¿Cuál es el siguiente paso en las aulas de Singapur, uno de los países con la mejor educación del mundo?

Asia/Singapur/

Singapur encabeza los rankings internacionales de calidad educativa.

Pero la siguiente etapa para optimizar su sistema educacional, va más allá.

Además de mantener el buen rendimiento académico, quiere enfocarse en que los alumnos mantengan una actitud positiva y tengan resiliencia.

Lim Lai Cheng, directora de la Universidad de Gerencia de Singapur, explica a continuación por qué el carácter es tan importante como las calificaciones.

No es fortuito que en las últimas cinco décadas Singapur haya desarrollado uno de los mejores sistemas educativos del mundo.

El camino al éxito siempre se ha centrado en las credenciales académicas, basadas en la meritocracia y el acceso igualitario.

El sistema educativo centralizado que existe en el país ha ayudado al desarrollo de la cohesión social, al establecimiento de un sentido de unidad entre las escuelas y al fomento de una filosofía que valora el esfuerzo y que muchas naciones envidian.

Pero el objetivo que fue el punto de partida en 1965, no es el mismo que existe en 2017.

SingapurDerechos de autor de la imagenISTOCK
Image captionLa calidad del sistema educacional en Singapur ha sido reconocida internacionalmente.

Diagnóstico

Las escuelas se han vuelto muy competitivas. Las familias privilegiadas tienen más posibilidades de apoyar a sus hijos con clases extracurriculares en matemáticas, inglés, baile y música.

Quienes no pueden hacerlo, dependen de la motivación de sus niños y los recursos que tiene la escuela para poder equipararse.

Esta brecha social continúa aumentando porque las directrices que han generado el reconocimiento del sistema educativo -basado en la meritocracia- ya no promueven la movilidad social que originalmente buscaban.

Por esto se está tratando de modificar cualquier elemento en el sistema que obstruya la cohesión social.

No será suficiente desarrollar una fuerza de trabajo altamente capacitada que pueda insertarse en la economía global.

El siguiente paso será, entonces, asegurar que Singapur pueda crear una sociedad más equitativa que, al mismo tiempo, pueda capacitarse en los requerimientos de la nueva economía digital.

Época de cambio

Las políticas gubernamentales se están alejando de la obsesión poco saludable de padres y alumnos de obtener buenas notas e ingresar en las mejores escuelas. Y se están enfocando en la importancia de los valores.

Padre con su hijoDerechos de autor de la imagenISTOCK
Image captionEl desarrollo de ciertos rasgos personales es tan importante como la excelencia académica.

A las escuelas se les ha alentado a eliminar exámenes, particularmente en los primeros años de escolarización, y a concentrarse en el desarrollo integral del niño.

«Diarios de reflexión» y «Anotaciones acerca del carácter» se han convertido en recursos educativos en muchas escuelas primarias, permitiéndole a los padres entender el progreso personal y social que realizan los niños.

Muchas escuelas también han incorporado al pénsum[plan de estudios] el enfoque de bienestar integral promulgado por Martin Seligan, director del Centro de Psicología Positiva de la Universidad de Pensilvania, en Estados Unidos.

Según este modelo, la mejor escolaridad es la que incluye inculcar en los niños valores, enseñarlos a interactuar con otros, plantearse metas y trabajar para lograr alcanzarlas.

Promueve una cultura de solidaridad y confianza en la escuela. Estimula el desarrollo de emociones positivas, la resiliencia, el estado de conciencia plena (mindfulness) y un estilo de vida saludable.

Empatía y responsabilidad social

El nuevo currículo, en la educación primaria, contempla la importancia del tiempo que los niños pasen con sus padres y que éstos les inculquen los valores adecuados.

SingapurDerechos de autor de la imagenISTOCK
Image captionEl objetivo en Singapur es promover la igualdad social.

En la secundaria se promueve el programa «valores en acción», que tiene como objetivo promover la empatía, la responsabilidad social y la participación ciudadana en la comunidad.

Por ejemplo, los estudiantes trabajan en proyectos que ayuden a ancianos, a inmigrantes y a niños que se encuentran en instituciones de cuidado diario.

