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España: Cuarta edición del concurso de memoria histórica para jóvenes

El concurso, con tres modalidades diferentes, está pensado para chicas y chicos desde secundaria hasta los 35 años. Cada persona puede entregar hasta dos trabajos para cada una de las modalidades que consisten en un ensayo historiográfico, un escrito literario o un vídeo.

Hasta ahora el concurso se había restringido al ámbito de la Región de Murcia, pero en esta ocasión es de ámbito estatal. Por eso se admitirán trabajos en cualquiera de las lenguas oficiales del Estado, siempre y cuando adjunten una traducción al castellano

Los trabajos deben centrarse en cierto marco temporal que irá desde la dictadura de Primo de Rivera hasta la Transición democrática, incluida esta.

Habrá dos tipos de participantes: estudiantes de secundaria o bachillerato y alumnado universitario o menor de 35 años.

Ambos podrán participar en las tres modalidades del concurso. La primera de ella es un ensayo histórico o investigación inéditos. La segunda, un trabajo literario que tenga como centro de interés algún aspecto de la Memoria Democrática o de sus protagonistas. En este caso, los textos pueden ir desde el microrrelato a la poesía, pero no deben sobrepasar los 25 folios o las 50 páginas. La tercera modalidad es audiovisual. Un vídeo con una duración de entre uno y tres minutos.

El concurso cuenta este año con una subvención de la Secretaría de Estado de Memoria Democrática que ha permitido un aumento considerable en la cuantía económica de los premios, que se encuentran, según la modalidad, entre los 600 y los 900 euros. La cuantía puede consultarse en las bases. Los trabajos podrán entregarse hasta el 1 de mayo.

En cualquier caso, los jurados tendrán en cuenta la calidad del trabajo conforme a su modalidad y categoría, su pertinencia en el campo de la memoria histórica y su relevancia para la memoria colectiva y social.

El jurado en las dos primeras modalidades estará conformado por Francisco Espinosa Maestre, como presidente
honorario, y por historiadoras e historiadores: Mirta Núñez Díaz-Balart, Dolors Marín Silvestre, Pedro M.ª Egea Bruno, Fernando Hernández Sánchez y Ángel del Río Sánchez.

En el caso de la modalidad audiovisual, el jurado estará presidido por Carlos Olalla, (cineasta, profesor de audiovisual y director del Festival de FESTIMED), Alfonso Burgos (director de cine y profesor en la Universidad de Zaragoza), Laura
Mena García (especialista en comunicación audiovisual y profesora de la escuela de cine de la Fctad de Comunicación de la U. de Murcia), y el profesor Pedro M. Egea Bruno (catedrático emérito de la Universidad de Murcia) quien velará por el rigor histórico.

Los trabajos escritos serán publicados por la Universidad de Murcia, mientras que los audiovisuales se proyectarán en el festival de cine por la memoria democrática (Fescimed) y en la Filmoteca Regional Paco Rabal el día de la entrega de los premios, en septiembre de 2024.

Las bases completas del concurso pueden consultarse en el siguiente enlace: https://nuestrofuturoesnuestrahistoria.blogspot.com/2024/01/iv-concurso-nuestro-futuro-es-nuestra.html en donde, además, se puede encontrar la dirección de correo electrónica a la que enviar los trabajos.

 

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Argentina: “Maestro, Nano Balbo y la Educación Popular

Juan Mascaró es quien está realizando la película del luchador que se fue este febrero. “El vínculo con el Nano surgió en 2015 cuando fue nombrado doctor honoris causa de la Universidad Nacional de Luján, por considerar a Orlando Balbo un hombre consecuente con sus ideales, comprometido con la recuperación de los saberes populares de las poblaciones más oprimidas y proyectado a una dimensión latinoamericana de la educación. Era un hombre fuerte –cuenta Mascaró–. La tortura no pudo con él. Pero tampoco se entregó, como muchos referentes de la educación a su edad, al acostumbramiento a las situaciones de injusticia, al ‘hacer como’, a la burocracia que enreda las verdaderas soluciones hasta cansarlas.”

