Colombia: Las luchas campesinas dignifican la tierra y alimentan al mundo

Redacción: Colombia Informa

 El 17 de abril se conmemora el día internacional por la lucha Campesina, en memoria de  campesinos y campesinas que fueron asesinados por la policía del estado de Pará en Brasil en el año de 1996.  Estas personas, que hacían parte  del Movimiento de los Trabajadores Sin Tierra -MST-, marchaban hacia Belém en protesta por la demora en la expropiación de tierras por parte del Estado. Este hecho logró movilizar un gran sector del campesinado, para exigir acciones de justicia en contra de la criminalización y asesinato.

Por: Paola Romero* De acuerdo con Michel Forst, Relator Especial de las Naciones Unidas sobre la situación de los defensores de Derechos Humanos, Colombia es el país con el mayor número de personas defensoras asesinadas en América Latina. Entre las personas que más riesgo corren están quienes defienden los derechos humanos en zonas rurales, entre ellas el derecho por la tierra y el ambiente. A pesar de la sistemática violencia, las luchas campesinas tienen como denominador común la defensa de la tierra, los bienes comunes – entre ellos los alimentos, así como  la construcción de paz.

Durante las últimas semanas, se hace visible el gran aporte que las y los campesinos realizan a la sociedad por la producción de alimentos; sin ellos, no habría posibilidad de garantizar el derecho a la alimentación y nutrición adecuadas. De acuerdo con el Ministerio de Agricultura, el 83,5% de los alimentos que se consumen en Colombia son producidos por el campesinado (Minagricultura, 2016).

La deuda histórica con este sector, por su trascendental aporte para garantizar la reproducción de la vida y la constante invisibilización que enfrentan, hacen que hoy, más que nunca, sea fundamental su reconocimiento como sujeto de derechos. Fue gracias a la movilización  de mujeres rurales y campesinas en el año 2019, que las expertas del Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer -CEDAW- recomendaron al Estado Colombiano incorporar en su legislación la Declaración de Campesinos y otras personas que trabajan en zonas rurales, fruto una vez más de las luchas campesinas internacionales.

Actualmente, la vigencia de las luchas campesinas cobra vital importancia debido al Covid-19, al demostrarse que la producción y quehacer del campesinado, son fundamentales para prevenir el hambre y las restricciones alimentarias derivadas de los desastres naturales y antrópicos, el daño ecológico y las epidemias y pandemias. Todos estos, problemas causados por el modelo económico y el sistema alimentario dominante.

Entre muchos derechos, las luchas campesinas reivindican:

i) La priorización de la producción local de alimentos; ii) La defensa de la variedad alimentaria; iii) El intercambio o comercialización en mercados locales y mediante circuitos de proximidad; iv) El necesario apoyo económico por parte de los gobiernos a las y los agricultores, pescadores y trabajadores; v) La garantía de medidas de protección en salud para llevar a cabo la tarea de alimentar el mundo en medio de la Pandemia; vi) La defensa de la soberanía alimentaria; vii) La construcción de sistemas alimentarios justos; viii) La defensa del territorio y la paz territorial; y, ix) La promoción y defensa de los derechos y el papel de las mujeres en todo el proceso alimentario, destacándose la  distribución equitativa del trabajo del cuidado.

Hoy, como siempre, la defensa de las luchas campesinas conlleva la protección de la vida en el planeta, el derecho a la alimentación para toda la población y la búsqueda de la justicia social para una población sin la cual no podremos sobrevivir.

*Paola Romero es politóloga y hace parte del equipo de FIAN Colombia

CI PR/ND/17/04/2020/18:00

Fuente: https://www.colombiainforma.info/las-luchas-campesinas-dignifican-la-tierra-y-alimentan-al-mundo/

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Comunicado: Somos el proceso de liberación de la Madre Tierra del norte del Cauca, en Colombia, pueblo nasa.