También se contempla la consideración del entusiasmo y la resiliencia para la admisión de alumnos en las mejores escuelas y universidades.

Para promover la igualdad, también se está tratando de distribuir los recursos de forma equitativa en todas las escuelas y de rotar a los directores, de manera que los más experimentados puedan ayudar a las escuelas que se encuentran rezagadas.

Otras medidas incluyen prestar más atención a estudiantes que tienen dificultades con el tema académico y fortalecer la capacitación técnica y vocacional.

A los medios y a las escuelas con mejor reputación se les ha instado a no «exhibir» sus logros académicos, tampoco a sus alumnos más exitosos.

Lim Lai Cheng, directora de la Universidad de Gerencia de Singapur
Image caption«Se está buscando el próximo modelo educativo en Singapur», Cheng afirma que las políticas educativas estatales están cambiando.

Más capacitación

Se puso en práctica una iniciativa llamada Habilidades Futuras, que le otorga a todos los singapurenses de más de 25 años US$350 para seguir capacitándose y desarrollar sus intereses.

También hay una base de datos que tiene al menos 10.000 cursos a los que pueden acceder los nacionales para especializarse en ciertas áreas o poner en práctica sus aficiones.

En las escuelas hay asesores que orientan a los estudiantes y los ayudan a descubrir sus habilidades y fortalezas. Tienen experiencia en diferentes áreas laborales, por lo que también exploran opciones profesionales para el futuro de los alumnos.

Así que su preparación al salir de la escuela va mucho más allá de lo que aprenden en los exámenes.

Se trata de un enfoque con énfasis en los valores y la personalidad que trata de fortalecer el vínculo entre la escuela y el hogar.

Se trata de la búsqueda del próximo modelo educativo en Singapur.

Fuuente: http://www.bbc.com/mundo/noticias-39208576

Comparte este contenido:

Plan Maestro: Promesas fáciles y consignas vacías.

El proyecto del gobierno nacional denominado Plan Maestro cuenta con 59 páginas, y se presenta como consecuencia de las evaluaciones pedagógicas que se llevaron adelante en todo el país para conocer el estado del sistema educativo.

Por: Diario el Dia

Todos estamos convencidos de que hay que re-pensar la educación, y de que no es sólo un problema de calidad educativa. La educación se da en el contexto de una compleja trama social y laboral que el proyecto desconoce y entonces se convierte en un compendio de axiomas retóricos sin fundamentos reales.

El proyecto en ningún lugar da cuenta de esta realidad de concentración del ingreso, reprimarización de la economía y endeudamiento. Huele a engaño como la promesa macrista de “pobreza cero”.

En sus fundamentos hay mucha encuesta pero el plan desconoce los condicionamientos que el plan económico conlleva a la educación. La mayoría de las propuestas generales han sido llevadas a la práctica en los 12 años de nuestro gobierno popular, pero con un contexto ubicado en las antípodas de este. Invito a leerlo y a compararlo con lo ya infinitamente hecho.

Lo que pretende discutir es la meritocracia: nos dicen que hay que educarse mejor, formarse más, etcétera, y que entonces eso generará más y mejor trabajo. Pero llevan adelante un plan donde el gran objetivo es bajar el costo laboral y para ello han abierto la economía y en un contexto de pérdida de más de 150 mil puestos de trabajo formales van por la flexibilización laboral al más puro estilo de los ’90.

La meritocracia es una mentira para responsabilizar al desocupado de su desocupación. Por eso pensar el mercado del trabajo en función del aprendizaje y los saberes será siempre insuficiente.

La verdadera calidad educativa es la construcción de pensamiento crítico con fundamentos nacionales. Dicho de otra forma, generar una conciencia que nos permita pensarnos y defendernos de los intereses foráneos en la medida en que nos formamos para enfrentar la realidad del trabajo en un mundo que se desclasa diariamente.

Mitre y Sarmiento construyeron un plan de educación que sigue vigente por mas remiendos que se le hayan hecho. Y fue una educación pensada para sostener los intereses de los poderosos. Algo así como el sueño de la aristocracia Argentina que nos condenaba al subdesarrollo, subordinando el desarrollo industrial al mito del destino agrario.

