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¿Quién cuida a las madres que más ven morir a sus hijos?

Por: Patricia Peiró

Una investigación calcula por primera vez cuántas mujeres subsaharianas han perdido al menos a un descendiente: entre el 25 y el 50%. Las expertas recalcan que el duelo es un problema de salud pública

La socióloga Jenny Trinitapoli realiza desde 2009 en Malawi una investigación de campo gracias a las judías blancas. A través de ellas, consigue que la comunidad local se exprese sobre temas que para ellos son tabú. Trinitapoli les interroga sobre la posibilidad que ellos creen que existe de que ocurran determinadas cosas: que enfermen de malaria, que puedan ahorrar ese mes o que en su vecindario muera un niño. 10 judías es sí rotundo, y ninguna es que les parece imposible. En 2010 preguntaron a 1.500 mujeres: «¿Cuántas probabilidades hay de que un bebé que ha nacido en tu comunidad este mes fallezca antes de cumplir un año?». De media, introdujeron dos alubias.

«Su previsión es superior a la tasa real de mortalidad infantil en Malawi en estos momentos que es de 60 fallecimientos por cada mil nacimientos. Las percepciones de las madres provienen de sus propias experiencias y de lo que observan a su alrededor, no de las estadísticas oficiales«, explica la socióloga de la Universidad de Chicago. Por eso, junto con su compañera Emily Smith-Greenaway, de la Universidad de California, decidió darle la vuelta a los números y diseñar un nuevo indicador: qué porcentaje de madres de las que viven ahora mismo en África subsahariana han perdido a un niño. El resultado es escalofriante. Entre una cuarta parte y la mitad de las progenitoras han sufrido la muerte de al menos un hijo. «Queríamos mostrar que estas tasas de mortalidad condicionan la forma de afrontar la maternidad de las mujeres», afirma Smith-Greenaway.

Con estos datos en las manos, las autoras aseguran que el duelo debe abordarse desde un punto de vista educativo y de salud. También indican que el número de madres que han vivido esta experiencia es un indicador más de desigualdad. Las expertas señalan que el fallecimiento de un hijo en un país rico tiene un trato totalmente diferente que si se produce en un contexto pobre, ya que hay numerosos estudios sobre cómo abordar la situación en un caso, pero muy poca información sobre cómo lo viven las madres africanas. «El duelo debe priorizarse y abordarse desde la edad escolar, además de formar parte de la agenda política como una verdadera amenaza para la salud pública en el continente», señalan.

Willibald Zeck, consultor jefe de Salud para Unicef, está de acuerdo en que el trauma de las madres normalmente es ignorado. «En muchos países de bajos y medios ingresos, las muertes fetales son muy comunes. Muchas mujeres en esos países experimentan varias a lo largo de su vida, pero no hablarán de ello. Estos casos no aparecen en ningún registro ya que muchos suceden en el hogar», apunta.

Las estadísticas oficiales de mortalidad infantil normalmente suelen dividirse en tres categorías diferentes: los bebés que no han llegado al año, los que alcanzan los cinco, y a partir de esta edad. Estas investigadoras han cruzado todos estos recuentos para obtener el dato de las madres que han experimentado la muerte de un hijo de cualquier edad. Las científicas se han centrado en 20 países de África subsahariana. Han utilizado encuestas demográficas y de salud entre 1986 y 2017 para una muestra de 747.984 progenitoras. La dificultad de conseguir datos precisos a lo largo de toda la serie y la enorme diferencia de condiciones que hay de una región a otra hace que sea imposible aportar un arco más preciso. «Sería muy difícil traducir los porcentajes a número absolutos», advierte Smith-Greenaway, «pero si tenemos en cuenta que la amplia mayoría de las africanas tiene descendencia, se podría afirmar que hablamos literalmente de millones de mujeres».

Han estudiado a las madres dependiendo de su edad, para poder analizar la evolución. El porcentaje de mortalidad infantil experimentado por las mayores, el grupo de 45 a 49 años, es mucho más elevado que entre las jóvenes. En esta franja de edad, más del 50% han visto fallecer a alguno de sus hijos. En los 90, cuando los niveles de mortalidad infantil eran todavía más altos, este porcentaje se elevaba hasta el 75% en países como Mali, Níger o Burkina Faso.

