El negocio de la educación (II parte) 35 años de leyes para privatizar las aulas: de la LODE a la LOMCE

Por: Daniel Sánchez Caballero

España no ha sido ajena a la mercantilización generalizada de la educación, pero lo ha hecho a partir de conceptos propios como «libertad de elección» y una regulación que ha atraído a grandes fondos de inversión.

Todo gira, básicamente, en torno a dos conceptos: «Libertad de elección» y, más recientemente, «evaluaciones estandarizadas». España no ha sido ajena a la corriente mercantilizadora que se vive en el mundo desde finales del S.XX, pero lo ha hecho a su estilo.

El traspaso de fondos públicos a instituciones privadas y el desembarco en la educación de una lógica de «cuasimercado» empezó en 1985, cuando el Gobierno de Felipe González creó la escuela concertada con la LODE y decidió pagar a centros privados para que se integraran en la red pública.

 

La todavía vigente LOMCE ha sido el intento más obvio de desarrollar esta apuesta por hacer negocio con la educación en España. Y para entender la LOMCE hay que mirar a un sector no tan activo en España, pero muy habitual en otras coordenadas: los lobbies, y en concreto FAES, la Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales del PP.

«El think tank FAES es el actor que está ejerciendo especial protagonismo en el diseño y la defensa de nuevas políticas neoliberales en el ámbito educativo», escribió Geo Saura, profesor de la Universidad de Barcelona, en el estudio Think tanks y educación. Neoliberalismo de FAES en la LOCME.

«Desde su comienzo, FAES ha ido generando narrativas para reformar el sistema educativo desde una vertiente ideológica y práctica del neoliberalismo», comenta Saura. «Los ejes centrales han sido la elaboración de discursos en los que se aboga por ofrecer libertad de elección de centro a las familias y modificar los roles que debe ocupar el Estado en el control de la educación».

Francisco López Rupérez, uno de sus más ilustres miembros en cuestiones educativas, escribió en 2003 que la educación estaba afectada por la «enfermedad de lo público». Enfermedad que se curaba con mecanismos de privatización. Pedro Schwartz, otro de los ideólogos de cabecera de FAES, definió en 2008 el sistema de distribución de alumnado como «soviético centralizador» y que no promovía la libertad de elección familiar.

Cinco años más tarde de las palabras de Schwartz teníamos la LOMCE, que ya en su artículo 1 cambiaba todo el corpus legal educativo histórico al cambiar la garantía de plazas escolares para todos: ahora podrían ser públicas, como siempre, o privadas concertadas, según decidieran los padres y reclamara la «demanda social», un término lo suficientemente ambiguo como para recoger muchas cosas.

La otra pata de la mercantilización educativa, previa a la LOMCE pero consolidada en esta, son las famosas evaluaciones estandarizadas. «Son el instrumento esencial para posibilitar las políticas de privatización encubierta de cuasimercados, rendición de cuentas y gestión de resultados», analiza Saura. Durante un tiempo se llegaron a publicar clasificaciones de colegios en la prensa. Los colegios competían entre sí y los padres elegían al mejor, en una maniobra que ahondó en la situación inversa: al final son los colegios privados-concertados los que eligen a sus alumnos mediante diferentes artimañas.

Un poco de historia

La LOMCE fue la culminación, pero tampoco surgió de la nada. La situación venía de atrás. Empieza con la LODE, en 1985, que asimila los privados en el sistema a través de los conciertos. «La LODE establece el inicio del cuasimercado educativo español distinguiendo entre colegios privados, privados-concertados y públicos para posibilitar la elección a las familias», explica Saura. Los colegios tenían que competir por el alumnado.

La LOGSE trae cosas positivas, cuenta Beatriz Quirós, catedrática de instituto jubilada que ha estudiado la materia y publicado diversos estudios al respecto. Pero también abrió la puerta al reglamentarismo y a las desigualdades académicas. En el 95 se pone en marcha la LOPEG, que dibuja el marco legal para la entrada de la privatización del sistema educativo y profesionaliza la dirección de los centros, quitando a los Consejos Escolares la capacidad de decisión que tenían en favor de los directores.

