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Haití: Ciudadanos y organizaciones realizan protesta en contra del hambre y la inseguridad

Hambruna e inseguridad levantan protestas en Haití

La ciudadanía junto a organizaciones sociales de Haití protestaron en las ciudades de Cap-Haitien y Gonaïves, principalmente, contra el alto costo de la vida, la crisis del combustible y la inseguridad.

Luego de dos semanas de manifestaciones, se han sumano otras ciudades en rechazo a la situación geopolítica del país desde el asesinato en julio del añopasado del presidente Jovenel Moïse. Asimismo, los manifestantes solicitan mejoras en los servicios sociales además de la renuncia del primer ministro, Ariel Henry, quien asumió el control en Haití luego del magnicidio.

Bajo la consigna: “¡Si Ariel no se va, nos vamos a morir!”, los protestantes presionan por la salida de Henry, mientras Gobierno del presidente de Estados Unidos. Joe Biden, continúa deportando masivamente a los solicitantes de asilo haitianos, incluidos menores de corta edad.

La ciudadanía junto a organizaciones sociales de Haití protestaron en las ciudades de Cap-Haitien y Gonaïves, principalmente, contra el alto costo de la vida, la crisis del combustible y la inseguridad.

Luego de dos semanas de manifestaciones, se han sumano otras ciudades en rechazo a la situación geopolítica del país desde el asesinato en julio del añopasado del presidente Jovenel Moïse. Asimismo, los manifestantes solicitan mejoras en los servicios sociales además de la renuncia del primer ministro, Ariel Henry, quien asumió el control en Haití luego del magnicidio.

Bajo la consigna: “¡Si Ariel no se va, nos vamos a morir!”, los protestantes presionan por la salida de Henry, mientras Gobierno del presidente de Estados Unidos. Joe Biden, continúa deportando masivamente a los solicitantes de asilo haitianos, incluidos menores de corta edad.

Igualmente, los manifestantes advirtieron sobre intensificar el movimiento si no se encuentra una solución a sus demandas: “No podemos más”, enfatizaron.

De acuerdo con Telesur, durante las protestas del pasado fin de semana, los cuerpos de seguridad haitianos utilizaron gases lacrimógenos para dispersar a la multitud. No obstante, los manifestantes expresaron que mantendrán las protestas para exigir mejores condiciones de vida.

Las protestas donde pidieron además la baja del dólar estadounidense y que fueron acompañadas por exfuncionarios del Gobierno de Haití, entre ellos el exsenador Youri Latortue, habían cesado en los últimos días, si embargo, la crisis del combustible persiste, por lo que las organizaciones y movimientos confirmaron la continuidad de las mismas.

Fuser News

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Argentina: Docente corrió al ladrón que le robó, lo atrapó y descubrió que había sido su alumno

América del Sur/Argentina/11-03-2022/Autor(a) y Fuente: www.diariodecuyo.com.ar

«Sentí mucha tristeza», dijo el hombre.

La inseguridad no da tregua a los tucumanos. Todos los días es noticia un nuevo hecho de inseguridad en diferentes localidades de la provincia. Pero en este caso se trata de un hecho diferente, y que afecta la sensibilidad de muchos.

Julio Ferreri venía de hacer unos trámites cuando dos jóvenes lo interceptaron para asaltarlo a punta de pistola. Le pidieron el celular y la mochila. Ante la negativa del profesor, le gatillaron dos veces “pero claramente la pistola no estaba funcionando”; explicó Julio.

“Comencé a perseguirlos, y los vecinos me intentaron ayudar, hasta que entramos por un pasaje. Cuando lo agarramos me dijo ´no me haga nada profe´ y me tiró el celular.

“Nosotros escuchamos mucho a nuestros alumnos. Él reconoció o reconoce que algún cariño teníamos y sin juzgarlo, producto de una sociedad de consumo, siento que él es una víctima más de lo que pasa. Sumado que el consumo está naturalizado en nuestra sociedad. La primera droga legal es el alcohol. Es un trabajo bastante amplio que no solo el Estado y la escuela es suficiente, tienen que estar comprometido toda la sociedad, inclusive los medios de comunicación”; explicó Julio.