¿Por qué es tan importante el tema de la percepción de las madres? «Según el registro histórico, sabemos que las tasas de fecundidad comienzan a disminuir poco después de que la reducción de la mortalidad infantil se hace evidente para la población», explica Trinitapoli. Por eso, mientras las madres sigan viviendo esta experiencia en sus comunidades, es probable que las tasas de natalidad sigan siendo altas. Las previsiones demográficas indican que África duplicará su población y llegará a los 2.400 millones en 2050.

Con este nuevo punto de vista, las autoras del estudio publicado en la revista especializada PNAS esperan también que las medidas para garantizar la supervivencia se extiendan más allá de la primera infancia. Los adolescentes han sido tradicionalmente los grandes olvidados de las estrategias globales sociales y de salud. «Para nuestro trabajo nos basamos en dos afirmaciones sobre las que no hay duda: todo padre quiere que su hijo sobreviva y hasta ahora no disponíamos de un indicador que muestre la desigualdad cuando hablamos de la pérdida de hijos», explica Smith-Greenaway.

El descenso de decesos de menores de cinco años ha sido uno de los grandes logros de la humanidad. Según datos de la OMS, desde 1990, la mortalidad ha disminuido en un 56%. Sin embargo, alrededor de cinco millones de pequeños siguen muriendo antes de llegar al lustro en el mundo y si naces en África Subsahariana las posibilidades de que esto suceda son 15 veces más que en otra parte del mundo. Willibald Zeck, de Unicef, recuerda un dato aterrador: «Cada 11 segundos muere una mujer o un recién nacido en el mundo».

Fuente e imagen tomadas de: https://elpais.com/elpais/2020/02/09/planeta_futuro/1581285615_423707.html

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UNICEF hace balance negativo para la infancia, en 2019 y en la década

Redacción: Periodistas

El Fondo de la ONU para la Infancia (Unicef) ha hecho público que durante el último año más de 12.000 niños fueron asesinados o mutilados, en su mayoría víctimas de ataques aéreos y armas explosivas tales como minas terrestres, morteros, dispositivos explosivos improvisados, ataques con cohetes, municiones en racimo y bombardeos de artillería.

Según Unicef, en los últimos diez años los niños expuestos a situaciones de conflicto sufrieron 170.000 violaciones graves, una cifra que supone una media de 45 vulneraciones diarias durante la década que se cierra este 31 de diciembre de 2019, en la que la cifra de naciones con enfrentamientos es la más alta desde la aprobación de la Convención sobre los Derechos del Niño en 1989.

Ante esta dura realidad, la directora ejecutiva de UNICEF, Henrietta Fore, señala que los conflictos se alargan cada vez más, producen una mayor mortandad e incrementan el número de jóvenes fallecidos.

«Los ataques contra los niños continúan sin cesar, ya que las partes en conflicto incumplen una de las reglas más básicas de la guerra: la protección de los niños». Por cada acto de violencia contra los niños y niñas que genera titulares y gritos de indignación, hay muchos más que no se denuncian», destacó.

Durante la primera mitad del año 2019, las Naciones Unidas han verificado más de 10.000 violaciones contra niños, aunque es probable que las cifras reales sean mucho más elevadas.

©UNICEF/Anmar Anmar Dos niñas caminando entre las ruinas de la ciudad de Mosul, en Iraq
©UNICEF/Anmar Anmar: dos niñas caminando entre las ruinas de la ciudad de Mosul, en Iraq

2019: Un año teñido de violencia

Enero:

Al menos 32 niños y niñas fallecieron víctimas de la violencia, el desplazamiento y las condiciones invernales extremadamente duras en el norte y el este de Siria.

Febrero:

Se sucedieron varios ataques violentos contra los centros de tratamiento del Ébola en la República Democrática del Congo que continuaron durante todo el año.

