Los errores que matan a las mujeres al dar a luz

Por: Alejandra Agudo

Más de 300.000 mujeres mueren durante el embarazo, el parto o el puerperio cada año, el 99% en países pobres. Una investigación encuentra que casi el 40% se debe a fallos en el diagnóstico

Querían esclarecer de qué mueren las mujeres embarazadas, qué las mata durante el parto e inmediatamente después de él. Solo así se podría saber si era posible salvarlas. Más de 300.000 fallecen cada año, el 99% en países pobres donde, además, más difícil es conocer las causas. Por eso, un grupo de expertos inició en 2003 una línea de investigación en Mozambique. Diez años después repitieron la experiencia y los resultados que se acaban de publicar en Lancet Global Health revelan que en casi el 40% de las muertes hubo un error diagnóstico clínico importante y que, con la atención adecuada, muchas podrían haberse evitado.

«La mejor manera de resolver las causas de mortalidad materna era haciendo autopsias completas y en el Hospital Central de Maputo se hacen de rutina», explica Clara Menéndez, directora de la Iniciativa de Salud Materna, Infantil y Reproductiva en ISGlobal —centro impulsado por la fundación laCaixa—, y primera autora del estudio. Entre noviembre de 2013 y marzo de 2015, 136 madres murieron en este centro sanitario, 91 fueron investigadas por un equipo de patólogos que determinaron que el 45% fallecieron por causas obstétricas y el 56% por otras complicaciones indirectas, la mayoría de ellas infecciones.

Los investigadores del equipo liderado por el patólogo del Hospital Clínic e investigador de ISGlobal Jaume Ordi compararon sus resultados con los diagnósticos clínicos y encontraron «discrepancias», escriben en su estudio. En el trabajo de 2003, en más del 60% de los casos. «Diez años después comprobamos con frustración que las cosas no habían cambiado mucho, pues el porcentaje de errores era del 40%», detalla Menéndez por teléfono. «Muchas que llegaban con convulsiones se trataban como eclampsia [el estado más grave de la enfermedad hipertensiva del embarazo] y en realidad eran infecciones de otro tipo, malaria, VIH, meningitis… Si se hubiera acertado en el diagnóstico, se habrían podido salvar», afirma.

«El creciente número de mujeres embarazadas que dan a luz en instalaciones de salud en países de ingresos bajos y medios, que ha pasado del 58% en 1990 al 78,3% en 2016, no resultó en la reducción esperada en la mortalidad materna», anotan los investigadores en su publicación. Las causas de que tantos miles de mujeres todavía fallezcan en el proceso de dar a luz son diversas, incluidas demoras en la decisión de buscar atención o por la tardanza en llegar a un centro de salud. «No solo se trata de que más acudan a los hospitales, sino de que te atiendan bien», agrega Menéndez.

No pasa nada por reconocer errores. En medicina es como se aprende

CLARA MENÉNDEZ, ISGLOBAL

Que este nivel de error suceda en un hospital como el de Maputo, con profesionales formados y herramientas diagnósticas, en opinión de Menéndez, se debe a que no se pone la suficiente atención en conocer las verdaderas causas de muerte y usar esa información para mejorar la atención. «No es una cuestión solo de que estos países son pobres; con pocos medios se puede cambiar, pero hay que ser conscientes del problema», insiste la investigadora.

Los resultados, considera Menéndez, son extrapolables a otros países. Aunque reconoce que en otros no son posibles este tipo de estudios por falta de patólogos, cree que conocer los errores es el primer paso para salvar la vida de muchas de esas mujeres. Pero reconocer los fallos es muy difícil y darlos a conocer no siempre es conveniente políticamente, abunda la experta. Pero solo así, repite, se podrá aprovechar «el enorme margen de mejora para evitar muertes maternas, porque muchas son evitables con pocos medios económicos».

«Lo que desanima es que no se recoja esta información, que llegue a quien tiene que llegar y se tomen las decisiones correctas». Y termina: «No pasa nada por reconocer errores. En medicina es como se aprende».

Fuente e imagen tomadas de: https://elpais.com/elpais/2020/07/14/planeta_futuro/1594734493_668490.html

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India: las mujeres que se quitan el útero por el estigma de la menstruación

Asia/India/11 Julio 2019/Fuente: BBC Mundo

Dos noticias muy perturbadoras sobre mujeres en el ámbito laboral y la menstruación han llamado la atención en India en meses recientes.

Desde hace mucho tiempo, el tema de la regla ha sido tabú en ese país, donde se cree que las mujeres que menstrúan son impuras y siguen siendo excluidas de eventos sociales y religiosos. Estas ideas arcaicas han sido desafiadas recientemente, especialmente por mujeres educadas que viven en centros urbanos.