En relación al sentimiento que le dejó, el profesor expresó: “Sentí mucha tristeza y dolor. Nosotros conocemos a los jóvenes de niños, cuando entran a la secundaria. Pensamos que ellos lo hacen porque son llevados por una situación muy compleja”; agregó Julio.

Por último, esta situación solo reforzó las ganas de este profesor de trabajar para revertir el futuro de los jóvenes en la provincia: “Me quedan las ganas de seguir trabajando en esta problemática y que no se estigmatice a los jóvenes que por situaciones vulnerables llegan a esta situación. No conozco ningún programa que hable de adicciones, ni por parte de medios de comunicación, empresas privadas, y el Estado”; cerró advirtiendo.

Fuente: Telefé Noticias

Fuente e Imagen: https://www.diariodecuyo.com.ar/policiales/Docente-corrio-al-ladron-que-le-robo-lo-atrapo-y-descubrio-que-habia-sido-su-alumno-20220308-0015.html

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Haití: Mantener la atención sanitaria en medio de la violencia extrema y la incertidumbre

Para describir la vida diaria hay que recurrir al vocabulario de la guerra. La capital de Haití, Puerto Príncipe, está dividida en muchas líneas de frente. Barrios enteros están bajo el control de grupos armados que cambian territorios. En las zonas pobladas y empobrecidas las calles tienen barricadas y en algunas áreas hay francotiradores que disparan a lo que ven.

Los enfrentamientos entre bandas han forzado a miles de residentes a abandonar algunos barrios, mientras que en otros, como Cité Soleil, la población se encuentra atrapada por los combates. Naciones Unidas calcula que 18.000 personas están desplazadas, acogidas por familiares o en lugares mal adaptados como escuelas o iglesias.

Se trata de un nuevo fenómeno, dado que la mayoría de ellos han huido durante las últimas semanas debido al repunte de los enfrentamientos. Las principales rutas de acceso a Puerto Príncipe están controladas por bandas y entrar o salir de la ciudad se ha convertido en una tarea complicada. Además de los combates, hay un elevado nivel de criminalidad, con robos, secuestros y extorsiones.

En este contexto, hay muchas víctimas de la violencia, especialmente heridos. En nuestro hospital en Tabarre, MSF ha dado atención a más de 600 personas heridas desde principios de año, la mayoría de las cuales son de los distritos de Martissant, Cité Soleil, Croix des Bouques o Bel Air, que es escenario de enfrentamientos.

Desde abril hemos hecho frente a varias oleadas de heridos que han provocado que incrementemos nuestra capacidad de hospitalización. Ha habido días en los que nuestros equipos han recibido hasta a 20 pacientes. De media, más del 60 por ciento de los pacientes de traumatología son víctimas de heridas de bala o arma blanca.

Por otra parte, MSF ha seguido atendiendo a víctimas de violencia sexual o de género en Puerto Príncipe y Gonaives. Si bien Haití ha estado afectado por la violencia crónica desde hace años, la situación se ha deteriorado de forma gradual durante el último año.

Las instalaciones sanitarias no están ya exentas de los ataques y nuestras actividades médicas se han visto alteradas por una sucesión de incidentes críticos. En febrero, un hospital de MSF dedicado al tratamiento de personas con quemaduras graves en el distrito de Drouillard tuvo que cerrar porque fue rodeado por los combates.

Los cerca de 20 pacientes que aún estaban en el hospital tuvieron que ser trasladados y el hospital aún no ha reabierto. Hemos mantenido un puesto médico de avanzada en el que estabilizar y enviar a los heridos o a las víctimas de quemaduras.

Durante el mes pasado, una explosión de violencia en el barrio de Martissant puso en la línea de frente, a prueba, al personal del centro de emergencias de MSF. Durante muchos días, el personal médico tuvo que atender a los heridos mientras se protegía de las balas perdidas y una de nuestras ambulancias fue robada.

El 26 de junio, la estructura fue objetivo de disparos directos y fue finalmente evacuada para no seguir poniendo en peligro a los pacientes y el personal. Más allá de estos episodios extremos, hay una violencia ordinaria que amenaza a todos. Cuando vamos a las calles, nuestros trabajadores sanitarios, como la población, viven con temor a las balas perdidas o los robos.

Un empleado de MSF que trabajaba en Tabarre fue asesinado el 25 de mayo por hombres armados una vez que había terminado su turno en el hospital y se dirigía a casa. Este estado permanente de inseguridad limita el acceso de la población a la atención sanitaria.

