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India: La universidad que obligó a sus estudiantes mujeres a desnudarse para comprobar si estaban menstruando

Asia/India/20 Febrero 2020/https://www.bbc.com/

La incómoda relación de India con la menstruación ha vuelto a los titulares.

Estudiantes universitarias que viven en un albergue en Gujarat, un estado en el oeste del país, se quejaron de que las obligaron a desnudarse para mostrarle la ropa interior a sus maestraspara demostrar que no estaban menstruando.

68 jóvenes fueron obligadas a salir del aula e ir al baño, donde les ordenaron quitarse su ropa interior para que pudiesen ser inspeccionada.

El incidente tuvo lugar el martes en la ciudad de Bhuj.

Las jóvenes eran estudiantes universitarias del Instituto Shree Sahajanand Girls (SSGI), dirigido por la secta Swaminarayan, un grupo religioso hindú rico y conservador.

El grupo dijo que un funcionario del albergue se había quejado al director de la universidad el lunes de que algunas de las estudiantes estaban infringiendo las reglas que se supone deben seguir las mujeres que menstrúan.

Según estas normativas, las mujeres no pueden entrar a un templo ni a la cocina, ni tocar a otros estudiantes cuando tienen el período.

Durante las comidas, deben sentarse lejos de los demás, lavar sus propios platos y, en el aula, deben sentarse en la última fila.

Registro

Una de las estudiantes le dijo a la BBC que el hostal llevaba un registro donde ellas debían escribir su nombre cada vez que tenían la regla, para que las autoridades pudieran identificarlas.

Sin embargo, durante los últimos dos meses, ninguna estudiante había escrito su nombre en el registro, algo que no sorprende si tomamos en cuenta las restricciones que deben tolerar si lo hacen.

Instituto
Image captionLas jóvenes calificaron la experiencia de «tortura mental».

Por esta razón, el funcionario del albergue se quejó ante el director de la universidad de que las estudiantes que menstruaban estaban entrando en la cocina, acercándose a los templos y mezclándose con otras jóvenes del albergue.

Las estudiantes argumentan que, al día siguiente, fueron abusadas por el funcionario del hotel y el director, antes de que las obligaran a desnudarse.

Las jóvenes describieron lo ocurrido como «una experiencia muy dolorosa» que las dejó «traumatizadas«, a la que calificaron de «tortura mental».

El padre de una de las alumnas dijo que cuando llegó a la universidad, su hija y otras jóvenes se acercaron a él y estallaron en lágrimas.

«Están en schock», dijo.

Protestas

El jueves, un grupo de estudiantes organizó una protesta en el campus, exigiendo medidas contra las autoridades de la universidad que las «humillaron».

ProtestaDerechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image caption«La menstruación no es una enfermedad», dice este mensaje de protesta escrito sobre una toalla femenina.

Pravin Pindoria, miembro del consejo administrativo de la institución, dijo que el incidente había sido «desafortunado», y agregó que se había ordenado una investigación y que se tomarían medida contra los culpables.

No obstante, Darsha Doholakia, vicecanciller de la universidad, culpó a las estudiantes.

Doholakia argumentó que las jóvenes habían violado las reglas y añadió que algunas se habían disculpado.

Sin embargo, algunas de las estudiantes le dijeron a la BBC que están bajo presión de las autoridades de la escuela para desestimar el incidente y no hablar de lo que pasó.

El viernes, la Comisión de Mujeres del Estado de Gujarat ordenó una investigación sobre este «vergonzoso ejercicio» y pidió a las estudiantes que «hablaran sin miedo sobre el agravio».

La policía presentó una denuncia.

Estigma

Esta no es la primera vez que estudiantes mujeres son humilladas en nombre de la menstruación.

En un caso muy similar, 70 estudiantes fueron obligadas a desnudarse hace tres años en una escuela en el norte de India, después de que una celadora encontrara sangre en la puerta de un baño.

La discriminación de las mujeres cuando tienen la regla es común en India, donde la menstruación es desde hace tiempo un tabú, y las mujeres con la regla son consideradas impuras.

TemploDerechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionA las mujeres que tienen el período, no se les permite entrar a los templos.

Estas suelen ser excluidas con frecuencia de eventos sociales y religiosos, se les niega la entrada a templos y santuarios, y no se las deja entrar en las cocinas.

Cada vez más, mujeres educadas de las ciudades están empezando a desafiar estas ideas. En años recientes, se ha intentado que la menstruación sea entendida como lo que es: una función natural del cuerpo femenino.

Pero esta misión ha sido demasiado exitosa.

En 2018, en un acontecimiento considerado histórico, el tribunal superior ordenó que se abrieran las puertas del santuario de Sabarimala a mujeres de todas las edades, argumentando que mantener a las mujeres fuera del templo en el estado sureño de Kerala era discriminatorio.

Pero, un año más tarde, los jueces acordaron revisar esta orden después de que se produjeran protestas masivas en el estado.

