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Libro(PDF): «Medios de comunicación ¿Al servicio de quién?»

Reseña: CLACSO

El sistema neoliberal, incluida hoy su variante más ultraderechista, siempre se ha explicado en función de factores políticos, económicos y sociales diversos. Sin embargo, ¿cuál es el papel de los medios de comunicación masiva? ¿Son simples relatores de la actualidad o juegan un rol determinante y protagonista en ese fortalecimiento del sistema? ¿Existe diversidad ideológica entre los medios de comunicación masiva o es un espejismo interesadamente alimentado? ¿Cuál es la relación entre medios y élites?

Autor (a):  Jesús González Pazos.

Editorial/Editor: CLACSO. Icaria. Mugarik Gabe.

Año de publicación: 2020

País (es): Argentina, España

Idioma: Español.

ISBN: 978-987-722-597-6

Descarga: Medios de comunicación ¿Al servicio de quién?

Fuente e Imagen: https://www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana/libro_detalle.php?orden=&id_libro=1959&pageNum_rs_libros=0&totalRows_rs_libros=1389

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George Galloway: El capitalismo está a un virus de un desastre existencial, y solo el dinero de sus víctimas puede salvarlo

Por: George Galloway

Franklin D. Roosevelt y John Maynard Keynes han sido golpeados por Donald Trump, Boris Johnson y Emmanuel Macron, la nueva trinidad santa del capitalismo dirigista.

De acuerdo con las leyes de la economía capitalista, una aerolínea que no puede ocupar sus asientos debe ir al muro. Si el gusto del público por los cruceros oceánicos se disipa por la moda o la pandemia, la compañía de cruceros se sumerge en las olas, se hunde o nada.

John Maynard Keynes y Franklin D. Roosevelt desafiaron eso en la Gran Depresión de la década de 1930, decidiendo que el destino de las naciones no podía dejarse solo a manos invisibles de las fuerzas del mercado, sino que, si no era un corazón, al menos un cerebro debía aplicarse. Esa contabilidad no era economía.

Los descendientes de Keynes y FDR normalmente no se encontrarían ni en el Partido Conservador Británico ni en el Partido Republicano. Reagan y Thatcher deben estar revolviéndose en sus tumbas. Porque esta semana la ortodoxia capitalista prevaleciente se volvió de cabeza y sumas deslumbrantes de dinero público fueron salpicadas no por Sanders o Corbyn o Melenchon, sino por sus polos opuestos cuyas carreras enteras se han basado en denunciar el más mínimo keynesianismo como socialismo. o incluso el comunismo.

A menos que uno crea que los tres han experimentado una conversión damasquinada, se puede decir con seguridad que la escala del rescate es igual a la escala de la amenaza percibida al capitalismo por la epidemia de coronavirus. Donald Trump se está preparando para firmar cheques de $ 1,000 a » todos los estadounidenses». «Macron, asediado y pensando en la Bastilla cada mañana que se despierta, gastará el equivalente al 20 por ciento del PIB de Francia en 2019 para vencer a este nuevo enemigo invisible y esquivo.

Cuando los cerdos de Animal Farm se metamorfosearon en el opuesto de sus seres anteriores, comenzaron a cantar “ cuatro patas bien, dos patas mejor. Para la Santísima Trinidad, la igualdad siempre fue buena, pero algunas serían más iguales que otras. » Bien público, privado mejor » era su mantra.

Pero la magnitud de la amenaza a la salud pública planteada por la pandemia demuestra más allá de la contradicción que lo privado no es mejor que lo público, una economía que es principalmente privada no puede satisfacer las necesidades de la raza humana cuando llegan los peligros existenciales.

Esto no es nuevo, aunque puede haber sido olvidado.

La alianza en tiempo de guerra de la URSS, Gran Bretaña y Estados Unidos no podría haber prevalecido si se hubiera seguido el ejemplo de Milo Minderbinder en Catch-22 . Milo, un capitalista en su núcleo, alquiló sus propios bombarderos de la USAF al enemigo para bombardear su propio lado. Bueno, los negocios son los negocios.

Solo los estados centralizados fuertes con economías de comando pueden librar una guerra total, y la especulación, el acaparamiento y la compra a granel de pánico se consideran con razón delitos. La URSS ya tenía uno; Gran Bretaña y Estados Unidos tuvieron que serlo durante todo el tiempo. Bajo el capitalismo, si las personas no pueden ir a trabajar y ganar dinero, o comer fuera, entretenerse o comprar, todas las empresas privadas que dependen de estas cosas deben fallar. Eso es contabilidad. Sin embargo, la economía requiere amortiguadores para que la capacidad económica, que será más difícil de recuperar que proteger, no se pierda para siempre. Y la política es el arte de garantizar que un choque nunca sea tan apocalíptico como para aumentar la posibilidad de que la gente no se levante, especialmente durante los idus de marzo …

Por supuesto, dentro de este episodio de socialismo, hay muchas huellas, mucho más grandes que las de un cerdo, de algunas más iguales que otras; a Sir Richard Branson, por ejemplo, le irá mucho mejor que al conductor de Rickshaw en Piccadilly Circus. Sin embargo, muestra que en la tercera década del siglo XXI, después de 250 años de hegemonía, el capitalismo nos ha dejado dos cheques de pago lejos de la penuria y un virus lejos del desastre existencial. Y solo el dinero de sus víctimas puede salvarlo.Boris Johnson, quien hace solo cuatro meses caracterizó las políticas económicas de su oponente laborista como un comunismo imprudente al estilo soviético, anunció un gasto público EXTRA mayor que todo el PIB de Portugal de 2019. Un paquete de £ 350 mil millones que él y su canciller dijeron repetidamente era simplemente el comienzo. Haremos » lo que sea necesario,«Dijeron, siete veces entre ellos. Préstamos sin intereses, préstamos a tasas atractivas, vacaciones hipotecarias, la protección de empresas no aseguradas lo suficientemente imprudente como para no haber solicitado indemnización por pandemias, la eliminación de las tasas comerciales para pubs, restaurantes, comercios minoristas y empresas de servicios. Implicado es subsidio para aerolíneas privadas, aeropuertos privados; bajo revisión es la difícil situación de los inquilinos, trabajadores asalariados por hora, aquellos en la economía del concierto. Los despiadados Tories incluso encontraron millones para los indigentes para que pudieran ser sacados de las calles y se les diera un espacio en el que pudieran » autoaislarse «.

Por supuesto, dentro de este episodio de socialismo, hay muchas huellas, mucho más grandes que las de un cerdo, de algunas más iguales que otras; a Sir Richard Branson, por ejemplo, le irá mucho mejor que al conductor de Rickshaw en Piccadilly Circus. Sin embargo, muestra que en la tercera década del siglo XXI, después de 250 años de hegemonía, el capitalismo nos ha dejado dos cheques de pago lejos de la penuria y un virus lejos del desastre existencial. Y solo el dinero de sus víctimas puede salvarlo.

Fuente e Imagen: https://www.rt.com/op-ed/483417-virus-capitalism-existential-disaster/

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Entrevista al filósofo italiano Franco Berardi, Bifo, sobre el impacto de las tecnologías digitales en la sensibilidad

Redacción: Rebelión

“Volver a aburrirnos es la última aventura posible”

A comienzos de los años 70, Pier Paolo Pasolini hablaba de «mutación antropológica» para referirse a los efectos que estaba teniendo la penetración de la cultura del consumo en Italia. El consumo alcanzaba y alteraba capas del ser que ni siquiera el fascismo había tocado. Todas las respuestas -de la política, de la cultura, de la filosofía- debían ser repensadas a la luz de los acontecimientos, según el poeta-cineasta.

