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La globalización y los trabajadores del mundo

Por: Prabhat Patnaik

La globalización fue anunciada como algo beneficioso para todos, como un vigoroso paso adelante hacia una mejora económica universal. Era claramente falso, y no fueron solo los economistas de izquierdas, sino también muchos economistas de la línea “dominante” como Paul Samuelson los que lo dijeron desde el primer momento.

El motivo que aducían era muy sencillo: si el régimen económico mundial permitía la libre importación en Estados Unidos de mercancías procedentes de China o de la India, ello afectaría negativamente a los salarios reales de los trabajadores norteamericanos, porque los trabajadores norteamericanos, con unos salarios mucho más altos, tendrían que competir, en detrimento suyo, con los salarios más bajos de los trabajadores chinos o indios. Por consiguiente, el hecho de que la globalización perjudicaría necesariamente a los trabajadores de Estados Unidos y de otros países avanzados, les parecía obvio a ellos, y de hecho a todos, de lo que se seguía que no era posible que beneficiase a todos los segmentos de la clase trabajadora mundial. Ahora bien, de acuerdo con esta argumentación, se consideraba que la globalización beneficiaría a los trabajadores de países como China o la India, es decir, de aquellos países del tercer mundo con los salarios bajos.

Formulando este argumento de otro modo, ya que la libre circulación de mercancías y de capitales por todo el mundo intensifica la competencia entre los trabajadores de los diferentes países, se produciría una tendencia hacia una disminución de las diferencias salariales entre estos países, y si bien esto representaría un cierto incremento en los salarios reales de los trabajadores del tercer mundo, también representaría una reducción en los salarios reales de los trabajadores metropolitanos.

Este mismo argumento puede formularse de un modo más preciso, de acuerdo con las categorías de la economía marxiana, del siguiente modo: la globalización, al transferir determinadas actividades económicas desde los países avanzados a los países del tercer mundo (debido a los salarios más bajos de estos últimos) agotaría las reservas de mano de obra en estos últimos al tiempo que produciría un aumento de las reservas de mano de obra en los primeros. Esto, si no cambian otras circunstancias, provocará una subida de los salarios en los últimos y un descenso de los mismos en los primeros. La globalización, por ejemplo, mientras que no beneficia a todos los trabajadores, reduce las diferencias relativas entre los trabajadores de los países avanzados y los trabajadores del mundo subdesarrollado. Pero, según este argumento, no es posible que empeoren las condiciones de los trabajadores en las dos partes del mundo.

 

EL EMPEORAMIENTO DE LAS CONDICIONES

Esto es, sin embargo, lo que ha sucedido. La globalización, por supuesto, ha empeorado las condiciones de los trabajadores en los países metropolitanos, un hecho recientemente puesto de relieve por el economista Joseph Stiglitz. Casi un 90 por ciento de norteamericanos, lo que significa la casi totalidad de la población trabajadora en aquel país, tiene actualmente unos ingresos reales apenas superiores a los que tenían hace treinta años. Actualmente, el salario mínimo de los trabajadores norteamericanos está en términos reales muy poco por encima de donde estaba hace 60 años. Dado que ha habido ciertas mejoras en estas magnitudes durante la primera parte de los años transcurridos, lo que esto significa es que se ha producido un deterioro en el período más reciente, que coincide con el apogeo de la globalización. Un dato estadístico aún más revelador es el relacionado con el fuerte descenso en la esperanza de vida entre los varones norteamericanos en los últimos tiempos, un descenso que recuerda la fuerte caída en la esperanza de vida que se produjo en Rusia después del colapso de la Unión Soviética. Un descenso en la esperanza de vida cuando no hay ninguna epidemia obvia a la vista es un asunto muy grave, y que este descenso se dé en el país capitalista más avanzado del mundo es una prueba fehaciente del ataque a los medios de vida de la clase trabajadora que ha traído consigo la globalización.

Una historia muy similar es la que puede contarse de otros países capitalistas avanzados. Estados Unidos es considerado normalmente como una de las economías más exitosas, el lugar donde se produjeron los booms de los años noventa del siglo XX y de la primera década del siglo actual, que originaron respectivamente las burbujas de las empresas punto.com y la del mercado inmobiliario, y también la economía que está experimentando aparentemente una recuperación después del colapso de la burbuja inmobiliaria. Dicho esto, el hecho de que la población trabajadora de este país esté pasando tantas dificultades es muy significativo. En los últimos años, en el Reino Unido se ha producido una fuerte caída de los índices salariales reales de los trabajadores No tiene nada de extraño, pues, que el descontento con la globalización esté cada vez más extendido entre los trabajadores de las economías metropolitanas, y dado que la izquierda no ha tenido hasta ahora un conocimiento adecuado de ello, el descontento está siendo explotado por la derecha. Fenómenos como el voto en el Brexit y la emergencia de Donald Trump se explican desde este punto de vista.