Para sorpresa de muchos, entre los manifestantes había un gran número de mujeres, una indicación de cuán profundamente arraigado está el estigma de la menstruación.

Fuente e imagen tomadas de: https://www.bbc.com/mundo/noticias-51544974

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Luchando contra la humillación de menstruar para niñas de Suazilandia

Redacción: Inter Press Service

La capacitadora Nomcebo Mkhaliphi, rodeada de niñas en la escuela primaria de la ciudad de Kwaluseni, en Suazilandia. Ella recorre los centros escolares de esta pequeña y conservadora nación del sur de África para acabar contra los tabúes que rodean la menstruación y los traumas y humillaciones que acarrea para las niñas y adolescentes. Crédito: Cortesía de Nomcebo Mkhaliphi

MBABANE, Suazilandia, 23 ene 2020 (IPS) – Cuando Nomcebo Mkhaliphi, de 14 años, notó por primera vez la sangre que salía de su vagina, se sorprendió. Confundida, recurrió a sus hermanas mayores para pedirles consejo, en su humilde hogar en Suazilandia.

«Mis hermanas me dijeron que a ellas les sucedía lo mismo cada mes y que se protegían con tela, papel higiénico u hojas de periódicos como ropa sanitaria», recuerda Mkhaliphi, que ahora tiene 45 años. Tenía que seguir su ejemplo y usar estos materiales porque no tenían dinero para comprar toallas sanitarias.

Mkhaliphi y sus cuatro hermanas y hermanos fueron criados por su padre en un pobre hogar de la zona rural de Makhonza,  en el sur de Suazilandia, también conocida como Esuatini, esta pequeña nación del sur de África carente de litoral, que es la última monarquía del continente y con unas costumbres sociales muy conservadoras.

Los padres de Mkhaliphi se habían separado cuando ella tenía nueve años, por lo que nunca tuvieron conversaciones sobre la menstruación, tanto en el hogar como en la escuela.

Relatar su experiencia con los períodos evoca recuerdos tristes para Mkhaliphi. Hubo tres momentos traumáticos en la escuela donde su menstruación la puso en el centro de chismes, acosos y humillaciones.

La primera ocasión fue cuando su túnica se manchó de sangre, las otras dos ocurrieron cuando el papel higiénico o el periódico que llevaba cayeron al suelo empapados frente a otros escolares.

«Estos incidentes disminuyeron mi autoestima porque otros estudiantes los usaron para intimidarme», dice esta mujer que es madre de dos hijos y una hija.

En lugar de abandonar la escuela como otras chicas en una situación similar, Mkhaliphi perseveró hasta que completó su educación secundaria. Hoy, ofrece su tiempo como voluntaria para informar y concienciar a las niñas y niños de las escuelas y las comunidades acerca de la menstruación, particularmente el estigma asociado con los períodos.

Ella incluye a los niños para que dejen de ver las reglas femeninas como un asunto de burla y lo asuman como algo natural para sus condiscípulas.

«Hay muchos estigmas asociados con la menstruación. Cuando una mujer tiene sus períodos  se dice que su cuerpo se está ‘limpiando’ algo que la retrata como sucia. Es por eso que en algunas familias a una mujer que tiene la regla no se le permite cocinar, mientras que en algunas iglesias se les veta que se acerquen al pastor «, cuenta Mkhaliphi a IPS.

Añade que en algunos centros de culto, en este país de mayoría cristiana, en especial de credos protestantes o evangélicos, ordenan a las mujeres que tienen la menstruación que se sienten atrás y no participen en la ceremonia.

Lo que es peor, es tabú hablar sobre la menstruación porque en la muy conservadora cultura suazilandesa  siempre se ha tratado como un secreto.

En sus charlas, Mkhaliphi utiliza su historia para terminar con el estigma asociado con los períodos y generar confianza entre las niñas al brindarles la información correcta sobre su salud sexual reproductiva. También da charlas a niños de primaria porque, dice, es importante hablar con ellos cuando son jóvenes.

«Las chicas se abren conmigo sobre sus propias historias negativas una vez que me escuchan hablar sobre mi experiencia», dice ella.

Una de esas chicas es Nomthandazo (*), de 14 años, quien estudia en una escuela pública en la ciudad industrial de Matsapha, en el centro de Suazilandia, quien narra que solía fugarse de la escuela cuando tenía la menstruación, después que un día se le cayeron las hojas de periódico que llevaba como protección y eso la convirtió en objeto de burlas por mucho tiempo.

Sin dinero para comprar toallas sanitarias, fingía ir a la escuela y se escondía de sus padres durante los días que tenía la regla.

«Ahora uso trapos. Tardan mucho en secarse, pero son mejores que los periódicos», dice a IPS.

Algunos padres no tienen ninguna conversación con sus hijas, y menos con sus hijos, sobre la menstruación. Por ejemplo, Temphilo (*), de la zona rural de Sihhoye, se lo fue a decir a su madrastra tan pronto como vio sangre entre sus piernas, pensando que le pasaba algo malo. La reacción de su madrastra fue golpearla y acusarla de haber tenido relaciones sexuales, lo que no era cierto.