Marzo:

Más de 150 personas, entre ellos 85 niños, murieron durante el ataque de un grupo armado a la aldea de Ogossagou, en la región de Mopti, en el centro de Mali, mientras que en otro asalto fallecieron 24 niños en la localidad de Sobanou-Kou.

Abril:

En Yemen fallecieron 14 niños y 16 resultaron gravemente heridos por una explosión cerca de dos escuelas en Sana’a, la capital del país, donde una de cada cinco escuelas está fuera de servicio como resultado directo del conflicto.

Mayo:

Unos 28.000 niños y niñas de más de 60 países diferentes, entre ellos casi 20.000 iraquíes, permanecen atrapados en el noreste de Siria.

Durante el mismo mes, se produjo una escalada de violencia en el Estado de Rakhine, en Myanmar, donde fallecieron y resultaron heridos niños y niñas.

Junio:

Un grupo armado se valió de tres niños para detonar cargas explosivas que mataron a treinta personas e hirieron a otras 48 en un centro comunitario en Konduga, en el estado de Borno, en Nigeria. En Sudán murieron al menos 19 niños en el marco de las protestas y otros 49 resultaron heridos.

Julio:

Una explosión en una escuela de Kabul, la capital de Afganistán, causó heridas a decenas de niños. Unos días más tarde, los grupos armados opositores en Sudán del Sur liberaron a 32 niños, pero UNICEF calcula que miles ellos siguen siendo utilizados por las fuerzas y grupos armados en el país.

Agosto:

Durante un fin de semana 44 civiles murieron debido a los ataques aéreos en el noroeste de Siria, entre ellos 16 niños y 12 mujeres.

Septiembre:

UNICEF informó que hay dos millones de niños y niñas que no van a la escuela en Yemen, entre ellos casi medio millón tuvieron que abandonar los estudios desde que el conflicto se intensificó en marzo de 2015.

Octubre:

La escalada de violencia en el noreste de Siria mató a 5 niños y lesionó a 26. El número de niños y niñas asesinados en Siria en los primeros nueve meses del año ascendió a 657 y el de heridos a 324.

Noviembre:

Tres años de violencia e inestabilidad en las regiones noroccidental y sudoccidental de Camerún dejaron sin escolarizar a más de 855.000 niños y niñas y desplazaron a 59.000 adolescentes.

Diciembre:

Cinco menores fallecieron en Burkina Faso cuando unos hombres armados abrieron fuego en el interior de un lugar de culto. En el este de Ucrania, donde el conflicto afecta a casi medio millón de niños y niñas, se registraron 36 ataques contra escuelas, y una de ellas fue atacada quince veces.

Finalmente, Unicef destaca que durante los nueve primeros meses del año, una media de nueve niños afganos fue asesinado o mutilado a diario.

Fuente: https://periodistas-es.com/unicef-hace-balance-negativo-para-la-infancia-en-2019-y-en-la-decada-138013

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Si naces en República Centroafricana tienes un 2.500% más de posibilidades de morir en la niñez que en Cuba

África/24 Octubre 2019/El país

Nunca antes se había visto con tanto nivel de detalle el panorama global de mortalidad infantil como el que se acaba de publicar en ‘Nature’, que estudia 99 países de ingresos medios y bajos

5,4 millones de niños mueren cada año antes de cumplir cinco. En 1950, eran 19,6 millones. Tradicionalmente se ha utilizado estos datos para medir la evolución del mundo y de hecho la reducción de esta cifra se considera uno de los grandes logros de la humanidad. Sin embargo, siguen existiendo diferencias abismales según el lugar de nacimiento, y lo que es peor: los territorios que estaban mal hace 50 años siguen siendo los que presentan peores resultados. Hoy si naces en República Centroafricana tienes 2.500% más de posibilidades más de morir en tus primeros cinco años de vida, que si lo haces en Cuba. Son los dos países que representan los extremos de mortalidad infantil, según un extenso estudio que se acaba de publicar en Nature. El análisis incluye a los 99 países de ingresos medios o bajos en los que el fallecimiento de niños continúa siendo significativo (y acumulan el 93% de las muertes infantiles en el mundo).