En su último libro Fenomenología del fin, un trabajo de más de 15 años, Franco Berardi (Bifo), filósofo y participante activo de los movimientos autónomos italianos desde los años 70, describe la «mutación antropológica» de nuestros días: el impacto de las tecnologías digitales sobre nuestra percepción y nuestra sensibilidad. ¿Qué es la sensibilidad? Es la capacidad de interpretar señales no discursivas, no-codificadas. Pues bien, esa capacidad se está atrofiando por nuestra exposición a las tecnologías digitales que funcionan según una lógica muy formateada, una lógica del código.

Todo debe ser repensado, afirma también Bifo, el alcance de la mutación digital es igualmente muy profundo. La atrofia de la sensibilidad implica una atrofia de la empatía, que es la capacidad de sentir-con, de sentir al otro como prolongación de mi existencia y de mi cuerpo. La base sensible de la solidaridad. ¿Qué monstruos habitan en esa insensibilización radical? ¿Cómo es posible volver a pensar, a crear y a luchar en condiciones de transformación radical de la percepción? ¿En qué tipo de ser humano nos estamos convirtiendo?

Una epidemia de descortesía  

Amador: A diferencia de otros libros tuyos, diría que este es un libro sobre estética, más que un libro político. Un libro donde la estética está en primer plano y, en todo caso, la política se redefine como un asunto estético, como algo que tiene que ver con nuestra percepción y que afecta a la sensibilidad. ¿Estás de acuerdo?

Bifo: Sí, el sentido de la palabra “estética” es muy amplio: es la ciencia de la percepción, etc. Pero me parece que la estética tiene que ser también unaerótica: la comprensión de la relación entre los cuerpos. Me parece que esta dialéctica entre estética y erótica es central para entender la mutación contemporánea. ¿Cómo modifica la mutación digital la percepción estética y la percepción erótica? Ese es el objeto de mi libro.

Hoy vivimos un desplazamiento de una percepción erótica del cuerpo del otro a una percepción cada vez más informática: el cuerpo del otro nos aparece como signo, como información. Esa mutación tiene un fuerte componente patógeno. Es una mutación que produce mucho sufrimiento, efectos de pánico y depresión por la apertura del organismo sensible que somos a una hiper-saturación de estímulos, llegando finalmente una parálisis del cuerpo erótico.

Amador: En el centro de tu libro está una pareja de conceptos: la “lógica conjuntiva” y la “lógica conectiva”. Dices que la mutación actual se explica por el paso de la primera a la segunda. Explícate.

Bifo: La conjunción es una dimensión interpretativa vibratoria y ambigua. Quizá el mejor ejemplo puede ser un cortejo amoroso: las palabras que decimos entonces se prestan a una interpretación no codificada. Es una interpretación de signos ambiguos y el sentido se desplaza constantemente durante la relación misma. Eso es la conjunción, una conjunción entre los cuerpos fundamentalmente.

Por el contrario, la lógica conectiva es una relación en la cual la interpretación del sentido está formateada, está reducida a un formato. Es la relación entre una máquina y otra máquina -o entre un ser humano y una máquina- donde el signo significa una sola cosa. Si dos máquinas están formateadas de manera diferente no pueden entenderse: necesitamos una reducción del formato que permita la interpretación exacta de los signos.

En la relación conjuntiva la exactitud no existe. No hay exactitud porque la relación humana conjuntiva es esencialmente una relación de ambigüedad. Naturalmente, es un tipo de relación en la cual puede nacer la violencia si no hay una educación a la conjunción, lo que en la modernidad se llamó “cortesía”. Lo que estamos viviendo en el mundo en este momento me parece que es esencialmente una epidemia de descortesía, es decir, de incapacidad de descifrar los signos según el deseo.

Donald Trump, la oscura victoria del barroco

Amador: En culturas muy diferentes encuentras un mismo rechazo de la lógica conjuntiva: el miedo al cuerpo, sobre todo al cuerpo de la mujer, a la mezcla y a la confusión, a la ambigüedad del sentido, etc. Y una defensa y un elogio del ideal, del modelo, de la pureza. ¿Has encontrado algún humus cultural alternativo donde haya elementos de otra socialidad posible, de otra relación entre cuerpo y signo?

Bifo: Para describir la transición a la hegemonía de lo conectivo, me parecía necesario hacer una especie de cartografía de las formas culturales que se han desarrollado en la historia humana. Naturalmente, he escogido sólo algunos momentos y he reducido esta investigación antropológica a una alternativa esencial: entre el puritanismo y el barroco.

El puritanismo es, culturalmente, más allá su definición propiamente religiosa, una cancelación de la ambigüedad en la relación interhumana. Por tanto, una cancelación de la historia misma. Pensemos en la creación de los Estados Unidos de América. Un historiador ha dicho que Estados Unidos es la primera nación en el mundo que nace como expresión de la palabra: primero está la Constitución, luego viene la comunidad. Pero claro, antes de la palabra está la destrucción de la historia precedente: la historia de los pueblos indígenas que vivían allí.

Y no sólo eso: también la destrucción, la cancelación y el olvido de todo lo que ha pasado antes en la Vieja Europa. Los puritanos, los padres fundadores, huyen de Europa para olvidar la sucia historia del catolicismo y el protestantismo europeo. Olvidando la impureza europea y suprimiendo la impureza indígena, se dicen, fundaremos la pureza, la ciudad sobre las colinas, la Nueva Jerusalén. No nos puede extrañar que sea en esta misma tierra, que nace de la pureza de la palabra, donde haya nacido luego la pureza de la comunicación digital.

Amador: Por otro lado está el barroco. ¿Cómo interpretas el barroco?

Bifo: Es un fenómeno que acompaña la historia del puritanismo, como una corriente cultural, estética, perceptual y política minoritaria, pero siempre presente durante los siglos de la modernidad. El barroco es esencialmente la proliferación de los signos, el espectáculo de esa proliferación. No es casualidad que el barroco fuese la herramienta política de la Iglesia católica de la Contrarreforma que desplegó, no un discurso de persuasión, sino un espectáculo de seducción. La proliferación de los signos en la época del barroco católico es una historia de espectacularización y de multiplicación de las ambigüedades.

El barroco desaparece en cierto momento de la historia moderna, cuando la burguesía puritana, nórdica, construye un mundo donde la ambigüedad se considera peligrosa. Pero en determinado momento explota de nuevo en la escena del mundo. Yo diría que este momento son los años ochenta del siglo XX. Paradójicamente, el barroco vuelve como forma dominante, mayoritaria, gracias a la proliferación de signos que la comunicación puritana y digital ha producido. La máquina digital ha producido tal exceso y proliferación de signos que la recepción estética es incapaz de producir una interpretación adaptada, adecuada. Y el barroco explota en los años ochenta, noventa y hoy de manera dominante. Yo creo que la victoria electoral de Donald Trump es esencialmente la victoria del barroco, como indescifrabilidad de signos totalmente contradictorios.

Amador: ¿Puedes explicarnos más esta relación entre un fenómeno como Trump y el barroco?

