¿Son las aulas al aire libre el futuro de la educación?

Esta es la pregunta que analiza Helen Ormerod, subdirectora y jefa de estudios de Educación Primaria de Hastings School

El Covid-19 ha puesto en jaque en el último año a los espacios cerrados y ha convertido las aulas al aire libre en el mejor contexto de aprendizaje, para los alumnos. Se trata, además, de un modelo pedagógico que está cogiendo cada vez más fuerza pues mantiene a los alumnos en contacto con la naturaleza, fundamental, para el desarrollo de los estudiantes, sobre todo, de los más pequeños.

A pesar de verse alterado el contexto educativo de manera abrupta, el currículum de «Early Years», en la educación británica, contempla, desde siempre, la posibilidad de que los alumnos escojan el espacio donde se sienten más cómodos y donde trabajan y aprenden mejor, ya sea en el interior o en el exterior de las aulas. Por ejemplo, en muchas ocasiones, las actividades se organizan de manera paralela tanto en el interior como en el exterior ejemplo de ello, lo son la escritura, la motricidad fina y gruesa, la construcción o el cálculo.

Así pues, se ha demostrado que los alumnos necesitan contar con espacios que les permitan desarrollar su curiosidad innata, es por ello, que deben aprender desde el juego y la exploración para lo que, en la mayoría de casos, fomentar la educación al aire libre se convierte en la herramienta más adecuada para mantener a los niños motivados y concentrados en las diferentes materias.

El bienestar de los alumnos está muy vinculado con este aprendizaje, que se imparte en un entorno abierto. Así pues, el material didáctico, en estos casos, proviene del ambiente exterior y forman parte del proceso de aprendizaje de los alumnos. Con todo ello, por tanto, es importante conocer cómo se conforma un aula al aire libre y cómo se optimizan los espacios multifuncionales para potenciar al máximo los estímulos de los alumnos.

Todo ello, desemboca en el aprendizaje basado en el descubrimiento en el que los alumnos adquieren la capacidad de resolver problemas con múltiples soluciones, emplean materiales prácticos y la memorización deja de tener tanto espacio en su aprendizaje. Los recursos didácticos se multiplican y existe mayor libertad de movimiento, lo que permite plantear y proponer actividades que rompen con el modelo educativo tradicional, que da lugar a actividades como, por ejemplo, construcciones con grandes bloques o elementos, bandejas con arena para que puedan practicar su motricidad fina, zonas comunes en el exterior como mesas, para que puedan llevar a cabo tareas como la lectura o la escritura.

Con todo ello, este atrayente escenario pone de manifiesto la importancia de impulsar desde los centros escolares la creatividad y autonomía de los alumnos. Además, la influencia del entorno en los estudiantes mejora su comportamiento, les motiva para superarse día a día e incita su deseo de aprender.

Fuente e imagen:  abc.es

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¿Cómo se diseñó la «Reforma Secundaria del Futuro»?

Argentina / 10 de septiembre de 2017 / Autor: Luciana Vázquez / Fuente: La Nación

Cuando la semana pasada comenzaron a conocerse detalles de la reforma «Secundaria del Futuro» que el ministerio de Educación porteño comenzó a compartir con directivos de todas las secundarias porteñas, muchos especialistas en educación e investigadores del mundo académico mostraron sorpresa. No tenían datos sobre la reforma planteada. ¿Cómo se elaboró la reforma? También la ministro de Educación Soledad Acuña contestó en detalle.

-¿Qué pedagogos o especialistas en educación de renombre fueron consultados para el diseño de la reforma? 

-Consultamos a cien personas del sistema educativo que son personas que respeto mucho. Son directores de colegios secundarios y supervisores. Desde el año pasado, empezamos a ver que era necesario ocuparse de la secundaria. Vimos que no había alcanzado con la Nueva Escuela Secundaria (NES), que en muchos casos sus contenidos no estaban bajando al aula. Nos planteamos Empezamos cómo hacer la fase 2 de la NES. Allí empezaron las reuniones con todos los supervisores de secundaria, con todos los rectores de media donde planteamos qué hay que cambiar, si cuatrimestral o bimestral, el momento de la evaluación. Pero nos dimos cuenta de que planteábamos todos cambios marginales que no impactaban en la vida del estudiante. Surgieron preguntas. ¿Qué aporte le estás haciendo realmente para que sea realmente ciudadano digital del siglo XXI y pueda cumplir su sueño el día de mañana? ¿Qué cambiamos si los docentes siguen parados en el mismo lugar, si los estudiantes siguen pasivos esperando en el aula que le vengan a dar el mismo contenido y después vomitar ese mismo contenido en el examen? Nos dimos cuenta de que seguíamos pensando «en viejo», viendo los problemas viejos, haciendo preguntas viejas y dando respuestas viejas. En el fondo había un poco de miedo: cuando uno analiza la definición de un problema, hay mucho de uno y sus miedos en la definición del problema.

-El miedo condicionaba la definición del problema.

-Dimos vuelta el planteo. Hagamos al revés, nos dijimos: cuáles son las mejores prácticas que tenemos en nuestras escuelas. Y ahí fuimos encontrando en el Liceo 9, por ejemplo, esta página en la que los docentes construyen los materiales y los van subiendo. En la Técnica 12, qué pasa con el trabajo en proyecto donde están articulando todos los temas. En la Bermejo, el seguimiento de cada uno de los chicos. Empezamos a ver que en nuestras escuelas había prácticas excelentes que eran la excepción y que, lamentablemente, luego se veían obligadas a reformatearse al modelo tradicional: trabajaban por proyecto durante todo el año pero después la evaluación era por asignaturas para evaluar algo que había sido riquísimo pero que no se acordaba al formato tradicional. Después, vimos qué hay en el mundo que funciona bien. Colombia con las guías de trabajo. Perú, las escuelas de innovación y el trabajo en área. En EEUU, las escuelas KIPP y el seguimiento individual. Miramos modelos de práctica más que de teorías.

-¿Consultaron con el mundo académico o no?

-No, consultamos primero con el sistema educativo y luego con las experiencias en el mundo. No sirve si implantamos un modelo teórico o un modelo de otro país. Ya tenemos los contenidos. Lo que hay que cambiar es cómo nos sentamos frente a ese conocimiento y en qué lugar ponemos a los chicos. Eso para nosotros es más de práctica pedagógica que de intelectualidad pedagógica. Es el momento de recoger lo bueno que ya tenemos en nuestro sistema. Y lo bueno que ha habido en otras experiencias y transformarlo en nuestro propio modelo CABA.

Fuente de la Entrevista:

http://www.lanacion.com.ar/2060156-como-se-diseno-la-reforma-secundaria-del-futuro

Fuente de la Imagen:

http://www.diarioz.com.ar/#!/nota/ya-son-16-las-escuelas-tomadas-58113/

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