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España: Los profesores que llevaron la revolución pedagógica a las barracas del Besós

Paula Russiñol/La Vanguardia

  • El Archivo Histórico del Camp de la Bota y La Mina presenta el vídeo ‘Aulas de arena’, que expone cómo se aplicaron por primera vez en España teorías educativas como la ‘Pedagogía del oprimido’ de Paulo Freire
  • “Las barracas del Camp de la Bota fueron testimonio de muchos episodios de solidaridad y lucha por la dignidad”, afirma Josep Maria Monferrer, educador y presidente del Archivo Histórico del Camp de la Bota y la Mina. La consciencia colectiva del barrio nació a la par que se gestaban sus colegios.Todo este legado es el que presenta Aulas de arena, un documento audiovisual que recoge la revolución pedagógica que tuvo lugar en el Camp de la Bota a partir de mediados de la años cincuenta. Lo hace mediante el testimonio de los protagonistas de la historia: sus profesores.

    El documental ha sido realizado por un grupo de alumnos de cuarto del grado de Comunicación Audiovisual (CAV) y del doble grado de Información Documentación Comunicación Audiovisual(INFOCOM) de la Universtat de Barcelona, en colaboración con el Archivo Histórico del Camp de la Bota y La Mina.

    Monferrer llegó hace más de treinta años a la Mina para hacer de maestro en un colegio del barrio. Allí entró en contacto con muchos alumnos que venían del Camp de la Bota. “Les pedía fotografías para hacer un archivo que recogiera el legado de la vida en las barracas”, asegura Monferrer. Ahora, el Archivo Histórico del Camp de la Bota i La Mina cuenta con más de 2.000 fotografías de este barrio suburbial. Muchas de ellas, son testimonio de como se gestó una revolución pedagógica que llegó de la mano del escolapio Francesc Botey.

    Teorías pedagógicas inauditas

    “Botey fue a Cuba y Brasil durante los cuarenta y aprendió mucho de las teorías pedagógicas liberadoras de Paulo Freire”, destaca Monferrer. Unas teorías donde los alumnos eran los protagonistas de su aprendizaje. Cuando volvió a España, juntamente con dos escolapios más, construyó una pequeña barraca muy cerca del parapeto del Camp de la Bota.

    Botey se paseaba entre las chabolas animando a los niños a ir al colegio a aprender. En aquel contexto, los alumnos aprendían de aquello que les despertaba interés. “Estos métodos no hubieran sido aceptables en ninguna aula de la escuela franquista”, señala Monferrer.

    Alumnos jugando en la playa
    Alumnos jugando en la playa (Arxiu Històric del Camp de la Bota i la Mina)

    Botey formó un equipo de profesores dispuestos a todo para promover la escolarización en una zona donde más del 80% de los residentes eran deetnia gitana. Algunos no tenían los estudios de magisterio pero tenían un carisma especial con los jóvenes.

    Al detectar que muchos niños no tenían ningún interés por las aulas, fueron ellos mismos los que fueron a buscarles. “Se desplazaban a la playa donde jugaban los niños y captaban su atención contándoles cuentos de la mitología romaní”, explica Monferrer. A través de los cuento s y losjuegos, los pequeños aprendían pequeñas nociones de lectura y escritura. “Un día llovía y los mismos niños le propusieron a la maestra de ir al colegio para poder continuar con la lectura sin mojarse. Fue ahí donde empezaron a adquirir el hábito de ir a las aulas”, añade el director del archivo.

    El castillo del Camp de la Bota acogió hasta unos 400 alumnos

    A a partir del año 1952, las aulas se ubicaron en el castillo del Camp de la Bota, que había frenado su actividad militar a raíz del Congreso Eucarístico celebrado este mismo año. Durante los sesenta, la fortaleza acogió hasta unos 400 alumnos. Más allá de hacer de escuela, el espacio también acogía la vida cultural y social del barrio. “Había una sala de baile y se hacía teatro. Era un auténtico centro social”, cuenta Monferrer.

