La pandemia del miedo

Por: Carlos Fazio

Con saldo de 11 mil muertos sobre una población mundial del orden de los 7,800 millones, la denominada pandemia del coronavirus 2 (Covid-19) −síndrome respiratorio agudo grave cuyos efectos sobre la vida social están originando pánico colectivo y una situación de excepcionalidad, emergencia y alarma mundial− ha derivado en la virtual militarización de sociedades enteras, con la consiguiente aplicación de draconianas cuarentenas con vigilancia activa bajo el argumento de intentar evitar el contagio.

Como señaló Giorgio Agamben en un artículo titulado “La invención de una epidemia”, los medios de difusión masiva y las autoridades de varios países industrializados se esforzaron por difundir un “clima de pánico”, provocando “un verdadero estado de excepción” con graves medidas de control que limitaron la libertad de movimientos y una suspensión del funcionamiento normal de las condiciones de vida y trabajo en regiones enteras. “En un círculo vicioso perverso, la limitación de la libertad impuesta por los gobiernos es aceptada en nombre de un deseo de seguridad que ha sido inducido por los mismos gobiernos que ahora intervienen para satisfacerla”, escribió Agamben.

Sin minimizar la gravedad de la epidemia, y cuando ya había una recesión económico-financiera en ciernes en varios países y sistemas de salud pública colapsados por las políticas neoliberales, los diversos lenguajes del poder −entre ellos los jurídicos, culturales y mediáticos− han venido adoptando un léxico médico y hasta epidemiológico, pero también militar con fines de control de población.

Así, tras las medidas de confinamiento social punitivas decretadas inicialmente por las autoridades chinas, seguidas de las de los gobiernos de Italia, Francia, España y Bélgica, se decretaron posteriores cierres de frontera de corte xenofóbico por Canadá y Estados Unidos, lo que vino a reforzar la patologización de los extranjeros y las segregaciones raciales ya en curso en América del Norte y Europa, y ello derivó  en el aislamiento de 500 millones de personas en el mundo.

El miedo a la peste o la plaga y el pánico colectivo generado por el despliegue mediático en clave de “seguridad sanitaria”, ha sido aprovechado de manera oportunista en América Latina −vía una suerte de biologización de la política como en la Alemania nazi−, por el régimen asesino de Sebastián Piñera en Chile, quien decretó un estado de sitio sanitario con prohibición de movilizaciones callejeras en vísperas del plebiscito nacional para reformar la Constitución, previsto para el 26 de abril. A lo que se sumó el aplazamiento indefinido de la elección presidencial en Bolivia, decretado por el régimen golpista de Jeanine Áñez, que debía verificarse el próximo 3 de mayo. En ambos casos, siguiendo de nuevo a Agamben, el poder soberano y la vida nula podrían explicar esos procedimientos del poder y convertir la emergencia (el estado de excepción) en norma, como advirtiera de manera temprana Walter Benjamin.

En ese contexto, tras el bombardeo mediático, el esloveno Slavoj Zizek detectó ciertos elementos de “histeria racista” en el nuevo coronavirus y también “epidemias de virus ideológicos” latentes en nuestras sociedades, entre ellos, las noticias falsas (fake news) y  teorías conspirativas paranoicas.

Al respecto, cabe consignar que en febrero último, durante la Conferencia de Seguridad de Múnich –en el pico de la lucha contra el coronavirus en Wuhan, en la provincia de Hubei−, las autoridades de Beijing consideraron a Estados Unidos una “amenaza” y a través del ministro de Relaciones Exteriores, Wang Yi, deslizaron que desde los primeros casos de pacientes infectados estaban siendo sometidos a una “guerra híbrida” por el Pentágono.

El propio presidente Xi Jinping utilizó la palabra “guerra”. Y el vocero de la Cancillería china, Zhao Lijian, manejó en un tweet explosivo la posibilidad de que una delegación de 300 soldados del ejército de Estados Unidos, que participaron en los Juegos Militares de Wuhan en octubre de 2019, haya introducido el virus en esa ciudad asiática. Incluso, medios periodísticos chinos han insistido en una presunta conexión entre el cierre, en agosto pasado, de un laboratorio militar de armas biológicas declarado “inseguro” en Fort Detrick, en Maryland, donde está instalado el Comando Médico del Pentágono, con los juegos militares y la epidemia.

La campaña de propaganda de los medios occidentales con eje en el miedo, el pánico y la incertidumbre, tuvo como blanco deliberado inicial a China, para aislarla y satanizarla en el marco de la prolongada guerra comercial con Estados Unidos.

El 1 de marzo, Michel Chossudovsky, de Global Research, preguntó si EU tenía conocimiento previo de la pandemia Covid-19 y sus probables impactos. Y mencionó que el 18 de octubre del año pasado, dos meses antes del brote en Wuhan, el Centro John Hopkins para la Seguridad de la Salud, llevó a cabo un “ejercicio de simulación” de una epidemia de coronavirus nCoV-2019, en la ciudad de Nueva York.

