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El calvario asfixiante de las mujeres palestinas

Por Meriem Laribi
Ocho expertos de la ONU[1] dieron la voz de alarma el 19 de febrero. En un comunicado de prensa, expresaron su «más profunda preocupación» por la información obtenida de «diversas fuentes». Condenaron las ejecuciones sumarias, violaciones, agresiones sexuales, palizas y humillaciones a mujeres y niñas palestinas en Gaza y Cisjordania. Se refieren a «denuncias creíbles de violaciones flagrantes de los derechos humanos», de las que las mujeres y niñas palestinas «han sido y siguen siendo víctimas»[2].

Según los testimonios, informaciones e imágenes que han podido contrastar, mujeres y niñas «han sido ejecutadas arbitrariamente en Gaza, a menudo junto con miembros de sus familias, incluidos sus hijos». «Estamos conmocionados por los informes sobre el ataque deliberado y la ejecución extrajudicial de mujeres y niños palestinos en lugares donde han buscado refugio o mientras huyen» [3] a veces levantando paños blancos en señal de paz. Un vídeo difundido por Middle East Eye[4] muestra a una abuela palestina muerta por disparos de las fuerzas israelíes en las calles del centro de la ciudad de Gaza el 12 de noviembre cuando ella y otras personas intentaban evacuar la zona. En el momento de su ejecución, esta mujer, llamada Hala Khreis, llevaba en brazos a su nieto, que ondeaba una bandera blanca.

Cientos de mujeres también han sido detenidas arbitrariamente desde el 7 de octubre, según expertos de la ONU. Entre ellas hay activistas de derechos humanos, periodistas y trabajadoras humanitarias. En total, «200 mujeres y niñas de Gaza y 147 mujeres y 245 niños de Cisjordania» están retenidas actualmente por Israel, según Reem Alsalem, relatora especial de la ONU sobre la violencia contra la mujer. Habló de personas que habían sido «literalmente secuestradas» de sus hogares y vivían circunstancias «atroces» de detención. Muchos de ellos fueron supuestamente sometidos a El comunicado de prensa de la ONU continúa diciendo que las mujeres fueron sometidas a «tratos inhumanos y degradantes, privadas de compresas, alimentos y medicinas». Testigos presenciales informan de que las mujeres detenidas en Gaza fueron encerradas en una jaula bajo la lluvia y el frío, sin comida.

Violación y agresión sexualA esto le sigue la violencia sexual. «Estamos particularmente angustiados por los informes de que las mujeres y niñas palestinas detenidas también han sido sometidas a múltiples formas de agresión sexual, como ser desnudadas y registradas por oficiales masculinos del ejército israelí. Al menos dos detenidas palestinas fueron violadas y otras fueron amenazadas de violación y violencia sexual», advierten los expertos. Estas mujeres palestinas habrían sido «duramente golpeadas, humilladas, privadas de asistencia médica, desnudadas y luego fotografiadas en situaciones degradantes. Estas imágenes son luego compartidas por los soldados», según Reem Alsalem. «Hay informes inquietantes de al menos un bebé de sexo femenino trasladado a la fuerza por el ejército israelí a Israel, y de niños separados de sus padres, en paradero desconocido», dice el comunicado.

Todos estos presuntos actos fueron perpetrados «por el ejército israelí o fuerzas afiliadas» (policía, personal penitenciario, etc.). El grupo de expertos exige una investigación israelí y una investigación independiente, imparcial, rápida, exhaustiva y efectiva sobre estas alegaciones en la que Israel coopere. «Considerados en su conjunto, estos presuntos actos pueden constituir graves violaciones de los derechos humanos y del derecho internacional humanitario, y equivalen a graves crímenes de derecho penal internacional que podrían ser enjuiciados en virtud del Estatuto de Roma», advierten. «Los responsables de estos presuntos crímenes deben rendir cuentas, y las víctimas y sus familias tienen derecho a una reparación plena y a que se haga justicia», añaden.

En una entrevista con Noticias ONU[5] Reem Alsalem lamenta que las autoridades israelíes hagan caso omiso de las advertencias.

Continúa diciendo que «la detención arbitraria de mujeres y niñas palestinas de Cisjordania y Gaza no es nada nuevo».

Estas acusaciones han sido firmemente rechazadas por la misión israelí de la ONU, que afirma que las autoridades israelíes no han recibido ninguna queja y denigra en X a un «grupo de supuestos expertos de la ONU». «Está claro que los cofirmantes no están motivados por la verdad, sino por su odio a Israel y a su pueblo», se lee.

Sin embargo, un informe de 41 páginas de la ONG israelí Médicos por los Derechos Humanos Israel (PHRI), fechado en febrero y titulado «Violación sistemática de los derechos humanos: condiciones de encarcelamiento de los palestinos desde el 7 de octubre»[6] corrobora las denuncias de la ONU. Contiene numerosos testimonios que describen «tratos degradantes y abusos graves», incluidos casos no aislados de acoso y agresiones sexuales, violencia, tortura y humillaciones. Según PHRI, el número de palestinos detenidos por el Servicio de Prisiones de Israel ha pasado de unos 5.500 antes del 7 de octubre a casi 9.000 en enero de 2024, entre ellos decenas de menores y mujeres. Casi un tercio de los detenidos se encuentran en detención administrativa sin cargos, sin juicio: en resumen, toma de rehenes. El informe de la ONG confirma que el ejército israelí detuvo a cientos de gazatíes sin proporcionar información alguna, ni siquiera cuatro meses después, sobre su bienestar, su lugar de detención o sus condiciones de reclusión.

Besar la bandera israelíEn el informe de la ONG israelí PHRI, los palestinos testifican que los guardias del Servicio de Prisiones de Israel (IPS) les obligaron a besar la bandera israelí y que los que se negaron fueron agredidos violentamente. Es el caso de Nabila, cuyo testimonio fue difundido por Al-Jazeera[7]. Esta mujer, que pasó 47 días detenida arbitrariamente, describe su experiencia como «espantosa». Fue secuestrada el 24 de diciembre de 2023 en una escuela del OOPS en la ciudad de Gaza, donde se había refugiado. Las mujeres fueron llevadas a una mezquita para ser repetidamente registradas e interrogadas a punta de pistola, con tanta violencia que ella dice que pensó que iban a ser ejecutadas. Después las retuvieron en el frío en condiciones equivalentes a la tortura.

Nabila fue trasladada a la prisión de Damon, en el norte de Israel, junto con un centenar de palestinos, entre ellos mujeres de Cisjordania. Golpeada varias veces, llegó a la prisión con moratones por toda la cara. Una vez en el centro de detención, las cosas no mejoraron para los rehenes palestinos. Durante el reconocimiento médico, ordenaron a Nabila que besara la bandera israelí. «Cuando me negué, un soldado me agarró por el pelo y me golpeó la cabeza contra la pared», cuenta.

