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Venezuela evalúa trabajar en expediente trinacional junto a Brasil y Colombia en patrimonio cultural

Venezuela/Febrero de 2017/Autor: Zabdiel Gutierrez/Fuente: VTV

Para consolidar la participación del Estado venezolano ante la Convención para la Salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial que promueve la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), los representantes del país ante este organismo internacional evalúan la posibilidad de participar en un expediente trinacional junto a Brasil y Colombia para rescatar las riquezas culturales que se encuentran en las fronteras de estas tres naciones, informó el viceministro de Identidad y Diversidad Cultural, Benito Irady.

“De parte de los pueblos, no solo de Colombia, sino de Brasil, se nos ha propuesto trabajar ya no en un expediente binacional, sino con miras al futuro en un expediente trinacional, donde Venezuela ocupa una triple frontera con Brasil y Colombia. Allí, en esa región, existe una multiplicidad de expresiones culturales, de pueblos indígenas que atraviesan las fronteras porque son los pueblos los que tienen un territorio en común”, dijo Irady desde el Salón Gran Mariscal de Ayacucho de la Casa Amarilla, a propósito de la ponencia “La experiencia del Estado venezolano ante la Convención de la Unesco para la salvaguarda del Patrimonio Cultural” que se realizó el  lunes 20 de febrero.

Informó que por ser un territorio alejado de las grandes ciudades, con pocas vías de acceso y zonas culturales de mucha importancia se hace imperante que sea considerado por la Unesco, reportó la cartera ministerial de la cultura.

“Todo ese recorrido de este a oeste tiene una extraordinaria riqueza donde habitan numerosos pueblos y comunidades indígenas, por eso es un trabajo que debe desarrollarse a un largo plazo”, destacó.

Cartografía

Aclaró que tanto Brasil como Colombia ya tienen adelantado el levantamiento cartográfico de sus zonas y “de allí surgió esta invitación, lo cual implica muchos años de trabajo. No es fácil adelantar una cartografía importante sobre la región si no tenemos un equipo de trabajo amplio. Es una propuesta y la estamos considerando”, aclaró.

De igual manera, sostuvo que para este año se espera la declaratoria como Patrimonio Cultural Inmaterial de Los Cantos de Trabajo del Llano Colombo-Venezolano, primera experiencia binacional ante la Unesco entre ambos países; y ratificó que para el año que viene se postulará el expediente del palabrero Wayúu a la lista representativa de Patrimonio Cultural Inmaterial.

“El día tres de marzo me estaré reuniendo, en Paraguaipoa, estado Zulia, con palabreros de la parte colombiana y venezolana para armonizar la manera de cómo va a desarrollarse ese expediente, que va a contar con la participación plena de las comunidades indígenas. Esperamos que esté listo para el próximo año”, anunció.

Dijo que Venezuela ha podido demostrar ante la Convención de la Unesco, tras cinco declaratorias consecutivas, que es un país que defiende los intereses de su pueblo y que persigue su reconocimiento ante instancias internacionales.

“Cuando llevamos estas propuestas no solamente estamos demostrando de qué manera los derechos humanos se cumplen, el respeto a las minorías étnicas, sino que estamos hablando, por encima de todas las cosas, de paz. Esta convención está hecha para promover la paz”, aseveró.

Aclaró que todo ese trabajo ha sido producto de la estrecha relación que ha mantenido el Ministerio del Poder Popular para la Cultura con el Ministerio del Poder Popular para Relaciones Exteriores.

“Ha sido un trabajo mancomunado entre ambos entes, y nos ha movido la necesidad de la coordinación y la coherencia, que hemos cumplido perfectamente porque sabemos el significado que tiene para la Patria alcanzar las declaratorias”, subrayó.

Pertenencia

Precisó que en estos tiempos de guerra económica y mediática es necesario exaltar todos los reconocimientos que la Unesco le ha otorgado al trabajo y a los objetivos alcanzados por la Revolución Bolivariana: declaratorias materiales y patrimoniales, entre ellas Canaima, la Universidad Central de Venezuela y la ciudad de Coro y su puerto de La Vela; y reconocimientos como e del año 2005 donde se reconoció a Venezuela como territorio libre de analfabetismo.