Bifo: Sugiero la lectura de una feminista americana que se llama Angela Nagle. Nagle ha escrito un libro muy interesante -y muy ambiguo también- que no comparto esencialmente, pero que contiene muchísimos elementos para entender la victoria de Donald Trump. El título del libro es Kill All Normies y es un libro sobre la alt-right culture, sobre la relación de la cultura libertaria, transgresora, y la cultura de la derecha extrema, que es una derecha paradójicamente irónica o, más bien, cínica.

¿Qué es la ironía, qué es el cinismo? Es justamente el problema que el barroco propone. La ironía es la conciencia de la ambigüedad. Esta conciencia de la ambigüedad tiene dos caras posibles. La cara cortés, es decir, cuando los signos son ambiguos y descifro esta ambigüedad según el deseo, para incrementar mi placer y tu placer.

Pero también hay una cara cínica del ironismo. ¿Y el cinismo qué es? Es una pregunta muy difícil. Yo diría que el cinismo es una conciencia de la ambigüedad, pero que acepta sólo como interpretación posible la interpretación del poder. El más fuerte es el que interpreta. Los signos son ambiguos, entonces los interpreto según mi voluntad, porque yo soy el más fuerte.

¿Dónde nos encontramos hoy? Estamos en el territorio del triunfo total del puritanismo digital, pero, paradójicamente, ese triunfo ha producido en la dimensión erótica y social un efecto híper-barroco, donde continuamente perdemos la orientación.

“No es no”: cuando la ambigüedad se vuelve peligrosa

Amador: Dices en el libro que, aunque pueda sonar paradójico, el porno es el punto de llegada de una transformación puritana del mundo.

Bifo: Como digo, creo que la relación entre los cuerpos se empobrece a causa del desplazamiento de la comunicación desde la relación empática hacia el terreno de la comunicación conectiva. Hace poco leía un mensaje de un chico de 19 años que decía: “Desde que nací mi relación principal ha sido siempre con autómatas inteligentes que he encontrado en la red, ¿porqué tengo que tener relaciones sexuales con humanos? Los humanos son más brutales, menos inteligentes y menos interesantes que los autómatas”. Me parece que está claro: los seres humanos están hablando con autómatas y perdiendo la capacidad de hablar con otros seres humanos. La relación entre seres humanos se ha vuelto una relación sin cortesía, sin este tipo de sabiduría especial que es el desciframiento de la ambigüedad en condiciones de empatía. El porno es justamente la sexualidad sin ambigüedad, donde la ambigüedad queda cancelada desde el comienzo. Se sabe siempre lo que va a pasar.

Amador: Los movimientos de mujeres son quizá ahora mismo los movimientos que demuestran más vitalidad en España y no sólo. Ayer salimos a la calle contra la sentencia a los miembros de La Manada que no considera violación los hechos probados, Bifo también estaba allí. ¿Qué potencialidad piensas que pueden tener estos movimientos para repensar y rehacer los códigos afectivos y de comunicación interhumana?

Bifo: No sé si Camille Paglia es conocida en España… ¿Qué dice Camille Paglia? Antes que nada dice: yo soy barroca, soy católica y latina. Segundo: mi figura de referencia es Madonna. Y su trabajo es un trabajo de crítica al feminismo puritano, que tiene un papel fundamental, probablemente mayoritario, en la experiencia del feminismo americano. La lectura de Camille Paglia, para mí y hablando en general para las mujeres de mi generación, fue una experiencia enriquecedora. Pero en cierto momento las cosas cambiaron y la actitud de Camille Paglia se hizo cada vez más minoritaria y hoy está, me parece, completamente desaparecida, al menos en EEUU.

¿Por qué? ¿Es que las mujeres feministas se han vuelto acaso demasiado puritanas y moralistas? No, es que el mundo ha cambiado, el mundo ha cambiado de una manera que hace cada vez más difícil interactuar de manera ambigua y cortés. La ambigüedad se ha vuelto peligrosa porque la cortesía ha desaparecido y entonces estamos obligados a decir “sí es sí, no es no”. A mí no me gusta esta binarización de la comunicación, pero a día de hoy me parece inevitable. Porque fuera de la reducción “sí-sí, no-no” se haya constantemente el peligro de la violencia.

Si no hay ambigüedad no hay erotismo, porque el erotismo es esencialmente el fenómeno de la detección de la intención implícita en una comunicación ambigua. Pero si caen los contextos donde es posible interpretar la ambigüedad desde el placer de la relación y la empatía, entonces la única manera de entenderse es “sí-sí” y “no-no”. La mutación actual no es sólo tecnológica, sino comunicativa: la mutación de las posibilidades de interpretación ha producido un efecto de “pornografización” del panorama erótico contemporáneo.

Política crítica, política memética

Amador: ¿Cómo interpretas el ascenso de la ultraderecha que vemos por todas partes?

Bifo: Creo que este regreso del fascismo al que estamos asistiendo a nivel planetario tiene que ser interpretado de una manera nueva. Hay ciertamente muchos signos de fascismo clásico: el nacionalismo, la agresividad, la difusión de la guerra, el racismo… Pero la génesis del fenómeno actual es diferente, y tenemos que interpretarlo en su diferencia.

¿Qué está pasando? Yo creo que estamos saliendo -o hemos salido ya- de la dimensión que ha hecho posible la política de la modernidad, es decir, el pensamiento crítico. ¿Qué es el pensamiento crítico? ¿Qué es la crítica? La crítica es la capacidad de distinción de lo verdadero o de lo falso, de lo bueno o de lo malo, en una enunciación, en una información, en un acontecimiento. Pero para discriminar críticamente necesitamos tiempo.

La crítica se hizo posible cuando la escritura y la prensa permitieron una re-lectura, una reversibilidad y sobre todo un tiempo para la discriminación crítica. La burguesía ilustrada hizo de la crítica la facultad esencial de la decisión política. Los acontecimientos ocurren, las informaciones nos los narran, pero nosotros tenemos que decidir si esto es verdadero o falso, bueno o malo. Y a partir de esta discriminación se hace posible una decisión políticamente crítica.

Pero eso ya no existe más. La situación en la cual nos encontramos hoy no permite la decisión política de tipo crítico. De hecho ya no hablamos más de “gobierno”, sino de “gobernanza”. ¿Qué es la gobernanza? Es una automatización de la decisión. Si pensamos lo que pasa en el territorio de las finanzas, por ejemplo, donde hay billones y billones de información que circulan continuamente en el mundo a la velocidad de la luz, ¿cómo podemos decidir si invertir en una dirección u otra? ¡No podemos! Entonces automatizamos la decisión.

¿Y qué pasa en el territorio de la política? La decisión racional y secuencial se sustituye por una forma de comunicación que llamamos “memética”. Es el meme lo que produce los efectos de la política contemporánea. ¿Qué es un meme? Un meme es una unidad mínima hiperintensa e hipersugerente, pero no racional, de comunicación política. La Rana Pepe, el símbolo usado por los supremacistas norteamericanos favorables a Trump, parece que ha tenido un efecto enorme en la decisión de voto de millones de jóvenes americanos. El libro de Angela Nagel tiene muchísima información sobre esta forma de comunicación.