En el Evento 201 Simulación, se “simuló” un colapso de un 15% de los mercados financieros. El ejercicio fue patrocinado por la Agencia Central de Inteligencia (CIA), la Fundación Bill & Melinda Gates, el Foro Económico Mundial, Bloomberg y la Fundación Hopkins. El 17 de marzo, un grupo de científicos occidentales concluyó que el SARS-CoV-2, que provoca la enfermedad Covid-19, no se creó en un laboratorio ni es un virus manipulado de forma intencionada.

Vía el poder blando (soft power) de sus paquetes de ayuda médica humanitaria a Europa y América Latina, China se ha reposicionado geopolíticamente de manera rápida, mientras, de cara al “virus extranjero”, el eje Trump-Johnson-Bolsonaro viene impulsando una salida neomaltusiana inspirada en el darwinismo social.

Según el marxista británico Michael Roberts, la gran mayoría de los economistas convencionales han llegado a un consenso: pronostican una caída mundial del PIB real mundial en al menos dos trimestres consecutivos del 2020. Habrá una contracción producto de la pandemia Covid-19 y del “confinamiento” como respuesta. El Instituto Internacional de Finanzas (organismo de investigación de la banca internacional) calcula que la economía de EU se contraerá en un 10% y la de Europa en un 18% a fines  de junio de este año. Sin embargo, aunque esas economías luego se recuperarán, Roberts dice que se habla muy poco del devastador impacto en miles de millones de personas del llamado “Sur Global”.

Como señala David Harvey, el COVID-19 no es una fluctuación repentina. Es un shock verdaderamente poderoso en el corazón del consumismo que domina en los países más prósperosSegún el geógrafo británico, el presidente Trump realizó “una imitación del Rey Canuto frente a una potencial marea de enfermedades y muertes”. El hecho de que Trump haya perdido el tiempo durante tantas semanas puede resultar costoso en muchas vidas humanas.

Harvey dice que si China no puede repetir el papel que jugó en 2007-8 en el rescate del capitalismo mundial, entonces la carga de la salida de la actual crisis económica se trasladará a los Estados Unidos. Y he aquí la gran ironía: “Las únicas políticas que funcionarán, tanto económica como políticamente, son mucho más socialistas que cualquier cosa que pueda proponer Bernie Sanders. Los programas de rescate tendrán que iniciarse bajo la égida de Donald Trump, presumiblemente bajo la máscara de Making América Great Again”.

Harvey agrega que todos los republicanos que se opusieron de manera visceral al rescate de 2008, tendrán que comerse el cuervo o desafiar a Donald Trump.  Y este personaje podría llegar a cancelar las elecciones de este año “por la emergencia” e imponer una “presidencia autoritaria del Imperio” para salvar al capital y al mundo de “los disturbios y de la revolución”.

Fuente e imagen: https://nuevarevolucion.es/la-pandemia-del-miedo/


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Los ingresos por educación serán la próxima víctima prevista en la guerra comercial entre Estados Unidos y China

Redacción: América Economía

Cada año, un número récord de estudiantes han arribado a los Estados Unidos para asistir a uno de los 4.000 colegios o universidades de gran prestigio del país.

los expertos en educación estadounidenses les preocupa que la disminución de las relaciones con China tenga un impacto financiero negativo en los colegios y universidades de EE. UU. «Está disminuyendo rápidamente», señaló Anthony Ogden, vicerrector adjunto para la participación mundial en la Universidad de Wyoming, sobre el número total de estudiantes internacionales que vienen a los Estados Unidos para estudiar.

La educación no es ligera en la imagen de importación de los Estados Unidos. Los ingresos en las instituciones postsecundarias que otorgan títulos universitarios fueron de US$649 mil millones en 2017, según el Centro Nacional de Estadísticas de la Educación.    

Durante las últimas dos décadas en todo el mundo, cada año, un número récord de estudiantes han arribado a los Estados Unidos para asistir a uno de los 4,000 colegios o universidades de gran prestigio del país. Más importante aún, los estudiantes internacionales suelen pagar la matrícula completa y aumentar los ingresos para las escuelas.

Los estudiantes internacionales, encabezados por China, contribuyeron con más de US$30 mil millones a la economía de los Estados Unidos en el año académico 2014-2015, según NAFSA, Asociación de Educadores Internacionales y el Departamento de Comercio de los Estados Unidos.

NAFSA, un grupo sin fines de lucro con sede en Washington que apoya la educación internacional, estima que los estudiantes extranjeros crearon o mantuvieron más de 455.000 empleos en los Estados Unidos, casi nueve veces más que la cantidad de mineros de carbón estadounidenses. El valor de la educación es casi el doble de los ingresos de las principales exportaciones agrícolas de Estados Unidos en 2017, que son US$21.6 mil millones de la soja.

Grandes implicaciones    

Pero esta tendencia podría haber llegado a su fin, dijo Ogden, y agregó que en 2018 se registró una disminución general en el número de estudiantes internacionales que asisten a escuelas estadounidenses de 1.12 millones a menos de un millón.

