Page 3 of 13
1 2 3 4 5 13

Erich Fromm: » El hombre ha perdido su capacidad de desobedecer»

Publicado en:  Bloghemia

«Amar con inteligencia y de forma plena es el resultado de un acto deliberado, un propósito que requiere y al mismo tiempo demanda buscar la excelencia.» – Erich Fromm 

Texto de Erich Fromm, publicado bajo el título «La desobediencia como problema psicológico y moral»

Por: Erich Fromm
Reyes, sacerdotes, señores feudales, patrones de industrias y padres han insistido durante siglos en que la obediencia es una virtud y la desobediencia es un vicio. Para presentar otro punto de vista enfrentamos esta posición con la formulación siguiente: la historia humana comenzó con un acto de desobediencia, y es probable que termine por un acto de obediencia.
Según los mitos hebreos y griegos, la historia humana se inauguró con un acto de desobediencia. Adán  y Eva, cuando vivían en el Jardín del Edén, eran parte de la naturaleza; estaban en armonía con ella, pero no la trascendían. Estaban en la naturaleza como el feto en el útero de la madre. Todo esto cambió cuando desobedecieron una orden. Al romper vínculos con la tierra y madre, al cortar el cordón umbilical, el hombre emergió y fue capaz de dar el primer paso hacia la independencia y la libertad. El acto de desobediencia  liberó a Adán y Eva y les abrió los ojos. Se reconocieron uno a otro como extraños y al mundo exterior como extraño e incluso hostil. El “pecado original” lejos de corromper al hombre, lo liberó; fue el comienzo de la historia humana. El hombre tuvo que abandonar el Jardín del Edén para aprende fiar en sus propias fuerzas y llegar a ser plenamente humano.
Para los profetas la historia es el lugar en que el hombre se vuelve humano, desarrollando sus capacidades de razón y amor, hasta que crear una nueva armonía entre él, sus congéneres y la naturaleza. Esta nueva armonía se describe como “el fin de los días”, ese periodo de la historia en que hay paz entre el hombre y el hombre, y entre el hombre y la naturaleza. Es un “nuevo” paraíso creado por el hombre mismo.
También para el mito griego de Prometeo, toda la civilización humana se basa en un acto de desobediencia. Prometeo, al robar el fuego de los dioses, echó los fundamentos de la evolución del hombre. No habría historia humana si no fuera por el “crimen” de Prometeo. Él, como Adán y Eva, es castigado por su desobediencia. Pero no se arrepiente ni pide perdón. Por el contrario, dice orgullosamente, : “Prefiero estar encadenado a esta roca, antes que ser el siervo obediente de los dioses”.
El hombre continuó evolucionando mediante actos de desobediencia. Su desarrollo espiritual solo fue posible porque hubo hombres que se atrevieron a decir no. Pero además su evolución intelectual dependió de su capacidad de desobediencia – desobediencia a las autoridades que trataban de amordazar los pensamientos nuevos, y a la autoridad de acendradas opiniones según las cuales el cambio no tenía sentido-.
Si la capacidad de desobediencia constituyó el comienzo de la historia humana, la obediencia podría muy bien, provocar el fin de la historia humana. No estoy hablando en términos simbólicos o poéticos. Existe la probabilidad de que la raza humana destruya la civilización y también toda la vida sobre la tierra. Estamos viviendo técnicamente en la era atómica, pero la mayoría de los hombres -incluida la mayoría de los que están en el poder-  viven aún emocionalmente  en la Edad de Piedra. Si la humanidad se suicida, será porque la gente obedecerá a quienes le ordenan apretar los botones de la muerte; porque obedecerá a las pasiones arcaicas de temor, odio, codicia; porque obedecerá a los clisés obsoletos de soberanía estatal y honor nacional.
Pero no quiero significar que toda la desobediencia sea una virtud y toda obediencia un vicio. Tal punto de vista ignoraría la relación dialéctica que existe entre obediencia y desobediencia. Un acto de obediencia a un principio es necesariamente un acto de desobediencia a su contra parte, y viceversa. Antígona constituye el ejemplo clásico de esta dicotomía. Si obedece a las leyes inhumanas del Estado, Antígona debe desobedecer necesariamente las leyes de la humanidad. Si obedece a estas últimas, debe desobedecer a las primeras. Todos los mártires de la fe religiosa, de la libertad y de la ciencia han tenido que desobedecer a quienes deseaban amordazarlos, para obedecer a su propia conciencia, a las leyes de la humanidad y la razón. Si un hombre solo puede obedecer y no desobedecer, es un esclavo; si solo puede desobedecer y no obedecer, es un rebelde (no un revolucionario); actúa por cólera, despecho, resentimiento, pero no en nombre de una convicción o de un principio.
Sin embargo, para prevenir una confusión entre términos, debemos establecer un importante distingo. La obediencia a una persona, institución o poder (obediencia heterónoma) es sometimiento; implica la abdicación de mi autonomía y la aceptación de una voluntad o juicio ajenos en lugar del mío. La obediencia a mi propia razón o convicción (obediencia autónoma) no es un acto de sumisión sino de afirmación. Mi convicción y mi juicio, si son  auténticamente míos, forman parte de mí. Si los sigo, estoy siendo yo mismo.
