La paradoja del mentiroso

Por: Ignacio Mantilla

Entre nosotros hay una palabra de moda: “posverdad”. Este término ingresará en diciembre de este año al diccionario de la Real Academia Española como neologismo. Debería también aprovecharse para definir concretamente una nueva palabra que, de forma similar y desde hace algunos meses, de manera frecuente nos hace falta. Me refiero a la “posmentira”. Este otro neologismo haría referencia a todas las consecuencias que se derivan de las falsas noticias (también muy de moda), las acusaciones infundadas y los señalamientos sin sustento, que con especial dominio se trinan haciendo uso de muy pocos caracteres para calumniar sin reparo.

¿Qué recursos tenemos para desmentir? Sin lugar a dudas, la lógica es una de las más poderosas herramientas que pueden ser usadas para descubrir la mentira y, por lo tanto, también la verdad. Pero existe una categoría especial de expresiones que fácilmente conducen a contradicciones lógicas, que superan nuestro sentido común porque aparentemente son falsas y pueden ser verdaderas o de apariencia verdadera, o porque resultan falsas aun cuando son de apariencia verdadera. Expresiones que nos hacen cuestionar nuestras propias conclusiones cuando descubrimos que éstas son absurdas y que hemos llegado a ellas conducidos a partir de algunos pocos supuestos razonables. Estoy hablando de las paradojas.

No quiero entrar a profundizar en las diferentes categorías de paradojas, sólo quiero compartir con los lectores una muy famosa y simple, que para el tema resulta pertinente: se trata de la paradoja del mentiroso. Su origen es muy antiguo y se debe a Eubulides de Mileto, quien vivió en el siglo IV a.C. Su versión es: “Un hombre dice que está mintiendo”. ¿Es lo que él dice verdad o mentira? Veamos:

Si lo que dice es falso, entonces entramos en una contradicción, pues si él afirma que está mintiendo y lo que dice es falso, entonces no miente, así que dice la verdad. Contradice lo supuesto.

Si el hombre dice la verdad, entonces su afirmación es verdadera, pero él dice que está mintiendo, y como dice la verdad, la afirmación confirma que él miente, por lo tanto no dice la verdad, en contradicción con lo supuesto inicialmente.

Por consiguiente, ambas suposiciones conducen a contradicciones lógicas y no puede afirmarse que el hombre miente o dice la verdad.

Este ejemplo es similar a la conocida paradoja de Epiménides, quien afirmaba: “Todos los cretenses son mentirosos”. Aparentemente, eso no es ninguna paradoja, pero si tenemos en cuenta que Epiménides era cretense, aparece la paradoja, pues entonces debe estar mintiendo y entramos en contradicciones como las expuestas arriba.

En realidad, me divierto escuchando a un político cuando afirma que todos los políticos son mentirosos, porque me recuerda a Epiménides.

La paradoja del mentiroso tiene múltiples variantes que hábilmente se utilizan en los debates, pero que a veces no se alcanzan a identificar. Hace un tiempo escuché un debate en el Congreso en el que un senador X afirmó: “Presidente, lo que va a decir el senador Y es falso”. Cuando tomó la palabra el senador Y, dijo: “Presidente, lo que ha dicho el senador X es verdad”. Cada frase independiente no es una paradoja, pero juntas conforman un fascinante círculo paradójico. ¿Cuál senador miente?

Una muy bonita variante de la paradoja del mentiroso es la que se conoce como la tarjeta de Jourdain, formulada en 1913 por el matemático inglés Philip Jourdain. Este matemático concibió una tarjeta con un mensaje en cada cara de la tarjeta. En una cara decía: “La oración del otro lado de la tarjeta es verdadera”, y en la otra cara estaba escrito: “La oración del otro lado de la tarjeta es falsa”.

La paradoja de Pinocho es otra de las populares versiones y resulta muy aleccionadora. Si la nariz de Pinocho crece solamente cada vez que él miente, ¿qué pasa si Pinocho afirma: “Ahora me crecerá la nariz”? Veamos:

Si le crece la nariz, dijo la verdad, luego no debió crecer su nariz.

Si no le crece la nariz, Pinocho mintió, luego su nariz ha debido crecer.