«Sangré durante casi un mes y ni siquiera me llevó al hospital porque sintió que yo había provocado la situación”, rememora Temphilo a IPS. Después de esa primera vez irregular, felizmente sus periodos se regularizaron.

Gracias a Mkhaliphi es que supo que la menstruación es algo natural que le ocurre a todas las mujeres y que no debería avergonzarse por ello. Mkhaliphi ha tenido charlas con más de 3 000 escolares desde que comenzó esta actividad, una vez que en 2016 dejo su trabajo como secretaría en el sector legal.

«Me invitan a muchos lugares donde los docentes y los líderes de la comunidad me piden que hable con las y los estudiantes y los jóvenes de las comunidades», dice. «Pero es difícil llegar a todos debido a la falta de recursos financieros», se lamenta.

Mkhaliphi también toca el tema en su cuenta de Twitter, @nomcebo_mkhali, para crear conciencia sobre la necesidad de normalizar la menstruación en las escuelas  y las comunidades de Suizalandia.

También busca donaciones para adquirir toallas sanitarias, que entrega a las niñas y adolescentes durante sus visitas a los centros escolares. Pero resulta un esfuerzo insuficiente ante las muchas niñas que viven en entornos pobres, donde las toallas sanitarias resultan un lujo inasequible.

«Es triste que la mayoría de las niñas sigan usando materiales inseguros que no solo son inadecuados para la protección sino que también pueden provocar enfermedades», dice.

El censo anual de educación de Suazilandia de 2017 registra que 220 niñas desertaron de la escuela primaria, aunque la educación sea gratuita. No se dan razones para su abandono, pero Mkhaliphi cree que un alto porcentaje obedece a la inseguridad o acoso que sufren a causa de la regla y su falta de toallas absorbentes.

«Construir la confianza de la niña no es suficiente si no tienen acceso a los instrumentos que preservan su dignidad e higiene cuando menstrúan”, asegura.

El presidente del Comité Legislativo de Salud, Mduduzi Dlamini, concuerda con Mkhaliphi.

«No tiene sentido que este material sanitario no se proporcione de forma gratuita tanto en la escuela como en los centros comunitarios», dijo este legislador a IPS.

Tras su participación en la 25 Conferencia Internacional sobre Desarrollo de la Población, celebrada en Nairobi en noviembre, prometió que la provisión de ropa sanitaria gratuita para las niñas era uno de los temas que impulsaría para su discusión en el parlamento.

«Lo que aprendí de la Conferencia es que cuando las niñas carecen de artículos de tocador, como las compresas, se vuelven vulnerables a ser explotadas por quienes les compran estas cosas», aseguró Dlamini.

«Algunas niñas terminan siendo infectadas con el VIH… todo porque no tienen acceso a las toallas sanitarias. El gobierno debe abordar este problema», sentenció.

Según el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/SIDA (Onusida) «las mujeres se ven desproporcionadamente afectadas por el VIH» en Suazilandia: 120 000 de los 190 000 adultos que viven en el país con VIH son mujeres.

Además, «las nuevas infecciones por  VIH entre las mujeres jóvenes de 15 a 24 años fueron más del cuádruple que las de los hombres jóvenes: 2 400 nuevas infecciones entre las mujeres jóvenes, en comparación con menos de 500 entre los hombres jóvenes», indica Onusida.

Hasta ahora, Kenia y Botswana son los únicos gobiernos africanos que avanzan en un plan para brindar material sanitario gratuito a las mujeres para su menstruación por mandato legal.

(*) Los nombres de las estudiantes son ficticios para proteger su identidad.

Fuente: http://www.ipsnoticias.net/2020/01/luchando-la-humillacion-menstruar-ninas-suazilandia/

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Pakistán: El pueblo en el que las chicas pueden hablar de su regla

Asia/Pakistán/26 Septiembre 2019/El país

En Pakistán, la menstruación sigue siendo un tabú. Hajra Bibi lucha contra el estigma en el entorno rural fabricando en casa miles de compresas caseras

En su pequeño local de Booni, en el noroeste de Pakistán, Hajra Bibi lucha contra remotos tabúes. Con su máquina de coser a manivela, fabrica compresas en un país donde el ciclo menstrual todavía es un tema prohibido. «Respondo a una urgencia», afirma esta madre de familia de 35 años, delante de su pequeña mesa de trabajo. Se siente «orgullosa» de actuar «para las necesidades básicas de las mujeres de (su) sociedad».

En su mano, Hajra Bibi tiene una de sus compresas higiénicas, de uso único. Larga y gruesa, está confeccionada con bandas de algodón envueltas en plástico, y recubierta con un tejido blanco. Tiempo de confección: 20 minutos. Precio de venta: 20 rupias (10 céntimos de euro). Cantidad producida: miles en menos de dos años. «Antes, las mujeres de Booni no tenían ni idea de lo que eran las compresas«, comenta.

