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Inglaterra: Un estudio revela que las niñas dejan el deporte por la vestimenta: «Es alarmante»

El análisis, realizado por la jugadora inglesa de hockey Tess Howard, refleja que muchas niñas se sintieron «sexualizadas» o «juzgadas por la ropa deportiva» que debían llevar

umerosos estudios realizados en la última década reflejan que en la adolescencia es cuando se produce el mayor porcentaje de abandono del deporte entre las mujeres. Antes, la falta de referentes, la ausencia de gestoras y el desarrollo hormonal eran algunas de las causas que potenciaban que las niñas dejaran la actividad física a partir de los 12 ó 13 años.

Pero, aunque han mejorado numerosos aspectos -por ejemplo el de los referentes femeninos-, el abandono deportivo en esta franja de edad sigue siendo notablemente más alto entre las mujeres.

Un nuevo estudio, realizado por la jugadora inglesa de hockey Tess Howard, revela que el 70% de las mujeres vieron cómo de niñas abandonaron el deporte por ropa y las preocupaciones relacionadas con la imagen corporal. Además, muchas se sintieron «sexualizadas» por lo que se vieron obligadas a usar.

De hecho, el análisis apunta que usar diferentes uniformes puede influir en el desarrollo de un miedo a la «masculinización» y a tener percepciones «masculinas o lesbianas» en el deporte. «Los hallazgos que descubrí, en términos de la cantidad de niñas que retrasan hacer deporte, son realmente alarmantes», dijo Howard. «Ninguna persona debe dejar de participar en cualquier deporte basándose únicamente en el uniforme que se requiere. Debemos poner el propósito del deporte en primer lugar y permitir que las personas disfruten de estar activas para obtener todos los beneficios claros».

La jugadora espera que su investigación, que incluyó respuestas de más de 400 mujeres mayores de 18 años, pueda ayudar a generar cambios en el deporte de más alto nivel. «Mi sueño es ir a los Juegos Olímpicos, pero mi sueño también es unos Juegos Olímpicos con la opción de usar pantalones cortos o faldas», dijo.

Cambios en el color de la ropa por la menstruación

La menstruación es también una de las causas que lleva a muchas mujeres a dejar la práctica deportiva por diversas razones. En este sentido, y tras las reclamaciones de las jugadoras, la Asociación de Fútbol confirmó el lunes que el equipo femenino de Inglaterra cambiará el color de sus pantalones cortos a azul después de las preocupaciones sobre el uso del color blanco durante los períodos.

No es el único caso, ya que la selección de fútbol de Nueva Zelanda también reclamó cambios al respecto en las equipaciones

Fuente: https://www.marca.com/otros-deportes/2023/04/07/643000cfe2704e0c078b458c.html

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Menarquía: la asignatura suspensa de los colegios españoles

Por: ABC

El papel de los colegios es fundamental para evitar estas situaciones, siendo imprescindible una educación temprana entre las niñas, que les ayude a gestionar la llegada de la menstruación de la mejor forma posible, indican los expertos.

La llegada de la primera regla o menarquía puede suponer un gran tabú para las niñas y sus familias, que se enfrentan a este momento con miedos y dudas. Incluso, en muchos casos, las niñas ignoran que pasarán por este proceso. «El papel de los colegios es fundamental para evitar estas situaciones, siendo imprescindible una educación temprana entre las niñas, que les ayude a gestionar la llegada de la menstruación de la mejor forma posible», apuntan desde Intimina, compaía de salud íntima femenina, que reivindica la necesidad de los colegios de educar y acercar la regla a los niños sin tapujos, desde la curiosidad y diversión.

¿Qué es la menarquía?

Menarquía es el término médico con el que se conoce a la primera menstruación, procede de griego men, «mes» y arkhé «principio». Es el momento en el que se activan los ovarios y la producción y liberación de estrógenos y progesterona. En esta etapa de transición a la adultez, también se producen cambios en los caracteres sexuales secundarios, como el desarrollo de los senos, la aparición de vello (especialmente en el pubis y en las axilas), expansión de la pelvis y ensanchamiento de las caderas, así como el aumento de la masa corporal y la estructura ósea (el famoso «estirón»).

Su aparición está influida por factores socioeconómicos, ambientales, hereditarios, nutricionales y vitales, por lo que si normalmente la primera menstruación llega entre los 10 y los 14 años, algunas niñas pueden tenerla a los 8 o 9 años. De hecho, se ha observado que en las últimas décadas la edad media ha retrocedido de los 16 o 17 años a los 12.

La responsabilidad de los colegios

Las reacciones ante la llegada de la primera menstruación pueden ser de lo más diversas, variando entre el miedo y la emoción. Sin embargo, la incertidumbre de no saber exactamente cuándo va a venir o a qué cambios se enfrentan sus cuerpos, puede ser muy desconcertante para las niñas. Es por ello que los colegios tienen un papel muy importante a la hora de educar tanto a niños como a niñas, tratando el tema con la máxima naturalidad.

«La llegada de la menstruación es un momento clave en la vida de las niñas. En función de lo informadas que estén pueden pasar por este proceso de forma traumática o gestionarlo con absoluta normalidad. Desde Intimina apostamos por una educación que ayude a romper con los tabúes sobre el ciclo menstrual, empezando por la base: la formación en las aulas», afirma Pilar Ruiz, responsable de comunicación de la compañía en España.

El proyecto que derriba tabúes sobre la regla

Para luchar contra este desconocimiento, Intimina ha desarrollado una iniciativa que tiene como objetivo ofrecer herramientas pedagógicas para normalizar la llegada de la menstruación. El programa educativo utiliza el teatro para conectar con los niños de una forma amena y divertida. La obra se basa en teatro de luz y, a través de historias de la vida cotidiana, habla de qué es la regla y qué cambios produce en el cuerpo de las mujeres. El enfoque es educativo, dinámico y abre un debate para animar la curiosidad de los niños hacia la regla.

Como pilar fundamental del proyecto, también se ha distribuido en colegios de la Comunidad de Madrid el libro en formato digital Guía para Chicas Empoderadas, una recopilación de relatos cortos que cuenta la historia de cinco chicas y sus diferentes experiencias relacionadas con el ciclo menstrual. El libro pone el foco en las pruebas o preocupaciones propias de la pubertad y por las que suelen pasar las adolescentes como consecuencia de los cambios en sus cuerpos.

Fuente e Imagen: https://www.abc.es/familia/educacion/abci-menarquia-asignatura-suspensa-colegios-espanoles-202109280119_noticia.html

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Carolina Dominguez. Día de la Higiene Menstrual: ¿Cuánto le cuesta a las argentinas?

