México: SIRE y el primer foro sobre educación indígena @INEEmx

03 Diciembre 2017/Fuente: sdpnoticias/Autor: ANEL GUADALUPE MONTERO DÍAZ

En entrevista concedida a SDPNoticias la noche del jueves en Orizaba, Veracruz, la Mtra. Sylvia Schmelkes del Valle recalcó la importancia de que los pueblos indígenas logren una transformación que surja “de abajo para arriba”, porque la idea es que ellos piensen cómo pueden aplicar las directrices con base en las necesidades propias de cada comunidad.

Como apoyo a lo anterior, el INEE lanzó el portal geoestadístico SIRE –Sistema Integral de Resultados de las Evaluaciones- una herramienta “para realizar consultas y análisis espacial sobre resultados de las evaluaciones educativas, una selección de indicadores del Sistema de Indicadores de Educación básica y Media Superior del INEE, información sobre la estructura y dimensión del Sistema Educativo Nacional y datos sobre el contexto físico, socio-demográfico y económico del país que son relevantes para la educación y su evaluación” según la descripción que aparece en la pagina electrónica.

Al explorar minuciosamente el SIRE, el usuario –padre de familia, docente, directivo, supervisor escolar, autoridad educativa local, municipal, estatal o nacional-, puede comprender el tema educativo desde otras variables que permitirían conocer más a fondo la problemática a tratar, puesto que la plataforma articula los resultados de evaluaciones como PLANEA con el contexto físico, socio-demográfico y económico y por último, con el sistema educativo nacional. Una maravilla, pues.

Por ejemplo, un docente o ATP puede organizar la intervención pedagógica en el grupo de 3º A de la escuela primaria “Mi Patria” en la comunidad de Tehuipango, Veracruz, a partir de la información que ofrece el SIRE, pues esta herramienta le permitirá vincular de manera pronta y fidedigna, las características de sus alumnos con las del entorno socio-cultural, escolar y familiar para la mejora de los aprendizajes de su grupo, tal cual se establece en los principios pedagógicos del plan 2011 y del Nuevo Modelo Educativo.

En la entrevista, la Mtra. Schmelkes enfatizó la importancia de la figura del Asesor Técnico-Pedagógico como apoyo clave para la mejora de la calidad de la educación porque tiene que ser entendida a partir de sus tareas pedagógicas: El ATP NO es un subordinado del Supervisor Escolar, puesto que la figura como tal tiene un radio de acción específico diferente a otros perfiles del campo educativo.

Es importante que la consejera del INEE destaque lo anterior, porque todavía en algunas regiones se considera al ATP como el secretario de la supervisión escolar, quien concentra la información de las escuelas y las remite a las áreas de control escolar y a veces, hasta firma en ausencia de la autoridad educativa.

Sin embargo, la declaración de la Maestra también tiene que ver con el hecho de que las autoridades educativas resuelvan con seriedad y prontitud el tema de los recursos humanos prometidos a las supervisiones escolares desde la presentación del programa Escuela al Cien, que el secretario Aurelio Nuño lanzó hace un par de años.

Es decir, que cada quien asuma la parte de la responsabilidad que le fue conferida a la hora de desempeñar la función que le compete en la estructura del sistema educativo.

En ese orden de ideas, al hablar de la comunidad de Tehuipango, ubicada en la sierra de Zongolica, Veracruz, la consejera del INEE comentó que este es el primer municipio en recibir las directrices del Instituto para mejorar la atención educativa de niños, niñas y adolescentes indígenas.

A la pregunta expresa ¿cómo medir lo que no se puede rastrear? En relación con el paso de niños migrantes por los Estados, la Mtra. Schmelkes refiere una estrategia que en algún momento planteó para dar seguimiento al desempeño académico de este tipo de alumnos y consiste –grosso modo-, en que cada uno de ellos utilice su propio material de trabajo que lo distinga pedagógicamente para que el maestro que lo reciba en otra parte, sepa desde dónde debe partir la ayuda puntual a ese alumno.

En algún momento –comentó-, se imprimieron cuadernillos con colores muy brillantes –verde limón, rosa fuerte, entre otros- y cada fascículo correspondía a determinado nivel de aprovechamiento, de tal forma que aunque el alumno llegara sin este material a una nueva escuela, podría mencionar al docente “estaba trabajando con el cuaderno verde” y así el maestro tendría referencia de los logros y avances de este nuevo elemento –en situación vulnerable- en su salón de clases.

Por supuesto, las ideas y planteamientos de la Mtra. Schmelkes son una invitación a tod@s los maestr@s, padres de familia y autoridades educativas para que a partir de los mismos, se implementen acciones que puedan reflejarse en mejoras concretas para los niños, niñas y adolescentes indígenas y migrantes. Todo un reto.

Fuente de la noticia: https://www.sdpnoticias.com/nacional/2017/12/02/sire-y-el-primer-foro-sobre-educacion-indigena-ineemx

Fuente de la imagen: https://i2.sdpnoticias.com/sdpnoticias/2017/12/02/1235_foro_620

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El bullying como un asunto de intervención pedagógica

16 de agosto de 2017 / Fuente: https://compartirpalabramaestra.org/

Por: Idep

Las prácticas cotidianas de violencia son un asunto de analfabetismo social que la escuela debe asumir desde un criterio de formación en competencias para la paz. 