Según un estudio realizado en 2013, sólo 17% de las paquistaníes las utilizaban entonces. Pero la ONG local AKRSP en colaboración con Unicef, enseñó a Hajra Bibi a confeccionar este producto íntimo.

Esta actividad en torno a un tema tabú dio un vuelco a la existencia de la comunidad de este pequeño pueblo de montaña, cercano a Afganistán. «Al principio, la gente me preguntaba por qué hacía esto. Algunos me insultaban», explica Hajra Bibi, que cuenta con el apoyo de su marido, en silla de ruedas tras un accidente.

Ahora, «en el pueblo, las chicas pueden hablar de su regla», comenta satisfecha la mujer. Bushra Ansari, la coordinadora de AKRSP que formó a Bibi, lo confirma: «El programa cambió completamente» la vida de las mujeres de Booni. El ciclo menstrual suscitaba hasta entonces misterio y cierto asco, como en otras zonas rurales paquistaníes. «La percepción es que una chica que tiene la regla no puede cocinar», afirma. Una serie de creencias populares rodean también la cuestión. «Se les dice que no tienen que lavarse durante esos días», y eso genera «infecciones urinarias y del aparato reproductor», insiste esta doctora.

Sin compresas higiénicas, las mujeres tenían que utilizar «trozos de tela mojados», ya que no podían ponerlos a secar en el exterior debido a la presión social, recuerda Ansari. «Y si había tres chicas en una misma familia, utilizaban todas los mismos trozos de tela», lamenta la doctora Wassaf Sayed Kakakhail, lo que favorece la «transmisión de enfermedades».

Las compresas se fabrican con una máquina de coser a manivela.
Las compresas se fabrican con una máquina de coser a manivela. AAMIR QURESHI

La educación sexual es inexistente en el norte de Pakistán, región particularmente conservadora. Las escuelas no abordan el tema. Según un sondeo realizado en 2017 por Unicef, la mayoría de jóvenes paquistaníes interrogadas ignoraban lo que era el ciclo menstrual antes de tenerlo. «Algunas adolescentes nos dijeron que pensaban que tenían un cáncer o una enfermedad muy grave, que las hacía sangrar», recuerda Kakakhail.

La situación es diferente en las ciudades, donde internet ha derribado tabúes milenarios, sobre todo entre los más ricos. En Karachi (sur), megalópolis de 20 millones considerada la ciudad más liberal del país, las compresas son fáciles de adquirir, aunque son caras. Muchas mujeres sin embargo se sienten mal con las miradas de los vendedores cuando van a comprarlas y envían a sus maridos. Como explica Sajjad Ali, un vendedor: «Algunos vienen a comprarlas de noche. Otros prefieren comprarlas en otro barrio».

Fuente e imagen: https://elpais.com/elpais/2019/09/17/planeta_futuro/1568718168_286352.html

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Colombia: ¡Por una menstruación libre de discriminación!

Redacción: Las 2 Orillas

Enhorabuena la Corte Constitucional ordenó el diseño de una política pública de gestión de la higiene menstrual.

Sí, a mujeres y niñas nos baja el periodo cada mes, es una función fisiológica habitual, sana y natural que hace parte de nuestro ciclo vital y que en promedio puede durar cinco días. Pero menstruar también es un fenómeno multidimensional que interfiere en nuestra experiencia social, política, cultural y profesional, es decir, involucra el hecho de que las mujeres podamos o no llevar una vida “normal”, porque a diario además de sobrellevar otros obstáculos, también debemos soportar vergüenza y secretismo frente al hecho biológico de menstruar.

La menstruación y su higiene son temas que se encuentran en total silencio y abandono en el mundo. Fueron relegados a la arbitrariedad del mercado que nos vende carísimos productos considerados “de lujo o cosméticos” y también en manos de un enfoque de salud que desconoce la necesidad de abordar la menstruación más allá del “dolor” o del cuidado “privado” hacia un asunto de salud pública. En este sentido, son asuntos que requieren atención, primero porque se debe combatir el estigma cultural que persiste a su alrededor y que alimenta discriminaciones absurdas, segundo, porque se deben acelerar acciones que exijan a los Estados acabar con la ausencia de políticas para la gestión de la menstruación como parte de la condición humana mediante actividades educativas del conocimiento sobre la menstruación, que también incluyan a hombres y niños en acciones pedagógicas al respecto.

De acuerdo con Human Rights Watch y Wash United, la higiene menstrual requiere de: acceso a materiales adecuados para su gestión tanto para su recolección/absorción como de medicamentos para controlar el dolor cuando este ocurra; la disposición de infraestructura e instalaciones en lugares donde mujeres y niñas pasan largos periodos de tiempo donde puedan realizar el cambio de materiales de higiene menstrual en condiciones de privacidad, seguridad y dignidad con posibilidad de acceso a agua, jabón y el manejo de desechos; la promoción y acceso a educación para el conocimiento sobre la menstruación. En este sentido, la gestión de la higiene menstrual se relaciona con los derechos humanos de acceso al agua y la sanidad, la salud, trabajo y a la no discriminación.

