Cómo una aplicación convirtió a una familia de refugiados en parte de su nueva comunidad

Una maestra de primaria comparte cómo utilizó la tecnología móvil para conectar a un padre que habla árabe con la escuela de sus hijos.

Por Erin T./TheEdvocate

Comunicarse con los padres puede ser complicado, teniendo en cuenta lo ocupada que está la gente en estos días. Enseño una clase de matemáticas de tercer grado, artes del lenguaje inglés, ciencias, estudios sociales, salud y  arte. Puede ser difícil encontrar tiempo para hacer una llamada telefónica rápida a un padre, y mucho menos para mantener a todos mis alumnos al día sobre lo que estamos haciendo en clase, y para lo que yo y mis alumnos podríamos necesitar su ayuda.

En el verano de 2015, un compañero profesor me preguntó si había oído hablar de la aplicación de comunicación Bloomz . Lo revisé y me gustó lo que vi. Muchas personas no pueden vivir sin sus teléfonos inteligentes y están conectadas en las redes sociales, por lo que Bloomz era fácil de usar para los padres. Me gustó poder enviar mensajes privados a padres individuales y también compartir fotos y recordatorios con todo el grupo. Este año, sin embargo, Bloomz ha sido más que una forma de comunicación con los padres, me ha ayudado a dar la bienvenida a una familia de refugiados a nuestra comunidad.

Traducción de una familia de refugiados

Mi escuela está poblada en su mayoría por nuevas familias de inmigrantes, así que tenemos muchos estudiantes de inglés en la escuela. La primavera pasada, tuvimos una mudanza de familia de refugiados patrocinada por el gobierno canadiense en nuestro vecindario. Cuatro de los niños se inscribieron en nuestra escuela en abril del año pasado, uno de ellos en mi clase.

Los niños vinieron a nosotros sin inglés, y fue increíble aprender junto con mi alumno mientras la veía descifrar qué hacer. Al principio, observó a los otros estudiantes y tomó sus señales de ellos, pero ahora, su inglés se está desarrollando muy bien y me hablará en oraciones completas. Ella ha sido un gran recurso para llevar mensajes a sus padres, porque saben muy poco inglés.

Esta es una historia graciosa: había estado usando Bloomz durante más de un año, pero no sabía que tenía una función de traducción. Un día, una de mis estudiantes, que es de Serbia, decía cuánto le gusta a su mamá usar Bloomz porque lo tiene traduciendo mensajes en serbio para ella. Así que le pregunté un poco más sobre eso, y fue entonces cuando me di cuenta de que la aplicación realiza la traducción instantánea en más de 80 idiomas.

Entonces, cuando mi estudiante de Siria asistió a las conferencias de padres y maestros, ayudé a su padre (a través de un intérprete) a descargar e instalar Bloomz y configurar la aplicación para que se tradujera al árabe. Estaba emocionado de que pudiera ver las cosas que estábamos haciendo todo el día y leer sobre ellas en su lengua materna. Desde entonces, he presentado lo que Bloomz puede hacer en una reunión de personal.

Creo que la capacidad de traducir nuestras actualizaciones diarias es el comienzo de conectar a esta familia con la escuela y la comunidad en general. Tienen ocho hijos, cuatro de los cuales todavía son demasiado jóvenes para ingresar al sistema escolar, por lo que si permanecen en nuestro vecindario, estarán conectados a nuestra escuela durante mucho tiempo.

Tengo la esperanza de que, después de ver mi éxito con él, otros maestros también utilizarán Bloomz para comunicarse con sus familias, y ayudará a atraer a más familias a la vida de sus hijos en la escuela. Me imagino que es difícil llegar a un nuevo país que es tan diferente al que dejó, sin hablar el idioma y pasando mucho tiempo sintiéndose aislado. Cuando podemos lograrlo, una conexión con la comunidad escolar es el primer paso para hacer que este país se sienta como en casa.

Erin T. enseña matemática de tercer grado , artes del lenguaje inglés, ciencias, estudios sociales, salud y arte en Canadá.