Lo que resulta inexplicable en el marco del debate que estamos teniendo hasta aquí, sin embargo, es el hecho de que la situación de los trabajadores ha empeorado incluso en una gran franja de los países del tercer mundo con los salarios bajos, entre los cuales la India es un buen ejemplo. Las pruebas más concluyentes en este sentido las proporcionan los datos sobre el consumo de alimentos básicos. Partiendo de los estudios realizados por el NSS en los períodos 1993-1994 y 2009-2010 , que corresponden en líneas generales al período de políticas neoliberales asociadas con la globalización, los porcentajes de la población rural total con una ingesta calórica de menos de 2200 calorías por persona y día (el “parámetro” que define la pobreza rural) de estos dos períodos anuales fue de un 58,6 y un 76 por ciento respectivamente. Los porcentajes de población urbana por debajo de las 2100 calorías por persona y día (el “parámetro” para definir la pobreza urbana) en estas dos fechas fueron de un 57 y un 73 por ciento respectivamente.

Tan sorprendente fue este incremento, especialmente durante un período en el que se suponía que la India estaba experimentando un crecimiento sin precedentes de su PIB, que el gobierno encargó un nuevo estudio al NSS para el período 2011-2012, durante el cual había habido una cosecha extraordinaria, con la idea de que las cifras de la ingesta calórica en el período 2009-2010, un año con una cosecha pobre, habían sido excepcionalmente bajas debido precisamente a esta escasez en la cosecha. Una vez completado el estudio, las cifras que arrojaba, aunque sin duda eran mejores que las del período 2009-2010, todavía mostraban un notable incremento en los porcentajes de población que estaban por debajo de este umbral de ingesta calórica durante el período de la globalización: en el caso de la población rural, el porcentaje era del 68 por ciento (comparado con el 58,5 por ciento de 1993-1994) y en el de la población urbana era de un 65 por ciento (comparado con el 57 por ciento de 1993-1994). Tanto la ingesta de calorías como la de proteínas per cápita en la población había sufrido un descenso durante el período estudiado.

Este incremento del déficit alimenticio se trató de explicar de diferentes formas, incluida la sugerencia de que tal vez era un indicio de que la gente estaba aprendiendo a diversificar su consumo, reduciendo el de comida en beneficio de otras cosas como la educación y la salud. Pero esta explicación era a todas luces falaz: en cualquier parte del mundo, a medida que los ingresos reales aumentan, la gente consume una mayor cantidad de cereales tanto directa como indirectamente (en forma de alimentos procesados y de productos animales en cuya elaboración entran los cereales como forraje). Así pues, el descubrimiento de que en la India se había producido un descenso real en el consumo de cereales en todos sus usos, y en consecuencia un descenso en la ingesta de calorías y proteínas durante el período de la globalización, indicaba claramente que los ingresos per cápita reales de los trabajadores, después de calcular la incidencia de la inflación, especialmente la subida de precios que acompaña a la privatización de servicios esenciales como la educación y la salud, estaban por término medio disminuyendo en vez de aumentar. Dicho de otro modo, un fenómeno similar al que se producía en los países capitalistas avanzados estaba teniendo también lugar en la India y en otros países del tercer mundo, lo que contradice el argumento presentado más arriba, hasta el punto de que son muy pocos ya los que creen que este sea un argumento correcto. ¿Cómo podemos explicar esta contradicción?

Globalización y trabajo

 

LA PRESIÓN SOBRE LA PEQUEÑA PRODUCCIÓN

El argumento presentado más arriba suponía básicamente que la esencia de la globalización consiste en la transferencia de actividades económicas desde los países avanzados a las economías del tercer mundo, y que esta transferencia reduciría drásticamente las reservas de mano de obra del tercer mundo y provocaría una subida de salarios. Lo que no se decía es que la globalización también tiene otros efectos, incluido sobre todo una restricción de la pequeña producción por parte del sector capitalista. El resultado es que varios pequeños productores dejan sus ocupaciones tradicionales para emigrar a las ciudades en busca de empleo, lo que incrementa el ejército total de mano de obra a disposición del capitalismo. Esta migración, junto con el incremento natural de la población activa, no puede ser totalmente absorbida por el ejército laboral activo debido a que las políticas neoliberales asociadas a la globalización también llevan a la eliminación de todas las restricciones relativas al ritmo del cambio estructural y tecnológico, lo que aumenta el ritmo de crecimiento de la productividad del trabajo a expensas del crecimiento del empleo.

Se produce de este modo un círculo vicioso. En la medida en que aumenta la reserva de mano de obra respecto a la población activa, esto lleva a un estancamiento o incluso a una disminución en la media de salarios reales (y ciertamente a una disminución de los ingresos reales de los trabajadores, que es igual al índice salarial diario multiplicado por el número de días de empleo). El estancamiento o la disminución del salario real en una situación de mayor productividad laboral tienen como consecuencia un incremento en la tasa de excedentes en la producción. Dado que el superávit, incluso si suponemos que se realiza completamente (es decir, que no hay problemas de insuficiencia de demanda agregada) se gasta normalmente en artículos de consumo que generan menos empleo a nivel nacional que en artículos que se compran con los ingresos salariales, esta transferencia de los salarios a los excedentes tiene también el efecto de producir una contracción en el empleo y en consecuencia contribuye todavía más al incremento del tamaño relativo en las reservas de mano de obra, a una nueva transferencia de salarios a excedentes, y así sucesivamente.