La ONG israelí afirma que los abogados han presentado denuncias de violencia ante los tribunales militares. Los jueces pudieron ver las señales de malos tratos en los cuerpos de los detenidos, pero «Aparte de tomar nota de las preocupaciones e informar al IPS, los jueces no ordenaron ningún medidas para prevenir la violencia y proteger los derechos de los detenidos», afirma la ONG israelí. Sin embargo, «PHRI y otros han puesto en conocimiento del Tribunal Supremo pruebas desgarradoras de violencia y abusos equivalentes a tortura (…) Sin embargo, esto no ha suscitado ninguna reacción sustancial por parte del Tribunal», añade la organización.

Uno de los testimonios recogidos por PHRI se refiere a las agresiones sexuales que tuvieron lugar el 15 de octubre, cuando fuerzas especiales entraron en las celdas de la prisión de Ktzi’ot (al suroeste de Bersabee), y lo saquearon todo mientras insultaban a los reclusos con explícitos insultos sexuales como «sois unas putas», «os vamos a follar a todos», «nos vamos a follar a vuestras hermanas y a vuestras mujeres», «nos vamos a mear en… su colchón». «Los guardias alinearon a las personas desnudas unas contra otras y les introdujeron un dispositivo de registro de aluminio en las nalgas. En un caso, el guardia introdujo una tarjeta en las nalgas de una persona. Esto ocurrió delante de los otros detenidos y de los otros guardias, que expresaron su alegría», se informa. Sin embargo, no se especifica si este testimonio se refiere a hombres o mujeres.

La ropa interior femenina y el inconsciente colonialSoldados israelíes tomaron las redes sociales para posar con objetos y ropa interior femenina pertenecientes a mujeres palestinas cuyas casas habían saqueado. Las imágenes dieron la vuelta al mundo y provocaron una indignación generalizada.

Violación de la intimidad, desnudamiento del cuerpo, violación de mujeres colonizadas: la dominación sexual ha sido siempre una de las principales armas características de los imperios coloniales. «Para hacerse con el control de un territorio no basta con la violencia política y militar. También es necesario apropiarse de los cuerpos, en particular de los de las mujeres, siendo la colonización por definición una empresa masculina», explica la historiadora Christelle Taraud, coeditora de la obra colectiva Sexualités, identités & corps colonisés (CNRS éditions, 2019).

Las mujeres palestinas están pagando un precio muy alto por el genocidio en curso en Gaza. La ONU calcula que 9.000 mujeres han sido asesinadas desde el 7 de octubre de 2023. Las que sobreviven han perdido a menudo a sus hijos, maridos y decenas de familiares. También hay que mencionar la situación de las mujeres embarazadas, de las que había más de 50.000 cuando estallaron las hostilidades, y que desde entonces han dado a luz sin anestesia y, la mayoría de las veces, sin asistencia médica. Muchos recién nacidos han muerto de hipotermia a los pocos días. Las mujeres desnutridas tienen dificultades para amamantar y la leche infantil escasea. Las cifras cambian cada día, pero hasta el 5 de marzo, al menos 16 niños y bebés habían muerto de desnutrición y deshidratación8 en Gaza como consecuencia del asedio total y el bloqueo de la ayuda humanitaria por parte de Israel.

orientxxi.info

Notas
[1] El grupo de ocho expertos está formado por la relatora especial sobre la violencia contra las mujeres y las niñas, sus causas y consecuencias, Reem Alsalem, la relatora especial sobre la situación de los derechos humanos en los territorios palestinos ocupados desde 1967, Francesca Albanese, la presidenta del Grupo de Trabajo de la ONU sobre la Discriminación contra las Mujeres y las Niñas, Dorothy Estrada-Tanck, y sus miembros Claudia Flores, Ivana Krstić, Haina Lu y Laura Nyirinkindi. Los expertos de los Procedimientos Especiales trabajan de forma voluntaria. No son personal de la ONU y no reciben un salario por su trabajo. Son independientes de cualquier gobierno u organización y trabajan a título personal.

[2] «UN experts appalled by reported human rights violations against Palestinian women and girls «, Naciones unidas, 19 de febrero de 2024.

[3] Ibid.

[4] Ver aquí

[5] «Rights experts alarmed by reported violations against Palestinian women and girls», 1/02/2024.

[6]  «Systematic Violations of Human Rights, The incarceration conditions of Palestinians in Israel since October 7», PHRI, febrero 2024.

[7] Ver aquí

Fuentes: https://vientosur.info/el-calvario-asfixiante-de-las-mujeres-palestinas/

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Mujeres, con pobreza de tiempo libre: Cepal y OIT

Dedican casi el triple de tiempo que los hombres al trabajo doméstico y de cuidados no remunerado.

La cultura latinoamericana que deja a las mujeres la responsabilidad mayor de cuidar a los hijos, a los adultos mayores y a realizar labores del hogar, hace que tengan una «pobreza de tiempo” que las aleja de la capacitación, formación profesional, autocuidado y de su vida personal.

Lo anterior de acuerdo con el documento “Coyuntura Laboral en América Latina y el Caribe, Desafíos y oportunidades para la inclusión laboral de las personas jóvenes y la redistribución del trabajo de cuidados” de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) y de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

Los organismos internacionales aseguran que debido al trabajo no remunerado que tienen que hacer las mujeres hay una menor tasa de participación laboral de las mujeres, porque ellas ocupan una parte importante del tiempo individual.

“En América Latina, las mujeres de entre 15 y 29 años que no están estudiando ni en el mercado laboral son las que más tiempo dedican al trabajo no remunerado: entre 40 y 75 horas semanales según el país (mientras los hombres jóvenes en esta misma condición dedican entre 9 y 26 horas semanales)”, explicaron la Cepal y OIT

En otras palabras, “las mujeres dedican casi el triple de tiempo que los hombres al trabajo doméstico y de cuidados no remunerado, por lo que la igualdad y la justicia pasan por redefinir estas cargas y avanzar decididamente hacia la sociedad del cuidado”.

Mujeres, pobreza y falta de tiempo libre

Ello implica que las mujeres destinan al trabajo no remunerado casi el mismo tiempo de una jornada laboral. Además de que entre más pobreza económica tengan menor acceso a escuelas o ayuda doméstica tienen, por lo que a su situación de pobreza se les añade la escasez de tiempo libre.

Para las mujeres con hijos menores de 5 años aumenta la carga de cuidados, por lo que hay menor presencia de ellas en los trabajos remunerados, mientras que cuando no hay presencia de niños y niñas en el hogar hay un mayor porcentaje de mujeres en el mercado de trabajo.