El sistema sanitario es ya extremadamente desigual, con una atención privada disponible sólo para los que pueden permitírsela, mientras que las instalaciones públicas carecen de los recursos básicos. En este contexto, es un desafío mantener las actividades médicas.

El personal y los pacientes tienen que llegar a las instalaciones médicas y volver de ellas con seguridad, pero no hay garantías de que puedan lograrlo. En un momento en el que MSF debería expandir sus actividades para responder a las crecientes necesidades médicas de la población, incluidas las relacionadas con un aumento de los casos de COVID-19, estamos teniendo problemas para mantener abiertas nuestras instalaciones.

Hoy es urgente darse cuenta de que Haití está sumido en una situación de violencia e inseguridad total que se suma a una gran crisis sanitaria. El asesinato del presidente, Jovenel Moise, agrega incertidumbre a un país que parece estar al borde del caos.

Fuente: https://www.europapress.es/internacional/noticia-haiti-mantener-atencion-sanitaria-medio-violencia-extrema-incertidumbre-20210715153629.html

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Vida cotidiana reimaginada

Por: Dinorah García Romero 

El proceso de reimaginar la vida cotidiana requiere, además, una reflexión permanente de la interrelación entre la vida y la muerte.

Desde marzo de 2020 hasta la fecha, la vida cotidiana de los dominicanos y de muchos países del mundo ha experimentado un giro significativo. Cada día se producen hechos que requieren respuesta efectiva, a tiempo y en consonancia con la realidad generada por la pandemia global.  Pero cuando la situación problemática se prolonga en el tiempo, se  institucionalizan  rutinas diferentes que exigen un comportamiento distinto también; afloran nuevos desafíos y emergen nuevas respuestas. Si auscultamos la vida cotidiana propia y observamos con atención la de los demás, vamos a encontrar similitudes y rasgos específicos que dan cuenta del talante elegido para vivir en esta época especial. Se constata, además, la resistencia del ser humano a desprenderse de las rutinas anteriores. Se buscan todos los medios para volver a lo anterior, porque era mejor. Casi siempre, pensamos que lo de ayer es mejor que lo de hoy y con lo que se puede resolver cualquier situación difícil. Se advierte una debilidad acentuada en el ser humano para acoger sin miedo las novedades que va presentando la vida. La inseguridad nos lleva a repetir las prácticas a las que estamos habituados. Tendemos a desarrollar una adaptación acrítica, que nos envuelve y domina. Actualmente, nos movemos en una línea temporal que requiere una vida cotidiana mediada por la creatividad y la audacia para entenderla y sobrevivir. Ahora no vale la reproducción de formas de actuar en otros tiempos y espacios. Se impone la necesidad de reimaginar la vida cotidiana, de repensarla con un pensamiento flexible y emancipado.  Para ello es necesario contar con una voluntad firme y educada. Sin la intervención de la voluntad, es difícil entrar en un proceso de reinvención de la práctica en la cotidianidad. A la voluntad ha de unirse la razón. Es precisa una actuación ágil para que ambas facultades funcionen en una misma dirección. La interrelación entre la voluntad y la razón ha de posibilitar que la persona asuma, de forma consciente y responsable, los nuevos modos de ser, estar y actuar que les exigen los tiempos marcados por la pandemia.