El colegio masculino Nicolás Esguerra se encuentra ubicado en la localidad de Kennedy, en la ciudad de Bogotá. Aunque las directivas de la institución y el cuerpo de educadores hacen esfuerzos año tras año, por promover una cultura de paz (de los que son evidencia el código de mínimos no negociables y los pactos por buen trato), los niños y jóvenes ―obedeciendo quizá a patrones culturales de su entorno―, han desarrollado fórmulas de convivencia entre pares caracterizadas por las constantes peleas, el maltrato, las lesiones personales, el robo y la violencia en general. La situación se ha tornado particularmente crítica en los grados séptimo y octavo, ya que las agresiones se han vuelto reiteradas y han adquirido aspecto de bullying.

El deseo de erradicar los episodios de acoso escolar, que se dan a diario en esta comunidad escolar, fue lo que llevó al profesor Juan de la Cruz Jiménez a iniciar una investigación que le permitiera esclarecer las causas de estas dinámicas y la posible ruta para una intervención de tipo pedagógico.

Con este propósito diseñó una Escala Likert, herramienta para el rastreo de opiniones y actitudes, con dos categorías de indagación. La primera, Convivencia y paz, constan de 8 declaraciones (con cuatro posibles respuestas, dentro del formato de la escala), y tiene como objetivo dar cuenta de la postura de los estudiantes respecto al manejo adecuado de conflictos.

La segunda categoría, valoración de la diferencia, consta de ocho declaraciones que buscan poner en evidencia las actitudes de los estudiantes respecto a la aceptación de la diversidad social y cultural. Esta escala se aplicó a una muestra de 24 estudiantes de octavo grado de la institución seleccionados de manera aleatoria.

Con respecto a la primera categoría de indagación, Convivencia y paz, el análisis de los resultados obtenidos con la aplicación de la escala fueron los siguientes: sólo el 21% de los estudiantes manifestó que siempre resuelve sus problemas con el otro llegando a acuerdos a través del diálogo y evitando así los escenarios de agresión.

Por otra parte, el 16% de los estudiantes afirmó que nunca apela a estrategias pacíficas para la solución de conflictos interpersonales; y un 20% declaró no hacerlo casi nunca. En relación con la segunda variable de indagación, Valoración de la diferencia, se encontró que el 53% de los estudiantes manifestó tener una actitud negativa hacia lo otro, no sentir ningún tipo de respeto hacia lo diferente y no compartir la idea de que los demás tengan derechos.

Para el profesor Jiménez, “estos resultados indican que los estudiantes carecen de una formación que les brinde herramientas conceptuales y actitudinales que les permitan afrontar los problemas de manera asertiva. El origen del Bullying entre los estudiantes del Nicolás Esguerra tiene que ver con la falta de habilidades en resolución de conflictos o competencias para la paz, y el respeto y valoración de la diferencia. Los múltiples eventos de violencia física y verbal, de los cuales somos testigos a diario entre nuestros estudiantes, obedecen a que, tanto a los agresores, como a las víctimas y aún a los que ocupan el rol de espectadores, les faltan herramientas para tramitar sus diferencias”.

Desde la perspectiva del educador, “esto obedece quizá a que los métodos a través de los cuales la institución pretende educar para la convivencia son precarios y responden a un enfoque eminentemente teórico. La ausencia de las competencias ciudadanas o sociales en el currículo escolar, promueve el analfabetismo en los ámbitos de la convivencia, permitiendo que los abusos y el maltrato de los niños más vulnerables sea una constante: la intimidación gana espacio y logra que las victimas vivan con miedo y los espectadores con una indiferencia pasmosa”, resalta el profesor Jiménez.

El estudio adelantado por el profesor le ha permitido posicionar dentro de la institución, la necesidad de estructurar una intervención pedagógica consecuente con los hallazgos registrados en su informe: “La institución educativa Nicolás Esguerra, deberá implementar y diseñar un programa de intervención educativa que permita enfrentar el bullying. Sugerimos ―declara el profesor como colofón de su investigación―, que este programa debe apelar a la formación en competencias ciudadanas y deberá hacer énfasis al estudiantado en que el respeto por la diferencia, la paz y la convivencia son y serán indicadores de logro imprescindibles para aprobar el año escolar: los estudiantes deberán saber que el colegio no tolerara a quienes maltratan y abusan de los otros”.

Fuente artículo: https://compartirpalabramaestra.org/columnas/el-bullying-como-un-asunto-de-intervencion-pedagogica

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Colombia: “La medicación no puede ser nunca la primera línea de acción en el TDAH”

Colombia/28 de junio de 2016/Fuente: el diario

El enfoque terapéutico del Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) ha evolucionado desde el modelo médico al tratamiento multimodal, en el que el aspecto socioemocional del afectado es fundamental. La Fundación CADAH llama la atención sobre un trastorno que es real, muchas veces invisible, y que afecta al futuro de la persona y de la sociedad.

Una conferencia del psiquiatra Luis Rojas Marcos marcó hace días el acto central del décimo aniversario de la Fundación Cantabria Ayuda al Déficit de Atención e Hiperactividad (CADAH). Ante 750 personas reunidas en Santander, el doctor recalcó que el TDAH es real y reclamó «apoyo incondicional» para quienes lo padecen.

La entidad cántabra cuenta entre sus profesionales con Sara Ortega Tapia, especialista en neuropsicología, quien coincide con Rojas Marcos en la necesidad de seguir divulgando y formando sobre un trastorno «relativamente reciente» y que sigue cuestionándose.

El TDAH o Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad es un trastorno del neurodesarrollo de carácter crónico, que afecta a entre un 5 y un 10% de la población infantil, llegando incluso a la edad adulta al 60% de los casos. Tiene tres perfiles: el hiperactivo, el inatento y el combinado de los anteriores, que son la mayoría.