La desigualdad de genero se mide tanto en la participación laboral como en la alta incidencia del trabajo doméstico y de cuidados no remunerados, lo que profundiza las desigualdades no solamente de la distribución de tareas, también del uso del tiempo que deja a muchas mujeres “en una situación de pobreza de tiempo”.

En “Chile, Guatemala y México, las mujeres jóvenes dedican más del 20% del tiempo al trabajo no remunerado, lo que limita mucho su capacidad para participar del mercado laboral”.

Trabajo no remunerado de las mujeres

De acuerdo con el estudio, en México, los hombre de entre 15 y 29 años dedican 9.3 horas al trabajo doméstico y de cuidados no remunerados, mientras que las mujeres de esa edad destinan 21.9 horas, es decir más del doble.

El país donde las mujeres destinan más tiempo al trabajo doméstico y de cuidados no remunerado es Guatemala donde ellas dedican hasta 25 horas, en contraste con 9.3 horas de los hombres. El Salvador es el país en donde destinan los hombres más tiempo a esas labores con 11 horas y media.

Si se considera el trabajo total, es decir, el remunerado y no remunerado, México es el país donde las mujeres destinan más tiempo a ambos con 76 horas, seguido de El Salvador con 74 horas y Ecuador y Chile con 72 horas cada uno. Mientras que los hombres en total destinan 67 horas en México, 68 horas en El Salvador y 66 horas en Costa Rica, lo que muestra que los hombres tienen más tiempo libre a la semana que las mujeres.

Fuente: https://www.eluniversal.com.mx/cartera/mujeres-con-pobreza-de-tiempo-libre-cepal-y-oit/

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Disparidad entre hombres y mujeres le cuesta a Uruguay por lo menos 13% de su PIB

La iniciativa que busca promover esta igualdad en Uruguay se llama la ‘Estrategia Nacional para la Igualdad de Género en 2030’

La brecha laboral entre hombres y mujeres en Uruguay persiste como un desafío relevante. A pesar de avances en la equidad de género, factores como disparidades salariales y limitado acceso a oportunidades profesionales continúan afectando a las mujeres en el ámbito laboral uruguayo.

 

A medida que la brecha laboral persiste, se han implementado iniciativas en Uruguay con el objetivo de abordar esta problemática de manera sistemática. A pesar de estos esfuerzos, la complejidad del problema requiere estrategias adicionales y un análisis continuo para evaluar su efectividad.

De hecho, el Banco Mundial estableció que la desigualdad entre las mujeres y los hombres podría estar costándole a Uruguay 13% del PIB per cápita. Es decir, Uruguay podría producir hasta US$2.100 más por persona si las mujeres participaran en el mercado laboral igual que los hombres. Las mujeres no tienen las mismas oportunidades laborales que los hombres en Uruguay y ganan 31% menos que sus pares por el mismo trabajo. En este contexto, han surgido diversas políticas y programas destinados a reducir la brecha laboral de género.

 

Desde medidas que promueven la igualdad salarial hasta programas que buscan incrementar la participación de mujeres en sectores tradicionalmente dominados por hombres. Estas iniciativas no solo buscan corregir desigualdades actuales, sino también sentar las bases para una transformación cultural que promueva la equidad de género en todos los aspectos de la vida laboral.

 

La iniciativa que busca promover esta igualdad es la ‘Estrategia Nacional para la Igualdad de Género’, que tiene como objetivo elaborar una agenda de políticas públicas de género. El proyecto lo está liderando el Consejo Nacional de Género.

 

Esta entidad señaló que para que se convierta en una propuesta exitosa -es decir en una efectiva hoja de ruta para alcanzar las aspiraciones de igualdad de género en 2030- se requiere una serie de prerrequisitos vinculados a las transformaciones socioculturales y a la capacidad de decisión en la esfera personal de las mujeres sobre sí mismas, en la distribución igualitaria de los ingresos y de la riqueza del país, y la participación paritaria en todas los aspectos de la vida privada y pública.

 

Gracias a estos esfuerzos, los avances en el derecho a mejores oportunidades de desarrollo en el mundo del trabajo productivo y empresarial y al empleo de calidad para las mujeres son significativos.

 

Los campos como la actualización en materia legislativa y las condiciones laborales reales de las mujeres uruguayas, son campos que han tomado importancia en el Gobierno. Por lo cual, el ministro de Trabajo y Seguridad Social, Pablo Mieres, ratificó que “estamos hablando de un mercado de trabajo en el que hay un proceso de fortalecimiento laboral, acompañado de una caída de 5 puntos de la informalidad, en comparación a los guarismos anteriores a la pandemia”.

 

No obstante, reconoció que aún hay desafíos pendientes con los jóvenes, quienes prosiguen con dificultades para acceder al empleo, y que continúa habiendo una brecha de género.

 

Pese al avance, igualmente se constatan desigualdades, situaciones de discriminación y segregación vertical y horizontal en el empleo, asociadas a los estereotipos de género en el acceso al mercado laboral así como en las condiciones de trabajo.

 

EL Consejo Nacional de Género también expuso que las mujeres uruguayas tienen mayores logros educativos que los varones. Sin embargo, no se han diversificado las carreras laborales de las mujeres, quienes se concentran en ocupaciones de peor calidad en términos de formalidad, salarios y posibilidades de ascenso, entre otras. Asimismo, tienen menor acceso a los cargos de decisión tanto en el sector público como en el privado. Por último, las mujeres se concentran en ramas de actividad menos productivas que los varones.

 

La tasa de empleo muestra la proporción de personas que se encuentran empleadas. La misma ha aumentado en el período 2006-2016 tanto para hombres como para mujeres, al ser mayor el aumento de estas últimas se ha reducido la brecha de género en el período.

Las cinco con mayor equidad de género

Desde 2006 el gobierno uruguayo viene trabajando en políticas que aseguren la equidad de género en el ámbito laboral; estas son las cinco empresas que mejor han logrado añadir las propuestas.

 

December Labs

 

Esta empresa pertenece al sector de ingeniería. De 99 empleados al menos 71% son mujeres. Identifican, diseñan y desarrollan soluciones, aplicaciones, servicios y plataformas de software para diferentes tipos de compañías.

 

Dhl Express

 

Es una empresa dedicada al envío de correspondencia y paquetes internacionales. Trabajan en las políticas de género para que cada vez sea mayor el porcentaje de mujeres en la compañía. De hecho, de 109 trabajadores, 69 son mujeres.

 

Lanic

 

El Registro de Direcciones de Internet para América Latina y Caribe, Lacnic, es una organización no gubernamental internacional establecida en Uruguay en 2002. Cuentan con 65 trabajadores y de ellos 29 son mujeres.

