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Bolivia: Alta tasa de infecciones de transmisión sexual en mujeres rurales de La Paz. Estudio

Redacción: Scidev

  • Ninguna de las mujeres examinadas fue positiva a VIH pero si tenían otras infecciones de transmisión sexual
  • Herpes simple de tipo 2, hepatitis B y papiloma humano fueron las infecciones más comunes
  • Un escaso porcentaje usa preservativos para prevenir este tipo de infecciones
Las mujeres de las comunidades rurales del norte y oeste de La Paz, Bolivia, tienen una alta prevalencia de enfermedades virales de transmisión sexual, en especial del herpes simple de tipo 2, hepatitis B y papiloma humano.

Una investigación, publicada en BMC Infectious Diseases,  que incluyó la evaluación de 394 mujeres residentes de las provincias rurales Abel Iturralde y Caranavi, en el departamento de La Paz, encontró que el 64 por ciento de ellas tenía al menos una de esas infecciones virales, y casi el 15 por ciento presentaban dos de estas infecciones, la mayoría de las veces herpes simple tipo 2 y papiloma humano.

Si bien se sabía por informes epidemiológicos que la prevalencia de infecciones virales de transmisión sexual se había incrementado en Bolivia en los últimos 10 años, no había estudios sobre su incidencia en poblaciones rurales.

El 53 por ciento de las participantes presentó herpes simple de tipo 2 (contra el 14,4 estimada en la población femenina de las Américas); el 27 por ciento, infección por papiloma humano (VPH) y el 15, 8 por ciento, infección crónica por hepatitis B.

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Células del cuello uterino. Izq. Célula normal. Der.  células infectadas por el virus del papiloma humano.
Crédito de la imagen: Ed Uthman/Wikipedia [Imagen en el dominio público].

El herpes genital casi triplica el riesgo de contraer el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), de acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud (OPS). Sin embargo, ninguna de las participantes dio positivo en los exámenes del VIH, situación que concuerda con la baja prevalencia entre la población general del país (0,3 por ciento),  según ONUSIDA, y que se atribuye a la mejora en la monitorización de HIV por el programa nacional ITS/VIH/SIDA.

“Hallamos una alta prevalencia de infección por el virus herpes simple tipo 2 (HSV-2), que produce ulceras a nivel genital y puede transmitirse a pesar de no mostrar lesiones visibles”, dice a SciDev.Net Marianela Patzi-Churqui, de la Facultad de Ciencias Farmacéuticas y Bioquímicas de la Universidad Mayor de San Andrés, en La Paz.

La especialista, autora principal del estudio, refiere que aún no existe una vacuna para esa infección, que es considerada factor de riesgo de adquisición del VIH, y posiblemente asociada a la persistencia del virus del papiloma humano (VPH) en el desarrollo de cáncer cervical.

“Por ello es importante promover el uso de preservativos barrera (condones), ya que este es el único medio de protección contra estos agentes infecciosos. Nuestro estudio lamentablemente encontró que solo el 4 por ciento lo usaba”,  agrega.

Es de gran importancia promover la educación sexual, y con ello el uso de condones para evitar infecciones de transmisión sexual en general, realizar examen citológico de Papanicolaou para la prevención de cáncer cervical, y adecuar las campañas según la población o la región”.

Marianela Patzi-Churqui – Facultad de Ciencias Farmacéuticas y Bioquímicas, Universidad Mayor de San Andrés, La Paz.

La OPS señala que cada año en la región de América Latina y el Caribe, más de 56.000 mujeres reciben un diagnóstico de cáncer de cuello uterino y más de 28.000 mueren. Y otros estudios señalan la imposibilidad de dar cifras sobre la incidencia del VPH y cáncer cervical en Latinoamérica debido a la falta de datos y a diferencias en el nivel de desarrollo, a veces dentro del mismo país.