    Conjunto de las escuelas gitanas ubicadas en el Camp de la Bota
    Conjunto de las escuelas gitanas ubicadas en el Camp de la Bota (Arxiu Història del Camp de la Bota i la Mina)

    Paralelamente, los vecinos de etnia gitana construyeron con sus propias manos un colegio y una guardería. En esta última, las madres hacían turnos para cuidar de los hijos de todas mientras las otras iban al colegio.También había una escuela de artesanía, donde aprendían a elaborar cestas y otros objetos de decoración que después podían vender. “Era una manera de salir de la marginalidad”, apunta Monferrer. Estas actividades promovieron una gran red de solidaridad entre todos los vecinos del Camp de la Bota.

    Los estudiantes de cuarto del grado de Comunicación Audiovisual (CAV) y del doble grado de Información y Documentación y Comunicación Audiovisual (INFOCOM) de la UB que han participado en el documentalson Uri Hosta (dirección y guión), Alba Medina (producción y documentación audiovisual), Miriam Nassin (producción), Lara Bautista (directora de arte y grafismo) y Laura Gomá (realización y postproducción).

    Las últimas barracas

    A principio de los años setenta el castillo se derrumbaba a causa de su mal estado. Por ese motivo, y tras fuertes protestas vecinales, el Ayuntamiento de Barcelona construyó una nueva escuela que se inauguró en 1972. Era el colegio Manuel de Falla. “Un espacio precioso, muy espacioso”, define Monferrer.

    En 1989, con los juegos olímpicos muy cerca, se derribaron las últimasbarracas del Camp de la Bota. Los colegios funcionaron hasta entonces, aunque muchos vecinos ya se habían trasladado a la Mina durante los setenta.

    Según Monferrer, la metodología que se aplicaba en aquellas aulas partía de las necesidades que vivían esos niños en situaciones tan precarias. Opina que hay mucho que aprender de aquella época. “La educación no puede perder de vista nunca esta perspectiva, sino los pobres siempre estarán marginados”, opina.

    Fuente: http://www.lavanguardia.com/local/barcelones-nord/20180618/45113020962/eduacion-revolucion-barracas-camp-de-la-bota-mina-besos.html

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España: ‘Apañada de Ciencias’, una experiencia innovadora

España/21 de Abril de 2018/El Día

El Gobierno de Canarias ha iniciado la cuarta edición del proyecto de innovación educativa ‘Apañada de Ciencias’ para continuar promocionando la ciencia entre la comunidad educativa con una metodología experimental, según ha informado la Consejería de Economía, Industria, Comercio y Conocimiento.

En este sentido, en el año 2017, cerca de 8.900 escolares aprendieron a experimentar y disfrutar con la ciencia a través de la iniciativa, que este año se inicia con la celebración de la feria de ciencia y tecnología en el IES Costa Teguise, en Lanzarote.

Así, el proyecto ‘Apañada de ciencias. Experimenta y diviértete’ está financiado por la Agencia Canaria de Investigación, Innovación y Sociedad de la Información (ACIISI), con el impulso del Servicio de Innovación Educativa (Área STEAM) y la colaboración del Aula 3i (Aula Infantil de Innovación Inteligente).

Por su parte, entre los objetivos del proyecto destaca la promoción de la ciencia entre la comunidad educativa mediante una metodología experimental que permita un acercamiento práctico a los principios y fundamentos científicos, promoviendo lo que se denomina el Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP).

La iniciativa busca además acercar la ciencia desde la creatividad y la curiosidad de los más jóvenes, suscitando vocaciones científico-tecnológicas entre los participantes desde un aprendizaje colaborativo.

Finalmente, los destinatarios del proyecto ‘Apañada de ciencias. Experimenta y diviértete’ son los centros educativos públicos de Primaria, Secundaria y Bachillerato de Toda Canarias que quieran participar.