La crisis económica y social que se vio agravada por el contexto de pandemia, reflejó las desigualdades estructurales.

La crisis económica y social que se vio agravada por el contexto de pandemia, reflejó las desigualdades estructurales. Las mujeres jóvenes son las más afectadas por el desempleo y quienes aumentaron la carga horaria de tareas de cuidado (más de ocho horas en el caso de la franja etaria de 30 a 44 años, según CEPA). En el Día de la Higiene Menstrual, es importante referirse a la dificultad de acceso a los insumos de gestión menstrual.

El informe realizado en el marco del Foro de Justicia Menstrual, con los aportes e investigaciones de diversos equipos del Estado, entre los que aparecen INDEC, AFIP, ANDIS, ANSES, la Subsecretaría de Programación Regional y Sectorial y la Subsecretaría de Tributación Internacional del Ministerio de Economía, entre otros, profundizó en el impacto asimétrico de la crisis por la pandemia en las mujeres, que perdieron empleo e ingresos, y cómo aumentó el costo de menstruar.

De acuerdo al informe, menstruar implica pagar anualmente desde $3.228 (toallitas) hasta $4.327 (tampones). Así, el costo anual equivale al 44% de una Canasta Básica Alimentaria (CBA diciembre 2020: $7.340) o al 87% del monto de una Asignación Universal por Hijo/a (AUH diciembre 2020: $3.717).

Desde la campaña MenstruAcción, de la organización Economía Feminista, en colaboración con AmRed, elaboraron una app que calcula el costo individual anual de la menstruación. “Lo que se propone desde la campaña de MenstruAcción es que se quite el IVA a los productos de gestión mensual y que se repartan los insumos en hospitales públicos y colegios al igual que se hace con los preservativos, que se considere un producto e necesidad para todas las personas”, explica Laia Domenech Burin .

Otro informe realizado por la Defensoría del Pueblo de la Provincia de Buenos Aires arrojó que el 77% de las mujeres tuvo que optar por marcas o productos más económicos, mientras que el 22% debió comprar menos cantidad y/u optimizar su uso.

Hay que agregar que los costos que enfrenta una persona menstruante no terminan en la compra de insumos de higiene menstrual, sino que debe cubrir también otros costos como controles anuales ginecológicos, y analgésicos para los dolores de las distintas etapas del ciclo menstrual, productos de higiene personal, entre otros. Del relevamiento de precios realizado por la Defensoría, se observa que, anualmente, una mujer gasta 523,61 pesos en analgésicos, y más de 1.189,11 pesos en antiespasmódicos.

También se tuvo en cuenta los controles que tienen que realizarse, como por ejemplo el PAP (665 pesos en un año si no tiene obra social) o las mamografías mamarias y ginecológica (entre 1.520 y 2.643 pesos aproximadamente).

En promedio, el gasto anual por una cuestión de género podría llegar a ser de $13.510,70 para una mujer que no tiene obra social. Esto se agrava al analizar las familias monomarentales.

“Creemos que la cuestión vinculada a la menstruación como proceso fisiológico y cultural, que sufre mucha invisibilización y tabú, necesita que la acción del Estado vaya en dos direcciones: en principio en generar la conversación pública de que este tema no incumbe solamente a las personas individualmente, sino a toda la comunidad y que es un factor de ausentismo escolar importante, como también ausentismo laboral. Por otro lado, es necesario proveer estos insumos”, explica Lucía Portos, subsecretaria de Políticas de Género y Diversidad Sexual de PBA.

El aspecto educativo también es otro factor que se tuvo en cuenta en el armado de los informes y en la aplicación de políticas públicas. La implementación de la Educación Sexual Integral como herramienta educativa, recobra importancia. “Coordinamos con el ministerio de educación la obligatoriedad de la enseñanza de ESI, en todos los niveles en instituciones públicas y privadas para trabajar el tema de la menstruación no solamente con las mujeres, niñas y adolescentes sino en conjunto para sacar al tema del tabú”, indica Portos.

Fuente: https://www.ambito.com/informacion-general/mujeres/dia-la-higiene-menstrual-cuanto-le-cuesta-las-argentinas-n5196310

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Cuentos feministas para niñas de América Latina sin príncipes ni princesas

Planeta publica cinco ediciones de ‘Cuentos para niñas rebeldes’ para recordar a 500 mujeres que hicieron historia en Latinoamérica.

“Cuando era pequeña –y aún llevaba nombre de hombre– la mamá de Claudia le relataba un mito mapuche sobre guerreros tocados por la fuerza femenina de la luna”, empieza un cuento de dormir para niñas chilenas. La pequeña en la historia, la indígena mapuche Claudia Ancapán Quilape, “se sentía identificada con esos guerreros femeninos, sin entender del todo por qué”. Pero después de enfrentarse a malvados profesores que la discriminaban por querer ser una niña, Claudia es ahora una mujer transgénero de 44 años que “lucha por los derechos de las mujeres, contra la violencia obstétrica y por la protección de los niños y niñas transgénero”. Y colorín colorado, Claudia, como los guerreros lunares, se convirtió en su propio cuento para niñas.

La editorial Planeta publicó, en el Día Internacional de la Mujer, cinco nuevos libros titulados Cuentos de buenas noches para niñas rebeldes, y en su versión chilena se encuentra el cuento de Claudia con los de otras 99 mujeres. Cada edición –en Argentina, Chile, Perú, México, y una para Ecuador y Colombia– trae 100 cuentos muy cortos de mujeres de su país, cuentos en los que no hay príncipes ni princesas esperando ser rescatadas, sino mujeres que han cambiado la historia a nivel regional, local, o barrial. “A veces las mujeres ejemplares de las que más puedes aprender son aquellas que han estado a la vuelta de tu casa”, dice la introducción del libro en las cinco ediciones.

En los cuentos hay mujeres latinoamericanas tan famosas como las cantantes Chavela Vargas o Lila Downs, pero otras mucho menos conocidas por la región como Dorothy Ruiz Martínez, una científica mexicana que trabaja en la NASA. En la edición de Perú, además de resaltar a la poeta Blanca Varela o la heroína de la independencia Micaela Bastidas, está junto a ellas Isabel Cortez: una mujer que trabajó muchos años en el servicio de limpieza desde que era menor de edad, hasta que “se convirtió en la vocera de todos los empleados de limpieza, y se enfrentó a las autoridades para conseguir que sus condiciones laborales fueran más dignas y justas”.

