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La absurda razón por la que miles de niñas dejan la escuela en la India

Asia/India/28 Febrero 2019/Fuente: Semana

Poco se habla de las dificultades que viven cientos de mujeres en el mundo por la menstruación. En el país asiático millones de ellas ni siquiera pueden estudiar porque les llega el periodo. ¿Por qué es tan grave esta problemática?

En la edición 41 de los premios Oscar que se entregaron este domingo, el corto “Period. End the sentence.” ganó la estatuilla a mejor cortometraje documental. El filme relata la experiencia de diferentes mujeres indias que luchan contra el estigma de la menstruación.

“No puedo creer que un filme sobre el periodo gane un Oscar”, dijo Rayka Zehtabchi, directora del documental, cuando recibió el galardón.

Y es que este es un tema del que poco se habla en todo el mundo. Un director anónimo de la Academia incluso dijo al Hollywood Reporter, días antes de la ceremonia, que, “aunque el documental está bien hecho, no creo que los miembros voten por él, porque es un tema un poco asqueroso para los hombres”.

A pesar de eso, es un tema muy relevante en muchas partes del mundo. En India cerca de 23 millones de niñas se retiran del colegio anualmente cuando empiezan la pubertad porque les llega el periodo. Eso es el 17% de toda la población escolar en bachillerato, que deja de estudiar por la única razón de ser mujer.

¿Cómo es que un proceso natural aparta de la escuela a una considerable parte de la población femenina? ¿Por qué hace sentido que la Academia le haya entregado la estatuilla a un cortometraje que habla y pretende generar conciencia sobre este asunto?

Un tema tabú
Todo se origina en un tema cultural. Según un estudio de Dasra, una ONG que opera en la región, un sorprendente 70% de las mujeres indias con hijas adolescentes considera que la menstruación es “sucia”. Por eso, pocas hablan con sus hijas sobre el periodo. En 2012, solo el 38% de las niñas adolescentes había tenido esta conversación con sus familias, incluso después de que les llegara.

Esa falta de entendimiento se traduce en pobres prácticas de higiene menstrual. En las regiones apartadas de India, las mujeres no suelen usar toallas higiénicas, bien sea porque les da pena comprarlas o porque son muy caras para la población más pobre. 70% de las familias dice no poder comprarlas por falta de presupuesto.

Por otro lado, muchas mujeres del campo tienen una noción cultural que riñe con las buenas prácticas de higiene menstrual. “Se resisten a usar una toalla higiénica porque es difícil deshacerse de ella. Temen que caigan en las manos equivocadas y alguien pueda usar magia negra contra ellas”, señala Rani Bang en su libro “Poniendo a las mujeres primero: mujeres y salud en las comunidades rurales”.

En algunos Estados, como Tamil Nadu, hasta un 79% de las mujeres desconocen cualquier práctica de higiene menstrual. La cifra también es grave en Uttar Pradesh (66%), Rajasthan (56%) y Bengala Occidental (51%), señala una encuesta de Unicef.

La costumbre en buena parte de las mujeres es usar productos caseros, como trapos o trozos de camisas, para manejar el periodo.

Eso puede llevar a problemas de salud, desde infecciones en el tracto urinario hasta cáncer . De hecho, en India se reportan cerca de 60.000 muertes por cáncer cervical al año -la tercera parte de todos los casos a nivel mundial-, y dos tercios de ellos se atribuyen a malas prácticas de higiene menstrual.

A eso se le suma una precaria infraestructura en las instituciones educativas, donde 40% de todas las escuelas oficiales carecen de una batería sanitaria y otro 40% tiene solo una unisex.

Como consecuencia, muchas jóvenes, prefieren cambiarse las toallas higiénicas (o las telas que improvisan) en su casa, aunque tengan que caminar varios kilómetros. No una, sino varias veces al día. O, sencillamente, abandonar la escuela.

Eso ha llevado a una fuerte disparidad de género. Según estadísticas de Global Vision International, entre 2006 y 2010 solo 26% de las niñas de India culminaron el ciclo de educación escolar, comparado con el 50% de los niños. En los últimos años, esa tendencia ha dado un giro drástico, y las proporciones de cobertura está casi a la par.

Pero el alto número de niñas desertoras sigue siendo una preocupación mayor para el gobierno indio. En especial, si se suma a otros factores que todavía contribuyen a la deserción y al bajo rendimiento escolar de las mujeres, como el matrimonio temprano (una práctica cada vez más en desuso, pero todavía vigente en algunas familias) y una cultura machista en general.

Un problema mundial
Ahora, esta  problemática no se restringe a India. En Nepal y Afganistán el problema es similar, y 30% de las estudiantes prefieren ausentarse de clases durante su periodo.

Así mismo, es muy diciente que un programa consistente en llevar baterías sanitarias a las escuelas rurales de Bangladés aumentó la participación un 11%

En África también existe este problema, especialmente por las dificultades económicas de acceso a métodos de higiene menstrual. En KeniaGhana y Uganda, cerca del 50% de las niñas no tienen acceso a toallas higiénicas.