Reimaginar la vida cotidiana hoy tiene implicaciones personales, sociopolíticas, económicas y éticas. De igual manera, comporta una reorganización de las relaciones interpersonales, laborales y sociales. Supone, además, una nueva manera de organizar y de utilizar los espacios propios y colectivos. Implica un modo diferente de entender y de asumir el trabajo; y de comprender su interdependencia de la salud personal, familiar y social. De otra parte, requiere una comprensión nueva del sentido de la distancia social, de quedarse en casa; y de gestionar las fiestas con criterios sociales y de salud. El sentido de fiesta no desaparece. Se fortalece en estos tiempos, pero demanda una organización y una gestión marcadas por el respeto al bienestar personal y colectivo. Se ha de priorizar, ante todo, la vida personal y la social. El protocolo de bioseguridad no forma parte de acciones optativas, constituye un prerrequisito ineludible. Es tiempo de recomponer el sentido común de las personas adultas y jóvenes. En una nueva cotidianidad cargada de incertidumbres e inestabilidad, el esfuerzo de reimaginarla se vuelve difícil, pero no imposible. Es una tarea y un desafío de todos. Es necesario construir ambientes cotidianos que contribuyan a valorar la vida personal y colectiva. Importa el esfuerzo de reimaginar nuevas formas de compartir, de establecer lazos solidarios, de encontrar el lado  revitalizante del día a día que nos toca enfrentar. Es una oportunidad para prevenir aburrimientos estériles y sacar a flote talentos escondidos o debilitados por la presión de volver a lo de ayer o de antes de ayer. Reimaginar la vida cotidiana es desarrollar la libertad y descongestionar el pensamiento de ataduras. Es, también, fortalecer el autogobierno de la voluntad y de la diversidad de capacidades que nos permiten avanzar en madurez y sabiduría. El proceso de reimaginar la vida cotidiana requiere, además, una reflexión permanente de la interrelación entre la vida y la muerte; la relectura sistémica de lo que sentimos, hacemos y vivimos. De ahí la necesidad de una mirada reflexivo-crítica de la realidad personal y social, que posibilite una vida cotidiana gratificante y coherente con los hechos y acontecimientos que enfrentamos diariamente.

Fuente: https://acento.com.do/opinion/vida-cotidiana-reimaginada-8954314.html

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Honduras: Una juventud que avanza a costa de la ausencia de sus madres

Por: Jénnifer Ávila Reyes/Contracorriente

Familias enteras huyen de Honduras a causa de la pobreza y la violencia, que normalmente van juntas. Y aunque la migración más conocida y documentada es la que tiene como destino Estados Unidos, cada vez más aumenta la población que migra hacia España, sobre todo las mujeres.

Rebeca tiene 54 años y vive en San Pedro Sula en el norte de Honduras. Ella se quedó sosteniendo el hogar que dejó Karla, su hermana menor cuando decidió emigrar a España. Karla dejó a su cuidado a tres hijos adolescentes. Ese 8 de noviembre de 2016 que se despidieron, Rebeca sintió el peso que caía sobre su espalda: lograr la estabilidad de la familia mientras Karla conseguía un trabajo en España, y lidiar con el vacío que dejaba en sus hijos. Pero Karla y Rebeca ya tenían su familia partida por la migración, de siete hermanas: tres están en Estados Unidos, donde también está el esposo de Rebeca. Las relaciones a distancia no eran nuevas para ellas.

Karla y Rebeca vivían juntas, aportaban a la familia conjuntamente para sobrevivir, ambas trabajaban y ganaban un sueldo fijo cada mes. “Al inicio fue muy difícil. Cuando ella llegó a España nos faltaba su ingreso. Yo le pude aportar y su esposo también. Mi familia nos ayudaba a pagar la comida, las facturas. Fue apretado los primeros seis meses. Los muchachos estaban finalizando el año escolar y ya venía el siguiente pago de matrículas. Pese a las dificultades, salimos adelante” cuenta.

Rebeca no tiene hijos, pero ayudó con la crianza de los de Karla. Le preocupaba que no pudieran superar la partida de la madre.

“Tuve que llevar a uno de ellos al psicólogo”, explica. El muchacho se encerraba en su cuarto y empezó a tener bajo rendimiento en la escuela, a pesar que los tres eran muy apasionados con sus estudios. Dos de los hijos de Karla estudiaron música a la vez que la secundaria. “Se veían bien, pero hay un punto en el que no puedo penetrar en sus vidas. Les preguntaba si sentían que su mamá los había abandonado, si se sentían amados. Después la psicóloga me explicó que la ausencia de su madre impacta y eso ocurre a la edad que sea, la madre siempre hace falta”, dice.

Rebeca es abogada y tiene su despacho privado con otra de sus hermanas. El trabajo le ayudaba a tener lo suficiente para vivir y a contribuir con la familia extendida que vive con ella. Pero los costos de tener hijos que ya iban a la universidad se elevaban mucho. Por eso, cuando Karla decidió emigrar, ella la apoyó.