Fuente: http://www.theedadvocate.org/app-made-refugee-family-part-new-community/

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Maestra de Siria empodera a jóvenes refugiados en Malasia

Asia/Siria/24 de noviembre de 2016/Fuente: ACNUR

Siendo palestina en Damasco, Lujain recibió educación gratuita hasta su etapa adulta. Ahora ella comparte su amor por el aprendizaje en Kuala Lumpur.

– Lujain*, una refugiada siria-palestina, sabe lo que es sentirse impotente, haberse visto obligada a huir de su hogar hace cuatro años. Pero ella ha tomado las oportunidades y ahora trabaja en empoderar a otras personas a través de la educación.

A pesar de que ella nació como refugiada palestina en el campamento Yarmouk, en Damasco, Lujain siempre aspiró a un futuro más brillante mientras crecía. “Teníamos una casa, un carro, todo lo que tenía un ciudadano sirio”, recuerda. “Y a pesar de que no éramos sirios, yo pude asistir a la escuela de forma gratuita”.

El inclusivo sistema de educación le permitió graduarse de la universidad de Damasco con un grado en filosofía y psicología. Sus planes de conseguir maestrías y un doctorado se vieron temporalmente detenidos cuando se casó con un contador sirio y tuvo dos hijos. Después, la guerra inició, obligándolos a huir a Malasia en 2012.

“Nunca pensé que sería de nuevo refugiada. Pensé que nuestra vida se había terminado”, dijo la madre de 32 años. “Quiero agradecerle a Malasia por darnos un futuro a mis hijos y a mí. La vida aquí no es fácil, tenemos que trabajar muy duro para poder sobrevivir. Yo era ama de casa con una buena vida en Siria, ahora soy maestra de refugiados”.

“Nunca pensé que sería de nuevo refugiada. Pensé que nuestra vida se había terminado”.

Fue un inicio desafiante, ya que ella tuvo que aprender inglés desde cero en un par de meses, pero Lujain ama enseñar y está usando sus habilidades psicológicas en el centro de aprendizaje administrado por el Instituto de Investigación Social de Malasia, una ONG local.

“Algunas veces veo a estudiantes con comportamientos malos o agresivos, debido a los problemas en sus países o sus hogares”, comentó sobre su clase de primer grado. “Intento comprenderlos y alentarlos a que tengan un buen comportamiento, con elogios o premios”.

Un informe publicado por ACNUR en septiembre de este año, destaca la crisis de la educación para los refugiados, recalcando que más de la mitad de los seis millones de niños en edad escolar bajo el mandato del ACNUR, no tienen una escuela a la que asistir. En Malasia, hay cerca de 21.700 niños refugiados en edades escolares. Únicamente el 30 por ciento tiene acceso a educación en centros de aprendizaje comunales informales, como en el que Lujain trabaja como voluntaria.

Lujain mantiene contacto con estudiantes que han pasado a grados mayores y que aún se acercan a ella con preguntas con las que sus padres no les pueden ayudar.

“Me siento feliz y con confianza cuando veo a estudiantes aprendiendo y mejorando. Ellos han pasado de no saber inglés a poder leer historias y tener conversaciones. Quiero ayudar al que tenga una debilidad. Incluso algunos padres me llaman a mi casa en ocasiones para preguntarme algunas cosas porque las puedo explicar en árabe”.

Como fiel creyente de la educación para toda la vida, ella espera que sus estudiantes eventualmente puedan obtener el certificado internacional de educación secundaria que se ofrece en el centro de aprendizaje, con el que podrían aplicar para asistir a la universidad en Malasia o en el extranjero.

“Los niños son nuestra nueva generación. Ellos necesitan obtener empleos y ser buenos ciudadanos. Cuando crezcan, también tendrán que educar a sus propios niños. La educación no puede para con la edad. Solo cuando más aprendemos, podemos se útiles para nuestro país, para todo el que necesite ayuda”.

*El nombre fue cambiado por razones de protección.

Fuente: http://www.acnur.org/noticias/noticia/maestra-de-siria-empodera-a-jovenes-refugiados-en-malasia/

Imagen: www.acnur.org/fileadmin/_processed_/csm_11.2016.17.Maestra_Siria3_955d001987.jpg

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