Fuente: http://eldia.es/canarias/2018-04-20/22–Apanada-Ciencias-experiencia-innovadora.htm

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La educación de las preguntas

 Autor: José Blas García Pérez 

Es mejor conocer algunas preguntas que todas la respuestas
James Thurder
Wonder
La lección de August

 

 

Uno de las grandes frases que acompañan a la «nueva educación» es la que proclama como un precepto: «los docentes no estamos para dar respuestas, sino para provocar preguntas».

 Movere

 

Ya la psicología clásica descifró hace tiempo cómo aprendemos: En un esquema simplificado del  algoritmo que gestiona nuestro cerebro en un proceso de aprendizaje, podemos enunciar que se compone de tres fases

Aprendizaje = Equilibrio +Desequilibrio+Reequilibrio
El desarrollo de estas tres fases es, lo que de forma práctica, los docentes utilizamos (o podríamos utilizar) como base para crear las secuencias de aprendizaje:

conexión/información -conflicto/reflexión/investigación-creación/aplicación

Las «actividades» son el soporte físico con el que concretamos y hacemos tangibles estas tres fases.
El modo con el que las llevamos a cabo, es la metodología, que nos marca el camino o proceso a seguir para conseguir las metas que nos proponemos .
Las metodologías de corte activo también son una de las banderas de la nueva educación. En su objetivo no está tanto en la transmisión de conocimientos, como en la puesta en práctica de esos conocimientos con un fin determinado.
Se caracterizan por considerar al alumnado, no como  recipiente de información, sino como «agente» de creación de conocimiento, para lo que es necesaria la idea de la aplicación del conocimiento , poniendo el foco en «qué sé hacer con lo que sé». Además, convencidos que para construir conocimiento hay que «mover» la máquina. «Movere»  decían los latinos. Sorpresa, emoción, motivación hacia… comentamos ahora.

La creación de  conflicto cognitivo en el  alumnado

Sin un conflicto que nos mueva, emocione o sorprenda… es más complejo construir aprendizajes. Necesitamos un motivo. La neurociencia educativa  nos ratifica estos planteamientos.

Así de simple…¿o no?

Porque no es fácil crear el clima de duda para una generación de docentes cuya misión ancestral ha sido generar certezas.
En última instancia los alumnos están dispuestos a que les digamos sobre qué dudar, pero no están acostumbrados a dudar.
Llevamos muchos años sin guiar «con sistema» a nuestro alumnado hacia clasificación, registro, tabulación… de la información, así como las técnicas de análisis de la misma; sin provocar.la reflexión, la comparación y la duda sobre teorías que se dan por asentadas; sin alentar la curiosidad por indagar y descubrir; sin diseñar modelos de actividades para investigación; sin tradición de proporcionar técnicas de búsqueda de evidencias sobre un tema o concepto; sin valorar los procesos seguidos para extraer sus propias teorías o conclusiones (por erróneas que sean).
Llevamos demasiados años de educación sin promover la enseñanza de muchos aprendizajes esenciales…
Y, quizá este es el papel más ajeno asignado a los nuevos docentes de lo que hemos venido haciendo habitualmente, el rol más raro que se nos ha encomendado: no transmisores , sino orientadores o guías de los aprendizajes.
Estamos descolocados al saber que nuestra misión no es la de preguntar sobre aquello que explicamos momentos antes, o días anteriores. Ni tan siquiera responder a las preguntas sobre los conceptos que nos hacen los alumnos. Es difícil convencernos de que no es necesario tener respuestas exactas a las dudas del alumnado sobre cualquier contenido. Es complejo comprender que el primer investigador debe ser el maestro. Nos quedamos fuera de juego al entender que nuestra misión es «darles pistas» y promocionar caminos para que «aprendan a aprender».
La dificultad es cómo gestionar: saber, saber profundo y comprensivo, saber para qué, saber cómo y saber hacer. Para ello, sin duda, la interacción y práctica con otros, la perseverancia, la repetición y uso cotidiano… son aliados esenciales.