Enhorabuena, en Colombia la Corte Constitucional falló recientemente la sentencia T-398 de 2019 que creó un nuevo precedente que representa un avance en pro de la igualdad y la dignidad humana. La sentencia ordena el diseño de una política pública de gestión de la higiene menstrual, tras estudiar el caso de Martha Cecilia Durán Cely, mujer en habitanza de calle, quien al devengar entre $ 7.000 y $ 8.000 pesos cada cuatro días, se ve imposibilitada para adquirir las toallas higiénicas que se necesitan para la atención de su ciclo menstrual. El fallo es histórico porque la Corte Constitucional crea una jurisprudencia que permite centrar la atención en un asunto olvidado por el Estado ordenando acciones concretas de las entidades frente al aseguramiento, acceso a servicios y productos, así como frente a la pedagogía necesaria para este asunto, y reconociendo la higiene menstrual como parte del derecho fundamental a la salud y su relación con otros derechos como acceso al agua y a la sanidad.

Sin duda, este logro se le suma a uno más para los derechos de las mujeres y el derecho a la salud sexual y reproductiva, después de que Corte Constitucional en noviembre del 2018 ordenara eliminar el IVA a toallas higiénicas y tampones tras años de lucha en el marco de la campaña Menstruación Libre de Impuestos del grupo de género y justicia económica de la Red por la Justicia Tributaria porque, “son producto insustituibles y no deben ser gravados con ningún porcentaje”, un gran aliciente para las mujeres colombianas y latinoamericanas, ya que la disponibilidad y asequibilidad de los productos para la higiene menstrual es fundamental para que mujeres con escasos recursos económicos superen los altos costos de oportunidad que significan para ellas no poder acceder a estos materiales entre los cuales esta dejar de asistir a clases o decidir si destinan dinero para comprar toallas o tampones en vez de alimentos. ¡Una cuestión de vivir o no dignamente!

Ante el fallo se dieron a conocer posiciones retardarias como la del Ministerio de Salud y la Secretaría Distrital de Salud de Bogotá al considerar que, “los materiales de absorción de sangre menstrual son servicios o tecnologías excluidas del plan de beneficios en salud, porque deben tratarse como bienes cuya finalidad principal es un propósito cosmético o suntuario no relacionado con la recuperación o mantenimiento de la capacidad funcional o vital de las personas”. Posiciones que no son sorprendentes, debido a que representan los intereses de gobiernos que prefieren los negocios antes que los derechos. El desconocimiento se combate con educación, no es ningún secreto, y las enfermedades mediante acceso a productos y servicios, tampoco es un misterio. Ya se ganó una menstruación libre de impuestos, ahora hay que ganar una menstruación libre de discriminación.

Fuente: https://www.las2orillas.co/por-una-menstruacion-libre-de-discriminacion/

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¿Cuánto sabemos de educación sexual? Spoiler: una vergüenza

Por: Melina Álvarez e Iván Mónaco.

En Argentina, cada año se registran 6500 nuevos diagnósticos de VIH por no usar preservativo en las relaciones sexuales.

Lo que propone la ley de Educación Sexual Integral (ESI) es que el trabajo sea integral y se brinde información de manera transversal a las diferentes áreas, por lo que ya no se tratará de reuniones aisladas sino de un trabajo continuo y sistemático en la temática.

Si bien la ley ESI se sancionó en el 2006 en nuestro país, aún su cumplimiento tiene muchas dificultades y no logra completar los objetivos finales. A tal punto que algunos chicos “no conocen qué son los testículos”, nos comentó Sofía Macchi, quien lidera el proyecto “Preservate”.

En Argentina, se triplicaron los casos de sífilis en los últimos 5 años y cada año se registran 6500 nuevos diagnósticos de VIH por no usar preservativo en las relaciones sexuales. Sin embargo, el 30% de las personas que tienen esta enfermedad desconocen su diagnóstico.

A raíz del tema, salimos a la calle para preguntarle a la gente cuánto sabe sobre Educación Sexual Integral y esto fue lo que respondieron.

Todas las respuestas correctas:

-¿Qué pasa si te olvidas más de dos pastillas anticonceptivas?

Debes tomarlas juntas y usar preservativo por al menos 7 días seguidos.

-¿Si tomo anticonceptivos, necesito usar preservativo?
Si, siempre. Los anticonceptivos no protegen de enfermedades.
-¿Demos usar preservativos para el sexo oral?
Si, siempre. Las enfermedades pueden transmitirse por tener encías sangrantes o llagas en la boca, la vagina o el pene
-¿Si se tienen relaciones mientras la mujer está menstruando, puede quedar embarazada?
-Sí, la ovulación puede variar en cada ciclo.
-¿En una relación entre mujeres, debo cuidarme?
-Sí, con un campo de látex.
-Si uso el preservativo sólo cuando estoy por terminar el acto sexual ¿estoy protegido?
-No, se debe usar durante todo el acto para prevenir enfermedades y embarazo no deseado

Educación sexual integral pedida “a los gritos”

“La educación en materia de sexualidad tiene que ser dada por el Estado porque es un derecho de los chicos y no se puede dejar librado a cada familia porque es el formato que se usó hasta el momento y los resultados dan la prueba de que no funcionó”, opinó la escritora Gabriela Larralde, en diálogo con Mundo TKM.