Pero no hace tanto, dos reportajes demostraron que la problemática relación de India con la menstruación continúa.

Una gran mayoría de mujeres, particularmente las de familias pobres, sin representación ni educación, se han visto forzadas a optar por medidas que tienen impactos de largo plazo y son irreversibles para su salud y sus vidas.

La primera noticia provenía del estado occidental de Maharashtra, donde la prensa reveló que miles de jóvenes mujeres se han sometido a procedimientos quirúrgicos para extirparse el útero en los últimos tres años. En un buen número de casos lo han hecho para poder ser empleadas como recolectoras de caña de azúcar.

Cada año, los miembros de decenas de miles de familias pobres de los distritos de Beed, Osmanabad, Sangli y Solapur emigran a los distritos más prósperos en el occidente del estado -conocidos como el «cinturón de azúcar»- para trabajar durante seis meses como «cortadores» de caña.

Una vez allí, quedan a merced de contratistas codiciosos que aprovechan cualquier oportunidad para explotarlos.

Para empezar, son reacios a contratar mujeres porque cortar caña es un trabajo arduo y las mujeres podrán ausentarse uno o dos días durante la regla. Si pierden un día de trabajo, tienen que pagar una multa.

Las condiciones de vida en el lugar de trabajo están lejos de ser ideales. Las familias deben vivir en chozas o carpas cerca de los cultivos, no hay servicios sanitarios y algunas veces se cosecha hasta de noche, así que no hay tiempos definidos para dormir o estar despierto. Cuando las mujeres tienen la regla, las condiciones se vuelven aun más duras.

Debido a las pobres condiciones higiénicas, muchas mujeres adquieren infecciones y, según los activistas en la región, doctores inescrupulosos las animan a que se sometan a cirugías innecesarias por problemas ginecológicos menores que podrían ser tratados con medicamentos.

Como la mayoría de mujeres en esta región se casan jóvenes, muchas ya tienen dos o tres hijos a mediados de los 20 y como los médicos no les informan sobre las complicaciones que podrían tener con una histerectomía, muchas creen que está bien deshacerse del útero.

La práctica ha convertido varios pueblos de la región en «aldeas de mujeres sin útero».

Después de que el asunto fuera abordado el mes pasado en la asamblea estatal por la legisladora Neelam Gorhe, el ministro de Salud de Maharashta, Eknath Shinde, reconoció que había habido 4.605 histerectomías solamente en el distrito de Beed en tres años.

Pero, según dijo, no todas fueron practicadas a mujeres que trabajaban como recolectoras de caña. El ministro dijo que se había establecido un comité para investigar varios de los casos.

Mi colega Prajakta Dhulap, del Servicio Maratí de la BBC, que visitó la aldea de Vanjarwadi en el distrito de Beed, dice que de octubre a marzo de cada año, 80% de los aldeanos migran para trabajar en los cultivos de caña de azúcar.

Asegura que la mitad de las mujeres en la aldea se han sometido a histerectomías, siendo muchas menores de 40 años.

Muchas de las mujeres que conoció le contaron que su salud se había deteriorado desde la cirugía.

Una habló de «un dolor persistente en la espalda, cuello y rodilla» y de cómo se despertaba en la mañana con «las manos, cara y pies hinchados». Otra se quejó de «mareo constante» y de cómo era incapaz de caminar distancias cortas. El resultado es que ninguna pudo regresar a trabajar en los cultivos.

La segunda noticia, que se produjo en el sureño estado de Tamil Nadu, es igualmente nefasta.

Las mujeres que trabajan en la multimillonaria industria de la confección denuncian que les han dado fármacos sin marca en el lugar de trabajo -en lugar de un día de baja- cuando se han quejado de dolores menstruales.

De acuerdo a un reportaje de investigación de la Fundación Thomson Reuters, basado en entrevistas con unas 100 mujeres, los fármacos pocas veces fueron administrados por profesionales de la salud y las modistas, la mayoría de familias pobres y desposeídas, dijeron que no podían darse el lujo de perder el salario de un día de trabajo debido a los dolores menstruales.

Las 100 mujeres que fueron entrevistadas dijeron haber recibido fármacos y más de la mitad contaron que, como resultado, su salud se había visto afectada.

La mayoría contó que no les habían dado el nombre de los fármacos ni les advirtieron de los posibles efectos secundarios.

Muchas de ellas culpan a estos fármacos de sus problemas de salud, que van desde ldepresión y ansiedad, hasta infecciones urinarias, fibromas y abortos.

