatizantes”.

“¡Brasil está asfixiado! ¡Hay un genocidio en curso!”, concluyeron los más de cien firmantes antes de solicitarle a la comunidad internacional, y a los psicólogos de todo el mundo que practican la terapia analítica según las orientaciones de Jung, que repliquen las denuncias y las hagan circular en cada uno de sus países.

Télam

Profesionales de la salud mental alertan que “hay un genocidio en curso” y la OMS dice que el colapso “era evitable”

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Brasil: Plataforma Sindical Anticapitalista _ Boletim Nacional #TRÊS | 25/9/20

A NECROPOLÍTICA DO RJ QUER COMETER UM GENOCÍDIO E OS EDUCADORES SERÃO O CARRASCOS!*
     _por Felipe Duque_
“Endividamentos do Estado”, “combate a violência”, “ajuste fiscal” e outras falácias, para legitimar uma ofensiva aos servidores públicos.  🔗bit.ly/3068R94
😡 *EM UMA SÓ VOZ: NÃO À INTERVENÇÃO! POR DEMOCRACIA E AUTONOMIA NA UFRGS*
     _Maria Glória Souza, Ricardo Souza e Rui Muniz_
Acontece na UFRGS uma intervenção política do Governo de Bolsonaro, sustentada pela legalidade e se justificando pela legitimidade de escolha em uma lista tríplice.  🔗bit.ly/2G8JEDQ
😷 *RETORNO ÀS AULAS PRESENCIAIS, A INVISIBILIDADE DOCENTE E O DESPROJETO DE EDUCAÇÃO DE ZEMA*
     _por Sara Azevedo_
Questionamentos como um sinal de alerta a toda a categoria. É necessário lutar contra um retorno sem planejamento que coloque vidas em risco.  🔗bit.ly/306FkMS
✊🏿 *NOTA DO FÓRUM DE OPOSIÇÕES DA APEOESP*
     _por Oposição Unificada_
A reabertura das escolas durante a pandemia é inaceitável. Se Dória/Rissielli insistirem, nossa posição é inegociável: organizaremos a *GREVE PELA VIDA!*  🔗bit.ly/2G94D9C
ℹ️ *INFORME DA SETORIAL SINDICAL E POPULAR DO PSOL*
     _por Danilo Serafim_
Informe da reunião do dia 18 de setembro, da coordenação provisória do setorial.  📄bit.ly/330UlBG
🌎 *CONGRESSO MUNDIAL*
_Congresso Mundial de Educacíon Pública y Contra el Neoliberalismo Educativo_, nos dias 26 e 27 de setembro, on line.
Convocatória  🔗bit.ly/3i0KIqR
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Como un enorme elefante blanco

 Por: Ilka Oliva Corado

 

Lleva apareciendo en mi televisor varias semanas, pero me hago la desentendida y busco películas por otro lugar, es un documental sobre la violencia que vivieron las comunidades indígenas en Guatemala en el tiempo de dictadura. Qué fácil poder cambiar de canal o fingir que una imagen no está en la pantalla de un televisor. Más de 200 mil desaparecidos, dice en letras grandes, pero yo no lo quiero ver, no ahora que estoy relajándome viendo documentales sobre cultura, gastronomía y cualquier otra cosa menos sobre lo que duele. Qué fácil, insisto, poder cambiar de canal y fingir que esa imagen no existe, por lo menos momentáneamente.

Decir, hoy no quiero ver tal cosa, poder elegir. Pero esas miles de familias que vivieron la violencia por parte del Estado en Guatemala no tuvieron opción de nada, fueron masacradas, torturadas, desaparecidas. ¿Cuántos fueron en realidad? Oficialmente acaso 200 mil, pero  cuántos fueron.  ¿A cuántas niñas, adolescentes y mujeres violaron?, ¿cuántas quedaron embarazadas de esa violación?, ¿qué fue de ellas?, ¿qué fue de todas esas familias que salieron al exilio, huyendo? Dejaron en el camino todo, muchas dejaron hijos, cónyuges, padres, hermanos desaparecidos, asesinados. Muchas nunca lograron el retorno y estas personas murieron en el exilio, no solamente lejos de su tierra, pero lejos de la justicia, una justicia que aún no llega.

