Colombia: El mundo es todavía más líquido

El mundo es todavía mas líquido

Autor: José Angel Pernett C.

Karl Popper o el filósofo de la experiencia, apuntaba en cada instante que la idea y no la observación era lo que abría paso a los nuevos conocimientos; por lo que siempre será la experimentación lo que nos sacará de los atolladeros. Así se hicieron, decía, todas las nuevas rutas hasta hoy encontradas.

Pues bien, haciendo este ejercicio desde el pensamiento de Popper y pensando que el principal problema filosófico es tratar de comprender el mundo y a nosotros como parte de él, hemos acudido a Zygmunt Bauman[1]para afirmar que el mundo es aun más líquido, más que como él lo concibió. Lo digo desde su propia teoría, porque el que el mundo sea líquido no es un tema, es un problema.

¿Qué viene después de esta pandemia? La única certeza que tengo es que no es momento para detenernos y decir hasta aquí.Hay que seguir adelante y mejorarla actitud de cambio hasta ahora asumida y “comprender que la vía del cambio es la única posible y la única necesaria”, pero sobre todo oportuna, para impedir que los conflictos sociales se profundicen y continúen infectando las condiciones de vida humana.

Frente a esa pregunta, otra pregunta: ¿Qué mejoraremos? Mi punto de vista es que nadie hasta ahora logró adaptarse a los cambios ocurridos en el mundo, por mucho que se convocara para ello desde universidades, asociaciones científicas,entidades religiosas o mediante cursos, conferencias y otras tantos ejercicios académicos o espirituales. Cerca de 200 Estados independientes, que a la larga han sido un estorbo (Harari,Noah 2015) porque en su mayoría no pudieron definir los caminos para comprender cual actitud de cambio o cual de las habilidades humanas serían las necesarias para hacer que muchos jóvenes, sobre todo ellos, no sientan la tentación de quedarse al margen y de no participar en la sociedad.

De la misma manera que ningún Estado ha logrado eludir las consecuencias del daño climático, de esa misma forma, ningún Estado puede eludir la condición todavía más líquida de este mundo.

En efecto, se ha creado un imperio global y todas las profesiones y oficios miran hacia ese lado, mientras las sociedades asumen comportamientos y actitudes impávidas, aparentemente particulares, pero también globales; y lo que es peor, desorientadas mediáticamente por corrientes de información.

La escuela como institución asumió, para la comprensión de este fenómeno y adaptación al mismo, metodologías algorítmicas, de pasos o etapas con las que se han pretendido inculcar los aprendizajes y las actitudes globales.La verdad es que no sirvieron, no sirven ni servirán para este mundo más líquido. Un tsunami virulento como el coronavirus planetario, casi se ha llevado todo por delante, así sea todavía ínfimo el numero de contagios y muertes comparados con el tamaño de la población planetaria.

En una situación como la que estamos viviendo, donde lo que teníamos por seguro que íbamos a hacer, los planes que habíamos especulado, acordado, cerrado, se han visto dinamitados de una forma sorpresiva y aplastante, sólo nos deja una lección: la realidad bajo el sistema que nos cobija, no se amolda a lo que queremos; la realidad es lo que ella quiera ser.

Y en ese sentido ni la ciencia ni la técnica domeñaron las fuerzas naturales ni tampoco las sociales, porque habiéndolas puesto a su servicio, la han tratado sin consideración ni respeto. Los desarrollos tecnológicos y científicos hasta hoy alcanzados, volvieron más líquida la realidad tanto natural como social.

La globalización despertó un mundo superindividualista que siempre va en procura del autointerés y… “de ahí no pasarás”. Mercantilización extrema que no posibilitan las relaciones estables ni respetuosas a cambio de “conexiones” como en la internet que comienzan y terminan con solo apretar un botón.

Mundo líquido que no podrá transformarse, ya no para comprenderse (Karl Marx), con estrategias rigurosa de pasos y métodos inflexibles propios de “la modernidad sólida”. Acertar en las soluciones a los problemas críticos económicos, sociales y políticos que se generarán por cuenta del Covid-19 y que padeceremos mundialmente, será posible si dichas soluciones poseen características de agilidad, adaptabilidad, pero sobre todo de participación, que parecen ser las claves para darle nuevo rumbo a la vida y al mundo. La única certeza que hoy tenemos, es que cualquier metodología, así sea encubierta, pero que defienda unos pasos por encima de todo, se estrellará contra una realidad tan evidente y tan flexible como a ella se le antoje.