Ilustración de Isabel Cortez, barrendera en Lima que fue candidata a la elecciones al Congreso de Perú.
Ilustración de Isabel Cortez, barrendera en Lima que fue candidata a la elecciones al Congreso de Perú.DIZZY FRANK / EDITORIAL PLANETA

“Son mujeres que encuentran su súper poder, por así decirlo, a partir de la rebeldía”, explica Myriam Vidriales a EL PAÍS, directora de marketing y comunicaciones en Planeta para América Latina, sobre el criterio editorial básico que tuvieron los múltiples equipos de editoras en la región para hacer estos libros. “En cada vida hay algo extraordinario, pero ¿cómo pones el foco en eso extraordinario? Eso es lo que hace de esa vida un cuento de hadas”.

Estas nuevas cinco ediciones tienen una edición madre. En 2016 dos autoras italianas que viven en California, Elena Favilli y Francesca Cavallo, publicaron Rebel Girls, un primer libro de 100 cuentos con mujeres de todo el mundo – como Michelle Obama, Coco Chanel, Cleopatra y Aung San Suu Kyi– que fue traducido a 26 idiomas. Las tres ediciones previas en español –del 2017, 2018 y 2020– han vendido más de un millón de ejemplares en América Latina y España, lo que lo convierte en uno de los libros más vendido por Planeta en los últimos años. “A través del simple y sencillo relato de lo extraordinario en las vidas de estas mujeres el libro se convirtió en un fenómeno,” dice Vidriales.

Para las cinco ediciones en América Latina –y una sexta que se publicará en Uruguay en abril– editoras de Planeta hicieron largas listas que luego compartieron y discutieron con Elena Favilli y su equipo de Rebel Girls en Estados Unidos. Después de llegar a un acuerdo sobre las 100 mujeres que entrarían en cada libro, decenas de ilustradoras en cada país hicieron los 500 dibujos que acompañan a cada una de los cuentos. A varias de las mujeres retratadas, sobre todo las menos conocidas, las editoras las entrevistaron, y cada una de ellas recibió una notificación anunciando que iban a ser, a partir de ahora, un cuento para “niñas rebeldes”.

Pero lo más interesante de las cinco ediciones ahora en librerías es intentar descifrar su selección. Además de las mujeres más conocidas regionalmente – de Sor Juana Inés de la Cruz en México a Alejandra Pizarnik en Argentina– los cinco libros hacen cierto eco a lo que muchas feministas han estado intentando reflejar en los movimientos: entender que la experiencia femenina es extremadamente diversa (o interseccional) y por eso, además de las mujeres más blancas o privilegiadas que han cambiado el mundo, están todas aquellas que han recibido menos reconocimiento en la historia del feminismo latinoamericano: las pobres, las transgénero, las indígenas o afrodescendientes.

Ilustración de la Asociación de Parteras Unidas Del Pacífico.
Ilustración de la Asociación de Parteras Unidas Del Pacífico.CATALINA VASQUEZ / EDITORIAL PLANETA

La edición colombiana, por ejemplo, tiene un cuento dedicado a la Asociación de Parteras Unidas Del Pacífico, un grupo de mujeres afrocolombianas que viven en el occidente del país y que “enseñan a las jóvenes cómo manejar su menstruación, a las mujeres embarazadas a cuidarse para que sus bebés nazcan sanos, y las ayudan a parir”. Aunque muchas de ellas han sido víctimas de la violencia del conflicto armado colombiano, y sus prácticas tradicionales no siempre son reconocidas por la medicina occidental, lograron conformar una asociación que reúne a unas 1.600 mujeres y que su saber ancestral se reconociera como patrimonio nacional. “Demuestran que cuando las mujeres se juntan, son imparables”, se lee el cuento.

“Es un libro abiertamente feminista, pero no es un libro que uno va por la vida diciendo que es un manifiesto,” dice Vidriales. El libro, por ejemplo, tiene un claro enfoque liberal en defensa de los derechos reproductivos de las mujeres: hace varios perfiles de mujeres que han sido claves para aprobar el derecho de las mujeres al aborto, como la abogada Argentina Nelly Minyersky (la reina verde, como se le conoce en Buenos Aires) o Mónica Roa, la abogada colombiana que logró en 2005 que en su país se aprobara el dere

cho al aborto en tres causales. “Había una vez una niña que soñaba con ser la Mujer Maravilla y cambiar el mundo”, arranca el cuento sobre Roa.

Las primeras mujeres en llegar a cargos públicos importantes –la expresidente de Michelle Bachelet en Chile, las argentinas Eva Perón y Cristina Fernández de Kirchner, o la primera alcaldesa de Bogotá Claudia López– también tienen su lugar en los cuentos para niñas rebeldes, aunque Planeta intenta ser cuidadosa con el contexto político de cada país (la primera edición traducida del 2017, que incluía a la primera ministra de Inglaterra Margaret Tatcher, fue excluida de la edición Argentina pues esta política impulsó la guerra en las Malvinas). “No son el manifiesto de Las Tesis”, dice Vidriales de Editorial Planeta sobre el aspecto político de los cinco libros, “pero son un dulce con fuego feminista envuelto”.

Fuente: https://elpais.com/cultura/2021-03-18/cuentos-feministas-para-ninas-de-america-latina-sin-principes-ni-princesas.html

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Mujeres: la columna rota

Por: Daniel Seixo

Mujer

Del lat. mulier, -ēris.

1. f. Persona del sexo femenino.

«No se nace mujer: llega una a serlo. Ningún destino biológico, físico o económico define la figura que reviste en el seno de la sociedad la hembra humana; la civilización en conjunto es quien elabora ese producto intermedio entre el macho y el castrado al que se califica como femenino.»

Simone de Beauvoir

«El feminismo es, en la mayor parte del planeta hoy, una teoría de las libertades elementales y mínimas, que no te casen contra tu voluntad, que no te violen, que no te golpeen, que no te den menos de comer, que no te asesinen cuando eres niña.«

Amelia Valcárcel

La mujer casada, la madre que es obrera, suda sangre para cumplir con tres tareas que pesan al mismo tiempo sobre ella: disponer de las horas necesarias para el trabajo, lo mismo que hace su marido, en alguna industria o establecimiento comercial; consagrarse después, lo mejor posible, a los quehaceres domésticos, y, por último, cuidar de sus hijos

Alexandra Kollontai

«Amurallar el propio sufrimiento es arriesgarse a que te devore desde el interior».