El Artículo 1 de la Ley 26.150 indica que todos los establecimientos educativos públicos de gestión estatal y privada deben garantizar la realización de acciones educativas sistemáticas de Educación Sexual Integral. Para esto, toda comunidad educativa deberá incluir en el proceso de elaboración de su proyecto institucional, la adaptación de las propuestas a su realidad social.

Fuente de la reseña: https://www.mundotkm.com/actualidad/2019/08/02/cuanto-sabemos-de-educacion-sexual-spoiler-una-verguenza/

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India: las mujeres que se quitan el útero por el estigma de la menstruación

Asia/India/11 Julio 2019/Fuente: BBC Mundo

Dos noticias muy perturbadoras sobre mujeres en el ámbito laboral y la menstruación han llamado la atención en India en meses recientes.

Desde hace mucho tiempo, el tema de la regla ha sido tabú en ese país, donde se cree que las mujeres que menstrúan son impuras y siguen siendo excluidas de eventos sociales y religiosos. Estas ideas arcaicas han sido desafiadas recientemente, especialmente por mujeres educadas que viven en centros urbanos.

Pero no hace tanto, dos reportajes demostraron que la problemática relación de India con la menstruación continúa.

Una gran mayoría de mujeres, particularmente las de familias pobres, sin representación ni educación, se han visto forzadas a optar por medidas que tienen impactos de largo plazo y son irreversibles para su salud y sus vidas.

La primera noticia provenía del estado occidental de Maharashtra, donde la prensa reveló que miles de jóvenes mujeres se han sometido a procedimientos quirúrgicos para extirparse el útero en los últimos tres años. En un buen número de casos lo han hecho para poder ser empleadas como recolectoras de caña de azúcar.

Cada año, los miembros de decenas de miles de familias pobres de los distritos de Beed, Osmanabad, Sangli y Solapur emigran a los distritos más prósperos en el occidente del estado -conocidos como el «cinturón de azúcar»- para trabajar durante seis meses como «cortadores» de caña.

Una vez allí, quedan a merced de contratistas codiciosos que aprovechan cualquier oportunidad para explotarlos.

Para empezar, son reacios a contratar mujeres porque cortar caña es un trabajo arduo y las mujeres podrán ausentarse uno o dos días durante la regla. Si pierden un día de trabajo, tienen que pagar una multa.

Las condiciones de vida en el lugar de trabajo están lejos de ser ideales. Las familias deben vivir en chozas o carpas cerca de los cultivos, no hay servicios sanitarios y algunas veces se cosecha hasta de noche, así que no hay tiempos definidos para dormir o estar despierto. Cuando las mujeres tienen la regla, las condiciones se vuelven aun más duras.

Debido a las pobres condiciones higiénicas, muchas mujeres adquieren infecciones y, según los activistas en la región, doctores inescrupulosos las animan a que se sometan a cirugías innecesarias por problemas ginecológicos menores que podrían ser tratados con medicamentos.

Como la mayoría de mujeres en esta región se casan jóvenes, muchas ya tienen dos o tres hijos a mediados de los 20 y como los médicos no les informan sobre las complicaciones que podrían tener con una histerectomía, muchas creen que está bien deshacerse del útero.

La práctica ha convertido varios pueblos de la región en «aldeas de mujeres sin útero».

Después de que el asunto fuera abordado el mes pasado en la asamblea estatal por la legisladora Neelam Gorhe, el ministro de Salud de Maharashta, Eknath Shinde, reconoció que había habido 4.605 histerectomías solamente en el distrito de Beed en tres años.

Pero, según dijo, no todas fueron practicadas a mujeres que trabajaban como recolectoras de caña. El ministro dijo que se había establecido un comité para investigar varios de los casos.

Mi colega Prajakta Dhulap, del Servicio Maratí de la BBC, que visitó la aldea de Vanjarwadi en el distrito de Beed, dice que de octubre a marzo de cada año, 80% de los aldeanos migran para trabajar en los cultivos de caña de azúcar.

Asegura que la mitad de las mujeres en la aldea se han sometido a histerectomías, siendo muchas menores de 40 años.

Muchas de las mujeres que conoció le contaron que su salud se había deteriorado desde la cirugía.

Una habló de «un dolor persistente en la espalda, cuello y rodilla» y de cómo se despertaba en la mañana con «las manos, cara y pies hinchados». Otra se quejó de «mareo constante» y de cómo era incapaz de caminar distancias cortas. El resultado es que ninguna pudo regresar a trabajar en los cultivos.

La segunda noticia, que se produjo en el sureño estado de Tamil Nadu, es igualmente nefasta.