Este círculo vicioso, que se intensifica todavía más cuando se produce una crisis (debido a que las reservas de mano de obra respecto a la población activa crecen todavía más) implica que el efecto de la globalización de agudizar la pobreza absoluta afecta también a los trabajadores de los países del tercer mundo y no se limita solo a los trabajadores metropolitanos, como pretenden los economistas liberales como Samuelson.

Afirmar esto no equivale a sugerir que todos los segmentos de la población activa se ven igual de adversamente afectados por la globalización. Obviamente, el segmento que disfruta de mayores oportunidades de empleo debido a la transferencia de actividades experimenta un incremento en su nivel de vida, y en la India este segmento consiste habitualmente en trabajadores cualificados del sector servicios, como los relacionados con las tecnologías de la información. Este incremento en el nivel de vida de un sector tiene a su vez efectos multiplicadores en el nivel de empleo de otros sectores, y así sucesivamente. Así, un segmento normalmente clasificado como de clase media y cuyo tamaño absoluto es bastante grande (pese a ser pequeño respecto al conjunto de la población activa), se vuelve partidario incondicional de la globalización. Dado que este segmento suele estar bien articulado y tiene un peso desproporcionadamente grande en los medios de comunicación y de creación de opinión pública, resulta un instrumento útil en manos de la oligarquía empresarial y financiera integrada en el proceso de la globalización para propagar sus efectos beneficiosos.

La mejora en las condiciones de un segmento de la clase media de la población activa, y su consiguiente apoyo a la globalización, se utiliza para crear la falsa impresión de que la globalización ha sido positiva para el pueblo indio en su conjunto. Un uso similar es el que hacen segmentos de la clase media en otros lugares del mundo que se han beneficiado entre otras cosas de la enorme “financiarización” que ha acompañado a la globalización. Todo esto ha generado un ruido que nos impide reconocer que la globalización ha tenido realmente como consecuencia un empeoramiento general de las condiciones de los trabajadores, tanto en los países avanzados como en los países en vías de desarrollo.

Fuente: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=221621

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Libro: El proceso de Bolonia y la globalización de la educación superior

Antecedentes, implementación y repercusiones en el quehacer de los trabajadores de la educación

Lucídio Bianchetti. [Autor]

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Secretaría Ejecutiva.
ISBN 978-987-722-179-4
CLACSO. Mercado de Letras.
Buenos Aires. San Pablo.
Septiembre de 2016

El Proceso de Bolonia es la mayor traición a la obligación de formar cuadros cultos, que se midan a la altura de su tiempo y sean capaces de sobreponerse a sus vicisitudes y pobreza de espíritu. Mancomunado como está con el mercado neoliberal de consumo, no cuida de generar balizas y ancladeros confiables y seguros. Le interesa, esto sí, producir identidades permanentemente inestables y mutables, insatisfechas y precarias, inconstantes e inconsistentes, es decir, no-identidades.

Prefacio de Jorge Olímpio Bento

Descargar: http://biblioteca.clacso.edu.ar/clacso/se/20161202031638/ElProcesoDeBolonia.pdf
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El papel de los inmigrantes en la economía mundial

23 de diciembre de 2016 / Fuente: https://revistaeducacionvirtual.com

Por: Claudia García

Los titulares se continúan centrando en las evacuaciones de migrantes y en la crisis de refugiados principalmente en Europa. Los migrantes ayudan a que las economías prosperen, entonces ¿por qué todavía generan miedo?

Tampoco hay que olvidar el número mucho mayor de personas que han abandonado sus hogares como migrantes, casi 1 de cada 33 personas en el mundo de hoy, se mueven en gran parte en busca de trabajo. Una proporción significativa de estos migrantes también son vulnerables, tales como los que no tienen estatus legal, las víctimas de tráfico de migrantes, la trata de personas, y los menores no acompañados. Y los migrantes han sido insultados y ridiculizados, pero esto no es una competencia para la compasión.

El Día Internacional del Migrante que está destinado para celebrar la migración; y no hay mucho que celebrar. En países de todo el mundo, los migrantes altamente calificados siguen impulsando la innovación y la empresa; y la menos calificada para llenar la escasez crítica en el mercado laboral. La evidencia es clara de que los migrantes en general emplean a más personas que echen del trabajo; pagar más en el sistema de bienestar de lo que reciben a cabo; y crear nuevos mercados para la industria nacional.

Los migrantes también se han convertido en el principal motor para el desarrollo. El Banco Mundial estima que entre ellos se pueden enviar a sus países re origen hasta $ 600 mil millones este año; por lo menos tres veces el valor de toda la ayuda externa. Los expertos en desarrollo están de acuerdo en que las remesas juegan un papel fundamental en la financiación de los objetivos de desarrollo sostenible.

Y más allá de su impacto económico, los migrantes también generan la diversidad en la que las sociedades multiculturales, las ciudades globales y la cultura contemporánea se nutren.

Hay preocupaciones genuinas que en algunos municipios, e incluso los países, el número de inmigrantes es demasiado alto. La creciente xenofobia tiene sus raíces complejas en las desigualdades de la globalización, el legado de la crisis financiera mundial.