«En esta disparidad en las tasas influyen muchos factores: demográficos, económicos, políticos, malnutrición…», explica Simon Hay, el investigador principal del estudio y profesor de la Universidad de Washington. Se trata de la investigación más detallada a nivel global sobre mortalidad infantil. Lo es porque no solo analiza los datos nacionales, sino que por primera vez estudia con un detalle nunca antes visto las estadísticas por provincias o regiones en los países pobres y en desarrollo. Han estudiado las estadísticas entre 2000 y 2017. Así, han concluido que la ciudad en la que más posibilidades existen de no superar el primer lustro de vida se llama Garki. Está en el norte de Nigeria, cerca de la frontera con Níger y en el corazón del Sahel.

«En el estudio se mencionan casos como el de China, Vietnam o Brasil. Pero también podríamos hablar de India. Todos los que nos dedicamos a la salud global sabemos que con 1.300 millones de habitantes es absurdo hablar de datos a nivel nacional. Si no somos capaces de mirar con lupa, compramos una historia que no es la real. En el siglo XXI no es aceptable disponer solo de datos por países, pero es cierto que en esta investigación se han utilizado unos medios que no están al alcance de todos», explica Quique Bassat, investigador de ISGlobal y uno de los expertos participantes en la publicación.

Si naces en República Centroafricana tienes un 2.500% más de posibilidades de morir en la niñez que en Cuba

«Combinar datos nacionales y locales puede resultar más útil para que los Ministerios de Salud y los diferentes organismos sepan dónde invertir», comenta Hay. «Aparte de saber cuántos fallecen, hay que saber de qué se mueren. Solo así se pueden dirigir de forma precisa los pocos fondos disponibles para salud en algunos países», completa Bassat.

Los investigadores han puesto cifras al impacto de la desigualdad dentro de los países y han calculado qué sucedería si el distrito más pobre de un Estado alcanzara el nivel del más rico dentro del propio territorio nacional. Si España apareciese en la investigación —no lo está porque los países ricos no se incluyen en este estudio—, es el equivalente a haber estudiado qué sucedería si Extremadura tuviese la misma riqueza que el País Vasco. «Si se eliminara la desigualdad dentro de cada país, se habrían evitado 2,7 millones de muertes infantiles solo en 2017. Durante todo el período de estudio, estimamos que este escenario habría llevado a aproximadamente dos tercios menos de muertes», asegura Hay. Por ejemplo: en el distrito 10 de Ho Chim Minh, en Vietnam, la tasa es de 6,9 muertes por mil niños nacidos, varios centenares de kilómetros al norte, en la región Mường T, la tasa asciende a 39,7 decesos por cada 1000 partos.

La mitad más pobre

Latinoamérica es otro gran laboratorio de la desigualdad. En Guatemala, por ejemplo, la desnutrición alcanza al 46% de sus menores de cinco años, pero si nos fijamos en el segmento más pobre de su población, este porcentaje sube al 64%. Emma Iriarte es médico y especialista en salud pública del Banco Interamericano de Desarrollo. «En salud hay una lista interminable de intervenciones, pero uno tiene que tener la capacidad de seleccionar aquellas más eficientes», asegura.

Ella coordina un proyecto en América central que incluye a países como México, Costa Rica, Panamá, Honduras o Nicaragua. Varios donantes, entre el que está el Gobierno español, pero también fundaciones como la Gates o la de Carlos Slim, han aportado 143 millones de dólares en un proyecto que finaliza en 2021 precisamente para dirigir acciones de salud al 20% más pobre de todos estos países. «Dar ácido fólico a las mujeres, no cortar el cordón umbilical hasta 90 segundos después del nacimiento para facilitar el riego de sangre al bebé, pesar a la futura madre durante todo el embarazo para comprobar el crecimiento del feto… Todo ello son acciones que se pueden tomar con muy poco coste», detalla la especialista. El proyecto se basa en resultados tremendamente concretos, como el de reducir un 15% la anemia entre los pequeños con menos recursos.