 

Rootstrap

 

Se dedican a ayudar a las empresas a escalar personas, procesos y productos a través de un desarrollo impulsado por resultados. Ayudaron a lanzar más de 750 productos digitales y tienen al menos 35% de mujeres en la empresa.

 

Fucac

 

Fucac, ahora conocido como Verde, representa a la Federación Uruguaya de Cooperativas de Ahorro y Crédito. De 106 trabajadores, al menos 63 son mujeres. Se preocupan por las políticas de género y ambientales.

 

El sector con mayor inclusión es el de Tecnología

 

En el ranking realizado por el diario El Observador en el que clasifica a 24 empresas con las mejores políticas de género y de inclusión, al menos 12 son del sector de la tecnología de la información. Para la selección de las empresas, tuvieron en cuenta que al menos 20% del personal de la empresa fueran mujeres. La metodología contempló la proporción que existe entre la cantidad de hombres y mujeres en los cargos de conducción. Y por otro lado, que 70% de los encuestados -tanto en el grupo total como en el específico de mujeres- tuvieran una percepción positiva del clima laboral.

 

Transporte, el eslabón con mayor inequidad laboral

 

Del total de empresas clasificadas en el ranking, solo una hace parte del sector transporte. La brecha de género es más evidente en un ambiente dominado tradicionalmente por hombres, no solo en Uruguay sino a nivel mundial. Sin embargo, sectores como el de la construcción, gastronomía, deporte o leyes, ni siquiera aparecen entre el listado. De hecho, para quienes elaboraron el ranking, las mejores empresas para las mujeres contemplan en su desarrollo corporativo el acompañamiento del género femenino para que destaquen. Además, al menos, 82% de los hombres aseguró que los ascensos se otorgan a quienes más se lo merecen.

Fuente: https://www.larepublica.co/especiales/anuario-iberoamericano-2023/disparidad-entre-hombres-y-mujeres-le-cuesta-a-uruguay-por-lo-menos-13-de-su-pib-3771293

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Pobreza en las familias encabezadas por mujeres se duplicó en EE.UU., revela estudio

Un informe de la organización no gubernamental estadounidense Centro Nacional de Derecho de la Mujer (NWLC, por sus siglas en inglés) califica de «alarmante» el aumento de la pobreza en Estados Unidos, especialmente en las familias encabezadas por mujeres, según un comunicado publicado este lunes.

 

El fin de la asistencia federal entregada durante la pandemia, incluidos los créditos fiscales reembolsables ampliados, se relacionan directamente con el aumento de la pobreza, de acuerdo al análisis de NWLC.

 

Dentro del informe se detalla que entre 2021 y 2022, la tasa de pobreza entre las familias encabezadas por mujeres solteras se duplicó al pasar del 11,9% al 26,7%. Del mismo modo, la tasa de pobreza entre las mujeres mayores también aumentó en el mismo período, del 11,7% al 15,3%.

 

NWCL agrega que el trabajo se basa en los datos publicados por la Oficina del Censo de Estados Unidos en septiembre.

 

«Los datos revelan que, tras el fin de los fondos de la era de la pandemia, la Medida Suplementaria de Pobreza (SPM, por sus siglas en inglés) aumentó considerablemente en tan solo un año, algo que no se había registrado en el país en más de 50 años», enfatizó el informe.

 

«La pobreza es una opción política. Tenemos evidencia clara de que la ampliación del crédito tributario por hijos, los pagos de estímulo y el seguro de desempleo ayudaron a millones de familias a pagar alimentos, alquiler, cuidado infantil y más. Como era de esperar, el hecho de que el Congreso no extendiera estos apoyos condujo a que el año pasado se dispararon las tasas de pobreza, aumentaron el hambre y las dificultades entre las mujeres y los niños», señaló Melissa Boteach, dirigente de NWLC.

 

“Es imperdonable que el Congreso siga fallando a las mujeres y las familias al no restablecer de inmediato el crédito tributario ampliado por hijos y otros apoyos que son fundamentales para reducir la pobreza”, añadió Boteach.

 

CNN intenta obtener comentarios de legisladores y funcionarios de la Casa Blanca.

Fuente: https://cnnespanol.cnn.com/2023/11/13/pobreza-familias-mujeres-duplica-orix/

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Guillermo Domínguez: La educación es un instrumento para la prevención, lucha y defensa de los derechos humanos. España

Guillermo Domínguez, director ejecutivo de la Cátedra Iberoamericana de Educación en Derechos humanos, Democracia Inclusiva y Sostenibilidad Social y premio Catalejo otorgado por el Observatorio de los Derechos Humanos de España, asegura que la educación es un instrumento para la prevención, lucha y defensa de derechos humanos.

Domínguez es presidente del Comité Organizador del Congreso de Educación y Derechos Humanos para la Paz Social que se va a celebrar en Bogotá entre el 11 y el 15 de septiembre.

¿Cuál es el principal objetivo de este Congreso?

Nosotros como Cátedra de Educación en Derechos Humanos, tenemos como objetivo prioritario, desde las 50 Universidades Iberoamericanos, con más de 3 millones de alumnado que somos, y su implantación en 17 países de Latinoamérica, la educación como un instrumento para la prevención, lucha y defensa de derechos humanos y, sobre todo, para los grupos en condiciones más vulnerables.

¿Cómo va a desarrollarse?

En este marco la Cátedra se plantea para este IIº Congres Iberoamericano, que se va a celebrar en Bogotá, del 11 al 14 de septiembre (en la doble modalidad de presencial y on line), dos coordenadas: por un lado, el rol de la educación en el campo de los derechos humanos, y, por otro lado, en estos momentos, cuál es la situación de los derechos humanos.

Así está organizado el programa

Si veis el programa que se adjunta el primer día es para educación y derechos humanos y el segundo día es para reflexionar sobre los derechos humanos en Latinoamérica y las universidades como organizaciones en defensa de estos. O sea, se ha diversificado perfectamente.

¿Prevalece la perspectiva académica?

Un día se analiza desde la perspectiva académica de la universidad y el otro es más desde la perspectiva académica de los defensores del pueblo de toda Latinoamérica, que son la trinchera de día a día, puesto que vamos a tener prácticamente la representación de un 60 o un 70 por ciento de la FIO y de AGOL, las dos grandes organizaciones de defensores del pueblo los nacionales y la local.

La situación en Colombia tiene especial atención…

En función de este planteamiento, nosotros hemos cedido una tercera parte del Congreso, porque nos parecía importante por el contexto, para que los colombianos, con nosotros allí, pero ellos, debatieran entre ellos sobre el concepto de la paz. En estos momentos, el Congreso se iba a contemplar el concepto de Paz Total con el fin de adaptarnos a la situación de Colombia.

