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Cataluña critica que «España tiene más leyes educativas que presidentes del gobierno”

España/Septiembre de 2016/Teinteresa

La Consejera de Educación de la Generalitat de Cataluña, Meritxell Ruiz, afeó hoy en el ‘Fórum Europa. Tribuna Catalunya’ que “España tiene más leyes educativas que presidentes del Gobierno” y que la LOMCE, “la séptima ley educativa, no ha hecho más que generar inestabilidad”.

En el citado encuentro informativo organizado en Barcelona por Nueva Economía Fórum, Ruiz, que fue presentada por el profesor y director de la Cátedra Liderazgos y Gobernanza de ESADE y la Universitat Ramon Llull, Àngel Castiñeira, recordó que, gracias al Estatuto de Autonomía de 2006, se pudo hacer la primera Ley Educativa de Cataluña (LEC) en 2009 con un amplio consenso.

“Este acuerdo que ha habido en Cataluña desafortunadamente no tiene reflejo en el Estado Español”, criticó. Y remató: “Ningún país puntero en educación ha hecho una legislación educativa sin consenso político. Por eso, se tiene que poner el valor este consenso que se llegó en Cataluña”.

Para la titular de Educación, la LOMCE recoge postulados educativos que no comparten para nada: “Hay un menosprecio por la Formación Profesional y, sobre todo, hay una grave vulneración de las competencias de la Generalitat”.

En su ponencia, Meritxell Ruiz destacó algunos de los éxitos de la LEC, como que “el 88% de los alumnos de cuarto de ESO se sacan el graduado, un dato importante porque esta es la puerta de acceso a la educación post-obligatoria”. La Consejera destacó que no le satisface que un 18% de los estudiantes no complete esta etapa formativa, pero que mejora la cifra del 30% de abandono escolar de años atrás.

Entre los objetivos que afronta la Consejería que dirige Ruiz, se encuentra el de “seguir con la mejora competencial de los alumnos, especialmente en el ámbito científico-técnico, con énfasis en el alumnado femenino, y en las lenguas extranjeras”.

Fuente: http://www.teinteresa.es/espana/EDUCACION-CATALUNA-EDUCATIVAS-PRESIDENTES-GOBIERNO_0_1651035073.html

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España: ¿Habrá reválidas este año? Las incertidumbres con las que se inicia el curso escolar

España/Septiembre de 2016/Huffingtonpost

El curso escolar no se inicia este año con suspensos, pero sí con suspense. La vuelta al cole, que estos días se produce en todas las comunidades autónomas, está marcada por la incertidumbre de lo que ocurrirá en junio. La falta de Gobierno, los posibles pactos entre partidos y la oposición de los Ejecutivos regionales han abierto muchas dudas sobre cómo se seguirá implantando la Lomce este año. Y eso significa que está en el aire la forma en que se llevarán a cabo las polémicas reválidas de 4º de la ESO y, sobre todo, la de 2º de Bachillerato, que desde este año sustituye -o debería- a la Selectividad. En total, más de 700.000 alumnos afectados.

El ministro de Educación, Íñigo Méndez de Vigo, garantizó esta semana en la Cadena Ser que las nuevas pruebas se realizarán y que se parecerán mucho a las anteriores. Pero sólo unas horas antes, en una entrevista en Europa Press, no se había atrevido a asegurar lo mismo. Se limitó a decir que, en caso de un nuevo pacto entre PP y Ciudadanos, se suspendería la reválida de 4º de la ESO, pero no la de Bachillerato.

Por otro lado, si el PSOE llegase finalmente a La Moncloa ya ha avisado de que quiere derogar la ley y, por tanto, las reválidas. De hecho, fuentes de Educación citadas porEl Mundo afirman que «la ley dice que las pruebas hay que hacerlas, salvo que haya cambios legislativos que decidan los partidos políticos en el Parlamento».

«NADIE SABE LO QUE VA A PASAR»

Mientras, en el sector califican de inaudita la situación de incertidumbre que viven al iniciar el curso. “Nadie sabe lo que va a pasar”, resume Mario Gutiérrez, presidente de Educación de la Central Sindical Independiente de Funcionarios (CSIF), quien asegura que el contexto es “tan grave” que incluso “se duda de que se vaya a cumplir la ley”.