Un ejemplo clásico es también el del libro en cuya nota final afirma: “Todo lo escrito en este libro es falso”. Como esta frase está incluida en el libro, forma entonces parte de él y aparece la paradoja nuevamente.

Pero la más simple de las formas de la paradoja del mentiroso es: “Esta oración es falsa”.

He encontrado algunas variantes de esta antigua paradoja revisando los trinos de ciertos personajes que sigo en Twitter. Algunos de ellos son irremediablemente mentirosos y calumniosos, pero al afirmar que son portadores de la verdad aparece la paradoja que los delata porque, aun cuando seguramente no tenían la intención de mentir, descuidan la lógica y el sentido común.

En todo caso, creo que la palabra posmentira, al igual que posverdad, debería también incluirse en el diccionario de la Real Academia Española para describir fácilmente este paradójico mundo actual de las falsas verdades.

Fuente: https://www.elespectador.com/opinion/la-paradoja-del-mentiroso-columna-723736

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La canalla mediática y la violencia

Por: Atilio Borón

¿Qué son estas imágenes? ¿Denuncian la feroz represión del “tirano” Maduro? No. Es la que se ejerce en el Chile democrático –aquella tan publicitada “feliz copia” del Pacto de la Moncloa– contra manifestantes pacíficos que no levantan barricadas o guarimbas, no queman vivas a personas rociándolas con gasolina y prendiéndoles fuego, no arrojan bombas incendiarias contra jardines infantiles y hospitales, no destruyen autobuses por centenares, no saquean comercios ni depósitos de alimentos ni fabrican obuses caseros para atacar a las fuerzas del orden, ni disponen de francotiradores para escarmentar a quien intente atravesar la guarimba u oponerse a sus tropelías. Son gentes que salen a la calle a protestar, sin ningún tipo de armamento; en muchos casos niños mapuche y en otros estudiantes y mujeres reprimidos –con la brutalidad que demuestran las imágenes que acompañan esta nota– por los Carabineros que, a diferencia de la Policía Nacional Bolivariana, no tienen prohibición para llevar armas de fuego. Son imágenes estremecedoras que hablan de los límites a que llega la violencia represiva en un país cuyo gobierno se permite dar lecciones de democracia y derechos humanos a Caracas.

Con perversión, la canalla mediática oculta esta realidad y pone el grito en el cielo y vomita una catarata de insultos cuando el autor de estas líneas le dice al gobierno del presidente Nicolás Maduro que debe intervenir con todo el rigor de la ley para evitar la metástasis de la violencia. Esta es concienzudamente ejecutada por la fracción terrorista de la oposición en cumplimiento del programa elaborado por el Comando Sur para derrocar a Maduro y sintetizado en un documento cuyo título lo dice todo: “US Southcom Operation “Venezuela Freedom”, American Strategy to Overthrow the Maduro Government”. [1]Pese a ser minoritaria aquella fracción, apoyada sin reservas por el Comando Sur y su jefa civil, Liliana Ayalde (la tenebrosa ex embajadora de Estados Unidos en Paraguay y Brasil cuando se perpetraron ambos golpes de Estado), tiene intimidados e inmovilizados con sus sicarios a los sectores de la oposición conscientes del catastrófico desenlace que puede tener la crisis y proclives a buscar una salida política a la misma. Pero estos se ven imposibilitados de hacerlo porque serían considerados traidores por los violentos que han dado muestras de estar dispuestos a hacer cualquier cosa, inclusive matar a opositores renuentes a acompañarlos en su orgía de sangre y destrucción.

