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Los 3 Modelos de Enseñanza mejor adaptados a la globalización

Chile / 26 de agosto de 2018 / Autor: Redacción / Fuente: Universia

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La guerra comercial entre EEUU y China expresa los problemas del capitalismo mundial

Por: Julio C. Gambina 

El viernes 6/7/2018 EEUU impuso aranceles a las importaciones provenientes de China por 34.000 millones de dólares. La inmediata respuesta china fue de réplica y por el mismo importe.

La escalada proteccionista amenaza a multiplicar ese monto por varias veces, trascendiendo la relación bilateral y afectando al propio capitalismo como sistema mundial.

Es EEUU contra China, pero también EEUU contra Europa, o Canadá y México, o sea, contra todos los países del sistema mundial en aras de recomponer a favor de Washington las relaciones económicas bi o multilaterales.

Desde las relaciones internacionales se teme porque nadie tiene el poder de confrontación de EEUU, o de éste y de China.

EEUU tiene el poder del dólar, con capacidad de emitir a voluntad, aun siendo ello relativo, del mismo modo que suma poder bélico y cultural e intenta la supremacía tecnológica en tiempos contemporáneos.

China se sostiene en un gigantesco superávit comercial y financiero, especialmente en bonos del Tesoro de EEUU, junto a su ampliada capacidad de gasto bélico y de desarrollo tecnológico de última generación.

La batalla por el dominio tecnológico está en el centro de la discusión comercial, monetaria y productiva, a lo que debe sumarse la capacidad de disuasión bélica y la influencia mediático cultural.

Esta situación de confrontación descoloca la lógica aperturista y liberalizadora inspirada desde el mentiroso ideario neoliberal, que supone la no intervención estatal, desmentida desde una gigantesca participación de cada Estado Nación en el sustento de los intereses de los capitales de origen en sus territorios.

La realidad es que esos intereses privados se negocian en los organismos internacionales, gestionados por funcionarios de los Estados Nacionales en favor de los capitales privados. El Estado es el mecanismo de lobby del capital privado. En el ámbito nacional el Estado regula los intereses del capital contra el conjunto social y en el ámbito mundial cada Estado defiende a los capitales nacionales en función de su capacidad negociadora en el sistema mundial.

Sin el Estado Nación, los capitales privados no pueden imponer sus necesidades como reglas del sistema mundial.

Trump y su proteccionismo descoloca a los organismos internacionales y a sus mentores ideológicos, contraponiendo sus propuestas contra el sentido común neoliberal construido por cuatro décadas luego de la crisis de los setenta.

Quedan descolocados organismos, funcionarios e intelectuales de la lógica “globalizadora”, sea el FMI, la OMC, o aquellos que remiten a la corriente principal del pensamiento económico “liberal” (o neo-liberal), los que influyen en la Academia, los Medios de Comunicación y muy especialmente en los gobiernos de derecha, en expansión en varios territorios del planeta.

Existe entonces incertidumbre tras décadas de un discurso “aperturista y liberalizador”, que con el cuantioso déficit comercial estadounidense, principalmente con China, desnudó sus límites.

¿No era que la apertura resulta beneficiosa para todos los países?

El triunfo de Trump se explica por los votos del descontento con la globalización, por el efecto del cierre de empresas y su impacto en el empleo y la crisis urbana de territorios antiguamente progresistas, sea Detroit como capital del automóvil, u otras ciudades fantasmas y/o desaparecidas, o disminuidas rutas que explicaron el progreso de antaño, caso de la Ruta 66 en EEUU.

Por eso, Trump hizo campaña y asumió bajo la presidencia de EEUU sustentando la consigna “America First”, lo que suponía una crítica a la liberalización operada e impulsada por casi cuatro décadas desde EEUU, entre Reagan (1981-1989) y Obama (2009-2017). En la lectura de Trump y sus votantes, EEUU perdió con la globalización, en la desindustrialización y pérdidas de empleo.

Pero atención que en ese mismo tiempo histórico operó la modernización de China, iniciada en 1978 por Deng Xia Ping, para transformar al país ya hace unos años en la “fábrica” del mundo, adueñándose del primer lugar en la producción y exportación de bienes materiales del sistema mundial. Aquí la lectura es de ganancia con la globalización.

Es curioso observar como los promotores de la globalización hacen un balance negativo sobre las consecuencias en su territorio, y a la inversa, la emergencia china se presenta como sostén de la continuidad de la globalización.

La liberalización de la economía mundial bajo discurso hegemónico “neoliberal”, ensayado bajo dictaduras genocidas en el sur de América desde 1973, facilitó la libre circulación de capitales que transitoriamente resolvió el problema de rentabilidad del capital estadounidense, europeo y japonés ante las fuertes caídas de fines de los sesenta y comienzos de los setenta, recolocando sus inversiones en otros territorios “emergentes”, especialmente China.

Un nuevo orden emergió ante los problemas del capitalismo mundial en los 60/70, que era aún un mundo bipolar que proyectaba en el imaginario social global la posibilidad de ir más allá del capitalismo y por ende se imponía cultural e ideológicamente demostrar las ventajas del libre cambio en el nuevo tiempo de transnacionalización de la economía mundial, contra cualquier propuesta de orden anticapitalista.

Esos flujos de inversión se orientaron principalmente hacia Asia y el Medio Oriente, petróleo mediante para este caso.

China fue el gran receptor de inversiones externas, bajo la soberanía del Estado gobernado por el Partido Comunista, lo que suponía la gestión soberana del orden económico bajo la dirección del Estado Nación. Entre otras cuestiones, los gobernantes de China no enajenaron la propiedad del suelo y establecieron normas restrictivas a la lógica universal del capital.

El flujo de capitales hacia China se constituyó en un gigantesco stock para la acumulación y reproducción ampliada del capital, no solo en China, sino en el ámbito mundial. El capital del Estado chino se agigantó en ese periodo y con esa lógica.

