La música como lenguaje universal capaz de unir

Por: Isabel Ferrer.

Young, el conjunto de adolescentes de la Orquesta del Concertgebouw, debuta a las órdenes del director español Pablo Heras Casado, con el encargo de ser cada uno de ellos embajadores de la democracia y la integración social

La música como embajadora de la democracia y la integración social. Young, el conjunto joven de la Orquesta del Concertgebouw, ha debutado este viernes en la mítica sala holandesa con dicha tarea entre sus manos. Era el momento cumbre de un proyecto que ha reunido a 73 adolescentes de 14 a 17 años seleccionados entre 323 candidatos de 27 países, de dentro y fuera de la Unión Europea. Llegados, entre otros, de Lituania, Serbia, Albania, Polonia, Finlandia o España, su talento musical ha servido para sumarles a una empresa pensada para reforzar valores como la sostenibilidad, la diversidad y responsabilidad social. Al mando del director español Pablo Heras Casado, han interpretado a Chaikovski y Mendelssohn, y han dejado un regalo: el estreno mundial de la pieza Idyllium, del compositor alemán contemporáneo Detlev Glanert.

La música como lenguaje universal capaz de unir, o al menos, enseñar a compartir, era el punto de partida de Young cuyos músicos han pasado casi tres semanas en un campamento especial en la ciudad holandesa de Ede, a una hora de la capital. Elegidos por su valía, en particular en entornos musicales menos privilegiados de lo habitual, allí han recibido clases de los maestros del Concertgebouw y han aprendido a convivir, mejorar su autoestima y comprender el funcionamiento de la sociedad, con sus privilegios y desventajas.

Entre las actividades no musicales del proyecto, los chavales tenían ejercicios para comprender las desigualdades y la importancia de combatirlas

“Entre las actividades no musicales figuraba una especie de juego donde había tres reinos: A, B y C. Separados en grupos, debían crear un mundo habitable en cada uno, pero no sabían que se había manipulado el resultado para que ganara A. En ese reino no había desastres naturales o conflictos sociales graves, y la policía tenía menos trabajo. En el reino B, pasaba de todo, hasta un tsunami. Aunque el ganador claro era A, les explicamos al final la situación y que lo habíamos hecho para que se esforzaran todos. Para que experimentaran el arco de ventajas y desigualdades sociales, y comprendieran la importancia de combatirlos. También les metimos en tres círculos imaginarios con distintos grados de dificultad para que reforzaran su autoestima. Tocar un instrumento clásico te distingue del resto de tus compañeros y puede llegar a separarte del grupo. Cuando se han reunido, solo ese detalle, les ha hecho sentirse mejor, y esa fuerza puede ser muy valiosa en el futuro”, dice Lili Schutte, jefa del departamento educativo del Concertgebouw.

El United World College Netherlands, un movimiento internacional que promueve la educación, ha participado también en el proyecto orquestal, y la belga An-Sofie Perneel, segunda violinista, de 16 años, ha recordado a la prensa holandesa el ejercicio de los círculos descrito por la jefa del departamento educativo. Había tres zonas dibujadas en el suelo con cinta adhesiva, de confort, crecimiento y pánico, de dentro hacia fuera. “La confortable es agradable, pero algo aburrida. Las novedades son excitantes, y se aprenden en la segunda. Pero, ¿qué hacer cuando se llega a la tercera? Ahí afrontas situaciones y cuestiones desconocidas”, decía antes del ensayo general. “Ahí se hacen preguntas sobre sí mismos, sus límites personales y de relación con el entorno, que les ayudan a superar retos y a respetar al otro a base de subrayar los valores que les unen y pueden ser transmitidos”, añade Schutte.

Pablo Heras Casado ha sido el encargado de dirigirlos en Ámsterdam
Pablo Heras Casado ha sido el encargado de dirigirlos en Ámsterdam YOUNG

De los jóvenes músicos, la generación del futuro, se espera que sean también los embajadores de una orquesta que repetirá la experiencia, con otros intérpretes, a lo largo de tres años. Pablo Heras Casado ha sido el encargado de dirigirlos en Ámsterdam, y también en su segundo concierto, previsto este sábado en la sala cultural Flagey, de Bruselas. Le llamó el departamento educativo de la Orquesta del Concertgebouw y no lo dudó.