Solo en el último año, el número de estudiantes internacionales que están en los Estados Unidos disminuyó por primera vez en décadas en un 2,7%, según los datos de titulares de visas de estudiantes publicados recientemente por la Oficina de Inmigración y Control de Aduanas de los Estados Unidos.

En una entrevista exclusiva con Xinhua, Ogden, un educador de carrera con 30 años de experiencia en reclutamiento y relaciones internacionales en universidades como la Universidad Estatal de Michigan, dijo que si la inscripción en China disminuye como se esperaba, las instituciones de todo el país pronto experimentarán un gran dolor. «El año pasado fue el primer año que ha estado en declive», dijo Ogden. «Tiene enormes implicaciones para las escuelas que recurren a estudiantes internacionales para obtener ingresos», agregó.

En la última década, el número de estudiantes de China que vienen a los Estados Unidos se ha cuadruplicado a casi 400.000. Cuando Barack Obama fue elegido presidente de los Estados Unidos en 2008, había 80.127 estudiantes chinos en los Estados Unidos, según Statista. Para cuando Obama dejó el cargo en 2016, ese número había aumentado a 350.000 e incluso había aumentado hasta 363.341 en 2017, según datos del Instituto de Educación Internacional (IIE).

Los expertos de la industria dijeron a Xinhua que parece que la cantidad de estudiantes de China está a punto de caer en picada y los educadores estadounidenses se están retorciendo las manos preguntándose cómo evitar miles de millones de dólares en pérdidas si esto sucediera.

Fuente: https://mba.americaeconomia.com/articulos/notas/los-ingresos-por-educacion-seran-la-proxima-victima-prevista-en-la-guerra-comercial

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Guerra comercial: ¿cuánto dependen las universidades de EE.UU. de los estudiantes procedentes de China?

Redacción: BBC News Mundo

Estados Unidos es el principal destino de los jóvenes chinos que salen a estudiar al extranjero.

Los chinos representan al menos un tercio del alumnado llegado del exterior a las universidades estadounidenses, donde dejan considerables sumas de dinero.

Pero esto ya está empezando a verse afectado por la guerra comercial entre Washington y Pekín.

Y es que crece la presión en Estados Unidos para que se limiten las admisiones de extranjeros, particularmente chinos.

De hecho, cientos de jóvenes chinos no han podido obtener una visa para estudiar en EE.UU.

Mujer china leyendo

Aumenta la tensión

El gobierno de EE.UU. ha señalado a grupos específicos de estudiantes o académicos que sospecha que pueden representar un riesgo para la seguridad nacional o a los que señala de estar involucrados en robo de propiedad intelectual.

El año pasado, el Departamento de Estado de EE.UU. redujo la vigencia de las visas de estudiantes chinos que cursaban algunas asignaturas bajo el temor de que estuvieran espiando o robando propiedad intelectual.

Mujer china escribiendo sobre un cuaderno

Los republicanos en el Congreso están también introduciendo una legislación para prohibir que cualquiera que reciba financiamiento o haya sido empleado por las fuerzas armadas de China reciba visas de estudiante o de investigación.

Por su parte, la semana pasada China lanzó una advertencia sin precedente a sus estudiantes y académicos.

El gobierno pidió que elevaran su consideración de los riesgos luego de un aumento en los rechazos de visas de estudiantes en EE.UU.

Hay analistas que creen que China quiere disuadir a los estudiantes de ir a EE.UU. para aumentar la presión, como parte de la escalada de la guerra comercial.

Estudiantes rechazados

La tasa de rechazo de estudiantes chinos que buscan estudiar este año en EE.UU. con becas del gobierno chino fue del 13,5% en el primer trimestre de 2019, según las estadísticas oficiales. Cifra que se compara con el 3,2% en 2018.

Es un aumento significativo, pero cubre solo una fracción del número total de estudiantes chinos que van a estudiar a EE.UU.

Hombre chino mostrando su pasaporte

Durante la última década, el número de estudiantes chinos matriculados en universidades de EE.UU. se ha triplicado.

En el año académico 2017-18, había 360.000 estudiantes chinos inscritos en EE.UU.

Se convirtieron así en una importante fuente de ingresos para las instituciones académicas estadounidenses.

En general, la mayoría de las universidades privadas no cobran extra por los estudiantes internacionales, pero puede que haya costos administrativos adicionales.

En las universidades públicas, administradas por gobiernos estatales, los estudiantes extranjeros generalmente pagan lo mismo que los estadounidenses que son de fuera del estado.

En general, los extranjeros contribuyeron con el 28% de todas las tasas de matrícula a las universidades públicas en 2015, según Deserve, una compañía que brinda servicios financieros a los estudiantes.

Personas sentadas

Y aproximadamente un tercio de estos estudiantes extranjeros provienen de China, esa es una proporción considerable de los ingresos generados por esta fuente.