Durante siglos la menstruación ha supuesto incomprensiblemente un tabú que ha situado su vivencia en la superstición, el mito y el estigma social que relega a la mujer a un papel de sumisión frente al hombre, únicamente sostenido por la superchería y el desconocimiento. El desprecio a la realidad y a la cultura propia de más de la mitad de la población, supone todavía a día de hoy un vestigio de irracionalidad demasiado presente para millones de mujeres en todo el mundo. Cerca del 50% de las niñas de La India, desconocen qué es la regla cuando les llega por primera vez.  Un país en el que se cree que las mujeres que tienen la menstruación son impuras y en el que las sanciones sociales que excluyen a estas mujeres de la vida religiosa, laboral e incluso educativa, siguen suponiendo un motivo cierto de discriminación y opresión por parte del arcaico patriarcado.

Tan solo un 12% de las mujeres tienen acceso en el país a compresas y paños higiénicos y millones de ellas carecen de información adecuada sobre la higiene menstrual, pero aún en caso de poder seguir los consejos más básicos en este sentido, el 90% de las mujeres hindúes asegura carecer de un lugar para tirar esos desechos en su centro de trabajo o estudio. Debido a esto, muchas mujeres se ven incapacitadas para poder llevar su menstruación con privacidad y dignidad y de esta forma terminan renunciando a su formación o sus puestos de trabajo. Esto no solo supone un estigma para las mujeres, sino también una traba para una sociedad que sufrirá a largo plazo claras repercusiones negativas en materia de integración y productividad del país.

Resulta sumamente importante conocer las vivencias de las mujeres, pero para ello resulta a todas luces vital conocer y reforzar el sujeto político del feminismo

A causa del estigma asociado a su menstruación, todavía en la actualidad una mujer hindú puede verse excluida de las actividades religiosas, ser señalada y humillada en los centros educativos o directamente ser obligada a apartarse de las reuniones de su propia familia, incluso se le pueden llegar a negar actos tan triviales como cruzar un río o simplemente tocar una jarra de agua por el miedo a que esta resulte contaminada. Por desgracia, todas estas sanciones no suponen la parte más irracional asociada a la regla en un país en el  que 335 millones de mujeres tienen la menstruación cada mes. Muchas de ellas, especialmente en entornos fuertemente precarizados, son a menudo forzadas a adoptar medidas irreversibles para su salud a largo plazo. La dificultad para cuidar de la higiene menstrual, el temor a un embarazo fruto de una violación y las complicaciones que la menstruación provoca en los entornos laborales, hace que muchas mujeres en La India sean sometidas a histerectomías totalmente innecesarias y perjudiciales para sus vidas.

En los últimos años, investigaciones periodísticas han destapado como en el estado occidental de Maharashtra miles de mujeres habían sido sometidas a procedimientos quirúrgicos con la intención de extirparse el útero de cara a lograr ser empleadas como recolectoras de la caña de azúcar. Las infecciones derivadas de las pésimas condiciones sanitarias de las chozas en las que viven sin atención sanitaria cerca de los cultivos y la común negativa de los empresarios de los distritos más ricos en el occidente del estado a contratar a mujeres, alegando que estas se ausentan durante varios días debido a complicaciones relativas a su menstruación, termina llevando a miles de mujeres a tomar esta drástica decisión aconsejadas o directamente presionadas por familiares o doctores sin escrúpulos. En estas condiciones, la regla supone no solo un estigma, sino también una condena para muchas mujeres en todo el país. En tan solo tres años, en el distrito de Beed se produjeron más de 4.605 histerectomías. Muchas de ellas ejercidas contra mujeres de menos de 40 años que desconocían totalmente las posibles complicaciones derivadas de un proceso tan agresivo como innecesario para sus cuerpos.

En 2019 las denuncias por agresión sexual se incrementaron en un 10,5% pese al caso de La Manada, los multitudinarios 8 de marzo o la fuerza política e institucional del feminismo

La  falta de información, la práctica inexistencia de políticas diseñadas para la gestión de la higiene menstrual, la precariedad de las infraestructuras y la irresponsabilidad médica aderezada con la mera superstición que pretende dar solución con agresivas cirugías a problemas ginecológicos menores que en occidente podrían ser tratados con simples medicamentos, ha condenado a millones de mujeres a una vida de dolores persistentes y diversos síntomas con graves consecuencias sobre la salud de mujeres y niñas que en demasiadas ocasiones termina incapacitadas para los duros trabajos físicos que  suponen su única vía de acceso a un salario.

Por desgracia la discriminación y la superstición asociada a la menstruación no supone una actitud social circunscrita de manera exclusiva a la República de la India. Desde el absoluto tabú que supone el tema en Malawi, pasando por la mera superstición que hace que en Tanzania todavía se siga creyendo que una persona que vea sangre menstrual quedará maldita o que en Japón se consideren que la regla puede influir en la preparación de alimentos, la menstruación sigue suponiendo en la actualidad uno de los grandes motivos por los que las mujeres de todo el mundo se ven sometidas a un trato discriminatorio y vejatorio.  También en el supuesto occidente capitalista y desarrollado, la sangre procedente de la matriz que todos los meses evacuan naturalmente las mujeres, sigue suponiendo en muchos casos un motivo de vergüenza y desconocimiento, además de un claro factor de desigualdad social y económica.

No en vano, el mayor precio que comúnmente se aplica a algunos productos femeninos, la conocida como ‘tasa rosa’, puede hacer que estos productos lleguen a ser entre un 50 y un 60% más caros que sus homólogos masculinos. Un sobreprecio que tiene también su efecto sobre los productos de higiene menstrual y que convierte en un lujo lo que sin duda supone una necesidad. Según informes del Instituto de la Mujer, las mujeres españolas pasan unos 36 años de su vida con la regla, unos 13 periodos por año, lo que supone 468 periodos, cuatro días de media por cada uno de ellos, un total 1.872 días. Más de cinco años de la vida de una mujer con la regla, lo que equivale a una media de 7.000 euros dedicados a productos de higiene que en nuestro estado están gravados con un 10%, el mismo IVA que el caviar.

El tabú sobre la menstruación no solo supone un control directo de la experiencia social de la mujer, sino que afecta también a su capacidad reproductiva y a su propio cuerpo. Lejos de suponer meramente arcaicos remanentes culturales sin valor alguno de los que se niegan a desprenderse ciertas sociedades «no tan desarrolladas», el estigma más o menos directo sobre la regla viene a responder simplemente a diferentes etapas o evoluciones de la misma dinámica de opresión patriarcal sobre la mujer. Dinámicas de sumisión que por otra parte son tan diversas entre sí como lo pueden ser el matrimonio infantil o la ablación del clítoris, pero todas ellas comparten un mismo objetivo común: someter bajo el dominio masculino a la mujer.

