Entrevista a Axel Rivas: «Hay que armar un Invap de la educación»

Por: Sergio Limiroski

Para el investigador hay que hacer un plan a largo plazo que incluya modificaciones en la escuela, capacitación docente y contar con un laboratorio educativo digital de excelencia. Critica el proyecto de creación de la universidad docente porteña.

Para el especialista Axel Rivas desarrollar una buena política en educación es entrar en un terreno complejo. «»Requiere claridad, liderazgo, presupuesto»», indica, y resalta que además algo que cuesta mucho en el país y es vital al momento de encarar cualquier política de estado es tener continuidad.
«Entonces aunque se hagan muchas cosas no se ven muchos resultados, porque los resultados de la educación son más a largo plazo. Eso hace que quizás no se ponga todo el acento en la construcción que se requiere hacer para realmente mejorarla», expresa el director de la carrera de educación de la universidad de San Andrés e investigador principal del Cipecc.
En diálogo con La Prensa el investigador traza un diagnóstico del sistema educativo y da algunas ideas de cómo se puede mejorar. El docente apuesta por un instituto de excelencia que cree contenidos pedagógicos y digitales como lo hacen países como Uruguay. Y toma como ejemplo el «Invap», la empresa estatal argentina de alto desarrollo tecnológico que con innovación y continuidad es hoy ejemplo en todo el mundo.
– Si tuviera que hacer un diagnóstico de los tres niveles educativos, primaria, secundaria y universidad ¿Donde aparece la situación más difícil, que implique un mayor desafío?
– Cada nivel tiene sus desafíos. Pero claramente hay una gran coincidencia de diagnóstico de que el nivel secundario es el que requiere más abordaje, nuevas políticas, revisiones. Hay que hacerlo con mucho cuidado, sensatez. Empezar por una visión del aprendizaje de la escuela secundaria como un aprendizaje que sirve para la vida es desafiante. Esto se construye con una base interdisciplinaria, que hace protagonista a los jóvenes, los hace pensar, actuar, los hace construir cosas. Dejar esa posición pasiva donde uno aprende de memoria para recitar un examen. Transformar a la escuela en un centro de acción, de investigación local. De transformación indidivual y colectiva. Y para eso hay que hacer algunos cambios más organizacionales.

LOS DIRECTIVOS
– ¿Cuales serían esos cambios?
– Por un lado hay toda una dimensión de construcción de la unidad escuela. Esto quiere decir que haya docentes que estén en lo posible todo el día en la escuela, eso implica crear cargos en vez de horas cátedra, concentrar el tiempo, con horarios pagos para trabajar en tutorías de alumnos, preparación de proyectos, corrección de pruebas. Algunas provincias están avanzando pero implica un gran esfuerzo, cuesta mucho dinero también, presupuesto. Cuesta capacidad organizacional. Hay que formar muy bien a los directivos, los equipos, tener un liderazgo pedagógico distribuido. Los equipos directivos son clave para potenciar esa transformación pedagógica. Y toda esa construcción necesita también de una transformación de la formación docente que esté posicionada en una revisión de la pedagogía, de los contenidos curriculares fundamentales. No enseñar una larga lista enciclopédica de contenidos sino poder fundamentar principios básicos y organizar proyectos de trabajo entre materias. Toda esta revisión tiene que tener distintas entradas: la formación docente, la organización institucional de los directivos, la revisión curricular, los materiales con los cuales trabajan las escuelas, una buena plataforma digital que lamentablemente la Argentina todavía no ha logrado desarrollar
– El país tuvo en su momento algunos intentos como Educ.ar, el plan Conectar Igualdad
– Creo que tuvimos grandes avances en las políticas centradas en tecnología educativa pero que rápidamente se fueron quedando en el tiempo porque es un sector muy dinámico y me parece que tenemos que ser capaces de pensar una plataforma digital de contenidos de nueva generación. Un sistema educativo digital en el cual los alumnos puedan continuar su experiencia de aprendizaje, que dialogue con las escuelas y los docentes. Materiales de muy alta calidad, con mucha belleza, creatividad, que inviten a los alumnos al conocimiento. Esto requiere inversión del estado pero sobre todo mucha capacidad técnica, pedagógica, curricular, de equipos que entienden lo que pasa en las escuelas y pueden traducirlo. No necesariamente lo tiene que crear todo el estado. Puede comprar los desarrolladores de universidades públicas, privadas, de empresas, pero con una visión clara de que es lo que se busca y ser capaces de armar un Invap de la educación. El Invap es un instituto de primer nivel mundial, trabaja en un tema tan complejo como el de la energía atómica y Argentina ha logrado una institución prestigiosa y reconocida internacionalmente hace 40 años. Esto requiere una inversión pública, el Invap además genera sus propios recursos, requiere una apuesta de largo plazo, de liderazgo, de salir de la frontera política de corto plazo, de los partidos políticos, las batallas políticas. Necesitamos un Invap para la educación
– Una institución que atraviese diferentes gobiernos en el tiempo
– Claro, que sea por fuera de un mandato político, que tenga una construcción institucional de otro orden y que construya y trabaje contenidos educativos digitales, nuevas formas de aprendizaje, que genere un grupo de construcción de un gran laboratorio. Con la analítica que hoy tiene lo digital se puede estudiar qué funciona y que no, quien lo utiliza y como lo utiliza y así poder reformularlo.