El reto está servido

Es un reto..atractivo. Pero qué difícil…¿verdad?
Un reto atractivo, fundamentalmente, por falta de experiencias, por falta de formación con modelos adecuados, por falta de compromiso para des-confortarnos de nuestro sillón de la enseñanza transmisora y para complicarnos con crear camas elásticas para el aprendizaje constructivo. Por falta de compromiso con la tarea de desarrollar el pensamiento crítico y creativo en nuestro alumnado como primera y esencial medida. Sin sobrevalorarlo pero, esencialmente, sin ignorarlo.

Y es que , aprender investigando exige, al menos, tres procedimientos constantes, sistemáticos, integrados y encadenados:

la participación activa, la interacción y la cooperación

Quizás esto tiene que ver con eso que hemos venido llamando durante muchísimo tiempo construcción social del aprendizaje. Aprender con otros, aprendizaje horizontal, aprenseñar (que acuña mi apreciado Durán). A lo mejor, esto tiene que ver con eso que algunos comparan con el humo : la educación centrada en el alumno y en aprendizaje.

 Metodologías innovadoras no son aquellas que incluyen preguntas, sino aquellas que respetan las respuestas.

José Antonio Fernández Bravo
¿Respetar las respuestas? ¿Eso significa que todas son …admitidas? ¿Significa romper la dicotomía acierto-error? ¿despenalizar el error y le darles la categoría de oportunidad de aprendizaje?
La perspectiva es completamente opuesta al enfoque clásico. Pero este tema del valor del error… lo dejaremos para otro día.
Fuente del Artículo:
http://www.jblasgarcia.com/2017/10/la-educacion-de-las-preguntas.html
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Las alcachofas también educan

España / 8 de abril de 2018 / Autor: Roger Valldosera / Fuente: AIKA

Este artículo de opinión tiene como precedente una anécdota que me ocurrió la semana pasada con un niño en clase de refuerzo, en la que soy uno de los educadores.

El niño en cuestión tenía un examen de matemáticas sobre fracciones, porcentajes y descuentos, contenido muy práctico pero laborioso en el momento en que lo empiezas a tratar. El punto que más le costaba a él era el de los descuentos, ya que no entendía los descuentos expresados en tanto por ciento, solo los entendía en euros.

Cuando recurrió a mí para solucionar la duda, pensé que no nos costaría demasiado solucionar el problema; pero sí, costó. Costó porque él no entendía el procedimiento y, sobre todo, no veía la practicidad de los contenidos que estábamos trabajando, por lo que al final decidí tematizar el aula como si fuera una tienda de electrónicos.

Le puse precio a las tabletas, a los teléfonos y a los ordenadores, todos ellos con sus precios iniciales y sus respectivos descuentos. Cuando vio el circo que había preparado, su interés creció y empezó a entender más todo el contenido que estábamos trabajando en papel. No fui yo el buen comunicador o el buen educador, sino que lo fue el entorno, convertido en este caso en una tienda de electrónicos.

Cuando vio el circo que había preparado, su interés creció y empezó a entender más todo el contenido que estábamos trabajando en papel

Esta “pequeña” anécdota, me llevó, aunque no por primera vez, a reflexionar y debatir conmigo mismo sobre la funcionalidad de la todopoderosa escuela y sus metodologías de aprendizaje.

Lejos de querer elaborar una crítica sin funcionalidad alguna, simplemente quiero plasmar una reflexión sobre la practicidad de la escuela y sobre los posibles entornos de aprendizajes. Las instituciones educativas tienen, a día de hoy, la mayor carga de aprendizaje para todas las personas que tienen que cursar su período escolar, pero, ¿y si miramos más allá de estas paredes y nos fijamos en nuestra casa, en nuestra familia, en las calles, plazas, mercados y en nuestra sociedad? ¿Acaso no son estos agentes activos de aprendizaje y enseñanza? ¿No nos convierte este razonamiento a cada uno de nosotros en sujetos proactivos de enseñanza?