La LOCE del PP, en 2002, ya introduce el neoliberalismo sin ambages: «Cultura del esfuerzo», jerarquización de los centros escolares, que compiten entre sí… De esta norma los expertos destacan que se centró en la figura de la dirección de los centros, «otorgándole a la figura una toma de decisiones propias de planteamientos gerenciales», cuenta Saura. Nunca entró en vigor porque llegó el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero y aprobó la LOE, pero el camino ya estaba marcado.

«La LOE debería haber supuesto un freno a las políticas neoliberales, pero no lo hace. Se aplica la estrategia de Lisboa, no hay medidas para mantener el personal en los centros, se introducen las competencias básicas, las evaluaciones de diagnóstico, se filtran clasificaciones de colegios, empieza el gusanillo de PISA, hay que quedar bien colocado… Calan esas ideas y se pervierte la educación», explica Quirós.

En paralelo, y al calor de la crisis de 2008, en España empiezan a recortarse los presupuestos. La administración dedica hoy a la Educación exactamente el mismo dinero que invertía en 2007, unos 47.500 millones de euros en total. Pero la escuela privada concertada, en manos de la Iglesia en su mayoría, recibe un 25% de fondos públicos más que entonces.

Con este panorama, son las familias quienes compensan este estancamiento en el gasto público en busca del mejor futuro para sus hijos: su gasto educativo ha subido casi un 50% en esa misma década, pasando de 8.700 millones de euros al año en 2007 a 12.300 diez años después.

En el mundo se siguió una tendencia parecida. Por seguir con la misma referencia temporal, los países invertían de media el 4,41% de su PIB en Educación en 2007. Una década más tarde ese porcentaje era del 4,67% de su PIB en Educación, una subida del 5%. Pero el PIB ha subido en el mismo periodo cerca de un 30%, al pasar de unos 60.000 miles de millones de euros a unos 80.000.

La escuela que segrega

Esta mercantilización de la educación está modelando una escuela más sectaria, menos social y que poco a poco va perdiendo el papel de ascensor social que sí ha llegado a ejercer. Lo dicen los profesores, que lo ven, y lo dice la estadística.

En España, el 69% de los hijos de familias con estudios superiores irá a la universidad mientras que el 56% de los descendientes de familias que no pasaron de la secundaria obligatoria (16 años) se quedarán en el mismo punto, según datos de la OCDE. Más: los descendientes del 20% de las familias más pobres necesitarán cuatro generaciones enteras para alcanzar el nivel de vida medio en el país.

La segregación campa por las escuelas. Los ricos van a clase con los ricos a la escuela privada (concertada o no) y los pobres con los pobres a la pública. Lo dice la Fundación BBVA en el informe Diferencias educativas regionales 2000-2016, lo escribió el profesor de la UAM Javier Murillo en un detallado estudio que colocaba a España como el sexto país que más segrega de Europa y a Madrid –laboratorio educativo del PP durante todo el principio del siglo XXI– como la región puntera en este apartado en Europa.

Esta distribución del alumnado tiene sus consecuencias: mejores colegios, mejores compañeros, mejores notas, mejores estudios, mejores trabajos. Esto es una cadena, está estudiado que funciona así (hablando de grandes grupos, los individuos se pueden salir de esta lógica). Si tus padres estudiaron y tienen libros en casa, más opciones tendrás tú de seguir su camino.

Y llegaron los másteres

La llegada de Bolonia supuso una especie de confirmación de estas tendencias. Fuera su intención o no, el desembarco del espacio superior de educación europeo en España (el conocido como plan Bolonia) en el curso 2008-2009 tuvo al menos un doble efecto: los másteres pasaron a ser parte fundamental de los estudios (cuestan el doble o triple que un grado) y como consecuencia las universidades se encontraron con una nueva entrada de ingresos privados. Bolonia cambió la estructura de los estudios universitarios para proponer, con carácter general, carreras más cortas (y más genéricas) que idealmente se completan con un máster para la formación específica.

Alumnos de máster en las universidades privadas.
Alumnos de máster en las universidades privadas.