Bolivia tiene 2.000 nuevos casos de cáncer cervical registrados al año y es el país con mayor número de este tipo de cáncer de todo Sudamérica, según datos de mayo 2019 de The Global Cancer Observatory. La OPS lo considera la primera causa de muerte en mujeres del país. El VPH está presente en el 100 por ciento de los casos, siendo los tipos 16 y 18 los responsables de cerca del 85 por ciento de los cánceres cervicales.

El VPH está conformado por un grupo numeroso de virus que afectan la piel, la boca y la zona genital y/o anal. Existen más de 100 tipos de VPH. Los tipos denominados “de bajo riesgo” pueden provocar lesiones benignas como verrugas. Los llamados “de alto riesgo” (como el 16 y el 18) pueden evolucionar a una infección persistente, provocar lesiones precancerosas y cáncer de cuello de útero, ano, pene, boca o garganta, de acuerdo con la Fundación Huésped, de Argentina.

El cáncer de cuello uterino se presenta en mujeres que no tienen acceso o no acuden al servicio de salud, dice Milton Soria Humerez, coordinador de la Unidad de Diagnóstico del Instituto Nacional de Laboratorios en Salud del Ministerio de Salud de Bolivia.

mujer boliviana y bebé
Estudio halló herpes simple, hepatitis B y papiloma humano pero no VIH en mujeres de dos provincias rurales en Bolivia.
Crédito de la imagen: OPS/Flickr [CC BY-ND 2.0].

El estudio comprobó que en las zonas rurales las poblaciones más vulnerables desde el punto de vista económico reciben poca información sobre infecciones de transmisión sexual, tienen muy limitado acceso al sistema nacional de salud y casi no disponen de recursos para realizar tratamientos.

Los investigadores identificaron en las pobladoras rurales una mayor  prevalencia de los tipos de alto riesgo 56, 39 y 31 del VPH, que de los 16 y 18. Los tipos 56, 39 y 31 no están incluidos en la vacuna contra esta enfermedad, que es obligatoria desde 2017 para niñas entre 10-12 años.

Soria Humerez, quien participó en el Programa Ampliado de Inmunización del Ministerio de Salud de Bolivia, considera que la decisión de un país en aplicar una vacuna ─particularmente Bolivia─, toma mucho tiempo de reflexión y análisis.

“Las evidencias presentadas y analizadas, no solo desde el aspecto biológico sino social y económico, validan esa decisión”, afirma. Y agrega que los datos aportados por la nueva investigación requieren nuevos estudios.

vacuna papiloma Bolivia
La vacunación contra el virus de papiloma humano en Bolivia es obligatoria desde 2017 para niñas entre 10-12 años.
Crédito de la imagen: OPS/Flickr [CC BY-NC 2.0].

“Debe evaluarse el método de determinación, respecto a la sensibilidad de la prueba, y comparar con pruebas clínicamente validadas para hacerse una comparación de resultados, ya que existe un perfil epidemiológico mundial ampliamente estudiado y publicado en la literatura científica que indica que los principales tipos de VPH de alto riesgo ya están definidos, y son los 16 y 18, y no hay hallazgos nuevos ni diferencias marcadas en regiones”, dice a SciDev.Net.

Por su parte Patzi-Churqui sostiene que las infecciones por VPH pueden desaparecer por si solas en la mayoría de los casos y si bien la vacuna no está cubriendo los genotipos presentes en la población estudiada, sí muestra protección cruzada contra otros genotipos de VPH, como 31, 33 y 45, pero aún no se tiene referencia de protección contra 39 y 56.

“Por ello es de gran importancia promover la vacunación, pero también la realización de estudios de seguimiento de casos persistentes de VPH, y el estudio de los tipos de VPH predominantes en mujeres con cáncer cervical”, señala.

No obstante, “es de gran importancia promover la educación sexual, y con ello el uso de condones para evitar infecciones de transmisión sexual en general, realizar examen citológico de Papanicolaou para la prevención de cáncer cervical, y adecuar las campañas según la población o la región”, enfatiza.