Es preciso dos precisiones más. La palabra conciencia se utiliza para expresar dos fenómenos que son muy distintos entre sí. Uno es la “conciencia autoritaria”, que es la voz internalizada de una autoridad a la que estamos ansiosos de complacer y temerosos de desagradar. La conciencia autoritaria es la conciencia de la que habla Freud, y a la que llamó superyó. Este superyó representa las órdenes y prohibiciones del padre internalizadas y aceptadas por el hijo debido al temor.
Distinta de la conciencia autoritaria es la “conciencia humanística”; ésta es la voz presente en todo ser humano e independiente de sanciones y recompensas externas. La conciencia humanística se basa en el hecho de que como seres humanos tenemos un conocimiento intuitivo de lo que es humano e inhumano, de lo que contribuye a la vida y de lo que la destruye. Es la voz que nos reconduce a nosotros mismos, a nuestra humanidad.
La conciencia autoritaria (superyó) es también obediencia a un poder exterior a mí, aunque este poder haya sido internalizado. Conscientemente creo que estoy siguiendo a mi conciencia; en realidad, sin embargo, he absorbido los principios del poder. La obediencia a la “conciencia autoritaria”, tiende a debilitar la “conciencia humanística”, la capacidad de ser uno mismo y de juzgarse a sí mismo.
También debe precisarse, por otra parte, la afirmación de que la obediencia a otra persona es ipso facto sumisión, distinguiendo la autoridad “irracional” de la autoridad racional. Un ejemplo de autoridad racional es la relación que existe entre alumno y maestro; uno de autoridad irracional es la relación entre esclavo y dueño. En ambas relaciones se acepta la autoridad de la persona que ejerce el mando, pero los intereses del alumno y del maestro, en el caso ideal,  se orientan en la misma dirección, es decir, el maestro se siente satisfecho si logra hacer progresar al alumno; si fracasa, ese fracaso es suyo y del alumno. El dueño del esclavo, en cambio, desea explotarlo en la mayor medida posible. Al mismo tiempo, el esclavo trata de defender lo mejor que puede sus reclamos a un mínimo de felicidad. Los interese del esclavo y del dueño son antagónicos.
Hay otra distinción paralela a ésta: la autoridad racional lo es porque la autoridad, sea la que posee un maestro o un capitán de barco que da órdenes en una emergencia, actúa en nombre de la razón que, por ser universal, podemos aceptar sin someternos. La autoridad irracional tiene que usar la fuerza o la sugestión, pues nadie se prestaría a la explotación si dependiera de su arbitrio evitarlo.
¿Por qué se inclina tanto el hombre a obedecer y por qué le es tan difícil desobedecer? Mientras obedezco al poder del Estado, de la Iglesia o de la opinión pública, me siento seguro y protegido. En verdad, poco importa cuál es el poder al que obedezco. Es siempre una institución, u hombres, que utilizan de una u otra manera la fuerza y que pretenden fraudulentamente poseer la omnisciencia y la omnipotencia. Mi obediencia me hace participar del poder que reverencio, y por ello me siento fuerte. No puedo cometer errores, pues ese poder decide por mí; no puedo estar solo, porque él me vigila; no puedo cometer pecados, porque él no me permite hacerlo, y aunque los corneta, el castigo es sólo el modo de volver al poder omnímodo.
Para desobedecer debemos tener el coraje de estar solos, errar y pecar. Pero el coraje no basta. La capacidad de coraje depende del estado de desarrollo de una persona.
Sólo si una persona ha emergido del regazo materno y de los mandatos de su padre, sólo si ha emergido como individuo plenamente desarrollado y ha adquirido así la capacidad de pensar y sentir por sí mismo, puede tener el coraje de decir “no” al poder, de desobedecer. Una persona puede llegar a ser libre mediante actos de desobediencia, aprendiendo a decir no al poder. Pero no sólo la capacidad de desobediencia es la condición de la libertad; la libertad es también la condición de la desobediencia. Si temo a la libertad no puedo atreverme a decir “no”, no puedo tener el coraje de ser desobediente. En verdad, la libertad y la capacidad de desobediencia son inseparables; de ahí que cualquier sistema social, político y religioso que proclame la libertad pero reprima la desobediencia, no puede ser sincero. Hay otra razón por la que es tan difícil atreverse a desobedecer, a decir “no” a la autoridad. Durante la mayor parte de la historia humana la obediencia se identificó con la virtud y la desobediencia con el pecado. La razón es simple: hasta ahora, a lo largo de la mayor parte de la historia, una minoría ha gobernado a la mayoría. Este dominio fue necesario por el hecho de que las cosas buenas que existían sólo bastaban para unos pocos, y los más debían conformarse con las migajas.
El hombre ha perdido su capacidad de desobedecer, ni siquiera se da cuenta del hecho de que obedece. En este punto de la historia, la capacidad de dudar, de criticar y de desobedecer puede ser todo lo que media entre la posibilidad de un futuro para la humanidad, y el fin de la civilización.
Fuente e Imagen: https://www.bloghemia.com/2021/10/erich-fromm-el-hombre-ha-perdido-su.html?m=1
Comparte este contenido:

Unidas Podemos por Andalucía denuncia que el Gobierno andaluz “financia y defiende el acoso a las mujeres que deciden abortar”

Por: Tercera Información

  • Naranjo recuerda que estas entendidas han recibido más de un millón de euros en ayudas de la Junta gracias a un acuerdo entre el Gobierno de Juanma Moreno y Vox.

La portavoz adjunta del grupo parlamentario Unidas Podemos por Andalucía, Ana Naranjo, ha denunciado en la mañana de hoy que el Gobierno de Juanma Moreno “está financiando y amparando a asociaciones ultraderechistas que se dedican a acosar a las mujeres que libremente deciden ejercer su derecho a interrumpir su embarazo”.

Para Naranjo, este tipo de políticas públicas “son propias de otro siglo”, por lo que ha reivindicado que “Andalucía no merece un Gobierno que invierta sus recursos en cuestionar los derechos conquistados por el movimiento feminista, sino en protegerlos y seguir avanzando en igualdad”.

Naranjo ha apuntado que “estas asociaciones ultraderechistas han recibido más de un millón de euros en ayudas gracias a un acuerdo entre el Gobierno andaluz y Vox”. Además, ha afeado al Ejecutivo de Moreno Bonilla que “defienda” a entidades que “solo buscan poner en la diana a las mujeres que libremente han decidido abortar”. En este sentido, ha subrayado que acciones como la que están protagonizando asociaciones de esta índole en Córdoba “cohartan la libertad de quienes deciden abortar libremente y conforme a la Ley”.

La portavoz de Igualdad de UPporA en el Parlamento ha recordado que su grupo ya presentó en el mes de junio una iniciativa para suprimir las ayudas a estas asociaciones antiabortistas. PP, C’s y Vox votaron en contra de esta propuesta en la Cámara autonómica.

Naranjo ha insistido en que asociaciones “que atentan contra los derechos de las mujeres están siendo financiadas con dinero público” y ha señalado que “lo que hacen estas entidades ultras no es informar a las mujeres, porque eso ya lo hace el sistema público de salud, sino coaccionarlas y presionarlas para impedir que ejerzan un derecho reconocido por la Ley”.

En última instancia, Naranjo ha lamentado que se trata de “un ataque más a los derechos conquistas por el movimiento feminista” y ha criticado que “Juanma Moreno y su Gobierno se han subido sin complejos a una ola reaccionaria que quiere poner en cuestión todos los avances en igualdad”.

Fuente e Imagen: https://www.tercerainformacion.es/articulo/actualidad/14/09/2021/unidas-podemos-por-andalucia-denuncia-que-el-gobierno-andaluz-financia-y-defiende-el-acoso-a-las-mujeres-que-deciden-abortar/

Comparte este contenido:

Función pública, caridad e interés general

Por: Elisabeth De Puig

El estado de derecho consignado en nuestra constitución debe asegurar el justo equilibrio entre la libertad y la solidaridad en la repartición de la riqueza, trátese de  bienes económicos o intelectuales, culturales y científicos.

Es bueno reflexionar de vez en cuando sobre el porqué, a pesar de los esfuerzos para enmarcar la función pública dentro de parámetros estrictos y exigencias más rigurosas de formación, la noción de servicio público no ha calado a cabalidad en el imaginario colectivo de la gran mayoría de la población, incluyendo los mismos funcionarios de nuestro país.

Toda agrupación humana tiene sus propias formas de organización social que, de cierta manera, están integradas a su cultura; posee un sistema de valores reconocido por los miembros del grupo y forman tanto su contexto cultural como su concepto de nación.

Frente a estos valores positivos existen valores negativos que frenan el pleno desarrollo de las personas y de las comunidades y que son fruto de circunstancias históricas que las refuerzan.

Estos anti valores han invadido tantos los ámbitos sociales como los políticos y se han desarrollado como un caldo de cultivo en las instituciones públicas. Se han realizado varios esfuerzos a lo largo de nuestra vida democrática para contrarrestar esta situación.  Estas iniciativas incluyen tanto la creación del Ministerio de Administración Pública (MAP), como el empeño declarado de cambio del Gobierno del Cambio.

Sabemos que el servicio público integra las actividades realizadas por las instituciones gubernamentales para responder a necesidades colectivas y sociales que deben ser atendidas y que el funcionario tiene obligación de dignidad, de imparcialidad, de integridad, de probidad, de continuidad y debe asegurar la igualdad en el servicio.

Sin embargo, esta noción está todavía viciada en varios de sus estamentos por toda una serie de prácticas que siguen enclavadas como el nepotismo, el desorden, la codicia, la ineptitud, la insolencia, la negligencia, la improvisación o el tráfico de influencia, para citar solo algunos de los males que acechan en grados diversos.

Crear las condiciones para inculcar confianza en el servicio público es una tarea que incumbe al gobierno. La educación es uno de los factores clave: ser un buen ciudadano se aprende desde chiquito.

Sin embargo, uno no se nutre solamente de enseñanza: si queremos forjar buenos ciudadanos que podrán ser buenos funcionarios públicos tenemos que ofrecerles un servicio público de calidad que garantice acceso a la salud, a la educación, a la justicia,  etc… en condiciones de igualdad.

No sirve de mucho enseñarle a la gente sus derechos y sus deberes si estos se quedan como conceptos huecos y vacíos, y las instituciones estatales generan críticas de los usuarios.

A pesar de que existen excelentes servidores públicos, acervos de la nación, es por el  déficit de un servicio público de calidad que las grandes mayorías siguen identificando en el funcionario público a un corrupto que “chupa la teta” del Estado para su beneficio propio y que, a la vez, “es un pendejo si no lo hace”.

Los mismos que critican la corrupción no se dan a menudo cuenta que son parte de ella o quisieran participar de ella .

No ha calado la noción de grandes servidores del Estado reconocidos por sus capacidades y sus aportes. Lo que prima es un concepto político que no reconoce como primordial la necesidad de la continuidad del servicio público y, tarde o temprano, de manera clara o encubierta, se tiende a barrer en las instituciones a los servidores de los anteriores gobiernos.

Para corroborar la afirmación anterior hay muchos ejemplos de dependencias del Estado que progresan con un gobierno o un determinado incumbente, y cuyos servicios decaen a su salida.

Todavía no ha quedado superada la visión del Estado paternalista y patrimonial a la vieja usanza, heredado de la  forma de dominación de los  terratenientes y donde la regla era la confusión de lo público y lo privado, como fue característico en el gobierno del doctor Balaguer.