“Karla siempre estaba pensando en emigrar a otro país por la situación de aquí, tanto económica como por la delincuencia: por el riesgo que corría ella, los muchachos, todos nosotros. Maduró la idea, empezó a averiguar y a ver cómo hacía para irse. Cuando vi que iba en serio me asusté”, explica, sobre todo por la lejanía, porque la migración en su familia puede estar normalizada, pero duele igualmente.

De las más de 370.000 mujeres que estaban registradas en el Régimen Especial de Empleo de Hogar en agosto de 2020, el 70% eran extranjeras. En 2017 CCOO Catalunya publicó que el 81,7% de las mujeres hondureñas que estaban dadas de alta en la seguridad social, trabajaban en el Régimen Especial de Trabajadoras del Hogar. Los datos actualizados a 1 de enero de 2020 del Padrón Continuo indican que en España hay unas121,695 personas empadronadas con nacionalidad hondureña. De ellas 86,297 son mujeres. Hay 21,299 mujeres de Honduras con algún tipo de permiso de residencia, lo que nos deja un total de 64.998 mujeres sin papeles.

Karla –dice Rebeca– siempre pensó en llevarse a sus hijos. Honduras es un país del que quería huir. Cuatro años después, los hechos demuestran que estaba en lo acertado.  Honduras pasa una crisis humanitaria sin precedentes. Sumida en una pandemia, dos tormentas devastaron toda la zona norte del país dejando a cientos de miles de personas damnificadas, incontables muertosy la economía aún más golpeada. El Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (ICEFI) proyecta que Honduras aumentó el porcentaje de población viviendo por debajo del umbral de la pobreza: del 60% ha pasado al 70% tras la pandemia y las dos tormentas.

San Pedro Sula ha sido una de las ciudades más violentas del mundo, en 2018 bajó su puesto en el ranking mundial de ciudades violentas, pero a pesar de esa mejora, personas como Karla y Rebeca siguen teniendo una percepción alta de inseguridad. Rebeca dice que no hay sitio donde la violencia no llegue: “ni en las mejores colonias se salva uno”. Asegura que vivir con miedo de que algo pueda le pasar a sus hijos es algo que no le desea a nadie, mucho menos a su hermana.

Entre 2006 y 2010, Honduras ocupó los primeros lugares de peligrosidad del mundo por su tasa de homicidios. Aunque esta se ha reducido, la violencia es ya endémica en este país. En 2019 Honduras se convirtió en el país más violento de Centroamérica con una tasa de 41.2 homicidios por cada 100.000 habitantes, según el informe Balance de InSight Crime, de los homicidios en 2019. Entre los departamentos con mayor número de homicidios se encuentran Cortés, Francisco Morazán, Yoro, Atlántida y Olancho. La crisis humanitaria que ahora vive el país solo avizora más violencia y conflictividad social en un país que según el Bertelsman Transformation Index (BTI) 2020 ha sido catalogado como una autocracia.

Familias enteras huyen de Honduras a causa de la pobreza y la violencia, que normalmente van juntas. Y aunque la migración más conocida y documentada es la que tiene como destino Estados Unidos, cada vez más aumenta la población que migra hacia España, sobre todo las mujeres.

Rebeca lamenta que Karla se haya perdido los cumpleaños de sus hijos, sus graduaciones, pero rápidamente añade que quizá las graduaciones no habrían sido posibles sin Karla trabajando en España y enviando la remesa que mes tras mes no les faltó desde que, a los seis meses de llegar, encontró trabajo.

“Comida siempre hubo, pero ahora no tengo que preocuparme de que se acabe el dinero y no tenga para comprar. Ella cubre las necesidades mensualmente, nos ayuda a pagar las facturas”. Otro de los ámbitos en los que necesitaban más recursos económicos era en el de la salud. En Honduras los progenitores pueden asegurar a sus hijos e hijas en el Instituto Hondureño de Seguridad Social (IHSS), bastante precario, hasta sus 11 años. Después sólo les queda el seguro privado. Por ello, cada vez que uno de los tres hijos de Karla enfermaba, los gastos se disparaban.

“A mí no me gusta preocuparle. Si algún hijo cae enfermo, trato de solucionarlo sin decirle nada. Pero si veo que es fuerte y no puedo cubrir el gasto, se lo cuento y su respuesta inmediata es que le lleve al médico, que ella me manda de inmediato el dinero para hacerlo todo: los exámenes, comprar las medicinas…”, explica Rebeca.