Nano nació en Pellegrini, en la llanura pampeana. En 1969, mientras cumplía el servicio militar en Neuquén –agrega– dio clases en una escuela anexa a la unidad militar. La pedagogía del oprimido fue su modelo de trabajo. El 24 de marzo de 1976 fue secuestrado y trasladado a una dependencia policial, donde lo torturaron. Gracias al obispo de Nevares logró abandonar el país y exiliarse en Roma. Quedó sordo por las torturas. Esos momentos fueron reconstruidos por Balbo en sus charlas, enseñanzas que pretende volcar a la educación. Para mí constituyeron potentes imágenes, que registré encarando un diálogo con él cuya principal interferencia era su sordera”, relata.

El documental propone una lectura crítica de la tradición liberal en la Educación Popular: “Hay tres líneas argumentales que avanzan en paralelo, con formas y recursos estéticos diferentes en cada caso. La primera corresponde a la memoria histórica. Está compuesta por los recuerdos de Nano. La segunda es el presente nómade de Balbo. Una mañana fría en Trenque Lauquen. Se levanta y se coloca el audífono, esperando paciente la aparición del mundo audible. Un colectivo de ventana empañada que lo lleva por una ruta y otro colectivo, esta vez de personas, que lo espera. La tercera línea son mis encuentros con el maestro para construir la película”.

Los lugares que podrían integrar la línea argumental son: el Bachillerato Popular Carlos Fuentealba en Luján (Bs. As.), Pellegrini (Bs. As., lugar de nacimiento de Nano), Cátedra libre de Educación Popular Chos Malal (Neuquén), Huncal (Neuquén, comunidad mapuche donde realizó una experiencia pedagógica) y Centenario  (Neuquén, escenarios de la CREAR, campaña de alfabetización de 1973).

El escritor Guillermo Saccomanno publicó el libro “Un maestro. Una historia de lucha, una lección de vida” que “fue importante como punto de partida para profundizar en las anécdotas. Nano contaba y Saccomano escribía. El diálogo es la práctica central de la Educación Popular, aquella que se resiste a ver en el estudiante a un mero depositario pasivo de conocimientos”, expresó Juan Mascaró.

Fuente: https://elargentinodiario.com.ar/espectaculos/cine-series/03/03/2023/neuquen-maestro-nano-balbo-y-la-educacion-popular/

 

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La memoria políticamente incorrecta

POR: SABINO CUADRA LASARTE

 

Original en euskara

Afirma una leyenda africana que la historia de los safaris sería muy distinta si fuera contada por los leones. Lo mismo sucedería si fuese relatada por los guías y porteadores negros encargados de localizar estos animales, acosarlos y ponérselos a tiro a los bwanas blancos.

Durante la Transición política de los 70 se nos dijo que la reconciliación entre cazadores y leones era necesaria, porque también éstos se habían comido algún que otro bwana. Y así fue que los reconciliadores (UCD, PSOE, PCE, PNV…) defendieron durante el debate de la Ley de Amnistía de 1977, que la historia del franquismo y sus cruentos safaris había que dejarla atrás, borrarla y olvidarla.

Evidentemente, aquella argumentación no fue sino una patraña, porque las cacerías continuaron existiendo y la fauna africana siguió siendo diezmada en bacanales de sangre con el fin de ornamentar paredes y salones de miles de mansiones y palacios europeos. Buen ejemplo de lo anterior ha sido nuestro sátrapa y desvergonzado Borbón, quien siendo presidente de una ONG defensora de los derechos de los animales, no dudó en posar orgulloso junto a las piezas en peligro de extinción por él abatidas.

Últimamente he tenido ocasión de acudir a distintas Jornadas en las que han participado actores cualificados de distintos procesos de transición política: Sudáfrica, Colombia, Portugal, Chile, Argentina, Uruguay, Guatemala, El Salvador…. Pues bien, si valoráramos los avances dados en estos países en materia de investigación oficial de las violaciones de derechos humanos, el enjuiciamiento a sus responsables y el otorgamiento de reparación a sus víctimas, veríamos que, con mucha diferencia, el país que ocuparía el último lugar del ranking sería el Estado español. Por lo tanto, no hay de qué presumir.