“Nosotros tenemos sentido de pertenencia, no solo para dar a conocer lo de nosotros, sino porque es un arma poderosa, un valor fundamental para dar a conocer la verdad y evitar cualquier posibilidad que a otros países se les ocurra alterar nuestra paz y la tranquilidad del pueblo”, sentenció.

Fuente: http://vtv.gob.ve/venezuela-evalua-trabajar-en-expediente-trinacional-junto-a-brasil-y-colombia-en-patrimonio-cultural/

 

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Símbolos patrios, memoria y tradición ética

Por: Pedro de la Hoz

En el carapacho de una tortuga, el triángulo rojo y la estrella solitaria. El quelonio, en su lento avance, deja un rastro de franjas azules y blancas. La imagen difundida en la blogosfera ilustró un comentario sobre alcances y retardos en cierta zona de la economía nacional. Se puede estar o no de acuerdo con el contenido de la polémica nota, pero la grotesca manipulación de uno de nuestros símbolos patrios no debe ser pasada por alto.

El uso y abuso de estos atributos ha sido un tema recurrente en los últimos tiempos. Existe un marco legal que define las características, la naturaleza y las normas para su utilización. En 1983 la Asamblea Nacional del Poder Popular aprobó la Ley no. 42 y luego en 1988 el Consejo de Ministros estableció el reglamento mediante el decreto no. 143. También sabemos que se dan pasos muy firmes para la actualización de la legislación vigente.

Vivimos, lamentablemente, momentos en que desde los centros hegemónicos del poder y con una irradiación a escala global se han trivializado los símbolos. Hay que ver una parada festiva en cualquier ciudad estadounidense y observar una lluvia de confetis con los colores de la bandera norteamericana y personas disfrazadas de Tío Sam montadas en zancos. Hay que ver caricaturas e imágenes distorsionadas de los padres fundadores de la nación.

En varios países de la región y en los propios Estados Unidos se han alzado voces contra el irrespeto a los símbolos patrios; dígase la proliferación indiscriminada en artículos de vestir y utensilios, y hasta su reproducción en prendas para animales domésticos.

Antes de fin de año, en una comparecencia televisada, Eusebio Leal alertó: «Existe una vulgarización de los símbolos nacionales a propósito con una idea absolutamente comercial por parte de personas que tergiversan un poco la necesidad y convierten en comercio lo que no es comerciable. (…) Imitando las malas costumbres de un comercio brutal que entra en el país no solo desde los Estados Unidos, sino desde cualquier otro lugar, traen de allí múltiples cosas que son de una vulgaridad extraordinaria y creo que no se puede responder a la vulgaridad con otra».

Por otra parte, el intelectual Fernando Martínez Heredia ha recordado cómo «gana cada vez más terreno a escala mundial la homogeneización de opiniones, valoraciones, creencias firmes, modas, representaciones y valores que son inducidos por el sistema imperialista mediante su colosal aparato cultural-ideológico. Una de sus líneas generales más importantes es lograr que disminuyan en la población de la mayoría del planeta —la que fue colonizada— la identidad, el nacionalismo, el patriotismo y sus relaciones con las resistencias y las revoluciones de liberación, avances formidables que se establecieron y fueron tan grandes durante el siglo XX. La neutralización y el desmontaje de los símbolos ligados a esos avances es, por tanto, una de sus tareas principales».

Nuestra relación con los símbolos patrios debe ser entendida, sin embargo, más allá de toda consideración formal. Cada uno de ellos representa un vínculo muy profundo con la memoria histórica y la tradición ética de la nación.

La manera en que los asumimos tiene mucho que ver con la conciencia cívica en que nos hemos educado. En tal sentido, vale tomar en cuenta el análisis formulado por Abel Prieto cuando llamó a discernir entre las «fuerzas, corrientes, tendencias que provienen de la cubanía, y se orientan en favor de la defensa de nuestro perfil nacional, de su completamiento y profundización» y otras «por fortuna minoritarias, que se nutren de una cubanidad castrada, parten de aceptar lo más superficial y externo de la cultura cubana para subordinarse en lo esencial y convertirse, de manera más o menos consciente, en cómplices de la desnacionalización de Cuba».

La bandera, por ejemplo, es mucho más que un objeto material. Lo que le confiere máximo valor transita por las vidas que se han entregado por ella, la épica que se ha consustanciado en su representación. Es un enunciado de la Patria; respetarla constituye un acto de confirmación ciudadana.