Otro de los datos relevantes obtenidos en este estudio es que dentro de los fallecidos antes de los cinco años es que la gran mayoría mueren en el primer año. «El motivo es que las campañas más potentes de salud, como las de vacunación o las de transmisión del VIH van dirigidas a niños más mayores y todos los problemas relacionados con el parto siguen teniendo una gran dependencia del sistema de salud. Y donde no llega o es malo, los niños siguen muriendo», indica Bassat.

En los lugares en los que se ha invertido en educación, prestaciones sociales y acceso al sistema de salud, las historias de éxito de multiplican. Para muestra, el caso de Ruanda, un caso paradigmático de desarrollo en los últimos años. En 2000 morían 144 niños de cada 1000 en el mejor de los casos, ahora son 57 en el peor. «Se ha invertido en la salud de los niños más pobres del país, la seguridad social alcanza a más gente y se ha incrementado el número de trabajadores comunitarios», detalla Hay.

La figura del personal de salud es fundamental: «Hay que mejorar la cobertura sanitaria, sí. Eso es muy fácil de decir y no tanto de llevar a cabo. En la mayoría de los países pobres hay muy pocos doctores. Te hablo de Mozambique, el caso que yo más conozco. Para una población de 29 millones de habitantes, hay 1.200 médicos y la mitad trabajan en el ministerio y no ven pacientes. Allí la salud la imparten enfermeros, técnicos, matronas… Cuando se habla de mejorar el acceso hay que conseguir que la salud llegue a la comunidad, no que la comunidad tenga que ir en busca de la salud», resume Bassat. Iriarte, con el foco en Latinoamérica tiene el mismo diagnóstico: «La solución no es hacer un hospital en cada pueblo, sino encontrar otras maneras de llegar a los pacientes. Por el mar, por el río, en avión… Otro ejemplo: una mujer con dolores de parto no va a andar cinco horas hasta un hospital, así que una solución es habilitar estancias cerca de los mismos para que puedan dormir allí cuando se acerca la fecha».

Fuente: https://elpais.com/elpais/2019/10/16/planeta_futuro/1571215742_830173.html

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Niñas africanas con ilusiones destrozadas (segunda parte)

Por: Julio Morejón

En África aún son deficitarios los programas de protección de la infancia que incluyan la educación, salud y nutrición, y los servicios de salud sexual y reproductiva, todos relacionados con la seguridad y la supervivencia.

 

Esa penuria es una de las consecuencias del subdesarrollo, que se trasmuta en un ciclo vicioso del cual es difícil escapar, pues esa realidad agrede a todas las facetas de la vida, tanto material como espiritual para condicionar formas de ser y actuar como es la aceptación del matrimonio infantil.

Aunque existen proyectos al respecto que ayudarían a detener la unión marital precoz, la realidad socioeconómica en la mayoría de las ocasiones obstaculiza ejecutar tales planes, pues, por ejemplo, resulta difícil aplicar medidas sanitarias en comunidades donde no existen instalaciones de salud.

En áreas hambreadas, la malnutrición infantil es una manifestación tendiente siempre a disparar los niveles de letalidad y a impedir la recesión de enfermedades curables que cada año hacen estragos en los pequeños, quienes por ello se transforman en el segmento poblacional más deprimido.

Una salud afectada y un hambre endémica constituyen poderosos motivos para sufrir una niñez de desencanto, y si a eso se agrega el suplicio de las llamadas niñas-novias el cuadro de la infancia en gran número de Estados del continente es muy desgarrador e insoportable y urge transformarlo.

DEL MITO AL CRIMEN

En algunos países de África a la virginidad se le confiere una cualidad mágico-mística que toca a niñas y adolescentes, tradiciones populares antiquísimas refuerzan ideas tales como que hubo emperadores quienes acostumbraban a bañarse con sangre de doncellas, porque le aportaba vitalidad y lozanía.