Este año Karla tenía planificado viajar a Honduras durante la Semana Santa para visitar a la familia. El plan era llevarse a uno de los hijos con ella. Pero llegó la pandemia y el viaje se postergó de manera indefinida. Ahora el muchacho, de 20 años, con su ticket de avión comprado, no sabe cuándo se va a reunir con su madre. Mientras, se ha matriculado en la universidad de manera virtual.

La pandemia sacudió al mundo y la vida de esta familia partida. Rebeca se preocupaba por Karla porque le llegaban las noticias de la tragedia y la crisis sanitaria en ese país cuando en Honduras aun no se sabía nada del virus.

“Cuando a ella le pegó el covid ni siquiera supimos si era eso o una gripe. Ella me dijo que fue al doctor, pero que no le mandaba a hacer los exámenes porque los hospitales estaban saturados. Tenía los síntomas, pero no es fácil aceptarlo, nos habría dado terror”, recuerda Rebeca.

En Honduras, la pandemia ha sido gestionada con ineptitud, corrupción y desidia. El presidente Juan Orlando Hernández, cuyo mandato está en entredicho desde su reelección ilegal en 2017,mintió al declarar que había pasado la enfermedad en el mes que Honduras registró la mayor cantidad de contagios, hospitalizaciones y decesos por la COVID19. Los hospitales móviles que el gobierno compró para la atención de la emergencia en marzo fueron una estafa: de los 7 adquiridos solo 4 han llegado al país y, de estos, solo dos funcionan. En Honduras el temor no solo es a enfermar, sino a sufrir las consecuencias de un sistema sanitario colapsado y sin recursos para tener posibilidades de ser atendidos dignamente.

A finales de octubre, la economía estaba comenzando a reabrirse, gracias también a la flexibilización de las restricciones horarias y a la flexibilización del toque de queda decretado en marzo. Rebeca, por ejemplo, dejó de trabajar en marzo, todos dependían de su hermana.

Comenzaban a estabilizarse en casa, cuenta Rebeca, cuando tocaron tierra dos huracanes, Eta y Iota, que devastaron el valle de Sula.

“Fue algo terrible. No hemos salido de la pandemia cuando llega el primer huracán Eta.  Vivimos en una zona que nunca se ha inundado. El día del huracán empezó a azotar y, de repente, yo me siento responsable de los niños, del esposo de Karla, de decidir qué hacer. Sale una alerta de que mi colonia está en alto riesgo y en ese momento se va la energía, empieza a soplar el viento, mi hermana llamándome desde España, llorando, pidiéndome que me fuera a la casa de otra hermana, que tiene dos plantas. Empieza el shock, ella desesperada, estábamos a la deriva”, recuerda Rebeca y explica que en ese momento se imaginaba la impotencia de su hermana, que, desde lejos, habría querido volar para sacarlos de allí.

Rebeca sacó a toda la familia de la casa. Al día siguiente regresaron y la colonia no había sido afectada. La periferia de San Pedro Sula parece ahora un campo de refugiados tras la caída de una bomba. Lo que antes eran ciudades, contiguas a San Pedro Sula, ahora son grandes pantanos donde familias enteras buscan, aún meses después de la tormenta, muchos buscan pertenencias debajo del fango, mientras otras intentan huir en caravana migrando hacia Estados Unidos.

Si Karla quisiera regresar, podría decirse que no tiene un país al que hacerlo. Después de las dos tormentas, el 10 de diciembre una caravana de migrantes salió con rumbo a Estados Unidos desde San Pedro Sula. Familias enteras caminaron hacia la frontera con Guatemala donde la marcha fue disuelta por autoridades migratorias hondureñas. Esta vez, el muro del sur de México se corrió hasta Honduras. Las mujeres lloraban porque no las dejaban salir de su país, como si fuera una cárcel, como si nunca más quisieran volver a ver sus casas hundidas en el lodo.

Rebeca cree que es un precio muy caro el que se paga si se decide emigrar y que por más que al inicio las personas, como Karla, piensan que trabajarán un tiempito, ahorrarán y regresarán a su país, eso no sucede. “No se puede decir que el sacrificio vale la pena porque es mucho lo que hay que pagar por la estabilidad. Pero si ella hubiera estado aquí, habría tenido más dificultad para graduar a sus hijos”, dice Rebeca, que ahora ve más cerca el momento en que los hijos de Karla se reúnan con su madre, lejos de Honduras. Ese día continuará su vida y su plan: migrar a Estados Unidos donde la espera su esposo después de esta prolongada pausa en su vida.