Pero en ese proceso, China creció en la producción material y por ende en la oferta comercial global, con capital estatal y privado, muy especialmente en contra del papel de EEUU, al tiempo que se constituía en el principal financista con su excedente económico, del déficit fiscal y comercial de EEUU. China es el mayor tenedor de bonos del tesoro de EEUU.

Con esa acumulación material, China se presenta últimamente en la disputa monetaria. Su moneda actúa contra la antigua hegemonía del dólar lograda desde Bretton Woods en 1944. Son cuantiosos los convenios comerciales bilaterales acordados en los últimos años con moneda China, el yuan.

Orden y desorden en el capitalismo

El interrogante es si EEUU bajo gobierno Trump o sucesivos con la misma orientación, si la política interna estadounidense así lo indicara (crecimiento económico mediante o baja del desempleo), podrá revertir la situación estructural gestada por décadas de liberalización, a contramano del origen “proteccionista” que llevó a las colonias independizadas en 1776 a crecer y transformarse hacia 1945 en la potencia hegemónica del orden imperialista.

Vale la mención histórica ya que Inglaterra se había constituido en potencia hegemónica baja la consigna liberal del libre comercio, la libre competencia y el libre cambio. Es una concepción ideológica sustentada en pensamiento clásico de la nueva ciencia emergente: la Economía Política, con Adam Smith y su “Acerca de la Riqueza de las Naciones” hacia 1776, o David Ricardo y su magna obra de 1817 “Principio de Economía Política y Tributación”.

La traducción de ese ideario en el nuevo país fue a contramano del libre comercio y se sustentó en un renovado proteccionismo para la industrialización y las finanzas desde un nacionalismo propio (algo similar ocurrió en Alemania). El ideólogo de ese accionar fue Alexander Hamilton, uno de los padres fundadores y el primer Secretario del Tesoro del gobierno de George Washington.

El proteccionismo originario de Hamilton es el antecedente histórico de una política económica que colocó a EEUU en la línea de sucesión de la hegemonía imperialista, único caso de esa evolución desde su inicio colonial. EEUU como Gran Bretaña, luego de su consolidación como potencia industrial y financiera promovió junto al proteccionismo para su territorio y capitales, la más amplia apertura del resto del mundo.

Así se construyó el mundo capitalista desde 1945, inundando de dólares el sistema mundial para declarar la inconvertibilidad del dólar en 1971 rompiendo todos los acuerdos sustentados al fin de la segunda guerra mundial. El mundo capitalista se desbarató entonces, pero EEUU consolidó su poder económico, militar y cultural.

¿Podrá consolidarse ahora desbaratando las relaciones internacionales construidas por décadas?

La impunidad de la política exterior del imperialismo estadounidense es una constante desde su histórica hegemonía, incluso desde antes (expansión territorial histórica contra México, por ejemplo).

Con la caída de la URSS se validó el imaginario para la libre circulación del capital bajo hegemonía estadounidense, lo que encontró límites en varios procesos en curso, donde China es uno de los más destacados, no el único.

Entre otros puede registrarse la re-emergencia de Rusia en el sistema mundial, especialmente por razones militares y diplomáticas.

Puede también considerarse en otro plano el proceso de cambio político en Nuestra América a comienzos del Siglo XXI, lo que provocó la contraofensiva de las clases dominantes en curso, vía golpes blandos y fuerte batalla ideológica cultural para recomponer la agenda de la restauración liberalizadora.

Más allá del capitalismo

Se escuchan voces críticas a la guerra comercial desatada por EEUU, que pareciera defienden el orden capitalista vigente desde los setenta y ochenta bajo el discurso neoliberal.

Como si el accionar actual del EEUU gobernado por Trump fuera contrario a un bienestar deseado gobernado por la experiencia previa.

No se comprende que el accionar previo, de Reagan a Obama era la forma asumida de la supremacía estadounidense (neoliberal) y que ahora con Trump se asume una nueva etapa (¿proteccionista?) para renovar y recrear la dominación estadounidense.

El efecto social negativo en materia de mayor explotación y depredación de bienes comunes operó con la propuesta de liberalización de la economía en tiempos aperturistas y tratados de libre comercio y bilaterales en defensa de las inversiones, como ahora con el proteccionismo de Trump.

Por eso Nuestra América debe recomponer una estrategia de integración regional alternativa a las demandas e intereses de las transnacionales y las principales potencias de la dominación contemporánea.

Ni aquel orden liberal fue favorable a los explotados y empobrecido, ni esta búsqueda proteccionista lo será para la amplia mayoría de la sociedad.

La guerra comercial y monetaria es por la dominación y la aspiración debiera ser por constituir la lucha por la emancipación social.

Por eso, la discusión debe ir más allá y pensar en la crítica del orden contemporáneo, incluido el desorden generado desde la guerra comercial o monetaria, parte de procesos de confrontación ideológica o bélica que el panorama mundial devuelve.

Ni el pensamiento hegemónico ni el poder real imaginan ese horizonte más allá del capitalismo, que solo puede estar en la capacidad social de criticar nuestro tiempo para transformar la realidad en favor de las necesidades sociales insatisfechas. Todo un desafío social e intelectual.


Julio C. Gambina, Presidente de la Fundación de Investigaciones Sociales y Políticas, FISYP

visitá mi blog www.juliogambina.blogspot.com

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Académico cubano cuestiona que educación en Latinoamérica coloque como guía al pensamiento “norte-céntrico”

Cuba/09 de Junio de 2018/La Diaria

Según Luis Salazar, está pendiente una “batalla cultural”

Luis Salazar es graduado en Ciencia Política con un posgrado en Filosofía. Además, es doctor en Ciencias Sociológicas y en Ciencias, por lo que alcanzó el máximo reconocimiento académico conferido por la Comisión Nacional de Grados Científicos de la República de Cuba. También fue presidente de la Asociación Latinoamericana de Sociología y ejerce como profesor en el Instituto Superior de Relaciones Internacionales y de la Facultad de Filosofía e Historia de la República de Cuba. Salazar pasó por Montevideo y planteó que en Latinoamérica la historia se aborda a partir del relato de las “clases dominantes” y en forma segmentada.

