Educación y emancipación en la era de las crisis múltiples

El desarrollo de un modelo social sustentado en el éxito individual y las ganancias corporativas hizo que por años la discusión en torno a la naturaleza de la educación fuera desplazada por nociones provenientes del mundo de los negocios.

La inminente bancarrota de este modelo de sociedad abrirá un intenso debate que afectará los aspectos más determinantes de la vida pública. En este artículo desarrollaré un análisis reflexivo sobre el papel que la enseñanza superior debe asumir frente a la crisis múltiple que sufre nuestro país, para ello me apoyaré en la visión moral de Aristóteles, Kant y Marx y en la pedagogía crítica de Paulo Freire y Henry Giroux.

En su Ética a Nicómaco Aristóteles dice que toda acción humana tiende hacia algún fin, y la consecución de ese fin constituye un bien (Aristóteles, 1993, p. 129). Cabe preguntarse cuál es el bien que persigue la educación. El fin supremo al que tienden todas las cosas, nos dice el filósofo griego, es la felicidad (Aristóteles, 1993, p. 139). Estos términos puede que resulten abstractos, nos parecerán más adecuados si tomamos en cuenta que para Aristóteles la felicidad humana solo se logra bajo la mediación de la sociedad. El hombre, dice, es un animal social (Aristóteles, 1988, p. 50). Para Aristóteles el Estado (la comunidad humana) es una instancia natural, en el sentido de que solo a través de ella el ser humano puede realizarse satisfactoriamente. La sociedad humana existe únicamente con el fin de satisfacer las exigencias de la propia realización del ser humano1.

Distinta es la apreciación ética presente en la obra de Kant. Gestado en plena modernidad, su pensamiento resta importancia al medio social en favor del individuo. La ética kantiana es deontológica (Ponce, 2007) centrada en el deber como norma que guía los actos humanos. Se trata de una ética apriorística y de validez universal, regida por un principio moral de carácter racional denominado imperativo categórico. En su formulación más general el imperativo categórico establece el deber de concebir al individuo siempre como fin y nunca como medio (Kant, 1996, p. 202).

Tanto el naturalismo aristotélico como el formalismo moral kantiano reciben un tratamiento integral en el pensamiento de Marx. Tratar a las personas como fines significa para Kant respetar su dignidad, reconociendo un valor incondicional en ellas que no emana de circunstancias contingentes. Justamente este es uno de los puntos de crítica esgrimidos por Marx en contra de la moderna sociedad capitalista. A lo largo de su obra, Marx critica el hecho de que bajo el dominio de las relaciones sociales capitalistas los seres humanos ven mermada su dignidad, hasta el punto de ser reducidos “al nivel de las máquinas” (Marx, 1982, p. 564). En la Introducción a la Filosofía del Derecho de Hegel Marx señala la existencia de un imperativo categórico que exige “echar por tierra todas aquellas relaciones en que el hombre es un ser humillado, sojuzgado, abandonado y despreciable” (Marx, 1982, p. 497). Dicho de otro modo, puede sostenerse que para Marx existe el deber moral de acabar con aquellas condiciones en las cuales los individuos son tratados de manera sistemática como objetos el lugar de ser fines en sí mismos. En otro lugar caracterizará a la sociedad moderna como una instancia en la que el hombre se ve rebajado al papel de simple medio para la satisfacción del interés egoísta. La sociedad moderna “se resiste a considerar al hombre como fin en sí mismo” ((Marx, 1982, p. 488).

Este es especialmente el punto en el que el pensamiento político de Marx encuentra similitud con el de Aristóteles. Ambos coinciden en que la plena realización humana solo es posible en el seno de una sociedad establecida conforme a las exigencias de la actualización de las capacidades humanas. El hecho de que la sociedad capitalista trate sistemáticamente a los seres humanos como cosas es lo que mueve a la conciencia filosófica a convertirse en una “crítica implacable de todo lo existente” (Marx, 1982, p. 458).

Estas consideraciones nos permiten acercarnos al ideal de educación que debe regir a la Universidad de El Salvador. La obra de Freire nos será útil al respecto. El educador brasileño concibe la educación más allá de la simple instrucción, tomando en cuenta la relación entre la teoría social, el compromiso moral y la lucha radical. Haciendo eco de la exigencia de Marx Freire combina el lenguaje de la crítica con el lenguaje de la esperanza.