Se refiere a la posición de las Comunidades Autónomas, las encargadas de aplicar la Lomce, puesto que 13 de ellas se oponen a las reválidas y muchas ya han adelantado que no piensan instaurarlas. Es el caso de Cataluña o de Andalucía, que está pidiendo la paralización del Real Decreto. Su rechazo se basa en que estas nuevas pruebas pueden dejar a algunos alumnos en una especie de limbo. Con las reválidas ya no será suficiente aprobar la ESO o Bachillerato, sino que los jóvenes tendrán que aprobar estos exámenes para obtener el título. Eso sí, este primer año la de 2º de Bachillerato sólo será necesaria para acceder a la universidad, pero no para lograr el título.

En la práctica, todo esto supone que si un estudiante aprueba la ESO pero suspende las dos convocatorias de la reválida, no tendrá más remedio que cursar la Formación Profesional Básica, dirigida a alumnos de entre 15 y 17 años que sólo han superado el primer ciclo de la ESO. No tiene más opciones si quiere seguir estudiandado el curso siguiente. Además, muchos expertos apuntan a que estas pruebas son injustas porque no tienen en cuenta la progresión del alumno.

SITUACIONES «INACEPTABLES»

Mario Gutiérrez advierte de que si cada Comunidad Autónoma aplica su propio modelo de reválida -como ya sucedió el curso pasado con las pruebas de 6º de Primaria- habrá situaciones “absolutamente inaceptables”. “Podría suceder que un estudiante de Madrid tenga una prueba más difícil que uno de Castilla La-Mancha, o viceversa. Y luego ambos alumnos pueden estar peleando por entrar en la misma carrera en la misma universidad. ¿Cómo podemos comparar las notas?”, se pregunta mientras califica la situación de “gravísima”.

En su opinión, todo ello se debe a la falta de Gobierno. “Con un acuerdo político no hubiese sucedido, pero en un clima continuo electoral todo se hace por electoralismo. Todos han hecho y están haciendo política con la educación, maltratando al alumnado y al profesorado”, denuncia.

«Todos han hecho y están haciendo política con la educación, maltratando al alumnado y al profesorado»

Los docentes subrayan que la incertidumbre se extiende a la forma que tendrá el examen. Admiten que la materia será la misma en cualquier caso, que el currículum ya está publicado y que el Real Decreto marca, a grandes rasgos, cómo tiene que ser la prueba. “Pero la selectividad tenía unas reuniones donde los profesores establecían cuáles eran los contenidos principales del currículum de cara a la puntuación, se discutía sobre los criterios de calificación, de evaluación, la forma de corrección…”, explica Gutiérrez.

ALUMNOS CON «INCERTIDUMBRE»

Así, señala, los profesores tenían un horizonte hacia dónde caminar, los alumnos tenían la tranquilidad de que su profesor les estaba llevando por el buen camino y sabían que si atendían a las instrucciones podrían tener éxito. “Ahora, en cambio, tienen incertidumbre. Y todo el mundo sabe que toda intranquilidad en el proceso de estudio provoca divergencias que después pueden llevar a malos resultados”, destaca.

Enrique P. Mesa, profesor de Filosofía en un instituto de Madrid y miembro de la Red Española de Filosofía, apoya esa opinión. Dice que con la Selectividad acostumbraba a los alumnos a los modelos de exámenes durante el curso. “El problema ahora es que tú tienes un examen de reválida en que el alumno se juega el acceso a la universidad e incluso el título y no sabemos de qué va el examen ni cómo va a ser. Y tienes que tantear una serie de sistemas de examen para ver con cuál aciertas”, asegura mientras califica la situación de “auténtico cachondeo”.

«El alumno se juega el acceso a la universidad e incluso el título y no sabemos de qué va el examen ni cómo va a ser»

La situación es todavía más compleja en el caso de su asignatura. La Lomce ha arrinconado a las Humanidades hasta el punto de que un alumno puede acabar la educación obligatoria sin saber quién es Platón. Ahora sólo hay una asignatura obligatoria, en 1º de Bachillerato. Pero la movilización del sector ha llevado a que muchas regiones -hasta 10- hayan programado Historia de la Filosofía como asignatura obligatoria para todos los alumnos o, al menos, para los de ciencias sociales en 2º de Bachillerato.

