El papa denuncia la «vergüenza» de la destrucción en el mundo tras Via Crucis

Italia/Abril de 2017/Fuente: Terra

El papa Francisco tachó hoy de «vergüenza» las «imágenes de devastación, destrucción y naufragio que se han convertido en ordinarias» en el mundo actual, tras presidir orante y en silencio el rito del Via Crucis en un Coliseo romano blindado.

«Cristo, nuestro único salvador, regresamos a ti también este año con la mirada baja de vergüenza y el corazón lleno de esperanza. Vergüenza por todas las imágenes de devastación, de destrucción y de naufragios convertidas en ordinarias en nuestra vida», lamentó.

Francisco, ante 20.000 fieles según la Santa Sede, denunció «la sangre inocente que cotidianamente es derramada de mujeres, niños, inmigrantes y personas perseguidas por su color de piel, pertenencia étnica o social o por su fe» en Jesús de Nazaret.

También tuvo palabras de crítica hacia la propia Iglesia, por «las veces que nosotros, obispos, sacerdotes, consagrados y consagradas, hemos escandalizado y herido tu cuerpo y hemos olvidado nuestro primer amor, nuestro primer entusiasmo y nuestra total disponibilidad».

También arremetió contra «el silencio ante las injusticias» y denunció «las manos perezosas en el dar pero ávidas a la hora de arrebatar y conquistar» o los «pies veloces en la vía del mal y paralizados en la del bien».

Francisco reclamó que la «cruz transforme nuestros corazones endurecidos en corazones de carne capaces de soñar, de perdonar y de amar», que convierta «esta noche tenebrosa en alba fulgurante de la resurrección» de Cristo.

«Te pedimos que rompas las cadenas que nos mantienen aprisionados en nuestro egoísmo, en nuestra ceguera voluntaria y en la banalidad de nuestros cálculos mundanos», oró el pontífice.

Francisco de este modo puso fin al sugestivo rito del Via Crucis, que consiste en el recorrido de la cruz desde el interior del Coliseo hasta la colina del Palatino, donde se encuentra el papa, para simbolizar el escarnio y muerte de Jesucristo.

El papa llegó en torno a las 21.00 locales (19.00 GMT) a la colina del Palatino, próxima al Anfiteatro Flavio, y fue recibido por la alcaldesa de la capital, Virginia Raggi, con quien conversó unos instantes.

La zona fue blindada con un férreo dispositivo de seguridad por la amenaza terrorista, en el que se sucedieron los controles y por el que los principales accesos a los alrededores del Coliseo fueron cortados al tráfico y bloqueados con grandes coches policiales.

Desde el Palatino, con una cruz conformada por velas a sus espaldas, Francisco asistió en profundo recogimiento al recorrido del crucifijo, que este año estuvo acompañado por las meditaciones de la teóloga francesa Anne-Marie Pelletier.

La cruz fue portada por el cardenal vicario de Roma, Agostino Vallini, pero también por otras personas como un discapacitado, dos estudiantes, una familia así como por laicos y religiosos como los dos frailes franciscanos de Tierra Santa, uno de ellos argentino.

Pero también por fieles procedentes de algunos de los países que el pontífice visitará este año, como Egipto, Portugal o Colombia, y otros a los que planea viajar, como India.

En las meditaciones, Pelletier equiparó el calvario de Cristo con situaciones actuales, con «todo lo que hoy clama a Dios desde las tierras de miseria o de guerra, en las familias desgarradas, en las cárceles, en las embarcaciones sobrecargadas de emigrantes».

Tuvo también palabras para las mujeres, cuyo llanto «no falta nunca en este mundo» en el que, recordó, «hay mucho que llorar».

«El llanto de los niños aterrorizados, de los heridos en el campo de batalla que llaman a su madre, el llanto solitario de los enfermos y moribundos en el umbral de lo desconocido», apuntó.

Y es que, recordó la biblista en sus reflexiones, «son innumerables los hombres, las mujeres, incluso los niños violentados, humillados, torturados, asesinados, por todas partes y en todas las épocas de la historia».

El rito del Vía Crucis fue instaurado en 1741 por orden de Benedicto XIV, aunque su práctica cayó en el olvido con el paso del tiempo, hasta que se retomó en 1925.

No fue hasta el año 1964 cuando el pontífice y beato Pablo VI eligió para acoger esta ceremonia el Coliseo o Anfiteatro Flavio, símbolo de la persecución de los primeros cristianos en época romana.

Se trata de una de las celebraciones más esperadas de la Semana Santa romana, que proseguirá mañana con la Vigilia Pascual y con los actos del Domingo de Resurrección.

Fuente: https://www.terra.cl/noticias/mundo/europa/el-papa-denuncia-la-verguenza-de-la-destruccion-en-el-mundo-tras-via-crucis,370c05c4ba9bc05533f5adbc734fcc9dtesn0jvi.html

Imagen: http://laopinion.com/2017/04/14/video-el-papa-francisco-en-el-via-crucis-repudia-la-destruccion-en-el-mundo/

 

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El nuncio Coppola y el momentum de la Iglesia

México / 05 de octubre de 2016 / Por: Bernardo Barranco V. / Fuente: http://www.jornada.unam.mx/

La nunciatura apostólica es la representación oficial del Papa, un servicio de misión diplomática de máximo rango de la Santa Sede ante los estados con los que mantiene relaciones internacionales. Como responsable de la nunciatura se encuentra el nuncio o legado; en términos políticos es el embajador papal, pero según el derecho canónico, nos. 262-367, sus tareas más importantes son eclesiales. El papa Francisco va más allá y señala que el nuncio es ante todo un pastor. En un mensaje a todos los representantes pontificios, en la imponente Sala Clementina, el pasado 17 de septiembre, el Papa sentenció: Mirar, analizar e informar son verbos esenciales, pero no suficientes en la vida de un nuncio. Es necesario también ir al encuentro, escuchar, dialogar, simpatizar y empatizar con la población y con la Iglesia. También les pide humildad; no basta señalar con el dedo o agredir a quien no piensa como nosotros –les dijo–, esto es una mísera táctica de las actuales guerras políticas y culturales, pero no puede ser el método de la Iglesia. Y al estilo de Francisco, pide que la nunciatura sea la casa del Papa para todos, no sólo para su tradicional fiesta anual, ni para los diplomáticos ni hombres de poder, sino que sea imagen evangélica del buen pastor. Además les ordena a los nuncios huir de las intrigas de los chismosos y de los trepas (vatican.va).

Franco Coppola, nuevo nuncio en México, no es un improvisado. Es un religioso de larga carrera diplomática. Tiene una amplia trayectoria internacional y ha sabido lidiar las complejas vicisitudes de la República Centroafricana, su última responsabilidad diplomática; que no sólo es uno de los países más pobres del mundo, sino también en guerra civil desde 2012. Las imágenes de la visita de Francisco a la nunciatura nos muestran una residencia austera que contrasta con la representación en la ciudad de México. El traslado a México es obra del papa Francisco, quien no sólo reconoce su labor, sino sus cualidades. ¿Cuál es el perfil requerido para una Iglesia como la mexicana? La jerarquía católica mexicana no es fácil y tiene fama de ser tan conservadora como liosa.