La obra de Freire constituye una crítica del modo en el que las instituciones educativas colaboran con el poder. La educación, entendida como simple instrucción adquiere un sentido instrumental y cosificante, rompiendo con el mandato moral de concebir a las personas como fines. Una educación de este tipo de hecho silencia las voces y presencias de los oprimidos, convirtiéndose en una forma sutil de complicidad con el poder. Frente a este tipo de educación que conduce a las personas a posiciones quietistas, se trata de reivindicar un tipo de educación que haga del ser humano “un ser consciente en su transitividad, críticamente o cada vez más racional” permitiéndole “ganar la fuerza y el valor para luchar, en lugar de ser arrastrado a la perdición de su propio ‘yo’, sometido a las prescripciones ajenas” (Freire, 1986, p. 85).

Pese a reconocer el papel de las instituciones educativas en el sostenimiento de la dominación, Freire se separa de las nociones críticas más pesimistas que confieren a las escuelas el lugar de agentes de reproducción social, económica y cultural (Bourdieu y Passeron, 1996) o bien únicamente como parte de los Aparatos Ideológicos del Estado (Althusser, 2003). En lugar de ello, la atención recae sobre la forma en la que los seres humanos construyen sus voces y dotan de validez a sus experiencias, dentro de marcos y restricciones históricas específicas. Lejos de representar un aspecto todopoderoso de la existencia humana, la reproducción de las relaciones sociales capitalistas constituye solo un componente político en el proceso de dominación, descifrable y superable dentro del discurso, las experiencias y la historia de los propios oprimidos (Freire, 2005).

En tal sentido, las instituciones educativas constituyen importantes espacios de socialización que permiten a los profesores desarrollar prácticas políticas a partir de la experiencia concreta de escuchar a los oprimidos y aprender de ellos. No se trata de imponer una teoría “desde afuera” sino de la producción de formas de discursos articulados a partir de diversas situaciones sociales específicas.

Hay que tener en cuenta que la educación no es un proceso unidireccional sino dialógico en el que tanto el educador como el educando se involucran de manera activa (Freire, 2005). Los profesores se convierten en lo que Gramsci denominó intelectuales orgánicos (Gramsci, 2016) es decir, pensadores fundidos orgánicamente con la cultura y las actividades prácticas de los oprimidos, desarrollando así un conocimiento contextualizado, original y profundo al servicio de la liberación.

Este es solo el primer paso, todo profesor universitario debería convertirse en lo que Henry Giroux denomina un intelectual transformativo (Giroux, 1997) en aras de redefinir a la universidad como esfera pública de oposición, cuyo papel principal descanse en la conformación de ciudadanos activos y en la consolidación de ciudadanía crítica. Una instancia que, más que servir a la reproducción de las lógicas sociales imperantes, nutra la alfabetización política y el compromiso moral.

La labor de los profesores como intelectuales públicos rebasa los muros de los salones de clases. No debe ser subestimada la importancia que tiene el que los maestros empleen sus habilidades y conocimientos en alianza con los movimientos sociales y otros trabajadores culturales, haciendo de ese modo lo político más pedagógico y lo pedagógico más político. Es crucial entender que toda agencia de cambio solo puede venir a través de la educación emancipadora.

Referencias

Althusser, L. (2003). Ideología y aparatos ideologicos del Estado. Freud y Lacan. Buenos Aires: Nueva visión.

Aristóteles. (1988). Política. Madrid: Gredos.

Aristóteles. (1993). Ética Nicomaquea. Madrid: Gredos.

Bourdieu, P., & Passeron, J.-C. (1996). La reproducción. Elementos para una teoría del sistema de enseñanza. México: Editorial Laia.

Freire, P. (1986). La Educación como práctica de la libertad. México: Siglo XXI Editores.

Freire, P. (2005). Pedagogía del oprimido. México: Siglo XXI Editores.

Gramsci, A. (2016). Para la reforma moral e intelectual. Madrid: Catarata.

Kant, I. (1996). Crítica de la razón práctica. Barcelona: Círculo de lectores.

Marx, C. (1982). Escritos de Juventud. México: Fondo de Cultura Económica.

Ponce, O. (2007). Iniciación al estudio Filosófico: Un recorrido de la filosofía primera a la Epistemología. San Salvador: Universidad de El Salvador.