Tal creencia llega desvirtuada hasta nuestros días, cuando mediante un supuesto exorcismo se interpreta absurdamente que una relación sexual de un adulto enfermo con una niña o adolescente, puede curar el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA), lo cual trasciende la barrera del abuso y del desconocimiento para ser un crimen.

También se plantean conclusiones más objetivas al respecto, cuando la referencia al matrimonio infantil se relaciona con zonas de guerra, donde esa sujeción obligada de niñas es un arma directa y puede que sus padres sean quienes las casen al creer que estarán mejor protegidas contra las violaciones y el abuso físico.

‘Los conflictos a menudo conducen a un colapso o debilitamiento de los servicios sociales para prevenir el matrimonio infantil. Esto expone a las niñas a un mayor riesgo de daño y violencia’, apunta un artículo de Amira Elfadil, comisaria de Asuntos Sociales de la Unión Africana.

La región subsahariana concentra las mayores cifras de matrimonios infantiles a nivel mundial cada año, con más de tres millones de niñas -una de cada tres- que se casan antes de los 18 años. Según el Banco Mundial (BM), esas uniones suponen pérdidas económicas a sus respectivos países de entre 60 mil y 120 mil millones de dólares.

Un informe de la entidad financiera emitido a finales de 2018 expone: ‘las niñas que acaban la educación secundaria tienen más posibilidades de encontrar trabajo y ganar el doble que las que no la han acabado’.

Añade que el matrimonio infantil tiene otros costes, más graves que los económicos, como son las altas tasas de fertilidad y el crecimiento de la población, lo cual puede conducir a una llamada ‘bomba demográfica’, cuya explosión inusitada crea desequilibrios tales como la peligrosa insuficiencia alimentaria e intensifica la pobreza.

‘Una novia infantil es más propensa a abandonar la escuela, sufrir complicaciones graves durante el embarazo y el parto y tiene un alto riesgo de sufrir violencia doméstica. Sus hijos también son más propensos a tener bajo peso y a padecer mayor mortalidad infantil por debajo de los cinco años’, dice una versión del documento del BM difundida por la prensa.

De los 20 países donde ocurren más matrimonios infantiles 18 están en África: Níger, República Centroafricana, Chad, Burkina Faso, Mali, Sudán del Sur y Guinea son siete de ellos que encabezan la lista con más de la mitad de las niñas casadas antes de los 18 años de edad.

VARIACIONES DEL TEMA

La prevalencia del matrimonio infantil en África occidental y central se comporta en forma desigual, aunque las investigaciones estadísticas indican que mayormente se encuentran alrededor de la edad de 15 años, que para algunos especialistas constituye un ligero distanciamiento de marcas anteriores.

Así, la unión marital principalmente de niñas menores de edad, es hoy muy criticada por personalidades públicas africanas de reconocido prestigio como comentaron la activista social mozambiqueña Graca Machel y el religioso sudafricano Desmond Tutu, en un artículo difundido por el diario Washington Post.

Para ambos:’El matrimonio infantil ocurre porque los adultos creen que tienen derecho a imponer el matrimonio a los niños. Esto les niega, especialmente a las niñas, su dignidad y la oportunidad de tomar decisiones que son esenciales en sus vidas, como con quién se quieren casar o cuándo quieren tener hijos’.

Además añaden que ‘La capacidad de elegir nos define y nos permite desarrollar nuestro potencial. El matrimonio infantil roba esta posibilidad a las niñas’. La disposición de aprobar una legislación contraria al casamiento prematuro, una medida en la que convergieron el gubernamental Frente de Liberación de Mozambique (Frelimo) y los partidos de la oposición, es parte de una reacción del liderazgo africano de denunciar alto y claro el problema y la decisión de actuar sin demora.

Fuente: https://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=293799&SEO=ninas-africanas-con-ilusiones-destrozadas-segunda-parte
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UNICEF denuncia que 2018 ha sido el año más mortífero para los niños en Siria

UNICEF – Siria / 14 de marzo de 2019 / Autor: Redacción / Fuente: Europa Press

El año 2018 ha sido el más mortífero de la guerra en Siria para los menores con 1.106 niños muertos,
según los datos recopilados y comprobados por el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia
(UNICEF), que teme que la cifra real sea «mucho más alta».