Fuente: http://www.granma.cu/opinion/2017-01-17/simbolos-patrios-memoria-y-tradicion-etica-17-01-2017-22-01-04

Imagen de archivo

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Bolívar y la Juventud Bicentenaria

Por: Gerson Gómez

En el marco de la graduación de 1117 Médicos Integrales de la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM) Salvador Allende, internacionalizando esta digna profesión, hablar de Bolívar debe ir mucho más allá de la idea de alimentar las apetencias o ansias de poder de un sector burocrático, que ejerce  este en un determinado momento histórico.

 Bolívar nace en la provincia de Caracas el 24 de Julio de 1883, con una extraordinaria preparación intelectual bajo el precepto Rodrigueano como bandera política. Dedica su juventud, desde su primera aparición pública  a la actividad “revolucionaria “, asiduo lector, extraordinario ensayista, plasma su pensamiento en documentos como: El Manifiesto de Cartagena, Carta de Jamaica y Discurso de Angostura, factores y elementos dignos de ser conocidos por las nuevas generaciones.

 En el primero de sus documentos, explica las principales causas de la pérdida de la Primera República, del cual destaca la falta de preparación del ejército que comandaba; en el segundo asume posiciones políticas contra-hegemónicas, analizando el contexto geopolítico de la época y vislumbrando la posición política de los Estados Unidos desde 1819 como centro  hegemónico de poder  con la Doctrina de John  Monroe, “América para los Americanos”, que no solo, abarcaría el destino de esta nación en el siglo XIX, sino, que aún persiste en nuestro tiempo;  en tercer lugar, en la ciudad de Angostura a las riveras del Orinoco “Capitán de la Llanura”, que como interpretara magistralmente Sexagésimo en una de sus tantas hermosas y excelentes interpretaciones, a orillas de este, Bolívar hace público el ensayo cuya vigencia en materia Republicana y bajo los preceptos de la ilustración, los pensamientos de los intelectuales de la Revolución Francesa como Montesquieu,  Rousseau, Diderot y Voltaire entre otros, marca el rumbo de las Repúblicas nacientes desde la gesta emancipadora.

Es de hacer notar, que dentro del pensamiento del libertador, el ideal integracionista estuvo siempre presente, y que lo demarcara en su convocatoria al Consejo Anfictiónico de Panamá, puerto natural, que durante la época colonial, represento una de las actividades económicas más importantes y objetivo fundamental de los imperios de ultramar por su posición estratégica.  Una vez desmembrada la Gran Colombia, se convirtió en el estado de Panamá, con su canal, que hoy día representa la fuente de ingreso más importante para esta nación, integración, que hoy día representa, la esperanza de los pueblos de “Nuestra América” la de José Martí, Ezequiel Zamora, Hugo Chávez y otros tantos quienes han visto en Bolívar, el ideal para las nuevas generaciones.

Hoy en el marco de los 186 años, de la desaparición física de Simón Bolívar, El Libertador, El hombre de las dificultades, es necesario destacar lo que señalara, Ali primera en uno de sus tantas Canciones:

Bolívar, bolivarianos, no es un pensamiento muerto

Ni mucho menos un santo

Para prenderle una vela.

Mantener vivo el pensamiento, obra y legado libertario de Simón Bolívar es tarea de cada uno de nosotros, a los 75 años del natalicio del cantor del pueblo Venezolano:

Un niño de Venezuela,

Tuvo un encuentro con el,

 Pudo ser imaginario,

Pero, pudo suceder.

Hoy el encuentro de Bolívar, es con cada ciudadano venezolano, que merece una Venezuela mejor, y  que nuestros hijos, conozcan el ideario y  legado de este extraordinario Latinoamericano, comandante del  Ejército Venezolano “ forjador de libertades”.

 Cada hijo de Venezuela, y de nuestra América debe reivindicar el carácter histórico y relevancia de su pensamiento y obra, exaltandolas y forjando su propio criterio que va más allá de nuestra generación. Con trabajo, estudio y lucha emancipadora marchemos adelante.

