La revolución como problema

Por: Raúl Zibechi

Pertenezco a la generación que creció influenciada por el clima político y cultural de la revolución cubana. Me contagié del entusiasmo que generaba, en particular, la figura del Che, quien no dudó en dejar las comodidades de la vida urbana posrevolucionaria para caminar selvas y montañas, porque «el deber de todo revolucionario es hacer la revolución».

Hoy Cuba atraviesa una situación compleja, que me lleva a reflexionar en varios tiempos sobre la coyuntura, la estructura y el concepto mismo de revolución.

I

La soberanía nacional es intocable, tanto como el derecho de las naciones a su autodeterminación. La soberanía de una nación no depende de quién esté en el gobierno. Nadie tiene derecho a intervenir o subvertir el gobierno de una nación ajena.

El bloqueo a Cuba es inaceptable, como los intentos por derrocar la revolución, sistemáticos y continuos desde hace seis décadas. Nunca pedimos una intervención extranjera para poner fin a las dictaduras del Cono Sur, porque confiamos en que los pueblos deben decidir su futuro. Por eso tampoco pedimos que regímenes oprobiosos y genocidas (como el de Arabia Saudita, entre muchos otros) sean derrocados con invasiones militares.

Cuba tiene derecho a que se la deje en paz, como sucede con todas las naciones del mundo. Solo dos países apoyan el bloqueo: Israel y Estados Unidos.

II

La crisis actual tiene causas precisas. En 2020 la economía registró una contracción del 8,5 por ciento, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe. La industria cayó 11,2 por ciento y el agro, 12 por ciento. La crisis del turismo es tremenda y repercute en toda la sociedad: en 2019 Cuba recibió 4,2 millones de turistas, en 2020 apenas 1,2 millones. En el primer semestre de este año solo recibió 122 mil turistas, según datos recabados por la periodista chilena Francisca Guerrero.

El turismo aporta en torno al 10 por ciento del PBI, emplea al 11 por ciento de la población activa y es la segunda fuente de divisas. La escasez de divisas crea enormes dificultades para la importación de alimentos: Cuba debe importar el 70 por ciento de la comida que consume, mientras los precios internacionales crecieron un 40 por ciento en un año.

El llamado ordenamiento cambiario, que eliminó las tasas diferenciadas con las que se cambiaban los pesos cubanos por dólares, decidido en enero, aunque necesario y deseable, llegó tarde y en un momento de aguda escasez de dólares. Lo cierto es que la población tiene grandes dificultades para acceder a bienes básicos.

Inflación y apagones son el corolario de viejos problemas nunca resueltos (como el deterioro de las infraestructuras) y de improvisaciones en la aplicación de cambios largamente postergados.

El bloqueo es un gran problema para Cuba. Pero no todos sus problemas pueden reducirse al bloqueo. Un problema del que no se quiere hablar, no solo en Cuba, es el de la revolución como problema. O sea, del Estado como palanca de un mundo nuevo.

III

Creíamos que la revolución era la solución a los males del capitalismo. No fue. Quizá la obra mayor de las revoluciones haya sido empujar al capitalismo a reformarse, limando durante cierto tiempo sus aristas más extremas, aquellas que todo lo confían al mantra del mercado autorregulador, que lleva a millones a la pobreza y la desesperación.

Revolución fue siempre sinónimo de conquista del Estado, como herramienta para caminar hacia el socialismo. Originalmente el socialismo debía ser, ni más ni menos, el poder de los trabajadores para superar la alienación que supone la separación entre los productores y el producto de su trabajo. Sin embargo, socialismo se volvió sinónimo de concentración de los medios de producción y de cambio en el Estado, controlado por una burocracia que, en todos los casos, devino en una nueva clase dominante, casi siempre ineficaz y corrupta.

El pensamiento crítico se sometió a esta nueva burguesía, o como quiera denominarse a esa casta burocrática que, no siendo propietaria, tiene la capacidad de gestionar los medios de producción a su antojo, sin rendir cuentas más que a otros burócratas, sin que los trabajadores, privados de formas de organización y de expresión autónomas, puedan incidir en las decisiones. Sin libertades democráticas, los Estados socialistas (contradicción semántica evidente) devinieron en Estados autocráticos y totalitarios, no muy diferentes a las dictaduras que sufrimos y a las democracias que no nos permiten elegir el modelo económico que nos gobierna, sino apenas a representantes ungidos gracias a costosas campañas publicitarias.