Marshall McLuhan, en su libro de 1964 Understanding Media, que es probablemente uno de los libros fundamentales para entender lo que está pasando hoy, dice: cuando el universo de la técnica de comunicación pasa de la secuencialidad alfabética impresa a la dimensión de la simultaneidad electrónica, el pensamiento cesa de ser crítico y se transforma en pensamiento mitológico. ¿Qué es la mitología? La mitología es un pensamiento, no es una locura, es un pensamiento, pero es un pensamiento en el cual, como en el inconsciente freudiano, no funciona el principio de la contradicción. Apolo, el dios, puede estar muerto y vivo: hoy está muerto y mañana vive de nuevo. Puede ser blanco y puede ser negro al mismo tiempo. Eso es la mitología: la convivencia de una posibilidad contradictoria. Justo lo contrario de la crítica. Según McLuhan, la transición desde la secuencialidad alfabética a la simultaneidad electrónica produce un efecto de aniquilación de la posibilidad misma de la crítica. Pero eso quiere decir que aniquila al mismo tiempo la política.

Amador: ¿Piensas que la izquierda debe retomar la tradición del pensamiento crítico o aprender a moverse en estas “nuevas” condiciones mitológicas?

Bifo: En un artículo reciente, Geert Lovink se pregunta: “¿Sabe la izquierda ‘memar’?” Es decir, ¿podemos utilizar el meme como forma de comunicación? Es un problema serio. Mi respuesta inmediata es que sí. En mi historia personal, las experiencias políticas de movimiento en los años setenta italianos han sido más un fenómeno de comunicación mitológico-memética que un fenómeno de comunicación crítica. Y toda la cultura rock, particularmente en la época en los años ochenta, ha sido una experimentación en la mitología del pensamiento colectivo. Pero al mismo tiempo la pregunta es: ¿podemos renunciar a la decisión crítica? ¿Podemos renunciar al entendimiento crítico que funda la decisión? No tengo una respuesta a esta pregunta. Tengo el sentimiento de que si no se puede decidir políticamente sin discriminación crítica eso significa que el fascismo está aquí para quedarse y la verdad es que eso no me hace mucha gracia.

La revolución del aburrimiento

Amador: Se han celebrado recientemente los aniversarios de la Revolución Rusa, de la muerte del Che, del Mayo del 68… Quería pedirte una última palabra sobre la necesidad de reimaginar el cambio social, la revolución. Si como explicas la emancipación ya no puede ser este proyecto racional, articulado por una estrategia de medios y fines, porque todo eso pertenecería más bien al paradigma de la crítica, ¿cómo podemos repensarla, reimaginarla?

Bifo: Me invitan mucho a hablar del 68: yo tenía entonces 18 años, estaba inscrito en la facultad de filosofía de Bolonia. En fin, soy un tipo con suerte: todo me pareció perfecto, el mundo era exactamente lo que yo estaba imaginando, deseando y pensando.

Pero, ¿podemos pensar hoy en replicar algo similar? No digo que no, pero problematizo la cosa diciendo lo siguiente: el 68 nace del aburrimiento. Los años sesenta son años aburridos, en un buen sentido. El aburrimiento no es algo malo, es pasar una tarde imaginando cosas, no sabiendo exactamente qué hacer. La intensidad era muy grande en los años sesenta, son años de gran vitalidad cultural, artística, musical. Hay un mundo entero que se abre. Pero yo estoy aquí, en mi casita con la abuela, y me aburro muchísimo. Entonces deseo la aventura, tengo deseo de aventura.

Hoy vivimos en la condición totalmente contraria: una condición de angustia, de exceso de aventuras, demasiadas aventuras que además no vivo. No vivo la aventura, pero la aventura me rodea, me obligan a vivir algo que no estoy viviendo. Esa parece ser la condición presente.

Acabo de ver la segunda película de Zvyagintsev, un director ruso muy triste, muy glaciar, que se llama Loveless. Loveless es la historia de la relación entre una madre y un niño de 8 años que se llama Alyosha y que en cierto momento desaparece. ¿Por qué? ¿Por qué es “loveless”, “sin amor”? Porque la madre, por razones sociales, relacionales, de pareja, de trabajo, de precariedad, del smartphone que suena constantemente, no es capaz de amar. Y lo dice: “he tenido un hijo pero ha sido un error porque no soy capaz de amar, no sé cómo se puede amar a este niño”.

El niño desaparece. Lo buscan en todos los lugares pero no lo encuentran. Está muerto o escondido o ha sido asesinado, no lo sabemos. La película termina así, no lo sabemos. Ese es el problema hoy, que no lo sabemos. No sabemos si en el interior de una situación angustiosa, de aceleración, de hipersaturación del espacio de atención, se puede reactivar el placer de la relación entre cuerpos que hablan.

La palabra ha sido despegada del cuerpo. Hablamos mucho, pero los cuerpos no se encuentran. Y cuando los cuerpos se encuentran no saben hablar. Ese es el problema de la relación erótica, pero también el problema de la relación política y de la relación social.

Amador: ¿Una política de emancipación empezaría entonces por el encuentro entre las cuerpos?

Bifo: Tenemos que empezar, no solo un discurso, sino un práctica de relajación de las expectativas, en primer lugar en la dimensión de la existencia cotidiana pero no solo. Hay que decir: “sí, la aceleración y el deseo de tener muchas cosas han ganado, pero ¿y a mí que me importa?” Lo importante, repitiendo a Carlos Castaneda, no es ganar o perder, sino permanecer impecables. ¿Y qué significa permanecer impecable? Impecable significa que no hay reglas, que yo decido las reglas con mis amigos. Y la única regla que vale es la regla que nosotros decidimos. Se puede fundar una política sobre la idea de que no hay reglas, sólo las reglas que decidimos de manera afectiva, erótica, siempre tentativa, siempre redefinible.

Esa es también la manera de enfrentar el miedo. ¿A qué tenemos miedo? Tenemos miedo a la percepción de que la vida se nos está escapando y no la vivimos. Pero, ¿por qué tenemos que pensar que la vida ha de ser ser la aventura que hemos leído o visto en la pantalla? ¿Quién lo ha dicho? ¿Quién ha dicho que la vida tiene que ser como Mayo del 68? La buena vida puede ser volver al aburrimiento. Volver al aburrimiento como terapia de la angustia me parece que es una manera posible de enfrentar el problema.

La verdad es que no tengo muchas respuestas. Nuestro problema actual es que todas las respuestas del pasado no funcionan porque el contexto relacional ha cambiado totalmente. Pero al mismo tiempo insistimos en poner preguntas que implican una respuesta del pasado. Un movimiento de relajación de las expectativas de aventura podría ser un comienzo para una nueva aventura.

Fuente: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=248240

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Libro: La Universidad del Siglo XXI. Boaventura de Sousa Santos

Libro: La Universidad del Siglo XXI. Boaventura de Sousa Santos

Año: 2007

(Autor de la Reseña: Alvaro Campana Ocampo)

Este breve pero inmenso libro publicado por el Programa Democracia y Transformación Global, es uno de los más fundamentales aportes que nos da Boaventura para romper con este inmovilismo y “defensismo” en que se ha sumido el movimiento universitario. Dividido en dos partes, el capítulo uno (el otro trata de la experiencia de la Universidad Popular de Movimientos Sociales), que es el que nos interesa en esta nota, tiene el sugerente subtítulo “Para una reforma democrática y emancipadora de la universidad”.