¿Hay consenso para ello?

Hemos visto que eso generaba discrepancias entre la propia gente de Colombia, y, al final, el Congreso se va a llamar Educación y Derechos Humanos para la Paz Social, que nos parece que es la clave, es decir, mientras no haya igualdad, derechos humanos mínimos y equidad social no habrá el sustrato para la paz y de ahí el concepto de paz social como eje del congreso y que aportaciones puede ofrecer la educación y la educación universitaria.

¿Qué papel están jugando las universidades de la red en la educación, en cuanto a lo que derechos humanos en Iberoamérica se refiere?

A ver, las universidades de la red, en estos momentos, que realmente somos 28, pero con las alianzas que hemos hecho de universidades indígenas, afro y demás, en estos momentos estamos alrededor de las 50 universidades estamos definiendo nuestra identidad y marcando los objetivos. El Congreso va a ser nuestra puesta de largo con proyectos en acción en estos momentos y resultados.

Desde el año pasado tuvimos el primer Congreso (empezamos nuestra andadura en junio del 2021, nuestro objetivo fue darnos a conocer quiénes éramos y qué pensábamos (www.ciedh.org). Y en estos momentos, lo que vamos a dar a conocer es qué estamos haciendo (proyectos y resultados).

¿Qué podemos destacar?

Fundamentalmente lo que estamos realizando es el levantamiento de un todo un diagnóstico de cuáles son los grupos más desfavorecidos, que no tienen acceso a la educación, en este caso universitaria y a sus derechos básicos. La educación es para nosotros después de las necesidades básicas, es el derecho humano más importante para nosotros y nuestra clave para la intervención de esta Catedra que alberga varias redes de universidades.

¿Y qué otros aspectos son clave?

Bueno, está la vida, el bienestar mínimo, la libertad de expresión y pensamiento, pero después está la educación, porque sin educación no hay equidad no hay futuro para las clases más desfavorecidas, no hay promoción, no hay futuro para ellos y no es posible ningún proceso de paz.

¿Qué objetivo tiene la Cátedra?

Entonces, esta es la investigación central de la cátedra en los próximos tres años, la lucha por los derechos de los grupos en condiciones más vulnerables (socialmente, étnicamente, inmigrantes o personas en movimiento, con discapacidades, etc., que además se ha pedido a Europa para su financiación, a los proyectos Erasmus+ de Europa.

¿Qué otros aspectos podemos destacar?

Colateralmente, se están trabajando varias parcelas: Las universidades sostenibles socialmente en el marco de los derechos humanos como universidades interculturales, para la igualdad de género y la generación de los lideres sociales (universitarios) para cooperación internacional en el campo de los Derechos Humanos.

¿Hay colaboración con las empresas?

Se está trabajando un intento de potenciar en las empresas un modelo y premio del respecto a los derechos humanos. Incluso vamos a posibilitar la aparición de un premio de derechos humanos a las empresas que quieran participar, porque además incluso tenemos un problema en estos momentos, que es que hay algunas empresas que ni te contestan. Es como diciendo, aquí ni metemos la pata porque puede ser peor.

¿Mantienen relación con los defensores del pueblo?

Todo esto está enclavado en un convenio macro que hemos hecho con los defensores del pueblo, de tal forma que ellos van a ser un poco nuestros ojos y nuestras manos en las trincheras, y nosotros vamos a ser la persona, los académicos, que ayuden a esas personas a reflexionar, a dar soluciones e incluso a participar. Yo, por ejemplo, estoy participando en un proyecto de investigación macro de todo el defensor del pueblo colombiano. Es decir, que estamos en esa línea.

¿Hay algún otro reto al cual se vaya a enfrentar la red de universidades?

Esta es una Catedra, en estos momentos de red de redes. Empezó hace dos años siendo una red, en estos momentos son cuatro redes, la de la Universidades comprometidas, la auspiciada por la AUIP, la alianza con la de defensores que hemos pactado con ellos, la de las universidades indígenas, universidades afro y otra serie de redes de universidades que no entraron en su momento y que están en una red de universidades colaboradoras.

¿Qué pretenden con esta red de redes?

En esta línea de que somos una red de redes, para la cátedra, en estos momentos, el reto más importante es que nos queremos diferenciar y caracterizar por ser una red de redes de universidades que se dediquen a luchar por los derechos de los grupos en condiciones más vulnerables empezando por el derecho a la educación en todos sus niveles y especialmente en el nivel universitario una de las  claves de la clasificación social y de la desigualdad y la discriminación de los derechos humanos, con educación hay posibilidad de saber los derechos y luchar por ellos.

¿Tienen nombre y apellidos?

No queremos quedarnos en florituras. En estos momentos, mujeres, niños/as, razas, etnia, discapacitados/as, trabajadores/as menos cualificados, es decir, grupos que en estos momentos están sufriendo menoscabo a sus derechos humanos. Y ese va a ser nuestro lema en los próximos años. Si además nos dan el proyecto europeo, pues los grupos en condiciones más desfavorables y los derechos humanos, el derecho a la educación universitaria, van a ser nuestro centro de atención en los tres próximos años y la base de nuestra proyección futura.

Si alguien quiere saber algo más: www.ciedh.org

Y para participar en el congreso los días 13 y 14 de septiembre, al no ser de la red: https://www.ciedh.org/congreso-iberoamericano-de-educacion-en-derechos-humanos/

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Irene Yúfera: “Todavía las mujeres tenemos más problemas para tomar la palabra”

Yúfera es lingüista, consultora en comunicación y profesora en la Facultad de Educación y en la Facultad de Derecho de la Universitat de Barcelona. En esta entrevista, aborda por qué las mujeres son menos escuchadas y propone que cada cual analice de qué manera recibe una intervención si es una mujer o un hombre. Insiste en que todavía hoy perduran los estereotipos y se relaciona más al hombre con la capacidad de decisión y a la mujer con la amabilidad.

El libro habla de un concepto, el de la violencia comunicativa contra las mujeres, que se produce cuando no se las deja hablar, cuando no se las escucha o cuando no se las mira a la hora de hacer un discurso en el que hay hombres y mujeres. ¿Es un concepto un poco invisible pero muy cotidiano?

Es un concepto que articula bastante el libro, por eso el título es este, “Quien habla y quien calla“. Es decir, sin intención de banalizar el concepto de violencia, sí que hay unas fuerzas, por decirlo de alguna manera, que empujan a las mujeres hacia lugares de más silencio que a los hombres. Y esto lo podemos ver en diferentes ámbitos, sobre todo en los públicos, que son los que más interesan en el libro. Es decir, a pesar de que hemos partido del ámbito doméstico, porque también hemos intentado hacer este recorrido comunicativo en la vida de las mujeres, y hemos partido del hogar, obviamente, es en el espacio público, donde más vemos que a pesar de que nuestra presencia sea cada vez mayor, la paridad numérica se va consiguiendo o se va acercando, pero la paridad discursiva todavía queda muy lejos.