Una de tus especialidades es el pensamiento martiano ¿Cuáles son los planteos de José Martí que siguen siendo desafíos latinoamericanos?

Martí es infinito. Dijo muchas cosas de los problemas que tenía Latinoamérica a finales del siglo XIX. Fundamentalmente, nos dejó una gran tarea que está aún está vigente: luchar por la segunda independencia de América, ya no frente al colonialismo español sino frente al imperialismo norteamericano. También dejó planteado el ideal de unas repúblicas con todos y para el bien de todos, de una América Latina que abandonara los supuestos del modernismo y de la modernización y que reconociera sus propias raíces, las de los pueblos originarios y de los provenientes de África, que habían venido como esclavos. Dejó planteada la necesidad de una república moral, de la ética como uno de los fundamentos que debían tener las repúblicas latinoamericanas. Cuando miramos lo que está pasando en muchos países latinoamericanos respecto de la corrupción de las clases dominantes y a veces de algunos dirigentes, su pensamiento recoloca esa carga ética y de llamamiento a la lucha que Martí planteó.

A 100 años de la Reforma de Córdoba, ¿considerás que sus propuestas conservan valor y vigencia?

Aunque nos parezca raro, muchas de las propuestas de la Reforma de Córdoba de hace 100 años aún no se aplican en la mayoría de las universidades de Latinoamérica. Por ejemplo, el tema de que la universidad no se puede encerrar en sus muros, que tiene que ir a la sociedad; aún persiste un gran elitismo. Además, estamos viendo algo que no existía en aquel momento, que es la privatización de la enseñanza universitaria, la aparición cada vez más generalizada de universidades privadas a las que se les dice peyorativamente “universidades garaje”. En muchos casos, tampoco existen la autonomía universitaria y la voz de los estudiantes, cuyas demandas suelen ser vulneradas.

¿Cómo se educa sobre el pensamiento latinoamericano en las instituciones formales y cómo se hace en Cuba?

Hay una gran contradicción en torno a eso. La educación que se imparte hoy en todo el sistema de enseñanza y todas estas reformas (que yo llamo contrarreformas educativas) colocan como guía el pensamiento norte-céntrico. Respecto de América Latina, aprecio con mucha preocupación, y lo he podido constatar en mi recorrido por el continente, que la historia que se imparte es la construida por las clases dominantes. Es, por tanto, una historia sesgada, que no se condice ni explica los procesos de lucha que se están dando, ni los sujetos que participan en esos procesos. Es una educación que tiende a generar miradas nacionales sin conectar con el resto de América. En Argentina, historiadores prestigiosos como Norberto Galasso han demostrado cómo en ciertos aspectos la historia de ese país fue montada sobre mentiras, y que para construirlas incluso tuvieron que destruir documentos y rearmarlos con el fin de generar una historia argentina descontextualizada del resto de América Latina. La figura de José de San Martín, uno de los grandes libertadores de nuestra América, no se estudia lo suficiente. Permanente se insiste en la discrepancia entre Simón Bolívar y San Martín para demostrar que Bolívar era un autoritario y San Martín un ilustre. Nada de esto está demostrado, y cada vez llegan más evidencias sobre los entendimientos tan profundos que hubo entre Bolívar y San Martín en su entrevista de Guayaquil. Se versea la historia hasta en la creación de la bandera argentina, o en las estrofas que hablaban de la lucha por la independencia que le quitaron al himno nacional, para quitarle todo aquello que conectara con una vocación latinoamericana. En Cuba, eran escasos los profesores que hablaran de Martí, de Carlos de Céspedes o de Antonio Maceo antes de la revolución. Todo aquello formó parte de la batalla cultural que siempre está implícita en todo proceso de cambio y de los intereses populares y nacionales. Uno de los deberes fundamentales es divulgar, construir una nueva historia que sea la de los oprimidos y no la de los dominantes.

¿Los estados nacionales que se generaron a partir de la exclusión de lo negro u originario tienen muy marcado ese tipo de relato histórico?

Eso es lo que yo llamo el pecado de la modernidad latinoamericana. Ya lo dijo Martí: “Estúdiese primero la historia de los incas, aunque no se estudie la de los arcontes de Grecia. El libro francés y norteamericano no tienen respuestas a los problemas de nuestra América”. Todas esas cuestiones planteadas por él aún forman parte de los problemas educativos actuales en los distintos países latinoamericanos.

¿Estos problemas están acentuados por la globalización?

Están acentuados por cómo se forman los procesos ideológicos, con todo este tema de la posmodernidad, que precede a la globalización neoliberal en su máxima expresión. Son ideas que empiezan a surgir en los años 70 del siglo XX, con las teorías de la fragmentación del sujeto, de que se acabaron las utopías, se acabó la historia, todo esto hoy está incorporado a las bibliografías. Hoy se les pide a los estudiantes que conozcan la bibliografía que se produce en el norte y no la que produce el pensamiento latinoamericano. De hecho, los propios profesores están compelidos a buscar méritos en publicar en las grandes revistas del norte. Y publican pensamientos que no son críticos, que son –para utilizar una expresión de Aníbal Quijano y de los estudios poscoloniales– un pensamiento colonizado, forma parte de esa colonización del saber y del ser. La globalización neoliberal lleva en sí un componente que bien se puede llamar de “guerra cultural”, porque esta no es sólo económica o política, tiene también un componente civilizatorio y cultural. En Latinoamérica y el Caribe se puede apreciar en el hecho de que nuestros niños sepan quién es Mickey Mouse y no quién es Simón Bolívar.

¿Un ejemplo de esa guerra cultural es la imposición del idioma inglés?