En el trastorno por hiperactividad, los síntomas son muy evidentes: no paran quietos, no cumplen las normas, son impulsivos, no terminan las tareas. Mientras que los niños inatentos, por el contrario, «son lentos, adormilados, y esto se traduce en su funcionamiento cerebral, no tienen fluidez verbal. Miran, pero no ven; oyen, pero no escuchan. Procesan de forma incompleta y con lagunas», explica Ortega Tapia.

¿Qué ocurre con un niño inatento? Que a nivel de comportamiento, no da problemas, es introvertido y se le puede confundir con un niño torpe y con poca capacidad. Es el que Ortega llama «alumno invisible»,  que acaba teniendo bajo rendimiento escolar y un desfase curricular «enorme» con respecto a sus compañeros. No llegas a identificar que su problema es un TDAH.

«Es el mismo trastorno, pero en uno está más acusada la parte cognitiva, el déficit de atención, y en el otro hay un problema en la regulación de los impulsos. Son completamente diferentes, el perfil y sintomatología, y, por supuesto, el tratamiento», señala.

Traducción a cifras

La Fundación CADAH atiende entre 70 y 75 niños en sus aulas de Santander. El grueso, alrededor de un 65 por ciento, son perfiles combinados, mientras que el resto se reparte a partes iguales entre perfiles atencionales y perfiles hiperactivos-impulsivos.

Según las estadísticas, habría un caso por aula, por lo que «no salen las cuentas, hay muy pocos diagnosticados». A juicio de Ortega, lo que se producen son errores: no se detecta (infradiagnóstico), se diagnostica sin que lo sea (sobrediagnóstico) y, por supuesto, el mal diagnóstico.

Reitera que «si solo me fijo en la punta del iceberg, un niño nervioso, difícil, que no hace caso, que no quiere estudiar, podría encajar como TDAH, pero quizás no lo sea. Porque hay otros factores, como la educación parental o la influencia del entorno que puede interferir en el comportamiento. Por el contrario, otros con el trastorno, pasan desapercibidos en la categoría de niños torpes o malos».

Esta especialista, acreditada como Psicóloga General Sanitaria, habla por experiencia, por su trabajo en la Fundación, en dónde reciben a todas las familias, vayan o no con un diagnóstico. «El problema es que no es un modelo perfecto. Si hubiera una analítica de sangre, la criba sería perfecta, pero no es así», concluye. Por eso anima a los padres con dudas a que se acerquen a la sede de esta organización benéfico-asistencial.

El diagnóstico y las dianas de intervención

Ortega Tapia explica que «el diagnóstico es muy complicado, porque requiere de especialistas y, sobre todo, de una observación exhaustiva y en diferentes ambientes naturales para el niño», pero reconoce que el sistema de la Seguridad Social no tiene ese tiempo. Lo que se hace para diagnosticar es recoger información del colegio y la familia y observar en una o dos sesiones y esto «no es suficiente», indica.

«Hay que ir mucho más allá», señala Ortega, quien insiste en que «lo que vemos es la punta del iceberg, pero debajo están las verdaderas dianas para la intervención: problemas de autoestima, problemas académicos o dificultades en la interacción social».

La medicación como única intervención

La especialista define el tratamiento como una mesa con cuatro patas, en las que estas son el trabajo con la escuela, con el afectado, con la familia y la medicación. Pero recalca que antes de pautar un medicamento, hay que probar otras vías no farmacológicas, como las modificaciones ambientales en el hogar, la intervención psicopedagógica con el afectado y adaptaciones curriculares. Solo cuando no se llega con esto es cuando necesitamos apoyo de fármacos.

«Pero nunca, nunca, la farmacoterapia sola va a ser una medida efectiva, porque reduce los síntomas durante unas horas, pero es una ilusión momentánea, porque vuelve, y hay un momento en el que no consigue abarcar lo que está bajo el iceberg que, en la adolescencia, estalla».

Al respecto, puntualiza que «la medicación no enseña a las familias cómo corregir y cómo reeducar a alguien con TDAH. No enseña una manera eficaz de castigar, incentivar, recompensar. Mientras que al afectado, la medicación no le enseña comprensión oral cuando tiene delante un examen que no entiende, ni habilidades sociales». «Sí evita que seas impulsivo, pero no te enseña la manera correcta de hacer amigos, ni de conservarlos», recalca.

Sin embargo, sí cree que ha avanzado la idea de que el tratamiento efectivo es el multimodal, no solo para controlar la sintomatología en el momento presente, sino para prevenir problemas futuros.

En la Fundación, Ortega Tapia es la responsable del área clínica y aconsejan e informan a los padres, porque la mayoría de los diagnósticos van acompañados de unas pautas de medicación. «¿Qué hay muchos niños a los que se les podría retirar la medicación y con intervenciones no farmacológicas podrían funcionar? Sí, rotundo. ¿Que no se puede porque hacen falta recursos económicos, tiempo e implicación personal? Sí, también», destaca Ortega, quien se refiere luego al sistema educativo, para decir que «no es para nada facilitador».

Formas de aprendizaje arcaicas

«Incluso con pizarras digitales, es un sistema pasivo en el que el profesor vuelca, lee información», se lamenta Ortega. «En diez años nos hemos vuelto tecnológicos y los canales de comunicación son visuales», explica Ortega. «La educación, para que se interiorice y sea significativa, tiene que tener un significado para el niño, tiene que ser atractiva, ligada a experiencias y emociones positivas, a lo tangible».