Muchas intuiciones de quienes vimos en la militancia en el espacio universitario una apuesta más allá de la lucha economicista y corporativa por la “gratuidad de la enseñanza” y la autonomía, se encuentran sistematizados en este libro y nos muestran un mapa más claro para avanzar hacia una universidad articulada a la construcción de alternativas al capitalismo neoliberal y global.

En efecto, podemos comprobar la impotencia del movimiento universitario por su convocatoria a una defensa de la universidad pública, contra su privatización, y por su autonomía cuando la universidad ha sufrido un perverso y pasivo sometimiento, en todos sus poros, a las lógicas del mercado, así como un abandono absoluto por parte de un Estado cada vez más desnacionalizado y desdemocratizado en el contexto de la globalización.

Santos nos muestra una visión más profunda de la crisis de la universidad, que no implica solamente –especialmente en el caso peruano- una vetusta organización administrativa o institucional, o una privatización que se restringe al pago de matrículas o de algunos servicios: nos muestra la profunda privatización a la que se ha visto sometida, al ser descapitalizada producto del abandono del Estado y el estrangulamiento económico, la liberalización del mercado de la educación superior que ha generado una competencia desleal y la amenaza cada vez mayor de la transnacionalización del mercado universitario.

Pero, y en una mayor profundidad, nos muestra que la crisis de la universidad pública es una crisis de legitimidad y de hegemonía, además de una crisis institucional. En efecto, producto de los procesos descritos, la universidad pública ha perdido pertinencia frente a las necesidades sociales, e incluso a las del mercado para el que ya no es un espacio vital y estratégico tanto para ganar dinero como para producir sus cuadros.

Un cambio más profundo se ha producido en las relaciones conocimiento-sociedad que el mercado ha aprovechado rápidamente, y que las llamadas “izquierdas universitarias” han desaprovechado por su dogmatismo y/o conveniencia al ser cómplices de este statu quo.

Santos afirma que se ha producido un cambio de paradigma pasando del conocimiento universitario al conocimiento pluriuniversitario. En este nuevo paradigma la vieja ciencia moderna y sus presupuestos se han vuelto obsoletos. Ahora, sociedad y conocimiento están mucho más entrelazados. La sociedad ha dejado de ser una interpelación de la ciencia para pasar a ser sujeto de interpelación a la ciencia. El saber se hace cada vez más contextual, aplicado, heterogéneo, flexible. El mercado y su lógica ha puesto esta realidad a su servicio y a su lógica desarrollando investigación, formación y extendiendo los servicios universitarios en función de los flujos mercantiles de la búsqueda de las ganancias y de la innovación que permanentemente necesita.

Sin embargo con este cambio se abren también oportunidades para que se logre tanto la legitimidad, una nueva hegemonía y una nueva forma institucional recuperando la universidad pública y poniéndola al servicio de un proyecto alternativo, de los movimientos sociales y de la disputa del Estado en el marco global en función de los intereses de las mayorías populares.

La lucha por la universidad pública se hace más integral y fundamental que la búsqueda de su captura para transformarla hasta el día después de la toma del poder como pensaba la vieja izquierda. Se trata de desprivatizarla en el sentido más profundo y realista. Desde una perspectiva emancipatoria se trata de hacerla útil a las necesidades de los sectores menos favorecidos de la sociedad y de aquellos que luchan por alternativas, abriéndola a los mismos, estableciendo un diálogo horizontal y formas de producción de conocimiento más colectivas y sociales.

¿Cómo? ¿Qué hacer? Son preguntas pertinentes porque esta es sobre todo una tarea política de quienes luchamos por construir una sociedad alternativa al capitalismo dentro de nuestros países periféricos. Boaventura nos habla de una alianza en la que deben participar las mismas universidades, el Estado nacional en disputa, la sociedad y los movimientos sociales así como sectores del capitalismo nacional (si los hubiere).

Aquí exponemos brevemente las propuestas, siendo la tarea del lector profundizar al respecto:

Redefinir el problema integralmente, como lo hemos expuesto aquí, yendo más allá de soluciones institucionalistas o reivindicativas. Se trata de reconquistar la legitimidad, hacer de la universidad una institución pertinente para los intereses de las mayorías sociales y de plantearse estrategias a escala local, nacional, continental y global. Además reivindicando la naturaleza de productora crítica de conocimiento y formadora de la universidad.

Respecto al acceso: se debe establecer alianzas con las escuelas, entregar becas y no préstamos, una acción afirmativa de las minorías étnicas, una relación diferente, abierta con la sociedad. La Extensión Universitaria debe ser una forma de apoyo solidario a la resolución de los problemas de exclusión y contrapuesto a la idea de la ganancia y la lógica del dinero, que es lo que ocurre hoy al ser esta tarea una extensión de servicios dentro del mercado.

Desarrollar procesos de investigación acción, contextualizando los procesos de formación e investigación a partir de las necesidades sociales, así como una perspectiva de lo que denomina la ecología de saberes, que implica un diálogo horizontal entre saber académico y saberes populares. Articular universidad- producción. Establecer una ética de responsabilidad social de la universidad.

En lo institucional plantea la construcción de redes. Esta propuesta debe articular a la universidad pública nacional con otras universidades tanto a nivel nacional como del sur del planeta, desarrollando una convergencia en las tareas de formación e investigación en alianzas, en red y de manera cooperativa. Desarrollar una democracia tanto interna como externa, la implementación de la evaluación participativa, una necesaria regulación del sector privado para que no haya competencia desleal, obligando al Estado a hacerse participe de esto y obtener su atención prioritaria en medio de la reelaboración de los proyectos nacionales y además establecer el necesario diálogo continental sur- sur.

Y ¿una nueva hegemonía? No, simplemente se trata de trabajar por una redefinición de la universidad para ponerla al servicio de la construcción de alternativas.

Para descargar el libro, haga clic aquí:

Boaventura de Sousa Santos

Fuente de la Reseña:

http://alvaropampa.blogspot.com/2007/09/resea-de-la-universidad-popular-del.html

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¿Realmente estos tipos se preocupan por la escuela?

Por: Jaume Martínez Bonafé

Quienes acusan de adoctrinamiento a la escuela catalana nada dicen por el carácter heteropatriarcal, eurocéntrico, antiecológico o racista del curriculum en muchos libros de texto.

Cuando las aguas de la vida política bajan turbulentas a la escuela siempre le cae algún cachete. Mientras el Estado se sujeta bien en sus tradicionales pilares autoritarios, la escuela cumple su función social reproductora y aquí no pasa nada. Pero ¡ay! en cuanto amenaza tormenta saltan las voces alarmadas y a la escuela, o sea, a sus maestros y maestras, les cae lo suyo.

Lo diré sin tanta metáfora: ¿Han escuchado ustedes alguna vez que quienes hoy están tan preocupados por el “adoctrinamiento” escolar se manifestaran mínimamente alarmados por el carácter heteropatriarcal, eurocéntrico, antiecológico o racista que transmite el curriculum a través de muchos libros de texto? Por cierto, ¿mostraron esas voces algún tipo de desvelo por los posibles acuerdos de un cártel de editores de libros de texto para repartirse el mercado de la edición y de la comercialización fijando determinadas condiciones comerciales? ¿Se preocupan realmente esas voces por el verdadero crecimiento integral y en libertad de todos los niños y las niñas? En un Estado que debiera ser laico su escuela dicta la doctrina católica pero a esas mismas voces no se les ocurre la denuncia por adoctrinamiento.