El individualismo aspiracional con el que bombardea el capitalismo neoliberal lleva a una frenética carrera por llegar a los mejores empleos (o al menos los más remunerados). Estudiar se convierte en obligatorio por el mercado, de manera que ya se ofrecen más másteres (3.540 el último curso) que grados (2.854). Haz un máster. Haz otro. Y los hacemos: en diez años el número de alumnos de posgrados se ha cuadruplicado, multiplicando los 50.000 que hicieron uno el curso que se implantó Bolonia hasta los más de 200.000 del pasado año, según datos de Educación. Antes, uno de cada 25 estudiantes hacía un posgrado. Ahora es uno de cada seis y medio.

Y no son precisamente baratos. Además, la llegada de esta creciente fuente de ingresos para las universidades coincidió en el tiempo con el recorte a la financiación pública que impulsó Rajoy cuando empezó la crisis. Son las universidades privadas las que cada vez más están recogiendo ese pastel: han pasado de tener uno de cada seis alumnos de máster a uno de cada tres en diez años. Y subiendo.

Pero el mercado laboral dual que se está conformando (unos cuantos trabajos bien remunerados arriba, una mayoría de empleos que no requieren de demasiada formación) no es capaz de absorber a todos estos estudiantes formados y el resultado es que España el país de Europa con más universitarios en trabajos que no necesitan esa cualificación. Somos campeones en sobrecualificación: uno de cada tres empleados ha estudiado bastante más de lo que exige su puesto. Por el camino, miles de euros gastados en una formación que quizá no se utilice nunca.

Compraventa de colegios y universidades

La evolución de estas ideas y del propio mercado ha llevado a la creación de un sector educativo de dimensiones a considerar. La Educación mueve mucho dinero. Pese a los recortes, las cifras siguen siendo golosas. Los países de la UE gastaron 716.000 millones de euros en Educación en 2015, a lo que habría que sumar el gasto privado, que solo en España fueron más de 12.000 millones de euros el pasado año. Y esta partida –la de las familias–, al contrario que las públicas, solo sube.

Porque todo el mundo quiere lo mejor para sus hijos. Los padres no escatiman, dentro de sus posibilidades. Los Gobiernos gastan en escuelas, en profesores, en equipamiento, tanto hardware como software. Las tecnológicas pelean por coger su trozo del pastel. Google, IBM, HP y muchos otros gigantes han saltado de lleno al sector ofreciendo recursos, en forma de maquinaria o programas, conocedores de que meter el pie en el sector solo puede traer buenas noticias. Las start-ups crecen como setas. Solo el pasado año el sector tecnológico movió unos 6.500 millones de euros en todo el mundo.

Ejemplos de este negocio en torno a la educación se pueden observar en España en todos los niveles educativos. En educación obligatoria sirva el ejemplo de los colegios Laude, un grupo compuesto por diez centros privados repartidos por el país. En 2006, los fondos Dinamia y N+1 compraron cinco colegios en una operación que se cerró por unos 18 millones de euros, según contaba la prensa entonces. El «tamaño» y el «crecimiento sólido del mercado» se citaban como puntales para una buena inversión.

El grupo fue creciendo con la compra de más centros hasta que en 2014, tras una inversión total de 35 millones, se vendió por entre 35 y 45 millones de euros al gigante International School Partnership (ISP), cuyo principal accionista es Partners Group, la firma de capital riesgo más grande de Suiza. A día de hoy, el grupo Colegios Laude SL es el segundo más grande del sector con una facturación anual de 46,8 millones de euros en 2017 y un resultado de explotación de 3,6 millones de euros.

 

En la universidad se pueden mencionar los casos de la Alfonso X El Sabio de Madrid o la Universidad Europea, dos centros privados adquiridos recientemente por unos 770 y 1.100 millones de euros, respectivamente, por sendos fondos de inversión. Las universidades dan dinero: el sector de la educación superior privada facturó 2.255 millones de euros en 2017, según la consultora DBK, con un crecimiento anual del 7%. Un total de 23 centros privados analizados por este diario ofrecieron ese año una rentabilidad media del 9,41%.

Al menos, siempre quedarán las competencias y la satisfacción de tener una escuela «eficiente» que dé «empleabilidad» a los jóvenes. Pero, se preguntan los expertos, ¿es la «empleabilidad» una garantía de empleo por sí misma?