 

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La FEEM de entonces y su hermana mayor: la FEU

Por: Nestor del Prado

La FEEM, que el 6 de diciembre de 2016 cumple 46 años de fundada, siempre estuvo en alianza natural y consecuente con la FEU. Fiel a mi convicción de la importancia de los testimonios en el aprendizaje y el interés de las nuevas generaciones por la Historia, es que escribo estos recuerdos, que dedico con inmenso cariño a todos los que hicieron, hacen y harán posible que la FEEM continúe con renovados bríos por los caminos de la Revolución.

En el año 1970, la conmoción originada por no haber logrado la producción de los 10 millones de toneladas de azúcar, propició un profundo proceso de reflexión en todo nuestro país.

Uno de los resultados destacado fue el fortalecimiento del movimiento sindical y estudiantil.

Se decidió restablecer a la FEU como organización del estudiantado universitario, recordemos que entre 1968 y1970 funcionó como UJC-FEU; y se acordó por la dirección nacional de la UJC fundar la Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media (FEEM).

La FEEM fue precedida por la Unión de Estudiantes Secundarios (UES) y las Brigadas Estudiantiles José Antonio Echeverría (B.E.J.A.E.), que aportaron experiencias significativas para la formación de la nueva organización que tendría como principal objetivo canalizar las inquietudes y las iniciativas de los estudiantes.

El imagotipo o gráfico identificador de la FEEM, surgió de la creatividad de los propios estudiantes, que comenzaron a escribir el grafema FEEM en muchas superficies públicas, entre ellas las carrocerías y los cristales empolvados de automóviles. Un fotógrafo lo retrató y así surgió. Si alguien tiene otra versión más veraz les ruego socializarla.

El primer Congreso de la FEEM, culminó el 28 de enero de 1971, con la elección como presidente de Jorge Aldereguía Henríquez, estudiante del preuniversitario Manolito Aguiar de Marianao. El Yoyo, como le decíamos casi todos, demostró ser un excepcional dirigente, activo, inteligente, profundo, intrépido, creativo,… Como podrán apreciar en esta remembranza intentaré rendir un homenaje a su primer presidente, que muy probablemente haya sido el presidente más efímero, pero que hizo más en menos tiempo (28 de enero a 26 de noviembre de 1971). El Yoyo, terminó sus estudios de bachillerato en ese propio año. Nieto del eminente médico y revolucionario Gustavo Aldereguía e hijo de otro médico que consagró su vida a la salud pública cubana, y de la eminente científica, la Dra. Ruth Daysi Henríquez, mi inolvidable decana de la Facultad de Ciencias de la Universidad de la Habana.

Mucho valoro que un expresidente de la FEEM, escriba para Juventud Rebelde un artículo en que se conjugue el testimonio con las ideas de hoy y para el futuro. Yo he pensado en el compañero Abel Acosta, actualmente viceministro de Cultura.

Revisando la lista de expresidentes de la FEEM a instancia nacional publicada en ECURED, he comprobado que presenta importantes discontinuidades. Yo tengo ahora en mente no menos de 5 nombres, pero lo correcto es que se haga lo correcto correctamente: que los historiadores entren en acción. Recuerdo al primer presidente nacional de la FEEM, que invitado a la reunión del Consejo de Ministros que discutió la Ley contra la vagancia, pidió la palabra y realizó una sustanciosa intervención que asombró a los allí presentes. Algunos pensaron que era criticable que aquel muchachito hubiese hablado en tan alto órgano de gobierno. Pero Fidel y Raúl reconocieron y estimularon su participación en la que uno de los argumentos era que si bien era necesaria esa Ley, cada vez que tuviésemos que aplicarla, deberíamos estar conscientes que era una derrota del trabajo educativo de las organizaciones estudiantiles y juveniles y una muestra de ineficacia del proceso revolucionario

En febrero de 1971 se produjo la asamblea de nominación de candidatos para el secretariado de la FEU de la Universidad de La Habana, en la Ciudad Deportiva. Fue una asamblea llena de iniciativas de las siete facultades de entonces. Se produjo un “asalto de la dirección provincial de la FEEM”; para saludar las elecciones de la FEU. El saludo fue hecho por el presidente provincial, estudiante de un instituto tecnológico, pero con mucha más edad que la inmensa mayoría de los estudiantes universitarios allí reunidos. Cuando el compañero Serrano-ese es su apellido-, dijo que en nombre de los hermanos menores, saludaba a los hermanos mayores, se produjo una explosión de risa cariñosa y pícara.