La recién aprobada Ley de Memoria Histórica ha llegado tarde, muy tarde y se ha quedado corta, muy corta. La verdad en ella amparada abarca a un amplio abanico de víctimas, pero se niega a indagar sobre sus victimarios. Junto a ello, el acceso a la justicia sigue siendo ignorado olímpicamente y la reparación contemplada va poco más allá de ser meramente declarativa. Sin embargo, de lo que se trata es, no solo de levantar el mando del silencio que cubrió los crímenes del franquismo, sino también la losa de la impunidad que ampara a sus perpetradores, a quienes se sigue protegiendo.

Una memoria histórica que se pretendiera democrática debería ir bastante más allá de conformarse con rellenar huecos en la historiografía recibida, reponiendo algunas de sus páginas arrancadas. Se trataría así, además de lo anterior, de reescribir el relato desde el principio y hacerlo desde el punto de vista de los leones y los porteadores, que no es otro sino el de la defensa incondicional de todos los derechos humanos, la condena de sus violaciones y la reparación para todas sus víctimas.

En este sentido, la memoria histórica referida al Estado español debería señalar que las violaciones flagrantes de estos derechos, si bien  comenzaron el 18 de julio de 1936 (asesinatos, desapariciones,…), se han mantenido durante más de 80 años y han tenido sus últimos episodios en la playa de El Tajaral –Ceuta–, y en las vallas que cercan el Barrio Chino de Melilla, donde hemos visto de nuevo imágenes de actuaciones policiales en las que seres humanos, como en el 36, eran tratados como animales.

La Constitución de 1978 no puede ser punto y final para ninguna memoria histórica, pues existe un cordón umbilical que une la dictadura franquista con el régimen actual, cual es el de la impunidad. Cordón trenzado por gruesas hebras policiales, beneméritas, económicas, políticas y judiciales heredadas del franquismo, que explican, entre otros, hechos tales como el golpe de estado del 23-F, los crímenes de estado del GAL o los miles de casos de constitucionales torturas habidas en Euskal Herria en las últimas décadas.

La afirmación de que “lo nuestro son errores, lo de ellos crímenes”, del ministro del Interior, Martín Villa, sobre los sucesos de Sanfermines de 1978, ha sido el guión seguido después por los posteriores ministros del Interior: Barrionuevo, Corcuera, Rubalcaba, Fernández Díaz… El actual, Grande Marlaska, ni siquiera ha admitido la existencia de errores en la actuación benemérita de Melilla, pues para él ésta fue razonable y proporcionada. La versión oficial afirma así que la única violencia que allí existió fue la de quienes después resultarían asesinados, desaparecidos y machacados. Nada nuevo bajo el sol. Nuevamente es el bwana, Grande Marlaska, quien escribe la historia del safari de Melilla. No es de extrañar en alguien que ha hecho oídos sordos y ojos ciegos ante las denuncias por torturas a él presentadas, razón por la que el Tribunal Europeo de DD.HH. ha condenado al Estado español en reiteradas ocasiones.

Hay quienes tienen puestas grandes esperanzas respecto a lo que pueda suponer la aplicación de la Ley de Memoria Democrática. ¡Ojalá éstas -lo decimos sinceramente-, puedan convertirse en realidad! Apurar hasta la última gota las posibilidades de la misma es una obligación indudable. Pero también lo es el seguir golpeando contra las puertas que sigue dejando cerradas: derogación de la Ley de Amnistía, acceso a la Justicia para poder juzgar los crímenes del franquismo, restitución de bienes apropiados e indemnización por daños causados, bebés robados,… De lo contrario, se podría estar vendiendo la primogenitura de la memoria histórica por un plato de lentejas con más o menos sacramentos.

Frente a las grietas que se han abierto en el muro de la impunidad del franquismo aparecen hoy dos posibles políticas. La primera consiste en taponar aquellas con algunas reformas y tratar de cerrar así para siempre este capítulo. La segunda trata de agrandarlas a fin de que pueda caer de una vez por todas aquella muralla. Al igual que sucede en otros ámbitos (feminista, ecologista, sindical…), ésta segunda se sitúa dentro del ámbito de lo políticamente incorrecto. ¡Qué le vamos a hacer!