Las revoluciones socialistas y de liberación nacional, y aun los movimientos emancipatorios, se autodestruyeron en el rompeolas de los Estados: al institucionalizarse y perder su carácter transgresor y superador del estado actual de cosas; al relegitimar un sistema-mundo que pretendían desbordar; al trasmutar, por la vía institucional, la potencia rebelde de las clases populares en impulso para la conversión de los burócratas en nuevos opresores.

Como sostuvieron Fernand Braudel e Immanuel Wallerstein, y ahora Abdullah Öcalan, el Estado nación es la forma de poder propia de la civilización capitalista. Por lo tanto, dice el líder kurdo, la lucha antiestatal es más importante que la lucha de clases, y esto no tiene nada que ver con el anarquismo, sino con la experiencia de más de un siglo de socialismo. Es revolucionario el trabajador que se resiste a ser proletario, que lucha contra el estatus de trabajador, porque esa lucha apunta a superar y no a reproducir el sistema actual.

Para hacer política centrada en el Estado, las categorías de hegemonía y homogeneidad son centrales. La primera es una forma de dominación, sin más, aunque el progresismo y la izquierda crean que supera al leninismo. La segunda es una pretensión de quienes, desde arriba, quieren llevar a los pueblos de las narices. Agrietados el patriarcado y el colonialismo interno, hoy es imposible una sociedad homogénea, porque las mujeres, los jóvenes y todo tipo de disidencias (desde las culturales hasta las sexuales) rechazan el aplanamiento de las diferencias y diversidades.

Imponer homogeneidad con base en la hegemonía es una apuesta al autoritarismo, ya sea a través del mercado o del partido de Estado. La forma ideal de dominación es aquella que se presenta como democrática (simplemente porque hay elecciones), pero encarcela a la población en un modelo económico que vulnera su propia vida.

IV

La revolución socialista es cuestión del pasado, no es el futuro de la humanidad. Tampoco lo es el capitalismo. El binarismo capitalismo/socialismo ya no funciona como organizador y ordenador de los conflictos sociales.

Mientras las izquierdas siguen prisioneras de su visión estadocéntrica, los sectores más activos y creativos de las sociedades latinoamericanas (feministas, pueblos originarios, jóvenes críticos) ya no se referencian en Cuba, como lo hizo mi generación, sino en luchas concretas como las revueltas chilena o colombiana, en el zapatismo y en los mapuches, en ritmos raperos y en sueños de libertad imposibles en la Nicaragua de Ortega y en la Cuba del Partido, en la Colombia de los paramilitares o en el Brasil de Bolsonaro.

Fuente de la información e imagen:  Brecha

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Centros de investigaciones en Ciencias Sociales de Venezuela se pronuncian: Pensamiento crítico y la actual coyuntura en Venezuela

Los abajo firmantes, centros de investigación en Ciencias Sociales de Venezuela, quienes suscribimos este comunicado, convocamos a todxs las y los intelectuales, académicos, defensoras(es) de la memoria histórica y trabajadores de la cultura a trabajar con y por la más amplia unidad nacional, la paz y la justicia social, y a rechazar toda intervención extranjera, en defensa al derecho humano a la autodeterminación del pueblo venezolano.

Recordamos que el derecho a la autodeterminación es garantía de paz internacional, y está claramente expresado en la Carta de la Organización de Estados Americanos (OEA), y en los Estatutos de la Organización de las Naciones Unidas, para las cuales son principios fundantes.

Con absoluta convicción democrática reconocemos la legitimidad y legalidad del gobierno del presidente Nicolás Maduro Moros, electo en mayo de 2018 y quien tomó posesión del cargo el 10 de enero de 2019, para el ejercicio del mandato 2019-2025. El desconocimiento de esta realidad y la autoproclamación de un presidente alterno, ha significado un ataque a la democracia, la soberanía y la paz de las venezolanas y venezolanos.