En mayo de 1971, en un encuentro en el MINED, con el Subdirector General de la UNESCO, Jorge Aldereguía, a nombre de la FEEM realizó una brillante explicación de la participación de los estudiantes en el proceso de la Revolución Educacional. En la foto el visitante lo felicita.

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En julio se realizó el ascenso al Pico Turquino, por la Columna Estudiantil integrada por estudiantes destacados de la FEEM. Yo participé como invitado, nunca antes había acometido tamaña proeza. Recuerdo a Yoyo Aldereguía, con su menuda corpulencia pero con energías insospechadas, avanzando por aquellas endemoniadas lomas y regresando para socorrer a los necesitados. Yo que tenía unos añitos más que los de secundaria, no la pasé muy bien, realmente me faltaba entrenamiento; en más de una ocasión me pedían ayuda para vencer pasos complicado, como el caso de la “loma del caldero”, que parecía no terminar nunca, o en el “paso del cadete”, en que había que aferrarse a una soga por un desfiladero abismal, para evitar una caída mortal. Unas pocas veces logré remolcar a unas muchachitas de menos de 15 años. Cuando nadie me veía, y las fuerzas físicas me faltaban, tiraba el carné de la UJC unos metros hacia adelante, y me decía: “atrápalo, primero muerto que desprestigiado”. Al fin llegué a la meta, y ahí estoy entre los que aparecen en esta foto junto al busto de Martí. En ella están el Comandante Belarmino Castilla, ministro de Educación, Aldereguía-bandera en manos-, los miembros del Buró Nacional de la UJC Espinosa y Mirta Rosa; y otros muchos valiosos compañeros y compañeras.

Durante el año 1972 y parte de 1973, pude compartir con otro presidente de la FEEM, Luís Alemán, un excelente dirigente estudiantil.
Fui testigo de una ejecutoria digna y muy responsable de la FEEM en todas las tareas acometidas. El estudio, el trabajo, el deporte, la cultura, la historia, la emulación, la defensa, la actividad internacional. Recuerdo particularmente el papel de la FEEM en la lucha contra el fraude en los exámenes.

Siempre Fidel y Raúl le dieron gran importancia al papel de ambas organizaciones estudiantiles.

Se puede observar la foto de Fidel enseñado una jugada de baloncesto a estudiantes de la Escuela en el Campo Ceiba1.

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En la otra foto Raúl escoltado por Néstor del Prado presidente de la FEU de Cuba, a la izquierda, y Luís Alemán, el presidente nacional de la FEEM. Raúl nos invitó a participar en una cacería en Pinar del Río; en esos días Fidel estaba fuera de Cuba, participando en la conmemoración del 50 aniversario de la URSS. Se produjo un terrible terremoto en Managua, capital de Nicaragua, imperaba la cruel dictadura de Somoza, y Raúl intercambió con nosotros sobre la decisión de ofrecer ayuda a los damnificados enviando una Brigada cubana. Aquella conversación fue una verdadera clase para nosotros.

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La FEEM siempre ha sido una cantera de dirigentes para la FEU. Varios presidentes de la FEEM fueron luego presidentes de la FEU de Cuba. Considero un acto de justicia reconocer el papel de los funcionarios del Departamento de la UJC encargado del trabajo con la FEEM: Pantaleón, Vaillant, Remberto, Teófilo, verdaderos mentores y facilitadores del trabajo de la organización estudiantil, estimulando siempre el rol protagónico de sus dirigentes.

Concluyendo este artículo nos llegó la triste noticia de la muerte de Fidel, que no por esperada dejo de ser devastadora para quienes aprendimos junto a él a empinarnos por los caminos turbulentos, gloriosos y emocionantes de una revolución verdadera.

Felicitaciones a los miembros de la FEEM. ¡Qué viva la FEEM!

Fuente: http://www.cubadebate.cu/opinion/2016/12/06/la-feem-de-entonces-y-su-hermana-mayor-la-feu/#.WEgHPxJGT_s

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Libro: Caravana de la libertad

Caravana de la libertad

Por: Pedro de la Hoz, Luis Báez

El volumen que recoge por primera vez, íntegramente, el itinerario que siguió la tropa rebelde encabezada por Fidel hasta la capital, en los primeros días de 1959, está a disposición de los lectores de Cubadebate, por cortesía de sus autores.