Un estudio en Etiopía encontró que la mitad de las estudiantes perdían entre uno y cuatro días de escuela al mes por la menstruación. De hecho, un reporte de la Unesco sugiere que una de cada 10 jóvenes en África Subsahariana pierde clases cuando les llega el periodo.

Fuente: https://www.semana.com/educacion/articulo/las-ninas-en-india-no-pueden-ir-al-colegio-por-la-menstruacion/602981

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Niñas de Afganistán son informadas para que no dejen las clases durante la menstruación

Redacción: Mundo

La falta de información genera que las menores sientan vergüenza

El Gobierno de Afganistán lanzó hoy una guía para enseñar a las maestras a concienciar sobre higiene menstrual a sus alumnas, muchas de las cuales abandonan las clases durante el periodo, que aún es considerado en el país una vergüenza y un signo de impureza.

«Enseñaremos a las niñas que pueden bañarse durante el periodo y pueden asistir a clase, que no es un problema», dijo a Efe el jefe de la oficina de Educación Física y Salud Escolar del Ministerio de Educación afgano, Mohammad Akbar Omarkhil.

Con el apoyo del fondo Unicef, el Ministerio de Educacióncelebró el Día de la Higiene de las Niñas y el lanzamiento de la primera Guía del Manejo de la Higiene Menstrual, un manual pedagógico que incluye cómics y material sencillo para el aprendizaje por parte de las adolescentes.

El ministro de Educación, Mohammad Mirwais Balkhi, reafirmó durante el evento que «las niñas tienen un derecho irrevocable a la educación, que se pierde si se sienten incapaces de asistir a las clases debido a la falta de productos sanitarios o baños limpios en la escuela».

El Unicef citó un estudio reciente según el cual alrededor del 70 por ciento de las niñas en Afganistán no se bañan ni se duchan durante la menstruación por temor a la infertilidad, mientras que el 29 por ciento faltan a la escuela cuando están menstruando.

Además, según el comunicado del Unicef, a un 80 por ciento de las niñas afganas no se les permite asistir a eventos sociales cuando menstrúan y al menos la mitad de ellas desconocen la menstruación hasta que tienen el primer periodo.

«Debido a la falta de conciencia, las niñas asumían la menstruación como una vergüenza durante su primer periodo, por lo que lo mantenían en secreto y no asistían a la escuela»,explicó Omarkhil.

El objetivo de esta guía es permitir a las maestras «enseñar a las niñas sobre la higiene menstrual. Las maestras enseñarán a las niñas que esto es un fenómeno normal, natural y biológico, y que cada niña que se convierte en adolescente tiene que pasar por esta etapa», añadió.

Las autoridades planean enviar estas guías a todas las provincias, así como impulsar la construcción de baños privados y adecuados para que las chicas puedan cambiarse y asearse en las escuelas y volver a sus clases.

«Con buena higiene, ellas pueden tener un mejor control sobre su cuerpo, mejorar la confianza en sí mismas y mejorar su asistencia escolar», destacó la primera dama de Afganistán, Rula Ghani.

Para la representante del Unicef, Adele Khodr, la campaña es «una ocasión importante para romper tabúes y alentar a las niñas a convertirse en mujeres sanas e informadas que puedan compartir su bienestar con sus familias y comunidades».

En este sentido, subrayó como un compromiso para todos el asegurarse de que «cada niña, en cada ciudad, pueblo, comunidad y aldea, y dentro de cada familia, no abandone el aprendizaje debido a la falta de conocimiento y disfrute de la dignidad de ser una niña».

En Afganistán las niñas representan el 39 por ciento de los estudiantes en colegios en zonas urbanas y el 24 por ciento en áreas rurales, y muchas son obligadas a abandonar los estudios tras casarse.

La tradición en el país asiático marca la primera menstruación como la «señal» de que la niña debe ser casada y, como consecuencia, las familias las obligan a abandonar la escuela, explicó el jefe de Educación Física y Salud Escolar.

Omarkhil relató que incluso en algunas provincias, como la suroriental Khost, se han registrado casos de adolescentes «que eran encerradas en un cuarto oscuro y no se les permitía cocinar y realizar otras labores del hogar durante su primer periodo».

Fuente: https://diariocorreo.pe/mundo/ninas-de-afganistan-son-informadas-para-que-no-dejen-las-clases-durante-la-menstruacion-850824/

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La iniciativa de Asos para ayudar a las niñas de Kenia con su menstruación

África/Kenia/30 Agosto 2018/Fuente: La Vanguardia

Una joven pierde una media de 18 semanas de estudio al año a causa del periodo menstrual

A principios de este año, Asos anunció que destinaría grandes esfuerzos para convertirse en una marca mucho más sostenible y socialmente comprometida. Un aspecto que preocupa cada vez más al consumidor, cada vez más concienciado de la importancia de cuidar el planeta y a sus personas.

El continente africano ha servido en innumerables ocasiones como fuente de inspiración, pero rara vez ha recibido una compensación o una muestra de afecto de vuelta. A menudo las colecciones que sacan las marcas no son más que prendas estigmatizadas plagadas de clichés tribales y de estereotipos banales. Además de los diseñadores y artesanos locales africanos, que rara vez tienen un lugar en los calendarios de las fashion weeks.