Yo matizaría eso. Evidentemente, el inglés es el idioma predominante en el lenguaje de la técnica, de la ciencia y de la las nuevas tecnologías de la comunicación y la información. En ese sentido, no hay forma de escaparse de eso. De hecho, en Cuba el sistema educativo ha estado discutiendo que si queremos insertarnos en este mundo del conocimiento, necesariamente nuestros educandos tienen que aprender inglés. No tenemos los instrumentos, como hacen los españoles, de llevar al castellano muchas de las palabras que han surgido de aquellos que hoy monopolizan los conocimientos científicos contemporáneos. Además, dentro de las mismas lenguas existen luchas de descolonizaciones del saber y del ser, como entre el portugués de Portugal y el de Brasil, o el español de Latinoamérica y el de España, que son distintos.

¿Cómo es abordada Cuba en la educación latinoamericana?

Prácticamente en ninguna universidad latinoamericana se estudia nada que tenga que ver con la revolución cubana, se la nombra al pasar y de mala manera, cuando fue un hecho trascendente del siglo XX. Está silenciada. No se aborda en profundidad lo que la revolución cubana puede decir como laboratorio social, lo que enseña, y en su dialéctica con las demás luchas latinoamericanas, porque Cuba es una isla pero no una ínsula, también forma parte de América. Desde el territorio continental se habla de América Latina, no de América Latina y el Caribe. Existen estados nacionales que no son de origen latino, como las Antillas o territorios independientes en el Caribe británico, pero también existen territorios colonizados por Gran Bretaña. En esa región del Caribe tenemos a Haití, del que se habla muy poco, a pesar de haber tenido la primera revolución de liberación nacional y social que se produjo en el continente, que además fue hecha por esclavos. No se habla del Caribe neerlandés, nunca sabemos nada de lo que sucede en esos países, no se habla de Surinam, de Aruba, de Curazagua, de Bonaide, de San Martín, de Martinica ni de Guadalupe, que están colonizadas por Francia; no se habla de Puerto Rico, que sigue colonizado por Estados Unidos. Para el conocimiento que se difunde no solamente de la historia sino también de la geografía no existe el Caribe. Lo que Martí llamaba “las dolorosas islas del Caribe”.

Fuente: https://educacion.ladiaria.com.uy/articulo/2018/6/academico-cubano-cuestiona-que-educacion-en-latinoamerica-coloque-como-guia-al-pensamiento-norte-centrico/

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“Los pobremente educados”

Por: Orlando López-Selva

El fenómeno de la inmigración europea fue único. Debido al nazismo, Alemania, una potencia entonces, forzó a muchos de sus científicos a huir a Estados Unidos.

El jefe del personal de la Casa Blanca, John Kelly, acaba de declarar: “Creo que la vasta mayoría de los inmigrantes indocumentados que cruzan la frontera sur hacia los Estados Unidos no asimilan bien porque están pobremente educados”.

Washington tiene el derecho soberano para decidir  quién entra o no a EUA. Pero, cuando escuchamos aseveraciones como estás, surgen muchas preguntas.

Mi punto: hay un miedo subyacente, un temor sobrecogedor. Lo dicho puede ser, estadísticamente tendiente a; pero no implica una verdad absoluta. No puede ser aplicable a todos. Y hay algo más: se evidencia sobrada arrogancia de políticos con débiles destrezas. Si los latinos que emigran hacia allá son tildados de menos educados, eso solo los hace menos competentes. ¿Cómo definen ellos educación?

Es cierto que la mayoría de los inmigrantes que llegan del sur no tienen grandes títulos universitarios. Pero, ¿los tenían los antepasados de estos que hoy hablan tan desdeñosamente, cuyos abuelos emigraron desde las islas británicas?

El fenómeno de la inmigración europea fue único. Debido al nazismo, Alemania, una potencia entonces, forzó a muchos de sus científicos a huir a Estados Unidos.

¿O el señor Kelly dice esto porque los inmigrantes del sur no hablan tan bien el inglés?

¿Qué tan hábiles son los norteamericanos para aprender de otras culturas? Si ellos emigraran a países de habla no-inglesa, ¿se sentirían bien si fueran infravalorados por sus pobres habilidades lingüísticas?

Claro, ¿quién interpreta, desapasionadamente, las estadísticas? ¿El señor Kelly habla así porque está prejuiciado? ¿O asume que sus declaraciones son irrefutables?

¿Qué dirían los alemanes (¡pongo este ejemplo, porque siendo el inglés una lengua germánica les es más cercana, ya que no veo a un norteamericano hablando a la perfección un idioma romance o eslavo!) si evaluaran las destrezas de los residentes estadounidenses en Alemania?

Verídico; hay latinoamericanos a quienes les cuesta mucho aprender inglés. Pero ello no los hace menos educados. Tienen una desventaja comunicacional. Tampoco, por el hecho de hacer labores manuales, tienen menos valor. ¿Qué tipo de trabajo haría un norteamericano medio si se fuera a China o Alemania, con las sabidas competencias lingüísticas que ellos tienen? ¿Dónde quedarían en la escala social? ¿Cuánta facilidad tienen los norteamericanos promedio para aprender idiomas?

Claro, argumentan dos cosas: 1) en Estados Unidos se habla inglés y los que lleguen deben aprender la lengua del país (¡Validísimo!); 2) los norteamericanos no tienen por qué aprender otro idioma; el inglés es universal (¡Prepotencia!)

Tales expresiones viniendo de un funcionario republicano―no son sorprendentes. Esta casta política estadounidense en el poder nunca ha dado muestras de moderación, recato o discreción en su discurso. Esas declaraciones son ofensivas.

En mi opinión, constituye un insulto cultural, que espero los gobiernos latinoamericanos sepan responder con dignidad, entereza y exigiendo respeto.

Uno no trata de esta manera a los vecinos. Pero, bueno, si estos señores siguen así: ¿cuántos amigos perderá ese Gobierno?

Obviamente, también hay un miedo subyacente. En Washington perciben que los que hablan otros idiomas aumentan, numéricamente. Por eso, los republicanos se empequeñecen sin asumir el reto: conocer otras culturas. Es una fobia etno-céntrica. ¿Impotencia o debilidad?