Fuente e imagen: https://www.eldiario.es/sociedad/leyes-privatizar-aulas-LODE-LOMCE_0_992151628.html

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Arma arrojadiza

Por: El País. 

La educación ha irrumpido en la campaña electoral, pero no lo ha hecho de forma que se pueda suscitar un debate sereno y sosegado sobre las reformas que son necesarias para mejorar la calidad de la enseñanza y acabar con la elevada tasa de fracaso y abandono escolar, sino como arma arrojadiza entre fuerzas políticas. El fuerte componente ideológico que se observa en algunas de las propuestas que se han conocido hasta ahora no permite albergar esperanzas sobre la posibilidad de que la educación deje de ser un instrumento de lucha política y partidista.

El PP y Ciudadanos han insistido estos días en propuestas divisivas y con un fuerte sesgo político que no favorecen el clima de consenso necesario para abordar esta cuestión. Entre ellas destaca la libertad de elección de las familias que propone Pablo Casado, una medida de gran calado que altera por completo el modelo educativo y puede ir en detrimento de la fortaleza de la escuela pública. Ambos partidos abogan también por la utilización de la alta inspección para perseguir un supuesto adoctrinamiento difícil de determinar y que puede derivar en un intento de control ideológico de carácter partidista; y un tratamiento del castellano como lengua vehicular que no busca la convivencia sino la confrontación con otras lenguas cooficiales.

Estas y otras polémicas medidas desgranadas en campaña indican que la educación volverá a ser uno de los elementos centrales de la batalla política, lo que nos aleja del escenario que sería deseable para abordar de forma efectiva y constructiva los grandes desafíos del sistema educativo en las próximas décadas. Tras el fiasco de la LOMCE, precisamente por falta de consenso en su elaboración y desarrollo, deberíamos haber quedado vacunados contra este tipo de dinámicas, pero parece que no aprendemos de los errores del pasado. A causa de esos errores hemos perdido oportunidades de mejora y se ha sometido a las familias y a la comunidad educativa a una tensión innecesaria. El sistema educativo acusa ahora la decepción y el cansancio de los docentes por los constantes vaivenes legislativos y, a la vista de las propuestas que se formulan, tiene motivos para temer que seguirán bajo la ley del péndulo ideológico.

Los ciudadanos esperan que los partidos se pronuncien sobre cuestiones como el porcentaje del PIB que debe destinarse a la educación; cómo se va a extender la escolarización de cero a tres años para garantizar la igualdad de oportunidades; si se va a implantar una carrera docente con mecanismos de evaluación y formación continuada, y qué medidas concretas proponen para reforzarse las plantillas y mejorar la calidad de la enseñanza. Y que concreten si están dispuestos a trabajar por un pacto de Estado que libere a la educación de las luchas partidistas.

Fuente del artículo:  https://elpais.com/elpais/2019/04/12/opinion/1555095941_598281.html

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España: ¿Esta preparado el sistema educativo para eliminar los centros de educación especial?

Europa/ España/ 22.01.2019/ Fuente: www.europapress.es.

Ciudadanos ha puesto en duda que el sistema educativo español esté preparado para eliminar los centros de educación especial, donde estudian más de 37.000 almunos con discapacidad, tal y como ha pedido el Consejo Escolar del Estado, a petición del CERMI. El Gobierno se ha comprometido a estudiar la inclusión de esta medida en la reforma educativa también conocida como la ‘Ley Celaá’.

La intención del CERMI es que estos centros (477 en todo el país) sean reconvertidos en aulas de apoyo territorial y sus trabajadores pasen a desempeñar sus funciones en los centros ordinarias.

Ciudadanos, a través de una iniciativa parlamentaria recogida por Europa Press, advierte de que esta medida despierta la inquietud en un sector importante de las organizaciones que representan a personas con discapacidad y de familias por la falta de medios y de formación del profesorado de de la red de centros ordinarios.