Sin embargo, la asignatura entra en la reválida, independientemente de si el alumno lo ha cursado uno o dos cursos. Así que también aquí hay diferencias entre comunidades. “En una región en la que se da filosofía en segundo, como Andalucía o Extremadura, los alumnos van a estar mucho más preparados que los de Madrid, que van a hacer un examen obligatorio pero la van a dar en primero y no necesariamente en segundo”, alerta Mesa.

«UNA LEY IDEOLÓGICAMENTE PERVERSA»

José Luis Pazos, presidente de la Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres del Alumnado (Ceapa) asegura que la situación de incertidumbre que se vive con las reválidas es “la demostración de que se impuso una ley ideológicamente perversa, mal configurada y muy mal planteada”. “El contexto político es un añadido. Pero si la ley fuera buena y hubiera sido consensuada, el debate de los partidos estaría centrándose en otras cosas y no en lo educativo”, subraya.

Además, asegura que las familias tienen la preocupación añadida de cómo empezar el curso sin acabar con la cuenta bancaria vacía porque “la enseñanza sigue sin tener la gratuidad que exige la Constitución”. “Tenemos el agravante de los cambios legislativos, que nos llevan a tener que tirar material que está en buen estado y que no necesariamente debería cambiarse”, asegura.

«Si la ley fuera buena y hubiera sido consensuada, el debate de los partidos estaría centrándose en otras cosas»

 Según sus cálculos, los padres de un alumno de Infantil se gastan entre 125 y 150 euros en libros y cuadernos. Los de Primaria, entre 200 y 300 euros. Los de la ESO, entre 250 y 300 euros. Y los de Bachillerato pueden irse a más de 400. “En la enseñanza básica, las familias no deberíamos poner ni un sólo céntimo para que nuestros hijos puedan estudiar”, reclama.

“En muchas comunidades seguimos sin becas y sin ayudas. Se cierran unidades, perdemos comedores escolares, transporte escolar, hemos perdido muchísimo profesorado… Y todo eso no se recupera. Encima, ahora tenemos la amenaza de las reválidas”, se queja. Un inicio de curso demasiado movido.

Fuente: http://www.huffingtonpost.es/2016/09/06/revalidas-curso_n_11875450.html

 

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7 ideas para un compromiso por la educación: 1. Institucionalidad concertada

                                                                                                                  Por: Mariano Fernández Enguita

Este es el primero de una serie de siete artículos del sociólogo Mariano Fernández Enguita sobre los principales puntos que debería abordar un posible pacto educativo

La escolarización es un servicio público. Si dejamos de lado minucias como su imposición (obligatoriedad), la objeción o la escolarización en casa, su carácter de derecho subjetivo irrenunciable y su función de integración social han hecho de la escuela una institución en sentido estricto (el mismo en que lo son un juzgado, un psiquiátrico o una prisión). ¿Quiere eso decir que deba ser de titularidad y gestión públicas? En mi opinión es la opción más deseable, pero no la única posible, ni la única aceptable, ni siempre y en todo caso la mejor. Gas, agua, electricidad, telefonía y transporte de personas son ejemplos de servicios públicos, el acceso a muchos de los cuales consideramos o podríamos o deberíamos considerar un derecho, que lo mismo están en manos públicas o privadas, en este caso en régimen de concesión y con una regulación especial. Es verdad que estos suministros y servicios no atañen a nuestras conciencias, como sí lo hace la educación, pero tampoco es esta la única.

La prensa y otros medios de comunicación de masas, esenciales para la libertad y la democracia, son mucho más privados que públicos y, sin negar valor estos últimos, no creo que nadie añore épocas en que fueron los únicos o los principales. La Internet también es abrumadoramente de gestión privada, lo cual –a pesar de las voces apocalípticas de comienzos de los noventa, cuando dejó de ser la exclusiva de ejércitos y universidades y se abrió a las empresas– ha sido, sin duda ninguna, una bendición para todos.