Los reportes han forzado a las autoridades a actuar. La Comisión Nacional de la Mujer ha descrito las condiciones de las mujeres en Maharashtra como «patética y miserable» y pidió al gobierno estatal prevenir este tipo de «atrocidades» en el futuro.

En Tamil Nadu, el gobierno aseguró que monitoreará la salud de las confeccionadoras.

La información llega en un momento en el que, en todas partes del mundo, se hacen intentos para incrementar la participación de la mujer en la fuerza laborar mediante políticas de la igualdad de género.

Lo preocupante es que la participación de la fuerza laboral femenina en India cayó de 36% en 2005-06 a 25,8% en 2015-16 y no es difícil entender por qué, si le echamos un vistazo a las condiciones en las que las mujeres se ven forzadas a trabajar.

En Indonesia, Japón, Corea del Sur y otros países, a las mujeres se les permite tomar un día libre durante sus reglas. Muchas empresas privadas también ofrecen esa misma asistencia.

«En India también, el gobierno de estado de Bihar ha estado permitiendo a las mujeres trabajadoras tomar dos días extra de descanso cada mes desde 1992, y parece que ha funcionando bien», explica Urvashi Prasad, una especialista en políticas públicas del centro de investigación indio Niti Aayog.

Y el año pasado, una parlamentaria presentó un proyecto de ley de Beneficios Menstruales en el Parlamento, que pide dos días al mes libres para cada mujer trabajadora en el país.

Derechos de autor de la imagen Piyush Nagpal
Image caption La industria de la confección en Tamil Nadu emplea 300.000 mujeres.

La señora Prasad dice que hay obstáculos para implementación de cualquier política en un país tan grande como India, especialmente en el sector informal donde se necesita mucho más monitoreo. Agrega, sin embargo, que si se empezara en el sector formal, sería una señal de cambio de mentalidad y ayudaría a acabar con el estigma que rodea a la menstruación en India.

«Lo que necesitamos es que el poderoso y organizado sector privado y el gobierno asuman una postura, necesitamos que la gente que manda envíe las señales correctas», asegura. «Tenemos que empezar en algún lugar y así finalmente podremos ver algún cambio en el sector informal también».

El proyecto de ley de Beneficios Menstruales es una propuesta privada de un miembro del Parlamento, así que es poco probable que llegue muy lejos, aunque, si se promulgara, posiblemente beneficiaría a las mujeres que trabajan en las fábricas de confección de Tamil Nadu.

Este tipo de medidas pocas veces benefician a las mujeres que están empleadas en el vasto sector informal de India, lo que significa que las que trabajan en los cultivos de caña de azúcar en Maharashtra continuarán estando a merced de sus contratistas.

Fuente: https://www.bbc.com/mundo/noticias-48882114

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Estas mujeres no podrán celebrar su día el 8 de marzo

Esta es una historia que no debería tener que escribirse – la de cientos de millones de dadoras de vida cuya producción y productividad han sido sistemáticamente cuantificadas en pormenorizadas estadísticas, pero cuya abnegación, sufrimiento humano y denegación de derechos solo son objeto de palabras. 

Es la historia de las mujeres que ven a sus hijos e hijas morir mientras huyen de las guerras, o que son secuestradas para vender sus órganos, o que fueron reclutadas como niñas combatientes.

De mantenerse la tendencia actual, las mujeres tardarán 170 años en conseguir la misma remuneración que los hombres.

Es la historia de esas mujeres que caen presas de traficantes que las venden como esclavas sexuales. La Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito informa que las mujeres y las niñas constituyen 71 por ciento de las víctimas de trata de personas.

Y es la historia de esas mujeres y niñas que se convierten en víctimas de violencia abominable perpetrada por sus familiares varones. De aquellas cuyos empleadores violan continuamente sus derechos como trabajadoras, y que incluso son asesinadas por sus parejas. En algunos países, siete de cada 10 mujeres serán golpeadas, violadas, abusadas o mutiladas durante su existencia, según denunció ONU Mujeres.

También es la historia de millones de jóvenes que se ven obligadas a contraer matrimonio y quedar embarazadas de forma precoz, y de aquellas sometidas a mutilación genital femenina (MGF).

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) reconoce esta práctica como una violación de los derechos humanos, tortura y una forma extrema de violencia. La MGF le niega a las mujeres y las niñas su dignidad y causa dolor y sufrimiento innecesarios, con consecuencias que perduran para toda la vida e incluso pueden ser fatales, recuerda el secretario general del foro mundial, Antonio Guterres.