Nuestra generación recuerda la Cruzada del Amor y las largas filas que se hacían frente a la casa del presidente Balaguer para cualquier distribución de cajas o juguetes, entregando como si fueran propios bienes adquiridos por el Estado, al tiempo que se proclamaba la frase célebre: la corrupción se detiene a la puerta de mi despacho.

Esta visión pasada y en vía de superación se mantiene, sin embargo, en muchas mentalidades. Cuando la gente, empujada por las necesidades, le pide de manera individual a los gobernantes: “deme una casa”, “regáleme útiles escolares”, o “necesito que me costeen una operación”, reproduce un determinado patrón de comportamiento. Queda claro que el estado moderno, que debería ser un estado de derechos y de justa redistribución, todavía no ha logrado su cometido.

Por eso es que la caridad, noción fundamentalmente religiosa en su origen, por bien intencionada que sea, no ataca la raíz del mal. Atrae la atención sobre quien la ejerce y trata de subsanar los efectos de dramas sociales y económicos, sin llegar a las causas que han provocado el acto de caridad.

Los actos de caridad son soluciones individuales a problemas colectivos que, al final de cuentas, ocultan las desigualdades y las injusticias.

El estado de derecho consignado en nuestra constitución debe asegurar el justo equilibrio entre la libertad y la solidaridad en la repartición de la riqueza, trátese de  bienes económicos o intelectuales, culturales y científicos.

Soy de las que entiendo que la caridad favorece la injusticia y que se necesita más igualdad para que haya más derechos y justicia.

Fuente de la información: https://acento.com.do/opinion/funcion-publica-caridad-e-interes-general-8978340.html

Comparte este contenido:

La crisis de las instituciones democráticas

Publicado en:

Conferencia impartidas por Michel Foucault en la Universidad de California en Berkeley, octubre-noviembre. 1983  

Por: Michel Foucault

Hoy quisiera completar lo que comencé la última vez sobre la parresía y la crisis de las instituciones democráticas en el siglo IV aC ; y luego me gustaría pasar al análisis de otra forma de parresía, a saber, parresia en el campo de las relaciones personales (con uno mismo y con los demás), o parresia y el cuidado de uno mismo.

La crítica explícita de los hablantes que utilizaron la parresía en su sentido negativo se convirtió en un lugar común en el pensamiento político griego desde la Guerra del Peloponeso; y surgió un debate sobre la relación de la parresía con las instituciones democráticas. El problema, dicho de forma muy aproximada, era el siguiente. La democracia se fundamenta en una politeia, una constitución, donde el demos, el pueblo, ejerce el poder y donde todos son iguales ante la ley. Sin embargo, tal constitución está condenada a dar el mismo lugar a todas las formas de parresia, incluso a las peores. Debido a que la parresía se da incluso a los peores ciudadanos, la influencia abrumadora de los hablantes malos, inmorales o ignorantes puede llevar a la ciudadanía a la tiranía o puede poner en peligro la ciudad. Por tanto, la parresía puede ser peligrosa para la democracia misma. Por tanto, este problema parece coherente y familiar.

Debemos tener en cuenta el hecho de que conocemos un lado de la discusión mucho mejor que el otro por la sencilla razón de que la mayoría de los textos que se han conservado de este período provienen de escritores que estaban más o menos directamente afiliados con los aristocráticos. partido, o al menos desconfiado de las instituciones democráticas o radicalmente democráticas. Y me gustaría citar algunos de estos textos como ejemplos del problema que estamos examinando.

El primero que me gustaría citar es un satirismo ultraconservador y ultraaristocrático de la constitución democrática ateniense, probablemente escrito durante la segunda mitad del siglo quinto. Y durante mucho tiempo se le atribuyó esta sátira a Jenofonte. Pero ahora los eruditos están de acuerdo en que esta atribución no era correcta, y los clasicistas angloamericanos incluso tienen un lindo apodo para este pseudo-Jenofonte, el autor anónimo de este satirismo. Lo llaman, el “ Viejo oligarca”. Este texto debe provenir de uno de esos círculos aristocráticos o clubes políticos tan activos en Atenas a fines del siglo V. Estos círculos fueron muy influyentes en la revolución antidemocrática del 411 a. C. durante la guerra del Peloponeso.

El pasquín toma la forma de un elogio o elogio paradójico, un género muy familiar para los griegos. Se supone que el escritor es un demócrata ateniense que se centra en algunas de las imperfecciones, defectos, imperfecciones, fallas, etc. más obvias de las instituciones democráticas y la vida política atenienses; y elogia estas imperfecciones como si fueran cualidades con las consecuencias más positivas. El texto carece de valor literario real ya que el escritor es más agresivo que ingenioso. Pero la tesis principal que está en la raíz de la mayoría de las críticas a las instituciones democráticas atenienses se puede encontrar en este texto y, en mi opinión, es significativa para este tipo de actitud radicalmente aristocrática.