Los refugiados y la migración serán prioritarios en la agenda de la próxima reunión anual del Foro Económico Mundial de Davos . Los refugiados son un elemento importante para los próximos dos años para el Consejo Mundial Futuro sobre el futuro del sistema humanitario.

Fuente artículo: https://revistaeducacionvirtual.com/archives/2727

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Aprendizaje digital, privatización y exclusión educativa

Por: Lev Moujahid Velázquez Barriga

En 2015, Uber fue la empresa de más rápido crecimiento a escala mundial, incluso en toda la historia del capitalismo. Su cuantiosa fortuna se amasa a partir de las ganancias generadas por los usuarios que pagan el servicio de transporte personal conocido como taxi, utilizando una app desde sus dispositivos nanotecnológicos.

Pero esta no es la única firma que ha crecido aceleradamente en los últimos años; estamos frente a un conjunto de nuevas empresas que han trastocado la economía del capitalismo de nuestro tiempo, son grandes emporios imponiendo sus negocios en contubernio con las élites del poder político. Una mirada a las empresas que encabezan la lista de los multimillonarios más acaudalados del planeta nos dará un panorama de cómo se están reconfigurando las oligarquías y quiénes rigen hoy el curso del sistema mundo.

La famosa lista de Forbes 2016 incluye entre los 20 empresarios más ricos del orbe a los dueños de Microsoft, Telecomunicaciones, Amazon.com, Facebook, Blomberg LP, Oracle y Google; todos ellos tienen en común que son parte de la economía digital que produce y oferta: softwares, servicios de telecomunicaciones, tiendas en línea, asesorías financieras y de imagen virtuales, buscadores de Internet y aplicaciones digitales.

Estas corporaciones propias del capitalismo de base cognitiva; es decir, de conocimiento aplicado a las tecnologías y al desarrollo de la producción de mercancías inmateriales, están demandando hacer cambios en el ámbito de la educación para fortalecer y dinamizar el núcleo central de su crecimiento económico: la digitalización, el conocimiento, la información, la innovación, la creatividad y la comunicación.

En octubre de este año, en una entrevista para Tv UNAM, Marcela Santillán, ex titular de la Dirección General de Educación Superior para Profesionales de la Educación, institución responsable de la reforma educativa para las escuelas normales, dejó muy en claro cuál es la importancia de los cambios curriculares que se están impulsando desde la OCDE, haciendo referencia al lenguaje de las matemáticas aplicadas que se ha introducido en los planes y programas de estudio, por ejemplo en la interpretación de representaciones geográficas, para que los alumnos pudieran utilizar Google Maps.

Efectivamente, los organismos de la globalización económica tienen una agenda mundial en materia educativa y de investigación conocida como STEM en inglés o Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas (CTIM) por sus siglas en español; en ella apuestan a que los sistemas educativos hagan la formación de capital humano, cuyas destrezas, habilidades y conocimientos respondan a las necesidades laborales de las nuevas empresas de la economía digital y del conocimiento, pero que también contribuyan a la cadena de su crecimiento.

Justo el propósito de la visita a nuestro país de Ángel Gurría, secretario general de la OCDE, después de que se anunciara en las proyecciones del presupuesto 2017 el recorte total al techo financiero del Programa de Inclusión y Alfabetización Digital, fue promover esta agenda para poner en claro a la SEP y al gobierno federal cuáles son las prioridades de los capitalistas que hoy toman las riendas de la economía mundial.

La respuesta del Estado mexicano fue casi inmediata, al poner en marcha el nuevo programa estelar de Aurelio Nuño, @prende 2.0, que se calcula en una inversión de unos mil 500 millones de pesos, cuyos beneficiarios en primera instancia serían los firmantes del convenio SEP-SCT con varias de las empresas de la lista Forbes, tales como Microsoft, del hombre más rico del mundo; Telefónica México, del magnate Carlos Slim, y Google; se encuentran además AT&T, Intel, Dell, Fundación Azteca y Televisa.

Se trata de un mecanismo de privatización y acumulación que ha sido usual en el llamado capitalismo histórico: la canalización de recursos públicos a la iniciativa privada, en este caso, para la compra o renta de ferretería tecnológica, donde el sistema educativo nacional es visto como un mercado cautivo para la economía digital, cuyo éxito es vender obsolescencia programada que debe renovarse completa o parcialmente y actualizarse en un tiempo vertiginoso que genera una dependencia siempre continua hacia el hiperconsumo de innovaciones.

@prende 2.0 no tiene que ver con un tema de justicia cognitiva, porque su propósito no es la inclusión o alfabetización digital ni la democratización de la información y el conocimiento. En la era del capitalismo cognitivo la fuerza viva de trabajo tiende a su reducción en aras de la tecnificación sofisticada de ciertas áreas de la producción; en este sentido, se trata de un programa de capacitación selectiva para garantizar el mínimo de personas con las habilidades digitales requeridas por el sistema y otras como potenciales consumidores de dispositivos nanotecnológicos.