Las formas de discriminación y opresión sufridas por el simple hecho de ser mujer, varían de forma sádica a lo largo y ancho del planeta

El matrimonio infantil se trata todavía en nuestros días una práctica común en países como Chad, República Centroafricana, Bangladesh, Guinea, India, Somalia o Nigeria. Un problema de amplias dimensiones que además de suponer un flagrante atentado contra los derechos humanos e impedir la libertad física de miles de niñas, suele esconder de forma generalizada el abuso sexual y la explotación de menores. Millones de familias en todo el planeta, pero de forma más focalizada en África Occidental y Central, además de en Asia Meridional, consideran a menudo a las hijas como meras mercancías o cargas que soportar a consecuencia del sexismo generalizado y las tradiciones que lo cimentan. Debido a esta visión mercantilista y patriarcal, cada dos segundos una niña contrae matrimonio en el planeta antes de cumplir los 18 años, cerca de 15 millones de niñas que son forzadas cada año a contraer matrimonio y a ver de ese modo trastocado definitivamente su futuro. A menudo, en aquellas regiones en las que la novia paga una dote a la familia del novio esta suele ser menor cuanto más joven es la futura mujer, por lo que existe un claro incentivo en las familias para casar a sus hijas siendo aún niñas. Mientras que en el caso de que sea el pretendiente varón el que deba pagar una dote, las hijas suelen ser vistas y utilizadas simplemente como mercancías fácilmente intercambiables por dinero en tiempos de necesidad. Los hombres adultos de estas regiones suelen hacer uso de esas tradiciones para garantizarse el acceso a mujeres mucho menores que ellos, en muchas ocasiones directamente niñas. La creencia de que el matrimonio garantiza un futuro a sus hijas o el miedo a sufrir un embarazo no deseado en entornos en los que resulta habitual la violencia sexual, supone a su vez otros de los grandes motivos para que se produzcan matrimonios infantiles. Por desgracia, es esos mismos matrimonios, la violencia sexual, física y emocional, suele resultar habitual por parte de del varón de la pareja.

El matrimonio infantil no solo niega la posibilidad de decidir con quién casarse y en qué momento hacerlo a millones de mujeres, el claro aumento de probabilidades de quedarse embarazadas, la falta de libertad para relacionarse con personas de su misma edad y la reducción de las oportunidades para recibir una educación, condena a gran parte de estas mujeres a una vida recluida al trabajo doméstico y a la explotación física y sexual por parte de quienes dicen ser sus maridos, pero no son otra cosa que sus poseedores. La falta de información o capacidad de decisión sobre su propia salud sexual y reproductiva, hace que aproximadamente 16 millones de niñas de entre 15 y 19 años den a luz cada año, muchas de ellas tendrán su primer embarazo antes de que sus cuerpos maduren, aumentando con ello considerablemente el riesgo de muerte y morbilidad materna y neonatal. En los países en desarrollo el acceso a los servicios de salud sexual y reproductiva resulta prácticamente inexistente, por lo que las complicaciones derivadas del embarazo o el parto suelen situarse entre las principales causas de muerte entre las adolescentes. También las infecciones de transmisión sexual suponen una de las causas de complicaciones médicas entre niñas que carecen de la información acerca de cómo protegerse de las mismas o incluso de cómo reaccionar ante abusos sexuales y relaciones abusivas. El matrimonio infantil supone un claro mecanismo patriarcal en busca de la negación del empoderamiento de la mujer y la imposición del rol de sumisión a través de las futuras generaciones.

Quizás no exista mayor traslación material de la realidad social de esta imposición irracional y sumamente violenta contra el cuerpo de las mujeres que supone el patriarcado que la mutilación genital femenina. Asentada en falsos estereotipos encaminados a imponer una clara y permanente disciplina de raíz falocrática sobre las mujeres y lograr así asentar una estructura discriminatoria para las niñas desde su nacimiento, la ablación genital consiste en un procedimiento en el que los tejidos de los órganos genitales de la mujer son lesionados o directamente eliminados de forma parcial o total, con el único fin de poder llegar a controlar los deseos y las conductas sexuales de las mujeres antes y durante el matrimonio. Sin que ni mucho menos tal arcaica e innecesaria práctica pueda llegar a garantizar esos irracionales objetivos, la extirpación o lesión de sus órganos genitales, por razones no médicas, afecta en la actualidad a más de 200 millones de mujeres en todo el mundo. Este aberrante hábito cultural no solo provoca graves problemas de salud física y mental que incide en las víctimas de forma permanente, sino que además repercute en ellas imposibilitando el normal desarrollo de sus relaciones afectivas o sexuales. La ablación genital femenina convierte a las mujeres mediante la mutilación en seres con serios problemas para poder llegar a experimentar deseo o placer. En la actualidad una de cada 20 niñas sufren alguna forma de mutilación genital femenina según las cifras aportadas por Naciones Unidas, cada año tres millones de niñas menores de 15 años son condenadas en todo el mundo mediante este cruel método a sufrir periodos irregulares, problemas de vejiga, recurrentes infecciones y en muchos casos a verse obligadas a poder dar a luz únicamente a través de una cesárea.

Para la mujer este mundo sigue siendo un lugar peligroso y hostil debido a la estructura patriarcal y a los roles de género claramente diseñados para perpetuar la sumisión de la hembra humana a los designios del machismo más rancio

Pero no solo el placer está regulado por la violencia y la imposición cultural y física del patriarcado, cuando se nace mujer, cuando se es mujer, incluso la vida y la capacidad para reproducirla se encuentra directamente amenazada. A pesar de  que el aborto inseguro se sitúe como una de las principales causas de mortalidad y morbilidad maternas y a que según estudios del Instituto Guttmacher –organización sin ánimo de lucro del campo de la salud reproductiva con sede en Estados Unidos– la tasa de abortos sea de 37 por 1.000 personas en los países en los que el aborto se encuentra totalmente restringido o se permite solo en caso de riesgo para la vida de la mujer y del 34 por 1.000 personas en los países que lo permiten en general –lo que vendría a demostrar que la diferencia entre ambos supuestos es totalmente insignificante pese a aplicación de medidas restrictivas– la legislación sobre el aborto no supone todavía a día de hoy una realidad certera en el mundo y sigue aplicándose en los diferentes estados de forma compleja y diversa. En pleno 2020 países europeos como Andorra, Malta o El Vaticano y otros como Nicaragua, República Dominicana o El Salvador, condenan a las mujeres por abortar incluso en caso de haber sufrido una violación. Siendo en este sentido El Salvador uno de los países más restrictivos del mundo, con penas  que pueden llegar hasta 30 años de cárcel para las mujeres que deciden interrumpir voluntariamente su embarazo.