El país que tenemos se fundó con el Remington y la escuela. La letra liberal con sangre entra. Aun así, hoy a Sarmiento y la 1420 ya no las discute nadie, lo mismo que a la Reforma Universitaria, todos instrumentos liberales, subproductos del país agroexportador dependiente, unitario, de espaldas al país real.

La estrategia oficial pretende con este plan legitimar a través de una consulta falaz una política que viene a empobrecer aún más el sistema público de educación y promover mayores instrumentos de dominación política y social.

Con este programa de endeudamiento, pobreza y exclusión el plan maestro es un globo que no tiene sustento por mas retorica que suministre. Habrá una educación seria y responsable si hay trabajo y distribución de la riqueza, si hay justicia social y soberanía popular.

La necesidad de mejorar la calidad de la educación está fuera de discusión, y los problemas afectan especialmente a los alumnos que provienen de familias con menores ingresos. O sea que la calidad educativa no es solo un tema de herramientas pedagógicas. ¿Cómo piensan resolver la repitencia y el abandono? ¿Qué escuela, para qué país? Esta es la trama fundante de la discusión.

Hablan de educación superior y cerraron laboratorios, echaron científicos y despoblaron el Conicet. Mejor ni hablar de los salarios. Esto estamos discutiendo, no la letra de un proyecto que sigo citando: “Universalizar el acceso y uso de las tecnologías de la información para la innovación en el sistema educativo” (página 31).

Jamás en la historia argentina se invirtió en universidades y en acortar la brecha digital como en el último gobierno popular. Este gobierno desfinanció todos esos programas y día a día destruye lo mucho y bueno que se hizo con enorme esfuerzo.

Por último, en la página 30 habla de la mejora docente en términos de mejora salarial, ¿el gobierno de Macri que está deshuesando el salario, que niega la paritaria docente sostiene que la calidad educativa depende del salario?

Estamos frente a un nuevo proyecto de los que nos tiene acostumbrados el actual ejecutivo, hacer del cambio un retroceso. Queremos dar el debate de otra escuela y de otra educación, pero sobre parámetros concretos y desde una perspectiva que contemple la totalidad de la educación. Es impensable pensar un proyecto educativo que no contemple la opinión de los educadores o de las familias. Y fundamentalmente que no comprometa el mundo del trabajo y de la economía real. Y en particular, queremos discutir una educación que contemple la identidad nacional, la historia no narrada de nuestro devenir social y la posibilidad de pensar la escuela desde la soberanía popular.

Fuente: http://www.eldiaonline.com/plan-maestro-promesas-faciles-consignas-vacias/

Imagen: http://www.eldiaonline.com/wp-content/uploads/2017/06/Baez-2-e1498863345662.jpg

Comparte este contenido:

Entre Corea del Sur y Finlandia

Por: Xavier Besalú

Las evaluaciones PISA nos hablan de sistemas competentes pero enormemente diferentes en su desarrollo. Los resultados de las pruebas pueden ser indicadores, sí, pero no sabemos bien de qué.

Cada tres años, cuando se hacen públicos los resultados de las pruebas PISA, los periódicos clasifican a los distintos países en función de las puntuaciones obtenidas. En cabeza suelen estar casi siempre Corea del Sur (últimamente también Singapur) y Finlandia. En 2015, por ejemplo, en Ciencias -que era el objeto principal- los puntos obtenidos fueron 556 para Singapur, 531 para Finlandia, 516 para Corea del Sur y 493 para España. En Comprensión lectora, 535 para Singapur, 526 para Finlandia, 517 para Corea del Sur y 496 para España. Y en Matemáticas, 564 para Singapur, 524 para Corea del Sur, 511 para Finlandia y 486 para España. Si atendemos, pues, a lo que nos dicen estos datos, estaríamos ante dos modelos de éxito educativo claramente diferenciados: mientras el de Corea del Sur y Singapur pivota sobre la competitividad, la meritocracia y la mal llamada cultura del esfuerzo, el de Finlandia descansaría sobre la equidad, la personalización de la enseñanza y la educación integral. ¿Por cual de los dos optar? ¿Es posible conjugar aspectos de uno y de otro?