Todavía las mujeres tenemos más problemas para tomar la palabra, arriesgamos más cuando tomamos la palabra, intervenimos en estos contextos de interacciones más formales, más profesionales, muchas veces para decir que aquello que ha dicho otro nos ha gustado o que es interesante, es decir, para apoyar a otros turnos en la interacción, pero intervenimos todavía menos que nuestros colegas hombres para aportar nuestro conocimiento, nuestro punto de vista, nuestra pericia, nuestra opinión.

En comunicación muchas veces se habla de género, de personas, de ellos y de ellas, de médicos y de médicas, de profesores y profesoras, pero también comentáis que, si eso no va más allá, queda vacío, queda solo en unas palabras.

Efectivamente, de hecho, este es el punto de partida desde el cual consideramos que hacía falta el libro, que había que dedicar unas páginas, una obra, a la reflexión sobre esta cuestión de mirada, no quedarnos en el código lingüístico, sino de abrir la mirada a todo el entorno de la comunicación, a todo el contexto comunicativo. Esto la lingüística lo ha hecho. Históricamente, primero empezamos estudiando las pequeñas piezas que componen el lenguaje, cómo están formadas, cómo se forman las palabras, cómo se forman las frases… Sí, el código. Pero, a partir de hace un tiempo, nos dimos cuenta de que con el lenguaje no solo pasamos una comunicación, una información, sino que hacemos cosas.

Cuando alguien dice que se ha acabado la reunión, eso es también un acto. No son solo las palabras, sino que aquello es el final de la reunión. O cuando alguien dice, ‘declaro abiertas estas jornadas’, es este acto, que son palabras, es este acto comunicativo, el que hace que las jornadas empiecen. Es decir, el lenguaje tiene también este valor de hacer cosas en el mundo. Lo que íbamos viendo desde hacía algunos años con mis compañeras era que quedarnos con el código, desde perspectiva de género, no nos permitía ver que hay otros muchos elementos en la comunicación que invisibilizan a las mujeres, por decirlo con una expresión que se ha hecho muy popular, o, como decíamos antes, que dejan a las mujeres en situaciones de más marginalidad comunicativa que los hombres. Y nos interesaba reflejar estos otros elementos. Es decir, cuando hay una interacción, como el hecho de ser hombre o mujer, determina qué pasa en aquella interacción. Nos interesaba preguntarnos esto. Hubo el interés de la editorial, también, y por eso nos pidió que hiciéramos el libro.

“Hay unas fuerzas, por decirlo de alguna manera, que empujan a las mujeres hacia lugares de más silencio que los hombres”. | Pol Rius

A nivel comunicativo y cotidiano, ¿qué podemos hacer para mejorar esta igualdad que no es tan real como nos gustaría?

Yo creo que hay, como mínimo, dos elementos que a mí me parecerían muy interesantes. Por un lado, tomar conciencia. Es decir, intentar darnos cuenta precisamente de esto, de ‘hoy he estado en una reunión, ha pasado esto, ¿habría pasado exactamente igual si quien hablaba hubiera sido un hombre, en el supuesto de que fuera una mujer la que estaba hablando, habría estado exactamente igual sí…? ¿Cómo han intervenido aquí el hecho que se tratara de un hombre y una mujer? ¿Qué ha determinado esto?’ Nos lo tendríamos que ir preguntando. O, por ejemplo, ‘uf, esta mujer no me está gustando como está planteando esto, es como muy seca, es un poco autoritaria’. Para un momento. ¿Si fuera un hombre y se hubiera comportado comunicativamente exactamente así, habrías hecho esta misma valoración o no? ¿O habrías considerado una manera normal de comunicarse por la función que está ejerciendo esta persona? A veces, tenemos una doble vara de medir el comportamiento comunicativo de hombres y mujeres. Y de esto es muy importante que nos demos cuenta.

Este es para mí el primer elemento importante en el libro, o que podríamos intentar poner en práctica. Y el otro es la escucha. A pesar de que la lingüística se ha ocupado muchísimo de qué decimos, de qué hacemos o de la producción del lenguaje, y se ha ocupado menos de este aspecto más receptivo del lenguaje, pero es fundamental porque es el motor de las interacciones. Si yo ahora estuviera hablando y pensara que tú no me estás escuchando, que estás pendiente del móvil, que en realidad tienes la cabeza en otro lugar, yo poco a poco iría dando respuestas cada vez más cortas y finalmente callaría, porque no tiene sentido que yo produzca lenguaje si no llega a ninguna parte.

Tenemos que escuchar a las mujeres con el mismo respeto, con el mismo interés, dándoles la misma credibilidad que damos a los hombres

Todavía ahora tenemos evidencias empíricas que nos muestren que la voz de los hombres, para nosotros, culturalmente, continúa siendo el tipo de voz más vinculado a la autoridad, al conocimiento, a la legitimidad, a la razón. Y estos espacios, la voz de las mujeres, los tienen que ir conquistando. Yo creo que es importante que empecemos dándonos cuenta de que tenemos que escuchar a las mujeres con el mismo respeto, con el mismo interés, dándoles la misma credibilidad que demos a los hombres.

De alguna manera, por lo que comentas, ¿tendríamos que hacer todos y todas, todo el mundo, un poco de autocrítica porque, de hecho, recibimos inputs desde que nacemos?

Sí, para mí no es tan crítica. El libro tiene un determinado toque que es muy buscado. No teníamos ningún interés en reñir. No nos interesaba señalar qué mal que haces esto. No nos interesaba de este modo, porque no queremos que se reciban estas ideas como con aversión o con animadversión, sino que queríamos que fuera más bien propositivo, que fuera más bien una invitación a pensar. Para mí, lo que es importante no es tanto hacer autocrítica como hacer autoanálisis y conocernos mejor en cuanto que personas que nos comunicamos y decidir si hay algunos elementos que queremos modificar ligeramente.

No hay culpa. ¿Por qué? Porque nacemos en una cultura, porque nacemos dentro de un contexto comunicativo que lleva muchos años de tradición y es inevitable que todas las personas tengamos estos sesgos, estos estereotipos. Entonces, para mí no es interesante culpabilizar ni criticar, sino más bien analizar, describir y dar recursos porque modificamos aquello que pensamos que nos puede ir mejorando de otro modo.