Según datos de la Organización Mundial de la Salud, cada año tienen lugar cerca de 22 millones de abortos inseguros y cerca de siete  millones de mujeres son atendidas en centros sanitarios por complicaciones derivadas de una interrupción voluntaria del embarazo considerada médicamente insegura. Lo que termina derivando en que entre el 8 y 15 por ciento de la mortalidad materna se deba a causas que podrían ser fácilmente evitables y están relacionadas directamente con el embarazo o el parto. Las muertes y lesiones causadas por abortos son mucho más comunes en países en vías de desarrollo en los que el acceso al aborto está limitado o prohibido por completo: en los países que de una u otra forma el aborto se encuentra completamente penalizado o se permite únicamente para salvar la vida de la mujer o preservar su salud física, solo 1 de cada 4 abortos tuvo lugar de forma segura, mientras que esta cifra aumenta de forma drástica a 9 de cada diez en el caso de países en los que el aborto es legal en supuestos más amplios.

En los estados en los que el aborto es legal, el riesgo de muerte se reduce prácticamente a cero, evidenciando de forma clara que únicamente garantizando que las mujeres puedan interrumpir su embarazo de formar libre, legal y segura, se podrán evitar en el futuro las muertes relacionadas directamente con el embarazo o el parto. Tal y como demuestran de forma clara los datos estadísticos, penalizar el aborto no impide que este se produzca, solo logra que este sea menos seguro.

El primer país en que las mujeres conquistaron el derecho al aborto bajo cualquier circunstancia fue en la Unión Soviética, en 1920. Como parte de las conquistas de la revolución socialista de 1917, el estado obrero comprendió las reivindicaciones de las mujeres en este sentido y reconoció el derecho de la mujer a no morir por abortos clandestinos, convirtiéndose en una práctica que podía realizarse en cualquier centro de salud público. La revolución socialista marcaba un camino que en 1965 seguiría Cuba como parte de las conquistas de la revolución comandada por Fidel Castro, pero habría que esperar décadas para que otros países de Europa y el mundo lo siguieran. Tan solo 50 años después en plena segunda ola del movimiento feminista, Estados Unidos y otros países de Europa avanzaron en este sentido, aunque todavía a día de hoy el aborto sigue suponiendo un territorio de marcada guerra cultural, política y legal en Estados Unidos, un país en el que sin duda este tema supone un asunto recurrente en las campañas electorales y en el que las mujeres ven a menudo amenazados sus derechos en este sentido por las campañas antiabortistas directamente dirigidas a las mujeres que acuden a las clínicas y por el cierre estos centros abortivos debido a la continua presión institucional de los estados más conservadores.

La causa del dolor, el sufrimiento y la opresión sufrida por millones de mujeres cada año en el mundo, resulta ahora ofensiva o hiriente para quienes no solo parecen renegar de la tradición feminista, sino que también lo hacen del propio sujeto del feminismo

En España, el aborto fue legalizado por primera vez durante la Segunda República Española, si bien debido a la guerra civil y a la posterior dictadura fascista, este derecho se vería pronto revocado. Actualmente, la ley del aborto aprobada en 2010 durante el mandato de José Luis Rodríguez Zapatero, permite que una mujer pueda abortar en nuestro país hasta las 14 semanas de gestación –22 semanas en determinados casos por enfermedad– independientemente del motivo. La ley impulsada por el Partido Socialista, legalizaba también el aborto para jóvenes de entre 16 y 17 años, pero una modificación del Partido Popular en 2015 hizo obligatorio requerir el consentimiento parental. No olvidemos que fueron precisamente los conservadores los impulsores del proyecto de ley de Gallardón, el cual pretendía cambiar el paradigma del aborto en España para pasar de un supuesto de plazos a uno de supuestos, concretamente dos: las mujeres podrían abortar  si habían sido violadas o si existía un «menoscabo importante y duradero» para su salud física y psíquica o la del feto. Pese a considerarse un avance sólido e irreversible para las mujeres, no debemos de olvidar que en países como Argentina el aborto sigue suponiendo en la actualidad una de las principales luchas para el movimiento feminista en medio de una ola reaccionaria de populismo.

Las formas de discriminación y opresión sufridas por el simple hecho de ser mujer, varían de forma sádica a lo largo y ancho del planeta. Más de cien escuelas destruidas por los talibanes en el distrito de Swat, en el noroeste de Pakistán, como forma de presión para evitar la educación de las niñas, tasas de alfabetización menores al 17% entre niñas de 15 y 24 años en Níger, una mujer muerta cada media hora por dar a luz sin asistencia médica durante el parto en Afganistán, la prohibición del divorcio en Filipinas o el Vaticano o directamente la realidad social para las mujeres de Arabia Saudí, ese socio de la OTAN en el que solo en 2011 se aprobó el voto femenino y hubo que esperar a 2018 para que las mujeres pudiesen conducir. Un reino de la península arábiga en el que aproximadamente el 65% de las mujeres con educación están desempleadas por las restricciones para acceder al mundo laboral, dado que solo pueden trabajar, estudiar, iniciar una relación sentimental o sacarse el pasaporte para viajar si su guardián se lo permite. Un país regido por un régimen teocrático en el que las mujeres deben vestir el manto de abaya, una túnica que cubre todo el cuerpo menos la cara y las manos.

Para la mujer este mundo sigue siendo un lugar peligroso y hostil debido a la estructura patriarcal y a los roles de género claramente diseñados para perpetuar la sumisión de la hembra humana a los designios del machismo más rancio. Según datos proporcionados por Naciones Unidas, cada día son asesinadas un promedio de 137 mujeres alrededor del mundo por su pareja o un miembro de su familia. El 35% de las mujeres del planeta mundo han sufrido violencia física y/o sexual por parte de un compañero sentimental o violencia sexual por parte de otra persona distinta a su compañero sentimental y cerca de un 70% de las mujeres ha experimentado violencia física y/o sexual por parte de un compañero sentimental. Las mujeres adultas representan más de la mitad de las víctimas de trata de seres humanos detectadas a nivel mundial, unos 15 millones de mujeres de entre 15 y 19 años han sido obligadas a mantener relaciones sexuales forzadas y un estudio realizado en 27 universidades de los Estados Unidos en 2015 reveló que el 23 por ciento de las estudiantes universitarias había sido víctima de agresiones sexuales o conductas sexuales indebidas. A su vez, una de cada diez mujeres de la Unión Europea declara haber sufrido ciberacoso desde la edad de 15 años, lo que incluye haber recibido correos electrónicos o mensajes de texto no deseados, sexualmente explícitos y ofensivos, o bien intentos inapropiados y ofensivos en las redes sociales. El riesgo es mayor para las mujeres jóvenes con edades comprendidas entre los 18 y los 29 años. Los resultados de un estudio nacional efectuado en Australia demuestran que casi dos de cada cinco mujeres (39 por ciento) de 15 o más años de edad que han participado en el mercado laboral durante los últimos cinco años han sido víctimas de acoso sexual en el lugar de trabajo en ese período. En un estudio plurinacional realizado en Oriente Medio y África del Norte, entre el 40 y el 60 por ciento de las mujeres declaró haber sufrido acoso sexual en la calle. Mientras que en La India se registran al menos tres ataques con ácido a la semana.