Denunciamos, la intromisión neocolonial y el imperialismo de Estados Unidos en los asuntos internos de Venezuela, con la complicidad de la ultra derecha local e internacional, que ha propiciado el inicio de una situación de tensión sui generis en la historia nacional donde la violencia sea la protagonista. Nuestra convicción es con la cultura de la paz, por ello rechazamos este intento de escalar conflictos donde no hay condiciones para ello. De igual manera consideramos la actitud de EEUU y el Grupo de Lima como un acto de injerencia sin precedentes que afecta de manera estratégica la soberanía de los países y pueblos de la región en materia energética y de biodiversidad.

Los logros en materia social de la revolución Bolivariana son extraordinarios e innegables, y la continuidad de la agenda de trabajo de inclusión en todos los órdenes se ha mantenido a pesar de las agresiones económicas emanadas de los grandes centros de poder contra Venezuela. Como todo proceso político existen áreas de la gestión pública y de construcción del poder popular que deben ser redimensionadas y corregidas, escuchando la voz de las y los actores sociales e incorporándolos, en lo que debería ser un nuevo salto organizacional en la construcción del poder popular comunal. La burocratización en algunas áreas de la gestión solo se puede superar con la activa participación de la ciudadanía y de las organizaciones sociales y populares, y en este sentido la aspiración ciudadana es cada día más evidente. En ese sentido consideramos fundamental que el liderazgo político debe estar atento a estas y otras demandas para seguir avanzando en la construcción de la auténtica independencia nacional.

Este es un momento para cerrar filas en la defensa de la patria, entendiendo que la mejor defensa es la corrección de nuestros propios errores y la continuidad del camino en la construcción de otro mundo posible, humano, justo, solidario sin excluidos(as) que garantice la consolidación de un estado social de derecho y de justicia tal como lo demanda nuestra carta magna y demás leyes vigentes. Es momento de convocar a la unidad del pueblo venezolano, respetando las diferencias, construyendo nuevos espacios y lógicas transformadoras que deben estar siempre al servicio de las mayorías ciudadanas y en ello ratificamos el compromiso desde nuestro hacer.

Centro Internacional Miranda (CIM)

Red de la Calle

Centro de Estudios Geo-Históricos y Socio Culturales de la Universidad Experimental Rafael María Baralt

Instituto de Estudios Avanzados (IDEA)

Red de Colectivos Araña Feminista

Centro De Estudios Sociales y Culturales (CESYC) de la Universidad Bolivariana de Venezuela

Red Colectivo Docente de Monagas

Instituto de Investigaciones para el Sur (INISUR)

Centro de Estudios de Economía Política (CEEP) de la UBV

Instituto de Altos Estudios Bolívar-Marx (IAEBM)

Centro Nacional de Estudios Históricos (CNEH)

Centro de Estudios e Investigaciones Culturales, Lingüísticas y Literarias de la UNERMB

Centro de Estudios Educación Emancipadora y Pedagogía Crítica (CEPEC) – UBV

Fundación Centro de Estudios sobre Crecimiento y Desarrollo de la Población Venezolana (Fundacredesa)

Centro Latinoamericano Rómulo Gallegos (CELARG)

Grupo de Investigación Sociopolítico de América Latina y el Caribe, adscrito a la ULA

Centro de Estudio de Transformaciones Sociales del IVIC

Núcleo de Investigación de Pedagogía del Movimiento (NIPEM)

Centro de Estudios de Salud Colectiva y Derecho a la Vida de la UBV

Unidad de Investigación y Desarrollo Humano local, participación y política social de la UCV

Dirección General de Producción y Recreación de Saberes – UNEARTE

Laboratorio de Estudios Latinoamericanos sobre Pensamiento Crítico y Transformaciones Políticas de la UNERMB

Portal Otras Voces en Educación (OVE)

Escuela Venezolana de Planificación (EVP)

Sociedad Venezolana de Educación Comparada (SVEC)

Instituto de Altos Estudios Diplomáticos “Pedro Gual”

Para adhesiones escribir a: declaracion.venezuela2019@gmail.com

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