«Tenemos niños que están en 6º de Primaria que no entienden que dividir es repartir, no lo entienden. Y todo esto, pensemos en un alumno con TDAH, con más dificultades aún de comprensión y de razonamiento lógico. No entienden que multiplicar es sumar muchas veces lo mismo. Si no entiendo eso, que más me da la operativa, que más me da que sepa la tabla de multiplicar, si no lo entiende».  «Así que, hasta que no entendamos que eso, para todos los alumnos es malo, pero para los niños y niñas con TDAH es malísimo, no vamos a mejorar el fracaso escolar en general», apostilla.

La neuropsicóloga de la Fundación CADAH propone cambios que no implican más recursos. Cambiaría la metodología de aprendizaje, con métodos más atractivos y que motiven al alumnado: por grupos, trabajo por proyecto, uso de materiales, presentaciones. Es decir, potenciar una enseñanza visual frente a una centrada en la escucha. Especialmente se refiere a un niño con hiperactividad, al que le cuesta mucho inhibir todos los estímulos cuando el canal es la vía auditiva. Dice que cuando utilizas con ellos canales visuales, su eficacia atencional aumenta exponencialmente, porque les llama la atención.

«Los niños han cambiado –agrega- no son como nosotros. Tienen una oferta de elección más amplia y están acostumbrados a lo instantáneo, a estímulos rápidos y simultáneos. Escuchan a una profesora, me interesa, conecto; no me interesa, desconecto».  Así que afirma tajante: «O la educación la hacemos atractiva y cambiamos esas formas arcaicas en las que el profesorado habla durante una hora; o integramos a los niños en el proceso de aprendizaje, o será cada vez peor».

Fundación CADAH

La Fundación CADAH nació hace diez años por el desconocimiento social del Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), la necesidad de su difusión y para que los afectados pudieran obtener la ayuda y atención necesaria para la superación de su trastorno y así evitar la exposición a los riesgos que acompañan al mismo (problemas de conducta, baja autoestima, rechazo social, ansiedad).

En estos años se ha convertido en un referente nacional e internacional gracias a su posicionamiento en internet. En Cantabria, es la única entidad que tiene un trabajo sistemático que incluye al centro, la familia, lo sanitario y la intervención directa con los niños. Lo que ocurre es que es un proceso que necesita tiempo y recursos, por eso, en CADAH, son expertos en «estirar los recursos» y cuentan también con una gran parte de voluntariado vocacional en su trabajo, apunta Ortega.

Ofrecen charlas gratuitas y acuden a los colegios y a las Asociaciones de Madres y Padres (AMPAS) que se lo piden. Lo hacen porque entienden que la sociedad tiene que avanzar en este sentido, formarse y sensibilizarse en un tema que es bueno para la familia y para prevenir el fracaso escolar, con el impacto económico positivo que eso supone.

En esta línea, con un guiño al programa ‘El Veranuco’ del Ayuntamiento de Santander, la Fundación CADAH organiza en este periodo el Descansuco. En etapas de tres semanas, harán actividades de entrenamiento cognitivo, habilidades sociales y psicomotricidad, encaminadas a dotar a los niños de estrategias y habilidades de cara al reto del nuevo curso escolar.

El primer programa empieza esta semana, desde el 27 de junio hasta el 15 de julio; y el segundo, desde el 1 hasta el 19 de agosto. Está destinado a alumnado de Primaria, Secundaria y adultos jóvenes, uno, dos o tres días por semana.

Fuente: http://www.eldiario.es/norte/cantabria/sociedad/medicacion-puede-primera-accion-TDAH_0_531247679.html

Imagen: http://images.eldiario.es/norte/cantabria/cantabria/Sara-Ortega-Tapia-Fundacion-CADAH_EDIIMA20160627_0620_19.jpg

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Adolescentes en el encierro. La intervención pedagógica como abordaje

Por: Mauro Berchi

  • Cualquier adulto en contacto con jóvenes detenidos puede resultar “su Referente, su Otro” e intervenir en forma pedagógica en su vida.
  • No existen razones de fondo que impidan trabajar, al mismo tiempo o de forma integrada, controlando al detenido y estableciendo con él lazos empáticos o de características no represivas.
  • Se entiende que la “seguridad” depende del “vínculo”.

Introducción: datos y políticas públicas

La delincuencia juvenil (sus razones, su crecimiento y proliferación, y sus consecuencias sobre las comunidades) resulta hoy un problema ineludible, a la hora de diseñar y ejecutar políticas públicas, en casi todo el mundo occidental.

En Argentina, puntualmente, el fenómeno de los jóvenes que cometen delitos se presenta con notable dramatismo en el conurbano bonaerense, o Gran Buenos Aires, es decir, la zona adyacente a la Capital Federal, dentro de la Provincia de Buenos Aires.

En esa pequeña porción de superficie del territorio nacional, se encuentran, paradójicamente, los barrios argentinos con PBI más alto y más bajo. Estos últimos, conforman inmensos bolsones de extrema pobreza y marginalidad, representados en asentamientos ilegales conocidos como villas miseria, que ocupan vastas porciones del centro y sur de la Capital, y de todos los municipios bonaerenses linderos.

Repasando la historia argentina reciente, y tomando como referencia el estallido social de diciembre de 2001, que terminó con protestas callejeras, muertes por represión policial y renuncia del presidente Fernando De La Rúa, la cuestión penal presenta indicadores claros: la población carcelaria argentina de aquél año llegó a 20.305 presos, representando un incremento de 22 por ciento en relación con la del año anterior.

Esas cifras se exacerban en la zona señalada. Puntualmente, en Buenos Aires, “entre 1999 y 2005, la población penal aumentó casi 80 por ciento. En lo tocante a niños, desde 1999 hasta 2007 las causas penales abiertas aumentaron de aproximadamente 20 mil a 32 mil. En 2012, según la Comisión Provincial por la Memoria, esas mismas causas penales sumaron 28.399” (CPM, 2012). No existen cifras oficiales más actuales.