La cantidad de estudiantes chinos y sus familias que contribuyen a la economía de EE.UU. sigue aumentando.

Se estima que durante el periodo 2017-2018 la cifra fue de US$13.000 millones, una cifra que incluye las tasas de matrícula y los gastos de subsistencia, según NAFSA: Asociación de Educadores Internacionales.

Estudiar en EE.UU. sigue siendo una opción muy atractiva para los jóvenes chinos.

«Hay una percepción entre los padres chinos de que el sistema educativo no es tan bueno como en otros lugares», dice Mary Gallagher, directora del Centro de Estudios Chinos de Lieberthal-Rogel en la Universidad de Michigan.

A modo de comparación, el número de estudiantes estadounidenses que viajan a China es pequeño, con poco menos de 12.000 inscritos en 2017-2018.

Fuente: https://www.bbc.com/mundo/noticias-48629858

 

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La educación es poder: China en la guerra comercial con USA

Redacción: Urgente 24

Global Times es un diario propiedad de Diario del Pueblo, vocero del Partido Comunista Chino. Global Times, editado en inglés, se especializa en cuestiones de negocios y de política exterior. Resulta muy interesante cómo el medio de comunicación refleja qué ocurre en China con la guerra comercial que inició el presidente estadounidense Donald Trump.

La escalada de la guerra comercial entre China y Estados Unidos, que se ha convertido en una nueva guerra fría en tecnología, ha hecho que atraer talento sea una tarea urgente.

El reciente llamado del fundador del Huawei de China para mejorar el sistema educativo fundamental del país se hizo eco en toda la sociedad china, mientras que los observadores enfatizaron la importancia de la ciencia y las matemáticas.

En una entrevista reciente con China Central Television transmitida durante el fin de semana, el fundador y CEO de Huawei, Ren Zhengfei, cuya compañía se encuentra actualmente en medio de la batalla comercial entre China y Estados Unidos, reiteró la importancia de la educación e investigación fundamentales en lugar de pasar demasiado tiempo hablando. sobre el futuro de su compañía.

El empresario de 75 años dijo que él se preocupa más por la educación porque se preocupa por el país. «Si no le damos importancia a la educación, volveremos a la pobreza», remarcó.

El desarrollo del país se basa en la cultura, la filosofía y la educación, que son fundamentales, dijo Ren. Y la escalada de la guerra comercial entre los Estados Unidos y los Estados Unidos conlleva fuerza en la ciencia y la tecnología, que se reduce al nivel de educación.

Sus comentarios ponen el foco en la educación básica.

La nueva Guerra Fría es con tecnología, para lo que hay que desarrollar recursos humanos de alta competencia.
La nueva Guerra Fría es con tecnología, para lo que hay que desarrollar recursos humanos de alta competencia.

Wang Lixin, vicealcalde de Shenzhen, una ciudad que a menudo se considera el nuevo Silicon Valley, ya que reúne a cientos y miles de empresas de alta tecnología, dijo en una conferencia reciente que la investigación fundamental es importante no solo para Shenzhen sino para todo el país.

«En la década de 1980, a menudo decíamos que si aprendes bien Matemática, Física y Química, lo lograrás en cualquier parte. Luego tuvimos dudas, ya que trabajar en finanzas, economía o diseño te haría ganar más dinero. Teniendo en cuenta la situación actual, es hora de vuelve a poner ese eslogan», dijo Wang el domingo 26/05 en los informes de los medios de comunicación.

Como parte de los esfuerzos más amplios para fortalecer la ciencia y la tecnología, Shenzhen, que ahora se encuentra a la vanguardia de la batalla tecnológica entre China y Estados Unidos, donde se ubican firmas de tecnología como Huawei y DJI a las que apunta el gobierno de Trump, se comprometió a invertir una La tercera parte de su financiación de la ciencia y la investigación a la investigación fundamental, por una suma de más de 4.000 millones de yuanes (US$ 580 millones), según informes.

En el Twitter de China, Weibo, los usuarios de la red elogiaron el llamado de Ren y consideraron que mejorar el sistema educativo del país era la tarea más urgente. «El crecimiento de la alta tecnología no puede ser apoyado sólo por una gran cantidad de dinero. Exclusivamente con esfuerzos continuos en la educación fundamental se puede lograr la meta», dijo un internauta.

STEM (Science, Technology, Engineering & Maths) significa Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas, y estas disciplinas académicas a menudo se consideran fundamentales para un país en una carrera por la supremacía de la alta tecnología.

«Estoy pensando en enviarla a un curso de capacitación para después de la escuela en Matemáticas este verano», dijo a Global Times el lunes, refiriéndose a su hija de 7 años, que ahora vive en un entorno cada vez más competitivo.

Investigación fundamental

Como las dos economías más grandes del mundo se dedican a la tecnología, los representantes de la industria china están considerando mejorar la educación fundamental, incluida la ciencia y las matemáticas, como una tarea importante, especialmente después de que muchos padres chinos se hayan quejado en los últimos meses sobre las actuales políticas dogmáticas de sofocación del talento creciente. 