En su investigación, los autores consideran imprescindible “la obtención de datos de prevalencia y factores de riesgo de enfermedades de transmisión sexual en las comunidades rurales a fin de mejorar las políticas de salud” en Bolivia.

Referencias

Nueva clasificación epidemiológica de los tipos de papilomavirus asociados con el cáncer cervicouterino.

Respuestas a preguntas frecuentes respecto a la vacuna contra el Virus del Papiloma Humano, VPH Comité Nacional de Inmunización, La Paz – Bolivia 2017 Programa Ampliado de Inmunización, Ministerio de Salud.

Fuente: https://www.scidev.net/america-latina/salud/noticias/alta-tasa-de-infecciones-de-transmision-sexual-en-mujeres-rurales-de-la-paz.html?__cf_chl_jschl_tk__=5769aa19e14556735133648b0a101d0c39f0a183-1585847604-0-AWRCbUxEi2gRZVqONqMDxfFc9nxd4GQZovSddRGvilQ5odDrBChBrcmeQeZU0tGEpQ6_i6WWPtD6js9bryYVnCDbjCdgcoS_L_j4DIrjV9UVQg5ezwP1u3w5X5vIo_egrWPHj4yL1JAIocuJcmFri55xV62OuTx145dqC0z1W3LmDWJ32tyPecE5nv3iYk3jopsRVXJ7VocAFI-Mlts2ubGHxgc3O7tSZD1k4CYSKD87sCRzX1pS2T4_xZj2Obzp2yN2h_hMzT1j2PD_ZRDPlaUxAbviZbvttUTSBzHffIA7hhrTt_r68sVU5p7ABdiCUf0s5c87m6J5dMtrDpuCq6-8lImaTej0vfhwIu0cB3B_cI8QkosN7ZtTOJ9d5APtm3GJUb-OLv5lp2V5KbH7qUQYQAnqHhzbXE0MtbiJunUR
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Estados Unidos: La educación sexual desprotege a lesbianas y bisexuales frente a las enfermedades

Estados Unidos/24 de Febrero de 2018/nmas1

La heterosexualidad dominante en el discurso afecta a la salud sexual de adolescentes homosexuales y bisexuales. Según un estudio del Centro de Investigación de Salud Pública Innovadora (California, EE.UU.), la mayoría de las jóvenes lesbianas y bisexuales no saben que pueden contraer infecciones de transmisión sexual (ETS) manteniendo sexo con otras mujeres, porque los programas de los centros educativos las ignoran, colocándolas en un mayor riesgo de infección.

Los investigadores, de las universidades de Nueva York y la British Columbia, UBC (EE.UU.), realizaron grupos online con 160 adolescentes lesbianas y bisexuales residentes en Estados Unidos y descubrieron un impactante desconocimiento en cuestiones de salud sexual y de métodos de protección como barreras bucales para el sexo oral: o bien nunca habían oído hablar de estos métodos, o pensaban que los riesgos de contagio ente mujeres eran inexistentes.

Según los autores del estudio, publicado en Journal of adolescent health, de entre aquellas que conocían las barreras protectoras, muchas reportaron que usar protección volvía el sexo incómodo o menos placentero, lo que les llevaba a abandonarlos. Aunque muchos de los adolescentes consideraban importante hacerse pruebas de ETS, muchas admitieron confiar más en la salud y la higiene de una pareja femenina.

Para Elizabeth Saewyc, profesora de enfermería de la UBC, autora principal del artículo que dirige el Centro de Estigma y Resiliencia para Jóvenes Vulnerables de la UBC, el estudio destaca la necesidad de una educación sexual más inclusiva: «Los jóvenes necesitan información precisa sobre la salud sexual, pero la educación sexual se ha centrado tradicionalmente en el sexo heterosexual».