Por su lugar histórico en la formación del estado del bienestar y presente en la arena política, y por su relevancia a largo plazo para la vida de las personas, lo más parecido al sistema educativo es el sistema de salud: pues bien, en España del total de ocupados en la enseñanza o la sanidad,  trabajan en el sector estatal en sentido estricto (público en el lenguaje de la calle), respectivamente, el 53,5 y el 38,4% (datos de la EPA 2016T2); lógicamente, en el sector estrictamente privado (no concertado) se concentran ofertas para demandas que el público no  satisface, como la medicina estética o la enseñanza de idiomas.

Con esto no quiero decir, ni de lejos, que deba privatizarse la educación, pero si es usted maniqueo, si no distingue grises entre blanco y negro, y no ha dejado todavía de leer este artículo, hágalo ya. No emplearé otro largo párrafo ahora en criticar la idea de que toda educación deba ser privada, no porque no sea igualmente cuestionable o más sino, sencillamente, porque es marginal y no hace falta. A diferencia de lo que sucede en el sector público, donde abundan sindicatos, plataformas, asociaciones pedagógicas y otras instancias de vocación representativa que defienden la supresión, inmediata o gradual, de la escuela privada o de su financiación pública, en el privado y concertado nadie tiene una pretensión simétrica ni parecida. Hace tiempo, en medio de un debate con algunos fundamentalistas de la educación pública (funcionarios, por supuesto), obtuve de MUFACE una información poco conocida: en el año 2000, 88% de los maestros y 76% de los profesores de Secundaria del sector público (estatal) eligieron como proveedores de asistencia sanitaria a las llamadas entidades colaboradoras (la concertada, o privada financiada con fondos públicos, del sector). Quien quiera y sepa, que juzgue con este dato el alcance de algunas defensas de lo público. Pero volvamos a la cuestión.

En un mundo perfecto correspondería al Estado, como representante del interés general, ofrecer, a través de la escuela pública, una educación de calidad, en libertad y con equidad. Esa es, al menos, mi idea, pero tiene dos problemas: que el mundo no es perfecto y que hay otras ideas de la perfección. El primer sistema escolar público y universal en Europa fue el prusiano, a mediados del siglo XIX, y su producto más destacado fue un ejército del que todo el continente tendría noticias durante un siglo. El segundo fue el francés, también decimonónico, creado, tras la derrota de 1870, para combatir a ese enemigo exterior y a otros dos interiores: el legitimismo monárquico, en gran medida aliado con la iglesia católica, y la movimiento revolucionario, que prefería autoeducarse. El tercero, ya en pleno siglo XX, fue la common school norteamericana, que Mann plagió de Prusia para asimilar la inmigración y a la que un contexto de fuerte autonomía local impidió ser instrumento del gobierno, pero también empujó un parroquialismo asfixiante y a fuertes desigualdades económicas y étnicas.

España plasmó varias veces, desde 1812, la idea sobre el papel, pero siempre sin medios, creando un sistema que combinaría algunas instituciones bien equipadas (los institutos de enseñanzas medias y parte de las escuelas primarias) con otras misérrimas (las escuelas rurales, de barrios de aluvión o de continuación de estudios) o inexistentes. De hecho, la escolarización no llegó a ser realmente universal hasta la década de 1980.

Como resultado del desarrollo raquítico de la administración estatal, la desigualdad social y el gran peso de la iglesia católica, para entonces la escuela privada comprendía ya aproximadamente un tercio del alumnado, proporción en la que se ha mantenido hasta hoy con pequeñas oscilaciones. Esto la convierte en uno de los países desarrollados con mayor peso de la enseñanza privada: triple que la media de la OCDE, doble que en países como Dinamarca, Francia, Hungría, Reino Unido o Estados Unidos, aunque menos que Australia, Holanda y Bélgica. La gestión privada de escuelas financiadas con fondos públicos, siempre controvertida, está no obstante al alza en países como Suecia, Estados Unidos, Reino Unido y Nueva Zelanda.