Hay casi 50 millones de ciudadanos norteamericanos e indocumentados residentes―que hablan español solamente o ambas lenguas: español e inglés. Es la minoría creciente, pujante, apabullante que tiene también muchos valores  universales. No hay culturas superiores; simplemente hay muchas culturas.

En este contexto, si bien todos los pueblos en mayor o menor medida estamos anuentes a aceptar cambios que nos llegan con la globalización, ¿por qué los estadounidenses precursores de la idea de la globalización―son reacios a abrirse a otras culturas?

El señor John Kelly trató de suavizar sus declaraciones diciendo que estas personas no tienen “destrezas” (otro prejuicio, pues él no conoce a todos los inmigrantes). ¿Cómo puede él definir qué es ser diestro o no? Y que “no son malas personas”.

Obviamente que a nivel gubernamental, los políticos republicanos no parecen dispuestos a aceptar cambios culturales. A lo más que llegan es a adoptar algunas mejicanadas: comer nachos, burritos, quesadillas o a beber “Corona”, ―palabras advenedizas en sus hogares. Y a eso, ellos le llaman “culturizarse”. Lo siento. Eso no es así.

Pero siguen sin encontrar razones válidas. Pero, un día deberán comprender y aceptar que el bilingüismo también es un hecho estadístico creciente, que ya no pueden ocultar.

Así, los temores subyacentes, las debilidades culturales o la cerrazón hacia otros, siguen siendo flancos frágiles en una sociedad que siempre se autocalifica de moderna y abierta.

Fuente: https://www.elnuevodiario.com.ni/opinion/464131-educados/

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Francesc Torralba: “Hay que luchar contra la globalización de la indiferencia”

En la historia de la filosofía abundan los autores cuyo pensamiento, por su complejidad y lenguaje, los han alejado del común de los mortales, ocasionando que sean muchos quienes renieguen de la materia. De ahí nuestro interés por entrevistar a Francesc Torralba, uno de los autores que más y mejor han enfrentado las grandes cuestiones de la filosofía, sin por ello dejar de lado la cercanía con el lector.

Por Jaime Fdez-Blanco Inclán

Varios son los pensadores y filósofos que han tratado de analizar a la luz de la razón los tiempos que corren. La crisis económica, más allá de los sucesos particulares de cada estado ha sido una muestra de la situación e impacto que nuestras ideas como colectivo pueden tener en el mundo, de ahí que no sean pocos los que han querido hablar de una crisis de valores, más allá de lo meramente material.

Entre estos pensadores está Francesc Torralba (Barcelona, 1967), profesor y director de la Cátedra Ethos de la Universidad Ramón Llull, de Barcelona, autor de decenas de obras en las cuales ha tratado de analizar los elementos centrales de la existencia humana: Dios, el sufrimiento, el dolor, la vida virtuosa o el sentido de la misma.

"La filosofía cura. Herramientas para el bienestar del alma y del mundo", escrito por Francesc Torralba y editado por Milenio.
“La filosofía cura. Herramientas
para el bienestar del alma y
del mundo”, escrito por
Francesc Torralba.

Para el ciudadano de a pie, la filosofía es un campo arduo, complejo y en muchos casos destinado a una minoría intelectual. Las ventas de libros de divulgación científica o psicológica demuestran, por el contrario, que el ciudadano medio está hambriento de conocimiento, de herramientas que le permitan vivir mejor su vida. ¿Por qué la filosofía parece estar desligada de ello? ¿Por qué no hay más autores que, como usted, ofrezcan una visión accesible de la misma?
Entiendo que la filosofía nace en el ágora, en el seno de la plaza pública, y que emerge como un diálogo a fondo sobre las grandes cuestiones que asedian a la condición humana. Sin embargo, a lo largo de su historia se convierte en un monólogo académico para uso y consumo de académicos, articulado a través de un lenguaje críptico y excluyente, elitista y ajeno a los latidos del tiempo, por emplear una bella expresión de José Ortega y Gasset. Esta cerrazón o hermetismo académico tiene como consecuencia la marginación del verbo filosófico de la vida pública y el ostracismo de la razón ética, política y metafísica. Pero en la historia de la filosofía existe ese doble tipo de movimiento: el esotérico, para uso y consumo de la tribu, y el exotérico, cuyo fin es suscitar un diálogo sobre las grandes cuestiones de fondo. Yo creo que ambos movimientos no son contradictorios, ni uno tiene que optar por uno de los dos polos de la disyuntiva. Cabe la posibilidad de articular una obra esotérica, pero también, simultáneamente, exotérica. Cuando el filósofo desaparece de la escena pública, otros agentes ocupan su lugar y pronto se convierte en una figura anacrónica, algo así como en un espectro cuya función es sacar brillo a las grandes figuras de la historia de las ideas. Creo que la tarea del filósofo es, por un lado, conservar la memoria del logos, pero, por otro lado, la innovación, la presencia activa en la sociedad para introducir algo que está muy ausente: la exigencia del pensar, el gozo de pensar. Y también la angustia de pensar.

“La tarea del filósofo es introducir la exigencia, el gozo y la angustia de pensar”

"Saber decir no. La sabiduría que libera", de Francesc Torralba, editado por Now Books. "La profundidad no tiene por qué estar reñida con la sencillez discursiva", explica el autor.
“Saber decir no. La sabiduría
que libera”,de Francesc Torralba,