El viernes, antes del ensayo general, vestido de manera informal y sin disimular su entusiasmo, asegura en una dependencia de la sala que “para estos jóvenes músicos ha sido un viaje emocional hasta sentarse todos juntos por primera vez, formar una gran orquesta desde la nada y llegar hasta uno de los templos de la música clásica como este”. “Los lazos de sangre que no tienen se han suplido con las ganas de entenderse y de integrarse en un conjunto, y con voluntad. Todos somos embajadores, y cada uno de nosotros traemos algo que no tiene otro y viceversa. Estoy seguro que ninguno volverá a su casa igual que cuando salió de ella. Y no hablo solo musicalmente. Cada uno de ellos será un misionero de la música, de quiénes somos y de dónde venimos, y ese aspecto social es lo que les deja el proyecto. Se darán cuenta ahora o dentro de un tiempo, pero eso les quedará”, dice, a cuatro horas escasas del debut.

Jóvenes participantes del programa, durante una actividad no musical.
Jóvenes participantes del programa, durante una actividad no musical. YOUNG

En la Orquesta Joven hay 17 músicos españoles, y Heras Casado lo explica por “la sobreabundancia, en el sentido positivo, de talento, ganas y empeño por la música que hay en España”. En su opinión, esta generación no tiene miedo o limitaciones, “y se lanzan, y en cuanto hay una oportunidad, aquí, o en otras orquestas europeas, hay muchos españoles”. “Pero la sociedad tiene que apoyar, y no hablo de la escuela de élite, sino de la elemental, hay que apoyar desde abajo. De otro modo, volarán. Y la música aúna desde el principio de los tiempos. Va mucho más allá de las ideas concretas, y en países donde las libertades o la democracia no están tan desarrolladas, puede ayudar a hacernos un poco más libres para comunicarnos”. La experiencia también ha sido transformadora para él. Lo explica de este modo: “Esta sociedad efímera que creamos con la orquesta es una oportunidad de replantearte tu papel como artista, no solo para que salga bien el concierto. Sobre todo para que lo hagan suyo y trascienda”.

¿Y ellos, los jóvenes músicos? En escena, tocan serios y concentrados. Perfecto. Durante el descanso, un grupo, llegado de Polonia, Serbia, Suiza y Finlandia, se fotografiaba entre risas y decían que Heras Casado les ha tratado «como profesionales», lo que consideran «un signo de respeto».

Andrea Budau, que acaba de cumplir 14 años, es de Lleida, y toca el oboe en la Jove Orquestra Nacional de Catalunya. Puede decirse que tiene cierta experiencia. «Pero esto ha sido especial porque hemos aprendido nuevas perspectivas de la música y el director nos ha hecho llegar toda su vocación». A su lado, Petre Abraham Smeu, violinista, de 17 años y de Santiago de Compostela, que toca en la sección joven de la Orquesta Sinfónica de Galicia, asegura que “he aprendido a escuchar los consejos del director y a tocar conjuntamente; al cabo de unos días nos fuimos haciendo una familia y ahora interpretamos música como uno”. Y esa unidad en la diversidad es la que tienen el encargo de transmitir a partir de ahora. De momento van bien. El estreno en Holanda ha sido con el aforo del Concertgebouw lleno.

Fuente del artículo: https://elpais.com/elpais/2019/08/23/planeta_futuro/1566578555_296494.html

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Reseña de Película: Educación y transformación social en África.