Esa relación de uno a dos de la privada o concertada con la pública se mantenido a pesar de que –o precisamente porque– unos gobiernos han empujado ligeramente en un sentido y otros en otro, tanto a escala nacional como autonómica. Esos ligeros o menos ligeros empujoncitos, no obstante, han provocado siempre airadas respuestas de la otra parte, desde las guerras escolares alentadas por la iglesia (y no solo) contra los gobiernos socialistas hasta las fuertes movilizaciones encabezadas por las organizaciones de intereses de la pública (y no solo) contra las leyes de los gobiernos conservadores (LOCE y LOMCE).

Hoy gobierna la derecha y se moviliza el funcionariado con una retórica de izquierda que vuelve a  avanzar el objetivo de suprimir los conciertos, pero dudo que quienes lo reclaman comprendan el alcance y la gravedad de lo que reclaman, pues siendo un tercio del alumnado, parece idea poco sensata pretender dar tal vuelco al status quo, menos aún hacerlo con unos poquitos diputados de mayoría absoluta o relativa (sin olvidar el sesgo mayoritario de la representación parlamentaria) y mucho menos hacerlo contra este tercio demográfico que, guste o no, son en general las familias de mayor nivel económico, educativo y participativo.

Tal vez un día llegue un consenso ampliamente mayoritario en torno a la idea de que la escuela debe ser gestionada por el Estado, o tal vez lo contrario, pero, mientras tanto, parece más razonable intentar fortalecer un sistema público con los mimbres de que disponemos: público por su institucionalidad, por sus objetivos, por su financiación y por su composición. Los dos primeros elementos ya están dados, aunque sean siempre mejorables; el tercero en gran medida, salvo el sector estrictamente privado; el cuarto no lo está, y va a peor. Al decir público por su composición me refiero a que todo centro escolar debe ser un microcosmos de la sociedad, integrando a personas de distinto género, clase social e identidad étnica. Es cierto que no cabe hacer muestrariosde alumnos para satisfacer las proporciones globales en cada centro sin sacrificar otros objetivos (por ejemplo, la proximidad y cualquier grado de elección), pero sí eliminar toda discriminación y exigir un nivel adecuado de diversidad y, sobre todo, de inclusión de alumnado con necesidades especiales. La contrapartida es dotar de los medios necesarios para ello.

Queda todavía la escuela propiamente privada. Siempre me ha resultado curioso que la izquierda y las organizaciones corporativas de la enseñanza pública reclamen solo que no vaya un euro del presupuesto público a la privada, no que toda institución escolar sea de titularidad pública, lo que revela que es más una pugna por los recursos que por un modelo de sociedad. Yo creo que, como parte de la institucionalidad educativa, los actuales centros privados también deben asumir, en las enseñanzas regladas, su función social, y esto podría hacerse integrándolos como concertados en las mismas condiciones que el resto, sufragando el acceso de otros alumnos o exigiéndoles asumir por sí mismos el coste de este.

Bien podríamos llamar a esto una institucionalidad concertada: la LODE acertó al eliminar la idea de subvención, en la que no hay contrapartidas por parte del subvencionado, y no caer en la de concesión, pues tampoco se trata de admitir la mera explotación de un bien público. El concierto, por el contrario, supone que hay otros actores particulares y sociales que pueden ofrecer el servicio en términos equiparables a los de la Administración y que aceptan subordinarse a la  política educativa general.

Pero no hablo aquí de conciertos singulares sino de concertación en general, con un alcance como el que se dio al término (concertación social) para los acuerdos sobre empleo de los ochenta; es decir, de la incorporación de los actores no estatales a la institucionalidad educativa, como entonces se hizo a la legislación laboral. Y estos actores pueden incluir, en todo caso, fundaciones, cooperativas, sociedades laborales, mutualidades y otras fórmulas de organización sin fines de lucro.

Finalmente, hay otra dimensión necesaria para la concertación. Dos tercios de la escolaridad reglada no universitaria siguen siendo estatales (públicos) y teóricamente están sujetos a un gobierno concertado entre los distintos actores del sistema, a través de los consejos escolares (de centro y territoriales). En la práctica, no obstante, tales consejos se configuraron de tal modo que siempre estuvieron dominados por los docentes, con mayoría numérica y más aún un predominio presupuesto (hoy la ley da mayor peso a la Administración, lo que se ha denunciado como un déficit de democracia en los centros, pero lo cierto es que nunca hubo en estos otra democracia real que la del claustro). Esto en una institución que, como apuntamos al principio, no solo representa un derecho sino también una obligación, una imposición y la institucionalización masiva de la población, o sea, el sometimiento de unas personas (alumnos) a otras (educadores). Este carácter obligatorio y potencialmente coercitivo requiere por sí mismo su concertación con las familias que representan a los primeros, es decir, empoderar a estas lo suficiente para que aspectos cruciales de la macro y micropolítica educativa no puedan decidirse sin ellas.