En la actualidad, lo mismo que existen psicólogos y coaches, se está desarrollando la figura del consejero filosófico, que ofrece un uso práctico de las enseñanzas de la filosofía para resolver problemas de la vida diaria. ¿Qué opinión le merecen estas prácticas? ¿Cómo aplicar estos conceptos que nos ofrece la filosofía sin caer en la autoayuda? ¿Qué opinión tiene de esta última?
Algo que se aprende a la hora de filosofar es el principio de no sucumbir a la generalización. De hecho, generalizar significa pensar mal, olvidar el matiz, los márgenes, la excepción, los subconjuntos que siempre existen dentro de un conjunto más amplio. La realidad siempre trasciende a la idea, al esquema, a la representación, con lo cual no se puede descartar de un plumazo a los que ejercen el asesoramiento filosófico, tampoco a quienes articulan una filosofía inteligible para uso y consumo del pueblo, con el fin de emitir un mensaje que sea significativo. Con frecuencia, la caída en la inintengibilidad es una excusa para aparentar profundidad, es decir, un pretexto para aparentar algo que no se posee. La profundidad no tiene por qué estar reñida con la sencillez discursiva, con la simplicidad formal. Cuando uno lee textos de Epicteto, de Marco Aurelio, de Séneca, de Montaigne, de Pascal, de Schopenhauer o de Emil Cioran, se encuentra con textos de gran calado que llegan al lector convencional y que activan en él el ejercicio de pensar. Más todavía, el valor de examinarse a sí mismo. Sólo se puede juzgar a posteriori, y con frecuencia se descarta esta literatura filosófica abierta al gran público desde la ignorancia de la misma, o, simplemente, por resentimiento académico.

Existe en nuestra época una sensación de desesperanza, de pesimismo en el devenir de la humanidad. No obstante, con datos objetivos en la mano, el mundo no ha vivido nunca un momento mejor que el actual: hay más respeto por los derechos humanos, menos hambre, más libertad y mayor acceso a la cultura. En un cómputo global, vivimos mejor que nunca. ¿Es este, pese a lo que nos queda por recorrer, el mejor de los mundos posibles?
Decía Søren Kierkegaard que la esperanza se fundamenta en la posibilidad, mientras que la desesperación consiste en no ver posibilidad alguna. Uno se hunde en la nada cuando no vislumbra ningún intersticio, ninguna rendija por donde salir, por donde escapar del atolladero. La esperanza, que es virtud y motor básicas para la vida humana, bellamente descrita por Ernst Bloch y por Gabriel Marcel, es imprescindible para enfrentarse al presente y al futuro. Existen razones para la esperanza, pero también para la desesperación. A juzgar por los dramas que acechan a la humanidad, el apocalíptico tiene argumentos de peso para desarrollar un discurso oscuro, un caldo de cultivo de la desesperación; sin embargo, desde la perspectiva histórica, existen razones objetivas para la esperanza. En el mundo global, tenemos una información en tiempo real de lo que ocurre en las antípodas del mundo. Ello suscita en nosotros la moral de derrota, la sensación de impotencia; pero la historia revela que, a lo largo de los dos últimos siglos, se ha logrado garantizar algunos derechos fundamentales que, en Europa, eran ciencia ficción o un lujo para minorías elitistas: el derecho a la educación, el derecho al sufragio universal, el derecho al trabajo, el derecho a la atención social y sanitaria, el derecho a la libertad de pensamiento, de expresión, de credo, de asociación, de movimientos. Naturalmente, esta evolución no puede, todavía, proyectarse a todo el planeta, pero la historia dibuja un rumbo que permite labrar la virtud de la esperanza.

“A toda realidad le precede un sueño, hay que soñar, imaginar”

Torralba es uno de los autores del libro "Claves éticas para el siglo XXI", publicado por Milenio.
Torralba es uno de los autores del libro “Claves éticas para el siglo XXI”, publicado por Milenio.

Usted defiende la ética como una idea colectiva, una moral que ha de ir más allá del individuo. Sin embargo, el siglo XX, seguramente el más sangriento de la historia de Occidente, coincidió en buena parte con el auge de los modelos que antepusieron al colectivo por encima del individuo y sus derechos. Hoy esto persiste, equiparando individualismo con egoísmo, hablando del cuidado de las minorías pero negando al individuo, la minoría más pura que hay. ¿Hemos caído en el vicio del utilitarismo al asumir, indirectamente, que es moral que la mayoría arrolle al individuo en beneficio del conjunto? ¿Es en realidad la crisis del individualismo el elemento básico de la crisis de valores que vivimos?
Concibo la ética como un examen interior, como una crítica de la moral vigente, como la capacidad de deconstruir lo que está establecido como bueno o como malo en un sistema normativo colectivo. Entiendo que la ética es un discurso dialógico, crítico, racional y valorativo, que reflexiona sobre los hábitos y las costumbres colectivas de una época y las somete a un duro examen. De ahí, la incomodidad que supone siempre el ejercicio de la ética, porque es una labor de crítica y autocrítica, lo cual requiere tomar distancia y tener la audacia de someterse a uno mismo a examen. Uno de los males endémicos de la cultura líquida postmoderna es el individualismo. Cuando uno reflexiona éticamente, somete a crítica esta tendencia colectiva, tanto por las consecuencias que genera como por la frustración de suscitar este modelo de existencia.

Usted habla acerca de una revolución del corazón, abogando en ella por que el fin no justifica los medios, por lo que los episodios de violencia, insultos y agravios están lejos de la manera adecuada de realizar cambios: “Esta manera de proceder es bárbara y primitiva, situada en un momento histórico anterior a la Ilustración”. ¿No caemos en una visión demasiado idílica de la Ilustración? ¿Acaso no fueron sus valores los que pusieron en marcha revoluciones, como la francesa, para las que la violencia no fue en absoluto ajena? Por otra parte, ¿hubiera sido posible un cambio así de un modo pacífico?
La violencia engendra violencia. La vía para alcanzar la paz no puede ser la violencia. Existe una violencia estructural que activa una violencia desesperada, pero esa primera violencia es fruto de la injusticia y de la desigualdad. Solo es posible la paz si hay justicia. Mientras en el mundo global las condiciones de vida de millones de seres humanos sean indignas, no puede haber paz. La desigualdad engendra el odio, el resentimiento, el rencor y, finalmente, estalla en violencia. Vivimos en un mundo global y, por tanto, todo es interdependiente. La injusticia que sufre una gran parte de la humanidad nos afecta y nos afectará a pesar de preservarnos dentro de una pequeña burbuja residencial con servicio de vigilancia permanente. Los flujos migratorios son imparables. Frente a ello, es esencial tomar consciencia de la situación, ponerse en la piel del otro y luchar vehementemente contra la globalización de la indiferencia.