Mientras la democracia liberal se mantenga en calma chicha, aquí podemos tener las aulas de escuelas e institutos con la misma estructura didáctica que aquella de la que gozaba Fray Luis de León en Salamanca, pero no pasa nada. Y mientras no pasa nada, nadie se pregunta por el aburrimiento o el sinsentido de muchas prácticas escolares: es lo de siempre. Pero ¡ay! si algo amenaza la calma y el debate social sale a la calle, alguna culpa ha de tener la escuela.

Es vergonzoso escuchar a políticos, tertulianos u obispos las increpaciones y mentiras vertidas sobre la escuela catalana, cuyo modelo pedagógico es de los más innovadores del Estado, y donde se ha cultivado una especial sensibilidad hacia el estudio y la investigación de las estrategias didácticas que mejoren la enseñanza y el aprendizaje. ¿Dónde se iniciaron las primeras Escoles d’Estiu para la renovación pedagógica de la escuela? ¿Dónde nacieron las primeras revistas para impulsar la formación permanente del profesorado, las primeras editoriales pedagógicas? Y esos ataques son más vergonzosos todavía cuando se sabe que estas escuelas, que su profesorado, está resistiendo desde hace tiempo todo un sistemático programa de recortes presupuestarios dictados por la lógica del capitalismo neoliberal.

Pero esto que les cuento ya lo saben ustedes. Aquí la cuestión está en por qué pasa. ¿Por qué ahora el discurso de agresión a la escuela? Cuando tengo una pregunta de este tipo suelo recurrir a Gramsci que no me falla. Creo que, una vez más, se está librando una importante batalla por la hegemonía, es decir, por la conducción o gobierno de la explicación sobre lo que nos pasa, y aquí la escuela como institución ha jugado siempre un papel importante.

Sabemos que hasta la versión más autoritaria del Estado necesita de una cierta connivencia cultural, una aceptación social o función consentida que tiene que ver con el poder del discurso, de una cierta referencia compartida que lo legitime. Por eso nombrando, diciendo (aunque lo que se diga sea una inmoral barbaridad conceptual) cuando se tiene la acrítica plataforma de los medios afines, se acaba construyendo una apariencia de realidad que bien alimenta los intereses del poder.

Ahora le tocó a la escuela catalana, aunque también aquí en Valencia está resurgiendo aquel rancio discurso anticatalanista que tan buenos réditos le dió a la derecha en los ochenta. Es preocupante, porque el profesorado valenciano sabe bien cuánta piel se dejó en el camino de defender lo obvio: que tenemos una lengua propia y el derecho y el deber de aprenderla. Al tiempo, me reconforta pensar que la escuela catalana y valenciana deben estar haciéndolo bien cuando sufren los ataques del inmovilismo, pero más reconfortante es trabajar la idea militante de que el Estado no es inamovible, y que como dice Bob Jessop, es una relación social trenzada por una compleja red de tensiones institucionales y sociales, en las que la escuela pública puede jugar un importante papel transformador.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2017/11/15/realmente-esteos-tipos-se-preocupan-por-la-escuela/

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La CIA en las universidades: cómo la inteligencia controla a profesores de élite

Por: Hector G. Barnés

El nuevo libro del periodista fundador de ProPublica desvela cómo los campus de las grandes facultades se han convertido en terreno de batalla para americanos, chinos y rusos.

A simple vista, pocos mundos chocan más que el de la inteligencia global y el de la academia, supuestamente aislada en su burbuja. Es un prejuicio equivocado, ya que el mundo académico sigue teniendo una gran importancia geopolítica, estratégica, científica y discursiva. Tanto es así que, como desvela un nuevo libro que será publicado este otoño, la CIA y el FBI llevan décadas invirtiendo millones de dólares para controlar, captar y financiar a profesores universitarios de todo el mundo, tanto dentro de sus propias fronteras como en el exterior.

El libro se llama ‘Spy Schools: How the CIA, the FBI and Foreign Intelligence Exploit America’s Universities‘ (Henry Holt) y ha sido escrito por el periodista Daniel Golden, editor de ProPublica y Premio Pulitzer en 2004. Como él mismo explica en el prólogo, la idea surgió mientras comía con un antiguo oficial del Gobierno. Ya que había pasado años estudiando este tema, el periodista deslizó sus temores de que los servicios de inteligencia estuviesen “invadiendo” el mundo académico. La respuesta fue reveladora: “Todos los bandos explotan las universidades”.

Los profesores, licenciados e incluso algunos estudiantes son codiciados por informantes de todos los bandos.

“En los últimos años, las universidades americanas se han convertido en el terreno de juego idóneo para las batallas secretas de espías contra espías”, escribe el autor en su flamante libro. “Aunque a menudo se los represente como enclaves de aprendizaje escolar y pericia atlética, o parques de juegos para adolescentes en las puertas de la madurez, se han convertido en una inquietante línea de fuego para el espionaje”. El espionaje es mutuo: agentes chinos, rusos o cubanos analizan a su enemigo desde las aulas de sus universidades, intentan reclutar aliados y acceden a material militar sensible. Los tiempos del Círculo de Espías de Cambridge no están tan lejos.

“El FBI y la CIA responden en consecuencia, buscando sus fuentes entre los estudiantes y profesores internacionales”, recuerda Golden. “Con conexiones estrechas con los gobiernos, los negocios y la tecnología, además de la pericia técnica que se necesita para competir en una economía basada en el conocimiento, los profesores, licenciados e incluso estudiantes son codiciados por informantes de todos los bandos”. Lo confirma un antiguo oficial del Pentágono, que reconoce las universidades como “el mejor terreno para reclutar”. La fórmula de campus abierto de las universidades occidentales favorece que se lleven a cabo trabajos de inteligencia.

Un nuevo contexto

Golden encuentra dos hitos que explican por qué las universidades han vuelto a jugar este rol, después del freno de los años sesenta y setenta, en los que la inteligencia era repudiada por el mundo académico. Por una parte, el acercamiento entre CIA, FBI y universidades al calor del resurgir patriótico después del 11 de septiembre, que realineó a muchos docentes. Por otro, la globalización de la educación superior, que ha favorecido “amistades y entendimientos entre países hostiles”. La movilidad de profesores es mucho mayor y, con ella, la posibilidad de deserción o espionaje.

“Soy de la CIA, y quiero que monte en un avión conmigo de camino a Estados Unidos”, le dijo el agente al científico iraní en su habitación de hotel.

¿En qué se traducen exactamente estas relaciones entre inteligencia y mundo académico? En muchos casos, como expone un fragmento del libro que reproduce ‘The Guardian‘, en conferencias más o menos amañadas, el entorno de captación por excelencia. A veces, simplemente envían sus propios agentes; otras veces, las organizan desde la sombra, a partir de empresas privadas (el principio es que el nombre de la CIA no aparezca por ninguna parte); y, en algunos casos, organizando reuniones ‘falsas’ con el único motivo de alcanzar a un potencial desertor de un país enemigo.

Ha sido así como la inteligencia americana ha conseguido entorpecer el programa nuclear iraní, desvela Golden. Expone el ejemplo de un científico de aquel país que una noche, tras una conferencia en un país neutral, recibió la visita de un agente de la inteligencia americana. “Soy de la CIA, y quiero que monte en un avión conmigo de camino a Estados Unidos”, le espetó. La operación se había preparado cuidadosamente durante meses. Entre otras cosas, montando una conferencia en la que ni ponentes ni asistentes sabían que estaban siendo parte de una charada cuya máxima motivación era conseguir acceder durante unos pocos minutos a dicho científico sin que nadie sospechase.