Durante siglos la menstruación ha supuesto incomprensiblemente un tabú que ha situado su vivencia en la superstición, el mito y el estigma social que relega a la mujer a un papel de sumisión frente al hombre

En Rusia una mujer es asesinada cada 38 minutos, mientras que con una tasa de 1,6 por cada 100.000 habitantes, América Latina es la segunda región con más riesgo de mortalidad para las mujeres después de África. En el estado español, desde 2010 han sido asesinadas más de 1000 mujeres a manos del terrorismo machista y durante el pasado año se han denunciado más de 1.000 agresiones y abusos sexuales cada mes.

En 2019 las denuncias por agresión sexual se incrementaron en un 10,5% pese al caso de La Manada, los multitudinarios 8 de marzo o la fuerza política e institucional del feminismo. Pese a todo ello, o quizás precisamente debido a esa demostración de fuerza y hartazgo con la situación de sumisión e indefensión a la que el machismo institucional y social pretende relegar a las mujeres, la reacción patriarcal se muestra cada vez más desproporcionada en el uso de la violencia, pero esto no hace sino señalar claramente que el patriarcado es débil cuanto más fuerte es el feminismo, cuanto más directamente se atacan sus estructuras de reproducción social. Resulta sumamente importante conocer las vivencias de las mujeres, pero para ello resulta a todas luces vital conocer y reforzar el sujeto político del feminismo. No se trata de una tarea baladí o que pueda abandonarse de cara a primar cualquier otro interés que puede encontrarse más o menos relacionado con la batalla por la igualdad y los derechos de las mujeres, pero que sin embargo no recae sobre los hombros del feminismo.

Las obligan a casarse, son estigmatizadas, se les impide decidir sobre su cuerpo y sobre su sexualidad, se les niega el acceso a la educación y los derechos más básicos, las violan y las asesinan por el hecho de ser mujeres. Pero incluso hoy, llegar a afirmar esto, ha pasado de ser una obviedad para cualquier persona comprometida con la lucha feminista a ser considerado por muchos e incluso muchas como una afrenta imperdonable, algo que no debe pronunciarse, en definitiva un nuevo tabú. La causa del dolor, el sufrimiento y la opresión sufrida por millones de compañeras cada año en el mundo, resulta ahora ofensiva o hiriente para quienes no solo parecen renegar de la tradición feminista, sino que también lo hacen del propio sujeto del feminismo. Reniegan en definitiva de la mujer. Hoy el machismo avanza en su agenda de sometimiento envuelto en el falso velo del progresismo y las doctrinas del género, un curioso disfraz tejido con cinismo en la propia opresión patriarcal que sustenta la cárcel de las mujeres.

Fuente e imagen: https://nuevarevolucion.es/mujeres-la-columna-rota/


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Una fiesta de la menstruación para responder a la misoginia en India

Asia/India/https://verne.elpais.com/

La intolerancia religiosa respecto a la impureza de la sangre menstrual aumenta el tabú sobre la higiene íntima

Música, comida, globos y hasta un fotomatón. Los ingredientes imprescindibles para una fiesta especial que, sin embargo, celebró algo tan común como la menstruación. La iniciativa ocurrió hace unos días en Nueva Delhi liderada por un grupo sin ánimo de lucro. No era la primera edición pero, en esta ocasión, el evento también servía de respuesta a un caso reciente contra la dignidad de las mujeres indias. Las connotaciones negativas atribuidas a la regla por el fanatismo religioso sirven para la discriminación constante y el insulto ocasional. Tradiciones y comentarios misóginos que, cada vez más, encuentran respuesta en gestos como el de Sachhi Saheli, una organización que combate el estigma de la menstruación en India con información y actividades lúdicas como este banquete en Delhi.

“Tengo la regla y estoy cocinando. Así que invito a todos a que vengan a probar mi comida”, explicaba Kajal Kumari, de 21 años, luciendo un delantal con el eslogan “Soy una mujer orgullosa de menstruar”. El mensaje era una respuesta clara al comentario hecho en un vídeo por un predicador religioso del Estado de Gujarat, en el noroeste de India. “Si comes platos preparados por una mujer que menstrúa solo una vez, serás un buey en tu próxima vida. Una mujer que tiene el periodo y cocina para su marido se reencarnará en puta, claramente”, pregonaba Krushnaswarup Dasji. El sermón dado hace un año no es más que otra salida de tono machista de uno de los mucho autodenominados swamis (profesor religioso hindú). Pero su sermón se hizo viral hace una semana cuando las profesoras del centro donde se imparten estos preceptos obligaron a desnudarse a un grupo de alumnas para comprobar que no tenían la regla.

El 11 de febrero, 68 estudiantes alojadas en Shree Sahajanand Girls Institute (residencia universitaria de la ciudad de Bhuj gestionada por el grupo hindú Swaminarayan Sampradaya) fueron obligadas a desvestirse y a enseñar su ropa interior para demostrar que no estaban con la regla. Las jóvenes denunciaron el acoso, originado por la queja de un trabajador del centro que había denunciado que se estaban violando las reglas que les impiden entrar a templos y cocinas, o tocar a otros estudiantes con la regla. Tras publicarse el caso, los responsables de la universidad de Gujurat a la que está afiliada la residencia cesaron a su director.

Una mujer cocina con un delantal que dice: «Soy una mujer orgullosa de menstruar». Foto: @sachhisaheli

El Estado de Gujarat, del que fue gobernador el actual Primer Ministro indio, el nacionalista hindú Narendra Modi, es uno de los más prohibitivos del país. Allí no se permite ni el alcohol ni la carne de vaca. Dentro de la región norte, en la que se ubica, conocida como el cinturón hindú de India, también se encuentra Uttar Pradesh. En este Estado, en 2017, también hubo un episodio en el que forzaron a decenas de niñas a desnudarse por el mismo motivo. Así como los tabúes de la regla afectan a otros países del mundo, la intolerancia de la religión hindú respecto a la impureza de la sangre menstrual no solo daña a las indias. En Nepal, país de mayoría hindú, las mujeres de algunas zonas rurales siguen siendo víctimas del chhaupadi, o exilio por menstruación, una costumbre que las obliga a vivir fuera de casa durante el periodo. Pese a estar perseguida por ley, la tradición sigue tan presente que una madre y sus dos hijos murieron a la intemperie por esta causa hace solo un año.