El último movimiento de las autoridades para aliviar la carga del trabajo escolar en los estudiantes de Primaria y Secundaria también debilitó la educación en Ciencias y Matemáticas, y la prohibición del entrenamiento extracurricular para los concursos al estilo de la Olimpiada emitidos en 2018 afectará seriamente el cultivo de estudiantes talentosos en STEM, según los analistas .

«Este enfoque único para todos afectará la educación fundamental en el país y hará que nuestros hijos queden atrás de sus contrapartes estadounidenses en el futuro, lo que debe corregirse», Mei Xinyu, investigadora de la Academia China de Comercio Internacional. y la Cooperación Económica, dijo al Global Times.

El Ministerio de Educación emitió una guía en diciembre de 2018 para aliviar la carga académica en las escuelas primarias y secundarias. La guía dice que las escuelas primarias y secundarias tienen prohibido albergar Olimpiadas de matemáticas para reclutar estudiantes. La medida sigue un cambio en la política para detener la concesión de puntos extra a los estudiantes que hayan ganado las Olimpiadas académicas o las competencias de ciencia y tecnología.

Pero los padres también aplaudieron los esfuerzos del gobierno para aliviar la carga de los niños, mientras que algunos abogaron por un enfoque de educación elemental feliz.

Ren dijo que otorga gran importancia a la investigación fundamental, y que el país debería invertir más en el desarrollo de matemáticos, físicos y químicos, en lugar de solo invertir dinero en las industrias.

La represión de los EE. UU.

Huawei, como parte de la batalla tecnológica entre China y EE. UU., estimulará la autosuficiencia tecnológica al tiempo que impulsará la investigación científica y la innovación, ya que las sanciones de los EE. UU. reflejan la deficiencia general en el sector.

Es cada vez más urgente que las compañías tecnológicas chinas atraigan talento, ya que la guerra tecnológica eventualmente se convertirá en una batalla por más talento, dijeron analistas.

«Nuestro país debe tener conciencia de la crisis y ver claramente la brecha real entre China y los Estados Unidos en la educación», dijo Chu Zhaohui, investigador del Instituto Nacional de Ciencias de la Educación con sede en Beijing, a Global Times el lunes. .

Por ejemplo, los estudiantes estadounidenses tienen una comprensión más profunda de las ciencias naturales y las matemáticas, a medida que aprenden siguiendo sus propios intereses, anotó. «Cómo despertar el interés de los estudiantes chinos en la ciencia y la tecnología, que llevará a una mejor investigación fundamental, sigue siendo un desafío», dijo.»

Fuente: https://www.urgente24.com/ocio/lectura/la-educacion-es-poder-china-en-la-guerra-comercial-con-usa

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El tesoro (mancillado) de la juventud

Por: Fernando Buen Abad Dominguez

Tal como ocurre con todos los “tesoros”, naturales o humamos, el tesoro de la infancia ha sido “mancillado” por el capitalismo con una guerra comercial inclemente en la que, a sabiendas o no, “la familia” ha sido cómplice voluntarioso. Juguetes, música, canciones, disfraces… todo una arsenal que derrocha mal gusto, ridiculez, cursilería a destajo. Catarata de ofensivas para envolver, con “ternura” de mercachifles, los valores ideológicos de la clase dominante simbolizados en mercancías “divertidas” para niñas y niños. A la vista (complaciente) de todos. Queda fuera de este análisis, por ahora, el rol de los “juguetes didácticos”, que todos lo son, pero de manera distinta.

Nos debemos una semiótica crítica especializada en juguetes para niños y niñas. Ninguno de los dispositivos inventados para “divertir” a los menores carece de “sentido” ni en su diseño ni en su uso según los contextos donde se los publicita y comercializa. Hasta hoy poco se hace, y poco se sabe, sobre las “precauciones”, materiales y psicológicas, que se toman los gobiernos y los fabricantes, a la hora de poner en manos de niñas y niños uno o varios juguetes de mercado. Hasta hace poco los plásticos usados para los juguetes no tenían regulación y en cada país se hace lo que a los fabricantes les da la gana, normalmente ignorando los efectos tóxicos de algunos productos. Pero de los efectos psicológicos, ideológicos y culturales ninguna, o muy pobre, es la defensa de niños y niñas.

Para entender al juguete como un objeto cargado de sentido, hay que sistematizar su papel en las relaciones sociales y sus tendencias en relación con los roles destinados a niñas y niños y, además, hay que desactivar los fundamentos ideológicos promovidos por los vendedores. Un perfil indispensable radica en el repertorio específico de la relación entre semiótica y psicomotricidad. A qué proyecto de sociedad atiende cada juguete, su proyecto significante y los sentidos socio-simbólicos desplegados en juegos y juguetes.