Las mujeres que trabajan en la multimillonaria industria de la confección denuncian que les han dado fármacos sin marca en el lugar de trabajo -en lugar de un día de baja- cuando se han quejado de dolores menstruales.

De acuerdo a un reportaje de investigación de la Fundación Thomson Reuters, basado en entrevistas con unas 100 mujeres, los fármacos pocas veces fueron administrados por profesionales de la salud y las modistas, la mayoría de familias pobres y desposeídas, dijeron que no podían darse el lujo de perder el salario de un día de trabajo debido a los dolores menstruales.

Las 100 mujeres que fueron entrevistadas dijeron haber recibido fármacos y más de la mitad contaron que, como resultado, su salud se había visto afectada.

La mayoría contó que no les habían dado el nombre de los fármacos ni les advirtieron de los posibles efectos secundarios.

Muchas de ellas culpan a estos fármacos de sus problemas de salud, que van desde ldepresión y ansiedad, hasta infecciones urinarias, fibromas y abortos.

Los reportes han forzado a las autoridades a actuar. La Comisión Nacional de la Mujer ha descrito las condiciones de las mujeres en Maharashtra como «patética y miserable» y pidió al gobierno estatal prevenir este tipo de «atrocidades» en el futuro.

En Tamil Nadu, el gobierno aseguró que monitoreará la salud de las confeccionadoras.

La información llega en un momento en el que, en todas partes del mundo, se hacen intentos para incrementar la participación de la mujer en la fuerza laborar mediante políticas de la igualdad de género.

Lo preocupante es que la participación de la fuerza laboral femenina en India cayó de 36% en 2005-06 a 25,8% en 2015-16 y no es difícil entender por qué, si le echamos un vistazo a las condiciones en las que las mujeres se ven forzadas a trabajar.

En Indonesia, Japón, Corea del Sur y otros países, a las mujeres se les permite tomar un día libre durante sus reglas. Muchas empresas privadas también ofrecen esa misma asistencia.

«En India también, el gobierno de estado de Bihar ha estado permitiendo a las mujeres trabajadoras tomar dos días extra de descanso cada mes desde 1992, y parece que ha funcionando bien», explica Urvashi Prasad, una especialista en políticas públicas del centro de investigación indio Niti Aayog.

Y el año pasado, una parlamentaria presentó un proyecto de ley de Beneficios Menstruales en el Parlamento, que pide dos días al mes libres para cada mujer trabajadora en el país.

Derechos de autor de la imagen Piyush Nagpal
Image caption La industria de la confección en Tamil Nadu emplea 300.000 mujeres.

La señora Prasad dice que hay obstáculos para implementación de cualquier política en un país tan grande como India, especialmente en el sector informal donde se necesita mucho más monitoreo. Agrega, sin embargo, que si se empezara en el sector formal, sería una señal de cambio de mentalidad y ayudaría a acabar con el estigma que rodea a la menstruación en India.

«Lo que necesitamos es que el poderoso y organizado sector privado y el gobierno asuman una postura, necesitamos que la gente que manda envíe las señales correctas», asegura. «Tenemos que empezar en algún lugar y así finalmente podremos ver algún cambio en el sector informal también».

El proyecto de ley de Beneficios Menstruales es una propuesta privada de un miembro del Parlamento, así que es poco probable que llegue muy lejos, aunque, si se promulgara, posiblemente beneficiaría a las mujeres que trabajan en las fábricas de confección de Tamil Nadu.

Este tipo de medidas pocas veces benefician a las mujeres que están empleadas en el vasto sector informal de India, lo que significa que las que trabajan en los cultivos de caña de azúcar en Maharashtra continuarán estando a merced de sus contratistas.

Fuente: https://www.bbc.com/mundo/noticias-48882114

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UNESCO: Niños y niñas de un club sobre cuestiones de género en Etiopía confeccionan toallas sanitarias

África/Etiopía/27 Junio 2019/UNESCO

Tenaye Ashenafi no tuvo muy buena experiencia con sus primeras reglas. Regresó a su casa corriendo después de haber sido ridiculizada por sus compañeros de escuela, y le mostró a su madre su ropa manchada de sangre.

Su madre le dio unos pedazos de “gabi”, una mantita tradicional de algodón para que la utilizara durante sus periodos menstruales. “Ni siquiera mi madre conocía las toallas sanitarias”, dijo Tenaye.

Al igual que Tenaye, son muchas las niñas que se ven obligadas a ausentarse de la escuela durante sus periodos menstruales. La menstruación es un tema tabú y a las niñas se les estigmatiza y discrimina a menudo durante sus periodos. Esta situación impide que reciban los consejos adecuados que podrían ayudarlas para hacer frente a los problemas vinculados con la pubertad. En Etiopía, solo el 54% de las niñas completan su ciclo de educación primaria, y muchas abandonan los estudios debido a los dolores u otros inconvenientes durante sus reglas, según un informe del UNICEF de 2017.