200 mil, en letras grandes y yo cambio de canal. ¿Cómo le hicieron para sobrevivir todos estos años? Me refiero al dolor, al estigma, a la pérdida, con el delirio, con las ganas de gritar en una sociedad racista, clasista y haragana que se niega  a pronunciar  siquiera la palabra genocidio mucho menos a reconocerlo. A reconocer que en Guatemala hubo crímenes de lesa humanidad. Y el tiempo sigue pasando y la memoria histórica se empolva cada día más, abandonada, solitaria, despojada en el olvido colectivo. Porque nos empeñamos en hablar del presente sin atrevernos a pronunciar los nombres de los desaparecidos, sin hablar de justicia, sin leer de historia, sin devolver lo robado. Sí, sin hacer como sociedad que los que se robaron devuelvan lo que les quitaron a tantas comunidades que hasta el día de hoy siguen peregrinando porque las arrancaron de sus tierras. Tierras que hoy tienen las grandes franquicias de la estafa en contubernio con un Estado opresor, con la misma tiranía de siempre.

Cómo fue la vida de aquellos jóvenes que hoy son abuelos, el hilo emocional que traspasaron a las generaciones de hijos y nietos. Es fácil olvidar lo que nos cuestiona y encara como sociedad, tan fácil como cambiar de canal en un televisor. Pretender es lo más común, fingir que nada pasó, que otros fueron los culpables y que lo mejor será borrón y cuenta nueva. ¿Y los niños que desapareció el Estado en los tiempos de dictadura? ¿Cómo han vivido todos estos años, qué fue de ellos, de sus familias de sangre? La ausencia, el vacío, la búsqueda, la frustración, el dolor, la insistencia o la resignación. 200 mil, por decir un número pero, ¿y las fosas clandestinas? ¿Los que andan hoy en los 40 años viviendo en algún lugar del mundo con un apellido distinto, en otras familias, tendrán pesadillas o les habla el inconsciente acerca de un pasado en otro lugar, con otras personas? ¿Y los padres que perdieron a sus hijos?, ¿cómo vivieron todos estos años? ¿Los que sobrevivieron a las torturas? 200 mil, y cambio de canal.

Y la justicia ausente y la impunidad perversa. Retrocedemos en cada elección presidencial, siempre le apostamos al más ruin porque nos representa a cabalidad, al más machista, al más racista, al más clasista, al más pedante, al más estafador y lo aplaudimos porque es un espejo donde nos reflejamos. Porque no nos importa lo que les pasó a los otros, lo que viven los otros: los ultrajados, empobrecidos, excluidos que obligamos a emigrar. 200 mil hace 40 años pero vemos que hoy en día, grupos armados  que son enviados por las oligarquías se roban las tierras de poblaciones completas, entran a comunidades y les queman sus casas, sus siembras y los sacan de sus tierras como en los tiempos de aquella otra dictadura y no miramos pero ni soslayo para allá. Mejor cambiamos de canal, de página, de red social. Porque es mejor fingir, no ver, no saber, que hacer algo al respecto.

Por eso hundimos cada día más a Guatemala, porque permitimos con nuestra pasividad y desmemoria que los ruines hagan y deshagan con los más vulnerados. Podremos cambiar de canal, no ver documentales, no leer los libros que cuentan los testimonios o verlos, leerlos y ya cambiar de hoja, ignorar a los sobrevivientes aunque vivan en la casa siguiente, o limpien nuestras casas,  encerrarnos en nuestra pequeña y mísera burbuja de comodidad pero eso no elimina la realidad ni el pasado; estamos caminando sobre huesos de masacrados en las innumerables fosas clandestinas que hay a lo largo y ancho del país. Y esos huesos hablan, son la memoria histórica que aunque nos neguemos a ocultar está ahí como un enorme elefante blanco.

Y muy a pesar nuestro, de nuestra desidia, de cuando en cuando se producen encuentros entre familiares que la dictadura separó, muchos cuando apenas eran unos niños. Cada abrazo entre hermanos, entre padres e hijos, entre abuelos y nietos que tenían 40 años de no verse, de darse por muertos, es un triunfo de la vida ante la opresión, ante la injusticia, ante la desmemoria colectiva. Cada encuentro es  un botón  de la esperanza que nos dice que no importa qué tan poderosa sea la impunidad, siempre la honra de la vida florecerá.

Así nos lo mostró el reciente reencuentro entre las hermanas Teresa Pérez Ramos  y Teresa Pérez Rodríguez que después de 38 años separadas se volvieron a ver. La señora Teresa Pérez Rodríguez desapareció durante la dictadura cuando apenas tenía 9 años. El reencuentro se produjo en el departamento del Quiché, en el municipio de Chajul el 5 de agosto de 2020. El departamento de Quiché fue uno con los que más se ensañó el Estado en tiempos de dictadura, la mayor parte de su población es indígena. Este reencuentro debería tener a Guatemala entera brincando de felicidad.

Fuente e imagen: https://cronicasdeunainquilina.com

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