Una vez sacado el problema a la luz, muchas marcas se han quejado que esta oleada de denuncias por supuestas “apropiaciones culturales” no hacen otra cosa que bloquear la creatividad e inspiración de los diseñadores. Pero, por fortuna, no todas las firmas opinan igual. Aquí es donde entra Asos con su proyecto junto a SOKO Community Trust, en Kenia, llamado “The Kujuwa Initiative”.

Asos x Made in Kenya.

Asos x Made in Kenya. (Asos)

Esta iniciativa tiene que ver con cómo afecta la menstruación a las niñas de Kenia. Las cifras del Ministerio de Educación de Kenia revelan que una joven en la escuela primaria pierde 18 semanas del total de 108 semanas de estudio en el año por tener la menstruación.

¿Las razones? Los estudios estiman que un 61% de las jóvenes faltan a la escuela debido a la ausencia de instalaciones para la higiene relacionada con la menstruación. El gran coste de los productos sanitarios y compresas provocan que las niñas se queden en casa para evitar que la ropa se les manche con sangre en público.

Un 61% de las jóvenes faltan a la escuela debido a la ausencia de instalaciones para la higiene relacionada con la menstruación

Es por ello que parte de la misión de la iniciativa de Asos consiste en apoyar a las mujeres jóvenes proporcionándoles kits menstruales. Estos contienen dos pares de braguitas de algodón, dos toallas higiénicas reutilizables hechas de restos de tela, forros extraíbles, que pueden llegar a durar hasta tres años, una pastilla de jabón y una bolsa de lavado impermeable.

Asos x Made in Kenya.

Asos x Made in Kenya. (Asos)

Facilitar compresas a las jóvenes que puedan lavar y reutilizar tendrá un gran impacto en su educación, explica Asos en un comunicado. Un total de 900 niñas de seis escuelas del país recibirán estos kits, que a su vez les permitirá ir a la escuela de forma más regular y evitar perder clases durante sus periodos.

Esta iniciativa, creada con el único propósito de apoyar a las mujeres jóvenes de la región de Kasigua, en Kenia, ha surgido a raíz del lanzamiento de la colección Asos x Made in Kenya, diseñada junto a la presentadora de radio y DJ de Beats 1, Julie Adenuga. La ropa fue diseñada por el equipo de Asos en Londres y fabricada en Rukinga, Kenia. Además, es la primera colección unisex del minorista.

Fuente: https://www.lavanguardia.com/de-moda/feminismo/20180828/451521635306/asos-made-in-kenya-menstruacion.html

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Nepal: El infierno de menstruar

Redacción:

En países como India o Nepal, las mujeres que menstrúan son discriminadas por ser consideradas “impuras” o fuente de desgracias.

Las mujeres menstruamos una vez por mes y durante al menos tres décadas de nuestras vidas: es un hecho natural e inevitable. Desde que tenemos la primera menstruación hasta la menopausia, se estima que producimos aproximadamente 20 litros de sangre, repartidos en un promedio de 1.872 días. Es un proceso fisiológico que puede afectar físicamente –con dolores pélvicos, sensibilidad en los senos, hinchazón, dolor de cabeza– y también puede provocar cambios en el estado de ánimo. Ninguna mujer puede escaparle al período menstrual, no importa su origen, religión, cultura o nivel socioeconómico.

Según ONU Mujeres, 26% de la población mundial está en edad reproductiva. Eso significa que, mientras estás leyendo esto, cerca de 1,8 millones de mujeres están menstruando, acaban de terminar el período o están a días de empezarlo.

Por todas los alteraciones que provoca en los cuerpos de las mujeres, menstruar puede ser una molestia en cualquier parte del mundo. Sin embargo, según el país, puede convertirse en una incomodidad, un obstáculo o, directamente, en un infierno.

En Nepal, por ejemplo, esos días de sangrado son motivo de destierro. En este país del sur asiático, obligan a las mujeres que están menstruando a vivir en una choza apartada de la casa, para evitar que mantengan contacto físico con familiares, animales e incluso plantas, ya que existe la creencia de que contagian su “impureza”. Bajo ese argumento, los nepalíes responsabilizan a las mujeres de posibles desastres naturales, desgracias o enfermedades que sucedan en sus comunidades.

Por eso, mientras están en la etapa de sangrado del período menstrual, son obligadas a dormir en refugios que no tienen las condiciones mínimas para vivir de manera digna. Esto suele generar problemas de salud derivados del frío del Himalaya y de la mala alimentación. También es un riesgo para la seguridad, ya que las mujeres allí suelen ser atacadas por animales salvajes o por hombres. Esta tradición se conoce como chhaupadi, una palabra que en hindi significa “intocable”.

En enero de este año, en un pueblo de Nepal, una mujer que dormía en una choza mientras estaba menstruando falleció tras inhalar el humo de una fogata que había encendido para soportar el frío. Tenía 23 años. Se llamaba Gauri Bayak. Es la cuarta muerte en estas condiciones que ha salido a la luz en el último año: otras dos mujeres murieron por hipotermia y una por la mordedura de una serpiente.