¿Una igualdad impuesta tendría menos violencia? En la historia vemos sistemas basados en la igualdad que no han sido ni justos ni pacíficos…
La equidad básica es decisiva para lograr la paz. Mientras existan diferencias tan abismales como existen en el presente, es imposible imaginar un mundo pacífico, porque estas enormes diferencias generan rencor, resentimiento y rabia que no pueden ser contenidas de manera indefinida.

"La revolució ètica", de Francesc Torralba, publicado por Ara Llibres en catalán.
“La revolució ètica”, de Francesc Torralba, publicado por Ara Llibres en catalán.

Esto nos lleva a la siguiente pregunta, relacionada con lo que usted desarrolla en la Revolución ética: la revolución comienza por contar con el otro, verlo como un fin en sí mismo, no como un cliente, un enemigo, un instrumento. Este ideal altruista (vivir de cara a terceros, cuidar a los demás para que estos cuiden de ti, etc.) ha sido permanente a lo largo de la historia, especialmente en la cultura occidental. Si no ha funcionado, ¿es posible que se trate de un pensamiento erróneo? ¿Puede que la realidad sea que el ser humano es naturalmente egoísta y la negación de esa realidad sea el problema? ¿Deberían las revoluciones enfocarse en la responsabilidad propia –que cada uno cuide de sí mismo, en lugar de exigir que los demás cuiden de él– antes de plantearse vivir para el otro?
En el ser humano coexisten dos pulsiones: la pulsión de vida (eros) y la pulsión destructiva (thanatos), o dicho de otro modo, el impulso empático y social y, a la vez, el impulso ególatra e individualista. La evolución es el fruto de la lucha por la supervivencia, pero también de la cooperación en el seno de la especie. Soy cuidado, luego existo. Si no hubiera sido cuidado durante mi gestación y después de ella, no existiría. El cuidar es constitutivo y fundamental para el porvenir de la especia humana, porque no somos seres autosuficientes, sino animales frágiles, vulnerables, dependientes y heterónomos.

“Soy cuidado, luego existo”

En "Inteligencia espiritual", editado por Plataforma, Torralba explica que todos los seres humanos tenemos necesidades de orden espiritual: la felicidad, el bienestar, la cultural... y debemos satisfacerlas.
En “Inteligencia espiritual”, editado por Plataforma, Torralba explica que todos los seres humanos tenemos necesidades de orden espiritual: la felicidad, el bienestar, la cultural… y debemos satisfacerlas.

Vivimos bajo el dogma de que es una obligación moral ayudar al prójimo. Ahora bien, cuando entra en juego la obligatoriedad, cuando el acto de caridad no es voluntario, ¿no pierde este su esencia?
En efecto, el amor es libre o no es amor, pero el amor que emerge de las profundidades del ser humano trasciende la mera inclinación sensual, el deseo efímero, la atracción física, y es percibido como una llamada interior que exige entregarse al otro, darlo todo a fondo perdido, actuar sin calcular, o dicho de otro modo, impele a darlo todo sin pensar en lo que se recibe. Este amor gratuito y sin cálculo, que no espera reciprocidad alguna, es el amor en estado puro.

Revolución, como tal, es un cambio brusco en la estructura sociopolítica de una nación, por tanto, extremo y radical. ¿Cómo casa esta idea con la virtud de la moderación? ¿Dónde queda el justo medio aristotélico en el concepto de revolución?
La moderación no puede ser un pretexto para justificar la atroz injusticia estructural que corroe el mundo. No puede ser una tapadera para ocultar la devastadora corrupción que está destruyendo la legitimidad de las instituciones públicas, ni una palabra para justificar el silencio, la indiferencia, o simplemente la cultura de la pereza.

Usted hace hincapié en algunas de sus obras acerca de la necesidad de soñar, de lograr un ideal. Frente a él, contrapone el pragmatismo, aunque reconoce la necesidad de este para el desarrollo humano. ¿Del mismo modo que pecamos en ocasiones de un exceso de pragmatismo, hemos pecado de un exceso de idealismo al desvincularnos de la realidad empírica?
Dice Ernst Bloch que toda realidad viene precedida por un sueño. Se trata de soñar despiertos, pero de soñar, es decir, de imaginar mundos futuros más bellos, más armónicos, más justos, más participativos, más verdaderos, más equilibrados, pues sólo si tenemos capacidad de visión, es posible activar el músculo social para hacer realidad tal horizonte.

"La vida secreta de la oración", de Francesc Torralba, publicado por Lectio Ediciones. "La oración sin transformación interior y exterior es pura palabrería", asegura el autor.
“La vida secreta de la oración”,
de Francesc Torralba, 

En la actualidad, época de grandes logros científicos y avance imparable de la ciencia, la idea de espiritualidad parece que va contando cada vez con menos adeptos a pesar de que muchos de sus valores son los que identificamos como ideales morales. ¿Cómo nos afecta esta negación del “misterio”? Siendo la misma considerada por muchos filósofos como una idea fundamental para enfrentar la existencia (como consuelo, como esperanza, como aceptación del destino), ¿cuál es el coste de negar la fe? ¿Es posible que la crisis de valores que vivimos hoy esté relacionada con la caída de la influencia de la religión y la fe en el mundo actual?
La razón es un instrumento poderoso, pero frágil a la misma vez. No es omnipotente, ni puede conocer la totalidad de la realidad. Algo escapa a nuestra comprensión. Immanuel Kant vislumbró sus fronteras y, después de él, Kierkegaard. La razón humana no tiene capacidad para contener la complejidad de lo real. El verdadero científico es consciente de sus límites, como lo es también el verdadero filósofo cuando tiene la audacia de discurrir sobre el misterio del ser.