Lo cierto es que, desde 2004 hasta 2008, el Gobierno provincial implementó una batería de políticas vinculadas a poner en práctica todo el Sistema de Responsabilidad Penal Juvenil, es decir, un complejo entramado institucional tendiente a proveer sanciones, juzgar y encerrar a adolescentes de entre 14 y 18 años.

Precisamente, en 2005 y 2006, el Estado bonaerense creó dos Centros de Recepción, Evaluación y Ubicación de Jóvenes en conflicto con la ley penal (CREU): uno en el sur del conurbano, el de Lomas de Zamora; otro en el norte, en la localidad de Malvinas Argentinas.

Cada uno de estos dispositivos institucionales de privación de libertad alberga, hoy día, a más de 100 adolescentes imputados y procesados por la comisión de delitos graves, como robo calificado, homicidio, violación o secuestro procesados, pero no condenados. Es decir, los detenidos se encuentran cumpliendo prisión preventiva, a la espera de sentencia.

La ley plantea –aunque rara vez ocurre- que ese proceso no debe durar más de 180 días como máximo, tiempo en el cual, a su vez, los adolescentes deben ser evaluados según cada caso, y reubicados en instituciones acordes para cumplir con las medidas que la Justicia Penal Juvenil crea corresponder.

Yo fui contratado por la Secretaría de Niñez y Adolescencia en 2005, con destino en el CREU Lomas de Zamora. Fue allí donde realicé mis observaciones y el trabajo de campo al que haré referencia seguidamente.

Diagnóstico poblacional e institucional, y cambio de paradigma

En virtud de la aprobación de un proyecto pedagógico de mi autoría, se me encomendó, en principio, la tarea de desarrollar talleres educativos[1]. Así pues, comencé a trabajar con grupos de no más de 6 adolescentes por vez, utilizando medios de comunicación, como radio, diarios y revistas, con el objeto de hacer circular la palabra.

La primera comprobación que realicé era que la inmensa mayoría de los alumnos eran analfabetos o semi analfabetos, por lo que, en principio mirando fotos impresas y conversando sobre ellas, los invité a crear historias y escribirlas, con mi ayuda.

Eso me permitía indagar desde lo simbólico, y en forma grupal, respecto de las historias de vida de cada uno de los detenidos, observando su sentido de pertenencia a la sociedad, su idea de la responsabilidad, autocrítica, visión del mundo y su propio futuro. En definitiva, recreando su construcción de identidad, aún inconclusa, dada su edad.

Así también, en esos primeros talleres, comencé a conversar acerca de la deserción escolar que evidenciaban, y confirmé que ese era su primer gran fracaso frente a la sociedad. Ellos admitían que no haber terminado siquiera la escuela primaria les resultaba vergonzante, tanto como no poder leer, escribir, ni comprender consignas simples.

Además, sus trayectorias sociales eran deficitarias por donde se las mirase: habían sufrido carencia de vínculos primarios, violencia familiar, y situación de calle. Presentaban una desafiliación tanto material como simbólica, y les costaba identificar referentes afectivos. Peor aún, había quienes se reconocían como herederos de una identidad transgresora, porque eran hijos y nietos de delincuentes, algunos de los cuales habían muerto en episodios delictivos, y otros estaban, también, presos.

Finalmente, y por supuesto, uno de los denominadores comunes era el consumo de estupefacientes. Todos los alumnos llevaban más de 3 años de consumo admitido de marihuana, alcohol, ansiolíticos, pegamento y paco[2]. Las consecuencias de ello, en su capacidad cognitiva, eran palmarias.

Así pues, y en vista del diagnóstico que íbamos construyendo respecto de los adolescentes alojados en el CREU Lomas, se hacía indispensable diseñar una política institucional que abordara la problemática adecuadamente. Sin embargo, en la historia de las instituciones de encierro, existen prejuicios basales, que había que derribar.

Uno de ellos, divide, en forma irreconciliable, a quienes se ocupan de la seguridad, aquí llamados Asistentes de Minoridad, respecto de los profesionales del Equipo Técnico, léase psicólogos, trabajadores sociales y abogados.

Tradicionalmente, los primeros se encargan de vigilar y castigar, tal el título de la célebre obra de Foucault; y los segundos, trabajan con los adolescentes intentando crear un vínculo con ellos, a través del cual intentan conocerlos, como mínimo, para poder elevar un adecuado informe al juzgado interviniente.

En este contexto, había que superar esa fractura, con una propuesta integradora, que permitiera un abordaje institucional interdisciplinar. Más aún, viendo que, por la demora de la justicia, los adolescentes superaban largamente los 180 días de procesamiento previstos, era necesario que el CREU no se limitara a su función nominal, de evaluar para reubicar. Se volvía imperioso utilizar el tiempo de encierro para comenzar el trabajo hacia la recuperación de la libertad.

Fue entonces, cuando acuñamos el concepto de “Intervención Pedagógica” (BERCHI y MOYA, 2006, p 3). En este sentido, junto a la Dirección del establecimiento, comenzamos a redefinir la función de los adultos del CREU, poniéndolos en pie de igualdad, y considerando como única variable si tomaban o no contacto significativo con los alojados.