El contexto idóneo para hacer 'networking', y quizás algo de espionaje. (iStock)
El contexto idóneo para hacer ‘networking’, y quizás algo de espionaje. (iStock)

Como recuerda el periodista, “la importancia de una conferencia puede ser medida no solo por el número de ganadores del Nobel o de catedráticos de Oxford, sino por el de espías”. Los paneles de académicos son un lugar privilegiado donde se reúne la ‘crème de la crème’. Es ahí donde la inteligencia extranjera intenta atraer a los académicos americanos, lo que obliga a los servicios nacionales a mover ficha antes. El FBI llegó a advertir a los profesores sobre los peligros de las conferencias donde, bajo la apariencia de una tontorrona copia de archivos en una memoria USB, se podían sustraer investigaciones sensibles.

¿Cómo lo hacen?

El proceso de reclutamiento emerge directamente de la psicología aplicada por la CIA en muchas de sus operaciones de espionaje. Lo explica un antiguo agente de la compañía que había trabajado fuera de las fronteras americanas. Todo comienza con la selección de su candidato, revisando las conferencias programadas a medio plazo. No hace falta que esté confirmado; que haya acudido al menos dos veces antes es más que suficiente para saber que volverá a hacerlo. Entonces,sus asistentes crean un perfil del objetivo: el agente deberá saberlo todo sobre él, tanto para resultar creíble como para convencerle cuando sea necesario de que de verdad forma parte de la CIA.

Como la mayor parte de científicos e investigadores necesitan siempre nuevas vías de financiación, es fácil que caigan en la trampa. Ya no hay vuelta atrás

Es el momento de diseñar un personaje para el agente, probablemente un hombre de negocios al frente de una compañía ficticia y con una web diseñada para tal propósito. El primer contacto debe realizarse sutilmente, para no llamar mucho la atención. Poco a poco, hay que hacerse visible ante el objetivo; por ejemplo, alabando un ‘paper’ en concreto. El paso definitivo se da en la primera cita, cuando ese hombre de negocios se ofrece a financiar su siguiente proyecto. Ahí está el truco: como la mayor parte de científicos e investigadores necesitan constantemente nuevas vías de financiación, es fácil que caigan en la trampa. Una vez dan el paso, no hay marcha atrás, porque la revelación de que están siendo financiados por la CIA (aunque no lo sepan) puede acabar con sus carreras o incluso con sus vidas en su país natal.

¿Cómo trabaja la CIA con los profesores estadounidenses? Ante todo, ocultando sus huellas. En parte, porque la colaboración con la inteligencia ha estado mal vista desde hace décadas, por lo que puede suponer un estigma que trunque una carrera. Como recuerda Golden, la estima hacia la organización que “saboteó regímenes marxistas populares entre los intelectuales” no es precisamente alta. Pero aún más obvio es que de esa manera resulta más fácil obtener información sensible. La CIA organiza conferencias sobre política internacional para que sus agentes aprendan de los profesores que dedican su carrera a estudiarla por un honorario de apenas 1.000 dólares.

El autor, Daniel Golden.
El autor, Daniel Golden.

Financiada con alrededor de 200 millones por el Gobierno americano y la propia CIA, Golden desvela que Centra Technology, con sede en Arlington (qué coincidencia), es la intermediaria que organiza la mayor parte de estas conferencias. A través de ella se acercan a los organizadores, que no saben que están trabajando para la agencia hasta mucho más tarde —un profesor explica que lo descubrió al darse cuenta de que los asistentes no revelaban sus apellidos—, si es que llegan a hacerlo. La organización niega toda relación con la inteligencia, pero el periodista presenta el testimonio de varios académicos que saben quién está detrás.

Los resultados de estos trabajos de inteligencia se han dejado notar en forma de guerras. Por ejemplo, la de Irak. El premio Pulitzer explica que la decisión del Gobierno de George W. Bush de derrocar a Sadam Husein estaba muy influida por los movimientos de los profesores iraquíes, que se estaban especializando en química, biología o energías nucleares, algo que fue interpretado como un signo de que el programa nuclear seguía adelante. Golden no es, ni mucho menos, el primero que señala este peculiar encamamiento entre inteligencia y academia: ya lo hicieron previamente en primera persona agentes como John Kiriakouen ‘Doing Time Like a Spy‘ o Ishmael Jones en ‘The Human Factor‘. Las guerras de inteligencia siguen librándose no tan lejos de nuestros ojos.

Fuente: https://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2017-10-11/cia-universidades-daniel-golden_1458696/

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Espejos Extraños Contra la Dominación

Por: Boaventura de Sousa Santos

La dominación social, política y cultural siempre es el resultado de una distribución desigual del poder en cuyos términos quien no tiene poder o tiene menos poder ve sus expectativas de vida limitadas o destruidas por quien tiene más poder. Esta limitación o destrucción se manifiesta de diferentes maneras: desde la discriminación hasta la exclusión, desde la marginación hasta la liquidación física, psíquica o cultural, desde la demonización hasta la invisibilización. Todas estas formas pueden reducirse a una sola: la opresión. Cuanto más desigual es la distribución del poder, mayor es la opresión. Las sociedades con formas duraderas de poder desigual son sociedades divididas entre opresores y oprimidos. La contradicción entre estas dos categorías no es lógica, sino más bien dialéctica, ya que ambas forman parte de la misma unidad contradictoria.

Los factores que están en la base de la dominación varían de época a época. En la época moderna, digamos, desde el siglo XVI, los tres factores principales han sido: el capitalismo, el colonialismo y el patriarcado. El primero es originario de la modernidad occidental, mientras que los otros dos existían antes pero fueron reconfigurados por el capitalismo. La dominación capitalista se basa en la explotación del trabajo asalariado por medio de relaciones entre seres humanos formalmente iguales. La dominación colonial se basa en la relación jerárquica entre grupos humanos por una razón supuestamente natural, ya sea la raza, la casta, la religión o la etnia. La dominación patriarcal implica otro tipo de relación de poder pero igualmente basada en la inferioridad natural de un sexo o de una orientación sexual.

Las relaciones entre los tres modos de dominación han variado a lo largo del tiempo y del espacio, pero el hecho de que la dominación moderna se asiente en los tres es una constante. Al contrario de lo que vulgarmente se piensa, la independencia política de las antiguas colonias europeas no significó el fin del colonialismo, significó la sustitución de un tipo de colonialismo (el colonialismo de ocupación territorial efectiva por una potencia extranjera) por otros tipos (colonialismo interno, neocolonialismo, imperialismo, racismo, xenofobia, etc.).

Vivimos en sociedades capitalistas, colonialistas y patriarcales. Para tener éxito, la resistencia contra la dominación moderna tiene que basarse en luchas simultáneamente anticapitalistas, anticoloniales y antipatriarcales. Todas las luchas tienen que tener como objetivo los tres factores de dominación, y no solo uno, aunque las coyunturas puedan aconsejar que incidan más en un factor que en otro.