¿Que por qué? Porque históricamente hemos preferido competir en lugar de compartir, ya sean pensamientos, palabras, acciones y hasta omisiones. Descontando que se comparte menos la producción y muchísimo menos la riqueza. Los conceptos de colaboración, comunidad y solidaridad los derrumbó el individualismo con el“muérete, de algo hay que morir; yo estoy seguro”.

Hay que empezar la revisión de todo, pero no con el manual en mano ni a través de los algoritmos, o poniendo como los más, a los coach, consultores, asesores o gurúes empresariales. Tal revisión no debe anteponer a la esencia humana lo que vaya en contra vía de la naturaleza humana. Con el cuidado de que será una revisión bajo un contexto capitalista como sistema planetario, que rige a través de una estructura económico-productiva y una superestructura de valores científicos, jurídicos, éticos y estéticos. Es un cambio hacia reformas, no lo negamos,pero ese es el límite.

Un funcionario de la Apple en estos días explicaba en redes sociales sobre la donación que duplicaba para China; textualmente dijo que “no se trata de donaciones únicas, ya que seguirán apostando por este tipo de ayudas económicas pasado un tiempo, hasta que todo se “normalice” o entre en una situación más controlada.

Es en expresiones de esta índole donde divisamos el peligro:  pretender soluciones con la mentalidad de que la crisis de hoy no es más que una contingencia(Darin McNabb, 2020)y que, una vez superada tal contingencia todo volverá a la normalidad, o sea, a como eran antes las cosas es un error que no debe ocurrir.El mundo que se dejará atrás no es un mundo normal, es un mundo también contingente[2] y como tal, no hay que aspirar a que el mundo por venir vaya a ser como fue antes de la pandemia; ese mundo que no deseamos ni desea la sociedad planetaria.

Hay que darse cuenta que el sistema tiene que cambiar y repetimos, el peligro es ver el mundo económico, social, político y hasta cultural que desaparece, como un mundo normal y hasta necesario. Si toda contingencia es aleatoria y repentina o casual, también el mundo humano que se deja atrás es todo contingente, incluyendo todas sus instituciones.

A pesar de la cruda circunstancia que nos rodea, la verdad es que existe una posibilidad real de cambiar la convivencia mundial, además porque existen otras amenazas que podrían azotar al mundo de nuevo, relacionadas con el tema del clima o la automatización que traerá consigo el desempleo, etc.

No solo son los sistemas económicos y políticos los que deben revisarse y cambiar.Por encima de todo ello, hay que profundizar en la necesidad del CAMBIO EN NOSOTROS MISMOS. Cambiar el apestoso pensamiento individualista de “sálvese el que pueda”.

También revisar los valores con los que educamos en la escuela, esos que más tarde en el mundo laboral, productivo o artístico no ponen en práctica y que se anteponen al Ser por el Tener. Deben ser los maestros y maestras los llamados a encontrar la falla y el error educativo, ese que ni siquiera desde los hogares se percibe. Respondiendo igualmente a preguntas como ¿Por qué deposita la escuela demasiadas expectativas en la familia? ¿Por qué deposita la familia demasiadas expectativas en la escuela?, para prepararnos a participar en una convocatoria que se hará desde todas partes del mundo. No preguntaremos por el Estado porque ya sabemos su respuesta.

Agilidad, Adaptación y Participación, parecen ser las claves del mundo que se nos viene.

[1] Bauman, Zygmunt, Sobre la educación en un mundo líquido, Editorial Paidós

[2]Darin McNabb, La Fonda Filosófica, Reflexiones sobre el coronavirus, Abril 2020

Autor: José Angel Pernett C.

Fuente: OVE

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Ghana: Free Education – Praiseworthy but Not Feasible

Ghana/28 de Noviembre de 2016/Allafrica

Resumen: La educación puede ser vista como una fábrica donde los seres humanos son refinados y enviados al mercado de trabajo. Los seres humanos no nacen en blanco como expresó John Locke.

Education can be seen as a factory where human beings are refined and sent out into the labour market. Humans are not born blank as John Locke expressed.

Rather every individual is born raw. This implies that an individual is born with certain concealed abilities.

These endowments of humans are also referred to as inborn potentialities. Human abilities are blunt not blank and need analogous devices to sharpen them.

It is these fundamental principles that informed great philosophers and educationists from the classical orientation to stress the importance of education.

In fact, education has ranked as the best legacy any conscientious leader, government or parent bequeaths their wards and people.

But in all these quality education determines the standard of growth achieved by any society.