A partir de allí, propusimos que cualquier adulto en contacto con detenidos podía resultar, para alguno de ellos, “su Referente, su Otro”(MARTORELL, 2006), e intervenir en forma pedagógica en su vida.Eso implicaba poner en práctica un conjunto de acciones y tareas, con el objetivo de que los jóvenes efectuaran modificaciones en:

a)      La estructura de la visión (que el joven pueda VER – SE y reconocerse a sí mismo como Sujeto);

b)      La estructura del lenguaje (que el joven pueda EXPRESAR – SE y verbalizar sus deseos);

c)       La estructura de la memoria (que el joven pueda NARRAR – SE, e identificarse en su propia historia);

d)      La estructura de la moral (que el joven pueda JUZGAR – SE y evaluar su responsabilidad sobre sus propios actos);

e)      La estructura del poder (que el joven pueda DOMINAR – SE ejerciendo su poder sobre sí mismo). (LARROSA, 1995, p. 293).

Y este trabajo sólo podía llevarse adelante en el contexto de un verdadero abordaje pedagógico institucional, es decir, un conjunto de decisiones y acciones a implementarse por parte de la Dirección, los asistentes de minoridad, y el Equipo técnico, en las que se promovieran estrategias, acciones, herramientas y dispositivos que tuvieran por objetivo intervenir en lo individual de un joven, de manera de lograr la adquisición de responsabilidad de sus propios actos, cambiar hábitos nocivos, e incorporar principios, normas y pautas, como el trabajo, el estudio, la dedicación, el esfuerzo como medio de alcanzar el éxito, la honestidad, la perseverancia, la capacidad de frustración, la solidaridad, etc., teniendo siempre como horizonte la recuperación de la libertad.(BERCHI Y MOYA, OP CIT).

La experiencia resultó un verdadero cambio de paradigma en el acompañamiento de los jóvenes en conflicto con la ley penal de la provincia de Buenos Aires. Los resultados, provisorios, fueron difundidos a todos los docentes de instituciones penales juveniles bonaerenses, y de escuelas de cárcel en general, de Chubut[3] (BERCHI, 2007 y 2008).

La razón de dicho cambio, es que pusimos en discusión uno de los prejuicios básicos del trabajo en el encierro, que cabalga sobre la falsa antinomia seguridad – vínculo o vigilar y castigar versus generar empatía. Fundamentalmente, demostramos que no existen razones de fondo que impidan trabajar, al mismo tiempo o de forma integrada, controlando al detenido y estableciendo con él lazos empáticos o de características no represivas.

Partiendo de la base de que un adolescente es un Sujeto en formación, que “necesita un Otro que lo interpele como tal” (MARTORELL, OP CIT), se trabajó con la hipótesis de que la “seguridad” depende del “vínculo”. Este postulado posee una doble implicancia, a saber

  • por un lado, significa que, en la medida en que los adolescentes detenidos encuentren en los adultos verdaderos educadores, cuya “presencia pedagógica” (GOMEZ DA COSTA, p 120) les permita evacuar dudas, sentirse contenidos,  discutir las normas y comprender su sentido, etc., su peligrosidad (violencia, rechazo, capacidad transgresora) mermará sensiblemente.
  • por otra parte, se infiere que si la población de jóvenes internados en instituciones de encierro presenta altos índices de peligrosidad (en el sentido descrito en el párrafo precedente) ello es consecuencia de que el trabajo de los adultos en general no está constituyendo vínculos pedagógicos sólidos, por lo cual, los jóvenes no los reconocen como educadores, sino como meros agentes encargados de la vigilancia y el castigo, o asesores, y construyen su identidad dentro de la institución por oposición y diferencia hacia ellos.(BERCHI Y MOYA, OP CIT).

En definitiva, se sostuvo que un vínculo pedagógico en sentido amplio, sólidamente construido entre adultos y jóvenes, reduciría las probabilidades de que los últimos desconocieran las normas, intentaran transgredirlas, desarrollaran acciones violentas entre sí y/o con los adultos, etc.

Conclusiones

Poner en discusión el viejo paradigma respecto del abordaje institucional de jóvenes detenidos, y penalmente procesados, en el CREU Lomas de Zamora, generó terreno fértil para las reflexiones necesarias en torno del rol de los adultos en el encierro.

Habiendo elaborado e implementado un paradigma de abordaje nuevo, el carácter pedagógico según el cual se redefinieron las intervenciones de los adultos en contacto con los detenidos permitió evaluar con criterio unificado la labor de los Asistentes de Minoridad, de los profesionales del Equipo Técnico y de este docente. La información entre las distintas áreas del CREU comenzó a circular con mucha más fluidez, lo que amalgamó el trabajo y le dio coherencia.

Los detenidos comenzaron a considerar a todo adulto en contacto con ellos como posible Referente. Así, ya no se limitaron a compartir sus miedos, frustraciones, y experiencias con los psicólogos y trabajadores sociales, sino que lo hicieron también con los Asistentes de Minoridad, y conmigo.

Lo más importante: la violencia dentro del CREU mermó ostensiblemente. Y al bajar el nivel de violencia, bajó la cantidad de sanciones. A menos violencia y sanciones, más posibilidad de trabajar positivamente en la tan mentada reinserción social positiva.

El diálogo entre los detenidos y los distintos Referentes institucionales, permitió que el trabajo en la subjetividad de los primeros se construyera sobre la base de múltiples e igualmente valiosos aportes. Porque, en definitiva

“(…) la palabra y la ficción –que se utilizan en el aula- es lo que otorga, al Sujeto y a la humanidad, la posibilidad de decir. La violencia es una manera de poner en acto una impulsión, lo que no encuentra otra vía de elaborarse o de hacerse ver. Entonces, (…) la interpelación al Sujeto llama a la palabra y a la responsabilidad. Sin responsabilidad, sin palabra, sin interpelación y sin deseo no hay sujeto, no hay ética, no hay ley (…)”(MARTORELL, OP CIT).