EN LA OTRA ORILLA
– La tecnología hoy nos puede dar muy buenas herramientas educativas
– Exacto, es un gran poder, una gran oportunidad, pero eso requiere inversión del estado pero por sobre todo pensamiento estratégico a largo plazo. Y puede parecer un poco utópico esto pero la verdad que no lo es porque apenas cruzando el Río de la Plata tenemos un gran ejemplo excepcional que es el plan Ceibal en Uruguay que ha funcionado con esta lógica. Es decir ya tiene 10 años de continuidad, tiene una misión muy ambiciosa y de altísima calidad reconocida internacionalmente, con equipos muy buenos que desarrollan materiales innovadores para el software educativo, plataformas adaptativas para la enseñanza de matemáticas, y prueban resultados y están avanzando. Esto requiere de una decisión política de estado.
– En Uruguay lo han podido mantener a lo largo del tiempo
– Sí, con un gran liderazgo, con construcción de equipos. Ellos tienen un nivel de autonomía del ministerio de educación, no total pero cierta autonomía que se la ha ganado. El Invap aquí gana su autonomía porque nadie sabe de energía atómica. El problema es que todos creen saber de educación, todos se meten ahí y a algunos le toca ser el funcionario. Pero creo que hay que construir un área mucho más técnica, de muy alta competencia.
– Dar más lugar a especialistas, los que sabén más de educación
– Sí, con una mirada a largo plazo. Que quien entre a este sistema vea que puede hacer carrera. Que no sea un cargo político, de uno o dos años o una gestión. Que sean cargos meritocráticos, por concurso, basados en las mejores experiencias internacionales. Creo que si uno lo ve así no es tan difícil cambiar la educación. Esto no cambia todo el sistema educativo, pero podría ser una gran palanca y está en manos de los gobiernos o el gobierno nacional poder construir esto. Pero la mirada de corto plazo como hablábamos antes impide pensar en una secuencia que vaya más allá de una gestión.
– En la ciudad de Buenos Aires hoy se están intentando algunos cambios, como la creación de la universidad docente y la escuela del futuro, con la posibilidad de que los chicos puedan realizar pasantías en el quinto año del secundario ¿cómo ve estos proyectos?
– La construcción de las políticas educativas requiere un conocimiento del sistema, de los actores, de la cultura, y de una capacidad de negociar porque no se puede hacer a la fuerza. Son dos procesos distintos. La reforma que se conoce como la secundaria del futuro me parece que tuvo desde ya muy buenas intenciones, es una propuesta que tiene una visión ampliamente compartida por mí y por muchos profesionales de la educación de que hay que trabajar por proyectos, revisar las pedagogías. Una idea de pasantías bien organizadas siempre sirve. Pero hay que saber traducir esa visión en la práctica.
– Cómo suele decirse una cuestión es elaborar una teoría y otra desarrollarla en la práctica
– Las reformas muy ambiciosas requieren muchas condiciones. Se necesitan muy buenos equipos técnicos, que sepan lo que pasa en el sistema educativo, lo que pasa en las escuelas, además de que necesitan presupuesto. Hay que tener una capacidad de medir cuanto realmente uno puede hacer antes de lanzar proyectos muy ambiciosos y ajustar lo que realmente quiere hacer a lo que realmente puede hacer para ser un poco más medido en las propuestas. La universidad docente me parece que es un proyecto fallido, es una visión de imposición de una lógica. Esto requiere una construcción institucional. Tenemos institutos de formación docente de los más prestigiosos de la Argentina en la ciudad de Buenos Aires, con muchos actores ahí que ponen su esfuerzo, su corazón y su vida en la formación docente, que ahora se sienten amenazados, que no entienden que va a pasar. Hay poca claridad en el mensaje. Y para construir algo que no se sabe que es, quien lo va a liderar, con que capacidades técnicas se cuentan. Ese creo ha sido un gran error de la gestión de gobierno. Son dos procesos paralelos. Con la secundaria del futuro hay una visión que comparto aunque la forma en la cual se quiso implementar no ha sido la mejor. Y en la idea de la universidad pedagógica me parece que hay problema de concepción de la formación docente y de imposición de una política que requiere otra construcción.

Fuente de la Entrevista:

http://www.laprensa.com.ar/464004-Hay-que-armar-un-Invap-de-la-educacion.note.aspx

 

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