En Corea del Sur la enseñanza de los 6 a los 15 años es obligatoria y gratuita (comida incluida). La jornada escolar es larga -de las 8 de la mañana a las 5 de la tarde- y en muchos casos continúa en las academias privadas, estas sí de pago, y en el propio domicilio. El sistema es extraordinariamente competitivo, las clases son de una rigidez extrema y la presión sobre los alumnos es muy elevada, primero para obtener buenas notas y después para poder ingresar en las universidades de más prestigio.

La competitividad es también el eje del sistema educativo de Singapur, donde además, desde muy temprana edad, se clasifica y agrupa al alumnado en función de sus capacidades y  resultados. Es sabido, por otra parte, que Singapur es una democracia autoritaria, donde el control político y social es muy elevado a cambio de un buen nivel de bienestar económico y social y, en este juego de equilibrios, la educación tiene un papel fundamental.

En Finlandia, la enseñanza obligatoria va de los 7 a los 16 años, es gratuita (incluyendo la comida, el material escolar y el transporte, si es necesario), pública prácticamente en su totalidad y comprensiva. La escuela se configura como un hogar confortable, lleno de vida y de dimensiones humanas. Las notas aparecen solo al finalizar la enseñanza primaria, aunque las familias periódicamente reciben información de la situación y evolución de sus hijos. La autoridad del profesorado pivota sobre las relaciones de proximidad y de respeto hacia el alumnado.

Hay algunos elementos comunes a los dos modelos: la consideración de que la educación es el mecanismo más democrático y justo para situarse y progresar en el mercado laboral; el prestigio de la profesión docente de lo que deriva un proceso de selección importante de los candidatos a ejercerla; la excepcionalidad de la repetición de curso como medida útil para los alumnos con peores resultados; una secundaria superior de tres cursos. Pero desde luego es mucho y significativo lo que les separa.

En Corea del Sur y Singapur no se discute el principio meritocrático, según el cual, cualquiera puede llegar a la meta que se proponga, siempre que haga méritos para ello (méritos que suelen concretarse en las aptitudes intelectuales y en el esfuerzo y disciplina personales). Pero ya Gardner, el profeta de las inteligencias múltiples, advertía de que el reparto de las inteligencias es sumamente injusto, pues depende de “saber elegir bien a los padres”, como por otra parte corroboran todas las estadísticas desde que contamos con ellas: los resultados escolares correlacionan de manera muy significativa con el nivel socioeconómico y cultural de los progenitores; es decir, que el fracaso escolar se ensaña con el alumnado de familias pobres y con poco capital instructivo.

Por otra parte, la ideología del esfuerzo es un poderoso artefacto ideológico que, aprovechando la imagen positiva asociada al esfuerzo, hace tabula rasa de la cultura de los derechos humanos al considerar que las personas solo tienen derecho a aquello que es fruto de su esfuerzo y son las únicas responsables de su propio destino. Considera que seguir poniendo el acento en el contexto familiar del alumnado es una excusa para, en nombre de la democratización de la enseñanza, seguir alimentado la mediocridad y desatender a los alumnos con verdadero talento. De aquí se seguiría la necesidad de favorecer la competitividad y de establecer itinerarios escolares diferenciados.

En Finlandia, en cambio, el principio rector es la equidad tanto dentro del sistema educativo para tratar de evitar que contribuya a la reproducción de las desigualdades de origen -uno de los pilares es justamente que los niveles de calidad de todas las escuelas sean muy elevados y prácticamente equivalentes-, como fuera de ella. Sería el caso de unos servicios sociales muy atentos a las condiciones de crianza de los bebés o de la red de bibliotecas municipales. Otro principio de la enseñanza finlandesa es la personalización del aprendizaje: la voluntad de ajustar la acción educativa a las características y necesidades de los aprendices eliminado las barreras que la impidan; tomar en cuenta sus intereses; conectar la enseñanza con sus experiencias vitales y utilizar todos los recursos disponibles tanto dentro como fuera de las escuelas; partir de currícula relativamente breves y abiertos, contar con estructuras sumamente flexibles y potenciar la función orientadora y tutorial de la docencia.