Ivan Illich (1926-2002), pedagogo, entre otras de sus ocupaciones, es el hombre en el que me he centrado para elaborar este discurso. Es autor de diversas obras que hablan sobre la temática tratada, como La sociedad desescolarizada o Educación sin escuelas, entre muchas otras.

Illich hablaba sobre la funcionalidad de las escuelas y de si estas se acaban constituyendo como meras cadenas de producción donde el equipo docente da un producto, contenido en este caso, a los discentes. Planteaba el problema del condicionamiento, ya que los discentes, al estar sujetos a un modelo curricular fijo, no tienen libertad para aprender a su ritmo o a partir de sus intereses. Su alternativa era la de empoderar a las sociedades a adquirir el rol de educadoras, reconvirtiendo así el término “escuela” y liberando a los discentes a poder aprender a su ritmo, a partir de sus intereses y motivaciones, y hacerlo durante toda su vida.

El conocimiento está en todas partes, de manera que no solo la escuela nos puede educar, sino que todo nos puede provocar un aprendizaje

A primera vista nos puede sonar una pedagogía un poco agresiva. Sin embargo, para mí es una propuesta muy válida, a la vez que laboriosa, para ir difundiendo en la sociedad. Reitero que no se trata de destruir la escuela, pero sí hace falta reconstruir los principios y el objetivo de esta, así como entender y concienciar de que el conocimiento está en todas partes, de manera que no solo la escuela nos puede educar, sino que todo nos puede provocar un aprendizaje.

Retomando, y sin querer ser redundante, la anécdota del niño y los porcentajes: ¿Qué es más significativo, escribirle en un papel los procedimientos y los problemas a resolver? ¿O ir al mercado o a una tienda y que ponga en práctica los conocimientos elaborados en las instituciones educativas?

No nos tiene que dar miedo ceder protagonismo, la escuela nos puede educar, pero la sociedad nos está educando día tras día y no la estamos considerando un agente educador. Eso se debe a la estigmatización de términos que hemos hecho al respecto.

La escuela, para la mayoría de madres y padres, es el centro del conocimiento y su razonamiento de calidad va muy ligado con el precio, es decir, cuanto más cara es la escuela, más prestigiosa y mejor será. Para los discentes, la escuela, en muchos casos, es sinónimo de trabajo, de obligación, de incongruencias y, en algunos casos, de aburrimiento. Y para ambos colectivos, o para la mayoría de estos, el entorno no se concibe, o difícilmente, como un entorno donde se pueda aprender y enseñar.

Concienciémonos de que nosotros estamos educando y a la vez estamos siendo sujetos de aprendizaje durante toda la vida

No hay nada malo en replantearse los procesos, sin olvidarse del trabajo previo realizado, y ver qué podemos cambiar y construir como sujetos activos de un campo que nos incluye y nos preocupa como es la educación.

Aprovechemos entonces nuevos métodos y nuevos entornos de aprendizaje y concienciémonos de que nosotros estamos educando y a la vez estamos siendo sujetos de aprendizaje durante toda la vida.

Fuente del Artículo:

Las alcachofas también educan

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¿Por qué es necesario contrastar una visión formal de una innovación educativa con su visión informal?

España / 11 de marzo de 2018 / Autor: Angel Fidalgo / Fuente: Innovación Educativa

Para saber qué es una innovación educativa concreta nos solemos basar en las definiciones formales, académicas o científicas. Estas visiones, sobre todo en las innovaciones que tienen más éxito, suelen estar orientadas a un factor que llama la atención, que es fácil de entender, sobre las que se puede asociar metodologías educativas, justificar su necesidad y estimar las ventajas e impacto que tendrá en la educación.

La visión informal de una determinada innovación educativa suele estar enfocada a las personas que la van a utilizar, a sus actividades habituales, a su problemática, a sus necesidades y la realidad de las aulas. Con esta visión se pueden determinar los componentes conceptuales de dicha innovación. Dichos componentes son más fáciles de entender por el profesorado, sirven para valorar el esfuerzo que conlleva la aplicación de la innovación  y sobre todo para saber el alcance que puede tener la misma.

¿No queda claro? Pues para eso están los ejemplos. Vayamos con uno.

  • Visión formal sobre Flip Teaching (Flipped Classroom o Aula invertida).  Dicha innovación educativa se basa en la “inversión del modelo educativo”. Casi nada, la inversión del modelo educativo. Llama la atención por tanto seguro que queremos saber un poco más. Nos  dicen que es un método en que el alumno aprende la lección en casa y en clase hace los deberes. Bajo esta visión se justifican modelos pedagógicos, se identifican las innumerables ventajas del método y sobre todo nos permite soñar con lo que haríamos en clase si nuestro alumnado ya viniese con la lección aprendida. Seguro que ante este planteamiento no puede evitar querer saber más sobre el método y comprobar si lo puede aplicar.
  • Visión informal. Bajo este enfoque lo que se matiza es que no hay inversión “pedagógica” del modelo educativo, sino del lugar donde se realiza la actividad. La secuencia “pedagógica” sigue siendo la misma: Primero la lección y después los deberes. Lo que se invierte es el lugar donde se realizan las acciones (tradicionalmente la lección en clase y los deberes en casa, con este método sería la lección en casa y los deberes en clase). Desde un punto de vista conceptual hay dos actividades “realizar una actividad previa de conocimiento antes de ir a clase” y “en el aula realizar actividades que requieran una mayor participación del alumnado”.

Lo que para la visión formal es la “lección en casa” para la informal es “que el alumnado haga una actividad antes de comenzar la clase”. Lo que para la visión formal es “los deberes en clase” para la visión informal es “a cambio de que el alumnado venga con algo hecho, no imparto una lección magistral durante toda la clase, hago alguna actividad participativa”

Lo que para la visión formal es un método super-novedoso para la visión informal es un método super-antiguo (de pequeñitos siempre nos decían que lleváramos la lección leída).

Conocer las dos visiones (formal e informal) nos ayuda a tener una visión más realista de la innovación educativa, nos ayuda a conocer el verdadero alcance y sobre todo nos ayuda a valorar su aplicación en nuestras asignaturas.

En resumen la visión formal ayuda a entender “qué es” y la visión informal “qué no es” o como decía en otro post: hablar del techo para arriba y hablar del techo para abajo.

Fuente del Artículo:

¿Por qué es necesario contrastar una visión formal de una innovación educativa con su visión informal?

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La tecnología se multiplica, las aulas suman

Ecuador / Autor: Fander Falconí / Fuente: El Telégrafo

La imprenta se inventó en China hace mil años. Allá se usaba para difundir las normas morales de Confucio. Los mongoles, tras conquistar China, llevaron el artefacto para hacer barajas, con el fin de distraer a sus soldados entre batalla y batalla. Así fue como Gengis Kan introdujo el invento en Europa.

El siglo XIII los monjes europeos empezaron a usarla para reproducir estampas, hasta que algunos emprendedores (entre ellos Gutenberg de Maguncia) adaptaron la imprenta para publicar libros hacia 1450. Menos de un siglo después, ya había imprenta en México, la primera en Hispanoamérica. Sin embargo, la educación no mejoró enseguida. Más de medio milenio después de la impresión de la Biblia de Gutenberg, todavía hay analfabetos en el mundo.

La tecnología, por sí sola, no garantiza mejoras en la educación. En nuestros tiempos, aunque un nuevo teléfono inteligente asiático llega a Ecuador en pocas semanas, tampoco hay que atribuir milagros a la tecnología. Claro que podemos mejorar la educación con computadoras portátiles y teléfonos inteligentes, pero solo si democratizamos el acceso a todos los estudiantes y capacitamos a los docentes en su uso óptimo. Así como la introducción de libros impresos obligó al alumno a dejar de ser solo oyente y empezar a ser lector a tiempo completo, las nuevas tecnologías exigen más razonamiento propio y menos aceptación pasiva.