El chhaupadi se sigue realizando en varias regiones del país, especialmente en pueblos del oeste, a pesar de que la Corte Suprema de Justicia nepalí prohibió la práctica en 2005. Consciente de que esa prohibición no cambió la realidad, el Parlamento aprobó en agosto de 2017 una ley que castiga a quienes lleven adelante esta práctica.

La nueva ley, que entra en vigor a partir de hoy, establece que las mujeres que estén menstruando no deben ser “confinadas en chhaupadi o tratadas con ningún tipo de discriminación similar o comportamiento inhumano”. Quienes lo hagan, se enfrentan a tres meses de cárcel y a una multa de 29 dólares. Habrá que esperar para ver cómo se regula.

Para Clara García Ortés, fundadora de Be Artsy –una organización que imparte educación e higiene menstrual en aldeas de Nepal a través de proyectos creativos–, la realidad es complicada. “El gobierno nepalí y las activistas intentan luchar contra el chhaupadi, pero no se llega a nada por la corrupción y por la falta de recursos. Los profesores no saben cómo abordar este tema y nadie quiere hacer nada contra algo que está tan arraigado a las creencias”, afirmó al diario digital español El Mundo.

Los programas de Be Artsy involucran a niñas, madres, padres y docentes. La activista, que centra su actividad en la promoción del uso de copas menstruales, asegura que las niñas que participan en sus proyectos “cada vez se involucran más, no se sienten sucias y no ven motivos para hacer el chhaupadi”. Es un comienzo.

La menstruación, ese gran tabú

Si bien no existe la tradición de enviar a las mujeres a dormir afuera de sus casas, la situación en India no es muy diferente a la de su vecino Nepal. En este país, mujeres y niñas también son a menudo consideradas “impuras” y son objeto de discriminación mientras tienen su período menstrual. Por ejemplo, no se les permite ir al templo a rezar y no pueden cocinar ni tocar alimentos. Esto último es porque se cree que “una mujer con la regla puede agriar la comida”, según explicó Ina Jurga, integrante de la organización especializada en higiene Wash United, al diario madrileño El País.

A estas restricciones se le suman las burlas, comentarios peyorativos y señalamientos, que afectan especialmente a las niñas y a las adolescentes. La situación les avergüenza y genera que durante esos días eviten ir al colegio, salir de compras o, en general, relacionarse con gente.

En agosto de 2017, una niña de 12 años se suicidó en el estado de Tamil Nadu, al sur de India, como consecuencia de esa discriminación. La niña dejó una nota en la que explicaba que estaba triste porque una profesora la había “maltratado”. Unos días después, sus padres se enteraron de que la docente la había humillado en frente de toda la clase porque tenía el uniforme manchado con sangre.

La cultura del silencio en torno a la menstruación también se traduce en una falta de conocimiento sobre el tema, que no siempre es fácil de combatir, especialmente en las zonas rurales. Las cifras son impactantes: 50% de las niñas y adolescentes indias desconocía qué era la menstruación cuando les llegó por primera vez, de acuerdo con un informe elaborado en 2016 por la publicación británica especializada en salud BMJ Open. En tanto, 10% de la población femenina de la India rural cree que es una enfermedad.

Encuestas recientes muestran que, además, 20% de las niñas abandonan la escuela cuando empiezan a menstruar, lo que las condena a la dependencia económica o a los matrimonios forzados.

La mejor herramienta para revertir el tabú es la educación, y no sólo para las niñas y adolescentes. La educación sexual y reproductiva, que incluye el tema de la menstruación, debe incluir también a los varones, que son generalmente quienes discriminan, y a los padres, quienes transmiten las ideas y creencias a sus hijos. De hecho, según datos de la organización Water Aid en India, 70% de los padres considera que la menstruación es “sucia” y “contaminante”.

La joven Nikita Azad se hartó de que las indias tengan que arrastrar ese estigma social y en 2016 decidió convertir un proceso tan natural como la menstruación en un arma de reivindicación. Por eso, lanzó en internet la campaña #HappyToBleed” (“feliz de sangrar”). Su lema se convirtió rápidamente en símbolo de orgullo para cientos de jóvenes indias que en las redes compartieron sus fotos y sus experiencias. Las imágenes de las mujeres sosteniendo las toallitas con la frase “Happy to bleed” escrita en rojo recorrieron el mundo.

La lucha contra el “impuesto de sangre”

En India, como en otros países, las mujeres no sólo luchan contra el estigma en torno a la menstruación. Otro de los principales obstáculos que enfrentan es el acceso a los productos de gestión menstrual que, lejos de ser considerados artículos de primera necesidad, parecen ser más bien artículos de lujo.

A un año de que aumentaran 12% los impuestos a los productos de gestión menstrual, la semana pasada, las indias ganaron la primera batalla en este sentido cuando el gobierno decidió eliminar este impuesto a las toallitas y a los tampones. La medida había despertado una ola de protestas en un país en el que estos artículos son tan caros que las mujeres se ven obligadas a usar trapos o retazos de tela –lo que acarrea infecciones o enfermedades– o bien faltar al trabajo y a la escuela, lugares donde tampoco disponen de las instalaciones sanitarias básicas.