La llegada del cine a África se produce de manera simultánea al instante de consumación de la colonización europea del continente: el reparto de África entre las mayores potencias coloniales occidentales en la Conferencia de Berlín de 1884-1885. El lenguaje universal del nuevo medio resulta idóneo para educar y civilizar a unas poblaciones en su mayor parte analfabetas y con una multitud de lenguas maternas. Desde fechas tempranas, el cine será empleado por las instituciones coloniales y por misioneros de credos diversos en su «misión civilizadora» y de progreso. De manera paralela, las películas producidas en territorios africanos para el público extranjero muestran la realidad del continente y de sus gentes siguiendo un planteamiento etnográfico, exótico y paternalista.
Cuando, en la década de los sesenta del siglo XX, nacen los cines africanos per se (películas realizadas por africanos en África sobre temas y realidades africanas) su idoneidad como instrumento de educación de la población local y medio de representación de las historias silenciadas por el discurso oficial de los colonizadores es incuestionable. Este doble proceso de educación para nativos y extranjeros caracteriza a buena parte de las películas de África hasta la actualidad, convirtiéndose en una peculiaridad que las diferencia de otras cinematografías centradas en mayor medida en el entretenimiento (Hollywood, Bollywood y el cine asiático, entre otros).
Los cines africanos, íntimamente ligados a los procesos de liberación e independencias nacionales, surgen en el clima internacional de las «Nuevas Olas» cinematográficas, del «Tercer cine» latinoamericano y de la Guerra Fría, aspectos que influyen notablemente en los temas tratados, en los géneros elegidos y en su forma y narración fílmicas.
Hasta los años 80, dentro del ambiente revolucionario de mediados del siglo pasado, una facción importante del cine en África clamaba por convertirse en esa «escuela de noche» por la que apostaba el senegalés Sèmbene Ousman (el «padre del cine africano») y que se encargaría de tomar el relevo a la literatura y a los intelectuales en la labor de educar a sus conciudadanos. Hasta los años 90, un gran número de películas africanas se centraron en la creación de un discurso alternativo al occidental con una fuerte carga político-ideológica de izquierdas. Hoy en día, si bien el documental sigue realizando esta labor educativa e informativa y existe un grupo de cineastas que confían en el cine como medio idóneo de cambio y transformación social (con Abderrahmane Sissako, Med Hondo, Haile Gerima, Raoul Peck y Jean-Marie Teno a la cabeza, a los que se unen jóvenes directores del Magreb y el Máshreq), estamos asistiendo a un cambio desde la ficción, con películas donde prima el disfrute del público y la experimentación formal, en las que la ideología progresista es inexistente o apenas visible, y cuyo blanco es el público internacional. Frente a esta tendencia se posiciona la industria del video de Nigeria (Nollywood) la cual, bajo su apariencia de mero entretenimiento, esconde un claro interés moralizador y educativo para su creciente y dilatada audiencia.
Estos y otros aspectos son los abordados, a través del cine, en la conferencia titulada «Cine, educación y transformación social en África», impartida por Beatriz Leal Riesco, del African Film Festival NY Inc. (New York, USA), de la Universidad de Vic (Barcelona, España), desarrollada el día 26 de febrero de 2014 en el Salón de Actos de la Facultad de Educación de Palencia (Universidad de Valladolid), enmarcada en el III Seminario de Pedagogía de Ágora de Educación (octubre de 2013 — mayo de 2014), que lleva por lema Democracia, desarrollo y educación.

Fuente: https://youtu.be/9O8A0oPUPRY

Imagen: http://seda21.files.wordpress.com/2014/03/leal-riesco-beatriz.jpg?w=500

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Universal language and the strange cyclical nature of the news

Por: Russell Smith

The aged linguist and activist Noam Chomsky is suddenly back in the news, not because of his political pronouncements, but because of the highly technical linguistic theories he enunciated more than 50 years ago.

We are all talking about universal grammar again. Why are these theories back in the news? Because a flamboyant and also aged journalist and novelist named Tom Wolfe has attacked them in a recent book. Why has Wolfe decided to attack Chomsky’s late-1950s linguistics now? That we will never know for sure. But it’s a great excuse to talk about linguistics.

The media work in strange ways. I am loath to reveal some of our more embarrassing secrets, on the principle that the general public does not want to know exactly what is in a hot dog, but these do help to explain the torrent of Chomsky articles right now.