Sobre estos elementos de tomar conciencia y de los inputs que recibimos desde que nacemos, en el libro habláis de diferentes ámbitos. Uno es la escuela. ¿Cómo, desde el equipo docente, desde que entramos en la escuela, ya empezamos a recibir estos estereotipos? ¿Qué ejemplos podríamos poner?

De hecho, los estereotipos los tenemos desde mucho antes, desde antes de nacer. En la escuela lo que vemos, por parte de los docentes, es que sencillamente se valoran determinadas cosas de las niñas y se valoran determinados aspectos y determinadas maneras de hacer de los niños. Y se les refuerzan diferencialmente estos aspectos. De las niñas se valora que sean comprensivas, que sean empáticas.

Yo, como madre, puedo hablar de las entrevistas que tenía, tengo un hijo y una hija, y de mi hija lo que más se me decía era que se llevaba bien con todo el mundo, incluso con aquellos niños y niñas de la clase que eran más rechazados. Y, de mi hijo, no. Mi hijo era mucho más introvertido y no tenía toda esta faceta social de cuidar a los otros y, entonces, se valoraban otras cuestiones, pero no se le pedía esto. Es decir, pedimos y valoramos cuestiones diferentes. Y esto incluso se ha analizado con los apelativos que dirigimos a niños y a niñas. Las niñas están muy guapas y son muy buenas niñas, y los niños son valientes, son fuertes. Vamos como contribuyendo a que se vaya desarrollando este estereotipo que nos lleva a valorar que una persona que se comporta de una determinada manera se ajusta a lo que esperamos que sea una mujer y una persona que se comporta de una determinada manera se ajusta más o menos a lo que esperemos que haga si es un hombre.

Y desde el punto de vista de la docencia, ¿crees que esto está cambiando?

Sí, sí, sí. En general, en el libro también, yo pienso que se nota que somos optimistas, que valoramos los cambios, y que para mí los cambios no vienen tanto porque en las escuelas se usa un lenguaje inclusivo, sino porque precisamente cada vez se toma más conciencia de esto. Las niñas, ¿por qué no tienen que jugar a fútbol? Que no hay actividades que sean de niños y actividades que sean de niñas. Que a la cocinita van igualmente los niños y las niñas. Yo creo que desde la escuela se hace mucho trabajo.

Se permite con más tranquilidad que los niños y las niñas jueguen a aquello que realmente los apetece

¿Desde la escuela y desde el juego, por el ejemplo que estás poniendo?

Claro, es que el juego es un elemento fundamental en los primeros años de la escolaridad y, en este sentido, a pesar de que creo que todavía pueden quedar pequeñas barreras, se ha avanzado mucho, se permite con más tranquilidad que los niños y las niñas jueguen a aquello que realmente los apetece.

También tratáis sobre diferencias que todavía existen en el trabajo, en el mundo laboral, siempre generalizando, y con excepciones. Por ejemplo, comentáis que, a la hora de valorar el talento, de ellos todavía existe la idea de que se dirigen a la acción, mientras que las mujeres tienen un cariz de más amabilidad.

Sí, efectivamente, que ellos son más resolutivos. Como que son más asertivos, tienen más recursos para liderar equipos, por ejemplo, mientras que las mujeres están más dotadas, desde el estereotipo, desde la mirada más estereotipada, para generar buenas relaciones. Y esto tiene muchas consecuencias, y las vemos cuando hacemos formaciones. Las otras autoras del libro y yo, cuando hacemos formaciones, por ejemplo, a mujeres profesionales, nos damos cuenta de que, cuando los proponemos de hacer un role play, por ejemplo, tú eres la jefa de un grupo a tu departamento, tú lideras este equipo de personas, y tienes a este hombre que no hace el trabajo como tú dices que se tiene que hacer. Y tú ya lo has advertido, ya le has dicho algunas veces qué es lo que esperarías de él. Ahora dile ya de una manera más definitiva, comunícale que si no cambia su actuación tendrá consecuencias. Y lo primero que dicen las mujeres es ‘es que esto no lo sé hacer’. Y yo les digo, ‘de acuerdo, no sabes, no importa, porque lo trabajaremos, tú hazlo’. Y lo hacen magníficamente bien.

“Nos dimos cuenta que con el lenguaje no solo pasamos una comunicación, una información, sino que hacemos cosas” | Pol Rius

Lo que pasa es que se quedan muy mal. Se sienten muy mal, esto se lo llevan a casa, es esto lo que nos dicen estas mujeres. ‘De acuerdo, yo lo he hecho, lo he sabido hacer, creo que se ha entendido el mensaje, creo que he transmitido lo que quería transmitir, pero ahora me quedo muy mal’. ¿Por qué te quedas muy mal? Porque te estás comportando según aquello que se espera de ti como mujer, que es que comprendas el otro, que le ayudes si el otro tiene un problema, pero es que tú llevas intentando esto muchos meses, y tu departamento no se puede permitir esto. Tú tienes a este hombre en tu cabeza muchísimas horas, más que las personas de tu grupo, que están funcionando muy bien, no es justo.

Todo esto hay que pensarlo, tenemos que darnos cuenta, y hace falta también acordar y encontrar conjuntamente, en estas formaciones lo hacemos en grupo, maneras de tirar delante estas situaciones comunicativas que no nos hagan más vulnerables, que no nos vengan en contra, que nos permitan lograr nuestros objetivos y dormir bien por la noche, que son temas importantes. Y en estas formaciones sale mucho la necesidad de pensarnos comunicativamente.

Has mencionado el tema del liderazgo. ¿Qué está pasando para que todavía hoy en día, cuando una mujer, generalizando, tiene un cargo importante, un cargo de poder, se le dice que es demasiado blanda o que es demasiado agresiva?

Exacto. Las mujeres profesionales, las que llegan a determinados cargos, tienen esta paradoja. Si comunicativamente se comportan según aquello que tradicionalmente entendemos como un estilo comunicativo femenino, no están capacitadas para liderar grupos, no son bastante resolutivas, no sacan adelante el trabajo, no logran los objetivos, etcétera. Si se comportan de una manera que es más asertiva, que tiene que ver más con lo que tradicionalmente hemos entendido como un estilo comunicativo más masculino, las odian.

Las encuentran mandonas que imponen, si me permites la vulgaridad y el barbarismo, bordes. ‘¡Qué borde esta mujer!’ Es un adjetivo que a veces, te dices, no lo escucho respecto de un hombre que se comporta igual.

¿Qué podemos hacer?