Referencias bibliográficas

  • Berchi, M. A. (2008). Por qué educamos en cárceles.Reflexiones en torno de la educación y la provación de libertad(pág. 30). Rawson: Soin editar.
  • Berchi, M. A., & Moya, O. (2006). Intervención pedagógica. Un nuevo paradigma en el acompañamiento de jóvenes en conflicto con la ley penal. Buenos Aires: Ministerio de Educación de la Nación.
  • Berchi, M. (2007). De lo penal a lo educativo. El caso Lomas. .Elementos constitucivos de la educación en el CREU Lomas de Zamora (pág. 20). Buenos Aires: Sin editar.
  • Comisión Provincial por la Memoria. (2012). Informe anual 2012. Buenos Aires: CPM.
  • Costa, A. G. (1995). Pedagogía de la presencia. Buenos Aires: Losada.
  • Gobierno de la Provincia de Buenos Aires. (2007). Gobierno de la Provincia de Buenos Aires, Boletín Oficial. Recuperado el Noviembre de 2015, de http://www.gob.gba.gov.ar/legislacion/legislacion/l-13634.html
  • Larrosa, J. (1995). Escuela, poder y Subjetivación. Madrid: La Piqueta.
  • Martorell, E. (2006). De la violencia a la subjetividad, una interrogación en torno de refundar el territorio de escolar.Idem (pág. sin especificar). Buenos Aires: Observatorio de Violencia.
  • Ribet, M. I. (2005). Informe de evaluación final Mesa Nacional La educación de menores en conflicto con la ley penal. Buenos Aires.: Sin editar.

 


[1] Posteriormente, asumí la responsabilidad de poner en marcha el Servicio Educativo del CREU, con dos turnos de escuela primaria durante la mañana, más actividad física y talleres de educación profesional extramuros. Además, fui tutor de alumnos de nivel superior, también en escuelas fuera del CREU.

[2] La PBC (Pasta Base de Cocaína, o paco) es la cocaína no tratada, extraída de las hojas de coca a través de un proceso de maceración y mezcla con solventes tales como parafina, bencina, éter, ácido sulfúrico, etc. El hecho que la PBC contenga el alcaloide más los solventes, que son sustancias tóxicas, la hace mucho más peligrosa para el organismo. Verhttp://www.manantiales.org/drogas_pasta_base_de_cocaina.php.

[3] Allí se encuentra el famoso Penal de Rawson, docentes de cuya escuela participaron de capacitaciones en las que se difundió la experiencia en cuestión.

Publicado originalmente en: http://cj-worldnews.com/spain/index.php/es/criminologia-30/menores-y-violencia/item/2917-adolescentes-en-el-encierro-la-intervencion-pedagogica-como-abordaje

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Violencia vincular: alertas a tener en cuenta

Argentina/ 02 de Junio de 2016/Los Andes

Por: Analía de la Llana

El tema es complejo y toma muchas aristas según cuál sea el caso y tipo de vínculo intrafamiliar. En esta nota algunos indicios que pueden emerger en determinadas relaciones, que rozan la violencia o en las que ésta forma parte de ellas.

Si bien cada pareja y familia es un mundo, con la violencia jamás se “tranza”. Pero para que eso suceda hay que discernir sus diversas aristas y manifestaciones (muchas veces sutiles y engañosas) que preservan en su instinto primario el control, el manejo y el ejercicio de la violencia pura en todas sus expresiones.

¿Qué tipos de violencias existen y cuáles son las alerta a tener en cuenta? Lo que tenés que saber desde la palabra de la psicopedagoga Mónica Coronado.

Círculos tóxicos

“La violencia intrafamiliar es aquella que tiene lugar dentro de la familia, ya sea que el agresor comparta o haya compartido el mismo domicilio y comprende, entre otros: violación, maltrato físico, psicológico y abuso sexual. La violencia doméstica es un modelo de conductas aprendidas, coercitivas, que involucran abuso físico o la amenaza de abuso él. También puede incluir el abuso psicológico repetido, el ataque sexual, el aislamiento social progresivo, el castigo, la intimidación y la coerción económica”, escriben los especialistas del sitio Psicología on line.

Según la página existen autores que señalan que la violencia intrafamiliar se da básicamente por tres factores; “uno de ellos es la falta de control de impulsos, la carencia afectiva y la incapacidad para resolver problemas adecuadamente; y además en algunas personas podrían aparecer variables de abuso de alcohol y drogas”.

Más allá de la enumeración resulta fundamental poder resaltar determinados indicios  o manifestaciones para no pasar por alto.

Segúnla psicopedagoga Mónica Coronado, “en general hay que entender que la violencia se va gestando desde el inicio del vínculo con la pareja que dará luego origen a una familia. Ya desde esa instancia hay situaciones y alarmas que van dándose, ya sea del hombre hacia la mujer; o incluso, viceversa.

– ¿Cuáles son?

– Algunos pueden ser la tendencia a la posesividad, el control del otro, la restricción de amistades, el inmiscuirse en la privacidad de la pareja o interferir en ella. Se suman las amenazas y la descalificación como indicadores tempranos motivos de alarma. Por ello desde las escuelas se trabaja mucho con los adolescentes y jóvenes para que estén atentos a estos indicadores, ya que pueden llegar a ser precursores de la violencia familiar que se da en las primeras relaciones de pareja.

– ¿Qué sucede cuando tienen hijos?