Fuente de la información e imagen:  https://vientosur.info

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La memoria histórica, ausente en el nuevo currículo escolar: otra anomalía democrática española

Por: Enrique Javier Díez Gutiérrez/Isabel Alonso Dávila

Un grupo de profesores defiende en este artículo la necesidad de que en los desarrollos de la nueva ley educativa “se garantice el conocimiento veraz de la represión franquista y la lucha antifranquista”

El Manifiesto por una verdadera inclusión de la memoria histórica democrática en el currículum escolar lleva recogidas más de 33.000 firmas. En este manifiesto pedimos a la ministra de Educación, Pilar Alegría, que la enseñanza de la historia deje atrás el relato equidistante de “los dos bandos” y garantice el conocimiento veraz de la represión franquista y la lucha antifranquista. Es crucial en este momento de trámite parlamentario de la Proposición de Ley de Memoria Democrática en el Congreso y de concreción de las enseñanzas mínimas del currículum con la nueva ley de educación (LOMLOE).

Hace tiempo que se lo enviamos a la ministra de Educación para evitar que sucediera lo que ha ocurrido con las leyes de memoria histórica de las comunidades autónomas que establecían la obligación de introducir estos contenidos en los libros de texto y el currículum escolar. Pero lo cierto es que, en muchas de ellas, no ha pasado realmente de las intenciones o las declaraciones y en otras se han cercenado radicalmente las tímidas iniciativas que empezaban a ponerse en marcha con el crecimiento de la extrema derecha y su llegada a las instituciones parlamentarias.

Los documentos ministeriales sobre los reales decretos de enseñanzas mínimas de la LOMLOE que vamos conociendo nos hacen temer que, una vez más, la memoria histórica democrática quedará ausente del nuevo currículo. Pensábamos que esta anomalía democrática española se corregiría. Pero no parece que vaya a ser así. Esta situación es de enorme gravedad y más si tenemos en cuenta que el estudio de la historia en la escuela es el único momento de las vidas de buena parte de la población en que tienen contacto directo con la historia académica.

En otros países no pasa lo que lleva sucediendo tanto tiempo en España. De hecho, hasta la ONU, en 2014, emitió un informe que cuestionaba la aplicación de la Ley de Memoria Histórica[aprobada en 2007]. Y en 2020, en el nuevo informe de la ONU sobre derechos humanos en España, insistía en pedir progresos en esta materia y reiteraba la necesidad de avanzar en el derecho a la verdad, justicia, reparación y garantías de no repetición.

En el actual borrador del real decreto de Educación Secundaria Obligatoria solo aparece explícitamente el “Holocausto judío”. En las 375 páginas del borrador nada se plantea sobre el “holocausto español”, según la terminología acuñada por el historiador Paul Preston, ni sobre la lucha democrática antifranquista. Es decir, se obvia la memoria histórica democrática de la nueva Educación Secundaria Obligatoria.

En el de Bachillerato, que sigue manteniendo la anomalía de separar la Historia de España de la Historia del Mundo —separación inédita en los cursos equivalentes en los países de nuestro entorno—, dentro de los “saberes básicos” se habla de La Guerra Civil y el Franquismo con términos que parecen blanquear la dictadura: “aproximación a la historiografía sobre el conflicto y al marco conceptual de los sistemas totalitarios y autoritarios”. Términos, estos últimos, que plasman los usados en el polémico Diccionario Biográfico Español y por el entonces presidente del Gobierno, Mariano Rajoy (PP), para definir la represión franquista: un régimen autoritario. Reduciendo además la memoria democrática a una genérica e inespecífica frase: “reconocimiento de las acciones y movimientos en favor de la libertad en la historia contemporánea de España”. También sitúa en “saberes básicos” relacionados con el compromiso cívico la memoria democrática como “reconocimiento, reparación y dignificación a las víctimas de la violencia”, utilizando el término violencia de forma genérica, donde se pueden incluir desde víctimas de la dictadura franquista a las víctimas del terrorismo o de la violencia de género.

No es de extrañar por eso que las investigaciones concluyan que la memoria histórica de aquel período permanece invisibilizada y ocultada en el currículum. Y, al parecer, así seguirá siendo. Si en las enseñanzas mínimas, en el currículo básico establecido en los reales decretos del Ministerio de Educación (para primaria, secundaria y bachillerato) está ausente y se prevé invisibilizarla aún más, esto implica además que siga desaparecida también en los libros de texto escolares, que son los que en la mayor parte de las ocasiones establecen en la práctica los contenidos docentes que se imparten y se desarrollan en las aulas.