Cada juguete, en su contexto, es una red simbólica reforzada con su “alter ego” publicitario en los empaques y en los medios de difusión abierta. Catarata de estereotipos explicados con dispositivos, en textos o en  imagen, para la significación no importa si parecen juguetes neutros o andróginos. Los “alter ego” gráficos y literarios en la publicidad de los juguetes son un manual didáctico para el el consumo de estereotipos culturales impregnados de consideraciones perceptuales y cromáticas, plenos de significación. Los empaques sustentan parte de la construcción social del juguete y su proyecto como símbolo de identidad en estereotipos.

Las sociedades necesitan una tipología de los juguetes que le impone el mercado. Cuáles y cómo son los juguetes que los padres pagan para sus hijas e hijos, contar con información sobre la “industria juguetera”, nacional y trasnacional, que ayude al análisis semiótico de los juguetes, las dimensiones del sentido producido y su objetivación en sintaxis para las posibles relaciones de los juguetes como objetos e ideas (relación de significaciones) y su relación con los usuarios, consumidores o interpretes. Los pueblos necesitan métodos para el análisis crítico del paquete ideológico contenido en en cada juguete.

Semiótica de sus colores y de la forma, de los empaques, de los diseños geométricos u orgánicos, convertidos en estereotipos de tonos pastel: rosa, azul, verde… Semiótica de la tipografía, de la composición, del equilibrio, de la cantidad y del tamaño de los elementos que se asocian con roles para la familia, la mujer, el hombre… Semiótica de los sentimientos de los diferentes signos atribuidos a los del juguetes en un esquema de contenidos de control ideológico incubado en los “medios de comunicación”. El paroxismo se ilustra en la película” “Toy Story”.

Predomina, en la semiosis de los juguetes, un esquema completo del ideal colonizado impuesto como representación de nuestra sociedad -y de toda sociedad- bajo un sistema repetido en los diversos productos que, estrictamente hablando, son la mentalidad belicista arrasando toda otra identidad bajo su imperio. Así se trate de juguetes aparentemente pacifistas. Hay que observar detenidamente la moraleja de que todo lo extraño es una una amenaza que pretende remplazar el orden mundial del capital. Los juguetes representan un recurso sublimador frecuente en, por ejemplo, las series de televisión y el esquema de un sin número relatos para la familia, como el esquema de la creación del “enemigo” que debe ser combatido y donde los juguetes son metáfora del esquema de la marginación que forma parte del contexto individualista para generar conductas consumistas, impulsos emocionales y sentimentales cuidadosamente canalizados y llevados al modo de producción de sentido. Como juguetes de los juguetes.

Los juguetes no se producen respetando los valores culturales ni las necesidades imaginativas de las diversidades culturales. Son propaganda trasmutada en cada juguete. Sea de “acción” o sea muñeca estereotipo de femineidad y belleza estándar. Es parte del esquema ideológico, económico y simbólico de la clase dominante y no existe un solo programa de televisión, noticiario… que no use, con mil disfraces, los elementos de esa guerra. Por eso urge una Semiótica emancipadora como herramienta para la crítica profunda, inteligible y práctica. Para transfórmalo todo.

En la historia reciente de los juguetes se verifica un patrón de dependencia semántica que, mayormente, se impone a sus usuarios sin su “consentimiento” consciente. Es el mismo patrón que proviene y se “refleja” en los valores y en los objetos de la sociedad que somete a los seres humanos al poder del capital y que suele expresarse como individualismo y consumismo. América Latina ha jugado un papel periférico en producción de juguetes, no sólo en el concepto sino también en la realización. Para ejercer una transformación objetiva de los juguetes hay que emancipar, incluso, a la producción de las teorías sobre lo lúdico igualmente sojuzgadas, en no pocos casos, por la dominación mediática, el imperialismo publicitario, el imperialismo cultural y todo el modelo de dependencia neocolonial que se mueve entre los juguetes, no pocas veces, invisible. Y juega con nosotros.

Fuente: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=245318

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La guerra comercial entre EEUU y China expresa los problemas del capitalismo mundial

Por: Julio C. Gambina 

El viernes 6/7/2018 EEUU impuso aranceles a las importaciones provenientes de China por 34.000 millones de dólares. La inmediata respuesta china fue de réplica y por el mismo importe.

La escalada proteccionista amenaza a multiplicar ese monto por varias veces, trascendiendo la relación bilateral y afectando al propio capitalismo como sistema mundial.

Es EEUU contra China, pero también EEUU contra Europa, o Canadá y México, o sea, contra todos los países del sistema mundial en aras de recomponer a favor de Washington las relaciones económicas bi o multilaterales.

Desde las relaciones internacionales se teme porque nadie tiene el poder de confrontación de EEUU, o de éste y de China.

EEUU tiene el poder del dólar, con capacidad de emitir a voluntad, aun siendo ello relativo, del mismo modo que suma poder bélico y cultural e intenta la supremacía tecnológica en tiempos contemporáneos.

China se sostiene en un gigantesco superávit comercial y financiero, especialmente en bonos del Tesoro de EEUU, junto a su ampliada capacidad de gasto bélico y de desarrollo tecnológico de última generación.