El siguiente paso es empezar a generar contenidos educativos propios. Eso exige nuevas propuestas pedagógicas y metodologías adaptadas a nuestros ámbitos culturales. Lo más importante a corto plazo, no obstante, será dar una forma atractiva a esos contenidos. Implica pericia en publicidad, además de la experiencia pedagógica. También significa intercambiar experiencias educativas y procesos con otros países latinoamericanos. Compartir la misma lengua es una ventaja que permite ese intercambio inmediato y la cooperación rápida. Solo si tiene impactos positivos en la calidad y en la cobertura de la educación ecuatoriana, vale la pena incorporar las nuevas tecnologías.

Desde hace algún tiempo se habla de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) y hoy se han sumado nuevas siglas. Son valiosas esas siglas para ahorrar tiempo en las discusiones entre expertos, pero no tanto si queremos comunicarnos con toda la sociedad. Pocos distinguen entre TIC, TAC (Tecnologías del Aprendizaje y Conocimiento) y TEP (Tecnologías del Empoderamiento y la Participación).

La mayoría de jóvenes conoce los dispositivos electrónicos de hoy y más los distingue por sus nombres en inglés: all-in-one, laptop, tablet, smartphone. Los mayores, no tanto y no todos. ¿Cuántas personas conoce usted que han sido catalogadas como ‘peleadas’ con la tecnología? Por eso, debemos acelerar la introducción apropiada de las nuevas tecnologías en el aula. Porque la tecnología se multiplica (progresión geométrica), mientras las mejoras en la calidad de la educación se suman (progresión aritmética). Para mejorar la educación, hace falta una voluntad social decidida por la democracia.

Fuente del Artículo:

http://www.eltelegrafo.com.ec/noticias/columnistas/1/la-tecnologia-se-multiplica-las-aulas-suman

Fuente de la Imagen:

http://noticias.universia.net.mx/educacion/noticia/2016/02/15/1136272/presente-futuro-tecnologia-educacion-segun-nmc-horizon-report-2016.html

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Conoce la ambiciosa revolución educativa que lleva adelante Ecuador

Ecuador/15 de Enero de 2018/Mundo

Desde 2006, Ecuador viene implementando a gran escala el Bachillerato Internacional en colegios públicos, brindando de manera gratuita a los alumnos un exigente programa educativo que en instituciones privadas de todo el mundo pueden costar varios miles de dólares al año. Conoce todo al respecto de esta revolucionaria iniciativa.

¿Qué tienen en común 201 colegios públicos de Ecuador con el prestigioso Instituto Le Rosey de Suiza, donde se educaron miembros de las élites de toda Europa? Aunque a primera vista no haya muchas similaridades, en ambos casos se ofrece el mismo programa de enseñanza, el Bachillerato Internacional (BI).

Entre otras particularidades, el diploma que obtienen los estudiantes es reconocido por varios países del mundo sin necesidad de reválidas, debido a su metodología educativa de alta exigencia. El elevado nivel de aprendizaje ha llevado incluso a que algunas universidades en EEUU cuenten como créditos de pregrado ciertas asignaturas cursadas por los egresados del BI.

Ecuador decidió implementar en la educación pública este programa en 2006, como parte de un compromiso del Gobierno nacional por «la mejora de la calidad educativa» en el país, como un «elemento de transformación real» a través del conocimiento, explicó a Sputnik Xiomar Torres, subsecretaria de Fundamentos Educativos del Ministerio de Educación.

«Es una apuesta que ha hecho el Gobierno para mejorar la calidad, invertir en educación. Para nosotros es una apuesta importante, es una inversión alta, pero que nos beneficia, ya que nos implica mejorar la calidad de los grupos más vulnerables», dijo la funcionaria.