Esta tesis aristocrática es la siguiente. Las demostraciones, la gente, son las más numerosas. Dado que son los más numerosos, el demos también está compuesto por los ciudadanos más comunes y, de hecho, incluso los peores. Por tanto, el demos no puede estar compuesto por los mejores ciudadanos. Entonces, lo mejor para el demos no puede ser lo mejor para la polis, para la ciudad. Con este argumento general como trasfondo, la El “ Viejo Oligarca” elogia irónicamente las instituciones democráticas atenienses; y hay algunos pasajes extensos que caricaturizan la libertad de expresión:

Ahora bien, se podría decir que lo correcto sería que [el pueblo] no permita que todos hablen en pie de igualdad, ni que tengan un asiento en el consejo, sino solo los hombres más inteligentes y los mejores. Pero también en este punto se han decidido por lo que es perfectamente correcto al permitir que la gente vulgar también hable. Porque si a la aristocracia se le permitiera hablar y participar en el debate, sería bueno para ellos y sus pares, pero no para los proletarios. Pero ahora que cualquier persona vulgar que quiera hacerlo puede dar un paso adelante y hablar, simplemente expresará lo que es bueno para él y sus iguales. Uno podría preguntarse: ¿Cómo podría una persona así entender lo que es bueno para él o para la gente? Bueno, las masas entienden que la ignorancia, la vulgaridad y la simpatía de este hombre les son más útiles que toda la moral, la sabiduría, y antipatía del hombre distinguido. Con tal orden social, es cierto, un estado no podrá desarrollarse a la perfección por sí mismo, pero la democracia se mantendrá mejor de esta manera. Porque el pueblo no quiere estar en las circunstancias de esclavos en un estado con una constitución ideal, sino ser libre y estar en el poder; si la constitución es mala o no, no les importa mucho. Porque lo que crees que no es una constitución ideal, es solo la condición para que el pueblo esté en el poder y sea libre. Porque si busca una constitución ideal, verá que, en primer lugar, las leyes las hacen las personas más hábiles; además, la aristocracia consultará sobre los asuntos del estado y pondrá fin a que las personas rebeldes tengan un asiento en el consejo o hablen o participen en la asamblea del pueblo.

Ahora me gustaría cambiar a otro texto que presenta una posición mucho más moderada. Es un texto escrito por Isócrates a mediados del siglo IV; e Isócrates se refiere varias veces a la noción de parresía y al problema de la libertad de expresión en una democracia. Al comienzo de su gran oración, » Sobre la paz», escrito en 355 a. C., Isócrates contrasta la actitud del pueblo ateniense hacia recibir consejos sobre sus asuntos privados cuando consultan a personas razonables y bien educadas sobre la forma en que consideran los consejos cuando se trata de asuntos públicos y actividades políticas:

… siempre que tomas consejo sobre tus asuntos privados buscas como consejeros a hombres que sean tus superiores en inteligencia, pero siempre que deliberas sobre los asuntos del estao, desconfías y te disgustan los hombres de ese carácter y cultivas, en cambio, al más depravado de los oradores que se presentan ante ti en esta plataforma; y prefieres, como mejores amigos del pueblo, a los borrachos a los sobrios, a los tontos a los sabios ya los que reparten el dinero público a los que realizan servicios públicos por cuenta propia. De modo que podemos maravillarnos de que cualquiera pueda esperar que un estado que emplea a tales consejeros avance hacia cosas mejores

Pero los atenienses no solo escuchan a los oradores más depravados; ni siquiera están dispuestos a escuchar realmente buenos oradores, pues les niegan la posibilidad de ser escuchados:

Observo… que no escuchas con igual favor a los interlocutores que se dirigen a ti, pero que, mientras prestas atención a unos, en el caso de otros ni siquiera permites que se escuche su voz. Y no es de extrañar que hagas esto; porque en el pasado se ha formado el hábito de sacar a todos los oradores de la plataforma, excepto a los que apoyan sus deseos.

Y eso, creo, es importante. Pues ves que la diferencia entre el buen orador y el mal orador no radica principalmente en el hecho de que uno da el bien mientras que el otro da malos consejos. La diferencia radica en esto: los oradores depravados, que son aceptados por el pueblo, solo dicen lo que el pueblo desea oír. Por lo tanto, Isócrates llama a tales hablantes “ Aduladores”. El orador honesto, en cambio, tiene la capacidad y el valor suficiente para oponerse al demos. Tiene un papel crítico y pedagógico que desempeñar que requiere que intente transformar la voluntad de los ciudadanos para que sirvan a los mejores intereses de la ciudad. Esta oposición entre la voluntad del pueblo y los mejores intereses de la ciudad es fundamental para la crítica de Isócrates a las instituciones democráticas de Atenas. Y concluye que debido a que ni siquiera es posible ser escuchado en Atenas si uno no repite como loros la voluntad del demos, hay democracia – lo cual es algo bueno – pero los únicos oradores parresiásticos o francos que quedan que tienen audiencia son » Oradores imprudentes» y » Poetas cómicos»:

Sé que es peligroso oponerse a sus puntos de vista y que, aunque este es un gobierno libre, no existe “ Libertad de expresión” [parresía] salvo la que disfrutan en esta Asamblea los oradores más temerarios, que no se preocupan por su bienestar, y en el teatro los poetas cómicos.

Por tanto, la verdadera parresía, la parresía en su sentido positivo y crítico, no existe donde existe la democracia.

En el «Areopagiticus ”[355 aC], Isócrates establece un conjunto de distinciones que expresan de manera similar esta idea general de la incompatibilidad de la verdadera democracia y la parresía crítica. Porque compara las antiguas constituciones de Solonia y Clístenea con la vida política ateniense actual, y elogia a los sistemas políticos más antiguos sobre la base de que dieron a Atenas democracia, libertad, felicidad e igualdad frente a la ley. Sin embargo, afirma que todas estas características positivas de la vieja democracia se han pervertido en la actual democracia ateniense. La democracia se ha convertido en falta de autocontrol, la libertad se ha convertido en anarquía; la felicidad se ha convertido en la libertad de hacer lo que se quiera y la igualdad frente a la ley se ha convertido en parresía. La parresia en este texto tiene solo un sentido negativo y peyorativo. Entonces, como puede ver, en Isócrates hay una constante valoración positiva de la democracia en general, pero unida a la afirmación de que es imposible disfrutar tanto de la democracia como de la parresía (entendida en su sentido positivo). Además, existe la misma desconfianza en los sentimientos, opiniones y deseos del demos que encontramos, de forma más radical, en el satirismo de los viejos oligarcas.