Con su interminable cadena de “posverdades” y “plusmentiras”, como acertadamente lo señalara Fernando Buen Abad, los medios de comunicación hegemónicos se convirtieron en cómplices y, en cierto sentido, autores intelectuales de la destrucción y las muertes que ha provocado la ofensiva de los vándalos, presentados ante el público como la valiente y pacífica oposición democrática enfrentada a la cruel tiranía de Maduro. Nada nuevo: repiten la operación que hicieran, por ejemplo, en Nicaragua cuando los mercenarios que atacaban al recién instalado gobierno sandinista fueron glorificados como virtuosos “combatientes por la libertad”. Lo mismo en Libia, con los mercenarios implantados en Bengasi para dar inicio a la demolición de ese país. Medios que aplauden o exigen la “mano dura” contra la protesta social en Chile, o en Argentina o Brasil, pero que con infinita inmoralidad califican de “brutal represión” a la prudente y cuidadosa contención que con gases lacrimógenos y cañones de agua hace el gobierno bolivariano para controlar a quienes saquean, destruyen y matan. Exigen, y esto también está en el Plan del Comando Sur, que el estado desentienda de su obligación de preservar el orden público y deje a la sociedad, indefensa e inerme, a merced de terroristas y sicarios.

Totalmente subordinados a las ambiciones imperiales lo que estos medios buscan con su escandalosa manipulación (des)informativa es sembrar el caos y la anarquía, provocar una crisis humanitaria y la disolución de toda la trama social, instalando en Venezuela una suerte de bárbaro “estado de naturaleza” hobbesiano en donde el hombre sea el lobo del hombre. Acuciada por el malhumor social que provoca el desabastecimiento programado de bienes esenciales (igual que en el Chile de Allende) y el terror de la violencia ciega, la sociedad se desintegra y se repliega sobre un feroz individualismo tipo “sálvese quien pueda”. Destruido o paralizado el estado y, por consiguiente, desaparecida la institución que salvaguarda el orden público, nada podría ya frustrar la obsesión norteamericana de apoderarse, para siempre, del petróleo venezolano. Este es el plan, un plan concebido a escala planetaria para dejar a los pueblos indefensos ante la voracidad imperial que se arroja sobre ellos para despojarlos de sus riquezas. Es lo que Washington hizo en Libia e Irak, y lo que ahora quiere hacer en Venezuela, sede de la mayor reserva petrolera del planeta. Por eso la oposición cipaya y sus peones mediáticos alientan la violencia y procuran inmovilizar con sus chantajes al gobierno de Maduro, para que finalmente reine el caos. En los papeles, el plan parece perfecto. Pero en la patria de Bolívar, Zamora y Chávez, el imperialismo y sus compinches se encontrarán con la horma de sus zapatos. Chávez no pasó en vano y el bravo pueblo chavista y su gobierno sabrán, con ejemplar heroísmo, triunfar en esta batalla decisiva para su futuro como nación independiente y soberana.

Fuente: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=228869

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Libro: Juventud, política y resistencia en la era digital

Juventud, política y resistencia en la era digital

Héctor Rolando Chaparro Hurtado. [Autor]

Colección Red de Posgrados en Ciencias Sociales.
ISBN 978-987-722-101-5
CLACSO.
Buenos Aires.
Febrero de 2015

Este texto menciona las dinámicas mediáticas que afectan las representacio- nes más tradicionales de la vida actual, asumiendo como categoría de análisis la taxonomía sociedad del conocimiento para reflexionar sobre el tránsito del capitalismo industrial al digital. Seguidamente, analiza el potencial que reviste la entrada del internet en la escena política, particularmente sobre la posibilidad de universalizar en tiempo real problemas políticos suscitados off line. En ese sentido, expone las estrategias comunicacionales que han adoptado los jóvenes como elementos de resistencia política a través de prácticas de militancia on line que hablan de otras formas de subjetivación política. Finalmente, enuncia tres casos en los que internet posibilita cruces entre corporalidad y política frente a propósitos reivindicativos de carácter cívico y educativo.
Fuente: http://www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana/buscar_libro_detalle.php?id_libro=1008&campo=titulo&texto=juventud
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Estupidez viral : las redes que atontan

Por: Antonio Fernández Vicente

En una conferencia pronunciada en los años 30 del pasado siglo, el escritor Robert Musil intentaba responder a la pregunta ¿qué es la estupidez? Su respuesta fue quizás estúpida : « No sé lo que es ». Además, el mero hecho de plantear la cuestión implica que aquellos que escuchen presupongan la vanidad del orador. O bien pudiera ser que quien toma la palabra en esta lid sea el que crea en su superior inteligencia al formularla. Despreciar a los demás siempre es placentero porque nos sitúa en lo alto de la jerarquía social. En ambos casos, también sería estúpido el orador porque hablar sobre estupidez de forma abierta tachará de egolatría y un cierto elitismo a quienes escriban sobre el asunto. También yo soy estúpido, por tanto, lo confieso, aunque esto para el lector avezado sea refinadísima soberbia que confirma mi estulticia.