La educación sexual empezó a ser introducida en países de Occidente especialmente después de la década de 1960, en respuesta al incremento de embarazos adolescentes. Un trabajo publicado en 2016 en la revista BMJ Open concluye que, medio siglo después, esta información es a menudo negativa, discriminatoria, desfasada y deficiente, según los puntos de vista y experiencias de jóvenes a quienes se les enseñó educación sexual en programas escolares en el Reino Unido, Irlanda, Estados Unidos, Nueva Zelanda, Canadá, Japón, Irán, Brasil, y Suecia entre 1990 y 2015.

Fuente: https://nmas1.org/news/2018/02/23/lesbianas-enfermedades

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África: Secretos y desigualdades ponen en riesgo a las ugandesas

Uganda/16 de septiembre de 2016/www.ipsnoticias.net/Por: Lyndal Rowlands

La ugandesa Mambera Hellem conversa con sus jóvenes amigas y vecinas sobre todos los tipos de anticonceptivos. Pero sabe que muchas de ellas no usarán preservativos, a pesar de que en Uganda, las adolescentes y las jóvenes tienen un mayor riesgo de contraer el virus de inmunodeficiencia humana (VIH).

Al consultar a Mambera y a su amiga Kyolaba Amina quién decidía a la hora de usar condón, si el hombre o la mujer, esta última sonrío. “No es fácil para una mujer comenzar a usarlo porque dispara cuestionamientos sobre la confianza”, precisó. “El marido le pregunta a la esposa si no confía en él”, acotó.

Pero Kyolaba tiene sospechas más oscuras; algunos hombres “quieren infectar de forma deliberada a sus esposas”, explicó.

“No sé por qué los hombres lo hacen, pero conozco un caso en el que la mujer y el hombre tuvieron resultados discordantes (de VIH), y él no quería comenzar a usar condón porque antes tenían relaciones sin protección y no entendía por qué ahora ya no podían”, relató.

Mambera y Kyolaba trabajan en la clínica Christa, en Jinja, una localidad sobre el lago Victoria, en Uganda, que ofrece servicios de planificación familiar de bajo costo y gratuitos para esa comunidad pobre.

En este país donde abundan los mitos sobre los anticonceptivos y sus efectos secundarios, las formas más seguras que tienen las mujeres de protegerse son las inyecciones de Depo-Provera, conocidas como “depo”, y los dispositivo intrauterinos (DIU).

“Hay muchas mujeres que tienen hijos todos los años, y es a ellas a las que apuntamos”, indicó Mambera.

Algunas prefieren usar DIU o depo porque, a diferencia de los preservativos, pueden mantener su uso en secreto sin que se enteren sus maridos. Pero ese no es el único aspecto de su vida sexual que les ocultan.

“Hablamos del VIH y les decimos que se hagan un análisis clínico, pero muchas temen planteárselo a sus maridos y prefieren hacérselo en secreto”, indicó Kyolaba.

“Tengo el ejemplo de mi vecina que llegó a la clínica y el análisis de VIH le dio positivo, pero lo ha mantenido en secreto, no le dijo a su esposo por temor a instalar la violencia en el hogar”, relató.

Mientas IPS conversa con Mambera y Kyolaba, en el patio de la clínica Christa, un grupo de mujeres acunan a sus hijos mientras observan a una enfermera que les explica cómo se usa el condón.

Los servicios que ofrece la clínica son irregulares, en el mejor de los casos, en este país que tiene una de las mayores tasas de fecundidad del mundo, en promedio seis hijos por mujer en edad fértil.

Pero en los últimos años, surgió en este país y en otros de África subsahariana una estadística diferente, aunque igualmente preocupante.

Las jóvenes contraen VIH, causante del sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida), a una edad mucho menor que los hombres.

A los 21 años, una joven ugandesa tiene una probabilidad en 10 de ser portadora del virus del sida.

Una joven de entre 15 y 24 años tienen más del doble de probabilidades que un hombre de su misma edad de infectarse con el VIH.

Según las últimas estadísiticas de 2011, 4,9 por ciento de las mujeres y las niñas de esas edades contraerán el VIH, a diferencia de 2,1 por ciento de varones, con un aumento pronunciado de las probabilidades para las jóvenes de entre 15 y 21 años.

Sin poder decidir si su compañero sexual usa o no condón, las jóvenes pierden la capacidad de protegerse a sí mismas, ya que es el único método anticonceptivo que también previene las enfermedades de transmisión sexual.

El médico Akinyele Eric Dairo, oficial a cargo del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) en Uganda, coincidió con Mambera respecto de que las mujeres no tienen ninguna incidencia en el uso del preservativo por parte de los hombres.

“En lo que respecta al uso del condón, los hombres tienen más peso que las mujeres”, dijo a IPS. “Su uso genera una suerte de dependencia de ellas”, observó.

La preferencia por otros tipos de anticonceptivos refleja el temor al embarazo en las jóvenes que no se han casado, apuntó Dairo.

“Las consecuencias del embarazo se manifiestan mucho más rápido que las del VIH y otras infecciones de transmisión sexual”, añadió.

Como resumió Catherine, una enfermera del hospital de Jinja: “Su mayor temor es el embarazo, no saben que pueden tener otros problemas.”

Eso puede deberse, en parte, a que el acceso al tratamiento con antirretrovirales redujo mucho, no solo la propagación del VIH, sino también el estigma en torno a la enfermedad. “La gente me ha dicho, eso es como ser diabético”, relató Catherine.

La increíble disponibilidad de antirretrovirales permitió un avance significativo de la lucha contra el sida en África subsahariana. Pero ese logro podría revertirse si los esfuerzos de prevención en un grupo tan vasto como la adolescencia siguen fracasando.

Por ello, Loyce Maturi, una zimbabuense de 23 años que contrajo el VIH a los 16, recibió una invitación para participar en una conferencia de alto nivel en la sede de la Organización de las Naciones Unidas de Nueva York, a principios de este año.

“Al compartir mi historia, espero transmitir la idea de que en tanto mujeres adolescentes y jóvenes somos vulnerables, estamos en riesgo y somos las más infectadas y afectadas por las epidemias en relación con otros grupos de edad”, señaló Loyce.

Garabateado en el margen de la hoja con su discurso, que mostró luego a la prensa, se podía leer: “Es necesario que prioricemos a las poblaciones clave HSH (hombres que tienen sexo con hombres), trabajadoras sexuales, personas que se inyectan drogas, cárceles y migrantes”.

La respuesta contra el VIH/sida se concentra en esos grupos de riesgo, pero ninguno es vulnerable solo por su condición de género o su edad, y por eso es tan importante atender las razones por las cuales las jóvenes tienen una tasa de infección tan alta.

Como explicó Dairo, muchas veces a las adolescentes las fuerzan a tener relaciones sexuales y las casan de forma prematura, y a menudo con hombres mayores.

Su vulnerabilidad también aumenta porque pueden ser víctimas de violencia, incluso sexual, y porque tienen menos posibilidades de acceder al sistema educativo y a los recursos económicos, en comparación con las posibilidades de sus compañeros, añadió.

Eso empuja a las jóvenes a buscar hombres mayores que las ayuden a pagar el transporte y la escuela, lo que termina creando una dinámica de poder desigual, que hace altamente improbable que tenga poder de decisión sobre si su compañero usa o no condón.

Por ello, no basta con enseñar a los jóvenes a usar preservativos, si no se atienden las desigualdades de género y que elevan la vulnerabilidad de las mujeres jóvenes.

Traducido por Verónica Firme

Tomado de: http://www.ipsnoticias.net/2016/09/secretos-y-desigualdades-ponen-en-riesgo-a-las-ugandesas/

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