1 Los hombres, dice Aristóteles, “no han creado una comunidad solo para vivir, sino para vivir bien” (Aristóteles, 1988, p. 175).

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CLACSO: #SeminarioGratuito: “Alternativas internacionalistas y populares frente a la pandemia” 13 de abril – 16:30 hs. (-3 GMT).

Redacción: CLACSO

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Más información e Inscripción: zoom.us/webinar/regist

Tema
WEBINARIO: ALTERNATIVAS INTERNACIONALISTAS Y POPULARES FRENTE A LA PANDEMIA

El Transnational Institute (TNI) y el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO) invitan al webinario libre y gratuito sobre “Alternativas internacionalistas y populares frente a la pandemia” que tendrá lugar el lunes 13 de abril a la hora 16:00 de Buenos Aires. Con aportes del Dr. Gianni Tognoni –epidemiólogo italiano reconocido como uno de los más influyentes científicos en políticas de salud a escala mundial– y otros expertos académicos y activistas de diversas regiones del mundo, analizaremos la significación de la emergencia del COVID-19 en el marco de la crisis multidimensional global.

El bombardeo diario de noticias sobre miles de muertos, así como las imágenes de hospitales colapsados y militares descargando ataúdes o patrullando ciudades enclaustradas, han conmocionado al mundo y generado todo tipo de reacciones políticas, económicas y sociales.

Sin embargo, muchos expertos vaticinan que lo peor de la crisis aún estaría por llegar, con la extensión de la pandemia en países del sur empobrecidos, con sistemas de salud y de bienestar social débiles, y millones de personas que ya viven en condiciones altamente precarias. Es cada vez más evidente la necesidad de respuestas combinadas a distintos niveles: comunitario, local, nacional y global. Ante esta realidad, ¿cuáles son las propuestas de las organizaciones populares y cómo desarrollar estrategias internacionalistas que permita al mismo tiempo avanzar hacia otro modelo económico, político y ambiental más allá de la pandemia?

13 abr 2020 04:30 PM en Montevideo

Fuente: https://zoom.us/webinar/register/WN_xDDyCuL-SOSNvp3RUutv8w

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Entrevista: Los culpables de lo que pasa en educación no son los maestros, es el sistema

Entrevista a: Alain Touraine

El sociólogo francés Alain Touraine reflexiona sobre del papel de la educación, la escuela y los maestros en el modelo social que describe para nuestros tiempos.

Sus 91 años no le impiden seguir pensando y compartiendo con claridad y lucidez sus ideas acerca de la sociedad que viene. El sociólogo francés, uno de los máximos representantes del pensamiento europeo y premio Príncipe de Asturias 2010 junto a Zygmund Bauman, advierte que hemos pasado de una sociedad posindustrial a un modelo postsocial donde la sociedad, tal y como la conocemos, se descompone en favor de un sistema donde predomina el individualismo. Durante su visita a Barcelona con motivo de la conferencia Encuentros BCN reflexiona en exclusiva para AIKA acerca de la educación que viene:

Ayer pensaba que no podría dar una conferencia en español, estaba casi seguro de que me iban a salir puras palabras italianas, porque actualmente hablo italiano todos los días y español casi nunca. Estaba un poco asustado, la verdad, pero ha funcionado.

Le escuché y se le entendió perfectamente. Ha explicado que lo social ha desaparecido, y que hemos de pensar en términos individuales.

¿Cómo encaja la educación en el paradigma que usted plantea?

Es muy sencillo. La educación en nuestras sociedades era definida como socialización. ¡Eso era horrendo! Es horrendo utilizar la educación como una manera de incorporar los individuos a la sociedad, que es un sistema de poder. La cuestión es reemplazar la socialización, como meta de la educación, por la famosa subjetivación. El papel de la educación es aumentar el grado de autonomía, de iniciativa y de crítica de cada individuo, especialmente de cada joven. No solamente, pero la población más importante es esa.