Fuente: http://blog.enguita.info/

Fuente de la imagen: https://eslibertad.org/2013/10/02/las-falsas-expectativas-de-la-educacion-publica/

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España: La Asamblea pide al Gobierno que frene los recortes en educación de adultos

Europa/España/15 de septiembre de 2016/Fuente: laverdad

La oposición protesta por la reducción de más de 2.000 horas mensuales y la supresión de centros comarcales, aunque el PP desmiente estas acciones.

La Comisión de Educación y Cultura de la Asamblea Regional pidió ayer en una moción a la Consejería que vuelva a ofrecer «las diferentes ofertas educativas que han sido suprimidas por el Gobierno regional». En la moción presentada por Ciudadanos, y que apoyaron PSOE y Podemos, se denuncia la decisión de la Consejería de «recortar más de 2.000 horas mensuales en educación de adultos, además de suprimir centros comarcales y trasladar a los grupos ya matriculados a los institutos de Enseñanza Secundaria de la zona».

La diputada del PSOE Choni Ludeña concretó que en el centro de Cabezo de Torres (Murcia) se han suprimido cinco grupos; en el de Totana uno, cuyos alumnos tendrán que desplazarse a Alhama de Murcia, y se han visto afectados los centros de Campos del Río y Lorquí. La iniciativa de Ciudadanos exige además una Ley de Educación de Adultos en la Región. Desde la bancada popular, el diputado Víctor Martínez-Carrasco justificó la abstención de su grupo porque considera que el decreto es una fórmula más ágil y eficaz que la ley. Martínez-Carrasco aseguró que «no se han aplicado recortes en este ámbito educativo».

La oposición criticó, además, el desarrollo «exhaustivo» de la Lomce en la Región, que el PP defendió como la aplicación de la ley. La Plataforma de la Escuela Pública, por su parte, planteó ayer la opción de convocar una huelga estudiantil en octubre contra las reválidas de la reforma.

Fuente: http://www.laverdad.es/murcia/201609/15/asamblea-pide-gobierno-frene-20160915013015-v.html

Imagen:estaticos02.elmundo.es/elmundo/imagenes/2011/09/08/solidaridad/1315476124_0.jpg

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España: Doce comunidades se rebelan contra la prueba de Primaria de la Lomce

España/Septiembre de 2016/Huffingtonpost

Doce comunidades han decidido no aplicar este curso la prueba final obligatoriacomún que regula la Lomce para todo el alumnado de sexto de Primaria, aunque la mayoría de ellas ha optado por una evaluación alternativa, como es el caso de las ocho gobernadas por el PSOE.

Será una evaluación «individual» en Andalucía, Asturias, Cantabria, Aragón, Comunidad Valenciana, Baleares, Extremadura y Castilla-La Mancha, pues consideran que quien mejor puede llevar a cabo la tarea evaluadora es el profesorado de este alumnado, según ha informado la Junta de Andalucía.

Ante esta decisión, el ministro de Educación, Íñigo Méndez de Vigo, ha recordado en Málaga que las comunidades deben hacer la evaluación al final de sexto de Primaria como establece el decreto de 20 de noviembre, y ha asegurado que se trata de una prueba para diagnosticar la calidad del sistema educativo.

EDUCACIÓN RECUERDA QUE HA SIDO «MUY FLEXIBLE»

Y ha defendido que la evaluación se debe hacer «de la forma en que establece la propia ley», con todos los alumnos y hecha por profesores distintos a los que tienen en sus aulas. Tras afirmar que ha sido «muy flexible» en la aplicación de la Lomce, ha insistido en que el objetivo de la prueba no es hacer clasificaciones, por lo que «no habrá ránkings».