El acceso universal a las nuevas tecnologías y los espacios virtuales del conocimiento es sólo una ilusión contraria a la lógica del capitalismo de base digital y cognitiva, la inmensa mayoría de las escuelas permanecerán en el abandono estructural de sus espacios pedagógicos; algunas otras seguirán con agudas carencias de condiciones mínimas para su funcionamiento, como agua y luz.

Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2016/11/19/politica/019a1pol?partner=rss

 

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Intelectuales Encadenados

Por: Ollantay Itzamná. 

Cada que puedo, donde me encuentre, acudo a los congresos o encuentros de intelectuales/académicos para escuchar/observar los hallazgos científicos que allí se socializan.

No siempre me es posible, ni fácil, acceder a dichas constelaciones puesto que sino son económicamente exclusivas, culturalmente no están hechos para los “mal pensantes” o para quienes “sospechan” del método y conocimientos hegemónicos.

Históricamente, fue en la Francia de finales del siglo XIX donde el término intelectual se socializó en relación a las personas letradas que protestaron ante el encarcelamiento injusto del militar alsaciano francés, Alfred Dreyfus, acusado de entregar información secreta al Estado enemigo. La prensa escrita de aquel entonces los denominó intelectuales.

La filosofía liberal entiende por intelectual a la persona reflexiva que analiza e intenta explicar las coyunturas, en base a sus conocimientos históricos/teóricos y herramientas de interpretación.

Para la filosofía marxista, intelectual es la persona que analiza la realidad con categorías socioeconómicas y con fines de transformaciones estructurales. A inicios del pasado siglo, Antonio Gramsci, acuñó el término de intelectual orgánico para referir a personas que integran la reflexión analítica de la realidad y el compromiso organizativo para transformarla.

En los últimos tiempos, ante la globalización del sistema neoliberal y la corporativización de las universidades y de los centro de investigación, la cooptación y el disciplinamiento de analistas e intelectuales por los poderes económicos hegemónicos se hizo más visible. Al grado que aquellos se constituyen en replicadores/defensores del desbordante desorden establecido por éstos.

Las universidades y centros de investigación copian y reproducen categorías analíticas y significados construidos en otras épocas y en otras latitudes como contenedores universales para aproximarse/explicar realidades diametralmente diversas. Al grado de convertir a sus investigadores e intelectuales en descontextualizados replicadores de conglomerados citas de textos de autores euronorteamericanos.

Investigadores y analistas, equipados de mapas mentales prefabricados, irrumpen en el “campo” y se esfuerzan en “explicar” inéditas realidades sociales que poco o nada tienen que ver con las realidades donde se formularon dichos mapas mentales.

Y, al final, lejos de acompañar y orientar procesos de transformaciones sociales, sus hallazgos investigativos no pocas veces los utiliza para explicar/argumentar las teorías a las que se adscriben. Y, así, no es nada raro oír a académicas/intelectuales autodefinirse con orgullo como discípulas encadenadas a algún autor o autora “desconocida”.

De esta manera, no sólo terminan encadenados a categorías o significados construidos en otras latitudes, sino autoaislados en constelaciones cerradas y disminuidas numéricamente, cual especie en procesos de extinción en un planeta en debacle que exige a gritos profetas e iconoclastas por todas partes.

Fuente: http://www.alainet.org/es/articulo/181696

Fotografía: ollantayitzamná

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El feminismo: de la ilustración a la globalización

Rosario Herrera

En la teoría feminista
Se plasman los efectos reflexivos
de las luchas de las mujeres
por su liberación.
Celia Amorós

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No deja de sorprender la actualidad en problemas, conceptos rectores, líneas de pensamiento, posiciones filosóficas, perspectivas teóricas, programas, movimientos sociales y contexto histórico-político, una obra colectiva sobre el trayecto histórico, político y cultural que va desde el feminismo ilustrado hasta la globalización”, muy bien pensada, erudita y con un elenco de filósofas especialistas en el tema cinco estrellas, coordinada por la prestigiada teórica y luchadora feminista española, la Dra. Celia Amorós, a quien hace algunos años tuve el honor de hospedar y dialogar durante una larga caminata por Morelia, en el marco de una conferencia magistral sobre filosofía y feminismo que dictó en Morelia, y a quien años más tarde volví a encontrarme en la UNED de Madrid, España, ella como profesora e investigadora y la que escribe como estudiante del doctorado de su departamento: Filosofía Moral y Política. Siempre aguda y polémica, sin dejar de ser, haciendo honor a su apellido, amorosa. Una obra en cuya coordinación la acompaña, la Dra. Ana Miguel Álvarez, filósofa española, profesora e investigadora titular de la universidad Rey Juan Carlos de Madrid, temprano destacada por su tesina sobre “Marxismo y Feminismo en Alexandra Kolantai” (la voz de Galicia (1 de noviembre de 2006), su brillante tesis doctoral defendida en la Universidad Autónoma de Madrid, “Élites y participación política en la obra de John Stuart Mill” y sus novedosos textos sobre Flora Tristán y el feminista Quasim Amin, que incluye en esta magna obra (Celia Amorós y Ana de Miguel, Teoría feminista: de la ilustración a la globalización, Madrid, Minerva, 2005).