“El papel de la educación no es socializar, sino aumentar el grado de autonomía, de iniciativa y de crítica de cada individuo”

Yo fui educado en un liceo público, pero también en mi familia, con los métodos antiguos. Es decir, el profesor, el maestro —una palabra clave: ¡el maestro!—, transmitía ideas universales: la ciencia, la patria, la familia, la cultura (con una C grande), los grandes valores, etc. a jóvenes que vivían en un espacio limitado. Hay que eliminar eso. Entonces, la idea era realmente muy buena: frente a un mundo campesino donde la gente estaba dominada por una burguesía local rentista, se podían acercar temas universales a través de la escuela pública (y contra la Iglesia católica prácticamente, en el caso francés). Yo he vivido eso durante muchos años, largos años de guerra, y no era el momento para discutir órdenes, pero recibir esa educación para mí fue realmente un sufrimiento. Yo fui muy infeliz en la escuela.

¿La escuela de hoy en día está preparada para este cambio?

No. Yo creo que está muy atrasada, pero ha cambiado un poco. Lo que he descubierto, en el caso francés, es que un porcentaje relativamente alto de los maestros han cambiado. No son un 10% los que hacen otras cosas sino que hay un 30 o 40% que están tratando de cambiar la capacidad de expresión y de iniciativa de los jóvenes.

También he descubierto, con más distancia, que no son los maestros realmente los culpables de lo que pasa, es el sistema. El sistema es el ministerio centralizado y los sindicatos que viven del sistema. Aumentar el grado de autonomía e iniciativa para mí es fundamental. Primero, de los maestros, y segundo, y en consecuencia, de los alumnos. La burocratización de la escuela, de la educación, es responsable de este tipo de reproducción social. Cuando se discute sobre educación y hacen huelga en Francia, los sindicatos dicen que con 25 alumnos no se puede hacer nada, pero con 22 es muy fácil. ¡Es estúpido! No quieren cambiar nada. Cambiar cosas es difícil, pero cambiar ideas cuesta más.

“Cambiar cosas es difícil, pero cambiar ideas cuesta más”

El cambio no consiste en transformar la abstracción en actividades prácticas y de trabajar en una máquina. No se trata de eso, sino de dar más importancia, incluso en las notas de los alumnos (aunque hay que eliminar las notas lo máximo posible) a los medios técnicos y tecnológicos. Usando las palabras del mejor especialista en educación en Francia: hay que realizar un trabajo más cercano, más vinculado con la experiencia. Experiencia significa tecnología, pero también emociones y comunicación. No se puede aislar el conocimiento matemático, o a Platón, o la teoría de la relatividad, sino que es necesario vincular la experiencia, la interpretación y el análisis, no romper a favor de la abstracción, que es la reacción a lo concreto. No se debe eliminar lo concreto. Hay que pensar, por ejemplo, en colores, en formas, en movimiento…

 ¿Cómo encajan las nuevas tecnologías en ese marco?

Yo creo que las tecnologías como tales no son tan importantes. Lo importante es si la tecnología favorece la reintroducción de la experiencia, incluso en el aspecto de la comunicación y el aspecto afectivo. No hay que aislar el mundo escolar, no aislar al maestro del padre, de la madre, del amigo, de la amiga o del estudiante.

¿Las nuevas tecnologías ayudan a socializar o a desocializar, en el mundo educativo?

Depende de las tecnologías. La mayor parte de las tecnologías son colectivas, son máquinas. Yo diría que lo importante en las tecnologías es la información, porque no hay conocimiento sin información. Pero la información no tiene que estar aislada de la comunicación, que es fundamental, ni de las emociones, de lo afectivo. Es una idea clásica muy elemental pero fundamental.

“Hay que realizar un trabajo más cercano, más vinculado con la experiencia”

Del mismo modo, no se debe aislar lo mejor de lo inferior, que no hable solo la elite científica. No es fácil, porque necesitamos una elite científica, y no cualquier persona puede estudiar, por ejemplo, matemáticas a un nivel alto. Pero lo importante es que esta gente tenga la capacidad de ascender en su imaginación y no oponerse, no decir: “si tu eres bueno en matemáticas, no pierdas tu tiempo con pintura, juegos, amistades, conflictos o peleas”. Hay que subir hacia la abstracción y la creación científica o intelectual, pero en relación con toda la vida, como conjunto de experiencias afectivas y de comunicación. El éxito de una nación o un individuo está en la capacidad de pensar de forma abstracta y científica, pero eso no puede eliminar lo concreto, porque eso es una motivación de clase social.