Además, el ministro ha querido lanzar un mensaje tranquilizador a las familias y los docentes al asegurar que esta evaluación busca ver si la educación «es la correcta» y si los alumnos «necesitan algún tipo de apoyo».

Sin embargo, las autoridades andaluzas han sostenido que la prueba individual que van a realizar puede «conjugar» los principios de evaluación continua y la valoración del grado de adquisición de las competencias básicas sin llevar a cabo una prueba externa como dice la Lomce.

LAS REBELDES Y LAS QUE LO APLICARÁN

La legislación estatal señala que la corrección de la evaluación final debe correr a cargo de docentes externos a los centros. Se niegan a efectuar la evaluación de la Lomce el País Vasco, Navarra, Cataluña y Canarias.

Las comunidades gobernadas por el PP (Madrid, Castilla y León, Galicia, La Rioja y Murcia) aplicarán la evaluación final de Primaria según las previsiones de la Lomce.

Fuente: http://www.huffingtonpost.es/2016/05/05/prueba-primaria_n_9851034.html

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España: Ni un año más sin un pacto educativo

Europa/España/06 de septiembre de 2016/Fuente: elmundo

El inicio del curso escolar 2016/2017 es el mejor ejemplo hasta la fecha del preocupante descontrol de nuestro sistema educativo. En la semana en que comienzan las clases, nadie sabe -ni siquiera en el PP- si este año se van a realizar las polémicas reválidas que contempla la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (Lomce), unas pruebas que condicionan totalmente la programación de 4º de la ESO y de 2º de Bachillerato. Es más: nadie sabe si la propia Ley va a superar este curso. Una incertidumbre, en definitiva, que ocasiona graves perjuicios a miles de estudiantes y profesores.

La aplicación de las reválidas era el último punto clave de la Lomce que quedaba por implementar. Su entrada en vigor se produjo el pasado 31 de julio, mediante un Real Decreto del Gobierno en funciones. Desde este curso, todos los alumnos de 4º de la ESO y de 2º de Bachiller deberían realizar estas pruebas finales, aunque no tendrán consecuencias académicas hasta el curso 2017/2018. Pero lo cierto es que, a día de hoy, el Gobierno todavía no ha establecido las características de las reválidas y buena parte de la comunidad educativa muestra públicamente su rechazo: ocho de cada diez docentes de Infantil, Primaria y Secundaria son contrarios a estas evaluaciones finales.

Desde que el ex ministro José Ignacio Wert, ahora diplomático en la OCDE, puso en marcha la Lomce en 2013, ésta contó con el rechazo absoluto de la oposición (se presentaron más de 900 enmiendas, todas desatendidas), de los profesores, de los sindicatos y de varios consejeros autonómicos de Educación. De hecho, las CCAA han aprovechado la discrecionalidad que les permite la legislación para aplicar la norma a su antojo, como se vio el año pasado con la inauguración de la prueba de 6º de primaria: 14 autonomías (incluidas las populares Castilla y León y Galicia) la gestionaron de manera irregular. Más allá del mejorable contenido de la Lomce, es inconcebible e inadmisible que en un mismo país puedan coexistir 17 sistemas educativos diferentes. Resulta inaceptable que una ley en vigor esté, de facto, muerta.

Pero que la norma actual deba ser cumplida, no exime al próximo Gobierno de que una de las tareas que debe acometer sea la de ejecutar una verdadera reforma educativa. No una como las elaboradas hasta ahora, que cambian cada cuatro años al albur de las mayorías absolutas, sino una de consenso, en consonancia con el escenario político. En su pacto de investidura, PP y C’s concertaron «congelar el calendario de implementación de la Lomce». Aunque los aspectos esenciales de la norma ya habían entrado en vigor y el acuerdo caducó tras la fallida investidura, ambos partidos estaban de acuerdo en que es inviable mantener una ley educativa que rechaza la gran parte de los agentes a los que afecta.

En su discurso de investidura, el propio Rajoy profundizó en la necesidad de un pacto nacional por la Educación. No podemos estar más de acuerdo: urge una reforma que abarque desde Primaria hasta la Universidad y que acabe con esta incertidumbre, también consecuencia de la falta de un Gobierno estable. La Educación es un excelente ejemplo para ilustrar la imperiosa necesidad de consenso entre los grandes partidos, sin relegar a la irrelevancia a la comunidad educativa y a los colectivos sociales.