LIBERTAD DE ELECCIÓN

Así, recogen las declaraciones de la Confederación Autismo España o de la Plataforma Educación Inclusiva Sí, en las que cuestionan que algunas comunidades autónomas puedan garantizar la educación especializada y la atención individualizada que los alumnos necesitan con este sistema. También, señalan que hay niños con discapacidad intelectual que no están bien en los centros ordinarios porque su ritmo de aprendizaje es diferente y necesitan espacios más reducidos y atención más personalizada.

Ante estas denuncias, los ‘naranjas’ quieren que el Gobierno explique cuáles van a ser las medidas concretas que va a tomar para que este plan de inclusión se pueda llevar a cabo con garantías o si su intención es cerrar estos centros en su totalidad.

También quiere saber qué va a ocurrir con aquellos centros que tengan conciertos vigentes y si el Ejecutivo, con esta medida, va a respetar la libertad de elección de centro de las familias.

Fuente de la noticia: https://www.europapress.es/epsocial/igualdad/noticia-preparado-sistema-educativo-eliminar-centros-educacion-especial-20190119120234.html

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Del tabú a la educación por Carme Sanchez (Vídeo)

Por: TEDx Talks.

La libertad de elección en nuestra vida sexual conlleva una gran responsabilidad y la necesidad de disponer de una adecuada educación para poder vivirla plenamente Psicóloga Clínica. Terapeuta de pareja y Sexóloga. Co-directora del Institut de Sexologia de Barcelona: www.insexbcn.com Co-coordinadora y docente del Master de Sexología Clínica y Salud Sexual de la Facultad de Medicina de la Universidad de Barcelona. Consultora de empresas relacionadas con la salud sexual y colaboradora habitual en diferentes medios de comunicación como Catalunya Ràdio, TV3, La Vanguardia, Ser Catalunya, Diari Ara, El Mundo Salud, Cambio 16, Salud Total,… Miembro de la junta de Dones en Xarxa y socia de la Societat Catalana de Sexologia y de la Associació de Planificació de Familiar de Catalunya i Balears. This talk was given at a TEDx event using the TED conference format but independently organized by a local community. Learn more at http://ted.com/tedx

Fuente de la reseña: https://www.youtube.com/watch?v=8NJvQwJ5wHw&t=43s

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Desmontando mitos sobre la educación pública, la libertad de elección de las familias, y otros

Por: Natalio González

Leo en redes sociales algunas reacciones del PP ante mociones que se presentan en ayuntamientos para conseguir un pacto por la educación consensuado con la comunidad educativa, y así evitar los vaivenes que nuestro sistema educativo sufre cada vez que se produce un cambio de gobierno en nuestro país al propiciar, también, una modificación de las leyes educativas, con el consiguiente perjuicio para el propio sistema, para los sectores de la comunidad educativa y para la ciudadanía en general.

Lo que más me sorprende de los comentarios que se vierten no es la falta de apoyo de los concejales del PP a estas mociones, pues su ideología neoliberal de “más mercado y menos Estado” se articula en que todo se puede comprar y vender, también la educación, sino las afirmaciones que manifiestan sobre aspectos de la educación sin ningún rigor, basadas en ocurrencias, prejuicios retrógrados, o el desconocimiento teórico y práctico del ámbito educativo.

Da igual, hay que generar “opinión” sobre la educación, aunque sea sin argumentos contrastados y constatados, desde la más absoluta ignorancia sobre los temas a comentar.

El discurso que generan estos “opinadores” es confuso, pues mezclan temas distintos como “la pluralidad de la educación en España”, “la libertad de los padres para la elección de centro”, “la necesidad de un pacto educativo”, “la enseñanza privada concertada” o “el coste del puesto escolar en la enseñanza privada concertada y en la enseñanza pública”. Y esta práctica del PP no es nueva, se trata de tergiversar el debate con el objetivo de construir “mitos educativos” que conviene aclarar y desgranar.

Acerca de la pluralidad de la educación en España, imagino que las aseveraciones de los “expertos” del PP se refieren a la coexistencia de los tres tipos de enseñanzas de nuestro país, en relación a la titularidad de los centros en las que se imparten, a saber: enseñanza pública, enseñanza privada (ambas desde la dictadura franquista) y enseñanza privada concertada (a partir de la “transición democrática”). Sobre estas enseñanzas, solamente una aclaración: cuando se haga referencia a la “enseñanza concertada” no hay que olvidar añadir el concepto “privada”, es decir, se denomina “enseñanza privada concertada”. Porque es preciso matizar que se trata de empresas de titularidad privada que reciben fondos públicos, empresas que se dedican, como otras tantas, a obtener beneficios, en este caso mercadeando con la educación.