Coppola se convertirá en México de un nuncio misionero en un nuncio réferi, con un marcado acento político, tanto en el interior de la Iglesia como en su relación ante un gobierno distanciado. Coppola llega a un país que atraviesa uno de los momentos críticos más delicados de las últimas décadas. La crisis económica, la violencia, la corrupción e inseguridad azotan al país como las plagas bíblicas. Un gobierno federal con un bajísimo nivel de aceptación ciudadana y un presidente cuyo liderazgo se ha erosionado. Y para completar este cuadro apocalíptico, en lo que va del sexenio, cerca de 14 sacerdotes asesinados y 500 religiosos víctimas de extorsión. Pero el reto mayor no es restaurar armonía con el gobierno, sino poner orden en la cancha eclesial. Un sector de obispos ha decidido declarar la guerra al gobierno atribulado de Peña Nieto. Un presidente católico que había apoyado totalmente la agenda de la Iglesia, al grado de reformar el artículo 24 constitucional con el fin de dotar de mayores espacios y márgenes de maniobra a las ambiciones clericales. Un presidente que se entusiasmó con la visita del papa Francisco. Brincándose los protocolos del Estado laico, Peña, en nombre del pueblo mexicano, lo recibió con su corazón guadalupano y con los brazos abiertos, según consta en sus discursos de bienvenida. Sin embargo, la iniciativa presidencial de los matrimonios igualitarios es el aparente punto de quiebre. Fue el pretexto de los sectores conservadores, encabezados por el cardenal Norberto Rivera, para hacer avanzar una agenda encaminada a posicionar a una fracción laica de la ultra derecha católica cara al proceso político que culminará en 2018 con la elección de un nuevo presidente. El nuncio deberá lidiar con el radicalismo político de algunos obispos cuya equívoca apuesta ha sido legitimar peligrosamente la reaparición de grupos de la ultraderecha política en México. Los organizadores del Frente Nacional por la Familia son reconocidos activistas del temido y fascista Yunque. La atmósfera y el debate político se han polarizado. Retomando a Gilles Kepel, quien desde 1991 en su libro La revancha de Dios advertía el advenimiento de movimientos religiosos fundamentalistas, prevenía que el moralismo radical mezcado con la política produce fanatismos que propician monopolios fundamentalistas sobre la verdad y encienden la intolerancia hacia otros que piensan diferente. Muchas de estas corrientes son adictas a las teorías de la conspiración y los poderosos enemigos invisibles. Coppola deberá disciplinar a un sector de la jerarquía, responsable de avalar a grupúsculos ultras que en el nombre de Dios desarrollan el discurso de odio, exclusión y homofobia. Coppola sabe bien que Francisco reprueba a los fundamentalistas, sean católicos, evangélicos o musulmanes. Coppola tiene claro que Francisco no es de derechas, tal como afirmó a la Civiltà Cattolica: Me han acusado de conservador, pero jamás he sido de derechas.

El nuevo nuncio deberá dejar la huella de Francisco en la Iglesia mexicana. Dicho programa, el Papa lo presentó a los obispos en su duro mensaje en la catedral en febrero de este año. Detrás del peléense como hombres está el llamado a la unidad sana y fraterna entre los prelados. El Papa pide una agenda social y no absolutizar la agenda moral. Pide a los obispos bajarse de sus palacios y reprueba la imagen de príncipes para convertirse en verdaderos pastores. No subirse a los carros ni caballos de los faraones ni hacer acuerdos debajo de la mesa; por el contrario, pidió:Reclínense, pues, con delicadeza y respeto, sobre el alma profunda de su gente, desciendan con atención y descifren su misterioso rostro. Y cabe preguntarse si los obispos han acatado con toda seriedad las orientaciones del Papa. ¿En verdad el episcopado, las diócesis han iniciado planes o proyectos para aplicar las orientaciones de Francisco? ¿Qué tipo de recepción tienen los obispos ante los cambios que pide el Papa a la Iglesia mexicana?

Concluyo que el principal desafío del nuevo nuncio es pastoral, más que el político. Sin embargo, éste es ineludible. Con la inminente salida del cardenal Norberto Rivera, seguramente se vendrán importantes reacomodos y hasta jaloneos entre los obispos mexicanos. Esa ruta será conducida por Franco Coppola. Sus pronunciamientos y decisiones nos darán una idea clara de lo que el papa Francisco quiere de la Iglesia mexicana. Esperemos que sean cambios para bien.

Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2016/10/05/politica/017a2pol?partner=rss

Foto: http://yucatan.com.mx/imagen/religion-imagen/detalla-papa-al-nuevo-nuncio-coppola-mision-mexico

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