Luis Báez y Pedro de la Hoz, los autores de “Caravana de la libertad” , han narrado el recorrido en 256 páginas bellamente que recogen el testimonio inédito de muchos de los protagonistas de este acontecimiento. El libro fue presentado en La Habana este 13 de agosto, para celebrar el 83 cumpleaños de Fidel.

“Caravana de la Libertad” incluye entrevistas con los Comandantes de la Revolución Juan Almeida Bosque y Guillermo García Frías; además de los choferes de la caravana José Alberto León y Alberto Vázquez; y el general de división Antonio Enrique Luzón, encargado de la seguridad, entre otros.

Báez manifestó que armar la historia fue el primer desafío. “Hubo que realizar una labor de arqueología periodística para reconstruir los hechos”, afirmó De la Hoz, en el Palacio de la Revolución, donde se presentó el libro este jueves.

El segundo reto fue ordenar las imágenes, “las cuales se tomaron de los archivos de la Oficina de Asuntos Históricos del Consejo de Estado y de las revistas Bohemia y Verde Olivo. El tercero, que constituyó una gran dificultad, fue precisar los horarios de cada hecho registrado”, afirmaron los autores.

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Selección de texto, página 9

El recorrido tenía por objeto transportar la columna en apoyo de los compañeros que iban hacia la capital; yo pensaba pasar rápidamente. Pero en eso se cae, mejor dicho: fue derrocada la tiranía, porque no se cayó: la derrocaron, al dictador y a los que quisieron sustituirlo; en un día se cayeron dos: Batista y Cantillo.

Ese era el objetivo del viaje. Yo no tenía pensado hacer una marcha triunfal, ni mucho menos; me parece que eso estaría un poco fuera de lugar en este momento. Yo me he detenido en los pueblos porque me han detenido en los pueblos, el pueblo. Y no he podido hacer otra cosa que hablar con el pueblo, a pesar de que me parecía que era necesario que estuviésemos en La Habana cuanto antes, y todo el mundo sabía que necesitábamos estar en La Habana cuanto antes; pero ya veníamos en este recorrido, y no podía menos que atender el deseo del pueblo de hablar con nosotros y de saludar a los combatientes del Moncada.

Fidel Castro Ruz

Santa Clara, 6 de enero de 1959

Galería: Caravana de la Libertad, páginas de la memoria

Selección de imágenes que aparecen en el libro “Caravana de la libertad”, de los autores cubanos Luis Báez y Pedro de la Hoz. Reseña el recorrido de las tropas rebeldes encabezadas por Fidel desde el 1 de enero al 17 de enero de 1959, día en que llegaron a Pinar del Río para consolidar el triunfo de la Revolución.

Fuente: http://www.cubadebate.cu/libros-libres/2009/08/15/caravana-libertad-luis-baez-pedro-de-la-hoz/#.WEAkmxJGT_s

 

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Folclor: sabiduría popular, de la gente común

Por: Olmedo Carrasquilla

En el folclor descubrimos el legado cultural reflejado en las tradiciones, en la música, en el vestuario, la poesía, las costumbres, los cuentos, las artesanías, los dichos, las creencias, el orgullo ancestral, los rasgos de la etnia misma, y hasta en las luchas populares con todos sus triunfos y derrotas, sus alegrías, y sus tristezas. Estas apreciaciones la encerramos en una profunda sabiduría popular, enriquecida por años de vivencias individuales y colectivas que han ido impregnando la idiosincrasia y el carácter de los grupos humanos, a la vez que conformamos esa valiosa herencia de la que se nutre la patria.

Noviembre, Mes de la Patria, para celebrar el Patrimonio, ese que está constituido por todos los bienes y valores culturales que son expresiones de la nacionalidad o identidad de un pueblo, las tradiciones, las costumbres, los hábitos, así como el conjunto de bienes materiales e inmateriales, muebles e inmuebles que poseen un valor especial sea histórico, artístico, estético, plástico, antropológico, ecológico, además de las manifestaciones, los productos y las representaciones de la cultura popular.