Conclusión: los números no son suficientes para describir realidades complejas. Los resultados de unas pruebas estandarizadas pueden actuar de indicadores sí, pero no sabemos bien de qué. No es sensato copiar a nadie, ni tomar por referencia un determinado sistema atendiendo solo a las puntuaciones obtenidas. Los casos de Corea del Sur/Singapur y Finlandia son suficientemente ilustrativos al respecto.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2017/06/13/entre-corea-del-sur-y-finlandia/

 

Comparte este contenido:

Reino Unido: Revolución educativa de May para que los colegios seleccionen a los mejores

Europa/Reino Unido/18 Septiembre 2016/Fuente: abc /Autor: Luis Ventoso

Solo dos meses después de alcanzar el poder, Theresa May acaba de anunciar lo que supone la mayor revolución en dos décadas para la educación británica. La primera ministra buscará que en los colegios imperen el mérito, el esfuerzo y la igualdad de oportunidades: «Quiero que Gran Bretaña sea la mayor meritocracia del mundo». Para ello, levantará la prohibición que impide en la actualidad abrir escuelas que seleccionen a los alumnos según sus capacidades. Los laboristas y algunos inspectores educativos han salido en tromba a criticar la medida, asegurando que fomentará la desigualdad.

En su relevante discurso, ha elogiado también los buenos resultados de la educación católica y retirará las cuotas que hoy obligan a que sus colegios tengan que reservar la mitad de sus plazas a alumnos de otras creencias.

Asegura que el objetivo de su reforma es que los alumnos pobres tengan las mismas oportunidades que los demás y se ha mostrado muy crítica con los clásicos centros de élite ingleses, tipo Eton y Harrow, de donde procede tradicionalmente la clase dirigente británica. «Están divorciados de la realidad», les reprochó May, que los acusa de no dar oportunidades suficientes a alumnos de entornos desaventajados.

La primera ministra conservadora, que el 1 de octubre cumplirá 60 años, es hija de un vicario y se crio en el mundo rural del centro de Inglaterra. Estudió secundaria en una «grammar school». Eran escuelas estatales selectivas, a las que accedían los mejores alumnos, seleccionados en un examen que realizaban a los once años, el «11 Plus». En 1998, un Tony Blair recién llegado al poder, que todavía no había completado su giro al centro, prohibió abrir nuevas «gammar school», alegando que fomentaban la desigualdad social. Hoy perviven 163 en Inglaterra, sobre un total de 3.000 centros de secundaria, y 69 en Irlanda del Norte. En Escocia no existen. Su origen se pierde en el siglo XVI, aunque fueron organizadas formalmente en 1941.

Su paso por una «grammar school», donde pudo demostrar sus capacidades, permitió que las puertas de Oxford se abriesen para la hija del vicario. May siempre ha tenido presente aquella experiencia personal, que sustenta su fe el modelo selectivo. Parte de la bancada más clásica de los tories también apoya desde hace años la recuperación de las «grammar». Pero a Cameron, un patricio formado en Eton, nunca le gustó la idea.

60 millones a las «grammar school»

«Durante mucho tiempo hemos tolerado un sistema que contiene una regla arbitraria que prohíbe establecer escuelas selectivas, sacrificando así a alumnos con potencial por dogmas e ideología», reflexionó May, quien añadió que en realidad ya se está seleccionando a los alumnos, pero por razones económicas: «Ya tenemos una selección en nuestro sistema escolar y es la del precio de las casas y la riqueza, y eso simplemente es injusto». A su juicio el gran factor que discrimina hoy a los alumnos es la vivienda. Las familias que pueden vivir en buenas zonas envían a sus hijos a los mejores colegios. El resultado, según ella, «es que los alumnos más pobres no pueden tener las misma educación que los más ricos».

El Gobierno dotará con el equivalente a 60 millones de euros a las actuales «grammar school» de Inglaterra, para que puedan expandirse. Los críticos temen que se acabe volviendo al modelo de antaño, el de la educación binaria: los mejores en las «grammar», y los mediocres, en escuelas estatales de peor nivel. Para mitigar ese efecto, May obligará a las nuevas escuelas selectivas a reservar plazas para los alumnos pobres y también se las obligará a admitir alumnos a los catorce y dieciséis años, y no solo en la criba de los once.