En relación a este último punto, el aumento del impuesto había sido interpretado por muchas mujeres como una barrera más para acceder a la educación. En India, los problemas de salud son la principal fuente de ausentismo escolar femenino.

“Este era el paso más esperado y necesario para ayudar a que niñas y mujeres permanezcan en las escuelas y en sus trabajos”, celebró Surbhi Singh, fundadora de Sachhi Saheli, organización nacional dedicada a generar conciencia sobre la higiene menstrual. “Esto las ayudará a crecer para mostrar su verdadero potencial”, agregó Singh, en declaraciones a la agencia de noticias Reuters.

Según la abogada y diputada india Sushmita Dev, el precio de las toallitas es tan alto que 70% de las mujeres del país no podía comprarlas. Incluso antes de que los precios aumentaran. Ni hablar de los tampones, que se convirtieron en productos a los que solamente tienen acceso las mujeres de clases más acaudaladas, y sólo cuando están disponibles en el mercado. Por eso, muchas mujeres acuden a soluciones caseras insalubres.

Aunque la decisión del gobierno fue aplaudida por la mayoría de los sectores que exigían eliminar el impuesto, muchas activistas y empresarias piensan que el problema no se ha erradicado. Es que el gobierno eliminó el impuesto sobre la comercialización de toallitas y tampones, pero su producción sigue sujeta a un fuerte gravamen de hasta 28%. “No sólo defendemos la exención de impuestos sobre el producto final, sino sobre las materias primas y la maquinaria usada en su manufactura. Estos suponen una carga insuperable para empresas como la nuestra, que trabajan para mujeres desfavorecidas y sin formación”, explicó a medios locales Jaydeep Mandal, directora de Aakar Social Ventures, una empresa india premiada por sus estudios pioneros en la producción de toallitas ecológicas y económicamente accesibles.

No es fácil tirar abajo una creencia que está profundamente arraigada a la cultura. Pero, a pasos lentos, la cosa empieza a cambiar. El rechazo masivo que provocó el “impuesto a la sangre” sacudió a la sociedad y plantó dudas y cuestionamientos. En la capital es donde más se ven los esfuerzos. La sociedad civil impulsa distintas iniciativas, como la campaña “Romper el tabú ensangrentado”, con la que la organización Sacchi Saheli visitó 70 colegios de Nueva Delhi para hablar con las estudiantes, compartir sus experiencias, resolver sus dudas y generar en las niñas la conciencia de que la menstruación no es una enfermedad ni nada por lo que deban avergonzarse. La organización también impulsa intercambios con las madres y los padres para que no inculquen en sus hijas las supersticiones, el estigma y la vergüenza que rodean a la menstruación.

Por su parte, el gobierno de la capital reparte toallitas gratuitas a más de 700.000 estudiantes de escuelas públicas. El desafío es llegar a las áreas rurales, que tienen los índices más altos de desinformación, infecciones y ausentismo escolar femenino. Estas zonas son abordadas especialmente por la sociedad civil.

Una creencia extendida

India y Nepal no son los únicos países de la región donde la menstruación viene acompañada por un kit de supersticiones. En Japón, por ejemplo, muchos creen todavía que la menstruación –también tabú en este país asiático– influye en la preparación de alimentos. Por eso, casi la totalidad de los itamae (cocineros de sushi) son hombres.

El reconocido chef japonés Yoshikazu Ono lo explicó en una entrevista concedida en 2011 a The Wall Street Journal: “Ser profesional significa tener un sabor constante en la comida, pero debido al ciclo menstrual, las mujeres tienen un desequilibrio en su gusto, y es por eso que no pueden ser chefs de sushi”. A pesar de este mito, cada vez son más las mujeres que desafían estas creencias y se dedican a la cocina.

Más al oeste del continente, en Afganistán, se cree que higienizar la vagina durante la menstruación puede causar infertilidad. Un informe de UNICEF y el Ministerio de Educación afgano reveló que ese mito lleva a que más de 70% de las adolescentes afganas no se bañen cuando está menstruando. El documento señala, además, que el tabú es tan fuerte que las adolescentes ni siquiera se animan a pedir medicamentos para paliar los dolores menstruales.

Al lado, en Irán, todavía hay tanta desinformación ligada a la menstruación que 48% de las chicas del país piensa que se trata de una enfermedad, según un estudio realizado en 2015 por UNICEF.

En este país también existe el mito de que lavarse puede provocar infertilidad. Sin embargo, las intervenciones educativas han demostrado ser eficaces. Un estudio publicado por el Centro Nacional de Información sobre Biotecnología de Estados Unidos reveló que cuando las iraníes recibían educación sobre la menstruación asimilaban activamente la información; 61% de ellas comenzó a ducharse durante los días de sangrado menstrual.

Fuente: https://feminismos.ladiaria.com.uy/articulo/2018/8/el-infierno-de-menstruar/

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Un tercio de las niñas del sur de Asia faltan a clase por la menstruación

Asia/02 de Junio de 2018/El Periódico

Un estudio revela que la falta de acceso a baños higiénicos y productos sanitarios obliga a las jóvenes a austentarse durante los días de regla

Más de un tercio de niñas y adolescentes del sur de Asia faltan a la escuela durante la menstruación, a menudo debido a la falta de acceso a aseos y compresas. Asimismo, muchas no reciben ningún tipo de información sobre la regla antes de alcanzar la pubertad, según revela un estudio realizado por la oenegé WaterAid en colaboración con UNICEF.