Clubes sobre cuestiones de género

Simret Getaneh entró como docente de matemáticas en la misma escuela que Tenaye en 2015. Participó en una formación sobre pedagogía sensible a las cuestiones de género organizada en el seno de la escuela en el marco de un proyecto llevado a cabo por la UNESCO en Etiopía. La formación reforzó las capacidades de los docentes al hacer hincapié en la manera de incluir las diferentes consideraciones sobre el género, tanto en los cursos y las actividades de aprendizaje en las aulas como en las actividades extracurriculares.

Poco después, Simret comenzó a liderar un club sobre cuestiones de género que permanecía inactivo. “Aquí, la mayoría de los alumnos pertenecen a familias con bajos ingresos”, afirma Simret. “No tienen los medios para comprar toallas higiénicas.” En el marco del proyecto es la escuela la que proporciona las toallas higiénicas, así como otros productos y materiales sanitarios.

Después de haber manchado otra vez su ropa, Tenaye se dirigió a Simret quien la incitó para que participara en el club para que obtuviera información sobre la menstruación y las toallas higiénicas. Simret le explicó a los miembros del club cómo servirse de estas toallas y cómo confeccionarlas mediante retazos de telas y otros materiales para poder utilizarlas de nuevo. Las niñas escogen el color de sus telas, las cortan como es debido y las cosen juntas. Algunas cosen incluso sus nombres en sus toallas higiénicas.

Implicar a los niños

Simret incitó a los niños para que se unieran al club. Había aprendido durante una formación que para que un entorno escolar fuera sensible a las cuestiones de género debía involucrar lo mismo a las niñas que a los niños. Muchas cosas han cambiado en la escuela: antes, los niños se sentaban separados en las aulas, y ahora, ayudan a las niñas a confeccionar en el club sobre cuestiones de género sus toallas higiénicas reutilizables.

Merid, de 17 años de edad, es miembro del club sobre cuestiones de género. Ha participado en una formación sobre competencias para la vida cotidiana en el marco del proyecto, en la que se informó sobre la igualdad de género, fundamentalmente sobre el papel que desempeñan niños y hombres. “Me gusta trabajar con las niñas y ayudarlas a reducir el costo de sus toallas higiénicas, pues así no tienen que preocuparse por esto y pueden concentrarse en el éxito de sus estudios”, afirma Merid.

Formar a los docentes-tutores

En la escuela primaria Ras Desta, a las niñas se les obliga a menudo a dejar la escuela por un matrimonio precoz o concertado. Simret garantizó un acompañamiento continuo de las niñas, hablándoles de los matrimonios precoces y de la importancia de terminar sus estudios. “El abandono escolar debido a los matrimonios precoces ha disminuido gracias a las actividades del club sobre cuestiones de género”, revela Simret. “Muchas niñas escogen continuar su educación.”

Los 117 docentes, de los cuales 56 son mujeres, de la escuela primaria Res Desta, han recibido formación en pedagogía sensible a las cuestiones de género. Simret forma parte de los numerosos docentes que han tenido una influencia significativa en las niñas y su educación, según Merinda Teklu, directora del centro escolar. “La mayoría de las niñas se ausentan de la escuela durante sus reglas porque no tienen los medios para comprar toallas higiénicas, pero ahora han aprendido a confeccionarlas y han sido supervisadas como es debido en la escuela.”

La escuela de Tenaye y Merid forma parte de las escuelas que participan en el proyecto, y muestra haber alcanzado resultados prometedores. Cada vez son más las niñas que aprueban sus exámenes nacionales de primaria. La tasa de las niñas que han completado el ciclo de educación primaria se ha incrementado en un 10% en un año, entre el curso escolar 2016-2017 y el 2017-2018. Entre ellas, tres niñas se han beneficiado con una beca, una ventaja que antes solo estaba reservada a los niños.

El proyecto llevado a cabo en el marco del Fondo Fiduciario UNESCO-HNA en Etiopía tiene como objetivo mejorar la calidad y la pertinencia de la educación de las niñas adolescentes, y de lograr que todas las niñas puedan tener acceso a un ciclo de educación completo en el que puedan evolucionar con éxito para tener una vida mejor.

El proyecto ha sido puesto en marcha por la Oficina de enlace de la UNESCO en Etiopía, en el marco de la Alianza UNESCO-HNA para la educación de las niñas y las mujeres. El Instituto Internacional de la UNESCO para el Reforzamiento de las Capacidades en África (IIRCA) proporciona un apoyo técnico en el reforzamiento de las capacidades institucionales con miras a la integración de las cuestiones relativas al género en la educación, la pedagogía sensible a las cuestiones de género y la educación de los docentes.

Imagen tomada de: https://es.unesco.org/sites/default/files/styles/img_688x358/public/menstrual-pads-gender-club-ethiopia-c-genaye_eshetu.jpg?itok=bCYMqkwv

Fuente: https://es.unesco.org/news/ninos-y-ninas-club-cuestiones-genero-etiopia-confeccionan-toallas-sanitarias

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