Otra gran novedad es que se levantarán las cuotas de alumnos de otras creencias que pesan hoy sobre las exitosas escuelas católicas, que tienen listas de espera por su calidad. «Es equivocado negar a las familias la oportunidad de enviar a sus hijos a escuelas que reflejan sus valores. Creo que lo correcto es animar a esas comunidades religiosas, especialmente en casos de éxito probado como el de los católicos, a que puedan construir más escuelas capaces», comentó May, de fe anglicana.

Por último, el Gobierno quiere que las universidades se impliquen en mejorar la educación de los escolares desventajados y se revisarán sus criterios de acceso.

Fuente de la noticia: www.abc.es/sociedad/abci-revolucion-educativa-para-colegios-seleccionen-mejores-201609091841_noticia.html?ns_campaign=gs_ms&ns_linkname=boton&ns_source=fb&ns_mchannel=abc-es

Fuente de la imagen:http://www.abc.es/media/sociedad/2016/09/09/theresa-may-colegios-kz1G–620×349@abc.jpg

Comparte este contenido:

Reino Unido: Theresa May propone polémica reforma educativa

Europa/Reino Unido/11 de Septiembre de 2016/Fuente: Sputnik

La nueva jefa del Gobierno de Reino Unido, Theresa May, lanzó un controvertido plan de reforma educativa en su primer discurso político al margen del dominante debate del Brexit.

La dirigente conservadora quiere incentivar y extender el sistema de selección de escolares académicamente más aptos que fue parcialmente abolido por los laboristas en 1998.

La administración de Tony Blair prohibió la apertura de nuevos ‘grammar schools’, como se denomina al limitado número de colegios estatales que imponen un examen de acceso a los 11 años de edad del aspirante.

May defendió en su discurso que la «selección existe» en función del poder adquisitivo de los padres, con unos «pocos privilegiados» en posición de pagar una educación privada o mudarse a áreas de admisión de colegios públicos con buena reputación.

La propuesta conservadora abarca cuatro puntos de reforma para diversificar la oferta educativa y crear una «sociedad meritocrática», según reiteró la primera ministra.

Con su limitada mayoría parlamentaria, el Ejecutivo tendrá problemas para aprobar sin enmiendas una reforma a la que se opone la mayoría del resto de partidos. «El gobierno tory está deliberadamente ignorando las pruebas abrumadoras de que la selección de niños a los 11 años conduce a un país más desigual», denunció la responsable laborista en Educación, Angela Rayner. El secretario general del Sindicato de Profesores, Kevin Coutney, protestó que la luz verde a la construcción y expansión de los colegios estatales elitistas es un «paso regresivo y una distracción de los problemas reales». La profesión se queja de falta de profesorado y recursos financieros en la red de colegios estatales.

Fuente: https://mundo.sputniknews.com/europa/20160909/1063360648/reino-unido-may-educacion.html
Comparte este contenido:

Meritocracia o democracia en la educación

Por Adriana Puiggrós

El filósofo y pedagogo estadounidense John Dewey tuvo una influencia notable en el progreso de la pedagogía en la Argentina durante el siglo XX. Los buenos educadores aprendieron en sus textos que educación y democracia tienen un vínculo esencial, e incorporaron las expresiones pedagógicas de la democracia.Una de las ideas principales de Dewey es que el niño “aprende a trabajar por amor a la cosa misma, no por una recompensa o por temor al castigo”. Valora la energía, la iniciativa y la originalidad como “cualidades que tienen más valor para el mundo que la más perfecta fidelidad al obedecer órdenes”.

En las escuelas primarias argentinas, hasta hace unas décadas, se calificaban las tareas de los alumnos con “suficiente” o “insuficiente” y lo más frecuente era que el/la maestra llamara a la mamá o el papá cuando el niño presentaba dificultades. Entonces intervenía la “maestra particular” y aquellos cuya escolaridad no era interrumpida por factores socio-económicos, salían adelante. También ahora los docentes acuden a las familias y en algunas escuelas públicas del país hay tutores, psicólogos y psicopedagogos que acompañan a los alumnos y a los maestros en los avatares del proceso de enseñanza-aprendizaje.