El informe señala que la mayoría de centros educativos de la región no alcanzan los estándar mínimo de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que establece un baño por cada 25 niñas, lo que complica la asistencia a clase de las jóvenes durante los días de menstruación.

En un distrito de Nepal, el informe destaca que había un solo aseo por cada 170 chicas estudiantes. «Las niñas tienen un derecho irrevocable a la educación, que se pierde si se sienten incapaces de atender a las clases porque les faltan productos sanitarios o aseos limpios, privados y con buena higiene», ha declarado el director ejecutivo de WaterAid, Tim Wainwright.

Tema tabú

Por otro lado, la educación sobre menstruación es escasa en la región. En Sri Lanka, dos tercios de las chicas entrevistadas afirmaron que no recibieron ningún tipo de información antes de tener su primera regla. Thérèse Mahon, coautora del informe, ha alertado de que la falta de información puede ser un problema serio en el sur de Asia, donde existen fuertes tabús sobre la menstruación.

«Las jóvenes suelen pedir ayuda a sus madres y profesoras, pero si no tienen esa confianza y les falta información, pueden perpeturar los tabús», ha afirmado Mahon. «Una percepción común es que la regla es un secreto sucio».

Problema sanitarios

Algunas culturas del sur de Asia consideran que las mujeres son impuras durante el periodo, por lo que durante los días de regla se les prohíbe visitar santurarios religiosos, se les somete a controles dietéticos o se las obliga a vivir en aislamiento. A menudo padecen discriminación social, problemas de salud reproductiva y baja autoestima debido a la falta de conocimiento.

La falta de una conversación abierta y de acceso a la información fuerza a las jóvenes a vivir la menstruación en silencio, y muchas acaban exponiéndose a infecciones y enfermedades al desconocer cómo funciona el proceso fisiológico y qué medidas de higiene deben adoptar.

Muchas naciones sudasiáticas han incluido información sobre la menstruación en el currículum escolar pero el informe señala que aún queda mucho por hacer. «Eliminar el estrés asociado a la regla puede ayudar tanto a niñas como a niños a ajustarse mejor a la realidad que les rodea», ha dicho Jean Gough, directora regional de Unicef.

Fuente: https://www.elperiodico.com/es/internacional/20180522/un-tercio-ninas-sur-asia-faltan-clase-por-regla-6832638

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Ghana: Menstruation Should Not Be A Barrier To Education

Africa/Ghana/modernghana.com

Resumen: La menstruación no debería ser una barrera para la educación dijo el ViceMinistro de Educación de Ghana, el Dr. Yaw Osei Adutwum. recordando que la menstruación, que es un acontecimiento natural para las adolescentes, no debe ser una barrera para su educación. Por lo tanto, hizo un llamamiento a los padres y tutores, maestros, líderes tradicionales y religiosos para participar en las discusiones sobre el asunto para desmitificar los mitos y tabúes que rodean la menstruación, ya que no era una maldición, sino un signo de buena salud reproductiva Estas fueron incluidas en un discurso leído en su nombre por la Directora de la Región Central del Servicio de Educación de Ghana (GES), Sra. Sabina Jane-Obeng, en la conmemoración del Día Nacional de Higiene Mensual este año en Breman Assikuma en la Región Central el lunes. La celebración fue sobre el tema «Empoderar a las mujeres y las niñas a través de la gestión de la higiene menstrual». El Día se utilizó para dar a conocer los desafíos que enfrentan las mujeres y las niñas en todo el mundo durante la menstruación y destacó las soluciones que abordan dichos desafíos. El Dr. Adutwum mencionó que el silencio sobre la menstruación y la falta de acceso a instalaciones de saneamiento, así como materiales higiénicos, afectan directamente la autoestima, la salud y la educación de las mujeres y las adolescentes. Dijo que era imperativo para los responsables de las políticas y todas las partes interesadas pertinentes aumentar la inversión en la infraestructura de WASH de las escuelas y hacer que las toallas sanitarias sean asequibles para las niñas y las mujeres a fin de satisfacer su privacidad y dignidad. Expresó el compromiso del Gobierno de colaborar continuamente con todas las partes interesadas para garantizar que se mejorara la higiene menstrual y la salud de las mujeres y las niñas para contribuir a mejorar el aprendizaje y los resultados educativos. Nana Esi Inkoom, Coordinadora Nacional del Programa de Educación en Salud Escolar (SHEP) del Servicio de Educación de Ghana (GES), subrayó el importante papel de los hombres para facilitar que mujeres y niñas atraviesen el período menstrual con dignidad.  «Debemos desistir de estigmatizar y como hombres y niños; debes darles a tus esposas, hermanas y madres el máximo apoyo. No debes permitir que nada obstaculice a las chicas cuando están en su período menstrual «, dijo. Pidió a las instituciones corporativas que apoyen programas para mejorar la higiene menstrual. Nana Ama Amissah, Reina Suprema madre del área tradicional de Mankessim, aconsejó a las jóvenes que informen rápidamente a sus padres sobre su primera menstruación en lugar de buscar el consejo de sus compañeros. Hizo un llamamiento al Gobierno para que proporcione instalaciones sanitarias modernas adecuadas en las escuelas para promover prácticas higiénicas adecuadas, ya que son fundamentales para una buena salud menstrual. George Kobina Yorke, director nacional de WaterAid, dijo que las partes interesadas deben estar preocupadas por los conceptos culturales y sociales erróneos sobre la menstruación y trabajar para eliminarlos. De esta manera, dijo que el propósito de la celebración del Día de la Higiene Menstrual sería significativo.