Un tercer texto que me gustaría examinar proviene de La República de Platón  , donde Sócrates explica cómo surge y se desarrolla la democracia. Porque le dice a Adeimantus que:

Cuando los pobres ganan, el resultado es democracia. Matan a algunos del partido contrario, desterran a otros y conceden al resto una participación igual en los derechos civiles y el gobierno, y los funcionarios suelen ser nombrados por sorteo.

Sócrates luego pregunta: » ¿Cuál es el carácter de este nuevo régimen?» Y dice del pueblo en democracia:

Primero que nada, son gratis. La libertad y la libertad de expresión [parresía] abundan en todas partes; a cualquiera se le permite hacer lo que le plazca … Siendo así, cada hombre arreglará su propia forma de vida para adaptarse a su placer.

Lo interesante de este texto es que Platón no culpa a la parresía por dotar a todos con la posibilidad de influir en la ciudad, incluidos los peores ciudadanos. Para Platón, el peligro principal de la parresía no es que lleve a malas decisiones en el gobierno, o proporcione los medios para que algún líder ignorante o corrupto obtenga el poder, se convierta en un tirano. El principal peligro de la libertad y la libertad de expresión en una democracia es lo que resulta cuando cada uno tiene su propia forma de vida, su propio estilo de vida. Pues entonces no puede haber logos comunes, ni unidad posible, para la ciudad. Siguiendo el principio platónico de que existe una relación análoga entre la forma en que un ser humano se comporta y la forma en que se gobierna una ciudad, entre la organización jerárquica de las facultades del ser humano y la estructura constitucional de la polis, se puede ver muy bien que si todos en la ciudad se comportan como quiere, y cada uno sigue su propia opinión, su propia voluntad o deseo, entonces hay en la ciudad tantas constituciones, tantas pequeñas ciudades autónomas, como hay ciudadanos que hacen lo que les place. Y puede ver que Platón también considera la parresía no solo como la libertad de decir lo que uno quiera, sino como vinculada con la libertad de hacer lo que quiera. Es una especie de anarquía que implica la libertad de elegir el propio estilo de vida sin límites. Y puede ver que Platón también considera la parresía no solo como la libertad de decir lo que uno quiera, sino como vinculada con la libertad de hacer lo que quiera. Es una especie de anarquía que implica la libertad de elegir el propio estilo de vida sin límites. Y puede ver que Platón también considera la parresía no solo como la libertad de decir lo que uno quiera, sino como vinculada con la libertad de hacer lo que quiera. Es una especie de anarquía que implica la libertad de elegir el propio estilo de vida sin límites.

Bueno, hay muchas otras cosas que decir sobre la problematización política de la parresía en la cultura griega, pero creo que podemos observar dos aspectos principales de esta problematización durante el siglo IV.

Primero, como queda claro en el texto de Platón, por ejemplo, el problema de la libertad de expresión se relaciona cada vez más con la elección de la existencia, con la elección del modo de vida. La libertad en el uso de logotipos se convierte cada vez más en libertad en la elección de biografías. Y como resultado, la parresía se considera cada vez más como una actitud personal, una cualidad personal, como una virtud útil para la vida política de la ciudad en el caso de parresía positiva o crítica, o como un peligro para la ciudad en el caso de de parresia negativa, peyorativa. En Demóstenes, por ejemplo, se pueden encontrar una serie de referencias a la parresía, pero generalmente se habla de la parresía como una cualidad personal y no como un derecho institucional. Demóstenes no busca ni plantea garantías institucionales para la parresía, pero insiste en el hecho de que él, como ciudadano personal, usará parresía porque debe decir con valentía la verdad sobre la mala política de la ciudad. Y afirma que, al hacerlo, corre un gran riesgo. Porque es peligroso para él hablar libremente, dado que los atenienses en la Asamblea son tan reacios a aceptar cualquier crítica.

En segundo lugar, podemos observar otra transformación en la problematización de la parresía: la parresía está cada vez más vinculada a otro tipo de institución política, a saber, la monarquía. La libertad de expresión ahora debe usarse hacia el rey. Pero, obviamente, en una situación tan monárquica, la parresía depende mucho más de las cualidades personales tanto del rey (que debe elegir aceptar o rechazar el uso de la parresía) como de los consejeros del rey. La parresia ya no es un derecho o privilegio institucional, como en una ciudad democrática, sino una actitud mucho más personal, una elección de biografías. Esta transformación es evidente, por ejemplo, en Aristóteles. La palabra Aristóteles rara vez usa la “ parresía”, pero ocurre en cuatro o cinco lugares. Sin embargo, no existe un análisis político del concepto de parresía en relación con ninguna institución política. Porque cuando aparece la palabra, es siempre en relación con la monarquía o como un rasgo personal del carácter ético y moral. En la Constitución de Atenas, Aristóteles da un ejemplo de parresía positiva y crítica en la administración tiránica de Pisistratus. Como saben, Aristóteles consideraba a Pisístrato como un tirano humano y bene fi cioso cuyo reinado fue muy fructífero para Atenas. Y Aristóteles da el siguiente relato de cómo Pisístrato conoció a un pequeño terrateniente después de haber impuesto un impuesto del diez por ciento sobre todos los productos:

… [Pisistratus] a menudo hacía expediciones en persona al país para inspeccionarlo y resolver disputas entre individuos, para que no entraran a la ciudad y descuidaran sus granjas. Fue en uno de los progresos que, según cuenta la historia, Pisistratus tuvo su aventura con el hombre de Hymettus, que estaba cultivando el lugar conocido después como “ Finca libre de impuestos”. Vio a un hombre cavando y trabajando en un terreno muy pedregoso y, sorprendido, envió a su asistente a preguntar qué había sacado de ese terreno. “ Dolores y molestias”, dijo el hombre; “ Y eso es lo que Pisistratus debería tener su décimo”. El hombre habló sin saber quién era su interlocutor; pero Pisístrato estaba tan complacido con su franco discurso y su laboriosidad que le concedió la exención de todos los impuestos.