La batalla por el dominio tecnológico está en el centro de la discusión comercial, monetaria y productiva, a lo que debe sumarse la capacidad de disuasión bélica y la influencia mediático cultural.

Esta situación de confrontación descoloca la lógica aperturista y liberalizadora inspirada desde el mentiroso ideario neoliberal, que supone la no intervención estatal, desmentida desde una gigantesca participación de cada Estado Nación en el sustento de los intereses de los capitales de origen en sus territorios.

La realidad es que esos intereses privados se negocian en los organismos internacionales, gestionados por funcionarios de los Estados Nacionales en favor de los capitales privados. El Estado es el mecanismo de lobby del capital privado. En el ámbito nacional el Estado regula los intereses del capital contra el conjunto social y en el ámbito mundial cada Estado defiende a los capitales nacionales en función de su capacidad negociadora en el sistema mundial.

Sin el Estado Nación, los capitales privados no pueden imponer sus necesidades como reglas del sistema mundial.

Trump y su proteccionismo descoloca a los organismos internacionales y a sus mentores ideológicos, contraponiendo sus propuestas contra el sentido común neoliberal construido por cuatro décadas luego de la crisis de los setenta.

Quedan descolocados organismos, funcionarios e intelectuales de la lógica “globalizadora”, sea el FMI, la OMC, o aquellos que remiten a la corriente principal del pensamiento económico “liberal” (o neo-liberal), los que influyen en la Academia, los Medios de Comunicación y muy especialmente en los gobiernos de derecha, en expansión en varios territorios del planeta.

Existe entonces incertidumbre tras décadas de un discurso “aperturista y liberalizador”, que con el cuantioso déficit comercial estadounidense, principalmente con China, desnudó sus límites.

¿No era que la apertura resulta beneficiosa para todos los países?

El triunfo de Trump se explica por los votos del descontento con la globalización, por el efecto del cierre de empresas y su impacto en el empleo y la crisis urbana de territorios antiguamente progresistas, sea Detroit como capital del automóvil, u otras ciudades fantasmas y/o desaparecidas, o disminuidas rutas que explicaron el progreso de antaño, caso de la Ruta 66 en EEUU.

Por eso, Trump hizo campaña y asumió bajo la presidencia de EEUU sustentando la consigna “America First”, lo que suponía una crítica a la liberalización operada e impulsada por casi cuatro décadas desde EEUU, entre Reagan (1981-1989) y Obama (2009-2017). En la lectura de Trump y sus votantes, EEUU perdió con la globalización, en la desindustrialización y pérdidas de empleo.

Pero atención que en ese mismo tiempo histórico operó la modernización de China, iniciada en 1978 por Deng Xia Ping, para transformar al país ya hace unos años en la “fábrica” del mundo, adueñándose del primer lugar en la producción y exportación de bienes materiales del sistema mundial. Aquí la lectura es de ganancia con la globalización.

Es curioso observar como los promotores de la globalización hacen un balance negativo sobre las consecuencias en su territorio, y a la inversa, la emergencia china se presenta como sostén de la continuidad de la globalización.

La liberalización de la economía mundial bajo discurso hegemónico “neoliberal”, ensayado bajo dictaduras genocidas en el sur de América desde 1973, facilitó la libre circulación de capitales que transitoriamente resolvió el problema de rentabilidad del capital estadounidense, europeo y japonés ante las fuertes caídas de fines de los sesenta y comienzos de los setenta, recolocando sus inversiones en otros territorios “emergentes”, especialmente China.

Un nuevo orden emergió ante los problemas del capitalismo mundial en los 60/70, que era aún un mundo bipolar que proyectaba en el imaginario social global la posibilidad de ir más allá del capitalismo y por ende se imponía cultural e ideológicamente demostrar las ventajas del libre cambio en el nuevo tiempo de transnacionalización de la economía mundial, contra cualquier propuesta de orden anticapitalista.

Esos flujos de inversión se orientaron principalmente hacia Asia y el Medio Oriente, petróleo mediante para este caso.

China fue el gran receptor de inversiones externas, bajo la soberanía del Estado gobernado por el Partido Comunista, lo que suponía la gestión soberana del orden económico bajo la dirección del Estado Nación. Entre otras cuestiones, los gobernantes de China no enajenaron la propiedad del suelo y establecieron normas restrictivas a la lógica universal del capital.

El flujo de capitales hacia China se constituyó en un gigantesco stock para la acumulación y reproducción ampliada del capital, no solo en China, sino en el ámbito mundial. El capital del Estado chino se agigantó en ese periodo y con esa lógica.

Pero en ese proceso, China creció en la producción material y por ende en la oferta comercial global, con capital estatal y privado, muy especialmente en contra del papel de EEUU, al tiempo que se constituía en el principal financista con su excedente económico, del déficit fiscal y comercial de EEUU. China es el mayor tenedor de bonos del tesoro de EEUU.

