¿Qué pasará con la educación secundaria en los ciclos escolares 2019-2020 y 2020-2021?

Por: Pluma Invitada

La SEP ha confirmado que durante el ciclo escolar 2019-2020, los alumnos de las secundarias generales y técnicas llevarán en primero y segundo grados todas las asignaturas del campo de formación académica (incluyendo Historia y Formación Cívica y Ética) con los programas de estudio 2017, mientras que tercer grado con los programas 2011.

De acuerdo con la última decisión de la SEP, todos los estudiantes de educación secundaria llevarán los mismos programas de estudio en el ciclo escolar 2019-2020, incluyendo telesecundaria, pues para los alumnos de esta modalidad sí se había decidido que llevarían los programas 2017 para primero y segundo grados en todas las asignaturas.

Sin embargo, una de las dudas para tercer grado es qué pasará en el ciclo escolar 2020-2021. El día de ayer la SEP entregó los oficios de las evaluaciones de los libros de texto de tercer grado y aclaró que no seguirán en vigor los programas 2017 en el ciclo escolar 2020-2021 para este grado, dado que para el próximo año se publicará el nuevo plan y programas de estudio para la educación básica.

¿Qué significa que no se dé continuidad a los alumnos que habrán estudiado con base en los programas 2017 primero y segundo grados en los ciclos escolares 2018-2019 y 2019-2020 si en tercer grado para los ciclos escolares 2020-2021 y 2021-2022, llevarán los programas de 2011? Analicemos primero los casos de las asignaturas de Historia y Formación Cívica y Ética.

En cuanto a Historia, en el currículo 2011 el curso de Historia Universal se estudia en segundo grado y el de Historia de México en tercer grado; mientras que en el currículo 2017, Historia del Mundo, el equivalente de Historia Universal, está en primer grado e Historia de México, en segundo y tercer grados, con sus contenidos repartidos de la siguiente forma:

  • Segundo grado, de la época prehispánica hasta la época virreinal
  • Tercer grado, desde la Independencia hasta la actualidad.

Por tanto, los alumnos de tercer grado en el ciclo 2020-2021 (que llevarán el programa 2011) repetirán los contenidos estudiados en segundo grado (programa 2017) que corresponden al periodo entre las épocas prehispánica y virreinal. Además, perderán la continuidad de profundizar en una de las innovaciones del programa 2017 sobre el quehacer del historiador, esto es:

  • La adquisición de herramientas teóricas y metodológicas para seguir analizando el pasado;
  • La distinción entre un hecho histórico y un proceso histórico;
  • La comprensión de las características y variedad de las fuentes históricas.

Con respecto a Formación Cívica y Ética ocurre una situación parecida, ya que se repetirán los contenidos relacionados con los cambios físicos y emocionales durante la adolescencia, implicaciones del ejercicio temprano de la sexualidad; y los temas de normas, leyes y componentes del gobierno democrático. Además, en los nuevos libros de texto (del programa 2017) se actualizaron leyes, tratados y los nombres de algunas instituciones que fueron modificados o no estaban considerados en el programa 2011, como el Ifai que ahora se llama Inai y el IFE ahora INE, así como la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, publicada inicialmente el 15 de mayo de 2017 y reformada el 20 junio 2018.

Otro asunto relevante es el manejo de los proyectos, ya que en los programas de 2017 se pueden plantear en cualquier momento del curso escolar, lo que favorece que los alumnos apliquen los aprendizajes esperados en el momento de estudiar los contenidos correspondientes, mientras que, en los programas de 2011, se plantean solo en el quinto bloque, durante la etapa final del ciclo escolar.

Me centré en estas dos asignaturas porque las afectaciones serían mayores para los alumnos de tercer grado, que no llevarán los programas de estudio 2017 en el ciclo escolar 2020-2021 y posteriores. Pero si se hace el análisis de las demás asignaturas (Español, Inglés, Matemáticas, y Química) también se presentan dificultades y no menores, por ejemplo: repeticiones de contenidos que cambiaron de ubicación en los tres grados de secundaria en algunas de estas asignaturas, como en Matemáticas; no estudiar los nuevos contenidos de los programas 2017; no consolidar los cambios en los propósitos, los enfoques pedagógicos, los aprendizajes esperados y las orientaciones didácticas. Lo anterior es inadmisible en un gobierno que dice tener a los alumnos como su prioridad educativa, lo cual es importante aclarar no es nuevo en las propuestas curriculares, además de que debería ser el objetivo principal siempre, no importa quién nos gobierne.

Así pues, para que la generación de los alumnos que ingresaron a la secundaria en el ciclo escolar 2018-2019 pueda tener continuidad y concluir sus estudios de este nivel educativo en tercer grado en el ciclo escolar 2020-2021 y sucesivos, hasta que se aplique el nuevo currículo, es imprescindible que lleven todas las asignaturas con base en los programas 2017 y se les proporcionen libros de texto que respondan a estos.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/que-pasara-con-la-educacion-secundaria-en-los-ciclos-escolares-2019-2020-y-2020-2021/

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¿Enseñanza religiosa o enseñanza de las religiones e iniciación a la vida del espíritu?