Desde el Primer Tomo, estamos ante un espléndido libro colmado de profundos pensamientos filosóficos rectores: 1) conceptualizar es político; el feminismo es una teoría crítica de la sociedad; 3) las tesis de la teoría feminista pueden ser exploradas en las redes de Movimiento Feminista, cual laboratorios de experimentación con los conceptos y teorías que desafían los códigos patriarcales dominantes; 4) el problema toral del feminismo es la ceguera de las tradiciones emancipatorias ante el sistema de dominación patriarcal; una ceguera que sigue afectando a la sociedad y exigiendo la imperiosa llamada de Mary Wollstonecraft: “Que las feministas ilustradas dejen de sacar brillo a sus cadenas y se dispongan a quitárselas”. Algo que recuerda unas palabras de Karl Marx: “El esclavo besa sus cadenas”. Una terrible verdad que si la hubiera profundizado, se le habría adelantado a Sigmund Freud, en la invención del discurso psicoanalítico.

Tres volúmenes que recogen el trabajo de una década, con doctos ensayos de investigación de numerosas y doctas pensadoras, que sistematizan el movimiento social feminista y sus teóricas, que tratan de ponerle nombre al sistema de dominación humana patriarcal más “antiguo del mundo” (Kate Millet).

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“De la Ilustración al Segundo Sexo”, es el tema del Tomo 1, la llamada “Primera Ola”, cuyo programa resume esta explosiva fase a través de una red conceptual que se despliega en estas tesis principales: 1) La teoría feminista es un corpus conceptual y reflexivo que se despliega en una práctica escritural y dialógica que plasma los efectos reflexivos de las luchas de las mujeres por su liberación” (Celia Amorós); 2) la teoría feminista no es un pensamiento lineal ni homogéneo de acuerdo a las luchas; 3) la trayectoria va de los agravios y quejas de las mujeres contra el poder usurpador patriarcal del que se asume como amo y/o es levado a ese rango, hasta “las vindicaciones” que se expresan la denuncia de la crisis de legitimidad de este “poder” en las luchas por la ciudadanía de las mujeres en la Revolución Francesa y que llega hasta el Movimiento Sufragista; 4) la obra de la filósofa existencialista Simone de Beauvoir [Le deuxieme sexe, Gallimard, 1949 (El segundo sexo, Madrid, Aguilar, 1972)], es la articulación entre las preguntas últimas de esta primera fase y la apertura de los nuevos ámbitos temáticos de la llamada “Segunda Ola” del feminismo.

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Del feminismo liberal a la posmodernidad, es el corpus del volumen 2, al filo de la “Segunda Ola”, que recorre la fase de las movilizaciones feministas de los 60 y 70 del siglo pasado, teniendo como horizonte el mayo del 68 y los movimientos estudiantiles mundiales, con sus militantes de la New Left y del Movimiento Pro Derechos Civiles de los afroamericanos, pero donde las mujeres experimentan el sexismo, por lo que se plantean su autonomía, y en el plano teórico, independizarse de la absorción de sus problemas por los paradigmas vigentes: el marxismo y el psicoanálisis, que gesta el “feminismo radical”, para dar cuenta de la opresión de las mujeres en todas sus tan frívolas como intolerables facetas. Y donde surgen paralelamente el feminismo socialista y el feminismo cultural, con su puesta en cuestión de los ideales ilustrados desde la perspectiva de la posmodernidad, que le plantea al feminismo emancipatorio inexcusables retos.

Un segundo tomo abundante en pensamientos filosóficos y propuestas: 1) el feminismo liberal de la posguerra, a través de la pluma de Betty Friedan y la fundación del feminismo liberal, a través de la aguda lectura de Ángeles Perona; 2) lo personal es político: el surgimiento del feminismo radical a cargo de Alicia Puleo; 3) “La dialéctica del sexo” de Shubmith Firestone: modulaciones feministas del freudomarxismo, por una autorizada freudomarxista como Celia Amorós; 4) la teoría de las mujeres como clase social, a través de los agudos pensamientos de Christine Delphy, Lidia Falcón y Asunción Portolés, que llevan hasta sus últimas consecuencias la lucha de clases al corazón de la dominación patriarcal, 5) el feminismo socialista estadounidense de la

“Nueva Izquierda” y las teorías del sistema dual (capitalismo+patriarcado), bajo la conducción de Cristina Molina Petit; 6) teoría del feminismo radical: política de la explotación sexual (Kathleen Barry); 7) los debates del feminismo cultural a cargo de Raquel Osborne; 7) la diferencia sexual como diferencia esencial de Lucy Irigaray y Luisa Posada Kubissa; 8) el pensamiento de la diferencia sexual en el feminismo italiano, representado obviamente por Luisa Muraro, con su polémica tesis del “orden simbólico de la madre”, conducido por Luisa Posada Kubissa y 9) el feminismo y la posmodernidad: una difícil alianza (Seyla Benhabid).