Como la gente en las ciudades estalló se alzó en rabia buscando vivir y el levantamiento del hambre crece día a día y lo que hace el monstruo es estorbar el paso y al hambre responde con gases y balas hemos resuelto llegar a Cali con la Tercera Marcha de la Comida.
No somos el estado, no somos una oenegé no somos parte de un decreto no buscamos un voto ni una candidatura, somos comunidades como ustedes gente como ustedes que sufrimos o gozamos somos gente que no nos dejamos de este porquería sistema y le damos la pelea de frente, nos metimos a los cañaduzales de la parte plana del norte del Cauca hace cinco años a cortar la caña, a sembrar comida a ver crecer el monte a ver el retorno de la vida silvestre.
Acá, para nosotras y nosotros ni el confinamiento, ni el hambre ni los virus son algo nuevo, llevamos cinco siglos soportando enfermedades traídas que arrasaron con nuestro pueblo nasa somos el resto sobrevivientes de los virus y las guerras, llevamos tres siglos enjaulados en rincones llamados resguardos mientras en la tierra plana la agroindustria colma de privilegios la caña de azúcar hemos soportado largos periodos de hambruna mientras los ricos en la ciudad viven en medio del derroche y nos tiran migajas y dicen ahí están sus derechos.
Por estos días de pandemia hemos visto que el papel del estado el papel estelar es estorbar a la gente de la salud que lucha contra el bicho.
Ya lo habrían derrotado pero no, tenían que atravesarsen duque los decretos, las medidas la burocracia, los políticos los tecnócratas, la corrupción los bancos, la policía.
Por eso mejor le diremos el Estorbo Colombiano.
Resulta que el Estorbo Colombiano y el monstruo capitalista amangualados aprovecharon la pandemia para aquietar las luchas para mandar a la gente a arrinconarse en su casa a morir de hambre mientras tramitan decretos normas en favor de los ricos ajustan toda la tornillería de la estructura mundial para quedarse con todo para abrir las fronteras a las corporaciones
para que lleguen a los territorios a raspar la olla a calentar más el planeta a acabar con la vida que queda.
¿Y vamos a dejarnos morir de hambre cuando las grandes bodegas, los mega mercados están repletos de comida?
¿Y vamos a vivir esclavos de por vida si cuando saboreamos la libertad se nos pega el vicio andar libres como los pájaritos?
Nuestro sencillo aporte este tiempo ha sido no quedarnos quietos seguimos nuestra alegre lucha de liberar la Madre Tierra seguimos posesionados en 12 fincas donde ya no hay caña o hay muy poca
y en cambio hay comida, monte, animales.
Y aparece en escena en su papel estelar charáaaan el Estorbo Colombiano.
Estábamos liberando en Chimán una finca gigante llena de caña, estábamos cortando caña y sembrando comida y llegó el esmad, el ejército con gases y balas.
El ejército nos disparó cobardemente atrincherado en la casa hacienda, nada nuevo.
Cuando nuestros mayores recuperaron las tierras en los años setenta y ochenta del siglo veinte su primera acción fue echar al suelo la casa hacienda porque la policía la usaba como cuartel general contra nuestra lucha.
Ahora Asocaña le pide al Estorbo Colombiano que ponga orden y se haga sentir mano dura contra la liberación de la Madre Tierra.
Y así fue en el último mes crecen los ataques, hay combates entre ejército y guerrillas en las fincas que estamos liberando estallan bombas en nuestras aldeas de liberación -el posconflicto se instala en todo el norte del Cauca- capturan, torturan, y judicializan liberadores destruyen los cercos para pastoreo de animales fumigan con veneno nuestros huertos ofrecen recompensa por asesinar liberadores
y lanzan una propuesta de negociación, firmen.
Nada de firmen el único acuerdo posible es la libertad de la Madre Tierra nuestra libertad
la de nosotras, nosotros de todos los seres de la vida.
Nosotras liberadoras
nosotros liberadores
hasta aquí venimos a compartirles la poca comida que logramos cosechar en las tierras que estamos liberando desde hace cinco años porque la gran mayoría de cultivos fueron destruidos por el Estorbo Colombiano con tractores, tanquetas, fumigada desde avionetas.
En las tierras que estamos liberando el Estorbo Colombiano nos destruyó las cosechas algo quedó escondido en los rincones.
De esos puchos que cultivamos a escondidas nos hemos alimentado durante cinco años junto con la cosecha de las tierras que liberaron nuestras mayoras y mayores llenamos un camión, aquí presente
junto con el esfuerzo de los parches de Cali que hace años vienen frenteando al monstruo y que han recogido monedas y aportes para compartir con ustedes comunidades de Cali, familias del distrito de Agua Blanca.
Mirá ve, como dicen nuestras mayoras donde comen dos, comen tres y como dicen los parches en Cali la cura es colectiva.
Desde las tierras en proceso de liberación en el norte del Cauca llega la Tercera Marcha de la Comida una forma de decir no están solas, no están solos les queremos.
Lo decimos desde lo concreto con estas pocas yucas,  limones, plátanos bananos, rollizos, guiños zapallos, naranjas, aromáticas, mandarinas, maíz. arroz.
Desde aquí desde este lugar un rincón, la periferia les contamos y les invitamos al cuarto encuentro internacional de liberadoras y liberadores de la Madre Tierra que realizaremos en agosto de 2021.
Allí conversaremos de las economías desde el pueblo desde las luchas y haremos concretas las economías para la liberación las economías para la vida.
Nos despedimos, hermanas, hermanos, no sin antes decirles que nuestra lucha es algo muy sencillo es por que nos gusta vivir la vida vivirla sabroso y en armonía con todos los seres de la vida; nuestra lucha es por un planeta donde quepan todos los seres.
Regresamos a nuestra comunidad disculpen lo poquito que trajimos hoy ojalá la próxima podamos traer más.
Si en algo compensa sepan que pase lo que pase vivos o muertos seguiremos liberando la Madre Tierra.
Fuente: Proceso de liberación de la Madre Tierra Norte del Cauca, Colombia.
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Chilapa, narcoparamilitarismo y resistencia