El programa del diploma del BI está en la oferta educativa de cientos de colegios privados de excelencia de todo el mundo, cuyos costos mensuales son cuantiosos. Sin la política pública del Gobierno ecuatoriano, la mayoría del alumnado de las unidades educativas que lo aplican en el país —7.822 estudiantes— «no hubiera podido acceder a esta propuesta», dijo Torres.

De acuerdo con el diario El Telégrafo, el proceso de acreditación al BI de cada colegio tiene un costo de alrededor de 54.000 dólares. Requiere además la capacitación de docentes a través de talleres.

Pero la inversión está rindiendo sus frutos. Torres citó los resultados de una investigación que realizó el ministerio junto con la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) para conocer el impacto del BI en los logros de aprendizaje de los alumnos de las unidades en las que se aplica, que revelaron crecientes resultados positivos en lenguaje y matemáticas, incluso en aquellos que estudian en el mismo colegio el programa nacional ecuatoriano.

«Vimos que efectivamente hay un mayor nivel de aprendizaje y desarrollo. Lo más motivante que hoy nos impulsa a trabajar en el fortalecimiento del BI es que no solo vimos la mejora en los chicos [que cursan el programa], sino que se pudo evidenciar una mejora en la calidad del aprendizaje en toda la unidad educativa», dijo la subsecretaria de Fundamentos Educativos.

Para los alumnos, también requiere un esfuerzo mayor. El diploma tiene un fuerte énfasis en construir una mentalidad internacional y en fomentar el pensamiento crítico, a través de materias como Teoría del Conocimiento.

​Además, se debe completar un cupo de horas de Creatividad, Actividad y Servicio (CAS), que amplía el desarrollo educativo con trabajo de campo más allá de las cuatro paredes del aula. Finalmente, el proceso se concluye con exámenes internacionales estandarizados y una monografía corregida por un profesor externo acreditado. Por eso, incidió Torres, su aplicación es «vocacional».

«Tienen más horas de clase, un proceso de mucho trabajo en campo, mucho trabajo de investigación y de escritura. Involucra un compromiso no solo del estudiante sino también de su familia. Una vez que conocen la propuesta, a través de las unidades educativas buscamos orientarlos para que puedan cumplir con esta oferta más rigurosa y compleja», dijo la funcionaria.

 

Una vez egresados, los alumnos han obtenido becas tanto en las más prestigiosas universidades de Ecuador —por ejemplo, la de Investigación y Tecnología de Yachay— como fuera del país.

El BI consiste también para los docentes en un desafío, pues se necesita capacitarse en la metodología del BI. Esto requiere «mayor compromiso e involucramiento», pero el Estado ha hecho lo posible para garantizar la formación y el acompañamiento, así como la permanencia de los profesores en los colegios.

Con esto, Ecuador se pone en una situación de liderazgo. Existen otras propuestas de aplicación del BI en colegios públicos de Argentina (13 colegios), Chile (1), México (4) o Perú (24), pero ninguna de estas naciones ha llevado el programa a la escala que lo ha hecho Quito.

​El objetivo del país es aumentar a 500 la cantidad de instituciones públicas en las que se ofrece el diploma internacional, pero no como una manera de brindar un sistema educativo de alta exigencia apenas a quienes lo cursan, sino como una herramienta más en la suba del nivel y una mejora de los resultados en la totalidad de los colegios nacionales.

«No queremos tener un grupo de élite de solo 500 unidades de calidad, sino aprender de esas buenas prácticas y metodologías para que todo el sistema educativo nacional sea de calidad. Cuando hayamos alcanzado esas metas y veamos que en nuestras evaluaciones de impacto no hay diferencias de aprendizaje entre el BI y el sistema nacional podríamos decir que hemos cumplido la meta. Mientras tanto seguiremos buscando todas las posibilidades que nos permitan la mejora de la calidad educativa», concluyó Torres.

Fuente: https://mundo.sputniknews.com/cultura/201801131075398236-bachillerato-internacional-ecuador/

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