– Cuando se configuran como familia existen diversos tipos de violencia que pueden darse. En muchos casos no hay violencia física, pero sí verbal, psicológica o de tipo económica; vinculada esta última a las restricciones y controles de gastos.

Las violencias se van dando y consolidando en la medida en que la pareja crece en la relación. Muchas veces siguen ese proceso hacia los hijos, ya que son los más vulnerables dentro del seno familiar; e incluso hacia los ancianos. Son muchos los casos que se ven del ejercicio de la violencia (cual fuere) de los hijos adultos hacia los padres mayores. Suelen verse muchas consultas de padres maltratados por sus hijos.

– ¿Qué genera este tipo de conducta en una persona?

– Hay personas que a veces caen en el error de hablar de “genes violentos” y esto no es así. No hay una influencia genética, sino un aprendizaje de la violencia, que mucha veces se ha dado en el seno familiar; por ejemplo cuando una persona ha vivido en una familia en donde se ha descalificado al otro, o a la pareja, o en donde la violencia ha estado presente bajo diferentes formas. A veces tienden a repetir el patrón.

Muchas otras veces sucede todo lo contrario, y encontramos papás a los que les cuesta poner límites porque han sido maltratados en sus hogares de niños. Es como aquel sujeto que ha sido hijo de fumadores y odia el cigarrillo luego de adulto, y se mantiene en un hábito de vida opuesto. Vencer el aprendizaje naturalizado de la violencia, como una manera de resolver los conflictos, es una tarea de vida.

– ¿Qué tipos de violencias se tipifican?

–  Hay tipificaciones que hablan de muchas clases de violencia y que tienen que ver con restringir y limitar al otro, o someterlo al poder para lo que sea. Es decir usar la agresión como herramienta de someter y dominar. Obviamente la violencia más evidente es la física: se pueden ver chicos con golpes, empujones, pellizcos, por aludir sólo a algunos terribles ejemplos, apreciables desde los colegios mismos. Se suman los abusos.

Otro tipo es la verbal: insultos, agravios, descalificaciones, comentarios que lastiman o humillaciones orales forman parte de esta clase de violencia. Lo que se llama violencia psicológica, generando entornos de inseguridades, celos, posesividad, o miedo, en donde la otra persona termine siendo acosada, acorralada, lastimada, despreciada y con mella en su autoestima.

Por su lado, también aparecer la violencia sexual hacia la pareja, caracterizada por actos sexuales no consentidos por ella, en donde se puede hablar de “violación” ya que se llega al acto sexual sin consentimiento.

La violencia simbólica y a veces más útil, pero no menos dañina: como cuando por ejemplo los padres no pasan a sus hijos la cuota alimentaria, o realizan restricciones de gastos de la pareja,  por medio del control.

– Los hogares que no son violentos, ¿pueden ser escenario de algún episodio “humano” de cólera, sin por ello ser caracterizados como “violentos”?

– Uno puede tener un episodio de violencia aislado, muy diferente a tener un comportamiento persistente y repetitivo donde la relación con  los demás aparece  atravesada por el miedo y el temor. Allí sí hay violencia.

Un momento de “violencia aislado”, por ejemplo en donde un padre se enoja y le pega a su hijo un “chirlo” porque se le escapó a la calle y casi lo atropellan, es algo muy diferente a hacerlo todo el tiempo por cualquier razón. De hecho nunca el golpe es una respuesta adecuada.

Si fue algo aislado, y se asume el compromiso de la no repetición del mismo, para buscar otra manera de sanción y concientización es una actitud muy diferente a la repetición constante por todo motivo.

Otro ejemplo puede ser una pareja de novios que en un momento de celos se grita y se descalifica verbalmente. Una cosa es que ocurra una vez llevados por el fragor de la pelea y la inmadurez, y algo muy diferente es que sea algo que ocurra siempre, y no se haga un compromiso interno de no discutir más de esa forma.

Cuando algo ocurre una vez (hablamos de actitudes más viscerales, no de situaciones de abuso o maltrato físico que jamás deben ocurrir ni permitirse hacia nadie) hay que hacer un análisis introspectivo para tener el firme compromiso de que no vuelva a suceder.

– Si hablamos de la violencia repetitiva, y no de una situación de rabia momentánea, ¿cómo funciona?

– El problema del patrón de violencia familiar es que hay un episodio de violencia, seguido del pedido de disculpas, para que luego de un tiempo comience a generarse un período de irritabilidad (por lo que sea) hasta el nuevo estallido de violencia. Se da un patrón cíclico, sobre todo en lo concerniente a la pareja.

Hay muchos prejuicios hacia las personas que sufren violencia familiar, como si hubiera un consentimiento o una aceptación en vivir este tipo de situaciones y esto no es así. Por lo contrario, quedan atrapados en una trama de esta circularidad oscura.

– ¿Cómo se sugiere “poner límites” a los chicos de una manera pedagógica?  

– Considero que hay que  educar en el amor, la firmeza y los valores. Si el chico se porta mal pues tendrá que tener una sanción, pero no a través de un “chirlo”, sino por ejemplo sacándole lo que le gusta como no ver tele, ayudar a limpiar el jardín o hacer tareas, analizando lo sucedido y pidiendo disculpas de ser necesario a quien corresponda.

Los padres tienen recursos para sancionar, lo que pasa es que lleva tiempo, compromiso y dedicación, y muchos prefieren acudir a la violencia de una cachetada o “chirlo”.

Se puede educar con firmeza, límites y autoridad sin llegar nunca al golpe.

Fuente: http://www.losandes.com.ar/article/violencia-vincular-alertas-a-tener-en-cuenta?rv=1

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