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De los debates sobre el género al multiculturalismo, es el título del Tomo 3, que se sitúa en el horizonte de la globalización y la dilución de las fronteras, que exige una agenda feminista global, de acuerdo a sus exigencias. Los movimientos “queer”, que llevan a debate hasta el mismo concepto, en los países coloni8xados por Occidente, donde surge un “feminismo poscolonial”: los ecofeminismos que dan forma a la convergencia de ciertas perspectivas feministas y la problemática ecológica, como “la feminización de los flujos migratorios”, que hace apremiante la contrastación de los derechos humanos de las mujeres con el fenómeno de la multiculturalidad.

El acceso a las nuevas tecnologías, los procesadores, los sitios virtuales y el ciberfeminismo, que liga a nuevos sujetos emergentes a las anónimas relaciones con el capital y el trabajo en lo que llama el filósofo catalán Eugenio Trías llama “El Casino Global”, que obligan a un nuevo orden de género y, necesariamente, a que la teoría feminista se haga cargo de un nuevo e inmenso material de reflexión.

Fuente del articulo: http://michoacantrespuntocero.com/el-feminismo-de-la-ilustracion-a-la-globlalizacion/

Fuente de la imagen: http://michoacantrespuntocero.com/wp-content/uploads/2015/11/Imagen-de-la-cabecera-de-la-marcha-de-Madrid-.jpg

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6. Autonomía transparente y responsable

Por: Mariano Fernández Enguita

En la organización predominante de la escuela, y más en España, hay dos niveles y modos tradicionales y habituales de decisión; el estado y el profesor, la política educativa y la práctica cotidiana. La primera ha tenido secularmente su expresión en la idea de que había una manera, la única o la mejor (the one best system, como rezaba el lema taylorista) de hacer las cosas, recogida desde el adjetivo normal que distinguía a las escuelas de magisterio, pasando por una tradición de minucioso reglamentismo, hasta tantos movimientos pedagógicos, oficiales o extraoficiales, habitualmente autoinvestidos como soluciones definitivas para todo. La segunda se refleja en el viejo dicho de que cada maestrillo tiene su librillo, en la amplia autonomía y la abrumadora soledad del profesor en el aula, e incluso en la extendida idea de que, digan lo que digan las leyes, se podrá seguir haciendo lo mismo de siempre en ella una vez cerrada la puerta tras de sí.

Sin embargo, la aceleración de los cambios sociales más amplios y las transformaciones organizativas de las instituciones escolares han desplazado el centro de gravedad de la educación. Por un lado, la diversificación social y cultural provocada por la globalización, las migraciones y el ritmo desigual del cambio hacen que las comunidades a las que los centros han de servir se diferencien fuertemente entre sí, y se transformen a menudo rápidamente, por lo que pierden sentido las fórmulas y soluciones generales, que se quieren válidas por doquier. El efecto principal de esto es un desplazamiento del centro de gravedad hacia abajo, de la política uniforme para todo el sistema al proyecto específico de centro, que tiene su justificación en la diversidad de las comunidades y los públicos y en la de los propios centros, tanto en lo que concierne a sus necesidades como en lo que hace a sus recursos y capacidades (no ya en cantidad, sino en calidad, o en sus cualidades), es decir, a sus posibilidades específicas de afrontar aquellas. No es simplemente que sean distintos, es que su especificidad resulta, además, mejor captada sobre el terreno, digamos lo desde lo que se llama conocimiento local (no confundir con municipal, autonómico, etc.), en la práctica reflexiva, que desde instancias alejadas que tienden a abstraer las diferencias.

Por otro, el desarrollo de la especialización y la división del trabajo docente, el despliegue de nuevas funciones de apoyo y la multiplicación de los servicios ofrecidos por los centros provocan que el profesor individual, incluso en el caso más envolvente del maestro-tutor de grupo, se haga cargo tan solo una parte de la jornada del alumno. La pluralidad de maestros especialistas, profesores de disciplinas concretas, apoyos especializados, cuidadores, monitores, acompañantes, colaboradores…, sea en primaria o, con mayor motivo, en secundaria, requiere una coordinación inmediata y, más que eso, proactiva, es decir, un proyecto educativo unificador. Esto produce un desplazamiento del centro de gravedad, esta vez, hacia arriba, del docente individual al centro escolar, del individuo a la organización, necesario para coordinar los distintos tiempos y actividades, encajar los diferentes saberes profesionales y, ante todo, aportar unidad de propósito, o incluso mero sentido común, a la multiplicidad de acciones y de actores que intervienen en la educación de un alumno o un grupo.

Esta nueva centralidad del centro, valga la redundancia, exige una ampliación de su autonomía en diversos terrenos, en particular la gestión económica, la administración y dirección de personal y la orientación pedagógica. Lo cual, a su vez requiere dos proyecciones: en el tiempo, la autonomía, para no ser una simple sucesión de acciones aisladas y sin un hilo conductor visible, tiene que plasmarse en un proyecto educativo a medio plazo; en el espacio (no ya físico, sino social), para no ser mero aislamiento sino adaptación activa al medio y para no generar distancia sino confianza, ha de ejercerse con plena transparencia y con un alto nivel de participación profesional y comunitaria.