Stakeholders in education have been urged to work towards the elimination of cultural practices that restricted girls from attending school during their menstrual period.

Dr Yaw Osei Adutwum, Deputy Minister of Education in Change of General Education who made the call, said menstruation which is a natural occurrence to adolescent girls must not be a barrier to their education.

He has therefore called on parents and guardians, teachers, traditional and religious leaders to engage in discussions on the matter to demystify the myths and taboos surrounding menstruation because it was not a curse but a sign of good reproductive health

These were contained in a speech read on his behalf by the Central Region Director of the Ghana Education Service (GES), Mrs Sabina Jane-Obeng, at the commemoration of this year’s National Menstrual Hygiene Day at Breman Assikuma in the Central Region on Monday.

The celebration was on the theme, ‘Empowering women and girls through menstrual hygiene management’.

The Day was used to raise awareness of the challenges women and girls worldwide faced during menstruation and highlighted solutions that addressed such challenges.

Dr Adutwum mentioned that the silence on menstruation and the lack of access to sanitation facilities as well as hygienic materials directly affected women and adolescent girls’ self-esteem, health and education.

He said it was imperative for policy makers and all relevant stakeholders to increase investment in school WASH infrastructure and make sanitary pads affordable to girls and women to cater for their privacy and dignity.

He expressed the commitment of the Government to continuously collaborate with all relevant stakeholders to ensure that menstrual hygiene and health of women and girls were enhanced to contribute to improved learning and educational outcomes.

Nana Esi Inkoom, the National Co-ordinator of the School Health Education Programme (SHEP) of the Ghana Education Service (GES), underscored the important roles of males to make it easier for women and girls to go through the period of menstruation with dignity.

‘We must desist from stigmatising and as men and boys; you must give your wives, sisters and mothers the maximum support. You should not let anything hinder girls when they are in their menstrual period,’ she said.

She called on corporate institutions to support programmes for improving menstrual hygiene.

Nana Ama Amissah, Paramount Queen mother of Mankessim Traditional Area, advised young girls to quickly inform their parents on having their first menstruation instead of seeking advice from their peers.

She called on the Government to provide befitting modern sanitary facilities in schools to promote proper hygienic practices because they were key to good menstrual health.

Mr George Kobina Yorke, Country Director of WaterAid, said stakeholders must be worried about the cultural and social misconceptions about menstruation and work towards their elimination.

In this way, he said the purpose for the celebration of Menstrual Hygiene Day would become meaningful.

GNA
By Afedzi Abdullah, GNA

Fuente: https://www.modernghana.com/news/857708/menstruation-should-not-be-a-barrier-to-education-educatio.html

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La lucha contra el estigma de la menstruación en el sur de Asia

Asia/11 enero 2018/Fuente: El Mundo

En muchos lugares las mujeres que tienen la regla no pueden acceder a templos, tocar alimentos, comer o dormir junto a otras personas o incluso se les veta el acceso a espacios públicos. Todo, bajo la acusación de ser «impuras» por sangrar

Nikita Azad sabe que las bases de una sociedad patriarcal no se cambian de la noche a la mañana. Pero por algo se empieza. Así que un día, hace dos años, decidió convertir un proceso tan natural como la menstruación en un arma reivindicativa. Lanzó en Internet la campaña ‘Feliz por sangrar’ y su lema, convertido ya en símbolo de orgullo, corrió por las redes en las que cientos de jóvenes indias compartieron sus fotos, sus experiencias y sus deseos de sepultar el estigma que sufren en el sur de Asia las mujeres durante el periodo. Dos años después, Azad cree que hay más activismo, más conciencia, pero mucho por hacer.

La menstruación continúa siendo un instrumento para la discriminación de la mujer en India. El miedo a manchar, a las risas de los demás, a los dedos que señalan y acusan, a comentarios que hieren. Todo eso consigue que haya adolescentes que esos días eviten acudir a la escuela, ir al pueblo a comprar, salir de sus cuatro paredes o relacionarse con gente.

Y a la vergüenza se suman las prohibiciones explícitas. En muchos lugares las mujeres que tienen la regla no pueden acceder a templos, tocar alimentos, comer o dormir junto a otras personas o incluso se les veta el acceso a espacios públicos. Todo, bajo la acusación de ser «impuras» por sangrar.