Chilapa, narcoparamilitarismo y resistencia

Luis Hernández Navarro

Alta, morena, delgada, doña Escolástica Luna porta un fusil con cargador adaptado. Nahua, de 71 años, vive en la comunidad Rincón de Chautla, Chilapa. Es parte de la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias-Pueblos Fundadores (CRAC-PF).

Durante dos años y 10 meses, doña Es­colástica luchó por la liberación de sus hijos Bernardino y David Sánchez Luna, injustamente presos junto a otros seis indígenas, acusados de delitos que no cometieron. Fueron detenidos en ma­yo de 2006, por negarse a entrar al Programa de Certificación de Derechos Ejidales y Titulación de Solares, pues abría las puertas a la privatización del ejido y provocaba la división del pueblo.

Con los hombres presos, doña Escolástica fue nombrada comisaria del pueblo. Comenzó entonces una labor para que sus hijos fueran liberados, mientras gestionaba mejoras para la comunidad y sus habitantes. Incansable, recorrió caminos y ciudades para abrir puertas de oficinas gubernamentales y en solidaridad con otras luchas campesinas. Más adelante, cuando arreció la represión, aprendió, junto a otras mujeres, a manejar armas y se incorporó a la CRAC-PF.

Doña Escolástica participa en la misma organización de autodefensa comunitaria de la que forman parte los 19 niños varones de Ayahualtempa, de entre seis y 15 años, que aparecieron en un video el pasado 22 de enero, portando uniformes de guardias comunitarios, armados y efectuando ejercicios militares.