Al hablar de la enseñanza privada concertada no hay que olvidar que su origen fue un proceso de financiación pública de las escuelas privadas, consolidado por el gobierno de Felipe González (PSOE). Hasta entonces, los “conciertos educativos” tenían un carácter transitorio y subsidiario, pues su objetivo era cubrir la demanda educativa allí donde la red pública no la podía satisfacer, debido al retraso de inversión educativa heredada de la dictadura franquista y al fuerte crecimiento demográfico de los años 60. Y desde esta consolidación, el proceso de desvío de fondos públicos a la enseñanza privada ha aumentado de forma exponencial, sobre todo en los últimos años, con la consiguiente disminución de la inversión en la enseñanza pública. (Datos de España sobre la financiación de la educación: indicador internacional, 7% del PIB; año 2006, 5% del PIB; año 2009, 4,9 del PIB; año 2012, 4,7% del PIB; año 2015, 4,2% del PIB; año 2016, 3,9% del PIB; año 2018, 3,7% del PIB).

La privatización de nuestro modelo educativo se debe a una connivencia entre quienes gestionan lo público y quienes defienden sus interese privados. “Y los últimos datos en España indican que no es un mal negocio. Según el Instituto Nacional de Estadística (curso 2009-2010), plena época de crisis, la enseñanza privada generó unos beneficios corrientes de 674 millones de euros, un 13,1% más que en el curso 2004-2005. La enseñanza privada no universitaria incrementó sus beneficios en un 7,4%, mientras que la educación privada universitaria lo hizo en un 32,1%”. (Fuente: “Qué hacemos con la Educación”. Agustín Moreno y otros. Madrid-2012).

En cuanto a la libertad de elección de las familias, los partidarios de la privatización de la enseñanza se escudan en la “libertad de elección” como derecho de las familias a elegir el centro que quieran, argumento razonable que deja de serlo cuando se equipara la preferencia de elección del centro con el derecho fundamental a la educación. La Constitución no recoge que el Estado esté obligado a dar la gratuidad en centros privados por el mero hecho de que las familias elijan centros distintos de los creados por los poderes públicos (sentencias del Tribunal Constitucional avalan que “los recursos públicos no han de ir, incondicionalmente, donde vayan las preferencias individuales”).

Por tanto, el principio constitucional del derecho a la educación y a la libertad de enseñanza no se refiere en ningún momento a la preferencia de elección del centro educativo, sino que hace referencia a la capacidad de creación de centros o a la libertad de cátedra. La libre elección de centro escolar es una manifestación de preferencia particular y de renuncia expresa a una plaza pública de las familias, y no un derecho que el Estado debe garantizar mediante fondos públicos. Según esto último, la libertad de elección es un privilegio y no un derecho de todas/os, además de una estrategia para situar la educación dentro del proceso de privatización del mercado para extender la enseñanza privada concertada.

Sobre los datos que se ofrecen del coste del puesto escolar en la privada concertada y en la pública, sencillamente decir que son falsos. ¿Cuáles son las fuentes o estudios que los avalan? ¿Los informes que presenta la patronal de la enseñanza privada y concertada?

En este debate, y según distintos informes y estudios, es evidente que los partidarios de la privatización de la enseñanza defienden la educación como mercancía, no como derecho universal. Y es evidente que han fabricado un mito interesado sobre la creencia infundada de que en educación, lo privado es más rentable que lo público.

Los centros concertados son bastantes más caros para las familias. Encuestas sobre el gasto de los hogares en educación (INE-2009; INE-2012 …) señalan “que las familias que escolarizaron a sus hijas e hijos en centros privados concertados tuvieron un gasto muy superior a las que llevaron a sus hijos e hijas a centros públicos, del mismo modo que el coste anual por alumno en la enseñanza privada concertada es superior al de la educación pública. O que el gasto anual medio de las familias en centros concertados fue en 2007 de 1.433 euros, mientras que en la enseñanza pública ascendió a menos de la mitad. Además del coste de clases lectivas, que en los centros privados concertados fue de 247 euros en Primaria y de 220 en Secundaria, y en los centros públicos este concepto es cero”.