See, a basic concept in journalism school – especially in classes where opinion columns are taught – is that of a “peg.” A peg is the story in the news that makes your idea relevant. Opinions are supposed to follow from news – from pegs – but columnists with a hobby horse to ride will often reverse the process: Desirous of exploring a pet theory of theirs, they will seek a peg for it. If I want to talk about Chomsky’s universal grammar and its opponents, for example, I peg it to Wolfe’s new book. And writers always want to talk about linguistics – more than the general public does, usually.

Wolfe’s new book, The Kingdom of Speech, is not even primarily about Chomsky, but it is being billed as an attack on him. It promises, the personality-driven media say, an epic bitter political duel with plenty of insults in either direction. (“A row that promises to be the literary spat of the season,” The Guardian crowed.) In fact, the book is an attack on the theory of evolution, of which Chomsky is merely the linguistics-department representative.

More daringly, Wolfe is attacking Charles Darwin, in amusingly withering language, as a non-scientist who didn’t do enough field work and created a purely intellectual theory full of gaping holes in practice. (This is one of Wolfe’s idées fixes – in his writing on the failings of contemporary American fiction, he has railed against the failure of authors to do journalistic research – their field work – on real-life milieux.)

But Darwin is not alive, so the media are more interested in the part of the book that deals with someone who might actually be offended. Chomsky is targeted as part of the Darwinian cabal because his widely respected theory on language as an innate human characteristic – “universal grammar” – purports that human language is a part of evolution; it is a biological trait that has evolved with us. But it is also clear from the ad hominem attacks on Chomsky as an activist – attributes entirely irrelevant to linguistic theory – that Wolfe’s opposition to the linguist is very broadly ideological. He just doesn’t like Chomsky – the person, and everything he stands for.

To counter Chomsky’s theory, he adduces the well-known work of a linguist and anthropologist, Daniel Everett, who argued more than 10 years ago that the odd language of an isolated tribe in the Amazon jungle, the Pirahã, disproved Chomsky’s idea of a universal grammar.

If Wolfe has just discovered this controversy, he is not very interested in linguistics. Everybody knows about it. It was the subject of a lengthy and quite technical New Yorker article. I myself hosted a radio documentary on the CBC about it in 2006. And everybody who knows about it knows that the matter is far from settled. There were serious problems with Everett’s research and universal grammar purists are still not convinced that the language he described is truly so idiosyncratic or that the exception it demonstrates is enough to destroy the larger theory. Chomsky has addressed it and done a pretty good job of defending himself.

What is more interesting than the Pirahã dispute is the fact that new opposition to the universal grammar theory has arisen in the meantime from quite another quarter: the field of developmental psychology, where scientists studying very young children say they learn language in roundabout ways that don’t quite support Chomsky’s theory of a natural and universal acquisition. This long, nuanced and highly technical debate – most of it utterly unreadable to lay readers – is possibly a more serious challenge to universal grammar than the Pirahã were, but it does not surface in Wolfe’s book or in any of the media attempts to make a colourful clash of ideologies or personalities out of this.

(A recent article in Scientific American, “Evidence Rebuts Chomsky’s Theory of Language Learning,” by Paul Ibbotson and Michael Tomasello, the two most vocal proponents of the psychology-based approach, does its best to explain in non-technical terms the “usage-based” theory of language acquisition, but it is still pretty dense stuff. It does not mention Tom Wolfe.)

Wolfe is a reporter and an entertainer, an opinionated raconteur rather than a scientist, and that is why we will always report on his jocular provocations. And if they serve as an excuse to explain what universal grammar was in the first place – as it has done – then Chomsky should be thrilled.

What Wolfe’s peg was for this broadside, a journalist can only speculate. See, the media are weird. There is often no clear reason for anything to be splashed across your headlines for a few days at a time – and then vanish again for 50 years.

Tomado de: http://www.theglobeandmail.com/arts/books-and-media/universal-language-and-the-strange-cyclical-nature-of-the-news/article31904271/

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