El siglo XX fue de los siglos más violentos de la historia, pero también se caracterizó por muchas conquistas positivas: desde los derechos sociales y económicos de los trabajadores hasta la liberación e independencia de las colonias, desde los movimientos de los derechos colectivos de las poblaciones afrodescendientes en las Américas y de los pueblos indígenas hasta las luchas de las mujeres contra la discriminación sexual. Sin embargo, a pesar de los éxitos, los resultados no son brillantes. En las primeras décadas del siglo XXI atravesamos incluso un período de reflujo generalizado de muchas de las conquistas de esas luchas. El capitalismo concentra la riqueza más que nunca y agrava la desigualdad entre países y dentro de ellos; el racismo, el neocolonialismo y las guerras imperiales asumen formas particularmente excluyentes y violentas; el sexismo, a pesar de todos los éxitos de los movimientos feministas, sigue ejerciendo violencia contra las mujeres con una persistencia inquebrantable.

Un diagnóstico correcto es condición necesaria para salir de esta aparente estasis histórica. Sugiero varios componentes principales del diagnóstico. El primero reside en que, mientras que la dominación moderna articula siempre capitalismo con colonialismo y patriarcado, las organizaciones y movimientos que vienen luchando contra ella siempre han estado divididas, cada una privilegiando uno de los modos de dominación y descuidando, o incluso ignorando, el resto, y cada una defendiendo que su lucha y su forma de lucha es más importante. No sorprende, así, que muchos partidos socialistas y comunistas, que lucharon (cuando lucharon) contra la dominación capitalista, hayan sido durante mucho tiempo colonialistas, racistas y sexistas. Del mismo modo, no sorprende que movimientos nacionalistas, anticoloniales y antirracistas hayan sido capitalistas, procapitalistas y sexistas, y que movimientos feministas hayan sido conniventes con el racismo, el colonialismo y el capitalismo. De este hecho histórico resulta claro que los avances serán escasos si la dominación continúa unida y la oposición desunida.

El segundo componente tiene que ver con el modo en que se organizaron las resistencias anticapitalistas, anticolonialistas y antipatriarcales. Trabajadores, campesinos, mujeres, personas esclavizadas, pueblos colonizados, pueblos indígenas, pueblos afrodescendientes, poblaciones discriminadas por la discapacidad o por la condición u orientación sexual recurrieron a muchas formas de lucha, unas violentas, otras pacíficas, unas institucionales, otras extrainstitucionales. A lo largo del siglo pasado, esas múltiples formas se fueron condensando en partidos políticos, movimientos de liberación y movimientos sociales, y, salvo algunas excepciones, fueron dando preferencia a la lucha institucional y no violenta. El régimen político que se impuso como la mejor respuesta a estas opciones fue la democracia de origen liberal, la democracia actualmente existente. Ocurre que la potencialidad de este tipo de democracia para responder a las aspiraciones de las poblaciones oprimidas siempre fue muy limitada y las limitaciones se fueron agravando en tiempos más recientes. El modelo que más desarrolló esa potencialidad fue la socialdemocracia europea, y su mejor momento (conseguido, en buena medida, a costa del colonialismo y el neocolonialismo, o sea, de las relaciones económicas desiguales con las colonias y las excolonias), está hoy bajo ataque, no solo en Europa, sino también en todos los países que buscaron imitar su espíritu moderadamente redistributivo para reducir las enormes desigualdades sociales (Argentina, Brasil, Venezuela).

En todas partes, la democracia de baja intensidad está siendo cercada por fuerzas antidemocráticas y, en algunos países, va transitando hacia dictaduras atípicas, muchas veces basadas en la destrucción de la separación de poderes (desde Brasil a Polonia y Turquía) o en la manipulación de los sistemas mayoritarios (fraude electoral sistemático, como en México, sistemas electorales que no garantizan la victoria del candidato más votado, como Hillary Clinton en Estados Unidos). Sabíamos que la democracia se defiende mal de los antidemócratas pues, de otro modo, Hitler no habría ascendido al poder por vía de las elecciones. Y nótese que, si bien de modo fraudulento, su partido ostentaba la palabra «socialismo» en su nombre. Hoy, la democracia está siendo secuestrada por fuerzas económicas poderosas (bancos centrales, Fondo Monetario Internacional, agencias de calificación de crédito) no sujetas a ninguna deliberación democrática. Y las imposiciones pueden ser legales (¿y legítimas?): intereses de deuda pública, imposición de tratados de libre comercio, políticas de austeridad, rules of engagement de las multinacionales, control corporativo de los grandes medios de comunicación; e ilegales: corrupción, tráfico de influencias, abuso de poder, infiltración en las organizaciones democráticas, incitación a la violencia.

La democracia es hoy servidora de los intereses imperiales, cuando no directamente uno de sus instrumentos. Para imponerla se destruyen países enteros, sean ellos Irak, Libia, Siria o Yemen. Está bien documentada la intervención imperialista para desestabilizar procesos democráticos dotados de algún ánimo redistributivo y animados por algún posicionamiento nacionalista para protegerse del mercado internacional depredador de recursos estratégicos, sean ellos petróleo, minerales o, de modo creciente, tierra o agua. Esta desestabilización se nutre siempre de los errores, a veces graves, de los gobiernos nacionales (algunos considerados progresistas) y cuenta con la activa complicidad de las oligarquías que dominaron estos países. La descaracterización de la democracia es tal que ya se habla hoy de posdemocracia, un nuevo régimen político basado en la conversión de los conflictos políticos en conflictos mediáticos minuciosamente gestionados por técnicos de publicidad y comunicación, y últimamente apoyados por la posverdad mediática de las fake news.

El tercer componente del diagnóstico tiene que ver precisamente con los errores de los gobiernos nacionales. ¿Por qué se equivocan con tanta frecuencia, sobre todo cuando son considerados gobiernos progresistas? Son muchos los factores: no hay alternativas anticapitalistas creíbles y las conquistas contra el colonialismo, el racismo o el sexismo parecen depender de que no interfieran con la dominación capitalista; una vez obtenido el poder de gobierno, las fuerzas progresistas se comportan como si tuviesen, además de aquel, el poder económico, social y cultural que se reproduce en la sociedad en general, y con eso deja de reconocerse la gravedad o incluso la existencia de antagonismo de clases, razas y sexos; las luchas contra el capitalismo, el colonialismo y el patriarcado son siempre concebidas como si se buscara eliminar los «excesos» de estos modos de dominación, y no su fuente. De tal «autocontención», voluntaria o impuesta, devienen dos consecuencias fatales.

La primera es tolerar o incluso promover un sistema de educación que fomenta los valores y las subjetividades que sustentan el capitalismo y las relaciones coloniales, racistas y sexistas. La segunda es negarse a imaginar (o ignorar cuando ocurren) formas alternativas de organizar la economía, concebir la democracia, organizar el Estado, practicar la dignidad humana, dignificar la naturaleza, promover formas de sentir y de ser solidarias, sustituir cantidades y gustos infinitos por la proporcionalidad, dejar de lado euforias desarrollistas en beneficio de límites justos y fruiciones comedidas, promover la diferencia y la diversidad con la misma intensidad con la que se promueve la horizontalidad. Al presentarse como fatales, estas dos consecuencias son inhumanas. Por la simple razón de que ser humano es no ser plenamente humano. Es no tener que ser para siempre lo que se es en un determinado contexto, tiempo o lugar.

(*) Traducción de Antoni Aguiló y José Luis Exeni Rodríguez

Fuente del Artículo:

https://www.aporrea.org/ideologia/a250852.html

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