Fuente: https://desinformemonos.org/una-juventud-que-avanza-a-costa-de-la-ausencia-de-sus-madres/

Imágenes: Martín Caliz/Contracorriente

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Millones de niños africanos en riesgo de desnutrición

Más de 10 millones de niños en varios países de África sufrirán desnutrición aguda durante 2021, en medio de graves crisis humanitarias, advirtió hoy el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).

 

Debido a esa situación, se afectarán profundamente la salud y el bienestar de 10,4 millones de menores de edad en República Democrática del Congo, el noreste de Nigeria, Sudán del Sur, Yemen y la región del Sahel Central, según indica un reporte de esa agencia de ONU.

Esos son países o áreas afectadas por graves crisis humanitarias, conflictos, inseguridad alimentaria, hambruna y también por la pandemia de Covid-19.

Para las naciones que se recuperan de las consecuencias de los conflictos, los desastres y el cambio climático, la pandemia se ha convertido en una crisis nutricional, en una catástrofe inminente, recalcó la directora ejecutiva de Unicef, Henrietta Fore.

‘Las familias que ya normalmente luchan por alimentar a sus hijos están ahora al borde de la hambruna. No podemos dejar que sean las víctimas olvidadas de 2020’, expresó.

Unicef instó a los actores humanitarios sobre el terreno y a la comunidad internacional a ampliar urgentemente el acceso y el apoyo a los servicios de nutrición, salud, agua y saneamiento para esos niños y sus familias.

En el contexto de la pandemia, esa agencia de Naciones Unidas continúa brindando asistencia a los menores más vulnerables y sus familias, en zonas difíciles de alcanzar.

Para ello tuvo que realizar ajustes en los programas existentes, con el fin de mantener y aumentar el acceso.

En ese sentido, Unicef pidió más de mil millones de dólares para apoyar durante el próximo año 2021 sus programas de nutrición en aquellos países afectados por graves crisis humanitarias.

Fuente: https://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=420794&SEO=millones-de-ninos-africanos-en-riesgo-de-desnutricion
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Nuevas dinámicas migratorias de Centroamérica agudizan riesgos para tutela de derechos humanos de población migrante

Los riesgos asociados al desplazamiento son mayores cuando las víctimas son personas jóvenes: niñas, niños y adolescentes que dejan de asistir al sistema educativo o lo hacen con temor debido a factores asociados a la violencia e inseguridad, como las amenazas de las pandillas.

La integridad física y patrimonial de la población migrante en Centroamérica, así como la tutela de sus derechos humanos, enfrentan riesgos crecientes ante las nuevas dinámicas migratorias, que a partir del año 2000 han estado determinadas por el aumento en los flujos de mujeres y menores no acompañados, el desplazamiento forzado, la movilidad en grupos masivos llamados “caravanas” y el incremento de personas que solicitan el estatus de refugiados.

De acuerdo con los principales hallazgos del proyecto de investigación “Migraciones internacionales, refugiados y desplazamientos internos en Centroamérica” auspiciado por la Panamerican Development Foundation (PADF), estas nuevas dinámicas han hecho que el fenómeno migratorio sea más complejo.

En el 2018, la ACNUR (Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados) registró 315.779 solicitudes de refugio de personas de Centroamérica. Un 38% de estas las hicieron personas de El Salvador, un 27% correspondieron a nicaragüenses y 24% a hondureños.

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Salvo en el caso de los nicaragüenses, de los cuales el 73% se dirige a Costa Rica, los solicitantes de El Salvador, Guatemala y Honduras tienen como primer destino los Estados Unidos, como segundo México y España ocupa el tercer lugar para los salvadoreños y Canadá para el caso de los guatemaltecos.

Las investigaciones señalan que la falta de información sistemática y el reconocimiento de algunos Estados, han limitado la toma de conciencia pública sobre la magnitud y características del desplazamiento forzado en la región.