La puesta en marcha de proyectos educativos de centro requiere, lógicamente, reforzar las instancias y mecanismos que actúan específicamente en ese ámbito. La necesidad más obvia es reforzar las direcciones, haciendo más atractiva la función, ampliando las posibilidades de selección, mejorando su formación y su profesionalidad, expandiendo sus competencias. En España la tendencia ha sido durante decenios (excepto en el último), desde los inicios de la democracia, precisamente la contraria, el debilitamiento sistemático de la dirección de los centros a favor del poder de los claustros (poder sobre todo de bloqueo, de no dejar hacer), bajo el lema eufemístico de ladirección democrática o participativa (léase para el profesorado, pero no para familias, los alumnos o la comunidad). El último informe de Eurydice sobre competencias de gestión en los centros (Key Data on Teachers and School Leaders in Europe, 2013), que analiza la distribución de las competencias sobre contenidos y métodos y sobre personal y recursos humanos, subraya cómo estas se reparten entre los profesores y las administraciones, dejando ayunas a las direcciones, un rasgo que señala como excepcional de nuestro país junto con Francia, Italia y Grecia (los paraísos del funcionariado). Toda la investigación comparada indica, sin embargo, que la capacidad de innovación de los centros está fuertemente ligada al nivel de competencias de las direcciones de los centros en el ámbito de gestión de recursos humanos y, sobre todo, pedagógico, más que a la abundancia de recursos o incluso a la formación del profesorado, supuesto un nivel suficiente en ambos casos.

Pero el despliegue de la autonomía y el desarrollo de los proyectos requieren también la participación profesional y comunitaria, no por mero mimetismo democrático sino por tratarse, la escolarización, de un servicio al público que necesita su colaboración activa (que no se agota en una prestación) y que se ofrece a través de una profesión (una ocupación que entraña autonomía y exige compromiso). La participación profesional ha de poder desplegarse como iniciativa en el aula, lo que supone un clima de apoyo y amparo a la innovación; como trabajo en equipo, particularmente a través de la colaboración entre pares en los niveles intermedios entre el profesor individual y la dirección de centro (dentro de y a través de los límites de los centros); y como voz y, cuando corresponda, voto en la determinación de la orientación general del centro (la elaboración del proyecto y su evaluación, ante todo). La participación comunitaria debe traducirse en una participación de las familias y, en ciertas esferas, del alumnado que no sea simplemente pasiva, subordinada o testimonial, como lo ha sido casi siempre, sino que los reconozca de manera efectiva como parte necesaria y no prescindible del proceso de decisión, ofreciéndoles el reconocimiento, la formación y el apoyo que sean necesarios; y debe ampliarse, por otros mecanismos, a la comunidad más amplia de vecinos, asociaciones, instituciones y empresas del entorno vía redes, iniciativas, programas y proyectos de colaboración que permitan movilizar recursos culturales, sociales y económicos ajenos al centro y dar una dimensión cívica a las actividades del mismo.

Y la contrapartida fundamental: transparencia. Todos los centros de enseñanzas regladas, sin excepción, son instituciones públicas que desempeñan una función pública, amparada por un mandato público, en su inmensa mayoría sostenidas con fondos públicos y, dos tercios de ellos, de titularidad pública. En los últimos años se ha debatido mucho sobre el papel de las evaluaciones externas y es seguro que este debate continuará, porque la sociedad y las administraciones demandarán saber, los centros (como todas las burocracias) y el profesorado (como todo grupo profesional) se resistirán más o menos al escrutinio y los mecanismos de evaluación serán mejores o peores y tendrán efectos imprevistos, no siempre deseables, además de los previstos, por lo que habrá que experimentar con prudencia, aprender rápido y rectificar cuando y cuanto haga falta. Pero no hay ni puede haber justificación alguna para que no sea accesible toda información sobre los centros que no entre en conflicto con el derecho al honor, a la intimidad y a la propia imagen, la confidencialidad de la información académica sobre el alumnado o los imperativos de seguridad y de protección de datos.

La transparencia puede alcanzar, de oficio y con fácil accesibilidad (user-friendly), y no a condición de tortuosos procedimientos, a aspectos como el equipamiento y los recursos del centro, incluidos indicadores de espacio en aula, instalaciones deportivas y zonas comunes; la oferta completa de enseñanzas y de actividades extraescolares; el proyecto educativo, la programación docente y los proyectos especiales; la oferta completa de servicios de apoyo y complementarios, educativos o sociales; la composición de la plantilla, incluidas su formación, categoría, antigüedad y experiencia; la distribución de funciones y tareas docentes, de apoyo y organizativas; la composición de los órganos de gobierno y participación, incluidas sus comisiones de trabajo; la identidad y características de la entidad titular, en su caso; la composición agregada del alumnado, incluidos género, edad y necesidades especiales; los resultados académicos generales y su evolución, en particular las tasas de absentismo, retención, repetición y promoción; las líneas generales presupuestarias, incluidos los principales capítulos de ingresos y gastos; los libros, recursos digitales y otros materiales escolares utilizados; las vías de atención a las familias y al público más amplio; los centros y zonas de reclutamiento y centros de destino, en su caso; las evaluaciones y encuestas de satisfacción de familias o alumnos, si las hubiere; los informes de la Inspección y otras agencias evaluadoras, si estas determinan que son publicables; las memorias anuales, resumidas y anonimizadas si es preciso.

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