¿Qué sucede en Chilapa que obliga a mujeres y niños a tomar las armas para defenderse? Hay una larga historia tras ello, pero la gota que derramó el vaso fue el asesinato, mutilación y calcinamiento de 10 músicos nahuas ligados a la CRAC-PF por el grupo narcoparamilitar Los Ardillos, el pasado 17 de enero. Los criminales mandaron así un mensaje macabro a quienes desafían su control territorial: ellos pueden matar y quemar cuerpos sin temor alguno.

La emboscada de Los Ardillos contra los músicos fue la última agresión de una serie de violentos ataques contra las 16 comunidades organizadas en la CRAC-PF. Su objetivo: conquistar a sangre y fuego el control de la ruta que va de la cabecera municipal de Chilapa a la comunidad Tula, en la parte alta de la Montaña. Como la resistencia y autonomía de Rincón de Chau­tla y los otros poblados les estorban para transportar droga hacia Acapulco, Chilpancingo o la Ciudad de México, les hacen la guerra para expulsarlos de sus territorios. En el último año, 26 miembros de la organización fueron asesinados y dos desaparecidos. Por eso hasta los niños deben ir armados.

Empotrados en un conflicto de tierras, Los Ardillos utilizan a las autoridades agrarias de Zolocotitlán, núcleo agrario al que el anexo Rincón de Chau­tla pertenece. Así, disfrazan su disputa por una ruta segura para su trasiego de drogas de conflicto agrario.

Han tejido una intrincada red de poder en la política estatal, que les permite actuar con absoluta impunidad. Observadores han señalado su cercanía con el ex gobernador Ángel Aguirre, mientras a sus rivales, Los Rojos, se les asocia con Rubén Figueroa. Pese a ser responsables de más de mil 500 asesinatos y 500 desapariciones en la región durante los últimos seis años, imponen su voluntad sin autoridad que lo impida. Su negocio criminal florece de la mano de la eliminación de líderes sociales, en el más puro estilo contrainsurgente.

El 17 de marzo pasado, el gobierno de Guerrero se comprometió a garantizar seguridad e investigar los crímenes en Rincón de Chautla. No lo hizo. Puso un retén del Ejército que no sirvió. Los homicidios no se esclarecieron y los asesinos están libres.

Chilapa es el segundo municipio más violento del país. Durante la gestión de la 4T han sido asesinadas allí más de 100 personas. Esa violencia, y las operaciones de la industria criminal que la provocan, se expande a pesar de la presencia del Ejército. Los grupos armados imponen la ley a punta de metralleta.

Chilapa es un municipio abiertamente racista. El presidente municipal, Jesús Parra García, perteneciente al PRI, relegido en dos ocasiones y señalado como amigo de Los Rojos, concentra los recursos en la cabecera municipal y deja en el abandono a las comunidades indígenas.

Integrante del Congreso Nacional Indígena (CNI), con larga trayectoria de lucha que data, al menos de 1992, la CRAC-PF fue fundada en la comunidad de El Potrerillo, municipio de Malinaltepec el 23 de febrero de 2014, en el marco de una profunda crisis de la CRAC-PC. Asistieron más de 23 autoridades agrarias y civiles, consejeros, policías y comandantes regionales. Establecieron 11 principios, entre ellos, el respeto a la voluntad del pueblo y no a la del gobierno; la asamblea como máxima autoridad de toma de decisiones; aplicación de la justicia a través de la reducación: trabajo comunitario, servicio al pueblo y consejo de los ancianos. De inmediato se convirtieron en un contrapeso de los grupos criminales.

En Chilapa, la magnitud y naturaleza de la violencia narcoparamilitar desborda cualquier discurso oficial de pacificación. Los ejemplos de doña Escolástica Luna y de los niños armados para defenderse son un dramático grito contra la impunidad y la justicia.

Twitter: @lhan55

Fuente de la Información: https://www.jornada.com.mx/2020/01/28/opinion/013a2pol
Autor: Luis Hernández Navarro
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La escuela de las luchas campesinas por el territorio (A Berta Cáceres)

Por: Carlos Aldana

Berta Cáceres fue una activista campesina de Honduras. En estos días, se conmemora el primer aniversario de su asesinato.