Además, la organización de la asignatura de Historia en Bachillerato es otra de las anomalías españolas, respecto a cómo se hace en los países de nuestro entorno. Aquí se separa la Historia de España de la Historia del Mundo Contemporáneo como si no estuvieran profundamente interrelacionadas. A esto se suma que, al establecer unos contenidos que van desde la Antigüedad hasta el tiempo presente (otra anomalía española injustificable en este nivel), temas como la II República y la dictadura quedan relegados al final del programa y, con la presión que supone la preparación para la prueba de acceso a la universidad, se quedan sin el tiempo necesario para abordarlos con la profundidad imprescindible.

Esto es lo que nos ha llevado a promover este Manifiesto por una verdadera inclusión de la memoria histórica democrática en el currículum escolar. Ha sido apoyado también por más de 70 asociaciones memorialistas, colectivos docentes, sindicatos y partidos políticos y encabezado por expertos y expertas de reconocido prestigio como Paul Preston (Universidad de Reading), Julián Casanova (Universidad de Zaragoza), Mirta Núñez Díaz Balart (Universidad Complutense de Madrid), Angel Viñas (Historiador y diplomático), Ángeles Egido León (UNED), Francisco Erice Sebares (Universidad de Oviedo), Matilde Eiroa San Francisco (Universidad Carlos III de Madrid) y Alberto Reig Tapia (Universidad Rovira i Virgili de Tarragona), entre otros muchos.

La ministra nos convocó a una reunión para hablar del manifiesto a mediados de noviembre, pero solo nos recibieron técnicas del departamento. Por eso, entregaremos próximamente las firmas recogidas y esperamos que la ministra de Educación concrete en breve un encuentro para analizar cómo incluir de forma efectiva la memoria histórica democrática en los nuevos decretos del currículo que su ministerio está diseñando. Y establecer que en la formación de todo el profesorado (y no solo de los especialistas en Historia) se incluyan estos temas, para que desde toda la comunidad educativa y sus profesionales se impulse el derecho a la verdad, la justicia, la reparación y la no repetición. En suma, para prevenir la reaparición del fascismo.

En definitiva, lo que pretendemos es evitar la tragedia de la desmemoria actual. Porque si un solo alumno o una alumna acaba el período de educación obligatoria sin conocer esto, es una tragedia en pleno siglo XXI. Es que algo estamos haciendo mal en el sistema educativo. El olvido de la memoria histórica en la escuela ha supuesto que las generaciones que han llegado todos estos años a su etapa adulta carezcan de una formación sólida sobre lo que supuso la dictadura franquista y la lucha antifranquista que se mantuvo frente a ella.

Como advierten los historiadores, “la incomprensión del presente nace fatalmente de la ignorancia del pasado”. No se puede construir un futuro con un pasado basado en la impunidad. Las víctimas de la dictadura sufren una doble violencia: la de sus verdugos y la de borrarlos de la memoria colectiva. Las nuevas generaciones necesitan conocer y comprender su pasado, la historia de su comunidad social, porque tienen derecho a la verdad. La memoria histórica es la recuperación de la verdad desde la memoria herida de las víctimas y los valores que defendió la resistencia antifranquista y que dieron lugar a los derechos sociales y las libertades que hoy tenemos.

https://elpais.com/educacion/2021-12-04/la-memoria-historica-ausente-en-el-nuevo-curriculo-escolar-otra-anomalia-democratica-espanola.html

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25.000 firmas para que la Memoria Histórica tenga sitio en el currículo español

La petición en change.org es clara desde el principio. El Ministerio de Educación y FP debe cumplir cuanto antes con el proyecto de Ley de Memoria Democrática en la que, en sus artículos 43 y 44 relativos a cuestiones pedagógicas y educativas. Un texto que entró hace unas semanas en el Congreso de los Diputados para su tramitación. La petición lleva más de 26.000 firmas recogidas de las 35.000 necesarias.

Defiende que se realicen actuaciones curriculares para actualizar los temarios de 4º de la ESO y de bachillerato para que se tengan en cuenta las cuatro décadas de represión, así como de lucha antifranquista. Para ello, solicita que se revisen los libros de texto para que aparezcan estas cuestiones correctamente, además de evitar la «teoría de la equidistancia» entre los bandos contendientes.