Tenemos que encontrar maneras de comunicar desde lugares de liderazgo que nos parezcan adecuados y que calificamos de eficaces, independientemente del sexo de la persona que nos las esté mostrando. Y en este sentido sí que animamos mucho a los equipos a explicitar esta manera de hacer comunicativamente. Es decir, a poner en valor, porque necesitamos estos modelos, sobre todo si vienen de mujeres. Es decir, ‘lo has dicho, era difícil, lo has hecho así, nos ha parecido muy bien’, porque las mujeres después generalmente no tenemos este feedback.

Tenemos que encontrar maneras de comunicar desde lugares de liderazgo que nos parezcan adecuados

Es interesante que vayamos encontrando modelos de comunicación, que yo no sé hasta qué punto coincidirían con los de la supuesta comunicación masculina, pero es que quizás este estilo de comunicación masculino es que no es masculino, es que tiene que ver precisamente con el poder, con la necesidad de mandar, de dar instrucciones, de dar órdenes, que son acciones comunicativas que todavía se reciben mejor si las hace un hombre que si las hace una mujer. Porque la mujer más bien tendría que ser esto, igual, empática, no colocarse en un lugar superior de jerarquía, sino en la empatía, en la igualdad, al lado. No por sobre, sino al lado. Y cuando, por el que sea, por responsabilidad profesional, estamos encima, uf, tenemos muchos problemas.

¿Habría una tendencia más hacia la horizontalidad, cuando son las mujeres las que mandan?

Lo que creo es que hay una expectativa de más horizontalidad, pero a veces la horizontalidad no es eficaz. Habría que valorar cada entorno profesional. No creo que haya necesariamente, por el hecho de que una mujer esté en el poder, más horizontalidad. Pero sí que creo que es lo que se espera. Y si no es así, esta mujer es muy criticada. Y quizás no es así porque ella considera que no puede ser así en aquel momento. Quizás lo podría considerar un hombre, pero si fuera un hombre, no recibiría tanta crítica como si fuera una mujer.

Un ámbito muy cotidiano es el de la salud y el del análisis del médico. Comentáis que muchas veces, cuando un hombre y una mujer tienen problemas de salud, ¿qué pasa a la consulta?

Hay mucha sintomatología parecida que si quien la manifiesta es una mujer, por parte del profesional o la profesional de la medicina, esta sintomatología tiene tendencia a asociarse con cuestiones relacionadas con el estrés, la salud emocional o la salud mental. Y, por tanto, la propuesta que se hace de tratamiento o de tratamiento de la sintomatología tiene más que ver con ansiolíticos, con tranquilizantes, mientras que por la misma sintomatología, que puede ser un dolor, por ejemplo, en el caso de los hombres, la respuesta es, en más casos, una respuesta de ‘haremos pruebas porque buscaremos una cosa física’. Aquí hay todo un estereotipo. Aquí, a quien hemos seguido más de cerca es a la doctora Carme Valls, que lleva muchos años hablando de los sesgos de género en medicina y explicando, por ejemplo, que las medicinas se testan sobre todo con hombres y los efectos secundarios en las mujeres son diferentes pero son más desconocidos. Estamos progresando mucho, pero era interesante ponerlo de manifiesto.

Después de acabar el libro, un día escuchaba un podcast muy interesante, muy bien hecho, en el que una mujer explicaba que había tenido un problema de salud muy grave y que se le había complicado de una determinada manera y que ella había ido a explicar en el centro médico esto que le estaba pasando varias veces. No le hacían demasiado caso, le decían que se esperara porque quizás tenía que ver con el tratamiento. Y, un día, abrió su expediente y vio que una de las cosas que había puesto el médico o la médico, no sé si era un hombre o una mujer, en el expediente era ‘ansiosita’, que como palabra lo encuentro bastante terrible. Es decir, sí, seguramente esta mujer tenía ansiedad, se estaba encontrando mal, estaba yendo una y otra vez al centro médico y no recibía la respuesta que le hacía falta. Y lo que era todavía más interesante en esta entrevista, era que ella tenía un amigo que estaba sufriendo una situación muy parecida y que llegó al diagnóstico mucho antes que ella. Mucho antes. Y esto, en principio, tendremos que encontrar formas de revertirlo.

Tiene que ver con la escucha, ¿no?

Todo nos vuelve a este gran elemento de la escucha, a escuchar a una mujer como escuchas a un hombre.

¿Y con el entorno a esta persona que va al médico? No es solo la enfermedad que uno sufre, sino el entorno social en el que está, o familiarmente, o en el trabajo.

Supongo que puede tener que ver con la posibilidad que tiene esta mujer de reivindicar, más o menos como haya sido educada o cual sea su rol en otros entornos. Seguramente le hace más o menos fácil exigir, por ejemplo. Que es una cosa que nos cuesta mucho a las mujeres, ¿no? Exigir. ‘No, es que no me iré. Quiero un diagnóstico o quiero que me hagan unas pruebas’. Esto se tiene que mirar caso por caso, también.

“Todo nos devuelve a este gran elemento de la escucha, a escuchar a una mujer como escuchas a un hombre” | Pol Rius

El libro lo has escrito con la Estrella Montolio y con Elisa Rosado. ¿Cómo ha sido trabajar a seis manos?

Ha sido un placer. Ha sido un lujo. Tuve muy claro, cuando me encargaron el libro, que prefería hacerlo con ellas. ¿Por qué? Porque, de hecho, este trabajo a seis manos viene de mucho más lejos que el encargo del libro. Con Estrella Montolio hace muchos años que hacemos formaciones en perspectiva de género en diferentes instituciones, organismos, empresas. Y con ella es con quien yo he construido toda la reflexión que tengo alrededor de estos temas, de la comunicación en perspectiva de género. Con Elisa nos conocemos, somos colegas desde hace menos años, y también hemos hablado mucho de estas cuestiones. Y yo, cuando escuchaba a Elisa hablar sobre estos temas, pensaba que su perspectiva podía enriquecer lo que queríamos decir.

Por lo tanto, les propuse que participaran, me dijeron que sí enseguida, yo me encargué de hacer el índice, un poco de proponer qué temas podían tratar y de distribuirlos. Después, nos hemos leído y nos hemos hecho aportaciones las unas a las otras, pero tenemos una excelente relación personal, que también es una cuestión que quiero decir explícitamente, porque también está el estereotipo de que las mujeres, entre nosotras, somos muy competitivas y nos hacemos la puñeta. Ha sido un placer trabajar con ellas, y el libro ha quedado mucho más rico que si lo hubiera hecho yo sola.

¿La colaboración y la confianza son claves para escribir libros como “Qui parla i qui calla“?

Y tanto, yo diría que sí. Para mí siempre es mucho más rico que haya visiones diversas y que haya ideas que salen de cabezas diferentes.

The post Irene Yúfera: “Todavía las mujeres tenemos más problemas para tomar la palabra” appeared first on El Diario de la Educación.

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