El carácter complejo, arrítmico y cambiante de este último no solamente ha sido objeto de innumerables estudios teóricos sino reflejado de manera instrumental en opciones didácticas y tecnológicas, y forma parte del discurso corriente de los docentes. Asimismo, la mayoría comprende la inminencia de combinar la atención al carácter “común” de la educación (que instaló Sarmiento inspirado en el reformista norteamericano Horace Mann) con las diferencias en los caminos del aprendizaje, nacidas en la historia personal, cultural o social de los alumnos. El valor “igualdad” como meta a alcanzar es un presupuesto de la educación democrática, cuyos orígenes se remontan al siglo XVII, cuando Juan Amós Comenio fundaba la institución educativa moderna, donde proponía enseñar todo a todos, defendiendo el acceso irrestricto a la lectura, la escritura y el cálculo, animándolos, sin “dar ocasión a nadie para estimar a unos y menospreciar a otros”.

Comenio rubricó la decrepitud de la máxima “la letra con sangre entra”, pero hay razones para que los métodos que de ella se derivan regresen una y otra vez de la mano de quienes prefieren la desigualdad (que no es lo mismo que la diferencia). Marcar y establecer jerarquías o méritos entre los alumnos basándose en los logros de aprendizaje, en lugar de atender los obstáculos que se interponen para algunos, está al servicio de intereses que llamaré de la manera más directa: clasistas. El ejemplo al cual me refiero son las medidas tomadas por el gobierno de la Provincia de Buenos Aires, que impuso la calificación numérica y suprimió el pasaje automático entre los primeros grados, acusando de populistas y demagógicos los alcances pedagógicos de las última década.

El propio Comenio y ni hablar John Dewey quedaron de esa manera en la misma bolsa. ¡Cómo penarían ante este atraso pedagógico los inspectores del antiguo Consejo Nacional de Educación (radicales, socialistas, liberales democráticos y anticonservadores) que recorrían el país difundiendo las ideas de la “Escuela Nueva”, corriente nacida a fines del Siglo XIX que resalta a la educación democrática! Ni hablar de la reacción de Jean Piaget ante el atropello al ritmo propio del aprendizaje o de Paulo Freire al advertir que se le planta a un niño un aplazo para castigar su falta de “esfuerzo”.

Antediluviana es la pedagogía de la voluntad. Pero calza como anillo al dedo con el protocolo pedagógico destinado a formar al meritócrata.

Definamos al meritócrata del Siglo XXI: es el que logra alcanzar metas que se imponen desde la sociedad del conocimiento corporativo, potenciadas por los prejuicios clasistas de los dueños del poder. Para ser meritócrata hay que ganarles a todos, meritócrata sólo hay uno, el que gana la carrera y se compra el Chevrolet. Pero no se trata de una rifa sino de una carrera cruel que deja en el camino a miles y miles de niños y jóvenes cuyo mérito destruye consignándolos como desertores en diversos escalones del sistema escolar, convertido en maquinaria de clasificación social. Sobre la correlación entre nivel de escolaridad y clase social hay una abundante literatura europea, norteamericana y latinoamericana.

La relación entre ambos factores no es automática, pero la intención de usar las diferencias en el proceso educativo como instrumento que afirme a los alumnos en el sector de clase del cual provienen ha cobrado fuerza en la era neoliberal. Hay cierto placer, cuando no saña, en ilusionarse con ser meritócrata. Hay que tener voluntad y esforzarse para no equivocar un renglón en los comportamientos y contenidos impuestos. Nada de imaginación. Es especialmente importante otorgar consenso a la evaluación. Esta sustituye la enseñanza pues en la pedagogía meritocrática lo que vale es medir bien, no saber. Sustituye el enseñar por la tasación de los conocimientos.

Esa es la línea que rige la política educativa del gobierno. Sin embargo, el viejo Comenio decía que “el viento sopla por donde quiere y que los hijos de los ricos, los nobles o los que dirigen el Gobierno no son los únicos que han nacido para esas dignidades (…) dejando a los demás como inútiles y sin esperanza.” Así es. La sabiduría popular ha logrado muchas veces restaurar la enseñanza democrática en la Argentina. No será fácil empaquetar el sistema educativo para venderlo en el mercado.