Por otra parte, como señala Musil a propósito de Erasmo, sin una porción de estupidez la humanidad se habría disipado sin remisión. Por ejemplo, el amor genera ceguera de modo que sólo vemos virtudes donde abundan defectos, aunque esto es una cualidad positiva y deseable de la estupidez. Si uno piensa en la historia de la Humanidad, llega a la misma conclusión que Saramago : ha sido un profundo y absoluto desastre. La Historia es la confluencia de historias estúpidas. Y esto no es ser pesimista, sino un realista bien informado, como nos decía otro gran desencantado, Benedetti. A fin de cuentas, todos somos un poco estúpidos, yo mismo por escribir unas líneas sobre la estupidez y tú, lector, por leerlas.

Sin embargo, aunque ya Dickens nos enseñaba en su Historia de dos ciudades que no hay épocas mejores ni peores, sí es cierto que para el observador atento de la estupidez hay fenómenos regulares de estulticia que se propagan con rapidez en nuestros días. La estupidez se vuelve viral y se contagia de forma instantánea. Más rápido que nunca y eso es un logro de nuestra querida civilización digital. En ocasiones, la incapacidad para comprender y la vana presunción de sabiduria cuando lo lógico sería admitir con humildad la docta ignorantia se convierten, por utilizar uno de esos lenguajes que embrutecen, en trending topic.

Si tú, querido lector, sigues leyendo estas líneas de corrido, tal y como yo las estoy escribiendo sin interrupciones, quizás no hayas sido todavía alcanzado por ese viento huracanado de imbecilidad coyuntural. Me estoy refiriendo, claro está, a la estupidez funcional que es heredera de la televisión, y que toma la forma informe y caótica de lo que con inusitada tontuna se llaman redes sociales. Las ha habido siempre, y nuestra sociedad no ha sido en cualquier época más que una gran malla de vínculos y relaciones interconectadas. Pero sólo ahora parece que hayamos tomado conciencia de la naturaleza reticular. Redes y huecos, eso es todo.

Pero existen algunas prácticas que hacen de la estupidez funcional -todos lo somos por naturaleza, pero a algunos se les congela la inteligencia más a menudo que a otros- un fenómeno contagioso. La más importante es la aceleración. Cuando se lee muy deprisa -o muy despacio- no se entiende nada, nos enseñaba Blaise Pascal. Pues ahora se vive muy deprisa, y ocurre que el pensamiento humano opera en tiempos lentos. Pero para actualizarse en esas redes que colonizan nuestras vidas hemos de someternos a la tiranía del tiempo real, de la lectura transversal, panorámica y de la escritura fugaz, impensada. No hay tecnología neutral : las distracciones constantes del último WhatssApp nos impiden centrar la atención en aquello que tengamos delante. O impiden también los momentos de soledad auténtica, las rêveries a lo Rousseau. WhatssApp y aplicaciones semejantes, como Twitter -que parece ser es más elitista, vanidosa, narcisista, borreguil y endiosante- son máquinas de transmitir mensajes que producen olvido por saturación. Aniquilan la posibilidad de pensamiento ; violentan las conversaciones, que como señala en un reciente libro Sherry Turkle, declinan en la misma medida en que pasamos nuestras vidas en las pantallitas. Hay que ser estúpido para pasar la mayor parte de la vida pendiente de una pantallita que como el espejo mágico, nos halaga y encandila. El smartphone es lo contrario de lo que dice : es una privación sensorial, un instrumento de debilitamiento de nuestro campo de pensamiento ; un agente de desimaginación porque todo lo imagina por nosotros.

Las redes se han convertido en la nueva religión, en el opio al que el individuo común acude para encontrar un entorno familiar, repleto de lugares comunes, de clichés, de vídeos estúpidos y MEMEces que no llegan a ser en verdad origen de escándalos. Ni siquiera son ridículos, porque lo ridículo puede conllevar parte de subversión y de transgresión. Son banales en el peor de los sentidos, como simple repetición de lo MISMO.

Sostenía Voltaire que leemos para disipar la ignorancia. Pero se refería a otro tipo de lectura, paciente, sosegada, intensiva, activa. La lectura de mensajes cortos, que se solapan unos a otros y se funden con la escritura acelerada disemina sin límites la ignorancia bajo la forma de ilusión ilustrada. Y aniquila la curiosidad porque no tenemos tiempo para regalarlo ni al mundo ni a los demás. El reo de la red se cree poderoso cuando lo único que hace es someterse a la lógica destructiva de la conectividad permanente. Es curioso que las nuevas izquierdas también se sirvan de estos mundos virtuales de espectáculo lamentable para escenificar lo que tendría que ser nueva política. También ellos desconectan de los tiempos lentos en favor de este fetichismo de la velocidad que acaba con la inteligencia. Y con la política.

A veces me pregunto por qué somos tan dóciles. Una situación social y económica tan lamentable tendría que producir un levantamiento popular inmediato. Pero sólo parece haber dos motivos que podrían desencadenarlo : la supresión del ocio improductivo (fútbol, televisión basura…) y la de las redes sociales. Sería una hecatombe. Una revolución fría, por decirlo con Houellebecq.

Me despido como otro estúpido más, consciente de serlo, quizás un poco más tras haber escrito las líneas precedentes.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=224819&titular=estupidez-viral-:-las-redes-que-atontan-

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Trump, Maduro, Correa, contra los medios; pero otros gobiernos están al servicio de éstos

Por: Pedro Echeverría V.
Maduro antimperialista y CNN se confrontan

1. En los países capitalistas donde existe una poderosa clase empresarial, partidos y gobiernos fuertes, suelen registrarse importantes contradicciones y enfrentamientos entre gobiernos y medios de información. Estos días se han escuchado fuertes críticas del presidente de los EEUU, Trump, contra esos medios acusándolos de mentirosos. Desde hace más de ocho años he escuchado en entrevistas y discursos al gobierno de Ecuador (Correa) criticar fuerte a la prensa y otros medios por oponerse a la política gubernamental. Hace varios años criticaron a Hugo Chávez y hoy CNN lo hace contra Nicolás Maduro, sucesivos gobiernos de Venezuela.

2. Yo, como activista en las luchas sociales, también como articulista desde 1976, jamás he defendido intereses personales. El periodismo sólo es una profesión más y lo apoyaré cuando responda a los intereses de los trabajadores; lo mismo digo de los gobiernos. También aquí aplico casi dogmáticamente la lucha de clases. Los gobiernos casi siempre son representantes del capital y los dueños de las empresas periodísticas son lo mismo. Trump es un magnate capitalista, pero los dueños del New York Times, del Washington Post, CNN, etcétera, son tan poderosos como él. Pero no se puede decir lo mismo de Chávez/Maduro o de Rafael Correa.

3. Los medios de información, al ser una superestructura, siempre se ponen al servicio de la clase dominante en una sociedad. En México el 100 por ciento de la televisión y la radio son poderosas empresas capitalistas y el 98 por ciento de la prensa escrita igual. Todas esas empresas obtienen gigantescas ganancias haciendo negocios empresariales y de gobierno; en mis 56 años de estar atento de la política nacional jamás he visto una confrontación fuerte, en serio, entre Prensa y Poder. Cuando más, en uno que otro estado de la República donde tradicionalmente ha sido fuerte la derecha empresarial y el PAN (Monterrey, Mérida), se han registrados confrontaciones.

4. Podría sintetizar que soy enemigo de todos los gobiernos y prensa capitalista y apoyo críticamente a los gobiernos socialdemócratas de Venezuela, Bolivia, Ecuador, Brasil, Uruguay, Cuba y otros que se declararon antimperialistas y buscar construir una sociedad igualitaria. Así que ante las posiciones del periodismo pro capitalista de CNN estoy con el presidente Nicolás Maduro. Dado que en México no ha habido confrontación entre Prensa y Poder, sino entendimiento y hasta subordinación vergonzosa del gobierno a las empresas televisivas, parece difícil comprender como los medios preparan golpe de Estado, como en Venezuela en 2002 contra Chávez.

5. Ni gobierno ni periodistas son intocables cuando están al servicio de los hombres del dinero; al contrario, deben ser combatidos porque con sus acciones dañan a los sectores más numerosos de la población. Según el periodista Humberto Musacchio (citando a Julio Scherer) cuando las empresas periodísticas tenían problemas económicos graves siempre había mecanismos de control que por muchos años fueron aplicados por los gobiernos. Scherer mencionó en alguno de sus libros, escribe Musacchio: “Se trata de las maletas llenas de dinero“ que creí que era un cuento, pero llegaban hasta el escritorio del director o dueño.

6. Ocurría, agregó Musacchio, que cuando el presidente quería agradecer un favor a un director o a un dueño de periódico. Ese era ya un mecanismo extremo y no funcionaba desde la oficina de prensa, sino directamente desde la Presidencia de la República. “Scherer decía que Regino Díaz Redondo (quien en 1976 asumió las dicción de Excélsior) era el encargado de ir a recoger las maletas que la Secretaría del Patrimonio Nacional le mandaban al periódico. En esta secretaría estaba mi maestro Horacio Flores de la Peña, que se autocalificaba marxista leninista. Era el matrimonio perfecto entre la prensa y el poder”. Ese matrimonio explota y oprime al mundo.

Blog del autor: http://pedroecheverriav.wordpress.com

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CNN ante la Revolución de la Comunicación

Por: Fernando Buen Abad

«Vamos a la Revolución Comunicacional en Medios, Redes, Calles y Paredes” N.M.

Edición 68 de “Contacto con Maduro” 20 de noviembre del añ o 2016.

Mientras hay gobiernos neoliberales que suspenden, de manera inconsulta y unilateral, las “Leyes de Medios” más avanzadas; mientras hay gobiernos derechistas que alientan la “auto-regulación” de los monopolios mediados. Mientras el proceso de concentración mediática protagoniza sus luchas inter-burguesas atropellando con monopolios la libertad de expresión de los pueblos… ocurren en las bases de los pueblos fenómenos de trascendencia, cuantitativa y cualitativa, de primer orden. Acudimos a un momento realmente apasionante de la lucha de clases expresada, también, en los medios de comunicación. Hoy la situación nueva es esta: Nicolás Maduro llama a una Revolución de la Comunicación.

Décadas -de la lucha reciente- han dejado sobre la mesa de la Historia Latinoamericana una experiencia magnífica -y renovada- a propósito de la soberanía de los pueblos en materia de “medios de comunicación de masas”. Se trata de una experiencia que no puede omitir el debate sobre la propiedad privada de las herramientas para la producción. (Cámaras, micrófonos, televisoras, imprentas, teléfonos…) tampoco se elude el uso de los mass media como armas de guerra ideológica contra los pueblos. Pero la parte más difícil, la más huidiza acaso, radica en la conquista de la unidad de los medios y los modos para comunicarnos, para hacer visibles las luchas emancipadoras, impulsadas por el espíritu revolucionario que recorre al mundo con brújula al Socialismo… debate y lucha simplemente extraordinarios.

En su madurez actual, tal convocatoria no tolera ya la idea de que alguien, de un modo u otro, se beneficie individualmente con los recursos y riquezas que son de todos, incluyendo el espacio aéreo, los satélites y la red radio-eléctrica, que son recursos tan vitales como el agua, como la tierra, como las minas… En su estado actual la convocatoria es el clamor colectivo más avanzado que se opone a la dilapidación, al dispendio, a la irresponsabilidad y a la agresión permanente que algunos usufructuarios del espacio radioeléctrico perpetran diariamente.

Una convocatoria definitoria. De nada le sirve la “soberanía” por la soberanía misma sin un programa Socialista para la transformación comunicacional nacido desde las bases organizadas de los trabajadores, obreros y campesinos… En su estado actual la convocatoria a una Revolución de la Comunicación rechaza todo quietismo sobre las ideas y todo autoritarismo de las formas. La convocatoria a una Revolución de la Comunicación desde sus raíces más hondas es magnífica pero insuficiente sin un programa político de acción directa hacia la Comunicación Revolucionaria para modificar radicalmente el paisaje de barbarie y miseria actual, es decir programa para ganar las herramientas de producción comunicativa bajo control de los trabajadores y las comunidades.

De nada sirve, la convocatoria a una Revolución de la Comunicación sin un plan, (ideas, acuerdos, metodología… praxis) impulsado, por ejemplo, desde el “empoderamiento” del pueblo. Poder económico, poder de ideas, poder creativo… poder Socialista. Desde 1910, con el estallido de la Revolución Mexicana, apareció en Latinoamérica el proceso de “producción de sentido” revolucionario que marcó, también, la historia toda del siglo XX. Una tras otra, las luchas revolucionarias del continente probaron ser (además del “motor de la historia”) el motor de la producción de sentido que expresa claramente la lucha de clases con símbolos, también.

Es el caso de las imágenes de Emiliano Zapata, Francisco Villa, las “adelitas”… la música, la literatura, la fotografía, el cine… la propaganda, la prensa revolucionaria y, en general, los procesos revolucionarios que maduraron al calor de la lucha de clases y al calor de las fuerzas emancipadoras de cada frente y de cada proceso histórico. La Revolución semiótica permanente.

Es ese el aporte semiótico revolucionario de Cuba, Nicaragua, Venezuela, Ecuador, Chile, Argentina, Brasil… que cambiaron el modo de entender el mundo y de expresarlo. Es el aporte semántico que encontró diversidad de significantes con raíz popular incuestionable. Es el “signo” que orienta la certeza social de que otro mundo es posible y que esa posibilidad no es una entelequia sino una realidad que tiene tiempo, lugar y signos concretos. Es el aporte de las luchas revolucionarias que el aparato monopólico dominante ha invisibilizado y ha deformado ante los ojos de los propios pueblos que, además, padecen el desfalco semiótico de su Historia reciente bajo la metralla de las armas de guerra ideológica del capitalismo.

Nicolás Maduro llama a una Revolución de la Comunicación. ¿Por qué no? Latinoamericana… mundial, universal. No podemos desestimarlo, es preciso integrarse con delegados de base, con delegados de los movimientos sociales que en todo el mundo construyen comunicación no alienante, comunicación para la libertad. Organicemos una fuerza que se sume de inmediato desde el este de Los Ángeles hasta la Patagonia; que convoque a los cientos de miles de comunicadores, radios, televisoras, periódicos, sitios Web… trabajadores de la comunicación de base que, de un modo u otro, desde sus organizaciones, acepten caminar con la Revolución de la Comunicación. Esto no es nuevo, sólo es urgente. Si no respondemos, los años próximos nos verán derrotados como nunca.

Están dadas las condiciones el mundo ha despertado tal conciencia sobre el papel de los medios, sus virtudes y sus amenazas, que ya una fuerza objetiva con que se bañan diariamente las subjetividades más diversas. Esta es una hora buena, están encendidas las máquinas de los corazones que alimentan las máquinas filmadoras, radiofónicas, televisivas… No hay mucho que discutir. Ya hay organizaciones que entienden lo qué debe hacerse a estas horas y entienden lo que debemos construir para las horas venideras. No hay tiempo que perder. Sumemonos cuanto antes, un congreso, encuentro, asamblea…. organizador (y en movimiento) para acordar acciones directas de inmediato, caminando hombro con hombro alumbrados con la lección Revolucionaria, que también en materia de comunicación, propone Maduro.

Convoquemos un congreso dinámico y creativo para la Revolución Socialista de la Comunicación, convoquemos a las experiencias más convocantes, acordemos una marcha de ideas y organizaciones unidas y en sintonía con los logros nacidos de la Revolución, démonos la oportunidad de la hora y aprendamos todos, desde abajo y para siempre, la dialéctica de la comunicación que los pueblos impulsan en su ascenso revolucionario. Una Revolución de la Comunicación que recorra el mundo. Una fuerza no uniforme que luche contra la alienación, contra el secuestro mercachifle de los medios de Comunicación, contra los peligros ideológicos, contra las formas de los anti-valores y las persecuciones de todo tipo.