También promueve medidas organizativas en relación con el currículo. En bachillerato se solicita que en la asignatura de Historia de 1º los contenidos vayan desde la Revolución Francesa hasta la Primera Guerra Mundial, de manera que para 2º quede desde el periodo de entreguerras hasta la actualidad. Asegura la petición que de esta manera «se acabará con la ‘anomalía española’ que supone la separación de la Historia del Mundo Contemporáneo y la Historia de España en dos cursos». Con esta organización, aseguran las y los promotores de la petición, que habría una organización más lógica, se comprendería mejor la historia de España en el contexto global y los contenidos dedicados a la II República y la dictadura no quedarían relegados al final del temario.

Además de estas medidas relacionadas con la revisión del currículo y la organización de los contenidos en los diferentes cursos, también se pide que haya un esfuerzo en la formación del profesorado que » incluya actualización científica, didáctica y pedagógica (…) para garantizar que se impulsa conjuntamente por la comunidad educativa el derecho a la verdad, la justicia, la reparación y la no repetición».

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25.000 firmas para que la Memoria Histórica tenga sitio en el currículo

Por:

  • Una campaña de change.org lleva recogidas más ed 26.000 firmas, de un total de 35.000, para pedir al Ministerio de Educación y FP que realice los cambios necesarios para que la Memoria Histórica y Democrática tenga un mayor espacio en el currículo de secundaria y bachillerato.

La petición en change.org es clara desde el principio. El Ministerio de Educación y FP debe cumplir cuanto antes con el proyecto de Ley de Memoria Democrática en la que, en sus artículos 43 y 44 relativos a cuestiones pedagógicas y educativas. Un texto que entró hace unas semanas en el Congreso de los Diputados para su tramitación. La petición lleva más de 26.000 firmas recogidas de las 35.000 necesarias.

Defiende que se realicen actuaciones curriculares para actualizar los temarios de 4º de la ESO y de bachillerato para que se tengan en cuenta las cuatro décadas de represión, así como de lucha antifranquista. Para ello, solicita que se revisen los libros de texto para que aparezcan estas cuestiones correctamente, además de evitar la «teoría de la equidistancia» entre los bandos contendientes.

También promueve medidas organizativas en relación con el currículo. En bachillerato se solicita que en la asignatura de Historia de 1º los contenidos vayan desde la Revolución Francesa hasta la Primera Guerra Mundial, de manera que para 2º quede desde el periodo de entreguerras hasta la actualidad. Asegura la petición que de esta manera «se acabará con la ‘anomalía española’ que supone la separación de la Historia del Mundo Contemporáneo y la Historia de España en dos cursos». Con esta organización, aseguran las y los promotores de la petición, que habría una organización más lógica, se comprendería mejor la historia de España en el contexto global y los contenidos dedicados a la II República y la dictadura no quedarían relegados al final del temario.

Además de estas medidas relacionadas con la revisión del currículo y la organización de los contenidos en los diferentes cursos, también se pide que haya un esfuerzo en la formación del profesorado que » incluya actualización científica, didáctica y pedagógica (…) para garantizar que se impulsa conjuntamente por la comunidad educativa el derecho a la verdad, la justicia, la reparación y la no repetición».

Fuente e Imagen: https://eldiariodelaeducacion.com/2021/09/23/25-000-firmas-para-que-la-memoria-historica-tenga-sitio-en-el-curriculo/

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Un grupo de docentes promueve un manifiesto en defensa de la entrada de la memoria histórica en el currículo

Por:

  • Docentes de la universidad y de secundaria han escrito un manifiesto para que, aprovechando la redacción del currículo de la Lomloe que entrará en vigor el curso 2022-2023, se le haga un hueco especial a los contenidos relacionados con la memoria histórica democrática. En este texto reproducimos el contenido del manifiesto.