Iniciativas para combatir el tabú de la regla

No es la primera vez que Sachhi Saheli recurre a actividades de ocio para educar contra las supersticiones relativas a la menstruación. El año pasado la organización ya reunió a unas 6.000 niñas de Nueva Delhi para una marcha por el centro de la capital con el objetivo de concienciar e informar sobre la regla. “Cuando trabajé en medicina, me di cuenta de que muchas mujeres de muchos sectores sociales tenían una idea falsa de la menstruación”, explica la doctora Surbhi Singh, ginecóloga y presidenta del grupo.

SACHHI SAHELI@SachhiSaheli

These women are true inspirations for the society. They set an example and let the world know that no one can question their dignity in the name of religion. Let’s put united front and claim our azadi from the misogyny. @SachhiSaheli salutes to them.

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Estas mujeres son auténticas inspiraciones para la sociedad. Son un ejemplo y hacen saber al mundo que nadie puede cuestionar su dignidad en nombre de la religión. Mantengámonos unidos y reclamemos nuestra liberación de la misoginia. Sachii Saheli las saluda.

Las presiones de organizaciones sanitarias y para la protección de los derechos de la mujer llevaron a que el Gobierno indio eliminase el impuesto a compresas y tampones en 2018, tras un año de protestas. La subida fiscal había transformado los productos de higiene íntima femenina en un bien de lujo en un país donde los problemas sanitarios son la principal fuente de absentismo escolar femenino. La concienciación social está acompañada por una mayor visibilidad del problema en los principales medios de comunicación de masas. Ese mismo año, una película de Bollywood basada en la historia real del conocido como “hombre compresa”, llevó el tabú de la menstruación al cine por primera vez.

Incluso el medio más importante para la educación en India, la religión, experimenta cambios. En octubre de 2018 y tras años de litigios, la decisión judicial del Tribunal Supremo del país declaraba ilegal la norma por la que mujeres entre 10 y 50 años no podían acceder al templo hindú de Sabarimala, en el estado sureño de Kerala, haciéndose eco de un movimiento feminista contra la prohibición de la entrada de mujeres a lugares de culto en India. Sin embargo, las restricciones a la entrada de mujeres a este y otros templos del país continúan en la práctica. Esto demuestra que la religión, como el principal canal de socialización, es el mayor escollo para la erradicación de los tabúes relacionados con la sexualidad y la mujer en el país asiático.

El templo hindú que honra la menstruación en India

La pluralidad religiosa india hace que existan más de 100.000 lugares de culto para los diferentes credos que conviven en el país, entre templos hindúes, mezquitas musulmanas, gurdwaras sijs e iglesias cristianas. Entre tanta variedad, también hay particularidades excepcionales en una sociedad tan patriarcal como la india y una religión tan machista como el hinduismo. Es el caso del templo de la diosa Kamakhya Devi, en las colinas Nilachal, en el Estado de Assam, al noreste de India. Este lugar de culto no cuenta con ninguna escultura de un dios al que adorar, sino la de una vagina (símbolo de una reencarnación de la diosa Kali), que permanece húmeda debido a la altitud en la que se encuentra. Cada año, en agosto, los pandits (sacerdotes hindúes) cierran el templo durante varios días en conmemoración del ciclo menstrual de la diosa. Entre tanto, miles de devotos peregrinan allí; aunque probablemente nunca hablen del periodo o tengan tabúes e ideas erróneas sobre el mismo. Irónicamente, el templo no puede ser visitado por mujeres que estén menstruando.

Fuente e imagen tomadas de: https://verne.elpais.com/verne/2020/03/03/articulo/1583253802_274368.html

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Universidad de la India exige a estudiantes que se desnuden para comprobar que no están menstruando

Redacción: Plumas Atómicas

Más de 60 estudiantes tuvieron que mostrar su ropa interior.

Más de 60 mujeres y jóvenes en una escuela en India han dicho que se vieron obligadas a desnudarse y mostrar su ropa interior a los maestros para demostrar que no estaban menstruando.

A unas 68 alumnas se les dijo que se desnudaran después de encontrar una toalla sanitaria usada en el jardín del Instituto de Niñas Sahjanand en la ciudad de Bhuj, en la India. El incidente ocurrió el martes 18 de febrero de este año.

“El director abusó e insultó, preguntándonos quiénes de nosotras estábamos teniendo nuestros períodos. Dos de nosotros que estábamos menstruando nos hicimos a un lado “, dijo uno de los estudiantes al medio local Hindustan Times“A pesar de esto, nos llevaron a todos al baño. Allí, las maestras nos pidieron que nos quitáramos individualmente la ropa interior para que pudieran comprobar si estábamos menstruando”.

La universidad, ubicada en el estado natal del primer ministro Narendra Modi, Gujarat, está dirigida por la secta hindú conservadora Swaminarayan. Los miembros de esta secta con seguidores del yogui y asceta de este mismo nombre, cuya vida y enseñanzas trajeron un renacimiento de las prácticas hindúes centrales como el dharma. Sus seguidores creen que este yogi es una manifestación de Dios.

“Las chicas fueron informadas sobre las reglas del albergue antes de que fueran admitidas”, dijo el administrador de la universidad, Pravin Pindoria, a la agencia de noticias AFP.

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Estas reglas incluyen restricciones a las mujeres que menstrúan, ya que no se les permite ingresar al templo y la cocina, socializar o tocar a otros estudiantes o dormir dentro del albergue, según informes de los medios localesMientras menstrúan, las estudiantes deben permanecer en el sótano.

La Comisión Nacional de la India para la Mujer dijo que estaba investigando el incidente.

La menstruación está muy estigmatizada en gran parte de la India y otras partes del sur de Asia, donde a las mujeres a menudo se les prohíbe ir a los lugares de culto durante su período.

Según UNICEF, en India, “la menstruación se considera sucia e impura y, durante los períodos, se desaconseja que las niñas asistan a la escuela y se queden en sus hogares”.

En Nepal, país vecino a la India, las llamadas “choza menstrual” todavía están muy extendidas, y un estudio reciente muestra que alrededor del 77 por ciento de las niñas nepalesas se ven obligadas a dormir fuera de su hogar durante su período.

Fuente: https://plumasatomicas.com/noticias/internacional/india-universidad-menstruacion-desnudan-estudiantes/

 

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