¿Estamos condenados a la fe (no necesariamente religiosa) entonces?
La fe es el antídoto a la desesperación, pero la fe se expresa de múltiples modos y tiene distintos grados de intensidad. Creer en uno mismo es un modo de fe, como también lo es creer en el poder la comunidad humana para transformar la historia. La fe es la fuerza motriz que activa al ser humano a conquistar sus horizontes. Sin fe, sin esperanza, sin confianza en el propio potencial humano es imposible trazar un camino de liberación.

Fuente: https://blogs.herdereditorial.com/filco/francesc-torralba-hay-que-luchar-contra-la-globalizacion-de-la-indiferencia/

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La receta de Singapur para lograr una educación de avanzada

Singapur/17 de Febrero de 2018/El Nuevo nDía

Apuestan a la integración de la globalización y la tecnología en los procesos educativos.

Al ser una isla sin suficientes recursos naturales, este país asiático reconoció hace 52 años – cuando alcanzó su independencia – que su mayor activo son sus habitantes.

Desde entonces, Singapur ha apostado al desarrollo de una economía basada en el conocimiento para transformar la educación de sus residentes hasta convertirse en un modelo a seguir por el mundo entero.

“Hemos invertido en gran medida en el desarrollo de este recurso que tenemos en los últimos 50 años desde la independencia. La educación y la formación siempre han sido muy importantes para todos nosotros”, afirmó Chan Leeo, jefe de habilidades del programa Skills Future de Singapur, durante su alocución en el Microsoft Education Exchange que se celebra en la isla del Pacífico.

Leeo indicó que los pilares que rigen el desarrollo de la educación en Singapur son la globalización, la tecnología, la colaboración, el cumplimiento de aspiraciones y el crecimiento de la fuerza laboral.

“Nuestro sistema de educación y formación ha evolucionado. Empezamos desde una base muy baja…  antes estábamos en el modo de supervivencia y el énfasis era buscar la educación básica”, afirmó el funcionario.

Ante esto, Leeo reconoció que los resultados de este proyecto educativo no fueron los esperados y que por lo tanto su país se movió a un nuevo modelo.

“En los años noventa nos transformamos en lo que le llamamos una economía del conocimiento en nuestro sistema de educación y formación. Hoy nuestro sistema está más centrado en el aprendizaje y los valores impulsados”, explicó.

Según Leeo, el modelo educativo singapurense busca ayudar a las personas a desarrollar su máximo potencial.

“Hablamos mucho sobre el diseño de la creatividad y fomentamos la innovación”, dijo.

Por ello el gobierno de Singapur considera que este concepto continuará provocando que el mundo sea un lugar cada día más interdependiente.

De igual forma, el modelo de educación singapurense apuesta a la globalización porque “tiene un impacto significativo en las empresas, sobre los empleos y las ocupaciones”.

“Siendo un país pequeño (5.9 millones de habitantes y un PIB per cápita de $52,962 al año) en una economía abierta significa que tenemos que encontrar continuamente nuevos nichos y modelos de negocio”, señaló Leeo.

De igual forma, el funcionario indicó que el desarrollode la tecnología es un elemento importante en la educación de su país ya que crece a pasos acelerados.

Según Leeo, la Industria 4.0 “está tocando la puerta”. Este concepto se refiere a la digitalización de los procesos industriales por medio de la interacción de la inteligencia artificial con máquinas y la optimización de los recursos.

“Hay un uso cada vez mayor de la robótica no sólo en la fabricación, sino también en el sector de los servicios. La automatización ha comenzado a reemplazar algunas tareas humanas. Dispositivos equipados con inteligencia artificial y conectados a internet se convertirán en algo común”, afirmó.

A este modelo educativo se une la atención a la fuerza laboral del país. Leeo indicó que el crecimiento de la fuerza de trabajo doméstica en Singapur se reducirá y que comenzará a envejecer, el mismo fenómeno que ocurre en Puerto Rico.

Sin embargo, el gobierno singapurense augura un crecimiento en el poder extranjero del país que actualmente constituye un tercio de la fuerza de trabajo de la isla asiática.

Entretanto, Leeo también dijo que las nuevas generaciones que se unen a la fuerza laboral de su país ya no piensan en tener un trabajo de por vida, sino que se vislumbra que cambien de carrera en varias ocasiones ya se por elección o necesidad.

El funcionario dijo que lo que busca Singapur con su modelo social y económico es “maximizar las oportunidades en la vida”.

“Para ello necesitamos sentar fuertes cimientos en nuestro sistema de educación y esfuerzo previo al empleo. Para equipar a la gente joven con las habilidades necesarias y relevantes para los buenos trabajos”, dijo.

Dentro del modelo educativo singapurense también se presta atención a la educación continua de los ciudadanos, de manera que se puedan actualizar y atemperar a las nuevas exigencias de sus trabajos.

Para eso, a través de la iniciativa Skills Future, el gobierno de Singapur ha establecido una serie de iniciativas que asisten a la población adulta con educación, búsqueda de empleo y subsidios económicos.

Uno de los programas más sobresalientes es el crédito de $500 que se otorga a cada ciudadano mayor de 25 años. Con esta aportación se busca que puedan pagar cursos de educación continua o pagar los costos de sus deudas relacionadas a la formación de educación superior.

Este crédito es adicional a los subsidios existentes en Singapur que en algunos casos provee para cubrir el 90% de los costos de la educación de los ciudadanos.

“Tiene como objetivo empoderar a las personas para que asuman la responsabilidad de su aprendizaje, y también de la propiedad de su propio aprendizaje y desarrollo”, afirmó Leeo.

La calidad del modelo de educativo de Singapur se ha evidenciado en varias ocasiones, lo que le ha ganado un reconocimiento mundial.Durante el 2015 este paísconsiguió los mejores resultados en las pruebas PISA, exámenes que miden la calidad de la educación en 70 países. Ese mismo año, Puerto Rico debutó en esas pruebas y obtuvo uno de los peores resultados del ránking.

Fuente: https://www.elnuevodia.com/noticias/locales/nota/larecetadesingapurparalograrunaeducaciondeavanzada-2406424
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