Hablando de clase social, había dicho usted que la escuela era importante para disminuir las desigualdades…

No en el momento actual. La escuela, y hablamos de la escuela pública, aumenta las desigualdades. No las mantiene o las reproduce, sino que las aumenta. Hay que respetar la experiencia del alumno o de la alumna. Eso es importante. Por ejemplo, en Francia, no sé en España, está prohibido hacer estadísticas según el origen étnico de los estudiantes. Se hace por buenas razones, es muy respetable, pero el resultado es que cuando se habla en sociología de sectores especiales de la escuelas, de gente en situación difícil, son todos árabes. Ahí el efecto es absolutamente negativo por no utilizar las palabras, los datos, lo que todo el mundo sabe. ¡En el barrio todo el mundo sabe que en esa escuela son todos árabes!

“La escuela pública no mantiene o reconduce las desigualdades, sino que las aumenta”

Lo interesante es que la discriminación étnica es muy fuerte con los hombres y casi nula con las mujeres. Las mujeres, si buscan un empleo, dicen “yo me llamo Leila no se qué” y pueden conseguir el empleo. Si dices “Mohamed”, nunca lo vas a tener. La discriminación y la segregación afectan a los hombres, porque los hombres son considerados superiores.

¿La falta de escolarización no suele afectar más a las mujeres?

No. Incluso para los inmigrados, el nivel de escolarización es más alto para las mujeres que para los hombres. Hay que hablar de forma precisa. Las alumnas, las mujeres, obtienen un nivel de escolaridad más alto, pero tienen un nivel de expectativas más bajo. Hay un viejo estudio muy conocido de estudiantes de química. Las niñas estudiantes de química han resultado mejores y estudian más que los hombres, pero ¿cuánto ganarán dentro de cinco años como ingenieras químicas? Las expectativas de las mujeres son más bajas, a pesar de que hay más escolarización o mejores resultados escolares. La contradicción es impresionante, es una demostración de la sociología. Es evidente que no es un problema de competencia, de calidad o de inteligencia, es un puro mecanismo de interiorización, de discriminación. Las expectativas han resultado.

¿Qué papel le queda al profesor?

Más y más, se ve una relación inversa. En general, el alumno utiliza la tecnología para dar solución a los problemas, y el papel básico del maestro es ayudar al alumno o la alumna a incorporar un conocimiento o una técnica dentro de la experiencia multidimensional, afectiva y comunicativa del joven.

Touraine, durante su conferencia en la Universidad de Barcelona. Foto: Anna Montero.

A lo largo de su larga carrera profesional ha escrito usted muchísimos libros. En la era de la tecnología, permítame la curiosidad, ¿escribe usted a mano?

(ríe) Es cierto que en mi caso hay dos cosas. Primero, es un aspecto físico o emotivo, tengo una relación del tipo amorosa-erótica con la escritura. Es hermoso, es un poco como hacer nacer, es una visión femenina, de crear. Segundo, empecé en la profesión muy joven, como profesor. Cuando escribí mi primer libro tenía 28 años.

Yo hablaba mucho con un amigo, y él me decía que en matemáticas el 10 % produce el 90 % del conocimiento. Le dije que lo mismo pasa con las ciencias sociales, solo que aquí no es el 10 sino el 5 % quién produce el 95 % del conocimiento. Yo creo que esa lógica es un mundo que atrae a los mediocres. Es un trabajo mal pagado, realmente muy mal pagado y con un estatus social muy limitado, pero te da mucha libertad. Ninguna persona me ha dado en toda la vida una orden.

¡Qué afortunado!

Es una suerte, he hecho absolutamente lo que quería hacer.

¿En este mundo en el que se valora tanto la ciencia y la tecnología, cree que se le da poco valor a las ideas de pensadores, de filósofos o sociólogos como usted?

Yo creo que en el momento actual hay un cambio de mundo, y tratar con ideas es difícil. Yo tenía un amigo físico que recibió un premio Nobel y decía: “Yo era incapaz y fui a un colegio experimental”. Y no le fue tan mal, ¡ganó un premio Nobel!. Es un poco lo mismo. La sociología no es un mundo exacto, es un trabajo de imbéciles muchas veces, aunque no siempre.

Hay muchos sociólogos hoy aquí…

¡Pues seguramente muchos de ellos son tontos!

Fuente: http://webdelmaestrocmf.com/portal/alain-touraine-los-culpables-lo-pasa-educacion-no-los-maestros-sistema/

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