La agencia de la ONU subraya que ahora la principal causa de la muerte de niños son las minas sin
detonar. En 2018 las municiones sin explotar causaron 434 muertes y lesiones. Además, se han
contabilizado 262 ataques contra instituciones de educación y salud, también una cifra récord.
«Estoy particularmente preocupada por la situación en Idlib, en el noroeste de Siria, donde la
intensificación de la violencia ha matado a 59 niños solo en las últimas semanas», ha señalado la
directora ejecutiva de UNICEF, Henrietta Fore.

La organización señala además que los niños y las familias en tierras de nadie siguen viviendo en el
limbo, en referencia a los miles de refugiados acogidos en Rukban, cerca de la frontera con Jordania,
donde la situación es «desesperada», con acceso limitado a alimentos, agua, vivienda, atención médica
y educación.

«También estoy alarmada por el empeoramiento de las condiciones en el campamento de Al Hol en el
noreste, que ahora alberga a más de 65.000 personas, incluyendo a unos 240 niños no acompañados o
separados. Desde enero de este año, cerca de 60 niños murieron mientras realizaban el viaje de 300
kilómetros desde Baghuz hasta el campamento», ha apuntado.

En ese sentido, ha señalado que el futuro de los hijos de los combatientes extranjeros en Siria sigue sin
estar claro y por ello UNICEF insta a los demás países a asumir la responsabilidad de los niños que son
sus ciudadanos o nacidos de sus nacionales y a tomar medidas para evitar que los niños se conviertan
en apátridas.

«Actualmente, existe la errónea y alarmante idea de que el final del conflicto en Siria está cerca, y no es
así. En diferentes partes del país, los niños corren tanto peligro como en cualquier otro momento durante
los ocho años de conflicto», ha remachado Fore.

DESPLAZADOS DENTRO Y FUERA DE SIRIA

Mientras tanto, los países vecinos de la región albergan a 2,6 millones de niños sirios refugiados.
Muchas familias no pueden enviar a sus hijos a la escuela y, con pocas oportunidades de obtener
ingresos, caen en lacras como el trabajo infantil o el matrimonio infantil.

Cuando la guerra entra en su noveno año, UNICEF recuerda nuevamente a las partes en conflicto y a la
comunidad internacional que son los niños del país los que más han sufrido y quienes tienen más que
perder. «Cada día que el conflicto continúa es otro día robado de su infancia», destaca la organización.UNICEF continúa trabajando en Siria y en los países vecinos para ayudar a proporcionar a los niños servicios esenciales de salud, educación, protección y nutrición y para apoyar a las familias a desarrollar su capacidad de recuperación, pero «no es suficiente».

«Hacemos de nuevo un llamamiento a todas las partes en el conflicto, así como a quienes tienen
influencia sobre ellas, para priorizar la protección de todos los niños, sin importar quién controle qué
área y sin importar las supuestas afiliaciones de sus familias», señala Fore.
Igualmente renuevan el llamamiento para promover un acceso incondicional y seguro a las familias que
necesitan apoyo, así como soluciones duraderas y a largo plazo para quienes de forma voluntaria eligen
no regresar.

«En vísperas de la conferencia de donantes de Bruselas, también instamos a los donantes a mantener
su generosidad hacia los niños de Siria y los países vecinos. Se requiere una financiación estable y sin
restricciones durante varios años para satisfacer las necesidades inmediatas y a largo plazo de los
niños y sus familias dentro de Siria y en toda la región», concluye el comunicado de UNICEF.

Fuente de la Noticia:

https://www.europapress.es/internacional/noticia-siria-unicef-denuncia-2018-sido-ano-mas-mortifero-ninos-siria-20190311094714.html

ove/mahv

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Vietnam por reducir cifra de niños que mueren ahogados

Asia/Vietnam/10 Mayo 2018/Fuente: Prensa Latina

Un programa de natación para niños se activará de mayo a agosto en 63 grandes localidades de Vietnam a fin de reducir y prevenir las muertes por ahogamiento, anunció hoy la junta organizadora.
Entre el dolor y el desconcierto, instituciones médicas y sociales investigaron cómo puede ser esa una de las principales causas de mortalidad infantil en un país con más de tres mil 400 kilómetros de costas y una gran cantidad de ríos y lagos.