Some erudite philosophers such as John Stuart Mill, Alfred Marshal, Karl Marx, among others had succinctly argued that state investment in education is the most costly of all capital input in human beings.

Likewise, a Nigerian political genius and educationalist, the late Chief Obafemi Awolowo, opined that if Nigerians wanted to modernize and live in peace, free education at all levels must be provided for all the citizens (Awolowo, 1968).

This was strongly supported by Fawehinmi (1974) who maintained that free education at all levels in Nigeria would save the country from slow, lopsided economic development and other socioeconomic ills that plague an illiterate society. In Ghana, some political parties have promised to provide free (progressively free) Senior High School education.

These promises are confirmation of the position above. But, realistically, can education actually be free? It is to provide some answers to this question that this piece posits that however praiseworthy the idea of free education is, it may not be feasible.

 The concept of free education is a very intricate one.

The concept ‘education’ itself is so complex that it has no universally conventional definition. According to Nwagwu, «free education» entails so many things.

In other words, free education means the removal of every constraint to sound and quality education. It means the establishment of various kinds of schools and expansion of school curriculum to ensure that each child develops according to their ability, age, interest and so on.

It means the establishment and provision of library facilities, technical and vocational equipment, recruitment and retention of qualified and adequate manpower. It means tuition free; free feeding, free books; free accommodation, free transportation, free uniform and other personal uses of the learner.

Free education also means the removal of every socio-cultural impediment to the child’s education. Only when these impediments are totally removed can we talk about education being free.

The partial implementation of the above can never qualify the system as free because the presence of any one of the above constitutes a critical constraint to the child’s access to education (Nwagwu, 1976).

 In Ghana the argument has reigned for sometime now that free education is a feasible option to ensure that those who cannot afford education can also have one.

And that, it is disingenuous for people who benefited from free education to now oppose one meant for the unfortunate poor.

 In fact, Nana Addo and the NPP, in the run-up to the 2012 general elections in Ghana, argued that less than one percent of Ghana’s GDP, which translates into about 78 million Ghana cedis at the time, could be used for the first three months of their free SHS implementation in 2013, if they won the December 7 polls.

Assuming without admitting that this calculation was right, it will mean about 234 million Ghana cedis of our GDP would have to be used every quarter for the project. What is even not clear was how much of the proposed expenditures would take care of household average spending on education.

Households on average spent GHC88.65 on a household member’s education, according to Ghana Living Standard Survey 2010 report. So, the argument is whether the economy can absorb the cost of free education or not. To that extent one would not be faulted to argue that the idea is praiseworthy but not feasible.

Rather than commit such an amount to just one sector of the economy, we need to grow the economy where jobs will be created to absorb the masses, especially, the unemployed graduates as well as the skilled ones.

When the economy expands and grows and people have gainful employment with well measured incomes, they will be able to afford high school education on their own without guaranteed financial support from the government.

Not only will this boosts consumption, it will in turn spur more investments. It will also help alleviate poverty and lead to improvements in the standards of living for the ordinary Ghanaian. Enhanced incomes will also result in savings, which savings the banks will make available as loans for more business growth.

The expedient thing for our politicians to do now is to make sure that the requisite infrastructure is in place to encourage the private sector to set up businesses by creating more jobs. Government has to make sure that the country has adequate and unlimited, uninterrupted 24/7 energy supply; adequate water supply for consumption, sanitation, and industrial purposes; more good roads to move goods and people faster; a fair legal system; a robust banking sector; small and medium enterprise/business development agency; investment tax incentives, modern communication and ICT systems to mention but a few.

How can we industrialize when the above are wanting? It is just simply impossible to achieve industrialization of the economy without needed infrastructure in place.

What we need is concrete and sustained efforts to move the economy to its fullest development.

Instead of free senior high school education, what we need to do in terms of education is to resource the schools adequately and restructure the education process to make it relevant to the development of the economy.

We need to produce graduates with the requisite knowledge and skills suited for employment or continued education to the tertiary level.

Our educational system needs to be retooled to produce entrepreneurs who would start their own businesses. Ghanaians need jobs in order to enable them to pay their own bills, including the cost of senior high school education.

Our schools need better classrooms, well equipped science and computer laboratories, well trained, better remunerated, and highly motivated teachers, and above all, relevant development oriented curriculum suited for the 21st century.

We must, therefore, be careful not to reduce education to mass literacy and mass copying or even mass certification.

Fuente: http://allafrica.com/stories/201611251009.html

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