Tomado de: http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/subnotas/299501-77720-2016-05-17.html

Fuente de la imagen: https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/b/b0/Colegio_Nacional_de_Buenos_Aires_-_aula_(01).jpg

Comparte este contenido:

En Argentina: debaten si la “meritocracia” mejora el rendimiento en clase

Según especialistas, es saludable premiar a los que más se esfuerzan. Pero en condiciones sociales de igualdad.

  Alfredo Dillon / Clarin.com/ 09/05/16

“Imaginate vivir en una meritocracia, donde cada uno tiene lo que merece”, propone un reciente spot publicitario sobre un auto, que generó polémica y fue criticado desde diversos sectores sociales de “individualista” (“el que llegó, llegó por su cuenta, sin que nadie le regale nada”) y “racista” (muestra gente blanca y de clase media alta). El debate sobre este spot tiene puntos en común con la discusión con el tema de los “aplazos” y la “meritocracia” en la Provincia: ¿es deseable que el sistema educativo sea una estricta meritocracia?

En su defensa de la medida, el ministro de Educación bonaerense, Alejandro Finocchiaro, hizo un elogio del esfuerzo personal, muy ligado con la idea de meritocracia: sostuvo que los alumnos deben aprender “el valor del esfuerzo”, que “dejarlos pasar porque sí es estafarlos” y que “hay que terminar con la pedagogía de la compasión”.  Para Ana María Borzone, investigadora del Conicet, la valoración del esfuerzo personal constituye el aspecto positivo de la concepción meritocrática. Pero advierte: “Si entendemos meritocracia como espíritu competitivo, eso no contribuye al proceso educativo. Aprender requiere espíritu colaborativo”. Borzone valora la restitución de los aplazos pero asegura que la responsabilidad por el “fracaso” debe desplazarse del alumno al Estado y la sociedad.

El Nacional de Buenos Aires es un caso de “escuela meritocrática”: su examen de ingreso solo les abre las puertas a los mejores 480 de los 1.100 que se presentan. “La meritocracia estimula. Los alumnos del Nacional reconocen esta concepción como parte de su sentido de pertenencia”, afirma el rector Gustavo Zorzoli. Pero aclara: “No creo que todas las escuelas deban ser meritocráticas: eso implica excluir la diversidad”.

Emilio Tenti Fanfani, profesor e investigador de la UBA y Conicet, plantea que “el esfuerzo tiene condiciones sociales: no es una cualidad esencial de las personas”. Para Tenti Fanfani, “uno no nace con las ganas de esforzarse: esas ganas están condicionadas por el entorno. El esfuerzo, la postergación del deseo, suponen que hay un futuro, tienen sentido cuando hay movilidad social. Pero ¿qué futuro hay para los que viven inmersos en urgencias del presente?”.

Carina Kaplan, investigadora del Conicet y profesora de la UBA y la UNLP, sostiene que “hay que fomentar la cultura de la igualdad: eso es lo que va a impulsar la cultura del esfuerzo, y no viceversa”. En contra de las ideas meritocráticas, Kaplan plantea: “La creencia en la meritocracia como valor en sí, en una sociedad injusta, es invertir la relación causa y efecto e individualizar un problema que es socioeducativo y político. Primero necesitamos pobreza cero y escuelas dignas, es decir oportunidades reales para todos, y luego premiar a los que más se esfuerzan. Si no, ¿cómo explicamos que los pobres son quienes más fracasan?”.

La pedagoga Adriana Puiggrós concluye: “La meritocracia tiene como fin principal la competencia individual. La meta del sistema educativo debe ser valorizar el saber, y no vencer a los demás”.

Fuente: http://www.clarin.com/sociedad/Debaten-meritocracia-mejora-rendimiento-clase_0_1573642794.html

Fuente de la imagen: http://www.pedromigao.com.br/ourodetolo/wp-content/uploads/2015/04/meritocracia.jpg

Comparte este contenido: