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Unidad, educación y disciplina son la base del milagro japonés

Japón/01 de abril 2017/Autora: Pilar Díaz/Fuente: http://www.eluniversal.com

Japón superó la derrota sufrida en 1945 junto con la muerte de tres millones de ciudadanos, la destrucción de las ciudades de Hiroshima y Nagasaki tras la explosión de dos bombas atómicas y la pérdida de 44% de su territorio y ahora es una potencia económica en el mundo.

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En el año 2011 Japón sufrió un devastador maremoto que dañó la planta de energía atómica ubicada en Fukushima y levantó su economía y se encuentra en proceso de recuperación de la zona afectada.

Estos dos hechos evidencian que el pueblo japonés tiene un espíritu de superación ante cualquier desastre.

El embajador de Japón en Venezuela, Kenji Okada, explicó durante una conferencia en El Universal que «hay tres elementos fundamentales para entender el milagro japonés: alto nivel de educación, unidad del pueblo y la disciplina; en segundo lugar, la renuncia a la guerra, lo que permitió dirigir todo el presupuesto de la nación para el crecimiento económico y social y, como tercer punto, la participación en sistemas económicos internacionales como el Fondo Monetario Internacional y el GATT así como una alta tasa de ahorro».

A pesar de tener un pequeño territorio, de apenas 378 mil kilómetros cuadrados, lo que viene a ser un tercio del territorio venezolano y con 127 millones de habitantes (cuatro veces más que Venezuela), Japón en el 2016 presentó un PIB de 4.812.584,59 millones de dólares, con lo que se ubica en la tercera economía en el ranking de 196 países.

EL MILAGRO ECONÓMICO JAPÓNES

Se ha llamado milagro japonés al crecimiento económico vivido por el país desde los años 1960 hasta los años 1980, siendo las tasas anuales de crecimiento del Producto Nacional Bruto (PNB) entre 1953 y 1973 de 10%, muy por encima de los demás países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).

​El embajador Okada resaltó que el fin de la Segunda Guerra Mundial se selló con las dos bombas atómicas lanzadas en Hiroshima y Nagasaki; tres millones de muertos fue el resultado, además de la pérdida del 44% del territorio. Sufrió ocupación extranjera hasta 1952. Para la segunda mitad de los años 60 del pasado siglo Japón ya era la segunda potencia económica.

«En los años 60 se dispara el consumo de aparatos electrodomésticos y se dan cambios en los hábitos y sistemas de vida debido a la influencia de la televisión, la lectura de periódicos y revistas, el uso generalizado del automóvil», resaltó el embajador de Japón.

DEL AISLAMIENTO AL ESPÍRITU JAPONÉS

El embajador Okada hizo un breve resumen de las etapas históricas más importantes por las que pasó Japón. «El país pasa desde el siglo IV por la Corte Yamato hasta el siglo XII que se instaura los shogunatos por los samurais. En el siglo XIV se introduce el sistema educativo occidental y llega a mejorar su nivel de alfabetización que para el siglo XVIII, Londres tenía 10 % de población alfabetizada, París llegaba al 10 % y Tokio tenía el 70 % de la población alfabetizada.

El siglo XVII Japón desarrolla las políticas de aislamiento hasta el siglo XIX se instala la Restauración  Meiji; el principal objetivo de este gobierno fue la modernización y por ende la occidentalización de Japón. Durante esta etapa se une el «espíritu japonés con el conocimiento occidental».

Okada explica que el espíritu japonés antepone el concepto del colectivo por encima del individualismo y por eso la educación es un punto importante para mejorar la capacidad del individuo pero con el objetivo de influir en las mejoras del colectivo.

«No estudiamos únicamente para nosotros sino para contribuir al colectivo y por eso cuando tenemos que enfrentar situaciones como las que nos tocó vivir en 2011 con el maremoto y el daño que sufrió la planta nuclear de Fukushima, pensamos en ayudar al prójimo y por eso motivo no se ven casos de vandalismo», expuso el embajador de Japón, Kenji Okada.

SISTEMA POLÍTICO JAPÓNES

Okada explicó que el sistema político japonés está dividido en tres poderes: el Legislativo, que es el encargado de formar gobierno; el Ejecutivo y el Judicial, con independencia entre sí. El Emperador es la figura emblemática de unidad japonesa pero no tiene peso político, y el Parlamento está estudiando la posibilidad de abdicación, pues por ley el Emperador no se separa del trono hasta su muerte.

El embajador resaltó que no se está contemplado el cambio de la Constitución para darle paso a una sucesora.

Fuente de la Noticia:

http://www.eluniversal.com/noticias/diplomacia-universal/unidad-educacion-disciplina-son-base-del-milagro-japones_646024

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República Dominicana: Valdez Albizu da a conocer propuesta de educación económica y financiera

República Dominicana/28 de marzo de 2017/Fuente: El Dinero

El gobernador del Banco Central encabeza la inauguración de la IV Semana Económica y Financiera.

El gobernador del Banco Central de la República Dominicana (BCRD), Héctor Valdez Albizu, dio a conocer la Propuesta de Estrategia Nacional de Educación Económica y Financiera (ENEEF), la cual permitirá una mejor coordinación entre todas las instituciones involucradas en estas labores, evitando duplicidades y optimizando los recursos, “de manera que podamos hacer llegar con mayor efectividad los mensajes y las acciones a los grupos vulnerables, mejorando sus condiciones de vida y aportando al desarrollo socioeconómico del país”.

Hablando en el acto de apertura de la IV Semana Económica y Financiera (SEF), Valdez Albizu indicó que esta estrategia, elaborada según las recomendaciones de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), plantea el logro de cuatro objetivos: promover el acceso y uso responsable de productos y servicios financieros; mejorar las capacidades económicas y financieras de la población; incorporar la estrategia al sistema educativo nacional; y establecer un esquema de gobernanza institucional que permita su implementación.

Destacó que esta estrategia está basada en los resultados de la Primera Encuesta Nacional sobre Cultura Económica y Financiera, que se aplicara en el año 2014, lo cual permitirá establecer indicadores de cumplimiento y hacer las evaluaciones correspondientes; y que ambos productos: encuesta y estrategia, han sido elaborados por una Mesa de Trabajo, conformada por 13 instituciones y coordinada por el BCRD, que ha trabajado durante algo más de dos años, con carácter profesional y actitud democrática, para cumplir este propósito.

“Con el documento de la estrategia que hoy damos a conocer, el trabajo apenas comienza; en lo adelante habrá que realizar labores operativas y logísticas para alcanzar los objetivos propuestos, por lo cual, exhortamos a las instituciones integrantes de la Mesa de Trabajo a mantener su apoyo y entusiasmo a esta labor, e invitamos a otras instituciones relacionadas a sumarse a esta noble tarea de educar en economía y finanzas a la población dominicana”, dijo el gobernador.

La Mesa de Trabajo que elaboró la ENEEF fue coordinada por el BCRD y está integrada por los ministerios de la Presidencia; Economía, Planificación y Desarrollo; Hacienda; Industria y Comercio; y Educación; las superintendencias de Banco, Pensiones y Valores; las entidades de intermediación financiera representadas por la Asociación de Bancos Comerciales (ABA) y la Asociación de Bancos de Ahorro y Crédito (ABANCORD); el Banco de Reservas y la entidad de educación financiera Argentarium.

Con este importante paso, República Dominicana se coloca, junto con Chile, México, Colombia, Perú, el Salvador, Brasil, Honduras, Uruguay y Paraguay, entre los países de América Latina que ya están llevando a cabo estrategias nacionales de educación económica y financiera.

Por otra parte, el gobernador Valdez Albizu dio la bienvenida a la cuarta versión de la Semana Económica y Financiera 2017, que el BCRD auspicia como parte de su programa de responsabilidad social institucional “Aula Central para la Educación Económica y Financiera”, en coordinación con la fundación internacional Child & Youth Finance, y la participación de 36 instituciones nacionales, ocho más que en la versión anterior.

Informó que durante cinco días, desde el lunes 27 y hasta el viernes 31 de marzo, el BCRD abre sus puertas para que las instituciones participantes puedan mostrar sus avances en materia de educación económica y financiera, y para que el público asistente pueda disfrutar, de manera gratuita, charlas, talleres, conferencias, dinámicas, juegos, obras de teatro, trivias y visitas guiadas al Museo Numismático y Filatélico de la institución.

Asimismo, al igual que en las tres versiones anteriores, ofrece a los periodistas, relacionistas públicos y directores de comunicación, un taller formativo, que en esta ocasión versará sobre el tema “Impacto reputacional de una crisis financiera”, y que será impartido por el reconocido periodista español Iñigo de Barrón, del periódico El País.

En esta IV versión de la SEF participan Argentarium; Asociación de Bancos Comerciales (ABA); las asociaciones de ahorros y préstamos Cibao, La Nacional, Alaver y APAP; la Asociación de Instituciones Rurales de Ahorro y Crédito (AIRAC); los bancos Banesco, Ademi, Adopem, BDI, BHD-León, Caribe, Popular, Progreso, Banreservas, Santa Cruz y Unión; la Bolsa de Valores de la República Dominicana; el CEI-RD; el Centro de Capacitación en Política y Gestión Fiscal; Ciencia Divertida; Children International; las cooperativas Coopcentral, Empresarial y Coopmedica; Dirección General de Impuestos Internos; los ministerios de Hacienda y de Industria y Comercio; la Oficina Nacional de Estadísticas; Pro-Consumidor; Progresando con Solidaridad; las superintendencias de Bancos, Pensiones y Valores; la Tesorería Nacional; la Vicepresidencia de la República, Visa Internacional, y el anfitrión, Banco Central de la República Dominicana.

La 4ta versión de la SEF también se celebrará en la Oficina Regional del BCRD en Santiago, desde el martes 28 al jueves 30 de marzo.

Fuente de la Noticia:

Valdez Albizu da a conocer propuesta de educación económica y financiera

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Película: Ça commence aujourd’hui

Ça commence aujourd’hui (titulada Hoy empieza todo en España y Todo comienza hoy en Argentina) es una película francesa de drama social estrenada en 1999, dirigida por Bertrand Tavernier y escrita por Dominique Sampiero, Tiffany Tavernier y el propio director. Fue protagonizada por Philippe Torreton, Maria Pitarresi, Nadia Kaci y Nathalie Bécue, con música de Louis Sclavis.

Argumento

Daniel Lefebvre, director de una escuela de párvulos donde la situación social es conflictiva debido a la crisis en el sector minero que ha dejado a las familias sin trabajo, y todos los miembros docentes del centro comienzan una lucha para solucionar los problemas externos a la escuela en los que se encuentran sus pequeños alumnos. Dejan así de lado su labor únicamente educativa para cubrir las necesidades primarias de los niños. Todo esto teniendo en contra numerosos factores: el poder político y la falta de ayuda y asistencia social hasta la llegada de Samia, quien se involucra tanto como ellos en su labor.

Premios

La película consiguió el premio del público en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián celebrado en 1999 y el premio FIPRESCI. Además tuvo una mención especial en el Festival Internacional de Cine de Berlín de ese mismo año.

Para ver trailer película, haga click aquí:

Fuente de la Reseña:

https://es.wikipedia.org/wiki/%C3%87a_commence_aujourd’hui

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Las razones por las que millones en EEUU no terminan la universidad

EEUU/07 de marzo de 2017/Fuente: http://latino4u.net

Los mismos obstáculos impiden a los estudiantes de obtener títulos y con frecuencia ponen fuera de su alcance los trabajos de clase media con buenos sueldos.

¿Cómo es que millones de estadounidenses están sin trabajos o atrapados en empleos que pagan poco mientras que los empleadores dejan millones de puestos vacantes cada año? Una gran razón de esto es la crisis del alto nivel de abandono universitario en el país, algo que recién está recibiendo la atención nacional que merece. De hecho, menos de la mitad de los estudiantes universitarios de EEUU se gradúan. Y los niveles son peores en las universidades comunitarias(conocidos en inglés como ‘community colleges’), las cuales son los proveedores principales de educación y capacitación para los 29 millones de empleos de habilidades medianas que pagan sueldos de clase media.

Esto no es solamente un problema para las personas que no se gradúan. Es un problema para todos nosotros. Sin trabajos decentes con sueldos decentes, la gente se queda atrapada en la pobreza, persiste la desigualdad de ingresos y la promesa estadounidense de oportunidad para todos no se pude cumplir. Los trabajos que pagan bien que requieren sólo un diploma de secundaria mayormente han desaparecido a medida que la automatización y la globalización han seguido transformando la economía. Ya para 2020 un 65% de los empleos requerirán por lo menos algo de educación postsecundaria. Las universidades comunitarias imparten clases a casi la mitad de todos los estudiantes estadounidenses e inscriben a unos 10 millones de estudiantes cada año, pero sólo un poco menos de un 20% de ellos obtiene un diploma dentro de tres años.

Por muy deprimentes que son estas cifras, no reflejan la extensión completa del problema, aunque las estadísticas excluyen a estudiantes matriculados a tiempo parcial y también a los que toman un receso de sus estudios para trabajar o cuidar a familiares para luego regresar a la universidad. Existen pruebas anecdóticas que indican que los índices de terminación de estudios para estos estudiantes podrían ser aún más bajos. Esto significa que una buena parte de los trabajadores potenciales de EEUU no están recibiendo la educación y la capacitación que necesitan para mantenerse a sí mismos y a sus familias y luego ascender a la clase media.

Hay dos razones principales por las que los estudiantes no terminan sus estudios universitarios, las que normalmente operan en conjunto: una preparación inadecuada y dificultades para navegar por la universidad.

Los graduados de secundarias de áreas de alta pobreza generalmente no están bien preparados para el nivel de estudios de la universidad, por lo que son asignados cursos correctivos en Matemáticas e Inglés. Los trabajadores adultos que se matriculan en las universidades comunitarias en su esfuerzo por avanzar sus carreras enfrentan obstáculos parecidos, ya que sus habilidades académicas normalmente están oxidadas.

Se les puede requerir a los estudiantes que tomen de uno a tres cursos correctivos, los cuales se tienen que tomar en orden y no confieren créditos universitarios. El atraso les cuesta dinero y tiempo a los estudiantes —los cursos de desarrollo gastan la ayuda financiera, la cual tiene una duración limitada, y no cuentan como parte de los cursos necesarios para recibir un título universitario— y también produce frustración y desaliento. Un 70% de los estudiantes asignados a cursos correctivos nunca terminan sus estudios universitarios.

La segunda razón por las que los estudiantes no obtienen sus títulos universitarios es por la dificultad de combinar los estudios universitarios con otros compromisos o navegar el sistema de educación superior. Cerca de dos tercios de los estudiantes en universidades comunitarias trabajan para mantenerse a sí mismos y a sus familias mientras que estén estudiando y quizás estén enfrentando hambre y estar sin techo. Muchos son padres solteros y más de un tercio son los primeros en sus familias en asistir a la universidad. Ambos son factores que pueden presentar obstáculos para la graduación.

Dado que muchos estudiantes en universidades comunitarias han tenido poca exposición previa a los estudios superiores, con frecuencia tienen dificultades con todos los aspectos necesarios para completar los estudios universitarios con éxito, como escoger cursos que llevan a un título, solicitar la ayuda financiera, obtener tutoría u otro tipo de apoyo académico y equilibrar el trabajo con los estudios universitarios.

Esto no es un problema nuevo: ha estado en el radar de los educadores y los legisladores durante décadas. Nuestra organización se llama Jobs for the Future (Empleos para el Futuro o JFF por sus siglas en ingles). Nosotros y nuestros socios hemos desarrollado algunas soluciones para mejorar los índices de graduación de universidad en todo el país:

1. Rediseñar la educación correctiva

La meta de nuevos enfoques es acortar el tiempo que un estudiante pasa con los estudios correctivos y hacer que tales estudios sean relevantes para las metas de carrera del estudiante. Siempre que sea posible, los cursos de educación correctiva dan créditos para títulos universitarios para acelerar el progreso del estudiante en cuanto a recibir un título.

Las universidades también están buscando maneras más efectivas de medir la preparación académica. En lugar de depender de puntajes estandarizados de exámenes para determinar cuáles estudiantes necesitan clases correctivas, las universidades están usando múltiples medidas, entre ellas los expedientes académicos de la preparatoria, evaluaciones de maestros y conversaciones entre estudiantes y consejeros.

JFF ha colaborado con Florida, Virginia Occidental, Ohio y otros estados para encabezar un movimiento nacional para reformar la educación de desarrollo.

2. Caminos guiados a través de la universidad

El catálogo de cursos universitarios no es tan diferente a un bufet libre: presenta a los estudiantes una gama vertiginosa de opciones atractivas, pero ofrece poca orientación sobre escoger los cursos adecuados en la orden correcta. Con sólo una cantidad mínima de asesoramiento disponible, con frecuencia los estudiantes universitarios hacen malas elecciones y terminan con un conjunto desarticulado de créditos en lugar de un título o se quedan sin los créditos adecuados para trasladarse a una universidad de cuatro años (en EEUU las universidades comunitarias normalmente ofrecen dos años de estudios, las que pueden llevar luego a pasar a un programa de cuatro años en otra institución).

La solución a este problema se llama ‘caminos guiados’ y es como un menú de precio fijo. Se limita el universo de elecciones y se organizan tales opciones en secuencias que le ayudan al estudiante a ponerse —y mantenerse— en un camino hacia completar un programa de certificación o bien de licenciatura. Los caminos guiados también incluyen asesoramiento extenso y otros tipos de apoyo para ayudar a los estudiantes a navegar todos los aspectos de la vida universitaria. JFF provee la pericia a las instituciones y a los legisladores para promover políticas y programas que apoyen caminos guiados.

3. La secundaria preuniversitaria

Llamadas early college high school en inglés, estas son secundarias especiales que preparan académicamente a los estudiantes de bajos ingresos y les dan el conocimiento y confianza que necesitan para navegar la universidad. Los estudiantes en estos programas toman cursos universitarios —recibiendo créditos— mientras que estén en la preparatoria. De tal modo llegan a la universidad con la preparación académica adecuada en lugar de necesitar cursos correctivos. Apoyo extenso de maestros y asesores —junto con mucha exposición a los campos universitarios, la cultura universitaria y las expectativas— les da a incluso los estudiantes más vulnerables la oportunidad de completar sus estudios universitarios.
La mayoría de los estudiantes (un 94%) en estos programas se gradúan de la preparatoria con algunos créditos universitarios y un tercio obtienen un diplomado ( associate’s degree) para el tiempo en que se gradúan de la preparatoria. Esto los permite matricularse inmediatamente en una universidad de cuatro años. JFF y nuestros socios hemos ayudado a iniciar o a rediseñar más de 280 escuelas de early college que actualmente atienden a más de 80,000 estudiantes en todo el país.

Desarrollar estas soluciones requiere mucho esfuerzo meditado y colaborativo. Cada una ha tomado años —con frecuencia décadas— para desarrollarse, y todas son trabajos en elaboración que requieren inversiones significativas para mantenerse. Mejorar los índices de la graduación de la universidad es lento y caro, pero es mucho más alto el costo de dejar atrás a grandes partes de la población.

Fuente de la Noticia:

Las razones por las que millones en EEUU no terminan la universidad

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Libro: Desterrados: tierra, poder y desigualdad en América Latina

Desterrados: tierra, poder y desigualdad en América Latina

OXFAM [vv.aa.]
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ISBN: 978-0-85598-836-4
OXFAM
Inglaterra – Oxford
Noviembre de 2016

Nuevos datos explican por qué América Latina es la región del mundo más desigual en el reparto de la tierra. La alta dependencia del modelo extractivista, basado en explotar a gran escala los recursos naturales, es un motor de desigualdad que ha llevado a mayor concentración de la tierra, la riqueza y el poder económico y político. Además, ha incrementado la violencia contra quienes defienden la tierra, el agua, los bosques y los derechos de las mujeres, los pueblos indígenas y las comunidades campesinas.
Es necesario detener las prácticas que fomentan la desigualdad y promover una nueva redistribución de la tierra, eliminando los privilegios de las élites y fortaleciendo los derechos de las personas y las comunidades.
Para descargar, haga click aquí:
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Fuente de la Reseña del Libro:
http://www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana-cm/libro_detalle.php?orden=&id_libro=1485&pageNum_rs_libros=0&totalRows_rs_libros=1428
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El malestar como energía de transformación social

Por: Amador Fernández- Savater 

Entramos en un «período oscuro» en el cual el malestar social es canalizado por la derecha populista (Trump, Brexit, etc.). ¿Podemos reconvertir el malestar en una energía de transformación social?

Hay historias que parecen resumir épocas o momentos históricos. Willy Pelletier cuenta una de ellas en el último número de Le Monde Diplomatique que lleva por título: «Mi vecino vota al Frente Nacional».

Pelletier es un militante de largo recorrido en organizaciones antirracistas de extrema izquierda y narra en el artículo distintas acciones desarrolladas contra el Frente Nacional. Pero todo su relato está punteado por la duda y la autocrítica: al fin y al cabo, esas movilizaciones no han logrado frenar el ascenso del FN. Entre líneas nos ofrece una explicación: sucede que ninguna de esas acciones tocaba jamás a un simpatizante del FN, porque se desarrollaban siempre en circuitos muy cerrados (entre militantes políticos que habitan determinados barrios, hablan de determinada forma, tienen determinados valores, etc.).

Pelletier conoce (¿por primera vez?) a un simpatizante del FN cuando, medio «jubilado» del activismo, se va a vivir con su pareja al campo en la zona de Aisne (Picardía). Se trata de Éric, un obrero especializado en embalaje industrial. Se hacen muy amigos y un día, algo borrachos, Éric le confiesa que vota por Marine Le Pen: «Se me eriza el vello cuando la escucho, la manera en que habla de los franceses te hace sentir orgulloso. Además, en esta zona el FN ha ayudado a mucha gente».

¿Qué tipo de zona es Aisne? Un escenario típico de la crisis, según lo pinta Pelletier. Muy degradado, apenas sin equipamientos (salud o transportes), ni lugares de encuentro (los bares, las parroquias y las asociaciones deportivas cierran). No hay trabajo, todo el mundo está endeudado, los jóvenes se marchan, la violencia contra las mujeres aumenta y también la «sensación» general de inseguridad (aunque los robos no sean frecuentes). Por contra, hay guetos de ricos por todo el territorio: son ejecutivos o profesionales liberales que vienen de París y compran buenas casas de piedra o granjas abandonadas a precio de saldo.

Tras el encuentro con Éric, Pelletier se hace nuevas preguntas. La superioridad moral con la que antes juzgaba a los votantes del FN (abstractos, desconocidos) ya no le parece de recibo. Ahora tiene a uno enfrente suyo de carne y hueso, con su historia y sus razones. Y es su amigo. Pelletier concluye el artículo así: «En el trabajo, Éric considera que ‘los jóvenes’ no le escuchan ni le respetan… Al vivir allí, inmovilizado en un espacio en decadencia, impotente frente al derrumbe de un mundo que ya no resiste, viendo que su territorio se llena de ‘parisinos’, ¿cómo podría Éric sentirse ‘orgulloso’?».

Crisis de la presencia

Abandono y falta de recursos, paro y endeudamiento, ruptura del hilo generacional y destrucción de los lugares de encuentro… La crisis no es sólo «crisis económica», sino también de referencias y fidelidades, de creencias y valores. Una crisis cultural, en el sentido antropológico de «formas de vida», muy profunda.

El colectivo Tiqqun nos propone pensarla como «crisis de la presencia». ¿Qué significa esto? Que nuestra presencia, es decir nuestro estar en el mundo, ya no es firme, no está asegurado, ni garantizado. Golpeados en el plano de lo económico (el paro), de lo social (los contextos degradados) o de los valores (la ausencia de comunidad o hilo generacional), lo que entra en crisis «por debajo» es precisamente nuestra misma facultad de mantenernos «erguidos» ante el mundo. Lo que parecía sólido comienza a desintegrarse: el sentido de la vida y de la realidad, la consistencia subjetiva y la fijeza misma de las cosas.

Pero la crisis de la presencia no es sólo pérdida o peligro, sino también ocasión y oportunidad. ¿En qué sentido? La presencia que se tambalea es la «presencia soberana»: un tipo de relación con el mundo en términos verticales de dominio y control. Una experiencia de vida basada en la distinción nítida entre un sujeto (que gobierna) y un objeto (el mundo a gobernar). Una concepción de la libertad como «dominio» (sobre la naturaleza, sobre los demás, sobre el tiempo, sobre la realidad). Como autosuficiencia e independencia.

Crisis de la presencia significa que una zozobra muy íntima nos atraviesa (tanto más fuerte cuanto más hemos sido educados en el molde de la presencia soberana: como hombres blancos, adultos y propietarios, trabajadores en un mundo sin trabajo, etc.). Lo que nace de esa zozobra, de ese tambaleo, es la inquietud, el malestar. La sensación de no encajar, de que ya nada lo hace. El malestar es la manifestación sensible de la crisis de la presencia.

Por tanto, con la crisis de la presencia se abre la posibilidad de una bifurcación, de un desplazamiento, de la invención de otras formas de estar y relacionarnos con el mundo, tanto personales como colectivas. El malestar social puede ser el motor y el centro de energía de una transformación profunda, a un tiempo política, económica, cultural, existencial, etc.

Un período oscuro

¿Estamos entrando en un «período oscuro»? Vamos a llamar «período oscuro» a aquel en el cual el malestar –esa inquietud, ese no encajar, esa energía potencial de cambio– es canalizado por derecha.

Una derecha que no es simplemente establishment, sino una suerte de paradoja andante: establishment anti-establishment, élite anti-elitista, neoliberalismo antiliberal, etc. Es el Frente Nacional, es Trump, es el Brexit y las demás variantes de derecha populista apoyadas por todos los Éric del mundo. Proscritas por la «cultura consensual» que ha definido el marco de lo posible durante las últimas décadas y que hoy se cae en pedazos (aquí la Cultura de la Transición). Rechazadas porque no guardan las formas de lo «políticamente correcto» (lo liberal-democrático): polarizan, exageran y mienten sin ningún pudor, son agresivas y fomentan el odio machista, xenófobo, etc.

La derecha populista parece satisfacer a su modo las dos pulsiones que Freud hallaba en nuestro inconsciente: el eros y la pulsión de muerte, es decir, la pulsión de orden y la pulsión de desorden.

— Orden: me refiero a la promesa de restauración de la subjetividad en crisis. La fuerza cautivadora de la promesa de un trabajo, de un lugar en el mundo, de una continuidad con la tradición, de la pertenencia a una comunidad, etc.

«Make America great again«, exclama Trump. «Let’s take back control«, proponen los partidarios del Brexit. Recuperemos el control que una vez tuvimos. Y con él la normalidad, la grandeza incluso. ¿Y cómo? A través de la exclusión, mediante altos muros y todo tipo de barreras, de aquello que nos amenaza. De lo que ha traído la decadencia a nuestro mundo y a nuestras coordenadas de sentido. El chivo expiatorio pueden ser los «parisinos» de Éric, o los «refugiados», o los «mexicanos», o la «igualdad de género» (preguntado por su voto, un taxista de procedencia africana le dijo a un amigo en la ciudad estadounidense de Baltimore: «No puedo votar, pero si pudiera lo haría por Trump. Porque si gana Hillary las mujeres tendrán mucho poder en este país. Los hombres ya no importan aquí. Se necesita un hombre fuerte»).

En cualquiera de los casos, el malestar se concibe como un «daño» que nos inflige un «otro» al que debemos dejar «fuera» del «nosotros» para recuperar la normalidad. Y de ese modo, cerraremos la herida, calmaremos tanta inquietud, detendremos la zozobra y recuperaremos el equilibrio, revirtiendo nuestra «decadencia».

Deseo de orden y normalidad, deseo de protección y soberanía. Eso por un lado, pero no sólo. También deseo de que todo salte por los aires.

Desorden: me refiero al gozo de «dar una patada al consenso» que, con buenos modales y bonitos discursos, nos ha traído la ruina. A una izquierda que extiende por todas partes la desigualdad, la guerra y la deportación de personas, pero «guardando las formas». A la élite progresista del Partido Demócrata que vive ajena e insensible a las preocupaciones de las clases populares y se burla además de sus modos de vida, sus gustos y sus referentes. A los «parisinos» que votan socialista, compran a precio de saldo las casas y las granjas que los habitantes de Aisne ya no pueden sostener y despotrican contra los pobres que votan a la derecha. Etc.

En un mundo en el que todo parece atado y bien atado, en el que ningún gesto (por arriba o por abajo) parece capaz de cortocircuitar el estado de cosas y abrir lo posible, Trump, el Brexit, el FN canalizan las ganas de que «pase algo», de ver ocurrir «lo imposible», eso justamente que todas las voces políticamente correctas consideran «que no puede ni debe pasar», lo demoníaco… ¿Quién da más? ¡Y sólo con un voto! Es decir, sin perder en ningún momento la posición del espectador en la película de catátrofes.

Debates en el campo progresista

Más allá de la «superioridad moral», que renuncia a preguntarse por lo que no entiende, etiquetándolo simplemente como el resurgir de la ignorancia y la brutalidad, hay otras dos lecturas de la situación actual en el campo «progresista» que merecen atención y discusión: la «marxista» y la «populista».

La lectura «marxista» encuentra el origen-causa de lo que pasa en la desconfiguración de la izquierda (y, en general, del paradigma de la lucha de clases). Es decir: el malestar social, que antes tenía estructuras organizativas y cognitivas para enfocarse por izquierda, hoy ha quedado huérfano.

Y es la derecha populista la que adopta al huérfano, elevando el tono de voz e interpelando al descontento, ofreciendo al malestar (el miedo, la rabia, la incertidumbre) esquemas explicativos, vías para canalizarlo y enemigos contra los que dirigirse. A través de las «guerras culturales» (en torno al aborto, las creencias religiosas, los estilos de vida, etc.), la derecha populista capta el «resentimiento de clase» redirigiéndolo contra «los enemigos de los valores tradicionales». Es decir, traduce los conflictos político-económicos como conflictos morales e identitarios. «La guerra cultural es una guerra de clases, pero deformada», dice Zizek.

¿De qué se trata entonces? De re-crear las estructuras cognitivas y organizativas de la lucha de clases, politizando la economía, hablando de intereses materiales, reconstruyendo la izquierda. Pero, ¿podemos reducir el malestar contemporáneo a una cuestión económica-de clase? En la propia historia de Éric hemos visto que convergen muchas situaciones, procesos y factores; cómo se mezcla lo económico, lo social, lo cultural, lo existencial, etc. ¿Podemos pensar las cuestiones culturales como meros «engaños», «distracciones» o «cortinas de humo» que nos impiden ver lo «esencial»? ¿Podemos suponer que el racismo o el machismo de los votantes de Trump son «fenómenos ideológicos» (secundarios) que se esfumarán una vez que el malestar se enfoque en las cuestiones económicas y de clase?

Me parece que la derecha populista tiene éxito, no porque hable de cuestiones culturales disimulando lo económico-de clase, sino porque tiene algo que decir al respecto. Porque sitúa la pelea política en el terreno ético, antropológico y de las formas de vida. Es decir, de las maneras de verse uno mismo, de relacionarse con los demás, de hacer las cosas y de estar en el mundo. ¿Qué tiene la izquierda que proponer sobre ello? Me temo que muy poco: apenas el «ideal militante», con tan poco alcance y tan poco atractivo como ya sabemos.

La lectura «populista» (hablo ahora del populismo progresista) vendría a decir que no se trata tanto de encontrar las «verdaderas causas» del malestar como de «construir su sentido» e imprimirle una dirección. La política es, por tanto, una pelea por «definir los acontecimientos». Por ejemplo, ¿cuál es el significado que vamos a dar a la crisis? ¿Es responsabilidad de «la gente que ha vivido por encima de sus posibilidades» o más bien de «la casta» oligárquica que ha saqueado el país? Lo decidirá una «batalla cultural» entre discursos y relatos cuyo desenlace no depende de la verdad de la que son portadores, sino de la eficacia comunicativa de las metáforas en juego.

La construcción de sentido, desde estos planteamientos, obedece una lógica formal. Es decir, no se trata del sentido que deriva de la «experiencia misma», sino del sentido que recibe de un discurso (en sentido amplio) que la articula en cierto código. A estas alturas en España, con la presencia constante de los líderes de Podemos en los medios de comunicación, todos hemos aprendido ya cuál es el «código» populista: la articulación, a través de «significantes vacíos» y del antagonismo con un Otro, de las demandas insatisfechas de la sociedad en un nuevo bloque histórico (identidades nacional-populares capaces de representar al todo, no sólo a una parte).

Sin lugar a dudas Íñigo Errejón es el maestro del código, el Señor de los signos. Me recuerda a veces a aquel niño prodigio que en clase era siempre capaz de resolver el maldito cubo de Rubik a increíble velocidad. A partir de lo que sea que pase, a partir de cualquier colección de datos que ofrezca la realidad, Errejón es capaz de armar una y otra vez el rompecabezas: lo cuadra todo en el código de las demandas, los significantes vacíos, la frontera antagónica y las identidades nacional-populares. De ahí también la sensación recurrente de que siempre dice lo mismo, aunque los contenidos sean distintos. Porque el código está siempre ahí, antes de cada situación, antes de cada proceso, antes de cada palabra y antes de cada gesto, lo que requiere es una inteligencia combinatoria capaz de hacer encajar las piezas y los colores de la realidad.

El problema aquí es todo lo que perdemos pensando el mundo (y la política) como el juego de Rubik, con sus ejes y sus modos de girar pre-establecidos. Se pierde la materialidad de lo real (porque lo que se interpretan son signos-mensajes, el resto no interesa y se abstrae). Se pierde la singularidad irreductible de los acontecimientos y sus relaciones (que nos requiere una inteligencia sensible más que combinatoria). Se pierde la autonomía de los procesos (que pueden ser pensados-dirigidos-codificados desde el exterior, sin mantener ninguna relación de interioridad o intimidad con ellos). Y se pierde, finalmente, la posibilidad de creación de nuevos sentidos para la vida social (porque una y otra vez se reintroduce lo «otro», lo nuevo o desconocido, en una lógica de lo mismo).

El malestar como energía de transformación

Volvamos un momento a Éric, «inmovilizado en un espacio en decadencia, impotente frente al derrumbe de un mundo que ya no resiste». Esa inmovilización, esa impotencia hacen de él una víctima. El malestar se asume como daño, pérdida. La culpa de todo la tienen «otros». Y lo que se desea es «devolver el golpe» (ver rodar la cabeza de los culpables) para reequilibrar de nuevo las cosas y el mundo (la presencia), regresar a la normalidad.

¿Cuánto tiempo más podremos sostener esta condición de víctimas? ¿No nos cansamos de ella? No cambiamos mucho sustituyendo un enemigo por otro: «los inmigrantes» por «la casta». Mantenemos intacta la subjetividad victimista que critica pero no emprende ningún cambio, que piensa que el mal viene de otro (tal grupo o persona) y que si lo eliminamos todo estará bien, que delega siempre en el salvador de turno la tarea de «restaurar el equilibrio» (muchas veces nostalgia de algo que nunca existió).

No necesitamos crítica victimista y resentida, sino fuerza afirmativa y de transformación. Otra relación, pues, con nuestro malestar. Es lo más difícil porque apenas nada en nuestra cultura occidental nos educa para ello. El ideal normativo de la «presencia soberana» (el control, el dominio, la autosuficiencia) nos hace ver las crisis como algo «que no debería pasar» o, en todo caso, como algo de lo que tenemos que salir enseguida, algo que debemos «reparar» cuanto antes para volver a la normalidad. Otra relación con el malestar supone no verlo sólo como daño o pérdida, sino también como ocasión y oportunidad, motor de cambio.

¿Podemos salir de la inmovilización e impotencia usando el malestar mismo como palanca? Es un planteamiento «energético» del malestar: las energías que se desatan en él son «conmutables», es decir, transformables en otras cosas (en acciones, en palabras, en «obras», en otros modos de vida, en nuevas sensibilidades y referencias, etc.). Las lágrimas que no se tragan, sino que comparten y se elaboran pueden metamorfosearse en acciones colectivas, en procesos de ayuda mutua, en la creatividad de nuevas imágenes y palabras, en gestos de rechazo y desafío. La sanación no pasa entonces por la reparación, sino por la (auto)transformación.

Un ejemplo. Suele decirse que en España la derecha populista no tiene apenas vigor (aún) porque el 15M nos hizo «entender» que el enemigo es el 1% (políticos y banqueros) y no el 99% (los inmigrantes, los refugiados, los pobres). Pero así permanecemos en el planteamiento «semiótico» y de lucha de interpretaciones. Sería mejor ver las plazas del 15M como lugares de un proceso casi «alquímico» por el cual un tipo de energía (el malestar vivido en soledad e impotencia) se convirtió en otra (la alegría de la potencia colectiva). A través del estar-juntos, de la presencia compartida, del acompañamiento mutuo, de la «complicidad afectuosa entre los cuerpos», como dice Franco Berardi (Bifo).

Al tipo de fuerza que se genera en esta presencia compartida la llamaremos «fuerza vulnerable». Es decir: una fuerza que nace –paradójicamente– de la debilidad. Del hecho de haber sido tocados, afectados, «golpeados» por el mundo. No es la fuerza de voluntad de la presencia soberana, que se pone a distancia del mundo para empujarlo en la «buena dirección», sino una fuerza afectada por el mundo y que precisamente por eso puede afectarlo a su vez. Es la fuerza de los afectados: los del atentado del 11M de 2004, los de la PAH o de cualquiera capaz de convertir el sufrimiento en energía de transformación

El malestar, como energía (no como objeto a movilizar ni como signo a interpretar), es entonces la materia prima del cambio social. Pero su «politización» hace estallar sin embargo las formas tradicionales de lo político.

Supone mantener un vínculo vivo entre lo existencial y lo político tan ajeno al grupo militante (donde no caben los problemas personales) como al grupo de autoayuda (donde no entran los problemas del mundo). Nos requiere un «saber hacer con el no saber», porque no pueden conocerse de antemano las elaboraciones de sentido a las que puede dar lugar el contacto con el malestar (no hay código-maestro que tenga de antemano las respuestas). Necesita espacios capaces de acoger el malestar sin juzgarlo (¿qué espacio «anticapitalista» sería capaz de acoger a Éric, por ejemplo?). Nos exige formas de acompañamiento horizontal: no se trata de «organizar» o «interpretar» lo que les pasa a otros, sino de hacer un viaje juntos. Y mucho más.

Abrir una bifurcación

En el «derrumbe de un mundo que ya no resiste», la derecha populista nos promete la vuelta al orden y la normalidad. Una salida falsa. Canaliza el malestar señalando chivos expiatorios, pero no da ninguna respuesta a los problemas de fondo (crisis de representación, crisis económica, crisis ecológica, etc.). Todo lo contrario: ocultando y reproduciendo sus condiciones, convirtiéndonos en víctimas y bloqueando toda posibilidad de transformación, prepara los nuevos desastres.

El populismo progresista también nos promete volver al orden y la normalidad (del Estado del bienestar, la soberanía nacional, etc.), desalojando a «la casta» del poder y planteando «un horizonte alternativo de certezas y seguridades». Los contenidos son diferentes (qué tipo de orden, qué tipo de enemigo), pero se trata de un mismo planteamiento que interpela principalmente a la subjetividad victimista necesitada de compensar la sensación de pérdida y reforzar las referencias en crisis (un poco de «orgullo»). Esta opción puede ofrecernos un «mínimo de protección» si llega al poder. Nada que despreciar, pero muy insuficiente si pretendemos un cambio en profundidad.

Entre la «vuelta atrás» (imposible) o la «fuga hacia adelante» (suicida), ¿hay una tercera opción? Más difícil todavía: no pensar en «salir de la crisis», sino abrir en ella una bifurcación. Convertir la «crisis civilizatoria» en «mutación civilizatoria». No agarrarse desesperadamente a algo, sino emprender un viaje. No contener el derrumbe, ni soñar con revertirlo para volver donde estábamos, sino abrir y sostener otros mundos aquí y ahora: otros modos de relación con el trabajo, el cuerpo, el lenguaje, la tierra, la ciudad, el nosotros, etc. Aprovechar la crisis, hacer palanca en la fuerza vulnerable.

Históricamente, las mujeres han sido muy capaces de convertir situaciones y lugares de dependencia en focos de potencia: desplegar fuerza vulnerable. En ese sentido, la mejor noticia sobre la victoria de Trump han sido las masivas marchas de mujeres que tuvieron lugar en Estados Unidos el día de la proclamación. Convocadas anónimamente por tres mujeres «cualquiera» apoyadas en la capacidad de contagio de las redes sociales (así se propagan los movimientos por afectación, a través del anonimato y la horizontalidad), permiten imaginar una oposición a Trump que va más allá de la mera reacción anti-Trump. Una oposición que no es sólo ideológica o partidista, que no es sólo defensiva o resistencialista (aunque por supuesto haya muchísimas cosas que defender), sino sobre todo afirmativa y de paradigma, con planteamientos (teóricos y prácticos) de mutación civilizatoria en torno al trabajo, los cuidados, la familia, las relaciones, etc.

«Un mundo sólo se para con otro mundo». No se trata sólo de oponernos a Trump, sino al mundo del que Trump es la figura insignia. El mundo de la presencia soberana hoy tocada, que sólo sabe revolverse ante ello con violencia y que amenaza con hundirnos a todos y a todas consigo.

** Este texto es una versión de la ponencia presentada en el encuentro «Politizaciones del malestar» al que fui invitado por Laia Manonelles, Daniel Gasol y Nora Ancarola.

** Más sobre Tiqqun, la «crisis de la presencia» y la «fuerza vulnerable».

** El planteamiento «energético» sobre el malestar está ampliamente inspirado en Economía libidinal, el libro de Jean-François Lyotard.

Fuente: http://www.eldiario.es/interferencias/malestar-energia-transformacion_social_6_606199392.html

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El sistema educativo como herramienta de control del pensamiento

Por: Vicente Berenguer

Sociedad gris en la que vivimos; sociedad alienada, robotizada. Cualquiera que vaya un poco más allá de las apariencias puede percibirlo. El sistema ha ganado, o al menos gana de momento. El sistema ha anulado en las personas la capacidad de crítica, la capacidad de reflexión, y si nada cambia la sociedad está perdida.

¿Por qué? Esta es la pregunta más básica que uno puede hacer, pero la aniquilación de la reflexión llega ya a tal extremo que escuchar hoy en día un “por qué” se antoja tarea complicada. La sociedad no hace preguntas, los individuos no se preguntan, no van más allá, no exploran posibilidades ni mucho menos las conciben en sus mentes, simplemente aceptan.

Pero nada es por casualidad y esta aniquilación del pensamiento viene de lejos, viene ya del sistema educativo empezando cómo no por la escuela.

Porque el sistema educativo tal y como está planteado (tal y como lo han planteado), aparte de ser la herramienta encargada de supuestamente culturizar a los ciudadanos mediante contenidos es la herramienta con la que se anula el pensamiento, es la forma con la que se aleja a los niños, adolescente, adultos…del pensamiento, de la crítica, para a cambio llevar a todo el mundo a la aceptación de lo que se les dice, a la aceptación de las normas pero no por un proceso de reflexión sino porque ello ha de ser así.

El sistema educativo tal y como está diseñado es una de las principales herramientas del sistema en pos del adoctrinamiento, en pos del agarrotamiento mental. Allí no se fomentará la crítica, el proponer soluciones alternativas, la creatividad; en cambio siempre se plantearán problemas con una única solución: el niño, adolescente o quien fuere debe hallar la solución que ya existe o la debe memorizar pero nunca debe buscar alternativas o plantear sus propias soluciones pues estas no existen, no hay ni puede haber alternativas ni soluciones propias.

Por tanto, no se trata de fomentar la expansión de la mente sino su constreñimiento; no se trata de que la persona ponga en cuestión las normas o lo que se le dice sino de que acepte que no hay alternativa, que no hay otra posibilidad a lo ya dicho. Se trata en definitiva de “cortarle las alas” al pensamiento ya desde la más temprana edad, se trata de construir piezas para el sistema.

Así, la creatividad, la reflexión y la crítica son ahogadas desde bien pronto a cambio de tener ciudadanos dóciles y simples mentalmente, personas que siendo ya adultas serán incapaces de realizar ninguna crítica ni de plantearse ante cualquier cuestión o norma ni tan solo: ¿por qué?. El resultado pues son unos ciudadanos que no se hacen preguntas porque ni tan siquiera saben y que solo acatan lo que se les dice.

Y así, las cosas pasan de ser contingentes a ser necesarias: es necesario que el modelo económico sea el que es pues no puede haber alternativa posible, es necesario que haya gente viviendo como reyes y otras personas viviendo como perros abandonados pues lamentablemente ha de ser así, es necesario que nos gobiernen gente sin escrúpulos y es necesario que les vuelva a votar porque así es la vida y es lo que hay…y es que no hay más posibilidades que las que me plantean, es decir, solo hay una posibilidad.

De este modo la masa es una verdadera masa, una masa maleable y totalmente adoctrinable, una masa que no hace preguntas ni tan solo se las hace para sí misma, una masa superficial sin asomo de espíritu crítico. Una masa, en definitiva, como la que tenemos.

Tomado de: http://www.alainet.org/es/articulo/181051

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