Esta valiente mujer simboliza, junto a muchos otros hombres y mujeres latinoamericanas, la lucha por el territorio. No por la tierra sola, sino por la conjunción de aspectos políticos, sociales, culturales y económicas que representa. Ella fue víctima de las grandes transnacionales que, junto a las estructuras de poder en los países, vienen empobreciendo a pueblos enteros mediante el saqueo o la explotación extrema de los recursos naturales. Berta, junto a tantos anónimos y anónimas, luchó por defender a los pueblos hondureños de la barbarie de empresas que modifican el entorno medioambiental a través de la utilización de ríos para la construcción de hidroeléctricas. Está claro que los impactos ambientales son tan enormes para la vida de las comunidades como lo es la ganancia que obtienen esas empresas.

Pero Berta Cáceres y el pueblo lenca representan solo un ejemplo de lo que está ocurriendo en América Latina. Una muestra de esa enorme escuela de las luchas campesinas por el territorio que está generando aprendizajes que la educación más tradicional y conservadora va a ocultar, negar o descalificar. Pero hay una gigantesca escuela en esas luchas que toda pedagogía de la vida y de la dignidad humana debe aprender a descubrir.

El debate que se mantiene abierto en nuestros pueblos por la defensa del territorio no es solo acerca del derecho de los pueblos a proteger sus recursos naturales. Implica también el abrirnos a descubrir cómo la protección del medioambiente es crucial para la vida comunitaria, pero también para la sobrevivencia global. En otras palabras, cada vez que un conjunto de comunidades pelea, discute y sufre la represión salvaje de poderes nacionales e internacionales, estamos frente a una lucha por el planeta.

Otro aprendizaje, quizá menos claro y más invisibilizado, es aquel que tiene que ver con el derecho de los pueblos a decidir por su territorio. Esto conlleva el derecho a acentuar y vivenciar sus cosmovisiones, sus valores, sus conocimientos y sus formas de relación con la naturaleza. Aunque parezca anacrónico decirlo, estoy seguro de que si las grandes potencias y las grandes transnacionales lanzaran una mirada a las maneras de vinculación con el entorno natural que han mostrado los pueblos originarios, las cosas serían otras para el futuro de la humanidad. ¡Pero esta es una ingenuidad! Lo que sí está claro que debe ser parte de la lucha ciudadana es el derecho a la consulta sobre agua, tierra, aire y recursos naturales que se niega de manera sutil o mediante la violencia.

También esta escuela nos está evidenciando la necesidad de que no desconectemos la tierra del territorio en cuanto concepción sociopolítica, pero también en cuanto a la dimensión cultural que tiene. Cuando llegan las máquinas a extraer minerales o desviar ríos, no solo llegan con la muerte de los microsistemas sino también con la destrucción de rasgos y elementos culturales que son más difíciles de recuperar. Por ejemplo, en Guatemala, la destrucción de la vida, la dignidad, la cultura y los proyectos de vida de 33 comunidades por causa de la construcción de la hidroeléctrica de Chixoy, sigue siendo un ejemplo de cómo en las luchas campesinas y de los pueblos indígenas se juega el futuro de una visión y una forma de vida que permita al planeta su sobrevivencia.

Y frente a estas luchas, ¿qué pasa con los sistemas educativos? O intencionalmente se ignora la realidad profunda (porque se “dan” clases de ambiente o ecología, pero no de realidad socioeconómica y política), o las luchas campesinas son silenciadas. De hecho, cuando las protestas campesinas ocurren, se criminaliza a los hombres y mujeres que las promueven. ¡Se hace criminales a quienes defienden la vida en el planeta, pero no a quienes lo explotan hasta el agotamiento!

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2017/03/03/la-escuela-de-las-luchas-campesinas-por-el-territorio-a-berta-caceres/

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