  • Las adhesiones al manifiesto ya sean personales o como asociación o colectivo social, han de realizarse enviando el nombre y apellidos, profesión y lugar de trabajo y un mail o teléfono de contacto al mail isabelalonsodavila@hotmail.com

Las personas y organizaciones firmantes de este manifiesto pedimos al Ministerio de Educación y Formación Profesional que, para garantizar el cumplimiento de los artículos 43 y 44 del Proyecto de Ley de Memoria Democrática, dé pasos cuanto antes para articular ya en el curso escolar 2022-2023 tres medidas imprescindibles para una verdadera inclusión de la memoria histórica democrática en el currículo:

1) Medidas curriculares: Se necesita la actualización de los contenidos curriculares para 4º de ESO y Bachillerato, desarrollando en los mismos de forma clara y sin falsas equidistancias los cuarenta años de represión de la dictadura franquista y la lucha antifranquista que se mantuvo frente a ella hasta los años 70. Esto implica:

a) Revisar los libros de texto escolares y los materiales curriculares que se utilizan para que incluyan estos contenidos que actualmente están en buena medida invisibilizados y silenciados, utilizando expresiones genéricas que ocultan, más que aclarar, lo que parece no quererse abordar de forma clara y decidida.

b) Evitar expresamente la teoría de la equidistancia que viene del “segundo franquismo”, cuando el relato de la cruzada deja de ser creíble y desde las filas del propio régimen empieza a hablarse de “guerra fratricida” y de responsabilidad de ambos “bandos”.

c) Hay suficientes ejemplos de cómo hacerlo. Uno de ellos son las Unidades Didácticas para la Recuperación de la Memoria Histórica elaboradas por un equipo de expertos de la Universidad de León: http://memoriahistoria.unileon.es/

2) Medidas organizativas: Se necesita un cambio en la organización de los contenidos de Historia en el Bachillerato que, de forma similar a como se hace en otros países, dedique la historia de 1º de Bachillerato al periodo entre la Revolución Francesa y la Primera Guerra Mundial y la de 2º de Bachillerato al comprendido entre el periodo de entreguerras y la historia del presente. Sólo así se acabará con la “anomalía española” que supone la separación de la Historia del Mundo Contemporáneo y la Historia de España en dos cursos diferentes de Bachillerato y se podrá insertar la Historia contemporánea de España en la del mundo. Porque:

a) es la opción más lógica pedagógicamente.

b) sólo de esta manera se garantiza una visión que permita comprender la historia de España en el contexto global.

c) es la forma de que la II República y la dictadura no queden relegadas al final de curso, sin llegar a ellas en ocasiones, pues pasarán a ocupar la parte central del programa, garantizando así un trabajo más sereno y extenso sobre estos contenidos fundamentales.

Será necesario, además, establecer que los 44 años del período que transcurre entre la II República, la guerra civil y la dictadura franquista ocupen en torno al 50% de los contenidos del siglo XX, tanto en 4º de la ESO como en 2º de Bachillerato, tal como les corresponde por estricto tiempo cronológico.

3) Medidas formativas. Se necesita que en la formación inicial y permanente de todo el profesorado se incluya actualización científica, didáctica y pedagógica en relación con el tratamiento escolar de la memoria histórica democrática, también de forma transversal, para garantizar que se impulsa conjuntamente por la comunidad educativa el derecho a la verdad, la justicia, la reparación y la no repetición, para prevenir la reaparición del fascismo.

Firmado por los promotores del manifiesto:

Enrique Javier Díez Gutiérrez. Profesor Titular de la Facultad de Educación de la Universidad de León, Vicepresidente del Foro por la Memoria de León.

Isabel Alonso Dávila. Catedrática de Historia de Instituto (jubilada), Comisión Pedagógica de la Asociación Catalana de Expresos Políticos del Franquismo.

Fernando Hernández Sánchez. Profesor de la Facultad de Educación de la UAM, presidente de la Asociación «Entre Siglos: Historia, Memoria y Didáctica».

Pilar Domínguez Prats. Profesora de Historia del Pensamiento Político y Movimientos Sociales de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. IOHA (International Oral History Organization)

Fernando Yarza Gumiel. Profesor del Master de Educación de la Universidad de Zaragoza, colaborador de la Fundación Giménez Abad en temas educativos.

Fuente e Imagen: https://eldiariodelaeducacion.com/2021/08/24/un-grupo-de-docentes-promueve-un-manifiesto-en-defensa-de-la-entrada-de-la-memoria-historica-en-el-curriculo/

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