«La menstruación puede ser un fenómeno biológico saludable, pero está envuelta en una cultura del silencio que afecta a las adolescentes y también da forma a las respuestas que le dan su familia y la comunidad. Se imponen restricciones y, como resultado, las mujeres carecen de libertad, movilidad y apoyo durante sus periodos«, afirma a EL MUNDO Arundati Muralidharan, una de las responsables de Water Aid en India, una organización que tiene distintos proyectos sobre higiene menstrual en el país asiático.

«Varios programas del Gobierno e intervenciones de las ONG se han centrado en aumentar la concienciación sobre la menstruación y la higiene menstrual, y han contribuido a mejorar la situación, pero los esfuerzos se deben ampliar, tanto en zonas rurales como urbanas», señala esta experta en salud pública.

Aunque Muralidharan cree que su país ha realizado «un progreso notable» en temas sanitarios, especialmente fuera de las grandes ciudades, «la cultura del silencio está tan arraigada que llevará tiempo cambiarla». Para ello, dice, hay que dirigirse a las adolescentes pero también a quienes transmiten esas ideas, generalmente los padres. Y es que, según datos de su organización, el 70% de las madres considera que la menstruación es sucia y contaminante.

Productos de higiene inseguros

La educación sexual y menstrual es esencial para paliar los problemas sanitarios que se derivan de este proceso convertido en tabú. De acuerdo a Water Aid, el 54% de las adolescentes desconocen qué es la menstruación antes de su primer periodo, sólo el 45% cree que tener la regla es algo normal y una gran mayoría observa vetos socioculturales o religiosos durante su menstruación.

Muy pocas indias utilizan compresas, ya sea por su precio o por desconocimiento. Es habitual el uso de telas, trapos, trozos de sari o papel de periódico y no es raro que, por un mal cuidado y aseo, esto derive en infecciones y problemas higiénicos. WaterAid calcula que el 88% de las indias recurren a productos de higiene menstrual «inseguros», un dato que el Estudio Nacional de Salud Familiar rebaja a un también preocupante 42% en el caso de las jóvenes entre 15 y 24 años.

El curso pasado la ONG local Sacchi Saheli visitó 70 colegios de la capital india dentro de su campaña ‘Romper el tabú ensangrentado’, con el objetivo de hablar directamente con las alumnas, compartir sus experiencias, resolver sus dudas. Charlas orientadas a que las menores tomen conciencia de que la menstruación no es ninguna enfermedad ni nada por lo que deban avergonzarse. También se dirigen a los padres para que no inculquen en sus hijas las supersticiones, el estigma y la vergüenza que rodean a la menstruación.

El objetivo siempre es hablar, hablar y hablar. Hablar para conocer, hablar para entender, hablar para normalizar. «Que una simple función corporal se haya convertido en un tabú muestra nuestra falta de comunicación. Se necesita enseñar a los niños, más que a las niñas. Así ellas podrán encontrar un sistema de apoyo a su alrededor», dijo Manish Sisodia, el número dos del Gobierno de Delhi y responsable de Educación, en el último Cónclave Nacional de Higiene Menstrual. El Ejecutivo de la capital india reparte compresas gratuitas entre más de 700.000 alumnas de colegios públicos.

Una víctima más

Esta semana, en un pueblo de Nepal, ha aparecido muerta una mujer que dormía en un chamizo separado del hogar por tener el periodo. Tenía 23 años. Se llamaba Gauri Bayak. La policía cree que falleció tras inhalar el humo de una hoguera que había encendido para soportar el frío extremo a los pies del Himalaya. Es la cuarta muerte en estas condiciones que ha salido a la luz en el último año: otras dos mujeres murieron por hipotermia y una por la mordedura de una serpiente.

El destierro temporal, solitario, a una cabaña se conoce como ‘Chhaupadi’, una tradición hindú que obliga a las mujeres que menstrúan y a las que acaban de dar a luz a vivir en un cobertizo apartado del resto de la familia. Mientras tienen la regla, no pueden compartir mesa, cama o lavabo con sus familiares y el contacto físico se reduce al mínimo. Con las personas, con los animales y con las plantas, porque existe el miedo de que se contagie su supuesta «impureza» y vengan con ella desgracias.

Es una tradición prohibida desde 2005. Además, el parlamento nepalí aprobó en agosto una ley que castiga a quienes obliguen a practicar esta costumbre, pero sigue presente en muchos pueblos, especialmente en la zona de Achham, al oeste del país. La norma entrará en vigor el verano que viene.

«El gobierno nepalí y los activistas intentan luchar contra el Chhaupadi, pero no se llega a nada por la corrupción y por la falta de recursos. Los profesores no saben cómo abordar este tema y nadie quiere hacer nada contra algo que está tan arraigado a las creencias«, afirma a este diario Clara García Cortés, fundadora de la ONG Be Artsy, que imparte educación e higiene menstrual en aldeas de Nepal a través de proyectos creativos.

En sus programas involucra a niñas, madres, profesores y padres. La activista, que se centra en el uso de copas menstruales, asegura que las niñas que participan en sus proyectos «cada vez se implican más, no se sienten sucias y no sienten el motivo para hacer Chhaupadi».

Fuente: http://www.elmundo.es/internacional/2018/01/11/5a565a29268e3eaf2e8b45d7.html

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