África y la región árabe se encuentran entre los lugares donde se practica la MGF. La Unión Africana considera que es una práctica sumamente dolorosa que viola los derechos humanos básicos.

Su impacto sobre las niñas y las mujeres es multifacético y afecta a diversos aspectos de sus vidas, incluido su bienestar físico, psicológico y social, y las cicatrices persisten durante el resto de sus vidas.

Es la historia de millones de niñas sin acceso a la educación, y cuando pueden acceder, la mayoría abandona por la falta de servicios sanitarios. Un estudio realizado por la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos entre 2009 y 2014 confirmó miles de ataques contra escuelas en 70 países al menos, muchos de los cuales recibieron represalias por defender la educación de las niñas.

Estas mujeres no podrán celebrar su día el 8 de marzo

La ONU apuesta a un mundo en el que todas las mujeres y niñas tengan igualdad de oportunidades y derechos para 2030. Crédito: ONU Mujeres.

Es la historia de casi dos tercios de los habitantes del mundo, que sufren una insuficiencia en el acceso a los servicios de salud reproductiva y de maternidad.

El Fondo de Población de las Naciones Unidas hace hincapié en que el acceso universal a la salud reproductiva afecta a muchos aspectos de la vida. Tiene que ver con las relaciones más íntimas de las personas, incluida la negociación y la toma de decisiones dentro de esas relaciones, y con la interacción con los proveedores de salud con respecto a las opciones anticonceptivas.

También es la historia de muchachas muy jóvenes que son secuestradas por grupos terroristas para saciar brutalmente sus apetitos sexuales, como ha sido el caso de Boko Haram en Nigeria.

Y es la historia de las mujeres indígenas que cuidan de lo que queda de sus tierras, que custodian 80 por ciento de la biodiversidad del planeta , pero cuyos derechos y conocimientos ancestrales son ignorados e incluso desdeñados.

Es la historia de las mujeres agricultoras que producen hasta 80 por ciento de los alimentos, pero no tienen derecho a poseer sus tierras, insumos agrícolas, recursos ni pequeños créditos.

Y de esos millones de trabajadoras domésticas cuyos derechos recién empezaron a reconocerse, aunque no se apliquen lo suficiente.

Y es la historia de una creciente desigualdad. La organización no gubernamental Oxfam calcula que, de mantenerse la tendencia actual, las mujeres tardarán 170 años en conseguir la misma remuneración que los hombres, por no hablar de que la mitad de la riqueza del planeta se encuentra en los bolsillos de apenas ocho personas, todos ellos hombres.

El Día Internacional de la Mujer se conmemora el 8 de marzo con el lema “Las mujeres en un mundo laboral en transformación: hacia un planeta 50-50 en 2030.”

La ONU asegura que será “un momento para reflexionar sobre los progresos realizados, considerar cómo acelerar la Agenda 2030, impulsar la aplicación efectiva de los objetivos de la igualdad de género y empoderar a todas las mujeres y niñas”.

El organismo mundial fijó varios objetivos clave de la Agenda 2030:

  • Para el año 2030, asegurar que todas las niñas y niños completen una educación primaria y secundaria gratuita, equitativa y de calidad.
  • Para 2030, asegurar que todas las niñas y niños tengan acceso a una atención, cuidado y educación preescolares de calidad para prepararlos para la educación primaria.
  • Poner fin a todas las formas de discriminación contra todas las mujeres y niñas de todo el mundo.
  • Eliminar todas las formas de violencia contra todas las mujeres y niñas en las esferas pública y privada, incluida la trata y la explotación sexual y de otros tipos.
  • Eliminar todas las prácticas nocivas, como el matrimonio infantil, el matrimonio prematuro y forzado y la mutilación genital femenina.

La ONU también señala que el mundo laboral está en transformación, con importantes consecuencias para las mujeres.

“Tenemos la globalización, la revolución tecnológica y digital y las oportunidades que estas traen, y por otro lado, la creciente informalidad del trabajo, medios de subsistencia e ingresos inestables, nuevas políticas fiscales y comerciales e impactos ambientales, todo lo cual debe abordarse en el contexto del empoderamiento económico de las mujeres”, añade.

Todas estas palabras y buenos deseos suenan geniales.

Sin embargo, el Día Internacional de la Mujer representará, ante todo, otra bofetada en el rostro de la humanidad que todavía no puede – ¿o no quiere? – honrar debida y efectivamente a aquellas que son las dadoras de vida.

Fuente: http://www.ipsnoticias.net/2017/03/estas-mujeres-no-podran-celebrar-su-dia-el-8-de-marzo/

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