Una valiosa contribución a la cristalización de ese legado cultural que, sin este tipo de esfuerzos individuales, no lograría convertirse en tradición, (del latín, tradere, ‘transmitir, confiar, legar, entregar’), precisamente en ese mismísimo sentido de transmitir, le hacemos honor a Ocú, y por ende a la patria, puesto que es uno de los pueblos que conserva, rescata y divulga para la posteridad imágenes y reflejos de las mejores tradiciones folclóricas, sociológicas y artísticas de nuestro pueblo.

Turistas, gestores culturales, investigadores, conocen Ocú, por sus famosos carnavales, otros por su característico y único montuno, su hermosa pollera y el no menos famoso sobrero blanco ocueño, otros conocen al pueblo porque han sido invitados a pasar un 20 de enero (Feria de San Sebastián), o el Festival del Manito, donde el visitante encontrará toda una estela de costumbres, de tamborito, décima, mejorana, gritos y saloma, de ese hombre de cutarra y chácara, que llega al pueblo a comprar los ‘chécheres’, enseres para el sustento de la semana.

Y quién no ha sido aún testigo de la elegancia y la armonía de un Tambor de Orden, con sus cantalantes, y el culto a los tambores, herencia afrohispánica que llegó y se quedó con nosotros. Y qué me dicen de piezas musicales tan hermosas creadas por el Cantor de la Patria, don Dagoberto Carrizo, ‘Viva Panamá, Lucy, Julia’ y otras. ¿No se anima querido lector a adentrarse por las misteriosas veredas del mundo de los cuentos, los amuletos, la tulivieja, los penitentes, el chivato, la silampa, de la bruja de la porcada o de la pavita de tierra que le salía a Micho Quemao?

Descubrir y recordar elementos tan importantes para la comprensión de nuestra nacionalidad, es para todos y cada uno de nosotros portadores de esa maravillosa semilla del vernáculo que junto al amor heredado de nuestros antepasados, son como la savia que nos permite pasarnos toda una vida transmitiendo el saber popular, de la gente común.

Una idea bastante predominante hoy es que con el desarrollo de las sociedades modernas, las tradiciones están perdiendo significado y, poco a poco, su papel en la vida cotidiana está dejando paso a formas de comportamiento, usos y costumbres, ajenos a la idiosincrasia construida históricamente.

Esto, por supuesto, no es cierto del todo. Muchos consideran que las tradiciones son algo que pertenece al pasado, en casi todos los sentidos, y por lo general, como consecuencia lógica, lo contraponen a las sociedades modernas y ya no digamos a las consideradas postmodernas, pues se cree, mecánicamente, que el desarrollo de la modernidad implica un proceso de ‘destradicionalismo’, más aún con el desarrollo de la tecnología de la comunicación e información.

Fuente: http://laestrella.com.pa/opinion/columnistas/folclor-sabiduria-popular-gente-comun/23972108

Imagen: olklorep.blogspot.com/2012_09_01_archive.html

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Música para ver, oír y ganar

Por: Pedro de la Hoz

Esta vez la música ganó y la televisión también. De un año a otro Sonando en Cuba dio el salto que se esperaba en un programa de participación que se propone defender los géneros de la música popular cubana, promover sus valores entre los jóvenes, y, al mismo tiempo, replantear desde una perspectiva propia un tipo de espectáculo que venía ha­ciendo falta en el diseño de las transmisiones televisuales del fin de se­mana.

Habrá quien a esta hora esté de acuerdo o no con el resultado del certamen. Particularmente no le tengo mucha confianza a los concursos, pues el arte no es asunto de tiempos ni marcas. Otra cosa bien distinta son las necesarias jerarquías, a partir de conceptos y calidades.

En tal sentido las finalistas y la ma­yoría de sus compañeros asumieron repertorios y modos de hacer profundamente comprometidos con la tradición y sus actuales desarrollos. De la trova a la canción contemporánea y del son a la timba, sin olvidar cantos rituales cubanos de origen africano, en una equilibrada combinación de respeto al legado insular y de proyección personal, lo que se escuchó en la jornada final fue consecuencia de una siembra cultivada a lo largo de una temporada mucho mejor pensada que la de la entrega anterior.