De acuerdo con el “Centro de Monitoreo Internacional sobre Desplazamiento Interno”, El Salvador encabezaba la lista de países del hemisferio con la mayor cantidad de personas desplazadas: 246.000 nuevas víctimas en 2018. Aunque las cifras son menores para Honduras y no hay reportes para Guatemala, los problemas que origina el desplazamiento son comunes a los tres países: desarraigo, abandono de propiedades y pérdida de empleo e ingresos.

Una de las principales amenazas en contra de la niñez y adolescencia es el reclutamiento forzado por las pandillas, el acoso y las amenazas, con mayor intensidad en El Salvador. Para las niñas y jóvenes el riesgo es mayor, ya que además de ser reclutadas como integrantes, cuando un pandillero está interesado sexualmente en ellas, todo el grupo familiar se ve amenazado para presionar a los padres a entregarlas. Las llamadas “novias de la pandilla” corren el riesgo de convertirse en esclavas sexuales de los pandilleros. Dinámica que también se presenta en Honduras y Guatemala.

Con base en información recopilada por la Fundación Cristosal, en Guatemala, Honduras y El Salvador existe un creciente número de líderes comunitarios, defensores de los derechos humanos y dirigentes de organizaciones que han sido víctimas directas de situaciones de amenazas y atentados, siendo obligados a desplazarse.

Una investigación realizada por la Oficina de Derechos Humanos de la ONU y la Procuraduría de Derechos Humanos de Guatemala, señaló que entre 2017 y 2018 fueron asesinados 39 líderes sociales en ese país, y se ejecutaron unos 884 ataques contra líderes indígenas, mujeres defensoras de derechos humanos, activistas de colectivos LGBTI, periodistas, jueces, abogados, entre otros.

En Nicaragua, a partir de abril del 2018, se comenzó a generar desplazamiento interno y externo como consecuencia de la crisis política que vive ese país. De acuerdo con un estudio realizado en 2019, 75% de las personas nicaragüenses que llegaron a Costa Rica a partir de esa fecha abandonaron Nicaragua por razones políticas, y un 51% señalaron haber recibido amenazas.

Los riesgos y vulnerabilidad asociados al desplazamiento son mayores cuando las víctimas son personas jóvenes o menores de edad.

Un estudio realizado en 2018 por Save the Children en Guatemala, señaló que en 131 centros educativos se encontró que 817 estudiantes (57.5% del total) vivían con temor de ir a la escuela debido a factores externos a la institución, 23% del estudiantes y 28% del cuerpo docente han sido víctimas o conocen a alguien que ha sido acosado por miembros de la pandilla Mara Salvatrucha a la llegada o salida de la escuela.

Además, desde el 2018 las caravanas improvisadas de migrantes que salieron de Honduras, Guatemala y El Salvador marcaron un hecho relevante en las dinámicas migratorias de Centroamérica. Muchas de estas personas dependen de la caridad de los habitantes locales o de la ayuda que prestan organizaciones humanitarias e iglesias para continuar su viaje, y para tener acceso a albergues o campamentos improvisados.

Los testimonios de la investigación de campo realizada por la Fundación Cristosal en El Salvador y Honduras en el año 2019, afirman que las víctimas del desplazamiento forzado no encuentran amparo en las instituciones policiales ni en el sistema judicial para la investigación de los casos, ni tampoco para beneficiarse de asistencia legal y de protección.

Por ejemplo, 7 de cada 10 personas atendidas por Cristosal en el 2018 por desplazamiento no presentaron ningún tipo de denuncia. Para las víctimas, interponer una denuncia supone un alto costo y el riesgo de sufrir represalias, lo que implica para ellas una situación de desamparo.

El relevante y a la vez controversial tema de los desafíos de la población migrante es uno de los tantos que están contemplados en las preguntas de una novedosa herramienta de investigación y análisis llamada Test Identidades.

Quienes respondan este test, pueden comparar su posición sobre diversos temas con otras personas de su país u otros países de Centroamérica. El test es gratuito, corto y sencillo y puede responderlo al ingresar a este enlace: www.testidentidades.com

Fuente: https://www.estrategiaynegocios.net/newsletter/newsletter2015/1426542-330/nuevas-din%C3%A1micas-migratorias-de-centroam%C3%A9rica-agudizan-riesgos-para-tutela-de-derechos-humanos

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