Con esa acumulación material, China se presenta últimamente en la disputa monetaria. Su moneda actúa contra la antigua hegemonía del dólar lograda desde Bretton Woods en 1944. Son cuantiosos los convenios comerciales bilaterales acordados en los últimos años con moneda China, el yuan.

Orden y desorden en el capitalismo

El interrogante es si EEUU bajo gobierno Trump o sucesivos con la misma orientación, si la política interna estadounidense así lo indicara (crecimiento económico mediante o baja del desempleo), podrá revertir la situación estructural gestada por décadas de liberalización, a contramano del origen “proteccionista” que llevó a las colonias independizadas en 1776 a crecer y transformarse hacia 1945 en la potencia hegemónica del orden imperialista.

Vale la mención histórica ya que Inglaterra se había constituido en potencia hegemónica baja la consigna liberal del libre comercio, la libre competencia y el libre cambio. Es una concepción ideológica sustentada en pensamiento clásico de la nueva ciencia emergente: la Economía Política, con Adam Smith y su “Acerca de la Riqueza de las Naciones” hacia 1776, o David Ricardo y su magna obra de 1817 “Principio de Economía Política y Tributación”.

La traducción de ese ideario en el nuevo país fue a contramano del libre comercio y se sustentó en un renovado proteccionismo para la industrialización y las finanzas desde un nacionalismo propio (algo similar ocurrió en Alemania). El ideólogo de ese accionar fue Alexander Hamilton, uno de los padres fundadores y el primer Secretario del Tesoro del gobierno de George Washington.

El proteccionismo originario de Hamilton es el antecedente histórico de una política económica que colocó a EEUU en la línea de sucesión de la hegemonía imperialista, único caso de esa evolución desde su inicio colonial. EEUU como Gran Bretaña, luego de su consolidación como potencia industrial y financiera promovió junto al proteccionismo para su territorio y capitales, la más amplia apertura del resto del mundo.

Así se construyó el mundo capitalista desde 1945, inundando de dólares el sistema mundial para declarar la inconvertibilidad del dólar en 1971 rompiendo todos los acuerdos sustentados al fin de la segunda guerra mundial. El mundo capitalista se desbarató entonces, pero EEUU consolidó su poder económico, militar y cultural.

¿Podrá consolidarse ahora desbaratando las relaciones internacionales construidas por décadas?

La impunidad de la política exterior del imperialismo estadounidense es una constante desde su histórica hegemonía, incluso desde antes (expansión territorial histórica contra México, por ejemplo).

Con la caída de la URSS se validó el imaginario para la libre circulación del capital bajo hegemonía estadounidense, lo que encontró límites en varios procesos en curso, donde China es uno de los más destacados, no el único.

Entre otros puede registrarse la re-emergencia de Rusia en el sistema mundial, especialmente por razones militares y diplomáticas.

Puede también considerarse en otro plano el proceso de cambio político en Nuestra América a comienzos del Siglo XXI, lo que provocó la contraofensiva de las clases dominantes en curso, vía golpes blandos y fuerte batalla ideológica cultural para recomponer la agenda de la restauración liberalizadora.

Más allá del capitalismo

Se escuchan voces críticas a la guerra comercial desatada por EEUU, que pareciera defienden el orden capitalista vigente desde los setenta y ochenta bajo el discurso neoliberal.

Como si el accionar actual del EEUU gobernado por Trump fuera contrario a un bienestar deseado gobernado por la experiencia previa.

No se comprende que el accionar previo, de Reagan a Obama era la forma asumida de la supremacía estadounidense (neoliberal) y que ahora con Trump se asume una nueva etapa (¿proteccionista?) para renovar y recrear la dominación estadounidense.

El efecto social negativo en materia de mayor explotación y depredación de bienes comunes operó con la propuesta de liberalización de la economía en tiempos aperturistas y tratados de libre comercio y bilaterales en defensa de las inversiones, como ahora con el proteccionismo de Trump.

Por eso Nuestra América debe recomponer una estrategia de integración regional alternativa a las demandas e intereses de las transnacionales y las principales potencias de la dominación contemporánea.

Ni aquel orden liberal fue favorable a los explotados y empobrecido, ni esta búsqueda proteccionista lo será para la amplia mayoría de la sociedad.

La guerra comercial y monetaria es por la dominación y la aspiración debiera ser por constituir la lucha por la emancipación social.

Por eso, la discusión debe ir más allá y pensar en la crítica del orden contemporáneo, incluido el desorden generado desde la guerra comercial o monetaria, parte de procesos de confrontación ideológica o bélica que el panorama mundial devuelve.

Ni el pensamiento hegemónico ni el poder real imaginan ese horizonte más allá del capitalismo, que solo puede estar en la capacidad social de criticar nuestro tiempo para transformar la realidad en favor de las necesidades sociales insatisfechas. Todo un desafío social e intelectual.


Julio C. Gambina, Presidente de la Fundación de Investigaciones Sociales y Políticas, FISYP

visitá mi blog www.juliogambina.blogspot.com

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