Detrás de ello estuvo la inteligencia colectiva en la preparación del evento: la ductilidad de los concursantes al asimilar un entrenamiento acelerado (aunque, obviamente, in­suficiente), la responsabilidad de los mentores (Mayito Rivera, Haila y Pau­lo FG, creador del proyecto), la solvencia de la orquesta acompañante, y el aporte de diversos especialistas en el asesoramiento e instrucción de los prospectos.

Estoy seguro de que los 24 jóvenes concursantes —unos más que otros, desde luego— registraron un proceso de cambios y crecimiento espiritual. En su mayoría no partían de cero; las tres finalistas, por ejemplo, ya se habían probado. Pero nunca habían encarado un desafío de tamaña envergadura.

No hay que hacer demasiado caso a uno de los reclamos publicitarios del espacio que aludía a la búsqueda de «la nueva voz» o «la voz de oro» de la canción cubana, porque, a fin de cuentas, comenzaron a esbozarse en el horizonte nuevas voces —sí, en plural— que se transformarán en realidades solo en la medida que el estudio, la constancia y las convicciones artísticas maduren.

Por cierto, ese fue un mensaje en el que insistió la maestra Argelia Fra­goso, que compartió labores en el ju­rado con Adalberto Álvarez, Diana Fuentes y el puertorriqueño Víctor Manuelle. Ojalá todos le hagan caso.

La interpretación de la música po­pular en nuestro contexto se halla ur­gida de mayor rigor profesional y eso pasa desde la recuperación del papel del repertorista hasta el desarrollo de un pensamiento artístico, pa­sando, claro está, por el dominio de elementales recursos técnicos y expresivos. Abundan los que gritan y no cantan, los que imitan y no crean, los que confunden un minuto de fama con el triunfo del talento y a revertir estas nefastas tendencias puede contribuir Sonando en Cuba, siempre que cada meta sea un punto de partida.

Podrá revisarse, de cara a una tercera temporada, el método de selección y evaluación de los aspirantes y la pertinencia o no de mantener los agrupamientos regionales, pero no se puede negar la importancia del alcance nacional del concurso y la implicación de los públicos de cada territorio con la idea de poner por delante a la música cubana.

En otro orden, Sonando en Cuba dejó en términos televisuales un sal­do decoroso. La puesta en pantalla de Manuel Ortega consiguió una bastante balanceada visualidad y un ajustado ritmo. Atrás quedaron las cenizas del deplorable reality show —prefiero hablar, para bien o mal, de telerrealidad— prevaleciente en la ver­sión anterior, para dar paso a una aceptable conjunción de presentaciones musicales y exposición de contextos. RTV Comercial, con la ayuda de mu­chos, se empleó a fondo para sacar a flote el proyecto y atemperar el programa al pulso de nuestra realidad, como cuando se sumó al rechazo unánime al bloqueo o compartió solidaridad con los damnificados del huracán.

Con todo en algunas ocasiones la trama se dejó ganar por la manipulación sentimentalista y ciertas concesiones al populismo y el mal gusto.

Jorge Martínez en la conducción se afincó en su versatilidad y en cada emisión se fue superando a sí mis­mo, hecho más evidente aún en su compañera Yasbel Rodríguez, quien desterró en lo posible los desaguisados ostensibles en sus incursiones iniciales.

Al cuidar los detalles se fue corrigiendo el tiro. Un ejemplo: del detestable empleo del vocablo coach al mucho más nuestro mentor; de la manía a quedarnos sin palabras a las palabras dichas en su justa me­dida.

Dos conflictos tendrá que resolver Sonando en Cuba en lo inmediato. Si bien la articulación entre los procesos de formación y búsqueda de talentos vocales y el acceso al mercado artístico y laboral requiere de mecanismos más flexibles y desprejuiciados a es­tudiar y adoptar por parte de los organismos e instituciones competentes, un programa de televisión no debe ni puede ser la solución, y menos presentarse como la única alternativa. El tono airado y desafiante de uno de los mentores al pronunciarse sobre el tema nunca debió admitirse.

También los responsables del programa, si pretende cimentarse como proyecto cultural, se verán abocados a definir cómo encajará su anunciado redimensionamiento internacional con las premisas conceptuales que lo animan.

Fuente: http://www.granma.cu/opinion/2016-10-31/musica-para-ver-oir-y-ganar-31-10-2016-20-10-44

Imagen: http://culturacubana.net/11-14-5-concurso-de-musica-adolfo-guzman/

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