Como consecuencia, el Ministerio de Cultura, Deporte y Turismo, y el de Educación y Capacitación, activarán esa iniciativa con ayuda de cientos de activistas y profesores de natación para que esta no solo sea una actividad extracurricular o se enseñe únicamente en cursos fuera de las escuelas.

La acción forma parte de una estrategia del gobierno encaminada a que todos los centros docentes incluyan clases de natación en sus actividades extraescolares y universalice la natación entre todos los estudiantes en el 2020.

El vicedirector de la Administración de Deportes y Entrenamiento Físico, Pham Van Tuan, citó un informe según el cual la proporción de niños capaces de nadar en Vietnam es inferior al 30 por ciento, lo que deja una dolorosa secuela sobre todo en el verano y la temporada de tormentas.

Fuente: http://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=176988&SEO=vietnam-por-reducir-cifra-de-ninos-que-mueren-ahogados
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SOS de la OMS para acabar con la malnutrición en África en el 2030

África/21 de Abril de 2018/El Periódico

En el 2016, unos 59 millones de niños en el continente sufrían retrasos en el crecimiento

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha reclamado este martes una «acción urgente» para conseguir que en el 2030 se acabe con la malnutrición y se consiga instaurar una cobertura sanitaria universal en el continente, algo «poco probable» si se tienen en cuenta los datos actuales.

La directora de la OMS para África, Matshidiso Moeti, lamentó que «las cifras actuales no solo implican que sea poco probable que se consiga cumplir los objetivos globales de nutrición en el 2025, sino que también lo es que se acabe con todas las formas de malnutrición hacia el 2030», en un comunicado emitido en Nairobi.

En el 2016, unos 59 millones de niños en África sufrían retrasos en el crecimiento y unos 14 millones, de emaciación o bajo peso en relación a la altura, que supone un sólido indicador de mortalidad en menores de cinco años.

Por otro lado, el número de niños obesos en el 2014 era de 10 millones, casi el doble que en el 2000.

Las principales causas de la malnutrición en África son la pobreza, el hambre y las enfermedades, factores vinculados a la falta de educación, la inestabilidad en las posibilidades de ganarse la vida y la falta de acceso a servicios básicos como sanidad o a alimentos sanos y nutritivos.

Sanidad universal

«La carga de una insuficiente alimentación sigue persistiendo en la región africana, y hoy su impacto se siente junto al del sobrepeso, la obesidad y enfermedades relacionadas con la dieta en muchos hogares pobres«, explicó la directora de la división de Familia y Salud Reproductiva de la OMS en África, Felicitas Zawaira.

«En estos últimos años nos hemos concentrado en enfrentarnos al hambre, pero lo que debemos reconocer es que acabar con el hambre no garantiza una mejora de la nutrición», agregó.

Otro de los factores relacionados con la nutrición que repercuten en el continente es la deficiencia de micronutrientes, que afecta al desarrollo de los niños pequeños, a la salud reproductiva y a la capacidad de trabajo.

«Mejorar de forma sostenible la nutrición requiere tener en cuenta cómo producir, distribuir y asegurar el acceso a dietas saludables y nutrientes esenciales, no solo a tener mayores cantidades de comida», alertó Zawaira.

Acerca de la sanidad universal, el documento asegura que, cada año, unos 11 millones de africanos caen en la pobreza debido a pagos sanitarios demasiado altos para ellos, y advierte de que, a menos que los países del continente atajen los problemas nutricionales, conseguirla en el 2030 será «un camino lleno de obstáculos».

Fuente: https://www.elperiodico.com/es/sociedad/20180417/sos-de-la-oms-para-acabar-con-la-malnutricion-en-africa-en-el-2030-6763898

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