Por: Leonardo Boff

Corre en el STF la discusión de si en las escuelas puede o no puede haber enseñanza religiosa. El término “enseñanza religiosa” lleva a equívocos, pues contiene una connotación confesional. En un Estado laico como el brasilero, que acoge y respeta todas las religiones sin adherirse a ninguna de ellas, lo correcto sería decir “enseñanza de las religiones”. Forma parte de la cultura general que los estudiantes tengan nociones básicas de las religiones practicadas en la humanidad. Dicho estudio tiene el mismo derecho de ciudadanía que el de la historia universal o el de las ciencias y de las artes. Por lo tanto, el término correcto sería “enseñanza de las religiones”.

Lo más importante sería sin embargo iniciar a los estudiantes en la espiritualidad, tal como es entendida hoy por los estudiosos. No se trata de una derivación de la religión, cosa que también suele darse, pero, en principio la religión nodebe confundirse con la espiritualidad ni tiene su monopolio. La espiritualidad es un dato antropológico básico humano, como lo es la inteligencia, la voluntad o la libido.

El ser humano además de poseer una exterioridad (cuerpo) y una interioridad (psique), tiene también una profundidad (espíritu). El espíritu es aquel «momento» de la conciencia por el que cada uno se capta a sí mismo como parte de un todo y se pregunta por el sentido de la vida y de su lugar en el conjunto de los seres.

Tal vez mejor que un filósofo, un escritor pueda iluminarnos sobre el espíritu y la vida del espíritu. Antoine de Saint Exupéry, autor de El Principito, dejó una carta póstuma de 1943, publicada solamente en 1956, y titulada “Carta al General X”, en la dice: “No hay más que un problema, solamente uno: redescubrir que existe una vida del espíritu que es todavía más alta que la vida de la inteligencia, y que es la única que puede satisfacer al ser humano”, (Dar un sentido a la vida, Macondo Libri 2015, p. 31).

Para él, la vida del espíritu o la espiritualidad está hecha de amor, de solidaridad, de compasión, de compañerismo y de sentido poético de la vida. Si se cultivase esta vida del espíritu no se hubiera dado el absurdo de millones de muertos de la segunda guerra mundial. Es lo que hoy necesita nás el mundo. Por estar la vida del espíritu cubierta de un manto de cenizas de egoísmo, indiferencia, cinismo y odio, es por lo que las sociedades se han vuelto inhumanas. Saint Exupéry llega a decir: “tenemos necesidad de dios” (p. 36).

Ese Dios no viene de afuera. Es esa Energía poderosa y amorosa que los cosmólogos llaman Energía de Fondo del Universo, innombrable y misteriosa, de la cual han salido todos los seres y son sustentados en cada momento por ella. Nosotros también. Cosmólogos como Brian Swimme y Freeman Dyson la llaman Abismo Alimentador de Todo, o Fuente Originaria de todos los Seres. Dios debe ser pensado en esta línea.

Es propio de la vida del espíritu poder abrirse a esta «Realidad», dejarse tomar por ella y entrar en diálogo con ella. El resultado es tener una experiencia de transcendencia, que nos hace sentirnos más sensibles y humanos.

Hay una base biológica para la vida del espíritu. Desde los años 90 del siglo pasado, algunos neurocientíficos constataron que siempre que el ser humano aborda temas ligados a un sentido profundo de la vida y a lo Sagrado se produce una gran aceleración neuronal en los lóbulos temporales. Llamaron a esa zona “el punto Dios en el cerebro”. Así como tenemos órganos exteriores como los ojos, los oídos y el tacto, tenemos también un órgano interior –es nuestra ventaja evolutiva– mediante el cual captamos esa Realidad misteriosa que nos envuelve y que sustenta todo.

Detenernos sobre esta Realidad, y entrar en diálogo con ella, nos vuelve más humanos, menos violentos y agresivos. Danah Zohar, física cuántica, y su marido, Ian Marshall, psiquiatra, escribieron un convincente libro sobre el “punto Dios en el cerebro” denominándolo “inteligencia espiritual” (Plaza&Janes 2001). Así, estamos dotados de tres tipos de inteligencia: la intelectual, la emocional y la espiritual. Es preciso articular las tres para ser más plenamente humanos.

Estimo que las escuelas, además de proporcionar una enseñanza de las religiones, ganarían enormemente si iniciasen a los estudiantes en la vida del espíritu. ¿Quién sería apto para orientar esta práctica? Profesores de psicología, de pedagogía, de filosofía, de sociología y de historia. La clase podría dividirse en dos partes: en los primeros veinte minutos pequeños grupos discutirían un tema de alguno de los maestros del espíritu, de distintas procedencias, y procurarían internalizar tales contenidos. En los otros veinte minutos pondrían en común sus reflexiones y se abriría un debate.

Como alternativa se puede también reservar un tiempo para que cada estudiante se recoja, ausculte su profundidad y vea qué buenos y malos sentimientos salen de ahí, conociéndose de esta manera a sí mismo y proponiéndose fortalecer los buenos y poner los malos bajo control. Así sentiría la vida del espíritu, consciente y personal.

Tenemos cómo matar el hambre de pan. Necesitamos matar el hambre de vida espiritual que se nota por todos lados. Ella “es la única que satisface al ser humano”.

*Fuente: http://www.servicioskoinonia.org/boff/articulo.php?num=856

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