Fuente: http://www.elmundo.es/opinion/2016/09/05/57cc7992468aeb175d8b45a5.html

Imagen: 9www.ecestaticos.com/imagestatic/clipping/992/c56/6b7/992c566b7b5566726e76a426d39e0149/pacto-educativo-antes-de-las-elecciones-colegios-concertados-si-o-no.jpg?mtime=1464647247

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España: Sindicatos de profesores insisten en denunciar la «incertidumbre» con que comienza el curso escolar

Europa/España/6 de septiembre de 2016/Fuente: elmundo

Los sindicatos de profesores CSIF y Anpe han denunciado este lunes la«incertidumbre» con la que comienza el curso escolar, en el que, aseguran, no saben si finalmente se celebrarán las evaluaciones externas o reválidas.

A pesar de que el ministro de Educación en funciones, Íñigo Méndez de Vigo, ha garantizado que las reválidas «se van a hacer»este curso, los docentes no lo tienen tan claro y siguen pidiendo explicaciones.

La Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF) ha ofrecido este lunes una rueda de prensa en la que insiste en «la incertidumbre» y «la falta de acuerdos políticos» que, en su opinión, están provocando un «comienzo cojo del curso escolar». Así lo han expresado el presidente del Sector Nacional de Educación, Mario Gutiérrez, y el vicepresidente y responsable de Universidades, Ramón Caballero, quienes han coincido en que los políticos deben sentarse a pactar incluso antes de alcanzar el pacto de Estado del que todos los políticos hablan.

CSIF ha aprovechado para denunciar la «falta de medios«, que, ha llevado a que las plantillas de personal docente se han reducido en 11.082 personas desde enero de 2012. Advierten que un total de 203.300 profesionales del sector educativo se han dado de baja durante los meses de verano (100.000 interinos) y que, aunque previsiblemente los interinos se reincorporarán este mes, ésta es la cifra más alta registrada en los últimos cinco años.

«El 90% del trabajo docente no tiene que ver con la política«, han reclamado los representantes de CSIF, que han pedido que, si se va a cambiar la ley educativa, se modifique a aquellos alumnos que entren ahora en el sistema educativo y «no les cambien a los alumnos la ley de la Lomce a mitad de plan».

Mario Gutiérez criticó la «falta de liderazgo» del Ministerio de Educación en cuanto a la aplicación de la Lomce y, en concreto, la descoordinación en la puesta en marcha de las evaluaciones de final de ESO Y Bachillerato. Esta última necesita una «buena regulación, para que el acceso a la universidad sea justo y equitativo en toda España», recalcó.

«Lo que más nos hace sufrir es que no podemos atender a los alumnos y los resultados van a pagarlo los niños», resalta, al tiempo que expresan que toda esta situación podrá desembocar en fracaso escolar y abandono de los estudios.

Por su parte, el sindicato Anpe ha expresado ANPE «su preocupación por la situación política ante un escenario en el que no se despejan ninguna de las incertidumbres que se ciernen sobre el panorama educativo».

Este sindicato ha exigido al Ministerio de Educación «que aclare a la comunidad educativa que aspectos de la Lomce son susceptibles de aplicación, modificación o paralización este curso escolar» y que «lidere y coordine las evaluaciones externas para que resulten efectivas a la hora de diseñar programas y políticas específicas».

«Es importante que ponga en conocimiento de los docentes si se van a realizar o no estas pruebas para programar sus asignaturas y también dar a conocer las características, el diseño y los contenidos de dichas pruebas para su aplicación. Hay que procurar no repetir la situación de confusión que propició la aplicación de la prueba externa de 6º de Primaria el curso anterior, que fue incumplida o desnaturalizada en su aplicación por la mayoría de las comunidades autónomas», ha recordado.

Fuente: http://www.elmundo.es/sociedad/2016/09/05/57cd5e51e2704e677a8b4634.html

Imagen: e01-elmundo.uecdn.es/assets/multimedia/imagenes/2016/09/05/14730913373519.jpg

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