La educación pública requiere una inversión por puesto escolar para atender a todo el alumnado de todos los lugares de nuestro país, ofertar todas las modalidades educativas, compensar las desigualdades sociales y tratar de garantizar la cohesión social. Sin embargo, la enseñanza privada concertada no escolariza el mismo número ni “tipología” de alumnado que la escuela pública, segrega a “cierto” alumnado y solo se ubica en zonas rentables para sus intereses económicos.

La manipulación y el mito del “ahorro público de la enseñanza privada concertada” provienen de los informes de su patronal. Y si no es así, ¿por qué en estos informes no se recogen conceptos que son cuantías económicas que pagan las familias en los centros concertados como “servicio de actividad extraescolar, aportación voluntaria, donativo, cuota complementaria, cuota APA, gabinete médico, material escolar (excepto libros), gabinete psicopedagógico, seguro escolar, uniforme, matrícula, donativo de verano”?

Y por último, acerca del pacto educativo. Es evidente la necesidad de un pacto educativo. Pero este acuerdo para la educación no puede basarse solo en pactos políticos de despacho que dejen fuera a la comunidad educativa, colectivos y organizaciones educativas, si queremos lograr una ley con estabilidad para nuestro sistema educativo. El pacto ha de hacerse “desde abajo”, con participación ciudadana, ya que la política educativa no puede ser sino política pública, es decir, aquella discutida, decidida y gestionada por la ciudadanía. Y cuando se recurre a “expertos”, lo que se pretende es disfrazar la ideología del grupo de “elegidos” y de quienes los han designado. Este procedimiento representa una externalización hacia el ámbito de lo privado de la función de diseñar el sistema educativo.

Los partidos que asumen y tratan de imponer la Estrategia Europea 2020 como base de la discusión del pacto cometen un error. Esta Estrategia Europea de Formación y Educación que el PP, Cs y PSOE utilizan como instrumento para alcanzar el acuerdo solo responde a los intereses de Bruselas, de la Troika, del FMI, de los mercados que utilizan la crisis como oportunidad de reformas, también en la educación.

Y esta estrategia tiene una larga historia. En el Tratado por el que se establece una Constitución para Europa, los servicios públicos como la educación se llaman Servicios Económicos de Interés General, donde se dispone que su gestión está sujeta a las normas de competencia, es decir, de compra-venta. Y en el Acuerdo General sobre el Comercio de Servicios (GATS), se consagra este modelo neoliberal porque se establece que los servicios educativos deben ser considerados un producto como los demás, por tanto para el mercado.

El pacto solo será posible si se piensa en el bien común, no en el mercado. No se puede pactar renunciar a la igualdad y la equidad, cediendo frente a quienes prefieren una determinada excelencia para unos pocos. No se puede pactar renunciar a la libertad de conciencia, frente a la imposición del dogma y la religión en la escuela. No se puede renunciar en ningún pacto a una escuela pública, democrática, participativa, para conseguir la equidad para todos y todas, en la que el alumnado desarrolle el pensamiento con libertad y de una forma crítica, y la educación sea un derecho universal.

Como “epitafio”, releo con asombro que los “representantes” del PP llaman la atención sobre las “alianzas hipócritas e injustificadas” de otras formaciones políticas para oponerse a sus “intereses educativos”, y lo argumentan, sin rubor, porque las/os votantes de todos los partidos políticos prefieren la escuela “privada concertada”, en lugar de la pública, “como opción para educar a sus hijos e hijas”. ¡¡Jóder, que mal me siento, cuarenta y cinco años equivocado!!

Pero ya nos lo dijo Debug: “Si la educación les parece cara, prueben ustedes con la ignorancia”. Y lo peor es que el PP está de acuerdo. Espero que se quede solo.

Fuente: http://www.lacerca.com/noticias/articulos_opinion/desmontando-mitos-educacion-publica-libertad-eleccion-familias-369839-1.html

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