Organicemos lo que ya existe, sin conformismo, arribismo, ni vedetismo… organicémonos desde los que mejor se hace y movilicemos mil iniciativas nuevas, frescas… esta vez sin protagonismos estériles, pongamos por estrella única esta Revolución y regalémosle los mejores frutos de nuestras mejores definiciones, aprendizajes y acciones en transición permanente. Vallamos rápido y directo, sin dejarnos abrumar y derrotar por la palabrería ni los espejismos, vallamos de inmediato, pensando bien y haciendo lo correcto. No es imposible. Discutamos sólo lo necesario, lo que nos fortalezca unidos, y acordemos métodos para discutir las diferencias fraternalmente, progresivamente, fértilmente. Total las urgencias del presente son las prioridades del debate y de la lucha. Fijemos una agenda y fijemos un calendario. Sin ponernos trampas, dilaciones ni desvíos.

Hagamos nacer, desde abajo, un programa político de Comunicación que nos ayude a orientarnos en la unidad organizada. Un programa Político de Comunicación que sepa diagnosticar y pronosticar, que se ayude con lo mejor de la ciencia y los mejores científicos militantes, que se ayude con los técnicos y que se ayude desde las prácticas directas creadoras, día a día, de experiencias magníficas… radios, televisoras, cinematográficas, editoriales… organicémonos como un brazo en lucha, nacido del mismo cuerpo social revolucionario en desarrollo. Organicémonos como una fuerza que, tarde o temprano, será una sola en todo el mundo.

No impongamos nuestras recetas, no dependamos de “las recetas”. Aprendamos de las lecciones concretas de los pueblos, aprendamos, desde abajo, cómo se construye y se organiza un pueblo… aprendamos de lo mejor y ofrezcamos lo mejor que tengamos. No dictemos “verdades” de sabio o de burócrata… mejor ampliemos el diagnóstico, el debate y el pronóstico. Ampliemos el diagnóstico, el debate, el pronóstico y la lucha sobre la propiedad privada de las herramientas de trabajo comunicacional, ampliemos el debate y la imaginación sobre la creación de los lenguajes nuevos.

La Revolución de la Comunicación debe radiografiar los huesos mismos de toda estructura de comunicación, explorarlos críticamente, desde sus entrañas. Ya la anunció Nicolás Maduro y es indispensable que empujemos entre todos, que hagamos nuestra tal batalla, que ayudemos y nos ayudemos a aprender. Inventar o errar al lado de todos los pueblos. Levantemos continentalmente la bandera de la Revolución de la Comunicación que tiene un futuro magnífico, nadie puede hacerse sordo, todos estamos obligados a levantar la voz.

¿De qué manera hay que explicar lo importante que es la convocatoria de Nicolás Maduro a una Revolución de la Comunicación armada con cuantos medios sea necesario para liberar a la humanidad de todo aquello que la hace prisionera en los límites de sus más elementales necesidades? Habrá que disponer de los mejores logros tecnológicos y las mejores experiencias sociales para convertirnos en militantes de la verdad, transformadores revolucionarios de la conciencia para la creación de una sociedad sin clases, sin propiedad privada. Revolucionarios de la Comunicación militantes en la ciencia, la educación, la tecnología… la poesía, para activar todas las fuerzas sociales en la resolución de los problemas de la vida práctica.

Ya podríamos acordar, de inmediato, estar listos para avanzar en la organización de todo nuestro caudal comunicacional revolucionario. Intervengamos internacionalista y solidariamente, intervengamos política y científicamente, intervengamos como se debe. Como una fuerza organizada desde y con los medios de comunicación para “tomar el cielo por asalto”. Que el mundo sepa que se abre una nueva etapa de lucha gigantesca y profunda que es de todos nosotros los que soñamos el triunfo definitivo de la Revolución Permanente. ¿Podríamos apresurarnos?

Fuente: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=223099

Imagen: http://ipmark.com/tecnologia-y-medios-predicciones-2016/

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