Entonces la parresía ocurre aquí en la situación monárquica.

La palabra también la usa Aristóteles en la  Ética a Nicómaco  [Libro IV , 1124b28], no para caracterizar una práctica o institución política, sino como un rasgo del hombre magnánimo, el megalopsychos. Algunas de las otras características del hombre magnánimo están más o menos relacionadas con el carácter y la actitud parresiástica. Por ejemplo, el megalopsychos es valiente, pero no es alguien a quien le guste tanto el peligro que corra a recibirlo. Su coraje es racional [1124 b7-9]. Prefiere aletheia a doxa, verdad a opinión. No le gustan los halagadores. Y dado que desprecia a otros hombres, es “ Franco y franco” [1124 b28]. Utiliza la parresía para decir la verdad porque es capaz de reconocer las faltas de los demás: es consciente de su propia diferencia con ellos, de su propia superioridad. Entonces ves que para Aristóteles, la parresía es una cualidad moral-ética o se refiere a la libertad de expresión dirigida a un monarca. Cada vez más, estos archivos personales. y las características morales de la parresia se vuelven más pronunciadas.

Fuente e Imagen: https://www.bloghemia.com/2020/10/la-crisis-de-las-instituciones.html?m=1&fbclid=IwAR1cchRsVf2dzDgaNsCrS_6Q5uJryN8Qew2qyxkE3vTV87kMg5TVWKwiKo8

Comparte este contenido:

Somos libres y así debemos continuar, vacilar es perdernos

Por: Lusmery Yamileth Alvarado

alvaradolusmery@gmail.comlusmeryalvarado@gmail.com

Docente de la Universidad Politécnica Territorial del estado Portuguesa “Juan de Jesús Montilla”, adscrita al PNF en: Informática

Acarigua, 18/07/2021

 “¡Que los grandes proyectos deben prepararse en calma! Trescientos años en calma, ¿no bastan? Pongamos sin temor la piedra fundamental de la libertad sudamericana, vacilar es perdernos!”  Simón Bolívar

Irreverencia y lealtad, dos palabras que se dicen rápido pero son de un alto compromiso y responsabilidad, no solo con nosotros, sino con nuestra Patria; en el marco de la celebración de los 200 años de la Batalla de Carabobo se nos ha invitado a revisar e internalizar la historia, estableciendo analogías con las características de esta época que a diario vamos construyendo, escribiendo páginas de la historia de nuestra amada Patria.

200 años han transcurrido desde que fue declarada la Independencia de Venezuela, después de librar la gloriosa Batalla de Carabobo, y hoy nos encontramos librando la más cruel de todas las batallas de nuestra época, una batalla contra las pretensiones imperiales que con medidas represivas y bloqueos económicos buscan dominar la voluntad de nuestro pueblo, ese pueblo heroico descendiente de libertadores que no se rinde, donde luchamos a diario con nuestras mejores armas y cada uno desde nuestras trincheras RECHAZAMOS EL ASEDIO IMPERIAL a nuestros pueblos.

Nuestro Libertador Simón Bolívar, nos dejó entre sus legado, el anticolonialismo, por tanto hoy debemos seguir firmes en nuestra lucha, más unidos que nunca como un solo bloque, fortaleciendo nuestros andares, defendiendo el bien más preciado que hemos reconquistado: LA LIBERTAD.

Desde nuestras Alma Mater tenemos una tarea descomunal, efímera y éticamente importante para conservar la Patria que nuestro Comandante Chávez nos reconquisto, no olvidemos “Hoy tenemos Patria”, pongámonos las botas y echemos en nuestra espalda el fusil de las ideas y salgamos a impregnar a cada uno de nuestros compatriotas, ya lo dijo Bolívar “vacilar es perdernos”, y todos sabemos lo que debemos hacer, entonces no esperemos más, vienen tiempos muy difíciles pero cada lucha que emprendamos y cada batalla que ganemos nos acercará a vencer la guerra que estamos afrontando, somos libres y así debemos continuar.

La formación de cuadros son acciones estratégicas necesarias que debemos emprender, conservar y avanzar, pues forjarnos en colectivo es una de las armas más poderosas que como pueblo universitario y no universitario podemos empuñar, levantando en una sola voz el GLORIA AL BRAVO PUEBLO.

Fuente: La autora escribe para OVE

Comparte este contenido:

Chile. Autonomía docente y libertad de cátedra en la educación pública en entredicho

¿Cómo podemos interpretar las acusaciones de adoctrinamiento que ha hecho la derecha a distintos profesores/as comprometidos con las luchas por el derecho a la educación y que son sensibles al proceso de cambios que vive nuestro país?

Recientemente la prensa burguesa viralizó un sumario impulsado por la Superintendencia de Educación al profesor Aníbal Navarrete por supuesto adoctrinamiento a sus estudiantes respecto a la temática sobre estallido social, transgrediendo la autonomía docente, la libertad de cátedra y el desarrollo del pensamiento crítico, hecho que parece ser más una persecución y hostigamiento orquestado hacia el docente, situación anunciada el 2019 como amenaza a todxs lxs profesorxs en ese entonces por la ex Ministra Cubillos.

La libertad de cátedra supone fundamentalmente la posibilidad de expresar las ideas y convicciones que cada profesor asume como propias, en relación a la materia objeto de enseñanza, y por lo tanto violaría la libertad científica cualquier predeterminación de esos conceptos o ideas.   En su origen la libertad de cátedra protegía al profesorado frente a la censura del Estado, permitiendo que la enseñanza no estuviera dirigida por las doctrinas morales que regían en política.

¿Cómo podemos interpretar las acusaciones de adoctrinamiento que ha hecho la derecha a distintos profesores/as comprometidos con las luchas por el derecho a la educación y que son sensibles al proceso de cambios que vive nuestro país? Conversamos sobre estos temas con María Luisa Pavez, profesora del Movimiento Pedagógico VI Región del integrante FODEP O`Higgins y con Aníbal Navarrete, profesor de Historia del Liceo República de Ecuador de la comuna de Tomé, recientemente acusado por la autoridad ministerial de adoctrinar a sus estudiantes.

¿Podemos hablar de adoctrinamiento o es legítimo derecho a la libertad de cátedra y la autonomía del docente?

Hasta el 10 de septiembre de 1973 la Constitución garantizaba la libertad de cátedra. La constitución pinochetista no estableció la libertad de cátedra de forma expresa. El Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (PIDESC), incorporado al ordenamiento jurídico chileno, sí reconoce la libertad de cátedra en su artículo 13 donde establece “que los miembros de la comunidad académica, lo cual incluye estudiantes y profesores, son libres, individual o colectivamente, de buscar, desarrollar y transmitir el conocimiento y las ideas mediante la investigación, la docencia, etc.”. Además el mismo Estatuto Docente señala en su Artículo 16: “Los profesionales de la educación que se desempeñen en la función docente gozarán de autonomía en el ejercicio de esta.” En su artículo 25 agrega que “el sistema propiciará la autonomía del profesional de la educación para organizar las actividades pedagógicas de acuerdo a las características de sus estudiantes y la articulación de un proceso de enseñanza-aprendizaje de calidad”.

¿Cómo avanzamos en esto ante el momento constituyente? ¿Cómo protegemos el derecho a la educación y la autonomía docente? ¿Bastan los reglamentos vigentes?

Es el movimiento pedagógico y los actores educativos organizados las/os que deben legitimar al rol docente como un actor/a de la comunidad que participa y construye entre todxs la escuela que queremos.

En la producción y post producción del programa: Diego Parra y Juan González, equipo ALERTA Educativa.

Paralapalabra:

– Navarrete, Aníbal (2020) – “La Primavera Docente, Profesoras y Profesores un actor en movimiento. Chile 2014 – 2016”.
– Navarrete, Aníbal (2009). Nuevos enfoques para una historia social de las textiles de Tomé. https://rebelion.org/docs/87382.pdf
– Foro por el Derecho a la Educación Pública (FODEP): www.derechoeducacionpublica.cl
– FODEP O`higgins: https://www.facebook.com/foroeducacionpublicasexta/
– Mesa de Seguimiento vulneraciones a, el y desde el Derecho a la Educación (2021): http://derechoeducacionpublica.cl/informes-mesa-de-seguimiento-a-las-vulneraciones-al-derecho-a-en-y-desde-la-educacion-derecho-a-la-educacion-en-pandemia-octubre-2020/

Chile. Autonomía docente y libertad de cátedra en la educación pública en entredicho

Comparte este contenido:

Memorias de Venezuela N.º 76 Especial Bicentenario de la Batalla de Carabobo

Reseña:

La batalla entre los ejércitos de la República de Colombia y del reino de España en el sitio de Carabobo, hace 200 años, fue preparada mucho tiempo antes de dispararse el primer fusil el 24 de junio de 1821. Durante los meses previos, Simón Bolívar y su estado mayor habían planificado varias maniobras militares para dividir y restar fuerzas a sus adversarios.

Los republicanos no eran vistos ya como una facción sediciosa y rebelde, sino como un ejército organizado que defendía militarmente a una república. Bolívar trabajó para legitimarla políticamente, dotándola de instituciones para llevar a efecto los cambios que la sociedad reclamaba. Esto último no fue posible del todo: la esclavitud no fue abolida y los derechos políticos siguieron en manos de la élite, que legisló salvaguardando sus privilegios.

En este especial de Memorias de Venezuela dedicado al bicentenario de la batalla de Carabobo abordamos el contexto en que se dio: la escena internacional, el esfuerzo para dar identidad y leyes a la república de Colombia, y la voluntad bolivariana por la unidad americana.

Dedicamos un espacio a la memoria de la guerra vista no por quien la planifica, sino en la mirada de la padece en mayor medida. Finalmente, incluimos información para despejar dudas en torno a Carabobo con datos provenientes de fuentes históricas.

Autor(a): Centro Nacional de Historia

Editorial/Edición: Ministerio del Poder Popular del Despacho de la Presidencia y Seguimiento de la Gestión de Gobierno

Año de publicación: Mayo 2021

País (es): Venezuela

ISSN 1856-8432 Depósito Legal N.° PP200702DC2753

Idioma: Español

Descarga: Memorias de Venezuela N.º 76 Especial Bicentenario de la Batalla de Carabobo

Comparte este contenido:
Page 3 of 13
1 2 3 4 5 13